Segundo de Samuel fue escrito por Gad y Natán, dos profetas allegados al rey David del antiguo Israel.* Se completó alrededor del año 1040 antes de nuestra era, hacia el final del reinado de cuarenta años de David, y trata principalmente de la vida de este hombre y de su relación con Jehová. Esta emocionante narración relata cómo una nación desgarrada por los conflictos se convirtió en un reino próspero, unido bajo un rey valiente. Es un apasionante relato lleno de sentimientos expresados con mucha intensidad.
La reacción de David al enterarse de la muerte de Saúl y Jonatán pone de manifiesto lo que sentía por ellos y por Jehová. Posteriormente, David llega a ser rey en Hebrón sobre la tribu de Judá. Is-bóset, hijo de Saúl, es coronado rey sobre el resto de Israel. David sigue “haciéndose cada vez más grande” y, unos siete años y medio después, sube al trono como rey de todo Israel (2 Samuel 5:10).David arrebata Jerusalén a los jebuseos y la hace capital de su reino. Su primer intento de trasladar el arca del pacto a Jerusalén acaba en desgracia. No obstante, el segundo intento tiene éxito, y David baila de alegría. Jehová hace un pacto con él para un reino y continúa apoyándolo, de modo que David subyuga a sus enemigos.
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:11.
¿Es normal sentirse triste después de la muerte de un amigo o pariente?
Jesús fue un hombre “hecho y derecho” sin par. No obstante, cuando murió su amado amigo Lázaro, Jesús “gimió en el espíritu y se perturbó”, y poco después “cedió a las lágrimas” (Juan 11:33, 35). (Juan 11:33, 35) Sin embargo, las lágrimas de tristeza genuina difieren muchísimo de los lamentos y el llanto que por lo general acompañan a muchos funerales en ciertos países. Es natural llorar, hasta el punto mismo de plañir, por la pérdida de un ser amado. (2 Samuel 1:11, 12)
Sin embargo, el llorar y plañir por temor de desagradar a los espíritus de la región invisible, o por temor a otros miembros de la familia, es contrario a la Palabra de Dios. A menudo las palabras que se usan al lamentarse y cantar se dirigen al difunto o a otros antepasados en forma de oración o súplica. De hecho, algunos velorios se celebran enteramente por temor a los muertos. Por lo tanto, aunque no es incorrecto que una persona que teme a Jehová asista a un funeral, es bueno recordar el consejo de ‘separarnos y dejar de tocar la cosa inmunda.’ (2 Corintios 6:17)
Podemos hallar maneras de mostrar nuestra condolencia y dar verdadero consuelo sin participar en alguna actividad que esté relacionada con la adoración de espíritus. Además, los del pueblo de Jehová no deben dejarse vencer por el dolor, puesto que tienen la esperanza de la resurrección. Por eso la Biblia dice: “Además, hermanos, no queremos que estén en ignorancia respecto a los que están durmiendo en la muerte; para que no se apesadumbren ustedes como lo hacen también los demás que no tienen esperanza.”—1 Tesalonicenses 4:13.
1:16.
¿Qué significa la expresión “sobre tu propia cabeza”?
En las Escrituras Hebreas leemos acerca de personas a las cuales se les devolvió, o que se acarrearon sobre su propia cabeza, oprobio, maldad, dificultad, violencia, culpa por derramamiento de sangre y perjuicio. (Neh. 4:4; 1 Sam. 25:39; Sal. 7:16; 2 Sam. 1:16; 1 Rey. 2:32, 44) En estos casos la cabeza representa a la persona misma, pues es la parte del cuerpo más responsable de sus acciones.
Ponerse las manos sobre la cabeza, indicaban desconsuelo o vergüenza, a veces hasta el grado del aturdimiento. (2 Sam. 13:19; Jer 2:37.) Se cree que este último ademán significaba que la pesada mano de aflicción de Dios estaba sobre el que se lamentaba.
1:17-27.
¿Cómo puedo sobrellevar el dolor?
¿Albergamos rencor y amargura cuando sufrimos por alguna injusticia? Puede pasarle a cualquiera. Si permitimos que nuestras emociones nos dominen, las consecuencias tal vez nos perjudiquen más que la propia injusticia (Efesios 4:26, 27). Aunque tengamos poco o ningún dominio sobre las acciones de los demás, sí podemos controlar nuestras reacciones. Resulta más sencillo liberarse del resentimiento y la amargura si tenemos fe en que Jehová arreglará los asuntos a su debido tiempo (Romanos 12:17-19).
¿Le incomoda hablar de sus sentimientos? Tras la muerte de Saúl y Jonatán, David compuso una endecha muy emotiva en la que plasmó su dolor. Con el tiempo, este canto triste llegó a formar parte del libro bíblico de Segundo de Samuel. (2 Samuel 1:17-27; 2 Crónicas 35:25.) Hay personas a las que, como a David, les resulta más fácil expresarse por escrito. Cierta viuda dijo que ella escribía lo que sentía y varios días después lo leía. Este método le resultó útil para desahogarse.
1:23, 24.
¿Honremos siempre a quienes se ha dado autoridad sobre nosotros?
“Hay [...] tiranos que de veras buscan mi alma”, clamó David afligido por maltrato a Jehová (Salmo 54:3). Luego derramó su corazón ante él: “Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío. [...] Los fuertes lanzan un ataque contra mí, no por sublevación de parte mía, ni pecado alguno de parte mía, oh Jehová. Aunque no hay error, corren y se alistan. Despierta, sí, a mi llamar, y ve” (Salmo 59:1-4).
¿Nos hemos sentido alguna vez de la misma manera, cuando una persona que tiene autoridad nos trata mal sin que le hayamos hecho nada? David nunca dejó de respetar a Saúl. Cuando este murió, en vez de alegrarse, compuso el siguiente canto fúnebre: “Saúl y Jonatán, los amables y los agradables durante su vida [...]. Más veloces que las águilas eran ellos, más poderosos que los leones eran. Oh hijas de Israel, lloren por motivo de Saúl” (2 Samuel 1:23, 24). ¡Qué buen ejemplo de verdadero respeto al ungido de Jehová pese al maltrato de que fue objeto!
1:26.
¿Qué prefiguró el vínculo de amor que unía a Jonatán y David?
El vínculo de amor superlativo que unía a Jonatán y a David se asemeja a la unidad existente entre las “otras ovejas” y el resto ungido de ovejas. Ambos grupos forman “un solo rebaño” bajo la dirección de “un solo pastor”, Jesús (Juan 10:16).
1:26a.
¿Qué diferencia de edad tenían Jonatán y David?
Cuando David derribó a Goliat, era muy joven --“solo [...] un muchacho”--, y a la muerte de Jonatán tenía unos 30 años (1 Samuel 17:33; 31:2; 2 Samuel 5:4). Como Jonatán tenía unos 60 cuando falleció, es evidente que era unos treinta años mayor que David.
2:18.
¿Por qué se presenta a Joab y a sus dos hermanos como los tres hijos de Zeruyá, su madre?
En las Escrituras Hebreas, las genealogías normalmente reflejaban la ascendencia del padre. Puede que el esposo de Zeruyá muriera prematuramente o por alguna razón no se le considerara apto para ser incluido en el relato bíblico. O tal vez se mencione a Zeruyá por haber sido la hermana o medio hermana de David (1 Crónicas 2:15, 16). La única alusión al padre de estos tres hermanos es la que se hace en relación con su sepultura en Belén (2 Samuel 2:32).
3:22-30.
Veamos las cosas buenas de la organización de Jehová
Saúl no fue el único que actuó traidoramente. Por ejemplo, el general del ejército de David, Joab, asesinó a Abner, quien era pariente de Saúl. Por su parte, Absalón, hijo de David, conspiró para acceder al trono de su padre. Y Ahitofel, el consejero de confianza de David, también lo traicionó (2 Samuel 3:22-30; 15:1-17, 31; 16:15, 21). Aun así, David no se convirtió en una persona quejumbrosa y amargada, ni le dio la espalda a la adoración verdadera. Todo lo contrario: las adversidades lo impulsaron a aferrarse a Jehová y mantener la excelente actitud que demostró cuando huía de Saúl. En aquel tiempo cantó: “Muéstrame favor, oh Dios, muéstrame favor, porque en ti mi alma se ha refugiado; y en la sombra de tus alas me refugio hasta que pasen las adversidades” (Salmo 57:1).
En la actualidad no tenemos motivos para quejarnos de traición dentro de la organización de Dios, pues ni Jehová ni sus ángeles ni los pastores espirituales toleran en la congregación cristiana a traidores impíos. Sin embargo, todos nos encaramos a la imperfección humana, tanto la propia como la de otros siervos de Dios.
3:26, 27.
¿Evitará usted la ambición?
