Esdras tiene un claro objetivo al escribir este libro: mostrar cómo cumplió Jehová su promesa de liberar a los judíos desterrados en Babilonia y de restablecer la adoración verdadera en Jerusalén. De ahí que se centre únicamente en los acontecimientos que están ligados a dicho propósito. Su libro explica cómo fue reconstruido el templo y reinstaurada la adoración a Jehová a pesar de los opositores y de la imperfección del pueblo de Dios. Su contenido es de gran interés para nosotros, ya que también vivimos en un tiempo de restauración. Muchas personas están afluyendo a “la montaña de Jehová”, y muy pronto toda la Tierra “se llenará” del conocimiento de “la gloria de Jehová” (Isaías 2:2, 3; Habacuc 2:14).
En respuesta al decreto de liberación de Ciro, 50.000 judíos exiliados vuelven a Jerusalén comandados por el gobernador Zorobabel, o Sesbazar. Una vez allí, enseguida edifican un altar en el campamento y ofrecen sacrificios a Jehová.Al año siguiente, los israelitas colocan los cimientos de la casa de Jehová. Sus enemigos no dejan de interferir en la reconstrucción, y con el tiempo consiguen que el rey ordene detener la obra. Los profetas Ageo y Zacarías animan al pueblo y, a pesar de la prohibición, se reanudan los trabajos en el templo; el temor a ir en contra de un irrevocable mandato persa emitido por Ciro mantiene a distancia a los adversarios. Durante una investigación oficial se encuentra el decreto de Ciro “respecto a la casa de Dios en Jerusalén” (Esdras 6:3). Las labores de construcción avanzan a buen ritmo hasta completarse.
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:3.
¿Qué mensaje profético tenía Jeremías para los judíos cautivos en Babilonia?.
El profeta Jeremías predijo la destrucción que sufrió Jerusalén en el año 607 antes de nuestra era. Además, indicó que el pueblo de Dios sería conducido al cautiverio, pero que regresaría a su tierra a los “setenta años” (Jer. 29:4, 10). El mensaje que el profeta tenía para los judíos cautivos en Babilonia era muy importante. Estos no debían dejarse contaminar por la religión falsa de aquel lugar, pues así estarían listos para volver a Jerusalén y restaurar la adoración pura cuando llegara el momento fijado por Dios. Y el momento llegó poco después de que los medos y los persas conquistaran Babilonia en 539 antes de nuestra era. El rey persa Ciro II promulgó un decreto que permitía a los judíos regresar a su tierra y reconstruir el templo (Esdras 1:1-4). Miles de judíos aprovecharon la oportunidad y volvieron a su país (Esdras 2:64-67). Al hacerlo, cumplieron el mandato profético de Jeremías de huir de Babilonia. Este grupo huyó en sentido literal, pues salieron físicamente de la ciudad (Jer. 51:6, 45, 50).
1:1-3.
¿Cómo se determina la fecha en que se restauró la adoración verdadera en Jerusalén?.
El año en que Ciro accedió al trono comenzó después de que derrocara a Babilonia, en 539 a.E.C. Durante su primer año de reinado (de Nisán de 538 a.E.C. a Nisán de 537 a.E.C.), Ciro emitió el decreto de liberación de los judíos (Esd. 1:1-3). Para “el séptimo mes”, los judíos ya se hallaban de regreso en sus ciudades (Esd. 3:1). Esto concuerda con el hecho de que los judíos tardaron bastante en organizarse y efectuar el viaje. Así pues, el otoño de 537 a.E.C. se considera la fecha en que se restauró la adoración verdadera en Jerusalén.
1:3-6.
¿Les faltó fe a los israelitas que no se ofrecieron a regresar a su tierra de origen?.
Tal vez algunos no volvieron a Jerusalén porque se habían hecho materialistas o porque carecían de aprecio por la adoración verdadera, pero no fue así en todos los casos. En primer lugar, recorrer los 1.600 kilómetros [1.000 millas] que los separaban de Jerusalén tomaba cuatro o cinco meses. Además, se necesitaba mucha fortaleza física para establecerse en una tierra que había permanecido desolada por setenta años y llevar a cabo la reconstrucción. Así pues, lo que impidió que algunos regresaran fueron las enfermedades, la edad avanzada, las obligaciones familiares y otras circunstancias desfavorables. Pero se esperaba de ellos que extendieran ayuda a los que podían regresar.
2:55.
¿Quiénes fueron los hijos de los siervos de Salomón?.
Se trató de personas que, aun sin ser israelitas, recibieron privilegios especiales en el servicio de Jehová. Es posible que trabajaran como escribas o copistas en el templo, o que sirvieran en alguna posición administrativa.
3:12.
¿Por qué lloraron “los viejos que habían visto la casa anterior” de Jehová?.
Estos hombres podían recordar el esplendor del templo edificado por Salomón. En comparación, los cimientos del nuevo templo que tenían ante sí eran “como nada a sus ojos” (Ageo 2:2, 3). ¿Conseguirían con su labor que fuera tan glorioso como el anterior? Debieron de sentirse desconsolados y por eso lloraron.
3:8-10; 4:23, 24; 6:15, 16.
¿Cuántos años tomó la reconstrucción del templo?.
