En su segunda carta Pablo los encomió por su fe y amor que iban en aumento, y por su aguante fiel. Pero también les mostró que antes de la presencia de Jesús llegaría la apostasía. De modo que se acercaban tiempos difíciles, y la carta del apóstol les ayudaría a prestar atención a este consejo: “No desistan de hacer lo correcto”. (2 Tesalonicenses 3:13.) Las palabras de Pablo pueden ayudarnos a nosotros a hacer lo mismo.
Durante los dieciocho meses que estuvo en Corinto, entre los años 50 y 52, aproximadamente, Pablo redactó al menos dos cartas que se incorporaron a las Escrituras Griegas Cristianas: Primera y Segunda a los Tesalonicenses. En ese mismo período, o poco después, debió de escribir también Gálatas.
Segunda a los Tesalonicenses la escribió al parecer poco después de la primera, quizás en el año 51. Como en la anterior, transmitió los saludos de Timoteo y Silvano, llamado Silas en la crónica de Lucas (Hech. 18:5, 18; 1 Tes. 1:1; 2 Tes. 1:1). Después de su estadía en Corinto, no hay constancia de que estos tres volvieran a encontrarse. Ahora bien, ¿por qué envió Pablo esta nueva misiva a los tesalonicenses? Por lo visto, había recibido más noticias suyas, tal vez con el emisario que les llevó la primera carta. Y esas noticias lo animaron a felicitarlos por su amor y aguante, aunque también le hicieron ver la necesidad de corregir a algunos que se imaginaban inminente la presencia del Señor (2 Tes. 1:3-12; 2:1, 2).