Cacería, Pesquería y Ganadería |
Instrumento semejante a una lanza, armado con una punta de hierro con gancho, que suele usarse para capturar peces grandes. Solo se alude al arpón en Job 41:7, donde se llama la atención a la clase de piel semejante a armadura que tiene Leviatán (el cocodrilo), que un arpón corriente no puede horadar.
Fue después del Diluvio cuando se autorizó al hombre a cazar y pescar para alimentarse. (Gé 9:3, 4.) No obstante, es posible que incluso antes el hombre haya cazado con el fin de conseguir pieles de animales que le sirviesen para vestirse y también para otros usos. (Compárese con Gé 3:21.)
Con posterioridad al Diluvio, Nemrod fue el primer hombre que se distinguió como “poderoso cazador en oposición a Jehová”. (Gé 10:8, 9.) Debió cazar por puro placer, como hicieron más tarde los reyes de Asiria, Egipto y otros países. No hay ningún indicio de que los israelitas realizasen esta actividad simplemente por placer, aunque cazaban animales, como gacelas y ciervos, que les servían de alimento (1Re 4:22, 23), y mataban animales salvajes en defensa propia (Jue 14:5, 6) o con el fin de proteger a los animales domésticos o las cosechas. (1Sa 17:34-36; Can 2:15.)
Con relación a la caza, en la ley mosaica se repitió la prohibición postdiluviana de comer sangre. (Gé 9:4; Le 17:12-14; véase SANGRE.) Además, algunos animales salvajes estaban clasificados como inmundos para alimento. (Le 11:2-20; Dt 14:3-20.) En otra ley se prohibía a los israelitas tomar de un nido de pájaro tanto a la madre como a las crías o los huevos. En muchos casos, el deseo de proteger a sus crías haría de la madre presa fácil; sin embargo, había que soltarla, probablemente para que pudiera tener más polluelos. (Dt 22:6, 7.)
Se usaban diversos útiles para cazar, como por ejemplo: arcos y flechas (Gé 21:20; 27:3), hondas (1Sa 17:34, 40; Job 41:1, 28), trampas, redes, hoyos y garfios (Sl 140:5; Eze 17:20; 19:4, 9), además de espadas, lanzas, dardos, garrotes y jabalinas. (Job 41:1, 26-29.)
Para capturar a los animales, primero solían colocarse unas redes. Luego un grupo de cazadores procedía a asustarlos, por lo general haciendo ruido, de modo que corrieran hacia donde estaban las redes, colocadas de tal manera que caían sobre los animales cuando pasaban. Otro método para cazar consistía en hacer pasar a los animales por encima de un hoyo cavado a ese fin y camuflado con una delgada capa de palos y tierra. También se usaban lazos que enredaban las patas del animal, y puede que las redes y las trampas de hoyos se hayan empleado conjuntamente. (Compárese con Job 18:8-11; Jer 18:22; 48:42-44; véanse PAJARERO; TRAMPA.)
Pesca. La pesca era una de las ocupaciones de los hebreos, y no se hace ninguna mención de que la practicasen por simple placer. Los pescadores usaban redes, arpones y dardos de pesca, así como el anzuelo y el sedal. (Job 41:1, 7; Eze 26:5, 14; Hab 1:15, 17; Mt 17:27.) Era frecuente que se pescara de noche. Se echaban redes barrederas al agua desde las barcas y luego o bien se arrastraban hasta la playa o se vaciaba la pesca en las barcas. Después se seleccionaban los peces. Los que según la Ley eran apropiados para alimento se ponían aparte, mientras que los que eran inadecuados se tiraban. (Mt 13:47, 48; Lu 5:5-7; Jn 21:6, 8, 11.) Aquellos que pescaban metidos en el agua o desde la playa posiblemente usaran una red mucho más pequeña que la red barredera. (Véase RED BARREDERA.)