El caso de Joab, jefe del ejército israelita de la antigüedad, ilustra algunos extremos a los cuales puede llevar la ambición. Joab asesinó encubiertamente tanto a Abner como a Amasa. Esto se debió a rivalidad por el puesto de comandante del ejército del rey David. (2 Sam. 3:26, 27; 20:8-10, 23) Cuando el rey se puso viejo y enfermo, Joab se unió a Adonías el hijo de David en una conspiración para usurpar el trono. (1 Rey. 1:18, 19) Cuando esto fracasó y Salomón fue hecho rey, Joab abandonó a Adonías. Sin embargo, esta maquinación ambiciosa fue en vano, pues Joab murió ignominiosamente por ejecución a principios del reinado de Salomón.—1 Rey. 2:5, 6, 29-34.
Es probable que usted haya visto a muchas personas ambiciosas alcanzar poderosos puestos administrativos. ¿Realmente benefician a sus congéneres? Probablemente usted convenga con las observaciones de un escritor bíblico inspirado: “Existe algo calamitoso que he visto bajo el sol, como cuando sale una equivocación a causa del que está en poder: La tontedad ha sido colocada en muchos puestos encumbrados, pero los ricos mismos [es decir, aquellos de quienes se pudiera pensar que tuvieran posibilidades de alcanzar la superintendencia] siguen morando
meramente en una condición baja. He visto a siervos a caballo pero a príncipes andando en la tierra justamente como siervos.”—Ecl. 10:5-7.
3:28, 29.
¿Por qué perdonar?
Sea que se pueda perdonar o no, la víctima de un pecado serio tiene que sopesar otro factor: ¿Me conviene someterme al fuerte trastorno emocional de sentirme intensamente dolido y enfadado hasta que la cuestión se resuelva por completo? Considere un ejemplo. El rey David se sintió muy dolido cuando su general, Joab, asesinó a Abner y Amasá, “dos hombres más justos y mejores que [Joab]”. (1 Reyes 2:32.) David expresó su enfado y resentimiento oralmente y, sin duda, también a Jehová en oración. Pero con el tiempo, sus profundos sentimientos probablemente remitieron. No le dominó la ira hasta el final de sus días. David incluso siguió trabajando con Joab, pero no perdonó sin más a este asesino impenitente, y procuró que al final se hiciera justicia. (2 Samuel 3:28-39; 1 Reyes 2:5, 6.)
Es posible que quienes han sido víctimas de pecados serios necesiten algún tiempo, y también esfuerzo, para superar su ira inicial. El proceso de curación puede ser mucho más fácil cuando el ofensor reconoce el mal cometido y se arrepiente. Sin embargo, la víctima inocente del pecado debe poder hallar consuelo y solaz en el conocimiento de la justicia y la sabiduría de Jehová, así como en la congregación cristiana, independientemente del proceder del ofensor.
3:29.
¿Qué se quiere decir con la expresión “hombre que asga el huso giratorio”?
Normalmente eran las mujeres quienes se encargaban de tejer. Por tanto, esta expresión puede referirse a hombres que no eran aptos para la guerra y por consiguiente se veían obligados a realizar trabajos que por lo general hacían las mujeres.
5:1, 2.
¿Cuánto tiempo pasó entre el asesinato de Is-bóset y la coronación de David como rey de todo Israel?
Parece razonable concluir que Is-bóset comenzó su reinado de dos años poco después de la muerte de Saúl, para el mismo tiempo en que David empezó el suyo en Hebrón. Desde esta ciudad, David reinó siete años y medio sobre Judá. Poco después de ser hecho rey sobre todo Israel, trasladó su capital a Jerusalén. Así pues, pasaron unos cinco años desde la muerte de Is-bóset hasta que David llegó a ser rey de todo Israel (2 Samuel 2:3, 4, 8-11; 5:4, 5).
6:2-9.
¿Qué aprendemos del primer intento de David de llevar el arca del pacto a Jerusalén?
1) Pasar por alto las instrucciones divinas causa desgracias.
2) Incluso quienes tienen una buena relación con Jehová a veces reaccionan mal ante situaciones difíciles.
3) Siempre deberíamos arrojar nuestras cargas sobre Jehová y nunca culparlo de problemas que nos sobrevienen por no seguir sus instrucciones.
7:3.
¿Qué error cometió Natán, y por qué no lo rechazó Jehová como su profeta?
El profeta Natán instó al rey David a que prosiguiera con lo que estaba en su corazón respecto a la construcción de una casa para la adoración de Jehová. Pero luego Jehová dijo a Natán que informara a David que él no sería quien la edificaría. Jehová no rechazó a Natán por lo que este había dicho anteriormente, sino que siguió empleándolo porque Natán humildemente rectificó el asunto cuando Jehová se lo aclaró. (1 Cró. 17:1-4, 15.)
7:12.
¿Por qué sabía Absalón que no llegaría a ser rey de Israel?
Cuando Jehová le prometió a David que una “descendencia” futura heredaría el trono, Absalón ya había nacido. Por consiguiente, este debía de saber que Dios no lo había elegido a él como sucesor de David (2 Sam. 3:3; 7:12).
7:14.
¿Qué era la vara de hombres y los golpes de los hijos de Adán y cómo se cumplió?
Cuando Jehová hizo un pacto con David para el reino, dijo sobre la línea de reyes de la dinastía davídica: “Yo mismo llegaré a ser su padre, y él mismo llegará a ser mi hijo. Cuando él haga mal, entonces ciertamente lo censuraré con la vara de hombres y con los golpes de los hijos de Adán”. (2Sa 7:14; Sl 89:32.) La vara de disciplina que Jehová utilizaría como Padre era la autoridad de los gobiernos del mundo, como Babilonia. Esto se cumplió cuando Jehová permitió que reyes de naciones paganas derrotaran a los reyes de Judá y, en particular, cuando Nabucodonosor el rey de Babilonia destronó al rey Sedequías de Jerusalén. (Jer 52:1-11.)
Esta nación fue utilizada para derribar el reino de Dios en las manos de los reyes de la línea de David, hasta ‘que viniese aquel que tenía el derecho legal’. (Eze 21:27.) En el año 70 E.C., los ejércitos romanos mandados por el general Tito fueron una “vara” para ejecutar castigo sobre la Jerusalén infiel. (Da 9:26, 27.)
8:2.
¿Cuántos moabitas fueron ejecutados tras su enfrentamiento con Israel?
Por lo visto, la cantidad se determinó midiendo en vez de contando. Al parecer, David hizo que los moabitas se acostaran lado a lado haciendo una fila en el suelo. A continuación midió la fila con una cuerda. Dos cordeles, o dos terceras partes de los moabitas, fueron ejecutados, y a un cordel, o un tercio de ellos, se les perdonó la vida.
8:4.
¿A qué se debe la diferencia de los jinetes en 2 Samuel 8:4 y 1 Crónicas 18:4?
Las diferencias en las cantidades de 2 Samuel 8:4 y 1 Crónicas 18:4 quizás se deban a un error de transcripción. En la Versión de los Setenta griega, ambos pasajes dicen que fueron capturados 1.000 carros y 7.000 jinetes, lo que hace pensar que 1 Crónicas 18:4 tal vez conserve la lectura original.
2:1; 5:19, 23. David consultó a Jehová antes de residir en Hebrón y de subir contra sus enemigos. Nosotros también debemos buscar la guía de Jehová antes de tomar decisiones que afecten nuestra espiritualidad.
3:26-30. La venganza tiene consecuencias lamentables (Romanos 12:17-19).
3:31-34; 4:9-12.
¿Qué nos indican las expresiones de duelo del rey David tras la muerte de Abner?
David es un ejemplo de lo que significa no guardar rencor ni ser vengativo.
Saúl no fue el único que actuó traidoramente con David. Por ejemplo, el general del ejército de David, Joab, asesinó a Abner, quien era pariente de Saúl. Por su parte, Absalón, hijo de David, conspiró para acceder al trono de su padre. Y Ahitofel, el consejero de confianza de David, también lo traicionó (2 Samuel 3:22-30; 15:1-17, 31; 16:15, 21). Aun así, David no se convirtió en una persona quejumbrosa y amargada, ni le dio la espalda a la adoración verdadera. Todo lo contrario: las adversidades lo impulsaron a aferrarse a Jehová y mantener la excelente actitud que demostró cuando huía de Saúl. En aquel tiempo cantó: “Muéstrame favor, oh Dios, muéstrame favor, porque en ti mi alma se ha refugiado; y en la sombra de tus alas me refugio hasta que pasen las adversidades” (Salmo 57:1).
En la actualidad no tenemos motivos para quejarnos de traición dentro de la organización de Dios, pues ni Jehová ni sus ángeles ni los pastores espirituales toleran en la congregación cristiana a traidores impíos. Sin embargo, todos nos encaramos a la imperfección humana, tanto la propia como la de otros siervos de Dios.
5:12. Jamás debemos olvidar que Jehová nos ha educado en sus caminos y ha hecho posible que tengamos una buena relación con él.
6:1-7. Aunque las intenciones de David eran buenas, su idea de llevar el Arca en un carruaje iba en contra del mandamiento divino y no tuvo éxito (Éxodo 25:13, 14; Números 4:15, 19; 7:7-9). Cuando Uzah agarró el Arca también se demostró que las buenas intenciones no cambian los requisitos de Dios.
