Indumentaria y Acicalamiento |
Arte antiguo que consiste en realizar mediante labores de aguja motivos ornamentales en relieve sobre tela o piel; para ello se emplean diversas clases y colores de hilos u otros materiales. El entretejido de dibujos y figuras en tela por medio de labor de aguja se menciona por primera vez en la Biblia con relación al tabernáculo de Israel. Jehová dio a Bezalel y Oholiab, obreros del tabernáculo, sabiduría de corazón para hacer todo el trabajo de bordado, distinto del de tejeduría, además de otras tareas. (Éx 35:30-35; 38:21-23.)
Según las instrucciones divinas, en las “telas de tienda” del tabernáculo se bordaron querubines. Estas figuras se veían desde el interior del Santo y del Santísimo. (Éx 26:1; 36:8.) También se bordaron querubines en la cortina que separaba estos dos compartimientos del tabernáculo. (Éx 26:31-33; 36:35.)
A fin de hacer el efod que llevaba el sumo sacerdote, se batieron láminas de oro hasta hacerlas hojas delgadas, de las que se cortaron hilos “para ir metiéndolos entre el hilo azul y la lana teñida de púrpura rojiza y la fibra escarlata carmesí y el lino fino, como obra de bordador”. (Éx 39:2, 3; 28:6.) También se requirió “obra de bordador” para hacer el “pectoral de juicio” del sumo sacerdote. (Éx 28:15; 39:8.)
En la canción de victoria de Barac y Débora se representa a la madre de Sísara esperando el regreso de su hijo con el despojo conseguido en la batalla contra Israel, entre el que contaba hallar prendas de vestir bordadas. (Jue 5:1, 28, 30.) Jehová había vestido en sentido figurado a su amado pueblo de Israel con una costosa “prenda de vestir bordada”. Pero sus habitantes idólatras seguramente habían usado vestidos bordados literales para cubrir las imágenes de un varón con las que se prostituía. (Eze 16:1, 2, 10, 13, 17, 18.) Por medio de Ezequiel, Jehová también predijo que cuando la rica Tiro cayera ante Babilonia, los destronados “principales del mar” se despojarían de “sus propias prendas de vestir bordadas”. (Eze 26:2, 7, 15, 16.)
Cajita relativamente pequeña que contenía cuatro porciones de pergamino de la Ley (Éx 13:1-10, 11-16; Dt 6:4-9; 11:13-21) y que los varones judíos llevaban sobre su frente y en su brazo izquierdo. Con respecto a la práctica de llevar tales cajas o filacterias, The Jewish Encyclopedia (1976, vol. 10, Pg. 21) dice: “Los rabinos basaron las leyes que regulaban la costumbre de llevar filacterias en cuatro pasajes bíblicos. (Dt VI. 8, XI. 18; Éx XIII. 9, 16.) Aunque la mayoría de los comentaristas interpretaban estos pasajes de manera literal [...], los rabinos afirmaban que en la Biblia solo se expresaba la ley general, por lo que su aplicación y elaboración dependía por entero de la tradición y la inferencia”.
Cristo Jesús censuró a los escribas y fariseos por ‘ensanchar las cajitas que contienen escrituras que llevaban puestas como resguardos’. (Mt 23:5.) Al parecer, agrandaban estas cajitas porque querían dar a otros la impresión de que eran observantes celosos y concienzudos de la Ley. Las palabras de Jesús indican que para los líderes religiosos estas cajitas eran amuletos protectores. De hecho, la palabra griega fy·la·ktë·ri·on significa principalmente puesto avanzado, fortificación o salvaguardia.
Además de ser una prenda de vestir, la cobertura para la cabeza tiene un significado espiritual para los siervos de Dios relacionado con la jefatura y la sujeción. El apóstol Pablo expone del siguiente modo el principio divino de jefatura para la congregación cristiana: “La cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios”. (1Co 11:3.) Pablo señala que la cobertura para la cabeza es una “señal de autoridad” que la mujer debe llevar cuando ora o profetiza en la congregación, en reconocimiento de la jefatura del varón y de su sumisión a la autoridad teocrática. (1Co 11:4-6, 10.)
El apóstol muestra, por otra parte, que el hombre no debe llevar cobertura para la cabeza cuando sirve en la congregación, como a la hora de orar o profetizar. Es su posición normal en el orden fijado por Dios. Si el hombre llevara una cobertura en tales ocasiones, sería una vergüenza para su propia cabeza, y además mostraría falta de respeto a su cabeza, Jesucristo, así como al Cabeza Supremo, Jehová Dios, pues el hombre es la “imagen y gloria de Dios”, creado en un principio como representante de Dios en la Tierra. No debería oscurecer este hecho llevando una cobertura para la cabeza. Al hombre se le creó primero, antes que a la mujer, quien “procede” del varón y fue creada “por causa del varón”. Sus cualidades son una expresión del honor y la dignidad del varón, del mismo modo que las del varón son un reflejo del honor y la dignidad de Dios. Por lo tanto, la mujer cristiana debería reconocer con agrado su posición subordinada siendo modesta y sumisa, y debería estar dispuesta a representarlo visiblemente llevando un velo u otra prenda como cobertura para la cabeza. No debería intentar usurpar la posición del varón, sino, por el contrario, debería apoyar su jefatura. (1Co 11:4, 7-10.)
En su carta a los Corintios, Pablo llama la atención al cabello largo natural de la mujer como un recordatorio divino continuo de que por naturaleza está sujeta al varón. Por lo tanto, la mujer debe reconocer este hecho cuando efectúa tareas en la congregación cristiana que por lo general corresponden al varón, en cuyo caso debe llevar alguna forma de cobertura para la cabeza, además de su propio cabello natural. De este modo reconoce el principio divino de jefatura y demuestra que hace una distinción entre sus actividades cotidianas normales y la realización de deberes especiales en la congregación cuando, por ejemplo, no hay ningún varón cualificado presente o cuando enseña a otros individualmente en una sesión formal de estudio de la Biblia en presencia de su esposo o de un varón de la congregación. (1Co 11:11-15.)
Como razón de peso para que los siervos de Dios sigan este procedimiento, el apóstol habla de los ángeles de Dios, que son “enviados para servir a favor de los que van a heredar la salvación”. (Heb 1:13, 14.) Estas poderosas personas espíritus se interesan y preocupan por que los cristianos ocupen su debido lugar en el orden determinado por Dios, de modo que este orden teocrático y la adoración pura se mantengan sin detrimento. (1Co 11:10.)
Se entiende mejor la necesidad de este consejo dado a la antigua congregación de Corinto cuando pensamos que la costumbre general era que la mujer siempre llevara velo en público. Solo las de dudosa moralidad iban descubiertas. Por otra parte, las sacerdotisas paganas de los templos solían quitarse el velo para que su cabello colgara despeinado cuando decían estar bajo inspiración divina. En la congregación cristiana esta práctica sería vergonzosa y una burla al principio de jefatura y sujeción de Jehová. Pablo concluyó su argumento diciendo que si alguien disputaba en pro de otra costumbre que la que él había establecido, de todos modos la congregación debería seguir su consejo con respecto a llevar una cobertura para la cabeza. Esto hace que la instrucción sea aplicable a la congregación cristiana de todos los tiempos y lugares. (1Co 11:16.)
Los hebreos de tiempos antiguos usaban la cobertura para la cabeza además de como prenda de vestir, como señal de duelo. (2Sa 15:30; Jer 14:3.) Las mujeres también demostraban su modestia de esta manera. Cuando Rebeca iba a encontrarse con Isaac, “procedió a tomar una mantilla y a cubrirse”, por lo visto como símbolo de sujeción al que iba a ser su esposo. (Gé 24:65; véanse JEFATURA; PRENDA PARA LA CABEZA.)
Las palabras y expresiones usadas en la Biblia para designar los colores no son tan específicas como los términos que se encuentran en las tablas de colores modernas. Los escritores bíblicos podían transmitir con habilidad a qué colores se referían valiéndose del contexto mismo de un relato o comparando un objeto desconocido con uno que fuese familiar. (Éx 16:31; Apo 1:14.) Por ejemplo, se usaron como referencias para los colores cosas comunes como la sangre, la nieve, ciertos pájaros, el fuego, piedras preciosas y así por el estilo. (2Re 3:22; Sl 51:7; Can 5:11; Mt 16:2, 3; Apo 9:17.) Asimismo, dieron a los colores un sentido figurado, y asociaron ciertas ideas específicas con algunos colores determinados.
★El color amarillo y el amarillo azufre se mencionan en las Escrituras en diversos contextos. (Le 13:30, 32, 36; Apo 9:17.)
★El azul se usa con referencia a diversos materiales teñidos, como hilo, cuerda, tela y ropas. (Éx 26:4, 31, 36; 39:22; Nú 4:7.) Sobre las orillas de todos los vestidos de los israelitas tenía que ponerse una cuerdecita azul. (Nú 15:38, 39.) Azul jacinto es uno de los bellos colores que decoraban las corazas mencionadas en Apocalipsis 9:17. ★El brillante azul de la Pollia condensata - (4-2017-Pg.16)
★El bermellón (Jer 22:14; Eze 23:14) tiene que ver con un tipo de pintura lujosa rojiza hecha a base de óxidos de hierro o de plomo muy apreciado por las clases altas de algunas civilizaciones. Parece ser que en un principio la introdujeron los fenicios, quienes la importaron de depósitos naturales del N. de África. Más tarde hubo depósitos similares en el Oriente Medio.
★El blanco se menciona con más frecuencia en las Escrituras. Además de su uso descriptivo, también se utiliza como símbolo de justicia y limpieza espiritual. (Apo 3:4; 7:9, 13, 14.) El caballo blanco de Apocalipsis 6:2 y 19:11 simboliza la guerra limpia y justa bajo la dirección de Jesucristo. Tanto los pobres como los de rangos superiores se vestían con ropas blancas. Cuando se habla del ropaje de los ángeles, por lo general se dice que es blanco. (Mr 16:5; Jn 20:12; Apo 19:14.) También se dice que son blancos el pelo (Le 13:3; Mt 5:36), la carne (Le 13:16), los campos de grano listos para la siega (Jn 4:35) y el trono de Dios de juicio justo (Apo 20:11). Jesús comparó a los escribas y fariseos a sepulcros blanqueados. (Mt 23:27.) Basó su ilustración en la costumbre de blanquear los sepulcros de los alrededores de Jerusalén antes de la Pascua para que la gente que acudía a la ciudad a fin de celebrar esa fiesta no los tocara y se hiciera inmunda. En la Biblia se distingue entre diferentes tipos de blanco, como, por ejemplo, el blanco rojizo (Le 13:19, 24) y el blanco sin brillo. (Le 13:39.)
★El blanco (canicie) también se emplea con referencia al cabello de las personas de edad avanzada (Gé 42:38; Le 19:32; Pr 20:29), si bien, respecto a la lana costosa se dice que era gris rojiza. (Eze 27:18.)
★El carmesí era uno de los colores de los costosos materiales teñidos. (2Cr 2:7, 14; 3:14; Na 2:3.) También se comparan los pecados con el rojo intenso del carmesí. (Isa 1:18.) Curioso es que éste color en muy difícil de desteñir. ★¿Qué es la “fibra escarlata carmesí” que tanto se menciona en el libro de Éxodo? - (1-12-2011-Pg.22)
★El color de fuego se usa para describir la apariencia del gran dragón, Satanás el Diablo. (Apo 12:3.) Un caballo de este color simboliza guerra entre las naciones, como se muestra en Apocalipsis 6:4.
★El escarlata, un rojo brillante, se encuentra en referencias a cuerdas, tela y ropas, y también al pecado. (Gé 38:28, 30; Nú 4:8; Jos 2:18; Jer 4:30; Mt 27:28; Isa 1:18.) “La bestia salvaje” descrita en Apocalipsis 17 es de color escarlata (vs. 3), lo que la distingue de “la bestia salvaje” del capítulo 13. La ramera que cabalga sobre la bestia de color escarlata está ataviada de púrpura y escarlata. (Apo 17:3-5.) De modo que la visión simboliza pictóricamente las pretensiones reales de la “bestia” y el lujo y la realeza de que disfrutaba la mujer que cabalga sobre ella (Mateo 27:28-31; 2 Samuel 1:24). Un comentarista señala que el escarlata “era un color sólido, o inalterable, que no desteñían el rocío, la lluvia, el lavado ni el uso prolongado” (Véase “Lino” - [Uso figurado.]). “Un hecho singular es que los objetos de color escarlata o carmesí parecen blancos cuando se los mira a la luz a través de un cristal rojo. De igual modo, aunque nuestros pecados sean tan intensos como la escarlata o el carmesí, cuando los vemos como los ve Dios, a través de la sangre de Cristo, se tornan blancos”. ★¿Qué es la bestia de color escarlata del capítulo 17 de Apocalipsis?