La pesca era un trabajo duro. Requería mucho esfuerzo, en especial cuando se tenían que sacar las redes llenas de peces (Jn 21:6, 11) o remar en contra del viento. (Mr 6:47, 48.) En algunas ocasiones los pescadores se afanaban toda la noche para no pescar nada. (Lu 5:5; Jn 21:3.) Una vez finalizada la pesca, había que secar y reparar las redes. (Eze 47:10; Mt 4:21.)
Pedro, Andrés, Santiago y Juan eran socios en el negocio de la pesca. (Mt 4:18, 21; Lu 5:3, 7, 10.) Al menos en una ocasión siete de los discípulos de Jesús —entre ellos Natanael y Tomás— pescaron juntos. (Jn 21:2, 3.) En el relato de este suceso (Jn 21:2) quedan sin identificar dos de los discípulos: tal vez uno haya sido Andrés, el hermano de Pedro, y el otro, Felipe, ya que era de Betsaida (que significa “Casa del Cazador [o, Pescador]”). (Jn 1:43, 44.)
Sentido figurado. La pesca puede representar conquista militar. (Am 4:2; Hab 1:14, 15.) Por otra parte, Jesús comparó la obra de hacer discípulos a pescar hombres. (Mt 4:19.) El texto de Jeremías 16:16, donde dice que Jehová ‘envía a llamar muchos pescadores y cazadores’, puede entenderse tanto en un sentido positivo como negativo. Si este texto está relacionado directamente con el versículo 15, que habla de la restauración de los israelitas a su tierra, debe referirse a la búsqueda del resto judío arrepentido. En caso contrario, los pescadores y cazadores serían fuerzas enemigas enviadas para hallar a los israelitas infieles, de modo que ninguno de ellos pudiese escapar del juicio de Jehová. (Compárese con Eze 9:2-7.)
Pedro amaba la pesca
El relato de Lucas 5:1-11 donde se relata como Jesús bendijo a Pedro y sus socios con una gran pesca, demuestra cuanto amaba Pedro la pesca, pues a este mismo hombre, a Simón, Jesús le había concedido ya muchas bendiciones. Le había “llamado”, no una sino dos veces (Jn. 1:42; Mr. 1:16–18). Había visitado su hogar, e incluso había sanado a la suegra de este pescador (Lu 4:38, 39).
“¿Cómo es que salió la confesión de Lucas 5:8 de los labios de Simón ahora y no antes?” Conociendo Jesús ese amor de Pedro por la pesca, no sorprende que después que lo negara y Jesús se le apareciera le preguntara: “¿Me amas más que estos?” refiriéndose a su amor por la pesca (Juan 21:15) |
En las Escrituras se usan varias palabras hebreas y una griega para referirse a cordel, cuerda o soga. La palabra hebrea más empleada es jé·vel, que se usa tanto en sentido literal como figurado para aludir a una cuerda o soga. (2Sa 17:13; Ec 12:6; Os 11:4.) Puede significar, entre otras cosas, “cordel” de medir (2Sa 8:2), y, por lo tanto, se emplea en ocasiones como término topográfico con referencia a una superficie determinada, un “lote” (Jos 17:5, 14; 19:9) o una “región”. (Dt 3:4, 13, 14.)
La única palabra griega para cuerda que se usa en las Escrituras es skjoi·ní·on, que se aplica a una cuerda o soga y puede referirse a una soga hecha de juncos. Justamente indignado, Jesucristo, “después de hacer un látigo de cuerdas, expulsó del templo a todos aquellos junto con las ovejas y el ganado vacuno”, evidentemente usando el látigo para los animales, no para las personas. (Jn 2:13-17.)
Algunas cuerdas y sogas de tiempos antiguos estaban hechas de lino, otras, de fibra de cáñamo, de la fibra del ramio o de palmera datilera. En Ezión-guéber se encontró una soga fuerte y gruesa hecha de la fibra de la corteza de la palmera. Asimismo, se debieron usar diferentes tipos de juncos y cañas, y se sabe que los egipcios utilizaron tiras trenzadas de cuero para confeccionar sogas resistentes. También se hacía una cuerda muy fuerte, de gran utilidad para las redes de pescar, de la fibra del ramio (Boehmeria nivea, una planta asiática de la familia de la ortiga).