6:8, 9. Al afrontar una situación difícil, David se encolerizó y luego sintió miedo, quizás incluso culpando a Jehová por la tragedia. Debemos cuidarnos de culpar a Jehová por los problemas que resultan de pasar por alto sus mandatos.
7:18, 22, 23, 26. La humildad de David, su devoción exclusiva a Jehová y su interés en ensalzar el nombre de Dios son cualidades que tenemos que imitar.
8:2. Se materializa una profecía hecha cuatrocientos años antes (Números 24:17). La palabra de Jehová siempre se realiza.
9:1, 6, 7. David le dijo a Mefibóset, el hijo de su amigo Jonatán: “Tú mismo comerás pan a mi mesa constantemente”, y le explicó la razón: “Sin falta ejerceré bondad amorosa para contigo por causa de Jonatán tu padre” (2 Samuel 9:6, 7, 13). Con acierto se denomina bondad amorosa, no mera bondad, a la continua hospitalidad de David, pues fue una prueba de su lealtad a una relación establecida previamente (1 Samuel 18:3; 20:15, 42). Del mismo modo, los siervos de Dios de la actualidad son bondadosos con la humanidad en general, pero expresan continua bondad amorosa, o amor leal, a aquellos con quienes comparten una relación aprobada por Dios (Mateo 5:45; Gálatas 6:10). David cumplió su promesa. Nosotros también debemos esforzarnos por ser personas de palabra y buscaba a quién bendecir como lo hace Jehová.
Primero, la criatura que da a luz Bat-seba muere. Luego, Tamar, una hija virgen de David, es violada por su medio hermano Amnón. El hermano carnal de ella, Absalón, se venga asesinando a Amnón. Posteriormente, Absalón conspira contra su propio padre y se proclama rey en Hebrón. David se ve obligado a huir de Jerusalén. Absalón tiene relaciones con diez de las concubinas de su padre que se quedaron para atender la casa. David no vuelve a su puesto de rey sino hasta que se da muerte a Absalón. Surge una revuelta a manos del benjaminita Seba, que acaba con la muerte de este.
Respuestas a preguntas bíblicas:
11:2-5.
¿Cuál pudo haber sido la razón por la que Jehová no aplicó su ley del adulterio en el caso de David y Bat-seba?
La Ley mosaica dictaba que ambos fueran ejecutados (Lev. 20:10; Deu. 22:22). Sin embargo, aunque Jehová los castigó severamente, decidió no aplicar su propia ley y les perdonó la vida. ¿Actuó de manera injusta? ¿Violó sus rectas normas por favoritismo hacia David? A algunos lectores de la Biblia les parece que sí. No obstante, debemos tener en cuenta que eran jueces imperfectos y limitados quienes debían aplicar la ley del adulterio. Como eran incapaces de leer el corazón de los acusados, esta ley establecía que tomaran la misma decisión en todos los casos. En cambio, Jehová sí puede ver lo que hay en nuestro interior (Ge. 18:25; 1 Cr 29:17). Por eso no era necesario que él se ciñera a dicha ley, que estaba destinada a los jueces humanos. Esperar que lo hiciera sería como obligar a alguien con visión perfecta a usar lentes correctivos. Como Jehová podía leer el corazón de David y el de Bat-seba, vio su arrepentimiento sincero y los juzgó con misericordia y amor.
12:14.
¿Por qué tuvo que morir el hijo de David y Bat-seba por el pecado de sus padres cuando en Deuteronomio 24:16 y Ezequiel 18:20 se dice que un hijo no morirá debido al error del padre?
(2 Sam. 12:14; 22:31.) Si los encargados del caso hubieran sido jueces humanos, habrían perdido la vida tanto los padres como el hijo que estaba en la matriz (Deu. 22:22). Es posible que la pérdida del hijo haya grabado mejor en la mente de David lo molesto que estaba Jehová con su pecado. Por otro lado, desconocemos el estado de salud del recién nacido. Podemos estar seguros, no obstante, de que Jehová resolvió el asunto con justicia.
14:7.
¿Qué simboliza “el brillo de mis brasas”?
El brillo de las brasas que produce el carbón cuando arde despacio se usa para referirse a una prole viva.
15:1.
¿Por qué corrían cincuenta hombres delante del carro de Absalón?
En Oriente era costumbre que delante del carro real fueran corredores para preparar y anunciar la llegada del rey, así como para prestarle ayuda. (1Sa 8:11.) Por eso Absalón y Adonías hicieron que 50 corredores fueran delante de sus carros personales, a fin de imitar la dignidad real, así como para añadir prestigio y aparente aprobación a sus respectivas rebeliones. (2Sa 15:1; 1Re 1:5)
15:19-22.
¿Qué aprendemos de la relación de Ittai, el guitita, con el rey David?
Aunque era un filisteo exiliado, reconoció que Jehová era el Dios vivo y que David era su ungido. Ittai vio más allá de la rivalidad que existía entre israelitas y filisteos. Él no veía a David como el hombre que había matado al gran guerrero Goliat y a muchos otros compatriotas suyos (1 Sam. 18:6, 7). Lo veía como un hombre de admirables cualidades que amaba a Jehová. Esta actitud le ganó tal respeto de David que quedó al mando de la tercera parte de las tropas del rey en la decisiva batalla contra las fuerzas de Absalón (2 Sam. 18:2).
Hoy día, nosotros también tenemos que esforzarnos por ver más allá de las diferencias culturales, raciales y étnicas. Debemos hacer a un lado los prejuicios y las antipatías, y fijarnos en las buenas cualidades de los demás. El vínculo que se formó entre David e Ittai demuestra claramente que si llegamos a conocer y amar a Jehová, es posible superar esas barreras.
Al meditar en el ejemplo de Ittai, conviene preguntarnos: “¿Soy yo leal al David Mayor, Jesucristo? ¿Demuestro mi lealtad predicando con entusiasmo y haciendo discípulos?” (Mat. 24:14; 28:19, 20). “¿Hasta dónde estoy dispuesto a llegar para probar mi lealtad?”
Los cabezas de familia también pueden meditar en el ejemplo de Ittai y aprender de él. El juramento que este guitita le hizo al rey ungido de Jehová y su decisión de acompañarlo repercutieron en los hombres que lo seguían. Del mismo modo, las decisiones que toman hoy día los cabezas de familia para apoyar la adoración verdadera repercuten directamente en sus familias. Aunque tales decisiones den lugar a algunas dificultades temporales, no hay que olvidar esta garantía de la Biblia: “Con alguien leal [Jehová actuará] en lealtad” (Sal. 18:25).
Después de mencionar la participación de Ittai en la batalla contra Absalón, la Biblia ya no vuelve a hablar de él. No obstante, este breve vistazo de su vida durante un período tan difícil del reinado de David nos enseña mucho sobre su carácter. El hecho de que se haya incluido su relato en la Biblia es una muestra más de que Jehová valora y recompensa la lealtad (Heb. 6:10).
16:1-4.
¿Cómo sabemos que era falsa la afirmación de Zibá acerca de Mefibóset?
El siervo de Mefibóset, Zibá lo calumnió ante el rey David, quien huía de Jerusalén por causa de la rebelión de su propio hijo, Absalón. Zibá afirmó que Mefibóset le era desleal y que se había quedado en Jerusalén con la esperanza de conseguir la gobernación real. David le creyó y entregó a aquel mentiroso toda la propiedad del hijo de Jonatán.
Semejante plan ambicioso no hubiera sido propio de alguien agradecido y humilde como Mefibóset. Sin duda conocía bien el historial de fidelidad de su padre, Jonatán. Pese a ser hijo del rey Saúl, Jonatán había reconocido con humildad que David era el escogido de Jehová para reinar sobre Israel (1 Sam. 20:12-17). Siendo un leal amigo de David, Jonatán, un padre temeroso de Dios, no habría inculcado en su joven hijo ninguna aspiración a ocupar el trono.
18:18.
¿No parece haber una contradicción entre 2 Samuel 14:27 ↔ 18:18?
Absalón erigió una columna en la “llanura baja del Rey”, llamada también “llanura baja de Savé”, cerca de Jerusalén. (2Sa 18:18; Gé 14:17.) Levantó este monumento debido a que no tenía hijos mediante quienes conservar su nombre después de su muerte. Por lo tanto, parece ser que sus tres hijos mencionados en 2 Samuel 14:27 murieron siendo aún jóvenes.
19:21.
¿Por qué se le llamó a David “el ungido de Jehová”?
Debido a que recibió tres ungimientos para ser rey, el rey David realmente pudiera ser llamado un “ungido” o “mesías” (hebreo: mashíahh), como en 2 Samuel 19:21, 22; 22:51; 23:1. De manera sobresaliente, David fue usado como tipo profético del preeminente Mesías, la “descendencia” de la “mujer” celestial de Dios. (Ezequiel 34:23.) De hecho, Dios se complació en escoger a David para que estuviera en la línea de descendencia que culminó en el Mesías del “propósito eterno” de Dios.
19:24-30.
