Unos diez años más tarde, estando “prisionero [por causa] de Cristo Jesús” en Roma, Pablo escribe a las congregaciones de Éfeso, Filipos y Colosas para aconsejar a los cristianos y animarlos (Efe. 3:1). Hoy día, nosotros también podemos beneficiarnos del mensaje que contienen las cartas a los Gálatas, los Efesios, los Filipenses y los Colosenses (Heb. 4:12).
En su carta a los Filipenses, Pablo destaca la importancia del amor. Por ejemplo, dice: “Esto es lo que continúo orando: que el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento”. Y para que no caigan en la trampa del exceso de confianza, les aconseja: “Sigan obrando su propia salvación con temor y temblor” (Fili. 1:9; 2:12).Pablo anima a los cristianos maduros a proseguir “hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba por Dios”, y agrega: “Hasta donde hayamos progresado, sigamos andando ordenadamente en esta misma rutina” (Fili. 3:14-16).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:10.
¿Por qué no es bueno obsesionarse con la salud?.
Al inquietarnos excesivamente por nuestra salud, corremos el riesgo de concentrarnos demasiado en nosotros mismos. Pablo advirtió de este peligro a los filipenses cuando les aconsejó que no vigilaran “con interés personal solo sus propios asuntos, sino también [...] los de los demás” (Fili. 2:4). No está mal que atendamos nuestra salud, pero el profundo interés que tenemos por nuestros hermanos y por la gente a la que llevamos las “buenas nuevas del reino” impedirá que nos obsesionemos (Mat. 24:14). Incluso podríamos llegar al punto de darle más importancia a nuestra salud que a los asuntos espirituales. Además, la inquietud excesiva por estas cuestiones podría hacer que intentáramos imponer en otras personas nuestra opinión sobre determinados tratamientos, dietas o complementos alimenticios.
Lugar o punto en el que termina una carrera. 2. Fin al que se dirigen las acciones o deseos de una persona.
★¿Por qué es útil que analices tus prioridades?
Conviene examinar tus prioridades. Pongamos una comparación. Imagínate que tomas un balde o cubeta de plástico y colocas dentro varias piedras grandes. Después viertes arena hasta el tope. ¿Qué es lo que tienes? Un balde lleno de piedras y arena. Pero si vacías el balde y vuelves a llenarlo, poniendo primero la arena y luego las piedras, ¿qué sucede? Que no hay suficiente espacio porque has metido primero la arena.
Pues pasa lo mismo con el uso del tiempo. Si pones en primer lugar cosas como las diversiones, no quedará hueco en tu vida para las actividades espirituales, que son las más valiosas. Pero ¿qué sucederá si sigues el consejo bíblico de “asegur[arte] de las cosas más importantes”? (Fili. 1:10.) Entonces tendrás tiempo para los intereses del Reino y también para divertirte de vez en cuando.
1:15.
¿Por qué debemos hacer todas las cosas “libres de murmuraciones”?.
El apóstol Pablo tuvo que contender con personas que tenían malos motivos, que predicaban a Cristo por envidia. Por esta envidia, intentaron desacreditar la reputación de Pablo y su autoridad apostólica. Quisieron desanimar y desalentar al apóstol, que para entonces estaba preso. Procuraron ganar prestigio en detrimento de Pablo con el objeto de alcanzar sus fines egoístas. (Flp 1:15-17.)
Este mundo hace mucho hincapié en la competencia, y ese espíritu puede afectarnos. Puede que uno se enorgullezca porque piensa que es mejor orador público que otros o porque distribuye más literatura que otros. Puede que comparemos nuestros privilegios de servicio con los de otra persona y nos demos demasiada importancia... o que cedamos a la envidia. Pudiera ser que un anciano sienta celos por su posición de autoridad hasta el grado de estorbar el progreso de un hombre más joven que tenga buenas aptitudes. El deseo de adquirir ganancia personal pudiera llevarnos a cultivar la amistad de cristianos más acaudalados y a pasar por alto a los más pobres.
Eso puede suceder porque somos imperfectos. Sin embargo, si —como Jehová— hacemos del amor nuestro motivo principal, lucharemos contra esas tendencias. El egoísmo, el deseo de glorificarnos a nosotros mismos, o el orgullo presuntuoso pueden hacer que perdamos el amor, de modo que ‘no derivemos absolutamente ningún provecho’. (Proverbios 11:2; 1 Corintios 13:3.)
1:23.
¿Qué “dos cosas” tenían a Pablo perplejo, y qué “liberación” deseaba?.
Debido a las circunstancias en las que se encontraba, Pablo se sentía perplejo porque tenía dos posibilidades ante sí: vivir o morir (Fili. 1:21). Aunque no dice cuál de ellas escogería, sí expresa lo que realmente deseaba: “la liberación y el estar con Cristo” (Fili. 3:20, 21; 1 Tes. 4:16). Dicha “liberación”, que ocurriría durante la presencia de Cristo, le permitiría a Pablo recibir el galardón que Jehová había preparado para él (Mat. 24:3).
1:28.
¿Cómo protege Jehová a sus valerosos siervos?.
En ocasiones recibimos una respuesta poco amable o hasta hostil al cumplir lealmente con la comisión de predicar y hacer discípulos (Mat. 24:14; 28:19, 20). Nunca permitamos que el temor al rechazo ahogue nuestro celo. Tenemos “el privilegio de rendirle servicio sagrado [a Jehová] sin temor, con lealtad” (Luc. 1:74, 75). Aunque no esperamos que Jehová intervenga milagrosamente hoy día, sabemos que protege y apoya a sus Testigos mediante su espíritu santo y sus ángeles (Juan 14:15-17; Apo 14:6). La Biblia nos garantiza: “Él guardará el mismísimo camino de los que le son leales” (Pro. 2:8). Los siervos leales de Jehová pueden estar seguros de que recibirán su guía y apoyo cuando estén bajo opresión, cuando se vean expuestos a influencias apóstatas y cuando estén cumpliendo alguna comisión difícil.
2:3.
Considerando con humildad mental que los demás son superiores a ustedes.
A decir verdad, es así, pues en algún rasgo de sus cualidades o servicio, todos nos superan. Por ejemplo, si hiciéramos una encuesta a todos nuestros hermanos y ellos se sinceraran y nos contaran su vida como lo hacen con Jehová, no saldríamos del asombro al enterarnos por lo que algunos han pasado o están pasando y como luchan por superar la situación y mantenerse fieles a Jehová, verdaderamente nuestros hermanos son superiores a nosotros en más de un rasgo de su servicio.
2:4.
¿Qué puede hacer el padre para que su esposa no se debilite espiritualmente?.
Criar a un hijo implica años de sacrificios. Implica invertir mucho tiempo y energías. El esposo cristiano debe tener presente que durante los primeros años de la vida del niño, su esposa probablemente se distraerá durante las reuniones y tendrá menos oportunidades de estudiar la Biblia y meditar en ella, lo que pudiera debilitar su espiritualidad. Por eso, el padre responsable hace todo lo que está en su mano para ayudarla a cuidar del niño. Además, después de las reuniones procura comentar con ella algunos puntos tratados en el programa para compensar lo que se haya perdido. Y en ocasiones se encarga del niño para que su esposa pueda disfrutar de la predicación.
2:5-7.
¿Qué nos enseñan estas palabras sobre Jesús?.