★El color moreno oscuro (marrón) solo se menciona con relación a las ovejas. (Gé 30:32, 33, 35, 40.)
★El negro se menciona cuando se describe el pelo (Le 13:31; Mt 5:36), los caballos (Zac 6:2, 6), la piel (Job 30:30) y el Sol (Apo 6:12). En Apocalipsis 6:5, 6 el caballo negro representa el hambre. Las Escrituras también hablan del “mármol negro” y la “pintura negra”. (Est 1:6; Jer 4:30.) ★Cosméticos - [§2]
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La púrpura y la púrpura rojiza se mencionan con frecuencia en las Escrituras, aunque no se hacen distinciones entre los muchos tonos producidos por los diferentes tintes o métodos de teñir que se utilizaban. (Éx 25:4; Nú 4:13; Eze 27:7, 16; Da 5:7, 29; Mr 15:17, 20; Lu 16:19; Apo 17:4.) Debido a su alto precio, este color solía relacionarse con riquezas, honor y majestad real. (Lu 16:19)
El tinte púrpura se sacaba de moluscos como el Hexaplex trunculus y el Bolinus brandaris. Su caparazón mide entre 5 y 8 cm (2 y 3 in) de largo. Tienen en el cuello una glándula con una gota de líquido, llamada “flor”. Al principio este líquido tiene la apariencia y la consistencia de la nata o crema, pero, al quedar expuesto al aire y la luz, va cambiando de color poco a poco a un violeta oscuro o a un púrpura rojizo. Estos moluscos se encuentran en las costas del mar Mediterráneo, y los colores extraídos varían según la zona. Los ejemplares más grandes se abrían uno a uno, y el líquido se extraía con mucho cuidado. Los más pequeños se machacaban en un mortero. El proceso para extraer una gran cantidad de líquido era muy costoso, porque se sacaba muy poco de cada molusco. De ahí que el tinte fuera muy caro y la ropa teñida de púrpura fuera característica de los ricos y de los que ocupaban puestos importantes (Est 8:15).
★El rojo, rojo encendido y rojo amarillento son términos usados para describir varios artículos, como el pelo (Gé 25:25), las pieles de carnero teñidas (Éx 25:5), los animales (Nú 19:2; Jue 5:10; Zac 1:8), la ropa (Isa 63:2) y el cielo del anochecer (Mt 16:2, 3). La palabra hebrea para “rojo” (`a·dhóm) viene de dam, que significa “sangre”. (Gé 25:30; 9:6.)
★El verde se menciona a menudo en las Escrituras, pero pocas veces se refiere estrictamente al color, más bien, evoca la frescura y el vigor de la vegetación que crece o denota un estado próspero y saludable. (Gé 1:30; 9:3; Éx 10:15; 2Re 19:26; Apo 8:7.) El verde amarillento se usa con referencia al color de, por ejemplo, las ‘plagas de lepra’ en prendas de vestir y en paredes, o cuando se habla del oro refinado. (Le 13:49; 14:37; Sl 68:13.)
★Colores mezclados, Además de los colores específicos, hay varias expresiones en la Biblia que se refieren a objetos de color indefinido o mezclado, como por ejemplo: manchas de color (Gé 30:32, 33), colores relumbrantes (Isa 63:1), muchos colores (Jer 12:9), abigarrado (Zac 6:3, 7), rubicundo (1Sa 16:12; Can 5:10), manchado (Gé 31:10, 12; Zac 6:3, 6), rayado (Gé 37:3; 2Sa 13:19), moreno (Can 1:6), dos colores (Eze 27:24), variados colores (Eze 16:16), variedad de colores (Eze 17:3) y varios colores (Eze 27:7, 16, 24). (Véase TINTES, TEÑIR.)
El manto de Cristo. Algunas personas han argumentado que el registro bíblico se contradice cuando se hace referencia al color del manto que se le puso a Jesucristo el día de su ejecución. Mateo escribe que los soldados “le pusieron un manto escarlata” (27:28), mientras que según Marcos y Juan, era púrpura. (Mr 15:17; Jn 19:2.) Sin embargo, más que suponer una discrepancia, tal variación en el color de la prenda de vestir tan solo muestra la individualidad de los escritores del evangelio y que no estaban confabulados. Mateo describió el manto según su propia evaluación de color, resaltando la tonalidad roja de la prenda de vestir. Juan y Marcos no dieron tanta importancia a la tonalidad y dijeron que el manto era púrpura. El término “púrpura” aplica, dentro de la gama que va del rojo al azul, a los colores más próximos al primero. Por lo tanto, Marcos y Juan concuerdan con Mateo en que la prenda de vestir era, hasta cierto grado, roja. Por supuesto, algunas circunstancias, como el fondo y el reflejo de la luz, pudieron dar al manto matices diferentes. Una masa de agua varía de tonalidad dependiendo del color del cielo y del reflejo de la luz en un momento dado. Cuando se tienen en cuenta todos estos factores, se observa que los escritores del evangelio no se contradijeron al referirse al color del manto con el que los soldados romanos vistieron a Cristo en son de burla el último día de su vida humana.
SIGNIFICADO DE LOS COLORES
01. Amarillo: Gloria de Dios. 02. Ámbar: unción de Dios, consagración. 03. Anaranjado (naranja): alabanza. 04. Azul claro: celestial, espíritu santo. 05. Azul royal: autoridad, sacerdocio, mandamiento. 06. Azul zafiro: revelación divina. 07. Blanco: pureza, santidad, justicia, luz, festividad, triunfo (Gé 30:35) 08. Bronce: juicio, justificación, capacidad para soportar juicio, arrepentimiento (Éx 27:2) 09. Café: pan, comunión, cuerpo de cristo, hombre, naturaleza humana (Gé 30:37) 10. Cobre: altar del tabernáculo. Perdón, expiación, juicio. 11. Gris: madurez. 12. Negro: muerte, pecado, maldad, miseria, aflicción, humillación, cilicio. 13. Oro: divinidad, purificación, perseverancia en las pruebas, trono de Dios, Dios (Gé 2:11) 14. Plata: redención, precio, pago. 15. Púrpura: realeza, majestad, reino sacerdocio, poder, rey, autoridad. 16. Rojo: sangre de cristo, sacrificio, fuego consumidor, vida, protección. 17. Rosa: hermandad, buenas relaciones entre hermanos, amor. 18. Tornasol (iradecente): conquistar, promesa, tesoros celestiales. 19. Turquesa.: guerra espiritual, Jehová el gran guerrero. 20. Verde: vida nueva, vida eterna, prosperidad, esperanza, vigor, crecimiento espiritual, nuevos comienzos. 21. Vino: pacto, gozo, comunión, compromiso, santidad. 22. Violeta (lila): sobrenatural, invisible. 23. Topacio: ganancia, recompensa | |
Unir una cosa con otra mediante puntadas de cualquier tipo. La costura y el bordado han desempeñado un papel importante en las actividades de la humanidad desde los tiempos más remotos. (Éx 26:1; 35:35; Job 16:15; Ec 3:7; Eze 13:18.) Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, “cosieron hojas de higuera y se hicieron coberturas para los lomos”. (Gé 3:7.) Esto puede significar simplemente que unieron grandes hojas de higuera, para lo que se valieron de las ramitas de este árbol.
Cuando Cristo Jesús explicó por qué sus discípulos no ayunaban como lo hacían los fariseos y los discípulos de Juan, dijo que si se cosía un remiendo de paño no encogido en una prenda de vestir vieja, se haría peor la rotura (Mr 2:18, 21), pues al lavar la prenda, el remiendo encogería y tiraría de la prenda de vestir vieja y la desgarraría. Esta ilustración debería haber ayudado a los que escuchaban las palabras de Jesús a reconocer que aquel era el tiempo para que se hiciesen sus seguidores y que era improcedente el que intentaran imponer las prácticas judías a sus discípulos. Juan mismo había explicado con anterioridad que su obra era una preparación para la venida del Cristo y, por lo tanto, de carácter temporal. (Jn 3:27-30.)
La palabra griega si·mi·kín·thi·on alude a una prenda estrecha que cubría medio cuerpo, de cintura hacia abajo (Hch 19:12), y que al parecer se ataba a la cintura. Puede ser que los pescadores, los alfareros, los aguadores, los tenderos, los panaderos y los carpinteros lo usasen para proteger su ropa habitual. El efod que usaba el sacerdote era sensiblemente distinto: se parecía a un delantal con peto y espalda que se apoyaba sobre los hombros. (Éx 28:6-8; véase SUMO SACERDOTE.)
El verbo griego que en Lucas 17:8 se traduce ‘ponerse un delantal’ (pe·ri·zón·ny·mai) significa literalmente “ceñirse”. (Compárese con Ef 6:14.)
Bandas o ceñidores que usaban las novias en el día de su boda y que las identificaba como mujeres casadas. En calidad de “esposo” de Israel, Jehová ilustra el pecado de los israelitas y su grado de desprecio a Él al decir: “¿Puede una virgen olvidar sus adornos, una novia sus fajas para los pechos? Y no obstante mi propio pueblo... ellos me han olvidado innumerables días”. El Dios de Israel debería haber sido el mayor adorno para la nación, pero esta lo había abandonado a fin de ir tras otros dioses. (Jer 2:32; Isa 3:20; compárese con Isa 49:18.)
Estirar y retorcer las fibras textiles, vegetales o animales, como el lino, el algodón, la lana o el pelo de cabra, hasta convertirlas en hilo. Estos hilos se utilizaban para tejer, coser, bordar o hacer cuerdas.
Tanto los hebreos como otros pueblos empleaban la rueca y el huso con este propósito. Se dice sobre la esposa capaz: “Ha alargado sus manos a la rueca, y sus propias manos asen el huso”. (Pr 31:19.) La rueca era un palo en el que se enrollaban con holgura las fibras una vez lavadas y peinadas o cardadas. (Isa 19:9.) Aunque los métodos de hilar variaban, una manera de hacerlo consistía en sostener la rueca en la mano izquierda; se estiraban las fibras hasta cierta longitud y se unían al huso. Este era un palo más corto que tenía un gancho en uno de los extremos, con el que sostenían las fibras, y una nuez (un disco de un material pesado, como, por ejemplo, una piedra) cerca del otro extremo. Con la mano derecha el hilador daba vueltas al huso que colgaba, y así retorcía las fibras hasta convertirlas en un hilo. Luego devanaba el hilo en el mango del huso y lo ataba. A continuación volvía a repetir la operación, hasta que todas las fibras de la rueca se habían convertido en un hilo largo.
En el antiguo Egipto hilaban tanto hombres como mujeres, pero entre los hebreos parece que solían hacerlo las mujeres. Las israelitas tuvieron el privilegio de hilar y contribuir tejidos cuando se iba a construir el tabernáculo. (Éx 35:25, 26.)
Jesucristo se refirió a este proceso cuando instó a sus discípulos a no preocuparse indebidamente por la ropa y a confiar en que Dios los vestiría. Dijo: “Reparen en los lirios, cómo crecen; no se afanan ni hilan; pero les digo: Ni siquiera Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos”. (Lu 12:27, 28; Mt 6:28-30.)