Las cuerdas se usaban en ocasiones como parte del atavío. Por ejemplo, parece ser que Judá llevaba su anillo de sellar en un “cordón” (heb. pa·thíl; Gé 38:18, 25). A través de los dos anillos de las extremidades del pectoral que llevaba el sumo sacerdote de Israel, se pasaron “cadenillas enroscadas, en obra de cordel, de oro puro”. (Éx 39:15-18.) Entre los artículos del palacio del rey persa Asuero “había lino, tela de algodón fina y paño azul sujetos en cordones de tela fina”. (Est 1:6.)
Se usaron “cuerdas de tienda” (heb. meh·thár) como medio de sujeción. (Isa 54:2; Éx 39:40.) Se habla asimismo de “cuerdas de carreta” (heb. `avóth; Isa 5:18) y ‘cuerdas de arco’ (heb. yetha·rím; Job 30:11; Sl 11:2). También se usaban cuerdas y sogas para atar a los cautivos (Jue 15:13-15; Eze 3:25) y en los barcos. (Isa 33:23.) A Rahab se le dijo que atara un “cordón [heb. tiq·wáh] de hilo [heb. jut] escarlata” en la ventana para que a ella y a su familia se las pasara por alto en la destrucción de Jericó. (Jos 2:18-21.)
Uso figurado. El congregador dijo: “Y una cuerda triple no puede ser rota en dos pronto”. (Ec 4:12.) Si se separan las hebras de una cuerda triple, cada una de ellas puede romperse en seguida. No obstante, cuando están trenzadas formando una “cuerda triple”, no pueden romperse en dos con facilidad. Del mismo modo, cuando los siervos de Dios están, por decirlo así, entrelazados en unidad de criterio y propósito, tienen mayor fuerza espiritual, como la que se necesita para enfrentarse a la oposición. El congregador también instó a recordar al Creador durante la juventud, “antes que se remueva la cuerda de plata” (Ec 12:1, 6), es decir, la espina dorsal, cuya rotura supone la muerte.
Cuando parecía que se cernía sobre David una muerte violenta y que el Seol le estaba aguardando, él dijo que ‘las sogas de la muerte le habían rodeado’ y que ‘las sogas mismas del Seol le habían cercado’. Al parecer se sentía como si le hubieran rodeado con sogas y estuvieran tirando de él hacia el sepulcro, hacia la muerte en el Seol. (Sl 18:4, 5.)
Isaías dijo: “¡Ay de los que tiran hacia sí el error con sogas de falsedad, y el pecado como con cuerdas de carreta[!]”, quizás para indicar que se apegan al error y al pecado de manera similar a como los animales están atados con sogas o cuerdas a las carretas que arrastran. (Isa 5:18.)
En un acto simbólico de sumisión y humillación abyecta, los sirios derrotados “se ciñeron de sacos los lomos, con sogas sobre las cabezas, y [fueron] al rey de Israel”, buscando el perdón de Acab para el rey sirio Ben-hadad II. Es posible que cada uno llevara una soga alrededor de la cabeza o del cuello. (1Re 20:31-34.)
Tal como los gobernantes y naciones paganos que no quisieron ser vasallos de los israelitas se reunieron contra Dios y contra su ungido en tiempos antiguos, así una profecía mesiánica predijo que los reyes de la tierra y los altos funcionarios se reunirían en masa como uno solo “contra Jehová y contra su ungido, y [dirían]: ‘¡Rompamos sus ataduras y echemos de nosotros sus cuerdas!’”. Los gobernantes y las naciones se opondrían a cualquier restricción impuesta por Jehová y su ungido. No obstante, sus esfuerzos por romper las ataduras y quitarse las cuerdas serían en vano. (Sl 2:1-9.)