Pues bien, Jesús tenía el incomparable honor de morar en la presencia de su Padre celestial. La palabra griega que aquí se usa para “despojó” da a entender la acción de quitarse el traje de un rey o príncipe y vestirse de un indigente para mezclarse entre la gente común y familiarizarse con su miseria. No obstante, voluntariamente “se despojó a sí mismo” de esa gloria. Dios transfirió su vida a la matriz de una virgen judía, donde se desarrolló durante nueve meses hasta nacer como un indefenso bebé. Creció en el hogar de un humilde carpintero; allí dio sus primeros pasos y pasó su infancia y su adolescencia. Durante toda esa etapa de su vida estuvo sujeto a sus padres, quienes, a diferencia de él, eran imperfectos (Luc. 2:51, 52). ¡Qué humildad tan extraordinaria!
2:6.
¿Por qué es Jesús el ejemplo perfecto de sumisión?.
La cristiana hace bien en imitar a Jesús y respetar la dirección de su esposo (1 Ped. 2:21; 3:1, 2). Pongamos un ejemplo. Un muchacho quiere hacer algo para lo que necesita la autorización de ambos padres y le pide permiso a su madre. Como ella no ha hablado del asunto con su esposo, lo mejor sería que le preguntara a su hijo si ya ha hablado con su padre. Si el joven no lo ha hecho, ella debería consultar a su marido y tomar juntos la decisión. Y si no está de acuerdo con él, sería bueno que hablaran del asunto en privado. Lo último que querría es contradecir a su esposo o cuestionarlo delante del hijo (Efe. 6:4).
2:9.
¿A qué puesto superior ensalzó Dios a Jesucristo resucitado?.
Por su fidelidad y lealtad, Jesús fue resucitado, no como ser humano, sino como “espíritu dador de vida” (1 Cor. 15:45; 1 Ped. 3:18). Jehová le dijo a su Hijo glorificado: “Siéntate a mi diestra hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies” (Sal. 110:1). Estos “enemigos” son Satanás —el cabecilla de la rebelión— y todos los que componen su “descendencia”. Como Rey del Reino mesiánico de Jehová, Jesucristo dirigirá la destrucción de todos los rebeldes del cielo y de la Tierra (Apo 12:7-9; 19:11-16; 20:1-3, 10). Entonces se cumplirá totalmente la profecía de Génesis 3:15, así como estas palabras de la oración modelo de Jesús: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mat. 6:10).
2:12.
¿Cómo podemos ‘obrar nuestra propia salvación’ con éxito?.
La palabra griega original que se traduce por ‘obrar’ significa en este pasaje terminar algo. De modo que ninguno de nosotros está condenado a fracasar o abandonar. Jehová Dios debe confiar en que podemos terminar la obra que nos ha encomendado —la obra que nos lleva a la salvación—, o de otro modo no hubiera inspirado esas palabras. Pero ¿cómo podemos lograrlo? No por nuestras propias fuerzas. Si tuviéramos la fuerza suficiente, no habría necesidad de ‘temer y temblar’. Más bien, Jehová ‘actúa en nosotros’ cuando su espíritu santo obra en nuestra mente y corazón y nos ayuda a ‘querer y actuar’. Con tal ayuda amorosa, ¿hay razón por la que no podamos tomar las decisiones correctas y vivir de acuerdo con ellas? No, no la hay (Lucas 11:13).
2:12, 13.
¿De qué manera nos ayuda Dios a “querer” y a “actuar”?.
El espíritu santo de Jehová influye en nuestra mente y corazón y nos motiva a esforzarnos al máximo en su servicio. De modo que contamos con la ayuda de Dios para ‘obrar nuestra propia salvación’.
Tanto la palabra hebrea ra·tsóhn como la griega eu·do·kí·a y sus derivados se refieren a algo que agrada o al hecho de estar complacido, y se pueden traducir “deleite”, “complacencia”, “agrado”, “beneplácito”, “gusto”, “aprobación”, “buena voluntad”, etc.
La buena voluntad de Dios. En la Biblia se usan estos términos para referirse al beneplácito, aprobación o buena voluntad de Dios. (Sl 51:18; 106:4; Ef 1:5, 9.) Dios establece con claridad lo que se requiere para agradarle y determina a quiénes aceptará como sus amigos que recibirán su buena voluntad. Los que rechazan su palabra o se rebelan contra Él no reciben su buena voluntad, sino que tienen su desaprobación. (Sl 2:5; Heb 3:16-19.)
“Tu voluntad”: Gr.: to thé·le·má sou; lat.: vo·lun·tá·tem tú·am; J17,18,22(heb.): retsoh·nekjá. En español, el sustantivo “voluntad” significa ‘intención, ánimo, deseo o resolución de hacer una cosa; disposición, precepto o mandato de una persona’. Por consiguiente, Jehová, la Autoridad Suprema, tiene una voluntad, un deseo o una resolución. La palabra hebrea para “voluntad” transmite la idea de ‘agrado, deseo, favor o placer’. Por eso, Salmo 40:8 pudiera leer respecto al Cristo: “En hacer tu placer, oh Dios mío, me he deleitado”. (w95 1/3 29, 30)
La buena voluntad del hombre. Estas mismas palabras se usan también con referencia a la aprobación de los hombres o a la buena voluntad por su parte. (2Cr 10:7; Est 1:8; Ro 15:25, 26.) El apóstol Pablo habló de algunos que predicaban a Cristo por buena voluntad. (Flp 1:15.) Estos cristianos sinceros expresaban buena voluntad para con el apóstol y, por lo tanto, también para con Dios y su Hijo, a quienes Pablo representaba. Por este motivo, ellos a su vez experimentarían la buena voluntad de Dios. (Pr 8:35; 10:32; 11:27.) Otro ejemplo de la buena voluntad que el hombre puede expresar para con su semejante es lo que Pablo dijo sobre los judíos, sus hermanos en la carne: “Hermanos, la buena voluntad de mi corazón y mi ruego a Dios por ellos son, en realidad, para su salvación”. (Ro 10:1.) ★¿Cómo se comporta la voluntad del hombre? - (15-9-2013-Pg.25-§13)
“Hombres de buena voluntad.” Cuando un ángel anunció el nacimiento de Jesús, no se apareció a los líderes religiosos judíos, sino a humildes pastores. Después de comunicarles el nacimiento del Mesías, una hueste angélica proclamó: “Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad”. (Lu 2:14.) Los ángeles no estaban proclamando paz para los enemigos de Dios, aquellos que no estaban en paz con Él. “No hay paz —ha dicho mi Dios— para los inicuos.” (Isa 57:21.) La Versión Valera vierte del siguiente modo Lucas 2:14: “Gloria a Dios en lo más alto; Y sobre la tierra paz; buena voluntad para con los hombres”. Pero estas palabras no significaban que Dios fuera a expresar buena voluntad a los hombres en general ni que su paz se extendería a aquellos que le profesaran una relativa reverencia. Más bien, se refería a las personas que iban a agradarle por su fe genuina en Él y que llegarían a ser seguidores de su Hijo.
En este mensaje del ángel, quien manifiesta buena voluntad es Dios, no los seres humanos. La palabra griega eudokía también puede traducirse “favor”, “deleite” y “aprobación”. El verbo eudokéo se usa en Mateo 3:17, Marcos 1:11 y Lucas 3:22, donde se narra la ocasión en la que Dios se dirigió a su Hijo después de su bautismo. Básicamente, transmite la idea de “aprobar”, “estar complacido con”, “considerar bueno” o “deleitarse en”. Teniendo esto en cuenta, la expresión “hombres de buena voluntad” (anthrópois eudokías) se refiere a quienes tienen la aprobación de Dios o su buena voluntad. También puede traducirse como “personas a las que él aprueba” o “personas que le agradan”. Así que la afirmación del ángel no significa que Dios otorgue su buena voluntad a todo el mundo. Solo se la otorga a quienes demuestran auténtica fe en él y llegan a ser discípulos de su Hijo. Es verdad que la palabra griega eudokía en algunos contextos puede expresar la buena voluntad de los seres humanos (Ro 10:1; Flp 1:15), pero, con frecuencia, se usa para referirse a la buena voluntad de Dios —lo que a él le agrada— o a la forma de hacer las cosas que él aprueba (Mt 11:26; Lu 10:21; Ef 1:5, 9; Flp 2:13; 2Te 1:11). En la Septuaginta, esta palabra se usa para hablar de la “buena voluntad” de Dios (Salmo 51:18 [50:20, LXX]).
