Distrito romano o tetrarquía de la región del Antilíbano, al norte del monte Hermón. Recibió su nombre de la capital, Abila, ciudad enclavada en un pintoresco desfiladero junto a la orilla del río Abaná (conocido hoy como Barada).
Lucas 3:1 nos informa que en el año decimoquinto de Tiberio César (28-29 E.C.), ese distrito estaba bajo la gobernación de Lisanias. Este dato se ha visto confirmado por una inscripción hallada en Abila relacionada con la dedicación de un templo durante el reinado de Tiberio, y en la que aparece el nombre de “Lisanias el tetrarca”. Anteriormente Abilene había formado parte del reino de Herodes el Grande, pero después de su muerte, cerca del año 1 a. E.C., pasó a integrarse en la provincia de Siria. Josefo registra que en el año 37 E.C., durante el reinado de Herodes Agripa I, la tetrarquía de Lisanias fue incorporada a Palestina y que después, en 53 E.C., Claudio se la otorgó a Herodes Agripa II.
La ciudad natal del profeta Samuel. En los tiempos de Jesús era una “ciudad de los de Judea”, de donde procedía José, el discípulo secreto que consiguió el cadáver de Jesús para enterrarlo. (Lu 23:50-53; Mt 27:57-60; Mr 15:43-46; Jn 19:38-42.) La opinión general es que Arimatea estaba ubicada en el mismo lugar que la moderna Rentis (Rantis, Ramá), a unos 35 Km. al NO. de Jerusalén y a unos 26 Km. al E. de Jope (hoy Tel Aviv-Yafo).
Ciudad real del N. de Asiria relacionada siempre en la Biblia con Hamat. Se la ha identificado con Tell Erfad (Tell Rif´at), a unos 30 Km. al NNO. de Alepo. Situada en el camino que iba a Hamat y Damasco, al S., llegó a ser el blanco frecuente de los ataques asirios, hasta que finalmente la conquistó Tiglat-piléser III y, más tarde, Sargón II. Por eso, el hijo de Sargón, Senaquerib, se refirió, mediante su vocero Rabsaqué, a la suerte de Arpad como prueba de la incapacidad de los dioses de las naciones de enfrentarse al gran poder de Asiria. (2Re 18:34; 19:12, 13; Isa 36:19; 37:12, 13.) El profeta Isaías había predicho con anterioridad esta jactancia. (Isa 10:9.) Tiempo después, Jeremías profetizó que Hamat y Arpad se avergonzarían y desintegrarían debido a “un informe malo”, seguramente relativo a las conquistas del rey babilonio Nabucodonosor. (Jer 49:23.)
Puerto marítimo del Mediterráneo y una de las cinco ciudades filisteas principales. (Jos 13:3.) Se la ha identificado con `Asqalan (Tel Ashqelon), lugar ubicado a unos 19 Km. al NNE. de Gaza. La ciudad estaba emplazada en un anfiteatro natural formado de roca, cuya parte cóncava daba al Mediterráneo. Su fértil territorio producía manzanas, higos y una clase de cebolla pequeña conocida como ascalonia, que al parecer deriva su nombre del de la ciudad filistea.
Asquelón fue asignada a la tribu de Judá, que la capturó, aunque al parecer no permaneció sometida a esta tribu mucho tiempo. (Jue 1:18, 19.) En los días de Sansón y de Samuel era una ciudad filistea (Jue 14:19; 1Sa 6:17), y más tarde David la menciona en su endecha por la muerte de Saúl y Jonatán. (2Sa 1:20.) Su nombre no aparece entre las ciudades filisteas que fueron tomadas durante la conquista del rey Uzías. (2Cr 26:6.)
En la profecía de Amós (c. 804 a. E.C.) se predijo que el gobernante de Asquelón sufriría derrota. (Am 1:8.) La historia seglar informa que en el siglo siguiente Tiglat-piléser III de Asiria convirtió Asqaluna (Asquelón) en una ciudad vasalla. Jeremías pronunció dos profecías contra Asquelón (después del año 647 a. E.C.), y aunque la que se registra en Jeremías 47:2-7 quizás se cumplió de algún modo cuando Nabucodonosor saqueó la ciudad al principio de su reinado (c. 624 a. E.C.), la de Jeremías 25:17-20, 28, 29 indica con claridad que su cumplimiento llegaría después de la caída de Jerusalén en 607 a. E.C. La profecía de Sofonías (escrita antes del año 648 a. E.C.) también predijo la venidera desolación de Asquelón y otras ciudades filisteas, después de lo cual el resto de Judá con el tiempo ocuparía “las casas de Asquelón”. (Sof 2:4-7.) Finalmente, alrededor del año 518 a. E.C. Zacarías pronunció una declaración formal contra Asquelón en conexión con el tiempo de la desolación de Tiro (332 a. E.C.). (Zac 9:3-5.)
Región amplia situada al E. del mar de Galilea. Limitaba al N. con el monte Hermón; al E., con la región montañosa del monte Haurán (Jebel ed Druz); al S., con Galaad, y al O., con las colinas que bordeaban la orilla oriental del mar de Galilea. (Dt 3:3-14; Jos 12:4, 5.)
Basán se encontraba en su mayor parte en una meseta de unos 600 m. de altitud. La meseta es principalmente llana, aunque hay algunas montañas, y de origen volcánico, por lo que abunda el basalto negro, un mineral muy higroscópico. El suelo es una mezcla de toba y tierra marrón rojiza. El agua que desciende del monte Hermón ha hecho de toda la región una zona agrícola excelente. La gran fertilidad de esta llanura la convirtió en un rico granero con magníficas tierras de pasto. De esta zona han salido buenas razas de ganado vacuno y lanar. Los toros y los carneros de Basán figuran en la poesía y en los cánticos bíblicos como símbolos de riqueza, fuerza y prosperidad. (Dt 32:14; Eze 39:18; Sl 22:12.)
Parece ser que esta llanura estaba desprovista de árboles casi por completo, pero en las montañas había bosques poblados con grandes árboles, probablemente robles, que aún existen en la actualidad. Estos árboles figuran en algunas profecías como símbolos de encumbramiento. (Isa 2:13; Zac 11:1, 2.) Ezequiel 27:5, 6 indica que los constructores de barcos fenicios de Tiro usaron los enebros de Senir para el tablaje y los altos cedros del Líbano para los mástiles, pero sus fuertes remos los tallaron de los árboles macizos de Basán.
Debe ser por su fertilidad y productividad por lo que se relaciona a Basán con otras comarcas productivas, como el Carmelo y el Líbano. (Jer 50:19; Isa 33:9.) Jeremías vincula los altos de Basán al Líbano como una posición ventajosa desde donde ver la calamidad que sobrevendría a la tierra de los israelitas por haber abandonado a Jehová. (Jer 22:20.) La “montaña de Dios” y la “montaña de picos” de Basán mencionadas en el Salmo 68:15, 16 pueden referirse a la región montañosa del monte Haurán (Jebel ed Druz). Es posible que Zalmón (mencionado en el Salmo 68:14) fuera su pico más alto.
Parece ser que la primera vez que se menciona en el registro bíblico la región de Basán es en Génesis 14:5, donde se hace referencia a los refaím (gigantes) de Asterot-qarnaim, a quienes derrotaron los reyes invasores del tiempo de Abrahán (antes de 1933 a. E.C.). Cuando los israelitas invadieron la tierra de Canaán (c. 1473 a. E.C.), Og, el rey de Basán y el último que quedaba de los hombres gigantescos de aquella región, fue derrotado y muerto, e Israel ocupó la tierra. (Nú 21:33-35; Dt 3:1-3, 11; Jos 13:12.) La tribu de Manasés recibió Basán como herencia, aunque, según parece, la parte S. de esa región se asignó a la tribu de Gad. (Jos 13:29-31; 17:1, 5; 1Cr 5:11, 16, 23.)
Las ciudades principales de Basán eran: Astarot (que perteneció al rey Og y después a los levitas), Edrei (la ciudad fronteriza donde Israel derrotó a Og), Golán (también de los levitas y una de las tres ciudades de refugio que había al E. del Jordán) y Salecá. (Dt 4:41-43; Jos 9:10; 12:4, 5; 20:8, 9; 1Cr 6:64, 71.) Tan solo en la región de Argob había sesenta ciudades amuralladas, y aun en la actualidad se encuentran en aquella zona abundantes ruinas de ciudades antiguas. (Dt 3:3-5.)
Durante el reinado de Salomón, Basán fue uno de los doce distritos que estaba bajo un comisario asignado a proveer alimento para las mesas reales. (1Re 4:7, 13.)