La Biblia habla con cierto detalle de diferentes prendas de vestir, pero, aparte del registro bíblico, la información histórica en cuanto a la indumentaria de los hebreos es muy exigua, mucho menor que la existente sobre la indumentaria de los egipcios y los asirios. El motivo es que la nación de Israel no erigía monumentos ni hacía inscripciones alabando sus victorias militares, con figuras de las que se pudiese obtener una idea del tipo de indumentaria. No obstante, en numerosos bajorrelieves egipcios, asirios y de otras naciones sí se aprecia el tipo de indumentaria que empleaban esos pueblos y en algunos hasta se distingue el atuendo de cautivos de diferentes nacionalidades. Se cree que algunos de los representados son hebreos, pero no puede probarse. Sin embargo, parece razonable que parte de la indumentaria que se lleva hoy en algunos lugares bíblicos guarde cierta similitud con la que se llevaba hace siglos, pues los propósitos de su uso son los mismos y algunas costumbres han permanecido invariables durante siglos. Por otra parte, los hallazgos arqueológicos parecen indicar que las vestiduras de los hebreos tenían una mayor variedad de colores que los beduinos árabes de la actualidad. Además, la indumentaria que llevan los judíos de hoy en día, así como otros pueblos que viven en las tierras bíblicas, ha recibido una notable influencia de la religión y las costumbres griegas, romanas y occidentales, por lo que a lo sumo solo podemos obtener una idea general por comparación.
Materiales empleados. La primera prenda que se usó estaba hecha de hojas de higuera, que Adán y Eva cosieron para hacer coberturas para los lomos. (Gé 3:7.) Después, Jehová les hizo largas prendas de vestir de piel. (Gé 3:21.) Elías y Eliseo usaron una “prenda de vestir de pelo” como “prenda de vestir oficial” para su ministerio como profetas. Elías llevaba además un cinturón de cuero. Juan el Bautista vistió de manera similar. (2Re 1:8; 2:13; Heb 11:37; Mt 3:4.) Los que estaban de duelo (Est 4:1; Sl 69:10, 11; Apo 11:13) se vestían de saco, que por lo general estaba hecho de pelo. (Apo 6:12.) Si bien los tejidos principales eran el lino y la lana (Le 13:47-59; Pr 31:13), las personas pobres usaban prendas más toscas, hechas de pelo de cabra o camello, aunque también utilizaban la lana. El lino era una tela más cara. Es posible que también se haya utilizado el algodón. La seda solo se menciona una vez en la Biblia, incluida entre los artículos del comercio de Babilonia la Grande. (Apo 18:12.) Las prendas de vestir eran de variados colores, rayadas, y jaspeadas, y algunas eran bordadas. (Jue 5:30.) También había diferentes tipos de tramas. Por ejemplo, la vestidura de lino blanco del sumo sacerdote tenía una trama “escaqueada”. (Éx 28:39.) Los israelitas que no pertenecían a la división sacerdotal podían llevar una vestidura de lino y otra de lana, pero la ley de Dios les prohibía vestirse con una prenda que llevara mezcladas dos clases de hilos. (Le 19:19; Dt 22:11; véanse TELA; TINTES, TEÑIR.)
Prendas de vestir. El término genérico para prenda de vestir que se usa con más frecuencia en las Escrituras Hebreas es bé·ghedh. En ocasiones se usan otras expresiones a veces de un modo general, y otras aplicadas a prendas de vestir específicas.
Prendas de vestir interiores. Parece ser que existía una prenda de vestir interior, que bien podía ser un taparrabos o quizás unos calzoncillos, que se llevaba en contacto con la piel, puesto que descubrir la desnudez absoluta era vergonzoso. Se requería que los sacerdotes llevasen calzoncillos de lino (en heb. mikj·na·sá·yim) para evitar una situación indecorosa cuando efectuaban su servicio en el altar. A veces los sacerdotes paganos realizaban sus servicios desnudos, algo que repugnaba a Jehová. (Éx 28:42, 43.)
★El sa·dhín (heb.) era una prenda de vestir interior que llevaban tanto los hombres como las mujeres. (Isa 3:23.) Algunos creen que una de las formas de esta prenda de vestir interior era la de una banda de tela que se ceñía al cuerpo. Los trabajadores, como, por ejemplo, los agricultores, los pescadores, carpinteros, taladores, aguadores, etc., podían llevarla sin prendas exteriores de vestir. Cuando se llevaba debajo de las vestiduras exteriores, quizás se pareciese a una camisa que llegaba hasta las rodillas o por debajo de ellas, con mangas y que se utilizaba con banda o sin ella. Estaba hecha de lana o lino.
★El kut·tó·neth hebreo, una especie de traje talar, parece equivaler al kji·tón griego. Ambas palabras se usan más extensamente para referirse a una túnica o prenda de vestir parecida a camisa, con manga larga o corta, que llegaba hasta las rodillas o hasta los tobillos. Era la prenda que se llevaba en casa y en otros lugares familiares. Algunos tipos de kut·tó·neth o kji·tón puede que cubriesen solo un hombro, dejando el otro al descubierto; era blanco o de colores variados. El modelo largo tenía una abertura a cada lado de unos 30 cm. de longitud desde el dobladillo hacia arriba, con el fin de facilitar los movimientos al andar. Algunos eran de lino, pero probablemente la mayoría fuesen de lana, en especial entre los pobres. Llevaban esta prenda de vestir, tanto hombres como mujeres, aunque es probable que en el caso de las mujeres fuese más larga.
★Kut·tó·neth es el término utilizado para denominar las vestiduras del sumo sacerdote y los sacerdotes. (Éx 28:39, 40.) La palabra también se usa para designar la prenda de vestir parecida a camisa larga y rayada de José (Gé 37:3), así como para referirse al traje talar rayado que Tamar rasgó como señal de humillación y desconsuelo. (2Sa 13:18.) La prenda interior de vestir de Jesús (kji·tón), sobre la cual los soldados echaron suertes, estaba tejida en una sola pieza sin costura, debió ser una prenda de calidad. (Jn 19:23, 24.) El kut·tó·neth o kji·tón podía llevarse con una banda, como en el caso de los sacerdotes, o sin ella, aunque es probable que en la mayoría de los casos se llevara con banda. Dependiendo de la actividad que estuviese efectuando el que la llevase, se usaban diferentes modelos. Por ejemplo, alguien que estuviese trabajando o que realizase cierta actividad física lógicamente llevaría un modelo más corto para tener más libertad de movimiento. La ilustración de Judas en el versículo 23 es apropiada, puesto que el kji·tón estaría en contacto con la carne.
Prendas de vestir exteriores. El me´íl era una vestidura sin mangas que se llevaba encima del kut·tó·neth o vestidura blanca de lino del sumo sacerdote. (Le 8:7.) Era una indumentaria común, no privativa del sacerdocio. Samuel, Saúl, David, así como Job y sus tres compañeros, son algunos de los que se dice que llevaban vestiduras sin mangas. (1Sa 2:19; 15:27; 18:4; 24:4; 1Cr 15:27; Job 1:20; 2:12.) En cada caso queda bastante claro que se refiere a una prenda exterior o secundaria que se llevaba encima de otra. La Versión de los Setenta a veces traduce me´íl por sto·lé o hi·má·ti·on, voces griegas que designan una prenda de vestir exterior. Normalmente esta prenda era más larga que el kut·tó·neth. El sal·máh (heb.) quizás fuera también una especie de prenda de vestir exterior.
★La sto·lé (estola), a la que hacen referencia las Escrituras Griegas Cristianas, era un traje de aire digno que llegaba hasta los pies. Jesús criticó a los escribas porque les gustaba llevar este tipo de traje en las plazas públicas para atraer la atención e impresionar a la gente con su importancia. (Lu 20:46.) El ángel que estaba en la tumba de Jesús llevaba esta prenda. (Mr 16:5.) Con este tipo de ropa, “la mejor”, se vistió al hijo pródigo a su regreso. (Lu 15:22.) En la visión de Juan, los siervos de Dios que habían sufrido martirio están vestidos con la sto·lé (Apo 6:11), al igual que los miembros de la “gran muchedumbre”. (Apo 7:9, 13, 14.)
★E·sthés (gr.) por lo general hace referencia a una túnica o prenda de vestir espléndida y adornada. Los ángeles se aparecieron con esta vestidura. (Lu 24:4; véase también Snt 2:2, 3.) Herodes vistió a Jesús con una túnica de esa clase en son de burla. (Lu 23:11.) Después que se azotó a Jesús por orden de Pilato, los soldados colocaron sobre él un manto o clámide escarlata, kjla·mys (Mt 27:28, 31) o hi·má·ti·on. (Jn 19:2, 5.) Parece ser que se trataba de una capa o túnica que llevaban los reyes, magistrados, comandantes militares, etc.
★La sim·láh (heb.), “manto”, era la prenda de vestir que se llevaba encima de las demás y que usaban la mayoría de las personas. También era la de mayor tamaño y peso, y estaba confeccionada de lana, lino o pelo de cabra, y quizás, en algunos casos, de pieles de oveja o de cabra. Era la prenda que se solía rasgar para expresar desconsuelo. (Gé 37:34; 44:13; Jos 7:6.) Parece ser que era una pieza de tejido grande y de forma rectangular que por lo general se colocaba sobre el hombro izquierdo y, después de cubrir la espalda, pasaba por debajo del brazo derecho, cruzaba el pecho y se echaba hacia atrás sobre el hombro izquierdo, dejando libre el brazo derecho. Cuando hacía mal tiempo, se ceñía alrededor del cuerpo, arropando ambos brazos e incluso cubriendo la cabeza. En algunas ocasiones se trataba de una gran pieza rectangular con una abertura para los brazos. El manto, comparable en algunos aspectos a nuestro chal, podía usarse como cobertura (Gé 9:23), manta para dormir (Éx 22:27; Dt 22:17) y para atar o envolver artículos. (Éx 12:34; Jue 8:25; 1Sa 21:9.) La sim·láh la llevaban tanto los hombres como las mujeres; la de las mujeres se distinguía tal vez por el tamaño, el color o algunos adornos, como, por ejemplo, bordados. Dios mandó que la mujer no llevase prendas de vestir del hombre, ni el hombre, el manto de la mujer; este mandato debió darse con el fin de evitar desviaciones sexuales. (Dt 22:5.) ★Rasgar las Prendas de Vestir
★ Es posible que los pobres no tuviesen más que un manto, pero los ricos tenían varios. (Éx 22:27; Dt 10:18; Gé 45:22.) Debido a que era la cobertura de las personas pobres durante las frías noches de Palestina, estaba prohibido tomar la prenda de vestir de una viuda como fianza o quedarse con la prenda de vestir de un pobre durante la noche, en particular el manto. (Dt 24:13, 17.)
★El hi·má·ti·on griego, “prenda de vestir exterior”, probablemente equivalga al manto (sim·láh) de las Escrituras Hebreas. En algunos casos al parecer se trataba de una prenda holgada, pero más a menudo consistía en una pieza rectangular de tejido. Podía colocarse y quitarse con facilidad. El propietario por lo general se la quitaba cuando trabajaba en un lugar próximo a su casa. (Mt 24:18; Mr 10:50; Jn 13:4; Hch 7:58.) Jesús hizo referencia a esta indumentaria cuando dijo: “Al que te quite tu prenda de vestir exterior [hi·má·ti·on], no le retengas siquiera la prenda de vestir interior [kji·tó·na]”. (Lu 6:29.) Es posible que en este pasaje Jesús se refiriera a quitar las prendas de vestir por la fuerza o de manera ilegal, en cuyo caso sería lógico que fuese la prenda exterior de vestir la primera que arrebatara. En Mateo 5:40 se invierte el orden: aquí se está considerando la acción legal, por la que los jueces podrían adjudicar al demandante primero el kji·tón, la prenda interior de vestir, que era de valor inferior.
Puede que hi·má·ti·on y kji·tón se hayan usado en ocasiones de manera intercambiable para significar “prenda de vestir”, según se desprende de los relatos del juicio de Jesús que hacen Mateo y Marcos. El sumo sacerdote, fingiendo piedad, rasgó sus vestiduras para demostrar enérgicamente su horror e indignación. Mateo emplea la palabra hi·má·ti·on, en tanto que Marcos utiliza kji·tón. (Mt 26:65; Mr 14:63.) Es posible que, en su excitación, rasgase una prenda de vestir y después la otra.
★La fe·ló·nës (gr.) probablemente era una capa de viaje para protegerse del tiempo frío y tormentoso. Pablo le pidió a Timoteo que le llevase esta prenda a la cárcel. No era una vestidura religiosa o eclesiástica. (2Ti 4:13.)