En una descripción de desolación se usa el símil de cuerdas que se rompen y no pueden mantener la tienda en pie. (Jer 10:20.) Por otra parte, se garantiza proféticamente la restauración y el favor de Jehová con estas palabras: “¡He aquí a Sión, el pueblo de nuestras ocasiones festivas! Tus propios ojos verán a Jerusalén un lugar de habitación sosegado, una tienda que nadie empacará. Nunca serán arrancadas sus estacas de tienda, y ninguna de sus sogas se romperá en dos”. (Isa 33:20.)
Ganchos de metal o de algún otro material, que a veces terminan en una punta afilada.
Las dos grandes series de tela de lino bordado que conformaban el tabernáculo se unían una a la otra con corchetes de oro, mientras que las cubiertas de pelo de cabra se sujetaban con corchetes de cobre. (Éx 26:1, 5, 6, 7, 10, 11; 36:13, 18; 39:33.) La cortina que separaba el Santo del Santísimo y la pantalla que estaba a la entrada del tabernáculo estaban colgadas de unos corchetes, que al parecer también eran de oro. (Éx 26:31-33, 36, 37.)
En la Biblia también se hace referencia a los anzuelos que empleaban los pescadores de aquella época (Hab 1:14, 15; Isa 19:1, 6-8; Mt 17:24-27), así como a los ganchos que utilizaban los carniceros. (Am 4:2.) Para conducir a los animales, sobre todo si eran salvajes, se usaban garfios o, posiblemente, espinos pasados a través de la mejilla o la nariz del animal. (Eze 19:3, 4, 6, 9, nota del 9.)
En ocasiones se conducía a los prisioneros de un garfio clavado en los labios, la nariz o la lengua. En un dibujo asirio se ve al rey sujetando a tres prisioneros con cuerdas, a cuyos extremos hay garfios clavados en los labios de los cautivos, mientras que con la otra mano empuña una lanza con la que ciega a uno de los hombres. Esta imagen muestra que Senaquerib debió entender perfectamente la sentencia que Jehová le comunicó en lenguaje figurado por medio del profeta Isaías: “Ciertamente pondré mi garfio en tu nariz y mi freno entre tus labios, y realmente te conduciré de vuelta por el camino por el cual has venido”. (2Re 19:20, 21, 28; Isa 37:29.)
También en lenguaje figurado, Jehová se dirigió a Faraón de Egipto, en quien Israel había buscado imprudentemente apoyo militar contra Babilonia, y le dijo: “Pondré garfios en tus mandíbulas [...]. Y ciertamente te haré subir de en medio de tus canales del Nilo [...]. Y todos los habitantes de Egipto tendrán que saber que yo soy Jehová, porque, como sostén, resultaron ser una caña a la casa de Israel”. (Eze 29:1-7.) El lenguaje no podía ser más propio, pues, según el historiador Heródoto (II, 70), los egipcios usaban grandes anzuelos para atrapar a los cocodrilos y sacarlos del río. Jehová también predijo que pondría garfios en las mandíbulas de “Gog de la tierra de Magog” y le haría salir al ataque final contra Su pueblo, que culminaría con la ejecución de Gog. (Eze 38:1-4; 39:1-4.)
Caja empleada para encerrar aves y otros animales. (Jer 5:27; compárese con Am 8:1, 2, donde la misma palabra hebrea, kelúv, se traduce “cesta”.) Ezequiel debió referirse al rey Joaquín de Judá cuando habló de un león que fue metido en una jaula (heb. su·ghár) y llevado al rey de Babilonia. (Eze 19:9; compárese con 2Re 24:12-15.)
Aparejo hecho con hilos, cuerdas o alambres entrelazados en forma de malla que se utilizaba para atrapar peces (Ec 9:12; Isa 19:8; Mt 4:18-21), pájaros (Pr 1:17) y otros animales (Isa 51:20). El lino, la fibra de palma y el papiro son algunos de los materiales principales que se empleaban en su confección.
