Unos diez años después, Pablo se halla en Macedonia, y Timoteo en Éfeso. El apóstol le escribe a Timoteo, recomendándole que permanezca en Éfeso y siga combatiendo las enseñanzas de los falsos maestros que han surgido en esa congregación. Cuando se desata una ola de persecución contra los cristianos —tras un fuego que devora Roma en el año 64—, Pablo escribe una segunda carta a Timoteo, la última de sus epístolas inspiradas. Hoy día podemos sacar provecho del estímulo y los consejos que contienen estas cuatro cartas de Pablo (Heb. 4:12).
Pablo encomia a los tesalonicenses por “su fiel obra y su amorosa labor y su aguante”. Les dice que ellos son su “esperanza”, su “gozo [y] corona de alborozo” (1 Tes. 1:3; 2:19).Luego el apóstol anima a los cristianos de Tesalónica a que se consuelen entre sí con la esperanza de la resurrección. Por último les recuerda que “el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche”, y les insta a quedarse despiertos y mantener el juicio (1 Tes. 4:16-18; 5:2, 6).
Respuestas a preguntas bíblicas:
2:2.
¿Qué quiso decir Jesús con la expresión “vine a causar división”?.
¡Qué gusto da escuchar buenas noticias! Y qué mejores noticias puede haber que las que Jesús dio a conocer a la humanidad: las buenas nuevas del Reino de Dios. Dichas noticias nos hablan del fin del sufrimiento, las enfermedades, el dolor y la muerte. Además, nos dan la esperanza de vivir para siempre, nos permiten conocer los propósitos divinos y nos enseñan a forjar una amistad estrecha con Dios. Uno pensaría que todo el mundo se alegraría al escucharlas. Pero, lamentablemente, la mayoría no reacciona así. Jesús dijo a sus discípulos: “No piensen que vine a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. [...] Realmente, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa” (Mat. 10:34-36). Así es, en vez de aceptar las buenas nuevas, la mayoría de la gente las rechaza. Algunos incluso se han puesto en contra de quienes las proclaman, aunque estos sean sus propios familiares.
4:15-17.
¿Quiénes son “arrebatados [...] en nubes al encuentro del Señor en el aire”, y cómo sucede esto?.
Son los cristianos ungidos que están vivos durante la presencia de Cristo en el poder del Reino. Ellos se encuentran con el Señor Jesús en la región celestial invisible. Pero para lograrlo, primero tienen que morir y ser resucitados como criaturas espirituales (Rom. 6:3-5; 1 Cor. 15:35, 44). Como la presencia de Cristo ya ha comenzado, los cristianos ungidos que mueren en la actualidad no permanecen en ese estado, sino que son “arrebatados”, es decir, resucitados al instante (1 Cor. 15:51, 52).
5:3.
¿Por qué se sentirá conmocionada la gente cuando llegue el día de Jehová?.
Pablo coincide con Pedro en señalar que el día de Jehová vendrá “como ladrón”, o sea, de modo sigiloso e inesperado (1 Tesalonicenses 5:1, 2). Hasta los cristianos verdaderos, que están aguardándolo con expectacián, se sorprenderán de que llegue tan súbitamente (Mat. 24:44). Pero, en el caso de los hombres alejados de Jehová, ese día hará mucho más que asombrarlos.
5:11.
¿Cómo podemos defendernos de los ataques del Diablo?.
No lo olvide: Satanás afirma que servimos a Dios por motivos egoístas. Para quebrantar la integridad del cristiano, él usará cualquier medio que tenga a su alcance; incluso tratará de arruinar su matrimonio. No obstante, si confiamos plenamente en Jehová, podremos defendernos de los ataques del Diablo (Pro. 3:5, 6). Las parejas que incluyen a Dios en su matrimonio reciben innumerables bendiciones. Ese ha sido el caso de Joel y su esposa, que llevan casados cincuenta y un años. Él dice: “Le estoy muy agradecido a Jehová por la maravillosa esposa que tengo y por nuestra hermosa relación. Ha sido la compañera ideal para mí”. ¿Cuál es el secreto de esta pareja? “Siempre nos hemos tratado con bondad, paciencia y amor.” Está claro que, en este mundo en que vivimos, ninguno de nosotros puede tener un matrimonio perfecto. Pero sí podemos esforzarnos por incluir a Jehová en nuestro matrimonio y poner en práctica los principios de la Biblia. Si lo hacemos, nuestro matrimonio será como “una cuerda triple [que] no puede ser rota en dos pronto” (Ecl. 4:12).
