Ezequiel 23:15
★ “Portadores de escudos”.
Lit.: “hombres terceros”. Heb.: scha·li·schím; Gr.: tris·sé, “triple”; lat.: dú·cum, “caudillos (líderes)”. Bajorrelieves asirios muestran que uno de los tres ocupantes de un carro de guerra era un escudero o un portador de una sombrilla, un tercer hombre.
Ezequiel 28:14
★ “Tú eres el rey ungido en el reino, y yo te he dado grandeza”.
T; LXX: “Con el querubín te coloqué”; Sy: “Sucedió que tú estuviste con el querubín ungido que cubre, y yo te coloqué”; Vg: “Tú eres el querubín extendido y protector, y yo te coloqué”.
“La envoltura no dilata el contenido”
En una prestigiosa universidad de Suramérica, el primer día de clase, se encontraba en la biblioteca un hombre vestido de overol de esos que usan los trabajadores de las fábricas, y calzaba sandalias en un día muy frío. En sus manos llevaba varios libros.
- ¿Quién es ese hombre?, era la pregunta general.
El decano miró su apariencia de arriba abajo; su aspecto era la antítesis de un profesor universitario.
El hombre tomó el texto, se dirigió a una pizarra y tranquilamente comenzó a resolver uno a uno los problemas que le habían indicado.
El hombre, con sencillez, simplemente respondió:
La mejor forma de equivocarnos con las personas es juzgarlas por aspectos externos. |
La prueba Final
John X se levantó del banco, arreglando su traje, y estudió la multitud de gente que se abría paso hacia la Gran Estación Central. Buscó la chica cuyo corazón él conocía pero cuya cara nunca había visto, la chica de la rosa.
Su interés en ella había comenzado 10 meses antes en una Biblioteca de Florida.
Él le escribió una carta para presentarse y para invitarla a corresponderle.
Cuando arreglaron su primer encuentro:
El señor X relata lo sucedido:
Casi incontrolablemente di un paso hacia ella y entonces vi a Hollis Maynell.
Esto no sería amor, pero sería algo preciado, algo quizá mejor que el amor, una amistad por la que había y debía estar siempre agradecido.
Ella respondió: "No sé de qué se trata esto hijo", |