¿Qué aprendemos de la magnífica reacción de Mefibóset ante el desenlace de su cuestión con Zibá?
Cuando se descubrió que Zibá había difamado a Mefibóset, David enmendó a medias el daño. Con todo, Mefibóset no cuestionó la decisión de David. Más bien se concentró en lo positivo, pues se alegró de que el legítimo rey de Israel hubiera regresado a salvo. Mefibóset se convirtió en un magnífico modelo de cómo soportar una discapacidad, la calumnia y la decepción.
En momentos de gran desconsuelo, vergüenza o humillación, un hombre podía arrancarse pelos de la barba o dejarse esta o el bigote desatendidos. (Esd 9:3.) Quizás fue la barba desatendida de Mefibóset, hijo de Jonatán, lo que le indicó a David que tal vez le decía la verdad cuando afirmaba que Zibá, su siervo, le había calumniado, y que contrario a lo que Zibá le había dicho, Mefibóset en realidad estaba de duelo cuando el rey huía de Absalón.
19:29.
¿Por qué reaccionó David como lo hizo ante la explicación de Mefibóset?
Cuando oyó a Mefibóset, David debió darse cuenta de su equivocación al creer las palabras de Zibá (2 Samuel 16:1-4; 19:24-28). Es probable que esto molestara tanto a David que no quisiera oír más al respecto.
19:33-37.
Cuando David le ofreció a Barzilai, de 80 años, la oportunidad de formar parte de la corte, ¿por qué recomendó este a Kimham?
A pesar de que sus circunstancias habían cambiado debido a la edad, Barzilai hizo todo cuanto pudo para apoyar al rey nombrado por Jehová. Aunque reconoció que sus sentidos del gusto y del oído ya no eran los de antes, no se amargó; más bien, sin ningún egoísmo recomendó que Kimham recibiera los beneficios que a él se le ofrecían, demostrando así la clase de hombre que era. Muchas personas mayores de hoy manifiestan ese mismo espíritu desinteresado y generoso. Hacen lo que pueden por apoyar la adoración pura, sabiendo que “dichos sacrificios le son de mucho agrado a Dios”. ¡Qué bendición tener entre nosotros a siervos tan leales! (Hebreos 13:16.)
11:1-4. El andar desocupado suele ser un tiempo muy propicio para meterse en problemas, notemos que David se quedo en la cama (2Sa 11:2) mientras su ejercito estaba en la batalla. Esto lo llevo a problemas que lo acompañaron el resto de su vida. Satanás se aprovecha de la pasividad para hacernos tropezar. Además, lo que corrompe a un líder es el abuso de su poder.
11:2-15. El relato franco acerca de los errores de David da testimonio de que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios.
11:16-27. Si cometemos algún pecado grave, no debemos tratar de ocultarlo como hizo David. Tenemos que confesarlo a Jehová y buscar ayuda de los ancianos de la congregación (Proverbios 28:13; Santiago 5:13-16).
12:5. Es sorprendente lo justos que podemos ser para aplicar la ley a otros incluso en errores que nosotros mismos cometemos, parece como si sacáramos una lupa para hacer el juicio ajeno y nos pusiéramos unas gafas rosas a la hora de analizar nuestras propias faltas.
12:1-14. Natán puso un buen ejemplo para los ancianos de la congregación. Estos deben ayudar a los que caen en el pecado a enmendarse, y tienen que cumplir hábilmente con esta responsabilidad.
David dictó su propio juicio
Después de su pecado con Bat-Seba, el profeta Natán visitó a David y le contó acerca de un hombre pobre que compró una cordera pequeña, conservandola viva mientras crecía con él y con sus hijos. El relato dice: “De su bocado comía y de su copa bebía, y en su seno yacía, y vino a serle como una hija.” Entonces un hombre rico teniendo muchas ovejas tomó la cordera del hombre pobre y la usó para alimentar a un visitante. David encontró el relato plausible y no algo traído por los cabellos, pues al terminar la historia él dijo en ardiente furia: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová, el hombre que hizo esto merece morir! Y por la cordera debe hacer compensación con cuatro, como consecuencia del hecho de que ha hecho esta cosa y porque no tuvo compasión.” (Éx 22:1; 2Sa 12:1-6) Respondiendo a Natán, el profeta que Jehová le había enviado, David había pronunciado su propio juicio: «debe pagar la cordera con cuatro tantos» (2Sa 12:6, 10) Y no pasó mucho tiempo para empezar a ver el juicio de Jehová en su vida y pagar con el cuádruplo como compensación por su asesinato a Urías, con la vida de cuatro de sus hijos:
El nacido del adulterio con Bat-Seba (2Sa 12:19) |
12:15-23. Tener el punto de vista correcto de lo que le sucedía ayudó a David a reaccionar apropiadamente ante las adversidades.
15:12; 16:15, 21, 23. Cuando parecía que Absalón iba a subir al trono, el orgullo y la ambición hicieron que el destacado consejero Ahitofel se hiciera traidor. La inteligencia sin humildad ni lealtad puede ser una trampa.
19:24, 30. Mefibóset apreció profundamente la bondad amorosa de David y se sometió de buena gana a la decisión del rey con respecto a Zibá. El aprecio por Jehová y su organización debe impulsarnos a ser sumisos.
20:21, 22. La sabiduría de una sola persona puede librar de la desgracia a muchas (Eclesiastés 9:14, 15).
CAIGAMOS “EN LA MANO DE JEHOVÁ”
(2 Samuel 21:1 - 24:25)
Hay tres años de hambre por la culpa de sangre en la que incurrió Saúl al dar muerte a los gabaonitas (Josué 9:15). A fin de vengar esa culpa de sangre, los gabaonitas piden la ejecución de siete hijos de Saúl. Así que David los entrega en manos de los gabaonitas, y la sequía termina con un aguacero. Caen cuatro gigantes filisteos “por mano de David y por mano de sus siervos” (2 Samuel 21:22).
David comete un grave pecado al ordenar un censo ilegal. Se arrepiente y opta por caer “en la mano de Jehová” (2 Samuel 24:14). En consecuencia, mueren 70.000 a causa de una peste. David sigue el mandato de Jehová y se detiene el azote.
Respuestas a preguntas bíblicas:
21:9, 10.
¿Cuánto tiempo custodió Rizpá a sus dos hijos y a los cinco nietos de Saúl que fueron ejecutados por los gabaonitas?
Estos siete varones fueron colgados “en los primeros días de la siega” —marzo o abril—, y sus cadáveres se dejaron expuestos en una montaña. Rizpá custodió los siete cadáveres día y noche hasta que Jehová mostró que su furia se había aplacado poniendo fin a la sequía. Es improbable que cayera aguacero alguno antes del final de la siega en octubre. Por lo tanto, es muy posible que Rizpá pasara hasta cinco o seis meses vigilando los cuerpos. Después David se encargó de que se enterraran los huesos.
La Biblia habla de hombres de tamaño extraordinario. Por ejemplo: Og, rey de Basán, uno de los refaím, cuyo féretro tenía 9 codos (4 m.) de longitud y 4 codos (1,8 m.) de anchura (Dt 3:11), y Goliat de Gat, a quien David mató, que tenía una altura de 6 codos y un palmo (2,9 m.). El peso de su armadura indica su fuerza y tamaño. Su cota de malla de cobre pesaba 5.000 siclos (57 Kg.) y la hoja de hierro de su lanza, 600 siclos (6,8 Kg.). (1Sa 17:4-7.)
Además de Goliat, otros hombres de los refaím también eran extraordinariamente grandes, como Isbí-benob, cuya lanza pesaba 300 siclos de cobre (3,4 Kg.) (2Sa 21:16); Saf o Sipai (2Sa 21:18; 1Cr 20:4); Lahmí, el hermano de Goliat, “el asta de cuya lanza era como el enjulio de los obreros del telar” (1Cr 20:5), y un hombre de tamaño extraordinario que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro en total. (2Sa 21:20.)
Los espías faltos de fe les informaron a los israelitas que en Canaán habían visto “a los nefilim, los hijos de Anaq, que son de los nefilim; de modo que llegamos a ser a nuestros propios ojos como saltamontes, y así mismo llegamos a ser a los ojos de ellos”. (Nú 13:33.) Estos hombres de tamaño extraordinario, llamados los hijos de Anaq (que probablemente significa “Cuellilargo [es decir, de talla alta]”), no eran realmente nefilim, como ellos dijeron, sino solo hombres extraordinariamente altos, pues los nefilim, la prole de los ángeles y las mujeres (Gé 6:4), habían perecido en el Diluvio.
Los tres gigantes
«Lucho contra tres gigantes, querido Sancho; estos son: el MIEDO, que tiene fuerte raigambre y que se apodera de los seres y los sujeta para que no vayan más allá del muro de lo socialmente permitido o admitido; el otro es la INJUSTICIA, que subyace en el mundo disfrazada de justicia general, pero que es una justicia instaurada por unos pocos para defender mezquinos y egoístas intereses; y el otro es la IGNORANCIA, que anda también vestida o disfrazada de conocimiento y que embauca a los seres para que crean saber cuando no saben en realidad y que crean estar en lo cierto cuando no lo están. Esta ignorancia, disfrazada de conocimiento, hace mucho daño, e impide a los seres ir más allá en la línea de conocer realmente y conocerse. Contra estos tres gigantes lucho, querido Sancho, y es buena causa digna de encomio.» |
22:26.