5:11a.
¿Qué debemos hacer si nuestros hermanos tienen problemas?.
Ser parte de la congregación cristiana nos aporta muchísimos beneficios. Para empezar, disfrutamos de una hermosa relación con Jehová. Y, como nos guiamos por la Palabra de Dios, nos ahorramos todos los sufrimientos que ocasiona una vida contraria a los principios bíblicos. Además, gozamos de la compañía de verdaderos amigos que quieren vernos felices. ¡Cuántas bendiciones! No obstante, la mayoría de los hermanos lidian con diversos problemas, desde la dificultad para entender las verdades bíblicas más profundas hasta las enfermedades, la depresión o las consecuencias de una mala decisión. Y todos sufrimos la presión de este mundo alejado de Dios. A nadie le gusta ver a un hermano en la fe angustiado por sus luchas y sufrimientos. Como bien dijo Pablo, la congregación es un cuerpo, de modo que “si un miembro sufre, todos los demás miembros sufren con él” (1 Cor. 12:12, 26). Cuando alguien pasa por una mala racha, tenemos que darle nuestro apoyo.
5:13.
¿Cómo podemos mostrar respeto por los representantes de la congregación cristiana?.
Los superintendentes viajantes son hermanos que “trabajan duro” (1 Tes. 5:12). Por eso debemos tenerles “consideración más que extraordinaria”. Una manera de hacerlo es poniendo todo nuestro empeño por seguir sus consejos. Cuando alguno de ellos nos transmite las instrucciones del esclavo fiel, “la sabiduría de arriba” nos motivará a estar listos “para obedecer” (Sant. 3:17). Tener siempre presente que la congregación le pertenece a Jehová y que Jesús es la Cabeza nos ayudará a seguir instrucciones. Cuando la congregación recibe con entusiasmo las recomendaciones del superintendente viajante y las pone en práctica, está demostrando que de verdad lo respeta. Podemos estar seguros de que si seguimos de buena gana las instrucciones de los superintendentes viajantes, disfrutaremos mucho más del ministerio que realizamos (2 Cor. 13:11).
5:14.
¿Cómo se ayudó en las congregaciones en el I siglo y cómo se hace hoy día?.
Además de dar apoyo y estímulo en su propia congregación, los cristianos del siglo primero también organizaban misiones para socorrer a los creyentes de otros lugares. Recordemos el caso de los cristianos de Antioquía de Siria. Cuando el profeta Ágabo predijo que “una gran hambre estaba para venir sobre toda la tierra habitada”, ¿qué hicieron? “Resolvieron, cada uno de ellos según los medios que tenía, enviar una ministración de socorro a los hermanos que moraban en Judea.” Y “por mano de Bernabé y de Saulo” hicieron llegar aquella ayuda a los ancianos de la zona (Hech. 11:28-30). ¿Qué puede decirse de nuestros tiempos? “El esclavo fiel y discreto” establece comités para socorrer a nuestros hermanos afectados por huracanes, terremotos, tsunamis y otras catástrofes naturales (Mat. 24:45). Dedicando tiempo, trabajo y recursos a estas labores de socorro, sin duda demostramos misericordia a nuestros hermanos.
5:14a.
¿Cómo se ayudan los hermanos de su congregación?.
Muchos hermanos pasan horas y horas todos los meses preparando sus discursos. De esa manera, sus palabras bien escogidas ayudan a la congregación a seguir aguantando (1 Tim. 5:17). Hay hermanos y hermanas fieles que sobresalen por la calidez y compasión con que tratan a los demás (Rom. 12:15). Y hay quienes nunca se olvidan de visitar a los deprimidos y orar con ellos. Algunos escriben hermosas cartas de estímulo a los que están atravesando dificultades. Otros se ofrecen para llevar a las reuniones a los que tienen problemas de salud. Y miles más participan en labores de socorro, ayudando a sus hermanos a reconstruir sus casas tras algún desastre. El cariño y la ayuda que todos estos generosos cristianos dan a sus hermanos son manifestaciones “de la bondad inmerecida de Dios expresada de diversas maneras” (1 Ped. 4:10, 11).
