Anatomía, fisiología, miembros del cuerpo |
Aparte de su función como entrada al aparato digestivo, Dios también diseñó la boca para el don del habla, por lo que esta siempre debería redundar en alabanza al Creador. (Sl 34:1; 51:15; 71:8; 145:21.) El salmista dijo que toda cosa que respiraba alabaría a Jehová, de modo que los seres humanos deben usar su boca en este sentido si desean vivir. El apóstol Pablo explicó que no era suficiente la fe en Dios y en su Hijo, aunque se ejerciera con el corazón, sino que tenía que ir acompañada de declaración pública para conseguir la salvación. (Sl 150:6; Ro 10:10.)
En armonía con su propósito y con su derecho y poder como Creador, Jehová puede poner palabras apropiadas en la boca de sus siervos. En el caso de sus profetas lo hizo milagrosamente, por inspiración. (Éx 4:11, 12, 15; Jer 1:9.) En una ocasión hasta hizo que un asno hablara. (Nú 22:28, 30; 2Pe 2:15, 16.) En la actualidad los siervos de Dios pueden tener Sus palabras en la boca, no por inspiración divina, sino gracias a su Palabra escrita inspirada, que los equipa completamente para toda buena obra. (2Ti 3:16, 17.) Ya no tienen que esperar a que Cristo venga para traer buenas nuevas, ni acudir a ninguna otra fuente a fin de aprender lo que han de predicar. Lo tienen a su alcance, listo para expresarlo: “La palabra está cerca de ti, en tu propia boca y en tu propio corazón”. (Ro 10:6-9; Dt 30:11-14.)
Puede ocasionar vida o muerte. Es imprescindible emplear debidamente la boca, como declara la Palabra de Dios: “La boca del justo es fuente de vida”. (Pr 10:11.) En consecuencia, hay que vigilar con cuidado cómo la usamos (Sl 141:3; Pr 13:3; 21:23), puesto que si se usa de manera insensata, puede acarrear ruina a su dueño. (Pr 10:14; 18:7.) Dios hace responsable a cada persona de lo que sale de su boca. (Mt 12:36, 37.) Se puede hablar irreflexivamente al hacer un voto precipitado. (Ec 5:4-6.) El lisonjeador puede provocar la perdición del lisonjeado y a su vez condenarse a sí mismo. (Pr 26:28.) Es especialmente importante vigilar la boca cuando se está ante alguien inicuo, porque una ligera desviación de lo que la sabiduría de Dios dicta a su siervo que diga, puede ocasionar oprobio al nombre de Dios y hasta la muerte. (Sl 39:1.) Jesús dio un buen ejemplo de sumisión a la voluntad de Dios sin quejarse o injuriar a sus opositores inicuos. (Isa 53:7; Hch 8:32; 1Pe 2:23.)
Por su naturaleza imperfecta, el cristiano debe ejercer una continua vigilancia de sí mismo, razón por la que debe guardar su corazón. Jesús dijo que no es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de ella, pues “de la abundancia del corazón habla la boca”. (Mt 12:34; 15:11.) De modo que debe ejercerse cuidado para que no salga nada de la boca sin antes haberlo meditado y haber pensado en las consecuencias. Para ello es necesario que la mente induzca a la persona a actuar según el conocimiento que ha adquirido de la Palabra de Dios. (Pr 13:3; 21:23.)
Ya que la boca tiene un gran poder, sea para lo bueno o para lo malo, cuando Jehová la guía, se obtienen resultados inmejorables. Él hizo la boca de Isaías “como una espada aguda”, y las palabras de la boca de Jeremías, como “un fuego”. Jehová respaldó las palabras proféticas de estos hombres con su poder, y se cumplieron. (Isa 49:2; Jer 5:14.) Por otra parte, es peligroso prestar atención a cualquier cosa que sale de la boca de una persona que se sabe que es apóstata; puede causar la ruina del oyente. (Pr 11:9.)
Uso figurado. Dios dice de sí mismo figurativamente que tiene boca. Ninguna de sus declaraciones se hace sin propósito o en vano; todas se cumplirán hasta el más mínimo detalle. (Isa 55:10, 11.) Por consiguiente, los que desean la vida deben vivir de cada palabra que sale de Su boca. (Dt 8:3; Mt 4:4.) Cuando su hijo Jesucristo estuvo en la Tierra, amoldó su vida a las palabras de su Padre, y en la actualidad se le ha otorgado autoridad universal. Como el rey nombrado de Jehová, golpeará la Tierra con “la vara de su boca”. (Isa 11:4.) Una visión del libro de Revelación lo representa hiriendo a las naciones con una larga espada que sale de su boca. (Apo 19:15, 21.) Este simbolismo representa la autoridad que ejercerá al dirigir a todos los ejércitos celestiales de Jehová en la guerra para la ejecución de los enemigos de Dios.
El término “boca” a menudo se usa como sinónimo de habla o facultad del habla, como puede verse en algunos de los ejemplos citados antes. Tanto bajo la ley de Moisés como en la congregación cristiana, solo se podía considerar culpable a una persona “por boca de”, es decir, por el testimonio de, dos o tres testigos. (Dt 17:6; Mt 18:16; compárese con 2Co 13:1.) Algunos ejemplos similares del uso de este término se encuentran en Job 32:5; Salmos 10:7; 55:21; 78:36; Ezequiel 24:27; 29:21; Lucas 21:15, nota; Romanos 15:6.
La palabra “boca” también puede referirse a alguna abertura: un pozo (Gé 29:2), una bolsa (Gé 43:12; 44:1, 2), una cueva (Jos 10:22) o una abertura en la tierra (Nú 16:32), así como también a la capacidad de la tierra de absorber líquidos que se derraman en ella (Gé 4:11). Se dice del Seol, el sepulcro común de la humanidad, que tiene una boca ancha para recibir a muchos muertos. (Isa 5:14.)
El paladar El paladar es el cielo de la boca, y separa la cavidad bucal de las fosas nasales. La parte posterior, llamada velo del paladar, separa la boca de la faringe. Hay veces que en las Escrituras se usa el término “paladar” como sinónimo de “boca”. (Pr 8:7; Os 8:1, nota.)
Tanto Job como Elihú emplearon el término en sentido comparativo cuando asemejaron la facultad del gusto que tiene el paladar con la capacidad de juicio del hombre para distinguir lo que es recto y sabio. (Job 12:11; 34:3.) Decir que el paladar contribuye a detectar los sabores no es erróneo, como a veces se ha afirmado. Este hecho puede apreciarse al examinar el cometido del paladar en la deglución: la lengua presiona el alimento contra el paladar, lo extiende y dirige hacia la faringe, conducto de forma cónica que conecta con el esófago y con las fosas nasales. De esta manera se permite una mejor difusión del aroma del alimento en las fosas nasales, lo que contribuye de forma notable al sentido del gusto.
No abras la boca si estas agitado
Si cogemos dos botellas de champan y las agitamos, no percibiremos nada molesto si no las abrimos al instante, pero si abriéramos una de ellas en ese estado, veríamos que desperdicia gran cantidad de su contenido arrojándolo descontroladamente como un volcán y ensuciando todo a su alrededor. Además de no saber a donde ira a “parar” el tapón a esa velocidad. Algo parecido nos pasa a nosotros cuando abrimos la boca en estado agitado, en vez de ser algo ordenado y edificante, puede que dejemos salir de nosotros solo palabras descontroladas e hirientes que pueden ensuciar y dañar indefinidamente una amistad o relación (Sl 4:4; Pr 29:20; Ef 4:26). ★“Corazón” - [¿Qué contienes?] |
Miembro del cuerpo humano. Los términos hebreo y griego para “brazo” (zeró·ha´; bra·kjí·ön) se usan con frecuencia en la Biblia de modo figurado para representar la capacidad de ejercer fuerza o poder. (Gé 49:24, nota; Job 22:8, nota; compárese con Lu 1:51.) El “brazo” de Jehová Dios es inconmensurablemente poderoso, capaz de hacer obras creativas maravillosas. (Jer 27:5; 32:17.) Por medio de su “brazo” Jehová también gobierna (Isa 40:10; Eze 20:33), salva a los que están angustiados (Sl 44:3; Isa 52:10), libera a su pueblo (Éx 6:6; Isa 63:12; Hch 13:17), sostiene y cuida a sus siervos (Dt 33:27; Isa 40:11; Os 11:3), juzga (Isa 51:5) y esparce a sus enemigos (Sl 89:10; Lu 1:51). Quebrar el brazo quiere decir desbaratar el poder de alguien. (Job 38:15; Sl 10:15; Jer 48:25.) Por medio de Jesucristo, revestido de autoridad y poder y en calidad de Juez y Ejecutor, Jehová manifiesta su fuerza representada por su “brazo”. (Isa 53:1; Jn 12:37, 38.)
En la Biblia se afirma que el brazo de carne, que representa el poder humano, es poco confiable e insuficiente para el que se apoya en él. Jehová advierte a su pueblo de lo engañoso y desastroso que puede resultar confiar en el brazo humano. (2Cr 32:8; Jer 17:5.) Él quebrará el brazo de los inicuos, brazo que descansa opresivamente sobre sus víctimas. (Job 35:9; 38:15; Sl 10:15.)
En la imagen del sueño del rey Nabucodonosor, el pecho y los brazos de plata representan a Medo-Persia, el “reino” que sucedió como potencia mundial a Babilonia, la cabeza de oro. (Da 2:32, 39.)
Parte superior del cuerpo humano, donde están ubicados el cerebro y los órganos de los sentidos de la vista, oído, olfato y gusto. La Biblia habla mucho de la cabeza (heb. ro´sch; gr. ke·fa·lë), tanto en sentido literal como figurado.
Quebrantamiento o magullamiento. En el libro de Eclesiastés se recoge una descripción metafórica de los efectos de la edad avanzada, que culminan en la muerte. (Ec 12:1-7.) El ‘quebrantamiento del tazón de oro’ alude al cese de la actividad del cerebro en el cráneo, parecido a un tazón, que se produce en el momento de morir. La muerte o destrucción se representa con la expresión ‘quebrar la cabeza’ o ‘herir’ la cabeza. (Sl 68:21, Val; Sl 74:13, 14.) La primera profecía de la Biblia (Gé 3:15) dice que después de sufrir un magullamiento en el talón, la ‘descendencia de la mujer’ magullaría la cabeza de la serpiente. En cumplimiento de esta profecía, otros textos muestran que la gran serpiente, Satanás el Diablo, será puesta en un abismo de inactividad por mil años, y poco después será aniquilada para siempre en el “lago de fuego”, es decir, la “muerte segunda”. (Apo 20:1-3, 7, 10, 14; 12:9.)
‘Levantar [alzar] la cabeza.’ El rey David, humillado y agobiado de problemas, vio en Jehová su Escudo y Aquel que ‘levanta su cabeza’, permitiéndole volver a sostener en alto su cabeza. Notemos cómo explica un diccionario bíblico la expresión "Aquel que levanta mi cabeza": "Cuando Dios nos levanta [...] la 'cabeza', nos llena de esperanza y de confianza". (Sl 3:3; compárese con Lu 21:28.) En cumplimiento de la interpretación que José dio a un sueño, Faraón ‘alzó la cabeza’ del jefe de los coperos restaurándolo a su puesto anterior y, por otra parte, ‘alzó la cabeza del jefe de los panaderos de sobre él’ dándole muerte. (Gé 40:13, 19-22.)
Bendecir, ungir, jurar. Cuando se impartían bendiciones, se colocaban las manos sobre la cabeza. (Gé 48:13-20; 49:26.) El favor, la guía y la sabiduría de Dios se asemejan a una lámpara que brilla sobre la cabeza y a una guirnalda de encanto sobre la cabeza. (Job 29:3; Pr 4:7-9.) El aceite de la unción se derramaba sobre la cabeza. (Le 8:12; Sl 133:2.) Jesús aconsejó en su Sermón del Monte que se ‘untaran la cabeza’ cuando ayunaran, para ir bien arreglados y no hacer un despliegue santurrón de abnegación con el fin de impresionar a otros. (Mt 6:17, 18.) El untar la cabeza de un invitado con aceite llegó a ser una demostración fundamental de hospitalidad. (Lu 7:46.) Los judíos adoptaron la costumbre de jurar por sus cabezas (o vidas), práctica que Jesús condenó. (Mt 5:36, 37; véase JURAMENTO.)
Representa la persona. Como parte del cuerpo que controla, la cabeza, también se usó para representar a la persona misma. El que Jesucristo “no [tuviese] dónde recostar la cabeza” significaba que no tenía ninguna residencia que pudiera llamar suya. (Mt 8:20.) Aunque es cierto que desde el comienzo de su estancia en la Tierra ya al nacer no encontraron un techo digno del hijo de Dios (Lu 2:7); Judea lo rechaza (Jn. 5:18); Galilea lo expulsa, (Jn 6:66), Gadara le ruega que deje su distrito (Mt 8:34), Samaria le niega el hospedaje (Lu 9:53), la tierra no quiere tenerlo (Mt. 27:23), y finalmente aun el cielo lo abandona (Mt 27:46). La cabeza de un nazareo estaba sujeta a un voto y su cabello largo atestiguaba de este hecho. (Nú 6:5, 18-20.) Se hablaba de los pecados o errores de una persona como si estuvieran sobre su cabeza. (Esd 9:6; Sl 38:4; compárese con Da 1:10.) David apreció la reprensión que provenía del justo como si fuera aceite que su cabeza no querría rehusar. (Sl 141:5.) Cuando el juicio alcanza al inicuo, se dice que se le recompensa haciendo que su mal o su castigo vuelva sobre su propia cabeza. (Jue 9:57; 1Sa 25:39; Jer 23:19; 30:23; Joe 3:4, 7; Abd 15; compárese con Ne 4:4.) El que recayese culpa de sangre sobre una persona o el que la sangre estuviese sobre su cabeza, significaba que era responsable personalmente por la pérdida de su vida debido a haber seguido un proceder impropio merecedor de la sentencia de muerte. (2Sa 1:16; 1Re 2:37; Eze 33:2-4; Hch 18:6.) El hacer volver sobre la cabeza de una persona la sangre de los que había matado implicaba llevarle a juicio debido a culpa de sangre. (1Re 2:32, 33.)
Todos los años, el sumo sacerdote de Israel confesaba los pecados del pueblo con sus manos puestas sobre la cabeza del macho cabrío “para Azazel” (así transfería los pecados al macho cabrío), después de lo cual se conducía al animal al desierto para llevar estos errores al olvido. (Le 16:7-10, 21, 22.) Como muestran otros textos, Jesucristo personalmente ‘llevó nuestras enfermedades y cargó con nuestros dolores’ y ‘con los pecados de muchos’. (Isa 53:4, 5; Heb 9:28; 1Pe 2:24.)
Tanto los sacerdotes como las personas a favor de las que se hacían ciertos sacrificios ponían sus manos sobre la cabeza del animal en reconocimiento de que el sacrificio era para ellos. (Le 1:2-4; 8:14; Nú 8:12.)
Exaltación, humillación, desprecio. En algunas naciones se enterraba a los soldados con las espadas debajo de sus cabezas, es decir, con honores militares. (Eze 32:27.) El sabio “tiene los ojos en la cabeza”, esto es, ve adónde va. (Ec 2:14.) El polvo, la tierra o las cenizas puestas sobre la cabeza significaban angustia, duelo o humillación. (Jos 7:6; 1Sa 4:12; 2Sa 13:19.) Cuando el salmista relata las pruebas y dificultades del pueblo de Dios, dice que los hombres cabalgaron sobre la cabeza de Israel. Al parecer se refiere a la sujeción bajo la que llevaron al pueblo de Dios simples hombres mundanos (la palabra hebrea usada es `enóhsch, “hombre mortal”) que eran poderosos, crueles y altivos. (Sl 66:12; compárese con Isa 51:23.) El inclinar la cabeza era una señal de humildad o duelo (Isa 58:5), este gesto, que por lo general iba acompañado de palabras, expresaba burla y desprecio o asombro. Los que pasaron por allí cumplieron sin darse cuenta la profecía de Salmo 22:7; (Jer 18:15, 16; Mt 27:39, 40; Mr 15:29, 30.)
Bondad para con los enemigos. La Biblia recomienda que se trate al enemigo con bondad, “porque haciendo esto amontonarás brasas ardientes sobre su cabeza”. (Ro 12:20; Pr 25:21, 22.) Esta metáfora hace referencia al proceso de fundir minerales para extraer metales preciosos, amontonando brasas sobre el mineral y debajo de él. De la misma manera, el “calor” de nuestra amabilidad puede llegar a “derretir” el enojo de esa persona o fundir su dureza y sacar lo mejor de ella.
Posición dirigente. El término “cabeza” podía hacer referencia al miembro principal de una familia, tribu, nación o gobierno. (Jue 11:8; 1Sa 15:17; 1Re 8:1; 1Cr 5:24.) “Cabeza de familia” es, literalmente, “patriarca” (gr. pa·tri·ár·kjës). (Hch 2:29; 7:8, 9; Heb 7:4.) La expresión “a la cabeza” se usaba en el sentido de llevar la delantera. (Miq 2:13.) Si Israel era obediente a Dios, estaría a la cabeza de las naciones, en el sentido de que sería libre y próspera, incluso teniendo a gente de otras naciones en deuda con ellos. (Dt 28:12, 13.) Por el contrario, si los israelitas desobedecían, sería el residente forastero quien les prestaría, y así llegaría a ser cabeza sobre ellos. (Dt 28:43, 44.)
Las siete cabezas del dragón. El “dragón” celestial de la visión del apóstol Juan tenía siete cabezas. En la misma visión se le identifica con el Diablo. (Apo 12:3, 9.) Por otra parte, a la “bestia salvaje” terrestre que recibe el poder del dragón y a la “bestia salvaje de color escarlata” se las representa con siete cabezas, símbolos claros de potencias mundiales. (Apo 13:1; 17:3, 9, 10; compárese con Da 2:32, 37, 38, donde se llama “cabeza” a la dinastía del rey Nabucodonosor.) Así, las siete cabezas con diademas del dragón deben ser símbolo de la jefatura de Satanás sobre las siete potencias mundiales de la profecía bíblica. (Ef 6:12; véanse BESTIAS SIMBÓLICAS; GOG núm. 2.)
Cabeza de la congregación cristiana. Jesucristo es la cabeza de la congregación cristiana, que es su “cuerpo” de 144.000 miembros. (Ef 1:22, 23; Col 1:18; Apo 14:1.) Al ser inmortal, siempre ha podido estar en contacto con el cuerpo de cristianos engendrados por espíritu que vive en la Tierra, suministrándole todo lo necesario para su crecimiento espiritual y para que su labor redunde en la gloria de Dios. (1Co 12:27; Ef 4:15, 16; Col 2:18, 19.) Así como el templo material tenía una “piedra de remate” (Zac 4:7), Jesús es la “cabeza del ángulo” de un templo espiritual (Hch 4:8-11; 1Pe 2:7) y la cabeza de todo gobierno y autoridad, aunque sometido a Dios, quien es Cabeza sobre todo. (Col 2:10; 1Co 11:3.) La Biblia asemeja la posición de Cristo como cabeza de la congregación a la del esposo en el matrimonio, a fin de grabar en las parejas casadas la dirección, el amor y el cuidado que el esposo debe ejercer, así como la sujeción que la esposa debe manifestar dentro de la unión marital. (Ef 5:22-33.)
Basándose en el principio de la jefatura primaria de Dios, la Cabeza de Cristo, y la jefatura relativa del hombre sobre la mujer, el apóstol Pablo fija el principio que rige a la congregación cristiana, a saber, que la mujer debe reconocer la jefatura del hombre, ordenada por Dios, usando una cobertura para la cabeza, “una señal de autoridad”, cuando ora o profetiza en la congregación. (1Co 11:3-16; véanse CABELLO - [Cristianos-§2]; JEFATURA - [El lugar de la mujer-§1]; PRENDA PARA LA CABEZA - [Prenda para la cabeza y sujeción femenina].)
★“La cabeza de la mujer es el hombre” - (2-2-2021-Pg.8)
★“La cabeza de todo hombre es el Cristo” - (2-2-2021-Pg.3)
Otros usos. La palabra hebrea para “cabeza” se usa con referencia a las partes superiores de las columnas del tabernáculo, el patio y el templo (Éx 36:37, 38; 38:17; 1Re 7:16), así como a las cimas de las montañas (Gé 8:5), las copas de arbustos o árboles (1Cr 14:15), o la parte superior de una escalera (Gé 28:12) o de un cetro (Est 5:2), por citar tan solo algunos ejemplos. También se aplica a lo que es la cabeza o principio de algo, como por ejemplo, la cabeza de ríos o caminos (Gé 2:10; Eze 21:21), o el primer mes del año (“el comienzo [la cabeza] de los meses” [Éx 12:2]). El nombre judío del día de año nuevo es Rosh Hashaná, que literalmente significa “Cabeza del Año”. (Véase POSTURAS Y ADEMANES.)
La región lumbar exterior. La palabra hebrea moth·ná·yim suele traducirse “caderas” o “lomos”, aunque hay otra palabra hebrea más específica para “lomos”. (Véase LOMOS.)
Las caderas se solían ceñir con un cinturón, algo que hacían en especial los soldados, quienes sujetaban debajo del cinturón la espada o daga ya envainada o bien ataban a él la vaina de la espada. (2Sa 20:8; Ne 4:18.) El registrador llevaba su tintero a las caderas, colocado bajo su cinturón o banda. (Eze 9:2.) Otros se rodeaban las caderas con tela de saco como señal de duelo. (Gé 37:34; Am 8:10.)
Antes de participar en cualquier actividad física vigorosa, la gente se ‘ceñía las caderas’, por lo general subiendo por entre las piernas los extremos de la prenda de vestir, que solía ser holgada y de mucho vuelo, y sujetándolos debajo de la banda. En Egipto los israelitas comieron la Pascua con las caderas ceñidas, dispuestos a salir del país. Cuando Elías corrió delante del carro de Acab, el registro dice que “se ciñó las caderas”. (Éx 12:11; 1Re 18:46.)
Uso figurado. Los músculos de la zona de las caderas desempeñan un papel importante a la hora de levantar y llevar cargas pesadas, de ahí la pertinencia de la declaración registrada en el Salmo 66:11: “Has puesto presión sobre nuestras caderas”. Fortalecer las caderas denota preparación para hacer fuerza, como en una lucha. (Na 2:1.) La buena esposa se ciñe las caderas con fuerza y vigoriza sus brazos con el fin de llevar a cabo sus múltiples actividades para el bienestar de la casa. (Pr 31:17.) A la inversa, se dice que las caderas de los que se han debilitado a causa del temor, la angustia o la derrota bambolean o tiemblan. (Sl 69:23; Eze 21:6; 29:7.) Desceñir las caderas de los reyes significa quitarles su poder. (Isa 45:1.)
Jehová dijo que las casas de Israel y Judá habían sido como un cinto sobre Sus caderas; las había mantenido muy cerca de sí a fin de que llegaran a ser una alabanza y una cosa hermosa para Él. (Jer 13:11.) En la descripción profética de Jesucristo como rey, se dice: “La justicia tiene que resultar ser el cinto de sus caderas, y la fidelidad el cinto de sus lomos”. Esto puede referirse a que se adhiere invariablemente a la justicia y a la fidelidad en el desempeño de sus funciones. Tal como un cinto da sostén, la cualidad moral de la justicia lo fortalece cuando actúa como Juez nombrado de Jehová. (Isa 11:1, 5.)
La parte del ser humano o del animal que conecta la cabeza con el resto del cuerpo. Los términos hebreos para “cerviz” o “cuello” ponen de relieve su estructura ósea rompible (Éx 13:13; 1Sa 4:18) o hacen referencia a su parte posterior. (Gé 49:8; Jos 10:24.) En la Biblia los términos “cerviz” y “cuello” suelen usarse en sentido figurado.
Cuando alguien huía derrotado, en hebreo se decía literalmente que volvía su “cuello” al enemigo (compárese con Jos 7:8), es decir, su cerviz. Por lo tanto, ‘tener la mano en la cerviz’ de los enemigos quería decir conquistarlos o subyugarlos. (Gé 49:8; 2Sa 22:41; Sl 18:40.) Con un significado similar, en inscripciones egipcias y asirias se representaba a los monarcas pisando los cuellos de sus enemigos en la batalla. Josué también ordenó a los comandantes de su ejército: “Salgan acá. Coloquen sus pies sobre la cerviz de estos reyes”. (Jos 10:24.)
Un yugo sobre el cuello indicaba servidumbre, sumisión o esclavitud. (Gé 27:40; Jer 30:8; Hch 15:10.) Las expresiones “dura cerviz” y ‘endurecer la cerviz’, que aparecen con frecuencia, indican un espíritu rebelde y obstinado. A modo de advertencia, las Escrituras dicen lo siguiente: “Un hombre censurado repetidas veces, pero que hace dura su cerviz, de repente será quebrado, y eso sin curación”. (Pr 29:1; Dt 9:6, 13; 31:27; 2Re 17:14; Sl 75:5; Isa 48:4.)
Garganta. La palabra hebrea para “garganta” se refiere a la parte anterior del cuello, donde se hallan los órganos del habla y de la deglución. (Sl 149:6; Jer 2:25.) La importancia de la disciplina y de la autoridad de los padres, y, por implicación, el notable valor de los mandamientos y leyes de Dios, se pone de relieve en la admonición de ‘atarlos alrededor de la garganta’, precisamente donde se llevaban ornamentos hermosos y de mucho valor. (Pr 1:8, 9; 3:1-3; 6:20, 21.) Andar con la garganta estirada puede poner de manifiesto altivez. (Isa 3:16.) La Biblia dice de los hombres inicuos mentirosos y que derraman sangre: “En la boca de ellos no hay nada fidedigno [...]. Su garganta es una sepultura abierta”. (Sl 5:9; Ro 3:13.)
El cuello me dolía
Entonces, dejé de usar ropa apretada, cambié de silla, compré fajas ortopédicas, hice yoga, pilates, fui con quiroprácticos y médicos de todo tipo, pero el dolor seguía, un peso, una carga, una molestia que no me dejaba ni dormir y a veces, hasta me costaba respirar... Y, Qué hiciste? Una sabia mujer... me dijo que era porque cargaba demasiado desde hace mucho. Cómo supo eso? Sólo con mirar mi columna tensa y comprimida, sólo con sentir con su tacto de manos viejas y ajadas mi piel desnuda ella supo... Y, Qué te dijo? Dijo...Tantas presiones haz cargado con los años, tanto dolor y rencor que haz perdido la cuenta, cargas el peso del mundo propio y del ajeno... Y entonces, yo exhalé todo el aliento que llevaba reteniendo desde hacía más de dos décadas... Te dijo cómo curarte? Ella tomó mis manos en las suyas, en esas manos de anciana, me hizo bajar las manos, soltar los hombros, me levantó el mentón y se paró detrás mío. Sus labios rozaron mi oído y suavemente me dijo:
"No todo es tu culpa" Y mis ojos empezaron a soltar lágrimas gruesas como cristales rotos, hubo un momento donde pensé que lloraría sangre, de tanto dolor que estaba sintiendo. Poco a poco mis hombros regresaron a su sitio, mi cuello se puso suave y se levantó nuevamente, mi espalda se irguió como hacía años no sucedía y escuché mis huesos emitir un crujido tenebroso... El peso del mundo había descendido de mis hombros, el peso de los dolores del pasado había por fin bajado al piso e iba a ser usado como escalón... Te dijo algo más? Sus ojos lobunos me miraron expectantes y dijo: "Hay dolores que se cargan en el corazón y esos no hay manera de sacarlos fácilmente, aprende a soltar el pasado o terminarás ahogando tu futuro... y también comprende que la falta de perdón no lastima más que a aquel que no puede perdonar". 🌷
Y deje de ser la inquebrantable, |
Cada uno de los huesos largos y arqueados que parten de la columna vertebral. El cuerpo humano tiene doce pares de estos huesos, ordenados de tal forma que rodean la cavidad pectoral y sirven de protección para el corazón y los pulmones. Las costillas forman parte del grupo de huesos en cuya médula se produce la sangre.