Se colocaron los cimientos en el año 536 antes de nuestra era, “en el segundo año de su venida”. Los trabajos se interrumpieron en los días del rey Artajerjes, en el año 522, y la prohibición duró hasta 520, el segundo año del reinado de Darío. Finalmente, la obra se completó en 515, en el sexto año de Darío (véase “Reyes persas que se mencionan en Esdras, Nehemías y Ester”). Por lo tanto, la reconstrucción del templo tomó unos veinte años.
4:1-3.
¿Por qué rechazaron la ayuda que se les ofreció?.
Estos gentiles, que habían sido traídos por el rey de Asiria para repoblar la tierra, no eran verdaderos adoradores de Dios. (2 Reyes 17:33, 41.) El aceptar su ayuda habría significado formar una alianza religiosa con adoradores falsos, y Jehová les había prevenido específicamente contra cualquier clase de iniciativa en pro de la unión de fes. (Éxodo 20:5; 34:12.) Además, en el relato se califica a estos gentiles de “adversarios”. Del mismo modo, los siervos de Jehová de la actualidad no participan en movimientos interconfesionales.
4:8.
¿En qué lenguas se ha comunicado Jehová, y por qué?.
Jehová nunca se ha comunicado en una lengua desconocida, sino que siempre lo ha hecho en el lenguaje de la humanidad, la lengua viva de Sus testigos fieles. (Hech. 2:5-11.) A Adán, Noé, Abrahán, Moisés y los profetas hebreos Jehová les habló en el primer idioma de la humanidad, conocido ahora como hebreo. El hebreo se siguió usando por tanto tiempo como se pudo entender, aun tan recientemente como en el tiempo de Saulo de Tarso, a quien el resucitado Jesús habló en ese idioma. (Hech. 26:14.) Cuando el idioma arameo de los caldeos se impuso entre los israelitas en el destierro, algunas comunicaciones vinieron de Dios entonces en esa lengua, pues era la que la gente entendía. (Esd. 4:8–6:18; 7:12-26; Dan. 2:4b–7:28.) Más tarde, cuando el griego fue el lenguaje internacional y el idioma principal de Sus testigos, las comunicaciones de Jehová se hicieron y se conservaron en ese idioma. Los dichos que se conservan en la Biblia son la comunicación de Jehová, hablada siempre en una lengua viva para provecho de los hombres humildes y amadores de la verdad en la Tierra.
4:8 - 6:18.
¿Por qué se escribieron en arameo estos versículos?.
Esdras está escrito originalmente en arameo desde el pasaje de Esd 4:8 hasta el cap. 6:18. Esta porción está compuesta en gran parte por copias de cartas que funcionarios del gobierno dirigían a los reyes y la respuesta a ellas. Esdras reprodujo tales documentos a partir de archivos escritos en arameo, la lengua que en aquel entonces se usaba para asuntos diplomáticos y comerciales. Otros pasajes de la Biblia escritos en este antiguo idioma semítico son Esdras 7:12-26, Jeremías 10:11 y Daniel 2:4b - 7:28.
1:2. Se cumplió lo que Isaías había profetizado unos doscientos años antes (Isaías 44:28). Las profecías que contiene la Palabra de Jehová nunca fallan.
1:3-6. Al igual que los israelitas que se quedaron en Babilonia, muchos testigos de Jehová no pueden ser ministros de tiempo completo o servir en lugares de mayor necesidad; pero apoyan y animan a los que sí pueden, y hacen donaciones voluntarias para promover la obra de predicar el Reino y hacer discípulos e impartiendo ánimo a quienes pueden ensanchar su servicio.
3:1-6. Los fieles repatriados ofrecieron su primer sacrificio en el séptimo mes del año 537 antes de nuestra era (tisri, correspondiente a septiembre-octubre). Los babilonios habían entrado en Jerusalén en el quinto mes (ab, correspondiente a julio-agosto) del año 607, y dos meses después, la ciudad había quedado completamente deshabitada (2 Reyes 25:8-17, 22-26). Los setenta años de desolación terminaron en el momento predicho (Jeremías 25:11; 29:10). Todo lo que la Palabra de Jehová promete se cumple sin falta.
3:1-12. Cuando en nuestro servicio a Dios nos enfrentemos a oposición, debemos imitar a estos judíos que regresaron a Jerusalén e inmediatamente se reunieron para adorar “como un solo hombre”. La confianza en Jehová y el poner su adoración en primer lugar les infundió fuerzas para llevar a su término el trabajo asignado.
4:1-3. El resto fiel rechazó una oferta que habría significado formar una alianza religiosa con adoradores falsos (Éxodo 20:5; 34:12). Del mismo modo, los siervos de Jehová de la actualidad no participan en movimientos interconfesionales.