El Diccionario de uso del español, de María Moliner, define gratitud como el “sentimiento de alguien que recibe un favor [...], que consiste en estimar este y sentirse obligado a corresponder a quien se lo ha hecho”. Los sentimientos no se encienden o apagan a voluntad; tienen que surgir espontáneamente desde el interior de la persona. La gratitud no es sencillamente tener buenos modales o seguir un protocolo; nace en el corazón. (w98 15/2 5)
La sensación de bienestar que una persona experimenta por tener un corazón agradecido contribuye a su felicidad y paz (compárese con Proverbios 15:13, 15). Puesto que es una cualidad positiva, la gratitud la protege de sentimientos negativos, como la ira, los celos y el resentimiento.
Si queremos tener éxito en cualquier cosa en la vida, tenemos que darle mucha atención al agradecimiento (Nú 11:1)
Jehová no nos ha prometido entrar en el nuevo orden sin pasar por dificultades, pues estas nos preparan para disfrutar del reino y apreciar el cambio que este causara en justicia.
Los israelitas pensaban en su trayecto a la tierra prometida que las dificultades y problemas venían de sus enemigos, pero las pruebas demuestran que el verdadero problema venia de su propia actitud.
Si nuestra actitud es desagradecida y negativa, no podremos disfrutar de las bendiciones de la cuales disfrutamos en el paraíso espiritual. (Ro 8:28)
No importa la situación en la que nos encontremos, Dios es bueno y no nos deja desamparados. En realidad deberíamos estar agradecidos hasta por las pruebas y dificultades, pues estas nos capacitan y nos hacen desarrollar cualidades que nos hacen parecernos mas a nuestro Dios Jehová (Mt 5:11, 12; Snt 1:2-4)
Es muy difícil que exista una persona que nunca tubo problemas y todo le fue bien, pero si tal persona existiera, seria digna de lastima pues eso significaría que nunca tubo la oportunidad de sentir la fuerza de la ayuda de Jehová en su vida, pues no prescindió de ella.
No caigamos en el engaño mental de los israelitas quienes murmuraron después de haber sido liberados de la esclavitud (Nu 11:1-5), habían olvidado rápidamente los palos, el maltrato, la humillación, las cargas de la esclavitud.
Si una vez añoramos lo que hemos dejado en el mundo, recordemos que el darle riendas libres a nuestra carne caída, significa muerte, no solo el dejar de respirar sino el sufrimiento y las consecuencias amargas del pecado.
Si a veces pensamos que es difícil ser cristianos hoy día, no olvidemos que es mucho mas pesado y difícil sobrellevar las consecuencias de una vida ignorando las sabias instrucciones de Jehová.
Pensemos en algunas cosas de nuestra vida de las que estábamos agradecidos cuando las recibimos, y como a trabes del tiempo cambiamos de parecer, por ejemplo de nuestros hijos: “que lindo era cuando nació”, cuantas veces oramos quizás por recibirlo, recordemos, cómo quizás oramos por la esposa/so que ahora tenemos a nuestro lado; o los que se quejan de tener mucho trabajo en la congregación, ¿cuantas veces oramos para recibir privilegios?
Los humanos siempre tendemos a quejarnos y a desarrollar una actitud negativa si no permitimos que el espíritu santo opere en nuestras vidas, recordemos siempre las palabras de Flp 2:14, 15 y resolvámonos eso cada día.
Ni la mejor semilla florece en el desierto
Un violinista tocó 45 minutos en el metro de Nueva York. 4 personas pararon y una aplaudió, logró recaudar 20 dólares. La noche siguiente el mismo violinista tocó en uno de los escenarios más reconocidos del mundo y cobraba mínimo $100 cada entrada. El experimento probaba que lo extraordinario en un ambiente ordinario no brilla, no se lo reconoce. Existen profesionales brillantes que no reciben una recompensa acorde a su potencial , una vez que se arman de valor y se marchan de este tipo de ambientes florecen y crecen. Cuando una persona no está en el ambiente correcto la gente podrá pasar a su lado y no apreciar lo excepcionales que son. (Mt 10:14; 11:18, 19) |
1ª Tesalonicenses 5:21
¿Creen los Testigos que la única religión verdadera es la suya?
Toda persona que tome en serio su religión debería creer que es la verdadera. ¿Por qué practicarla si no fuera así? La Biblia aconseja a los cristianos: “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente” (1 Tesalonicenses 5:21). Uno debe asegurarse de que sus creencias están fundadas en la Biblia, ya que solo existe una fe verdadera. Efesios 4:5 lo confirma al hablar de “un Señor, una fe, un bautismo”. Jesús no aprobaba la opinión liberal, tan común en nuestros días, de que hay muchos caminos, muchas religiones, y todos llevan a la salvación. Dijo, más bien: “Angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan”. Los testigos de Jehová creen que la han encontrado. Si no fuera así, buscarían otra religión (Mateo 7:14).