★El `ad·dé·reth (heb.) era la prenda oficial de un profeta o un rey. (2Re 2:8; Jon 3:6.) Es probable que la prenda de vestir oficial de profeta estuviese confeccionada de pelo de camello o de cabra. (2Re 1:8; Mt 3:4; Mr 1:6; compárese con Gé 25:25.) Elías nombró a Eliseo su sucesor al echar su vestidura oficial sobre él, y Eliseo se puso esta prenda de vestir después que Elías ascendió a los cielos en una tempestad de viento. (1Re 19:19; 2Re 2:13.) Acán tomó de Jericó —la ciudad “dada por entero a la destrucción”— un vestido oficial de Sinar, y de ese modo violó el mandato de Jehová. (Jos 7:1, 21.)
La palabra griega én·dy·ma se usa con referencia a un traje de boda (Mt 22:11, 12), a la vestidura del ángel que estaba en la tumba de Jesús (Mt 28:3), a la ropa de pelo de camello de Juan el Bautista y a prendas de vestir en general. (Mt 3:4; 6:25, 28; Lu 12:23.)
Velo. La “prenda para la cabeza” o “velo” de la mujer que menciona el apóstol Pablo con relación al símbolo de sujeción de la mujer a la jefatura, es pe·ri·bó·lai·on (gr.), una prenda que se coloca alrededor, un embozo. (1Co 11:15.) Es diferente del velo para cubrir la cara que llevaba Moisés cuando su rostro resplandecía tanto que los israelitas no podían mirarlo. (Éx 34:33-35; 2Co 3:13.) Cuando Rebeca se encontró con Isaac, su prometido, se puso una mantilla para indicar su sujeción. (Gé 24:65.) La palabra hebrea tsa·`íf, que aparece en este pasaje, se traduce “chal” (NM) y “velo” (MK, NC, Val) en Génesis 38:14, 19.
Banda, cinto o cinturón. La banda solía llevarse sobre las prendas interiores o exteriores de vestir. Cuando alguien efectuaba una actividad física o trabajo, se ‘ceñía los lomos’ con una banda, a menudo recogiendo los extremos de la vestidura entre sus piernas y metiéndolos debajo de la banda a fin de poder tener libertad de movimiento. (1Re 18:46; 2Re 4:29; 9:1.) El sumo sacerdote llevaba una banda tejida sobre sus vestiduras de lino, y cuando llevaba puesto el efod, se ponía un cinturón del mismo material para unir las partes posteriores y frontales del efod, parecido a delantal, cerca de la cintura. (Éx 28:4, 8, 39; 39:29.) Normalmente se llevaba una faja o cinturón por su utilidad para colocar dagas enfundadas o espadas envainadas, llevar dinero, el tintero de registrador, etc. (Jue 3:16; 2Sa 20:8; Eze 9:3.)
Puesto que aquellos que estaban ocupados con algún trabajo, así como los siervos o los esclavos, llevaban una banda o cinturón, esta llegó a ser un símbolo de servicio o de ministrar a otros. La expresión de Jesús “estén ceñidos sus lomos” alude figurativamente a la prontitud para la actividad espiritual que deben tener los siervos de Dios. (Lu 12:35.) Jesús se quitó sus prendas de vestir exteriores y se ciñó con una toalla. Entonces ministró a los apóstoles lavándoles los pies, como un ejemplo para enseñarles a servir a sus hermanos. Los ángeles que Juan vio en visión tenían cinturones de oro, lo que significaba un servicio sumamente precioso. (Jn 13:1-16; Apo 15:6.)
Elías llevaba un cinto (heb. `e·zóhr) de cuero “ceñido a sus lomos”, al igual que Juan el Bautista (gr. zó·në). (2Re 1:8; Mt 3:4.) ★Armadura - [Cinturón]
Flecos y borlas. Dios ordenó a los israelitas que se hiciesen orillas con flecos en las faldas de sus prendas de vestir, con una cuerdecita azul por encima de los flecos. Parece que era peculiar de la indumentaria israelita y proporcionó un recordatorio visual de que se les había apartado como pueblo santo a Jehová. Además, mantendría delante de ellos constantemente su obligación de obedecer los mandatos de Jehová. (Nú 15:38-41.) También tenían que colocar borlas en los cuatro extremos de su ropa, posiblemente con referencia a los cuatro extremos del manto. (Dt 22:12.) El dobladillo de la vestidura azul sin mangas del sumo sacerdote estaba orlado con campanillas de oro alternadas con granadas hechas de tejido. (Éx 28:33, 34.)
Alfileres. Cuando era preciso sujetar una prenda o una banda, es posible que los hebreos usasen un alfiler. Se han hallado muestras en el Oriente Medio que son puntiagudas en uno de los extremos y tienen un orificio como el ojo de una aguja en el centro, al cual se ataba un cordón. La prenda se sujetaba clavando el alfiler en ella y luego enrollando el cordón en los extremos salientes del alfiler. Parece ser que alrededor del siglo X a. E.C. se introdujo en Palestina una especie de alfiler similar a nuestro moderno imperdible.
Punto de vista correcto e incorrecto sobre la indumentaria. Al pueblo de Jehová se le dice que no esté indebidamente preocupado por la ropa. (Mt 6:25-32.) Se advierte a la mujer cristiana que no vaya en pos de vestidos o estilos caros y ostentosos, sino, más bien, que su vestido sea modesto, pero bien arreglado, mostrando buen juicio. Por lo tanto, ha de dar atención a su indumentaria, pero debe dar más importancia al adorno de un espíritu quieto y apacible. (1Ti 2:9; 1Pe 3:3-5.) El sabio escritor de Proverbios dice que una buena esposa es aquella que procura que su familia esté bien vestida, confeccionando diligentemente prendas con sus propias manos. (Pr 31:13, 21, 24.)
Por otra parte, muchas mujeres de tiempos bíblicos se valieron de la indumentaria para obtener sus fines egoístas. Cuando las ciudades paganas estaban a punto de ser conquistadas por el enemigo, las mujeres solían ponerse sus mejores prendas a fin de atraer a los soldados para que las tomasen como esposas. Pero en el caso de que un soldado israelita tomara una mujer cautiva, ella tenía que despojarse de su indumentaria, parte de la cual podía estar relacionada con la religión pagana, para poder casarse con él. (Dt 21:10-13.)
Después que Israel cayó en muchas prácticas idolátricas e inmorales, Jehová condenó a las mujeres que arrogantemente se vestían y acicalaban para atraer a los hombres, incluso a hombres de otras naciones, y que se engalanaban con adornos de la religión falsa. (Isa 3:16-23; compárese con Pr 7:10.)
Uso figurado. Jehová dijo en sentido figurado que en un tiempo había ataviado a Jerusalén con vestiduras hermosas. Pero ella confió en su belleza y se asoció con naciones paganas, engalanándose como una prostituta a fin de ser atractiva. (Eze 16:10-14; véanse también Eze 23:26, 27; Jer 4:30, 31.)
La ropa se usa simbólicamente en muchos pasajes bíblicos. Jehová se representa a sí mismo vestido con dignidad, esplendor, eminencia, luz, justicia, celo y venganza. (Sl 93:1; 104:1, 2; Isa 59:17.) Se dice que Él viste a su pueblo con prendas de justicia y salvación. (Sl 132:9; Isa 61:10.) Sus enemigos serán vestidos de vergüenza y humillación. (Sl 35:26.) Pablo ordena a los cristianos que se desnuden de la vieja personalidad y se vistan de la nueva personalidad, algunas de cuyas características son tiernos cariños de compasión, bondad, humildad de mente, gran paciencia y, especialmente, amor. (Col 3:9-14.)
Hay muchas otras referencias simbólicas a las vestiduras. Tal como un uniforme o una vestimenta especial identifica al que la lleva como parte de cierta organización o movimiento, así las vestiduras que se mencionan de manera simbólica en la Biblia dan a conocer la identidad de una persona en cuanto a la posición que toma y sus actividades al respecto, como en el caso de la ilustración de Jesús del traje de bodas. (Mt 22:11, 12; véanse PRENDA PARA LA CABEZA; SANDALIA.) Por eso, en Apocalipsis 16:14, 15, el Señor Jesucristo nos advierte que no nos quedemos dormidos espiritualmente y nos despojemos de nuestra identidad como fieles testigos del Dios verdadero. Esto podría ser desastroso en vista de “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso”.
¿Qué llevas puesto?
Imaginémonos que un hermano sube a la plataforma a enseñar en pijamas; no importa el conocimiento bíblico que tenga o la responsabilidad que asuma en la congregación, si no está vestido de amor, simplemente será una figura de chiste. Y antes que motivar a los oidores a poner en práctica lo que él enseña, será una piedra de tropiezo y lamentablemente quizás el motivo por el que algunos hayan abandonado el reunirse con nosotros. No obstante, uno puede ir muy bien vestido y sin embargo estar desnudo en sentido espiritual, (Apocalipsis 3:17) En Colosenses 3:12 y Efésios 6:14-17 se nos dice como vestirnos espiritualmente para ser del agrado de Jehová y una fuente de gozo y estímulo para nuestros hermanos. Se dice que hay dos cosas en la vida que no se pueden esconder: "El amor y el fuego", si nos vestimos de amor se notará claramente en nuestra persona y saltará a la vista de todos, como cuando entra en un salón una persona elegantemente vestida es un regalo grato a los ojos de todos los presentes imparcialmente, así el verdadero amor riega liberalmente amor a "TODOS" los miembros de la congregación (Mateo 5:43-45; Colosenses 3:14). |
La ropa sucia “del vecino”
Una joven pareja de recién casados se fue a vivir en una zona de la ciudad muy tranquila. Una mañana, mientras que toman su café la esposa observó por la ventana al vecino colgando la ropa recién lavada: Mira esa ropa sucia del vecino! tal vez necesite otro tipo de detergente... Su marido la miró y se quedó en silencio. La misma escena y el mismo comentario de la esposa se repetía casi cada mañana, mientras el vecino ponía su ropa a secar al sol. Después de un mes, la joven esposa se maravilló al ver que al parecer su vecino había aprendido a lavar bien la ropa. Entonces se lo dijo a su marido: Mira, nuestro vecino ha aprendido a lavar la ropa! ¿Quién le habrá enseñado a hacerlo? El marido respondió: Nadie, esta misma mañana mientras tú todavía dormías, me levanté y limpié nuestra ventana!
Así son muchas cosas en la vida, todo depende de los cristales a través de los que observamos las cosas. |
Pelo suave y rizado que forma el vellón de ciertos animales, en particular las ovejas. Los hebreos, al igual que otros pueblos de la antigüedad, esquilaban la lana a fin de utilizarla para la confección de vestiduras y la realización de bordados. (Éx 35:4-6, 25; 36:8, 35, 37; 38:18; 39:1-8, 22-29; Le 13:47; Pr 31:13, 22; Eze 34:3.) Las prendas de este material aíslan del calor y del frío y además son confortables, pues dan calor sin pesar demasiado y absorben humedad sin que se noten húmedas.
La Ley estipulaba que los israelitas dieran a los sacerdotes “las primicias de la lana esquilada” de sus rebaños. (Dt 18:3-5.) A los que no pertenecían a la clase sacerdotal se les prohibía “vestir de tela mezclada, hecha de lana y lino juntos”. (Dt 22:11; Le 19:19; véase TELA - [Otros usos].)
La importancia de la lana en tiempos antiguos se observa en el tributo que el rey moabita Mesá pagó al rey de Israel: “Cien mil corderos y cien mil carneros sin esquilar”. (2Re 3:4.) La lana también era un valioso artículo de comercio. (Eze 27:1, 2, 7, 16, 18.)
Como la lana suele ser blanca en su estado natural, a veces se asocia con blancura y pureza. Por ejemplo, por medio del profeta Isaías, Jehová comparó los pecados perdonados con lana blanca, cuando dijo: “Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve; aunque sean rojos como tela de carmesí, llegarán a ser aun como la lana”. (Isa 1:18-20.)
Jehová da “nieve como lana”, abrigando con ella la tierra como si se tratase de una cobertura de lana blanca. (Sl 147:16.)