Dios no creó a la mujer de manera ajena y separada del hombre, formándola también del polvo del suelo, como había hecho en la creación de Adán. En esta ocasión Dios tomó una costilla de Adán, y de ella formó a Eva, la que habría de ser su complemento perfecto. (Gé 2:21, 22.) Adán, no obstante, siguió siendo un hombre perfecto, unido a su esposa como ‘hueso de sus huesos y carne de su carne’. (Gé 2:23; Dt 32:4.) Además, este suceso no alteró la estructura genética de Adán, de modo que afectase al número de costillas de su prole, pues tanto el hombre como la mujer tienen veinticuatro costillas.
Es de interés indicar aquí que una costilla puede crecer de nuevo, reemplazarse a sí misma, siempre y cuando no se haya destruido el periostio (la membrana fibrosa adherida al hueso). El registro bíblico no precisa si Jehová Dios dejó el periostio de Adán o no; como Creador del hombre, e independientemente de esta característica singular de las costillas, Dios pudo optar por cualquier solución.
La palabra “costilla” se halla de nuevo en la Biblia en la visión que Dios le dio a Daniel durante el reinado de Belsasar de Babilonia. En ella apareció primero una bestia que representaba la línea dinástica de gobernantes babilonios, seguida de otra parecida a un oso que representaba al siguiente ‘rey’, o línea de gobernantes mundiales, a saber, los medopersas. Esta bestia parecida a un oso tenía en la boca tres costillas, que pueden indicar que el ‘rey’ simbolizado por el oso extendió sus conquistas en tres direcciones, como hizo Medo-Persia. Ahora bien, puesto que el número tres se usa en las Escrituras como símbolo de intensidad o énfasis, las tres costillas pueden también poner de relieve la avidez de conquistas territoriales de este oso simbólico. (Da 7:5, 17; véase BESTIAS SIMBÓLICAS.)
Por qué tomaría Jehová una costilla de Adán para crear a Eva
Algunos sostienen que la elección que Dios hizo de usar una costilla del hombre para crear a Eva fue porque "De su cabeza hubiese dado la idea que estuviese encima de él, tampoco la hizo de sus pies para que fuese pisoteada, la hizo de su costado para que fuese igual a él, de debajo de su brazo para que fuese protegida, y cerca de su corazón y demás órganos vitales para que fuese amada." Es posible que esto sea demasiada lectura para una sola costilla, pero expresa muy bien el ideal bíblico para el matrimonio. (Ge 2:22). |
Haces de tejido fibroso de gran resistencia que mantienen unidas las articulaciones o enlazan en la debida posición cualquier órgano del cuerpo. Algunas versiones traducen la palabra griega syn·dé·smön (una forma de syn·de·smos), que aparece en Colosenses 2:19, por “ligámenes” (CP), “ligaduras” (Mod), “tendones” (NBE) y “ligamentos” (BJ, CB, FS, NC, NM, SA). La palabra syn·de·smos, que significa “lazo; atadura; unión; vínculo”, se usa con referencia a los tendones o ligamentos. (Diccionario Griego Español, de F. I. Sebastián Yarza, 1984, pág. 706.) Este término griego se emplea también en las expresiones “lazo de injusticia” (Hch 8:23), “vínculo unidor de la paz” (Ef 4:3) y “vínculo perfecto de unión” (Col 3:14).
Cuando Pablo previno contra la “humildad ficticia” de alguien que hace profesión de ser cristiano, dijo: “No está firmemente adherido a la cabeza, a aquel de quien todo el cuerpo, suministrado y armoniosamente unido por medio de sus coyunturas y ligamentos [syn·dé·smön], sigue creciendo con el crecimiento que Dios da”. (Col 2:18, 19.) Aquí se compara a la congregación cristiana ungida a un cuerpo con una cabeza. Se muestra la interdependencia de sus miembros al decir que está “armoniosamente unido por medio de sus coyunturas y ligamentos”; por lo tanto, Pablo usa la expresión “ligamentos” de manera metafórica con relación al cuerpo espiritual de Cristo, que tiene a Jesús como su cabeza. Como tal, Jesús satisface las necesidades de los miembros del cuerpo mediante las “coyunturas y ligamentos”, es decir, proporciona los medios y las disposiciones necesarias para suministrar el alimento espiritual, además de comunicación y coordinación. (Compárese con 1Co 12:12-30; Jn 15:4-10.) En el cuerpo humano literal, cada miembro desempeña un papel para su buen funcionamiento y crecimiento, pues recibe y transmite nutrimento y órdenes a otros miembros del cuerpo. Las circunstancias son similares en el caso del cuerpo congregacional de Cristo.
Estructura física del hombre o del animal. La palabra hebrea gewi·yáh se refiere a un cuerpo, ya sea vivo (Gé 47:18) o muerto. (1Sa 31:10; Sl 110:6.) El término neve·láh, también hebreo, viene del verbo raíz na·vél (“marchitar”; Sl 1:3), y se traduce tanto “cuerpo muerto” como “cadáver”. (Le 5:2; Dt 14:8; Isa 26:19.) Con ba·sár, la palabra hebrea para carne, se puede representar todo el cuerpo. (Compárese con Sl 16:9; véase CARNE.) La palabra griega usual para cuerpo es só·ma (Mt 5:29), pero en Hechos 19:12 también se utiliza con ese sentido el vocablo kjrös, cuyo significado literal es “piel”. La palabra griega ptó·ma, derivada del verbo raíz pí·ptö (caer), se refiere a un cuerpo caído o “cadáver”. (Mt 14:12.) Los diversos cuerpos físicos se componen de diferentes clases de carne junto con la fuerza de vida. (1Co 15:39; Snt 2:26; Gé 7:22; véase ALMA.)
Cuerpos espirituales. Así como hay cuerpos físicos visibles y palpables, también los hay espirituales, que son invisibles y están fuera del alcance de los sentidos humanos. (1Co 15:44.) Los cuerpos de los seres espirituales (Dios, Cristo, los ángeles) son gloriosos. “Nadie ha contemplado a Dios nunca.” (1Jn 4:12.) El hombre no puede ver a Dios y vivir. (Éx 33:20.) Cuando el apóstol Pablo tuvo una simple vislumbre de la manifestación de Jesucristo después de haber sido resucitado, cayó al suelo y quedó cegado por el resplandor, de modo que fue necesario un milagro para devolverle la vista. (Hch 9:3-5, 17, 18; 26:13, 14.) De igual manera, los ángeles son mucho más poderosos que los hombres. (2Pe 2:11.) Son seres gloriosos, esplendorosos, y así es como han aparecido cuando se han manifestado en forma física. (Mt 28:2-4; Lu 2:9.) Estos hijos espíritus de Dios tienen una visión suficientemente poderosa como para ver y aguantar el esplendor del Dios Todopoderoso. (Lu 1:19.)
Como no podemos ver a Dios con los ojos corporales, se sirve de ciertas expresiones metafóricas para ayudarnos a entender y apreciar algunos aspectos acerca de sí mismo. La Biblia habla de Él como si tuviera ojos (Sl 34:15; Heb 4:13), brazos (Job 40:9; Jn 12:38), pies (Sl 18:9; Zac 14:4), corazón (Gé 8:21; Pr 27:11), manos (Éx 3:20; Ro 10:21), dedos (Éx 31:18; Lu 11:20), nariz (Eze 8:17; Éx 15:8) y oídos (1Sa 8:21; Sl 10:17). No debe suponerse que posee literalmente estos órganos según los conocemos. El apóstol Juan, que tenía la esperanza de vivir en el cielo, dijo a sus coherederos de vida celestial: “Amados, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que seremos. Sí sabemos que cuando él sea manifestado seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es”. (1Jn 3:2.) Estos tendrán un cuerpo semejante al “cuerpo glorioso” de Jesucristo (Flp 3:21), que es “la imagen del Dios invisible”, “el reflejo de su gloria y la representación exacta de su mismo ser”. (Col 1:15; Heb 1:3.) Por consiguiente, recibirán cuerpos incorruptibles con inmortalidad inherente, a diferencia de los ángeles y los hombres, que son mortales. (1Co 15:53; 1Ti 1:17; 6:16; Mr 1:23, 24; Heb 2:14.)
El cuerpo de carne de Cristo. Cuando Jesús instituyó la Cena del Señor, ofreció el pan ácimo a sus once apóstoles fieles y dijo: “Esto significa mi cuerpo que ha de ser dado a favor de ustedes”. (Lu 22:19.) Más tarde el apóstol Pedro comentó: “Él mismo [Jesús] cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero”. (1Pe 2:24; Heb 10:10; véase CENA DEL SEÑOR.)
Para que Jesús pudiera ser el “último Adán” (1Co 15:45) y ofrecer un “rescate correspondiente” por toda la humanidad, era necesario que fuese un hombre con cuerpo carnal y no una encarnación. (1Ti 2:5, 6; Mt 20:28.) Además, tenía que ser perfecto, pues había de ofrecerse en sacrificio para presentar ante Jehová Dios el precio de compra. (1Pe 1:18, 19; Heb 9:14.) Ningún humano imperfecto podía proveer el precio que se necesitaba. (Sl 49:7-9.) Por esta razón, cuando se presentó para el bautismo con el fin de empezar su derrotero de sacrificio, Jesús le dijo a su Padre: “Me preparaste un cuerpo”. (Heb 10:5.)
En el caso de Jesucristo no se permitió que su cuerpo físico se convirtiese en polvo, como sí había ocurrido con los cuerpos de Moisés y David, hombres que prefiguraron a Cristo. (Dt 34:5, 6; Hch 13:35, 36; 2:27, 31.) Cuando los discípulos fueron a la tumba al comienzo del primer día de la semana, solo vieron las vendas con las que se había envuelto el cuerpo de Jesús, pues este había desaparecido; es probable que fuera desintegrado sin pasar por el proceso normal de descomposición. (Jn 20:2-9; Lu 24:3-6.)
Después de su resurrección, Jesús se apareció con distintos cuerpos. María le confundió con el hortelano. (Jn 20:14, 15.) En otra aparición, entró en una habitación que tenía las puertas cerradas con llave con un cuerpo que presentaba señales de heridas. (Jn 20:24-29.) Varias veces se le reconoció debido a sus palabras y acciones, no a su apariencia. (Lu 24:15, 16, 30, 31, 36-45; Mt 28:16-18.) En una ocasión, el milagro que se realizó al seguir sus instrucciones abrió los ojos de sus discípulos y le identificaron. (Jn 21:4-7, 12.) Puesto que había resucitado como espíritu (1Pe 3:18), podía materializar un cuerpo de acuerdo con la ocasión, tal como los ángeles habían hecho en tiempos pasados cuando se aparecieron como mensajeros. (Gé 18:2; 19:1, 12; Jos 5:13, 14; Jue 13:3, 6; Heb 13:2.) Poco antes del Diluvio, los ángeles que “no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación” se encarnaron y se casaron con esposas humanas. Se ve que estos hijos angélicos de Dios no eran humanos, sino que habían materializado cuerpos físicos, por el hecho de que no se les destruyó en el Diluvio, sino que se desmaterializaron y regresaron a la región de los espíritus. (Jud 6; Gé 6:4; 1Pe 3:19, 20; 2Pe 2:4.)
Uso simbólico. Se dice que Jesucristo es la cabeza de “la congregación, la cual es su cuerpo”. (Ef 1:22, 23; Col 1:18.) Este cuerpo cristiano de personas no tiene divisiones raciales, nacionales ni de ninguna otra clase, pues en él están representados judíos y personas de todas las naciones. (Gál 3:28; Ef 2:16; 4:4.) Todos han sido bautizados en Cristo y en su muerte por medio del espíritu santo. Por lo tanto, a todos se les bautiza para formar un solo cuerpo. (1Co 12:13.) En consecuencia, todo el cuerpo sigue a la cabeza, sufriendo su misma muerte y recibiendo su misma resurrección. (Ro 6:3-5; véase BAUTISMO - [Bautismo en Cristo Jesús, en su muerte].)
El apóstol Pablo asemeja el funcionamiento del cuerpo humano al de la congregación cristiana: los miembros de esta congregación que están vivos sobre la Tierra en cualquier tiempo forman un cuerpo, con Cristo como cabeza invisible. (Ro 12:4, 5; 1Co 12.) Pablo recalca la importancia del lugar que ocupa cada uno de los miembros, su interdependencia, el amor y cuidado que se muestran, así como el trabajo que llevan a cabo. Dios ha colocado a cada uno en su posición en este cuerpo, el cual efectúa lo que es necesario debido a la acción del espíritu santo. Jesucristo, que es la cabeza de todos, suministra a los que componen el cuerpo lo que necesitan por medio de “sus coyunturas y ligamentos”, es decir, los medios y disposiciones para suministrar nutrición espiritual, así como comunicación y coordinación, de modo que “el cuerpo” esté bien alimentado espiritualmente y cada parte esté informada de la tarea que debe realizar. (Col 2:19; Ef 4:16.)
★Carpintero - [Asamblea en la carpintería]
★Todos tenemos un lugar en la congregación de Jehova - (2-8-2020-Pg.20)
Uso adecuado del propio cuerpo. El cristiano debería apreciar el cuerpo que Dios le ha dado y amarse a sí mismo lo suficiente como para cuidar de su cuerpo de manera apropiada a fin de poder presentarlo en servicio sagrado aceptable a Dios. (Ro 12:1.) Esto requiere hacer uso de la razón y suministrar al cuerpo el alimento y las demás cosas necesarias, así como mantenerlo limpio. No obstante, hay otras clases de cuidado que son aún más importantes y que tienen que ver con la espiritualidad, el buscar el reino de Dios y su justicia y el ejercicio de la rectitud moral. (Mt 6:25, 31-33; Col 2:20-23; 3:5.) El apóstol aconseja: “El entrenamiento corporal es provechoso para poco; pero la devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir”. (1Ti 4:8.)
El miembro ungido de la congregación cristiana, el cuerpo de Cristo, que comete fornicación, está quitando un miembro del cuerpo de Cristo y convirtiéndolo en miembro de una ramera. Cualquier cristiano que comete fornicación causa una contaminación moral y también peca “contra su propio cuerpo [carnal]”. Se pone en peligro de ser excluido del cuerpo de Cristo, la organización del templo, y además se expone al peligro de contraer enfermedades asquerosas. (1Co 6:13, 15-20; Pr 7:1-27.) Puede ser que ‘la congregación lo entregue a Satanás para la destrucción de la carne’. (1Co 5:5.)
Los que componen el cuerpo de Cristo, así como las personas dedicadas que se asocian con estos miembros engendrados por espíritu, deben evitar tanto la fornicación física como la de naturaleza espiritual. Las Escrituras llaman “adúlteras” a los que tienen amistad con el mundo. (Snt 4:4.) Jesús dijo de sus discípulos: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”. (Jn 17:16.) Por lo tanto, a Jesús le importa mucho que los que componen su cuerpo sean limpios moral y espiritualmente. (Ef 5:26, 27.) Se dice que ‘sus cuerpos han sido lavados con agua limpia’. (Heb 10:22.) Como dice el apóstol Pablo hablando de los esposos, “de esta manera los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia, como también el Cristo hace con la congregación, porque somos miembros de su cuerpo. ‘Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos llegarán a ser una sola carne’. Este secreto sagrado es grande. Ahora bien, yo estoy hablando tocante a Cristo y la congregación”. (Ef 5:28-32.) Véanse partes del cuerpo bajo sus nombres individuales.
“Eres una obra de arte”
El cuerpo humano es una caja llena de sorpresas, no nos deja de sorprender a pesar de los grandes avances de la ciencia en el campo de la medicina. Aunque por lo general cada cuerpo reacciona distinto ante diferentes estímulos, todos solemos reaccionar igual ante ciertas situaciones. Como existen muchos factores que podrían causarle daño a nuestro cuerpo, hemos sido dotados de diversos mecanismos de defensa; la mayoría ya los conocemos pero son reacciones de nuestro cuerpo tan comunes que ignoramos que tienen un fin específico, descubre cuales son algunos de estos mecanismos: ★El hipo ★El estornudo ★Las lágrimas ★La piel de gallina ★Las sacudidas mioclónicas ★El bostezo ★Piel arrugada ★Los estiramientos ★Pérdida de memoria ★Temblar el parpado. Una escultura tan perfecta como se nos ha dado es digna de ser cuidada y principalmente, bien usada (Sl 139:14; 150:6) |
Los dedos de la mano son estructuras altamente diferenciadas, dotadas de gran movilidad, lo que permite al hombre realizar trabajos muy minuciosos. Debido a que son parte de la mano, en la Biblia a veces se emplean los dedos como sinónimo de “mano”. Ambas palabras, “dedos” y “manos”, se usan en una misma oración en frases paralelas para referirse al artífice de ídolos. (Isa 2:8.)
Hablando en sentido figurado, se dice que Dios escribió los Diez Mandamientos en tablas de piedra (Éx 31:18; Dt 9:10), hizo milagros (Éx 8:18, 19) y creó los cielos (Sl 8:3) con su “dedo” o sus “dedos”. Del relato de Génesis sobre la creación se deduce que con la expresión “dedos” de Dios se alude a su espíritu santo o fuerza activa, pues se dice que esta fuerza (rú·aj, “espíritu”) estaba moviéndose sobre la superficie de las aguas. (Gé 1:2.) Las Escrituras Griegas Cristianas determinan el significado de este simbolismo, pues mientras Mateo explica que Jesús expulsó demonios mediante el ‘espíritu santo de Dios’, Lucas dice que fue por el “dedo de Dios”. (Mt 12:28; Lu 11:20.)
Los gestos son particularmente significativos entre los orientales, para quienes el más mínimo ademán puede tener mucho significado. Del hombre inútil la Biblia dice que está “dando indicaciones con los dedos” (Pr 6:12, 13), y a los israelitas se les dijo que, si querían que Jehová los favoreciera, tenían que abandonar prácticas como “extender el dedo” (tal vez en son de burla o de falsa acusación) y hablar cosas perjudiciales. (Isa 58:9-11.) Debido a que el hombre siempre tiene a la vista sus dedos y estos son imprescindibles para realizar lo que se propone, en sentido figurado el pueblo de Dios habría de ‘atar Sus mandamientos sobre los dedos’ como recordatorio constante que habría de guiarles en todo lo que hicieran. (Pr 7:2, 3; compárese con Sl 144:1.)
Cuando una delegación solicitó al rey Rehoboam que aligerara la carga de servicio que su padre Salomón les había impuesto, sus consejeros jóvenes recomendaron al rey que respondiera que ‘su meñique sería más grueso que las caderas de su padre’; esta metáfora significaba que habría de poner una carga mucho más pesada sobre ellos. (1Re 12:4, 10, 11.) La palabra hebrea mencionada en esta ocasión para “meñique” proviene de una raíz que significa “ser pequeño; chico o menor”.
Jesucristo usó una ilustración similar para referirse al arrogante despotismo de los escribas y fariseos. Con el fin de mostrar que estos líderes no estaban dispuestos a prestar ayuda al pueblo agobiado ni aun en lo más mínimo, Jesús dijo: “Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos ni con el dedo quieren moverlas”. (Mt 23:2-4.) En otra de sus metáforas, Jesús habló de un “hombre rico” que deseaba que Lázaro hiciese por él siquiera un mínimo favor: llevarle unas gotas de agua en “la punta de su dedo”, una petición que tenía como propósito alejar a Lázaro de su posición favorecida con Abrahán. (Lu 16:22, 24.)
Las palabras hebreas y arameas que se usan en la Biblia para dedo a veces también se refieren a los dedos del pie. (2Sa 21:20; 1Cr 20:6; Da 2:41, 42.) En algunos pasajes la palabra hebrea para “dedo pulgar” se usa también para referirse al “dedo gordo” del pie. (Éx 29:20; Le 8:23, 24; 14:14, 17, 25, 28.)
Uno de los refaím que luchó contra Israel era un hombre de estatura extraordinaria que tenía una tara genética: veinticuatro dedos, seis en cada mano y en cada pie. (2Sa 21:20; 1Cr 20:6; véase también PULGAR.)
Los dedos del pie contribuyen tanto a la estabilidad como a la dirección del cuerpo al andar, y se hace referencia a ellos en las Escrituras en sentido literal y simbólico. Cuando se capturaba a un enemigo, a veces se le cortaban los dedos pulgares y los dedos gordos de los pies con el fin de incapacitarle para la batalla. (Jue 1:6, 7.)
Cuando se instaló en Israel el sacerdocio, Moisés tomó parte de la sangre del carnero de la instalación y la puso en la oreja derecha, el dedo pulgar derecho y el dedo gordo del pie derecho de Aarón y de cada uno de sus hijos. (Le 8:23, 24.) El que se pusiese la sangre del sacrificio en el dedo de mayor tamaño del pie derecho significaba que deberían dirigir sus pasos y andar sin desviarse lo mejor que pudiesen en los deberes sacrificatorios del sacerdocio. Jesucristo, el gran Sumo Sacerdote, cumplió este tipo profético cuando estuvo en la Tierra (Mt 16:21-23), y sus subsacerdotes, sus hermanos ungidos por espíritu, deben seguir sus pasos fielmente. (Heb 7:26; 1Pe 2:5, 8; Apo 20:6.)
¿Qué es el dedo de Dios? “¡Es el dedo de Dios!”, admitieron los sacerdotes practicantes de magia de Egipto cuando no pudieron convertir el polvo en jejenes, como Moisés lo había hecho. (Éxodo 8:18, 19.) En el monte Sinaí, Jehová dio a Moisés “tablas de piedra en las que estaba escrito por el dedo de Dios”. (Éxodo 31:18.) ¿Era esto un dedo literal? No. Por supuesto, Jehová no tiene dedos literales. Entonces, ¿qué era? Los escritores bíblicos Lucas y Mateo nos dan la clave. Uno escribió que “por medio del dedo de Dios” Jesús expulsaba demonios. El otro escritor explicó que Jesús hacía esto “por medio del espíritu de Dios”. (Lucas 11:20; Mateo 12:28.) De modo que el espíritu santo es el “dedo de Dios”, su instrumento para efectuar su voluntad. No es una persona, sino la dinámica fuerza activa de Dios.
El dedo de la alianza
Según una leyenda china, los pulgares representan a tus padres. Los índices representan a tus hermanos y amigos. Los dedos medios te representan a ti mismo. El dedo anular (cuarto dedo) representa a tu pareja y los meñiques representan a tus hijos. Ahora junta tus manos palma con palma, y luego une tus dedos medios de forma que apunten hacia ti mismo (recuerda que esos son los dedos que nos representan a nosotros mismos). Ahora intenta separar de forma paralela tus pulgares (representan a tus padres), notaras que ellos se separan fácilmente porque tus padres no están destinados a vivir contigo hasta el día de tu muerte, lamentablemente los perdemos antes de irnos y sin duda alguna es la pérdida natural mas grande que nos toca sufrir en la vida. [Une los dedos nuevamente]. Ahora intenta separar de igual forma tus dedos índices (hermanos y amigos), notaras que también se separan porque ellos se alejan en algún momento, pues tienen destinos distintos a los tuyos, ellos formaran sus propias vidas, trabajo, tendrán sus hijos y también sus nuevas ocupaciones, y construir sus propias familias. Ahora vamos de la misma forma con los dedos meñiques (representan tus hijos), los dedos también se separan porque los hijos crecen, y cuando lo hacen serán adultos y llegara el momento que no dependerán mas de nosotros, la relación lógicamente se mantiene pero ellos también continuaran sus propios caminos de vida.. [une los dedos una vez mas]. Finalmente, intenta separar tus dedos anulares (cuarto dedo y que representa tu pareja) te sorprenderás al ver que no puedes. Se siente una sensación rara en las manos verdad? Simplemente no puedes separarlos... A eso se debe que la alianza se usa en ese dedo. |
Cuerpos duros implantados en ambos maxilares que desempeñan un papel fundamental en la masticación y que, en el caso de los animales, también son un medio de defensa. Cuando Job, el fiel siervo de Dios, escapó por muy poco de la muerte, dijo: “Escapo con la piel de mis dientes”. (Job 19:20.) Parece que Job quería decir que cuando escapó de la muerte, no tenía pertenencia alguna o casi ninguna; escapó con la “piel” de lo que al parecer no tenía ni siquiera piel.
El crujir de los dientes
El crujir de los dientes se utiliza con frecuencia para denotar furia o rabia. (Job 16:9; Hch 7:54) o angustia y desesperación. (Mt 8:12; 13:42, 50; 22:13; 24:51; 25:30.) Tal crujir puede estar acompañado de palabras amargas y de acción violenta contra el objeto de la cólera.
En Amós 4:6 la expresión “limpieza de dientes” está en paralelo con “falta de pan”, por lo que parece indicar una situación de hambre.
Los dientes también simbolizan el poder destructivo de una nación o de un pueblo. (Da 7:5, 7, 19; Joe 1:6; Apo 9:8.) David asemeja a los inicuos, enemigos de los justos, a leones feroces, y le pide a Dios que les golpee en la mandíbula y les quiebre los dientes, de modo que los deje indefensos, O, lo que es lo mismo, impedirá que puedan hacer daño. (Sl 3:7; 58:6.) A los falsos profetas de Israel se les representa como codiciosos y voraces, “mordiendo con los dientes” y santificando la guerra contra cualquiera que no los alimenta. (Miq 3:5; compárese con Eze 34:2, 3; Mt 7:15; Hch 20:29.)
En los días anteriores a la destrucción de Jerusalén se había extendido el dicho: “Los padres fueron los que comieron el agraz, pero fueron los dientes de los hijos los que tuvieron dentera”. (Jer 31:29; Eze 18:2-4.) Con estas palabras intentaban exculparse de las condiciones adversas que le habían sobrevenido a la nación por su iniquidad, diciendo que lo que ellos experimentaban era el resultado de lo que sus padres habían hecho.
El crujir de dientes de la mala hierba Puesto que el “horno ardiente” simboliza destrucción total, el “llanto y el crujir de sus dientes” por parte de la “mala hierba” debe efectuarse antes de que ésta sea destruida. Ya hace décadas que los cristianos falsos, y en particular el “hombre de desafuero” —el clero de la cristiandad— se han lamentado del hecho de que los “hijos del reino,” los testigos ungidos de Jehová, los hayan estado bombardeando con las enérgicas verdades de la Biblia y así los hayan estado exponiendo como lo que verdaderamente son: “hijos del inicuo.” (Mat. 13:38; Apo, caps. 8, 9) El clero apóstata ha crujido los dientes contra los testigos de Jehová porque éstos no solo proclaman valerosamente “el año de la buena voluntad” de Jehová, sino también el “día de la venganza” de Dios. (Isa. 61:1, 2) Sin embargo, todos los que componen esta “mala hierba” se lamentarán y crujirán los dientes aún a mayor grado cuando dentro de poco el “Hijo del hombre” venga a destruirlos a ellos y al resto del mundo de Satanás.—Mat. 24:30.
