El libro de Génesis nos dice cómo era el mundo antes del Diluvio, lo que sucedió cuando empezó la era postdiluviana y la relación de Jehová Dios con Abrahán, Isaac, Jacob y José. Este artículo analizará algunos puntos destacados de Génesis 1:1-11:9, es decir, aproximadamente hasta el momento en que Jehová empezó a tratar con el patriarca Abrahán.
Las palabras de apertura de Génesis, “en el principio”, se remontan a miles de millones de años atrás. Los acontecimientos que tuvieron lugar durante los seis “días” creativos, es decir, los períodos de obras creativas especiales, se describen tal como los hubiera visto un observador humano que hubiera estado presente en la Tierra. Dios crea al hombre hacia el final del 1. día: Luz; división entre el día y la noche. (v.1-5)
Durante los siguientes dieciséis siglos, Satanás logra apartar de Dios a todos los seres humanos con excepción de unos cuantos fieles, como Abel, Enoc y Noé. Por ejemplo, Caín asesina a Abel, su hermano justo.
“Se [da] comienzo a invocar el nombre de Jehová”, al parecer de manera profana. Reflejo del espíritu violento de su tiempo es el poema que compone Lamec, en el que dice que mató a un joven, supuestamente en defensa propia. Las condiciones empeoran cuando algunos desobedientes hijos angélicos de Dios se casan con mujeres y engendran una prole de gigantes violentos llamados nefilim.
Sin embargo, el fiel Noé construye el arca y valerosamente advierte a las personas del inminente Diluvio, y tanto él como su familia se salvan de aquella destrucción.
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:1.
El origen del universo - La Biblia y la Ciencia
En 1978, el astrónomo Robert Jastrow escribió: “Ahora vemos que la prueba que presenta la astronomía conduce a un punto de vista bíblico del origen del mundo. Los detalles difieren, pero los elementos esenciales en el relato astronómico y en el relato bíblico de Génesis son iguales: la cadena de los sucesos que culminaron en la aparición del hombre comenzó repentina y bruscamente en un momento específico en el tiempo, en un instante de luz y energía” (God and the Astronomers [Dios y los astrónomos], Nueva York, 1978, pág. 14).
1:16.
¿Cómo produjo Dios la luz el primer día si las lumbreras no se hicieron hasta el cuarto día?
El verbo hebreo traducido “hacer” en el versículo 16 no es el mismo que el que se vierte “crear” y “creó” en los versículos 1, 21 y 27 del capítulo 1 de Génesis. “Los cielos”, que incluían las lumbreras, se crearon mucho antes de que siquiera empezara el “día primero”. Pero su luz no llegaba hasta la superficie terrestre. En el día primero “[llegó] a haber luz” porque la luz difusa atravesó el manto de nubes y se hizo visible en la Tierra, y la rotación de nuestro planeta causó la división entre el día y la noche (Génesis 1:1-3, 5). Las fuentes de dicha luz aún permanecían invisibles desde la Tierra. Ahora bien, durante el cuarto período creativo se produjo un cambio notable, pues el Sol, la Luna y las estrellas empezaron a “brillar sobre la tierra” (Génesis 1:17). “Dios procedió a hacer[las]” en el sentido de que ya se podían ver desde la Tierra.
1:24-26.
¿A qué supuesta inconsecuencia en los primeros dos capítulos de Génesis señalan algunos?
En Génesis 1:24-26 la Biblia indica que los animales fueron creados antes del hombre. Pero parece que en Génesis 2:7, 19, 20 dice que el hombre fue creado antes de los animales. ¿A qué se debe la discrepancia? A que los dos relatos de la creación consideran el asunto desde dos puntos de vista diferentes. El primero describe la creación de los cielos y la Tierra y todo lo que hay en ellos. (Génesis 1:1–2:4.) El segundo se concentra en la creación de la raza humana y su caída en el pecado. (Génesis 2:5–4:26.)
El primer relato se ha construido cronológicamente, dividido en seis “días” consecutivos. El segundo está ordenado según la importancia de los asuntos. Después de un breve prólogo, este relato lógicamente pasa de inmediato a la creación de Adán, puesto que él y su familia son el asunto que se considera. (Génesis 2:7.) Luego se va introduciendo otra información según parece necesaria. Aprendemos que después de su creación Adán iba a vivir en un jardín en Edén. Por eso, entonces se menciona el plantamiento del jardín de Edén. (Génesis 2:8, 9, 15.) Jehová le dice a Adán que ponga nombre a “toda bestia salvaje del campo y toda criatura voladora de los cielos”. Por eso, llega el tiempo de mencionar que “Jehová Dios estaba formando del suelo” todas aquellas criaturas, aunque la creación de ellas había empezado mucho antes de que Adán viniera a la existencia. (Génesis 2:19; 1:20, 24, 26.)
1:26.
¿Cómo se hizo al hombre a la imagen y semejanza de Dios?
La forma de Dios es desconocida por el hombre (Deuteronomio 4:15-20). Pero el hombre fue hecho a la imagen y semejanza de Jehová en el sentido de que fue dotado de atributos divinos, como la justicia, la sabiduría, el poder y el amor (Deuteronomio 32:4; Job 12:13; Isaías 40:26; 1 Juan 4:8). Puesto que el Hijo de Dios, la Palabra, también posee esas cualidades, Jehová apropiadamente le dijo: “Hagamos un hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza”. (Juan 1:1-3, 14.)
2:2. ↔ Juan 5:17.
Génesis 2:2 dice que Dios descansó “de toda su obra”. -¿Se contradice con Juan 5:17, donde Jesús dijo que Dios “ha seguido trabajando hasta ahora”?
Como lo muestra el contexto, lo registrado en Génesis se refiere específicamente a las obras de la creación material de Dios, mientras que Jesús se refería a las obras de Dios relativas a Su guía divina y Su interés en la humanidad.
Jesús dijo a quienes lo acusaron de no respetar el sábado: "Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando" (Juan 5:17). Según ellos, hacer curaciones milagrosas equivalía a trabajar, algo que la Ley mosaica prohibía hacer ese día. Al afirmar: “Mi Padre ha seguido trabajando”, Jesús se defendió de su acusación. Es como si hubiera dicho: “Mi Padre y yo estamos realizando el mismo tipo de trabajo. Él está trabajando durante su sábado, que ya ha durado miles de años, así que no tiene nada de malo que yo también trabaje en sábado”. Por consiguiente, Jesús dio a entender que, en lo que respecta a la Tierra, en aquel entonces seguía en curso el gran día sabático de Dios, o sea, su día de descanso. Esto nos permite afirmar que en el siglo primero el séptimo día aún seguía en curso (Gén. 2:3).
★¿Se contradice Gé 2:2 ↔ Jn 5:17? - (1-2-1988-Pg.6-§4)
2:4.
¿Fueron los días creativos períodos de veinticuatro horas?
Algunos fundamentalistas protestantes sostienen que la historia prehumana se explica mediante el creacionismo, y no la evolución. Afirman que el mundo físico fue creado en tan solo seis días de veinticuatro horas, hace de seis mil a diez mil años. Sin embargo, tales afirmaciones promueven una enseñanza que no es bíblica, lo cual ha hecho que muchas personas se burlen de la Biblia.
Ahora bien, cuando aparece en las Escrituras la palabra día, ¿designa esta siempre un período de veinticuatro horas literales? En Génesis 2:4 se habla del “día que Jehová Dios hizo tierra y cielo”. Este día incluye los seis días creativos mencionados en el capítulo 1 de Génesis. Según el uso que recibe esta palabra hebrea “yohm,” en la Biblia, un día es un espacio de tiempo determinado, que puede ser de mil o de muchos miles de años. Los días creativos a los que se refieren las Escrituras quizá duraron miles de años cada uno. Además, la Tierra ya existía antes de que comenzaran los días creativos (Génesis 1:1). Por consiguiente, tanto el relato bíblico como la ciencia verdadera concuerdan en este punto (2 Pedro 3:8).
Respecto a la afirmación de que los días creativos fueron períodos de solo veinticuatro horas, el biólogo molecular Francis Collins comenta: “El creacionismo ha hecho más daño a la concepción seria de la fe que cualquier suceso de la historia moderna”.
Además, el séptimo día sabático de Jehová o su día de descanso en que desistió de su obra creativa respecto a la Tierra, el cual día, según lo indica la Biblia, todavía continúa. Por consiguiente, tanto el relato bíblico como la ciencia verdadera concuerdan en este punto (Hebreos 4:3-11)
2:9.
¿Qué representaba “el árbol de la vida” mencionado en Génesis 2:9?
La garantía divina de obtener vida eterna que Dios otorgaría a quien él permitiese comer de su fruto. Por ello, tras el pecado de Adán y Eva fue necesario expulsarlos de Edén e impedir que regresaran al jardín (Gén. 3:22-24).
2:9a.
¿Qué habría significado para Adán y Eva si se les hubiera permitido comer del árbol de la vida?
La expresión “árbol[es] de la vida” aparece en varias ocasiones en las Escrituras, y siempre en un sentido figurado o simbólico. Se dice que la sabiduría es “árbol de vida a los que se asen de ella”, por cuanto les suministrará lo que necesitan —no solo para disfrutar de la vida presente, sino también de la vida eterna—, es decir, conocimiento de Dios, discernimiento# y buen juicio para obedecer sus mandamientos. (Pr 3:18; Pr 16:22.)
La Biblia dice que en el jardín de Edén “Jehová Dios hizo crecer del suelo [...] el árbol de la vida”. La razón por la que se echó a Adán del jardín fue para que ‘no alargara la mano y efectivamente tomara fruto también del árbol de la vida y comiera y viviera’, sí, ¡para siempre! Después de expulsar a Adán y Eva del jardín de Edén, Jehová apostó “los querubines y la hoja llameante de una espada que continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol de la vida” (Génesis 2:9; 3:22-24).
Si a Adán y Eva se les hubiera permitido comer del árbol de la vida, ¿qué habría significado para ellos? Nada menos que el privilegio de vivir para siempre en el Paraíso. Un comentarista de la Biblia especuló: “El árbol de la vida debió tener alguna virtud por la que el cuerpo humano evitara la decrepitud de la edad o la decadencia que culmina en la muerte”. Incluso creía que “existía una virtud herbácea en el Paraíso capaz de contrarrestar los efectos” de la edad. Sin embargo, la Biblia no dice que el árbol de la vida tuviera en sí mismo ninguna propiedad vital. Solo representaba la garantía divina de vida eterna a quien se le permitiera comer de su fruto (Apocalipsis 2:7).
Aunque la Biblia no dice cuánto tiempo estuvieron los querubines guardando el camino al árbol de la vida, es posible que lo hicieran hasta el Diluvio, mil seiscientos cincuenta y seis años después de la creación de Adán. Como a Adán y Eva se les expulsó del jardín por su desobediencia al comer del árbol prohibido del conocimiento de lo bueno y lo malo, es probable que este santuario se deteriorara por falta de cuidado. En cualquier caso, el jardín desapareció, a más tardar, durante el Diluvio.
Los antiguos babilonios, asirios y egipcios, entre otros pueblos, creían en un paraíso original que se había perdido a causa del pecado. Muchos de estos relatos presentan un rasgo común: la existencia de un árbol de la vida, cuyo fruto confería vida eterna a quien lo comiera. Tales creencias demuestran que la humanidad recuerda que en Edén tuvo lugar un suceso trágico.
2:9b.
¿Consistió el pecado original en las relaciones sexuales?
Muchas personas ignoran que estas dos interpretaciones contradicen por completo el contexto del relato de Génesis. Analicemos en primer lugar la idea de que la prohibición impuesta por Dios en Edén consistía en no permitir las relaciones sexuales. La ley en cuestión se registra en Génesis 2:16, 17: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás”.
¿Era eso en realidad una manera indirecta de hacer referencia a las relaciones sexuales? Veamos. Según se registra en Génesis 1:27, 28, Dios ordenó lo siguiente al hombre y a la mujer: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra”. ¿Cómo podrían Adán y Eva obedecer ese mandato sin tener relaciones sexuales? ¿Tenemos que suponer que Dios les dio un mandato y luego los sentenció a muerte por tratar de obedecerlo?
Además, el relato de Génesis indica que Adán y Eva pecaron por separado, no al mismo tiempo. El capítulo 3 y versículo 6 deja claro que primero se sedujo a Eva para comer del fruto y que “después dio de este también a su esposo cuando él estuvo con ella, y él empezó a comerlo”. Así que el mismo acto de comer del fruto prohibido sería un símbolo torpe e inverosímil de las relaciones sexuales.
Antes bien, debido a que representaba el “conocimiento de lo bueno y lo malo” y Dios había indicado que estaba “fuera de los límites” de la pareja humana, ese árbol llegó a ser un símbolo del derecho de Dios de determinar o fijar para el hombre las normas en cuanto a lo que es “bueno” (lo que Dios aprueba) y lo que es “malo” (lo que Dios condena). Por lo tanto, constituyó una prueba del respeto del hombre a la posición de su Creador y de su disposición a permanecer dentro de los límites de libertad decretados por Dios, límites que no le restringían indebidamente, sino que, por el contrario, le permitían el mayor disfrute de la vida. De modo que la violación de esos límites y la entrada en el terreno de lo prohibido al comer del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, equivalía a una invasión del dominio de Dios o una insurrección contra su autoridad. (Gé 2:9; 3:1-24.)
2:9c.
¿Consistió el pecado en el conocimiento?
¿Qué se puede decir acerca de la afirmación de que el fruto prohibido fue un símbolo de todo el conocimiento en general? Lo cierto es que tanto Adán como Eva ya habían asimilado mucho conocimiento antes de desobedecer la ley registrada en Génesis 2:16, 17. Su Creador, el propio Jehová, participó de manera directa en su educación. Por ejemplo, trajo ante el hombre todos los animales terrestres y todas las aves para que les pusiese nombre. (Génesis 2:19, 20.) Seguro que antes de dar a cada uno de esos animales un nombre apropiado, Adán tuvo que estudiarlos a fondo: no hay duda de que aprendió mucho sobre zoología. Eva, aunque fue creada más tarde, tampoco era una ignorante. De hecho, cuando la serpiente la interrogó, demostró que había sido instruida en la ley de Dios. Ella sabía la diferencia entre lo que estaba bien y lo que estaba mal, y hasta conocía las consecuencias que acarrearían las malas acciones. (Génesis 3:2, 3.)
La interpretación de que el pecado original consiste en las relaciones sexuales o en el conocimiento en general es justo eso: una interpretación humana, y nada más. El poco fundamento que tienen esos argumentos se destaca en la pregunta que formuló el fiel José: “¿No pertenecen a Dios las interpretaciones?”. (Génesis 40:8.) La Biblia resulta mucho más fácil de comprender cuando no la interpretamos desde un punto de vista humano, sino que dejamos que se interprete a sí misma. ¿Cuál fue entonces el pecado original? Pues bien, el relato de Génesis nos da toda razón para creer que el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo era un árbol real. Se nos dice en qué parte del jardín se encontraba y se hace mención de él en relación con los demás árboles. Su fruto era real, y Adán y Eva comieron literalmente de él.
Aunque Dios sí concedió a los seres humanos la libertad para tomar sus propias decisiones, no les dio ni la capacidad ni la autoridad para determinar qué está bien y qué está mal. El único que puede hacerlo es Dios, pues es el Creador y el Soberano del universo (Jeremías 10:23; Apocalipsis 4:11). Así pues, no hay que confundir la libertad para elegir entre hacer el bien o hacer el mal con la autoridad para determinar lo que está bien y lo que está mal. Desgraciadamente, muchas personas han caído en este engaño de Satanás.
2:9d.
¿Consistió el pecado en una cuestión de desobediencia?