La gran mayoría de las traducciones modernas armonizan con este punto de vista, matizando el significado del texto con lecturas semejantes a las siguientes: “¡Paz en la tierra a los hombres que gozan de su favor!” (BI); “Paz a los hombres en quienes él se complace” (BJ); “Paz entre los hombres objeto de la buena voluntad” (Str).
¿A quién tratamos de agradar?
Es curioso, a la edad de 7 años represente en el cine de nuestro pueblo ésta escena en una obra teatral, como es de esperar no lo entendía bien en aquel entonces, por la inocencia y buena fe que como niño tenía en las personas a esa edad, Es lamentable que esa inocencia e ingenuidad se despertara bruscamente con los años y llegara a aprender esta dura lección: "Hagas lo que hagas la gente siempre encontrará motivos para criticarte". Es notable que el perfecto hijo de Dios notara esa curiosa característica de los humanos al ser objeto de crítica por su misericordia y humildad (Mt 11:18, 19.) Cuando sabes lo que vales, según el criterio de Jehová, no te mueven el piso ni la admiración ni el desprecio o indiferencia de los demás. Gracias a Jehová, existe un Dios que no es difícil de agradar, que no es caprichoso ni parcial, es a Él, al único que una persona de mi edad aprendió a querer agradar de todo corazón (Gal 1:10.) |
“Me caes bien... mal”
Nunca le des demasiada importancia a lo que otros piensan sobre ti, ya que un simple cambio de circunstancias, apariencias, envidia, información a medias, posverdades o ignorancia, los prejuicios, calumnias o simplemente sucesos imprevistos pueden hacer que aquellos que un día se mostraban a tu lado se vuelvan contra ti como peligrosos enemigos. Las personas enigmáticas y con carácter pueden influenciar fácilmente a las masas. Procura siempre darle la gloria a Jehová, tanto por lo que dices o escribes, basándote en la Biblia y siendo edificante, como por lo que decides no decir o callas, para evitar atribuirte méritos propios o menospreciar a los demás. (Ef 4:29) No caigas en el error de pensar que, si estás haciendo las cosas bien y algunos rechazan tus palabras, podrás ganártelos con más esfuerzo. Muchas veces, la envidia está detrás de ese trato que recibes, y esforzarte más para ganarlos solo provocará más envidia y odio hacia tu buen carácter. (Juan 12:19; Hechos 13:45, 50). Tampoco te dejes confundir si estás haciendo las cosas bien y aún así te encuentras con personas que no te aceptan. Hay varias razones por las que esto puede suceder, ya que muchas personas tienen sus propios problemas mentales, de crianza y emocionales, luchando consigo mismas y a veces hasta el extremo de no agradarse a sí mismas. ¿Cómo puedes tu esperar caerles bien a ellos? Ten paciencia y misericordia con ellos y, si puedes y te dan la oportunidad, ayúdalos a cultivar su amor propio. No gastes energía dando siempre explicaciones de todo lo que haces o dejas de hacer, ya que tus amigos no las necesitan, tus enemigos no las creen y los que no entienden son simplemente incapaces de comprender. Una semana después de morirte casi nadie se volverá a acordar de ti, y tú preocupandote hoy por el qué dirán.
Las personas entran y salen de tu vida como las olas del mar, algunas con gracia y otras por desgracia. El agua puede hacer que un barco flote si está fuera, pero también puede hacer que se hunda si tiene acceso al interior de la embarcación. Por eso, ten cuidado en a quién confías y permites entrar en tu vida, cultiva una fe firme y bien anclada en Jehová. En resumen, se tu mismo y no te dejes apretar en el molde de nadie a su antojo, el único que tiene ese derecho y toda la razón del mundo es nuestro creador que nos dejo un ejemplo perfecto con su propio hijo Jesucristo. (Jn 15:20; Lu 23:34; 1Pe 2:21.) Textos explicativos de la foto: (Arriba Izquierda Jn 12:12, 13; Arriba Derecha Mr 15:12-14; Abajo Izquierda Hch 14:11, 12; Abajo Derechda Hch 14:18, 19) |
“Por y para Ti”
El joven estudió piano con un maestro de renombre mundial. Trabajó arduo durante varios años para perfeccionar su talento y al fin llegó el día cuando se le pidió que diera su primer importante recital en público, en una gran ciudad. Después de cada pieza que presentaba con gran habilidad y pasión, el pianista parecía receloso ante los grandes aplausos que recibía, aun sabiendo que aquellos en la audiencia eran expertos en música y no dados a aplaudir presentación alguna que no fuera de calidad superior. El joven actuaba como si no pudiera escuchar el aprecio que era derramado sobre él. En el cierre del último número, los aplausos fueron estruendosos y se escucharon numerosos Bravos. No obstante, el talentoso joven pianista tenía sus ojos fijos en un solo lugar. Al fin, cuando un anciano en la primera fila del balcón se levanto y le sonrió, asintiendo con su cabeza en señal de aprobación, el joven se calmó y brilló su rostro con alivio y gozo. ¡Su maestro había alabado su trabajo! Los aplausos de miles no significaron nada hasta que él ganó la aprobación de su maestro.
¿A quién intentas agradar tú? Nunca podrás agradar a todos, pero sí a Aquel que es el más importante, tu Padre Jehová Dios. Mantén tus ojos en él y no fracasarás. |
La voluntad de Dios
★1Ti 2:3, 4: “Esto es bueno y agradable a los ojos de nuestro Salvador, Dios, 4 pues su voluntad es que toda clase de personas se salven y lleguen a tener un conocimiento exacto de la verdad.”
★Mt 28:19, 20: “Así que vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo. 20 Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he mandado. Y, recuerden, estaré con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema”. ★Isa 29:13: “Jehová dice: “Este pueblo se acerca a mí solo de palabra y me honra de labios para afuera, pero su corazón está muy lejos de mí, y su temor a mí se basa en mandatos de hombres, mandatos que les han enseñado.”
★Hch 4:19, 20: “Pero Pedro y Juan les respondieron: “Si es correcto a los ojos de Dios obedecerlos a ustedes en vez de a Dios, júzguenlo ustedes mismos. 20 Pero nosotros no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído”.
★Mr 9:42: “Pero a quien haga tropezar a uno de estos pequeños que tienen fe, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas piedras de molino que los burros hacen girar y lo lanzaran al mar.” |
Ministerio o trabajo sagrado que está relacionado directamente con la adoración a Dios.