5:11 - Demos a conocer que somos cristianos. La mejor defensa es un buen ataque: este dicho resulta cierto en la lucha por conservar la identidad cristiana. Cuando en tiempos de Esdras los israelitas fieles se enfrentaron a oposición al efectuar la voluntad de Jehová, dijeron: “Somos los siervos del Dios de los cielos y de la tierra” (Esdras 5:11). Si nos intimidan las reacciones y la crítica de los opositores, puede que nos paralicemos de miedo. Tratar de agradar a todo el mundo nos restará efectividad, así que no nos acobardemos. Lo mejor es decir a los demás que somos testigos de Jehová. Expongamos con respeto y firmeza cuáles son nuestros valores, creencias y postura cristiana. Es bueno que sepan que estamos decididos a atenernos a las altas normas de Jehová en asuntos de moralidad. Dejemos bien claro que la lealtad cristiana no admite concesiones, y demostremos que estamos orgullosos de nuestros valores (Salmo 64:10). Destacarnos por ser cristianos firmes puede fortalecernos, protegernos e incluso impulsar a otros a aprender acerca de Jehová y su pueblo.
6:14, 22. Participar con celo en efectuar la voluntad de Jehová redunda en su aprobación y bendición.
6:21. Al ver el progreso de la obra de Jehová, tanto los samaritanos que vivían en aquella tierra como los judíos repatriados que se habían dejado llevar por las influencias paganas se sintieron impulsados a efectuar algunos cambios necesarios. ¿No deberíamos nosotros participar con entusiasmo en proclamar el Reino y en los demás aspectos de la labor que Dios nos ha encomendado?
Los príncipes le dicen: “El pueblo de Israel y los sacerdotes y los levitas no se han separado de los pueblos de los países en cuanto a sus cosas detestables”. Además, “la mano de los príncipes y de los gobernantes diputados ha resultado ser prominente en esta infidelidad” (Esdras 9:1, 2). Esdras queda muy desconcertado, y se le anima a que ‘sea fuerte y actúe’ (Esdras 10:4). A continuación toma medidas correctivas, a las que la gente responde favorablemente.
Respuestas a preguntas bíblicas:
7:1, 7, 11.
¿Se refieren estos versículos al Artajerjes que detuvo las tareas de construcción?.
No. Artajerjes es el nombre o título que designa a dos reyes persas. Uno de ellos, Bardiya (o tal vez Gaumata), fue quien ordenó que dejaran de construir el templo en el año 522. El otro, que vivió en la época en que Esdras regresó a Jerusalén, fue Artajerjes Longimano, hijo de Jerjes I..
7:28 - 8:20.
¿Por qué muchos de los judíos que vivían en Babilonia fueron reacios a ir con Esdras a Jerusalén?.
Jerusalén aún estaba escasamente poblada, a pesar de que habían pasado más de sesenta años desde que el primer grupo de judíos había regresado. Volver allí significaba empezar una nueva vida en circunstancias incómodas y peligrosas. En aquel entonces, la ciudad no prometía mucha prosperidad material a los judíos que quizás se habían hecho ricos en Babilonia. Tampoco hay que olvidar el arriesgado viaje. Los que se mudaran debían tener confianza absoluta en Jehová, celo por la adoración verdadera y valor. Hasta Esdras se fortaleció gracias a que la mano de Jehová estuvo sobre él. Con el ánimo que este siervo de Dios les infundió, 1.500 familias —quizás unas 6.000 personas— se prepararon para el viaje. Y cuando Esdras tomó otras medidas, se les unieron 38 levitas y 220 netineos.
9:1, 2.
¿Representaba una amenaza muy grave casarse con la gente que vivía en aquella tierra?.
La nación restaurada debía custodiar la adoración de Jehová hasta la llegada del Mesías. Casarse con los otros habitantes del país suponía una seria amenaza para la religión verdadera. Las alianzas matrimoniales que algunos judíos habían formado con personas idólatras podrían haber llevado a que, con el tiempo, toda la nación fuera absorbida por naciones paganas. La adoración pura quizás habría desaparecido de la Tierra. Entonces, ¿quiénes recibirían al Mesías? ¡Con razón Esdras se quedó atónito al ver lo ocurrido!
10 Cap.
¿Por qué benefició a toda la humanidad la acción drástica de despedir a las esposas extranjeras?.
El capítulo 10 de Esdras incluye los nombres de 111 hombres que acataron la decisión y mandaron de regreso a sus esposas extranjeras junto con los hijos que estas les habían dado.
Esta acción no solo benefició a Israel, sino también a toda la humanidad. Si no se hubiera hecho nada para corregir la situación, es posible que las naciones vecinas hubieran asimilado a los israelitas. En ese caso, se habría contaminado la línea de la Descendencia Prometida para la bendición de toda la humanidad (Génesis 3:15; 22:18). Hubiera sido difícil identificar a la Descendencia Prometida como procedente del linaje del rey David, de la tribu de Judá. Unos doce años más tarde, se dio atención de nuevo a esta cuestión fundamental cuando “la descendencia de Israel procedió a separarse de todos los extranjeros” (Nehemías 9:1, 2; 10:29, 30).
¿Qué pueden aprender de este relato los siervos de Jehová de la actualidad? Pues bien, los cristianos no están bajo el pacto de la Ley, sino que obedecen “la ley del Cristo” (2 Corintios 3:14; Gálatas 6:2). De modo que el cristiano cuyo cónyuge no es creyente debe seguir el consejo de Pablo: “Si algún hermano tiene esposa incrédula, y sin embargo ella está de acuerdo en morar con él, no la deje” (1 Corintios 7:12). Es más, los cristianos que están casados con incrédulos tienen la obligación bíblica de luchar por el éxito de su matrimonio (1 Pedro 3:1, 2). La aplicación de este excelente consejo ha logrado en muchas ocasiones que el cónyuge incrédulo cambie su actitud con respecto a la adoración verdadera. Algunos incluso se han convertido en fieles cristianos bautizados (1 Corintios 7:16).