La ruta principal de N. a S. del lado oriental del Jordán, conocida como el “camino del rey”, atravesaba la región de Basán por la ciudad de Astarot. Este hecho, junto con la gran fertilidad de Basán y su proximidad a Damasco, la convirtieron en un objetivo militar. El rey Hazael de Damasco se apoderó de Basán cuando Jehú era rey (c. 904-877 a. E.C.), pero probablemente se recuperó esta región durante el reinado de Jehoás (2Re 10:32, 33; 13:25) o, a más tardar, en el tiempo de Jeroboán II (c. 844-804 a. E.C.). (2Re 14:25.) Tiglat-piléser III de Asiria invadió toda esta comarca durante el reinado de Péqah (c. 778-759 a. E.C.). (2Re 15:29; 1Cr 5:26.)
Después del exilio, Basán llegó a estar bajo control griego y más tarde se convirtió en uno de los mayores graneros de trigo del Imperio romano. Fue dividida en cuatro distritos, que, con la excepción del distrito NE., llamado Traconítide, derivaron sus nombres de los nombres originales de la región: Gaulanítide, al O., obtuvo su nombre de Golán; Auranítide, al S., de Haurán, y, en el centro, Batanea, de Basán. Aparte de la referencia a Traconítide (Lu 3:1), no se hace mención de Basán en las Escrituras Griegas Cristianas. (Véase HAURÁN.)
Nombre de un estanque donde Jesús curó a un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. (Jn 5:1-9.) En Juan 5:2 algunos manuscritos y traducciones (Mod, Val) leen “Betesda” (que significa: “Casa de Misericordia”). Se dice que el estanque tenía cinco columnatas, en las que se congregaban muchos enfermos, ciegos y cojos, que creían que estas aguas tenían poderes curativos, en especial inmediatamente después de ser agitadas. Las seis últimas palabras del versículo 3 y todo el versículo 4 de este capítulo tal como aparecen en varias traducciones (Val, NC y otras), donde se atribuye el movimiento de las aguas a un ángel, no se hallan en algunos de los manuscritos griegos más antiguos y se cree que son una interpolación. Por lo tanto, la Biblia no da ninguna explicación a por qué se agitaban las aguas, sino tan solo muestra la creencia del pueblo en los poderes curativos de las mismas.
La ubicación del estanque se determina por la clara referencia a la “Puerta de las Ovejas” (aunque en el griego original la palabra “puerta” tiene que añadirse). Por lo general se ha ubicado esta puerta en la parte septentrional de Jerusalén. Nehemías 3:1 muestra que fueron los sacerdotes quienes construyeron dicha puerta, de lo que se deduce que era una entrada cercana al recinto del templo. Además, el nombre Betzata está relacionado con la sección de la antigua Jerusalén llamada Bezeta, situada en la parte septentrional del recinto del templo. En el tiempo de Jesús este sector quedaba fuera de los muros de la ciudad, pero durante la gobernación de Claudio (70 E.C.-41), Herodes Agripa I (que murió en 44 E.C.) añadió un tercer muro septentrional a Jerusalén, lo que hizo que Bezeta quedase dentro de los muros de la ciudad. En consecuencia, Juan podía decir con toda propiedad que el estanque estaba “en Jerusalén”, ya que así había conocido la ciudad antes de su destrucción en 70 E.C.
En el año 1888 las excavaciones hechas al N. del templo sacaron a la luz un estanque doble, dividido por un tabique de roca y de una superficie total de aproximadamente 46 por 92 m. Estas excavaciones han confirmado la existencia de columnatas y un fresco descolorido, en el que se ilustraba a un ángel moviendo las aguas, aunque es posible que esta pintura se añadiera más tarde. Al parecer, esta ubicación encaja bien con la descripción bíblica.
Ciudad mencionada en la profecía de Isaías que trata sobre la jactancia de los asirios por sus conquistas y la futilidad de oponerse a su poderío. (Isa 10:5, 9-11.) La mayoría de los eruditos creen que Calnó es otra grafía de Calné. (Am 6:2.) El que se mencione a Calnó en conexión con Carquemis armoniza con la identificación de Calné con la Kullani de los textos asirios, ubicada entre Carquemis y Alepo, en el N. de Siria. Fue Tiglat-piléser III, contemporáneo del rey Menahem de Israel, quien conquistó Kullani.
1. Carmelo, Cordillera central de Israel.
1. Carmelo, Monte Nombre de una cordillera y de una ciudad. La palabra hebrea kar·mél se usa para referirse a un “huerto”. (Isa 16:10; 32:15; Jer 2:7.)
La cordillera del Carmelo es una estribación en forma de cuña de la cordillera central de Israel, de la que sale en dirección NO. Su promontorio noroccidental llega a unos 180 m. del mar Mediterráneo. La cordillera completa mide más o menos 50 Km. de longitud, y se extiende desde el Mediterráneo hasta la llanura de Dotán, más allá de la cual están las montañas de Samaria. Tiene tres secciones distintas: las serranías del NO. y del SE., y la meseta central que las separa. La cumbre más alta está en la sección noroccidental, al NO. de `Isfiya, con una altitud de unos 545 m. sobre el nivel del mar. Hoy día no es posible precisar si en los tiempos bíblicos el nombre Carmelo aplicaba a la cordillera completa o solo a la serranía noroccidental, de 21 Km. de longitud. Hoy día con el nombre monte Carmelo (Jebel el-Karmal; Har Karmel) se designa a esta última parte. Se dice que la ciudad real cananea de Joqneam, que se encontraba en el extremo SE. de esta sección, estaba “en Carmelo”, mientras que no se dice lo mismo de Meguidó y Taanac, situadas en las laderas orientales de la sección SE. (Jos 12:22.)
La tierra donde se asentó Israel después de cruzar el Jordán puede dividirse geográficamente en tres secciones básicas, cada una de las cuales se extiende de N. a S. del país: el valle del Jordán, la región montañosa y la llanura de la costa. Sin embargo, la cordillera del Carmelo rompe con la continuidad de las cadenas montañosas que van de N. a S. y forma el conocido valle de Jezreel o Esdrelón, situado al SE. de esta cordillera. De manera similar, el promontorio del Carmelo irrumpe en la llanura costera del Mediterráneo, y la divide en la llanura de Aser (al N. del Carmelo) y las llanuras de Sarón y Filistea (al S. del Carmelo). Justo al N. del Carmelo, el litoral retrocede abruptamente para formar la bahía de Akkó, donde la moderna Haifa constituye en la actualidad un importante puerto de mar. El Carmelo era uno de los límites del territorio de la tribu de Aser. (Jos 19:24-26.)
El Carmelo formaba una barricada natural para las caravanas y los ejércitos que viajaban de Mesopotamia a Egipto. Las laderas orientales, que dan a la llanura de Aser y al valle de Jezreel, son muy empinadas; además, desde tiempos antiguos esta cordillera ha estado cubierta por una densa vegetación de árboles y arbustos que dificultaban el paso. Hay una franja estrecha de terreno entre la base del promontorio del Carmelo y el mar, pero tomar esta ruta significaba dar un rodeo considerable y también colocaba a los ejércitos que avanzaban en una posición vulnerable. Había desfiladeros que atravesaban la cordillera desde el valle de Jezreel, junto a las ciudades fortificadas de Joqneam y Taanac, pero el desfiladero de Meguidó, situado entre los anteriores, era mucho más fácil de atravesar y por lo tanto más importante. Sin embargo, otra ruta principal iba hacia el S. desde la encrucijada de la ciudad de Meguidó, rodeaba el resto de la cordillera del Carmelo y luego giraba al O., hacia la costa, por la llanura de Dotán.
A menudo se asocia el Carmelo con otras regiones fértiles, como el Líbano, Sarón y Basán. (Isa 35:2; Jer 50:19.) El rey Uzías, “amante de la agricultura”, tenía labradores y viñadores en el Carmelo (2Cr 26:10), y allí se han encontrado los restos de numerosas prensas hechas de roca labrada para producir vino y aceite. En su descripción de los efectos desastrosos del juicio adverso de Jehová contra Israel, los profetas utilizaron como símbolo el marchitamiento de la abundante vegetación del Carmelo. (Isa 33:9; Am 1:2; Na 1:4.) Sus laderas, barridas por los vientos marinos, todavía tienen huertos frutales, olivares y viñas, y en la primavera se cubren de flores. En El Cantar de los Cantares (7:5), se asemeja la cabeza de la doncella sulamita al Carmelo, bien por lo frondoso de su cabello o por el modo majestuoso de elevarse sobre el cuello. La apariencia majestuosa del Carmelo, en particular el promontorio que se extiende desde la costa, así como el monte Tabor, que se eleva de manera impresionante en el valle de Jezreel, se usó para representar la figura imponente de Nabucodonosor cuando avanzaba hacia la conquista de Egipto. (Jer 46:18.)