Al comer de ese fruto, ¿qué estaban haciendo? La New Catholic Encyclopedia sugiere con cierto recato que “pudo haber sido tan solo un manifiesto desprecio hacia Dios, una insolente negativa a obedecerle”. ¿No es eso lo que se desprende con claridad del relato de Génesis? Romanos 5:19 lo confirma al decir: “Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores”. (Biblia de Jerusalén.) De modo que el pecado original fue un acto de desobediencia.
Aunque un pecado de desobediencia puede parecer de poca importancia, analicemos sus profundas implicaciones. En una nota al pie de la página, la Biblia de Jerusalén lo expresa de este modo: “[El conocimiento de lo bueno y lo malo] es la facultad de decidir uno por sí mismo lo que es bueno y lo que es malo, y de obrar en consecuencia: una reclamación de autonomía moral [...]. El primer pecado ha sido un atentado a la soberanía de Dios, un pecado de orgullo”. En efecto, “el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo” simbolizó la prerrogativa que Dios tiene de fijar normas para el hombre en cuanto a lo que está aprobado o condenado. Al rehusar obedecer la ley de Dios, el hombre estaba poniendo en tela de juicio el derecho de Dios a gobernar sobre él. Jehová respondió a ese desafío de una manera justa: permitió que el hombre se gobernase a sí mismo. ¿No concuerda usted en que los resultados de tal gobernación han sido desastrosos? (Deuteronomio 32:5; Eclesiastés 8:9.)
Esa es la razón por la que el tema de la Biblia, el reino de Dios, da tanta esperanza. Jehová promete que pronto pondrá fin a la opresiva gobernación humana y que la reemplazará con ese Reino: un gobierno que restaurará el paraíso terrestre que Adán y Eva perdieron. (Salmos 37:29; Daniel 2:44.)
2:24.
¿Qué preguntas podrían hacerse dos cristianos antes de pensar en comprometerse?
“¿Estoy realmente seguro de la espiritualidad y devoción a Dios de esta persona? ¿Me veo sirviendo a Dios con ella durante toda la vida? ¿Hemos tenido ambos la oportunidad de conocer suficientemente bien las características de la personalidad de cada uno? ¿Confío en que seguiremos siendo compatibles? ¿Sé bastante de sus acciones pasadas y sus circunstancias presentes, y ella de las mías?”
2:24a.
¿Cómo pueden las parejas de novios eludir el lazo de la inmoralidad sexual?
Si tienes novio o novia, es prudente que evites estar a solas con tu futuro cónyuge en circunstancias impropias. Es mejor estar juntos en compañía de otras personas o en lugares públicos. Hay que poner límites a las demostraciones de afecto, respetando cada uno los sentimientos y la conciencia del otro.
2:24b.
¿Cómo se benefician las parejas que respetan el principio de autoridad?
Las parejas cristianas tienen muchos motivos para dar gracias a Jehová por el maravilloso don del matrimonio. Uno de ellos es la dicha de ir juntos por la vida. Pero más importante aún es la bendición de servir unidos a Jehová (Rut 1:9; Miq. 6:8). El Fundador del matrimonio sabe exactamente qué necesitan para tener éxito, de modo que lo mejor es que hagan las cosas a la manera de él. Así, “el gozo de Jehová [será] su plaza fuerte”, aun en este mundo lleno de problemas (Neh. 8:10). El buen esposo ama a su mujer como a sí mismo y ejerce su autoridad con ternura y consideración. La esposa cristiana, por su parte, apoya y respeta a su marido, con lo que le da más razones para amarla. Pero lo más importante es que, al ser ejemplares en su matrimonio, ambos honran a nuestro bendito Padre, Jehová.
3:1-5.
¿Qué cuestión moral hizo surgir la rebelión que tuvo lugar en Edén, y cuáles han sido los resultados de dicha rebelión?
Se puso en duda que Jehová gobernara bien a sus criaturas. ¿Tenía el Creador derecho a exigir obediencia absoluta a la humanidad? ¿Les iría mejor si se independizaban de Dios? La rebelión contra la soberanía de Jehová tuvo como resultado la condenación del hombre al pecado y la muerte, como queda patente en las guerras, las injusticias, la opresión y el sufrimiento que han caracterizado la historia de la humanidad.
Jehová dio a conocer que había decidido levantar una “descendencia” y que, aunque Satanás lograría herirla en el talón, esta se recuperaría y terminaría magullándolo en la cabeza (Gén. 3:15). La Biblia arroja luz sobre este tema al decir: “Con este propósito el Hijo de Dios fue manifestado, a saber, para desbaratar las obras del Diablo” (1 Juan 3:8).
3:1-5a.
¿Qué tretas utilizó el Diablo con Eva, y qué consiguió con ello?
En la conversación con Eva, Satanás empleó métodos astutos.
1) No abordó el asunto de frente negando lo que Dios había dicho, solo lo cambió un poco, para entrar en conversación y poder manipular a Eva.
2) Habló sencillamente de “Dios”, en vez de llamarlo por su nombre propio (a diferencia del escritor de Génesis, quien sí usó el nombre Jehová en el primer versículo del capítulo 3).
3) Preguntó qué había “dicho” Dios, y no qué “mandato” había dado (Gé. 2:16). Es posible que así, de forma disimulada, le estuviera quitando fuerza a la orden divina.
3) Aunque la mujer estaba sola, se dirigió a ella con la segunda persona del plural, “ustedes”. De este modo, tal vez estuviera apelando a su orgullo y tratando de hacerla sentir importante, como si fuera la portavoz de la pareja. Sea como fuere, parece que Eva se tomó la libertad de hablar por los dos: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer”.
Esta palabra se traduce del griego sy·néi·dë·sis, de syn (con) y éi·dë·sis (conocimiento), de modo que significa co-conocimiento, o conocimiento con uno mismo. La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma. El apóstol Pablo expresa el funcionamiento de su conciencia de la siguiente manera: “Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo”. (Ro 9:1.)
La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona. Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo. Siendo así, la conciencia dicta juicio. Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla. La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender, y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo, a menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan “cauterizado” o insensibilizado. La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción o le hace sentir dolor por el comportamiento bueno o malo de la persona.
El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio. Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios. (Gé 3:7.) En Romanos 2:14, 15 leemos: “Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”. Por lo tanto, se puede ver que la facultad de la conciencia no se había perdido, ni siquiera entre los no creyentes. Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad. Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores. Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias. Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a esta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir. (2Co 4:2.)
La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad. El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia. Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto. Un ejemplo que lo ilustra aparece en Juan 16:2, donde Jesús predijo que los hombres matarían incluso a los siervos de Dios pensando que le estaban rindiendo un servicio. Saulo (más tarde el apóstol Pablo) partió con propósitos criminales contra los discípulos de Cristo, convencido de que estaba sirviendo a Dios con celo. (Hch 9:1; Gál 1:13-16.) Los judíos, notablemente extraviados, lucharon contra Dios debido a su falta de aprecio por Su Palabra. (Ro 10:2, 3; Os 4:1-3; Hch 5:39, 40.) Tan solo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida. (2Ti 3:16; Heb 4:12.) Para este fin hemos de tener normas rectas y estables: las normas de Dios.
¿Qué es la “conciencia”, y a qué capacidad del ser humano hace referencia? Es la capacidad que tenemos de autoexaminarnos; es como un juez de nuestras propias acciones. Por un lado, nos ayuda a analizar las opciones que tenemos a la hora de tomar una decisión, y por el otro, evalúa las cosas que ya hemos hecho y determina si son buenas o malas, justas o injustas (Rom. 2:14, 15). Sin embargo, la conciencia tiene limitaciones. Por ejemplo, si nosotros nos dejáramos controlar por los deseos egoístas del corazón, estos distorsionarían el funcionamiento de nuestra conciencia (Jer. 17:9). Si no recurriéramos a la infalible orientación de la Biblia, de poco nos serviría tener una conciencia (Sal. 119:105)
En la Biblia, la palabra griega para “conciencia” transmite la idea de “conocimiento en común”, o “conocimiento compartido con uno mismo”. Es decir, tenemos en nuestro interior la capacidad de conocernos a nosotros mismos. No hay ninguna otra criatura en la Tierra a la que Dios haya dado esa facultad. Gracias a ella podemos, por así decirlo, mirarnos desde fuera y hacer una evaluación moral de lo que hacemos. La conciencia es testigo, fiscal y juez de nuestros actos y de nuestros motivos. Nos orienta al tomar decisiones y nos indica si el camino que pensamos seguir es bueno o no. Si decidimos acertadamente, nos premia haciéndonos sentir bien; si no, nos castiga con remordimientos.
Pero la conciencia no siempre funciona como es debido. Para entender por qué, piense en el ejemplo de la brújula. ¿Qué ocurre si la acercamos a un imán? Que la aguja se desvía y deja de apuntar al norte. ¿Y si la utilizamos sin la ayuda de un buen mapa? Entonces no valdría de mucho. Con la conciencia ocurre igual. Si dejamos que influyan en ella nuestros deseos egoístas, no nos indicará el camino correcto. Y si no consultamos el “mapa” de la Palabra de Dios, no sabremos distinguir entre el bien y el mal a la hora de tomar muchas decisiones importantes. Además, para que la conciencia funcione como es debido necesitamos la ayuda del espíritu santo. Como dijo Pablo: “Mi conciencia da testimonio conmigo en [conformidad con el] espíritu santo” (Romanos 9:1).
Las Escrituras Hebreas no usan un término específico para “conciencia”, pero en ejemplos como en Job 27:6 aluden claramente a ella. Aunque a menudo el corazón designa a la persona interior en su totalidad, en este y otros versículos es obvio que representa una parte concreta de la persona interior: su conciencia. Las Escrituras Griegas Cristianas sí tienen un término para “conciencia”, y aparece unas treinta veces.
La Biblia enseña que no basta solo con tener la conciencia tranquila. Por ejemplo, Pablo afirmó: “No tengo conciencia de nada contra mí mismo. Sin embargo, no por esto quedo probado justo, sino que el que me examina es Jehová” (1 Corintios 4:4). Así que lo más importante no es que nosotros creamos que tenemos la conciencia limpia. Algunas personas persiguen a los cristianos —como el propio Pablo en su día— y, sin embargo, tienen la conciencia tranquila, pues piensan que están haciendo la voluntad de Dios. Por eso, lo esencial es tener una conciencia limpia a los ojos de Dios (Hechos 23:1; 2 Timoteo 1:3).
Buena conciencia. La persona debe acercarse a Jehová con una conciencia limpia. (Heb 10:22.) El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas. (Heb 13:18.) Cuando Pablo declaró: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres” (Hch 24:16), quiso decir que continuamente dirigía y corregía su derrotero en la vida de acuerdo con la Palabra de Dios y las enseñanzas de Cristo, porque a la postre el juez definitivo es Dios, no su propia conciencia. (1Co 4:4.) No obstante, el proceder según una conciencia educada bíblicamente puede resultar en persecución, pero Pedro aconseja de manera confortadora: “Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada”. (1Pe 2:19.) El cristiano debe “[tener] una buena conciencia” frente a la oposición. (1Pe 3:16.)
La Ley y sus sacrificios de animales no podían perfeccionar a una persona de tal modo que su conciencia la considerase libre de culpa. No obstante, aquellos que ponen fe en la aplicación del sacrificio de Cristo pueden llegar a tener una conciencia limpia. (Heb 9:9, 14.) Pedro indica que para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta. (1Pe 3:21.)
Consideración por la conciencia de los demás. En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios para que pueda hacer evaluaciones correctas, una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta. Pablo dio ejemplos relativos al comer y al beber, así como al modo de juzgar ciertos días. (Ro 14:1-23; 1Co 8:1-13.) Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus “derechos” personales para siempre obrar como le plazca. (Ro 15:1.) Aquel que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está “pecando contra Cristo”. (1Co 8:12.) Pablo da a entender que así como él no deseaba hacer algo por lo que un hermano débil se ofendiera y le juzgara, el débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás. (1Co 10:29, 30; Ro 14:10.)
Mala conciencia. Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla, de modo que ya no provee advertencias ni guía segura. (Tit 1:15.) En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia. (Ro 13:5.) Cuando Pablo habla de una conciencia que está marcada como por hierro de marcar, da a entender que sería como la carne cauterizada de una cicatriz, que carece de terminaciones nerviosas y por lo tanto es insensible. (1Ti 4:2.) Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo. No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia. Es fácil contaminar la propia conciencia. El deseo de todo cristiano tiene que ser el que se manifiesta en Hechos 23:1: “Varones, hermanos, yo me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.
“La ventana”
A un niño que visitó a sus abuelos en su granja, le dieron un tirachinas para que jugara afuera en el campo.
El practicó en el campo, pero nunca pudo darle a su objetivo, desanimado regresaba a la casa para la cena, cuando vio el pato preferido de su abuela.
El estaba impresionado y al mismo tiempo asustado.
Después del almuerzo del siguiente día, la abuela dijo, "Sally vamos a lavar los platos".
Más tarde ese día, el Abuelo les preguntó a los niños si querían ir a pescar, y la Abuela dijo, "Lo siento pero necesito que Sally me ayude a hacer las compras" Sally solo sonrió y dijo: "Bueno, no hay problema porque Johnny me dijo que quería ayudar.
Así que Sally se fue a pescar y Johnny se quedó ayudando.
La Abuela se arrodilló, le dio un abrazo y dijo.
Así que desde este día y los que están por venir: Lo que sea que haya en tu pasado, lo que sea que hayas hecho – no permitas que el Diablo continúe restregándotelo en tu cara y chantajeándote, sean mentiras, miedos, odios, ira, falta de perdón, amargura, etc…
Él ha visto toda tu vida y quiere que sepas que te Ama y que estás perdonado, si te diriges a Él con franqueza de expresión. |
“No te dañes a ti mismo”
“Apártese de lo que es malo y haga lo que es bueno; busque la paz y siga tras ella.” (1Pe 3:11) El precio a pagar por un momento de excitación puede ser mortal, si lo que tratamos de esconder nos pone bajo presión y nos quita la paz interna nos estamos dañando gravemente. Tenemos que aprender a vivir en la luz, la verdad nos liberta, vivir en el pecado por otra parte nos enferma. “Si tu mano o tu pie te está haciendo tropezar, córtalo y échalo de ti” (Mt 18:8, 9) Eso significa, que si vemos en nuestra vida que algo nos genera mala conciencia y no nos permite sentirnos bien, lo tenemos que erradicar de nuestra vida, y hacerlo rápido, sino, acabara envenenándonos.
“Yo lo quiero hacer, lo haré mañana!” dicen muchos. ¿Qué persona en su sano juicio dejaría esa asquerosa plaga un día más, pudiendo quitarla ese mismo día? La palabra mañana, puede ser una de las palabras más peligrosas en nuestro vocabulario. Pues, el que sabe lo que esta mal, y aun así lo hace, ha escogido la peor forma de vida que existe (Snt 4:17). Hay pecados alistados en la ley y las escrituras, pero existen cosas que se convierten en pecado para nosotros, porque sabemos que nos hacen mal y aún así no las erradicamos de nuestra vida (1Jn 3:21). Una mala conciencia nos aleja de Dios, por lo contrario una buena conciencia nos acerca a Él y si te gustan las experiencias excitantes, más te vale que no te apartes nunca de Jehová, pues estamos a punto de ser testigos de los acontecimientos más maravillosos y emocionantes que jamás han ocurrido en la Tierra y todo eso procedente de la mano de Dios (Sl 145:16; Pr 10:22). ★¿Vale la pena arriesgar la vida por una emoción fuerte? - (5-2017-Pg.12) |
“Rendez-vous Avec Moi”
Hay personas que constantemente necesitan constantemente el feedback (retroalimentación) o aprobación de otros para tener un punto de referencia o de seguridad de sí mismos. Como esa amiga que va de compras acompañada y continuamente pregunta: ¿Cuál de las dos prendas te gusta más? Y al final su armario refleja más el gusto de la compañera que el suyo propio.