10:3,44.
¿Por qué se despidió a los hijos junto con las esposas?.
La posibilidad de que las esposas que habían sido despedidas regresaran habría sido mayor si sus hijos se hubieran quedado. Además, por regla general, los niños pequeños necesitan el cuidado de sus madres.
10:19.
¿Qué significaba un apretón de manos en tiempos bíblicos?.
En los tiempos bíblicos, el apretón de manos o el estrechar las manos eran ademanes que se empleaban para expresar acuerdo, ratificación o confirmación de un contrato o trato. (Esd. 10:19) Este ademán no es desconocido en el presente, pues aun tenía valor legal en los días de nuestros tatarabuelos. Los antiguos pueblos germánicos también lo emplearon para hacer acuerdos. La Biblia nos advierte en contra del dar un apretón de manos para salir fiador de un préstamo por otra persona.—Pro. 6:1-3; 22:26.
7:10. Esdras nos dejó un excelente ejemplo, ya que fue un estudiante diligente y un buen maestro de la Palabra de Dios. “Esdras mismo había [1] preparado su corazón [2] para consultar la ley de Jehová y [3] para ponerla por obra y [4] para enseñar en Israel disposiciones reglamentarias y justicia”. Cuando iba a consultar la Ley de Jehová, primero oraba para preparar su corazón y luego examinaba atentamente lo que Jehová decía. Esdras aplicó lo que aprendió y se esforzó por enseñar a los demás.
7:13. Jehová quiere siervos deseosos de adorarle.
7:27, 28; 8:21-23. Esdras atribuyó el mérito a Jehová, oró con fervor antes de emprender un viaje largo y peligroso, y estuvo dispuesto a arriesgar su propia seguridad por la gloria de Dios. Por todo ello, constituye un magnífico ejemplo para nosotros.
9:2. Si usted está buscando con quien casarse, medite en la oración que se encuentra en el capítulo 9 de Esdras y dígale a Dios cómo se siente. Eso lo reafirmará en su seria decisión de obedecerlo y casarse “solo en el Señor” (1 Cor. 7:39; Esd. 9:6, 10-15).
9:14, 15. Las malas compañías pueden hacer que perdamos el favor de Jehová.
10:2-12, 44. Cuando los judíos que regresaron del cautiverio en Babilonia tomaron esposas extranjeras, tanto Esdras como Nehemías los condenaron enérgicamente. Esdras dijo que los que lo habían hecho habían “actuado infielmente” y se habían acarreado “culpabilidad”; hizo que apartaran sus esposas paganas. Y Nehemías, citando el mal ejemplo de Salomón, se refirió a los judíos que se habían casado con no creyentes como personas que habían cometido “toda esta gran maldad de actuar infielmente contra nuestro Dios.”—Esd. 10:10-14; Neh. 13:23-27. Esa información básica de las Escrituras Hebreas debe ayudarnos a entender el modo en que la congregación cristiana y nosotros personalmente debemos ver el asunto. Las Escrituras Cristianas mencionan varios pecados crasos por los cuales un malhechor que no se arrepintiera pudiera ser cortado de la congregación. No, no por medio de ser apedreado como se hacía en el antiguo Israel, sino por medio de ser expulsado. Algunos de estos pecados son fornicación, idolatría, adulterio, hurto, borrachera y extorsión. El que un cristiano se case con un incrédulo no se da como base para la expulsión, así como no se cortaba al israelita de la antigüedad que lo hiciera. Pero, como hemos visto claramente, tal proceder en Israel era definitivamente incorrecto. Era un acto de infidelidad, de deslealtad al Dios de Israel. Por eso, las palabras de Pablo de casarse “solo en el Señor” no pueden despedirse como mera opinión humana. Realmente son una continuación del consejo que la Palabra de Dios da en conjunto sobre el asunto. Y actualmente constituyen parte de las inspiradas Escrituras que son provechosas “para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia.”—2 Tim. 3:16. Si queremos que Dios nos perdone un mal grave, confesémoslo en oración humilde y produzcamos los frutos propios del arrepentimiento. El espíritu arrepentido y el deseo de corregir el mal también nos motivarán a pedir ayuda espiritual a los ancianos cristianos (Santiago 5:13-15). Los hombres que se habían casado con mujeres extranjeras se arrepintieron humildemente y rectificaron su mal proceder. Tanto su actitud como sus acciones fueron ejemplares.
Pensemos en los buenos ejemplos que encontramos en este libro. Tanto Esdras como el resto de judíos que regresó con él para restaurar la adoración pura en Jerusalén demostraron una devoción ejemplar. Este libro también destaca la fe de los extranjeros temerosos de Dios y la humilde actitud de los pecadores arrepentidos. Sin duda, el relato inspirado de Esdras constituye una prueba clara de que “la palabra de Dios es viva, y ejerce poder” (Hebreos 4:12).
