Más tarde, al parecer unos meses después, vuelve a escribirles. A los cristianos de la actualidad nos resultará muy útil examinar el mensaje de estas dos cartas, pues la situación de Corinto en el siglo primero, tanto dentro como fuera de la congregación, es semejante en muchos aspectos a la que vivimos nosotros (Heb. 4:12).
Pablo escribe: “Los exhorto, hermanos, [...] a que todos hablen de acuerdo” (1 Cor. 1:10). Les explica que deben edificar las cualidades cristianas sobre Jesucristo, y no sobre “ningún otro fundamento” (1 Cor. 3:11-13). Además, les habla de un caso de inmoralidad sexual dentro de la congregación y les da la siguiente orden: “Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes” (1 Cor. 5:13). “El cuerpo no es para fornicación —les recalca—, sino para el Señor.” (1 Cor. 6:13.)Teniendo presentes “las cosas [sobre las] que escribieron” los corintios, el apóstol les ofrece buenos consejos acerca del matrimonio y la soltería (1 Cor. 7:1). Luego les habla sobre el principio cristiano de autoridad, el orden que debe mantenerse en las reuniones y la certeza de la resurrección. Finalmente, les dice: “Manténganse despiertos, estén firmes en la fe, pórtense como hombres, háganse poderosos” (1 Cor. 16:13).
Respuestas a preguntas bíblicas:
Es verdad que la Biblia no da ninguna indicación de que el apóstol Pedro estuviera alguna vez en Corinto. Sin embargo, el apóstol Pablo escribió a aquella congregación: “Cada uno de ustedes dice: ‘Yo pertenezco a Pablo,’ ‘Mas yo a Apolos,’ ‘Mas yo a Cefas,’ ‘Mas yo a Cristo.’”—1 Cor. 1:12.
Pablo había oído que algunas personas de aquel lugar estaban entregándose a la disensión, al alinearse como en partidos detrás de los nombres de cristianos prominentes. Tanto Pablo como Apolos habían estado en Corinto. Por eso pudiera haber sucedido que personas de aquel lugar se hubieran expresado a favor de uno u otro de estos dos cristianos debido a que hubieran aprendido mucho de ellos, o por la personalidad de éstos o debido a la aptitud que desplegaban al enseñar.
Pero ¿por qué dirían algunos que pertenecían a Pedro, quien aparentemente nunca había estado en Corinto? No sería imposible que algunos hubieran aprendido acerca de Pedro y del hecho de que él había usado las “llaves del reino de los cielos.” (Mat. 16:18, 19) Por eso, pudiera ser que algunas personas de Corinto hubieran tomado sobre sí el nombre de Pedro como si el punto de vista de Pedro acerca del cristianismo estuviera más cerca del judaísmo y difiriera del de Pablo, quien enfatizaba el hecho de que los cristianos no estaban bajo la ley mosaica. (Gál. 2:15-21; 4:8-11) Pedro había sido prominente en introducir en el cristianismo a judíos y prosélitos judíos antes de que se abriera el Camino a los samaritanos y gentiles. En cierta ocasión en Antioquía Pedro sí manifestó una preocupación desequilibrada por las actitudes de los cristianos de extracción judía, por lo cual Pablo tuvo que corregirlo. (Gál. 2:11-14) Así, en el ambiente de disensión que existía en Corinto, puede ser que algunos hayan afirmado que se apegaban a Cefas como si aquello fuera una clase de cristianismo que difiriera del que seguían los que tomaban el nombre de Pablo.
Bajo inspiración, Pablo correctamente condenó aquella disensión. Ayudó a los corintios a razonar sobre el hecho de que Cristo no estaba dividido. Aunque a Pablo especialmente ‘se le confiaron las buenas nuevas para los que eran incircuncisos y a Pedro para los que eran circuncisos,’ de modo que el primero concentró sus esfuerzos en los gentiles y el último en los judíos, el mensaje fundamental de ambos era el mismo. (Gál. 2:7, 8; Efe. 4:4-6) No estaban divididos en cuanto a su enseñanza ni sus objetivos. Tanto Pedro como Pablo habían contribuido a la conferencia que se había celebrado en Jerusalén (49 E.C.), donde se vio que los conversos gentiles no tenían que circuncidarse ni guardar la Ley. (Hech. 15:7-14) Y Pedro hasta llamó a Pablo “nuestro amado hermano” cuyos escritos eran importantes junto con “las demás Escrituras.” (2 Ped. 3:15, 16) Por eso, no había justificación para la disensión que existía en Corinto.
Este relato se incluyó en la Biblia como consejo que sirve de advertencia. Hoy, también, pudieran desarrollarse camarillas o grupitos en una congregación. Por ejemplo, pudiera ser que a algunos se les considerara pensadores liberales y éstos quizás se asociaran principalmente unos con otros o con un anciano cristiano del cual creyeran que ejemplificara el punto de vista de ellos. Este primer grupo pudiera considerar a otros como más conservadores en la manera en que consideran los asuntos, o como personas que buscan el consejo y adoptan el punto de vista de ancianos cuyo estilo les agrada. Tal situación pudiera generar o producir un espíritu insalubre de división y falta de unidad. Los humanos imperfectos están demasiado prontos a inclinarse hacia las personas que les dicen las cosas que les gustan o que les hacen sentirse importantes. Pero el consejo de Dios es que la sabiduría está en la multitud de consejeros, quienes deberían contribuir su conocimiento de la Palabra de Dios y la experiencia que tienen al aplicarla.—Pro. 15:22.
Instrumento en el que se ejecutó a Jesucristo. (Mt 27:32-40; Mr 15:21-30; Lu 23:26; Jn 19:17-19, 25.) En el griego clásico, la palabra traducida “madero de tormento” en la Traducción del Nuevo Mundo (stau-rós) significa principalmente un madero o poste, y no hay nada que demuestre que los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas designasen con este término un madero con un leño transversal, como en el que Jesús fue ejecutado. No hay pruebas de que la palabra griega se refiera a una cruz, como la que se usaba muchos siglos antes de Cristo como símbolo religioso pagano. La expresión “madero de tormento” transmite todo el sentido de la palabra original, pues staurós se usa también para referirse a la tortura, el sufrimiento y la vergüenza que sufrirían los discípulos de Jesús (Mt 16:24; Heb 12:2). Ver MADERO; Fijar en un Madero.
El libro The Non-Christian Cross, de John Denham Parsons, dice: “No hay ni una sola frase en ninguno de los numerosos escritos que integran el Nuevo Testamento que en el griego original indique, siquiera de manera indirecta, que el staurós que se utilizó en el caso de Jesús fuera en absoluto diferente del común y mucho menos que consistiera en dos leños clavados en forma de cruz en vez de uno solo. [...] No es pequeño desatino de nuestros maestros traducir la palabra staurós por ‘cruz’ cuando vierten a nuestra lengua vernácula los documentos griegos de la Iglesia, y respaldar esa traducción con la inclusión de ‘cruz’ en nuestros léxicos entre las acepciones de staurós, sin explicar que ese de ningún modo era el significado original del vocablo en los días de los apóstoles, que no adquirió ese significado fundamental hasta mucho después y que si llegó a adoptarlo, se debió exclusivamente a que por una u otra razón se asumió que el staurós en el que se ejecutó a Jesús tenía esa determinada forma, pese a no tener la más mínima prueba de ello” (Londres, 1896, págs. 23, 24).
Por qué tenía que morir Jesús en un madero. Cuando Jehová Dios dio la Ley a los israelitas, ellos se comprometieron a acatarla. (Éx 24:3.) Sin embargo, por ser descendientes del pecador Adán, no pudieron hacerlo a la perfección. Como consecuencia, quedaron bajo la maldición de la Ley. Para eliminar esta maldición especial que pendía sobre ellos, Jesús tenía que ser colgado en un madero como un criminal maldito. El apóstol Pablo escribió tocante a esto: “Todos los que dependen de obras de ley están bajo maldición; porque está escrito: ‘Maldito es todo el que no continúa en todas las cosas escritas en el rollo de la Ley a fin de hacerlas’ [...]. Cristo, por compra, nos libró de la maldición de la Ley, llegando a ser una maldición en lugar de nosotros, porque está escrito: ‘Maldito es todo aquel que es colgado en un madero’”. (Gál 3:10-13.)
★Cómo puede salvarle la muerte de Jesús - (1-3-2008-Pg.4)
Uso figurado. La expresión “madero de tormento” en algunas ocasiones se refiere a los sufrimientos, vergüenza o tortura que se experimenta debido a ser seguidor de Jesucristo. Jesús dijo: “Cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí no es digno de mí”. (Mt 10:38; 16:24, nota; Mr 8:34; Lu 9:23; 14:27.) Esta expresión se usa también para representar la muerte de Jesús sobre el madero, que hizo posible la redención del pecado y la reconciliación con Dios. (1Co 1:17, 18.)
La muerte de Jesús en el madero de tormento fue la base para abolir la Ley, que había separado a los judíos de los que no lo eran. De esta manera, al aceptar la reconciliación con Dios, que se hizo posible por la muerte de Jesús, tanto los judíos como los no judíos podían llegar a ser “un solo cuerpo mediante el madero de tormento”. (Ef 2:11-16; Col 1:20; 2:13, 14.) Esto resultó ser una piedra de tropiezo para muchos judíos, puesto que insistían en que la circuncisión y el adherirse a la ley mosaica eran esenciales para obtener la aprobación de Dios. Por esta razón, el apóstol Pablo escribió: “Hermanos, si todavía estoy predicando la circuncisión, ¿por qué se me persigue todavía? Entonces, por cierto, se ha abolido el tropiezo del madero de tormento”. (Gál 5:11.) “Todos los que quieren presentar una apariencia agradable en la carne son los que tratan de obligarlos a circuncidarse, solo para que ellos no sean perseguidos por el madero de tormento del Cristo, Jesús. [...] Jamás suceda que yo me jacte, salvo en el madero de tormento de nuestro Señor Jesucristo, mediante quien el mundo ha sido fijado en un madero para mí, y yo para el mundo.” (Gál 6:12, 14.) Por confesar la muerte de Jesús en el madero de tormento como la única base para obtener salvación, los judíos persiguieron a Pablo. Como consecuencia de esta confesión, para el apóstol el mundo era como algo fijado en un madero, condenado o muerto, en tanto que el mundo le contemplaba a él con odio, como un criminal fijado en un madero.
Las personas que abrazaron el cristianismo, pero que después emprendieron un derrotero inmoral, demostraron ser “enemigos del madero de tormento del Cristo”. (Flp 3:18, 19.) Sus acciones mostraron una total falta de aprecio por los beneficios que se derivaron de la muerte de Jesús en el madero de tormento. Habían “hollado al Hijo de Dios” y habían ‘estimado como de valor ordinario la sangre del pacto por la cual habían sido santificados’. (Heb 10:29.)
Madero. Poste vertical donde se sujetaba a los condenados. En algunas naciones se usaban como método de ejecución o para exponer a alguien ya muerto a fin de humillarlo públicamente o como advertencia para otros. Los asirios, conocidos por su crueldad en la guerra, empalaban a algunos prisioneros en maderos afilados que les atravesaban el abdomen de abajo arriba, hasta el pecho. En cambio, bajo la ley judía, los culpables de delitos tan graves como la blasfemia o la idolatría primero eran ejecutados a pedradas o de alguna otra forma, y luego se colgaban sus cadáveres de maderos o árboles como advertencia para otros (Dt 21:22, 23; 2Sa 21:6, 9). Los romanos a veces se limitaban a atar al condenado al madero, de modo que podían pasar varios días hasta que moría de dolor, sed, hambre o exposición al sol. En otros casos, como el de Jesús, clavaban las manos y los pies del condenado al madero (Lu 24:20; Jn 19:14-16; 20:25; Hch 2:23, 36).
En sentido general, un tipo de ejecución, de la que el caso más conocido es el de Jesucristo. (Lu 24:20; Jn 19:14-16; Hch 2:23, 36.) En tiempos antiguos había la costumbre de fijar a la víctima en un madero o poste mientras estaba viva o también una vez muerta. Las diferentes naciones llevaban a cabo esta práctica de diversas maneras.
Los asirios, famosos por sus guerras salvajes, suspendían los cuerpos desnudos de los cautivos sobre palos puntiagudos que atravesaban el abdomen hasta la cavidad torácica de la víctima. Uno de los varios relieves conmemorativos que se han hallado describe la conquista asiria de Lakís y representa este método de empalamiento. (2Re 19:8; La crueldad de los asirios)
Los persas también fijaban a sus víctimas en maderos como una forma de castigo. Hay quien dice que tenían la costumbre de primero decapitarlas o desollarlas. Darío el Grande emitió una orden de que nadie interfiriese en la reconstrucción del templo de Jerusalén, y que todo el que violase ese decreto tenía que ser fijado (literalmente, “alzado”) en un madero arrancado de su propia casa. (Esd 6:11.) Durante el reinado de Asuero (Jerjes I), el hijo de Darío, dos de los guardas de la puerta del palacio fueron colgados o fijados en un poste, el castigo habitual que los persas daban a los traidores. (Est 2:21-23.) A Hamán y sus diez hijos se les colgó en un madero por razones similares. (Est 5:14; 6:4; 7:9, 10; 9:10, 13, 14, 25.) Heródoto (III, 125, 159; IV, 43) también cita otros casos de la aplicación de ese tipo de castigo por parte de los persas.
La ley judía prescribía que los que cometiesen delitos tan nefandos como la blasfemia o la idolatría primero tenían que ser lapidados, o ejecutados por cualquier otro método, y luego sus cadáveres habían de dejarse expuestos en maderos o árboles para escarmiento público. (Dt 21:22, 23; Jos 8:29; 10:26; 2Sa 21:6, 9.) Es posible que los egipcios también mataran a los criminales antes de fijarlos en maderos, tal como se desprende de las palabras proféticas que José le dijo al jefe de los panaderos de Faraón: “Faraón alzará tu cabeza de sobre ti y ciertamente te colgará en un madero”. (Gé 40:19, 22; 41:13.)
Se informa que los griegos y los romanos adoptaron de los fenicios la práctica de fijar a las víctimas en un madero, y no se abolió dicha práctica del imperio hasta los días de Constantino. Muy raras veces se fijaba en un madero a un ciudadano romano, puesto que este era un castigo que solía aplicarse a los esclavos y delincuentes de la más baja calaña. Tanto los judíos como los romanos lo consideraban como un símbolo de humillación y vergüenza, reservado para los considerados malditos. (Dt 21:23; Gál 3:13; Flp 2:8.)
No puede afirmarse que los judíos tuviesen en el primer siglo el derecho de fijar a una persona en un madero por motivos religiosos (todavía existen ciertas dudas a este respecto), pero es bastante seguro que no podían hacerlo por delitos civiles; solo un oficial romano, como Poncio Pilato, tenía tal autoridad. (Jn 18:31; 19:10.) No obstante, los judíos, y en especial sus principales sacerdotes y gobernantes, fueron los mayores responsables de que se fijase a Cristo en un madero. (Mr 15:1-15; Hch 2:36; 4:10; 5:30; 1Co 2:8.)
A veces los romanos ataban a la víctima al poste, en cuyo caso podía vivir durante varios días antes que el dolor de la tortura, la sed, el hambre y la exposición al sol lo venciesen. También era su costumbre, como sucedió en el caso de Jesús, clavar las manos (y probablemente también los pies) del acusado al madero. (Jn 20:25, 27; Lu 24:39; Sl 22:16, nota; Col 2:14.) Puesto que los anatomistas siempre han considerado que las muñecas son parte de las manos, algunos médicos piensan que los clavos se introdujeron entre los huesecillos de las muñecas para evitar el desgarro que se hubiese producido de haberlos clavado en las palmas. (Véase The Journal of the American Medical Association, 21 de marzo de 1986, pág. 1460.) Esto encajaría con el uso que la Biblia hace de la palabra “mano”, que abarca la muñeca en textos como Génesis 24:47, donde se dice que se llevaban brazaletes en las “manos”, y Jueces 15:14, donde se hace mención de los grilletes que había sobre las “manos” de Sansón.
El registro no dice si los malhechores que fueron fijados junto a Jesús estaban clavados o simplemente atados a los maderos. Si solo estaban atados, se explicaría por qué todavía estaban vivos cuando Jesús ya había muerto y se les tuvo que quebrar las piernas. (Jn 19:32, 33.) Al fracturar las piernas de la víctima, sobrevenía pronto la muerte por asfixia, puesto que, según ciertas opiniones, impedía que pudiera alzar el cuerpo para aliviar la tensión de los músculos del pecho. Por supuesto, esta no fue la razón determinante por la que Jesús murió antes que los malhechores, pues ellos no habían experimentado la tortura mental y física a la que él había sido sometido. Jesús acababa de soportar una prueba muy dura durante toda la noche a manos de sus enemigos, además de que los soldados romanos lo habían azotado, quizás hasta el grado de no poder cargar su propio madero de tormento tal como era costumbre. (Mr 14:32–15:21; Lu 22:39–23:26.)