El Theological Dictionary of the New Testament ,comentando sobre el uso del verbo latreúein (rendir servicio sagrado) dice: “El uso abarcador de latreuin para la totalidad de la conducta del justo para con Dios se encuentra por primera vez en Luc. 1:74” “...en Fili. 3:3 nuevamente encontramos latreúein en un sentido metafísico amplio en el cual abarca toda la existencia cristiana.”—Tomo IV, págs. 63, 64. (w77 15/3 182 párr. 9)
El significado básico del término hebreo `a-vádh es “servir” (Gé 14:4; 15:13; 29:15), “trabajar” (Éx 34:21), y también se traduce “cultivar” (Gé 4:12; Dt 28:39). Cuando `a-vádh se usa con referencia al servicio que se rinde a Jehová o a deidades falsas, implica adoración o servicio sagrado. (Éx 10:26; Dt 11:16.) De manera similar, el verbo griego la-tréu-ö significa servir. Se usa con referencia a servir a Dios (Mt 4:10; Lu 1:74; 2:37; 4:8; Hch 7:7; Ro 1:9; Flp 3:3; 2Ti 1:3; Heb 9:14; 12:28; Apo 7:15; 22:3), como se hacía en el santuario o templo (Heb 8:5; 9:9; 10:2; 13:10), y también con relación a la adoración falsa, que rinde servicio a las cosas creadas. (Hch 7:42; Ro 1:25.) En las Escrituras Griegas Cristianas, el nombre la-tréi-a aparece únicamente con referencia al servicio de Dios. (Jn 16:2; Ro 9:4; 12:1; Heb 9:1, 6.) Es diferente del término griego di-a-ko-ní-a, que también significa “ministerio; servicio”, pero que se utiliza en relación con asuntos comunes, profanos, que no son de naturaleza sagrada.
El único al que se le debe rendir adoración o servicio sagrado es a Jehová Dios. (Mt 4:10; Lu 4:8.) Debido a la relación especial de pacto que los judíos tenían con Jehová Dios, el privilegio de rendir servicio sagrado como hijos de Dios ungidos por espíritu y miembros de un “sacerdocio real” debería haber sido de ellos. Pero la mayoría perdió ese privilegio por no ejercer fe en Cristo Jesús. (Ro 9:3-5, 30-33; 1Pe 2:4-10.) Muchos, como fue el caso del fariseo Saulo antes de hacerse cristiano, creían que en realidad estaban rindiendo servicio sagrado a Dios al perseguir a los seguidores de Cristo. (Jn 16:2; Hch 26:9-11; Gál 1:13, 14.)
Acción de rendir honor reverente u homenaje. La adoración verdadera al Creador abarca todo aspecto de la vida humana, como reconoció el apóstol Pablo al escribir a los corintios: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios”. (1Co 10:31.)
Cuando Jehová Dios creó a Adán, no prescribió ninguna ceremonia específica ni ningún medio para adorarle. Adán podía servir o adorar a su Creador haciendo fielmente la voluntad de su Padre celestial. Más adelante, Jehová delineó para los israelitas un modo específico de acercarse a Él en adoración, con sus sacrificios, sacerdocio y santuario tangible. (Véase ACERCARSE A DIOS.) Sin embargo, esto solo era “una sombra de las buenas cosas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas”. (Heb 10:1.) Lo más importante siempre ha sido ejercer fe y hacer la voluntad de Jehová Dios, no las ceremonias o los rituales. (Mt 7:21; Snt 2:17-26.)
El profeta Miqueas dijo al respecto: “¿Con qué me presentaré a Jehová? ¿Con qué me inclinaré ante Dios en lo alto? ¿Me presentaré con holocaustos, con becerros de un año de edad? ¿Se complacerá Jehová con miles de carneros, con decenas de miles de torrentes de aceite? ¿Daré mi hijo primogénito por mi sublevación, el fruto de mi vientre por el pecado de mi alma? Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?”. (Miq 6:6-8; compárese con Sl 50:8-15, 23.)
Términos hebreos y griegos.
La mayoría de las palabras hebreas y griegas que significan adoración también pueden aplicarse a otros actos que no están relacionados con la adoración. El contexto es lo que determina su sentido.
Una de las palabras hebreas que transmite la idea de adoración (`a·vádh) básicamente significa “servir”. (Gé 14:4; 15:13; 29:15.) El servir o adorar a Jehová requería obediencia a todos Sus mandamientos, estar dedicado exclusivamente a Él y hacer su voluntad. (Éx 19:5; Dt 30:15-20; Jos 24:14, 15.) Por lo tanto, la participación de una persona en un ritual o acto de devoción hacia cualquier otro dios significaba que abandonaba la adoración verdadera. (Dt 11:13-17; Jue 3:6, 7.)
Otro término hebreo que puede traducirse como adoración es hisch·ta·jawáh, que significa principalmente “inclinarse” (Gé 18:2) o “rendir homenaje”. (Véase HOMENAJE.) Aunque en ocasiones el inclinarse solo era una señal de respeto o cortesía hacia otra persona (Gé 19:1, 2; 33:1-6; 37:9, 10), también podía ser una expresión de adoración, una muestra de reverencia y gratitud a Dios y sumisión a Su voluntad. Cuando se utiliza con referencia al Dios verdadero o a las deidades falsas, la palabra hisch·ta·jawáh a veces se relaciona con sacrificio y oración (Gé 22:5-7; 24:26, 27; Isa 44:17), indicando con ello que cuando se oraba o se ofrecían sacrificios era común inclinarse. (Véase ORACIÓN.)
El significado básico de la raíz hebrea sa·ghádh (Isa 44:15, 17, 19; 46:6) es “postrarse”. Aunque la palabra aramea equivalente por lo general se relaciona con la adoración (Da 3:5-7, 10-15, 18, 28), en Daniel 2:46 se utiliza con referencia al homenaje que el rey Nabucodonosor le rindió a Daniel, postrándose delante de él.
Tanto el verbo griego la·tréu·ö (Lu 1:74; 2:37; 4:8; Hch 7:7) como el sustantivo la·tréi·a (Jn 16:2; Ro 9:4) transmiten la idea de rendir, no cualquier clase de servicio común o mundano, sino un servicio sagrado.
La palabra griega pro·sky·né·ö corresponde al término hebreo hisch·ta·jawáh al expresar la idea de homenaje y, a veces, adoración. El término pro·sky·né·ö se utiliza para referirse a un esclavo que rinde homenaje a un rey (Mt 18:26), así como para el acto que Satanás le exigió a Jesús cuando le ofreció todos los reinos del mundo y su gloria. (Mt 4:8, 9.) Si Jesús hubiera rendido homenaje al Diablo, habría indicado que se sometía a él y se hacía su siervo. Pero Jesús rehusó, diciendo: “¡Vete, Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar [una forma de la palabra griega pro·sky·né·ö, o de la hebrea hisch·ta·jawáh según Deuteronomio, de donde Jesús estaba citando], y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado [una forma de la palabra griega la·tréu·ö o de la hebrea `a·vádh]’”. (Mt 4:10; Dt 5:9; 6:13.) De manera similar, adorar, rendir homenaje o inclinarse ante la “bestia salvaje” y su “imagen”, implica servicio, pues los adoradores se identifican como apoyadores de la “bestia salvaje” y su “imagen” al tener una marca sobre la mano (de la que la persona se vale para servir) o sobre la frente (a la vista de todos). Como el Diablo le da a la bestia salvaje su autoridad, adorarla significa, en realidad, adorar o servir al Diablo. (Apo 13:4, 15-17; 14:9-11.)