5:23.
¿Qué quiso decir Pablo cuando pidió a Dios que fueran “conservados el espíritu y el alma y el cuerpo de [...] los hermanos”?.
El apóstol se refería al espíritu, el alma y el cuerpo de toda la congregación cristiana, que incluía a los cristianos ungidos de Tesalónica. En vez de pedir simplemente que se conservara la congregación, oró para que se conservara su “espíritu”, o inclinación mental. También pidió por su “alma” —su vida o existencia— y por su “cuerpo”, es decir, el cuerpo compuesto de cristianos ungidos (1 Cor. 12:12, 13). Este ruego destaca el profundo interés que Pablo sentía por la congregación.
1:3, 7; 2:13; 4:1-12; 5:15. Una forma eficaz de aconsejar es combinar el encomio sincero con la exhortación a esforzarse por mejorar.
4:1, 9, 10. Quienes adoran a Jehová tienen que seguir progresando en sentido espiritual.
5:1-3, 8, 20, 21. Puesto que se acerca el día de Jehová, “mantengamos nuestro juicio y llevemos puesta la coraza de la fe y el amor, y como yelmo la esperanza de la salvación”. Además, prestemos cuidadosa atención a la Palabra profética de Dios, la Biblia.
ALREDEDOR del año 50 E.C., el apóstol Pablo, en su segunda gira de predicación, visitó la ciudad macedonia de Tesalónica y estableció allí una congregación cristiana. Dentro de un año, mientras estaba en Corinto acompañado por Silvano (el Silas del libro de Hechos) y Timoteo, Pablo se sintió impelido a escribir su primera carta a los tesalonicenses para consolarlos y edificarlos en la fe. Probablemente la escribió a fines del año 50 E.C. Parece que esta carta tiene la distinción de ser el primer escrito de Pablo que llegó a formar parte del canon de la Biblia y, con la probable excepción del Evangelio de Mateo, el primer libro que se escribió de las Escrituras Griegas Cristianas.
2 La prueba en apoyo de la autenticidad e integridad de la carta es arrolladora. Pablo se identifica por nombre como el escritor, y el contenido del libro está en armonía con el resto de la Palabra inspirada. (1 Tes. 1:1; 2:18.) En muchos de los catálogos más antiguos de las Escrituras inspiradas, entre ellos el Fragmento Muratoriano, se menciona por nombre la epístola. Muchos de los escritores eclesiásticos primitivos citan o hacen referencia a Primera a los Tesalonicenses, entre ellos Ireneo (siglo II E.C.), quien la menciona por nombre. El Papiro Chester Beatty núm. 2 (P46), de alrededor de 200 E.C., contiene Primera a los Tesalonicenses, y otro papiro del siglo III (P30), ahora en Gante, Bélgica, contiene fragmentos tanto de Primera como de Segunda a los Tesalonicenses.
3 Un vistazo a la breve historia de la congregación de Tesalónica antes de que se escribiera esta carta nos explica el profundo interés de Pablo en los hermanos de aquella ciudad. Desde el mismo principio la congregación experimentó severa persecución y oposición. En el capítulo 17 de Hechos, Lucas informa de la llegada de Pablo y Silas a Tesalónica, “donde había una sinagoga de los judíos”. Durante tres sábados Pablo les predicó, razonando con ellos a partir de las Escrituras, y parece que permaneció allí más tiempo aún, pues pudo establecerse en su oficio y, sobre todo, establecer y organizar allí una congregación. (Hech. 17:1; 1 Tes. 2:9; 1:6, 7.)
4 En Hechos 17:4-7 se relata gráficamente el efecto de que el apóstol predicara en Tesalónica. Con envidia por el éxito del ministerio cristiano de Pablo, los judíos organizaron una chusma y alborotaron la ciudad. Asaltaron la casa de Jasón y arrastraron a este y a otros hermanos ante los gobernantes de la ciudad, clamando: “Estos hombres que han trastornado la tierra habitada están presentes aquí también, y Jasón los ha recibido con hospitalidad. Y todos estos actúan en oposición a los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús”. Jasón y los demás tuvieron que depositar una fianza antes de que se les pusiera en libertad. A causa de los hermanos de la congregación, así como por su propia seguridad personal, Pablo y Silas fueron despachados de noche a Berea. Pero ya la congregación de Tesalónica estaba establecida.