¿Qué revela el texto griego sobre la forma del instrumento en el que murió Jesús?
La mayoría de las traducciones de la Biblia dicen que Cristo fue “crucificado” en lugar de “fijado en un madero”. Esto se debe a la creencia común de que el instrumento de tortura en el que fue colgado era una “cruz” compuesta de dos palos en vez de un solo poste o madero. La tradición también dice, aunque las Escrituras no lo corroboran, que el condenado no llevaba más que la parte transversal de la cruz, llamada el patibulum o antenna, en lugar de las dos partes. De esta manera tratan de evitar la objeción de que el instrumento sería demasiado pesado para que una persona lo arrastrase o llevase hasta el Gólgotha.
No obstante, ¿qué dijeron los escritores bíblicos a este respecto? Usaron el sustantivo griego stau-rós veintisiete veces, y los verbos stau-ró-ö, syn-stau-ró-ö (el prefijo syn significa “con”) y a-na-stau-ró-ö (a-ná significa “de nuevo”) cuarenta y seis, cinco y una vez, respectivamente. También emplearon cinco veces la palabra griega xý-lon, que significa “madera”, para referirse al instrumento de suplicio en que se clavó a Jesús.
Stau-rós no transmite ninguna idea de “cruz” hecha de dos maderos ni en la lengua clásica ni en la koiné. Significa solamente un palo, estaca, leño o poste, que podía usarse para una valla, estacada o empalizada. El New Bible Dictionary de J. Douglas, (edición 1985, pág. 253) dice bajo “cruz”: “La palabra gr[iega] para ‘cruz’ (staurós, verbo stauróo [...]) significa, fundamentalmente, una estaca vertical o viga y, posteriormente, un poste utilizado como instrumento de ejecución y castigo”.
El hecho de que Lucas, Pedro y Pablo usasen también xý-lon como sinónimo de stau-rós es otra prueba de que a Jesús se le fijó en un poste sin travesaño, puesto que este es el significado de xý-lon en este contexto. (Hch 5:30; 10:39; 13:29; Gál 3:13; 1Pe 2:24.) Xý-lon también aparece en la Versión de los Setenta griega en Esdras 6:11, donde se habla de un solo madero o viga sobre el que tenía que fijarse a un malhechor.
Por lo tanto, la Traducción del Nuevo Mundo comunica fielmente al lector esta idea básica del texto griego al traducir stau-rós por “madero de tormento”, y el verbo stau-ró-ö, por “fijar en un madero”. De esta manera no se confunde stau-rós con las cruces eclesiásticas tradicionales. Es perfectamente razonable que un solo hombre, como Simón de Cirene, llevase el madero de tormento, tal como dicen las Escrituras, puesto que si medía unos 15 cm. de diámetro y unos 3,5 m. de largo, probablemente pesaría poco más de 45 Kg. (Mr 15:21.)
Nótese lo que W. E. Vine dice acerca de este asunto: “STAUROS (στάυρός) denota, primariamente, un palo o estaca derecha. Se clavaba en ellas a los malhechores para ejecutarlos. Tanto el nombre como el verbo stauroö, fijar sobre un palo o una estaca, debieran distinguirse originalmente de la forma eclesiástica de una cruz de dos brazos”. A continuación este helenista menciona el origen caldeo de la cruz de dos brazos y cómo la cristiandad la adoptó de los paganos del siglo III E.C. como símbolo de Cristo fijado en un madero. (Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, 1984, vol. 1, pág. 348.)
Es significativo lo que observa el libro The Cross in Ritual, Architecture, and Art: “Es extraño, pero a la vez un hecho incuestionable, que siglos antes del nacimiento de Cristo y después se ha usado la cruz como símbolo sagrado en tierras ajenas a la influencia de la Iglesia. [...] En la representación del Baco griego, el Tamuz tirio, el Bel caldeo y el Odín escandinavo, figuraba el símbolo de la cruz” (de G. S. Tyack, Londres, 1900, pág. 1).
El libro The Non-Christian Cross (de J. D. Parsons, Londres, 1896, págs. 23, 24) añade: “No hay ni una sola frase en ninguno de los numerosos escritos que integran el Nuevo Testamento que en el griego original indique, siquiera de manera indirecta, que el staurós que se utilizó en el caso de Jesús fuera en absoluto diferente del común, y mucho menos que consistiera en dos leños clavados en forma de cruz en vez de uno solo. [...] No es pequeño desatino de nuestros maestros traducir la palabra staurós por ‘cruz’ cuando vierten a nuestra lengua vernácula los documentos griegos de la Iglesia, y respaldar esa traducción con la inclusión de ‘cruz’ en nuestros léxicos entre las acepciones de staurós, sin explicar que ese de ningún modo era el significado original del vocablo en los días de los apóstoles, que no adquirió ese significado fundamental hasta mucho después y que si llegó a adoptarlo, se debió exclusivamente a que por una u otra razón se asumió que el staurós en el que se ejecutó a Jesús tenía esa determinada forma, pese a no tener la más mínima prueba de ello”. Véase también The Companion Bible, 1974, apéndice núm. 162).
Uso figurado. Las Escrituras no solo dan testimonio de que el Señor Jesucristo fue fijado en un madero (1Co 1:13, 23; 2:2; 2Co 13:4; Apo 11:8); también hablan de fijar en un madero en un sentido figurado, metafórico, tal como en Gálatas 2:20. Los cristianos han dado muerte a su vieja personalidad al ejercer fe en Jesucristo fijado en un madero. (Ro 6:6; Col 3:5, 9, 10.) “Además, los que pertenecen a Cristo Jesús han fijado en un madero la carne junto con sus pasiones y deseos”, escribe Pablo, y añade que por medio de Cristo “el mundo ha sido fijado en un madero para mí, y yo para el mundo”. (Gál 5:24; 6:14.)
Los apóstatas “de nuevo fijan en un madero al Hijo de Dios para sí mismos y lo exponen a vergüenza pública”, cuando, como Judas, se rebelan contra la provisión de Dios para la salvación. (Heb 6:4-6.)
Bajo la ley que Jehová dio a Israel, a ciertos criminales se les colgaba en un madero después de haber sido ejecutados, como “cosa maldita de Dios”, y así se les exhibía en público como ejemplo amonestador. Sin embargo, había que enterrar el cadáver antes del anochecer, ya que el dejarlo en el madero toda la noche habría contaminado el terreno que Dios les había dado a los israelitas. (Dt 21:22, 23.) Israel obedeció esta regla incluso cuando aquellos a los que se ejecutaba no eran israelitas. (Jos 8:29; 10:26, 27.)
A los dos hijos y los cinco nietos de Saúl que David entregó a los gabaonitas para que los ejecutasen no se les enterró antes del anochecer, sino que se les dejó a la intemperie desde el comienzo de la cosecha de la cebada (marzo-abril) hasta que empezó a llover, probablemente después de haber terminado la temporada de la cosecha. Al parecer, se permitió que los gabaonitas siguieran un procedimiento distinto en esta ocasión porque el que Saúl hubiera ejecutado a algunos de los gabaonitas, violando así el pacto que Josué había hecho con ellos años atrás, constituía un pecado nacional. (Jos 9:15.) Como prueba de su cólera, Dios había hecho que sobreviniera sobre la tierra un hambre durante tres años. Por eso, los cuerpos colgados se dejaron expuestos hasta que Jehová indicó que su ira había sido apaciguada por medio de un aguacero que acabó con la sequía. Entonces David hizo enterrar los huesos de los hombres, y después de eso “Dios se dejó rogar a favor de la tierra”. (2Sa 21:1-14.)
El libro de Ester informa del colgamiento de varias personas, y en todos los casos se usa la misma palabra hebrea (ta·láh, que significa “colgar; suspender”). Se dice específicamente que los judíos mataron a los diez hijos de Hamán y que al día siguiente los colgaron. (Est 9:7-10, 13, 14.) A los demás a los que se colgó se les debió tratar de la misma manera, y sus cuerpos muertos fueron colgados en público debido a que sus delitos eran ofensas contra el rey. (Est 2:21-23; 7:9, 10.) Se usa la misma palabra hebrea para el colgamiento del jefe de los panaderos de Faraón. (Gé 40:22; 41:13.)
Las naciones vecinas de Israel solían ser más crueles que los israelitas en el modo de infligir castigo y traer oprobio a los ejecutados. Cuando los ejércitos babilonios conquistaron Jerusalén, infligieron crueles castigos a los nobles, como colgar a algunos de los príncipes “de solamente la mano”. (Lam 5:12.)
Jesucristo fue colgado vivo, clavado a un madero, por orden del gobierno romano de Palestina. (Jn 20:25, 27.) El apóstol Pablo explica que el modo de morir Jesús era de gran importancia para los judíos, pues “Cristo, por compra, nos libró de la maldición de la Ley, llegando a ser una maldición en lugar de nosotros, porque está escrito: ‘Maldito es todo aquel que es colgado en un madero’”. (Gál 3:13; véase FIJAR EN UN MADERO.)
En dos casos de suicidio mencionados en la Biblia se empleó el ahorcamiento. Ahitofel, el consejero traidor de David, se estranguló (“se ahorcó”, LXX). (2Sa 17:23.) La acción de Ahitofel prefiguró la de uno de los apóstoles de Jesús que se volvió traidor, Judas Iscariote (Sl 41:9; Jn 13:18), quien también se ahorcó. (Mt 27:5.) Al parecer, la soga, o quizás la rama del árbol en la que se ahorcó Judas, se rompió, “y cayendo de cabeza, reventó ruidosamente por en medio, y todos sus intestinos quedaron derramados”. (Hch 1:18.)
Acción que es tan arriesgada que puede causar graves perjuicios a quien la realiza. Es el acto de quitarse deliberadamente la propia vida. El comportamiento suicida es cualquier acción que pudiera llevar a una persona a morir, como tomar una sobredosis de medicamentos o estrellar un automóvil a propósito etc...Por lo general es consecuencia de la desesperación derivada o atribuible a una enfermedad física, una enfermedad mental —como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia o el trastorno límite de la personalidad— el alcoholismo o el abuso de sustancias. No obstante, el más «importante» factor de riesgo individual es el antecedente de un intento de suicidio no consumado. A menudo influyen diversos factores estresantes como las dificultades financieras, los problemas en las relaciones interpersonales o el acoso psicológico.
1:21.
¿De verdad recurre Jehová a la “necedad” para salvar a los creyentes?.
Por supuesto que no. Pero eso es lo que pudieran pensar quienes pertenecen al “mundo [que] mediante su sabiduría no llegó a conocer a Dios”. A sus ojos, los medios que Dios utiliza para salvar a las personas son puras tonterías (Juan 17:25).
1:27.
¿Qué podemos hacer si no nos sentimos capaces de dirigir un estudio?.
Si le resulta difícil conducir un estudio bíblico, pídale a Dios que le dé sabiduría y espíritu santo, y busque un compañero de experiencia con el que se sienta seguro. ¿Y cómo podemos superar el temor al fracaso? Debemos recordar que el que alguien acepte la verdad no depende solo del maestro. No es como preparar una comida, cuyo éxito depende de una sola persona: el cocinero. En realidad, en la labor de hacer discípulos hay por lo menos tres partes implicadas. Por un lado está Jehová; él se encarga de lo más importante: atraer a las personas (Juan 6:44). Por otro lado, nosotros y los demás hermanos hacemos todo lo posible por enseñarle la verdad al estudiante y ayudarlo a progresar (2 Tim. 2:15). Y por último, el propio estudiante tiene que poner en práctica lo que aprende (Mat. 7:24-27). Es verdad que nos sentimos desanimados cuando alguien deja de estudiar la Biblia, pues siempre esperamos que los estudiantes decidan servir a Jehová. Pero sabemos que cada cual “rendirá cuenta de sí mismo a Dios” (Rom. 14:12).
1:27a.
¿De veras somos “las cosas necias del mundo”?.
Es cierto que esa es una de las descripciones con las que nos define la palabra de Dios, la gran mayoría de nosotros somos personas de origen medio y humilde, el mundo en su orgullo nos ve por regla general como necios y limitados, pero no es así como nos ve Jehová, mas bien en Ageo 2:7 se nos define al pueblo de Jehová como “las cosas deseables de las naciones”, de hecho tan deseables que Jehová estuvo dispuesto a entregar a su hijo Jesucristo por su pueblo (Juan 3:16). Es así como debemos ver a nuestros hermanos en la fe para respetarlos y por ende tratarlos con honra.
Es curioso que vamos a ver a nuestros hermanos según el espejuelo de nuestro propio corazón, es decir con la inclinación de nuestro propio corazón, si imputamos algún defecto en nuestro hermano, atención, el defecto al que señalamos puede revelar en nuestro corazón orgullo camuflado alimentado por nuestra nacionalidad, localidad, estatus económico, cultural o incluso privilegios de los que disfrutamos en la organización teocrática.
2:3.
¿Qué actitud desplego Pablo con la congregación de los corintios?.
Es digno de notarse que el apóstol Pablo, pese a ser un orador de experiencia, se dirigió a los corintios “en debilidad y en temor y con mucho temblor” a fin de no atraer innecesariamente la atención hacia su persona.
2:9.
¿Qué quiso decir el apóstol Pablo en este pasaje?.
En el contexto, Pablo habla sobre la sabiduría escondida de Jehová relacionada con su propósito de lograr paz y unidad universal (1 Cor. 2:7). Quienes tienen poca o ninguna espiritualidad no pueden discernir o comprender esta sabiduría profunda, que se revela solo a los que tienen el espíritu de Dios (1 Cor. 2:10).
2:12.
¿Qué puede hacer por nosotros el espíritu santo, pero qué se espera que hagamos para recibirlo?.
Jehová no obliga a nadie a recibir el espíritu santo. Sería razonable que todos nos preguntáramos lo que podemos hacer para recibir el espíritu santo. Hay varias cosas, como bien indica la Biblia. Una muy importante, y simple a la vez, es pedírselo a Dios (Luc. 11:13). Otra muy útil es estudiar la Palabra de Dios, inspirada por su espíritu, y poner en práctica sus consejos (2 Tim. 3:16). Desde luego, no todo el que lee la Biblia sin más recibe el espíritu de Dios. Pero cuando un cristiano sincero la estudia, logra asimilar los sentimientos y el punto de vista que se reflejan en ella. Otro factor fundamental es que aceptemos a Jesús como representante nombrado por Jehová y como aquel mediante el que Dios envía su espíritu (Col. 2:6). De modo que tenemos que seguir el ejemplo de Jesús y adaptar nuestra vida a sus enseñanzas (1 Ped. 2:21). Cuanto más nos esforcemos por ser como Cristo, más espíritu santo recibiremos.
2:14.
¿Qué caracteriza al hombre físico?.
El apóstol contrasta al hombre espiritual con el hombre físico: “Pero el hombre físico [literalmente, “animal (de índole de alma)”] no recibe las cosas del espíritu de Dios, porque para él son necedad”. (1 Cor. 2:14.) Este “hombre físico” no alude meramente a alguien que vive en la Tierra, alguien con un cuerpo carnal, puesto que, obviamente, los cristianos en la Tierra tienen cuerpos carnales. El hombre físico del que se habla aquí se refiere a alguien que carece de inclinación espiritual en su vida. Es “animal (de índole de alma)” porque sigue los deseos del alma humana y excluye las cosas espirituales.
Pablo continúa diciendo que el “hombre físico” no puede llegar a conocer las cosas del espíritu de Dios “porque se examinan espiritualmente”.
Usted pudiera fácilmente convertirse en un “hombre físico” por buscar y adquirir cosas innecesarias de naturaleza material. En tal caso, la abnegación parece excesiva, hasta ridícula. Pero ese es el punto de vista del “hombre físico”, no el punto de vista del “hombre espiritual”.
2:15.
¿Qué caracteriza al hombre espiritual?.
El hombre espiritual tiene entendimiento de lo que Dios revela, ve los asuntos con los ojos de la fe; Ve las cosas desde el punto de vista de Dios, también ve la posición y el derrotero incorrectos del hombre físico. No obstante, el hombre físico no es capaz de entender la posición, las acciones y el derrotero de vida del hombre espiritual; tampoco puede ningún hombre juzgar al hombre espiritual, puesto que solo Dios es su Juez. (Ro 14:4, 10, 11; 1 Cor. 4:3-5.) Como ilustración y argumento, el apóstol añade: “Porque ‘¿quién ha llegado a conocer la mente de Jehová, para que le instruya?’”. Nadie, por supuesto. “Pero —dice Pablo de los cristianos— nosotros sí tenemos la mente de Cristo.” Los cristianos llegan a ser hombres espirituales al conseguir la mente de Cristo, que les permite conocer a Jehová y sus propósitos. (1 Cor. 2:14-16.)