Otras palabras griegas relacionadas con la adoración se derivan de eu·se·bé·ö, thrë·skéu·ö y sé·bo·mai. La palabra eu·se·bé·ö significa “dar devoción piadosa a” o “venerar; reverenciar”. (Véase DEVOCIÓN PIADOSA.) En Hechos 17:23 se utiliza para referirse a la devoción piadosa o veneración que los hombres de Atenas rendían a un “Dios Desconocido”. De thre·skéu·ö viene el nombre thrë·skéi·a, que denota una “forma de adoración”, sea verdadera o falsa. (Hch 26:5; Col 2:18.) La adoración verdadera que los cristianos practicaban se distinguía por su interés genuino en los pobres y por una completa separación del mundo impío. (Snt 1:26, 27.) La palabra sé·bo·mai (Mt 15:9; Mr 7:7; Hch 18:7; 19:27) y el término relacionado se·bá·zo·mai (Ro 1:25) significan “reverenciar; venerar; adorar”. Los objetos de adoración o devoción se designan con el nombre sé·ba·sma. (Hch 17:23; 2Te 2:4.) Hay otros dos términos que vienen de la misma raíz verbal, pero con el prefijo The·ós, Dios, y son: the·o·se·bés, que significa “el que reverencia a Dios” (Jn 9:31), y the·o·sé·bei·a, “reverencia a Dios”. (1Ti 2:10.) Estos dos términos corresponden en cierto modo a la palabra alemana para “adoración pública”, a saber: Gottesdienst (sustantivo que combina “de Dios” y “servicio”).
La adoración que es aceptable a Dios. Jehová Dios solo acepta la adoración de aquellos que se comportan en armonía con Su voluntad. (Mt 15:9; Mr 7:7.) Jesús le dijo a una mujer samaritana: “La hora viene cuando ni en esta montaña [Guerizim] ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos [...]. No obstante, la hora viene, y ahora es, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren”. (Jn 4:21-24.)
Con estas palabras, Jesús mostró claramente que la adoración verdadera no iba a depender de cosas visibles ni de lugares geográficos. En lugar de confiar en la vista o el tacto, el adorador verdadero ejerce fe, y su adoración a Dios no se ve afectada por el lugar donde esté o por lo que haya a su alrededor, de modo que no adora con la ayuda de algo que se pueda ver o tocar, sino con espíritu. Al ser poseedor de la verdad según Dios la ha revelado, su adoración armoniza con la verdad. Habiendo conocido a Dios por medio de la Biblia y habiendo experimentado la influencia del espíritu de Dios en su vida, la persona que adora con espíritu y con verdad verdaderamente ‘conoce lo que adora’.
“Forma de adoración” Santiago 1:27 Gr.: thre·skéi·a; lat.: re·lí·gi·o, “religión”. Esta palabra se define en A Greek-English Lexicon of the New Testament (Léxico griego-inglés del Nuevo Testamento) como “la adoración de Dios, religión, esp[ecialmente] mientras se manifiesta en servicio religioso o culto”. El Theological Dictionary of the New Testament (Diccionario teológico del Nuevo Testamento) da más detalles: “Se debate la etimología; [...] eruditos modernos favorecen un enlace con therap- (‘servir’). [...] También puede notarse una distinción en significado. El sentido bueno es ‘celo religioso’ [...], ‘adoración de Dios’, ‘religión’.
[...] Pero también hay un sentido malo, i.e., ‘exceso religioso’, ‘adoración incorrecta’”. Por lo tanto, thre·skéi·a puede traducirse o “religión” o “forma de adoración”, buena o mala. (w91 1/12 15 párr. 2) ‘Tomada de acuerdo con la manera en que es usada, “religión” en su definición más sencilla quiere decir un sistema de adoración, una forma de adoración, sin tomar en cuenta si es adoración falsa o verdadera. Esto está de acuerdo con el significado de la palabra que se usa por ella en hebreo, [’a·boh·dáh,] que literalmente quiere decir “servicio”, sin tomar en cuenta a quién se rinde el servicio’. (w91 1/12 14 párr. 18)
3:8.
¿Qué sacrificios hizo el apóstol Pablo por causa de las buenas nuevas?.
Desde joven, el apóstol Pablo recibió la mejor preparación para triunfar en el mundo judío. No tendría más de 13 años cuando dejó Tarso, su ciudad natal, a fin de mudarse a Jerusalén y estudiar bajo la tutela de Gamaliel, un reconocido maestro de la Ley (Hech. 22:3). Tanto se destacó Pablo, que de haber continuado con su formación, habría alcanzado una prestigiosa posición en el judaísmo (Gál. 1:13, 14). Pero cuando aceptó las buenas nuevas y emprendió su ministerio, dejó atrás todo eso. ¿Se arrepintió de su decisión? No, como muestran las palabras del texto de hoy. Al igual que Pablo, los cristianos de la actualidad hacemos sacrificios por causa de las buenas nuevas (Mar. 10:29, 30).
3:18.
¿Cómo pueden los deseos carnales convertirse en un dios?.
Una cosa que nos puede ayudar a dominar los malos deseos carnales es reconocer lo grave que es la codicia... un deseo inmoderado de algo a lo cual uno no tiene derecho. Como declaró Pablo, la codicia es idolatría. Esto se debe a que el objeto del mal deseo intenso de uno empieza a adquirir demasiada importancia en su vida. Llega a ser un ídolo para uno, y por eso interfiere con el que uno dé a Jehová Dios devoción exclusiva. También impide que uno ame a Dios con todo el corazón, puesto que su deseo egoísta lo impulsa a no prestar atención a la ley divina. La Biblia muestra que una de las maneras en las cuales desplegamos nuestro amor a Jehová es por medio de obedecer lealmente sus mandatos. (1 Juan 5:2, 3) Por lo tanto, cuando un cristiano se da cuenta de que dentro de él se va edificando el deseo incorrecto, hace bien en recordar lo preciosa que es su relación con Dios, y lo insensato que sería perder esto por convertirse en un idólatra.
3:18, 19.
¿Por qué dijo Pablo que el dios de algunos era su vientre?.
En su carta a los Filipenses, el apóstol Pablo habló de algunos conocidos suyos que habían abandonado el cristianismo. Al parecer permitieron que los placeres carnales eclipsaran su servicio a Jehová. Es probable que algunos de ellos comieran y bebieran en exceso, hasta el grado de caer en la glotonería y la borrachera (Pro. 23:20, 21). Otros quizás hayan decidido aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecía el mundo de aquel entonces y hayan dejado de servir a Dios. Que no sea así en nuestro caso: nunca permitamos que el deseo de disfrutar de lo que llaman “la buena vida” nos haga aflojar el paso en el servicio que le damos a Jehová con toda el alma (Col. 3:23, 24).
4:2.
¿Cuánta importancia tiene la humildad a la hora de resolver los conflictos?.
Evodia y Síntique fueron dos cristianas de la antigua ciudad de Filipos a las que al parecer se les hizo difícil resolver un problema que había surgido entre ellas. Pablo y Bernabé se enzarzaron en una acalorada discusión que los llevó a separarse y que llegó a oídos de muchos (Hech. 15:37-39). Estos incidentes demuestran que entre los cristianos pueden producirse conflictos. Claro, Jehová nos ayuda a resolverlos y restablecer los lazos de amistad, pero también espera algo de nosotros. Así como es preciso utilizar una llave para encender el motor de un auto, para resolver los conflictos también se necesita una “llave”: la humildad (Sant. 4:10). Esa “llave” nos permite poner en práctica los principios bíblicos a fin de hacer las paces.
4:4.
¿Hacen nuestras circunstancias imposible el poder regocijarnos?.
Si nos informamos en que circunstancias se hallaba Pablo cuando escribió estas palabras, descubriremos que no eran nada de halagüeñas, de hecho se encontraba prisionero en una celda en el subsuelo de Roma al lado de la canalización de la ciudad, y aun así dice dos veces en Flp 4:4 “Siempre regocíjense en [el] Señor”, lo que muestra de que nuestro gozo no depende solamente de nuestras circunstancias del momento.
4:5.
Al comunicar nuestra esperanza a otras personas, ¿qué podemos hacer para que “llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables” que somos, y qué importancia tiene esto?.