Las redes de metal, sin embargo, se hacían con propósitos completamente distintos. Por ejemplo, las redes de cobre servían de ornamento en los capiteles de las columnas del templo llamadas “Jakín” y “Boaz” (véase CAPITEL), y una red o malla de cobre servía de enrejado del altar de los sacrificios. (Éx 27:4, 5; 38:4; 1Re 7:16-18, 41, 42; Jer 52:22, 23.)
Mateo usa tres palabras diferentes que se traducen red. Una es diktuon, usada en los Mt 4:20, 21. Es la palabra más amplia o general de todas, y se puede referir a cualquier tipo de red, aun a una red de cazar, o para atrapar aves. Sin embargo, en el Nuevo Testamento se limita a redes de pescar de cualquier descripción. La sagénees la jábega o red de arrastre o barredera. Se usa muy adecuadamente en Mt. 13:47.
La tercera es la usada aquí en Mt 4:18 (y Mr. 1:16), la amfíblestron, es decir, el esparavel o red pequeña de pesca individual. Cuando se arroja con pericia por sobre el hombro, forma un círculo al caer al agua, y entonces por las piezas de plomo que lleva en los bordes se hunde en el agua capturando los peces que quedan debajo. Con ese tipo de red estaban pescando Pedro y Andrés cuando Jesús, caminando junto al mar, les dijo: “Venid, seguidme, y os haré pescadores de hombres”.
Uso figurado.
El término “red” a menudo se emplea en la Biblia de manera figurada para representar un medio de entrampar a otros, rodearlos y llevarlos cautivos o traer calamidad sobre ellos. (Job 18:8; 19:6; Sl 66:11; Lam 1:13; Eze 12:13; 17:20; 19:8; 32:3; Os 5:1; 7:12; Miq 7:2.) Los medios de que se valieron los caldeos para conquistar naciones a medida que extendían su dominio sobre una extensa zona se asemejaron a una red barredera. (Hab 1:6, 15-17.) La adulación y el corazón maquinador de la mujer inmoral también se comparan a redes. (Pr 29:5; Ec 7:26.) El salmista expresó confianza en que Jehová lo libraría de las redes que enredan (Salmos 25:15; 31:4; 140:5, 12) y que los que las tendían caerían atrapados en sus propias redes. (Sl 9:15; 35:7, 8; 57:6; 141:10.)
Sobre la construcción y uso de diferentes redes, véanse CAZA Y PESCA; PAJARERO; RED BARREDERA.
Reparación de las redes Las redes de pesca eran caras, y mantenerlas daba mucho trabajo. El pescador dedicaba mucho tiempo a reparar, lavar y secar las redes, y tenía que hacerlo cada vez que volvía de pescar (Lu 5:2). Mateo usó tres términos griegos para referirse a las redes. El término más general (díktyon) abarcaba varios tipos de redes (Mt 4:21). El término saguḗnē se usaba para una red de arrastre muy grande que se echaba al agua desde una barca (Mt 13:47, 48). Y el término amfíblēstron, que significa ‘algo echado alrededor’, se refería a una red más pequeña que al parecer el pescador echaba en aguas poco profundas en la orilla o cerca de ella (Mt 4:18).
Red cuya cuerda inferior se arrastra por el fondo del agua para llevar los peces tras sí. (Eze 26:5, 14; 47:10.) En el antiguo Egipto se confeccionaba con cuerdas de lino, y se le ponían pesas de plomo en el extremo inferior y flotadores de madera en la parte superior. Probablemente eran similares a las que empleaban los israelitas.