2:16.
¿Qué no deben hacer nunca los ancianos al tratar con un pecador, y por qué?.
Cuando un pecador rechaza los consejos bíblicos o trata de echarles a los demás la culpa, los ancianos y otros miembros de la congregación tal vez se sientan indignados. Como saben el daño que dicha persona ha causado y ven su actitud, quizá se sientan tentados a expresar su indignación. Sin embargo, enojarse no hace ningún bien ni refleja “la mente de Cristo” (Sant. 1:19, 20). Hubo ocasiones en las que Jesús reprendió enérgicamente a algunas personas, pero nunca dijo nada movido por el odio ni con la intención de herir a nadie (1 Ped. 2:23). Al contrario, siempre dejó claro que los pecadores pueden arrepentirse y recobrar el favor de Jehová. De hecho, una de las razones por las que Jesús vino a la Tierra fue para “salvar a pecadores” (1 Tim. 1:15). Recordemos que las medidas disciplinarias tienen el propósito de proteger al rebaño y motivar al pecador a arrepentirse (2 Cor. 2:6-8).
3:9.
¿Por qué se compara a los cristianos ungidos al “templo de Dios”?.
A los cristianos ungidos en la Tierra se les compara, entre otras cosas, a un templo. Esta comparación es apropiada porque el espíritu de Dios mora en la congregación de ungidos. Pablo escribió a los cristianos de Éfeso que estaban “en unión con Cristo Jesús”, que estaban “sellados con el espíritu santo prometido”, y les dijo: “Han sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular de fundamento. En unión con él, el edificio entero, unido armoniosamente, va creciendo para ser un templo santo para Jehová. En unión con él, ustedes, también, están siendo edificados juntamente para ser lugar donde habite Dios por espíritu”. (Ef 1:1, 13; 2:20-22.) Se dice que estos “sellados”, colocados sobre el fundamento de Cristo, ascienden a 144.000. (Apo 7:4; 14:1.) El apóstol Pedro dice que son “piedras vivas” que “están siendo edificados en casa espiritual para el propósito de un sacerdocio santo”. (1Pe 2:5.)
Como estos subsacerdotes son “edificio de Dios”, Él no permitirá que este templo espiritual se contamine. Pablo recalca la santidad de este templo espiritual y el peligro en el que incurre el que intente contaminarlo, al decir: “¿No saben que ustedes son el templo de Dios, y que el espíritu de Dios mora en ustedes? Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo, el cual son ustedes”. (1Co 3:9,16,17; véase también 2Co 6:16.)
3:11.
¿De qué manera ‘ponemos a Cristo como fundamento’ en nuestra obra de hacer discípulos?.
Para ‘poner a Cristo como fundamento’, hemos de ayudar a la gente a ejercer fe en el sacrificio redentor de Jesús, la base para la salvación. Se debe enseñar a los estudiantes a ver a Jesús como un modelo y a considerar los Evangelios como una guía para la vida (1 Ped. 2:21). Deberíamos animarlos a que cuando tengan que tomar decisiones, se pregunten: “¿Cómo habría actuado Jesús en esta situación? ¿Demostraré con mi conducta que agradezco lo que ha hecho por mí?” (Juan 14:15, 21).
4:9.
¿A qué espectáculo parece referirse Pablo?.
En más de una ocasión en sus cartas a los corintios Pablo aludió a la muerte en la arena. Por ejemplo, escribió: “Me parece que a nosotros los apóstoles Dios nos ha puesto últimos en exhibición como hombres designados para muerte, porque hemos llegado a ser un espectáculo teatral al mundo, tanto a ángeles como a hombres”. (1 Corintios 4:9.) Puede que Pablo haya tenido presentes las exhibiciones de los bestiarii (hombres que luchaban contra bestias) y de los gladiadores (hombres que combatían contra otros hombres). Algunos peleaban por un sueldo, pero a los criminales se les obligaba a pelear. A aquellos prisioneros al principio se les permitía usar armas, pero después se les hacía salir desnudos, indefensos, a la muerte segura.
Puesto que “ángeles” y “hombres” (no solo “el mundo” de la humanidad) eran espectadores, los apóstoles eran como los que estaban a punto de morir en aquel cruel espectáculo final. Pablo dijo que había “peleado con bestias salvajes en Éfeso”, pero hay quienes dudan que a un ciudadano romano lo hubieran sometido a tal experiencia y dicen que él aludía a opositores bestiales. (1 Corintios 15:32.) Sin embargo, la declaración de Pablo de que Dios lo había rescatado “de tan grande cosa como la muerte” en el distrito de Asia (donde se encontraba Éfeso) encaja mejor con una experiencia con bestias salvajes verdaderas en una arena que con la oposición de hombres. (2 Corintios 1:8-10; 11:23; Hechos 19:23-41.)
5:5.
¿Qué pueden hacer los padres para ayudar a un hijo menor que haya cometido un mal, aunque el joven esté descalificado como publicador no bautizado o haya sido expulsado?.
Tal como los padres continuarán suministrándole alimento, ropa y abrigo, también tienen que educarlo y disciplinarlo conforme a la Palabra de Dios. Pueden estudiar con él únicamente o permitir que participe en el estudio de la familia.
5:5a.
¿Qué significa entregar al pecador “a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvado”?.
Cuando alguien peca gravemente y no se arrepiente, es expulsado de la congregación. Como en ese momento vuelve a formar parte del mundo malvado de Satanás, puede decirse que ha sido entregado al Diablo (1 Juan 5:19). Además, con la expulsión se destruye, o elimina, una influencia carnal, o corruptora, y se protege el espíritu, o actitud reinante, de la congregación (2 Tim. 4:22).
Acto o práctica de tomar u obtener algo de una persona que no está dispuesta a darlo, valiéndose del temor, ya sea por la fuerza, amenazas o cualquier otro uso indebido del poder. El sentido básico de la palabra griega que se traduce ‘que practica extorsión’ (hár·pax) es ‘que arrebata’. (1Co 5:10, ENP.) La Biblia advierte repetidas veces que no se trate de obtener ganancia injusta, advertencia dirigida en especial a aquellos que están en puestos oficiales o de responsabilidad. (Éx 18:21; Pr 1:19; 15:27.)
Sin embargo, durante la dominación romana sobre Palestina los judíos recaudadores de impuestos a menudo fueron culpables de extorsión. Gracias a su posición, tenían muchas oportunidades de enriquecerse injustamente (así como, sin duda de enriquecer a sus amos romanos) a expensas del pueblo. Puede que Jesús se haya referido a este aspecto en su ilustración del fariseo que se creía muy justo y que oraba a Dios en el templo al lado de un recaudador de impuestos, vanagloriándose de no practicar la extorsión. (Lu 18:11.) Juan el Bautista aconsejó a los recaudadores de impuestos que se acercaron a él y le preguntaron qué debían hacer: “No exijan nada en exceso del impuesto fijo”. (Lu 3:13.)
Cuando Zaqueo, un supervisor acomodado de los recaudadores de impuestos, invitó a Jesús a su casa, se arrepintió y se volvió de su mal camino, y dijo: “Todo cuanto extorsioné de persona alguna por acusación falsa, le devuelvo el cuádruplo”. (19:2, 8; véase ACUSACIÓN.) Sin embargo, en tales casos de arrepentimiento y confesión de culpa la Ley solo requería que se restituyera el 120% de lo defraudado. (Le 6:2-5.)
En las Escrituras Griegas Cristianas se menciona la extorsión junto con la fornicación, el adulterio, la idolatría, la avidez, el robo, la borrachera, la injuria y la homosexualidad, todas ellas prácticas que impiden la entrada en el reino de Dios. Cuando escribió a la congregación de Corinto, el apóstol Pablo dijo que en otro tiempo algunos de ellos habían incurrido en ese tipo de prácticas, pero que ya estaban limpios. Por consiguiente, si bien no podrían evitar tener algún contacto con personas de esa clase en el mundo, no deberían relacionarse con aquellos que, llamándose “hermanos”, practicaran esas cosas, y, además, habrían de expulsarlos de la congregación. (1Co 5:9-11; 6:9-11.)
La actitud cristiana hacia el soborno como una forma de extorsión se ilustra en el caso del apóstol Pablo. El gobernador romano Félix intentó obtener de él un soborno prolongando su detención dos años. Pablo fue consciente de este hecho, pero no le ofreció nada. Con el tiempo Festo sustituyó a Félix en el puesto de gobernador. (Hch 24:26, 27.)
5:11.
¿Cuál debe ser la relación con un expulsado?.
“Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre.” (1Co 5:11). Además, la Biblia nos exhorta: “[Si alguien] no permanece en la enseñanza del Cristo [...] nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas.” (2Jn 9-11). “Decir un sencillo “¡Hola!” a alguien puede ser el primer paso que lleve a una conversación y tal vez hasta a una amistad. ¿Quisiéramos dar ese primer paso respecto a una persona expulsada?”. Así, cuando un miembro de la congregación es expulsado, cortamos toda relación social y espiritual con él.
Los principios bíblicos sobre la expulxión son también aplicables a quienes se desasocian, es decir, a quienes deciden renunciar a su condición de mienbros de la congregación.
5:11a.
Cómo tratar a un expulsado ¿Es realmente necesario ser tan estrictos en el trato?.
Sí, y por varias razones. La primera es la lealtad a Dios y a su Palabra. Amamos tanto a Jehová que queremos obedecerle siempre, incluso cuando nos resulta muy difícil. Además, estamos seguros de que Él es justo y amoroso, y de que todas sus leyes son para nuestro bien (Isaías 48:17; 1 Juan 5:3). La segunda razón es que el pecador que no se ha arrepentido es una mala influencia. Por eso, al excluirlo de nuestra compañía nos protegemos moral y espiritualmente, y preservamos la pureza y el buen nombre de la congregación (1 Corintios 5:6). La tercera razón es que la expulsión puede beneficiar al propio pecador. ¿de qué manera? Si nos mantenemos fieles a los principios bíblicos y apoyamos la decisión del comité judicial tal vez logremos motivar al pecador, quien hasta el momento no ha aprovechado la ayuda de los ancianos. En efecto, es posible que nuestra postura le ablande el corazón y lo lleve a cambiar de actitud. Cuando vea que ha perdido la apreciada relación que tenía con sus seres queridos, quizás “[recobre] el juicio”, comprenda la gravedad de su pecado y dé los pasos necesarios para volver a Jehová (Lucas 15:17).
5:11b.
Cómo tratar a un expulsado ¿Y si el expulsado es un familiar?.
Aunque no es posible abarcar todas las situaciones, nos centraremos en dos casos básicos.
A veces el expulsado vive con la familia inmediata. Dado que la expulsión no rompe los lazos de sangre, los familiares no tienen objeción a que siga relacionándose con ellos e interviniendo en las actividades cotidianas del hogar. Sin embargo, por lealtad a Jehová, no pueden confraternizar espiritualmente con el pecador, ya que este ha decidido romper el vínculo cristiano que los unía. Quizás le dejen estar en el estudio de familia, pero sin participar. Ahora bien, si es un menor, los padres pueden darle lecciones bíblicas, pues siguen siendo responsables de su enseñanza y disciplina (Proverbios 6:20-22; 29:17).
Ahora bien, ¿y si el expulsado no vive con su familia inmediata? En ese caso, los cristianos fieles reducen al máximo el trato, limitándoslo a cuando es indispensable atender asuntos de familia. No buscan excusas para juntarse. Por lealtad a Jehová y a su organización, respetan la disciplina bíblica. Quieren lo mejor para su pariente, y con su postura firme quizás lo ayuden a beneficiarse de la corrección recibida (Hebreos 12:11).
5:11c.
¿Por qué tiene la congregación cristiana el derecho de expulsar a los pecadores impenitentes?.
La congregación cristiana tiene el derecho de expulsar de su seno a los pecadores impenitentes porque debe ser un refugio que proteja de la depredación de personas inmorales y otros practicantes deliberados del pecado. Esta disposición impide que un pecador corrompa a la congregación, salvaguardando así su buen nombre.
5:13.
¿Qué medida correctiva tomó la congregación de Corinto, y por qué razón?.
Los cristianos de Corinto del siglo primero se vieron frente al caso de un hombre que vivía en fornicación y no demostraba arrepentimiento. Su conducta amenazaba la pureza de la congregación y escandalizaba incluso a los no creyentes. Por ese motivo, Pablo dio la acertada instrucción de expulsarlo (1 Cor. 5:1, 7, 11-13). De este modo, la congregación quedó protegida de la mala influencia del pecador, y este terminó recapacitando y demostrando con sus obras que se había arrepentido de todo corazón. En vista de ello, Pablo señaló a los corintios en su segunda carta que tenían que readmitirlo. Además, les dijo: “Deben perdonarlo bondadosamente y consolarlo, para que de un modo u otro tal hombre no sea tragado por hallarse demasiado triste” (2 Cor. 2:5-8). Por lo tanto, ¿no deberíamos nosotros también confirmarle nuestro amor a todo pecador que se arrepienta y sea readmitido? (Mat. 6:14, 15; Luc. 15:7.)
6:12.
¿Cómo nos ayudan los principios bíblicos a tomar decisiones sabias?.
Considere el problema de la adicción. Pablo, hablando sobre alimentos, dijo: “No me dejaré poner bajo autoridad por cosa alguna”. (1 Corintios 6:12.) Pablo tenía libertad para comer cualquier clase de alimento, pero sabía que allá en su tiempo algunas personas tenían conciencias delicadas. Por eso dijo que no estaba tan “adicto” a ciertos alimentos que no pudiera prescindir de ellos para evitar tropiezo a otros. Si alguien no puede dejar de fumar —o de mascar— tabaco, ciertamente está ‘bajo su autoridad’. Por eso, la declaración de Pablo sobre el asunto de los alimentos es buena guía en cuanto al uso del tabaco. No deberíamos permitir que un hábito nos esclavizara.
6:18.
¿Qué idea equivocada sobre la fornicación ha llevado a algunos a actuar con deslealtad?.
Sabemos que la Biblia prohíbe la fornicación. No obstante, uno podría adoptar una actitud permisiva. Por ejemplo, hay jóvenes que han masturbado a su pareja o han practicado sexo oral y han llegado a decir que esos actos no son tan malos porque, según ellos, técnicamente no están teniendo relaciones sexuales. Pero lo que esos jóvenes olvidan —o prefieren olvidar— es que el término que la Biblia usa para referirse a la fornicación incluye todos esos actos pecaminosos, y que un cristiano podría ser expulsado por practicar cualquiera de ellos. Y lo que es peor, esos jóvenes están actuando con deslealtad. Quienes desean ser íntegros no se ponen a buscar lagunas en las leyes divinas. Tampoco intentan acercarse lo más posible al pecado sin caer en él. No piensan solo en las medidas disciplinarias que podrían recibir, sino en el hecho de que sus actos pueden desagradar a Jehová y herir sus sentimientos. En lugar de acercarse lo más posible al pecado, se mantienen alejados de lo malo.
6:19.
¿Cómo podríamos usar nuestro cuerpo de una manera impropia?.
Jesucristo es la cabeza de la congregación cristiana, que es su “cuerpo” de 144.000 miembros. (Ef 1:22, 23; Col 1:18; Apo 14:1.) El miembro ungido de la congregación cristiana, el cuerpo de Cristo, que comete fornicación, está quitando un miembro del cuerpo de Cristo y convirtiéndolo en miembro de una ramera (1Co 12:27; Ef 4:15, 16; Col 2:18, 19.) Cualquier cristiano que comete fornicación causa una contaminación moral y también peca “contra su propio cuerpo [carnal]”. Se pone en peligro de ser excluido del cuerpo de Cristo, la organización del templo, y además se expone al peligro de contraer enfermedades asquerosas. (1Co 6:13, 15-20; Pr 7:1-27.) Puede ser que ‘la congregación lo entregue a Satanás para la destrucción de la carne’. (1Co 5:5.)
Jesús comparó su propio cuerpo con un templo que sería levantado “en tres días”, en contraste con el templo de Jerusalén de su día y el conjunto de edificios que lo rodeaban, cuya construcción había tardado unos cuarenta y seis años y aún no había terminado. (Jn 2:18-22.)
7:28.
¿Por qué se arrepienten algunos cristianos de haberse casado muy jóvenes?.