Por otro lado, definir los defectos y las virtudes de los demás es una tarea que a muchas personas les parece menos compleja que definirlos para ellas mismas.
La primera causa de esto es que las personas estamos mucho más acostumbradas a usar los valores de juicio estable con las demás que con nosotros mismos.
De vez en cuando es positivo que te guardes un tiempo para tener una cita contigo mismo, de manera que lo utilices para reflexionar sobre quién has sido, quién eres y en quién te estás trasformando.
Muchos tienen miedo de la soledad porque temen enfrentarse a si mismos.
Una vez sabes quién eres, es más fácil definir qué quieres llegar a ser, y aumentarás las probabilidades de que tus decisiones sean más acertadas y satisfactorias para ti mismo |
3:8.
¿Hablaba Jehová Dios directamente con Adán?
La Biblia revela que cuando Dios hablaba con seres humanos, a menudo lo hacía mediante un ángel (Génesis 16:7-11; 18:1-3, 18:22-26; 19:1; Jueces 2:1-4; 6:11-16, 22; 13:15-22).
El vocero principal de Dios era su Hijo unigénito, conocido como “la Palabra” (Juan 1:1).
Es muy probable que Dios hablara con Adán y Eva mediante “la Palabra” (Génesis 1:26-28; 2:16; 3:8-13).
3:10.
¿Por qué se escondieron Adán y Eva?
Había cambiado la relación de Adán con su Padre celestial, así como el concepto que tenía de sí mismo. Por eso, se sentía avergonzado e incómodo en la presencia de Jehová.
3:12.
¿Cuan injustas son las excusas?
Las excusas empezaron temprano en el paraíso, Adán culpo incluso a Dios por darle a la mujer que lo llevo a comer del fruto; pero él era el hombre, y fue a él al que se le dio el mandato de no comer del fruto; lo más tardar cuando se enteró de que Eva, su esposa, había comido del fruto debería haberle llamado la atención, censurarla y mandarla a pedir perdón inmediatamente a Jehová, pero en vez de hacer eso se dejó llevar por sus emociones y se unió a ella en el pecado, Eva también hecho la culpa a la serpiente en vez de asumir su responsabilidad y tratar de arreglar el asunto, cuán diferente se hubiera desarrollado la historia si cada uno hubiera asumido su parte de responsabilidad sin buscar excusas (Gé. 3:12, 13; Gál. 6:5).
3:14.
¿Por qué no ejecutó Jehová inmediatamente a los rebeldes de Edén?
Por su amor a la justicia, Jehová Dios se contuvo de eliminar a los rebeldes en Edén (Sl 37:28). La rebelión de Satanás cuestionó la rectitud de la soberanía divina. El sentido de la justicia de Jehová exigía que el desafío de Satanás recibiera una respuesta justa. La ejecución inmediata de los rebeldes, aunque merecida, no hubiera proporcionado tal respuesta. Habría confirmado la infinita superioridad del poder de Jehová, pero no era su poder lo que se había puesto en duda. Además, Dios ya les había expresado a Adán y Eva su propósito: permitió tiempo para que tuvieran hijos y de este modo llegara a cumplirse su propósito original para la humanidad (Gén. 1:28). Si Jehová hubiera eliminado sin más a Adán y Eva, su declaración acerca del propósito para los seres humanos habría sido palabras vacías. La justicia de Jehová nunca permitiría tal resultado, pues su palabra siempre se cumple (Isa. 55:10, 11)
3:15
¿Cuándo se convirtió Jesús en la descendencia prometida?
Dios había prometido que la “mujer” —la cual representa a la parte celestial de su organización— tendría descendencia y que esta magullaría la cabeza de la serpiente. Sin embargo, pasaron miles de años y la “mujer” de Dios seguía sin tener una descendencia capaz de acabar con Satanás y sus obras. Por eso, el profeta Isaías la describió como una mujer “estéril” y “herida en espíritu” (Isa. 54:1, 5, 6). Llegado el momento, Jesús nació en Belén. Con todo, fue después de su bautismo —tras ser ungido con espíritu santo y engendrado como hijo espiritual de Dios— cuando Jehová anunció: “Este es mi Hijo” (Mt 3:17; Jn 3:3). Por fin había aparecido la parte principal de la “descendencia” de la mujer. Posteriormente también se ungió y se engendró por espíritu a otros discípulos de Jesús. Después de tanto tiempo angustiada por ser estéril, la “mujer” de Jehová al fin podía “clama[r] gozosamente” (Isa 54:1; Gal 3:29).
3:15
¿A qué personajes alude ésta primera profecía bíblica?
Jehová indicó su intención de nombrar a una “descendencia” que aplastaría a Satanás y a sus aliados y que probaría que Él tiene todo el derecho a gobernar (Sal. 2:7-9; 110:1, 2). Aquella descendencia resultó ser Jesucristo y un grupo de discípulos que gobernarían con él. Todos ellos juntos forman el Reino mesiánico de Dios (Dan. 7:13, 14, 27; Mat. 19:28; Luc. 12:32; 22:28-30). Sin embargo, nada de esto se supo desde el principio. De hecho, el apóstol Pablo dijo que el desarrollo de aquella primera profecía fue un “secreto sagrado [...] guardado en silencio por tiempos de larga duración” (Rom. 16:25). Durante siglos, hombres y mujeres de fe esperaron con anhelo que se revelara ese “secreto sagrado” y que, de acuerdo con esa primera profecía, se vindicara la soberanía de Jehová (Rom. 8:19-21).
Aunque el mayor ejemplo de valentía es Jesucristo, el valor ha sido una cualidad indispensable para todos los siervos de Jehová desde los albores de la historia. ¿Por qué? Porque, tal como predijo Jehová después de la rebelión en Edén, habría enemistad entre los siervos de Dios y los secuaces del Diablo. La primera víctima en esta lucha fue el justo Abel, quien fue asesinado por su hermano, Caín. El fiel Enoc, que vivió antes del Diluvio, se convirtió también en objeto de odio al profetizar que Dios vendría con miríadas de ángeles para castigar a los pecadores (Jud. 14, 15). Evidentemente, su mensaje no era nada popular. La gente odiaba a Enoc, y de seguro lo habrían asesinado de no ser porque “Dios lo tomó”. ¡Qué gran ejemplo de valentía dejó este hombre! (Gén. 5:21-24.)
3:17.
¿En qué sentido se maldijo el suelo, y por cuánto tiempo?
La maldición pronunciada sobre el suelo significó que sería muy difícil cultivarlo. Los descendientes de Adán sintieron tan intensamente los efectos derivados del terreno maldecido, con sus espinos y cardos, que el padre de Noé, Lamec, habló “del dolor de nuestras manos que resulta del suelo que Jehová ha maldecido” (Génesis 5:29). Después del Diluvio, Jehová bendijo a Noé y sus hijos, y expresó su propósito de que llenaran la Tierra (Génesis 9:1). Al parecer, Dios eliminó la maldición del suelo (Génesis 13:10).
3:21.
¿Cómo mostró Jehová bondad a los humanos aun después de pecar?
Jehová respeta la dignidad de sus criaturas
Una vez que Adán y Eva pecaron gravemente, Jehová no los trato despectivamente ni sin dignidad humana. Él tomó en cuenta que se sentían abochornados de estar desnudos y tuvo la bondad de vestirlos con “largas prendas de piel”, de modo que dejaron de cubrirse con hojas de higuera cosidas (Gé. 3:7). En vez de permitir que siguieran avergonzados, Dios los trató con dignidad.
A pesar de ser el Soberano del universo, trata a los seres humanos con amor y respeto. Otro ejemplo lo vemos al dirigirse tanto a Abrahán como a Moisés, en ambos casos Jehová empleó un término hebreo que puede traducirse con la expresión “por favor” (Génesis 13:14; Éxo. 4:6)
4:4.
¿Por qué le agradó a Jehová el sacrificio de Abel, y qué nos garantiza eso a nosotros?
Aunque podría considerarse modesta, la ofrenda de Abel estaba compuesta por animales selectos de su rebaño. Representaba lo mejor que podía ofrecer. Abel debió de pensar detenidamente en su ofrenda, ya que era una manifestación de su fe (Heb. 11:4). Este hecho nos garantiza que a Jehová le agradarán nuestros ‘sacrificios de alabanza’ si los llevamos a cabo con verdadera fe y profunda convicción (Heb. 13:15).
4:9.
¿Por qué rechazó Jehová la ofrenda de Caín, y cómo reaccionó este?
En cierta ocasión, Caín presentó una ofrenda a Jehová, y lo mismo hizo su hermano Abel. Ahora bien, Dios no se fijó solo en sus dádivas, sino también en sus motivos. Aprobó el sacrificio de Abel porque lo había hecho con fe, pero rechazó el de Caín porque de algún modo manifestaba falta de confianza en Jehová (Gén. 4:4, 5; Heb. 11:4). Lamentablemente, Caín no aprendió la lección. En vez de modificar su actitud, alimentó la ira contra su hermano (Gén. 4:6). Jehová observó que Caín había tomado un camino peligroso. Amorosamente, habló con él y le señaló que si se comportaba bien contaría con su aprobación. Por desgracia, Caín no hizo caso del consejo de su Creador y mató a su hermano. ¡Qué traicionero es el corazón! ¡Atreverse a despreciar el consejo directo de Dios! (Jer. 17:9.) No olvidemos nunca las lecciones que aprendemos de este y de otros relatos semejantes. Debemos despedir rápido de la mente los malos pensamientos y deseos (Sant. 1:14, 15). Y si nos ofrecen consejos basados en las Escrituras, los recibiremos con gratitud como expresiones del amor de Jehová.
4:12.
¿Cómo se vengó la muerte de Abel?
Caín, conocedor del atributo humano de la justicia, se dio cuenta de que desearían matarle para vengar el asesinato de su hermano Abel. En este caso, Jehová no dio autorización a nadie para que ejecutase a Caín, sino que se reservó darle la retribución que se merecía. Esto fue lo que hizo al cortar la línea de descendencia de Caín en el Diluvio. (Gé 4:14, 15.) Unos setecientos años antes de este acontecimiento, Enoc había predicho que Dios ejecutaría a todos aquellos que hubiesen cometido hechos impíos. (Gé 5:21-24; Jud 14, 15.)
4:15.
¿Cómo fue que Jehová “estableció una señal para Caín”?
La sentencia de destierro del suelo que Dios impuso a Caín significó su expulsión de las cercanías del jardín de Edén, y la maldición que ya existía sobre la tierra se incrementaría en su caso, de tal modo que la tierra no respondería a su cultivo. Caín se lamentó por la severidad de su castigo y expresó su inquietud ante la posibilidad de que se vengase el asesinato de Abel, pero ni aun entonces manifestó arrepentimiento sincero. Jehová “estableció una señal para Caín” con el fin de evitar que lo matasen, aunque no se dice si esta señal o marca estaba de alguna manera sobre su persona. La “señal” probablemente era el mismo decreto solemne de Dios, que los demás conocían y respetaban, y cuyo propósito era impedir que lo mataran por venganza (Gé 4:10-15; compárese con el vs. 24, donde Lamec se refiere a este decreto.)
4:16.
¿Qué era la tierra de la Condición de Fugitivo?
Una tierra que estaba al “este de Edén” y en la que Caín se puso a morar como asesino condenado. (Gé 4:16.) La palabra hebrea nohdh (condición de fugitivo) se deriva de la raíz nudh, que en una de sus formas se traduce “fugitivo” en los versículos 12 y 14. Se desconoce la ubicación de esta tierra.
4:17.
¿Dónde consiguió Caín su esposa?
Adán “llegó a ser padre de hijos e hijas” (Génesis 5:4).
Así que Caín tomó como esposa a una de sus hermanas o quizás a una de sus sobrinas.
En la época temprana de la historia de la Tierra, cuando se le dio a la primera familia humana la responsabilidad de multiplicarse y llenar la Tierra (Génesis 1:28), y cuando la humanidad obviamente fue mucho más fuerte físicamente de lo que es ahora (Génesis 5:3), es claro que los matrimonios entre parientes cercanos no eran inusuales. Abraham y Sara eran medios-hermanos (Génesis 20:12).
El vigor físico de los patriarcas es atestiguado por el hecho de que el Rey Abimelec quería a Sara para su harem—¡esta mujer hermosa de noventa años! (Génesis 20:2; 17:17)]. Además, Isaac y Rebeca eran primos segundos (Génesis 22:20; 24:4), y Jacob se casó con las hijas de Labán, el hermano de su madre (Génesis 27:43). Por ende, él se casó con sus primas. Sin embargo, observe que incluso en los tiempos patriarcales tales actos incestuosos como el realizado por Lot y sus hijas eran fuertemente condenados (Génesis 19:30).
Más tarde, la Ley que Jehová dio a los israelitas prohibió el matrimonio entre hermanos carnales (Levítico 18:9; 20:17).
4:26.
¿En qué sentido “se dio comienzo a invocar el nombre de Jehová” en los días de Enós?
Puesto que se había utilizado el nombre divino desde los inicios de la historia humana, lo que empezó en vida de Enós no estaba relacionado con invocar a Jehová con fe. Es probable que la gente empleara el nombre de Dios profanamente para denominarse a sí misma o a las personas mediante las cuales intentaba adorar a Dios, o tal vez se asignaba a ídolos el nombre divino. (w01 15/9 29; w93 15/11 12 párr. 5; w77 453)
Algunos hebraístas afirman que Gén. 4:26 debería decir “empezó de manera profana”; “empezó la profanación”; “comenzaron profanamente” a invocar el nombre de Jehová “de manera irreverente”, o “entonces comenzó la profanación” (Gén. 4:25, 26; 5:3, 6.) (w01 15/9 29)
Como Abel ya había dado comienzo a invocar el nombre de Dios con fe anteriormente, se entiende que este posterior “invocar el nombre de Jehová” significa que la gente comenzó a profanar o degradar este nombre. Se trataba claramente de un caso de hipocresía religiosa.
El Targum judío de Jerusalén parafrasea estas palabras del siguiente modo: “Esa fue la generación en cuyos días empezaron a errar y a hacerse ídolos, y apodaron a sus ídolos con el nombre de la Palabra del Señor” (Gén. 4:26; 6:1-8; 1 Pedro 3:19, 20; 2 Pedro 2:1-4.) (g89 8/1 6; w98 15/1 30 recuadro; w87 1/5 4)
La conclusión de que el Diluvio aconteció 1.656 años después de la creación de Adán se basa en las edades que se dan en la lista genealógica del capítulo 5 de Génesis. Allí la Biblia da la edad que cada hombre tenía cuando llegó a ser padre del que le sigue. ¿Pero no es posible que tal vez cada uno haya sido unos meses mayor o menor, lo cual afectaría significativamente el total de los años?
El capítulo 5 de Génesis provee información detallada en cuanto a una cadena de hombres desde Adán hasta Noé. Da la edad que cada uno tenía cuando llegó a ser padre del siguiente eslabón. Por ejemplo: ‘Adán siguió viviendo ciento treinta años y llegó a ser padre de Set.’ (Gén. 5:3) De modo que tenemos:
Desde la creación de Adán hasta | Años |
el nacimiento de Set | 130 |
Hasta el nacimiento de Enós | 105 |
Hasta el nacimiento de Quenán | 90 |
Hasta el nacimiento de Mahalalel | 70 |
Hasta el nacimiento de Jared | 65 |
Hasta el nacimiento de Enoc | 162 |
Hasta el nacimiento de Matusalén | 65 |
Hasta el nacimiento de Lamec | 187 |
Hasta el nacimiento de Noé | 182 |
Desde el nacimiento de Noé hasta el diluvio | 600 |
Total |
Sin embargo, algunos se han preguntado: ‘¿Qué tal si hubiera una diferencia de unos cuantos meses en el caso de cada uno: ¿Si Adán hubiera tenido 130 años y 4 meses cuando nació Set, y Set hubiera tenido 105 años y 4 meses, y así por el estilo? Si se añadiera tan solo la cuarta parte de un año a cada uno de los eslabones, el tiempo total entre Adán y el Diluvio sumaría unos tres años más que los 1.656 mencionados arriba. ¿Pudiera ser que esto haya sido la realidad?’