SE ACERCABA el fin de los profetizados 70 años de la desolación de Jerusalén por Babilonia. Es cierto que Babilonia tenía fama de nunca poner en libertad a sus cautivos, pero la palabra de Jehová resultaría más poderosa que el poderío babilónico. La liberación del pueblo de Jehová se acercaba. El templo de Jehová, que había sido derribado, sería reedificado, y el altar de Jehová recibiría de nuevo sacrificios de expiación. Jerusalén conocería de nuevo el grito y alabanza del adorador verdadero de Jehová. Jeremías había profetizado cuánto duraría la desolación, e Isaías había profetizado cómo serían libertados los cautivos. Isaías hasta había dicho que Ciro de Persia sería ‘el pastor de Jehová’, quien derribaría a la arrogante Babilonia de su posición de tercera potencia mundial de la historia bíblica. (Isa. 44:28; 45:1, 2; Jer. 25:12.)
2 A Babilonia le sobrevino el desastre la noche del 5 de octubre de 539 a.E.C. (calendario gregoriano), mientras el rey babilonio Belsasar y sus grandes brindaban por sus dioses demoníacos. Esto añadía gravedad a su disolución pagana: ¡estaban usando los vasos santos del templo de Jehová como copas para su borrachera! ¡Qué apropiado fue que Ciro estuviera a las afueras de los muros de Babilonia aquella noche para cumplir la profecía!
3 Aquella fecha —la de 539 a.E.C.— es una fecha fundamental, es decir, una fecha en que se puede hallar concordancia entre la historia seglar y la bíblica. Durante su primer año como gobernante de Babilonia, Ciro “hizo pasar por todo su reino un pregón” que autorizaba a los judíos a subir a Jerusalén para reedificar la casa de Jehová. Este decreto evidentemente se promulgó a fines de 538 a.E.C. o a principios de 537 a.E.C.. Un resto fiel viajó de regreso a Jerusalén a tiempo para construir el altar y ofrecer los primeros sacrificios en el “séptimo mes” (Tisri, que corresponde a septiembre-octubre) del año 537 a.E.C.; fue también en el séptimo mes, 70 años antes, cuando Judá y Jerusalén fueron desolados por Nabucodonosor. (Esd. 1:1-3; 3:1-6.)
4 ¡Restauración! Eso da el marco histórico para el libro de Esdras. El empleo de la primera persona en la narración desde el versículo 27 del capítulo 7 hasta el capítulo 9 muestra claramente que el escritor fue Esdras. Como “copista hábil en la ley de Moisés” y hombre de fe práctica que “había preparado su corazón para consultar la ley de Jehová y para ponerla por obra y para enseñar[la]”, Esdras estaba bien capacitado para poner por escrito esta historia, tal como había escrito Crónicas. (Esd. 7:6, 10.) Dado que el libro de Esdras es una continuación de Crónicas, generalmente se cree que se escribió al mismo tiempo, alrededor de 460 a.E.C. Abarca 70 años, desde el tiempo en que los judíos componían una nación quebrantada y esparcida a la que se señaló como “los hijos de la muerte” hasta la terminación del segundo templo y el limpiamiento del sacerdocio después del regreso de Esdras a Jerusalén. (Esd. 1:1; 7:7; 10:17; Sal. 102:20, nota.)
5 El nombre hebreo Esdras significa “Ayuda”. Al principio los libros de Esdras y Nehemías eran un solo rollo. (Neh. 3:32, nota.) Más tarde los judíos dividieron aquel rollo y lo llamaron Primero y Segundo de Esdras. Las Biblias hebreas modernas llaman a los dos libros Esdras y Nehemías, como lo hacen otras Biblias modernas. Parte del libro de Esdras (4:8 a 6:18 y 7:12-26) se escribió en arameo, y el resto en hebreo; Esdras dominaba ambos idiomas.
6 Hoy día la mayoría de los eruditos aceptan la exactitud del libro de Esdras. Sobre la canonicidad de Esdras, W. F. Albright escribe en su tratado The Bible After Twenty Years of Archaeology (La Biblia después de veinte años de arqueología): “Los datos arqueológicos han demostrado así que sustancialmente los libros de Jeremías y Ezequiel son originalmente de ellos, y la originalidad de Esdras y Nehemías está más allá de toda duda; han confirmado el cuadro tradicional de los sucesos, así como su orden”.
7 Aunque los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas no citan del libro de Esdras ni hacen referencias directas a este, no hay duda de que tiene su lugar en el canon de la Biblia. Este libro lleva el registro de los tratos de Jehová con los judíos hasta el tiempo en que se compiló el catálogo hebreo, obra que mayormente efectuó Esdras, según la tradición judía. Además, el libro de Esdras confirma la validez de todas las profecías de la restauración, y así prueba que en realidad es parte integrante del registro divino, con el cual también armoniza de lleno. También honra la adoración pura y santifica el gran nombre de Jehová Dios.