¿Cómo se refleja la verdadera lealtad, y a quiénes hemos de ser leales?
Dado que la lealtad es sinónimo de bondad amorosa, transmite un fuerte sentido de reciprocidad. Si se nos demuestra bondad amorosa, nosotros debemos corresponder por igual. David fue objeto de la bondad amorosa de Jehová, por lo que se sintió motivado a adorarlo y alabarlo (Sal. 138:2). La lealtad a Jehová implica ser leal a su Palabra y a su organización. También hemos de ser leales al cónyuge, a los familiares creyentes y a los amigos.
22:26a.
¿Qué diferencia hay entre lealtad y fidelidad?
El término “lealtad” es muy especial, “No parece que haya ninguna palabra española que exprese exacta y plenamente el significado de los términos correspondientes en hebreo y en griego, pero como ‘lealtad’ implica devoción y fidelidad cuando se usa con relación a Dios y su servicio, sirve para transmitir una idea parecida”.
En el oeste de Estados Unidos se encuentra un géiser cuyas erupciones se suceden cada hora aproximadamente, regularidad esta que le ha valido el nombre de Old Faithful (Viejo fiel). La Biblia atribuye fidelidad a objetos inanimados, como la Luna, en virtud de su fiabilidad. Salmo 89:37 dice que este cuerpo celeste sirve de “testigo fiel en los cielos nublados”. También se califica de fieles a las palabras de Dios. Apocalipsis 21:5 menciona: “Aquel que estaba sentado en el trono dijo: ‘¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas’. También, dice: ‘Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas’”. Si bien todos estos elementos son fieles, confiables, ninguno puede mostrar adhesión a nada ni manifestar cualidades morales, como la lealtad. La lealtad se compone de facetas como la “Fidelidad, deber, amor, obligación, devoción.”
22:26b.
La lealtad verdadera es una muestra de amor
El rey David le oró a Jehová Dios: “Con alguien leal tú actuarás en lealtad” (2 Samuel 22:26). La palabra hebrea que se traduce “lealtad” en ese texto transmite la idea de bondad que se adhiere amorosamente a un objeto hasta que su propósito con relación a él se ha realizado. Como una madre que amamanta a su hijo, Jehová se apega amorosamente a quienes le son leales. Refiriéndose a sus siervos fieles del antiguo Israel, aseguró: “¿Puede una esposa olvidarse de su niño de pecho, de modo que no tenga piedad al hijo de su vientre? Hasta estas mujeres pueden olvidar; no obstante, yo mismo no me olvidaré de ti” (Isaías 49:15). Los que están dispuestos a poner la lealtad a Dios por encima de cualquier otra cosa cuentan con la garantía de su cuidado amoroso.
22:36.
¿Por qué podemos decir que Dios es humilde, y cómo manifiesta él esta cualidad?
Jehová es el Soberano y el Creador, y no tiene limitaciones. Aun así, como indica 2 Samuel 22:36, es humilde en el sentido de que se interesa por simples seres humanos que desean agradarle y les muestra misericordia. Es como si él se inclinara para cuidar con amor a sus siervos fieles.
22:36a.
¿Cómo hizo grande a David la humildad de Jehová?
Cuando las Escrituras dicen que Jehová es humilde, no dan a entender que esté limitado en algún aspecto o que deba sumisión a alguien. Más bien, esta hermosa cualidad indica que siente una profunda compasión por aquellos seres humanos que de veras se esfuerzan por conseguir su aprobación, y que les muestra misericordia. En Salmo 113:6, 7 leemos: “[Jehová] está condescendiendo en tender la vista sobre cielo y tierra, y levanta al de condición humilde desde el polvo mismo”. Tal ‘condescender’ quiere decir que “se inclina para ver” o que “se humilla para mirar” (La Nueva Biblia Latinoamérica, 1995; La Biblia de las Américas). Así pues, Jehová ‘se inclinó’ o ‘se humilló’ desde los cielos para prestar atención a David, un hombre imperfecto, pero humilde, que deseaba servirle. Por eso, David nos asegura: “Jehová es alto, y, no obstante, al humilde lo ve” (Salmo 138:6). La misericordia, paciencia y compasión con que Dios lo trató debería reconfortar a todo el que procura cumplir la voluntad divina.
Aunque Jehová está en los más altos cielos y los seres humanos son muy inferiores a Jehová, “está condescendiendo en tender la vista sobre cielo y tierra, y levanta al de condición humilde desde el polvo mismo; ensalza al pobre del mismísimo pozo de cenizas, para hacer que se siente con nobles”, Es como si Jehová se inclinara desde los cielos para cuidar con amor a sus siervos fieles (Salmo 113:5-8). Dios muestra humildad al ejercer misericordia para con la humanidad pecaminosa. Su trato con pecadores y el dar a su Hijo en sacrificio por los pecados son expresiones de su humildad, amor y otras cualidades. (Romanos 5:8; 8:20, 21.)
Además, Jehová valora que sus siervos sean humildes. El apóstol Pedro escribió: “Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes” (1 Pedro 5:5). Y con respecto al orgullo, cierto escritor bíblico dijo: “Todo el que es orgulloso de corazón es cosa detestable a Jehová” (Proverbios 16:5).
24:1.
¿Por qué fue un pecado tan grave el que David tomara la cuenta del pueblo?
Hacer un censo no estaba en sí prohibido por la Ley (Números 1:1-3; 26:1-4). La Biblia no dice qué objetivo tenía David al contar al pueblo. No obstante, 1 Crónicas 21:1 indica que fue Satanás quien lo incitó a hacerlo. En cualquier caso Joab, su jefe del ejército, sabía que la decisión de David de hacer un censo del pueblo era desacertada y trató de disuadirlo.
24:13.
¿A qué se debe la variación entre los relatos de Samuel 24:13 y de 1 Crónicas 21:12?
El relato de 2 Samuel 24:13 hace referencia a siete años de hambre y 1 Crónicas 21:12 menciona tres. (La Septuaginta griega dice “tres” en el relato de Samuel.) Una de las explicaciones propuestas es que los siete años a los que se alude en 2 Samuel en parte fueron una extensión de los tres años de hambre que sufrieron debido al pecado de Saúl y su casa contra los gabaonitas. (2Sa 21:1, 2.) El año en curso (la inscripción tomó nueve meses y veinte días, 2Sa 24:8) sería el cuarto, y tres años más harían siete. Aunque también es posible que la diferencia se haya debido a un error de un copista, hay que decir de nuevo que antes de llegar a tal conclusión se debería tener un conocimiento completo de todos los hechos y circunstancias.
24:24 «o» 1 Crónicas 21:25.
¿Cuánto pagó David por la era donde edificó un altar a Jehová como medio de terminar el azote que se debió a que David registrara al pueblo?
Parece que Arauna, u Ornán, el dueño de la era, ofreció sin cobrar nada el lugar, junto con ganado y utensilios de madera para el sacrificio. Pero David insistió en pagar, y 2 Samuel 24:24 muestra que compró la era y el ganado por 50 siclos de plata. Sin embargo, 1 Crónicas 21:25 dice que David pagó 600 siclos de oro por aquel lugar. Parece que el escritor de Segundo de Samuel trató solo de la compra del sitio del altar y los materiales para el sacrificio que se hizo en aquel tiempo, y que el precio al que se refiere se circunscribió a estas cosas. A la inversa, el escritor de Primero de Crónicas consideró los asuntos con relación al templo que posteriormente se edificó en aquel lugar, y asocia la compra con aquella construcción. (1 Cró. 22:1-6; 2 Cró. 3:1) Considerando que la entera zona del templo era muy grande, evidentemente la suma de 600 siclos de oro aplicó a la compra de aquella zona grande más bien que a la porción pequeña que se requirió para el altar que primero edificó el rey David.
22:2-51. ¡Con cuánta belleza describe esta composición de David a Jehová como el Dios verdadero, aquel que merece nuestra confianza absoluta!
¿Por qué se negó David a beber el agua? - (2Sa 23:15-17). David tenía tanto respeto por la ley de Dios acerca de la vida y la sangre que en esta ocasión se abstuvo de hacer algo que tan solo parecía ser una violación de dicha ley. Esa es la actitud que debemos cultivar para con todos los mandatos divinos.
24:10. La conciencia de David lo llevó al arrepentimiento. ¿Es nuestra conciencia lo suficientemente sensible para responder igual?
24:14. David sabía bien que Jehová es más misericordioso que los seres humanos. ¿Tenemos nosotros tal convicción?
24:17. David sintió pesar de que su pecado acarreara sufrimiento a toda la nación. El pecador arrepentido debe sentir remordimiento por la deshonra que su acción puede haber supuesto para la congregación.