“El marfil de tu boca”
Así se ve nuestra mandíbula hasta la pérdida de los dientes de leche - Cinco curiosidades sobre nuestros dientes. ★La obsesión de lucir unos dientes perfectos no es para nada moderna. Hace alrededor de 2.500 años, los mayas también se preocupaban por la estética de sus piezas dentales, y utilizaban un taladro primitivo para decorarlas. Así, agujereaban sus dientes para introducir en ellos piedras preciosas. ★En varias partes del mundo angloparlante, se habla del "Hada de los dientes", pero para nosotros -los hispanohablantes- es el Ratoncito Pérez quien se encarga de recolectar nuestros dientes caídos cuando somos pequeños. Pero, ¿cómo nació este encantador personaje? Todo comenzó en 1894, cuando el rey de España quiso celebrar que su niño había perdido su primer diente y, para ello, le ordenó al cura Luis Coloma que escribiera una historia. Esta se tornó muy popular entre los niños españoles y, como consecuencia, el Ratoncito Pérez se convirtió en una verdadera tradición. ★A principios del siglo XIX, los dentistas todavía no existían, pero los problemas dentales, sí. ¿Quién se encargaba, entonces, de solucionarlos? Aquellos que contaban con las herramientas más apropiadas, es decir, los herreros y los barberos. Su filosofía era bastante sencilla (y dolorosa) y se ceñía a un solo principio: la extracción. ★Antiguamente se pensaba, que el dolor dental era causado por gusanos, a los que se pretendía eliminar con una extraña mezcla de cera y semillas o con el poder de ciertas palabras mágicas. ★La mayoría de las personas comparten la convicción de que lo mejor es lavarse los dientes inmediatamente después de las comidas. Pero, esto no es tan así; cuando acabas de comer tu boca está cargada de saliva (y toda su acidez). Y esta en conjunción con los químicos abrasivos de la pasta de dientes puede terminar por dañar el esmalte dental. Lo recomendable, entonces, es primero enjuagarse la boca con agua y luego esperar alrededor de media hora para efectuar el cepillado. |
Remedio casero para blanquear los dientes Enjuague la boca, mezclando dos cucharadas de bicarbonato de soda en una taza de agua fría. Si quieres resultados inmediatos, puedes mezclar el bicarbonato de soda con un poco de peróxido (agua oxigenada) en partes iguales. Lava tus dientes con esta pasta por un par de minutos y enjuaga inmediatamente con agua tibia, ya que el agua oxigenada puede causar pequeñas manchas blancas. Evita también el área de las encías. |
La palabra hebrea qé·rev se usa con referencia a las “partes interiores”, el “interior” o los “intestinos” de los seres humanos o animales. (Éx 12:9; 29:13; Sl 5:9.) Se refiere a lo que está “dentro”, y suele usarse con sentido adverbial para significar “dentro; en medio de”. (Gé 25:22; Dt 17:20.)
Otro término hebreo que se refiere a los órganos internos es me·`éh. Siempre aparece en plural (me·`ím) y se usa para “intestinos” en 2 Samuel 20:10 y 2 Crónicas 21:15, 18, 19. Esta palabra puede significar las “entrañas” de una criatura, como en el relato del gran pez que se tragó a Jonás, donde aparece dos veces y se usa en paralelo con el “vientre” de aquel gran pez. (Jon 1:17; 2:1, 2.) También puede referirse al aparato reproductor humano. (Gé 15:4; Rut 1:11.) Debido a la clara relación entre las emociones y los órganos internos, se consideraba a los intestinos o entrañas el asiento de las emociones más profundas. (Compárese con Isa 63:15; Jer 4:19; 31:20.)
Los intestinos asimilan el alimento físico. Este hecho se usó como metáfora para representar la asimilación mental o espiritual cuando se le dijo a Ezequiel en visión que se comiese un rollo y llenara sus entrañas (heb. me·`ím) de él. Ezequiel adquiriría fuerza espiritual al meditar en las palabras escritas en el rollo y retenerlas en su memoria. De este modo se le alimentó espiritualmente y se le proveyó un mensaje que debía transmitir. (Eze 3:1-6; compárese con Apo 10:8-10.)
En las Escrituras Griegas Cristianas la palabra splág·kjna, que significa literalmente “entrañas; intestinos”, se usa una vez con referencia a los intestinos literales. (Hch 1:18.) En otros pasajes se emplea como metáfora con el sentido de “tiernos cariños” y “tiernas compasiones”. (2Co 6:12; Flp 1:8; 2:1; Col 3:12; 1Jn 3:17.)
Parte inferior y central de la espalda. Para referirse a esta parte, la Biblia utiliza las palabras hebreas jala·tsá·yim (lomos) y moth·ná·yim (caderas). (Isa 5:27; 2Re 4:29.) Cuando se dice que Juan el Bautista llevaba un cinturón de cuero alrededor de sus lomos, la palabra griega o·sfys se usa en sentido literal. (Mt 3:4.)
La palabra “lomos” en hebreo designa también la parte del cuerpo donde están los órganos reproductivos; por esa razón se dice que la prole ‘sale de los lomos’. (Gé 35:11; 1Re 8:19; Hch 2:30.) Cuando Pablo mostró que el sacerdocio de Jesús a la manera de Melquisedec era superior al de Aarón, su argumento se basó en que Leví, el antepasado de Aarón, estaba en los lomos de Abrahán, y en ese sentido podría decirse que pagó diezmos a Melquisedec. (Heb 7:5-10; Gé 14:18-20.) Pablo utilizó un razonamiento similar en Romanos 7:9, cuando dijo: “Yo [Pablo, que era judío, mientras estuvo en los lomos de sus antepasados antes de que la Ley fuera dada] estaba vivo en otro tiempo aparte de ley; mas cuando llegó el mandamiento, el pecado revivió, pero yo morí”.
“Ceñirse los lomos” significaba recoger los extremos de las vestiduras en una faja para facilitar la actividad física, y la expresión llegó a utilizarse con referencia a prepararse para una intensa actividad mental o espiritual, y en algunas ocasiones, para comunicar la idea de fortalecer. (Lu 12:35; compárese con 1Pe 1:13, “Fortifiquen su mente [literalmente, “cíñanse los lomos de su mente”] para actividad”.) ★Posturas y Ademanes - [“Ceñirse los lomos”]
En Efesios 6:14 se dice a los cristianos que tengan sus “lomos ceñidos con la verdad”, es decir, que estén fortalecidos con la Palabra de verdad de Dios como sostén imprescindible, del mismo modo que es necesario ceñir con fuerza los lomos físicos como protección para no lesionarse al hacer un gran esfuerzo físico.
Jehová predijo el dolor y la angustia de Jerusalén mediante la siguiente comparación: “Todo hombre físicamente capacitado con las manos sobre los lomos como una mujer que está dando a luz”. (Jer 30:6.)
Por otra parte, la palabra hebrea ké·sel (lomos) se emplea varias veces en Levítico 3:4-15 con relación a los sacrificios de comunión, así como en Job 15:27 y Salmo 38:7. Otras versiones (DK, Mod, Val) la traducen por “ijares”, “ijadas” y “lomos”.
Órgano en forma de bolsa que constituye una parte del aparato digestivo de los seres humanos y animales. En algunos animales el estómago tiene cuatro compartimientos. Bajo la Ley, la persona que hacía una ofrenda tenía que dar el estómago (heb. qe·váh) de la víctima al sacerdote. (Dt 18:3.) En las Escrituras Griegas Cristianas el apóstol Pablo recomendó a Timoteo que bebiera un poco de vino a causa de su estómago (gr. stó·ma·kjos). (1Ti 5:23.)
Parece ser que en algunas ocasiones las palabras hebreas que se traducen “vientre” y “entrañas” incluyen también el estómago. (Pr 13:25; Jon 1:17.) Lo mismo ocurre con el uso de la palabra “vientre” en las Escrituras Griegas Cristianas, como, por ejemplo, en Romanos 16:18 y 1 Corintios 6:13. (Véase VIENTRE.)
Parte superior de la cara. Una expresión hebrea traducida “frente” (Dt 14:1) y la palabra griega (mé·tö·pon) de igual traducción tienen el sentido literal de “entre los ojos”. Como la frente es una parte muy visible de la persona, era el lugar en donde se marcaba en tiempos pasados a los esclavos para que todos pudieran ver a qué amo pertenecían. Asimismo, a los devotos de ciertos dioses paganos se les marcaba de manera similar. Aun hoy día algunos siguen la costumbre de hacerse marcas de signo religioso en la frente, de modo que todos puedan ver su devoción por sus creencias religiosas.
La marca en la frente. Llevar una marca en la “frente” también se usa en la Biblia en sentido figurado para indicar que alguien es esclavo del Dios verdadero o de otro dios. En Apocalipsis 7:2-4 se hace referencia al hecho de que los ángeles sellan a 144.000 personas en la frente. (Véase SELLO.) En otra parte de la visión de Revelación se representa a los 144.000 con el nombre del Cordero, Jesucristo, y el de su Padre escrito en sus frentes. Puesto que son la Novia del Cordero, apropiadamente llevan su nombre. (Apo 14:1; 22:3, 4.) Ya que el idioma hebreo se menciona dos veces en el libro de Revelación (9:11; 16:16) y el apóstol Juan era hebreo, bien puede darse el caso de que lo escrito en las frentes de los 144.000 que los identifica como siervos y testigos de Jehová haya sido el sagrado Tetragrámaton.
De acuerdo con la descripción de Ezequiel 9:3-6, se marca en la frente a una clase de personas para que pueda ser protegida de la destrucción causada por las fuerzas ejecutoras de Dios, si bien en este caso la marca no la hace un ángel ni se lleva a cabo con un “sello”, sino que la efectúa un hombre con un “tintero de secretario”. Estas personas, a las que se representa “suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que se están haciendo”, son identificadas por la “marca” como esclavos y adoradores de Jehová, demostrándolo ante todos por sus hechos, su modo de vivir y su personalidad, como si estuviera escrito ‘en sus frentes’.
A los esclavos de la “bestia salvaje” política mundial (véase BESTIAS SIMBÓLICAS - [La bestia salvaje de siete cabezas que sale del mar]) se les marca con una señal simbólica en la frente o en la mano derecha, incluso contra su voluntad, como se indica en Apocalipsis 13:16, 17. A los que llevan esta marca se les identifica como enemigos de Dios, y tendrán que recibir toda su cólera. (Apo 14:9-11; véase MARCA.)
Sumo sacerdote de Israel. El turbante del sumo sacerdote de Israel tenía en la parte que quedaba sobre su frente una lámina de oro —“la santa señal de dedicación”—, sobre la que estaba inscrita “con los grabados de un sello” la expresión: “La santidad pertenece a Jehová”. (Éx 28:36-38; 39:30.) Ya que el sumo sacerdote era el representante principal de la adoración a Jehová, se esperaba que mantuviese santo el puesto que ocupaba. Por otra parte, la inscripción que llevaba sobre la frente le recordaría a todo Israel que a Jehová siempre se le habría de servir en santidad. Esta imagen del sumo sacerdote sería también una representación apropiada del gran sumo sacerdote, Jesucristo, y del hecho de que este gran sumo sacerdote haya sido dedicado por Dios a un servicio sacerdotal que sostendría la santidad divina. (Heb 7:26.)
Babilonia la Grande. En contraposición, lo que la simbólica gran ramera lleva sobre su frente es el nombre “Babilonia la Grande”. Desde el remoto pasado, la antigua Babilonia ha representado todo aquello que es inmundo y que está en oposición a Dios. (Apo 17:1-6; véase BABILONIA LA GRANDE.)
Otros usos del término. Otro uso figurado de la palabra “frente” se encuentra en Isaías 48:4, donde Jehová declaró que la frente de Israel era de cobre debido a su grado de terquedad y rebeldía. Por la misma razón tambien en Ezequiel 3:4-9 Jehová califica a la casa de Israel de Cabezas duras, “Fuertes de [la] frente”. En Jeremías 3:3, se compara en términos metafóricos la descarada y desvergonzada apostasía de Jerusalén a la “frente de una esposa que comete prostitución”; y en Ezequiel 3:7-9, Dios le dijo a Ezequiel —cuando profetizaba a los israelitas, duros de cabeza (literalmente, “fuertes de frente”) y de corazón— que Él le había hecho su frente “como un diamante”, lo que quería decir que le había dado resolución, determinación y denuedo para presentarles el mensaje de Dios.
Por último, cuando el rey Uzías, en un gesto de soberbia, usurpó las atribuciones sacerdotales, intentando ofrecer incienso en el templo de Jehová sobre el altar de incienso, su pecado se hizo inmediatamente manifiesto mediante el fulminante juicio de Jehová, que le marcó de lepra en la frente. (2Cr 26:16, 19, 20.)
Órgano glandular de los animales vertebrados y del hombre que segrega la bilis y realiza importantes funciones en el organismo; la principal es almacenar los hidratos de carbono. El término hebreo para hígado (ka·védh) proviene de una raíz que significa “ser pesado”. La mayor parte de las veces que se usa el término “hígado” en las Escrituras Hebreas es con referencia a los animales que los israelitas sacrificaban. (Éx 29:22; Le 3:4, 10, 15; 4:9.) Sobre el altar se hacía humear el “apéndice que está sobre el hígado”. (Éx 29:13.) La obra Commentary on the Old Testament describe ese apéndice de la siguiente manera: “La membrana que recubre el hígado y el estómago, [...] que comienza en la división entre los lóbulos derecho e izquierdo del hígado, se extiende por un lado envolviendo el estómago y por el otro llega hasta la zona de los riñones. [...] Esta membrana más pequeña es delicada, y aunque no contiene tanta acumulación de grasa como la membrana más grande, todavía puede considerarse como parte de las porciones grasas” (de C. F. Keil y F. Delitzsch, 1973, vol. 1, “The Third Book of Moses”, pág. 300). En el comentario de Rashi sobre Levítico 3:4 se define como “la pared (membrana) protectora que cubre el hígado”. (Pentateuch With Targum Onkelos, Haphtaroth and Rashi’s Commentary, traducción al inglés de M. Rosenbaum y A. Silbermann.)
El relato del rey Salomón sobre el joven inexperto que sucumbe ante la tentación de la mujer inmoral concluye diciendo: “De repente él va tras ella, [...] hasta que una flecha le abre el hígado, [...] y él no ha sabido que en ello está envuelta su misma alma”. (Pr 7:21-23.) Esta es una descripción muy apropiada, pues la medicina ha descubierto que en los estados avanzados de sífilis (como en el caso de muchas otras enfermedades), diferentes organismos bacterianos se apoderan del hígado. El microorganismo (gonococo) responsable de la gonorrea, otra enfermedad de transmisión sexual, también causa en ocasiones graves inflamaciones del hígado que pueden producir la muerte. El hígado desempeña un papel fundamental en la vida, por lo que se hace referencia a él en lenguaje figurado en un contexto de profundo pesar. (Lam 2:11.)
El examinar el hígado en búsqueda de agüeros se basaba en la creencia de que toda la vitalidad, emoción y afecto se concentraban en este órgano. La sexta parte de la sangre del hombre se encuentra en el hígado. Las variaciones de sus lóbulos, canales, apéndices, venas, arrugas y marcas se interpretaban como señales o agüeros de parte de los dioses. Se ha encontrado una gran cantidad de modelos de barro de hígados, los más antiguos de los cuales son de Babilonia, que contienen agüeros y textos en escritura cuneiforme que usaban los adivinos. Los antiguos sacerdotes asirios se llamaban baru, que significa “inspector” o “el que ve” debido a la prominencia que tenía la inspección de hígados en su religión de sortilegio. (w70 758)
Cuando el rey Nabucodonosor de Babilonia buscaba guía para sus maniobras militares, “[miró] en el hígado” como una forma de adivinación. (Eze 21:21; véase ADIVINACIÓN.)
Parte superior y lateral del tronco del hombre, de donde nace el brazo.
Antiguamente, como en la actualidad, se acostumbraba a llevar cargas sobre los hombros. (Gé 21:14; Éx 12:34.) El arca del pacto no se debía llevar sobre un carro, sino sobre los hombros de los levitas. (1Cr 15:15; Jos 3:14, 15; 2Sa 6:3, 6-9, 13.) Hablar de una carga pesada sobre los hombros podía querer decir opresión o esclavitud. (Sl 81:5, 6; Isa 10:27; 14:25; Mt 23:4.) Se predijo que la tribu de Isacar “[doblaría] su hombro para llevar cargas”. (Gé 49:14, 15.) Un examen de la historia de Israel revela que esta tribu estaba dispuesta a aceptar responsabilidades y hacer trabajo duro. De ella salieron muchos combatientes valerosos para el juez Barac, y, más tarde, el propio juez Tolá; además, en el tiempo de David, esta tribu dio muchos hombres sabios y valientes. (Jue 5:13, 15; 10:1, 2; 1Cr 7:1-5; 12:23, 32.)
Se decía que la autoridad o responsabilidad de una persona descansaba sobre sus hombros. La profecía de Isaías predijo que el gobierno principesco llegaría a estar sobre el hombro de Jesucristo. (Isa 9:6.) Isaías le dijo al infiel Sebná que Eliaquim ocuparía su lugar como mayordomo sobre la casa del rey, y Dios pondría “la llave de la casa de David” sobre su hombro. Como en tales casos una llave representaba responsabilidad y autoridad, esta profecía tal vez tiene que ver con el hecho de que Cristo reciba la autoridad del Reino, tal como se representó en el pacto davídico. (Isa 22:15, 20-22; Lu 1:31-33; compárese también con Apo 3:7.) Es de interés notar también que el pectoral de juicio colgaba de las hombreras de las prendas de vestir del sumo sacerdote, lo que debía representar ciertas responsabilidades que habían de descansar sobre los hombros del gran Sumo Sacerdote, Jesucristo. (Éx 28:6, 7, 12, 22-28; véase SUMO SACERDOTE.)
Después de bendecir a Efraín y Manasés, los hijos de José, Jacob le dijo a él: “Te doy yo una porción saliente [“lit., un hombro”; BAS, nota] de tierra más que a tus hermanos”, designando así a José como el que poseía los derechos de primogénito. (Gé 48:22; compárese con Dt 21:17; 1Cr 5:1, 2.) Cuando Moisés bendijo a los hijos de Israel, dijo de Benjamín: “Que el amado de Jehová resida en seguridad junto a él, [...] y tiene que residir entre sus hombros [“colinas”; SA; Str, nota]”. (Dt 33:12.) Estas palabras parecen referirse al hecho de que los reyes del linaje de David tendrían su sede de gobierno en el territorio de Benjamín. La misma palabra hebrea que se usa aquí para ‘hombro’ se traduce “ladera” en Josué 15:8 (BAS; Val, 1989; NM), al hablar de una ladera de la colina sobre la que estaba Jerusalén. (Véanse otros ejemplos en Éx 27:14, 15; Nú 34:11; Jos 15:10; 1Re 6:8; Eze 25:9.)
‘Dar un hombro terco’ significa resistirse al consejo y la ley de Dios (Ne 9:29; Zac 7:11), mientras que servir “hombro a hombro” indica unidad de acción. (Sof 3:9.)
Piezas duras formadas de tejido orgánico que constituyen la resistente estructura de los cuerpos de los vertebrados. Un esqueleto de más de doscientos huesos y los tendones que los conectan entre sí se ‘entretejen’ en el cuerpo del hombre, y hacen de él algo demasiado complicado como para que los científicos lo comprendan a cabalidad. (Job 10:11; Ec 11:5.) La materia ósea es más resistente que el acero, y la construcción de los huesos es comparable a la del hormigón armado. Al describir a Behemot, Jehová dijo: “Sus huesos son tubos de cobre; sus huesos fuertes son como varas de hierro forjado”. (Job 40:15, 18.) La descripción encaja con el hipopótamo, pues los huesos de sus piernas, cortas y fuertes, y sus robustas caderas, soportan el enorme peso de 2.300 a 3.600 Kg.
La palabra hebrea común para “hueso” es `é·tsem (Gé 2:23); un sinónimo es gué·rem. (Pr 25:15.) El término griego común es o·sté·on. (Jn 19:36.)
No debe extrañarnos que a Eva, la primera mujer, se la formase de una costilla tomada de Adán, pues los huesos son el fundamento del cuerpo, están hechos de células vivas y son los productores de las células de la sangre. Adán pudo decir de Eva con toda razón: “Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne”. Era el familiar más cercano que podía tener. (Gé 2:22, 23.) En las Escrituras se emplea varias veces alguna expresión semejante para denotar un parentesco estrecho. (Gé 29:14; Jue 9:2; 2Sa 5:1; 19:12; 1Cr 11:1.)
Testimonios que fortalecen la fe. José sabía que pasaría tiempo antes de que Dios sacase a Israel de Egipto y lo estableciera en Canaán. Como muestra de su fe y como testimonio a Israel, mandó que, cuando el pueblo saliese, ‘subieran sus huesos de allí’. (Gé 50:25; Heb 11:22.) Israel tuvo presente este mandato y Moisés lo llevó a cabo cuando hizo subir a Israel de Egipto. (Éx 13:19.) Por fin los huesos de José fueron enterrados en Siquem, en el terreno que Jacob había comprado. (Jos 24:32.)
Un milagro que aconteció con relación a Eliseo (después de muerto) fue la inmediata resurrección de un hombre cuyo cuerpo muerto fue arrojado en la sepultura de Eliseo y tocó sus huesos. Este milagro sirvió para probar que Eliseo no ejecutó milagros por su propio poder, sino gracias al de Dios. Además, fue un claro testimonio o sello divino por parte de Dios, quien demostró que el fiel Eliseo había sido un profeta verdadero. (2Re 13:20, 21.)
Jesús se apareció a algunos de sus discípulos después de su resurrección, pero ellos pensaban que estaban viendo a un espíritu. Para tranquilizarlos les dijo: “Pálpenme y vean, porque un espíritu no tiene carne y huesos así como contemplan que yo tengo”. (Lu 24:39.) Hay quien ha interpretado que el que Jesús no dijera que era de carne y sangre significaba que tenía un cuerpo “espiritualizado” de carne y huesos, pero sin sangre. Este argumento no tiene ninguna base, pues los discípulos podían ver y palpar que Jesús tenía carne y huesos, pero no podían hacer lo mismo con su sangre; por esta razón, no fue necesario mencionarla. Jesús indicó así por boca de once de los apóstoles y de otros que estaban reunidos con ellos en aquella ocasión que verdaderamente había resucitado y que los discípulos no estaban sufriendo ninguna alucinación cuando declaraban que estaba vivo de nuevo.
Inmundicia. Bajo la Ley dada por medio de Moisés, a la persona que tocaba un cadáver o un hueso de un hombre o una sepultura se la consideraba religiosamente ‘inmunda’ por siete días. (Nú 19:16.) El rey Josías combatió la adoración falsa llenando de huesos humanos los lugares de los postes sagrados de adoración pagana y quemando sobre los altares los huesos de las sepulturas. (2Re 23:14, 16, 19; 2Cr 34:5.)
Uso figurado. En las referencias bíblicas a los huesos y la médula, se subraya su importancia en relación con la salud física de la persona y, en sentido figurado y simbólico, en relación con su salud espiritual. Los huesos constituyen la estructura interior del cuerpo, y por eso en la Biblia se les usa metafóricamente para representar a la persona misma, en relación con sus sentimientos y emociones más profundos. Se dice, pues, que los huesos de una persona atemorizada están ‘llenos de pavor’. (Job 4:14.) Los huesos pueden estremecerse debido a abatimiento extremo, o ‘ponerse calientes de sequedad’ debido a una enfermedad. (Jer 23:9; Job 30:30.) El temor de Jehová es ‘un refrigerio a los huesos’. (Pr 3:8.) Se dice que “un informe que es bueno engorda los huesos”, o los llena de médula, es decir, da vigor a todo el cuerpo. (Pr 15:30.) “Los dichos agradables son [...] una curación a los huesos.” (Pr 16:24.) Por otra parte, las emociones negativas pueden tener un efecto dañino en el organismo. “Un espíritu que está herido seca los huesos.” (Pr 17:22.) Se dice que una esposa que actúa vergonzosamente es ‘como podredumbre en los huesos’ de su esposo. (Pr 12:4.) Abrigar celos de otros puede ser destructivo, tanto en sentido espiritual como físico: “Los celos son podredumbre a los huesos”. (Pr 14:30.)
Debido a la fortaleza de los huesos, Proverbios 25:15 dice concerniente al poder que tienen la paciencia y las palabras amables para vencer la oposición rígida y firme: “Por paciencia se induce a un comandante, y una lengua apacible misma puede quebrar un hueso”.
Uso profético. En la institución de la Pascua, Jehová mandó que el cordero (o la cabra) se asara entero, y “no deben quebrarle hueso alguno”. (Éx 12:46.) Esto se cumplió en Jesucristo, “el Cordero de Dios”, que es el sacrificio pascual antitípico. (Jn 1:29; 1Co 5:7.) Jesús murió en el madero de tormento. Los soldados fueron a romper las piernas de los que habían sido fijados en maderos aquel día, como acostumbraban a hacer para acelerar la muerte. A los dos malhechores les rompieron las piernas, pero como vieron que Jesús ya había muerto, no le hicieron lo mismo a él, aunque uno de los soldados le punzó el costado con una lanza. (Jn 19:31-36; Sl 34:20.)
Estando Ezequiel en Babilonia, Jehová le dio una visión en la que asemejó a Israel a muchos huesos secos que yacían en un valle. En la visión, Ezequiel profetizó a los huesos, y estos milagrosamente se juntaron y se cubrieron de carne. Luego profetizó al viento, y empezó a entrar aliento en sus cuerpos y se ‘plantaron sobre sus pies’ como una gran fuerza militar. Jehová explicó la visión aplicándola a Israel, cuyos habitantes, por haber sido engullidos en el cautiverio babilonio, eran como personas cuya “esperanza [había] perecido”. (Eze 37:1-11.) De manera similar, Jeremías asemejó al rey de Asiria (que tomó en cautiverio al reino de diez tribus) y a Nabucodonosor, el rey de Babilonia (que hizo lo mismo con Judá), a leones que devoran al pueblo de Dios y roen sus huesos. (Jer 50:17.) Dios lo permitió debido a la apostasía de Israel. Pero Jehová iba a recordarlos y poner en ellos su espíritu, que los restablecería y revivificaría, y los llevaría de regreso para que se establecieran en la Tierra Prometida. (Eze 37:12-14.)
Una vez que Jehová destruya a Gog y a sus hordas cuando estos ataquen a su pueblo, se instituirá un “empleo continuo” durante “siete meses”, que consistirá en marcar el lugar de los huesos de la muchedumbre de Gog y enterrarlos, con el fin de limpiar la superficie de la Tierra de toda inmundicia y profanación. (Eze 39:14-16.)
Jehová menciona la médula ósea al describir figurativamente las magníficas bendiciones que derramará sobre su pueblo cuando acabe con la muerte, diciendo que hará para él un banquete de “platos con mucho aceite, llenos de médula”. (Isa 25:6.)