Lógicamente, el Carmelo era uno de los lugares principales a los que huía la gente de Samaria cuando buscaba refugio. Aunque no es de ningún modo la cordillera más alta, su escasa población, su densa vegetación y también las numerosas cuevas que hay en la caliza blanda de sus laderas rocosas, la convertían en un lugar ideal para esconderse. No obstante, el profeta Amós mostró que tal refugio resultaría inútil para aquellos que huyeran del juicio justo de Jehová. (Am 9:3.)
El monte Carmelo se menciona sobre todo en relación con las actividades de los profetas Elías y Eliseo. (GRABADO, vol. 1, pág. 950.) Fue en este monte donde Elías hizo que el rey Acab reuniese al pueblo para presenciar la prueba entre Baal, representado por sus cuatrocientos cincuenta profetas, y el Dios verdadero Jehová, representado por Elías mismo. (1Re 18:19-39.) Después de la prueba, hizo que bajaran a los falsos profetas al valle torrencial de Cisón, que corre a lo largo de la base oriental del Carmelo antes de desembocar en la bahía de Akkó, y allí los degollaron. (1Re 18:40.) Desde la cima del Carmelo, Elías oró para que acabase la sequía que había durado tres años y medio, y desde allí su servidor vio una nubecilla que anunciaba la gran tormenta que se avecinaba. (1Re 18:42-45; Snt 5:17.) También fue desde el Carmelo desde donde este profeta partió hacia Jezreel, corriendo con la ayuda de Jehová al menos 30 Km., y dejando atrás el carro de Acab. (1Re 18:46.)
Después de separarse de Elías en el río Jordán, Eliseo, su sucesor, viajó hacia el Carmelo desde Jericó pasando por Betel. (2Re 2:15, 23, 25.) Cuando estaba de nuevo en el monte Carmelo, la mujer de Sunem (a poca distancia al N. de Jezreel) fue en su busca para que ayudara a su hijo, que había muerto. (2Re 4:8, 20, 25.)
Colinas del Carmelo,
La estribación del monte Carmelo sobresale majestuosamente hacia el mar Mediterráneo. El Carmelo es realmente una cordillera montuosa, de unos 48 kilómetros (30 millas) de largo, que se eleva hasta 545 metros (1.790 pies) sobre el nivel del mar. Se extiende desde las colinas de Samaria hasta el Mediterráneo, y su promontorio, que forma la serranía principal en el extremo noroeste, es inolvidable por su gracia y belleza. (Cant. de Cant. 7:5.) El nombre Carmelo significa “Huerto”, y verdaderamente aplica a este promontorio fértil, adornado con sus famosas viñas, árboles frutales y olivos. Isaías 35:2 lo usa como símbolo de la gloria fructífera de la tierra restaurada de Israel: ‘El esplendor del Carmelo tiene que serle dado’. Fue aquí donde Elías desafió a los sacerdotes de Baal y donde “el fuego de Jehová vino cayendo” para probar Su supremacía, y desde la cumbre del Carmelo llamó Elías atención a la pequeña nube que se convirtió en un gran aguacero y terminó así milagrosamente la sequía que le había venido a Israel. (1 Rey. 18:17-46.)
El Carmelo generalmente está verde y frondoso debido a que los vientos procedentes del mar y cargados de humedad ascienden por sus laderas, dejando caer lluvias y abundante rocío. Puesto que de Baal se decía que traía la lluvia, este monte era al parecer un emplazamiento importante en su adoración. Así que un estéril y árido Carmelo constituía el lugar ideal para poner al descubierto que la adoración a Baal era un fraude.
★¿Por qué era el monte Carmelo el lugar ideal para demostrar que el culto a Baal era un claro engaño? - (ia-Pg.86-§9-Nota)
2. Carmelo,
Ciudad de la región montañosa de Judá (Jos 15:1, 48, 55) que la mayoría de los geógrafos identifican con Khirbet el-Kirmil (Horvat Karmel), a unos 12 km. (7,5 mi.) al SSE. de Hebrón; no es lo mismo que el mte. Carmelo. Jos 15:20, 54, 55.
El rey Saúl erigió “un monumento [heb. yadh]” en Carmelo, al parecer para conmemorar su victoria sobre los amalequitas. (1Sa 15:12.) Aunque la palabra hebrea yadh que aparece en este texto suele traducirse “mano”, también puede referirse a un “monumento” o columna conmemorativa, como lo muestra el uso de la perífrasis verbal “estaba erigiéndose” con relación al acto de Saúl y el hecho de que años más tarde se llamara específicamente columna al “Monumento [yadh] de Absalón”. (2Sa 18:18.)
Cuando David huía de las iras de Saúl, “Nabal el carmelita” (aunque al parecer residía en la cercana Maón) apacentaba sus grandes rebaños en la región montañosa del Carmelo. (1Sa 25:2; 30:5; 2Sa 2:2; 3:3.) Después que Nabal rehusó compensar con merecidas provisiones a las fuerzas de David que le habían protegido, la iniciativa y sensatez de su esposa, “Abigail la carmelita”, impidieron que David se hiciera culpable de derramamiento de sangre. (1Sa 25:2-35.) Más tarde, Abigail llegó a ser esposa de David. (1Sa 25:36-42; 27:3; 1Cr 3:1.)
“Hezró el carmelita” fue uno de los hombres poderosos de las fuerzas militares de David. (2Sa 23:8, 35; 1Cr 11:26, 37.)
★Una prueba en el monte Carmelo - (lfb-Cap.46-Pg.112-Foto)
Importante ciudad comercial situada en la orilla occidental del alto Éufrates, junto a uno de sus principales vados. Una ruta comercial iba desde Nínive hasta Harán (a solo unos 88 Km. al E. de Carquemis), cruzaba el Éufrates en Carquemis y continuaba hasta el valle de Orontes, en el Líbano, desde donde salían otras rutas hacia el Mediterráneo o hacia el S., en dirección a Palestina y Egipto. Las caravanas que pasaban por allí tenían que pagar impuestos, lo que contribuyó a la riqueza de la ciudad.
Debido a su posición estratégica tanto comercial como militar, desde la antigüedad los reinos agresores procuraron conseguir el control de Carquemis. El faraón Tutmosis III (de mediados del II milenio a. E.C.) la saqueó, y también la atacó Ramsés III. Asurnasirpal II (del siglo IX a. E.C.) narra cómo atravesó el Éufrates en balsas que mantuvo a flote con pieles de cabra hinchadas, y dice que el tributo que recibió del rey de Carquemis consistió en veinte talentos de plata, cien talentos de cobre y doscientos cincuenta talentos de hierro, además de objetos de oro, mobiliario con incrustaciones de marfil, prendas de lino y lana y otros artículos.
En la Biblia se hace referencia a Carquemis en Isaías 10:9-11, en la profecía de Jehová sobre el ataque asirio contra Israel y Judá. En este pasaje el jactancioso gobernante asirio incluye a Carquemis entre los reinos que no podrían resistir su poder. Esta profecía debe referirse a la conquista del reino independiente de Carquemis por el rey asirio Sargón II, contemporáneo del rey Ezequías. Más tarde, un gobernador asirio rigió Carquemis.
Después de la caída de Nínive, capital de Asiria, el faraón Nekó condujo a su ejército hacia el N. en ayuda de los asirios. El rey Josías de Judá intentó imprudentemente hacer retroceder a las fuerzas egipcias en Meguidó, y murió en la batalla (c. 629 a. E.C.). (2Cr 35:20-24.) Unos cuatro años más tarde, en 625 a. E.C., los ejércitos egipcio y babilonio libraron una batalla decisiva en Carquemis. Nabucodonosor consiguió una victoria aplastante sobre las fuerzas del faraón Nekó e invadió Siria y Canaán. Esta batalla marcó el fin de la hegemonía egipcia en estas regiones. El registro bíblico de Jeremías 46:2 y las Crónicas de Babilonia (B.M. 21946) aluden a la derrota del ejército egipcio.
Se han hecho excavaciones en Jerablus, donde estaba la antigua Carquemis, en la frontera turcosiria, a unos 100 Km. al NE. de Alepo (Halab). En estas excavaciones se han encontrado una gran cantidad de documentos en el lenguaje hoy llamado “hitita”, y se cree que a finales del II milenio a. E.C., Carquemis estuvo durante unos dos siglos bajo la dominación del imperio cuya capital era Hattushash. (Véase, no obstante, HITITAS.) También se encontraron relieves en los que se podía ver, entre otras cosas, la imagen de una esfinge y el símbolo de la cruz egipcia o ansada, lo que indica una fuerte influencia egipcia.