5 La oposición ardiente de los judíos siguió a Pablo hasta Berea y amenazó poner fin a su predicación allí. Entonces él se trasladó a Atenas, en Grecia. Sin embargo, anhelaba saber cómo les iba a sus hermanos de Tesalónica bajo tribulación. Dos veces trató de regresar a ellos, pero en cada ocasión ‘Satanás le cortó el camino’. (1 Tes. 2:17, 18.) Con gran preocupación e interés por la joven congregación, y dolorosamente consciente de la tribulación que experimentaban, Pablo envió a Timoteo de vuelta a Tesalónica para que consolara a los hermanos y los hiciera más firmes en la fe. Cuando Timoteo regresó con su informe alentador, Pablo rebosó de gozo por las noticias de la firme integridad de ellos en medio de persecución violenta. El registro que se habían hecho para entonces había llegado a ser un ejemplo para los creyentes por toda Macedonia y Acaya (1 Tes. 1:6-8; 3:1-7). Pablo agradecía a Jehová Dios el fiel aguante de ellos, pero también comprendía que a medida que continuaran adelantando hacia la madurez necesitarían más guía y consejo. Por eso, mientras Timoteo y Silvano estaban con él en Corinto, Pablo escribió su primera carta a los tesalonicenses.
6 Los tesalonicenses sirven de ejemplo a los demás creyentes - (1:1-10) Pablo empieza su carta a los tesalonicenses con encomio afectuoso por su obra fiel, su labor amorosa y su aguante con esperanza. Las buenas nuevas que se predicaron entre ellos no se predicaron con habla solamente, sino ‘también con poder y fuerte convicción’. Al imitar el ejemplo que se les había dado, los tesalonicenses habían aceptado la palabra “con gozo de espíritu santo” y habían llegado a ser un ejemplo a todos los creyentes de Macedonia, Acaya y todavía más allá. Se habían apartado completamente de sus ídolos, “para servir como esclavos a un Dios vivo y verdadero, y para esperar de los cielos a su Hijo” (1 Tes. 1:5, 6, 9, 10).
7 Pablo muestra amor e interés por los tesalonicenses - (2:1–3:13) Después de haber sido tratados insolentemente en Filipos, Pablo y sus acompañantes cobraron denuedo para predicar a los tesalonicenses. Esto no lo hicieron para agradar a hombres, ni para lisonjear, ni para buscar gloria de los hombres. Al contrario, dice Pablo: “Nos hicimos amables en medio de ustedes, como cuando una madre que cría acaricia a sus propios hijos. Así, teniéndoles tierno cariño, nos fue de mucho agrado impartirles, no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados” (1 Tes. 2:7, 8). Siguieron exhortando a los tesalonicenses, como un padre exhorta a sus hijos, a seguir andando de una manera digna de Dios, que los llamaba a su Reino y gloria.
8 Pablo los encomia por aceptar con presteza las buenas nuevas por lo que son, la “palabra de Dios”. Ellos no son los únicos a quienes han perseguido sus propios coterráneos, pues los primeros creyentes de Judea sufrieron persecuciones similares a manos de los judíos. Preocupado por el bienestar de los tesalonicenses, Pablo quiso ir personalmente a ellos en dos ocasiones, pero Satanás se lo estorbó. Para Pablo y sus colaboradores, los hermanos de Tesalónica son una corona de alborozo, su “gloria y gozo” (1 Tes. 2:13, 20). Cuando ya no pudo soportar el no tener noticias de ellos, Pablo envió a Timoteo a Tesalónica para fortalecer la fe de ellos y consolarlos. Ahora Timoteo acaba de regresar con las buenas noticias de la prosperidad espiritual y el amor de ellos, y esto ha consolado y regocijado al apóstol. Pablo da gracias a Dios, y ora que el Señor les dé aumento para que abunden en amor unos para con otros, y que sus corazones sean “inculpables en santidad” delante de Dios el Padre al tiempo de la presencia del Señor Jesús (1 Tes. 3:13).
9 Servir en santificación y honra - (4:1-12) Pablo encomia a los tesalonicenses por andar como personas que quieren agradar a Dios, y los exhorta a seguir haciéndolo más de lleno. Que cada uno “sepa tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra, no en codicioso apetito sexual”. En esto, nadie debería abusar de los derechos de su hermano. Pues Dios los llamó, “no con permiso para inmundicia, sino con relación a santificación. Así, pues, el hombre que muestra desatención, no está desatendiendo a hombre, sino a Dios” (1 Tes. 4:4, 5, 7, 8). Pablo encomia a los tesalonicenses porque se aman unos a otros, y los exhorta a seguir haciendo esto en medida más plena, con la meta de vivir en quietud, ocuparse en sus propios negocios o asuntos y trabajar con sus manos. Pues deben andar decentemente “en lo que tiene que ver con los de afuera” (1 Tes. 4:12).