Por ser parte de la boca y tener mucho que ver con la pronunciación de las palabras, el término “labio” (heb. sa·fáh; gr. kjéi·los) se usa de manera figurada con referencia al habla o lengua (Pr 14:3; 1Co 14:21), y de vez en cuando se utiliza en paralelo con “lengua” (Sl 34:13; Pr 12:19) y “boca”. (Sl 66:14; Pr 18:7.) Antes de la confusión de las lenguas en Babel, “toda la tierra continuaba siendo de un solo lenguaje [literalmente, “labio”] y de un solo conjunto de palabras”. (Gé 11:1, 6-9; el mismo uso se le da en Sl 81:5; Isa 19:18.) Dios prometió por medio del profeta Sofonías dar a los pueblos “el cambio a un lenguaje [labio] puro”, para que de esta manera alaben unidamente a Jehová y sus justos propósitos mediante Cristo Jesús. (Sof 3:9; compárese con Pr 12:19.)
Los labios no son un indicador seguro de lo que hay en el corazón, ya que con ellos se puede hablar de manera hipócrita. (Mt 15:8.) Sin embargo, no pueden esconder de Dios la verdadera condición del corazón (Heb 4:13), y finalmente revelarán lo que hay en él. (Pr 26:23-26; Mt 12:34.)
Moisés quería excusarse de hablar ante Faraón porque era “incircunciso de labios”; era como si sus labios estuvieran recubiertos por un prepucio y por ello fuesen demasiado largos y gruesos para hablar con facilidad. Puede que Moisés haya tenido algún tipo de impedimento en el habla. (Éx 6:12, 30.) Cuando Jehová llamó a Isaías, el deseo de este era servir, pero se lamentó de haber visto en visión a Jehová, puesto que era un hombre inmundo de labios y no se consideraba digno de llevar el mensaje limpio de Dios. Luego Jehová hizo que los labios de Isaías quedaran limpios. (Isa 6:5-7; compárese con Jn 15:3; Isa 52:11; 2Co 6:17.)
La profecía de Oseas animó a Israel a ofrecer a Jehová los “toros jóvenes” de sus labios, que representaban sacrificios de alabanza sincera. (Os 14:2.) El escritor cristiano del libro de Hebreos alude a esta profecía al exhortar a los compañeros creyentes a ofrecer a Dios un “sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre”. (Heb 13:15.)
De manera figurada, un “labio meloso” significa habla engañosa. (Sl 12:2, 3.) Tales labios, así como los que son duros o mentirosos, pueden ser dañinos, pueden herir profundamente, como si de una espada se tratase, o envenenar como una víbora. (Sl 59:7; 140:3; Ro 3:13.) Una persona que “abre con anchura sus labios” es una que habla sin pensar o de manera imprudente. (Pr 13:3.) Esa acción le puede llevar a la ruina, pues Dios hace responsable a cada uno de sus palabras. (Dt 23:23; Nú 30:6-8; Pr 12:13; compárense con Job 2:10; Mt 12:36, 37.)
Órgano muscular que desempeña un papel básico en el sentido del gusto, así como en el habla. Lo que comúnmente llamamos gusto es el resultado de las reacciones de las papilas gustativas junto con el aroma detectado por el sentido del olfato. Por otra parte, la lengua es un órgano necesario para el habla, pues sus rápidos y precisos movimientos permiten la articulación de las palabras. (Véase BOCA - [El paladar].)
En la Biblia, el término “lengua” suele tener el sentido de idioma (Gé 10:5; Dt 28:49; Isa 28:11; Hch 2:4; 19:6; 1Co 12:10; véase LENGUAJE), y a veces se refiere a un pueblo que habla cierto idioma. (Isa 66:18; Apo 5:9; 7:9; 13:7.)
Santiago, el medio hermano de Jesús, describe de manera vívida el poder de la lengua y la necesidad de que el cristiano tenga mucho cuidado en darle el debido uso. Señala que el no refrenar la lengua puede hacer que la adoración del cristiano sea inútil. (Snt 1:26.) Compara la lengua con un fuego que puede destruir un bosque. Sobre una lengua desenfrenada pueden influir muchas fuerzas destructivas, lo que ocasionaría tanta injusticia que contaminaría toda la vida de la persona. Puede ser venenosa para uno mismo y para otros. No se la puede domar por esfuerzo propio, y no hay humano imperfecto alguno que pueda considerarse completamente exento de ‘tropezar en palabra’. (Snt 3:2-8.) Pero para el cristiano no es imposible domar este órgano indisciplinado de la carne humana imperfecta, puesto que por la bondad inmerecida de Jehová por medio de Cristo se puede “refrenar” la lengua y hasta rehacer la personalidad. (Snt 3:10-18; 1Pe 3:10; Col 3:9, 10; compárese con Sl 34:13; 39:1.)
En armonía con la descripción que hace Santiago de la lengua, el escritor de Proverbios dice que la calma de la lengua puede ser un “árbol de vida”, o, por el contrario, un “torcimiento en ella” puede significar “un quebrantamiento del espíritu”; también dice que ‘la muerte y la vida están en su poder’. (Pr 15:4; 18:21.) “Una lengua apacible misma puede quebrar un hueso”, en el sentido de que una persona que sea dura como un hueso puede ser ablandada por medio de una respuesta apacible, y así quebrar su dureza y oposición. (Pr 25:15.) De hecho, la lengua puede curar de manera espiritual si habla las palabras de Dios. (Pr 12:18.) “De Jehová procede la respuesta de la lengua”, puesto que solo Él puede proveer palabras espiritualmente correctas que resulten en curación. (Pr 16:1.) Las Escrituras predijeron la curación espiritual que produciría el ministerio de Jesús a medida que hablara las palabras de Dios, ‘vendando a los quebrantados de corazón’. (Isa 61:1.)
Jehová subraya cómo considera la maldad de la lengua falsa al incluirla entre las siete cosas que odia y colocarla junto con “manos que derraman sangre inocente”. (Pr 6:16-19.) David dice que los inicuos que tratan de destruir a los siervos de Dios tienen una ‘lengua aguzada precisamente como una espada’, pero señala que “su lengua está en contra de ellos mismos”, ya que Dios se encargará de que se hieran a sí mismos. (Sl 64:3, 7, 8.) Jehová promete a su pueblo: “Sea cual sea la lengua que se levante contra ti en el juicio, la condenarás”. (Isa 54:17.) Estas palabras son muy consoladoras para los siervos de Dios, quienes se adhieren a Su ley a pesar de que los que son considerados sabios en el mundo hablen grandes cosas y digan: “Con nuestra lengua prevaleceremos”. (Sl 12:3-5.) Aunque ellos ‘sigan sacando la lengua’ y golpeando con la lengua (Isa 57:4; Jer 18:18), su fracaso es seguro. (Pr 10:31.)
Jehová prometió hacer que la lengua que anteriormente tartamudeaba fuese “rápida en hablar cosas claras”, y que las lenguas mudas ‘clamasen con alegría’. (Isa 32:4; 35:6.) Cuando Jesús estuvo en la Tierra, curó literalmente a mudos, es decir, personas que tenían algún impedimento en el habla. (Mr 7:33-37.) Llegará el tiempo en que toda lengua hablará con rectitud, puesto que Jehová declara que toda lengua le jurará a Él. El apóstol Pablo revela que esto se hará por medio de Jesucristo, pues dice: “Reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios el Padre”. (Flp 2:11; Isa 45:23; Ro 14:11.)
Jehová dice simbólicamente de sí mismo que tiene una lengua que usará en su cólera “como un fuego devorador”. (Isa 30:27.) Cuando en el Pentecostés Jesucristo derramó espíritu santo sobre unos 120 discípulos que se habían reunido en una habitación en Jerusalén, ese espíritu se hizo manifiesto de modo audible cuando hablaron en diferentes lenguas, y también visiblemente por medio de una lengua como de fuego que se posó sobre cada uno de ellos. (Hch 2:3, 4.)
¿Cómo dices?
Cuenta una anécdota árabe que en una ocasión, un sultán soñó que había perdido todos los dientes.
Después de despertar, mandó a llamar a un adivino para que interpretase su sueño.
Mas tarde ordenó que le trajesen un segundo adivino al que también le contó lo que había soñado.
Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: -Recuerda bien amigo mío – respondió el segundo adivino – que todo depende de la forma en el decir, uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas, de la presentación depende todo.
La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado. |
Fuente agridulce
El padre se sentó a cenar con su familia. Como de costumbre, antes de comenzaran a comer, el hombre hizo una oración, agradeciendo a Dios por el alimento, las manos que prepararon la cena y todas las bendiciones que Dios les dió ese día. Durante la cena, sin embargo, él se quejó por lo duro que estaba el pan, el amargor del café y por un poco de moho que encontró en una punta del pedazo de queso.
Su hija la preguntó:
Luego ella le inquirió:
El hombre le respondió:
Ella pensó por un momento y luego argumentó: Dios escucha todo lo que decimos durante el día, no solo esas palabras que están dirigidas a Él formalmente. Además, Jehová lee los corazones, no los labios (Snt 3:10-12). Un medico hábil es capaz de diagnosticar la salud de un paciente tan solo por una mirada a la lengua, se podría afirmar también, que el uso que le damos a nuestra lengua al hablar, dilata mucho de nuestra salud espiritual y mental, así como de nuestra calidad y duración de vida (1Pe 3:10.) Es curioso que cuando Jehová mando su espíritu en el Pentecostés del 33 E.C. lo hiciera en forma de lenguas como de fuego, quizás para simbolizar el gran poder que reside en la lengua (Pr 18:21; Col 4:6; Ef 4:29; Snt 3:2-5) |
1. ¿Qué influencia tiene la lengua en nuestra adoración a Dios?
2. ¿Qué poder tiene la lengua?
3. ¿Qué podemos aprender del excelente ejemplo de Jesús al usar la lengua?
4. ¿Qué palabras nunca deberían salir de nuestra boca, y por qué?
5. ¿Qué nos ayudará a refrenar este órgano tan difícil de controlar?
6. No “De lengua doble”
1. ¿Qué influencia tiene la lengua en nuestra adoración a Dios? Nuestras palabras dicen mucho de nosotros. Santiago, medio hermano de Jesús, reconoció la influencia que la lengua tiene en nuestra adoración. Él escribió: “Si a un hombre le parece que es adorador formal, y con todo no refrena su lengua, sino que sigue engañando su propio corazón, la forma de adoración de este hombre es vana” (Sant. 1:26). Al oírnos hablar, los demás miembros de la congregación pueden ver cuánto hemos progresado espiritualmente. Por eso, en vez de rebajarse haciendo comentarios negativos, críticos o dañinos, el cristiano maduro se esfuerza por edificar, consolar y animar a su prójimo (Pro. 12:18; Efe. 4:29; 1 Tim. 6:3-5, 20). Algo que también muestra la firmeza de nuestra devoción a Dios es que estemos siempre dispuestos a hablar a favor de las elevadas normas divinas y expresar nuestro deseo de seguirlas (Rom. 1:15, 16). Si así lo hacemos, las personas de buen corazón que nos observen se sentirán más inclinadas a seguir nuestro ejemplo (Fili. 4:8, 9).
2. ¿Qué poder tiene la lengua? La lengua, tiene poder tanto para hacer daño como para curar. “Muerte y vida están en el poder de la lengua”, advierte Salomón (Proverbios 18:21). Los resultados de la breve conversación que Satanás mantuvo con Eva muestran cuánto daño pueden hacer las palabras (Génesis 3:1-5; Santiago 3:5). Nosotros también podemos hacer mucho daño con la lengua. Unas observaciones inoportunas sobre el peso de una joven pueden conducirla por el camino de la anorexia. Una repetición irreflexiva de alguna calumnia puede arruinar una amistad de toda la vida. Sí, hay que controlar la lengua.
Sin embargo, la lengua no solo puede derribar , sino también edificar. El proverbio bíblico dice: “Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada, pero la lengua de los sabios es una curación” (Proverbios 12:18). Los cristianos sabios se valen del poder de la lengua para consolar a los deprimidos y a los que están de duelo. Las palabras compasivas pueden animar a los adolescentes que luchan contra la presión de grupo negativa. Una lengua comprensiva puede hacer sentir a los hermanos mayores que aún se les necesita y ama. Las palabras amables pueden iluminar el día de los que se encuentran enfermos. Y, sobre todo, podemos emplear la lengua para comunicar el poderoso mensaje del Reino a todos los que quieran escucharlo. Proclamar la Palabra de Dios está dentro de nuestras posibilidades si ponemos en ella nuestro corazón. La Biblia dice: “No retengas el bien de aquellos a quienes se les debe, cuando sucede que está en el poder de tu mano hacerlo” (Proverbios 3:27).
3. ¿Qué podemos aprender del excelente ejemplo de Jesús al usar la lengua? Cada vez que sus apóstoles discutían acerca de quién era el más importante, Jesús les ayudaba a entender el valor de la humildad, y siempre lo hacía de forma paciente, pero firme (Mar. 9:33-37; Luc. 9:46-48; 22:24-27; Juan 13:14). Hoy día, los superintendentes cristianos también defienden la justicia con firmeza, pero no se portan como si fueran dueños del rebaño de Dios (Mar. 10:42-44). Se esfuerzan por imitar a Cristo siendo “bondadosos [...] [y] tiernamente compasivos” (Efe. 4:32). Es cierto que debemos ser sinceros con nuestros hermanos, pero si somos demasiado francos, podríamos ofenderlos. No queremos andar por ahí lastimando a los demás con comentarios humillantes o insultantes, como si nuestra lengua fuera una navaja afilada (Sal. 52:2; Pro. 12:18). Así honraremos a Dios y contribuiremos a la unidad de la congregación.
4. ¿Qué palabras nunca deberían salir de nuestra boca, y por qué? No es únicamente en el ministerio o en las conversaciones con los compañeros de trabajo donde hay que demostrar amabilidad y autodominio. También hemos de hacerlo en la congregación y en el hogar. Las explosiones de ira perjudican nuestra propia salud física, emocional y espiritual, así como la del prójimo (Pro. 18:7). Debemos pensar en las consecuencias de nuestras palabras y esforzarnos por controlar las emociones negativas que, como imperfectos que somos, todos tenemos. Nunca están justificados los insultos, las burlas, los desprecios y las actitudes coléricas (Col. 3:8; Sant. 1:20). No solo son un cáncer para las relaciones con el prójimo, sino también para nuestra amistad con Jehová. De hecho, Jesús hizo esta advertencia: “Todo el que continúe airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su hermano con una palabra execrable de desdén será responsable al Tribunal Supremo; mientras que quienquiera que diga: ‘¡Despreciable necio!’, estará expuesto al Gehena de fuego” (Mat. 5:22).
5. ¿Qué nos ayudará a refrenar este órgano tan difícil de controlar? Encontramos la clave en estas palabras que dirigió Jesús a los guías religiosos de su tiempo: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mat. 12:34). Por consiguiente, si queremos que la bondad amorosa nos guíe al hablar, tenemos que tenerla primero dentro del corazón. Aunque no es fácil demostrar bondad amorosa al hablar, la meditación y la oración nos ayudan a implantarla en nuestro interior. Un pasaje bíblico señala que Jehová es “abundante en bondad amorosa” (Éxo. 34:6). Y uno de los salmos dice que su “bondad amorosa [...] ha llenado la tierra” (Sal. 119:64). Además, en las Escrituras hay muchos relatos que ilustran cómo demostró Dios esta cualidad con sus siervos. Si sacamos tiempo para meditar en sus tratos, o acciones, crecerán en nosotros la gratitud y el deseo de imitar su ejemplo (Sal. 77:12).
6. No “De lengua doble” Al decir que los siervos ministeriales no deben ser “de lengua doble” o Lit.: “habla doble”, Pablo quiso decir que habían de ser francos y veraces, no chismosos, hipócritas ni engañosos, hombres “cuya palabra es confiable,” no tortuosa, diciendo una cosa a cierta persona y precisamente lo contrario a otra. (1 Tim. 3:8; Proverbios 3:32; Santiago 3:17.)
Extremidad del brazo. Tal como se usa en las Escrituras, el término “mano” a veces comprende la muñeca, como en Génesis 24:22, 30, 47 y Ezequiel 16:11, donde se dice que los brazaletes se llevan en las “manos”, y en Jueces 15:14, donde se habla de los grilletes que había en las “manos” de Sansón. En vista de que la mano aplica la fuerza del brazo y lo dirige, en muchos de los casos en que “mano” se usa en sentido figurado, se puede relacionar con la idea de fuerza aplicada. (Éx 7:4; 13:3; Dt 2:15; Lu 1:66.) Debido a la gran versatilidad de la mano, con la que se efectúan la mayoría de los trabajos, muchos textos de la Biblia la mencionan en sentido figurado para referirse a gran diversidad de acciones.
El término hebreo común para “mano” es yadh; la palabra kaf se traduce a veces “mano”, pero su significado literal es “palma”. (Job 22:30, nota.) El término griego usual para “mano” es kjeir.
Ademanes y su significado. Se hacían ademanes con las manos para expresar diversas cosas. Se alzaban en oración, por lo general con las palmas vueltas hacia el cielo en señal de súplica (2Cr 6:12; Ne 8:6); se alzaban en juramentos (Gé 14:22); se acercaban a la boca como una forma de saludo (Job 31:27); se aplaudía en señal de gozo (2Re 11:12) o se palmoteaba para expresar cólera o mofa (Nú 24:10; Job 27:23; Na 3:19); se agitaban como amenaza (Isa 10:32); se colocaban sobre la cabeza o sobre los lomos en señal de tristeza o aflicción (2Sa 13:19; Jer 30:5, 6), y se lavaban en agua para significar limpieza ceremonial, inocencia o descargo de responsabilidad. (Mt 15:1, 2; 27:24; contrástese con Sl 26:5, 6; 51:1, 2; véase POSTURAS Y ADEMANES.)
Usos figurados y simbólicos. La mano se usaba a veces para representar a la entera persona, como cuando David pidió alimento a Nabal: “Simplemente da, por favor, lo que halle tu mano a tus siervos”. (1Sa 25:8.) También se refería a la disposición o actividad general de una persona (Gé 16:12), o denotaba la responsabilidad de rendir cuenta de sus acciones. (Gé 9:5; Eze 3:18, 20.)
El que Moisés llenase las manos de los sacerdotes con sacrificios como parte de la ceremonia de su instalación simbolizaba que les equipaba, que ‘llenaba sus manos’ con autoridad y poder para que desempeñaran las labores del sacerdocio. (Le 8:25-27; véase Llenar las manos de poder.)
Jehová le aseguró a Jacob que su hijo José “[pondría] su mano sobre [sus] ojos”, es decir, le cerraría los ojos una vez que hubiese muerto. (Gé 46:4.) Normalmente este privilegio pertenecía al primogénito. Por lo tanto, con estas palabras no solo se le aseguró al envejecido patriarca Jacob que su querido hijo José permanecería cerca de él durante los restantes años de su vida, sino que además al parecer se predijo que el derecho de primogénito, que Rubén había perdido, sería de José.
Entre las acciones que Dios realiza de manera simbólica con su “mano” (es decir, su fuerza aplicada) están: crear (Sl 8:6; 102:25), destruir a sus enemigos (Isa 25:10, 11), liberar a su pueblo (Éx 7:4, 5), favorecer y proteger a los que lo buscan (Esd 8:22), proveer (Sl 104:28; 145:16) y ofrecer ayuda (Isa 11:11). Elihú declaró que los poderosos se van “no por mano alguna”, y la piedra del sueño profético de Nabucodonosor fue cortada de una montaña “no por manos”; en ambos casos se indica que la acción no se ha realizado debido al esfuerzo humano, sino debido al poder de Jehová. (Job 34:1, 20; Da 2:34, 44, 45.)
La expresión estar ‘en [o bajo] la mano de alguien’ significa estar bajo el poder o el dominio de esa persona (Gé 9:2; 41:35; Job 2:6; 1Pe 5:6; compárese con Gé 37:21); también puede significar: “a disposición tuya” o ‘al cuidado de alguien’. (Gé 16:6, compárese con Val; 42:37, compárese con NBE; Lu 23:46; Jn 10:28, 29.) “Con mano alzada” indica que se es vigoroso o victorioso (Éx 14:8); ‘fortalecer las manos’ significa dar poder o suministrar y equipar (Esd 1:6); ‘debilitar las manos’, desmoralizar (Jer 38:4); ‘poner la propia vida de uno en su mano o en la palma de su mano’, arriesgar la vida (1Sa 19:5; Job 13:14); se acostumbraba a ‘estrechar las manos’ cuando se hacía una promesa (Esd 10:19) o se salía fiador por alguien (Pr 6:1-3; 17:18; 22:26); ‘poner la mano en’ significa comenzar una empresa (Dt 15:10, DK); ‘poner las manos de uno en los bienes de otro’, robar o usar tales cosas de manera impropia (Éx 22:7, 8, 10, 11); ‘manos limpias’ significan inocencia (2Sa 22:21; compárese con Sl 24:3, 4); ‘manos llenas de sangre’, asesinato (Isa 1:15; 59:3, 7); ‘ponerse la mano sobre la boca’, permanecer callado (Jue 18:19); ‘dejar caer las manos’, estar desanimado (2Cr 15:7; véanse también Isa 35:3; Heb 12:12, 13), y ‘abrir la mano’, ser generoso (Dt 15:11).
“Un poco más de cruzar las manos para estar acostado” empobrece al perezoso. (Pr 6:9-11.) Se dice que está demasiado fatigado para sacar la mano del tazón del banquete y llevarla a la boca. (Pr 26:15.) El negligente “que trabaja con mano floja será persona de escasos recursos”, en tanto que la mano diligente se enriquecerá. (Pr 10:4.)
Otras expresiones idiomáticas hebreas relacionadas con la mano son: ‘poner tu mano con’, que significa cooperar con, estar de parte de (Éx 23:1; 1Sa 22:17); ‘por mano de’ denota bajo la guía de (Éx 38:21) o por medio de (Éx 4:13; Le 8:36; 10:11); ‘su mano no alcanza’ o ‘su mano no lo puede hallar’, no tiene suficientes medios (económicos) (Le 14:21); ‘lo que su mano alcanzare’, lo que sus recursos le permitan (Nú 6:21); ‘manos de una espada’, poder de una espada (Job 5:20); ‘mano de la lengua’, poder de la lengua (Pr 18:21); ‘vida de tu mano’, reavivar el poder (Isa 57:10), y ‘cerrar la mano’ a un hermano, es decir, ser tacaño y no estar dispuesto a ayudarle. (Dt 15:7, DK.)
Jehová dijo a los israelitas que deberían atar Sus palabras ‘como señal sobre su mano’ (Dt 6:6-8; 11:18) y también les dijo que había grabado a Sión sobre las palmas de Sus manos (Isa 49:14-16), lo que indicaba un recuerdo y atención constantes. Con un significado similar, Jehová les dice a los eunucos que guardan Su pacto que les dará en Su casa un “monumento” (o, lugar; literalmente, una “mano”). (Isa 56:4, 5.) En la Biblia se dice que los adoradores de Dios simbólicamente escribirían sobre sus manos las palabras “Perteneciente a Jehová”, lo que indicaría que eran Sus esclavos. (Isa 44:5.) De la misma manera, puesto que una persona por lo general trabaja para otros con sus manos, tener la “marca” de la “bestia salvaje” en la mano derecha simbolizaría que atiende, se entrega y apoya activamente a la “bestia salvaje” y a su “imagen”. (Apo 13:16, 17; 14:9, 10; 20:4.) ★No dejemos caer las manos - (2-9-2016-Pg.3)
Imposición de las manos.
Además de simplemente tocar con la mano, se imponían las manos sobre una persona u objeto con diversos propósitos. Sin embargo, el significado primario de ese acto era designar o indicar que una persona o cosa tenía reconocimiento o aceptación en un sentido especial. Durante la ceremonia de instalación del sacerdocio, Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del toro y de los dos carneros que tenían que ser sacrificados, lo que indicaba que reconocían que el sacrificio de estos animales se hacía por ellos y con motivo de su designación como sacerdotes de Jehová Dios. (Éx 29:10, 15, 19; Le 8:14, 18, 22.) Cuando Moisés nombró sucesor suyo a Josué por mandato divino, puso su mano sobre él, y este se llenó de “espíritu de sabiduría” para dirigir acertadamente a Israel. (Dt 34:9.) También se imponían las manos sobre las personas para bendecirlas. (Gé 48:14; Mr 10:16.) Jesucristo tocó o impuso sus manos sobre algunas de las personas que curó. (Mt 8:3; Mr 6:5; Lu 13:13.) En algunas ocasiones se otorgaba el don del espíritu santo mediante la imposición de las manos de los apóstoles. (Hch 8:14-20; 19:6.)
★¿Se refería al nombramiento de ancianos, “la imposición de manos”? - (15-9-2008-Pg.32)
★Manos - [Nombramientos para diferentes servicios.]
★Notas de Hechos 6:6
★Notas de Hechos 14:23
Nombramientos para diferentes servicios.
En la congregación cristiana, los hombres debidamente autorizados nombraron a cristianos maduros para que ocuparan puestos de responsabilidad mediante la imposición de las manos. (Hch 6:6; 1Ti 4:14.) Debido a la influencia que esos cristianos nombrados tendrían y al ejemplo que se esperaba de ellos, el apóstol Pablo amonestó a Timoteo: “Nunca impongas las manos apresuradamente a ningún hombre; ni seas partícipe de los pecados ajenos”. Estas palabras significaban que no debía nombrar a un hombre sin haber examinado detenidamente sus aptitudes, a fin de que no recayese sobre Timoteo parte de la culpa porque este hombre no cumpliese con sus obligaciones. (1Ti 5:22.)
★¿Se refería al nombramiento de ancianos, “la imposición de manos”? - (15-9-2008-Pg.32)
★Manos - [Imposición de las manos.]
★Notas de Hechos 6:6
★Notas de Hechos 14:23
La mano derecha. En sentido simbólico, la mano derecha se consideraba de gran importancia. José se disgustó cuando Jacob cruzó sus manos a fin de poner su mano derecha sobre Efraín, el hijo menor de José. Pero Jacob hizo esto a propósito para dar a Efraín la bendición más importante. (Gé 48:13-20.) Estar a la diestra de un gobernante era ocupar la posición más importante, junto al gobernante mismo (Sl 110:1; Hch 7:55, 56; Ro 8:34; 1Pe 3:22), o tener una posición de favor. (Mt 25:33.) En la visión de Revelación se dice que Jesucristo tiene en su mano derecha las siete estrellas de las siete congregaciones, es decir, que todos los cuerpos de ancianos tienen su favor y están totalmente bajo su control, poder y dirección. (Apo 1:16, 20; 2:1.)
La diestra o mano derecha de la protección, la mano que está lista para ayudar y proteger a uno durante tiempos críticos. (Pr 3:16.) El que Dios tomase a alguien de la mano derecha significaría que lo fortalecería. (Sl 73:23.) Por lo general, la mano derecha de un guerrero era la que blandía la espada, y no estaba protegida por el escudo, que se llevaba en la izquierda. Por lo tanto, a veces un amigo permanecía o luchaba a su derecha para apoyarlo y protegerlo. Esta circunstancia se usa metafóricamente con respecto a la ayuda y la protección que Dios da a aquellos que le sirven. (Sl 16:8; 109:30, 31; 110:5; 121:5.)