El mundo corrupto en el que vivimos está obsesionado con el sexo, lo que explica el bombardeo de imágenes sensuales a las que nos vemos sometidos a diario. Los cristianos no podemos minimizar la influencia que tales imágenes pueden tener en cada uno de nosotros. La realidad es que pueden despertar deseos sexuales, aunque uno no lo quiera. ¿Cómo deberían reaccionar los jóvenes ante esa influencia malsana? Algunos se casan a una edad muy temprana, creyendo que eso los protegerá de caer en la inmoralidad sexual, pero al poco tiempo se arrepienten de haber dado ese paso. ¿Por qué? Porque, cuando se acaba la novedad del matrimonio y se enfrentan a la vida diaria, se dan cuenta de que tienen poco en común con su cónyuge. Tales parejas se encaran a un serio problema. En efecto, un matrimonio infeliz es fuente de muchos problemas. Pero los verdaderos cristianos saben que, por difícil que sea la situación, el divorcio sin base bíblica es una solución inaceptable.
7:28a.
¿Qué “tribulación en la carne” pudieran sufrir los padres cristianos?.La “tribulación” pudiera incluir problemas de salud de la pareja, de sus hijos o de sus padres mayores. Pero también pudiera incluir dificultades y disgustos relacionados con la crianza de los hijos. La Biblia predijo que “en los últimos días se presentar[ían] tiempos críticos, difíciles de manejar”, y entre las situaciones difíciles de manejar estaría la desobediencia de los hijos (2 Tim. 3:1-3). Como nadie es inmune a los efectos de estos “tiempos críticos”, la crianza de los hijos se ha convertido en todo un reto para los padres cristianos. Estos tienen que luchar sin tregua contra la dañina influencia que el “sistema de cosas de este mundo” ejerce en sus hijos (Efe. 2:2, 3). Y lamentablemente, no siempre ganan la batalla, pues a veces los hijos dejan de servir a Jehová. Para los padres que han hecho todo lo posible por criar a sus hijos en la verdad divina, esta es sin duda una causa de “tribulación” (Pro. 17:25).
7:33, 34.
¿Qué son “las cosas del mundo” por las que se inquietan los cristianos casados?.
Son los asuntos del diario vivir de los que deben ocuparse —como la comida, la ropa y la vivienda—, y no las cosas malas del mundo, que todos debemos evitar (1 Juan 2:15-17).
7:39.
¿Qué instrucciones dio Pablo con respecto al matrimonio? y ¿Qué proceder siguen los cristianos obedientes?.
Por inspiración, el apóstol cristiano Pablo mandó que las viudas que quisieran volver a casarse lo hicieran “solo en el Señor”. Este no era un concepto nuevo para los cristianos que habían pertenecido al judaísmo. La Ley que Jehová dio a Israel estipulaba claramente que no debían “formar ninguna alianza matrimonial” con los habitantes de las naciones vecinas, que eran paganas. Jehová les advirtió del peligro que corrían si desobedecían esta norma divina: “Porque [el que no es israelita] apartará a tu hijo de seguirme, y ellos ciertamente servirán a otros dioses; y la cólera de Jehová realmente se encenderá contra ustedes, y él ciertamente te aniquilará de prisa” (Deu. 7:3, 4). ¿Qué espera Dios de sus siervos de tiempos modernos? Simple y llanamente, que se casen solo con quienes estén “en el Señor”, o sea, con cristianos dedicados y bautizados.
8:1.
¿Cómo puede el amor equilibrar el conocimiento?.
El conocimiento exacto no tiene nada de malo, lo contrario, antes la falta de conocimiento puede costarnos la vida (Jn 17:3). El problema radica en nosotros y en nuestras inclinaciones pecaminosas (Génesis 8:21).
Los cristianos corintios creían que los ídolos no eran nada y que sólo había un Dios (v. 4). Sabían, pues, que este Dios era el padre y que este Señor era Jesucristo (v. 6). Pablo les recuerda sobriamente que no todos tienen este conocimiento (v. 7).
Sin el contrapeso del amor, el conocimiento puede hinchar a las personas, hacer que se crean mejores que los demás. Sin embargo, ese no será el caso si su motivación es, fundamentalmente, el amor. “El amor [...] no se vanagloria, no se hincha.” (1 Corintios 13:4.) Los cristianos que actúan por amor no se vuelven orgullosos ni siquiera cuando poseen un conocimiento profundo. Pues ese conocimiento solo es bien edificante si se usa para animar y fortalecer la fe de nuestros hermanos. Además, el verdadero conocimiento es el que nos hace conscientes de nuestra gran ignorancia con referencia a Dios. El amor nos mantiene humildes e impide que deseemos adquirir prestigio para nosotros mismos (Salmo 138:6; Santiago 4:6).
9:20-23.
Cuando impartimos las verdades bíblicas, ¿qué sugerencias prácticas podemos aplicar a fin de ‘hacernos toda cosa a gente de toda clase’?.
Esfuércese por ser un buen observador. Al observar, podemos averiguar cosas que nos ayuden a manifestar el interés personal adecuado. Tal vez podamos determinar la ocupación del amo de casa. O quizá haya objetos decorativos o lemas que revelen sus creencias religiosas. Cuando transmitimos información bíblica que tiene verdadero significado para las personas de nuestro territorio, también evidenciamos que nos interesamos por sus opiniones y su bienestar.
9:24.
Tengan presente el premio.
Pablo usó ciertos aspectos de los antiguos juegos griegos para ilustrar puntos importantes. (1 Corintios 9:24-27.) En competencias como los juegos ístmicos que se celebraban cada dos años cerca de Corinto, el programa consistía en carreras, boxeo y otros eventos de ese tipo. Mientras se preparaban para tales competencias, los corredores y los boxeadores tenían que ejercer autodominio, llevar una dieta saludable y de poca grasa, y abstenerse de vino por diez meses. Pero en vez de recibir una guirnalda perecedera de pino o de hiedra como la que se otorgaba a los ganadores de los juegos ístmicos, el cristiano ungido se esfuerza por obtener la corona incorruptible de la vida inmortal. Para ganar ese premio, tiene que mantener los ojos fijos en él y ejercer autodominio. El mismo principio aplica a los testigos de Jehová que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra.
9:27.
¿Por qué es esencial huir de los pensamientos y actos inmorales?.
Con tal de salvar la vida, muchas personas han permitido que les amputen una extremidad. Pues bien, para huir de los pensamientos y actos inmorales que pueden acabar con nuestra vida espiritual, es esencial que, en sentido figurado, nos arranquemos un ojo o nos cortemos una mano (Mat. 5:29, 30). Mantener la pureza mental, moral y espiritual es la única manera de escapar del Gehena, es decir, de la destrucción eterna. Debido al pecado heredado y la imperfección, exige esfuerzo mantenernos puros. Por consiguiente, resolvámonos a aplicar los consejos de Jesús en cuestiones de moralidad. Jamás hagamos algo que demuestre falta de gratitud por su sacrificio redentor (Mat. 20:28; Heb. 6:4-6).
10:8 ↔ Números 25:9. ¿Cuántos israelitas murieron por haber tenido relaciones inmorales con las hijas de Moab y por haber participado en la adoración falsa del Baal de Peor?. El apóstol Pablo declaró: “Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos [israelitas en el desierto] cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día.” (1 Cor. 10:8) Sin embargo, tocante al mismo incidente, Números 25:9 informó: “Y los que murieron del azote ascendieron a veinticuatro mil.” Es posible que el número de los que murieron violentamente estuviera entre los 23.000 y 24.000, de modo que cualquiera de las dos cifras redondas fuera satisfactoria. Por otra parte, el libro de Números menciona especialmente el hecho de que “todos los que son cabezas del pueblo” que tuvieron un apego con el Baal de Peor fueron muertos por los jueces. (Números 25:4, 5) Bien pudo haber 1.000 de estos “cabezas,” de modo que se llegara a un total de 24.000 personas al añadirse esa cifra a la de 23.000 que mencionó Pablo. El apóstol escribió bajo inspiración divina y, por lo tanto, no erró. También, aunque parece que 23.000 fueron víctimas directas del azote de Dios, los 24.000 en general sufrieron el azote de Jehová puesto que todos murieron bajo el decreto de juicio de Dios.—Deu. 4:3.
10:11.
¿Qué nos ayudará a vencer cualquier obstáculo que el Diablo ponga en nuestro camino?.
Estamos viviendo en los últimos días de este mundo perverso (2 Tim. 3:1, 13). Satanás, “el dios de este sistema de cosas”, sabe que solo le queda “un corto espacio de tiempo” (2 Cor. 4:4; Apo 12:12). De modo que hará todo lo posible por entrampar a los cristianos y hacer que desobedezcan a Dios. Él controla este mundo y lo usa para promover sus ideas nocivas. No obstante, el pueblo de Jehová cuenta con un arma mucho más poderosa: “el poder que es más allá de lo normal” (2 Cor. 4:7). Podemos estar seguros de que ese poder nos ayudará a vencer cualquier obstáculo que el Diablo ponga en nuestro camino. Y puesto que sabemos que Jehová da su “espíritu santo a los que le piden”, pidámoslo sin cesar (Luc. 11:13). Además, la “nube de testigos” que nos rodea que aunque muertos, Jehová los considera vivos, nos garantiza que es posible ganar esta difícil prueba deportiva. Si reflexionan sobre su ejemplo, tendrán el valor necesario para seguir “con aguante [en] la carrera”. (Heb 12:1)
10:13.
¿A qué tentaciones se refiere 1 Corintios 10:13, y cómo dispone Jehová “la salida”?.
Estas palabras inspiradas se refieren a circunstancias o situaciones comunes a la humanidad que pudieran inducir a alguien a ser infiel a Dios (1 Cor. 10:6-11). Jehová dispone la salida suministrándonos provisiones para fortalecernos espiritualmente. Si las aprovechamos, podremos resistir las tentaciones y permanecer íntegros incluso hasta la muerte.
10:13a.
¿Qué implican estas palabras?.
Es evidente que Jehová tiene que saber todo acerca de nosotros —las dificultades que afrontamos, nuestra forma de ser y nuestra resistencia personal—, pues solo así puede estar seguro de que la tentación que permite que pasemos no sea superior a nuestras fuerzas. Las Escrituras muestran que es consciente hasta del más mínimo detalle de cada uno. No se le escapa nada de nuestra vida y costumbres. Lo que es más, lee nuestros pensamientos y capta nuestras intenciones (Salmo 139:1-6).
10:24.
¿Qué significa ser abnegados?.
Estar dispuestos a morir por nuestros hermanos no es la única forma de mostrar amor abnegado; al fin y al cabo, muy pocos de nosotros tendremos alguna vez que hacer semejante sacrificio. No obstante, si nuestro amor llega hasta ese punto, ¿no deberíamos entonces estar dispuestos a hacer sacrificios más pequeños, a poner a un lado nuestra comodidad por ayudarles? Ser abnegados significa renunciar a nuestros intereses en beneficio de los demás, anteponer el bien ajeno al propio, aunque ello implique alguna incomodidad (1 Corintios 10:24).
10:25.
¿Por qué hablo Pablo de la carne sacrificada a los ídolos que se vendía en las carnicerías?.
El apóstol Pablo escribió a los corintios: “Todo lo que se vende en la carnicería, sigan comiéndolo, sin inquirir nada por causa de su conciencia” (1 Corintios 10:25). ¿De dónde procedía esa carne?
En los templos griegos y romanos, el rito más importante era el sacrificio de animales. Durante esta ceremonia se consumía parte de la carne ofrendada, y lo que sobraba se vendía en el mercado.
Ahora bien, cierta obra explica: “A los que oficiaban el culto [...] se los llama en otros contextos cocineros, o incluso carniceros. Estos vendían en el mercado parte de la carne que recibían como pago por sacrificar el animal” (Idol Meat in Corinth [La carne sacrificada a ídolos en Corinto]).
Como vemos, en los mercados se vendía carne que no se había utilizado en ceremonias religiosas. De hecho, en el mercado de carne (en latín, macellum) de la antigua Pompeya se han desenterrado esqueletos enteros de oveja. Y ¿qué sugiere este hallazgo? Según el biblísta Henry J. Cadbury, “es posible que, además de animales previamente sacrificados en algún templo, se vendieran animales vivos o degollados en el propio macellum”.
En definitiva, ¿que quería ensenar Pablo? Que, si bien los cristianos jamás participarían en ritos idolátricos, sí podían comer la carne de un animal sacrificado en un templo pagano, pues esta no quedaba automáticamente contaminada.
11:1.
¿Por qué pudo decir Pablo que lo imitaramos?.
El apóstol Pablo imitó al más grande de los misioneros, Jesucristo. Por eso exhortó a sus hermanos a que lo imitaran a él del mismo modo como él había imitado al Cristo. De hecho, Jesús mismo exhortó a sus apóstoles a imitarlo. Después de darles una perfecta demostración de humildad lavándoles los pies, dijo: “Les he puesto el modelo, [...] así como yo hice con ustedes, ustedes también deben hacerlo” (Juan 13:12-15). Hoy, de igual modo, los cristianos debemos imitar a Jesús tanto en lo que decimos y hacemos como en las cualidades que manifestamos (1 Ped. 2:21). Recordamos que un misionero es aquel que es enviado para evangelizar, es decir, para llevar buenas nuevas a la gente. Aunque a nosotros no se nos haya enviado como misioneros a un país lejano, sí podemos tener el mismo espíritu evangelizador. ¿Cómo lo logramos? Imitando el entusiasmo con el que Jesús predicaba las buenas nuevas. En el año 2007, 6.957.854 publicadores del Reino efectuaron “la obra de evangelizador” en 236 países y territorios (2 Tim. 4:5).
11:1a.
¿De qué manera imitaba Pablo a Jesús?.
Principalmente al no escatimar esfuerzos para predicar las buenas nuevas. Por eso, en sus cartas a las congregaciones pudo exhortarlos con frases como “no sean holgazanes en sus quehaceres”, “sirvan a Jehová como esclavos”, “siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor” y “cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová” (Rom. 12:11; 1 Cor. 15:58; Col. 3:23). El apóstol nunca olvidó la ocasión en que se le apareció el Señor Jesucristo cuando iba rumbo a Damasco, así como el mensaje que sin duda le transmitió el discípulo Ananías de parte de Jesús: “Este hombre me es un vaso escogido para llevar mi nombre a las naciones así como a reyes y a los hijos de Israel” (Hech. 9:15; Rom. 1:1, 5; Gál. 1:16).
11:1b.
¿Por qué deben los pastores de la congregación reflejar las cualidades de Jesús?.
Los superintendentes de las congregaciones tienen la obligación de reflejar las cualidades de Cristo. Solo así lograrán cumplir con la exhortación que les dirige Pedro: “Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, no como obligados, sino de buena gana; tampoco por amor a ganancia falta de honradez, sino con empeño; tampoco como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose ejemplos del rebaño” (1 Ped. 5:1-3). Los ancianos no pueden ser unos dictadores que anden imponiendo opiniones arbitrarias. Más bien, como Cristo, procuran ser cariñosos, considerados, humildes y bondadosos con las ovejas que Jehová ha puesto a su cuidado. Quienes presiden la congregación deben recordar siempre que son imperfectos (Rom. 3:23). Por eso es esencial que se esfuercen aún más por conocer bien a Cristo y ser amorosos como él. Es preciso que mediten sobre el trato que nos dan Jehová y Jesús y que luego actúen del mismo modo.
11:3.
¿Cuando se escribieron estas palabras?.
Debe notarse que esto se escribió alrededor de 55 E.C., unos 22 años después que Jesús había regresado al cielo. Por eso la verdad que se declara aquí aplica a la relación entre Dios y Cristo en el cielo.
11:4.
¿Por qué no debería orar el cristiano con la cabeza cubierta?.
El hombre no debe llevar cobertura para la cabeza cuando sirve en la congregación, como a la hora de orar o profetizar. Es su posición normal en el orden fijado por Dios. Si el hombre llevara una cobertura en tales ocasiones, sería una vergüenza para su propia cabeza, y además mostraría falta de respeto a su cabeza, Jesucristo, así como al Cabeza Supremo, Jehová Dios, pues el hombre es la “imagen y gloria de Dios”, creado en un principio como representante de Dios en la Tierra. No debería oscurecer este hecho llevando una cobertura para la cabeza. Al hombre se le creó primero, antes que a la mujer, quien “procede” del varón y fue creada “por causa del varón”. Sus cualidades son una expresión del honor y la dignidad del varón, del mismo modo que las del varón son un reflejo del honor y la dignidad de Dios. Por lo tanto, la mujer cristiana debería reconocer con agrado su posición subordinada siendo modesta y sumisa, y debería estar dispuesta a representarlo visiblemente llevando un velo u otra prenda como cobertura para la cabeza. No debería intentar usurpar la posición del varón, sino, por el contrario, debería apoyar su jefatura. (1Co 11:4, 7-10.)
11:10.
¿Por qué cubrirse la mujer la cabeza ‘debido a los ángeles’?.