La vida de David ilustra muy claramente que reconocer la soberanía de Jehová es cuestión de aceptar sus normas en cuanto a lo que está bien y lo que está mal y esforzarnos por atenernos a ellas con integridad, algo que está a nuestro alcance. ¡Qué agradecidos podemos estar por las lecciones que nos enseña el libro de Segundo de Samuel! El mensaje inspirado que contienen sus páginas es, en efecto, vivo y ejerce poder (Hebreos 4:12).
LA NACIÓN de Israel estaba desesperada por el desastre ocurrido en Guilboa y las resultantes incursiones de los victoriosos filisteos. Los caudillos de Israel y la flor y nata de sus jóvenes habían muerto. En aquellas circunstancias entró de lleno en la escena nacional el joven “ungido de Jehová”, David, hijo de Jesé. (2 Sam. 19:21.) Así comienza el libro Segundo de Samuel, que bien pudiera llamarse un libro de Jehová y David. Su narración está repleta de acción de toda clase. Se nos lleva desde las profundidades de la derrota hasta la cumbre de la victoria, desde las angustias de una nación desgarrada por la contienda hasta la prosperidad de un reino unido, desde el vigor de la juventud hasta la sabiduría de la edad avanzada. Aquí está el relato íntimo de la vida de David mientras él procuraba seguir a Jehová con todo el corazón. Es un relato que debe mover a todo lector a escudriñarse internamente para fortalecerse en su propia relación con su Creador y en su posición ante Él.
2 En realidad ni siquiera se menciona el nombre de Samuel en Segundo de Samuel, pues parece que al libro se le llama así solo porque originalmente componía un solo rollo o volumen con Primero de Samuel. Los profetas Natán y Gad, quienes completaron la escritura de Primero de Samuel, pasaron a escribir todo Segundo de Samuel. (1 Cró. 29:29.) Estaban capacitados para esta tarea. Gad había estado con David mientras este era un proscrito perseguido en Israel, y hacia el fin del reinado de 40 años de David todavía se asociaba activamente con él. Fue a Gad a quien se utilizó para indicar que a Jehová le disgustó el proceder imprudente de David de tomar una cuenta de Israel. (1 Sam. 22:5; 2 Sam. 24:1-25.) La actividad del profeta Natán, un compañero allegado de David, traslapa el período de la vida de Gad y se extiende más allá de él. Él tuvo el privilegio de dar a conocer el pacto significativo de Jehová con David, el pacto para un reino eterno. Fue quien valerosamente y bajo inspiración señaló el gran pecado de David con Bat-seba, y el castigo por él. (2 Sam. 7:1-17; 12:1-15.) Así Jehová utilizó a Natán, cuyo nombre significa “[Dios] Ha Dado”, y a Gad, cuyo nombre significa “Buena Fortuna”, para poner por escrito la información inspirada y provechosa de Segundo de Samuel. Estos modestos historiadores no trataron de conservar la memoria de sí mismos, pues no se da información de su ascendencia ni de su vida personal. Solo procuraron conservar el registro inspirado por Dios, para el provecho de futuros adoradores de Jehová.
3 Segundo de Samuel pasa a dar la historia bíblica exacta de después de la muerte de Saúl, el primer rey de Israel, y la lleva hasta cerca del fin del reinado de 40 años de David. Por eso, el período que se abarca es desde 1077 a.E.C. hasta alrededor de 1040 a.E.C. El hecho de que el libro no registra la muerte de David es prueba convincente de que se escribió alrededor de 1040 a.E.C., o poco antes de su muerte.
4 Por las mismas razones que se presentaron respecto a Primero de Samuel, el libro Segundo de Samuel debe aceptarse como parte del canon de la Biblia. Su autenticidad está fuera de duda. Su mismísimo candor, pues ni siquiera encubre los pecados y defectos del rey David, es en sí prueba circunstancial convincente.
5 No obstante, las pruebas más convincentes de la autenticidad de Segundo de Samuel son las profecías cumplidas, particularmente las que tienen que ver con el pacto hecho con David tocante al Reino. Dios prometió a David: “Tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono firmemente establecido hasta tiempo indefinido” (7:16). Jeremías, aun en el ocaso del reino de Judá, mencionó la continuidad de esa promesa hecha a la casa de David con las palabras: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘No será cortado, en el caso de David, un hombre que haya de sentarse sobre el trono de la casa de Israel’”. (Jer. 33:17.) Esta profecía no ha quedado sin cumplirse, pues Jehová más tarde produjo de Judá a “Jesucristo, hijo de David”, y la Biblia testifica claramente de ello. (Mat. 1:1.)
6 Sucesos iniciales del reinado de David - (1:1–4:12) Después de la muerte de Saúl en el monte Guilboa, un fugitivo amalequita que viene de la batalla se apresura a Ziqlag para dar el informe a David. Con la esperanza de conseguir el favor de David, inventa el cuento de que él mismo le quitó la vida a Saúl. En vez de recibir encomio, la única recompensa que recibe es muerte, porque se ha condenado a sí mismo al testificar que ha matado al “ungido de Jehová” (1:16). El nuevo rey, David, compone ahora una endecha, “El arco”, en la cual lamenta la muerte de Saúl y de Jonatán. Esta se eleva a una culminación hermosa en su expresión conmovedora del amor rebosante de David a Jonatán: “Estoy angustiado por ti, hermano mío, Jonatán, muy agradable me fuiste. Más maravilloso me fue tu amor que el amor procedente de mujeres. ¡Cómo han caído los poderosos y perecido las armas de guerra!” (1:17, 18, 26, 27).
7 Por dirección de Jehová, David y sus hombres mudan sus familias a Hebrón, en el territorio de Judá. Allí los ancianos de la tribu van a ungir a David como su rey en 1077 a.E.C. El general Joab llega a ser el más prominente apoyador de David. Sin embargo, Abner, el jefe del ejército, unge como rival para la autoridad real sobre la nación a Is-bóset, un hijo de Saúl. Hay choques periódicos entre las dos fuerzas en oposición, y Abner da muerte a un hermano de Joab. Finalmente, Abner se pasa al campamento de David. Lleva consigo a Mical, hija de Saúl, para entregarla a David, quien había pagado el precio de matrimonio por ella mucho tiempo atrás. Con todo, Joab, quien busca vengar la muerte de su hermano, halla una oportunidad para ello y mata a Abner. Esto angustia muchísimo a David, quien rechaza toda responsabilidad por ello. Poco después Is-bóset mismo es asesinado mientras estaba “durmiendo su siesta del mediodía” (4:5).
8 David, rey en Jerusalén - (5:1–6:23) Aunque ya había gobernado como rey en Judá por siete años y seis meses, David llega a ser ahora el gobernante indisputado, y representantes de las tribus lo ungen por rey de todo Israel. Este es su tercer ungimiento (1070 a.E.C.). Uno de los primeros actos de David como gobernante de todo el reino es apoderarse de la fortaleza jerosolimitana de Sión que retenían los jebuseos al sorprenderlos mediante un ataque por el túnel del agua. David hace entonces de Jerusalén su ciudad capital. Jehová de los ejércitos bendice a David y lo engrandece. Aun Hiram, acaudalado rey de Tiro, le envía a David valiosos cedros y también trabajadores para construirle una casa al rey. La familia de David aumenta, y Jehová prospera su reinado. Hay otros dos encuentros con los belicosos filisteos. En el primero de ellos Jehová irrumpe por entre el enemigo a favor de David en Baal-perazim y le da la victoria. En el segundo Jehová efectúa otro milagro al producir “el sonido de un marchar en las copas de los arbustos bekja”, lo cual indica que Jehová va delante de Israel para derrotar a los ejércitos de los filisteos (5:24). ¡Otra victoria sobresaliente para las fuerzas de Jehová!
9 Llevando a 30.000 hombres consigo, David parte para transportar el arca del pacto de Baale-judá (Quiryat-jearim) a Jerusalén. Mientras la traen con gran música y gozo, el carruaje sobre el cual va el Arca hace un movimiento brusco, y Uzah, quien camina al lado, extiende la mano para enderezar el Arca sagrada. “Ante aquello, la cólera de Jehová se encendió contra Uzah, y el Dios verdadero lo derribó allí por el acto irreverente” (6:7). El Arca queda en la casa de Obed-edom, y durante los tres meses siguientes Jehová bendice con abundancia a la familia de Obed-edom. Después de tres meses David va allá para transportar correctamente el Arca el resto del camino. Con gozosa gritería, música y danza, se introduce el Arca en la capital de David. David da rienda suelta a su gran gozo danzando ante Jehová, pero su esposa Mical se ofende por esto. David insiste: “Ciertamente celebraré delante de Jehová” (6:21). Por consiguiente, Mical queda sin hijos hasta su muerte.