Evidenciamos que poseemos un carácter razonable cuando tenemos en cuenta los antecedentes, las circunstancias y los sentimientos ajenos. También lo manifestamos cuando nuestras firmes convicciones y nuestro celo van acompañados de discernimiento y de una disposición a ceder cuando sea oportuno. Ser razonable es importante porque las actitudes autoritarias y dogmáticas tienden a cerrar la mente y el corazón de los oyentes y, por lo general, no se aceptan con agrado (Fili. 4:5; Sant. 3:17).
4:5a.
¿Por qué ser razonables nos ayudará a mantener buenas relaciones con los demás?.
Aunque dispongamos de sólidos argumentos para demostrar que tenemos razón, a veces es mejor no insistir. Dejaremos pasar algunas ideas erróneas sin discutirlas, y así podremos concentrarnos en los aspectos que producirán mejores resultados. Además, no olvidaremos que Jehová ha dotado a los seres humanos de la capacidad de elegir, lo cual nos ayudará a determinar cuándo conviene ceder (Jos. 24:15; Pro. 19:11).
4:5b.
¿Por qué es importante hacer preguntas eficaces al razonar con alguien sobre un asunto?.
Las preguntas empleadas con eficacia permiten que las personas expresen lo que tienen en el corazón, y les dan la oportunidad de pensar y razonar sobre el asunto que se está tratando. En vez de apresurarnos a contestar las preguntas o hablar sin parar, podemos plantear preguntas que ayuden a nuestro interlocutor a reflexionar y a llegar a sus propias conclusiones (Luc. 10:25-37).
4:5c.
¿Qué dicen las Escrituras sobre estar dispuestos a ceder, y por qué se espera que cedamos?.
En español, es difícil transmitir con un solo término todo el sentido de la palabra griega que aquí se traduce “lo razonables”. Una obra de consulta señala: “El vocablo lleva implícita la idea de estar dispuesto a ceder en los derechos de uno y de tratar a la gente con consideración y amabilidad”. Así pues, tiene el sentido de ser razonable y flexible, de no insistir en aplicar la ley al pie de la letra ni exigir los derechos propios. También tiene el sentido de someterse a quienes tienen autoridad. Una manera en que demostramos que somos razonables es sometiéndonos a la autoridad de Jesucristo (Efe. 5:23). Otra es siendo flexibles con las personas que nos rodean. Estar dispuestos a ceder cuando es necesario tiene muchos beneficios. Pensemos, por ejemplo, en lo que sucede cuando conducimos. Hay ocasiones, quizá al llegar al cruce con una calle principal, en que es necesario ceder el paso a otros conductores por razones de seguridad y para no entorpecer la circulación.
4:6.
¿Qué asuntos podemos tratar en las oraciones? y ¿Qué formas adopta la oración?.
La Biblia ofrece numerosos ejemplos de personas que presentaron sus preocupaciones ante Dios, tales como Ana, Elías, Ezequías y Daniel (1 Samuel 2:1-10; 1 Reyes 18:36, 37; 2 Reyes 19:15-19; Daniel 9:3-21). Sin duda, hacemos bien en imitarlas. Las palabras de Pablo también indican que la oración adopta distintas formas. Así, la acción de gracias es una expresión de gratitud por lo que Dios hace a favor nuestro, y puede ir acompañada de alabanza. El ruego es una súplica humilde y ferviente. Y la petición es una oración en la que solicitamos algo en particular (Lucas 11:2, 3). A nuestro Padre celestial le complace que acudamos a él empleando cualquiera de estas modalidades.
4:7.
¿Qué es “la paz de Dios” que el apóstol Pablo menciona en Filipenses 4:7?.
Esta paz es una tranquilidad y calma que Dios da, hasta en medio de las circunstancias más difíciles. Es el resultado de una relación estrecha con Jehová y una convicción de que lo que uno hace agrada a Dios.
4:22.
¿Quiénes eran “los de la casa de César” que Pablo mencionó en su carta a los Filipenses?.
Entre los años 60 y 61 de nuestra era, el apóstol Pablo escribió una carta desde Roma a la congregación de Filipos. En dicha carta incluyó saludos de “los de la casa de César”, quien en ese momento era el emperador Nerón (Filipenses 4:22). Ahora bien, podría parecer extraño que alguien de la casa de Nerón enviara saludos a unos cristianos. ¿Cuál es la explicación?
No hay que dar por sentado que “la casa de César” era necesariamente la familia inmediata del emperador. Más bien, la expresión se refiere a los miles de personas —entre ellas esclavos y libertos— que estaban a su servicio tanto en Roma como en las provincias. Algunos trabajaban en los palacios, tierras y demás propiedades del emperador —en puestos de servicio o de administración—, mientras que otros tal vez formaban parte del propio gobierno.
Todo indica que algunos de los que estaban al servicio del emperador en Roma se habían hecho cristianos, aunque no se sabe si fue debido al ministerio de Pablo. En cualquier caso, parece ser que tenían un interés especial por la congregación de Filipos. Como aquella ciudad era una colonia romana habitada por funcionarios del gobierno y soldados retirados, es posible que algunos cristianos filipenses fueran amigos de “los de la casa de César”, cuyos saludos transmitió Pablo.
1:3-5. Aunque eran pobres, los filipenses fueron un magnífico ejemplo de generosidad (2 Cor. 8:1-6).
2:5-11. El ejemplo de Jesús demuestra que la humildad no es señal de debilidad, sino de fortaleza moral. Además, Jehová ensalza a los humildes (Pro. 22:4).
3:13. “Las cosas que quedan atrás” pudieran ser cosas que hemos sacrificado, como una profesión lucrativa o la seguridad de pertenecer a una familia acaudalada. También pudieran incluir pecados graves de los que nos hemos arrepentido y hemos “sido lavados” (1 Cor. 6:11). Debemos olvidar todas esas cosas, es decir, no preocuparnos más por ellas, y “extend[ernos] hacia delante a las cosas más allá”.
CUANDO el apóstol Pablo recibió en una visión el llamamiento para llevar las buenas nuevas a Macedonia, él y sus compañeros —Lucas, Silas y el joven Timoteo— obedecieron con prontitud. Viajaron en barco desde Troas en Asia Menor hasta Neápolis y partieron inmediatamente para Filipos, a unos 15 kilómetros (9,5 millas) tierra adentro a través de un desfiladero. Lucas describe aquella ciudad como “la ciudad principal del distrito de Macedonia”. (Hech. 16:12.) Filipos se llamaba originalmente Crenides (Krenides) se llamó Filipos en honor del rey macedonio Filipo II (padre de Alejandro Magno), quien capturó la ciudad de los tracios en 356 a.E.C. Después fue tomada por los romanos. En 42 a.E.C. fue escena de batallas decisivas que ayudaron a fortalecer la posición de Octavio, que más tarde llegó a ser César Augusto. En conmemoración de la victoria, él convirtió Filipos en colonia romana.
2 Cuando Pablo visitaba una nueva ciudad, solía predicar primero a los judíos. Sin embargo, en su primera visita a Filipos alrededor del año 50 E.C. halló que allí había pocos judíos y que estos aparentemente no tenían sinagoga, pues solían reunirse para orar a orillas de un río fuera de la ciudad. La predicación de Pablo pronto produjo fruto, y entre los primeros conversos estuvo Lidia, comerciante y prosélita judía que en seguida abrazó la verdad acerca del Cristo e insistió en que los viajeros se hospedaran en su casa. Ella “sencillamente nos obligó a aceptar”, escribe Lucas. No obstante, ellos pronto encontraron oposición, y Pablo y Silas fueron golpeados con varas y luego echados en prisión. Mientras estaban en prisión ocurrió un terremoto, y el carcelero y su familia, al escuchar a Pablo y Silas, se hicieron creyentes. El día siguiente Pablo y Silas fueron puestos en libertad, y visitaron a los hermanos en el hogar de Lidia y los animaron antes de salir de aquella ciudad. Pablo tenía vívidos recuerdos de las tribulaciones que acompañaron el establecimiento de la nueva congregación en Filipos. (Hech. 16:9-40.)