Arroyo que podría corresponder con el que hoy se conoce por Nahr el-Muqatta´ (Nahal Qishon). En su curso, el Cisón serpentea en dirección NO. desde las colinas cercanas a Taanac, atraviesa la llanura de Jezreel, o Esdrelón (`Emeq Yizre’el), y después de fluir a través de una angosta garganta entre el monte Carmelo y las estribaciones de las colinas de Galilea, entra en la llanura de Akkó (Acre) antes de desembocar en el mar Mediterráneo. La distancia en línea recta desde las fuentes del Cisón hasta su desembocadura en la bahía de Akkó es de unos 37 Km. El curso del Cisón por la llanura de Esdrelón tiene en primavera unos 6 m. de ancho y aumenta unos 3 m. más cuando llega a la parte occidental de esta llanura. El torrente alcanza su máxima anchura —unos 20 m.— en la llanura de Akkó. A excepción de los últimos 10 Km. de su curso, el Cisón suele estar seco durante el verano, pero en la estación lluviosa se convierte en un torrente impetuoso que se desborda y barre todo lo que encuentra a su paso. La llanura por la que fluye se convierte entonces en una región pantanosa.
En los días de Barac y Débora, este valle torrencial desempeñó un papel muy importante en la liberación de los israelitas de la opresión cananea. Barac y sus tropas se apostaron en el monte Tabor, lo que atrajo hacia el Cisón a Sísara, el jefe del ejército, y sus fuerzas militares, que estaban muy bien equipadas y contaban con 900 carros. (Jue 4:6, 7, 12, 13.) Parecía que los israelitas estaban en desventaja militar. Sin embargo, cuando recibieron la orden, Barac y sus 10.000 hombres descendieron del monte Tabor para atacar al enemigo. Entonces fue cuando intervino Jehová Dios: “Desde el cielo pelearon las estrellas, sí, desde sus órbitas pelearon contra Sísara”. (Jue 4:14, 15; 5:20.)
Según el punto de vista judío tradicional, expresado en los escritos de Josefo, “llegó del cielo una gran tormenta con abundante lluvia y granizo; el viento sopló la lluvia sobre el rostro de los cananeos y les oscureció de tal modo la vista que no pudieron obtener ningún beneficio de sus hondas y sus flechas”. (Antigüedades Judías, libro V, cap. V, sec. 4.) Un aguacero así debió convertir el terreno en un cenagal, que inmovilizó los carros, hizo que los caballos se hundieran en el fango y causó la desbandada del enemigo ante los hombres de Barac. Sea como fuere, con la ayuda de Jehová “todo el campamento de Sísara cayó a filo de espada. No quedó ni siquiera uno”. (Jue 4:15, 16; véase también Sl 83:9, 10.) Al parecer, el impetuoso torrente del Cisón barrió los cadáveres del enemigo. (Jue 5:21.) El propio Sísara escapó a pie, pero luego sufrió una muerte ignominiosa a manos de Jael, la esposa de Héber el quenita. (Jue 4:17-21.)
Años más tarde, en el transcurso de la gobernación de Acab, rey de Israel, el profeta Elías degolló a 450 profetas de Baal en el valle torrencial de Cisón. (1Re 18:22, 40.)
Se cree que las expresiones “las aguas de Meguidó” (Jue 5:19) y el “valle torrencial que está enfrente de Joqneam” (Jos 19:11) hacen referencia al Cisón.
Fuente o pozo cercano a Jerusalén que marcaba el límite entre Judá y Benjamín. (Jos 15:7; 18:16.) Jonatán y Ahimáaz, espías de David, esperaron en En-roguel para recibir información sobre la rebelión de Absalón. (2Sa 17:17.) Más tarde, Adonías, el otro hijo rebelde de David, celebró un banquete cerca de ese lugar con el fin de conseguir apoyo para usurpar el trono. (1Re 1:9.)
La opinión general es que En-roguel corresponde al moderno Bir Ayyub, o pozo de Job. Está al S. de la esquina SE. del muro de Jerusalén, al pie de la margen occidental del valle de Cedrón, a unos 100 m. al S. de su confluencia con el valle de Hinón. El pozo llega hasta una corriente o fuente subterránea que fluye con tanta abundancia cuando llueve, que puede elevar el nivel del agua hasta la superficie.
Probablemente un olivar equipado con una prensa para extraer el aceite de las aceitunas. Estaba situado al E. de Jerusalén, al otro lado del valle de Cedrón (Jn 18:1), en el monte de los Olivos o en sus proximidades. (Lu 22:39.) Allí Jesucristo se reunía a menudo con sus discípulos. (Jn 18:2.) En la noche de la Pascua de 33 E.C. se retiró junto con sus fieles discípulos a este huerto para orar. Allí lo encontró y traicionó Judas Iscariote, y allí lo prendió una chusma armada. (Mt 26:36-56; Mr 14:32-52; Lu 22:39-53; Jn 18:1-12.)
No se puede determinar la ubicación exacta del jardín de Getsemaní, porque, según el testimonio de Josefo se talaron todos los árboles que había alrededor de Jerusalén durante el sitio romano de 70 E.C. (La Guerra de los Judíos, libro VI, cap. I, sec. 1.) La tradición relaciona Getsemaní con el huerto que los franciscanos cercaron en 1848 E.C.. Este huerto, situado al pie del monte de los Olivos, en la bifurcación de la carretera que pasa por su ladera occidental, mide unos 46 por 43 m. y cuenta con ocho olivos centenarios.
Una de las “ciudades del Distrito”, situada probablemente cerca del extremo meridional del mar Muerto. (Gé 13:12.) Sodoma y Gomorra debieron ser las ciudades principales. Muchos eruditos creen que en la actualidad sus ruinas están sumergidas bajo las aguas del mar Muerto, aunque recientemente otros han identificado las ruinas de estas ciudades con puntos en los uadis del E. y SE. del mar Muerto. En tiempos de Abrahán se decía que esta era “una región bien regada, [...] como el jardín de Jehová”. (Gé 13:10; véase Distrito del Jordán.) Durante el tiempo en que Lot, el sobrino de Abrahán, residió en este fértil distrito, el rey Birsá de Gomorra y los reyes de otras cuatro ciudades del distrito, se rebelaron contra la dominación de Kedorlaomer de Elam y otros tres reyes aliados. Fueron atacados y huyeron, y algunos de sus soldados cayeron en los numerosos pozos de betún de las inmediaciones. Los reyes orientales saquearon Sodoma y Gomorra, y también tomaron cautivo a Lot. (Gé 14:1-12.)
Más de catorce años después, el clamor de queja por la iniquidad de Sodoma y Gomorra llegó a ser tan grande, que Jehová envió ángeles para inspeccionar esas ciudades y destruirlas por medio de una lluvia de fuego y azufre. (Gé 18:20, 21; 19:24, 28.)
La totalidad de la destrucción de estas ciudades se utilizó posteriormente como símbolo de aniquilación completa. (Dt 29:22, 23; Isa 1:9; 13:19; Jer 49:18.) Jehová expresó de manera figurativa el grado de iniquidad al que habían llegado los gobernantes y el pueblo de Judá y Jerusalén cuando les dijo por medio del profeta Isaías: “Oigan la palabra de Jehová, dictadores de Sodoma. Presten oído a la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra”. (Isa 1:1, 10; Jer 23:14.)
En una ocasión en que estaba censurando a ciertas ciudades judías del primer siglo, Jesús hizo referencia a la crasa iniquidad de Sodoma y Gomorra. Dirigió esta censura a Capernaum, donde las personas no se arrepintieron aunque allí había realizado personalmente muchas de sus obras poderosas. Por eso, dijo respecto a cualquier ciudad que rechazara a sus discípulos y no mostrara fe a pesar de que hubieran realizado obras poderosas que mostraban el respaldo divino: “En el Día del Juicio le será más soportable a la tierra de Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad”. (Mt 10:5-15; 11:23, 24.) Sodoma y Gomorra, junto con las ciudades circunvecinas, habían sido castigadas con “fuego eterno”, que representa destrucción eterna en el año 1919 a. E.C.. Por eso, Jesús debía estar usando una hipérbole para enfatizar lo difícil que les sería cambiar a estos judíos sin fe, aun en el caso de que estuvieran presentes en el Día del Juicio. (Jud 7.)