Francamente, no hay base razonable para pensar así.
El que alguien sostuviera que Adán había pasado por cuatro meses de los 130 años cuando nació Set sería una suposición. Otra persona podría suponer que a Set le faltaban cuatro meses para cumplir los 105 años de edad cuando nació Enós. Así que las diferencias podrían cancelarse una a la otra o el promedio podría llegar al mismo total que el registro de Génesis.
Pero no pasemos por alto este hecho: Que la Biblia no contiene las edades paternas con relación al nacimiento de personas mucho más distinguidas que Mahalalel o Jared. ¿Cuántos años tenía Elcana cuando nació Samuel? ¿O Jesé cuando nació David (o cuando nacieron sus hermanos)? ¿O Zacarías cuando Juan el Bautizante nació? ¿O aun José (o María) cuando nació Jesús? La Biblia no dice. Sin embargo, sí nos da las edades de los eslabones humanos desde Adán hasta Noé. ¿Por qué?
Parece claro que Dios puso estos datos en su Palabra sabiendo que sus adoradores estudiarían la información y la usarían. ¿Es razonable pensar que Dios hubiera provisto cifras específicas que, al usarse, desviarían a su pueblo? No. A diferencia del Diablo, Jehová Dios no es mentiroso, ni engañador. (1 Sam. 15:29; Juan 8:44) Si él puso ciertos datos en su Palabra, podemos estar seguros de que son exactos y confiables para nuestro uso.
La información genealógica del capítulo 5 de Génesis nos ayuda a determinar que el Diluvio vino 1.656 años después de la creación de Adán. Además nos ayuda a comprender las edades extraordinarias que aquellos hombres tenían cuando engendraron a sus hijos y el largo tiempo que vivían. No obstante, el registro muestra que ‘ellos murieron,’ lo que hace resaltar la necesidad que todos tenemos del rescate sacrificatorio por medio de Jesucristo. (1 Tim. 2:6; Rom. 6:23) Por la fe en Jesús puede ser que vivamos más años que Adán (930 años) o Matusalén (969 años). Sí, puede ser que vivamos para siempre.
5:1.
¿Fue Adán el escritor de estas palabras?
Las palabras “este es el libro de la historia de Adán” han llevado a algunos a la conclusión de que Adán fue el escritor de este “libro”. (Gé 5:1.) Comentando sobre la frase “esta es la historia” (“estos son los orígenes”), que aparece con frecuencia en el libro de Génesis, P. J. Wiseman dice: “Es la frase de conclusión de cada sección, y por lo tanto se remite a una narración previa [...]. Suele referirse al escritor de la historia o al propietario de la tablilla que la contiene”. (New Discoveries in Babylonia About Genesis, 1949, pág. 53.)
Un examen del contenido de estas historias pone en tela de juicio la corrección de las conclusiones de Wiseman. Por ejemplo, según esta opinión, la sección que empieza en el versículo 10 del capítulo 36 de Génesis debería concluir con las palabras de Génesis 37:2: “Esta es la historia de Jacob”. Sin embargo, casi todo el relato tiene que ver con la descendencia de Esaú y solo habla de Jacob de forma incidental. Por otra parte, el relato que sigue presenta extensa información sobre Jacob y su familia. Es más, si esta teoría fuera correcta, significaría que Ismael y Esaú fueron los escritores o propietarios de los documentos más extensos sobre los tratos de Dios con Abrahán, Isaac y Jacob. Esto no parece razonable, pues supondría que quienes no tuvieron ninguna participación en el pacto abrahámico fueron los más interesados en él. Sería difícil aceptar que Ismael tuviera tanto interés por acontecimientos relacionados con la casa de Abrahán como para conseguir un registro detallado de estos, que en su mayor parte ocurrieron mucho tiempo después que se le despidió con su madre Agar. (Gé 11:27b–25:12.)
5:24.
¿De qué manera ‘tomó Dios a Enoc’?
“Porque Dios lo transfirió”, LXX. Por lo visto, Enoc se encontraba en peligro de muerte, pero Dios no permitió que sufriera a manos de sus enemigos. “Enoc fue transferido para que no viera la muerte”, escribió el apóstol Pablo (Hebreos 11:5). Estas palabras no significan que Dios lo llevó al cielo para que siguiera viviendo allí, pues Jesús fue el primero en ascender a los cielos (Juan 3:13; Hebreos 6:19, 20). El hecho de que fuera “transferido para que no viera la muerte” puede significar que Dios lo sumió en un trance profético durante el cual puso fin a su vida. En tales circunstancias, Enoc no sufrió, o “no [vio] la muerte”, a manos de sus enemigos. Jehová interrumpió la vida de Enoc a los 365 años, una edad bastante joven en comparación con la de sus contemporáneos.
6:14.
¿Cuando recibió Noé el mandato de construir el arca?
La crónica inspirada señala que cuando se le mandó construir el arca a Noé, sus hijos ya eran adultos y estaban casados. Jehová le dijo: “Establezco mi pacto contigo; y tienes que entrar en el arca, tú y tus hijos y tu esposa y las esposas de tus hijos” (Gén. 6:9-18).
Por ello, es posible que cuando Noé recibió la comisión de hacer el arca solo quedaran cuarenta o cincuenta años para el Diluvio.
7:1.
¿Cuándo le comunicó Dios a Noé la fecha exacta del Diluvio?
Fue tan solo siete días antes de comenzar la inundación —el tiempo justo para que Noé y su familia introdujeran a los animales en el arca— cuando Jehová le reveló la fecha exacta del Diluvio.
De este modo, todo estuvo listo “en el año seiscientos de la vida de Noé, en el segundo mes, en el día diecisiete del mes”, el día en que “las compuertas de los cielos fueron abiertas” (Gén. 7:1-5, 11).
7:2.
¿Sobre qué base se hacía la distinción entre los animales limpios y los inmundos?
Parece ser que la base de la distinción tenía que ver con lo que se ofrecía en los sacrificios vinculados a la adoración, y no con lo que se podía o no se podía comer. Antes del Diluvio, la carne animal no figuraba en la dieta del hombre. Los términos “limpio” e “inmundo” referidos al alimento se utilizaron por primera vez en la Ley mosaica, y tales restricciones terminaron cuando esta fue abolida (Hechos 10:9-16; Efesios 2:15). Por lo visto, Noé sabía lo que era apropiado para un sacrificio de adoración a Jehová. En cuanto salió del arca, “empezó a edificar un altar a Jehová y a tomar algunas de todas las bestias limpias y de todas las criaturas voladoras limpias y a ofrecer ofrendas quemadas sobre el altar” (Génesis 8:20).
7:2, 3.
¿Introdujo Noé en el arca siete animales limpios de cada clase, o siete parejas de cada clase?
Jehová le dijo a Noé: “De toda bestia limpia tienes que tomar para ti de siete en siete” (Génesis 7:1, 2). En hebreo, la expresión traducida por “de siete en siete” se lee literalmente “siete siete”. Una comparación con otros textos bíblicos confirma que esta expresión no significa siete parejas. Evidentemente, Noé tomó siete animales limpios de cada clase, tres parejas y un séptimo que podría utilizar después para sacrificio (Génesis 8:20).
7:6.
¿Cómo podemos calcular el período transcurrido desde la creación de Adán hasta el Diluvio?
Los pasajes de Génesis 5:3-29 y 7:6, 11 nos llevan a la conclusión de que dicho período abarca 1.656 años. Esos versículos mencionan la sucesión de hombres que vivieron desde Adán hasta Noé e indican la edad que tenía cada uno de ellos cuando fue padre del siguiente.
7:11.
¿De dónde provino el agua que causó el diluvio universal?
Durante el segundo período o “día” creativo, cuando se formó “la expansión” atmosférica de la Tierra, había aguas “debajo de la expansión” y aguas “sobre la expansión” (Génesis 1:6, 7).
Las aguas que se hallaban “debajo” ya estaban en la Tierra. Las que se hallaban “sobre la expansión” eran enormes cantidades de vapor de agua suspendidas muy por encima de la superficie terrestre, las cuales formaban una “vasta profundidad acuosa”. Estas aguas cayeron sobre la Tierra en los días de Noé.
1:26. Como han sido hechos a la imagen de Dios, los seres humanos tienen la capacidad de reflejar los atributos divinos. Ciertamente, debemos esforzarnos por cultivar cualidades como el amor, la misericordia, la benignidad, la bondad y la paciencia. Así, imitaremos a nuestro Hacedor. (Gálatas 5:22)
2:22-24. El matrimonio es una institución divina. El vínculo matrimonial es permanente y sagrado, y el esposo es el cabeza de la familia. El llegar a ser una sola carne es un proceso que se consigue con el amor y respeto con el que nos debemos tratar los cristianos. Hay matrimonios que se separan con el pretexto de que no son compatibles, mientras la realidad es que no existen dos personas compatibles a menos que las dos se dejen dirigir por una misma fuerza, esa fuerza debe de ser para nosotros los cristianos el espíritu y palabra de Jehová.
3:1-5, 16-23. La felicidad depende de que reconozcamos la soberanía de Jehová en todo aspecto de nuestra vida. Es posible que Eva se creyera la mentira de la serpiente sin sorprenderse de que esta estaba hablando por el hecho de que ella misma había comido del árbol y por eso adquirió también el poder de comunicarse con Eva.
4:3-7. A Jehová le agradó la ofrenda de Abel porque era un hombre justo, un hombre de fe (Hebreos 11:4). Por otro lado, como bien lo demostraron sus hechos, Caín carecía de fe. Sus obras eran inicuas, pues se caracterizaron por los celos, el odio y el asesinato (1 Juan 3:12). Además, es probable que no se detuviera a pensar mucho en su ofrenda y simplemente la presentara de manera mecánica. ¿No deberíamos ofrecer nuestros sacrificios de alabanza a Jehová con todo el corazón junto con una actitud apropiada y una buena conducta?
6:22.
Aunque la construcción del arca requirió muchos años, Noé hizo precisamente lo que Dios le mandó.
Por ello, él y su familia sobrevivieron al Diluvio. Jehová nos habla a través de su Palabra escrita y nos guía mediante su organización. Es por nuestro bien que debemos escucharlo y obedecerle.
7:21-24.
Jehová no destruye a los justos junto con los inicuos.
Respuestas a preguntas bíblicas:
8:11.
Si el Diluvio arruinó los árboles, ¿dónde consiguió la paloma la hoja de olivo?
Existen dos posibilidades. Puesto que el olivo es un árbol resistente, quizás permaneció vivo bajo el agua por algunos meses durante el Diluvio. Al bajar las aguas, el olivo que hubiera quedado sumergido volvería a estar en tierra firme y podría echar hojas. Por otra parte, la hoja de olivo que la paloma llevó a Noé también pudo provenir de un retoño bastante joven que brotó después de que las aguas bajaron.
8:21.
¿Cuáles son algunas razones por las que hay tanta maldad hoy día?
Una causa es la inclinación del hombre al mal (Génesis 8:21). Otra es que la mayor parte de la gente no tiene conocimiento exacto de la voluntad divina. Y una tercera es que Satanás, quien dio origen a la maldad, sigue entrometiéndose en los asuntos humanos.
9:1.
¿Por qué a diferencia de Adán, Noé no recibió el mandato de sojuzgar la Tierra?
Después del Diluvio, Jehová bendijo a Noé y a sus hijos, y les hizo saber su propósito de que llenaran la Tierra. (Gé 9:1.) Al parecer, se levantó la maldición de Dios sobre el suelo. (Gé 13:10.) Sin embargo, Jehová no dijo a Noé y a su familia que ‘subyugasen la tierra’, como le había dicho al hombre perfecto Adán. (Compárese Gé 1:28 con Gé 8:21–9:2.) Sin la guía divina, el hombre imperfecto nunca podría subyugar la tierra como Dios se había propuesto en un principio. El hombre continuaría experimentando dificultades al cultivar el suelo, entre las que estaría la lucha contra plantas molestas, espinos y cardos. La mala administración humana de los recursos de la tierra tal vez haya empeorado el problema.
9:4.
¿Qué verdad subyace en los decretos de Dios sobre la sangre?
Por lo que dijo después del Diluvio, en la Ley de Moisés y en el mandato que encontramos en Hechos 15:28, 29, Dios destacó el sacrificio que implicaba la sangre derramada de Jesús. Solo por esa sangre podemos obtener perdón y tener paz con Dios (Colosenses 1:20).
9:20-25.
¿Por qué maldijo Noé a Canaán?
Es muy probable que Canaán fuera culpable de algún abuso o perversión contra su abuelo Noé.
Aunque Cam, el padre de Canaán, presenció lo ocurrido, no se opuso a ello, sino que al parecer lo difundió.
No obstante, Sem y Jafet, los otros dos hijos de Noé, procedieron a cubrir a su padre; por eso fueron bendecidos.
Pero Canaán fue maldecido, y Cam sufrió a causa de la vergüenza que aquel incidente trajo sobre su prole.
9:26.
¿Enseña la Biblia que las personas de la raza negra hayan sido maldecidas?
Esa idea se basa en un entendimiento equivocado de Génesis 9:25, donde se citan las siguientes palabras de Noé: “Maldito sea Canaán. Llegue a ser él el esclavo más bajo para sus hermanos”. Lea usted cuidadosamente ese texto; no dice nada respecto al color de la piel. La maldición se debió a que el hijo de Cam, Canaán, evidentemente había cometido un acto vergonzoso, por el cual mereció que se le maldijera. Pero ¿quiénes fueron los descendientes de Canaán? No fueron gente de piel negra, sino pueblos de piel más clara que vivieron al este del mar Mediterráneo. Debido a sus prácticas depravadas, sus ritos demoníacos, su idolatría y su práctica de sacrificar a sus infantes, llegaron a estar bajo juicio divino, y Dios dio a Israel la tierra que ocupaban los cananeos (Gén. 10:15-19). No se destruyó a todos los cananeos; algunos fueron asignados a trabajos forzados, en cumplimiento de la maldición. (Jos. 17:13.)
¿De cuál de los hijos de Noé descendieron las personas de piel oscura? “Los hijos de Cus [otro de los hijos de Cam] fueron Seba y Havila y Sabta y Raama y Sabteca” (Gén. 10:6, 7). Posteriormente, las referencias bíblicas a Cus equivalen por lo general a Etiopía. Seba se usa luego con referencia a otro pueblo de la parte oriental de África y evidentemente cercano a Etiopía (Isa. 43:3, nota.)
10:25.
¿Cómo “se dividió” la tierra en los días de Péleg?
Péleg vivió desde 2269 hasta 2030 a.E.C. Fue “en sus días” cuando Jehová provocó una notable división al confundir el lenguaje de los edificadores de Babel* y esparcirlos sobre toda la superficie de la Tierra (Génesis 11:9).
De este modo “se dividió la tierra”, es decir, la población del planeta, en los días de Péleg.
11:1.
¿Por qué dejó la humanidad de hablar el mismo idioma?