3 Unos cuantos años después Pablo pudo visitar de nuevo a la congregación filipense durante su tercera gira misional. Luego, unos diez años después de haber fundado la congregación, una conmovedora expresión del amor de los hermanos de Filipos impulsó a Pablo a escribirles la carta inspirada que se ha conservado en las Santas Escrituras con el nombre de aquella amada congregación.
4 El consenso general entre los comentaristas bíblicos es que el escritor de la carta fue Pablo, como se declara en su primer versículo, y con buena razón. Policarpo (69?–155? E.C.), en su propia carta a los filipenses, menciona que Pablo les había escrito. Comentaristas bíblicos primitivos como Ignacio, Ireneo, Tertuliano y Clemente de Alejandría citan de la carta como escrito procedente de Pablo. Se hace mención de ella en el Fragmento Muratoriano del siglo II E.C. y en los demás cánones antiguos, y aparece junto con otras ocho cartas de Pablo en el Papiro Chester Beatty núm. 2 (P46), del que se cree que data de alrededor de 200 E.C.
5 El lugar y la fecha en que se escribió la carta pueden establecerse con razonable certeza. Al tiempo de escribirla, Pablo era un prisionero custodiado por la guardia de corps del emperador romano, y había mucha actividad cristiana a su alrededor. Concluyó su carta con los saludos de los fieles de la casa de César. Estos hechos, combinados, indican que fue de Roma desde donde se envió la carta. (Fili. 1:7, 13, 14; 4:22; Hech. 28:30, 31.)
6 Pero ¿cuándo se escribió la carta? Parece que Pablo ya había estado en Roma suficiente tiempo como para que las noticias acerca de su aprisionamiento como cristiano y las razones para ello se esparcieran entre toda la guardia pretoriana del emperador y entre muchas otras personas. Además, había pasado suficiente tiempo para que Epafrodito llegara de Filipos (a unos 1.000 kilómetros [600 millas] de distancia) con un obsequio para Pablo; para que las noticias de la enfermedad de Epafrodito en Roma llegaran a Filipos; y para que expresiones de pesar por la condición de este se enviaran de Filipos a Roma. (Fili. 2:25-30; 4:18.) Puesto que el primer aprisionamiento de Pablo en Roma tuvo lugar alrededor de 59 a 61 E.C., es muy probable que él escribiera esta carta alrededor de 60 E.C. ó 61 E.C., un año o más después de su primera visita a Roma.
7 Los dolores experimentados al engendrar a aquellos hijos en Filipos mediante la palabra de verdad, el cariño de los filipenses y la generosidad que mostraron al obsequiar cosas necesarias a Pablo (lo cual él mantuvo presente durante sus muchos viajes y penalidades) y las grandes bendiciones de Jehová sobre el comienzo de la obra misional en Macedonia forjaron en conjunto un fuerte vínculo de amor mutuo entre Pablo y los hermanos filipenses. Ahora el don bondadoso de los filipenses, seguido por la preocupación que mostraron al indagar acerca de Epafrodito y el progreso de las buenas nuevas en Roma, impulsaron a Pablo a escribirles una carta conmovedora y afectuosa para edificarlos y animarlos.
8 Defensa y adelanto de las buenas nuevas - (1:1-30) Pablo y Timoteo envían saludos, y Pablo da gracias a Dios por la contribución que los filipenses han hecho a las buenas nuevas “desde el primer día hasta este momento”. Confía en que los filipenses efectuarán cumplidamente su buena obra, pues son partícipes con él en la bondad inmerecida, incluso en “defender y establecer legalmente las buenas nuevas”. Siente anhelo por todos ellos con tierno cariño, y dice: “Esto es lo que continúo orando: que el amor de ustedes abunde todavía más y más [...] para que se aseguren de las cosas más importantes” (1:5, 7, 9, 10). Pablo quiere que sepan que ‘los asuntos de él han resultado para el adelantamiento de las buenas nuevas’, en el sentido de que sus cadenas de prisión se han hecho públicas y los hermanos han recibido ánimo para hablar sin temor la palabra de Dios. Aunque para Pablo hay ganancia en morir ahora, sabe que por causa del progreso y gozo de ellos es más necesario que permanezca. Les aconseja que se porten de una manera digna de las buenas nuevas, pues sea que venga a ellos o no, quiere oír que siguen luchando en unidad y “en ningún sentido atemorizados por sus contrarios” (1:12, 28).
9 Mantener la misma actitud mental que Cristo - (2:1-30) Pablo anima a los filipenses a mostrar humildad mental y ‘no vigilar con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás’. Deben tener la misma actitud mental de Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, se despojó a sí mismo para llegar a ser un hombre y se humilló con obediencia hasta la muerte, de modo que Dios lo ha ensalzado y le ha dado un nombre que está por encima de todo otro nombre. Pablo les exhorta: “Sigan obrando su propia salvación con temor y temblor”. “Sigan haciendo todas las cosas libres de murmuraciones y discusiones”, y tengan “la palabra de vida asida con fuerza” (2:4, 12, 14, 16). Espera enviarles a Timoteo y él mismo espera también ir dentro de poco. Por ahora, para que se regocijen de nuevo, les envía a Epafrodito, quien se ha recobrado de su enfermedad.
10 ‘Proseguir hacia la meta’ - (3:1–4:23) ‘Nosotros los de la circuncisión verdadera —dice Pablo— tenemos que cuidarnos de los perros, de los que mutilan la carne.’ Si alguien tiene base para confianza en la carne, Pablo la tiene con más razón, y el registro de sus obras como judío circunciso y fariseo lo prueban. No obstante, todo esto lo ha considerado pérdida ‘a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús su Señor’. Por la justicia que es mediante la fe, él espera “alcanzar la resurrección más temprana de entre los muertos” (3:2, 3, 8, 11). Por eso Pablo dice: “Olvidando las cosas que quedan atrás, y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, prosigo hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba por Dios mediante Cristo Jesús”. Que cuantos sean maduros tengan esa misma actitud mental. Hay personas cuyo dios es su vientre, que tienen la mente puesta en las cosas terrenales, y cuyo fin es la destrucción, pero “en cuanto a nosotros —afirma Pablo—, nuestra ciudadanía existe en los cielos” (3:13, 14, 20).
11 ‘Regocíjense en el Señor —exhorta Pablo—, y llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes. Continúen considerando las cosas que son verdaderas y de seria consideración, cosas justas, castas, amables, de buena reputación, virtuosas y dignas de alabanza. Practiquen lo que aprendieron, aceptaron, oyeron y vieron relacionado conmigo, y el Dios de la paz estará con ustedes’ (4:4-9). Pablo se regocija en gran manera por la generosidad de los filipenses para con él, aunque para todas las cosas tiene la fuerza “en virtud de aquel que [...] imparte poder”. Les da afectuosamente las gracias por su don. Desde que empezó a declarar las buenas nuevas en Macedonia, ellos han sobresalido en dar. A su vez, Dios les suplirá plenamente toda ‘necesidad de ellos al alcance de sus riquezas en gloria por medio de Cristo Jesús’ (4:13, 19). Pablo envía los saludos de todos los santos, incluso los de la casa de César.