Ciudad de Benjamín dada a los qohatitas, y una de las trece ciudades sacerdotales. (Jos 18:21, 24; 21:17, 19; 1Cr 6:54, 60.) Parece ser que estaba situada cerca del límite septentrional del reino de Judá, de ahí la expresión “desde Gueba hasta Beer-seba”. (2Re 23:8.) A esta ciudad antigua se la suele identificar con el pueblo de Jaba´, casi 9 Km. al NNE. del monte del Templo (Jerusalén). Gueba está separada de la supuesta ubicación de la antigua Micmash por un profundo valle flanqueado por dos montes de laderas rocosas y escarpadas. Estos podrían ser los ‘peñascos dentados’ Bozez y Sené, uno de los cuales estaba “frente a Micmash” y el otro, “frente a Gueba”. (1Sa 14:4, 5.)
Gueba fue una de las ciudades que figuraron en la campaña del rey Saúl contra los filisteos. Jonatán derrotó la “guarnición” filistea en Gueba, probablemente bajo la dirección de su padre Saúl. (1Sa 13:3, 4.) Para desquitarse, los filisteos reunieron una poderosa fuerza en Micmash, por lo que muchos israelitas temerosos se escondieron y algunos hasta huyeron al otro lado del Jordán. (1Sa 13:5-7.) Más tarde, Jonatán fue con su escudero desde Gueba hasta la avanzada de los filisteos, que seguramente estaba apostada en el borde de la “garganta de Micmash”. Trepó con sus manos y pies el escarpado desfiladero hasta la avanzada y con la ayuda de su escudero derribó a unos veinte filisteos. (1Sa 14:6-14; compárese con 1Sa 13:16, 23.)
Años más tarde, Asá fortificó Gueba con piedras y maderas de Ramá. (1Re 15:22; 2Cr 16:6.) En un tiempo que la Biblia no especifica, se llevó al destierro a Manáhat a algunos habitantes de Gueba. (1Cr 8:6.) En su camino hacia Jerusalén, los ejércitos asirios bajo Senaquerib al parecer atravesaron Gueba. (Isa 10:24, 28-32.) Tiempo después, hubo ‘hijos de Gueba’ entre los judíos que regresaron del exilio en Babilonia, y la ciudad se repobló después de su regreso. (Esd 2:1, 26; Ne 7:6, 30; 11:31; 12:29.) Refiriéndose al ensalzamiento de la Jerusalén reedificada, el profeta Zacarías predijo que la tierra montañosa y de colinas que está entre Gueba y Rimón llegaría a ser baja como el Arabá. (Zac 14:10; véase GUIBEAH núm. 2.)
1. Guebal - (Guebalitas) Ciudad fenicia de la costa mediterránea a la que se identifica con la moderna Jebeil, a unos 28 Km. al NNE. de Beirut. Los historiadores opinan que Guebal, la Biblos griega, es una de las ciudades más antiguas de Oriente Medio. (Véase Jos 13:5, nota.)
Jehová incluyó “la tierra de los guebalitas” entre las regiones que Israel aún tenía que conquistar en los días de Josué. (Jos 13:1-5.) Muchos críticos lo han interpretado como una incoherencia, porque la ciudad de Guebal se hallaba muy al N. de Israel (a unos 100 Km. al N. de Dan) y al parecer nunca llegó a estar bajo gobierno israelita. Algunos eruditos han apuntado que el texto hebreo pudiera estar dañado en este versículo y que el relato decía en un principio “la tierra junto al Líbano” o ‘hasta la frontera de los guebalitas’. Sin embargo, no hay que pasar por alto que las promesas de Jehová registradas en Josué 13:2-7 eran de carácter condicional. De ahí que Israel nunca conquistara Guebal por su desobediencia. (Compárese con Jos 23:12, 13.)
En el siglo XI a. E.C., los guebalitas ayudaron a Salomón en la preparación de los materiales para la construcción del templo. (1Re 5:18.) Por otra parte, Jehová menciona a los “viejos de Guebal” entre aquellos que ayudaron a mantener la gloria y poderío comercial de la antigua Tiro. (Eze 27:9.)
En Eze 27:9 (LXX) se llama a los guebalitas “la gente de Guebal”, biblianos a los habitantes de Biblos, ciudad que fue prominente por hacer papel del papiro para la escritura. Con el tiempo el término bi·blí·a se aplicó a varios escritos, rollos, libros y, por último, a la colección de libros breves que componen la Biblia.
2. Guebal, En el Salmo 83:7, se menciona a otro Guebal junto con Ammón y Amaleq, lo que permitiría ubicarlo al S. o E. del mar Muerto. No se conoce su emplazamiento exacto, pero algunos eruditos creen que se hallaba en los alrededores de Petra, a unos 100 Km. al NNE. del golfo de `Aqaba.
1. Guibeah, Ciudad de la región montañosa de Judá.
1. Guibeah, Ciudad de la región montañosa de Judá. (Jos 15:1, 48, 57.) Algunos eruditos la identifican con la moderna El Jab`a, situada a unos 12 Km. al OSO. de Belén. Sin embargo, otros creen que la antigua Guibeah se hallaba en algún lugar de la región al SE. de Hebrón, ya que se la menciona junto con otras ciudades de esa zona. (Jos 15:55-57.) Esta ciudad (o la del núm. 2) puede haber sido el lugar de donde procedía Micaya, la madre del rey judaíta Abías (Abiyam). (2Cr 13:1, 2; 1Re 15:1, 2.)
2. Guibeah, (Gueba.) Ciudad del territorio de Benjamín (Jos 18:28), llamada también “Guibeah de Benjamín” (1Sa 13:2), “Guibeah de los hijos de Benjamín” (2Sa 23:29) y “Guibeah de Saúl”. (2Sa 21:6.) Parece ser que estaba situada cerca del camino que comunicaba Jebús (Jerusalén) y Ramá. (Jue 19:11-15.) Debido a su posición en uno de los altos de la cordillera central de Palestina, Guibeah era un puesto de observación en tiempo de guerra. (1Sa 14:16.) Por lo general, los eruditos la identifican con Tell el-Ful (Giv`at Sha’ul), situado a unos 5 Km. al N. del monte del Templo de Jerusalén.
El deletreo hebreo de Gueba (forma masculina de la palabra que significa “colina”) es casi idéntico al de Guibeah (forma femenina del mismo término). En opinión de muchos, esto ha resultado en errores de los escribas en el texto masorético y por lo tanto recomiendan cambiar ciertos pasajes para que lean “Gueba” en lugar de “Guibeah” y viceversa. Un comentario de los capítulos 13 y 14 de Primero de Samuel observa sobre esto: “Los comentaristas están en franco desacuerdo en cuanto a los casos en que deberían hacerse las sustituciones (p. ej.: Smith dice Gueba de principio a fin; Kennedy dice Gueba en lugar de Guibeah en el versículo 2 [del capítulo 13], Guibeah en vez de Gueba en el versículo 3, y Gueba en lugar de Guibeah en el XIV 2); por otra parte, no es imposible entender la marcha de la campaña sin tales alteraciones”. (Soncino Books of the Bible, edición de A. Cohen, Londres, 1951, “Samuel”, pág. 69.) En Jueces 20:10, 33 el contexto sugiere que se quiere decir “Guibeah”, y por lo tanto muchos traductores aquí se apartan de la lectura del texto masorético y emplean “Guibeah” en vez de “Gueba”.
En el período de los jueces, la ciudad de Guibeah figuró en un incidente que casi condujo al exterminio de la entera tribu de Benjamín. Un hombre anciano invitó a un levita efraimita y a su concubina a alojarse aquella noche con él. Al poco tiempo, algunos pervertidos de Guibeah cercaron la casa y exigieron que se les entregase al levita para que pudieran tener ayuntamiento con él. Cuando el levita les entregó a su concubina, abusaron de ella toda la noche de tal manera que murió por la mañana. (Es posible que se aluda a este espantoso pecado en Os 9:9 y 10:9.) Como la tribu de Benjamín protegió a los hombres culpables de Guibeah, las otras tribus guerrearon contra Benjamín. Sufrieron dos duras derrotas antes de vencer finalmente a los benjamitas e incendiar Guibeah. (Jue 19:15–20:48.) (Hay quien relaciona el relato bíblico de la destrucción de Guibeah con los hallazgos arqueológicos de Tell el-Ful que muestran que la ciudad fue quemada.)
Guibeah era el hogar del primer rey de Israel, Saúl (1Sa 10:26; 15:34), y al parecer también de Ittai, uno de los hombres poderosos de David (2Sa 23:8, 29; 1Cr 11:26, 31), así como de Ahiézer y Joás, dos guerreros que se unieron a David en Ziqlag. (1Cr 12:1-3.) Guibeah también debió ser la primera capital del reino israelita bajo Saúl. En Guibeah los mensajeros de Jabés (Jabés-galaad) solicitaron ayuda cuando tuvieron que hacer frente a un asedio ammonita, y desde allí el rey Saúl inmediatamente convocó a Israel para la guerra con el fin de enfrentarse a esta amenaza. (1Sa 11:1-7.) Más tarde, en la vecindad de Guibeah se iniciaron las operaciones de guerra de Saúl contra los filisteos. (1Sa 13:2-4, 15; 14:2, 16.) También fue en Guibeah donde en dos ocasiones hombres de Zif informaron a Saúl sobre dónde se escondía el proscrito David. (1Sa 23:19; 26:1.)