10 La esperanza de la resurrección - (4:13-18) En cuanto a los que están dormidos en la muerte, los hermanos no deben apesadumbrarse como los que no tienen esperanza. Si tienen fe en que Jesús murió y se levantó nuevamente, Dios también por medio de Jesús levantará a otros que se han dormido en la muerte. Al tiempo de la presencia del Señor, este descenderá del cielo con una llamada imperativa, “y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero”. Después los sobrevivientes ‘serán arrebatados en nubes al encuentro del Señor en el aire’, para estar siempre con el Señor (1 Tes. 4:16, 17).
11 Mantenerse despiertos mientras se acerca el día de Jehová - (5:1-28) “El día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche.” Cuando la gente esté diciendo “¡Paz y seguridad!”, le sobrevendrá instantáneamente destrucción repentina. Por lo tanto, que los tesalonicenses se queden despiertos como “hijos de la luz e hijos del día”, manteniendo su juicio y llevando “puesta la coraza de la fe y el amor, y como yelmo la esperanza de la salvación” (1 Tes. 5:2, 3, 5, 8). Este es un tiempo en que deben seguir consolándose y edificándose unos a otros. Que todos den “consideración más que extraordinaria en amor” a los que trabajan duro y presiden entre ellos. Por otra parte, a los desordenados se les debe amonestar, a los débiles se les debe edificar, y a todos se les debe tener gran paciencia. Sí, escribe Pablo, “sigan siempre tras lo que es bueno los unos para con los otros y para con todos los demás” (1 Tes. 5:13, 15).
12 Finalmente Pablo aconseja sobre varios asuntos esenciales: ‘Regocíjense siempre. Oren incesantemente, dando gracias por todo. Conserven el fuego del espíritu. Traten respetuosamente el profetizar. Asegúrense de todas las cosas y adhiéranse a lo que es excelente. Absténganse de toda forma de iniquidad’ (1 Tes. 5:16-22). Entonces ora que el mismo Dios de la paz los santifique completamente y que ellos puedan permanecer exentos de culpa en espíritu, alma y cuerpo al tiempo de la presencia del Señor Jesucristo. Concluye la carta con afectuosas palabras de estímulo y con la instrucción solemne de que la carta se lea a todos los hermanos.
13 En esta carta Pablo demostró un espíritu de amor e interés por sus hermanos. Él y sus compañeros en el ministerio habían dado un ejemplo noble de tierno cariño y habían impartido no solo las buenas nuevas de Dios, sino hasta sus propias almas a favor de sus amados hermanos de Tesalónica. ¡Que todos los superintendentes procuren forjar lazos de amor como esos con sus congregaciones! Tal expresión de amor incitará a todos a mostrarse amor unos a otros, como dijo Pablo: “Además, que el Señor los haga aumentar, sí, que los haga abundar, en amor unos para con otros y para con todos, así como nosotros también lo hacemos para con ustedes”. Este amor expresado de buena gana entre todos los del pueblo de Dios es sumamente edificante. Hace “firmes sus corazones, inculpables en santidad delante de nuestro Dios y Padre al tiempo de la presencia de nuestro Señor Jesús con todos sus santos”. Separa de un mundo corrupto e inmoral a los cristianos para que anden en santidad y santificación y así agraden a Dios (1 Tes. 3:12, 13; 2:8; 4:1-8).
14 Esta carta suministra un modelo excelente de consejo discreto y amoroso en la congregación cristiana. Aunque los hermanos tesalonicenses eran celosos y fieles, ciertos asuntos necesitaban corrección. No obstante, en cada caso Pablo encomia a los hermanos por sus buenas cualidades. Por ejemplo, al advertir contra la inmundicia moral, primero los encomia por andar con el fin de agradar a Dios y luego los insta a hacerlo “más plenamente”, mientras cada uno conserva su vaso en santificación y honra. Entonces, después de encomiarlos por su amor fraternal, los exhorta a seguir tal proceder “en medida más plena”, ocupándose en sus propios asuntos y llevando vidas decentes ante los de afuera. Con discreción Pablo indica a sus hermanos que ‘sigan tras lo que es bueno los unos para con los otros y para con todos los demás’ (1 Tes. 4:1-7, 9-12; 5:15).