Cuando Jehová creó a Adán, no solo le concedió la capacidad de hablar, sino también la de formar nuevas palabras que ampliaran su vocabulario (Gén. 2:19, 20, 23). ¡Qué regalo tan maravilloso! Gracias a él podemos comunicarnos incluso con nuestro Padre celestial y alabar su glorioso nombre. Durante los primeros diecisiete siglos de existencia humana, se hablaba una sola lengua, “un solo conjunto de palabras”. Pero las cosas cambiaron cuando estalló la rebelión de los días de Nemrod. Desobedeciendo las órdenes de Jehová, un grupo de personas se reunió en lo que más tarde se conocería como Babel con la firme intención de quedarse a vivir allí. Emprendieron la construcción de una enorme torre, pero no para darle gloria a Dios, sino para hacerse “un nombre célebre”. Por eso, Jehová los confundió haciendo que hablaran idiomas distintos y así los obligó a diseminarse por toda la Tierra (Gén. 11:4-8).
11:4.
¿Cómo sabemos que Nemrod no logró hacerse “un nombre célebre”?
Nemrod, opositor de Dios, rey de Babel y constructor de ciudades, sin duda participó en la construcción de la torre de Babel. El orientalista E. F. C. Rosenmüller escribió con relación al nombre Nemrod: “Se le llamó Nemrod como derivado de [ma·rádh], vocablo hebreo que significa ‘él se rebeló’, ‘él desertó’”. Luego Rosenmüller explica que “no suele ser infrecuente que los orientales llamen a sus nobles por nombres dados después de muertos; de ahí la coincidencia, sorprendente en ocasiones, entre los nombres y los hechos realizados”.
Varias autoridades comparten la opinión de que Nemrod no es como se llamó a este personaje al nacer. En lugar de eso, creen que se trata de un apelativo que se le dio más tarde de modo que encajara con el carácter rebelde que después manifestó. Por ejemplo, C. F. Keil dice: “El nombre mismo, Nemrod, de [ma·rádh], ‘nos rebelaremos’, señala a una resistencia violenta a Dios. Caracteriza tan bien su personalidad que solo pueden habérselo dado sus contemporáneos, y así llegó a ser un nombre propio”. En una nota, Keil cita lo que escribió el historiador Jacob Perizonius: “Creo que este hombre [Nemrod], un feroz cazador que iba acompañado de una banda de secuaces armados, con el fin de incitar a las demás personas a la rebelión, siempre tenía en la boca y repetía la expresión ‘nemrod, nemrod’, esto es: ‘rebelémonos, rebelémonos’. Por consiguiente, en tiempos posteriores, otras personas, incluso Moisés mismo, lo designaron mediante esa palabra como si se tratara del nombre propio”.
Está claro que Nemrod no se hizo un nombre célebre. Según parece, se desconoce el nombre que se le dio cuando nació. Ha desaparecido de la historia, como los nombres de los que le siguieron. Ni siquiera dejó descendientes que perpetuaran su nombre. En lugar de alcanzar gloria y fama, se le ha cubierto de infamia. El nombre Nemrod lo distingue para siempre como un rebelde insolente que con insensatez desafió a Jehová Dios.
10:1-32.
Los dos registros genealógicos correspondientes a antes y después del Diluvio, en los capítulos 5 y 10, conectan a todo el género humano con el primer hombre, Adán, mediante los tres hijos de Noé.
Los asirios, los caldeos, los hebreos, los sirios y algunas tribus árabes son descendientes de Sem.
Los etíopes, los egipcios, los cananeos y algunas tribus africanas y árabes son descendientes de Cam.
Los indoeuropeos son descendientes de Jafet.
Todos los seres humanos estamos emparentados y todos somos iguales a los ojos de Dios (Hechos 17:26).
Esta verdad debe influir en el modo como vemos y tratamos a los demás.
Si examinamos la sección “Respuestas a preguntas bíblicas” cuando leamos la Biblia al prepararnos semanalmente para la Escuela del Ministerio Teocrático, comprenderemos mejor algunos pasajes complicados. Los comentarios que aparecen bajo el subtítulo “Lecciones para nosotros” nos ayudarán a beneficiarnos de la lectura bíblica semanal. Si se estima conveniente, también pueden servir de base para discursos sobre las necesidades locales en la Reunión de Servicio. No cabe duda de que la Palabra de Jehová es viva y ejerce poder en nuestra vida (Hebreos 4:12).
Jehová destruye a los pervertidos habitantes de Sodoma y las ciudades vecinas, mientras que preserva la vida de Lot y sus hijas. Se cumple una promesa divina con el nacimiento de Isaac, el hijo de Abrahán. Años después, la fe del patriarca se pone a prueba cuando Jehová le manda que ofrezca a su hijo en sacrificio. Él está dispuesto a obedecer, pero un ángel lo detiene. No hay duda de que Abrahán es un hombre de fe, y se le garantiza que por medio de su descendencia se bendecirán todas las naciones. La muerte de su amada esposa, Sara, le entristece mucho.
Respuestas a preguntas bíblicas:
12:1-3.
¿Cuándo entró en vigor el pacto abrahámico, y por cuánto tiempo?
El pacto que hizo Jehová con Abrán de que “se bendecir[ían] por medio de [él] todas las familias del suelo” entró en vigor, al parecer, cuando Abrán cruzó el Éufrates de camino a Canaán el 14 de Nisán del año 1943 a.E.C., su caravana dejó atrás Harán y recorrió unos 90 kilómetros en dirección oeste hasta detenerse tal vez a orillas del Éufrates frente a Carquemis, ciudad comercial de la antigüedad. Aquel era el principal punto por donde cruzaban las caravanas. Esto es, cuatrocientos treinta años antes de que se liberara a Israel de Egipto el 14 de Nisán de 1513 a.E.C. (Éxodo 12:2, 6, 7, 40, 41). El pacto abrahámico es “un pacto hasta tiempo indefinido”. Sus términos exigen que se extienda hasta que se haya consumado la destrucción de todos los enemigos de Dios y la bendición de las familias de la Tierra (Génesis 17:7; 1 Corintios 15:23-26).
12:13.
¿Por qué pidió Abrahán a Sara que dijera que era su hermana?
El temor de Abrahán no era infundado, pues un antiguo papiro habla de un faraón que encargó a sus hombres armados tomar a una hermosa mujer y matar a su esposo.
En realidad, Sara era media hermana de Abrahán. Si Sara hubiera dicho que era su esposa, Abrahán podría haber sido asesinado, y entonces no hubiera podido tener la descendencia que Dios le había prometido (Gé 20:12; wp17.3, páginas 14 y 15).
13:16.
¿Cómo multiplicaría Jehová a Abrán “como las estrellas de los cielos”?
A Abrahán se le prometió que su descendencia se multiplicaría y sería “como las estrellas de los cielos” (Gén. 22:17). Dicho de otro modo, en tiempos de Abrahán ningún ser humano tenía forma de saber exactamente cuántas personas compondrían dicha descendencia espiritual. No obstante, con el tiempo se reveló la cantidad precisa: 144.000, además de Jesús (Apo 7:4; 14:1). La Palabra de Dios dice: “[Abrahán] puso fe en Jehová; y él procedió a contárselo por justicia” (Gén. 15:5, 6). Es verdad que ningún ser humano es totalmente justo (Sant. 3:2). Pero como Abrahán tenía tanta fe, Jehová lo consideró justo e incluso dijo que era su amigo (Isa. 41:8). Quienes componen junto con Jesús la descendencia espiritual de Abrahán también han sido declarados justos, y esto les reporta bendiciones aún mayores que las que recibió Abrahán.
15:1.
¿Comó protegió Jehová a algunos antepasados de la Descendencia?
Estas no son palabras vacías. Pensemos, por ejemplo, en lo que sucedió en torno al año 1919 a.E.C.. Cuando Abrahán y su esposa Sara se fueron a vivir a Guerar por un tiempo, Abimélec, el rey de la ciudad, tomó a Sara con la intención de convertirla en su mujer, pues ignoraba que estaba casada. ¿Era esta una de las estrategias de Satanás para impedir que ella le diera un hijo a Abrahán? La Biblia no lo aclara, pero sí muestra que Dios tomó cartas en el asunto y advirtió en sueños al monarca que no la tocara (Gén. 20:1-18). Pero esta es tan solo una de las varias ocasiones en que libró del peligro al patriarca y a su familia (Gén. 12:14-20; 14:13-20; 26:26-29). Por eso, el salmista tenía toda la razón para escribir: “[Jehová] no permitió que ningún humano los defraudara [a Abrahán y sus descendientes], antes bien, a causa de ellos censuró a reyes, diciendo: ‘No toquen ustedes a mis ungidos, y a mis profetas no hagan nada malo’” (Sal. 105:14, 15).
15:5.
¿Por qué deberíamos utilizar medios visuales al enseñar, y cómo nos puso el ejemplo Jehová?
Los medios visuales retienen la atención del auditorio y crean una impresión mental más clara y duradera que la palabra hablada por sí sola. Jehová se valió de diferentes medios visuales, como las estrellas, el taller de un alfarero, una calabaza vinatera y el tabernáculo (Gén. 15:5; Jer. 18:1-6; Jon. 4:6-11; Heb. 9:9, 23, 24).
16:2.
¿Estuvo bien que Sarai ofreciera a su sirvienta Agar para que fuera esposa de Abrán?
Aquello era la costumbre de la época: la esposa estéril estaba obligada a dar una concubina a su marido con el fin de producir herederos. La práctica de la poligamia surgió por primera vez entre los descendientes de Caín.
Poco a poco se convirtió en una costumbre que acabaron aceptando algunos siervos de Jehová (Génesis 4:17-19; 16:1-3; 29:21-28).
No obstante, Dios nunca cambió su norma original, a saber: la monogamia (Génesis 2:21, 22). Noé y sus hijos, a quienes se les reiteró el mandato de ‘ser fructíferos y llenar la tierra’, eran monógamos (Génesis 7:7; 9:1; 2 Pedro 2:5).
Más adelante, Jesucristo confirmó esta norma original (Mateo 19:4-8; 1 Timoteo 3:2, 12).
18:22-33.
¿De qué modo le mostró gran paciencia Jehová a Abrahán?
En la conversación que tuvo Jehová con Abrahán sobre la destrucción de Sodoma, Jehová le permitió pacientemente que lo cuestionara ocho veces. Abrahán incluso se exaltó y le dijo: “¡Es inconcebible de ti el que vayas a obrar de esta manera para dar muerte al justo con el inicuo, de modo que tenga que ocurrirle al justo lo mismo que le ocurre al inicuo! Es inconcebible de ti. ¿El Juez de toda la tierra no va a hacer lo que es recto?” (Gé 18:22-33).
¿Qué nos enseña este relato sobre la forma de pensar de Jehová? Es obvio que Dios no necesitaba consultar a Abrahán para tomar la decisián correcta. Ahora bien, pudo haberle explicado desde el principio las razones por las que había tomado esa decisión. Pero al dejar que lo cuestionara, le dio tiempo para aceptar la situación y para entender su manera de ver los asuntos, así como la magnitud de su compasión y justicia. Ciertamente, Jehová trató a Abrahán como a un amigo (Isa. 41:8; Sant. 2:23).
18:25.
¿Qué debemos hacer si nos parece que Jehova actuó injustamente?
Si nos parece que Jehová ha actuado de forma injusta —sea por algo que leamos en la Biblia o que experimentemos en nuestra vida—, no lo juzguemos según nuestro propio concepto de la justicia. Recordemos que no siempre contamos con toda la información y que nuestro punto de vista es limitado y quizás esté distorsionado. Nunca olvidemos que “la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Sant. 1:19, 20). Así, nunca llegaremos a “enfure[cernos] contra Jehová” (Pro. 19:3). Como Jesús, reconozcamos que solo Jehová tiene el derecho de decidir lo que es justo y bueno (Mar. 10:17, 18). Concentrémonos en adquirir “conocimiento exacto” de sus normas (Rom. 10:2; 2 Tim. 3:7). Si las aceptamos y vivimos conforme a la voluntad divina, demostraremos que estamos buscando primero “la justicia de Dios” (Mat. 6:33).
19:8.
¿No estuvo mal que Lot ofreciera sus hijas a los habitantes de Sodoma?
Según la ética oriental, era responsabilidad del anfitrión proteger y defender a los huéspedes hasta con la vida, si fuera necesario. Y Lot estaba dispuesto a hacerlo. Con valor salió, cerró la puerta tras de sí y se presentó solo ante la multitud.
Para cuando Lot ofreció a sus hijas, probablemente ya supiera que sus invitados eran mensajeros de Dios y, por tanto, pensara que Dios podía encargarse de protegerlas tal como protegió a su tía Sara en Egipto (Génesis 12:17-20). Y así fue, tanto Lot como sus hijas recibieron protección.
Analicemos otra posibilidad. Puede que Lot tratara de desconcertar o confundir a los agresores. Tal vez pensara que aquellos sodomitas con apetitos homosexuales no desearían a sus hijas (Judas 7). Además, como las jóvenes estaban comprometidas con dos hombres de la ciudad, en la muchedumbre seguramente habría parientes, amigos o socios de sus futuros yernos (Génesis 19:14). Quizás Lot esperara que, debido a tal relación, en la multitud habría hombres que defenderían a sus hijas. Una turba dividida no sería, desde luego, tan peligrosa.
19:26.
¿Por qué perdió la vida la mujer de Lot?
Pudo ser por curiosidad, por falta de fe, o tal vez porque su apego por el hogar y los bienes que tenía en Sodoma fue mayor que su amor por Dios (Luc. 17:31, 32).
Parece que ya estaban cerca de Zóar la ciudad de refúgio, quizás a punto de entrar en la ciudad, cuando desobedeció: se volvió y miró atrás. Y como dice el registro bíblico: “Se convirtió en columna de sal”.
19:30-38.
¿Aprobó Jehová que Lot se emborrachara y engendrara prole con sus dos hijas?
Jehová no aprueba ni el incesto ni la borrachera (Levítico 18:6, 7, 29; 1 Corintios 6:9, 10).
Lot en realidad deploraba los “hechos desaforados” de los habitantes de Sodoma (2 Pedro 2:6-8).
El hecho de que sus hijas lo emborracharan indica que sabían que su padre no consentiría en mantener relaciones sexuales con ellas mientras estuviera sobrio.
Pero al ser extranjeras en el país, sus hijas pensaron que esa era la única manera de evitar que se extinguiera la familia de Lot.
El relato está en la Biblia para revelar el parentesco que tenían los moabitas (mediante Moab) y los amonitas (mediante Ben-ammí) con los descendientes de Abrahán, los israelitas.
22:17.
¿Por qué son las comparaciones y las metáforas poderosos recursos didácticos?
Las comparaciones y las metáforas crean vívidas imágenes mentales con pocas palabras. Bien utilizadas, llegan al corazón del oyente y le ayudan a recordar lo que se ha dicho mejor que si tan solo expusiéramos los hechos (Gén. 22:17; Sal. 1:3; Sant. 3:6.).
22:18.
¿Cómo se fue revelando detalles del “secreto sagrado del reino de Dios”?
Poco a poco, Jehová fue revelando detalles del “secreto sagrado del reino de Dios” a diversas personas (Mar. 4:11). Una de ellas fue Abrahán, a quien se le llamó “amigo de Jehová” (Sant. 2:23). Dios le prometió que lo convertiría en “una nación grande”, y más adelante dijo las palabras de Génesis 22:18 (Gén. 12:2, 3; 17:6; 22:17). Mediante Jacob, un nieto de Abrahán, Jehová predijo: “El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos” (Gén. 49:10). Estas palabras predecían la llegada de alguien llamado Siló, que significa “Aquel de Quien Es” o “Aquel a Quien Pertenece”. Solo él tendría el derecho de recibir “el cetro” y “el bastón de comandante” (símbolos de soberanía y de poder) para gobernar a todos “los pueblos”.
Cap. 24.