Durante el reinado de David se dio muerte a siete de los hijos y nietos de Saúl en Guibeah (“Gabaón”, según las versiones de Aquila y Símaco y la Septuaginta), debido a la culpa de derramamiento de sangre que cayó sobre la casa de Saúl por haber matado a muchos gabaonitas. La que había sido concubina de Saúl vigiló que las aves y animales de rapiña no se alimentasen de los cuerpos de los muertos. (2Sa 21:1-10.)
En el siglo VIII a. E.C., Jehová predijo por medio del profeta Isaías que Guibeah huiría del ejército asirio que avanzaba hacia Jerusalén (Isa 10:24, 29-32), por medio de Oseas, habló proféticamente como si el reino septentrional de diez tribus ya hubiera sido conquistado, y el enemigo estuviera amenazando a Guibeah y Ramá de Benjamín, en el reino meridional de Judá. (Os 5:8-10.)
Hamat fue la capital de un pequeño reino cananeo que hubo en Siria en los comienzos de la historia de Israel, y que también dio nombre a la rica región agrícola circundante. Durante la época griega y romana, el nombre clásico de la ciudad fue Epifanía, en honor a Antíoco IV Epífanes. En la actualidad se la conoce por Hama, forma abreviada del original.
Las aguas del río Orontes bañaban la ciudad de Hamat, y por ella pasaban importantes rutas comerciales. Se hallaba a unos 81 Km. de la costa del Mediterráneo, aproximadamente a 190 Km. al N. de Damasco y a 120 Km. al S. de Alepo.
Aunque a veces se ha dicho que Hamat es de origen hitita, es probable que la fundasen los hamateos, que eran parientes de los hititas y una de las 70 familias postdiluvianas. Het y Hamat, los antepasados de estas dos líneas familiares, aparecen, respectivamente, en el segundo y undécimo lugar de la lista de los hijos de Canaán, el hijo de Cam. (Gé 10:6, 15-18; 1Cr 1:8, 13-16.)
“El punto de entrada de Hamat.” En el siglo XVI a. E.C. subieron los doce espías israelitas desde el S. hasta “el punto de entrada de Hamat”, una frase que se repite bastantes veces y que se cree que no hace referencia a las puertas de la ciudad misma, sino, más bien, al límite meridional de su territorio. (Nú 13:21.) Este límite constituyó la frontera septentrional en donde se detuvo la conquista de Josué. (Jos 13:2, 5; Jue 3:1-3.) Algunos eruditos, sin embargo, indican que la expresión “hasta llegar al punto de entrada de Hamat” (Jos 13:5) posiblemente signifique “hasta Lebi-hamat [León de Hamat]”, es decir, un lugar específico. (Véase Vetus Testamentum, Leiden, 1952, pág. 114.)
La ubicación exacta de este límite (o lugar) no es segura. Se le consideraba el límite septentrional del territorio de Israel (Nú 34:8; 1Re 8:65; 2Re 14:25; 2Cr 7:8), que a su vez lindaba con Damasco. (Jer 49:23; Eze 47:15-17; 48:1; Zac 9:1, 2.) Hay quien cree que era el extremo meridional del valle de Celesiria (llamado también la Bekaa), que se extiende entre las cordilleras montañosas del Líbano y el Antilíbano. Otros dicen que estaba a mitad de camino entre Baalbek y Riblá. También se ha dicho que estaba todavía más al N., a la altura del desfiladero que se abre entre Homs y el mar. (Eze 47:20.)
Relaciones con Israel. Toi (Tou), el rey de Hamat, envió a su hijo Joram (Hadoram) para felicitar al rey David por haber derrotado a Hadadézer, su enemigo común. Hamat era entonces un reino independiente. (2Sa 8:3, 9, 10; 1Cr 18:3, 9, 10.) Sin embargo, parece que durante el reinado de Salomón el reino de Hamat llegó a estar bajo el control de Israel, puesto que Salomón edificó ciudades de almacenamiento en esa región. (2Cr 8:3, 4.) Después de la muerte de Salomón, Hamat obtuvo su independencia y permaneció independiente salvo durante un breve período de tiempo en el siglo IX a. E.C. cuando el rey de Israel, Jeroboán II, la sometió de nuevo temporalmente. (2Re 14:28.) Entonces se la llamaba “la populosa Hamat”. (Am 6:2.)
En el siglo VIII a. E.C. Hamat y los reinos vecinos, como el reino de diez tribus de Israel, sufrieron la invasión de los asirios, que barrieron a todos aquellos reinos y así consiguieron la hegemonía mundial. La política de Asiria era trasladar a sus cautivos, de manera que a los habitantes de Hamat se les llevó a Samaria para reemplazar a sus habitantes, quienes, a su vez, fueron trasladados tanto a Hamat como a otros lugares. (2Re 17:24; 19:12, 13; Isa 10:9-11; 37:12, 13.) Los hamateos erigieron imágenes de su dios Asimá en los lugares altos de Samaria, a pesar de que se había demostrado que este dios inútil no podía ser de ninguna ayuda en su lucha contra los asirios. (2Re 17:29, 30; 18:33, 34; Isa 36:18, 19.)
Según una inscripción cuneiforme (núm. 21946 del Museo Británico), después de la batalla de Carquemis, en el año 625 a. E.C. (Jer 46:2), las fuerzas de Nabucodonosor alcanzaron y aniquilaron a los egipcios fugitivos en el distrito de Hamat. (Assyrian and Babylonian Chronicles, de A. K. Grayson, 1975, pág. 99.) En esta misma zona, unos pocos años antes el faraón Nekoh había tomado cautivo al rey Jehoacaz. (2Re 23:31-33.) Tiempo después, en el año 607 a. E.C., tras la caída de Jerusalén, a Sedequías y otros cautivos se les llevó a Riblá, en la región de Hamat, y allí se ejecutó a los hijos de Sedequías ante sus propios ojos, así como a otros miembros de la nobleza. (2Re 25:18-21; Jer 39:5, 6; 52:9, 10, 24-27.) Sin embargo, Dios prometió que al debido tiempo restauraría a un resto de su pueblo cautivo, entre ellos a los que estuvieran en la tierra de Hamat. (Isa 11:11, 12.)
La antigua Libia ocupaba una zona de la parte septentrional de África, al O. de Egipto. A sus habitantes se les designaba por el término hebreo lu·vím. (2Cr 12:3; “libios”, LXX; BJ; NM y otras.) Si lu·vím es una variación de leha·vím (lehabim), esto puede indicar que al menos algunos libios descendieron de Cam por medio de Mizraim. (Gé 10:13.) Según el punto de vista tradicional judío, que se halla en los escritos de Josefo (Antigüedades Judías, libro I, cap. VI, sec. 2), los libios son descendientes de Cam por medio de Put. (Gé 10:6.) Además, la Versión de los Setenta griega y la Vulgata latina utilizan el término “libios” en Jeremías 46:9, Ezequiel 27:10 y 38:5, donde el texto hebreo dice “Put”. Naturalmente, es posible que tanto los descendientes de Put como los de Mizraim se establecieran en la región geográfica de la parte septentrional de África que llegó a llamarse Libia, en cuyo caso la designación “libios” sería más amplia que el término hebreo lu·vím.
El rey Sisaq de Egipto, a quien se considera el fundador de la “dinastía libia”, capturó numerosas ciudades cuando invadió Judá en el año quinto del rey Rehoboam (993 a. E.C.). En su poderoso ejército de carros y hombres de a caballo había libios. Aunque Jerusalén misma no fue tomada, Sisaq despojó a la ciudad de sus tesoros. (1Re 14:25, 26; 2Cr 12:2-9.) Unos veintiséis años después (967 a. E.C.) había libios entre las tropas de Zérah el etíope que invadieron Judá y que sufrieron una humillante derrota. (2Cr 14:9-13; 16:8.) En el siglo VII a. E.C., la ayuda de los libios y de otros pueblos no sirvió de nada para salvar de los asirios a la ciudad egipcia de No-amón. (Na 3:7-10.) Se predijo que los libios y los etíopes estarían en los “pasos” del “rey del norte”, con lo que se quería decir que estos antiguos apoyadores de Egipto llegarían a estar bajo su control. (Da 11:43.)