10 El pacto de Dios con David - (7:1-29) Llegamos ahora a uno de los sucesos más importantes de la vida de David, uno que está relacionado directamente con el tema central de la Biblia, la santificación del nombre de Jehová mediante el Reino bajo la Descendencia prometida. Este suceso surge por el deseo de David de edificar una casa para el arca de Dios. Porque él mismo vive en una hermosa casa de cedros, David le indica a Natán su deseo de edificar una casa para el arca del pacto de Jehová. Por medio de Natán, Jehová le asegura de nuevo a David Su bondad amorosa hacia Israel y establece con él un pacto que continuará para siempre. Sin embargo, no será David quien edificará la casa para el nombre de Jehová, sino su descendencia. Además, Jehová hace la amorosa promesa: “Y tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono firmemente establecido hasta tiempo indefinido” (7:16).
11 Colmado de la bondad de Jehová manifestada mediante el pacto del Reino, David expresa efusivamente su agradecimiento por toda la bondad amorosa de Dios: “¿Qué nación por sí en la tierra es como tu pueblo Israel, a quien Dios fue a redimírselo como pueblo y a asignarse un nombre y a hacer para ellos cosas grandes e inspiradoras de temor? [...] Y tú mismo, oh Jehová, has llegado a ser su Dios” (7:23, 24). Él ora con fervor por la santificación del nombre de Jehová y para que la casa de David quede firmemente establecida delante de Dios.
12 David extiende el dominio de Israel - (8:1–10:19) Sin embargo, no se deja que David gobierne en paz. Todavía habrá guerras. David procede a derribar a los filisteos, los moabitas, los zobaítas, los sirios y los edomitas, y extiende la frontera de Israel hasta los límites establecidos por Dios. (2 Sam. 8:1-5, 13-15; Deu. 11:24.) Luego, por causa de Jonatán vuelve su atención a la casa de Saúl para desplegar bondad amorosa a cualquiera que quedara de ella. Zibá, un siervo de Saúl, llama la atención de David a un hijo de Jonatán, Mefibóset, quien está lisiado de los pies. Inmediatamente David exige que todos los bienes de Saúl se pasen a Mefibóset, y que Zibá y sus siervos le cultiven la tierra para proveer alimento a la familia de Mefibóset. No obstante, Mefibóset mismo comerá a la mesa de David.
13 Cuando muere el rey de Ammón, David envía embajadores a Hanún, hijo del difunto, con expresiones de bondad amorosa. Sin embargo, los consejeros de Hanún acusan a David de enviar a los embajadores para espiar el país, y por eso los humillan y los envían de vuelta medio desnudos. Encolerizado por esa afrenta, David envía a Joab con su ejército para vengarse por el mal. Dividiendo sus fuerzas, Joab derrota fácilmente a los ammonitas y a los sirios que han acudido para ayudarlos. Los sirios reagrupan sus fuerzas, solo para ser derrotados una vez más por los ejércitos de Jehová bajo el mando de David y sufrir la pérdida de 700 conductores de carros y 40.000 hombres de a caballo. Esto es prueba adicional del favor y la bendición de Jehová sobre David.
14 David peca contra Jehová - (11:1–12:31) En la primavera siguiente David envía a Joab de nuevo a Ammón para sitiar a Rabá, mientras él mismo permanece en Jerusalén. Cierta tarde sucede que desde su azotea ve bañarse a la hermosa Bat-seba, esposa de Urías el hitita. Después de traer a Bat-seba a su casa, tiene relaciones con ella, y ella queda embarazada. David trata de encubrir lo sucedido haciendo que se traiga de vuelta a Urías de la lucha en Rabá y enviándolo a su casa para que se refresque. Pero Urías rehúsa complacerse a sí mismo y tener relaciones con su esposa mientras el Arca y el ejército “están morando en cabañas”. Desesperado, David envía a Urías de vuelta a Joab con una carta que dice: “Pongan a Urías enfrente de los ataques más pesados de la batalla, y tienen que retirarse de detrás de él, y él tiene que ser derribado y morir” (11:11, 15). Así muere Urías. Después que pasa el período de duelo de Bat-seba, David la acoge inmediatamente en su casa, donde ella llega a ser su esposa, y nace el hijo de ellos, un varón.
15 Esto es malo a los ojos de Jehová. Él envía al profeta Natán a David con un mensaje de juicio. Natán le habla a David de un hombre rico y uno pobre. El primero tenía muchos rebaños, pero el otro tenía solo una cordera, la cual era la mimada de la familia y “vino a serle como una hija”. Sin embargo, cuando llegó el momento de hacer una fiesta, el rico no tomó una oveja de sus propios rebaños, sino la corderita del pobre. Encolerizado al oír esto, David exclama: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová, el hombre que hizo esto merece morir!”. En respuesta vienen las palabras de Natán: “¡Tú mismo eres el hombre!” (12:3, 5, 7). Entonces Natán pronuncia el juicio profético de que a las esposas de David las violará públicamente otro hombre, que su casa estará plagada de luchas internas, y que su hijo por Bat-seba morirá.
16 Con pesar y arrepentimiento sinceros, David reconoce francamente: “He pecado contra Jehová” (12:13). Conforme a la palabra de Jehová, la prole adulterina muere tras siete días de enfermedad. (Más tarde David tiene otro hijo por Bat-seba, y este recibe el nombre de Salomón, que viene de una raíz que significa “paz”. Con todo, Jehová mediante Natán hace que le llamen también Jedidías, que significa “Amado de Jah”.) Después de esta sacudidora experiencia de David, Joab lo llama para que vaya a Rabá, donde se prepara el asalto final. Tras haber capturado el depósito de agua de la ciudad, respetuosamente Joab deja al rey el honor de capturar la ciudad misma.
17 Las dificultades domésticas de David - (13:1–18:33) Los problemas familiares de David comienzan cuando Amnón, uno de los hijos de David, se enamora apasionadamente de Tamar, la hermana de su medio hermano Absalón. Amnón finge estar enfermo y pide que se envíe a la hermosa Tamar a cuidarlo. La viola y luego llega a odiarla intensamente, de modo que la humilla echándola de su presencia. Absalón planea vengarse y espera el momento oportuno. Unos dos años más tarde prepara un banquete al cual invita a Amnón y a todos los demás hijos del rey. Cuando el corazón de Amnón está alegre por el vino que ha tomado, por orden de Absalón unos hombres sorprenden a Amnón y le dan muerte.
18 Por temor al disfavor del rey, Absalón huye a Guesur, donde vive por tres años casi en el destierro. Mientras tanto, Joab, el jefe del ejército de David, planea efectuar una reconciliación entre David y Absalón. Hace arreglos para que una mujer sabia de Teqoa plantee una situación ficticia delante del rey en cuanto a retribución, destierro y castigo. Cuando el rey emite su juicio, la mujer revela la verdadera razón de su presencia: que el propio hijo del rey, Absalón, está desterrado en Guesur. David se da cuenta de que Joab ha planeado esto, pero da permiso para que su hijo regrese a Jerusalén. Pasan otros dos años antes de que el rey consienta en ver a Absalón cara a cara.
19 A pesar de la bondad amorosa de David, pronto Absalón prepara una conspiración para apoderarse del trono de su padre. Absalón es sobresalientemente hermoso entre todos los hombres valerosos de Israel, y esto contribuye a su ambición y orgullo. Cada año el exuberante cabello afeitado de su cabeza pesa unos 2,3 kilogramos (5 libras). (2 Sam. 14:26, nota.) Por varias maniobras astutas, Absalón empieza a atraerse el corazón de los hombres de Israel. Finalmente la conspiración sale a luz. Después de obtener el permiso de su padre para ir a Hebrón, Absalón anuncia allí su propósito de rebelión y pide que todo Israel lo apoye en su levantamiento contra David. Mientras grandes cantidades de personas se ponen de parte de su hijo rebelde, David huye de Jerusalén con unos cuantos apoyadores leales, entre los cuales es típico Ittai el guitita, quien declara: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová y que vive mi señor el rey, en el lugar donde llegue a estar mi señor el rey, sea para muerte o para vida, allí es donde tu siervo llegará a estar!” (15:21).
20 Mientras huye de Jerusalén, David se entera de la traición de uno de los consejeros en quien más confiaba, Ahitofel. Ora: “¡Vuelve, por favor, en tontedad el consejo de Ahitofel, oh Jehová!” (15:31). Se envía de vuelta a Jerusalén a Sadoc y Abiatar, sacerdotes leales a David, y a Husai el arquita, para que vigilen las actividades de Absalón e informen sobre ellas. Mientras tanto, en el desierto, David se encuentra con Zibá, el siervo de Mefibóset, quien le informa que su amo está esperando ahora que el reino vuelva a la casa de Saúl. Mientras David va pasando, Simeí, de la casa de Saúl, lo maldice y le arroja piedras, pero David no permite que sus hombres se venguen de esto.
21 En Jerusalén, por indicación de Ahitofel, el usurpador Absalón tiene relaciones sexuales con las concubinas de su padre “ante los ojos de todo Israel”. Esto cumple el juicio profético de Natán (16:22; 12:11). También Ahitofel aconseja a Absalón que tome una fuerza de 12.000 hombres y persiga a David en el desierto. Sin embargo, Husai, quien se ha ganado la confianza de Absalón, recomienda un derrotero diferente. Y en respuesta a la oración de David el consejo de Ahitofel queda frustrado. Como después hizo Judas, el frustrado Ahitofel se marcha a casa y se ahorca. Husai informa secretamente los planes de Absalón a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, quienes, a su vez, se encargan de que se comunique el mensaje a David en el desierto.