15 En cuatro ocasiones Pablo menciona la “presencia” de Jesucristo. Aparentemente los cristianos recién convertidos de Tesalónica estaban muy interesados en esta enseñanza. Mientras Pablo estuvo en aquella ciudad, indudablemente había predicado con denuedo acerca del Reino de Dios en manos de Cristo, como lo indica la acusación que algunos hicieron contra él y sus compañeros: “Todos estos actúan en oposición a los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús”. (Hech. 17:7; 1 Tes. 2:19; 3:13; 4:15; 5:23.) Los hermanos tesalonicenses habían cifrado su esperanza en el Reino y, con fe en Dios, esperaban “de los cielos a su Hijo, a quien él levantó de entre los muertos, a saber, a Jesús”, para que los librara de la ira que habría de venir. De igual modo, todos los que cifran su esperanza en el Reino de Dios hoy tienen que prestar atención al consejo excelente de Primera a los Tesalonicenses de abundar en amor, con corazones firmes y exentos de culpa, para poder ‘seguir andando de una manera digna de Dios, que los llama a su reino y gloria’. (1 Tes. 1:8, 10; 3:12, 13; 2:12.)
Dos cartas inspiradas de las Escrituras Griegas Cristianas, posiblemente las primeras del apóstol Pablo, que se identifica a sí mismo como el escritor de ambas. (1Te 1:1; 2:18; 2Te 1:1; 3:17.) Cuando se escribieron, Silvano (Silas) y Timoteo estaban con Pablo (1Te 1:1; 2Te 1:1), de lo que se desprende que se enviaron desde Corinto, pues no hay registro de que estos tres hombres volvieran a trabajar juntos después de su estancia conjunta en Corinto en el transcurso del segundo viaje misional de Pablo. (Hch 18:5.) Puesto que parece ser que los dieciocho meses de actividad del apóstol en Corinto empezaron en el otoño del año 50 E.C., es probable que aproximadamente en ese tiempo escribiera la primera carta a los Tesalonicenses. (Hch 18:11; véase CRONOLOGÍA [El período apostólico posterior].) La segunda carta tuvo que escribirse poco después, probablemente hacia el año 51 E.C.
En todos los catálogos importantes de los siglos II, III y IV E.C. se incluyen ambas cartas como canónicas. Además, concuerdan completamente con el resto de las Escrituras en el consejo que dan a los siervos de Dios de mantener una conducta excelente en todo momento. Es digno de notar también el énfasis que se da en estas cartas a la oración. Pablo y sus colaboradores siempre recordaban a los tesalonicenses en oración (1Te 1:2; 2:13; 2Te 1:3, 11; 2:13), y el apóstol les animó a orar: “Oren incesantemente. Con relación a todo, den gracias”. (1Te 5:17, 18.) “Hermanos, continúen orando por nosotros.” (1Te 5:25; 2Te 3:1.)
Antecedentes de Primera a los Tesalonicenses. La congregación a la que se dirigió Primera a los Tesalonicenses fue perseguida prácticamente desde el principio. Cuando Pablo llegó a Tesalónica, predicó en la sinagoga por tres sábados. Una cantidad considerable de personas se hicieron creyentes, y se formó una congregación. Sin embargo, algunos judíos fanáticos provocaron una chusma violenta. Al no hallar a Pablo y Silas en el hogar de Jasón, la chusma arrastró a Jasón y a otros hermanos ante los gobernantes de la ciudad y les acusaron de sedición. Jasón y los demás fueron liberados solo después de haber dado “suficiente fianza”. Esto movió a los hermanos a enviar a Pablo y Silas de noche a Berea, probablemente por causa de la congregación y por la propia seguridad de los dos hombres. (Hch 17:1-10.)
Más tarde, además de la continua persecución (1Te 2:14), parece ser que la congregación experimentó gran pesar al perder a alguno(s) de sus miembros en la muerte (4:13). Consciente de la presión que se estaba ejerciendo sobre la nueva congregación y preocupado por el efecto que eso pudiera tener, Pablo envió a Timoteo a consolar y fortalecer a los tesalonicenses. Anteriormente el apóstol había intentado visitarlos dos veces, pero ‘Satanás le cortó el camino’ (2:17–3:3).