El escritor de Eclesiastés dice: “El corazón del sabio está a su diestra, pero el corazón del estúpido a su siniestra”. En otras palabras: el sabio está impulsado hacia un camino bueno, favorable, pero el estúpido se inclina a un derrotero malo. (Ec 10:2.)
★A la diestra de Dios - (gt-Cap.132-Pg.442)
★Jesús está a la diestra de Dios - (1-6-2016-Pg.4-Foto)
★“Yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu diestra” - (1-1-2012-Pg.18-Foto)
Direcciones. Las expresiones hebreas para “mano derecha” (heb. ya·mín) y “mano izquierda” (heb. semó´l) también se traducen “sur” y “norte”, respectivamente (Gé 14:15; Sl 89:12), puesto que las direcciones se determinaban desde el punto de vista de una persona que miraba hacia el E. En tal caso, el S. estaría a su derecha. (1Sa 23:19, 24.)
Otros usos. “Mano” (heb. yadh) también se usaba para “lado” (Éx 2:5; Ec 4:1) o “al lado de” (Ne 3:4, 5, 7), así como para “costa” (Nú 24:24) y para las “espigas” de los armazones del tabernáculo. (Éx 26:17; compárese con Mod, nota.) La palabra hebrea kaf, que a menudo se ha vertido “mano” y “palma”, se emplea para referirse a la “planta” del pie (Gé 8:9), a las copas (“cucharas”, Mod) del tabernáculo y del templo (Éx 25:29; Nú 7:84, 86; 2Re 25:14) y al “hueco” (de la coyuntura del muslo o de una honda). (Gé 32:25, 32; 1Sa 25:29.) Tanto yadh, “mano”, como kaf, “mano” y “palma”, tienen además otras traducciones en español.
“A manos llenas” representa abundancia (Gé 41:47), y un “puñado” puede significar, según el contexto, un poco (1Re 17:12) o una porción moderada. (Ec 4:6; véanse BRAZO; LAVARSE LAS MANOS; PULGAR.)
Llenar las manos de poder. La expresión hebrea mil·lé´ yadh, que se ha traducido “consagrar”, “delegar”, “facultar”, “nombrar” e “investir” en muchas versiones, significa literalmente “llenar la mano”, y se usa respecto a dar plenos poderes a quien realiza tareas sacerdotales. Cuando se instaló a Aarón y sus hijos como sacerdotes de Jehová, se les facultó para servir en ese puesto. (Éx 28:41; 29:9, 29, 33, 35; Le 8:33; 16:32; 21:10; Nú 3:3.) A fin de simbolizar esto, se sacrificó el carnero de instalación, se cortó en pedazos y luego Moisés puso sobre las palmas de Aarón y sus hijos algunas partes del animal, junto con algunos productos de la cesta de tortas no fermentadas. A continuación Moisés meció la ofrenda ante Jehová y finalmente la hizo humear sobre el altar, sobre la ofrenda quemada. (Éx 29:19-25; Le 8:22-28; véanse INSTALACIÓN; SACERDOTE; UNGIDO, UNGIR.)
Otras personas también otorgaron plenos poderes a sus sacerdotes. El idólatra Miqueas facultó primero a su hijo y después a algunos levitas desleales para que fueran sacerdotes de su “casa de dioses”. (Jue 17:5, 12.) Más tarde, cuando el rey Jeroboán instituyó la adoración de becerros en Israel, instaló a sus propios sacerdotes procedentes del pueblo en general. Sin embargo, los sacerdotes aarónicos y los levitas permanecieron fieles a la adoración de Jehová, que tenía su centro en Jerusalén, y por esta razón se les obligó a salir del reino de diez tribus. (1Re 12:31; 13:33; 2Cr 13:9.)
Órgano femenino de la generación en cuyo interior se desarrolla y se nutre el feto. Jehová es el Creador de la matriz (Gé 2:22) y quien puede hacerla fértil (Gé 29:31; 30:22; 49:25) o estéril. (Gé 20:18.) Cuando Jehová restituyó la facultad de la procreación de Sara, su matriz estaba ‘amortiguada’, es decir, era incapaz de engendrar. (Ro 4:19; Gé 18:11, 12; 21:1-3.) La Biblia indica que Jehová es el responsable del proceso de formación de un embrión en la matriz, pues muestra que el desarrollo del ser humano en la matriz se atiene al diseño divino y no es fruto de la casualidad o de la evolución. (Job 31:15; compárese con Job 10:8; Sl 139:13-16; Isa 45:9.) Puesto que la matriz se creó específicamente para la propagación de la especie, una “matriz restringida” se cuenta como una de las cuatro cosas que no han dicho: “¡Basta!”. (Pr 30:15, 16.)
Como la matriz está en la zona general del cuerpo conocida como “vientre”, en hebreo se suele usar esta palabra para hacer referencia a la matriz, como en Génesis 25:23; Deuteronomio 7:13; Salmo 127:3. (Véase VIENTRE.)
Por haber creado la matriz, Dios puede ver exactamente lo que se va formando dentro de ella. Asimismo, puede leer los rasgos hereditarios que se están desarrollando en la criatura no nacida y determinar, si es su voluntad, lo que quiere hacer con esa persona. (Jer 1:5; Lu 1:15; compárese con Ro 9:10-13.)
Jehová le mandó a Israel: “Santifícame todo primogénito varón que abre cada matriz entre los hijos de Israel, entre hombres y bestias. Es mío”. (Éx 13:2.) En los nacimientos humanos, esta ley aplicaba al primogénito varón del padre. (Véase PRIMOGÉNITO.)
Jesús mostró que no había por qué colocar a María, su madre, por encima de otras siervas de Dios. En una ocasión, cuando estaba enseñando, una mujer gritó: “¡Feliz es la matriz que te llevó y los pechos que mamaste!”. A lo que Jesús respondió: “No; más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”. (Lu 11:27, 28.) Más tarde, cuando le llevaron al madero de tormento, dio una profecía con respecto a la futura destrucción de Jerusalén, en la que dijo a las mujeres que lloraban por él que llegarían días en los que las personas exclamarían: “¡Felices son las estériles, y las matrices que no dieron a luz!”. (Lu 23:27-29.) Estas palabras tuvieron su cumplimiento en el año 70 E.C., cuando más de un millón de judíos, entre los que se encontraban niños pequeños, murieron atrozmente y miles fueron vendidos como esclavos.
Cuando Nicodemo, un gobernante judío que era miembro de los fariseos, oyó la declaración de Jesús: “A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios”, preguntó: “¿Cómo [...]? No puede entrar en la matriz de su madre por segunda vez y nacer, ¿verdad?”. Jesús pasó a explicarle que este nuevo nacimiento no es de una matriz humana, sino “del agua y del espíritu”. (Jn 3:1-8.)
Uso figurado. La palabra “matriz” se utiliza en algunas ocasiones con referencia a la fuente de algo. Al referirse a las obras creativas relativas a la Tierra, Jehová habla del mar que irrumpe “de la matriz”. (Job 38:8.) Por otra parte, Jehová le dice al Señor de David que en el día de su fuerza militar tendrá voluntarios que se ofrecerán de buena gana “como gotas de rocío” desde “la matriz del alba” (desde donde viene el rocío matutino). (Sl 110:1-3.)
Cada una de las prominencias que hay en el rostro humano debajo de los ojos; en hebreo es lejí, y en griego, si·a·gön. La Biblia habla de golpear en la mejilla, no tanto en el sentido de infligir daño físico, sino de censura, reproche o insulto. Por ejemplo, a Micaya, el profeta de Jehová, le golpearon en la mejilla por haberle profetizado a Acab, el inicuo rey de Israel, un desenlace fatal. (1Re 22:24; 2Cr 18:23.) A Job le ‘hirieron con oprobio en las mejillas’ aquellos que no le tenían respeto y que se burlaban de él durante la prueba que le infligió Satanás. (Job 16:10.)
Los profetas Isaías y Miqueas profetizaron que los enemigos del Mesías le golpearían en la mejilla y le arrancarían el pelo de las mejillas, expresiones con las que se hace referencia al amargo oprobio al que se le sometería. (Isa 50:6; Miq 5:1.) Los judíos llevaron a cabo estas acciones cuando se estaba juzgando a Jesucristo ante el Sanedrín, y los soldados romanos hicieron lo mismo poco antes de matarlo en el madero de tormento. (Mt 26:67, 68; Jn 18:22, 23; 19:3.) Sin embargo, Jesús no pagó con la misma moneda ni perdió la calma, ni contestó con palabras amargas y airadas.
Jesús había aconsejado a sus discípulos: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Sin embargo, yo les digo: No resistan al que es inicuo; antes bien, al que te dé una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”. (Mt 5:38, 39.) Con estas palabras Jesús no propugnaba el pacifismo ni negaba el derecho a la defensa propia, sino que el cristiano no ha de devolver golpe por golpe con el fin de desquitarse o vengarse. Inculcaba así el principio de no replicar ni responder a una provocación con la misma moneda a fin de evitar las riñas. Una bofetada en la mejilla no tiene el propósito de herir físicamente, sino tan solo de insultar o provocar una pelea. Jesús no dijo que si alguien le da un puñetazo a un cristiano, este debe poner el otro lado de la cara. Lo que quiso decir es que si alguien intenta provocar a un cristiano abofeteándole o hiriéndole con palabras insultantes para que pelee o discuta, sería impropio desquitarse. Las declaraciones posteriores de los apóstoles a este respecto confirman esta idea. (Ro 12:17-21; 1Pe 3:9.)
Parte de la pierna que va desde la cadera hasta la rodilla. Como los muslos están a los lados del cuerpo, el término hebreo también puede referirse al lado de algo, como el “lado” del tabernáculo o de un altar. (Éx 40:24; 2Re 16:14.)
La espada se llevaba a un lado, sobre el muslo. (Éx 32:27; Jue 3:16, 21; Can 3:8; Sl 45:3.) Por eso, cuando en Apocalipsis 19:11-21 se representa a Cristo Jesús montado en un caballo blanco para hacer guerra contra la “bestia salvaje” y los reyes de la Tierra con sus ejércitos, se dice que su título “Rey de reyes y Señor de señores” está escrito claramente sobre su prenda exterior de vestir a la altura del muslo, donde normalmente se llevaba la espada, símbolo de autoridad.
Los calzoncillos de los sacerdotes de Israel iban desde las caderas hasta los muslos, es decir, hasta donde terminaban los muslos, para que cubrieran por completo su desnudez cuando servían en el santuario y en el altar de Jehová. En caso contrario, tenían que morir. (Éx 28:42, 43.)
Cuando se hacía un juramento, el que juraba a veces seguía la costumbre de poner la mano debajo del muslo de la persona a la que hacía el juramento. (Gé 24:2-4, 9; 47:29-31.) Sobre el significado de esta costumbre, véase POSTURAS Y ADEMANES - (Juramento). El dar palmadas sobre el muslo denotaba desconsuelo, tristeza o remordimiento. (Jer 31:19; Eze 21:12.)
Órganos reproductores. Debido a que el muslo está cerca de los órganos reproductores, se dice que la prole ‘procede de la parte superior del muslo’ (Gé 46:26; Éx 1:5; Jue 8:30), lo que permite entender el castigo que le sobrevenía a la mujer culpable de cometer adulterio en secreto.
Cuando un marido tenía dudas de la fidelidad de su esposa, la llevaba a la presencia del sacerdote. El sacerdote mandaba a la mujer que se pusiera de pie ante Jehová; después tomaba agua santa (seguramente agua pura, dulce), echaba en ella un poco de polvo del suelo del tabernáculo, y lavaba o enjugaba en ella las maldiciones que había escrito. Tras jurar su inocencia, la mujer tenía que beber el agua. En caso de ser culpable, ‘su muslo decaía’ y se le hinchaba el vientre, pero si era inocente no sufría ningún daño. (Nú 5:12-31.)
¿Qué significaba el que ‘decayese el muslo’ de la mujer adúltera? Aquí el término “muslo” alude a un eufemismo para referirse a los órganos sexuales, los órganos reproductores (Compárese con Génesis 46:26). Que estos órganos ‘decayeran’ indica que degenerarían hasta el punto de imposibilitarse la concepción. Es lógico suponer que el castigo afectaba a los órganos con los que se había cometido el mal. (Compárese con Mr 9:43-47.) La expresión “decaer” (HM, NM), que también se ha traducido “secarse” (NC), “marchitarse” (EMN), “languidecer” (BJ), “aflojarse” (NBE), “caer” (DK), “debilitarse” (ATI) o “pudrirse” (BR), da a entender que los órganos sexuales se atrofiarían, de modo que la mujer ‘se volvería estéril’ (LT). El hecho de que el marido debía ponerla encinta si era inocente, parece indicar que en el futuro la adúltera no podría concebir. (Nú 5:28.) Además, su vientre se hincharía por la maldición, no como resultado de la bendición de esperar un hijo. Esto estaría en armonía con el hecho de que si la mujer era inocente, su esposo tenía que dejarla encinta.
Este procedimiento no se parecía en nada a los “juicios de Dios” que se llevaban a cabo durante la edad del oscurantismo, en los que prácticamente hacía falta un milagro para salvar al acusado. No había nada en el agua propiamente dicha que causara daño. Sin embargo, se trataba de agua santa, a la que se había añadido polvo santo y con la que se habían enjugado las maldiciones. Por lo tanto incorporaba fuertes simbolismos, y se bebía delante de Jehová tras un juramento solemne. No había dudas en cuanto al desenlace final. Si la mujer era culpable, Jehová hacía que la bebida tuviese la facultad milagrosa de producir el castigo merecido. El adulterio merecía la pena de muerte, pero en este caso no había los dos testigos necesarios. (Nú 35:30; Dt 19:15.) También hay que tener en cuenta que en estos casos normalmente no se revelaba la identidad del hombre culpable, también merecedor de la pena de muerte.
Abertura en el centro del iris (la parte que da al ojo un color característico), llamada también pupila. Parece negra porque detrás de la niña está el interior oscuro del ojo. La niña cambia de tamaño cuando el iris se ajusta a las condiciones de luz existentes. La luz penetra por la córnea transparente, pasa a través de la niña y llega al cristalino del ojo.
Cuando la palabra hebrea `i·schóhn (Dt 32:10; Pr 7:2) se usa con el término `á·yin (ojo), forma una expresión que significa literalmente “hombrecito del ojo”; en Lamentaciones 2:18 se usa la palabra bath (hija) con la idea de “hija del ojo”, y en ambos casos las expresiones se refieren a la pupila. En el Salmo 17:8 se combinan las dos para mayor énfasis (`i·schóhn bath `á·yin), con el significado literal de: “hombrecito, hija del ojo” (“niña del globo del ojo”, NM). Estas expresiones deben hacer referencia a la diminuta imagen de uno mismo que puede verse reflejada en la pupila de nuestro interlocutor.
El ojo es extremadamente delicado y sensible; hasta un pelillo o una mota de polvo que haya entre el párpado y el globo del ojo se advierte en seguida. La parte transparente del ojo (la córnea) que cubre la pupila ha de protegerse y cuidarse, pues si se produjese una cicatriz a consecuencia de haber sufrido algún daño o se volviese nebulosa debido a una enfermedad, pudiera resultar en visión distorsionada o hasta ceguera. La Biblia emplea de una manera a la vez gráfica y delicada la expresión “niña del ojo” al referirse a lo que hay que proteger con sumo cuidado. Así debe tratarse la ley de Dios. (Pr 7:2.) Al hablar del cuidado paternal de Dios para con Israel, Deuteronomio 32:10 dice que Él salvaguardó a la nación “como a la niña de su ojo”. David oró para que Dios le protegiese y le cuidase como si de “la niña del globo del ojo” se tratase. (Sl 17:8.) Deseaba que Jehová actuase rápidamente en su favor cuando se viese atacado por el enemigo. (Compárese con Zac 2:8, donde se utiliza la palabra hebrea ba·váh, “globo del ojo”; véase OJO.)
Órgano de la cara en el que están los orificios que comunican con el sentido del olfato y el aparato respiratorio.
Cuando Dios creó a Adán, procedió a “soplar en sus narices el aliento [forma de nescha·máh] de vida, y el hombre vino a ser alma viviente”. (Gé 2:7.) Este “aliento de vida” no solo llenó de aire sus pulmones, sino que también impartió al cuerpo la fuerza de vida mantenida mediante la respiración. El aliento que llega al cuerpo a través de la nariz es esencial para la subsistencia, pues sostiene la fuerza de vida. Durante el Diluvio, “todo lo que tenía activo en sus narices el aliento de la fuerza de vida, a saber, cuanto había en el suelo seco, murió”. (Gé 7:22.)
La palabra hebrea que se traduce nariz (`af) se usa con frecuencia para referirse al rostro: Adán fue sentenciado a ganarse el sustento del suelo ‘con el sudor de su rostro [literalmente, “nariz”]’ (Gé 3:19); Lot se inclinó con su rostro (nariz) a tierra delante de los ángeles que le visitaron. (Gé 19:1.)
Sensibilidad para oler y gustar.
El sentido del olfato está situado en la parte superior de la cavidad nasal, donde se encuentran los nervios olfatorios, terminados en pequeños cilios, y el nervio trigémino. Los humanos poseen un sentido del olfato muy desarrollado. Un artículo aparecido en el Scientific American (febrero 1964, pág. 42) comentó: “Es obvio que el sentido del olfato tiene un fundamento químico y su sensibilidad es proverbial; tanto, que para un químico casi resulta increíble la capacidad que tiene la nariz para clasificar y definir sustancias. La nariz distingue compuestos tan complejos, que a un químico le llevaría meses analizarlos en un laboratorio, y además los identifica de inmediato hasta en el caso de cantidades tan pequeñas (como un microdecígramo, la diezmillonésima parte de un gramo), que los instrumentos de laboratorio más modernos y sensibles a menudo son incapaces de detectar, y mucho menos de analizar e identificar”.
La nariz también desempeña una función importante en el sentido del gusto. Existen cuatro sabores principales que las papilas gustativas reconocen: dulce, salado, ácido y amargo. No obstante, disfrutamos de gran parte del sabor de la comida gracias al sentido del olfato. Por eso, a una persona que tenga la nariz obstruida todo le sabe más o menos igual y le es difícil distinguir entre dos clases de alimentos.
Belleza. Debido a su posición, una nariz bien formada contribuye notablemente a la belleza del rostro. El que en El Cantar de los Cantares (7:4) se compare la nariz de la muchacha sulamita a “la torre del Líbano” puede deberse a la simetría de su nariz, que contribuía a la dignidad y belleza de su cara. Dios requería que los sacerdotes de Israel, por ser sus representantes delante del pueblo, no tuvieran ningún defecto, como, por ejemplo, la nariz hendida o mutilada. (Le 21:18.)
Usos ilustrativo y figurado. La palabra nariz (`af) se usa a menudo de manera figurada para referirse a la cólera, debido al aspirar violento o al bufido de una persona enfurecida. (Véase CÓLERA.) También se emplea con referencia a la acción que toma Jehová en razón de su cólera (2Sa 22:16; Sl 18:8, 15), o cuando despliega su poderosa fuerza activa. (Éx 14:21; 15:8.)
La detestable idolatría en la que cayó Israel fue la causa de la cólera ardiente de Jehová en contra de ellos, que expresó por medio del profeta Isaías, diciendo: “Estos son un humo en mis narices, un fuego que arde todo el día”. (Isa 65:5.)
Proverbios 30:32, 33 dice: “Si has actuado insensatamente al elevarte, y si has fijado tu pensamiento en ello, pon la mano a la boca. Porque el batir la leche es lo que produce mantequilla, y el apretar la nariz es lo que produce sangre, y el apretar la cólera es lo que produce riña”. Con estas palabras se pone de relieve enfáticamente la dificultad que puede causar alguien que no se reprime al hablar, que abriga cólera o que la deja salir desenfrenadamente. En este texto hay un juego de palabras, en el que el término “cólera” es la forma dual de la palabra para “nariz”.
Órgano de la visión; es una prodigiosa “cámara” de control automático que transmite impulsos al cerebro, donde el objeto enfocado en la retina del ojo se traduce en visión. Tanto el término hebreo `á·yin como el griego o·fthal·mós se emplean en sentido literal y figurado. La palabra hebrea también puede usarse para referirse a una “fuente” o ‘manantial’. (Gé 24:13; Éx 15:27.) El que el ser humano tenga dos ojos le permite una visión estereoscópica. La pérdida de la visión constituye un grave impedimento, porque la vista probablemente sea la vía más importante de comunicación con la mente.
El ojo es una de las partes más bellas del cuerpo. (Can 1:15; 4:9; 7:4.) Tanto desfiguraban la ceguera y las afecciones oculares, que nadie que padeciera de estas podía ser sacerdote bajo el pacto de la Ley. (Le 21:18, 20.) Según la ley de Israel, si alguien le sacaba un ojo a su esclavo, tenía que dejarlo en libertad. (Éx 21:26.) A fin de humillar y debilitar a sus enemigos, algunos pueblos de la antigüedad tenían la cruel costumbre de cegar a los presos enemigos más prominentes. (Jue 16:21; 1Sa 11:2; 2Re 25:7.)
La estructura del ojo revela un diseño maravilloso por parte de su Hacedor, y el proceso del que se vale la mente para interpretar lo que se transmite a través del ojo dista de ser entendido por los científicos. Todo esto señala a la inteligencia de su Diseñador. Jehová Dios mismo testifica que es el Creador del ojo al decir: “Aquel que formó el ojo, ¿no puede mirar?”. (Sl 94:9; Pr 20:12.)
Los ojos de Jehová. Dios ayuda a los humanos a entender y apreciar lo que le atañe a Él mismo asemejando sus características a aquello que conocemos bien. Por eso dice figurativamente que sus “ojos” están sobre su pueblo, es decir, que lo vigila y lo cuida con amor. El apóstol Pedro dice: “Los ojos de Jehová están sobre los justos”. (1Pe 3:12.) Dios enfatiza este cuidado y sensibilidad por su bienestar cuando se refiere a sus siervos como la “niña” de su ojo, una metáfora con la que representa lo preciosos que son a su vista y su prontitud para actuar en favor de ellos cuando el enemigo los toca. (Dt 32:10; Sl 17:8.) Al hablar sobre cómo Jehová observa las acciones de todos los hombres, Jeremías escribió que sus “ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, a fin de dar a cada uno conforme a sus caminos”. (Jer 32:19.) Pablo escribió acerca de la omnisciencia de Jehová y la justicia de sus tratos con toda persona: “No hay creación que no esté manifiesta a la vista de él, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (Heb 4:13; 2Cr 16:9; Sl 66:7; Pr 15:3.) Con relación al poder escrutador de Dios, el salmista dice: “Sus propios ojos contemplan, sus propios ojos radiantes examinan a los hijos de los hombres”. (Sl 11:4.)
La facultad de Jehová para conocer las características y tendencias de una persona, es decir, su composición genética, incluso cuando se está formando en la matriz, como ocurrió en el caso de Jacob y Esaú (Gé 25:21-23; Ro 9:10-13), se desprende de las palabras del salmista David: “Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas, respecto a los días en que fueron formadas y todavía no había una entre ellas”. (Sl 139:15, 16.)
Uso ilustrativo. El ojo es una importante vía de comunicación para el cerebro, el cual influye considerablemente en las emociones y acciones. Satanás tentó a Eva haciendo que deseara lo que estaba ante su vista (Gé 3:6); también trató de hacer que Jesús pecara induciéndole a anhelar impropiamente lo que tenía ante sus ojos (Lu 4:5-7); y el apóstol Juan nos dice que “el deseo de los ojos” es una de las cosas que se originan del mundo que va pasando. (1Jn 2:16, 17.) Asimismo, los ojos son el reflejo de muchas emociones, por lo que las Escrituras usan expresiones como: “ojos altaneros” (Pr 6:17), “ojos lustrosos” (de la mujer mala y seductora, Pr 6:25), “ojos llenos de adulterio” (2Pe 2:14), “ojo no generoso” (Pr 23:6), “ojo envidioso” (Pr 28:22) y ‘ojo inicuo’ (“ojo malo”, BJ). Este último caso no se refiere al mal de ojo, superstición que atribuye influjo maléfico a la mirada de algunas personas, sino a un ojo que refleja malas intenciones, justamente lo opuesto al ‘ojo bondadoso’. (Mt 20:15; Pr 22:9.)
Las expresiones de los ojos demuestran claramente los sentimientos de la persona. Pueden reflejar compasión o falta de ella (Dt 19:13); también pueden ‘guiñar’ o ‘parpadear’ para expresar desprecio o confabulación. (Sl 35:19; Pr 6:13; 16:30.) Del que no quiere ver o hacer algo por otra persona se dice que cierra o esconde sus ojos. (Mt 13:15; Pr 28:27.) Y se dice que el estúpido tiene sus ojos “en la extremidad de la tierra”, errantes de acá para allá, sin objeto definido, con sus pensamientos en cualquier parte menos donde deberían estar. (Pr 17:24.) Incluso la salud, el vigor de una persona o su felicidad se manifiestan por la apariencia de sus ojos. (1Sa 14:27-29; Dt 34:7; Job 17:7; Sl 6:7; 88:9.) Cuando Jehosafat oró a Jehová, dijo: “Nuestros ojos están hacia ti”. (2Cr 20:12.)
En determinados contextos, los “ojos” se refieren al juicio de una persona (Gé 19:14; Pr 12:15; Mt 21:42), su presencia (Gé 23:11), su conocimiento (Nú 15:24), su atención (Gé 44:21; Lu 4:20) o su compasión (Pr 28:27). El vocablo hebreo `á·yin (ojo) también puede referirse a la apariencia que presenta alguna cosa, como la “superficie visible” de la Tierra (Éx 10:5, nota), el “aspecto” o “apariencia” del maná y del electro (Nú 11:7, nota; Eze 1:4), el ‘centelleo’ del vino (Pr 23:31), la “semejanza” de una expansión (Eze 1:22) y la “vista” del cobre. (Da 10:6; compárese con Zac 5:6, nota.)
Ver a Dios; ver a Jesús. Los ángeles, criaturas celestiales, pueden contemplar el resplandor de Jehová (Mt 18:10; Lu 1:19), una experiencia que ningún humano podría soportar, pues Jehová mismo le dijo a Moisés: “Ningún hombre puede verme y sin embargo vivir”. (Éx 33:20.) Juan escribió: “A Dios ningún hombre lo ha visto jamás”. (Jn 1:18.) Por consiguiente, cuando Jesús dijo a su discípulo Felipe: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también” (Jn 14:9), y cuando el apóstol Juan declaró: “El que hace el mal no ha visto a Dios” (3Jn 11), obviamente no se estaban refiriendo a ver a Dios con los ojos físicos, sino con lo que el apóstol Pablo llamó los “ojos de su corazón”. (Ef 1:18.) Los que ven con los ojos del corazón son los que realmente han llegado a conocer a Dios y aprecian sus cualidades; por eso Juan pudo escribir: “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor”. (1Jn 4:8.)