Es probable que los métodos de pesca con red barredera de la antigüedad fueran muy parecidos a los que se han seguido en el Oriente Medio en tiempos más recientes. La red barredera se hacía descender desde las embarcaciones de forma que pudiese rodear un banco de peces, y las largas sogas que estaban atadas a los extremos de la red se llevaban a la playa, donde varios hombres en cada cuerda arrastraban paulatinamente la red en forma de semicírculo hasta la playa. (Mt 13:47, 48.) Otro método era unir la red juntándola en un círculo que se estrechaba. Luego los pescadores se sumergían en el agua y tiraban de una parte del extremo lastrado de la red por debajo de esta para que sirviera de fondo. Después la red se subía a una o más embarcaciones. (Lu 5:6, 7.) A veces la red se arrastraba a aguas menos profundas antes de vaciarla. (Compárese con Jn 21:8, 11.)
La red barredera se usa de manera figurada en las Escrituras con referencia al recogimiento de futuros miembros del “reino de los cielos”. (Mt 13:47, 48.) También se utiliza como imagen del corazón de una mujer inmoral (Ec 7:26), así como de las estratagemas empleadas para entrampar en un lazo a otros. (Miq 7:2). Asimismo, las conquistas militares se comparan a la pesca con red barredera. (Hab 1:15-17.)
“No metas el león en casa”
¿Te has preguntado por qué muchos hombres y mujeres con apariencia exitosa y físicamente atractivas tienen que recurrir a la Web para enamorarse? Aquí una lista de posibilidades a contemplar: personas casadas que buscan un desfogue, personas con pocas habilidades sociales que les impiden relacionarse de otra manera, mentirosos que inflan sus perfiles y usan fotos falsas. Sin contar aquellas personas que tienen trastornos mentales: mitómanos, extorsionistas y personas con adicciones o aberraciones. No te digo que no es posible encontrar en la red un buen ser humano, como lo eres tú, pero necesitarás invertir horas y desarrollar una excelente capacidad de análisis, dejándote llevar más por tu intuición y sentido común mas bien que por la emoción del momento. No pases por alto "pequeños detalles" como mentiras, contradicciones o irregularidades de comportamiento, tómalas como una voz de alerta. (Pr 22:3) En el caso de las personas que conoces en Internet, no tienes en los hechos la posibilidad de evaluar a esta persona en diversos aspectos de la vida: cómo reacciona frente a los problemas, si es un apoyo, si está sano física y emocionalmente, si sería el padre o la madre que desearías para tus hijos, si es un buen hijo, un buen hermano, si tiene valores, si es honesto, si es limpio y trabajador. Recuerda: solo ves lo que el otro te quiere mostrar. Por eso es muy recomendable consultar a los ancianos de la congregación donde sirve. (Pr 14:15). Es posible que la soledad, las ocupaciones o incluso tus mismas limitaciones sociales te lleven a esta forma de encontrar el amor. Si así lo has decidido, procura ser responsable con tu vida y tus sentimientos, no te entregues hasta no conocer físicamente a la persona y aún después de eso tómate un tiempo para conocerle, pues en realidad seguirá siendo un desconocido hasta que lo veas en otros ámbitos, conozcas a su familia, sus costumbres, sus valores y prioridades y lo más importante para tí: su relación con Jehová y sus intenciones para contigo. |
Medio o artefacto para atrapar a un animal. Por lo general consta de un lazo o muelle que cuando se dispara aprisiona o mata al animal. Puede contener un cebo y suele estar escondido, camuflado o disimulado de alguna manera a fin de engañar a la víctima. Hay varias palabras hebreas diferentes que se traducen “trampa”, “lazo” y “red”. (Sl 141:9, 10.) Aunque la Biblia no describe en detalle las clases de trampas y lazos para animales que se usaban en tiempos antiguos, pasajes como Job 18:8-10; Salmo 10:9; 140:5; y Jeremías 18:22 dan una idea general de cómo se empleaban algunos de estos. Véanse CAZA Y PESCA; PAJARERO - [Trampas y lazos], para tener una explicación sobre su construcción y uso.