Los ángeles se fijan en todos los miembros de la organización de Jehová, tanto del cielo como de la Tierra, y están muy pendientes de sus demostraciones de respeto a la autoridad divina. De hecho, se benefician del ejemplo de obediencia de los humanos imperfectos. Al fin y al cabo, estos espíritus también deben dar prueba de sumisión al orden divino, algo que no todos ellos hicieron en su día (Judas 6). En la actualidad reciben un magnífico ejemplo cada vez que una cristiana se somete por voluntad propia a la autoridad de un hermano bautizado, incluso si ella lo supera en experiencia, conocimiento o inteligencia. Y el ejemplo les resulta aún más impactante si se trata de una cristiana ungida. ¿Por qué? Porque en el futuro dicha hermana será parte del grupo de coherederos que reinará con Cristo en los cielos, en una posición superior a la de los propios ángeles.
12:12.
¿A qué se compara en la Biblia la unidad de los cristianos?.
Debido al pecado heredado, todos tenemos una “tendencia hacia la envidia” (Sant. 4:5). Ni siquiera los cristianos más maduros están libres de sentir celos de la situación, las posesiones, los nombramientos o las habilidades de los demás. Algo que nos ayudará a no ser presa de la envidia es recordar que la Biblia compara a los miembros ungidos de la congregación con las partes del cuerpo (1 Cor. 12:14-18). Pensemos en el ojo, que está a la vista de todos, y en el corazón, que no lo está. A pesar de esta diferencia, ¿no es cierto que valoramos ambos órganos? Pues así mismo valora Jehová a todos sus siervos, aunque en cierto momento algunos estén más “a la vista” que otros. Por eso, debemos aprender a ver a nuestros hermanos como él lo hace. Preocupémonos por ellos en vez de envidiarlos. Así contribuiremos a que sea cada vez más clara la distinción entre nosotros y los miembros de la cristiandad.
12:26.
¿Por qué deben preocuparse las congregaciones por los hermanos mayores?.
Muchas congregaciones cuidan de manera ejemplar a los hermanos que han envejecido. Les hacen las compras, les limpian la casa y les preparan comidas. Además, los ayudan a estudiar, a ir a las reuniones y a participar regularmente en el ministerio. Y si no pueden salir de casa, les graban las reuniones o disponen lo necesario para que las escuchen por teléfono. Los superintendentes cristianos hacen todo lo posible a fin de que se atiendan las necesidades de los hermanos mayores de su congregación. Además, cada uno de nosotros puede visitar a los que se encuentran enfermos o no pueden salir de casa. En cualquier caso, nunca olvidemos tratarlos como lo que son: personas adultas. Mientras conserven sus facultades mentales, debemos tomarlos en cuenta en todas las decisiones que tengan que ver con ellos. Hasta las personas que tienen mermada su capacidad mental perciben si se les trata con dignidad o no.
12:31.
¿En qué sentido es el amor un camino que sobrepujaba o superaba a los demás?.
El apóstol Pablo llamó al amor “un camino sobrepujante”, es decir, “un camino que [...] supera a todos” los demás (La Nueva Biblia Latinoamérica, 2005). Pablo acababa de enumerar los dones del espíritu, comunes entre los cristianos del siglo primero. Algunos profetizaban, otros curaban enfermedades y a muchos se les había dado la facultad de hablar en lenguas.
Por inspiración, señaló que uno puede tener grandes talentos y realizar logros impresionantes, pero si carece de amor, no le sirve de nada (1 Corintios 13:1-3).
Jesús nos da otra razón por la que debemos cultivar la cualidad divina del amor. “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos —dijo—, si tienen amor entre sí.” (Juan 13:35.) La conjunción “si” deja a cada cristiano la opción de aprender o no a expresar amor. Al fin y al cabo, el mero hecho de vivir en un país extranjero no nos obliga a aprender su idioma. Tampoco la mera asistencia a las reuniones del Salón del Reino ni el compañerismo de nuestros hermanos cristianos nos enseña automáticamente a expresar amor. Aprender este “idioma” requiere un esfuerzo continuo.
13:2.
¿Por qué es el amor (a·gá·pe) mayor que la fe y la esperanza?.
Sí nuestros esfuerzos por adquirir conocimiento y adquirir mayor fe estuvieran regidos por un propósito egoísta, esto no nos traería beneficio alguno de Dios (Mateo 17:20.). De manera similar, Jesús mostró que algunos ‘profetizarían en su nombre, expulsarían demonios en su nombre y ejecutarían muchas obras poderosas en su nombre’, pero no tendrían su aprobación. (Mateo 7:22, 23.)
¿Por qué es también mayor que la esperanza la forma de amor llamada a·gá·pe? Porque la esperanza pudiera enfocarse en uno mismo, pues la persona pudiera estar interesada principalmente en los beneficios que le pudieran venir, mientras que el amor “no busca sus propios intereses”. (1 Corintios 13:4, 5.) Además, la esperanza —como la de pasar vivos a través de la “gran tribulación” y entrar en el nuevo mundo— termina cuando se realiza lo que se ha esperado. (Mateo 24:21.) Como dice Pablo: “Fuimos salvados en esta esperanza; pero la esperanza que se ve no es esperanza, porque, cuando el hombre ve una cosa, ¿la espera? Pero si esperamos lo que no vemos, seguimos aguardándolo con aguante”. (Romanos 8:24, 25.) El amor mismo aguanta todas las cosas, y nunca falla. (1 Corintios 13:7, 8.) Así, el amor altruista (a·gá·pe) es mayor que la fe y la esperanza.
13:8.
¿Prueba la vida que llevan los miembros de organizaciones que ven con buenos ojos el ‘hablar en lenguas’ que estas personas tengan el espíritu de Dios?.
Como grupo, ¿manifiestan de manera sobresaliente los frutos del espíritu, como la apacibilidad y el autodominio o gobierno de sí mismos? ¿Pueden percibir fácilmente estas cualidades las personas que asisten a las reuniones de estas organizaciones para adorar? (Gál. 5:22, 23.)
¿Es verdad que realmente “no son parte del mundo”? Debido a esto, ¿se adhieren al Reino de Dios con plena lealtad, o participan en los asuntos políticos del mundo? ¿Se han mantenido libres de culpa por derramamiento de sangre durante los períodos de guerra? Como grupo, ¿tienen reputación excelente porque evitan la conducta inmoral del mundo? (Juan 17:16; Isa. 2:4; 1 Tes. 4:3-8.)
13:8b.
¿En qué se centra el amor de la mayoría de la gente?.
El amor es una necesidad esencial del ser humano. Pero lo cierto es que en estos últimos días cada vez es más raro encontrar personas que de verdad amen a Dios y al prójimo. Como predijo la Biblia, la mayoría de los hombres son “amadores de sí mismos”, “amadores del dinero” y “amadores de placeres más bien que amadores de Dios” (2 Tim. 3:1-5). La Palabra de Dios nos advierte que podemos dirigir mal nuestros afectos, y nos explica qué sucederá si caemos en ese error (1 Tim. 6:9, 10). En el caso de un compañero de Pablo, llamado Demas, su perdición fue el apego al mundo (2 Tim. 4:10). Este es el mismo peligro contra el que nos pone en guardia el apóstol Juan (1 Juan 2:15, 16). Está claro que es imposible amar a este mundo pasajero y sus cosas, y al mismo tiempo amar a Dios y lo que procede de él. Es verdad que no somos parte del mundo, pero vivimos en él, y corremos el peligro de adoptar sus opiniones distorsionadas o erróneas acerca del amor.
13:13.
¿A qué clase de amor se refirió Pablo al decir: “el mayor de estos es el amor”?.
Aquí la palabra “Amor.” Gr.: a·gá·pe; lat.: cá·ri·tas J17,18 (heb.): ha·’a·haváh, “el amor”; es la misma que usó el apóstol Juan cuando dijo: “Dios es amor”. (1 Juan 4:8, 16.) Este es un amor guiado o regido por principios. Puede que incluya cariño y afecto, o puede que no, pero es una emoción altruista o un sentimiento hacia hacer el bien a los demás prescindiendo de si lo merecen o no, o de si el dador recibe o no beneficios en cambio. Esta clase de amor hizo que Dios diera lo que más atesoraba su corazón, su Hijo unigénito, Jesucristo, “para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16.) Como bien nos recuerda Pablo: “Apenas muere alguien por un hombre justo; en realidad, por el hombre bueno, quizás, alguien hasta se atreva a morir. Pero Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. (Romanos 5:7, 8.) Sí, a·gá·pe hace el bien a otros sin tomar en consideración la posición que ocupan en la vida ni el costo por expresar tal amor.
13:13a.
¿En qué sentido es el amor mayor que la fe y la esperanza?.
En el pueblo de Jehová encontramos un sinnúmero de ejemplos de que el amor es el mejor camino. Ciertamente, supera siempre a todos los demás. Pablo primero señaló que los dones del espíritu cesarían cuando la congregación alcanzara la madurez (1 Cor. 13:8-12). Y luego concluyó con 1 Cor. 13:13. Cuando lleguen “las cosas que [...] esperan” los siervos de Dios y se haga realidad su “expectativa segura”, habrá determinados aspectos de su fe y esperanza que perderán vigencia (Heb. 11:1). Sin embargo, el amor durará para siempre, y por eso se dice que es mayor que la fe y la esperanza. Cuando disfrutemos de vida eterna, sin duda comprenderemos cada vez mejor el amor divino en todas sus facetas (1 Juan 2:17).
14:9.
¿Qué requisito fundamental para hablar bien se destaca en 1 Corintios 14:9, y cómo podemos poner en práctica dicho principio al enseñar?.
Nuestro vocabulario debería ser fácilmente entendible. Las palabras sencillas pero bien escogidas y las oraciones cortas y precisas tienen más fuerza y se captan mejor. Usar palabras fáciles de entender evidencia consideración a nuestros oyentes y los ayuda a retener la información.
14:20.
¿Cómo nos fortalece el corazón avanzar hacia la madurez?.
Mientras nos esforcemos por progresar en sentido espiritual, nuestra mente se mantendrá ocupada en “las cosas más importantes” (Fili. 1:9, 10). Eso a su vez nos hará valorar aún más a Jehová y agradecer todo lo que nos ha dado (Rom. 3:24). Los cristianos que están “plenamente desarrollados en facultades de entendimiento” sienten ese agradecimiento y disfrutan de una amistad íntima con él. Una cristiana llamada Luisa reconoció que al principio participaba en las actividades cristianas sobre todo para que los hermanos tuvieran una buena opinión de ella. “No sentía un deseo ardiente de servir a Jehová”, comenta. Y añade: “Con el tiempo me di cuenta de que si quería darle a Jehová lo mejor de mí, tenía que efectuar cambios; y el cambio más importante que hice fue comprometerme de verdad y dedicarme de todo corazón a su servicio”. Gracias a ese esfuerzo, Luisa pudo hacer “firme su corazón”, y eso fue lo que la ayudó a salir adelante cuando más tarde enfrentó un grave problema de salud (Sant. 5:8). Ella termina diciendo: “Sufrí muchísimo, pero me sentí muy cerca de Jehová”.
14:33-35.
¿Es bíblico la ordenación de mujeres en la congregación?.
Pablo dio estas instrucciones a Timoteo: “No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre”. (1 Timoteo 2:12.) Sin embargo, esto no significa que una cristiana no puede enseñar a sus hijos ni enseñar entre el público general; pero no debe enseñar en la congregación.
¿Quiere decir esto que las mujeres nunca deben hablar en las reuniones cristianas? Los testigos de Jehová estudian esta revista, La Atalaya, en una de sus reuniones semanales, usando artículos que tienen preguntas sobre los párrafos. El ministro que conduce el estudio, siempre un hermano, pide que los miembros de la congregación, entre ellos hermanas, contesten estas preguntas. Pero estas mujeres no están enseñando. Sencillamente expresan en sus propias palabras los pensamientos del artículo. Hasta a los niños se les estimula a dar respuestas, y muchas veces sus comentarios, que por lo general son breves y sencillos, ciertamente dan en el blanco.
Pablo también dijo lo siguiente acerca de las mujeres: “Pues, si quieren aprender algo, interroguen a sus propios esposos en casa, porque es vergonzoso que una mujer hable en la congregación”. (1 Corintios 14:35.) Esto significa que si las hermanas no entienden ciertas declaraciones que se leen o se hacen durante las reuniones, o se sienten perturbadas por ellas, no deben presentar puntos para disputa ante la congregación. Más bien, deben pedir que sus esposos les aclaren los asuntos cuando estén en casa.
Sin embargo, hay ocasiones en que las cristianas pueden predicar a los hombres. Los testigos de Jehová pasan mucho tiempo predicando las buenas nuevas del Reino de casa en casa. Cuando una predicadora se encuentra ante un hombre, ¿debe sencillamente excusarse y seguir su camino? ¡Por supuesto que no! En este caso no está predicando a una congregación, sino a una sola persona, quizás a un incrédulo. De igual manera, una ministra puede ayudar a una familia no cristiana a estudiar la Biblia aunque el padre esté presente.
“‘Mujeres que predican’... sigue la lucha enconada”
ESOS titulares revelan que hay una controversia creciente. Recientemente varias religiones protestantes han cambiado la ‘norma de su iglesia’ para permitir que las mujeres sirvan de “ministros” o “sacerdotes.” Entre éstas están la luterana, la episcopal y la anglicana.
Por el contrario, el 27 de enero de 1977, el Vaticano volvió a declarar su posición de que solo los hombres podrían ser sacerdotes católicos romanos. Muchos ‘activistas católicos’ dijeron en el acto que seguirían arguyendo a favor de la ordenación de las mujeres.
En vista de todo esto, uno naturalmente se pregunta: ‘Después de centenares de años en que solamente los varones ocuparon el púlpito, ¿a qué se debe el debate actual?’ Por lo general se conviene en que la fuerza principal ha sido el movimiento de liberación de las mujeres. Las escritoras feministas insisten en que las mujeres están igualmente capacitadas y que “parece imperativo un cambio en la tradición.”
En realidad, parece que gran parte de la controversia tiene que ver con la cuestión de si se debe “abolir la tradición” o no. Pero, más bien, no debiera el punto de primera importancia ser éste: ¿A quién da Dios la responsabilidad de instruir a la congregación? Sí, en vez de explorar las tradiciones hechas por el hombre, consideremos el punto de vista bíblico.
Jesús amaba a la gente, incluso a las mujeres. En contraste con los fariseos y otros, él trataba a las mujeres con respeto y de buena gana las instruía. Las mujeres lo atendían lealmente y fueron las primeras que lo vieron después de su resurrección.—Juan 4:27; Luc. 10:39; Mat. 27:55, 56; 28:1, 9.
Nada en los Evangelios indica que Jesús haya desanimado a las mujeres de hablar con otros acerca de las “buenas nuevas” de salvación. De hecho, después del derramamiento del espíritu de Dios sobre los 120 hombres y mujeres reunidos en el Pentecostés, Pedro cita la profecía de Joel donde Dios dice: “Derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y profetizarán sus hijos y sus hijas.” (Hech. 1:14; 2:1-18; Joel 2:28, 29) Por lo tanto, en la congregación primitiva, hombres y mujeres gozosamente compartieron su nueva esperanza con todo el que escuchara.
Por otra parte, es menester que consideremos cuidadosamente el uso bíblico de la palabra griega diáconos. A veces se usa en el sentido general de “servir” o “ministrar a” otros un individuo de un sexo o el otro. Evidentemente es de esta manera que Pablo se refiere a “Febe nuestra hermana, que es ministra [que ha estado sirviendo, VP].” (Rom. 16:1; Luc. 8:1-3) Sin embargo, hay muchos pasajes en que la palabra obviamente se refiere a un puesto por nombramiento en la congregación... a un auxiliar ministerial.
La lista de requisitos que debe satisfacer el que ocupa este puesto oficial incluye: “Que los siervos ministeriales sean esposos de una sola mujer.” Se dice lo mismo acerca de los que tienen la superintendencia espiritual, a los cuales se les llama “ancianos” o “superintendentes.” El que es un anciano de la congregación tiene que ser un “hombre que presida su propia casa excelentemente.” (1 Tim. 3:2-4, 8, 12) De modo que los varones bautizados son los que han de tomar los puestos de dirección de anciano y siervo ministerial.
Las Escrituras Griegas Cristianas se expresan con gran claridad sobre este asunto. Pablo escribe: “No permito que la mujer enseñe [a la congregación], ni que ejerza autoridad sobre el hombre.” (1 Tim. 2:11, 12) No obstante, Pablo también dice que las mujeres están capacitadas para enseñar, porque exhorta a las mujeres maduras a ser “maestras de lo que es bueno” para con las “mujeres jóvenes.” (Tito 2:3-5) ¿Por qué pueden las mujeres enseñar a los que están fuera de la congregación pero no se les permite llevar la delantera dentro de ella? ¿Fue el apóstol Pablo un “anti-mujer,” como algunos afirman?