8 Un resto regresa - (1:1–3:6) Jehová mueve el espíritu de Ciro el rey de Persia para que este emita el decreto que permite a los judíos regresar para edificar la casa de Jehová en Jerusalén. Ciro insta a los judíos que quizás permanezcan en Babilonia a contribuir generosamente para el proyecto, y dispone que los judíos que regresen lleven consigo de vuelta los utensilios del templo original. Se asigna como gobernador a uno de los líderes de la tribu real de Judá que es descendiente del rey David, a Zorobabel (Sesbazar), para que conduzca a los liberados, y Jesúa (Josué) es el sumo sacerdote. (Esd. 1:8; 5:2; Zac. 3:1.) Un resto de quizás 200.000 siervos fieles de Jehová, entre ellos hombres, mujeres y niños, hacen el largo viaje. Para el séptimo mes, según el calendario judío, están establecidos en sus ciudades, y entonces se reúnen en Jerusalén para ofrecer sacrificios en el lugar donde está el altar del templo y para celebrar la fiesta de las Cabañas en el otoño de 537 a.E.C. ¡Así que la desolación de 70 años termina precisamente a tiempo!
9 Reedificación del templo - (3:7–6:22) Se juntan los materiales, y en el segundo año del regreso del resto se coloca el fundamento del templo de Jehová entre gritos de gozo y el llanto de los viejos que habían visto la casa anterior. Los pueblos vecinos —sus adversarios— se ofrecen para ayudar en la construcción y dicen que buscan al mismo Dios, pero el resto judío rehúsa rotundamente toda alianza con ellos. Los adversarios tratan continuamente de debilitar y desanimar a los judíos para frustrar su obra, desde el tiempo del reinado de Ciro hasta el de Darío. Finalmente, en los días de “Artajerjes” (Bardiya o posiblemente un mago conocido como Gaumata, 522 a.E.C.), los adversarios hacen que la obra se detenga forzosamente por mandato real. Esta prohibición continúa “hasta el segundo año del reinado de Darío el rey de Persia” (520 a.E.C.), lo cual es más de 15 años después de haberse colocado el fundamento (4:4-7, 24).
10 Jehová envía entonces a sus profetas Ageo y Zacarías para animar a Zorobabel y Jesúa, y la construcción se reanuda con nuevo celo. Una vez más los adversarios se quejan al rey, pero la obra sigue con vigor constante. Darío I (Histaspes), después de referirse al decreto original de Ciro, ordena que la obra continúe sin estorbo y hasta manda a los opositores que provean materiales para facilitar la construcción. Con el estímulo continuo de los profetas de Jehová, los edificadores completan el templo en menos de cinco años. Esto se realiza en el mes de Adar del sexto año de Darío, o cerca de la primavera de 515 a.E.C., y toda la construcción ha tomado solo unos 20 años (6:14, 15). La casa de Dios es inaugurada ahora con gran gozo y con sacrificios apropiados. Entonces el pueblo celebra la Pascua y pasa a celebrar “la fiesta de las tortas no fermentadas siete días con regocijo” (6:22). Sí, hay gozo y regocijo en la dedicación del segundo templo para la alabanza de Jehová.
11 Esdras regresa a Jerusalén - (7:1–8:36) Pasan casi 50 años, lo cual nos lleva a 468 a.E.C., el séptimo año del rey persa Artajerjes (conocido como Longimano porque tenía la mano derecha más larga que la izquierda). El rey concede al hábil copista Esdras “toda su solicitud” con relación a un viaje a Jerusalén para prestar allá ayuda que hacía mucha falta (7:6). Al autorizar a Esdras, el rey anima a los judíos a acompañar al copista y concede a Esdras vasos de plata y oro para que se usen en el templo, así como provisiones de trigo, vino, aceite y sal. Exime de impuesto a los sacerdotes y a los obreros del templo. El rey hace responsable a Esdras de impartir enseñanza al pueblo y declara que la desobediencia a la ley de Jehová y a la ley del rey se considerará delito que incurre en pena de muerte. Con agradecimiento a Jehová por esta expresión de su bondad amorosa mediante el rey, Esdras pasa inmediatamente a poner por obra la comisión.
12 Al llegar a este punto Esdras comienza su relato como testigo ocular y escribe en primera persona. Reúne junto al río Ahavá a los judíos que van a regresar para darles instrucciones finales, y añade algunos levitas al grupo de unos 1.500 varones adultos ya reunidos. Esdras reconoce los peligros de la ruta que van a tomar, pero no le pide al rey una escolta para que esto no se interprete como muestra de falta de fe en Jehová. En vez de eso, proclama un ayuno y conduce al campamento en ruego a Dios. Esta oración recibe respuesta, y la mano de Jehová resulta estar sobre ellos durante todo el largo viaje. Así logran llevar sin percance sus tesoros (que valen más de $43.000.000 [E.U.A.] según los valores actuales) a la casa de Jehová en Jerusalén (8:26, 27 y notas).
13 Limpieza del sacerdocio - (9:1–10:44) Pero no todo ha marchado bien durante los 69 años en que el pueblo ha morado en la tierra restaurada. Esdras se entera de circunstancias perturbadoras, pues el pueblo, los sacerdotes y los levitas han realizado alianzas matrimoniales con los paganos cananeos. El fiel Esdras queda pasmado. Pone el asunto ante Jehová en oración. El pueblo confiesa su pecado y pide a Esdras: “Sé fuerte y actúa” (10:4). Él hace que los judíos despidan a las esposas extranjeras que han tomado en desobediencia a la ley de Dios, y la inmundicia se elimina dentro de unos tres meses (10:10-12, 16, 17).