En el drama profético del capítulo 24 de Génesis, ¿a quién representa
a) Abrahán, b) Isaac, c) Eliezer, el siervo de Abrahán, d) los diez camellos y e) Rebeca?
a) Abrahán representa a Jehová; b) Isaac, al Cordero de Dios, Jesucristo; c) Eliezer representa el espíritu santo; d) los diez camellos son la completa y perfecta Palabra de Dios, y e) Rebeca representa a la esposa del Cordero, los 144.000 miembros de la clase de la novia.
24:12.
¿Qué aprendemos de la oración de Eliezer y de la respuesta que recibió?
El estudio de la Biblia nos enseña lo importante que es pedir siempre la guía de Dios. Recordemos el caso del siervo de mayor edad de Abrahán, quien seguramente era Eliezer. Este hombre viajó a Mesopotamia por orden de su amo en busca de una mujer que sirviera a Jehová y se casara con Isaac. Cuando vio a varias mujeres sacando agua de un pozo, oró a Jehová y le dijo: “Que la joven a quien yo diga: ‘Baja tu jarro de agua, por favor, para que yo beba’, y que realmente diga: ‘Bebe, y también daré de beber a tus camellos’, esta sea la que tienes que asignar a tu siervo, a Isaac” (Gén. 24:13, 14). El siervo de Abrahán recibió la respuesta a su oración cuando Rebeca dio de beber a sus camellos. Poco después, ella se fue con él a Canaán y llegó a ser la amada esposa de Isaac. Claro, hoy día no podemos esperar que Jehová nos guíe dándonos una señal especial. No obstante, él dirigirá nuestros pasos si le oramos y nos dejamos guiar por su espíritu (Gál. 5:18).
24:14.
¿Qué lección nos enseña el hecho de que Eliazer se esforzara por complacer a Jehová al buscar esposa para Isaac?
Eliezer tuvo que hacer ingentes esfuerzos para actuar a la manera de Jehová. Nosotros, igualmente, quizás descubramos que no siempre resulta fácil conformarse a las normas de Jehová. Por ejemplo, puede que sea difícil encontrar un empleo que no ahogue la actividad teocrática, un cónyuge temeroso de Dios, compañeros edificantes o entretenimiento que no sea degradante. (Mateo 6:33; 1 Corintios 7:39; 15:33; Efesios 4:17-19.) Sin embargo, Jehová puede sostener a los que rehúsan claudicar de los principios bíblicos. La Escritura promete: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas”. (Proverbios 3:5, 6.)
24:22.
¿Qué significaba el que el criado de Abrahán le pusiera una nariguera a Rebeca?
Un pendiente de oro. Debe notarse que este regalo no fue la dote de ella sino una expresión de la gratitud de Eliezer. Aunque sospechaba que llegaría a ser la esposa de Isaac, Eliezer todavía ni sabía su nombre, mucho menos su relación familiar con Abrahán. La palabra traducida "pendiente", "joya para la frente", proviene del hebreo nézem, un anillo para la nariz. Desde los tiempos antiguos, las mujeres beduinas han llevado anillos en la nariz, ya sea en el cartílago de uno de los lados o en el tabique central de la nariz (Isa 3:21; Eze 16:11, Eze 16:12). Entre los beduinos, el anillo en la nariz es todavía el regalo que se acostumbra dar cuando se compromete una pareja. El anillo de oro pesaba probablemente unos 6 g, y los dos brazaletes de oro entre 120 y 150 g. Al precio actual del oro, (que hoy costarían unos 1.350 dólares [E.U.A.]). No es de admirar que Labán quedara sorprendido (Gé 24:30).
13:7-14. En aquellas tierras no había agua ni pastos suficientes para los rebaños de Abrán y Lot, por lo que surgieron tensiones y resentimientos entre los manaderos. Aquellas peleas eran impropias de los siervos del Dios verdadero. Si se permitía que continuaran, cabía la posibilidad de que se produjera una ruptura permanente y se retirará el espíritu de Jehová de ellos. Es notable que fuera Abrán, el más maduro quien tomo la iniciativa para hacer las paces, además le ofreció a su sobrino Lot la posibilidad de escoger el territorio para su ganado. Éste sin titubear, escogió lo que aparentaba ser la mejor tierra, la actitud de cada uno no fue pasada desapercibido a Jehová quien en el vers. 14 le recordó a Abrán las bendiciones que le esperaban por su actitud, también conocemos la historia de Lot, por su desconsiderada actitud de escoger lo que parecía la mejor parte.
13:8, 9.
Tenemos en Abrahán un magnífico ejemplo a la hora de zanjar diferencias.
Nunca debemos sacrificar las buenas relaciones con los demás por motivos económicos, preferencias personales u orgullo. Los vers. 14 y 15 revela que Jehová bendice al que confía en Él y pone la prioridad en el amor y la paz.
15:5, 6. Al ver que envejecía y todavía no había engendrado un hijo, Abrahán habló de ello con su Dios, quien entonces lo confortó. En consecuencia, Abrahán “puso fe en Jehová”. Si le abrimos nuestro corazón a Jehová en oración, aceptamos el consuelo que nos da mediante la Biblia y le obedecemos, nuestra fe se fortalecerá.
15:16.
¿Por qué se retuvo Jehová de ejecutar sentencia sobre los amorreos (o cananeos) durante cuatro generaciones? Porque es paciente.
Esperó hasta que no hubo ninguna posibilidad de mejora.
Como Jehová, nosotros también hemos de ser pacientes.
18:23-33. Jehová no destruye a la gente indiscriminadamente, sino que protege a los rectos.
19:16.
Lot “siguió demorándose”, y los ángeles casi tuvieron que sacarlos a él y a su familia a rastras de Sodoma.
Hacemos bien en no perder nuestro sentido de la urgencia mientras esperamos el fin del mundo malo.
19:26. Es totalmente insensato anhelar lo que hemos dejado atrás en el mundo o distraernos con ello.
Respuestas a preguntas bíblicas:
25:8.
¿Quiénes formaban el pueblo de Abrahán? y ¿Qué significa la expresión “recogido a su pueblo”?
Esta es una forma poética de referirse a la muerte. En Génesis 11:10-26 se enumeran sus antepasados hasta llegar a Sem, el hijo de Noé. De modo que fue con estos otros que ya descansaban en el Seol con quienes Abrahán se reunió al morir.
La expresión “recogido a su pueblo” aparece con cierta frecuencia en las Escrituras Hebreas. Así, es lógico concluir que tanto el hijo de Abrahán, Ismael, como el hermano de Moisés, Aarón, fueron al Seol al morir, con la esperanza de ser resucitados (Génesis 25:17; Números 20:23-29). Moisés también fue al Seol, aunque nunca se supo dónde estaba su tumba (Números 27:13; Deuteronomio 34:5, 6). Igualmente, Josué, sucesor de Moisés y caudillo de Israel, y toda su generación también descendieron al Seol cuando murieron (Jueces 2:8-10).
Siglos después, David llegó a ser rey de las doce tribus de Israel. A su muerte, “yació [...] con sus antepasados” (1 Reyes 2:10). ¿Fue también al Seol? Cabe destacar que el día del Pentecostés del año 33 de nuestra era, el apóstol Pedro hizo alusión a la muerte de David y parafraseó el Salmo 16, versículo 10, que dice: “No dejarás mi alma en el Seol”. Tras mencionar que David todavía permanecía en su tumba, Pedro aplicó a Jesús estas palabras y dijo: “[David] vio de antemano y habló respecto a la resurrección del Cristo, que ni fue abandonado en el Hades ni su carne vio corrupción. A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:29-32). Pedro utilizó la palabra Hades, el equivalente griego del término hebreo Seol. Por lo tanto, quienes se encuentran en el Hades están en la misma situación que los que descansan en el Seol: en espera de la resurrección.
25:23.
¿Predestinó Dios a Jacob y Esaú?
Jehová podía leer el patrón genético de los gemelos todavía no nacidos. Él puede haber tenido esto en cuenta al ver de antemano las cualidades que cada uno de los muchachos desarrollaría, y predecir el resultado (Sal. 139:16). Pero aquí no hay indicación de que hubiera fijado el destino eterno de ellos o de que hubiera predeterminado el resultado de cada suceso de sus vidas.
Jacob no usurpó en modo alguno la herencia de Esaú. Antes de que nacieran, Jehová había dicho que “el mayor servir[ía] al menor” (Génesis 25:23). Pero puede que alguien pregunte: “¿No habría sido más fácil si Dios hubiera hecho que Jacob naciera primero?”. Lo que sucedió después nos enseña verdades importantes. Dios no reserva bendiciones para quienes creen que tienen el derecho de recibirlas, pero sí muestra bondad inmerecida a quienes él escoge. Por ello, Jacob recibió la primogenitura, no su hermano mayor, quien la había despreciado. De igual manera, debido a que los judíos naturales como nación mostraron la misma actitud que Esaú, se les reemplazó con el Israel espiritual (Romanos 9:6-16, 24). Hoy la buena relación con Jehová no se consigue mediante una herencia recibida sin esfuerzo alguno por haber nacido en el seno de una familia que teme a Dios o en un ambiente espiritual. Los que desean recibir bendiciones divinas tienen que esforzarse por ser piadosos y tienen que estimar de verdad las cosas espirituales.
28:12, 13.
¿Cuál fue el significado del sueño de Jacob en el que aparece “una escalera”?
Esta “escalera” (que puede haber tenido la apariencia de un tramo ascendente de piedras) indicó que hay comunicación entre la Tierra y el cielo, y que los ángeles desempeñan un servicio muy importante entre Jehová y los seres humanos que tienen Su aprobación (Juan 1:51).
En lo alto Jacob vio a Jehová, que le confirmó el pacto divino que había hecho con Abrahán e Isaac. (Gé 28:11-13; 1Cr 16:16, 17.)
30:1-8.
¿En qué sentido fue Raquel un buen ejemplo de alguien cuyos esfuerzos sinceros fueron bendecidos por Jehová?
Raquel, que apreciaba su herencia, era muy consciente de que Jehová había prometido bendecir a Jacob. Su hermana, Lea, la primera esposa de Jacob, había sido bendecida con cuatro hijos, mientras que ella permanecía estéril (Gén. 29:31-35). En vez de compadecerse de sí misma, elevó continuas súplicas a Jehová y actuó decididamente en armonía con la voluntad de Dios y sus propias peticiones.
30:3.
¿Qué significa dar a luz sobre las rodillas de otra mujer?
Esas palabras no significaban que el alumbramiento fuera a hacerse literalmente sobre las rodillas de otra mujer, sino que podía tener al niño sobre sus rodillas como si fuera suyo. (Compárese con Gé 50:23.)
Estos hijos participaron de la herencia igual que los nacidos a las esposas legales. Eran hijos que él había engendrado, y puesto que las esclavas eran propiedad de las esposas, era una forma de adopción donde tanto la esposa legal como la esclava tenían derechos de propiedad sobre esos hijos.
30:14, 15.
¿Por qué cambió Raquel la oportunidad de concebir por unas mandrágoras?
En la antigüedad, la mandrágora tenía usos medicinales como narcótico y antiespasmódico.
También se la consideraba afrodisíaca, así como estimulante de la fertilidad y la concepción (El Cantar de los Cantares 7:13).
Aunque la Biblia no revela por qué hizo el cambio, Raquel tal vez pensara que las mandrágoras la ayudarían a concebir y así acabar con el oprobio de ser estéril.
Las mandrágoras nunca surtieron efecto. Cuando por fin Raquel pudo concebir y dar a luz a José tras seis años de matrimonio, fue porque Jehová “se acordó” de ella y respondió a su oración. Solo entonces pudo exclamar Raquel: “¡Dios ha quitado mi oprobio!” (Génesis 30:22-24).
Los terafim eran dioses o ídolos de familia. En Mesopotamia se han hecho hallazgos arqueológicos que señalan que la posesión de tales imágenes tenía que ver con quién recibiría la herencia de la familia. Es posible que Raquel tuviera eso presente y razonara que tenía razón en tomar los terafim debido a los tratos engañosos de su padre, Labán, con su esposo, Jacob (Gé 31:14-16). Pero no hay nada que indique que Jacob trató alguna vez de usar los terafim para conseguir la herencia de la familia. Jacob se deshizo de tales ídolos, a más tardar, cuando enterró todos los dioses extranjeros que le entregó su casa. (Gé 35:1-4.)
Dioses o ídolos domésticos. (Gé 31:30, 34.) Aunque la palabra “terafim” está en plural, también puede aplicar a un solo ídolo. Al menos algunos de estos ídolos pueden haber tenido el tamaño y la forma de un hombre (1Sa 19:13, 16), aunque otros debieron ser mucho más pequeños, pues cabían dentro de la cesta de una silla de montar. (Gé 31:34.) A veces se consultaban en busca de agüeros. (Eze 21:21; Zac 10:2.)
Los hallazgos arqueológicos realizados en Mesopotamia y zonas cercanas indican que la posesión de las imágenes de terafim era un factor importante para decidir quién recibiría la herencia de la familia. Según una tablilla hallada en Nuzi, en determinadas circunstancias, si un yerno poseía los dioses de la familia, tenía derecho a reclamar legalmente la herencia de su suegro fallecido. (La Sabiduría del Antiguo Oriente, edición de J. B. Pritchard, 1966, págs. 196, 197, y nota.) Quizás fue esto lo que pensó Raquel al razonar que estaba justificada para llevarse los terafim debido a que su padre había engañado a su marido, Jacob. (Compárese con Gé 31:14-16.) La importancia de los terafim en relación con los derechos de herencia explicaría el desmesurado interés de Labán por recuperarlos, hasta el punto de reunir a sus hermanos y perseguir a Jacob por una distancia de siete días de viaje. (Gé 31:19-30.) Por supuesto, Jacob era totalmente ajeno a la acción de Raquel (Gé 31:32), y no existe indicio alguno de que intentase arrebatar la herencia a los hijos de Labán. Jacob no tenía ningún interés en la idolatría, y se deshizo de los terafim a más tardar cuando escondió todos los dioses extranjeros que le entregaron los miembros de su casa bajo el árbol grande que se hallaba cerca de Siquem. (Gé 35:1-4.)
Se usaron terafim con fines idolátricos tanto en los días de los jueces como de los reyes. (Jue 17:5; 18:14, 17, 20; Os 3:4.) Sin embargo, no es probable que los israelitas los usaran en relación con las herencias, pues Dios había dado un mandato explícito contra la fabricación de imágenes. (Éx 20:4.) Además, el profeta Samuel habló de los terafim en paralelo con el poder mágico, comparando el uso de ambos al acto de adelantarse presuntuosamente (1Sa 15:23), y había terafim entre los vestigios de idolatría que el fiel rey Josías quitó de Judá y Jerusalén. (2Re 23:24.) Por consiguiente, el hecho de que Mical, la esposa de David, tuviera una imagen de terafim entre sus posesiones indica que su corazón no era completo para con Jehová, y hay que entender que David, o bien no sabía que ella la tenía o bien lo toleraba porque era la hija del rey Saúl. (1Sa 19:12, 13.)
32:24-32.
Según el relato de Génesis 32:24-32, ¿qué hizo Jacob a los 97 años para obtener la bendición de Jehová,
y qué aprendemos de ello?
Jacob se concentró en la voluntad de Jehová y valoró su herencia. Oró con fervor a Dios para que lo bendijera y obró en armonía con la voluntad divina. Este relato nos enseña que prescindiendo de nuestra edad o de cuántos años llevemos sirviendo a Jehová, a todos nos beneficiará imitar el esfuerzo sincero de Jacob. Jamás debemos dejar de luchar por servir a Jehová de toda alma.
33:3, 4.
¿Qué lección nos dio Jacob sobre cómo resolver desacuerdos?