Uso figurado o ilustrativo. Puesto que los animales a los que se atrapa quedan en cautiverio y sufren daño o muerte, los lazos y las trampas bien pueden representar la pérdida de libertad, sufrimiento, ruina o muerte. En consecuencia, después que Moisés anunció la venida de una grave plaga de langostas sobre Egipto, los siervos de Faraón preguntaron: “¿Hasta cuándo resultará este hombre como un lazo para nosotros?”. (Éx 10:7.) Todas las plagas anteriores habían llegado tal como había anunciado Moisés, así que él había sido como un lazo, es decir, una causa de calamidad o ruina para los egipcios. A fin de que no cayesen en la trampa de la idolatría, Jehová advirtió repetidas veces a los israelitas que no permitiesen a los cananeos permanecer en la Tierra Prometida. (Éx 23:32, 33; 34:12; Dt 7:16, 25; Jos 23:13.) La idolatría fue un lazo, una trampa maligna que acarreó calamidad a los israelitas porque hizo que perdiesen el favor y la protección de Jehová y que fuesen víctimas de la opresión y represión de sus enemigos. También fue engañosa, al usar como cebo supuestos beneficios y placeres. (Jue 2:2, 3, 11-16; 8:27.) De manera similar, cuando el rey Saúl se valió de su hija Mical para una estratagema, dijo: “Se la daré [a David] para que ella le sirva de lazo”. (1Sa 18:21.) En el fondo, Saúl esperaba que David perdiera la vida en la arriesgada hazaña que se requería para obtener cien prepucios de los filisteos con el fin de dárselos al rey en vez de “dinero matrimonial”. (1Sa 18:25.)
Otra característica de las trampas a las que se alude en términos figurados es la rapidez con la que pueden funcionar, atrapando a la víctima de improviso. La caída de Babilonia ante los medos y los persas, por ejemplo, llegó tan súbita e inesperadamente que fue como si Jehová hubiese hecho saltar un lazo o trampa sobre ellos. (Jer 50:24; compárese con Lu 21:34, 35.)
Para no verse atrapada en una situación prácticamente irreversible, la persona debe ser cauta y examinar cuidadosamente lo que promete en voto o se compromete a hacer. (Pr 6:1-3; 20:25.) Si alguien tiene compañerismo con una persona dada a los arrebatos de cólera puede volverse como él. Esta relación es un lazo, puesto que lleva a peleas, complicaciones perjudiciales y pecado. (Pr 22:24, 25; compárese con 1Co 15:33.) Por otra parte, temer a Dios y esforzarse por guardar sus caminos ayuda al sabio a evitar la tentación de la conducta impropia (tal como el tener relaciones con prostitutas), lo que podría llegar a ser una trampa que le llevase a la muerte. (Pr 13:14; 14:27; compárese con Pr 5:3-8; 7:21-23.)
En el siglo I E.C., algunos cristianos, atraídos por la fascinación de las riquezas, cayeron en un lazo que los condujo a la ruina espiritual. (1Ti 6:9, 10.) De otros se dijo que habían caído en el “lazo del Diablo”. Esto significa que se les había engañado y desviado de la verdad, y habían caído víctimas del Adversario. A Timoteo se le instó a instruir a tales personas con apacibilidad a fin de que pudiesen volver a sus sentidos y arrepentirse, para quedar así libres del lazo del Diablo. (2Ti 2:23-26; compárese con 1Ti 1:3, 4; Tit 3:9.)
Aunque es común para los que traman tratar de atrapar a una persona inocente, Jehová puede cambiar las cosas y hacer “llover sobre los inicuos trampas, fuego y azufre”. (Sl 11:6.) Puede atraparlos, cortando todo medio de escape, y luego ejecutar su juicio sobre ellos. (Compárese con 1Te 5:1-3.)
¿Quienes somos realmente?