14 El libro de Esdras es provechoso, en primer lugar, por mostrar la exactitud infalible con que se cumplen las profecías de Jehová. Jeremías, quien había predicho con gran exactitud la desolación de Jerusalén, también predijo que sería restaurada después de 70 años. (Jer. 29:10.) Jehová mostró precisamente a tiempo su bondad amorosa al llevar a su pueblo, un resto fiel, de vuelta nuevamente a la Tierra de Promisión para que la adoración verdadera continuara.
15 El templo restaurado ensalzó de nuevo la adoración de Jehová entre su pueblo, y quedó como testimonio de que él bendice maravillosa y misericordiosamente a los que se vuelven a él en busca de la adoración verdadera. Aunque este templo no tenía la gloria del templo de Salomón, cumplía con su propósito según la voluntad divina. No tenía la magnificencia material del anterior. También era inferior en tesoros espirituales, pues, entre otras cosas, faltaba allí el arca del pacto. Tampoco podía compararse la inauguración del templo construido de Zorobabel con la inauguración del templo construido en los días de Salomón. Los sacrificios de ganado vacuno y ovejas no llegaron siquiera al uno por ciento de los sacrificios que hubo en el templo de Salomón. No hubo ninguna gloria en forma de nube que llenara la casa posterior, como había sucedido en la anterior, ni descendió fuego de Jehová para consumir las ofrendas quemadas. Sin embargo, ambos templos cumplieron el propósito importante de poner en alto la adoración de Jehová, el Dios verdadero.
16 El templo que Zorobabel edificó, el tabernáculo que Moisés construyó, y los templos que Salomón y Herodes edificaron, junto con sus rasgos, fueron tipos o representaciones. Representaron la “tienda verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre”. (Heb. 8:2.) Este templo espiritual es el arreglo para acercarnos a Jehová en adoración sobre la base del sacrificio propiciatorio de Cristo. (Heb. 9:2-10, 23.) El gran templo espiritual de Jehová es de gloria superlativa y belleza y atractivo incomparables; su magnificencia es imperecedera y es superior a la de toda estructura material.
17 El libro de Esdras contiene lecciones sumamente valiosas para los cristianos hoy. En él leemos que el pueblo de Jehová hizo ofrendas voluntarias para Su obra. (Esd. 2:68; 2 Cor. 9:7.) Nos anima el enterarnos de la provisión de Jehová, que no nos falla, de asambleas que sirven para su alabanza y que tienen su bendición. (Esd. 6:16, 22.) Vemos un ejemplo excelente en los netineos y otros creyentes extranjeros que suben con el resto para apoyar de todo corazón la adoración de Jehová (2:43, 55). Considere, también, el arrepentimiento humilde del pueblo cuando se le aconseja sobre el derrotero incorrecto que ha seguido al efectuar alianzas matrimoniales con vecinos paganos (10:2-4). Las malas compañías llevaron a la desaprobación divina (9:14, 15). El celo gozoso por la obra de Dios les trajo su aprobación y bendición (6:14, 21, 22).
18 Aunque ya no había un rey que se sentara en el trono de Jehová en Jerusalén, la restauración avivó la esperanza de que Jehová produciría al debido tiempo su Rey prometido de la línea de David. La nación restaurada estaba ahora en condiciones de guardar las sagradas declaraciones formales y la adoración de Dios hasta el tiempo en que apareciera el Mesías. Si aquel resto no hubiera respondido con fe al regresar a su tierra, ¿a quiénes habría venido el Mesías? ¡Los sucesos del libro de Esdras son realmente una parte importante de la historia que lleva al aparecimiento del Mesías y Rey! Es muy provechoso para nosotros el estudio de todo esto hoy día.
Registro que muestra cómo cumplió Jehová sus promesas de restaurar a Israel del exilio en Babilonia y restablecer la adoración verdadera en Jerusalén. Incluye las órdenes imperiales de restaurar la adoración de Jehová en el pueblo judío después de la desolación de setenta años de Jerusalén y el relato sobre cómo se logró a pesar de los obstáculos. Por esta razón debió omitirse lo que sucedió durante ciertos períodos, como entre los capítulos 6 y 7 del libro, ya que el escritor no pretendía ofrecer un registro histórico completo de aquellos tiempos.
El escritor. Esdras era sacerdote, docto, hábil copista y un hombre que había “preparado su corazón [...] para enseñar en Israel disposiciones reglamentarias y justicia” y para corregir las deficiencias de los israelitas repatriados en lo relacionado con la adoración a Jehová. Por todo ello estaba plenamente capacitado para escribir el libro que lleva su nombre. El poder real que le confirió el rey de Persia habría de darle aún más autoridad para efectuar las investigaciones necesarias, y parece lógico que un hombre como él pusiera por escrito esta parte importante de la historia de su nación. (Esd 7:6, 10, 25, 26.) Por consiguiente, el autor estaba justificado para escribir en primera persona desde el versículo 27 del capítulo 7, hasta el capítulo 9. La mayoría de los eruditos están de acuerdo en que el libro de Esdras continúa el relato histórico en el mismo punto en que lo dejó Crónicas, como lo demuestra una comparación de 2 Crónicas 36:22, 23 y Esdras 1:1-3, lo que confirma que Esdras fue el escritor. Asimismo, la tradición judía atribuye la autoría de este libro a Esdras.