Al hallarse cara a cara con Esaú, ¿qué hace Jacob? “Y él mismo se adelantó a ellos y procedió a inclinarse a tierra siete veces hasta que llegó cerca de su hermano,” Jacob con el derecho de primogenitura por más de 20 años como si hubiera estado reconociendo a alguien que era superior a él, se inclina a tierra humildemente sin importarle lo que sus familiares o otros espectadores pensaran de su manera de rebajarse a su hermano. ¿Cuál fue el resultado? “Y Esaú fue corriendo a su encuentro, y empezó a abrazarlo y caer sobre su cuello y besarlo, y prorrumpieron en lágrimas.”—Génesis 32:13-15; 33:1-4.
¿Qué nos enseña esto? Cuando se trata de una disputa entre dos personas, hay algo más importante que el saber quién tiene “razón” o quién tiene “la culpa.” Es importante que se restablezca la paz. Por eso, si usted ha tenido un desacuerdo con alguien, pregúntese: “¿Estoy viendo el asunto desde el punto de vista de él? ¿He tratado el asunto de la manera cristiana? ¿Estoy dispuesto a ser humilde? ¿Puedo ser yo el primero en decir: ‘Lo siento’ debido a haber causado a otra persona cierto grado de vergüenza?”
Dice cierto refrán: “Lo siento son tan solo dos palabritas.” Pero son poderosas. Procure ser el primero en decirlas.—Mateo 5:9, 23, 24.
37:12-17.
Al leer Génesis 37:12-17, ¿qué paralelo observamos entre las vidas de José y Jesús?
Pese a la animosidad que le guardaban sus hermanos, José salió inmediatamente en su ayuda (Gén. 37:5-11). De igual modo, Jesús aceptó con gusto la asignación de Jehová de venir a la Tierra, aunque implicase mucho sufrimiento.
37:27 «o» 45:4.
¿Quién vendió a José para Egipto?
Génesis 37:27 dice que los hermanos de José lo vendieron. Pero el siguiente versículo declara: “Ahora bien, iban pasando hombres, mercaderes madianitas. Por lo tanto [los medio hermanos de José] halaron y alzaron a José de la cisterna y entonces vendieron a José a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Con el tiempo éstos llevaron a José a Egipto.” De modo que, ¿sacaron unos mercaderes madianitas a José del hoyo y lo vendieron a los ismaelitas que se lo llevaron a Egipto? No, hasta José posteriormente confirmó que sus propios hermanos lo habían vendido, al decir: “Yo soy José su hermano, a quien ustedes vendieron para Egipto.” (Génesis 45:4) Por eso ¿a qué conclusión hemos de llegar? O que a los madianitas (que estaban relacionados con los ismaelitas) también se les llamaba ismaelitas, o que los comerciantes madianitas estaban viajando con la caravana ismaelita. Y los hermanos de José lo vendieron a ellos.
39:9.
¿Cómo sabía José que el adulterio era pecar contra Dios?
José conocía la norma divina: el matrimonio es una unión en la que solo hay lugar para un hombre y una mujer que forman “una sola carne”. Además, tuvo que haberse enterado del incidente de su abuela Rebeca con Abimélec. Cuando este rey descubrió que era una mujer casada, comprendió que ningún hombre de su reino debía unirse a ella, pues quien lo hiciera cometería un pecado y acarrearía culpa a su pueblo. Y Jehová dio su bendición, lo que reveló su punto de vista acerca del adulterio. Sin duda, el conocimiento que tenía José de estos asuntos contribuyó a que la voz de su conciencia resonara aún con más fuerza y lo moviera a rechazar la inmoralidad sexual (Gén. 2:24; 12:17-19; 20:1-18; 26:7-14). Hoy día disponemos de la Biblia completa para aprender la manera de pensar y sentir de nuestro Padre, lo que incluye qué cosas aprueba y cuáles prohíbe. Cuanto más familiarizados estemos con las Escrituras, más fácil nos será acercarnos a Dios y copiar su ejemplo. Y, por consiguiente, lo que nos diga la conciencia reflejará cada vez mejor la manera de pensar de nuestro Padre y estará en sintonía con su voluntad (Efe. 5:1-5).
25:23. Jehová es capaz de conocer la composición genética del feto y de usar su presciencia para seleccionar de antemano a la persona indicada para su propósito. Sin embargo, no predetermina el resultado final de su vida (Oseas 12:3; Romanos 9:10-12).
25:32, 33; 32:24-29.
El interés de Jacob por obtener la primogenitura y la lucha que sostuvo con un ángel toda la noche hasta conseguir una bendición indican que apreciaba las cosas sagradas. Jehová nos ha confiado muchas cosas sagradas, tales como nuestra relación con él y su organización, el rescate, la Biblia y la esperanza del Reino.
Seamos como Jacob y demostremos que las apreciamos.
34:1, 30.
La raíz del asunto que ‘acarreó extrañamiento’ a Jacob fue que Dina hizo amistad con gente que no amaba a Jehová.
Seamos, pues, prudentes al elegir a nuestros amigos.
Respuestas a preguntas bíblicas:
41:16.
¿Cómo educaban a sus hijos los siervos de Dios de tiempos bíblicos?
Los siervos de Dios de tiempos bíblicos se aseguraban de que sus hijos aprendieran las normas básicas de cortesía en el hogar. Fíjese en la amabilidad y cariño con que Abrahán e Isaac se dirigieron el uno al otro en Génesis 22:7. En el caso de José también se hizo patente que sus padres lo habían educado bien, pues cuando estuvo encarcelado fue cortés incluso con los demás prisioneros (Gén. 40:8, 14). Y su manera de dirigirse al faraón demuestra que había aprendido cómo comportarse ante personas de alto rango (Gén. 41:33, 34). Uno de los Diez Mandamientos que Jehová dio a los israelitas es este: “Honra a tu padre y a tu madre para que resulten largos tus días sobre el suelo que Jehová tu Dios te da” (Éxo. 20:12). Un modo de honrar a los padres era siendo respetuoso con ellos. Por ejemplo, la hija de Jefté demostró un respeto sobresaliente por su padre cumpliendo con el voto que él había hecho, a pesar del gran sacrificio que eso significó para ella (Jue. 11:35-40).
42:25-35.
Según Génesis 42:25-35, ¿cómo mostró José una compasión comparable a la de Jesús?
Tras comprobar que el arrepentimiento de sus medio hermanos era sincero, José manifestó misericordia al llenar sus costales de grano, devolverles el dinero y darles provisiones para el viaje. Igualmente, Jesús cuida y muestra misericordia a las “otras ovejas” arrepentidas de la actualidad (Juan 10:16).
43:32.
¿Por qué era detestable para los egipcios comer con los hebreos?
Tal vez se debiera principalmente al orgullo racial y al prejuicio religioso. Además, los egipcios detestaban a los pastores (Génesis 46:34). ¿Por qué razón? Posiblemente porque el sistema de castas egipcio colocaba a los pastores en uno de los últimos lugares, o quizás porque sintieran un fuerte rechazo hacia quienes buscaban pastos para los rebaños, pues escaseaba la tierra de cultivo.
44:5.
¿Utilizó realmente José una copa para leer agüeros?
La copa de plata y lo que se dijo de ella eran evidentemente parte de una estratagema.
Como fiel siervo de Jehová, José no empleó la copa para leer agüeros, tal como tampoco la hurtó Benjamín.
46:34.
¿Por qué pidió José a sus hermanos que se identificaran como pastores si los pastores eran despreciados en Egipto?
La aversión de los egipcios a comer con los hebreos, como en el caso de la comida que José ofreció a sus hermanos, tal vez haya sido el resultado del orgullo y prejuicio religioso o racial. Por ejemplo, en Génesis 43:32 leemos que era “cosa detestable” (“abominación”, Val; “algo abominable”, CB) para los egipcios comer con los hebreos, y en Génesis 46:34, que “todo pastor de ovejas [era] cosa detestable [“abominación”, Val; “cosa abominable”, CI] a Egipto”. Según G. Rawlinson, esta aversión se debía al desprecio que sentían los egipcios por los extranjeros en general y los pastores en particular. Es muy posible que este último sentimiento se debiera a que un sistema egipcio de castas colocaba a los pastores en uno de los últimos lugares, o quizás a un fuerte rechazo de aquellos que buscaban pasto para los rebaños, pues escaseaba la tierra de cultivo.
Siguiendo las instrucciones de José, sus hermanos se identificaron como pastores de ovejas y pidieron permanecer como residentes forasteros en la tierra de Gosén. Su solicitud les fue concedida, y José, tras presentar a su padre a Faraón, instaló a Jacob y su casa en lo mejor de la tierra. (Gé 46:28–47:11.) Así que, de manera sabia y amorosa, José sacó el mejor partido del prejuicio egipcio contra los pastores. Resultó en una salvaguarda para que la familia de Jacob no se contaminase con la influencia egipcia, y eliminó el peligro de ser asimilados totalmente por los egipcios como consecuencia de casarse con ellos.
47:21-25.
¿Qué correspondencia hay entre las provisiones actuales de la clase del esclavo y la distribución de grano de los días de José?
Bajo la dirección de Jesús —el José Mayor—, la clase del esclavo hace todo lo que puede bíblicamente para que los testigos dedicados de Jehová, así como las personas interesadas, reciban el alimento espiritual que sostiene la vida. El esclavo también ha organizado congregaciones y les ha proporcionado numerosas publicaciones bíblicas para el territorio que estas atienden.
49:10.
¿Qué son “el cetro” y “el bastón de comandante”?
El cetro es el bastón que lleva un gobernante como símbolo de su autoridad real. El bastón de comandante es una vara larga que simboliza el poder de mando. La referencia que Jacob hizo a ambos indicó que la tribu de Judá tendría una medida importante de autoridad y poder hasta la venida de Siló.
Este descendiente de Judá es Jesucristo, aquel a quien Jehová ha otorgado gobernación celestial.
Cristo tiene autoridad real y posee el poder de mando (Salmo 2:8, 9; Isaías 55:4; Daniel 7:13, 14).
49:10a.
¿Qué pacto hizo Jehová con David?
El primer descendiente de Judá que escogió Jehová para reinar sobre su pueblo fue un pastor: David, el hijo de Jesé (1 Sam. 16:1-13). Pese a que cometió graves errores y pecados, David contaba con la aprobación de Jehová, pues era un hombre leal que apoyaba la soberanía divina. Dios hizo un pacto con él y en este reveló más detalles sobre la profecía de Edén. “Ciertamente levantaré tu descendencia después de ti, que saldrá de tus entrañas —le dijo Jehová—; y realmente estableceré con firmeza su reino.” Esa “descendencia” no podía limitarse a Salomón, el hijo y sucesor de David, ya que Dios también declaró: “Estableceré el trono de su reino firmemente hasta tiempo indefinido”. Según el pacto davídico, la prometida “descendencia” del Reino vendría del linaje de David (2 Sam. 7:12, 13).
38:26. Judá no actuó bien con Tamar, su nuera viuda. Aun así, cuando se le hizo ver que era el responsable de su embarazo, Judá admitió el error con humildad. Nosotros también debemos estar dispuestos a reconocer los errores.
39:9. La respuesta que dio José a la esposa de Potifar indica que su forma de pensar se amoldaba a lo que pensaba Dios sobre la moralidad y que los principios piadosos guiaban su conciencia. ¿No deberíamos nosotros esforzarnos por lograr el mismo objetivo mientras crecemos en el conocimiento exacto de la verdad?
41:14-16, 39, 40
Jehová puede cambiar por completo las circunstancias de aquellos que le temen.
Cuando sufrimos adversidades, es sabio depositar nuestra confianza en Jehová y serle fieles.
Génesis nos provee claramente un fundamento para la fe, la esperanza y el ánimo. Inspira fe en Jehová y esperanza en la “descendencia” prometida, que traerá bendiciones (Génesis 3:15; 22:18). Este libro también nos ayuda a afrontar el futuro con ánimo, como lo hicieron los testigos de Jehová de la antigüedad.
¡IMAGÍNESE que toma en las manos un libro de solo 50 capítulos breves y halla en sus primeras páginas el único relato exacto de la historia más temprana del hombre y un registro que muestra la relación que el hombre tenía con Dios, su Creador, así como con la Tierra y sus miríadas de criaturas! Además, en esas pocas páginas obtiene una percepción clara y profunda del propósito de Dios al poner al hombre en la Tierra. Al seguir con la lectura del libro descubre por qué muere el hombre y a qué se debe su perturbadora condición actual, y recibe iluminación respecto a la verdadera base para la fe y la esperanza, incluso con relación a identificar el instrumento divino para la liberación... la Descendencia prometida. El libro extraordinario que contiene todas estas cosas es Génesis, el primero de los 66 libros de la Biblia.
2 “Génesis” significa “Origen; Nacimiento”, y el nombre se tomó de la traducción Septuaginta (o Versión de los Setenta) griega del libro. En los manuscritos hebreos, el título consiste en la palabra inicial, Bereʼ·schíth, “en el principio” (griego: en ar·kjéi). Génesis es el primer libro del Pentateuco (la forma española de una palabra griega que significa “cinco rollos” o “volumen en cinco partes”). Evidentemente este era al principio un solo libro llamado la Tora (Ley) o “el libro de la la ley de Moisés”, pero más tarde fue dividido en los cinco rollos para manejarlo con mayor facilidad. (Jos. 23:6; Esd. 6:18.)
3 Jehová Dios es el Autor de la Biblia, pero inspiró a Moisés para que escribiera el libro de Génesis. ¿De dónde obtuvo Moisés la información que puso en Génesis? Parte de esta pudiera haberla recibido directamente mediante revelación divina, y otra parte, bajo la dirección del espíritu santo, mediante transmisión oral. También es posible que Moisés poseyera documentos escritos que hubieran conservado sus antepasados como registros preciosos y valiosos de los orígenes de la humanidad; Véase ¿De dónde obtuvo Moisés la información que incluyó en el Génesis?.
4 Posiblemente fue en el desierto de Sinaí en 1513 a.E.C. donde Moisés, bajo inspiración, terminó de escribirlo. (2 Tim. 3:16; Juan 5:39, 46, 47.) ¿De dónde obtuvo Moisés la información para la última parte de Génesis? Dado que su bisabuelo Leví era medio hermano de José, esos detalles se conocerían con exactitud dentro de su propia familia. La vida de Leví quizás haya traslapado la del padre de Moisés, Amram. Además, de nuevo el espíritu de Jehová garantizaría que se registrara correctamente esta porción de las Escrituras. (Éxo. 6:16, 18, 20; Núm. 26:59.)
5 No hay duda sobre quién escribió Génesis. “El libro de la ley de Moisés” y referencias como esa a los primeros cinco libros de la Biblia, de los cuales Génesis es uno, se hallan a menudo desde los tiempos del sucesor de Moisés, Josué, en adelante. De hecho, hay unas 200 referencias a Moisés en 27 de los libros posteriores de la Biblia. El que Moisés fuera el escritor nunca ha sido puesto en tela de juicio por los judíos. Las Escrituras Griegas Cristianas con frecuencia hacen mención de Moisés como el escritor de “la ley”, y el testimonio supremo es el de Jesucristo. Moisés escribió por mandato directo de Jehová y bajo Su inspiración. (Éxo. 17:14; 34:27; Jos. 8:31; Dan. 9:13; Luc. 24:27, 44.)
6 Algunos escépticos han preguntado: Pero ¿cómo pudieran haber escrito Moisés y sus predecesores? ¿No fue la escritura un logro humano posterior? Evidentemente la escritura tuvo su comienzo en los albores de la historia humana, quizás antes del Diluvio de los días de Noé, que ocurrió en 2370 a.E.C. ¿Hay alguna prueba de que el hombre pudiera escribir en aquellos tiempos remotos? Aunque es cierto que unos arqueólogos han asignado fechas anteriores a 2370 a.E.C. a ciertas tablillas de arcilla halladas en excavaciones, tales fechas son simples conjeturas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la Biblia indica claramente que la construcción de ciudades, el desarrollo de instrumentos musicales y la forja de herramientas de metal comenzaron mucho antes del Diluvio. (Gén. 4:17, 21, 22.) Por lo tanto, es razonable pensar que a los hombres no se les haya hecho difícil desarrollar un método de escritura.