Al “Anciano de Días”, Jehová Dios, se le describe simbólicamente en visión con cabello como lana limpia. (Da 7:9.) Con ello se da a entender mucha edad y sabiduría, pues a estas se las relaciona con la canicie. (Compárese con Job 15:9, 10.) De manera similar, el apóstol Juan vio a “alguien semejante a un hijo de hombre”, y observó que “su cabeza y su cabello eran blancos como lana blanca, como nieve”. (Apo 1:12-14.) Esa descripción del cabello puede indicar su larga andadura en las sendas de la justicia. (Pr 16:31.)
Hay incertidumbre en cuanto a qué piel se refiere la palabra hebrea tá·jasch, empleada con referencia a la cubierta exterior del tabernáculo y a la envoltura de los accesorios y utensilios del santuario que se empleaba cuando se transportaban. El término tá·jasch, o teja·schím (plural), suele aparecer junto a la palabra `ohr u `oh·róhth (piel, pieles). (Éx 25:5; 26:14; 35:7, 23; 36:19; 39:34; Nú 4:6-14, 25; Eze 16:10.) Parece que los traductores de la Septuaginta griega pensaban que la palabra hebrea no se refería a un animal, sino al color azul. (Compárese con Nú 4:14, nota.) Sin embargo, la opinión casi unánime de los comentaristas judíos es que tá·jasch se refiere a un animal, una opinión que respaldó el lexicógrafo hebraísta Gesenius, quien consideró que la lectura de la Septuaginta era una conjetura sin apoyo etimológico o de idiomas afines. Basándose en el contexto, la autoridad de los talmudistas, la comparación de esta palabra hebrea con otras similares de diferentes idiomas y la etimología hebrea, concluyó que tá·jasch significa foca o tejón.
Los eruditos bíblicos han traducido `ohr (plural, `oh·róhth) tá·jasch (plural, teja·schím) por “pieles de tejón” (NC), “pieles de delfín” (CI, nota), “pieles de marsopa” (NBE), “pieles de dugong” (BC, nota), “pieles de vaca marina” (CJ), “pieles de foca” (Mod), “cueros finos” (BJ), “pieles moradas” (TA), “pieles de color de violeta” (Scío) y “cuero tejasch” (NM, Éx 25:5, nota, pero “pieles de foca” en el texto principal; compárese con BC, CI, DK, HM). Por lo general, los eruditos no favorecen la traducción “pieles de tejón”, pues no parece probable que los israelitas pudieran conseguir suficientes pieles de este animal ni en Egipto ni en el desierto para cubrir el tabernáculo. Otros eruditos creen que no es correcto “pieles de tejón”, “pieles de foca” ni “pieles de marsopa”, puesto que los tejones, las focas, las marsopas, los delfines, el dugón y animales similares eran inmundos como alimento. (Le 11:12, 27.) Por eso encuentran difícil concebir que la piel de un animal “inmundo” se hubiera utilizado para algo tan sagrado como la construcción del tabernáculo y como la cubierta protectora de los artículos y utensilios del santuario. Los que se inclinan por este punto de vista sugieren que tá·jasch podría referirse a la piel de un animal limpio, quizás a algún tipo de antílope, oveja o cabra.
Aunque la foca era inmunda, podía utilizarse su piel. El que las focas fuesen inmundas como alimento no descartaría necesariamente que pudieran utilizarse sus pieles como cobertura para el tabernáculo. Por ejemplo, cierto es que el león y el águila eran ‘inmundos’ (Le 11:13, 27), pero una de las cuatro caras con las que se representa a los querubines celestiales que Ezequiel vio en visión, era de león, y otra, de águila. (Eze 1:5, 10; 10:14.) Los carros de cobre que Salomón hizo para el uso del templo también estaban adornados con representaciones de leones, lo que sin duda concordaba con los planos que David recibió por inspiración divina. (1Re 7:27-29; 1Cr 28:11-19.) Los israelitas utilizaron animales ‘inmundos’ —como los asnos— como monturas, e incluso se predijo que el Mesías entraría en Jerusalén montado en un asno. (Zac 9:9; Mt 21:4, 5.) Aunque Juan el Bautista tenía una comisión muy sagrada de “[ir] por adelantado ante Jehová para alistarle sus caminos”, llevaba vestiduras hechas de pelo de un animal “inmundo”. (Lu 1:76; Mt 3:4; Le 11:4.) De todo esto se desprende que la distinción entre limpio e inmundo era simplemente dietética, aunque a veces tenía que ver con los sacrificios, y no requería que los israelitas aborrecieran al animal ‘inmundo’ en sí como algo repugnante. (Le 11:46, 47.) Dios había creado a estos animales igual que a los ‘limpios’, y por lo tanto eran ‘buenos’. (Gé 1:21, 25.)
Cómo pudieron obtenerlas los israelitas. Si el término bíblico tá·jasch designa efectivamente un tipo de foca, surge la pregunta de cómo fue posible que los israelitas obtuvieran pieles de foca. Aunque por lo general se relaciona a las focas con las regiones árticas y antárticas, algunas prefieren climas más cálidos. En la actualidad todavía pueden encontrarse focas frailes en algunas zonas del mar Mediterráneo, así como en otras aguas cálidas. Con el transcurso de los siglos el hombre ha reducido sensiblemente la población de focas, pero puede que en tiempos bíblicos estos animales abundasen en el mar Mediterráneo y en el mar Rojo. En fecha tan reciente como 1832, una edición en inglés del Dictionary of the Holy Bible (de Calmet, Pg. 139) contenía el siguiente comentario: “Se encuentran focas en muchas de las pequeñas islas del mar Rojo, alrededor de la península del Sinaí”. (Véase también The Tabernacle’s Typical Teaching, de A. J. Pollock, Londres, Pg. 47.)
Los antiguos egipcios practicaban el comercio en la región del mar Rojo y además recibían mercancías de muchas regiones mediterráneas. Por ello debieron haber conocido las pieles de foca. De modo que cuando los israelitas partieron de Egipto, posiblemente llevaron consigo las pieles de foca que ya poseían, además de las que consiguieron cuando los egipcios les entregaron una abundancia de cosas valiosas. (Éx 12:35, 36.)
Objeto personal, como un anillo o una prenda de vestir, que el deudor entregaba a su acreedor como garantía del cumplimiento de una obligación o de la devolución de un préstamo. Las reglas de la ley mosaica concernientes a las prendas entregadas como fianza protegían los intereses de los empobrecidos e indefensos de la nación. Mostraban que Dios tenía en cuenta las dificultades de los pobres y las viudas. Las palabras relacionadas con las prendas son los dos verbos hebreos ja·vál y `a·vát, así como nombres relacionados.
Si un pobre daba su vestidura exterior en prenda o garantía de que devolvería un préstamo, el acreedor no debía quedársela hasta el día siguiente (Éx 22:26, 27; Dt 24:12, 13), pues probablemente su propietario la utilizase para cubrirse durante la noche y no pasar frío. El desatender esta ley indicaría codicia y crueldad. (Job 22:6; 24:9.) Sin embargo, durante la apostasía de Israel, algunas personas no solo tomaban en prenda la ropa de los pobres, sino que la usaban en fiestas idolátricas. (Am 2:8.)
En Ezequiel 18:10-13 se dice que el no devolver “la cosa dada en prenda” junto con el robo y el derramamiento de sangre hacían al pecador impenitente digno de muerte. Por otra parte, si alguien inicuo abandonaba sus pecados y, entre otras cosas, devolvía “la cosa misma tomada en prenda”, “positivamente [seguiría] viviendo”. (Eze 33:14-16.) También estaba prohibido tomar en prenda un molino de mano o su muela superior, puesto que el pan solía hacerse diariamente, y el tomar los instrumentos necesarios para moler el grano significaría apoderarse de “un alma” o vida. (Dt 24:6.)
La Ley protegía a las viudas de manera especial, puesto que pocas veces tendrían quien las defendiese o ayudase. En la Ley se prohibía rotundamente tomar en prenda el vestido de una viuda. (Dt 24:17; compárese con Job 24:3.)
Además, no se podía entrar en la casa de nadie para llevarse algo en prenda, sino que el deudor tenía que sacar la fianza a su acreedor. (Dt 24:10, 11.) De esta manera se defendía la inviolabilidad del hogar y la dignidad humana, lo que difícilmente se lograría si el acreedor tuviera la libertad de penetrar en el hogar sin ser invitado. Así pues, las leyes sobre la fianza fomentaban, además de compasión y generosidad (Dt 15:8), el respeto a la persona y los derechos de los demás.
En Deuteronomio 15:6 se cita como señal de la bendición de Dios el hecho de que los judíos tendrían suficientes medios como para “[prestar] a cambio de prenda a muchas naciones”.
Si alguien ‘despreciaba la palabra’ no devolviendo un préstamo, perdería lo que había entregado como prenda; de la misma manera, una persona experimentaría pérdidas si no obedecía el mandato de Dios. (Pr 13:13.)
En las Escrituras Hebreas se aconseja repetidas veces que no se salga fiador por un extraño comprometiéndose a pagar su deuda. (Pr 11:15; 22:26, 27; véase FIANZA, FIADOR.) De ahí que en Proverbios 20:16 se hable de ‘tomar el vestido’ del que ha salido fiador por un extraño. Esto contrasta con la consideración misericordiosa que tenía que mostrársele al pobre que se veía obligado a convertirse en deudor de otro por causa de su propia desgracia. El que salía fiador por un extraño no había caído en desgracia, sino que incurría en una acción estúpida; por consiguiente, lo que este proverbio quiere decir es: ‘Que sufra las consecuencias’. La última parte del versículo insta a ‘quitarle una prenda’ en el “caso de una extranjera”. El hombre que entraba en relación con tal mujer podía empobrecer (compárese con Pr 5:3, 8-10), y, por lo tanto, tendría que entregar las posesiones que le quedaran como prenda por sus deudas. El proverbio parece indicar que no merece ningún tipo de compasión por no haber seguido el consejo y haber tenido relación con la “extranjera”.
Parece ser que para los hebreos no era de gran importancia llevar como prenda habitual una cobertura para la cabeza. Es posible que la gente común usara el manto o la vestidura con este propósito cuando era necesario. Sin embargo, los hombres que ocupaban puestos oficiales y tanto hombres como mujeres durante las fiestas o en ocasiones especiales, a menudo llevaban prendas de adorno para la cabeza. Los sacerdotes de Israel tenían prescritas las prendas para cubrir la cabeza que deberían usar. (Éx 28:4, 39, 40; véanse CORONA; INDUMENTARIA.)
Tipos de prendas para la cabeza en las Escrituras Hebreas. La primera prenda para la cabeza que se menciona en la Biblia es la mantilla que Rebeca se puso cuando se encontró con Isaac. (Gé 24:65.) La palabra hebrea que se usa aquí es tsa·`íf, que en otras partes se traduce “chal”. (Gé 38:14, 19.) El uso de esta “mantilla” debió representar la sujeción de Rebeca a su prometido Isaac.
El turbante (heb. mits·né·feth) del sumo sacerdote era de lino fino, iba envuelto alrededor de la cabeza y tenía una lámina de oro en la parte delantera atada con una cuerdecita azul. (Éx 28:36-39; Le 8:7-9; 16:4.) La prenda de adorno de los sacerdotes también se ‘envolvía’ alrededor de la cabeza, pero se emplea una palabra hebrea diferente al referirse a sus prendas para cubrir la cabeza (migh·ba·`áh), lo que indica que era de forma diferente y, quizás, no tan trabajada como el turbante del sumo sacerdote. La prenda de los sacerdotes tampoco tenía la lámina de oro. (Le 8:13.) Esta lámina se llamaba “la santa señal de dedicación”, y significaba que se le había apartado para un servicio de santidad especial. Ver esta señal inscrita brillar con la luz del sol constituía para los israelitas un recordatorio constante de la santidad de Jehová. (Éx 29:6; 39:30.)
Job habla del turbante en sentido figurado, asemejándolo a su justicia. (Job 29:14; compárese con Pr 1:9; 4:7-9.) Las mujeres también usaban turbante en algunas ocasiones. (Isa 3:23.) En este texto la palabra hebrea es tsa·níf, la misma que se emplea en Isaías 62:3 en la expresión “turbante regio” y en Zacarías 3:5 para la prenda del sumo sacerdote.