Cuando pasamos por pruebas, sale a relucir lo que realmente somos, no lo que pensábamos que éramos sino quienes realmente somos. Una hermana que escucho de que el marido de su amiga le había sido infiel, comento: “Eso no lo consentiría yo nunca, lo abandonaría inmediatamente”. Bueno, su esposo era anciano de congregación, así que en una visita a una viuda que necesitaba ayuda en su hogar, la ayudó, la hermana estaba triste, de modo que el hermano la consoló y eso llevo a más y más, hasta el grado de empezar una relación inmoral, cuando después de un tiempo la esposa que decía que no soportaría jamás eso de su esposo, se enteró, lo perdono y siguió con el fielmente, ella no sabia de su capacidad hasta que no fue probada ella personalmente. (Snt 1:2, 12-14) |
Del griego "skandalon". No significa tropezar como quien tropieza en una piedra y pierde el equilibrio, no. Así se llamaba originalmente la parte de la trampa en la que se ponía el cebo con el que cazaban un animal o al enemigo. Con el tiempo, acabó refiriéndose a cualquier obstáculo que hace tropezar o caer a alguien. Es la misma palabra que Jesús usa cuando reconviene a Pedro: "Pero Jesús, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mt. 16:23), porque en las Palabras de Pedro, Jesús percibió la trampa que Satanás le había tendido, a Jesús.
"Skandalon" significa despertar en el otro sus prejuicios; ser un obstáculo para el otro; que le haga caer por el camino, en casos serios de amargura, resentimientos y falta de perdón. Es cierto que a veces no podemos evitar sentimientos negativos de rencor, pero con toda certeza, con la ayuda del espíritu de Jehová, si podemos evitar un mal comportamiento movidos por resentimientos. No siempre tiene un sentido negativo, puede ser en sí mismo algo bueno y los que se tropiezan, en este caso, son las personas y los valores del mundo.
Un léxico bíblico explica que una forma del verbo que se traduce en Juan 16:1 “tropezar” significa “hacer que una persona empiece a dudar de alguien en quien debe confiar y a quien ha de obedecer, y la abandone; hacer caer”.
En sentido figurado, se refiere a una acción o circunstancia que lleva a una persona a actuar mal, a tropezar o caer en sentido moral, o a pecar. En Mateo 18:8, 9, el verbo skandalízo, que se traduce “hacer tropezar”, también puede significar “convertirse en una trampa; hacer pecar”.
Una de las maneras más frecuentes de tropezar, una que a veces puede ser sumamente dañina, es la de tropezar en palabra. Este peligro debería hacer que la persona sea muy cautelosa en cuanto a la instrucción que da. J. H. Ropes, un comentador de la Biblia, se sintió impulsado a declarar: “La profesión de enseñar es el modo de vida más difícil que se puede concebir.” (Snt 3:1, 2)
Ten cuidado con tu corazón, no vayas a tropezar
El pueblo de Jehová es muy privilegiado por ser el pueblo educado por Dios, no obstante, esta compuesto por personas imperfectas, así que es cuestión de tiempo y podemos ver esas características en todas sus formas en el pueblo de Dios, te preguntarás, entonces, ¿donde está la diferencia con las personas que no tratan de agradar a Dios? La diferencia estriba principalmente en que tratan de agradar a Jehová y Él es bueno con nosotros ayudándonos a hacer los cambios necesarios si ponemos de nuestra parte, pero Él no consiente que se manche su nombre, ni se abuse indefinidamente del pecado, permitiendo que una persona que no se arrepiente permanezca en su pueblo. Vas a ver a muchos caer y quizás de maneras espectaculares, incluso a muchos que en un tiempo parecían desde el punto de vista humano, imprescindibles o “casi perfectos"; no te extrañe ni te haga eso tropezar amigo, hubo un tiempo en el que Jehová tuvo que censurar a todo su pueblo entero con muy pocas excepciones, por ejemplo, todo el pueblo de Israel libertado de Egipto cayó en el desierto a excepción de Josué y Caleb, (Nu 14:26-30) si, incluso Moisés se quedo con las ganas de entrar en la Tierra prometida. (Dt 32:48-51; 34:1-6.)
¿Como podemos nosotros ser diferentes y lograr nuestra meta? (Mt 19:25, 26; 1Co 10:12). |