En el año 33 E.C., entre los judíos y prosélitos reunidos en Jerusalén para la fiesta del Pentecostés había personas de “las partes de Libia, que está hacia Cirene”, es decir, la zona occidental de Libia. Probablemente algunos de ellos se bautizaron como resultado del discurso de Pedro, y más tarde, a su regreso, llevaron el mensaje del cristianismo a la tierra donde residían. (Hch 2:10.)
Isla griega de 35 km² donde el apóstol Juan estuvo exiliado “por hablar acerca de Dios y por dar testimonio de Jesús” (Apo 1:9), y donde recibió la Revelación. Según la tradición antigua, Domiciano condenó a Juan a vivir en la isla de Patmos, pero se le liberó tras la muerte de este gobernante, en el año 96 E.C. (The Ante-Nicene Fathers, vol. 8, pág. 562, “Hechos del Santo Apóstol y Evangelista Juan el Teólogo”.)
Patmos estaba situada en el mar Icario (una parte del mar Egeo) a unos 55 Km. al O. de Asia Menor, unos 60 Km. al OSO. de Mileto y a menos de 240 Km. de las siete congregaciones mencionadas por nombre en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis. Esta pequeña isla volcánica tiene una costa muy irregular, y es bastante yerma y rocosa; no obstante, hoy se cultiva en ella el trigo, el olivo y la vid. Parece ser que tanto Patmos como otras islas del mar Egeo se usaban como penales debido a su aislamiento.
Por lo general se relaciona Patrós con Egipto (heb. Mits·rá·yim). (Eze 30:13, 14.) La mayoría de los doctos asocian el nombre Patrós con una expresión egipcia que significa “Tierra del Sur” y que debe referirse al Alto Egipto. Se entiende por Alto Egipto la región del valle del Nilo que va desde el S. de Menfis hasta Siene (la moderna Asuán), situada en la primera catarata del Nilo. El texto de Isaías 11:11, que predice el regreso de los exiliados israelitas de ‘Egipto (Mizraim), Patrós y Cus’, parece corroborar la ubicación de Patrós en el Alto Egipto, que limitaba al S. con Cus (Etiopía). Una inscripción asiria del rey Esar-hadón las menciona en el mismo orden: “Egipto (Musur), Paturisi y Nubia [Kusu o Cus]”. (Ancient Near Eastern Texts, edición de J. B. Pritchard, 1974, pág. 290.)
Ezequiel 29:14 llama a Patrós la ‘tierra de origen’ de los egipcios. El punto de vista tradicional egipcio, según Heródoto (II, 4, 15, 99), parece apoyar esta cita, puesto que ubica la sede del primer reino egipcio en el Alto Egipto, particularmente en la región de Tebas. Heródoto llama Mina (Menes) al rey de aquel primer reino, un nombre que no aparece en los registros egipcios. Diodoro de Sicilia (siglo I a. E.C.) registra una opinión similar sobre el origen de los egipcios. (Biblioteca histórica, libro I, cap. 45, sec. 1.) Esta tradición expuesta por los citados historiadores griegos evoca el relato histórico de la Biblia sobre Mizraim (nombre que llegó a significar Egipto) y sus descendientes, entre los que se encontraban los patrusim. (Gé 10:13, 14.)
Después que Nabucodonosor desoló Judá, un resto de judíos huyeron a Egipto y, según el registro, moraron en Migdol, Tahpanhés, Nof (todas ellas ciudades del Bajo Egipto) y “la tierra de Patrós”. (Jer 44:1.) Allí se envolvieron en adoración idolátrica, lo que resultó en que Jehová los condenase y les advirtiese que Nabucodonosor también conquistaría Egipto. (Jer 44:15, 26-30.) Algunos papiros del siglo V a. E.C. indican que hubo una colonia judía en Elefantina, junto a Siene, en el extremo S. del antiguo Egipto.
Ciudad que debió estar en el territorio de Benjamín y próxima a Jerusalén. Aunque existe alguna duda acerca de su situación exacta, Nehemías 11:31, 32 e Isaías 10:28-32 indican que se hallaba próxima a Anatot y posiblemente cerca de una colina desde la que se podía ver Jerusalén. Hay quienes la identifican tentativamente con un lugar de Ras el Mushraf (monte Escopus), a 1,5 Km. al NE. de donde estaba el monte del Templo de Jerusalén. En ese caso, estaría justo al N. del monte de los Olivos.
Cuando David huyó de Saúl, fue al sumo sacerdote Ahimélec, que estaba en Nob, “la ciudad de los sacerdotes”, y recibió de él parte del pan de la proposición como alimento para sus hombres y la espada de Goliat, que se había guardado allí. Quizás el tabernáculo se había trasladado a Nob cuando Siló experimentó el juicio adverso de Dios. (Compárese con 1Sa 14:3; Sl 78:60; Jer 7:12-14.) Más tarde, Saúl acusó a Ahimélec de conspiración por haber ayudado a David, y mandó a Doeg el edomita que matara al sumo sacerdote y a otros 84 sacerdotes. Luego Doeg exterminó a los hombres, mujeres, niños y animales de Nob. Únicamente escapó Abiatar, el hijo de Ahimélec. (1Sa 21:1-9; 22:6-23.)
Nob fue uno de los lugares mencionados en relación con la marcha de los asirios hacia Jerusalén. (Isa 10:24, 32.) Después del regreso del exilio babilonio, los benjamitas repoblaron esta ciudad. (Ne 11:31, 32.)
Parece ser que el nombre “Siloé” designaba un conducto o canal de Jerusalén. Cierto canal antiguo salía de la cueva de la fuente de Guihón, pasaba por el valle de Cedrón, bordeaba la colina que estaba al SE. de Jerusalén y desembocaba en un estanque situado en la confluencia de los valles de Hinón y Tiropeón. El declive del canal, de unos 4 ó 5 mm. por metro, producía una corriente lenta y apacible, lo que encajaría con la frase: “Las aguas del Siloé, que están yendo apaciblemente”. La referencia a estas “aguas del Siloé” en Isaías 8:6 es figurativa y representa la fuente de verdadera salvación y seguridad.
Ciudad situada junto al límite SE. de Canaán. (Gé 10:19; Gé 13:12.) Sodoma, mencionada a menudo junto con Gomorra, debió ser la más importante de las cinco ciudades que al parecer estaban ubicadas en la llanura baja de Sidim. (Gé 14:2, 3.) Aunque muchos doctos opinan que el lugar donde originalmente estuvieron Sodoma y las demás “ciudades del Distrito” se encuentra en la actualidad sumergido bajo las aguas del mar Muerto, otros han señalado recientemente que las ruinas de estas ciudades pueden identificarse con ciertos lugares de los uadis situados al E. y SE. del mar Muerto. (Gé 13:12; véase Mar Salado.)
Cuando Abrahán y Lot decidieron separarse para evitar disputas entre sus manaderos, Lot fue hacia el E., a la zona bien regada del Distrito del Jordán, y asentó su tienda cerca de Sodoma. Allí se dio cuenta de que “los hombres de Sodoma eran malos, y eran pecadores en extremo contra Jehová”, lo que le angustió mucho. (Gé 13:5-13; 2Pe 2:7, 8.) Cierto tiempo después, sometidos ya por doce años a Kedorlaomer, el rey de Elam, los habitantes de Sodoma y de las otras cuatro ciudades se rebelaron. Al año siguiente, Kedorlaomer y sus aliados derrotaron a Bera, el rey de Sodoma, así como a sus confederados. Además de apoderarse de las posesiones y los víveres, los vencedores tomaron cautivos a Lot y a otros. (Gé 14:1-12.)
Las fuerzas de Abrahán alcanzaron a Kedorlaomer y recuperaron los cautivos y el botín, entre ellos Lot y su casa. El rey de Sodoma insistió en que Abrahán se quedase con los bienes materiales recuperados, pero Abrahán lo rechazó a fin de que Bera no pudiera decir: “Yo fui quien enriqueció a Abrán”. (Gé 14:13-24.)
Destrucción eterna. Sin embargo, Sodoma persistió en su proceder de desafío a Jehová, y sus habitantes cobraron fama por prácticas tan inmorales como la homosexualidad. “El clamor de queja acerca de Sodoma y Gomorra —declaró Jehová— es ciertamente fuerte, y su pecado es ciertamente muy grave.” Por lo tanto, Dios envió a sus ángeles para destruir Sodoma, después de garantizarle a Abrahán que si fuera posible hallar diez personas justas en el lugar, toda la ciudad sería perdonada. (Gé 18:16, 20-33.)