Los novios llevaban el pe`ér, que debió asemejarse a un turbante (Isa 61:10), y era un símbolo de gozo. (Isa 61:3; compárese con Eze 24:17, 23.) Esta palabra también se usa al designar la prenda de las mujeres (Isa 3:20), así como la que utilizaban los sacerdotes. (Eze 44:18.)
Parece ser que las fajas para la cabeza (heb. schevi·sím) estaban hechas de malla. (Isa 3:18.) Los “turbantes de pendiente” (heb. tevu·lím) que Ezequiel dice que llevaban los guerreros caldeos tal vez hayan estado ricamente coloreados y decorados. (Eze 23:14, 15.)
A los tres compañeros hebreos de Daniel se les arrojó al horno de Nabucodonosor totalmente vestidos e incluso con sus gorros. Parece que estos gorros indicaban su título o rango y hay quien opina que tenían forma cónica. (Da 3:21.)
Prendas para la cabeza antiguas y modernas. La mayoría de los monumentos y relieves de Egipto, Babilonia y Asiria representan escenas de guerra y caza, del palacio real o de los templos. Sin embargo, especialmente los egipcios tienen muchas representaciones de obreros aplicándose a diversas artes y oficios. En estas los reyes, principales y nobles aparecen con prendas para la cabeza de formas muy variadas, mientras que a la gente común suele representársela sin ellas, y en algunas ocasiones, con una prenda para la cabeza ceñida.
Una prenda para la cabeza muy similar que en la actualidad utilizan los beduinos del Oriente Medio es el kaffiyeh. Consiste en un paño cuadrado dispuesto de tal forma que tres picos cuelguen sobre la espalda y los hombros. Se ciñe con una cuerda alrededor de la cabeza, y deja la cara descubierta, pero protege la cabeza y el cuello del Sol y el viento. Es posible que antiguamente los hebreos usaran algo parecido.
Prenda para la cabeza y sujeción femenina. El apóstol Pablo indicó que las mujeres deberían llevar una cobertura para la cabeza cuando oraran o profetizaran en la congregación cristiana. De esta manera, reconocían el principio de jefatura, según el cual el varón es cabeza de la mujer, Cristo es cabeza de la congregación y Dios es, a su vez, el cabeza de Cristo. Pablo también dijo que a la mujer se le ha dado el cabello largo natural “en lugar de prenda para la cabeza”. En esta ocasión el apóstol estaba escribiendo a los cristianos de Corinto, que vivían entre europeos y semitas, y para quienes la largura del cabello marcaba una diferencia entre varones y mujeres. Por otra parte, las esclavas y las mujeres a las que se había sorprendido en fornicación o adulterio llevaban el cabello rapado. Pablo señaló que el cabello largo de la mujer era una prueba natural de su posición de mujer bajo la jefatura del varón. En vista de este recordatorio natural de su sujeción, la mujer debería en consecuencia llevar algún tipo de cobertura para la cabeza como “señal de autoridad” cuando ore o profetice en la congregación, y así demostrar ante otros, entre ellos los ángeles, su reconocimiento personal del principio de jefatura. (1Co 11:3-16.) No cabe duda de que las profetisas de la antigüedad, como Débora (Jue 4:4) y Ana (Lu 2:36-38), actuaron así cuando profetizaron. (Véase CABELLO - [Cristianos-§2].)
Broche decorativo hecho de metal, con un alfiler o punta para sujetarlo a la prenda de vestir. En tiempos antiguos, tanto hombres como mujeres llevaban prendedores, como se ha observado en el caso de los griegos y los romanos. El broche romano, o fíbula, a veces consistía en una pieza de metal curvada con un gancho en un extremo y un alfiler en el otro, y se cerraba a modo de imperdible. No solo tenía un propósito ornamental, sino práctico, pues solía emplearse para cerrar una bufanda o una capa. Los prendedores de la antigüedad se hacían de bronce, hierro, oro y plata. Gracias a los hallazgos arqueológicos, ha podido establecerse que en la antigua Palestina se usaban prendedores, como, por ejemplo, los de forma arqueada descubiertos en Tell en-Nasbeh.
Cuando a los israelitas se les concedió el privilegio de contribuir para la construcción del tabernáculo, los hombres y las mujeres llevaron diversos adornos, entre ellos, “prendedores” o “hebillas”. (Éx 35:21, 22.) Estos prendedores debían ser cierto tipo de adorno en forma de gancho, puesto que la misma palabra hebrea que se usa para referirse a ellos (jaj) se traduce en otras partes por “garfio”. (2Re 19:28.) No obstante, en las Escrituras no encontramos ninguna descripción de estos broches. (Véase ADORNO[S].)
Calzado compuesto de una suela que se sujeta al pie mediante tiras de cuero, cintas o cordones que pasan entre el dedo gordo y el segundo dedo, alrededor del talón y sobre la parte superior del pie. A veces la correa se ata alrededor del tobillo.
Las sandalias egipcias solían tener la punta levantada y vuelta hacia el dedo. Algunas sandalias asirias tan solo constaban de un resguardo para el talón y los costados del pie, que se ataba sobre este mediante correas y que no tenía suela para la parte delantera del pie. Los romanos no solo usaban sandalias, sino que, según se cree, también llevaban zapatos parecidos a los actuales. La aristocracia y la familia real de los asirios, romanos y de otros pueblos calzaban sandalias más completas o bien zapatos parecidos a botas. Algunos beduinos de la zona del monte Sinaí utilizan sandalias hechas con diversas especies de dugón, animal marino parecido a la foca. Jehová dice de modo figurado que calzará a Jerusalén con “piel de foca” (heb. tá·jasch). (Eze 16:10.)
Los sacerdotes de Israel servían descalzos en el tabernáculo y en el templo. (Compárese con Éx 3:5; Jos 5:15; Hch 7:33.) Sin embargo, salir al exterior descalzo era una señal de aflicción o humillación. (2Sa 15:30; Isa 20:2-5; contrástese con la orden dada a Ezequiel; 24:17, 23.)
En un viaje largo era costumbre llevar otro par de sandalias, puesto que las suelas podían deteriorarse o romperse los cordones. Cuando Jesús envió a los apóstoles, y también a los 70 discípulos, les ordenó que no llevasen dos pares de sandalias, sino que confiasen en la hospitalidad de aquellos que aceptaran las buenas nuevas. (Mt 10:5, 9, 10; Mr 6:7-9; Lu 10:1, 4.)
Uso figurado. Bajo la Ley, cuando un hombre rehusaba llevar a cabo el matrimonio de cuñado con una viuda, esta le quitaba la sandalia, y, para vergüenza suya, se le llamaba: “La casa de aquel a quien le fue quitada la sandalia”. (Dt 25:9, 10.) La transferencia de propiedad o el derecho de recompra se garantizaba entregando la sandalia a otra persona. (Rut 4:7-10; véase MATRIMONIO DE CUÑADO.)
Es posible que con la expresión “sobre Edom arrojaré mi sandalia” (Sl 60:8; 108:9) Jehová haya querido decir que se sometería a Edom. Posiblemente hacía referencia a la costumbre de indicar que se había tomado posesión de algo arrojando la sandalia sobre un terreno. O podría haber indicado desdén para Edom, puesto que en el mismo texto a Moab se le llama “la vasija en que me lavo”. Actualmente, en el Oriente Medio arrojar la sandalia es un gesto de desprecio.
David ordenó a Salomón que castigase a Joab, quien “puso la sangre de guerra [...] en sus sandalias” en tiempo de paz, una declaración simbólica con la que se indicaba la culpa de sangre de Joab por haber matado a los generales Abner y Amasá. (1Re 2:5, 6.) Este hecho y el que ponerse las sandalias significara estar a punto de emprender algún negocio fuera de la casa (o de cualquier lugar donde se estuviese residiendo; compárese con Hch 12:8), clarifica la admonición que el apóstol Pablo hace a los cristianos en cuanto a que deben tener “calzados los pies con el equipo de las buenas nuevas de la paz”. (Ef 6:14, 15.)
Desatar las correas de las sandalias de otra persona o llevarle sus sandalias se veía como una tarea servil que a menudo hacían los esclavos. Juan usó este símil para indicar su inferioridad con respecto a Cristo. (Mt 3:11; Mr 1:7.)
¿Qué es quitar la sandalia y escupir la cara al que se negaba al matrimonio de cuñado? Según “la costumbre en otros tiempos en Israel respecto al derecho de recompra [...,] [un] hombre tenía que quitarse su sandalia y darla a su prójimo” (Rut 4:7). Así pues, quitarle la sandalia a un hombre que se negaba a realizar el matrimonio de cuñado confirmaba que él había renunciado a su posición y a su derecho a proporcionarle un heredero a su hermano muerto. Esto era motivo de vergüenza (Deuteronomio 25:10). Escupirle en la cara era una forma de humillarlo (Números 12:14).
Puede que la costumbre de quitar la sandalia haya surgido del hecho de que cuando alguien tomaba posesión de una propiedad de tierra, lo hacía pisando el suelo con sus sandalias puestas y así hacía valer su derecho de posesión. Al quitarse la sandalia y dársela a otro, renunciaba a su derecho de propiedad ante los testigos ancianos que estaban en la puerta de la ciudad. (Rut 4:7.)
Un hombre de Judea llamado Elimélec murió, así como sus dos hijos, y dejaron viudas a Noemí y a sus dos nueras. Un hombre al que en la Biblia se llama “Fulano” (Heb.: Pelo·ní ’Al·mo·ní.) era un pariente cercano de Elimélec, quizás un hermano y cuñado de Noemí. Recibió este apelativo deshonroso por su actitud egoista (Rut 4:6). Al ser el pariente más cercano, era el go·’él o recomprador. Este hombre rehusó cumplir con su deber, y él mismo se quitó la sandalia y probablemente se la dio a Boaz, el siguiente pariente más cercano, para cederle así el derecho de recompra. Boaz compró el terreno de Elimélec y por lo tanto tomó a Noemí, pero puesto que ella era demasiado mayor para dar a luz hijos, su nuera, la viuda Rut, se convirtió en la esposa de Boaz a fin de producir un hijo para el nombre de Elimélec. Cuando nació Obed, las vecinas dijeron: “Le ha nacido un hijo a Noemí”, pues consideraron al niño como hijo de Elimélec y Noemí. Boaz y Rut desempeñaron un servicio para Jehová, y el nombre que se le dio a su hijo significa “Siervo; Sirviente”. Esta solución tuvo la bendición de Jehová, ya que Obed fue antepasado de David, de modo que formó parte del linaje directo de Jesucristo. (Rut 4.)
La más fuerte de las fibras naturales, empleada desde tiempos bíblicos para hacer telas hermosas y ligeras. La producen las orugas de diversas especies, en especial el gusano de seda chino, que se alimenta de hojas de morera y segrega un fluido que se endurece y forma hilos finos con los que el gusano hace un capullo. En unas tumbas de un cementerio fenicio cerca de Sabratha (Libia), se han hallado géneros de seda que, según los arqueólogos, se tejieron hace más de dos mil años.
Parece que la cría de gusanos de seda tuvo su comienzo en China, desde donde se extendió a otras tierras, como la India. Los griegos aplicaban el adjetivo si·ri·kós a los objetos de seda, y de este modo la relacionaban con los sé·res (a los que por lo general se identifica con los chinos). En las Escrituras, la seda figura entre los costosos artículos de comercio comprados por “Babilonia la Grande”. (Apo 18:2, 11, 12.)
La mayoría de las versiones castellanas traducen la palabra hebrea mé·schi por “seda” en Ezequiel 16:10, 13 (Fer, MK, NC, NBE, Val y otras). Aunque según la tradición rabínica, esta palabra significa seda, no se tiene la certeza de que así sea. Por eso, otras versiones, con el apoyo de algunos lexicógrafos modernos, la traducen “género costoso” (NM) y “telas preciosas” (Eze 16:10; RH, 1989).
Pasar una serie de hilos paralelos alternativamente por encima y por debajo de los de otra serie colocada en dirección perpendicular a la primera, formando así una tela. El conjunto de hilos que están en la dirección longitudinal del tejido es la urdimbre, y el de los que van en el sentido del ancho de la tela es la trama. (Le 13:59.) Aunque solía ser la mujer la que tejía, al parecer también era una ocupación del hombre. (2Re 23:7; 1Cr 4:21.) El telar que empleaban los hebreos, los egipcios y otros pueblos era básicamente un marco. (Jue 16:13, 14; Isa 19:1, 9, 10.)