De igual modo, en vista del hecho de que Jesús dijo que ‘el mundo no lo contemplaría’ (Jn 14:19), el que en Apocalipsis 1:7 se mencione que “todo ojo le verá [a Jesucristo]”, debe referirse, no al ojo literal, sino al efecto que causaría en la mente de los observadores humanos la prueba de su presencia, que podrían ver con sus ojos físicos cuando él comenzara a destruir a sus enemigos. No obstante, la Biblia indica que aquellos a quienes Dios llama a vida celestial con Cristo verán literalmente a Dios, lo que requiere que se efectúe en ellos un cambio a la naturaleza divina, una resurrección con un cuerpo celestial. (1Pe 1:4; 1Co 15:50-54; compárese con 1Pe 3:18.)
Visión espiritual. Tanto el ojo espiritual como el físico son dones de Dios (Pr 20:12); Él promete curar ambos y eliminar toda causa de lágrimas. (Isa 35:5; Apo 21:4.) Resulta imposible entender los propósitos de Dios si no se tiene el don de la visión espiritual. Por otra parte, Jehová esconde su verdad de los ojos de aquellos que son tozudos o rebeldes y permite que ‘se les oscurezcan los ojos’. (Ro 11:8-10; Lu 19:42.) “Tienen ojos [literales], pero no pueden ver [espiritualmente].” (Jer 5:21; Isa 59:10.)
Jesús también señaló que la visión espiritual debe mantenerse aguda y bien enfocada, al decir: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Por eso, si tu ojo es sencillo [sincero; enfocado en una sola dirección; generoso], todo tu cuerpo estará brillante; pero si tu ojo es inicuo, todo tu cuerpo estará oscuro. Si en realidad la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa oscuridad!”. (Mt 6:22, 23.) Jesús aconsejó asimismo que una persona no debería ofrecerse a extraer una simple “paja” del ojo de su hermano para ayudarle a emitir mejores juicios, cuando su propia capacidad para emitir un buen juicio está deteriorada por una “viga”. (Mt 7:3-5.) Recordemos que los ojos alimentan la mente, y esta, el corazón. Por eso, es esencial que sigamos fijándonos en cosas valiosas y dignas de consideración (Fili. 4:8).
El apóstol Juan vio el trono de Dios junto con las cuatro criaturas vivientes llenas de ojos por delante y por detrás. (Apo 4:6, 8.) Como estas criaturas estaban dotadas de tantos ojos, podían mantenerse en constante alerta y verlo todo. Estarían perfectamente al tanto de lo que aconteciese en la Tierra, y pendientes de Dios y de Sus indicaciones sobre lo que Él deseara que se hiciese. (Compárese Sl 123:2; también Eze 1:18; 10:12.) Jehová aconseja a sus siervos que no permitan que Sus dichos ‘se escapen de sus ojos’. (Pr 4:20, 21; Lu 10:23; véase CEGUERA.)
★“Ojo sencillo”: “Ojos bien enfocados” O “Cuando tu visión es espiritualmente clara”. “Es sincero; está enfocado todo en una sola dirección centrada; es generoso”. (Mateo 5:3). El ojo “sencillo” es el que está enfocado espiritualmente, fijo en el Reino de Dios. (w97 1/10 26) En sentido físico, un ojo “sencillo” es el que está enfocado y comunica imágenes claras a la mente. El ojo que no está enfocado comunica imágenes confusas y borrosas. De manera similar, el ojo espiritual que es “sencillo”, o que enfoca bien, comunica una imagen clara del Reino de Dios, no un cuadro borroso y desenfocado que hace que el nuevo mundo parezca algún cuento de hadas o mito. (w89 15/7 14 párr. 15) La palabra que se vierte aquí como “sencillo” se deriva de la palabra griega ha·plous que básicamente significa unidad de mente o devoción a un solo propósito. De modo que el ‘ojo sencillo’, en vez de dejarse distraer o desviar por todo lo que sucede, fija la atención en una sola cosa. (w86 1/5 12 párr. 11) Nos suele pasar que si tenemos por ejemplo un lunar en la cara o un coche amarillo, nos llaman la atención todas las personas con lunares en la cara o con un coche amarillo, así mismo, principalmente nos llama la atención en los demás lo que nosotros mismos tenemos dentro o somos como personas.
Ojo de aguja En una ilustración referente a entrar en el Reino, Jesucristo dijo: “Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios”. (Mt 19:24; Mr 10:25.) Algunos han sostenido que el ojo de la aguja era una puerta pequeña a través de la cual podría pasar un camello, aunque con dificultad, si se le quitaba la carga. Sin embargo, la palabra griega para “aguja” que se halla en Mateo 19:24 y Marcos 10:25 (rha·fís) viene de un verbo que significa “coser”. Además, la palabra griega que aparece en el pasaje paralelo de Lucas 18:25 (be·ló·në) se usa para referirse a una aguja quirúrgica literal. Con respecto a esas expresiones griegas, el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (de W. E. Vine, 1984, vol. 1, pág. 65) hace notar lo siguiente: “La idea de aplicar ‘el ojo de una aguja’ a portillos parece ser moderna; no hay rastros de ella en la antigüedad. El objeto del Señor en esta afirmación es el de expresar la imposibilidad humana y no hay necesidad de tratar de suavizar la dificultad haciendo que la aguja signifique otra cosa que el instrumento normal”.
La ilustración pone de relieve hiperbólicamente lo difícil que les resultaría a los ricos no solo empezar a servir a Dios, sino conseguir entrar en el Reino. (1Ti 6:17-19; Lu 13:24.)
La necesidad de controlar los ojos Los verdaderos cristianos no somos inmunes a los deseos de los ojos y de la carne. Por eso, la Palabra de Dios nos anima a controlar con mucho cuidado lo que vemos y deseamos (1 Cor. 9:25; 1 Juan 2:15-17). Alguien que comprendió muy bien lo relacionados que están la vista y el deseo fue Job, quien dijo: “Un pacto he celebrado con mis ojos. Por eso, ¿cómo pudiera mostrarme atento a una virgen?” (Job 31:1). Aquel hombre justo no solo se negaba a tocar con intenciones inmorales a ninguna mujer. ¡Ni siquiera quería acariciar la idea! Siglos más tarde, Jesús destacó lo necesario que es mantener la mente libre de pensamientos impuros: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mat. 5:28).
¡Mira! ¡Miren! Traducción de un término griego que se suele usar para llamar la atención sobre lo que viene a continuación y así animar al lector a visualizar la escena o fijarse en un detalle de la narración. También se usa para dar énfasis o para introducir algo nuevo o sorprendente. En las Escrituras Griegas Cristianas, el término aparece sobre todo en los libros de Mateo, Lucas y Apocalipsis. En las Escrituras Hebreas, también se usa con frecuencia el término hebreo equivalente.
¡Alza la vista!
El profesor de atletismo puso a todo el grupo de estudiantes a saltar por longitud sin darles ninguna instrucción más.
Después de que cada uno había saltado, dijo que todos cometieron el mismo error clásico y básico.
"Quiero que hagan una cosa diferente en el siguiente salto", dijo el maestro.
Qué sorpresa les dio cuando dijo que lo único que quería que hiciéran diferente esta vez era, en el momento de pisar la línea de despegue, "¡Levanten la cabeza y ALZEN LA VISTA! Muchas veces estamos tan enfocados en las cosas de este mundo y en nuestras propias limitaciones y problemas, que nuestros "saltos de fe" se quedan cortos (Sl 119:37; Pr 4:25; Mt 14:29, 30) La mejor vista llega después de subir la cima más dura, la de aprender a confiar y depender de Jehová manteniendo la vista en sus promesas (Pr 4:20, 21) |
El ojo crítico
Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los lentes en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones.
Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas.
"El marco es completamente inadecuado para el cuadro.
El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja:
Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Nunca conocí a un loco o alcohólico reconocer él mismo su problema, antes de ponerse en terapia (Pr 28:13; Mt 7:1-5.) |
Enfoca bien tu ojo
Dos personas pueden mirar la misma cosa y ver cosas diferentes, note por ejemplo, como veían a Job Jehová y su enemigo Satanás. O cómo veían a Jesús las personas sinceras y los envidiosos Escribas y fariseos… Surge la pertinente pregunta: ¿De qué calidad es nuestro ojo? O para ser más preciso, ¿Qué enfoque damos a nuestra mente y corazón? Tito 1:15 “Todas las cosas son limpias a los limpios. Pero a los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto la mente como la conciencia” Cuidémonos de no ser como la serpiente de la fábula:
Cuenta la Leyenda, que una vez, una serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga;
Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos: ¿Por qué me pasa a mi esto, si yo no he hecho nada malo?
(1Sa 17:28, 29) La Envidia, es el peor sentimiento que podemos padecer (Snt 4:5; 1Ti 6:4). Cuando esto pase, no dejes de Brillar, continua siendo tu mismo, sigue dando lo mejor de ti, sigue haciendo lo mejor, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran, Sigue Brillando y No podrán tocarte, porque la Luz seguirá intacta ya que proviene de Jehová! (Sl 4:6; 27:1). Jehová hizo a las luciérnagas y a las serpientes, también hace vasos para propósito honroso y propósitos deshonrosos, cada uno de nosotros, solo puede ofrecer lo que lleva dentro, procura ser de los que le traen honra a Jehová por la manera en que usas tus ojos y lengua. (2Co 4:7; 2Ti 2:20, 21) Mt 12:34 "Porque de la abundancia del corazón habla la boca" Pr 18:21 “Muerte y vida están en el poder de la lengua, y el que la ama comerá su fruto.” |
Input-Output
Para cultivar estados de ánimo positivos, el primer paso es identificar y fomentar las situaciones bajo nuestro control que nos producen buenos sentimientos como satisfacción, alegría o esperanza, y fomentar esos momentos o esas circunstancias, concentrarnos en ellos (Heb 12:2) Nuestra relación con otras personas puede ser un buen punto de partida para fomentar la positividad en nuestra vida: numerosas investigaciones respaldan que los individuos que forman parte de un grupo solidario de personas (amigos, familia, compañeros) con el que se identifican, se consideran más satisfechos emocionalmente (Heb 10:24, 25) Hablar es otra acción que nos reporta grandes beneficios emocionales. No solo permite el desahogo y la liberación de la negatividad, sino que hace que experimentemos sentimientos placenteros cuando verbalizamos nuestros sentimientos con personas queridas (1Ti 4:16) La ocupación física e intelectual permite desarrollar nuestras aptitudes y talentos. El esfuerzo por conseguir un objetivo alcanzable es una buena herramienta para sentirnos bien con nosotros mismos por el mero hecho de intentarlo con fuerza (Hch 5:42) Es muy positivo, según el profesor Rojas, “adoptar una dieta regular de pequeñas actividades refrescantes”, que puede incluir reunirnos con amigos, disfrutar de una buena comida, un rato de música, un paseo, hacer deporte o una excursión al campo (Hch 2:42.) Y no hay que olvidar que el tiempo para uno mismo también es importante, especialmente en algunas circunstancias: las madres trabajadoras, por ejemplo, deberían guardar un rato al día para disfrutar de algo tan simple como un rato de lectura a solas con ellas mismas (1Ti 4:13, 14.) También hemos de concentrarnos en los pequeños momentos que nos acercan a la felicidad, como cuando reímos a carcajadas, recibimos o damos un elogio o un regalo, o vemos que hace buen día, cantan los pajaritos o crecen las flores (Hch 20:35.) Cada gesto cuenta para sentirnos cada vez mejor, solo tenemos que entrenar nuestra mirada y oídos para ver y oír todas las cosas positivas que nos rodean, que seguro son muchas y evitar las negativas como las noticias catastróficas con explicitas tristes imágenes (Ro 12:2.) De lo que introducimos en nuestra mente a través de nuestros órganos sensoriales como la vista y los oídos (Input/Entrada) dependerá en gran medida nuestra felicidad y estado de ánimo (Output/Salida) (Pr 23:7; Flp 4:8, 9.) |
“Ojo, que la vista engaña”
Un refrán conocido dice: “ojo , que la vista engaña”. Seguro que eso fue lo que Salomón tenia en cuenta cuando escribió las palabras de Eclesiastes 10:7. Al estudiar la Biblia profundamente uno se da cuenta de que en muchisimas ocasiones las apariencias eran muy engañosas, de hay la importancia de aprender a ver las cosas como Dios las ve, a partir de un conocimiento exacto de su palabra y de los tratos de la persona de Jehová. Algo que nos ayudara a discernir la verdad de un asunto, es observar la actitud o espíritu que despliegan los implicados, sin darle la prioridad a las personas ni sus posiciones o nombramientos. ¿Despliega la persona implicada amor, bondad, humildad, misericordia, obediencia y fe? (1Sa 16:7.) Para complicar las cosas la inteligencia artificial a puesto a circular la Tecnología “Deepfake” que consiste en medios audiovisuales manipulados donde se usa la cara y la voz de cualquier persona en cualquier escena lejos de la realidad, que se están volviendo cada vez más sofisticados gracias a los avances de la inteligencia artificial, incrementando así su potencial para generar un nuevo tipo de desinformación, con consecuencias devastadoras. A lo más tardar ahora, dejemos el asunto de juzgar al que le corresponde e imitemos su ejemplo (Isa 11:3; Heb 12:2.) ★El misterio del espacio y tiempo del universo
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Órgano sensorial de la audición, diseñado y creado por Jehová Dios. (Sl 94:9; Pr 20:12.) Se puede dividir en tres partes: oído externo, oído medio y oído interno. El oído medio es una pequeña cámara que empieza en el tímpano y lleva al laberinto de conductos que constituyen el oído interno. Además de su función auditiva, en este también radica el sentido del equilibrio y del movimiento. El emplazamiento del oído a ambos lados de la cabeza es una gran ayuda para localizar la fuente y dirección de los sonidos.
El oído humano detecta sonidos dentro de una escala que va de los 20 a los 20.000 ciclos por segundo. El oído de muchos animales es sensible a tonos más altos, imperceptibles al oído humano. La escala de energía sonora percibida por el oído humano es extraordinaria. El sonido más alto que el oído puede tolerar sin peligro es dos billones de veces más fuerte que el menos perceptible. El oído tiene la máxima sensibilidad que es práctica para el hombre, pues si los oídos fuesen algo más sensibles, responderían a los movimientos moleculares incesantes de las partículas del aire.
Como el Hacedor del oído puede oír, la Biblia dice, de manera simbólica, que posee oídos. (Nú 11:18; Sl 116:1, 2.) Por medio de este simbolismo, Jehová puede decir que sus oídos están abiertos a las oraciones, peticiones y clamores de los justos. (Sl 10:17; 18:6; 34:15; 130:2; Isa 59:1; 1Pe 3:12.) Aunque oye las murmuraciones de los quejumbrosos y el habla inicua de sus enemigos (Nú 11:1; 2Re 19:28), rehúsa oír sus llamadas de angustia cuando la ejecución del juicio los alcanza. (Eze 8:18.) Aunque las imágenes idolátricas pueden tener orejas talladas o grabadas, no pueden oír ni contestar las oraciones de sus adoradores. (Sl 115:6.)
Uso figurado. La palabra “oído” se usa en la Biblia en sentido figurado para referirse al proceso completo de la audición. Se usa con respecto a ese proceso y al acto posterior de sopesar la veracidad y el valor de lo que se ha hablado. (Job 12:11; 34:3.) El modo de usar las expresiones “presta oído” o ‘inclinar el oído de uno’ da a entender prestar atención con miras a actuar en armonía con lo que se ha oído. (Sl 78:1; 86:6; Isa 51:4.) El que a alguien ‘se le abran los oídos’ significa que recibe entendimiento o iluminación sobre un asunto. (Isa 50:5.) La expresión ‘destapar el oído’ puede que tenga su origen en la costumbre oriental de retirar parcialmente el tocado con el fin de oír con más claridad. Tanto esta expresión como la frase ‘revelar al oído’ se refieren a dar información en privado o revelar un secreto o algo que no se conocía previamente. (1Sa 9:15; 20:2, 12, 13; 2Sa 7:27.)
Un ‘oído despierto’ es aquel que se dispone a escuchar. (Isa 50:4.) Dicho oído puede pertenecer a una persona que en principio haya estado entre los “sordos [espiritualmente] aunque tienen oídos [literales]”. (Isa 43:8.) La Biblia dice que el hombre justo es el que escucha a Dios pero cierra su oído a la iniquidad. (Isa 33:15.) De manera similar, la palabra griega para ‘escuchar’ puede tener el sentido de ‘prestar atención, entender y actuar en consecuencia’, como cuando Jesucristo dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz” y “a un extraño de ningún modo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. (Jn 10:27, 5.)
Por otra parte, se dice que los oídos de los rebeldes se hacen “indispuestos a responder”, “duros” (BJ), y que ‘oyen con molestia’. (Isa 6:10; Mt 13:15; Hch 28:27.) Se compara a estas personas inicuas a la cobra que tapa su oído para no escuchar la voz del encantador. (Sl 58:4.)
Jehová dijo por medio de sus siervos que los tercos y desobedientes israelitas tenían ‘oídos incircuncisos’ (Jer 6:10; Hch 7:51), es decir, cerrados con algo que les impedía oír. No los había abierto Jehová, quien da oídos de entendimiento y obediencia a los que le buscan, pero permite que el oído espiritual de los desobedientes se embote. (Dt 29:4; Ro 11:8.) El apóstol Pablo predijo un tiempo en que algunos cristianos profesos apostatarían de la fe verdadera y no querrían oír la verdad de la Palabra de Dios, sino que desearían que se les ‘regalara’ los oídos con cosas agradables, y por lo tanto escucharían a maestros falsos. (2Ti 4:3, 4; 1Ti 4:1.) Los oídos también pueden ‘retiñir’ debido a noticias sorprendentes, especialmente noticias calamitosas. (1Sa 3:11; 2Re 21:12; Jer 19:3.)
Cuando una luz sobrenatural cegó a Saulo, ¿oyeron sus acompañantes la voz que él oyó? Un ejemplo en el que se diferencia oír un sonido y oír con entendimiento se halla en el relato de la conversión de Saulo de Tarso y en lo que él mismo dijo más tarde. (Hch 9:3-8; 22:6-11.) El relato de Hechos 9:7 dice que los hombres que iban con Pablo oyeron “la voz” (BJ) o “el sonido de una voz” (NM). Sin embargo, en Hechos 22:9 Pablo dice que los hombres que iban con él no oyeron la voz. Cuando se entiende bien lo que se dice en cada uno de estos dos versículos, no se observa ninguna contradicción. La palabra griega “voz” (fö·në) de Hechos 9:7 está en genitivo (fö·nës), y en este versículo comunica la idea ‘oír de’ una voz, es decir, oír el sonido, pero no entender el significado. En Hechos 22:9 fö·në está en acusativo (fö·nën): los hombres “no oyeron la voz”, es decir, aunque oyeron el sonido de una voz, no entendieron las palabras, el significado; no entendieron lo que Jesús le decía a Saulo, solo lo entendió él. (Hch 9:4.) Este conocimiento del uso bíblico de la idea de ‘oír’ en ambos sentidos ayuda a aclarar lo que de otro modo parecerían discrepancias.
Cuando se instaló el sacerdocio en Israel, se le mandó a Moisés que tomara un poco de la sangre del carnero de la instalación y la pusiese sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y de cada uno de sus hijos, así como sobre la mano derecha y el pie derecho, indicando que lo que oyesen, lo que hiciesen y el modo de comportarse, todo debería verse afectado directamente por lo que allí estaba sucediendo. (Le 8:22-24.) La Ley también decía que en el caso de un leproso que llegara a estar limpio de su mal, el sacerdote tenía que poner algo de la sangre del carnero ofrecido como ofrenda por la culpa y parte del aceite sobre el lóbulo de la oreja derecha del leproso. (Le 14:14, 17, 25, 28.) Se hacía algo similar cuando un hombre deseaba continuar en esclavitud a su amo hasta tiempo indefinido. En ese caso, se debía llevar al esclavo al poste de la puerta, donde su amo le agujereaba la oreja con un punzón. Esta marca visible en el órgano auditivo debía representar el deseo del esclavo de seguir prestando atención obediente a su amo. (Éx 21:5, 6.) ★¿Qué tenía de particular la oreja de un esclavo? - (15-10-2013-Pg.12-§2)
Con respecto a la gran necesidad que tiene el hombre, no de ver a Dios, sino de oírle, en el sentido de prestar cuidadosa atención y obedecer sus palabras según indica la Biblia, R. C. Dentan observa: “En la Biblia, la palabra clave de la relación del hombre con Dios es ‘oír’ más bien que ‘ver’ [...]. En las religiones mistéricas la experiencia religiosa más elevada era ‘ver’ al dios; pero la Biblia, que preconiza como actitud religiosa fundamental la obediencia a la palabra divina, coloca el énfasis en ‘oír’ su voz. La fórmula más importante de la religión de Israel se caracteriza por la expresión: ‘Oye, oh Israel’. ‘El que es de Dios’ no es el místico que ha tenido una visión, sino el que ‘oye las palabras de Dios’ (Juan 8:47)”. (The Interpreter’s Dictionary of the Bible, edición de G. A. Buttrick, 1962, vol. 2, pág. 1; véase SORDERA.)
Órgano glandular femenino que segrega leche. También, con mayor frecuencia, la parte del cuerpo que se extiende desde el cuello hasta el abdomen, sea de un hombre o de una mujer. En hebreo se emplean dos palabras para pecho: schadh y schodh. (Can 8:1; Job 24:9.) Las palabras griegas son ma·stós (Lu 11:27) y stë·thos. (Apo 15:6.) En las Escrituras se usa el término “pecho” para indicar proximidad, intimidad y favor (Can 1:13; Jn 13:25; 21:20); madurez (Can 8:8, 10; Eze 16:7); belleza (Can 4:5; 7:3, 7, 8); relaciones sexuales (“entre sus pechos”, Os 2:2; “fueron apretados sus pechos”, ‘oprimidos los senos’, Eze 23:3, 21); fertilidad (Gé 49:25; Os 9:14); alborozo y prosperidad (Isa 60:16; 66:11). ‘Darse golpes sobre los pechos’ o ‘arrancarse los pechos’ indicaba extrema humillación, aflicción y congoja. (Isa 32:12; Eze 23:34; Lu 18:13; 23:48.)
Después de escuchar a Jesús, una mujer exclamó: “¡Feliz es la matriz que te llevó y los pechos que mamaste!”. Puesto que el deseo de toda mujer era tener un hijo de valía, y las hebreas deseaban el privilegio de ser la madre de un profeta, en especial del Mesías, se comprende que esta mujer judía se expresase de este modo. No obstante, la respuesta de Jesús fue: “No; más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”, lo que mostró que lo importante no era la proximidad a Jesús en sentido físico, sino la espiritualidad. Este principio excluye la veneración a María como madre de nuestro Señor. (Lu 11:27, 28.)
Debido a la proximidad de la destrucción de Jerusalén, seguida de la espantosa matanza de sus habitantes, Jesús declaró: “¡Miren!, vienen días en que se dirá: ‘¡Felices son las estériles, y las matrices que no dieron a luz y los pechos que no dieron de mamar!’”. (Lu 23:29; compárese con Jer 16:1-4.)
Las Escrituras Hebreas utilizan términos diferentes para distinguir el pecho del hombre y el de un animal, que es anatómicamente diferente. En los sacrificios de comunión de los israelitas, el pecho (heb. ja·zéh) de la víctima era la porción que se daba al sacerdote como alimento. (Le 7:29-35; 10:14, 15.)
Seno. La palabra “seno” suele utilizarse de manera muy similar a “pecho”, aunque más que al pecho en sí, a menudo se refiere al pliegue de la parte superior de la vestidura. Las palabras hebreas para seno eran jehq (1Re 1:2), jó·tsen (Ne 5:13), y la forma dual dadh (Eze 23:3), y en griego se utilizaba el término kól·pos. (Jn 13:23.) A alguien muy amado o querido se le mantenía cerca del seno (heb. jehq), como Noemí hizo con Obed, el hijo de Rut, al reconocerlo como heredero legal de su difunto esposo Elimélec. (Rut 4:16.) La costumbre de reclinarse para comer permitía que el que estaba ante el seno de otra persona estuviera en una posición de intimidad respecto a ella, una posición por lo general favorecida. (Jn 13:23.) Jesús se refirió a esta conocida costumbre cuando dijo en una ilustración que Lázaro estaba en “la posición del seno de Abrahán”, lo que significaba que tenía el favor de Dios. (Lu 16:22, 23.) El apóstol Juan explicó que Jesús estaba “en la posición del seno para con el Padre”, como el asociado íntimo de Jehová, aquel que podía explicar la verdad acerca de Dios a un grado más pleno y extenso que cualquier otro. (Jn 1:18; véase SENO, POSICIÓN DEL.)
La indumentaria de los israelitas de tiempos bíblicos era muy holgada en la parte del pecho, de modo que podían meter las manos en los pliegues, guardar dinero u otros artículos, e incluso llevar un bebé o un corderito. (Éx 4:6, 7; Nú 11:12; 2Sa 12:3.) Para ejemplificar el cuidado y amor tierno que Jehová tiene a sus corderos, dice que los llevará en su seno. (Isa 40:11.) Por otra parte, la expresión ‘la mujer de tu seno’ (Mod; Val, 1909) se entiende mejor si se traduce ‘la mujer de tu corazón’ (Str), “tu mujer, que es la prenda de tu corazón” (Dt 13:6; BR; TA, 1953), ‘tu amada mujer’ (Val, 1989) o ‘tu esposa estimada’ (NM). (Dt 13:6 [13:7 en algunas versiones]; 28:54.) A veces alude a las relaciones sexuales. (Gé 16:5; 2Sa 12:8.)
Las expresiones ‘hacer el pago en su propio seno’ y ‘medir su salario en su propio seno’ se entienden mejor cuando sabemos que los bolsillos de las vestiduras no estaban en las faldas o en la parte inferior de la prenda de vestir como ocurre hoy día. (Isa 65:6, 7; Sl 79:12; Jer 32:18.) De igual manera, las expresiones ‘llevar en el seno el oprobio’, “recoger fuego en el seno”, ‘tomar un soborno del seno’ y “un soborno en el seno” aluden a la utilización de los pliegues superiores de las vestiduras. (Sl 89:50; Pr 6:27; 17:23; 21:14.)
Posición del Seno En una ilustración Jesús habló de un pobre mendigo llamado Lázaro que después de morir fue llevado a la “posición del seno de Abrahán”, y Juan dice que Jesús está en la “posición del seno para con el Padre”. (Lu 16:22, 23; Jn 1:18.) La expresión “posición del seno” alude a la posición que ocupaba la persona que se reclinaba en el mismo lecho delante de otra para tomar una comida.
Los invitados se reclinaban sobre su costado izquierdo apoyándose con el codo sobre una almohada y dejando el brazo derecho libre. Por lo general se reclinaban tres personas en cada lecho, pero podían hacerlo hasta cinco. Cada uno tendría su cabeza sobre o cerca del pecho o seno de la persona a su espalda. El que no tenía a nadie a su espalda era considerado el de mayor rango, y el que estaba junto a él ocupaba el segundo puesto de honor. En vista de lo cerca que los invitados estaban unos de otros, era costumbre colocar a los amigos lado a lado, lo que facilitaba bastante el entablar una conversación confidencial si se deseaba. El que en un banquete alguien estuviera en la “posición del seno” respecto a otra persona equivalía a ocupar una posición especial de favor con relación a ella. Por eso el apóstol Juan, a quien Jesús tanto amaba, ‘estaba reclinado ante el seno de Jesús’ durante la celebración de la última Pascua, y en tal posición “se recostó sobre el pecho de Jesús” y le hizo privadamente una pregunta. (Jn 13:23, 25; 21:20.)