Sodoma mostró que merecía la destrucción, pues una chusma vil en la que había tanto muchachos como ancianos rodeó la casa de Lot e intentó violar a los ángeles que hospedaba. Al día siguiente, después de que Lot, su esposa y sus dos hijas partieron de la ciudad, Sodoma y Gomorra fueron destruidas con fuego y azufre. (Gé 19:1-29; Lu 17:28, 29.) A partir de entonces Sodoma y Gomorra se convirtieron en un ejemplo proverbial de destrucción absoluta por parte del Dios Todopoderoso en el año 1919 a. E.C. (Dt 29:23; Isa 1:9; 13:19; Jer 49:18; 50:40; Lam 4:6; Am 4:11; Sof 2:9; Ro 9:29) y de iniquidad extrema. (Dt 32:32; Isa 1:10; 3:9; Jer 23:14; Eze 16:46-56.)
Jesucristo dijo de una ciudad judía que rechazó las buenas nuevas: “En el Día del Juicio le será más soportable a la tierra de Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad”. (Mt 10:15; 11:23, 24.) Por otra parte, en Judas 7 se dice que Sodoma y Gomorra “son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno”. De esto se desprende que Jesús debía estar utilizando una hipérbole para resaltar lo improbable que sería que la gente de ciertas ciudades judías del siglo I E.C. se arrepintieran aun en el Día del Juicio.
“En sentido espiritual.” Apocalipsis 11:3, 8 dice que los cadáveres de los “dos testigos” de Dios están en el camino ancho de la gran ciudad “que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto”. La profecía de (Isaías 1:8-10) asemeja a Sión, o Jerusalén, a Sodoma, y llama a sus gobernantes “dictadores de Sodoma”. Sin embargo, alrededor del año 96 E.C., cuando Juan recibió la visión de la Revelación sobre acontecimientos futuros, hacía tiempo que había sido destruida la ciudad típica de Jerusalén, concretamente en el año 70 E.C. Por lo tanto, esas palabras tienen que referirse a una “gran ciudad” u organización, una Jerusalén antitípica, representada por la Jerusalén infiel de la antigüedad.
Antigua ciudad egipcia construida siete años después que Hebrón, y que, por lo tanto, ya existía en la época en que Abrahán entró en Canaán (1943 a. E.C.). (Nú 13:22; Gé 12:5; 13:18.) El nombre bíblico Zoan corresponde con el egipcio (d´n·t) de una ciudad situada en la parte nororiental de la región del Delta, a unos 56 Km. al SO. de Port Said. Más conocida por su nombre griego, Tanis (junto a la actual San el-Hagar), estaba ubicada en la ramificación del Nilo llamada brazo tanítico.
En el Salmo 78:12, 43, la expresión “campo de Zoan” se emplea paralelamente a la “tierra de Egipto” al hablar de los actos milagrosos de Jehová a favor de Israel que condujeron al éxodo. Esta analogía ha llevado a algunos eruditos a afirmar que los encuentros de Moisés con Faraón ocurrieron en Zoan. Por la misma razón, se ha intentado vincular Zoan (Tanis) con la ciudad de Ramesés, así como con la Avaris que Manetón menciona en su relato sobre los reyes “hicsos”. Por lo tanto, varias obras de consulta modernas dicen que el nombre de Zoan cambió a Avaris bajo la dominación de los “hicsos”, luego pasó a Ramesés bajo la dinastía ramésida y finalmente volvió a llamarse Zoan (en su forma griega, Tanis). Debe notarse, sin embargo, que la Biblia utiliza el nombre Zoan de forma consecuente tanto en el período anterior al éxodo (en el tiempo de Abrahán), como en el tiempo del éxodo, y hasta tan tarde como en los siglos VIII, VII y VI a. E.C. (en el tiempo de los profetas Isaías y Ezequiel).
Si Zoan fuera el lugar donde Moisés se entrevistó con Faraón, serviría de indicio sobre el punto de partida del éxodo. Sin embargo, hay que analizar varios argumentos que ponen en duda esta posibilidad. Si Zoan fuera realmente el lugar mencionado, la expresión “el campo de Zoan” no debería considerarse como un simple paralelo de “la tierra de Egipto”, sino como una expresión mucho más concreta que designaría la localidad específica donde ocurrieron los milagros. Aplicarle a la expresión un sentido tan restrictivo no encaja con la situación que se narra, porque las diez plagas no afectaron a una única zona de Egipto (como, por ejemplo, una parte del Delta), sino al país entero. Este hecho parece apoyar la idea de que “el campo de Zoan” se usa en paralelo con “la tierra de Egipto”.
Los eruditos modernos que sitúan la residencia de Faraón en Zoan (según su hipótesis, también llamada Avaris o Ramesés) en el tiempo del éxodo también carecen de apoyo bíblico en varios aspectos. La Biblia dice que el primer encuentro de Moisés con Faraón tuvo lugar a orillas del río Nilo. (Éx 7:14, 15.) Zoan (Tanis) no se halla junto al río propiamente dicho, sino al final de una de las ramificaciones que antiguamente partían del curso principal. En su intento de ubicar la ciudad de Ramesés en el mismo lugar que Zoan, o Tanis, también pasan por alto el hecho de que la ciudad de Zoan ya existía en los tiempos de Abrahán, mientras que la Raamsés bíblica (“Ramesés”, Val) la empezaron a construir los israelitas unos cuatrocientos años más tarde (a no ser que con la expresión ‘edificar’ la Biblia quiera dar a entender ampliar o fortificar). (Éx 1:11.)
Estos eruditos creen que Zoan (Avaris-Ramesés, como la identifican ellos) era la capital de Egipto en aquel entonces, pero la Biblia dice que Ramesés era simplemente un ‘lugar de depósito’. Y al sostener que el Faraón del éxodo era Ramsés II debido a que este alega haber construido la ciudad de Ramesés (o, para ser exactos, un lugar denominado Per-Ramsés), pasan por alto el hecho de que la construcción de la Ramesés bíblica comenzó por lo menos ochenta años antes del éxodo (antes del nacimiento de Moisés; Éx 1:11-2:10), mientras que los historiadores atribuyen a Ramsés II un reinado de solo unos sesenta y seis años. (Véase Raamsés.)
Por lo tanto, subsiste la duda en cuanto a por qué “el campo de Zoan” parece ser una expresión paralela a “la tierra de Egipto” con relación a los hechos milagrosos de Jehová. Aunque no se puede descartar una posible relación entre Zoan y la corte de Faraón, también es perfectamente posible que el salmista utilizase Zoan como nombre paralelo al de Egipto porque al parecer era una de las ciudades más antiguas de ese país. O podría deberse a su importancia y a que estaba ubicada a la entrada de Egipto para los que iban desde Palestina, siendo, quizás, la primera ciudad importante que encontró la familia de Jacob cuando entró en aquel país. (Compárese con Isa 30:2-4; véase HANÉS.) Al estar situada cerca del extremo N. de Egipto, la expresión su “campo” incluso podría hacer referencia de manera figurada a todo el valle del Nilo que se extiende hacia el S., hasta el límite meridional de Egipto.
No existe ninguna duda en cuanto a la importancia de la ciudad de Zoan (Tanis), especialmente en lo que atañe a transacciones comerciales y edificios religiosos. Existen indicios de que hubo muchas edificaciones reales desde el tiempo de las primeras “dinastías” de reyes egipcios en adelante. Se construyó un gran templo que medía unos 305 m. de longitud. El faraón Ramsés II erigió una inmensa estatua monolítica de sí mismo en Tanis que medía unos 28 m. de altura y pesaba más de 800 Tm. Los reyes asirios Esar-hadón y Asurbanipal hacen referencia a Zoan (llamada Sa’nu o Si’nu en las inscripciones cuneiformes) como una ciudad real gobernada por un príncipe. Antes que ellos, el profeta Isaías se había referido a los “príncipes de Zoan” en la declaración formal divina contra Egipto, y los había clasificado con los de Nof (Menfis), con lo que también indicaban la importancia política de Zoan. (Isa 19:1, 11-13.) Se dice que Tirhaqá, el gobernante etíope de Egipto y contemporáneo de Isaías, utilizó Zoan (Tanis) como base administrativa para el N. de Egipto.
La conquista asiria de Egipto por Esar-hadón y Asurbanipal demostró la ‘tontedad’ de los consejeros de Zoan. (Isa 19:13.) Luego, hacia 591 a. E.C., el profeta Ezequiel advirtió de otra conquista, esta vez por el rey babilonio Nabucodonosor, que ‘prendería fuego en Zoan’. (Eze 29:17; 30:1, 10, 14.) Sin embargo, Zoan (Tanis) debió recobrarse y continuó siendo la ciudad del Delta más importante de Egipto hasta el tiempo de Alejandro Magno. A partir de entonces, la nueva ciudad de Alejandría restó a Zoan (Tanis) su importancia comercial, y esta entró en un período de decadencia.