Los telares antiguos podían ser verticales u horizontales. Un tipo de telar vertical estaba formado por dos maderos verticales y uno transversal en la parte superior; de este colgaban los lizos (los hilos de la urdimbre), a los que se añadían pesos para mantenerlos rectos. Algunos telares tenían en la parte inferior un enjulio en lugar de los pesos, y otros podían hacer girar dicho enjulio para enrollar la tela. El telar horizontal común consistía en dos enjulios paralelos mantenidos en su lugar a cierta distancia mediante cuatro estacas, una en cada extremo, clavadas en el suelo. Los lizos se tensaban entre estos enjulios. El asta de madera de la lanza de Goliat posiblemente se comparó a ese tipo de enjulio pesado cuando se la asemejó al “enjulio de los obreros del telar”. (1Sa 17:4, 7.)
En el telar, los lizos solían estar separados en dos conjuntos, de manera que el hilo de la trama pasara sobre un conjunto al atravesar la urdimbre en una dirección, y bajo ese mismo conjunto al atravesarla en la dirección opuesta. Para ello se separaban dichos conjuntos formando dos “caladas” o aberturas. En un telar horizontal sencillo, se colocaba un listón plano a través de la urdimbre debajo de lizos alternos, y al ponerlo de lado, se formaba una “calada” por la que se pasaba el hilo de la trama en una dirección. La otra “calada” se formaba al elevar verticalmente desde la urdimbre una “varilla de paso” que estaba encima y a la que se habían unido por medio de lazos de hilo los lizos alternos restantes. Por esa otra “calada” se pasaba la trama en dirección opuesta a través de la urdimbre. Después de cada paso a través de la urdimbre se apretaba el hilo de la trama contra el tejido en formación valiéndose de un peine. El tejedor lanzaba la trama a través de la urdimbre con una lanzadera, que era básicamente una varilla que llevaba el hilo. Como el tejedor diestro pasaba la lanzadera de un lado a otro con mucha rapidez, Job pudo decir: “Mis días mismos se han hecho más veloces que una lanzadera de tejedor”. (Job 7:6.)
Después de haber tejido la longitud de tela deseada y de haberla enrollado, el obrero del telar la cortaba de los hilos de la urdimbre. (Isa 38:9, 12.) Los tejedores solían utilizar pelo animal (Éx 36:14; Mt 3:4), lana y lino. (Compárese con Pr 31:13.)
El dibujo de la tela podía variarse usando hilos de diferentes colores en la urdimbre, en la trama o en ambas a la vez. O también podía pasarse el hilo de la trama de un color particular solo por parte de la urdimbre. (Gé 37:23; 2Sa 13:18; Pr 7:16.) El obrero de telar podía tejer de manera irregular. Por ejemplo: pasando un grupo de hilos de trama sobre un hilo de urdimbre y luego bajo dos, a lo largo de una pasada; seguidamente, en la siguiente pasada, otro grupo de hilos de trama sobre dos hilos de urdimbre, luego bajo dos, y después sobre uno, a lo ancho de toda la urdimbre, como cuando se teje gabardina hoy en día. Al variar los métodos de tejer, se forma un dibujo en el tejido aunque los hilos de la urdimbre y de la trama sean del mismo color. Por ejemplo, a Aarón se le hizo un traje talar blanco de lino fino tejido en “obra escaqueada”. (Éx 28:39.)
Tejido fabricado en un telar. Aunque se sabe poco acerca de los métodos de hilado y tejido de los israelitas, es evidente que conocían bien estos oficios. Los arqueólogos han desenterrado en Egipto murales que contienen grabados de mujeres hilando y tejiendo y que muestran la clase de telar que se usaba. Asimismo, en las cercanías de Girga, en el Alto Egipto, se ha hallado una maqueta de un taller para la elaboración de tejidos que disponía de un telar horizontal. (Véase TEJER.)
La vestidura de lino fino blanco que llevaba el sumo sacerdote aarónico había de tejerse “en obra escaqueada”, lo que muestra que los israelitas eran suficientemente diestros en este arte como para confeccionar telas con dibujos. (Éx 28:39.)
Bezalel y Oholiab eran artesanos expertos a quienes el espíritu santo de Dios concedió aún mayor habilidad para realizar los trabajos del tabernáculo necesarios ciñéndose con exactitud a las instrucciones dadas por Jehová. (Éx 35:30-35.) También hubo mujeres hábiles en esta labor que trabajaron hilando lino y lana. (Éx 35:25, 26.) Al hacer la tela para el efod del sumo sacerdote Aarón, los trabajadores “batieron láminas de oro hasta hacerlas hojas delgadas, y [cortaron] hilos para ir metiéndolos entre el hilo azul y la lana teñida de púrpura rojiza y la fibra escarlata carmesí y el lino fino, como obra de bordador”. (Éx 39:2, 3.)
Las Escrituras Griegas Cristianas mencionan género de pelo de camello y de seda. (Mt 3:4; Apo 18:12.) No se sabe si los hebreos utilizaban el algodón. Sin embargo, Ester 1:6 lo incluye entre los artículos que había en el palacio persa de Susa. El algodón, que en la actualidad se cultiva en Israel, se conocía en la India por lo menos para el año 800 a.E.C., y el historiador Plinio dice que se empleaba en Egipto. En cualquier caso, los hebreos podían obtener mercancías que no eran originarias de Israel de los comerciantes viajantes que atravesaban el país procedentes tanto del E. como del O.
El lino, cuyas fibras son más largas que las del algodón, es más fácil de hilar, pero, por el contrario, más difícil de teñir. Era un tejido muy apreciado en los vestuarios de los reyes y funcionarios encumbrados. Cuando José se convirtió en gobernador de Egipto, se le vistió con “prendas de vestir de lino fino”. (Gé 41:42.) Lo mismo le sucedió a Mardoqueo, que salió de delante del rey persa en ropaje regio de paño azul y lino. (Est 8:15.) Las mujeres también apreciaban la ropa de lino. (Pr 31:22.)
Además, había prendas de piel, cuero y pelo animal. Las tiendas se hacían de piel o de pelo de cabra (Éx 26:7, 14), y se ha encontrado fieltro de lana. En 1 Samuel 19:13 se menciona una red elaborada con pelo de cabra.
Colores. Los pueblos que moraban en las tierras bíblicas fabricaban telas de diversos colores. Cuando la Biblia describe las cortinas y las vestiduras que se iban a usar en el santuario, menciona el azul, el carmesí y la púrpura rojiza. (Éx 26:1; 28:31, 33.) Podía obtenerse una amplia gama de colores y tonalidades tiñendo de estos tres colores una tela que originalmente fuera de otro color. Jacob dio a su hijo José una prenda de vestir rayada. (Gé 37:3, 32.) Tamar, la hija de David, llevaba “un traje talar rayado; porque así solían vestir las hijas del rey, las vírgenes, con vestiduras sin mangas”. (2Sa 13:18.) Cuando los hilos de la trama y la urdimbre eran de diferente color, se obtenía una tela jaspeada. (Véase TINTES, TEÑIR.)
El tabernáculo. La cubierta de los marcos de paneles del tabernáculo la constituían diez “telas de tienda” (heb. yeri·`óth) de lana y lino fino retorcido bordadas con querubines. De modo que los sacerdotes que servían en el interior del tabernáculo podían ver los querubines por las aberturas que había entre los paneles. (Éx 26:1, 2.) La siguiente cubierta era de tela de pelo de cabra (Éx 26:7, 8), que servía para proteger el lino bordado. Las cortinas o pantallas que colgaban a la entrada del Santo y el Santísimo también eran de lino y lana, y la pantalla del Santísimo tenía querubines bordados. (Éx 26:31-37.) Las telas de lino para la tienda eran de cuatro codos (1,80 m.) de ancho y 28 codos (12,50 m.) de largo. El patio medía 100 codos (44,50 m.) en sus lados N. y S. (Éx 27:9-11.)
Cuando se trasladaba el tabernáculo, el arca del pacto, la mesa del pan de la proposición, el candelabro, el altar de incienso, el altar de la ofrenda quemada y los demás utensilios del ministerio se cubrían con telas azules y de escarlata carmesí, así como con lana teñida de púrpura rojiza. Cada funda debía ser de un color específico. (Nú 4:4-14.)
Otros usos. A los recién nacidos se les envolvía en bandas de tela que hacían las veces de pañales. (Lu 2:7.) Los judíos también tenían la costumbre de preparar a los difuntos para su funeral envolviendo el cuerpo en vendas de lino limpio y especias (algo muy diferente del proceso de embalsamamiento que practicaban los egipcios). (Jn 19:40; Mt 27:59.) Después de la resurrección de Jesús, Juan y Pedro encontraron en la tumba enrolladas aparte las vendas y el paño que había estado sobre su cabeza. (Jn 20:5-7.) Cuando Lázaro fue resucitado, salió de la tumba con su rostro aún envuelto en el paño que se le había puesto sobre la cabeza cuando fue enterrado, al parecer una tela larga de lino. (Jn 11:44.)
En ocasiones el dinero se guardaba envuelto en un paño. Así es como el esclavo inicuo de una de las parábolas de Jesús guardó su mina en lugar de invertirla. (Lu 19:20.) A menudo se llevaba el dinero en los voluminosos pliegues que se formaban en el seno de las prendas de vestir, probablemente envuelto en un paño.
La ley de Dios dada al pueblo de Israel ordenaba: “No debes vestir de tela mezclada, hecha de lana y lino juntos”. (Dt 22:11; véase también Le 19:19.) La Encyclopaedia Judaica (Jerusalén, 1973, vol. 14, col. 1213) comenta con relación a esto: “La ropa de los sacerdotes constituía una notable excepción a la prohibición de sha`atnez [“una prenda de vestir de hilo de dos tipos”, NM]. Éxodo 28:6, 8, 15 y 39:29 prescriben que varias de sus prendas debían confeccionarse entretejiendo lino y lana teñida. [...] Con esto se da a entender que la prohibición se basaba en la naturaleza tabú de tal mezcla, que pertenecía exclusivamente al ámbito de lo sagrado”.
Uso figurado. Debido a la limpieza y pureza del lino blanco, en las Escrituras se utiliza para simbolizar justicia. Con lino fino blanco se confeccionaba la ropa que estaba en contacto con el cuerpo del sumo sacerdote, es decir, los calzoncillos, el traje y el turbante, así como los calzoncillos, trajes y tocados de los demás sacerdotes. (Éx 28:39-42; compárese con Job 29:14.) La novia del Cordero se viste de lino fino, brillante y limpio, “porque el lino fino representa los actos justos de los santos”. (Apo 19:8.) A los ejércitos celestiales que siguen a Jesucristo se les describe vestidos de lino fino, blanco y limpio. (Apo 19:14.) Babilonia la Grande, que se ha enriquecido gracias al tráfico de mercancías, como el lino fino, también presenta una apariencia de justicia, pues está “vestida de lino fino”, mientras que a la vez se prostituye. (Apo 18:3, 16; véanse ALGODÓN; INDUMENTARIA.)
El arte de dar color al hilo, tejidos y otros materiales con colorantes se conocía y practicaba antes de los días de Abrahán, y es probable que sea tan antiguo como el arte de tejer. Los israelitas usaron hilo azul, fibra escarlata carmesí y lana teñida de púrpura rojiza para el tabernáculo y para las vestiduras sacerdotales. (Éx 25:1–28, 35, 38, 39.) El teñido empezó siendo una actividad doméstica, pero con el tiempo se convirtió en varios lugares en una auténtica industria. Los egipcios primitivos se destacaban por sus artículos teñidos en colores particularmente brillantes. (Eze 27:7.) Tras la decadencia de Egipto, Tiro y otras ciudades fenicias se convirtieron en importantes centros de teñido.