Por estas razones, cuando Juan explicó la posición especial de favor de Jesucristo, dijo que estaba en “la posición del seno” de su Padre Jehová. De igual manera, cuando Jesús dijo en la ilustración que a Lázaro se le llevó a “la posición del seno” de Abrahán, dio a entender que este mendigo finalmente llegaría a estar en una posición de favor especial con respecto a alguien superior. (Véase COMIDA.)
Sus regazos El manto que usaban los israelitas de tiempos bíblicos era una prenda amplia que caía sobre el pecho. A veces se usaba de modo que la tela que colgaba formara un pliegue encima del cinturón. Ese pliegue servía de bolsillo grande en el que guardar grano, dinero u otros artículos. Hasta se podía cargar a un bebé o un corderito en él (Éx 4:6, 7; Nú 11:12; 2Re 4:39; Job 31:33; Isa 40:11). En Lucas 6:38 se usa una palabra griega que literalmente significa Lit. “seno”, “pecho” o ‘regazo’ pero que en este contexto se refiere al pliegue del manto. La expresión “echarán en el pliegue de su ropa” puede aludir a la costumbre que tenían algunos vendedores de llenar este pliegue superior del manto con los productos que se habían comprado.
Parte diferenciada del organismo que recubre externamente casi todo el cuerpo del hombre y de los animales. La piel realiza muchas funciones que contribuyen al bienestar del cuerpo: lo protege, regula la temperatura corporal y elimina ciertos residuos; por ello puede considerársela un órgano del cuerpo.
La Biblia menciona diversas afecciones de la piel (Le 13:1-46; 21:20; Dt 28:27) y ciertas alteraciones causadas sobre esta por la enfermedad y el hambre. (Job 7:5; 30:30; Lam 4:8; 5:10.)
Según la Ley, las pieles de los animales que se utilizaban para ciertas ofrendas por el pecado se quemaban fuera del campamento de Israel, o fuera de la puerta de Jerusalén. (Éx 29:14; Le 4:11, 12; 8:17; 9:11; 16:27; Heb 13:11.) El sacerdote se quedaba con la piel del animal que presentaban los israelitas como holocausto (ofrendas quemadas). (Le 7:8.)
Jehová dio a Adán y Eva vestiduras de piel para cubrir su desnudez después que pecaron. (Gé 3:21.) Algunas personas se vistieron con pieles sin curtir, en especial algunos profetas, tanto verdaderos (2Re 1:8; Mt 3:4) como falsos (Zac 13:4). Las pieles también servían para hacer sandalias (Eze 16:3, 10), bolsas (1Sa 17:40), odres para agua, leche y vino (Gé 21:14; Jos 9:13; Jue 4:19; Mt 9:17) y parches para tambores. Posiblemente la base resonante del né·vel, o “instrumento de cuerdas”, también era de piel. (Isa 5:12.) Asimismo, se utilizaron pieles para confeccionar las cubiertas del tabernáculo. (Éx 25:2, 5; 26:14; 35:7, 23; 36:19.)
Las pieles de oveja, cabra o becerro también se empleaban como material de escritura. (Véase PERGAMINO.)
Uso figurado. Satanás le dijo a Jehová con respecto a Job: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma”. (Job 2:4.) Con estas palabras el Diablo desafiaba la integridad del hombre, al alegar que Job maldeciría a Dios si su bienestar físico estaba en juego.
Job mismo dijo: “Escapo con la piel de mis dientes”. (Job 19:20.) Algunos traductores han propuesto otras lecturas de este versículo, pero requieren modificaciones en el texto hebreo. Parece innecesario acudir a los descubrimientos científicos realizados en años recientes con la ayuda del microscopio para explicar la afirmación de Job, pues al parecer se limitaba a decir que había escapado con nada o casi nada. Había escapado con la piel de sus dientes, es decir, con la “piel” de algo que parece no tenerla.
¡“ Hey tu ”!
Una vez alguien paso por una tienda de antigüedades y observó en su vitrina un esqueleto humano con un letrero que decía: "Hey, tu que pasando vas, fija tus ojos en mi, cual tu te ves... yo me vi, cual yo me veo.. tu te verás."
Y esa es la triste realidad querido lector, al final de todo, eso somos, Un complejo de huesos cubierto por carne y piel... solo una capa de piel, que tonto somos, esa leve y frágil capa de piel que determina, califica, etiqueta, discrimina, como nos ven, según su color, suavidad, o textura.... Piel que se arruga con el tiempo, haciéndonos inservibles e invisibles.
Piel, por la cual se gasta montañas de dineros en cosméticos, cirugías, etc... Tan sólo una capa de piel, por la cual amamos, odiamos, vivimos, matamos, o morimos... y olvidamos de paso, esta sencilla pero gran verdad, "somos lo que realmente nadie puede ver más allá de nuestra piel"... Hey tu que pasando vas, fija tus ojos en mi... porque pronto ésto serás (1Sa 16:7; Sl 90:10). |
Parte del cuerpo humano, o de algunos animales, que está entre el pie y la rodilla, o entre el pie y la pelvis. En la ceremonia de instalación del sacerdocio, una parte de la “ofrenda mecida” consistía en la pierna derecha del “carnero de la instalación”. (Le 8:22, 25-27.) En ciertos sacrificios, la pierna posterior derecha, la parte superior y más selecta, también se daba como porción sagrada al sacerdote que oficiaba. (Le 7:32-34; 10:12, 14, 15.) En Números 6:19 y Deuteronomio 18:3 se explica que la pierna delantera, la “espaldilla” (literalmente, “brazo”), era una porción que también se asignaba a los sacerdotes.
Los insectos que tenían “piernas saltadoras” (heb. kera·`á·yim) eran las únicas criaturas aladas enjambradoras que la Ley clasificaba como limpias para alimento. (Le 11:21.) El mismo término hebreo en otros pasajes se refiere a las “canillas” de los animales. (Véase CANILLA.)
Jehová dijo proféticamente a Babilonia: “Quítate la falda amplia. Descubre la pierna. Atraviesa los ríos”. (Isa 47:1, 2.) En lugar de ser una reina agasajada a la que se rinde servicio, tenía que descubrir sus piernas hasta la cadera en sentido figurado para vadear, descalza como una cautiva, los ríos por los que la arrastrarían sus conquistadores.
En sentido figurado, las piernas también representaban poderío o velocidad y fuerza humanas. En el Salmo 147:10 leemos: “No se deleita [Jehová] en el poder del caballo, ni en las piernas del hombre se complace”. En Proverbios 26:7 se hace referencia a piernas cojas como símbolo de inutilidad o incapacidad.
Parece ser que la costumbre romana era dar un golpe de gracia a los criminales condenados a muerte en el madero quebrándoles las piernas con el fin de acortar sus sufrimientos. A solicitud de los judíos, los soldados quebraron las piernas de los hombres que estaban fijados en maderos junto a Jesucristo, pero a él no le quebraron las piernas pues se dieron cuenta de que ya había muerto. Así se cumplió la profecía registrada en el Salmo 34:20. (Jn 19:31-36; compárese con Éx 12:46; Nú 9:12.)
La palabra hebrea ré·ghel y la griega pous se refieren básicamente a la parte inferior de la pierna, la parte del cuerpo sobre la que se sostienen los hombres o los animales. Los dos términos se utilizan tanto de forma literal como figurada.
En la antigüedad se viajaba principalmente a pie, como aún ocurre en la actualidad en muchas partes de la Tierra. Aunque algunas personas iban descalzas, normalmente se llevaban sandalias, que consistían en poco más que una suela. (Véase SANDALIA.) Cuando la persona entraba en una casa, tenía que quitarse las sandalias. El lavar los pies a un invitado era una forma aceptada y casi obligatoria de mostrar hospitalidad. Esta tarea la efectuaba el amo de casa o un sirviente, o al menos se proporcionaba agua para tal fin. (Gé 18:4; 24:32; 1Sa 25:41; Lu 7:37, 38, 44.)
Cuando alguien estaba en suelo santo, tenía que quitarse las sandalias, por lo que no hay duda de que los sacerdotes iban descalzos cuando realizaban tareas sagradas en el tabernáculo. (Éx 3:5; Jos 5:15.) Es por eso por lo que no estaban incluidas las sandalias en las instrucciones para la confección de la indumentaria sacerdotal. (Éx 28; véase POSTURAS Y ADEMANES - [Respeto, humildad - Quitarse las sandalias].)
Cristo lava los pies de sus discípulos. Jesucristo dio a sus discípulos una lección de humildad y de presteza para servir a otros cuando él, su Maestro, les lavó los pies. (Jn 13:5-14; compárese con 1Ti 5:9, 10.) Jesús dijo en esa ocasión: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, sino que está todo limpio”, refiriéndose al hecho de que incluso si una persona se había bañado, sus pies se llenarían de polvo simplemente por andar un poco y por lo tanto tendría que lavarlos más a menudo. En los días del ministerio terrestre de Jesús, no se requería que los sacerdotes y los levitas que estuvieran de guardia en el templo se bañasen de nuevo el mismo día después de haberse sumergido en el agua muy de mañana; únicamente debían lavarse las manos y los pies. (Véase también Éx 30:19-21.) Cuando Jesús dijo: “Ustedes están limpios, pero no todos [refiriéndose a Judas]”, Jesús al parecer dio a esta acción una dimensión adicional espiritual. (Jn 13:10, 11.) En Efesios 5:25, 26 se dice que Jesús limpia a la congregación cristiana con el “baño de agua por medio de la palabra” de la verdad. Lógicamente, los seguidores fieles de Jesús no solo habrían de preocuparse humildemente por las necesidades físicas de sus hermanos, sino mucho más por las espirituales. Por lo tanto, habrían de ayudarse unos a otros a mantenerse limpios no cayendo en las tentaciones y enredos diarios que podrían contaminar al cristiano en su camino por este mundo. (Heb 10:22; Gál 6:1; Heb 12:13; véase LAVAR LOS PIES - [¿Por qué lavó Jesús los pies de los apóstoles?].)
“Andar.” Lit. “comportarse”. Las palabras “pie” y “pies” se emplean a menudo para indicar las inclinaciones o la conducta de una persona, sean estas buenas o malas. (Sl 119:59, 101; Pr 1:16; 4:26; 5:5; 19:2; Ro 3:15.) La palabra “andar” se utiliza con un significado similar, como en la declaración “Noé andaba con el Dios verdadero”, que significa que procedía en armonía con los mandamientos y la voluntad divinos. (Gé 6:9; compárese con Ef 2:1, 2.) Dios dirige los pasos de sus siervos fieles en la senda justa mostrándoles el camino que deben seguir para evitar la caída en sentido espiritual o la trampa del mal, y en algunas ocasiones, salvaguardándolos para que no los atrape el enemigo. (1Sa 2:9; Sl 25:15; 119:105; 121:3; Lu 1:78, 79.) Por otra parte, hará que los inicuos pierdan el equilibrio y sean derrotados. (Dt 32:35; Sl 9:15.) Jehová nos aconseja que no nos unamos a las personas malas en su derrotero y que no entremos en un camino incorrecto. (Pr 1:10, 15; 4:27.) También aconseja que cuando alguien vaya a la casa de Dios, guarde sus pies y se acerque con corazón sincero para oír y aprender. (Ec 5:1.)
★“Andando”: El biblista Adam Clarke señala: “Andar con una persona implica amor y apego; y es imposible no imitar a quienes amamos. De ahí el dicho: Dime con quién andas y te diré quién eres. Saber cuáles son las compañías de alguien permite deducir fácilmente su carácter moral”. Como hemos visto, la gente en general pasa mucho tiempo en compañía de personajes de televisión, personajes que distan mucho de ser sabios, y a quienes el cristiano sincero jamás se le ocurriría invitar a su casa. (g10/06 7)
★Posturas y Ademanes - [Uso figurado de ciertas acciones-§1-Andar]
★¿Qué significa andar con Dios, y qué ejemplos bíblicos lo aclaran?
★Verdad - [‘Andar en la verdad.’]
Otros usos figurados. Otras expresiones que tienen un sentido figurado son: ‘lugar de descanso para la planta del pie’, es decir, lugar de residencia (Gé 8:9; Dt 28:65); “lo ancho de un pie”, para indicar la parcela de tierra más pequeña que alguien podría poseer (Hch 7:5; Dt 2:5; compárese con Jos 1:3); ‘alzar el pie’, para seguir o iniciar una línea de conducta (Gé 41:44); ‘hacer cosa rara el pie en la casa del semejante’, lo que significa no abusar de la hospitalidad (Pr 25:17); ‘andar descalzo’, en humillación o duelo (a menudo se conducía a los cautivos descalzos) (Isa 20:2); ‘depositar algo a los pies de’ una persona, como regalo u ofrenda (Hch 5:1, 2); ‘caer a los pies de alguien’, en señal de homenaje (Mr 5:22); ‘sujetar debajo de los pies’, como muestra de sometimiento (1Co 15:27; Heb 2:8); ‘pisotear o quebrantar bajo los pies’, en señal de victoria (Mal 4:3; Ro 16:20); ‘colocar los pies sobre la cerviz de un enemigo’, como símbolo de haberlo subyugado o vencido (Jos 10:24); ‘lavar el pie en sangre’, al ejecutar a los enemigos (Sl 68:22, 23), y ‘cubrir los pies’, en el sentido de hacer del cuerpo (literalmente, ‘mantener escondidos los pies’; Jue 3:24; 1Sa 24:3). La frase ‘mojar el pie en aceite’ se usó proféticamente para prefigurar la porción pingüe que tendría la tribu de Aser entre las otras tribus de Israel. (Dt 33:24.) Rut descubrió los pies de Boaz y se echó allí para darle a entender que debía tomar acción legal en lo que tenía que ver con el matrimonio de cuñado. (Rut 3:4, 7, 8.) ★Saúl - [¿A qué entró Saúl en una cueva?]
Pies “hermosos”. Jehová aprecia de manera especial los pies de aquellos que proclaman las buenas nuevas del Reino, y dice que son “hermosos”. (Isa 52:7; Ro 10:15.) El cristiano debe tener sus pies calzados con el “equipo de las buenas nuevas de la paz” para que pueda llevar apropiadamente las buenas nuevas. (Ef 6:15.) Al dar instrucciones a sus discípulos, Jesús les dijo que cuando rehusaran recibirlos o escuchar sus palabras en una casa o en una ciudad, deberían sacudir el polvo de sus pies, con lo que mostrarían que los dejaban expuestos a las consecuencias que habrían de sobrevenirles de una fuente superior, es decir, del cielo. (Mt 10:14.)
‘Arranca tu pie.’ Cuando Jesús dijo: “Si tu mano o tu pie te está haciendo tropezar, córtalo y échalo de ti” no se refería a “arrancarse el pie” de un modo literal, sino figurado. Quiso decir que en lugar de dejar que un miembro del cuerpo, como una mano o un pie, lleve a cometer un pecado imperdonable, debería amortiguarse ese miembro del cuerpo de tal manera que fuera como si estuviera separado del cuerpo. (Mt 18:8; Mr 9:45; compárese con Col 3:5.)
En el “cuerpo” cristiano. Cuando el apóstol Pablo compara a la congregación cristiana con el cuerpo humano, subraya la interdependencia de sus miembros con estas palabras: “Si el pie dijera: ‘Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo’, no por esta razón deja de ser parte del cuerpo”. (1Co 12:15.)
El escabel de los pies de Jehová. Jehová se representa a sí mismo en su posición real sentado en un trono celestial y con la Tierra como el escabel de sus pies. (Isa 66:1.) Dice a Sión que embellecerá el lugar de su santuario, y añade: “Yo glorificaré el mismo lugar de mis pies”. (Isa 60:13, 14; véanse DEDO; TALÓN.)
“María se sentó a los pies del Señor”. Lucas 10:39, Un comentario bíblico explica: “Los discípulos se sentaban a los pies de sus maestros. Los discípulos serios estaban preparándose para ser maestros, un rol que les estaba prohibido a las mujeres. [...] La postura de María, la hermana de Lázaro y su entusiasmo por absorber la enseñanza de Jesús a costa de un rol tradicionalmente femenino [...] puede que haya ofendido a la mayoría de los varones judíos”.
Dedo primero y más grueso de la mano, que se puede oponer a cada uno de los otros cuatro dedos. Gracias a él, el hombre puede agarrar objetos y realizar muchas operaciones delicadas que de otro modo serían imposibles. En la antigüedad, se incapacitaba a los cautivos para la guerra cortándoles los pulgares y los dedos gordos de los pies. (Jue 1:6, 7.)
La palabra hebrea bó·hen designa tanto el pulgar como el dedo gordo del pie. Su sentido viene determinado por las expresiones acompañantes ‘de la mano’ y ‘del pie’. En todos los textos de las Escrituras que mencionan el pulgar, también se hace referencia al dedo gordo del pie. (Éx 29:20; Le 14:14, 17, 25, 28.)
Durante la instalación de Aarón y sus hijos como sacerdotes, se degolló un carnero, y Moisés puso algo de su sangre sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el dedo pulgar de su mano derecha y sobre el dedo gordo de su pie derecho. Luego les hizo lo mismo a cada uno de los hijos de Aarón. (Le 8:23, 24.) La sangre puesta sobre el pulgar derecho indicaba de manera figurada que los sacerdotes deberían desempeñar sus deberes con lo mejor de sus aptitudes.
Órganos gemelos localizados en la parte baja del abdomen cuya función consiste en filtrar las impurezas de la sangre. Con relación a la palabra hebrea kela·yóhth (riñones), J. N. Oswalt escribió: “Cuando se emplea en sentido figurado, este término se refiere a los aspectos más íntimos de la personalidad”. (Theological Wordbook of the Old Testament, edición de R. Laird Harris, 1980, vol. 1, pág. 440; compárese con Sl 7:9.) Lo mismo puede decirse de la palabra griega ne·frói (riñones). (Apo 2:23, nota .)
Los riñones, como todo el cuerpo, fueron diseñados directamente por Jehová Dios, el Creador. (Sl 139:13.) La grasa que rodeaba los riñones de los animales que se sacrificaban se consideraba particularmente selecta, y se mencionaba de manera específica como algo que tenía que hacerse humear sobre el altar junto con los riñones en los sacrificios de comunión (Le 3:10, 11; 9:19, 20), las ofrendas por el pecado (Le 4:8, 9; 8:14, 16; 9:10) y las ofrendas por la culpa (Le 7:1, 4). En la ceremonia de instalación del sacerdocio, los riñones del carnero de la instalación primero se mecieron y luego se quemaron sobre el altar. (Éx 29:22, 24, 25; Le 8:25, 27, 28.) Moisés dijo que Jehová alimentaba a su pueblo Israel con la “grasa de los riñones del trigo”, usando el término “riñones” en un sentido de algo selecto. (Dt 32:14.)
Debido a su ubicación en el cuerpo, los riñones figuran entre los órganos más inaccesibles. Por eso es apropiado que la Biblia se valga de este término para representar los pensamientos más íntimos y las emociones más profundas. Una herida en los riñones sería muy profunda, tanto si se toma en sentido literal como figurado. (Job 16:13; Sl 73:21; Lam 3:13.) Los riñones se relacionan a veces con el corazón, que se emplea figuradamente para representar a toda la persona interior. (Jer 11:20; 17:10; 20:12.)
Nuestro Creador conoce cabal e íntimamente la composición del hombre; por eso se dice que pone a prueba “corazón y riñones”, así como su Hijo escudriña los “riñones y corazones”. (Sl 7:9; Apo 2:23.) Al igual que se refina la plata, Jehová puede “refinar” los riñones y el corazón de una persona de tal manera que llegue a ser recta ante Él y más sensible a Sus normas. (Sl 26:2; 66:10.)
En el Salmo 16:7 David escribió: “Bendeciré a Jehová, que me ha dado consejos. Realmente, durante las noches mis riñones me han corregido”. Puesto que David adoraba al Dios verdadero, el consejo de Jehová impregnó hasta lo más recóndito de su persona. Al haberse asentado tan profundamente en él, el “consejo” se relaciona con los “riñones”, y, por lo tanto, puede decirse que estos corrigieron a David.
Aunque la Palabra de Dios puede hallarse en los labios de los inicuos, no penetra hasta lo más profundo de su personalidad. Por lo tanto, Jeremías 12:2 dice con relación a ellos: “Siguen avanzando; también han producido fruto. Tú estás cerca de su boca, pero lejos de sus riñones”. La idea expresada corresponde con Isaías 29:13, que Jesús citó en Mateo 15:7, 8, donde se dice lo mismo acerca del corazón de los inicuos, lo que muestra que en ocasiones “corazón” y “riñones” se emplean de manera análoga.
La Biblia asocia ciertas experiencias emocionales y psicológicas con los órganos del cuerpo. Esto no es del todo extraño. En el lenguaje de las emociones, nosotros hacemos del corazón el asiento de lo que sentimos. Decimos a nuestros cónyuges: «Te amo con todo el corazón». Por supuesto, no nos referimos al órgano específico que tenemos dentro del tórax. Queremos decir que nuestro amor es sincero, porque proviene de lo más profundo de nuestro ser. En la Biblia esta práctica es aún más común. En esta ocasión solo me referiré al término «riñones».Los israelitas conocían bien los riñones. En el altar se quemaban los riñones de los animales sacrificados, probablemente porque solían estar cubiertos de grasa (Éxo. 29:13; Lev. 3:4), y los israelitas tenían prohibido el consumo de grasa animal. El pensador judío Filón de Alejandría (c. 20 a. C.- 45 d. C) indica que los riñones eran ofrecidos a Dios porque purificaban la sangre (Leyes especiales 1:216). En los rituales babilonios de adivinación, se usaban los riñones de algunos animales para predecir el futuro. Por ello, quemar los riñones en el altar era para los israelitas un rechazo a esas prácticas paganas. Al igual que muchas otras partes del cuerpo, los riñones se usaban para referirse a toda la persona (una parte representaba la totalidad del cuerpo o la persona). El salmista expresa: «Tú creaste mis entrañas [kelayôth, “riñones”]» (139:13), es decir, «mi cuerpo». Dado que los riñones estaban ubicados en la parte interna del cuerpo humano, era fácil usarlos metafóricamente para designar los aspectos más íntimos de la personalidad humana.
2. El asiento de las emociones
Los israelitas entendían que las emociones no estaban separadas del cuerpo físico. El padre dice a su hijo: «En lo íntimo de mi ser [mis riñones] me alegraré cuando tus labios hablen con rectitud» (Prov. 23:16). En este caso, suele evitarse una traducción literal con el propósito de indicar que el término «riñones» indica un profundo gozo que abarca a toda la persona. Las emociones negativas también eran asociadas con los riñones. Cuando el salmista escribió: «Se me amargó el ánimo» (Sal. 73:21), literalmente dijo: «mis riñones fueron traspasados», para expresar que sufría perturbación emocional y profunda angustia. Da la idea de una persona que, atravesada por una flecha, sufre dolor y agonía emocional, temiendo la muerte. En efecto, Job describe su angustia emocional mediante la imagen de flecheros que le disparan saetas, perforándole los riñones (16:12, 13, NRV; cf. Lam. 3:13). Su ser más profundo se sentía atribulado.
Según Jeremías, el pueblo de Israel tenía a Dios a flor de labios, pero él estaba «lejos de su corazón [riñones]» (12:2), es decir, el mensaje de Dios no había transformado su interior. Aquí los riñones son asociados con el carácter. En casos como este llegan a ser un sinónimo del término bíblico «corazón», que representa, entre otras cosas, las cualidades racionales y morales de una persona. Simbólicamente se refieren a la autoconciencia humana o al interior más profundo. Podría, entonces, designar a la conciencia. Puede ser que el salmista haya tenido esto en mente cuando escribió: «Aun de noche me reprende mi conciencia [riñones]» (16:7).
4. El objeto del análisis divino
Dado que los riñones son asociados con el carácter, es fácil concluir que Dios los examina. La frase que usted cita (que Dios escudriña «los riñones y los corazones») es usada varias veces en el Antiguo Testamento. Asume que Dios ve lo más profundo de los seres humanos y puede tomar decisiones justas sobre la base de ese conocimiento (Jer. 11:20; 17:10). El salmista no tiene nada que esconder, y por ello le expresa al Señor: «Examíname, Señor; ¡ponme a prueba! Purifica mis entrañas [riñones] y mi corazón [leb, “corazón”]» (26:2). Al examinar los riñones Dios puede identificar a los malvados y poner fin a la violencia de ellos (Sal. 7:9). La combinación de los riñones y el corazón en la frase indica que Dios examina la totalidad de la persona.
La utilización de órganos humanos para referirse a las emociones revela que los escritores bíblicos tenían una comprensión integral de la naturaleza humana. El cuerpo físico no estaba separado de los aspectos espirituales y emocionales de la persona.
¿Qué relación existe entre nuestra salud espiritual y “los riñones”?
Al cabo de dos meses de la concepción, ya se han formado los órganos principales. Entre ellos se encuentran los riñones, que para el momento de nuestro nacimiento estan listos para filtrar la sangre, eliminando las toxinas y el exceso de agua y reteniendo los nutrientes. Cuando ambos riñones funcionan bien, filtran el agua de toda la sangre (alrededor de cinco litros en un adulto) ¡cada cuarenta y cinco minutos! Los riñones también regulan el contenido mineral, la acidez y la presión de la sangre. Además, realizan muchas otras funciones vitales. Con razón se ha llamado a los riñones “los maestros químicos del cuerpo”.
Este centro figurativo de lo que en realidad somos... queremos hacer que siga funcionando saludablemente. Para lograr eso, es preciso que vigilemos lo que comemos y bebemos. Tal cosa aplica tocante a los riñones literales. También aplica en sentido espiritual.
¿Qué significa el que los “riñones” son ‘vistos,’ ‘refinados,’ ‘probados’... por Jehová? - (Sl 7:9)
En esos textos, evidentemente se hace referencia a los riñones como representación de, o con relación a, las emociones más profundas o los sentimientos más recónditos. (Sal. 7:9; 26:2; Jer. 11:20; 20:12) Aunque las criaturas humanas no pueden determinar las emociones más profundas y los sentimientos más recónditos ajenos, éstos no pueden ser ocultados ni del gran Probador y Refinador, Jehová Dios, ni de su Hijo. Por eso leemos: “Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón, examinando los riñones, aun para dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus tratos.” (Jer. 17:10) Citando al Hijo, Apocalipsis 2:23 declara: “Yo soy el que escudriña los riñones y corazones, y les daré individualmente a ustedes según sus hechos.” De modo que, entonces, Jehová Dios y Jesucristo examinan las emociones más profundas, que pueden estar ocultas a las criaturas humanas tal como los riñones literales están enterrados profundamente en el cuerpo humano.
Por lo tanto, el que vivamos en armonía con la voluntad de Dios lleva a grandes galardones espirituales, ya que Él y Su Hijo hallarán que hasta nuestras emociones más profundas revelan que queremos servirle a Él. Quizás recibamos también beneficios físicos. Es digno de atención el hecho de que los trastornos emocionales afectan a los riñones. Por ejemplo, la tensión emocional sostenida puede acarrear dolor físico y ausencia de micción o micción defectuosa. Por consiguiente, el que uno cultive gobierno de sí mismo, como recomienda la Biblia, puede evitarle sufrimiento físico.—Gál. 5:22-24.