El razonar así es pasar por alto una enseñanza fundamental de la Biblia: jefatura. Pablo estaba en armonía con Pedro y otros escritores bíblicos cuando escribió: “Mas quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez la cabeza de la mujer es el varón; a su vez la cabeza del Cristo es Dios.”—1 Cor. 11:3; 1 Ped. 3:1.
Dios es el único que no tiene cabeza sobre él. Pero al considerar el modo en que muchos hombres han abusado de su jefatura, no extraña mucho el que algunas mujeres clamen amargamente por la igualdad. Sin embargo, la verdad es que Dios dispuso este arreglo de jefatura para el bien de todos. ¿Cómo?
Jehová diseñó el arreglo de familia para las relaciones más íntimas de la vida. Para asegurar la felicidad y seguridad de todos, la estabilidad y unidad serían esenciales. Obviamente, tendría que haber un miembro que diera la dirección. Jehová le dio esta responsabilidad al hombre. También mandó al esposo a ‘amar a su esposa así como se ama a sí mismo’... teniéndola en tierna estima y honrándola.—Efe. 5:28-33.
Por lo tanto, si le corresponde a la mujer buscar la dirección de su esposo en el hogar, ¿cómo pudiera asumir la jefatura sobre hombres y mujeres en la congregación? ¿Qué sucedería si un anciano de congregación se casara con una “anciana”?
Los que porfían en pro de mujeres “en el púlpito” quisieran hacernos creer que la única razón por la cual Jesús no tuvo mujeres entre sus doce apóstoles fue debido a la costumbre social del día. Pero Jesús obró en armonía con el propósito original de Dios. En Edén, Adán fue la cabeza de Eva, aun antes de que cayeran en el pecado.—Gén. 2:18, 22, 24; 1 Cor. 11:7-9.
Ahora bien, ¿impide este patrón divino el desarrollo cristiano de las mujeres, las hace “cristianas inferiores”? Hoy muchos enlazan la palabra “sumisión” con “inferioridad.” Pero, según la Biblia, solo si nos sometemos a la voluntad de Jehová —buscando nuestro lugar en su arreglo— podemos hallar felicidad.
Además, con frecuencia tergiversan la actitud de Pablo respecto a las mujeres. No solo escribió extensamente acerca de amarlas y respetarlas, sino que repetidas veces saludó por nombre y alabó a hermanas individuales. (Rom. 16:3, 4, 6, 12) Pablo también escribió el versículo que más citan los que abogan por mujeres como “sacerdotes”: “No hay judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni macho ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús.”—Gál. 3:28.
El estudiar este versículo bíblico en su contexto revela una verdad profunda. La clase celestial no está limitada a hombres, sino que incluye a mujeres. Ciertamente esto, más que toda otra cosa, proclama el modo favorable en que Dios ve a las mujeres... un modo que reflejaron fielmente Cristo y Pablo.
Por eso, aunque las iglesias tomen muchos diferentes rumbos respecto a este asunto, las mujeres cristianas hacen bien al atenerse a la enseñanza bíblica. El hacerlo no las “reprime.” Hallan verdadera felicidad al ofrecer “sacrificios espirituales aceptos a Dios.” Y, lo de más importancia, reciben la bendición de Dios.—1 Ped. 2:5.
★¿Debería la mujer estar en el púlpito? - (19870708-Pg.22/407)
15:6.
¿Qué evidencia histórica prueba que Jesucristo realmente fue levantado de entre los muertos?.
Más de 500 discípulos cristianos vieron al Hijo de Dios ya resucitado. (1 Cor. 15:6) Los que quedaron plenamente convencidos de que Jesucristo había sido levantado de entre los muertos declararon esta verdad denodadamente aunque pudo haber significado la muerte de ellos. No pudieran haber ejercido tal fe si solo hubieran tenido una simple visión o solo se fundaran en su imaginación. Cualquier intento de engañar hubiera sido expuesto como falsedad en aquel tiempo, puesto que los enemigos de los cristianos se esforzaban por desacreditarlos y detener su actividad.
15:19.
¿Por qué seríamos dignos de lastima si esta vida es todo cuanto hay?.
¡Qué triste sería que nuestra única esperanza fuera la de vivir en este mundo de Satanás! “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir”, dicen quienes piensan que esta vida es todo lo que hay (1 Cor. 15:32). Pero hay algo más: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según [la] promesa [de Dios], y en estos la justicia habrá de morar” (2 Ped. 3:13). Cuando llegue ese momento, los cristianos podrán disfrutar de “la vida de verdad”, “la vida eterna” en perfección, ya sea en los cielos o en la Tierra bajo el amoroso gobierno del Reino de Dios (1 Tim. 6:12). El Reino de Dios es el único gobierno capaz de resolver definitivamente todos los problemas. Por ello, no hay mejor labor en la vida que la de promover los intereses del Reino (Juan 4:34). Al hacerlo, cultivamos una hermosa relación con nuestro Padre celestial.
15:28.
¿Qué significan las palabras “todas las cosas para con todos”?.
Antes de pecar, Adán y Eva formaban parte de la familia universal de Dios y vivían en paz y armonía con ella. Jehová, el Soberano Universal, gobernaba directamente toda su creación, tanto a los ángeles como a los seres humanos. Ellos podían adorarle y comunicarse personalmente con él, y Jehová los bendecía. En efecto, él era “todas las cosas para con todos”.
Esa relación se vio truncada cuando los seres humanos se dejaron influir por Satanás y se rebelaron contra la soberanía de Jehová. No obstante, el Reino mesiánico está tomando medidas desde el año 1914 para recuperar la unidad y la armonía (Efes. 1:9, 10). Durante el Reinado de Mil Años se harán realidad magníficas “cosas [...] que no se ven” todavía. A continuación vendrá “el fin”, es decir, la conclusión del Reinado de Mil Años de Cristo.
¿Qué sucederá después? Aunque a Jesús se le ha concedido “toda autoridad [...] en el cielo y sobre la tierra”, él no tiene la menor intención de usurpar el puesto de Jehová, pues no es ambicioso. Más bien, humildemente le “entrega el reino a su Dios y Padre”, empleando su autoridad y privilegiada posición “para la gloria de Dios” (Mat. 28:18; Filip. 2:9-11).
15:29.
¿Qué significa bautizarse “con el propósito de ser personas muertas”?.
Estas palabras no significan que haya que bautizarse en favor de las personas que han muerto sin estar bautizadas. Mas bien quiere decir que cuando a los cristianos se les unge con espíritu santo, se sumen en un proceder que conduce a su muerte y a su subsiguiente resurrección a la vida celestial. El apóstol habla de la vida que llevan los ungidos como si fuera una inmersión. Tienen que mantenerse íntegros hasta la muerte para luego levantarse en la resurrección como seres espirituales.
15:33.
¿A quiénes escoge Jehová como amigos?.
En muchos sentidos, las personas somos como esponjas: absorbemos lo que nos rodea. El Creador sabe que los amigos pueden tener en nosotros una influencia muy negativa o muy positiva. De ahí que nos dé este buen consejo: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal” (Pro. 13:20). Todos queremos ser sabios, pues no nos gustaría que nos fuera mal en la vida. Por eso debemos seguir el magnífico ejemplo que nos da el propio Jehová. Es interesante notar que aunque él no puede hacerse más sabio ni tampoco verse afectado por las malas influencias, elige muy bien sus amistades. Pues bien, ¿a qué humanos imperfectos ha escogido Dios como amigos? Seguramente recordamos que Jehová llamó “mi amigo” a Abrahán (Isa. 41:8). Este patriarca se destacó por su fe y su lealtad, por su justicia y su obediencia (Sant. 2:21-23). Ese es el tipo de amigos que busca Jehová.
15:45.
¿Por qué fue verdaderamente único el sacrificio de Jesús?.
Jesús era un hombre perfecto. Por eso era la única persona que podía ofrecer un sacrificio perfecto, completo, un sacrificio que no tendría que repetirse. Bajo la Ley mosaica se ofrecían sacrificios todos los días. Sin embargo, aquellos sacrificios y los servicios que prestaban los sacerdotes eran tan solo una sombra de lo que iba a lograr Jesús (Heb. 8:5; 10:1). Por los efectos tan beneficiosos y duraderos de su sacrificio, Jesús es un Sumo Sacerdote único. Para tener una buena relación con Dios, necesitamos los servicios de un Sumo Sacerdote como Jesús. ¡Y qué extraordinario Sumo Sacerdote es él! Pablo escribió: “No tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado” (Heb. 4:15). Los cristianos que comprenden bien este hecho se sienten impulsados a no vivir “ya para sí, sino para el que murió por ellos” (2 Cor. 5:14, 15; Luc. 9:23).
15:50.
¿Es posible que los cristianos sean llevados al cielo en cuerpo físico?.
¿Contradice 1 Cor. 15:50 lo que le sucedió al profeta Elías? ¡De ningún modo! Este suceso tiene que entenderse a la luz de la declaración clara que hizo Jesús siglos después: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre” (Juan 3:13, VV [1977]). Aunque se vio a Elías cuando “subió al cielo en un torbellino”, esto no quiere decir que fuera a la región espiritual. ¿Por qué no? Porque posteriormente se dice que él envió una carta de censura al rey de Judá. (2 Rey. 2:11, VV; 2 Cró. 21:1, 12-15). Antes que los humanos inventaran los aviones, Jehová usó en aquella ocasión sus propios medios (un carro de fuego y un torbellino) para elevar a Elías al cielo donde vuelan las aves y transportarlo a otro lugar. (Génesis 1:6-8, 20.)
15:52, 53.
¿Hasta qué punto confía Jehová en el esclavo fiel?.
Tras servir a Dios fielmente y morir en cuerpos humanos corruptibles, los seguidores ungidos de Cristo son resucitados como seres espirituales. Pero se les da algo más que vida eterna: se les da inmortalidad, es decir, una vida perdurable e indestructible. También reciben incorruptibilidad, pues se les dan cuerpos que no pueden corromperse y que, al parecer, son independientes de fuentes exteriores de energía. Apo 4:4 los representa sentados en tronos con coronas de oro sobre la cabeza, indicando así que les espera la gloria de ser reyes. Pero eso no es todo. Jehová ha escogido a los cristianos ungidos para que sean la futura novia de su Hijo (Apo 19:7, 8).
15:58.
¿Por qué no depende éxito en nuestro ministerio de la respuesta que obtenemos?.
Lo que determina el éxito de su labor en la predicación no es la respuesta que obtiene. Puede estar seguro: Jehová es quien atrae a las personas sinceras y siempre se encarga de que tengan la oportunidad de responder al mensaje del Reino (Hechos 18:5-8; Juan 6:44).
16:10.
¿A qué dificultades tuvo que enfrentarse Timoteo?.
Timoteo tenía “frecuentes casos de enfermedad” debido a problemas estomacales (1Ti. 5:23). Además, parece que tenía que luchar con su timidez. De hecho, cuando Pablo lo envió a Corinto para resolver un problema --causado por algunos hermanos que estaban cuestionando la autorudad del apóstol--, pidió a los corintios que cooperaran con él, para que estuviera “libre de temor” entre ellos (1Co. 4:17; 16:10, 11).
16:13.
¿Cómo mantenernos despiertos?.
Tres “píldoras” simbólicas para mantenernos despiertos son:
1) Tener mucho que hacer en la obra del Señor (1 Corintios 15:58).
2) Tener conciencia de la necesidad espiritual (Mateo 5:3).
3) Adquirir un conocimiento más profundo de la Palabra de Dios y seguir los consejos bíblicos a fin de actuar con sabiduría (2 Timoteo 3:14, 15; Proverbios 13:20).
Los buenos hábitos de estudio personal y la asistencia regular a las reuniones contribuirán a fortalecer nuestra fe. Un aspecto importante de ella es tener siempre presente el día de Jehová. De modo que haremos bien en repasar de vez en cuando las pruebas bíblicas de que vivimos cerca del fin de este mundo, pues nos ayudará a no perder de vista las verdades importantes tocantes al inminente fin. Además, es conveniente prestar atención al desarrollo de los acontecimientos mundiales que cumplen profecías bíblicas. Un hermano de Alemania escribió: “El ver las noticias —las guerras, los terremotos, la violencia y la contaminación del planeta— me hace reflexionar en lo cerca que está el fin”.
16:13a.
¿Cuál es el significado de estos consejos?.
En el griego original, todas estas órdenes se encuentran en imperativo presente, instándonos a una acción continua.
Nos ‘mantenemos despiertos’ en sentido espiritual si nos oponemos al Diablo y permanecemos cerca de Dios (Santiago 4:7, 8). La confianza en Jehová nos permite seguir unidos y ‘estar firmes en la fe cristiana’. Todos, incluidas las muchas mujeres de la congregación, ‘nos portamos como hombres’ si servimos con valor a Dios en calidad de proclamadores del Reino (Salmo 68:11). Nos ‘hacemos poderosos’ pidiendo de continuo a nuestro Padre celestial que nos dé fuerzas para efectuar su voluntad (Filipenses 4:13).
16:13b.
¿Cómo portarse como hombres?.
De ninguna manera lo haría teniendo hijos ilegítimos. La Biblia exhorta: “Manténganse despiertos, estén firmes en la fe, pórtense como hombres, háganse poderosos. Efectúense todos sus asuntos con amor” (1 Corintios 16:13, 14).
Observa que ‘portarse como hombres’ implica estar alerta y firme en la fe, ser valiente y amoroso. Claro, estos principios son aplicables tanto a los hombres como a las mujeres. Pero si cultivas cualidades espirituales como estas, la gente tendrá sobradas razones para respetarte y admirarte como a un verdadero hombre.
Aquí la palabra griega (andrizo) que se traduce “pórtense como hombres” es un verbo que se deriva del nombre aneren el caso genitivo, a saber, andros. Este sustantivo griego significa hombre, varón, a diferencia de mujer, hembra. Por ejemplo, Mateo 14:21 dice: “Sin embargo, los que comieron fueron unos cinco mil varones, además de mujeres y niñitos”. (Vea también Mateo 15:38; Marcos 6:44; Juan 6:10.) (w83 1/4 22 párr. 9)
En el texto original de las Escrituras Griegas Cristianas el verbo andrizo aparece solo una vez, a saber, en 1 Corintios 16:13, donde la Traducción del Nuevo Mundolo vierte “pórtense como hombres”. La Versión Valera [1977] dice: “Portaos varonilmente”. La Versión de E. M. Nieto [1980]: “Obrad varonilmente”. La Versión Levoratti-Trusso: “Compórtense varonilmente”. Sin embargo, en el texto griego de la Versión de los Setenta, en griego, el verbo andrizo aparece veintiuna veces. (w83 1/4 23 párr. 12)
En el último de los veintiún casos en que aparece este verbo griego en la Versión de los Setentagriega, en Nahum 2:1, leemos: “Ante tu presencia compareció jadeante alguien que es librado de la aflicción. Vigila el camino; cíñete los lomos; obra varonilmente con todo tu poder”. (Vea también la edición de Bagster de la Versión de los Setenta, en inglés (Nota: Los demás lugares donde aparece el verbo griego andrizo en la versión griega LXX son: Josué 1:6, 7, 9, 18; 10:25; 2 Samuel 10:12; 13:28; 1 Crónicas 19:13; 22:13; 28:20; 2 Crónicas 32:7; Salmo 26:14; 30:25; Jeremías 2:25; 18:12; Daniel 10:19; Miqueas 4:10; compare éstos con las lecturas de las traducciones del texto hebreo original de todos estos versículos, por ejemplo, con las versiones modernas al español que se citan arriba. En Jeremías 2:25 leemos: “Pero ella dijo: Obraré como alguien que ha alcanzado la madurez [andrizo]. Debido a que amaba a los extraños, por eso se fue tras ellos”. (Charles Thomson.) (w83 1/4 23 párr. 14)
16:19.
¿Qué aprendemos de la relación que tuvo Pablo con unas cien personas mencionadas en los Hechos y en sus cartas?.
Debemos trabajar siempre con la organización de Dios, con nuestra congregación y con nuestros hermanos en la fe. Necesitamos su ayuda, apoyo y consuelo en los buenos y en los malos momentos. Tan solo en el Cap.16 de Romanos Pablo menciona a 26 hermanos por nombre.
1:26-31; 3:3-9; 4:7. Debemos ser humildes y no jactarnos, o hablar con orgullo, de nosotros, sino solo de Jehová. Así fortaleceremos la unidad de la congregación.
2:3-5. Cuando Pablo fue a predicar a Corinto, quizás se preguntara si sería capaz de convencer a alguien en aquel gran centro de la cultura y filosofía griega. Pero no se dejó dominar por sus miedos y debilidades, sino que llevó a cabo el ministerio que Dios le había encomendado. Nosotros tampoco debemos darnos por vencidos si hacemos frente a situaciones poco comunes. Como Pablo, pedimos ayuda a Jehová y seguimos anunciando las buenas nuevas del Reino de Dios.