Pablo se regocijó al recibir el animador informe de Timoteo en cuanto a la fidelidad y el amor de los tesalonicenses. (1Te 3:6-10.) Sin embargo, necesitaban más estímulo y advertencia para resistir las debilidades de la carne. Por esta razón, además de encomiar a los tesalonicenses por su fiel aguante (1:2-10; 2:14; 3:6-10) y consolarlos con la esperanza de la resurrección (4:13-18), Pablo los exhortó a seguir en un proceder aprobado por Dios y a hacerlo más plenamente (4:1, 2). Entre otras cosas, el apóstol les aconsejó que se abstuvieran de la fornicación (4:3-8), que se amaran los unos a los otros en una medida más plena, que trabajaran con sus manos (4:9-12), que estuvieran despiertos espiritualmente (5:6-10) y que respetaran a los que estaban trabajando duro entre ellos. También les dijo: “Amonesten a los desordenados, hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, tengan gran paciencia para con todos” y “absténganse de toda forma de iniquidad” (5:11-22).
Antecedentes de Segunda a los Tesalonicenses. La fe de los cristianos de Tesalónica estaba creciendo en gran manera; el amor de unos a otros estaba aumentando y seguían aguantando fielmente la persecución y tribulación. Por lo tanto, el apóstol Pablo, al igual que en su primera carta, los encomió y estimuló a continuar manteniéndose firmes. (2Te 1:3-12; 2:13-17.)
Sin embargo, algunos de la congregación afirmaban erróneamente que la presencia de Jesucristo era inminente. Es posible que hasta se interpretara que una carta atribuida equivocadamente a Pablo indicaba que ‘el día de Jehová estaba aquí’. (2Te 2:1, 2.) Puede que esta haya sido la razón por la que el apóstol hizo una observación en cuanto a la autenticidad de su segunda carta, diciendo: “Aquí está mi saludo, de Pablo, de mi propia mano, que es una señal en toda carta; así es como escribo” (3:17). Como no deseaba que se sedujera a los hermanos a aceptar una enseñanza errónea, mostró lo que tendría que suceder antes de la venida del día de Jehová. Escribió: “No vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado” (2:3).
Existía un problema en la congregación que venía de tiempo y que todavía necesitaba atención. Pablo había dicho en su primera carta a los Tesalonicenses: “Los exhortamos, hermanos, [...] a tener como mira suya el vivir en quietud y ocuparse en sus propios negocios y trabajar con sus manos, tal como les ordenamos; para que anden decentemente en lo que tiene que ver con los de afuera y no necesiten nada”. (1Te 4:10-12.) Algunos de la congregación no habían tomado a pecho esta advertencia. Por consiguiente, Pablo les ordenó que trabajasen con quietud y comiesen alimento que ellos mismos se hubieran ganado, y añadió: “Pero si alguno no es obediente a nuestra palabra mediante esta carta, mantengan a este señalado, dejen de asociarse con él, para que se avergüence. Y, no obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo como a hermano”. (2Te 3:10-15.)
Estímulo y consejo a una congregación relativamente nueva |
Encomio a la congregación - (1:1-10)
★Pablo encomia afectuosamente a los tesalonicenses por su fidelidad y aguante |
El ejemplo de Pablo cuando estuvo con ellos - (2:1-12)
★Pese a ser tratado insolentemente en Filipos, Dios fortaleció a Pablo para que predicase con denuedo a los tesalonicenses |
Estímulo para permanecer firmes a pesar de la persecución - (2:13–3:13)
★Tras aceptar como palabra de Dios el mensaje que se les proclamó, los hermanos de Tesalónica han sido perseguidos por sus coterráneos; lo mismo ha ocurrido en Judea, donde los judíos maltratan a los cristianos |
Exhortación respecto a su actitud y conducta - (4:1–5:28)
★Anden más plenamente de manera que agrade a Dios; absténganse de la fornicación |
Carta escrita con el propósito de corregir un punto de vista erróneo acerca de la presencia de Cristo y ofrecer consejo sobre la manera de tratar a los desordenados |
La revelación de Cristo traerá alivio (1:1-12)
★Se encomia a los tesalonicenses por su aguante y fe mientras sufren persecución y angustia |
El hombre del desafuero será revelado antes de la presencia de Cristo (2:1-17)
★Se aconseja a los tesalonicenses que no se dejen perturbar o excitar por cualquier mensaje que dé a entender que el día de Jehová ya está aquí |
Modo de tratar a los desordenados (3:1-18)
★Apártense de los desordenados, que se entremeten en lo que no les atañe y desobedecen el mandato: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma” |