12 ¡Cuán provechoso es para nosotros el libro de Filipenses! Ciertamente deseamos la aprobación de Jehová y encomio de nuestros superintendentes cristianos como el que Pablo dio a la congregación de Filipos. Podemos recibir esto si seguimos el excelente ejemplo de los filipenses y el amoroso consejo de Pablo. Como los filipenses, debemos manifestar generosidad, interesarnos en ayudar a nuestros hermanos cuando estén en dificultad y participar en defender y establecer legalmente las buenas nuevas (1:3-7). Debemos seguir ‘firmes en un mismo espíritu, esforzándonos lado a lado con una misma alma por la fe de las buenas nuevas’, brillando como “iluminadores” en medio de una generación torcida y aviesa. A medida que hacemos esto y seguimos reflexionando sobre las cosas de seria consideración, podemos llegar a ser un gozo para nuestros hermanos como los filipenses fueron un gozo coronador para el apóstol Pablo (1:27; 2:15; 4:1, 8).
13 “Unidamente háganse imitadores de mí”, dice Pablo. ¿Cómo hemos de imitarlo? Una manera es siendo autosuficientes en toda circunstancia. Prescindiendo de que Pablo tuviera abundancia o estuviera en necesidad, aprendió a ajustarse a las circunstancias sin quejarse, a fin de seguir efectuando celosamente y con regocijo el ministerio de Dios. Además, todos debemos ser como Pablo al mostrar tierno cariño a los hermanos fieles. ¡Con cuánto gozo y cariño habló del ministerio de Timoteo y Epafrodito! ¡Y cuán allegado se sentía a sus hermanos filipenses, a quienes llamó “amados y anhelados, mi gozo y corona” (3:17; 4:1, 11, 12; 2:19-30)!
14 ¿De qué otro modo podemos imitar a Pablo? ¡Al ‘proseguir hacia la meta’! Todos los que han fijado la mente en las ‘cosas de seria consideración’ están muy interesados en el maravilloso arreglo de Jehová en el cielo y en la Tierra, en el cual ‘toda lengua reconocerá abiertamente que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios el Padre’. El excelente consejo que se da en Filipenses anima a todos los que tienen la esperanza de vivir para siempre bajo el Reino de Dios a seguir tras esa meta. Sin embargo, la carta a los filipenses se dirige principalmente a aquellos cuya “ciudadanía existe en los cielos” y que esperan con intenso anhelo ser ‘conformados al cuerpo glorioso’ de Cristo. ‘Olvidando las cosas que quedan atrás, y extendiéndose hacia adelante a las cosas más allá’, que todos estos imiten al apóstol Pablo al ‘proseguir hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba’, ¡su herencia gloriosa en el Reino de los cielos (4:8; 2:10, 11; 3:13, 14, 20, 21)!
Libro de las Escrituras Griegas Cristianas escrito por el apóstol Pablo a la congregación de la ciudad de Filipos, en la provincia de Macedonia, congregación que Pablo había fundado alrededor del año 50 E.C. durante su segunda gira misional.
Cuándo y dónde se escribió. El contenido de la carta indica que se escribió en Roma durante la primera estancia de Pablo en prisión. En ella dice que “toda la guardia pretoriana” conocía la razón por la que estaba en cadenas, y envía saludos de “los de la casa de César”. (Flp 1:13; 4:22.) Por lo general, se cree que el primer período de prisión de Pablo en Roma transcurrió de 59 a 61 E.C. Entre la llegada de Pablo a Roma y su decisión de escribir a los filipenses ocurrieron varios sucesos: Epafrodito había hecho el viaje desde Filipos, había trabajado para ayudar a Pablo y había enfermado gravemente. Los filipenses, a unos 1.000 kilómetros de distancia, habían recibido noticias de su enfermedad. Una vez recuperado Epafrodito, Pablo lo enviaba de regreso con la carta. De manera que esta se escribió hacia el año 60 ó 61 E.C.
Antecedentes y razones para escribirla. La congregación de Filipos había mostrado un gran amor e interés por Pablo. Poco después de su visita, generosamente la congregación le había enviado provisiones durante su estancia de varias semanas en la cercana Tesalónica. (Flp 4:15, 16.) Más tarde, cuando los hermanos de Jerusalén sufrieron intensa persecución y necesitaron ayuda material, los cristianos de Filipos, a pesar de que eran muy pobres y estaban pasando por pruebas severas, demostraron su presteza para contribuir incluso más allá de sus posibilidades. Pablo apreció tanto su excelente actitud que los mencionó como ejemplo a otras congregaciones. (2Co 8:1-6.) Por otra parte, parece que debido a haber estado muy ocupados en predicar las buenas nuevas, no habían tenido mucha relación con Pablo por algún tiempo. Pero entonces, mientras estaba en cadenas de prisión, no solo le enviaron abundantes regalos materiales, sino también a Epafrodito, alguien que les era valioso. Este celoso hermano ayudó valerosamente a Pablo, hasta el punto de poner en peligro su vida. Por consiguiente, Pablo lo recomienda a la congregación con notable entusiasmo. (Flp 2:25-30; 4:18.)
El apóstol expresa su confianza en que será liberado de su prisión, en armonía con las oraciones de ellos, y podrá visitarlos de nuevo. (Flp 1:19; 2:24.) Sabe que si continúa vivo, es para servirles, aunque anhela el tiempo en que Cristo le ‘recibirá en casa a sí mismo’. (Flp 1:21-25; compárese con Jn 14:3.) Mientras tanto, les enviará a Timoteo, quien, más que ningún otro, se preocupará genuinamente de los intereses de ellos. (Flp 2:19-23.)
La carta emana amor. Pablo, que nunca se abstuvo de encomiar como tampoco de reprender cuando las circunstancias lo requerían, vio que en este caso lo que se necesitaba era estímulo. La congregación tenía opositores, “obradores de perjuicio”, que querían jactarse de su ascendencia y de la circuncisión de la carne, pero parece que no habían influido seriamente en los hermanos. (Flp 3:2.) De manera que Pablo no tuvo que argüir ni reprender con contundencia, como hizo en sus cartas a las congregaciones de Galacia y Corinto. El único indicio de corrección fue su exhortación a la unidad dirigida a Evodia y Síntique. A lo largo de toda la carta, animó a la congregación de Filipos a continuar en su buen proceder, a que procurasen más discernimiento, una mayor dependencia de la palabra de vida y una fe y esperanza más fuertes en el premio venidero.
En esta carta se expresan muchos magníficos principios que guían y animan a todos los cristianos. Algunos se muestran en el cuadro de la derecha.
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★Carta que refleja el especial vínculo de amor que existía entre Pablo y los cristianos de Filipos |
Pablo muestra su amor a los hermanos y agradecimiento por su generosidad
★Pablo da gracias a Dios por la contribución de los filipenses para el adelanto de las buenas nuevas. Debido al profundo aprecio que les tiene, ora para que su amor aumente y de esta manera se aseguren de las cosas más importantes (1:3-11)
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Resultados del encarcelamiento de Pablo
★El encarcelamiento de Pablo ha conducido al adelantamiento de las buenas nuevas; su situación es bien conocida entre la guardia pretoriana, y la mayoría de los hermanos muestra más ánimo para hablar la palabra de Dios sin temor (1:12-14)
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Consejo animador sobre la actitud y la conducta
★Compórtense de una manera digna de las buenas nuevas y no dejen que los enemigos los atemoricen; los opositores serán destruidos, mientras que los que creen obtendrán salvación (1:27-30)
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