La Biblia no revela a qué grado los riñones literales (quizás incluso las glándulas suprarrenales situadas en la superficie superior de los riñones) afectan las emociones o contribuyen al desarrollo de ciertas emociones. Debemos tener presente que el cuerpo humano es un conjunto armonioso, y todos sus miembros dependen unos de otros. (Compare con 1 Corintios 12:14-26.) Por lo tanto, las emociones, los sentimientos, los deseos y cosas semejantes no pueden ser circunscritos enteramente a ningún solo órgano específico como el cerebro, el corazón o los riñones. Bien pudiera ser que, por lo menos en algunos casos, la Biblia simplemente hable del órgano afectado como si él mismo originara las emociones o actitudes que lo afectan.
¿De qué manera nos refina Jehová los riñones y el corazón?
David oró: “Examíname, oh Jehová, y ponme a prueba; refina mis riñones y mi corazón” (Salmo 26:2). Dado que los riñones figuran entre los órganos más inaccesibles de nuestro organismo, representan los pensamientos y sentimientos más íntimos. El corazón simboliza toda la persona interior, es decir, sus motivos, sentimientos e intelecto. Por esa razón, cuando David pidió a Jehová que lo examinara, le suplicó que escudriñara sus ideas y emociones más recónditas.
David rogó a Jehová que refinara sus riñones y su corazón. ¿Cómo refina Dios lo que somos en el interior? David cantó: “Bendeciré a Jehová, que me ha dado consejos. Realmente, durante las noches mis riñones me han corregido” (Salmo 16:7). ¿Qué significan estas palabras? Que los consejos divinos llegaron a lo más profundo de David y corrigieron sus más hondos pensamientos y emociones. Así puede resultar en nuestro caso si reflexionamos con aprecio en los consejos que recibimos mediante la Biblia, los representantes de Dios y Su organización, y permitimos que tales consejos penetren en nuestro interior. Pedirle constantemente a Jehová que nos refine de esta manera nos ayudará a andar en integridad.
Articulación de la pierna que cumple una importante función en el apoyo del cuerpo. Por eso, rodillas que bambolean o debilitadas comunican la idea de debilidad, y rodillas que se dan una contra otra transmiten el sentido de temor. (Job 4:4; Sl 109:24; Isa 35:3; Da 5:6; Heb 12:12.)
De los 10.000 hombres de Gedeón, todos salvo 300 se arrodillaron para beber, bajando sus rostros hacia el agua. En esta posición no podían estar alerta, preparados en caso de un ataque por sorpresa. Estaban más preocupados por saciar su sed que por su misión. En cambio, los 300 hombres se quedaron en cuclillas, recogiendo el agua con las manos y lamiéndola; estaban alerta, vigilantes, preparados. De modo que se despidió a los 9.700 negligentes. (Jue 7:3, 5-8.)
Cuando se decía de manera figurada que un niño ‘había nacido sobre las rodillas’ de una persona que no era su madre y, por lo tanto, disfrutaba de su favor y cuidado, equivalía a decir que le reconocía como su hijo o descendiente, como sucedió con el hijo de Bilhá, al que se le consideró hijo de Raquel. (Gé 30:3-6; compárese con Gé 50:23.)
Jehová prometió restaurar a su pueblo, y los asemejó a hijos de Sión o Jerusalén que serían ‘acariciados sobre las rodillas’, es decir, que volverían a estar bien cuidados y a disfrutar de su favor. (Isa 66:12, 13.)
Arrodillarse. El verbo hebreo ba·rákj (arrodillarse) posiblemente se derive de la misma raíz que la palabra para “bendición”, lo que puede indicar que, al menos algunas veces, se conferían las bendiciones mientras las personas estaban arrodilladas.
Al implorar favor. Una persona podía arrodillarse en un acto de respeto o para implorar favor, como cuando un “jefe de cincuenta” que representaba al rey Ocozías se arrodilló ante Elías para rogar por su vida y por la de los hombres que le acompañaban. (2Re 1:13, 14.) Asimismo, un leproso imploró a Jesús de rodillas para que lo limpiase. (Mr 1:40-42; también 10:17-22.)
Durante la oración. Los adoradores verdaderos solían arrodillarse al orar a Dios, pues esta postura era un buen reflejo de su humildad. (Esd 9:5; Hch 9:36, 40; 21:3-6.) Salomón se arrodilló ante la congregación de Israel cuando oró en la dedicación del templo. (2Cr 6:13.) Daniel se arrodilló para orar a Jehová tres veces al día, con las ventanas de su habitación abiertas hacia Jerusalén, a pesar del decreto real que obligaba a dirigir las peticiones únicamente al rey Darío durante treinta días. (Da 6:6-11.) Jesucristo mismo puso el ejemplo de arrodillarse al orar a Jehová. Mientras se hallaba en el jardín de Getsemaní la noche en que le traicionaron, “dobló las rodillas y se puso a orar”. (Lu 22:41.)
Los que practicaban la religión falsa se arrodillaban ante los ídolos de sus dioses. No obstante, en tiempos de Elías aún había 7.000 personas fieles en Israel, cuyas ‘rodillas no se habían doblado ante Baal’. (1Re 19:18; Ro 11:4.)
Homenaje o reconocimiento de la posición de un superior. La genuflexión puede indicar que se tributa homenaje o se reconoce la posición de un superior. Los soldados se arrodillaron ante Jesús y le rindieron homenaje, si bien lo hicieron en son de burla. (Mt 27:27-31; Mr 15:16-20.)
Jehová ha otorgado al resucitado Jesucristo una posición superior y un nombre que está por encima de todo otro nombre, “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo”. Todos los que obtienen la vida deben doblar sus rodillas en adoración a Jehová en el nombre de Jesucristo y reconocer a este como Señor para la gloria de Dios. Esto incluye a “los que están debajo del suelo”, lo que debe indicar que los que sean resucitados del sepulcro también estarán bajo este requisito. (Flp 2:9-11; Jn 5:28, 29; Ef 1:9, 10.)
Los que desean el favor divino tienen que reconocer ante todo la supremacía y soberanía de Jehová, quien ha declarado: “Por mí mismo he jurado [...] que ante mí toda rodilla se doblará”. (Isa 45:23; Ro 14:10-12.) Era propio, por lo tanto, que el salmista instara fervientemente a los israelitas: “Oh, entren, adoremos e inclinémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor”. (Sl 95:6; véase POSTURAS Y ADEMANES.)
Al igual que en español, las palabras hebrea y griega para “rostro” (heb. pa·néh; gr. pró·sö·pon) tienen diversas acepciones.
Este término hace referencia a menudo a la cara, la parte anterior de la cabeza. (Gé 50:1; Mt 6:16, 17; Snt 1:23.) Asimismo, puede significar la parte frontal o delantera de cualquier cosa. (Éx 26:9; 2Sa 10:9; Eze 2:9, 10; en estos textos el término hebreo mencionado se traduce “parte anterior” y “frente”.) También puede hacer referencia a la superficie (Isa 14:21; Job 38:30; Hch 17:26) o apariencia externa de una cosa. (Lu 12:56; Snt 1:11.)
Actitud o posición. La expresión del semblante denota de manera notable el estado de ánimo y los sentimientos. En consecuencia, el término “rostro” se emplea a menudo para hacer referencia a la actitud tanto de Dios como del hombre en diversas circunstancias, o para referirse a la posición de una persona, desde el punto de vista de Dios o de sus semejantes. A continuación se presentan algunos usos frecuentes: ★‘Buscar el rostro’ significaba solicitar audiencia ante alguien, ya fuera Dios o un gobernante humano, a fin de implorar favor o ayuda. (Sl 24:6; 27:8, 9; 105:4; Pr 29:26; Os 5:15.) Los hebreos hablaban de ‘alzar el rostro de otra persona’, lo que significaba ‘tenerle consideración’. (1Sa 25:35; véase IMPARCIALIDAD.)
★‘Ablandar el rostro de alguien’ indica apaciguar su cólera o ganar su favor y buena voluntad. (Éx 32:11; Sl 119:58.) ★Manasés “Ablandó el rostro de Jehová” - (1-1-2011-Pg.18)
★‘Hacer brillar el rostro’ hacia otra persona es una expresión de favor (Nú 6:25; compárese con Sl 80:7), y ‘colocar a una persona delante del rostro’ muestra que se le concede atención favorable. (Sl 41:12; compárese con Sl 140:13.)
★‘Cara a cara’ puede indicar asociación o comunicación íntimas. Por ejemplo, leemos que Moisés, quien tuvo el privilegio de gozar de una relación muy estrecha con Dios y de que Él lo utilizara de manera sobresaliente, fue el profeta a “quien Jehová conoció cara a cara”. (Dt 34:10-12.) Aunque la Biblia registra que Moisés contempló “la apariencia de Jehová” y que Él le habló “boca a boca”, Moisés en realidad nunca vio el rostro de Jehová. Más bien, el contexto indica que esta expresión se basaba en que Dios hablaba libremente con él por medio de voceros angélicos, y no por visiones o sueños. (Nú 12:6-8; Éx 33:20; Hch 7:35, 38; Gál 3:19; compárese con Gé 32:24-30; Os 12:3, 4.) El propio Moisés le recordó a Israel que Dios había hablado “cara a cara” con ellos, puesto que habían oído una voz fuerte en Sinaí, a pesar de que ninguno de ellos había visto realmente a Jehová. (Dt 5:4; 4:11-15; Heb 12:19.)
Por otro lado, Jesús había estado personalmente con su Padre durante su existencia prehumana, y él mismo dijo que los ángeles, hijos celestiales de Dios, también contemplan “el rostro” de Dios al servirle en sus cortes celestiales. (Jn 1:18; 8:57, 58; Mt 18:10; compárese con Lu 1:19.) De la misma manera, los llamados a ser coherederos con Cristo en los cielos, ven a Jehová Dios a su debido tiempo. (1Jn 3:1-3.)
Pablo contrastó el entendimiento parcial del propósito de Dios que tenía en su día la congregación cristiana primitiva con la comprensión plena que tendría cuando alcanzara la recompensa celestial y se cumplieran las profecías. El apóstol dijo: “Porque en la actualidad vemos en contorno nebuloso por medio de un espejo de metal, pero entonces será cara a cara”. (1Co 13:12; compárese con 2Co 3:18; 4:6.)
La expresión ‘a la cara’ denota un trato franco o un enfrentamiento abierto (Dt 7:10; Job 21:31), y, en sentido peyorativo, puede denotar insolencia o falta de respeto. (Job 1:11; Isa 65:3.) Una expresión parecida es ‘la reprensión del rostro’. (Sl 80:16.)
★‘Fijar o dirigir uno su rostro’ significa ir tras un objetivo, propósito o deseo (Gé 31:21; 1Re 2:15; 2Re 12:17), y comunica la idea de una determinación o intención firmes. (2Cr 20:3; Da 11:16-19; Lu 9:51-53.) Daniel ‘dirigió su rostro hacia Jehová’ en el sentido de que lo buscó encarecidamente y confió en su ayuda. (Da 9:3; compárese con 2Co 1:11.) Los labios y mandíbulas apretados, así como la mirada fija, suelen reflejar fuerte determinación. Isaías ‘puso su rostro como pedernal’ en su determinación de no permitir que los intentos enemigos lo apartaran de su ministerio asignado. (Isa 50:7.) Los rebeldes judaítas “hicieron sus rostros más duros que un peñasco” al rechazar obstinadamente la corrección. (Jer 5:3.) Por otra parte, el que Jehová ‘fijara su rostro contra’ los violadores de su justa ley significaba su rechazo y condenación, con la calamidad o muerte como resultado. (Le 17:10; 20:3-6; Jer 21:10; compárese con 1Pe 3:12.)
★‘Ocultar el rostro’ tiene una variedad de significados, dependiendo de las circunstancias. El que Jehová Dios oculte su rostro significa a menudo que retira su favor o poder sustentador. Esto puede suceder como resultado de la desobediencia, sea individual o, como en el caso de Israel, colectiva. (Job 34:29; Sl 30:5-8; Isa 54:8; 59:2.) En algunos casos puede indicar que Jehová se retiene de manifestarse mediante una actuación o respuesta, mientras aguarda el tiempo debido para ello. (Sl 13:1-3.) La solicitud de David: “Oculta tu rostro de mis pecados”, fue una petición a Dios para que le perdonara o no tuviese en cuenta esas transgresiones. (Sl 51:9; compárese con 10:11.)
El que un hombre o un ángel se cubra el rostro o lo oculte puede expresar humildad o temor reverencial y respeto. (Éx 3:6; 1Re 19:13; Isa 6:2.) También puede ser señal de duelo. (2Sa 19:4.) En cambio, Elifaz insinuó falsamente que la prosperidad había vuelto arrogante a Job, de modo que estaba ‘cubriéndose el rostro con su gordura’. (Job 15:27.) Como en el caso de Hamán, el que una persona cubra el rostro de otra podría representar vergüenza y, tal vez, condenación. (Est 7:8; compárese con Sl 44:15; Jer 51:51.)
★‘Volver el rostro en dirección opuesta’ puede ser una demostración de indiferencia o desprecio. (2Cr 29:6; Jer 2:27; 32:33.) Dios manifiesta su desdén para con los que rechazan su consejo, mostrándoles “la espalda, y no el rostro”, en el día de su desastre. (Jer 18:17.)
★‘Escupir en el rostro de otro’ era un acto de gran oprobio o humillación. (Nú 12:14; Dt 25:9; Isa 50:6; Mt 26:67.)
Como el rostro es la parte más distintiva de la persona, lo identifica más que cualquier otra parte del cuerpo y expresa su personalidad, la palabra “rostro” se usó a veces como metonimia de la persona misma. Véase, por ejemplo, 2 Samuel 7:9; 17:11; y Hechos 3:19, donde las expresiones “delante de ti” (en la frase “de delante de ti”), “tu misma persona” y “persona” vienen de las palabras originales hebrea y griega para “tu rostro” o “rostro”. En otros casos, el rostro puede referirse a la presencia de la persona, como en Hechos 3:13.
“El pan de la proposición” del tabernáculo se llamaba literalmente en hebreo ‘el pan de los rostros’ (Éx 25:30), es decir, era el pan de la presencia de Jehová. Esta expresión ponía de relieve la intimidad de Jehová con el pueblo representada en el santuario.
Otros significados y otros términos.
El término griego para “rostro” (pró·sö·pon) a veces se refiere a la “apariencia exterior” que presenta una persona en virtud de su riqueza o pobreza, alto rango o posición modesta, etc. (Mt 22:16; 2Co 5:12; Gál 2:6.)
La palabra hebrea `af (nariz; narices) se refiere en ocasiones a la región de la nariz, y por ello se traduce “rostro”, normalmente cuando se habla de inclinarse. (Gé 3:19; 19:1; 48:12.) El término hebreo `á·yin (ojo) se emplea cuando se dice que Jehová, en sentido figurado, se aparece a su pueblo “cara a cara”. (Nú 14:14, nota.)
Tal como un pedazo de hierro puede ser útil para aguzar una hoja del mismo metal, una persona puede aguzar la condición intelectual y espiritual de otra Proverbios 27:17. Si las desilusiones y el contacto con individuos desagradables nos deprimen, la mirada compasiva y el estímulo bíblico de un compañero de creencia puede ser muy edificante para nosotros. La tristeza se nos va del rostro, y nos aviva nueva esperanza para renovar nuestra actividad. (Proverbios 13:12.)
Parte posterior del pie humano. En la Biblia suele hacerse referencia a esta parte del cuerpo humano en un sentido figurado. Asir o dañar el talón de alguien le retrasaría o estorbaría. Jacob asió el talón de su hermano gemelo, Esaú, cuando salió de la matriz de su madre. (Gé 25:26.) Debido a esto se le llamó Jacob, que significa “Que Ase el Talón; Suplantador”, nombre que tuvo un significado profético. (Gé 27:36; Os 12:2, 3.) Al bendecir a su quinto hijo, Dan, el cabeza de familia Jacob profetizó que sería como una serpiente que yace al acecho junto a la orilla del camino y muerde los talones del caballo, de modo que hace caer a su jinete. (Gé 49:17; véase VÍBORA CORNUDA.) La tribu de Dan estaba en la posición del “talón”, como retaguardia de Israel, durante su viaje por el desierto, infligiendo daño a los enemigos de Israel. (Nú 10:25.)
Se comparó proféticamente a la infiel Jerusalén a una mujer de mala reputación a la que se tenía que castigar ‘tratando violentamente’ sus talones, es decir, obligándola a andar sobre terreno escabroso, doloroso para sus talones, mientras la llevaban al exilio en Babilonia en el año 607 a. E.C. (Jer 13:22.)
El rey David dijo figurativamente de su traicionero compañero Ahitofel: “Ha engrandecido contra mí su talón”. (Sl 41:9.) Estas palabras tuvieron un cumplimiento profético en Judas Iscariote, a quien Jesús aplicó el texto cuando dijo: “El que comía de mi pan ha alzado contra mí su talón”. (Jn 13:18.) Por lo tanto, la expresión indica una acción traicionera, de perjuicio para la persona contra la que se ‘engrandece’ o ‘alza’ el talón.
La primera profecía registrada (Gé 3:15) predijo que la “serpiente” magullaría a la ‘descendencia de la mujer’ en el talón. Aunque un magullamiento del talón es doloroso, no incapacita permanentemente. Los agentes terrestres de la gran “serpiente”, Satanás el Diablo (Apo 12:9), mataron a Jesús, la “descendencia” (Gál 3:16), pero él se recuperó de su ‘magullamiento del talón’ al tercer día, cuando su Padre Jehová lo resucitó. (Hch 2:22-24; 10:40.)
Haz de fibras conjuntivas que une los músculos a los huesos. Se dice que el hombre está tejido con huesos y tendones. (Job 10:11; véase también Job 40:15-18.)
En el transcurso del forcejeo que Jacob mantuvo con un ángel, este tocó el hueco de la coyuntura del muslo de Jacob e hizo que se saliese de su lugar. El relato que más tarde escribió Moisés dice: “Por eso los hijos de Israel no acostumbran comer el tendón del nervio del muslo, que está en el hueco de la coyuntura del muslo, hasta el día de hoy [los días de Moisés], porque él tocó el hueco de la coyuntura del muslo de Jacob cerca del tendón del nervio del muslo”. (Gé 32:32.) Muchos judíos todavía siguen esta costumbre y quitan el nervio ciático junto con las arterias y los tendones antes de comer el animal. Algunos comentaristas judíos consideran que este precepto es un recordatorio de todo lo que Dios concedió a Israel, según se ejemplificó en esta experiencia del patriarca Jacob, padre de las doce tribus.
Se dijo en un sentido figurado que los israelitas tenían una cerviz como “un tendón de hierro”, dando a entender que eran rígidos, testarudos y de dura cerviz. (Isa 48:4; compárese con Éx 32:9.) La revivificación espiritual que Dios llevaría a cabo en su pueblo se representó con la acción de juntar los huesos y poner carne y tendones sobre ellos. (Eze 37:6-8.)
Glándulas genitales masculinas. La ley que Dios dio a Israel excluía del sacerdocio a cualquier hombre que tuviese quebrados los testículos, uno de los varios defectos físicos que lo inhabilitaban para tal servicio. (Le 21:17-21, 23.) Esta norma elevada para el sacerdocio armonizaba con la santidad que se requería de él, pues debía representar ante Israel la santidad de Jehová. También estaba de acuerdo con el hecho de que el sacerdocio israelita simbolizaba el sacerdocio celestial de Cristo y su congregación de subsacerdotes, en quienes no se halla defecto alguno. (Heb 7:26; Ef 5:27; Apo 14:1, 5; 20:6.) Además, Dios quería que los sacerdotes pudiesen tener hijos que los sucedieran. No obstante, la Ley permitía que una persona con estos defectos físicos comiera de las cosas santas que se suministraban como alimento para los sacerdotes. (Le 21:21, 22.)
Por razones semejantes, no podía ofrecerse como sacrificio ningún animal que tuviese los testículos comprimidos, aplastados, arrancados o cortados. (Le 22:24; compárese con Mal 1:6-8; 1Pe 1:19.) Por eso los israelitas no castraban a sus animales, pues la Ley exigía que todos los animales domésticos que se mataran para comer se llevaran al santuario, donde se les daba muerte y comía como sacrificio de comunión. Esta ley continuó en vigor en la Tierra Prometida para todos los que no vivían demasiado lejos de Jerusalén. (Le 17:3-5; Dt 12:20-25.)
La Ley también especificaba: “Ningún hombre a quien se haya castrado aplastándole los testículos, o que tenga cortado su miembro viril, podrá entrar en la congregación de Jehová”. (Dt 23:1.) Dicha ‘castración’ no se debía a un defecto congénito o a un accidente. (Compárese con Le 21:17-21; Dt 25:11, 12.) Es obvio, por lo tanto, que era una castración deliberada efectuada con fines inmorales, como la homosexualidad. A esa persona se le impedía entrar en la congregación o asociarse con ella, a fin de proteger la pureza de la misma.
La Ley ponía de relieve el respeto que Jehová siente por el derecho del hombre a tener hijos con su esposa, y por las facultades reproductivas que ha otorgado tanto al hombre como a la mujer. El matrimonio de levirato posibilitaba el que perdurasen el nombre, la línea familiar y la herencia de un hombre. (Dt 25:5-10.) Tras explicar el matrimonio de levirato, la Ley pasaba a decir que si dos hombres estaban peleando y la esposa de uno de ellos, intentando ayudar a su marido, agarraba al otro por sus partes naturales (una acción que ponía en peligro las facultades reproductivas del hombre), se le debía amputar la mano. (Dt 25:11, 12.) De modo que en este caso no se aplicaba la ley de igual por igual. (Dt 19:21.) Dios no exigía que se dañaran los órganos reproductivos de la mujer o los de su esposo. Por tanto, su unión todavía podía ser fructífera y la línea familiar del esposo podía continuar.
En lo que respecta a la congregación cristiana, no se impide la entrada a personas que hayan sido castradas, porque la Ley ha dejado de estar en vigor gracias al sacrificio de Cristo. (Col 2:13, 14.) No obstante, las leyes mencionadas muestran cómo ve Dios los órganos reproductivos, y dan a entender con claridad que sería incorrecto que una persona se sometiese a una operación que destruyese sus facultades procreativas por el mero hecho de no apreciar ese don.
La palabra hebrea para “carne” (ba·sár) se utiliza en Levítico 15:2, 3 con referencia al órgano viril, el pene, diferenciado de los testículos. (Véase LIMPIO, LIMPIEZA; compárese con Isa 57:8, nota.)
El órgano genital masculino fue objeto de veneración sexual por pueblos paganos de la antigüedad, al igual que sucede hoy en algunos países. Es posible que Ezequiel 8:17 NM, nota) haga alusión a que esta clase de adoración contaminó a Israel en el tiempo de Ezequiel.
Tejido vascular esponjoso y graso que ocupa las cavidades interiores de los huesos largos y de ciertos huesos planos. Hay dos clases de médula: la amarilla y la roja. En los adultos, los huesos largos y redondeados están llenos de médula amarilla o inactiva (compuesta principalmente de grasa), mientras que los huesos planos del cráneo, las costillas, el esternón y la pelvis contienen médula roja o activa. La médula roja desempeña un papel importante en la formación de la sangre, pues produce: 1) los glóbulos rojos de la sangre, que transportan oxígeno; 2) los importantes agentes coagulantes llamados plaquetas, y 3) un gran porcentaje de glóbulos blancos, que sirven principalmente para luchar contra las infecciones. Al ser productora de sangre, la médula tiene un efecto directo en la salud y el vigor de la persona. Por lo tanto, Job (21:24) alude apropiadamente a la persona bien nutrida y saludable diciendo en sentido figurado que su tuétano ‘se mantiene húmedo’.
Los israelitas al parecer utilizaban el tuétano como alimento. (Compárese con Miq 3:2, 3.) Tiene un valor nutritivo muy alto, pues es rico en proteínas, grasas y hierro. Por eso, el banquete que Jehová prepara para todos los pueblos incluye, en sentido figurado, “platos con mucho aceite, llenos de médula”. (Isa 25:6.)
En Hebreos 4:12 se compara la “palabra de Dios” a un arma que es más aguda que una espada de dos filos y que puede penetrar incluso en los motivos de una persona, hasta llegar, por decirlo así, hasta el tuétano, la parte más profunda de los huesos.
Fluido producido por el hígado y almacenado en la vejiga de la bilis o vesícula biliar, una bolsita en forma de pera que descansa sobre la parte inferior del lado derecho del hígado. La vejiga de la bilis puede llegar a contener unos 42 g. de bilis o hiel. Este es un fluido extremadamente amargo, de color amarillo o verdoso, que contribuye a la digestión. Se llegó a relacionar a la hiel con lo amargo o venenoso, y la palabra se usa de esta manera en la Biblia. (Hch 8:23.)
Cuando Job describe su experiencia dolorosa y amarga, de manera figurada dice que su vesícula biliar se estaba vaciando en la tierra. (Job 16:1, 13.) Después, también en lenguaje figurado, Zofar insinúa a modo de acusación que Job ha actuado inicuamente y que su “alimento” será dentro de él como la “hiel [o veneno] de cobras”. Advierte que un arma pasará “a través de su hiel [es decir, su vesícula biliar]”. (Job 20:1, 14, 25.) La palabra hebrea que aquí se traduce “hiel” está relacionada con la palabra para “amargo”. (Dt 32:32; Job 13:26.)
La voz griega para hiel es kjo·lë. (Véase PLANTA VENENOSA.)
Corresponde a la cavidad abdominal y contiene el sistema digestivo y otros órganos. Por lo general, se considera sinónimo de abdomen.
La palabra hebrea bé·ten se utiliza para denotar la región del abdomen (Jue 3:21, 22; Pr 13:25), y además se emplea varias veces para referirse al estado de gestación. (Gé 25:23, 24; Job 1:21; Sl 127:3; Ec 11:5; Isa 44:2; Os 9:11.) Los niños son el fruto de la matriz, situada en la región ventral. Sin embargo, hay otra palabra hebrea, ré·jem (rá·jam), que se refiere específicamente a la matriz, como se puede observar en Job 31:15: “¿Acaso Aquel que me hizo en el vientre no lo hizo a él, y no procedió Uno solo a prepararnos en la matriz?”. (Véanse también Gé 49:25; Sl 22:10; Pr 30:16.)
El término hebreo bé·ten (barriga) se emplea además como término arquitectónico en 1 Reyes 7:20, donde hace referencia a un saliente redondeado, una protuberancia globular.
En las Escrituras Griegas Cristianas, la palabra koi·lí·a significa “cavidad”, y, dependiendo del contexto, se traduce varias veces por “vientre” (1Co 6:13, Int; Flp 3:19), “matriz” (Lu 1:15, 41), “intestinos” (Mt 15:17) y “parte más interior” (Jn 7:38).
“Vientre” se utiliza de modo figurado para denotar el apetito o deseo carnal (Ro 16:18; Flp 3:19) y como fuente de donde emana el habla o los razonamientos. (Job 15:2; 32:19.) Cuando se hallaba en el vientre del pez, Jonás lo comparó al Seol, cuando dijo que ‘gritó desde el vientre del Seol por ayuda’, pues si Jehová no lo hubiese librado milagrosamente, habría muerto. (Jon 2:2; véanse ENTRAÑAS; MATRIZ.)