2:16. Tener “la mente de Cristo” significa conocer bien su forma de razonar, pensar como él, comprender todos los rasgos de su personalidad e imitar su ejemplo (1 Ped. 2:21; 4:1). Para lograrlo, es esencial estudiar a fondo su vida y ministerio.
3:10-15; 4:17. Debemos analizar nuestro modo de enseñar y hacer discípulos, y esforzarnos por mejorar (Mat. 28:19, 20). Si somos negligentes, el estudiante tal vez no sobreviva a las pruebas de fe. Y aunque nosotros nos salvemos, será “como a través de fuego”: con el dolor de haberlo perdido.
5:6. Si un hermano tiene un problema personal con la envidia, deberá de luchar para nunca permitir que ese problema trascienda a la congregación, especialmente si está en un cargo de responsabilidad, pues si permitiera que ese problema influyera en su manera de enseñar desde la plataforma, podría causar divisiones y conflictos entre hermanos e irritar la paz y el desarrollo de la congregación. Por ejemplo, un hermano se prepara muy bien y da buenos comentarios en las reuniones, pero quizás sus comentarios, sobrepasan a los recomendados 30 segundos, si el hermano con cierta animosidad ahora descalifica a este hermano como falto de modestia por comentar un poco más tiempo, lo que antes era una bendición para la congregación, el estudio profundo de este hermano, ahora se convirtió en una demostración de falta de modestia, lo que impedirá que los hermanos saquen provecho de estos comentarios. En realidad quien se alegra de esta guerra interna en la congregación es Satanás mismo que ha conseguido imitar el milagro que Jehová utiliza al confundir al enemigo y atacarse a sí mismo hasta destruirse mutuamente.
6:18. Para “[huir] de la fornicación”, no basta con evitar los actos sexuales englobados por el término griego pornéia. Hay que rechazar todo lo que podría llevarnos a caer en ella, como la pornografía, la inmundicia moral, las fantasías eróticas y el coqueteo (Mat. 5:28; Sant. 3:17).
7:29. Los cónyuges no deben estar tan pendientes el uno del otro que dejen los intereses del Reino en segundo plano.
10:8-11. A Jehová le ofendió mucho que los israelitas hablaran mal de Moisés y Aarón. Por eso, no sería sabio que cayéramos en el vicio de andar criticando a los demás.
16:2. La planificación y la regularidad son esenciales para no descuidar nuestra aportación monetaria a favor de la obra del Reino.
CORINTO era “una ciudad célebre y voluptuosa, donde los vicios de Oriente y Occidente se encontraban”. Situada en un istmo angosto entre el Peloponeso y la Grecia continental, Corinto dominaba la ruta terrestre al continente. En los días del apóstol Pablo la ciudad tenía una población de unas 400.000 personas, superada solamente por las de Roma, Alejandría y Antioquía de Siria. Al este de Corinto estaba el mar Egeo, y al oeste el golfo de Corinto y el mar Jónico. De modo que Corinto, la capital de la provincia de Acaya, con sus dos puertos de Cencreas y Lequeo, ocupaba una posición de estratégica importancia comercial. Era también un centro de la cultura griega. “Su riqueza —se ha dicho— era tan renombrada como para ser proverbial; también lo eran el vicio y el libertinaje de sus habitantes”. Entre sus prácticas religiosas paganas estaba la adoración de Afrodita (equivalente de la Venus romana). La sensualidad era un producto de la adoración corintia.
2 Fue a esta metrópoli próspera, pero moralmente decadente, del mundo romano adonde viajó Pablo alrededor de 50 E.C. Durante su estadía de 18 meses allí, se estableció en la ciudad una congregación cristiana. (Hech. 18:1-11.) ¡Cuánto amaba Pablo a aquellos creyentes que mediante él habían oído por primera vez las buenas nuevas acerca de Cristo! Por carta les recordó el lazo espiritual que existía entre ellos y él, al decir: “Aunque ustedes tengan diez mil tutores en Cristo, ciertamente no tienen muchos padres; porque en Cristo Jesús yo he llegado a ser padre de ustedes mediante las buenas nuevas”. (1 Cor. 4:15.)
3 El profundo interés de él en el bienestar espiritual de ellos impulsó a Pablo a escribir su primera carta a los cristianos corintios durante su tercera gira misional. Habían pasado algunos años desde que había residido en Corinto. Ahora era alrededor de 55 E.C., y Pablo se hallaba en Éfeso. Parece que había recibido una carta de la relativamente nueva congregación de Corinto, y era preciso contestarla. Además, Pablo había recibido informes perturbadores (7:1; 1:11; 5:1; 11:18). Tan angustiosos le fueron estos que el apóstol ni siquiera se refirió a la carta que los corintios le habían enviado con preguntas sino hasta el primer versículo del capítulo 7 de su carta. Especialmente debido a aquellos informes, Pablo se sintió impelido a escribir a sus compañeros cristianos de Corinto.
4 Pero ¿cómo sabemos que Pablo escribió Primera a los Corintios desde Éfeso? En primer lugar, al concluir la carta con saludos el apóstol incluye los de Áquila y Prisca (Priscila) (16:19). Hechos 18:18, 19 muestra que estos se habían trasladado de Corinto a Éfeso. Puesto que Áquila y Priscila residían entonces en esta última ciudad y Pablo los incluyó en los saludos finales de Primera a los Corintios, él debe haber estado en Éfeso cuando escribió la carta. Sin embargo, un punto que disipa toda duda en cuanto a ello es la declaración de Pablo en 1 Corintios 16:8: “Mas voy a permanecer en Éfeso hasta la fiesta del Pentecostés”. De modo que Pablo escribió Primera a los Corintios en Éfeso, aparentemente hacia el final de su estadía allí.
5 La autenticidad de Primera a los Corintios, y también de Segunda a los Corintios, es incuestionable. Los cristianos primitivos atribuyeron a Pablo estas cartas, las aceptaron como canónicas y las incluyeron en sus colecciones. De hecho, se dice que por lo menos seis veces se alude a Primera a los Corintios y se cita de ella en una carta enviada de Roma a Corinto, fechada alrededor del año 95 E.C. y llamada Primera de Clemente. Parece que el escritor hizo referencia a Primera a los Corintios al instar a los que recibirían su carta: “Consideren la epístola del bendito Pablo el apóstol”. También citan directamente de Primera a los Corintios Justino Mártir, Atenágoras, Ireneo y Tertuliano. Hay prueba clara de que una recopilación o colección de las cartas de Pablo, entre ellas Primera y Segunda a los Corintios, “se hizo y publicó en la última década del primer siglo”.
6 La primera carta de Pablo a los corintios nos da la oportunidad de mirar dentro de la congregación corintia misma. Estos cristianos tenían problemas que afrontar y cuestiones que resolver. Había facciones dentro de la congregación, pues algunos seguían a hombres. Había surgido un caso escandaloso de inmoralidad sexual. Algunos estaban experimentando dificultades en su hogar debido a sus creencias. ¿Deberían permanecer con sus cónyuges incrédulos, o separarse? ¿Y qué hay de comer carne sacrificada a ídolos? ¿Deberían hacerlo? Los corintios necesitaban consejo respecto a cómo conducir sus reuniones, incluso la celebración de la Cena del Señor. ¿Cuál debería ser la posición de las mujeres en la congregación? Además, entre ellos había personas que negaban la resurrección. Había muchos problemas. No obstante, el apóstol estaba particularmente interesado en restaurar a los corintios en sentido espiritual.
7 uesto que las circunstancias internas de la congregación y el ambiente que reinaba en la antigua Corinto, con su prosperidad y libertinaje, tienen paralelos modernos, el excelente consejo que Pablo escribió bajo inspiración divina capta nuestra atención. Lo que Pablo dijo está tan lleno de significado para nuestros días que el considerar con meditación su primera carta a los amados hermanos y hermanas de Corinto resultará ser verdaderamente provechoso. Tenga presente el espíritu del tiempo y el lugar. Medite y escudriñe, tal como deben haberlo hecho los cristianos corintios, mientras repasamos las palabras penetrantes, conmovedoras e inspiradas de Pablo a sus compañeros de creencia de la antigua Corinto.
8 Pablo denuncia el sectarismo, exhorta a la unidad - (1:1–4:21) Pablo tiene buenos deseos para los corintios. Pero ¿qué hay de las facciones y disensiones que hay entre ellos? “El Cristo existe dividido” (1:13). El apóstol está agradecido de haber bautizado a muy pocos de ellos, para que no puedan decir que han sido bautizados en su nombre. Pablo predica a Cristo fijado en el madero. Esto es causa de tropiezo para los judíos, y necedad para las naciones. Pero Dios escogió las cosas necias y débiles del mundo para avergonzar a los sabios y fuertes. De modo que Pablo no usa habla extravagante, sino que deja que los hermanos vean el espíritu y poder de Dios a través de sus palabras, para que cifren su fe en el poder de Dios más bien que en la sabiduría de los hombres. Hablamos las cosas reveladas por el espíritu de Dios, dice Pablo, “porque el espíritu escudriña todas las cosas, hasta las cosas profundas de Dios”. El hombre físico no puede entender estas cosas, sino solamente el hombre espiritual (2:10).
9 Ellos están siguiendo a hombres... algunos a Apolos, otros a Pablo. Pero ¿quiénes son estos? Son solo ministros mediante los cuales los corintios habían llegado a ser creyentes. Los que plantan y riegan no son nada, pues ‘Dios seguía haciéndolo crecer’, y ellos son Sus “colaboradores”. La prueba del fuego demostrará quién ha hecho obras duraderas. Pablo les dice: “Ustedes son el templo de Dios”, en quienes mora Su espíritu. “La sabiduría de este mundo es necedad para con Dios.” Por lo tanto, que nadie se jacte en los hombres, porque en verdad todas las cosas pertenecen a Dios (3:6, 9, 16, 19).
10 Pablo y Apolos son humildes mayordomos de los secretos sagrados de Dios, y los mayordomos deben ser fieles. ¿Quiénes son los hermanos de Corinto para que se jacten, y qué tienen que no hayan recibido? ¿Han llegado a ser ricos, han empezado a gobernar como reyes y se han hecho muy discretos y fuertes, mientras que los apóstoles, que han llegado a ser un espectáculo teatral tanto a ángeles como a hombres, todavía son necios y débiles, el desecho de todas las cosas? Pablo envía a Timoteo para que les ayude a recordar sus métodos relacionados con Cristo y a ser imitadores de él. Si Jehová quiere, Pablo mismo irá dentro de poco y llegará a conocer, no solo el habla de los que están hinchados, sino su poder.
11 Sobre mantener limpia la congregación - (5:1–6:20) ¡Se informa de un escandaloso caso de inmoralidad entre los corintios! Un hombre ha tomado la esposa de su padre. A tal hombre hay que entregarlo a Satanás, porque un poco de levadura hace fermentar toda la masa. Ellos tienen que cesar de mezclarse en la compañía de cualquiera que se llame hermano pero sea inicuo.
12 ¡Los corintios hasta habían estado llevándose unos a otros a los tribunales! ¿No hubiera sido mejor que se dejaran defraudar? Puesto que han de juzgar al mundo y a los ángeles, ¿no pueden hallar a alguien entre ellos que juzgue entre los hermanos? Más que eso, deben ser limpios, pues los fornicadores, idólatras y otros como estos no heredarán el Reino de Dios. Eso es lo que algunos de ellos eran, pero han sido lavados y santificados. “Huyan de la fornicación”, dice Pablo. “Porque fueron comprados por precio. Sin falta, glorifiquen a Dios en el cuerpo que son ustedes” (6:18, 20).
13 Consejo sobre la soltería y el matrimonio - (7:1-40) Pablo contesta una pregunta acerca del matrimonio. Debido a la ocurrencia común de la fornicación, pudiera ser aconsejable que el hombre o la mujer se casara, y los que están casados no deben estar privándose mutuamente del débito conyugal. Es bueno que los no casados y las viudas permanezcan solteros, como Pablo; pero si no tienen autodominio, que se casen. Una vez que se hayan casado, deben permanecer juntos. Aun cuando su cónyuge sea incrédulo, el creyente no debe irse, pues pudiera ayudarle a alcanzar la salvación. En cuanto a la circuncisión y la esclavitud, que cada uno esté contento con permanecer en la condición en que fue llamado. Respecto a la persona casada, está dividida porque quiere ganar la aprobación de su cónyuge, mientras que la persona soltera está ansiosa solamente por las cosas del Señor. Los que se casan no pecan, pero los que no se casan ‘hacen mejor’ (7:38).
14 Hacer todas las cosas por causa de las buenas nuevas - (8:1–9:27) ¿Qué hay del alimento ofrecido a los ídolos? ¡Un ídolo no es nada! Hay muchos “dioses” y “señores” en el mundo, pero para el cristiano hay “un solo Dios el Padre” y “un solo Señor, Jesucristo” (8:5, 6). Sin embargo, alguien pudiera ofenderse si observara a uno comer carne sacrificada a un ídolo. Pablo aconseja que en tales circunstancias el cristiano no debe comerla, para evitar que su hermano tropiece.
15 Pablo se niega a sí mismo muchas cosas por causa del ministerio. Como apóstol tiene derecho a ‘vivir de las buenas nuevas’, pero se ha refrenado de hacerlo. No obstante, le está impuesta la necesidad de predicar; de hecho, dice: “¡Ay de mí si no declarara las buenas nuevas!”. De modo que se ha hecho esclavo de todos y ha llegado a ser “toda cosa a gente de toda clase” para “que de todos modos salve a algunos”, haciendo todas las cosas “por causa de las buenas nuevas”. A fin de ganar la carrera y la corona incorruptible, trata severamente su cuerpo para que, después de haber predicado a otros, él mismo “no llegue a ser desaprobado de algún modo” (9:14, 16, 19, 22, 23, 27).
16 Advertencia contra las cosas perjudiciales - (10:1-33) ¿Qué hay de los “antepasados”? Estos estuvieron bajo la nube y fueron bautizados en Moisés. La mayoría de ellos no alcanzaron la aprobación de Dios, sino que quedaron tendidos en el desierto. ¿Por qué? Desearon cosas perjudiciales. Los cristianos deben tomar eso como advertencia para evitar la idolatría y la fornicación, y no poner a Jehová a prueba ni murmurar. El que piense que está en pie debe cuidarse para no caer. La tentación vendrá, pero Dios no dejará que sus siervos sean tentados más allá de lo que puedan soportar; les dará una salida para que puedan aguantarla. “Por lo cual”, escribe Pablo, “huyan de la idolatría” (10:1, 14). No podemos ser partícipes de la mesa de Jehová y de la mesa de los demonios. Con todo, si estuvieran comiendo en una casa, no pregunten de dónde vino la carne. Pero si alguien les advierte que ha sido sacrificada a ídolos, por consideración a la conciencia de esa persona no la coman. “Hagan todas las cosas para la gloria de Dios”, escribe Pablo (10:31).
17 Jefatura; la Cena del Señor - (11:1-34) “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo”, declara Pablo, y entonces pasa a exponer el principio divino de la jefatura: La cabeza de la mujer es el hombre, la cabeza del hombre es Cristo, la cabeza de Cristo es Dios. Por lo tanto, la mujer debe tener “una señal de autoridad” sobre su cabeza cuando ora o profetiza en la congregación. Pablo no puede alabar a los corintios, pues existen divisiones entre ellos cuando se congregan. En tal condición, ¿cómo pueden ellos participar debidamente de la Cena del Señor? Él repasa lo que sucedió cuando Jesús instituyó la Conmemoración de su muerte. Cada uno debe escudriñarse a sí mismo antes de participar, no sea que se acarree juicio por no discernir “el cuerpo” (11:1, 10, 29).
18 Dones espirituales; el amor y el seguir tras él - (12:1–14:40) Hay variedades de dones espirituales, pero el mismo espíritu; variedades de ministerios y operaciones, pero el mismo Señor y el mismo Dios. De igual manera hay muchos miembros en el único cuerpo unido de Cristo, y cada miembro necesita al otro como sucede en el cuerpo humano. Dios ha puesto cada miembro en el cuerpo como a Él le agrada, y cada uno tiene su propia función que desempeñar, de modo que ‘no debe haber división en el cuerpo’ (12:25). Los usuarios de los dones espirituales no son nada si no tienen amor. El amor es sufrido y bondadoso, no es celoso, no se hincha. Se regocija solamente con la verdad. “El amor nunca falla” (13:8). Los dones espirituales, como el profetizar y hablar en lenguas, serán eliminados, pero la fe, la esperanza y el amor permanecen. De estos, el mayor es el amor.