Autenticidad. El libro de Esdras está incluido en el canon hebreo. En un principio formaba un solo rollo con el libro de Nehemías. El Talmud Babilonio (Baba Batrá, cap. I, 14b) sigue esta tradición, pero a partir del siglo XVI E.C. las Biblias hebreas hacen una división entre ambos libros, aunque los cuentan como uno solo en el número total de los que componen las Escrituras Hebreas. La Versión Scío de San Miguel los denomina Primero y Segundo de Esdras, hace notar que si bien al segundo libro también se le conoce por el nombre de Nehemías. Hay un libro apócrifo en griego llamado Tercero de Esdras, que está compuesto de pasajes de Segundo de Crónicas, Esdras, Nehemías y ciertas leyendas populares; también existe un libro erróneamente llamado Cuarto de Esdras.
La mayor parte de Esdras se escribió en hebreo, aunque una porción considerable está en arameo, ya que Esdras copió de registros públicos y documentos oficiales, como, por ejemplo, las cartas que enviaron al rey persa los oficiales que estaban “más allá del Río [Éufrates]”, así como las respuestas reales y los decretos con órdenes para estas autoridades. Esdras incluyó un breve registro histórico que sirve de enlace entre estos documentos. En aquel tiempo el arameo era el idioma diplomático y el que se usaba en el comercio internacional. Las porciones escritas en arameo se encuentran entre los capítulos 4 y 7. Esdras copió parte de la información de los archivos judíos, y esta parte está, por supuesto, en hebreo. Estos hechos también refuerzan la autenticidad del relato de Esdras.
Esdras 7:23-26 dice que el gobierno persa aprobó que a los judíos se les aplicara la ley de Moisés, y de este modo los persas contribuyeron a restaurar la adoración verdadera. Por otro lado, en las referencias que Esdras hace a los reyes persas, estos aparecen en el orden debido. Hoy día la mayoría de los eruditos aceptan la autenticidad del libro, y The New Westminster Dictionary of the Bible dice llanamente que “no hay duda en cuanto a la veracidad de su contenido histórico” (edición de H. Snyder, 1970, pág. 291). Por consiguiente, puede afirmarse que el registro que se encuentra en este libro es confiable y que Esdras fue un personaje histórico.
Cuándo se escribió y contexto histórico. El libro se escribió alrededor del año 460 a.E.C., al igual que los libros de Crónicas. Esdras empieza el relato con el decreto de Ciro sobre la restauración de los judíos a Jerusalén, un decreto que se emitió en el primer año de este rey persa. (Esd 1:1.) Judá y Jerusalén habían estado desoladas, sin habitantes, desde el otoño del año 607 a. E.C., cuando el resto que Nabucodonosor había dejado huyó a Egipto. El septuagésimo año de la desolación de Jerusalén, el último período sabático que tenía que cumplir la tierra, terminó en el otoño de 537 a. E.C. El decreto de Ciro debió emitirse a finales de 538 a. E.C. o principios de 537 a. E.C. por dos razones: la desolación tenía que extenderse hasta que terminara el año septuagésimo, y los israelitas liberados no iban a viajar durante la estación lluviosa del invierno, como habría sido el caso si el decreto se hubiera emitido unos cuantos meses antes. Probablemente se promulgó a principios de la primavera del año 537 a. E.C. a fin de que los judíos pudieran viajar durante la estación seca, llegar a Jerusalén y erigir el altar en el primer día del séptimo mes (Tisri) del año 537 a. E.C., el 29 de septiembre según el calendario gregoriano. (Esd 3:2-6.)
Después de narrar la celebración de la Pascua y de la fiesta de las tortas no fermentadas que tuvo lugar cuando se terminó la construcción del templo, en 515 a. E.C., Esdras pasa por alto el siguiente período de tiempo, hasta llegar al séptimo año del reinado de Artajerjes, el rey de Persia (468 a. E.C.), cuando él mismo entra en la escena. Esdras habla en primera persona desde el versículo 27 del capítulo 7, hasta el capítulo 9, pero cambia a la tercera persona en el capítulo 10, cuando él pasa a un segundo plano y se concentra en las actividades de los príncipes, los sacerdotes, los levitas y el resto de los repatriados, centrándose sobre todo en la cuestión de los que se habían casado con esposas extranjeras.
La reconstrucción del templo de Jerusalén y la restauración de la adoración verdadera después del exilio en Babilonia |
Reconstrucción del templo - (3:7-6:22)
★Se coloca el fundamento en el segundo año del regreso del exilio |
Esdras va a Jerusalén (468 a.E.C.) con regalos al templo, y nombrar jueces - (7:1-8:36)
★El monarca persa Artajerjes (Longimano) autoriza el viaje |
Limpieza de Israel y del sacerdocio - (9:1-10:44)
★Cuando Esdras se entera de que el pueblo se había contaminado casándose con mujeres extranjeras, hace confesión pública en oración a Jehová |