22 Esto le permite a David cruzar el Jordán y escoger el lugar de batalla en el bosque de Mahanaim. Allí despliega sus fuerzas y les manda tratar amablemente a Absalón. Los rebeldes sufren una derrota aplastante. Mientras Absalón huye en una mula por el denso bosque, se le queda prendida la cabeza en las ramas inferiores de un árbol macizo, y allí queda colgando, suspendido en el aire. Al encontrarlo en aquella difícil situación, Joab le da muerte y así desatiende por completo el mandato del rey. La pena profunda de David al oír de la muerte de su hijo se refleja en su lamento: “¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío, Absalón! ¡Oh, que yo pudiera haber muerto, yo mismo, en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!” (18:33).
23 Sucesos finales del reinado de David - (19:1–24:25) David continúa lamentándose amargamente hasta que Joab le insta a volver a su posición correcta de rey. David nombra ahora a Amasá como cabeza del ejército en lugar de Joab. Al regresar David, su pueblo le da la bienvenida, entre ellos Simeí, a quien David perdona la vida. Mefibóset también viene para abogar por su causa, y David le da una herencia que ha de compartir con Zibá. Una vez más, todo Israel y Judá están unidos bajo David.
24 No obstante, habrá más dificultades. Seba, un benjaminita, se declara rey y aleja a muchos de David. Amasá, a quien David ordena que reúna hombres para sofocar la rebelión, se encuentra con Joab, quien lo asesina traicioneramente. Joab entonces toma la dirección del ejército y sigue a Seba hasta la ciudad de Abel de Bet-maacá y le pone sitio. Por el consejo de una mujer sabia de la ciudad, los habitantes ejecutan a Seba, y Joab se retira. Porque Saúl había dado muerte a los gabaonitas y la culpa de sangre no se había vengado aún, hay un hambre de tres años en Israel. Para eliminar la culpa de sangre, se ejecuta a siete hijos de la casa de Saúl. Más tarde, en batalla de nuevo con los filisteos, Abisai, sobrino de David, apenas le salva la vida al rey. Sus hombres juran que él no ha de salir más a la batalla con ellos “¡para que no extingas la lámpara de Israel!” (21:17). Tres de sus hombres poderosos efectúan entonces hazañas notables al derribar a gigantes filisteos.
25 En este punto, el escritor interrumpe el relato con una canción de David a Jehová que es un paralelo del Salmo 18 y que expresa agradecimiento por la liberación que ha recibido “de la palma de la mano de todos sus enemigos y de la palma de la mano de Saúl”. Con gozo declara: “Jehová es mi peñasco y mi plaza fuerte y el Proveedor de escape para mí. Aquel que está haciendo grandes actos de salvación para su rey y ejerciendo bondad amorosa a su ungido, a David y a su descendencia para tiempo indefinido” (22:1, 2, 51). Le sigue la última canción de David, en la cual reconoce: “El espíritu de Jehová fue lo que habló por mí, y su palabra estuvo sobre mi lengua” (23:2).
26 De vuelta al registro histórico, encontramos enumerados a los hombres poderosos que pertenecen a David, tres de los cuales son sobresalientes. Estos se ven implicados en un incidente que sucede cuando se establece una avanzada filistea en Belén, el pueblo natal de David. David expresa el deseo: “¡Ay, que pudiera yo beber del agua de la cisterna de Belén que está a la puerta!” (23:15). Ante eso, los tres hombres poderosos se abren paso en el campamento filisteo, sacan agua de la cisterna, y vuelven a David con ella. Pero David rehúsa beberla. En vez de eso, la derrama en la tierra, diciendo: “¡Es inconcebible de parte mía, oh Jehová, que yo haga esto! ¿Beberé yo la sangre de los hombres que fueron a riesgo de sus almas?” (23:17). Para él el agua equivale a la sangre vital que ellos han arriesgado por ella. Entonces se da una lista de los 30 hombres más poderosos de su ejército, y sus proezas.
27 Finalmente, David peca cuando cuenta al pueblo. Después de suplicar a Dios misericordia, se le da a escoger uno de tres castigos: siete años de hambre, tres meses de derrotas militares o tres días de peste en la tierra. David responde: “Caigamos, por favor, en la mano de Jehová, porque son muchas sus misericordias; pero en mano de hombre no se me deje caer” (24:14). La peste que azota a toda la nación mata a 70.000 personas y se detiene únicamente cuando David, siguiendo las instrucciones de Jehová mediante Gad, compra la era de Arauna, donde ofrece sacrificios quemados y sacrificios de comunión a Jehová.
28 ¡En Segundo de Samuel se pueden hallar muchas cosas que son provechosas para el lector moderno! Casi toda emoción humana se pinta aquí en colores de la mayor intensidad, los de la vida real. Sí, se nos advierte vigorosamente en cuanto a las desastrosas consecuencias de la ambición y la venganza (3:27-30), lo incorrecto que es ansiar el cónyuge de otro (11:2-4, 15-17; 12:9, 10), la acción traicionera (15:12, 31; 17:23), el amor basado solamente en la pasión (13:10-15, 28, 29), el juicio apresurado (16:3, 4; 19:25-30) y la falta de respeto a los actos de devoción de otro (6:20-23).
29 Sin embargo, el mayor provecho, por mucho, de Segundo de Samuel viene de los buenos resultados de seguir sus muchos ejemplos excelentes de conducta y acción correctas. David es un dechado en su devoción exclusiva a Dios (7:22), su humildad ante Dios (7:18), su deseo de ensalzar el nombre de Jehová (7:23, 26), su punto de vista correcto en la adversidad (15:25), su sincero arrepentimiento del pecado (12:13), su fidelidad a su promesa (9:1, 7), su equilibrio mantenido bajo prueba (16:11, 12), su confianza constante en Jehová (5:12, 20) y su profundo respeto por los arreglos y nombramientos de Jehová (1:11, 12). ¡No es raro que a David se le llamara “un hombre agradable [al] corazón [de Jehová]”! (1 Sam. 13:14.)
30 En Segundo de Samuel se puede hallar también la aplicación de muchos principios bíblicos. Entre ellos están los principios de responsabilidad de comunidad (2 Sam. 3:29; 24:11-15), que las buenas intenciones no modifican los requisitos de Dios (6:6, 7), que se debe respetar la jefatura en el arreglo teocrático de Jehová (12:28), que la sangre se ha de considerar sagrada (23:17), que se requiere expiación por la culpa de sangre (21:1-6, 9, 14), que un sabio puede evitar a muchos el desastre (2 Sam. 20:21, 22; Ecl. 9:15) y que la lealtad a la organización de Jehová y sus representantes debe mantenerse, “sea para muerte o para vida”. (2 Sam. 15:18-22.)
31 Lo más importante es que Segundo de Samuel señala hacia el Reino de Dios y da brillantes vislumbres de antemano sobre ese gobierno que él establece en las manos del “hijo de David”, Jesucristo. (Mat. 1:1.) El juramento que Jehová le hizo a David respecto a la permanencia de su reino (2 Sam. 7:16) se cita en Hechos 2:29-36 con referencia a Jesús. El hecho de que la profecía: “Yo mismo llegaré a ser su padre, y él mismo llegará a ser mi hijo” (2 Sam. 7:14) realmente señaló hacia Jesús lo muestra Hebreos 1:5. También dio testimonio de esto la voz de Jehová procedente del cielo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”. (Mat. 3:17; 17:5.) Finalmente, Gabriel hace referencia al pacto del Reino con David al decir a María respecto a Jesús: “Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin”. (Luc. 1:32, 33.) ¡Cuán emocionante es la promesa de la Descendencia relacionada con el Reino a medida que su cumplimiento se desarrolla paso a paso ante nuestros ojos!
Historia del reinado de David, las bendiciones de que disfrutó, así como la disciplina que recibió cuando pecó |
David llega a ser rey y gobierna desde Hebrón - (1:1–4:12)
★David está de duelo por la muerte de Saúl y Jonatán; comienza a residir en Hebrón, donde los hombres de Judá lo ungen por rey |
David reina sobre todas las tribus de Israel - (5:1–10:19)
★Se unge por rey a David sobre todo Israel; toma la fortaleza de Sión y hace de Jerusalén su capital |
David peca con Bat-seba; calamidad de su propia casa - (11:1–20:26)
★Israel sale a pelear contra Ammón; David comete adulterio con Bat-seba, cuyo esposo, Urías, está sirviendo en el ejército; al ver que no puede ocultar su pecado, urde la muerte de Urías en la batalla y luego se casa con Bat-seba |
Últimos sucesos del reinado de David - (21:1–24:25)
★David entrega siete hijos de Saúl a los gabaonitas para que los ejecuten debido a la culpa de sangre de la casa de Saúl con respecto a ellos |