19 “Sigan tras el amor”, aconseja Pablo. Los dones espirituales han de usarse con amor para edificar a la congregación. Por eso el profetizar debe preferirse a hablar en lenguas. Pablo preferiría hablar cinco palabras con entendimiento para enseñar a otros a decir diez mil en una lengua desconocida. Las lenguas sirven de señal para los incrédulos, pero la profecía es para los creyentes. No deben ser “niñitos” en su entendimiento de estos asuntos. En cuanto a las mujeres, deben estar en sujeción en la congregación. “Que todas las cosas se efectúen decentemente y por arreglo” (14:1, 20, 40).
20 La certeza de la esperanza de la resurrección - (15:1–16:24) El resucitado Cristo se apareció a Cefas, a los 12, a más de 500 hermanos juntos, a Santiago, a todos los apóstoles y, como último de todos, a Pablo. ‘Si Cristo no ha sido levantado —escribe Pablo —, nuestra predicación y fe son en vano’ (15:14). Se levanta a cada uno en su propio orden: Cristo las primicias, y después los que le pertenecen durante su presencia. Finalmente Cristo entrega el Reino a su Padre después que todos sus enemigos han sido puestos bajo sus pies. Hasta la muerte, que es el último enemigo, será reducida a nada. ¿De qué le sirve a Pablo enfrentarse continuamente con peligros de muerte si no hay resurrección?
21 Pero ¿cómo han de ser levantados los muertos? Para que se desarrolle el cuerpo de una planta, el grano sembrado tiene que morir. La resurrección de los muertos es similar a eso. “Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual. [...] Carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios” (15:44, 50). Pablo dice un secreto sagrado: No todos se dormirán en la muerte, pero durante la última trompeta serán cambiados en un abrir y cerrar de ojos. Cuando esto que es mortal se vista de inmortalidad, la muerte será tragada para siempre. “Muerte, ¿dónde está tu victoria? Muerte, ¿dónde está tu aguijón?” Desde el corazón Pablo exclama: “¡Pero gracias a Dios, porque él nos da la victoria mediante nuestro Señor Jesucristo!” (15:55, 57).
22 Para concluir, Pablo aconseja que haya orden cuando se recojan las contribuciones que se han de enviar a Jerusalén para ayudar a los hermanos necesitados. Habla sobre su próxima visita vía Macedonia e indica que quizás Timoteo y Apolos también los visiten. “Manténganse despiertos —exhorta Pablo —, estén firmes en la fe, pórtense como hombres, háganse poderosos. Efectúense todos sus asuntos con amor” (16:13, 14). Pablo envía saludos de las congregaciones de Asia, y entonces escribe un saludo final de su propia mano como expresión de su amor.
23 Esta carta del apóstol Pablo es muy provechosa para ampliar nuestro entendimiento de las Escrituras Hebreas, de las cuales hace muchas citas. En el capítulo 10 Pablo señala que los israelitas bajo Moisés bebieron de una masa rocosa espiritual, que significó el Cristo. (1 Cor. 10:4; Núm. 20:11.) Luego pasa a referirse a las consecuencias desastrosas de desear cosas perjudiciales, según quedó demostrado en el caso de los israelitas bajo Moisés, y añade: “Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado”. ¡Que nunca confiemos en nosotros mismos y creamos que no podemos caer! (1 Cor. 10:11, 12; Núm. 14:2; 21:5; 25:9.) De nuevo Pablo deriva una ilustración de la Ley. Hace referencia a los sacrificios de comunión que se efectuaban en Israel para mostrar que los que participan de la Cena del Señor deben participar dignamente de la mesa de Jehová. Entonces, para apoyar su argumento de que es apropiado comer todo lo que se vende en la carnicería, cita de Salmo 24:1 y dice: “A Jehová pertenecen la tierra y lo que la llena”. (1 Cor. 10:18, 21, 26; Éxo. 32:6; Lev. 7:11-15.)
24 Al mostrar la superioridad de “las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman” y la vanidad de “los razonamientos de los sabios” de este mundo, Pablo cita nuevamente de las Escrituras Hebreas. (1 Cor. 2:9; 3:20; Isa. 64:4; Sal. 94:11.) Como autoridad para sus instrucciones en el capítulo 5 sobre expulsar al malhechor, cita de la ley de Jehová para que ‘eliminen lo malo que haya entre ellos’. (Deu. 17:7.) Al considerar su derecho a vivir del ministerio, Pablo hace otra referencia a la Ley de Moisés, que decía que a los animales que trabajaban no se les debía poner bozal para impedir que comieran, y que los levitas que servían en el templo debían recibir su porción del altar. (1 Cor. 9:8-14; Deu. 25:4; 18:1.)
25 ¡Qué provechosa instrucción inspirada hemos recibido de la primera carta de Pablo a los cristianos corintios! Medite sobre el consejo que se da contra las divisiones y el seguir a hombres (capítulos 1-4). Recuerde el caso de inmoralidad, y cómo recalcó Pablo la importancia de la virtud y la limpieza dentro de la congregación (capítulos 5 y 6). Considere su consejo inspirado respecto a la soltería, el matrimonio y la separación (capítulo 7). Piense en lo que el apóstol dijo acerca de los alimentos ofrecidos a ídolos y en cuán enérgicamente hizo ver que no se debía causar tropiezo a otros ni caer en la idolatría (capítulos 8-10). El consejo sobre la debida sujeción, una consideración de los dones espirituales, el muy práctico examen de la excelencia de la cualidad perdurable y que nunca falla, el amor... estas cosas también recibieron atención. ¡Y cuán claramente subrayó el apóstol la importancia de mantener el orden en las reuniones cristianas (capítulos 11-14)! ¡Qué defensa maravillosa de la resurrección escribió inspirado por espíritu (capítulo 15)! Estos asuntos y otros han pasado por la mente... ¡y cuán valiosos son para los cristianos de nuestros días!
26 Esta carta nos hace entender mucho mejor el glorioso tema bíblico del Reino de Dios. Da la advertencia firme de que los que no son justos no entrarán en el Reino, y enumera muchos de los vicios que descalificarían a uno. (1 Cor. 6:9, 10.) Pero lo más importante es que explica la relación que hay entre la resurrección y el Reino de Dios. Muestra que Cristo, “las primicias” de la resurrección, tiene que “reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies”. Entonces, cuando haya abatido a todos los enemigos, entre ellos la muerte, “él entrega el reino a su Dios y Padre, [...] para que Dios sea todas las cosas para con todos”. Finalmente, en cumplimiento de la promesa del Reino hecha en Edén, Cristo y sus hermanos espirituales resucitados magullarán por completo la cabeza de la Serpiente. Ciertamente la perspectiva de la resurrección es magnífica para los que han de compartir la incorruptibilidad de Cristo Jesús en el Reino celestial. Basándose en la esperanza de la resurrección, Pablo aconseja: “Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor”. (1 Cor. 15:20-28, 58; Gén. 3:15; Rom. 16:20.)
Dos cartas canónicas e inspiradas escritas por el apóstol Pablo a los cristianos de Grecia en el siglo I E.C. Ocupan los puestos séptimo y octavo, respectivamente, en la mayoría de las versiones españolas de las Escrituras Griegas Cristianas. Pablo se identifica como el escritor de ambas cartas; Primera a los Corintios la dirige a “la congregación de Dios que está en Corinto”, y Segunda a los Corintios, a “la congregación de Dios que está en Corinto, junto con todos los santos que están en toda Acaya”. (1Co 1:1, 2; 2Co 1:1.)
No se puede cuestionar con seriedad que Pablo fuera en realidad el escritor de Primera y Segunda a los Corintios. Además del propio testimonio del apóstol, la autenticidad y aceptación general de ambas cartas están confirmadas por testimonio externo. Escritores de los tres primeros siglos citan de ellas y se las atribuyen a Pablo. Asimismo, el llamado “canon de Atanasio” (367 E.C.) incluye entre “catorce cartas de Pablo el apóstol”, “dos a los corintios”. Este es el primer ejemplo de catálogo de libros de las Escrituras Griegas Cristianas que sigue el orden actual, y precedió en treinta años al publicado por el Concilio o Sínodo de Cartago (África), en 397 E.C.
El ministerio de Pablo en Corinto. Pablo llegó a Corinto hacia el año 50 E.C. Al principio pronunciaba discursos en la sinagoga todos los sábados “y persuadía a judíos y a griegos”. (Hch 18:1-4.) Sin embargo, cuando estos empezaron a oponerse y a hablar injuriosamente, dirigió su atención a la “gente de las naciones”, los gentiles de Corinto. Pablo se reunió con ellos en una casa contigua a la sinagoga, y muchos “empezaron a creer y a bautizarse”. El Señor le dijo en una visión que tenía a “mucha gente en [esa] ciudad”, de modo que el apóstol se quedó allí un año y seis meses, “enseñando entre ellos la palabra de Dios”. (Hch 18:5-11.) Como se usó a Pablo para establecer la congregación de Corinto, pudo decirles: “Aunque ustedes tengan diez mil tutores en Cristo, ciertamente no tienen muchos padres; porque en Cristo Jesús yo he llegado a ser padre de ustedes mediante las buenas nuevas”. (1Co 4:15.)
El ambiente de Corinto era muy inmoral, lo que con el tiempo llegó a afectar a la congregación cristiana de esa ciudad. Debido a ello, Pablo creyó necesario reprender a la congregación mediante una carta porque había un caso de ‘fornicación como ni siquiera lo había entre las naciones’: cierto hombre había tomado la esposa de su padre. (1Co 5:1-5.) También los animó a ser fieles con una ilustración que podían entender bien. Sabía que estaban familiarizados con la pruebas atléticas de los juegos ístmicos, que se celebraban cerca de Corinto, de modo que les escribió: “¿No saben ustedes que los corredores en una carrera todos corren, pero solo uno recibe el premio? Corran de tal modo que lo alcancen. Además, todo hombre que toma parte en una competencia ejerce autodominio en todas las cosas. Pues bien, ellos, por supuesto, lo hacen para obtener una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible”. (1Co 9:24, 25.)
Primera a los Corintios. Durante su tercer viaje misional, Pablo permaneció algún tiempo en Éfeso. (Hch 19:1.) Fue probablemente en el transcurso de su último año en esa ciudad cuando el apóstol recibió noticias preocupantes acerca de las condiciones que había en la congregación corintia. “Los de la casa de Cloe” le informaron que existían disensiones entre los corintios. (1Co 1:11.) Además, Estéfanas, Fortunato y Acaico también habían llegado de Corinto y tal vez diesen detalles de la situación existente en aquella congregación. (1Co 16:17, 18.) Por otra parte, la congregación cristiana de Corinto le había enviado a Pablo una carta con preguntas. (1Co 7:1.) Por lo tanto, movido por un profundo interés en el bienestar espiritual de sus compañeros creyentes de esa ciudad, Pablo escribió su primera carta a la congregación cristiana de Corinto hacia el año 55 E.C. Las palabras de Pablo registradas en 1 Corintios 16:8 —“Mas voy a permanecer en Éfeso hasta la fiesta del Pentecostés”— confirman que esta carta se escribió en Éfeso.
En la introducción de Primera a los Corintios Pablo menciona a un compañero, Sóstenes, quien tal vez haya escrito la carta dictada por el apóstol. Esta idea parece verosímil en vista de las palabras de conclusión: “Aquí está mi saludo, de Pablo, de mi propia mano”. (1Co 1:1; 16:21.)
Segunda a los Corintios. Es probable que Pablo escribiera su segunda carta a los Corintios durante la parte final del verano o a principios del otoño del año 55 E.C. Había escrito la primera carta en Éfeso, donde al parecer permaneció, tal como había planeado, hasta el Pentecostés de ese año o tal vez más tiempo. (1Co 16:8.) Después partió hacia Troas, donde le desilusionó no encontrar a Tito, a quien se había enviado a Corinto para ayudar en la colecta para los santos de Judea. Por lo tanto, continuó su viaje a Macedonia, donde se le unió Tito, que llevaba un informe de la reacción de los corintios a su primera carta. (2Co 2:12, 13; 7:5-7.) Desde allí Pablo les escribió la segunda carta, que probablemente Tito llevó a Corinto. Unos meses más tarde se vieron cumplidos sus deseos de visitar la ciudad. Pablo visitó a los corintios en dos ocasiones. Tras su primera visita, cuando estableció la congregación, planeó una segunda, que no se llevó a efecto. Pero “la tercera vez” que se lo propuso o estuvo “listo” para ir, consiguió materializar su deseo, de modo que en el año 56 E.C. pudo verlos de nuevo. (2Co 1:15; 12:14; 13:1.) Durante esta segunda visita a Corinto escribió su carta a los Romanos.
Por qué se escribió. Tito le había llevado a Pablo un informe favorable. La primera carta a los Corintios había despertado en ellos tristeza de manera piadosa, arrepentimiento, solicitud, un deseo de librarse de culpa, indignación, temor y corrección del error. Pablo los encomió en su segunda carta por cómo habían aceptado y puesto por obra el consejo, y los instó a que “[perdonasen] bondadosamente y [consolasen]” al hombre arrepentido que habían expulsado de la congregación. (2Co 7:8-12; 2:1-11; compárese con 1Co 5:1-5.) El apóstol también deseaba estimularlos a proseguir con la obra de socorro en favor de sus compañeros creyentes necesitados de Judea. (2Co 8:1-15.) Además, en la congregación había quienes continuaban desafiando la posición de Pablo y su autoridad de apóstol, lo que hacía necesario que defendiese su posición apostólica. En realidad, no fue por sí mismo, sino “fue para Dios”, es decir, para salvar a la congregación que pertenecía a Dios, por lo que Pablo habló en términos enérgicos en su carta y se ‘jactó’ de sus credenciales como apóstol. (2Co 5:12, 13; 10:7-12; 11:16-20, 30-33; 12:11-13.)
Esclarecen escritos inspirados anteriores. Pablo dio fuerza a los argumentos que utilizó en sus escritos inspirados a los corintios remitiéndose a las Escrituras Hebreas. Cuando expuso la tontedad de la sabiduría mundana de los falsos apóstoles, mostró la importancia de conseguir la sabiduría superior de Dios. Para ello señaló lo que el salmista había dicho a una generación de hacía siglos: “Los pensamientos de los hombres [...] son como una exhalación” (Sl 94:11; 1Co 3:20), y preguntó lo que Isaías había preguntado a los judíos rebeldes: “¿Quién ha tomado las proporciones del espíritu de Jehová, y quién [...] puede hacerle saber algo?”. (Isa 40:13; 1Co 2:16.) Pablo probó que el ministro cristiano tiene derecho a recibir ayuda material mostrando que Deuteronomio 25:4 —“No debes poner bozal al toro mientras está trillando”— en realidad se escribió por causa de los ministros de Dios. (1Co 9:9, 10.) Demostró que Dios había prometido la resurrección desde hacía mucho tiempo citando Isaías 25:8 y Oseas 13:14, donde se dice que la muerte será tragada. (1Co 15:54, 55.) Además, arrojó mucha luz sobre la celebración de la Cena del Señor examinando en detalle las palabras que Jesús pronunció cuando instituyó esta celebración. (Lu 22:19, 20; 1Co 11:23-34.)
Pablo demostró cuál había sido siempre la actitud de Dios en cuanto a la limpieza espiritual citando o aludiendo a Deuteronomio 17:7; Levítico 26:11, 12; Isaías 43:6; 52:11, y Oseas 1:10. (1Co 5:13; 2Co 6:14-18.) Mostró que los siervos de Dios de tiempos antiguos no habían pasado por alto el dar material y que Jehová ve con favor al cristiano generoso. (Sl 112:9; 2Co 9:9.) También indicó que el principio de la ley de establecer todo asunto sobre la base de dos o tres testigos aplica en la congregación cristiana. (Dt 19:15; 2Co 13:1.) Estas y otras referencias a pasajes escritos antes de su tiempo los ilustran y esclarecen su aplicación para nuestro día.
Carta que Pablo escribió a la congregación de Corinto después de recibir informes alarmantes sobre disensiones e inmoralidad y en respuesta a una pregunta en cuanto al matrimonio |
Exhortación a la unidad - (1:1–4:21)
★Seguir a hombres resulta en divisiones |
Mantener la limpieza moral de la congregación - (5:1–6:20)
★Expulsen a cualquiera que se haga fornicador, idólatra, injuriador, borracho, practicante de extorsión o que esté dominado por la avidez |
Consejo sobre el matrimonio y la soltería - (7:1-40)
★Debe rendirse el débito conyugal, pero con consideración |
Consideración por el bienestar espiritual de otros - (8:1–10:33)
★No hagan tropezar a otros comiendo alimentos ofrecidos a los ídolos |
Orden en la congregación - (11:1–14:40)
★Respeten la jefatura cristiana; la mujer debe usar cobertura para la cabeza |
La esperanza de la resurrección es segura - (15:1–16:24)
★La resurrección de Cristo, una garantía |