Procedimientos antiguos. Los procedimientos variaban de un lugar a otro. Unas veces se teñía el hilo, mientras que en otros casos el tinte se aplicaba al tejido terminado. Parece ser que el hilo se sumergía en el tinte dos veces y luego se exprimía a fin de retener el valioso tinte en la cuba. Después, el hilo se extendía para que se secase.<
Cada material tenía que tratarse de manera diferente. A veces, aunque con poca frecuencia, el colorante tenía una afinidad natural con la fibra que se teñía. Pero en caso contrario, era necesario tratar el material primero con un mordiente, una sustancia que hiciera la fibra afín al tinte. La sustancia que hace de mordiente sirve para fijar la materia colorante, y forma en combinación con ella un compuesto coloreado insoluble. Se ha descubierto que los egipcios empleaban mordientes en el teñido. Por ejemplo, tres de los colores que usaban eran el rojo, el amarillo y el azul. Se dice que estos tintes no hubieran podido fijarse sin usar como mordientes óxidos de arsénico, hierro y estaño.
Las pieles de animales debían curtirse antes de teñirlas. Incluso recientemente, en Siria se han curtido las pieles de carnero en zumaque y luego se ha aplicado el tinte. Después de secarse el tinte, se frotaban las pieles con aceite y se les daba lustre. Los zapatos y otros artículos de piel usados por los beduinos se han teñido de rojo siguiendo este procedimiento, y muy bien pueden recordarnos las “pieles de carnero teñidas de rojo” que se emplearon en el tabernáculo. (Éx 25:5.)
Es interesante lo que dice una inscripción mural del rey asirio Tiglat-piléser III con relación a género teñido. Tras la narración de sus campañas militares contra Palestina y Siria, dice haber recibido tributo de cierto Hiram de Tiro, además de otros gobernantes, y entre los artículos que menciona figuran “vestidos de lino con franjas multicolores, lana teñida de púrpura [...]; también corderos cuyos vellones extendidos estaban teñidos de púrpura, (y) aves salvajes cuyas alas abiertas estaban teñidas de azul”. (La Sabiduría del Antiguo Oriente, edición de J. B. Pritchard, 1966, Pg. 229.)
Obtención de tintes. Los tintes se obtenían de diversas fuentes. En Palestina se obtenían tintes amarillos de las hojas del almendro y de la corteza de granada molida; los fenicios usaban además la cúrcuma y la flor del azafrán. Los hebreos obtenían tinte negro de la corteza del granado, y rojo, de las raíces de rubia (Rubia tinctorum). El añil (Indigofera tinctoria), que probablemente se introdujo en Palestina procedente de Egipto y Siria, podía emplearse para producir tinte azul. Parte de un método para dar a la lana una tonalidad púrpura consistía en sumergirla en zumo de uva durante una noche y rociarla después con rubia molida.
Los tintes escarlata de color carmesí provenían de la materia colorante más antigua que se conoce, un insecto hemíptero parásito de la familia de los coccócidos (el Coccus ilicis). Los griegos le aplicaron la palabra kók·kos, que significa “baya”, debido a que cuando la hembra está viva, es del tamaño de un hueso de cereza y se parece a una baya. El nombre árabe del insecto es qirmiz o kermez, del que se deriva la palabra española “carmesí”. Este insecto se encuentra por todo el Oriente Medio. El colorante rojo púrpura, rico en ácido quermésico, solo se encuentra en sus huevos. Hacia finales de abril, la hembra áptera, cargada de huevos, se adhiere por medio de su probóscide a las ramitas, y a veces a las hojas, de la coscoja (Quercus coccifera). Las larvas o quermes se recogen y se secan, y el valioso tinte se obtiene al hervirlas en agua. Este es el tinte rojo que tanto se usó para los accesorios del tabernáculo y las vestiduras del sumo sacerdote de Israel.
La púrpura se obtenía de moluscos del género Murex, como el busano (Murex trunculus) y la cañadilla (Murex brandaris). En el cuello de estas criaturas hay una pequeña glándula que contiene una sola gota de un fluido llamado “flor”. Al principio se asemeja en su color y consistencia a la nata, pero al exponerlo a la luz y al aire, adquiere gradualmente un intenso color violáceo o púrpura rojizo. Estos moluscos están por todo el litoral mediterráneo, y el color que producen varía de tonalidad según la zona en que se encuentren. Los ejemplares más grandes se abren uno a uno para extraer el precioso líquido, mientras que los más pequeños se pulverizan en morteros. Como la cantidad de fluido que se sacaba de cada molusco era bastante pequeña, el acumular una cantidad considerable era un proceso costoso, por lo que el tinte era caro y las vestiduras teñidas de púrpura distinguían a las personas acaudaladas o a los que habían alcanzado una posición social elevada. (Est 8:15; Lu 16:19.) Hay quien opina que se podía obtener un tinte azul de otro molusco, una variedad de mejillón.
La antigua Tiro se hizo famosa debido a un tinte de color púrpura o carmesí oscuro conocido como púrpura tiria o imperial. Aunque se dice que los tirios empleaban un método de teñir doble, se desconoce la fórmula exacta que utilizaban para obtener este color. El colorante debió obtenerse de los moluscos Murex y Púrpura, pues se han hallado montones de conchas vaciadas del Murex trunculus a lo largo de la costa de Tiro y en la vecindad de Sidón. El registro bíblico dice que la ciudad fenicia de Tiro poseía lana teñida de púrpura rojiza y otros materiales de diversos colores, y que comerciaba con tales artículos. (Eze 27:2, 7, 24; véase COLORES - [Púrpura].)
Cómo hacer Tintes Naturales para el Cabello
★1. Cabello rubio Para aclarar el cabello la manzanilla es muy conocida, para utilizar tintes naturales para el cabello; haz una infusión de manzanilla déjala reposar y aplícala sobre el cabello 20 min y enjuaga. ★2. Cabello claro ★3. Cabello castaño ★4. Cabello natural ★5. Cabello rubio claro ★6. Cabello plata anticanas ★7. Cabello castaño ★7. Cabello rojo |
Conjunto de hilos paralelos que van dispuestos en sentido longitudinal en las piezas de tela. Al grupo de hilos cruzados con los de la urdimbre y colocados a lo ancho de un tejido se le llama trama. Cuando los sacerdotes de Israel examinaban la ropa para ver si tenía lepra, inspeccionaban tanto la urdimbre como la trama. (Le 13:47-59; véanse LEPRA [En las prendas de vestir y en las casas]; TEJER.)
Cuando el tejedor acaba la tela, corta los hilos de la urdimbre, quita la tela y deja los “cabos” o extremos de los hilos de la urdimbre atados al telar. El rey Ezequías aludió a este hecho al recordar su grave enfermedad, cuando le parecía que Dios estaba a punto de poner fin a su vida cortándole “de los mismísimos hilos de la urdimbre” en una muerte prematura. (Isa 38:9-12.)
Aunque se dijo a los israelitas que debían ‘atar la ley de Dios como señal sobre su mano’ y tenerla como una ‘venda frontal entre sus ojos’, obviamente no se refería a llevar atados de manera literal textos de las Escrituras. (Dt 6:6-8; 11:18.) Es verdad que se les mandó que llevasen un fleco literal sobre sus prendas de vestir como recordatorio de los mandamientos de Dios (Nú 15:38-40); sin embargo, de las instrucciones que Dios dio a los israelitas con respecto a la conmemoración de su liberación se deduce que la “señal” y la “venda frontal” tenían que ser figurativas. Esta conmemoración también tenía que servir “de señal sobre tu mano y de memoria entre tus ojos”. (Éx 13:9, 14-16.)
¿Cómo tenían que llevar los israelitas la ley de Dios como venda frontal entre los ojos? Al parecer, lo que Jehová quería decir era que deberían mantener la Ley tan claramente a la vista y cumplirla con tanto cuidado como si estuviese escrita sobre una tablilla entre sus ojos y como si fuese una señal sobre sus manos, de manera que, dondequiera que mirasen y sin importar lo que hiciesen, no pudieran dejar de tener la Ley ante ellos. No obstante, algún tiempo después de su regreso de Babilonia, los judíos desarrollaron una religión formalista basada en tradiciones de hombres (Mt 15:3, 9), en la que dieron a esta ley una aplicación literal. Utilizaron tiras de pergamino, sobre las que escribían cuatro pasajes de las Escrituras, a saber: Éxodo 13:1-10, 11-16; Deuteronomio 6:4-9; 11:13-21. Por lo menos en tiempos posteriores, el pergamino se enrollaba dentro de pequeñas cajitas de piel de becerro y se sujetaba a la frente y al brazo izquierdo. Los varones judíos lo llevaban durante su oración matutina, excepto en las fiestas y el sábado.
Jesucristo condenó la hipocresía de los escribas y fariseos, quienes ensanchaban las cajitas que contenían escrituras y que llevaban puestas como resguardos con el fin de impresionar a otros con su justicia. (Mt 23:2, 5.) La palabra griega fy-la-ktë-ri-on, “filacteria”, que aplica a una cajita de ese tipo que contenía escrituras, significa principalmente puesto avanzado, fortificación o salvaguardia. Por lo tanto, se usaban de salvaguardia, amuleto o talismán.
Sin embargo, la Biblia aconseja que lo que se ha de cuidar no es la apariencia externa, para que parezca hermosa o piadosa, sino el corazón. (Mt 23:27, 28; Pr 4:23.) Recalca que lo que beneficia de verdad a la persona no es el llevar textos de las Escrituras atados al cuerpo, sino el salvaguardar la sabiduría práctica, la capacidad de pensar y la adquisición de entendimiento. (Pr 3:21, 22; 4:7-9.)
La palabra hebrea `ad·dé·reth designa aquello que es ‘majestuoso’ (Eze 17:8; Zac 11:3), y cuando aplica a una prenda de vestir, se refiere a una capa ancha o un manto hecho de pieles, de paño tejido de pelo o de lana, que quizás se llevaba sobre los hombros.
Una prueba de que este término hace referencia a una prenda de pelo es el relato del nacimiento de Esaú, el primogénito de Isaac: “Salió [...] rojo por todas partes como un vestido oficial de pelo; así que lo llamaron por nombre Esaú”. (Gé 25:25.) Su parecido a un vestido oficial probablemente no era debido a su color rojizo, sino a que era muy velludo.
Para traducir `ad·dé·reth en el caso del vestido oficial de Elías y Eliseo, la Septuaginta utiliza la palabra griega më·lö·té (que significa “piel de oveja” o cualquier piel basta y lanosa). (1Re 19:13.) Esto da a entender que la prenda estaba hecha de pieles que todavía tenían pelo, algo similar a la vestidura que en la actualidad llevan ciertos beduinos. Cuando Pablo dice que los siervos perseguidos de Dios “anduvieron de acá para allá en pieles de oveja, en pieles de cabra”, puede referirse al vestido de tales profetas de Jehová. (Heb 11:37.) Juan el Bautista llevaba ropa de pelo de camello, aunque no se dice que esta fuese su vestidura oficial de profeta. (Mr 1:6.)
Parece que estas prendas oficiales de pelo, de diferentes diseños, eran características de ciertos profetas. Cuando el rey Ocozías oyó la descripción de “un hombre que poseía una prenda de vestir de pelo, con un cinto de cuero ceñido a sus lomos”, reconoció inmediatamente que se trataba del profeta Elías. (2Re 1:8.) Esta vestidura oficial fue la que Elías echó sobre Eliseo para ungirlo cuando lo invitó a dejar el arado y a seguirle. (1Re 19:19-21.) Después, cuando Elías subió en la tempestad de viento, dejó esta prenda para su sucesor, quien seguidamente la usó al dividir el río Jordán, como había hecho su amo. (2Re 2:3, 8, 13, 14.) Al parecer, los falsos profetas a veces llevaban prendas de pelo similares para engañar a la gente con el fin de que los aceptasen como profetas procedentes de Jehová y dar de este modo más credibilidad a sus mensajes. (Zac 13:4.)
El término `ad·dé·reth también se utilizaba con referencia a las costosas vestiduras reales, como la que robó Acán: “Un vestido oficial de Sinar, uno de buena apariencia”. (Jos 7:21, 24.) Se dice que la antigua Babilonia, o Sinar, se destacaba por sus hermosos trajes. Asimismo, el rey de Nínive ‘se quitó su prenda de vestir oficial’, que sería una prenda lujosa, y se vistió de saco para mostrar su arrepentimiento. (Jon 3:6.)