7 En muchos otros aspectos Génesis ha resultado ser asombrosamente consecuente con los hechos comprobados. Solo Génesis da un relato verdadero y basado en hechos sobre el Diluvio y sus sobrevivientes, aunque se hallan relatos de un diluvio y de humanos que sobrevivieron (en muchos casos a causa de haber sido conservados con vida en una embarcación) en las leyendas de muchas ramas de la familia humana. El relato de Génesis también sitúa los comienzos de las moradas de las diferentes ramas de la humanidad, que se derivan de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. El Dr. Melvin G. Kyle, del Seminario Teológico de Xenia, Misuri, E.U.A., dice: “El que de un punto central, en algún lugar de Mesopotamia, la rama camítica de la raza emigró hacia el sudoeste, la rama jafética hacia el noroeste y la rama semítica ‘hacia el este’ a la ‘tierra de Sinar’ es indisputable”.
8 La autenticidad de Génesis como parte del registro divino se muestra además por su armonía interna, así como por su completa concordancia con el resto de las Escrituras inspiradas. Su candor refleja a un escritor que temía a Jehová y amaba la verdad, y que escribió sin titubear tanto de los pecados de la nación como de las personas prominentes de Israel. Sobre todo, la exactitud inmutable con que se han cumplido sus profecías, como se mostrará hacia el final de este capítulo, marca a Génesis como un ejemplo sobresaliente de un escrito inspirado por Jehová Dios. (Gén. 9:20-23; 37:18-35; Gál. 3:8, 16.)
9 Creación de cielos y Tierra, y la preparación de la Tierra para que los humanos - (1:1–2:25) Remontándose al pasado, evidentemente a través de miles de millones de años, Génesis comienza con impresionante sencillez: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. Es significativo el hecho de que esta oración de apertura identifica a Dios como el Creador y a su creación material como los cielos y la Tierra. En palabras majestuosas y bien escogidas, el primer capítulo 1 pasa a dar un relato general de la obra creativa con relación a la Tierra. Esta se efectúa en seis períodos llamados días, cada uno de los cuales comienza con una tarde, cuando la obra creativa de ese período está indefinida, y termina en la claridad de una mañana, mientras la gloria de la obra creativa se hace claramente manifiesta. En una sucesión de “días” aparecen: la luz; la expansión de la atmósfera; la tierra seca y la vegetación; las lumbreras para dividir el día y la noche; los peces y las aves; los animales terrestres, y finalmente el hombre. Dios da a conocer aquí la ley suya que gobierna los géneros, la barrera infranqueable que hace imposible el que un género evolucione y se convierta en otro. Tras haber hecho al hombre a Su propia imagen, Dios anuncia Su propósito triple para el hombre sobre la Tierra: llenarla con prole justa, subyugarla y tener en sujeción a la creación animal. Jehová bendice y declara sagrado el séptimo “día”, y entonces procede a ‘descansar de toda su obra que había hecho’. El relato pasa entonces a dar una vista de cerca o ampliada de la obra creativa de Dios con respecto al hombre. Describe el jardín de Edén y su ubicación, declara la ley divina sobre el árbol prohibido, menciona que Adán pone nombre a los animales, y luego da el relato sobre los preparativos de Jehová para el primer matrimonio al formar una esposa del propio cuerpo de Adán y traérsela a él.
10 El pecado y muerte entran en el mundo; se predice la “descendencia” un libertador - (3:1–5:5) La mujer come del fruto prohibido y persuade a su esposo para que se una a ella en la rebelión, y así se profana Edén por la desobediencia. Dios señala inmediatamente el medio por el cual se realizará su propósito: “Y Jehová Dios procedió a decir a la serpiente [Satanás, el instigador invisible de la rebelión]: ‘[...] Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón’” (Gén. 3:14, 15). Al hombre se le expulsa del jardín, para vivir en dolor y fatiga laboriosa entre espinos y abrojos. Finalmente, tiene que morir y volver al suelo del cual se le había tomado. Solo su prole puede cifrar su esperanza en la Descendencia prometida.
11 Los estragos del pecado continúan fuera de Edén. Caín, el primer varón nacido, llega a ser el asesino de su hermano Abel, un siervo fiel de Jehová. Jehová destierra a Caín a la tierra de la Condición de Fugitivo, donde él produce prole que más tarde perece debido al Diluvio. Adán tiene ahora otro hijo, Set, quien llega a ser padre de Enós; en ese tiempo los hombres comienzan a invocar hipócritamente el nombre de Jehová. Adán muere a los 930 años de edad.
12 Hombres y ángeles inicuos arruinan la Tierra; Dios trae el Diluvio - (5:6–11:9) Aquí se da la genealogía a través de Set. Entre esos descendientes de Set sobresale Enoc, quien santifica el nombre de Jehová al ‘andar con el Dios verdadero’ (Gén. 5:22). El siguiente hombre de fe notable es el bisnieto de Enoc, Noé, quien nació 1.056 años después de la creación de Adán. Durante este tiempo ocurre algo que incrementa la violencia en la Tierra. Ángeles de Dios abandonan su lugar de habitación celestial para casarse con las bien parecidas hijas de los hombres. Esta cohabitación no autorizada produce una raza híbrida de gigantes conocida como los nefilim (que significa “derribadores”), quienes no hacen un nombre para Dios, sino para sí mismos. Así que Jehová anuncia a Noé que va a destruir a hombre y bestia debido a la maldad continua de la humanidad. Solo Noé tiene el favor de Jehová.
13 Noé llega a ser padre de Sem, Cam y Jafet. Al continuar la violencia y el arruinamiento en la Tierra, Jehová revela a Noé que está a punto de santificar Su nombre por medio de un gran diluvio, ordena a Noé que construya un arca de preservación, y le da detallados planos de construcción. Noé obedece prontamente y reúne a su familia, compuesta de ocho personas, junto con bestias y aves; entonces, en el sexcentésimo año de la vida de Noé (2370 a.E.C.) comienza el Diluvio. La precipitación continúa por 40 días, hasta que aun las montañas elevadas quedan cubiertas por tanto como 15 codos (c. 6 metros [22 pies]) de agua. Después de un año, cuando Noé puede finalmente conducir a su familia fuera del arca, su primer acto es ofrecer un gran sacrificio de acción de gracias a Jehová.
14 Ahora Jehová bendice a Noé y su familia y les da el mandato de llenar la Tierra con su prole. El decreto de Dios da permiso para comer carne, pero exige abstinencia de la sangre, que es el alma o la vida de la carne, y requiere la ejecución del que asesine. El pacto divino de nunca más traer un diluvio sobre la Tierra queda confirmado por la aparición del arco iris en los cielos. Más tarde, Cam muestra falta de respeto a Noé, el profeta de Jehová. Al enterarse de esto, Noé maldice al hijo de Cam, Canaán, pero añade una bendición cuando muestra que Sem será favorecido de modo especial y que Jafet también será bendecido. Noé muere a los 950 años de edad.
15 os tres hijos de Noé llevan a cabo el mandato divino de multiplicarse y producen 70 familias, los progenitores de la raza humana actual. A Nemrod, nieto de Cam, no se le cuenta entre ellos, evidentemente porque llega a ser “un poderoso cazador en oposición a Jehová” (Gén. 10:9). Él establece un reino y empieza a edificar ciudades. En ese tiempo toda la tierra tiene un solo idioma. En vez de dispersarse por la Tierra para poblarla y cultivarla, los hombres deciden construir una ciudad y una torre con su cúspide en los cielos para hacerse un nombre célebre para sí. No obstante, Jehová frustra su intención al confundir su lenguaje, y así los dispersa. La ciudad recibe el nombre de Babel (que significa “Confusión”).
16 Los tratos de Dios con Abrahán - (11:10–25:26) Se traza la importante línea de descendencia desde Sem hasta Abrán, el hijo de Taré, y se suministran también los eslabones cronológicos. En vez de procurar hacerse un nombre, Abrán ejerce fe en Dios. Por mandato de Dios deja la ciudad caldea de Ur y, a los 75 años de edad, cruza el Éufrates en dirección a la tierra de Canaán, a la vez que invoca el nombre de Jehová. Debido a su fe y obediencia se le llega a llamar “amigo [amador] de Jehová”, y Dios establece su pacto con él. (Sant. 2:23; 2 Cró. 20:7; Isa. 41:8.) Dios protege a Abrán y su esposa durante la breve estadía de estos en Egipto. De vuelta en Canaán, Abrán muestra su generosidad y apacibilidad al permitir que su sobrino y compañero de adoración, Lot, escoja la mejor porción de la tierra. Más tarde rescata a Lot de cuatro reyes que lo han capturado. Luego, al regresar de la lucha, Abrán se encuentra con Melquisedec, rey de Salem, quien como sacerdote de Dios lo bendice, y a quien Abrán paga diezmos.
17 Después Dios se le aparece a Abrán, anuncia que es el escudo de Abrán y amplía la promesa del pacto al revelar que la descendencia de Abrán llegará a ser como las estrellas del cielo por número. Se le dice a Abrán que su descendencia sufrirá aflicción por 400 años, pero que será librada por Dios, mientras que la nación causante de la aflicción recibirá juicio. Cuando Abrán tiene 85 años de edad, Sarai su esposa, todavía sin hijos, le da su criada egipcia, Agar, para que él pueda tener un hijo mediante ella. Nace Ismael y se le considera como el posible heredero. No obstante, Jehová tiene un propósito diferente. Cuando Abrán tiene 99 años de edad, Jehová le cambia el nombre a Abrahán, y el de Sarai a Sara, y promete que Sara dará a luz un hijo. Se da a Abrahán el pacto de la circuncisión, y él inmediatamente hace circuncidar a toda su casa.
18 Dios anuncia ahora a su amigo Abrahán Su decisión de destruir a Sodoma y Gomorra debido a su pecado grave. Unos ángeles de Jehová dan advertencia a Lot y le ayudan a huir de Sodoma junto con su esposa y sus dos hijas. Sin embargo, su esposa se rezaga para mirar a las cosas que quedan atrás y se convierte en un pilar de sal. Para procurar prole, las hijas de Lot embriagan con vino a su padre, tienen coito con él y dan a luz dos hijos, los cuales llegan a ser los padres de las naciones de Moab y Ammón.
19 Dios protege a Sara de ser contaminada por Abimélec de los filisteos. El heredero prometido, Isaac, nace cuando Abrahán tiene 100 años de edad, y Sara alrededor de 90. Unos cinco años después de esto, Ismael, de 19 años de edad, se burla de Isaac, el heredero, lo que lleva a que Agar e Ismael sean despedidos, con la aprobación de Dios. Algunos años después Dios pone a prueba a Abrahán al mandarle que sacrifique a su hijo Isaac en una de las montañas de Moria. La gran fe de Abrahán en Jehová no vacila. Él trata de ofrecer en sacrificio a su hijo y heredero, pero Jehová lo detiene y le provee un carnero como sacrificio sustitutivo. Jehová confirma de nuevo su promesa a Abrahán y le dice que multiplicará la descendencia de Abrahán como las estrellas de los cielos y los granos de arena que están en la orilla del mar. Le muestra que esa descendencia tomará posesión de la puerta de sus enemigos y que todas las naciones de la Tierra ciertamente se bendecirán por medio de la Descendencia.
20 Sara muere a la edad de 127 años y la entierran en un campo que Abrahán compra de los hijos de Het. Abrahán envía ahora al siervo principal de su casa al país de sus parientes para que consiga una esposa para Isaac. Jehová guía al siervo a la familia del hijo de Nacor, Betuel, y se hacen arreglos para que Rebeca regrese con él. Rebeca va de buena gana, con la bendición de su familia, y llega a ser la esposa de Isaac. Abrahán, por su parte, toma otra esposa, Queturá, la cual le da seis hijos. No obstante, él les da regalos a estos y los despide, y hace de Isaac su único heredero. Entonces, a la edad de 175 años, muere Abrahán.
21 Como Jehová había predicho, el medio hermano de Isaac, Ismael, llega a ser cabeza de una gran nación, fundada sobre sus 12 hijos, a quienes se reconoce en el puesto de principal. Por 20 años Rebeca permanece estéril, pero Isaac continúa haciendo ruegos a Jehová, y finalmente ella da a luz a los gemelos Esaú y Jacob, de los cuales Jehová le había dicho que el mayor serviría al menor. Isaac tiene ahora 60 años de edad.
22 Jacob y sus 12 hijos - (25:27–37:1) Esaú se hace amante de la caza. Como no aprecia el pacto que se hizo con Abrahán, cierto día regresa de la cacería y vende su derecho de primogénito a Jacob por un simple bocado de guisado. También se casa con dos hititas (y más tarde una ismaelita), quienes llegan a ser una fuente de amargura para los padres de él. Con la ayuda de su madre, Jacob se disfraza de Esaú para conseguir la bendición de primogénito. Esaú, quien no había revelado a Isaac el hecho de que había vendido el derecho de primogénito, planea ahora matar a Jacob cuando se entera de lo que Jacob ha hecho, de modo que Rebeca aconseja a Jacob que huya a Harán, donde vive Labán el hermano de ella. Antes de partir Jacob, Isaac lo bendice de nuevo y le da la instrucción de no tomar como esposa a una pagana, sino a alguien de la casa de su madre. En Betel, en camino a Harán, Jacob ve en un sueño a Jehová, quien lo conforta y le confirma la promesa del pacto.
23 En Harán, Jacob trabaja para Labán y se casa con sus dos hijas, Lea y Raquel. Aunque se implica en este matrimonio polígamo por una treta de Labán, Dios lo bendice al dar a Jacob 12 hijos y una hija mediante las esposas y sus dos sirvientas, Zilpá y Bilhá. Dios se encarga de que los rebaños de Jacob aumenten en gran número, y entonces le da la instrucción de regresar a la tierra de sus antepasados. Labán lo sigue con afán, pero ambos hacen un pacto en el lugar llamado Galeed y La Atalaya (hebreo: ham·Mits·páh). Al reanudar Jacob el viaje, unos ángeles le renuevan la confianza, y él lucha una noche con un ángel, quien finalmente lo bendice y le cambia el nombre de Jacob a Israel. Jacob gestiona pacíficamente una reunión con Esaú y continúa su viaje a Siquem. Aquí su hija, Dina, es violada por el hijo del principal heveo. Simeón y Leví, hermanos de ella, se vengan degollando a los hombres de Siquem. Esto desagrada a Jacob porque le da, como representante de Jehová, un mal nombre en aquella tierra. Dios le dice que vaya a Betel para hacer allí un altar. Al salir de Betel, muere Raquel mientras da a luz al duodécimo hijo de Jacob, Benjamín. Rubén viola a la sirvienta de Raquel, Bilhá, la madre de dos de los hijos de Jacob, y por eso pierde el derecho de primogénito. Poco después muere Isaac a los 180 años de edad, y Esaú y Jacob lo entierran.
24 Esaú y su casa se mudan a la región montañosa de Seír, pues la riqueza acumulada por Esaú y Jacob es demasiado grande para permitir que habiten juntos por más tiempo. Luego se dan las listas de los descendientes de Esaú, así como las de los jeques y los reyes de Edom. Jacob continúa morando en Canaán.
25 A Egipto para conservar la vida - (37:2–50:26) Debido al favor de Jehová y algunos sueños que él hace que José tenga, los hermanos mayores llegan a odiar a José. Traman matarlo, pero en vez de eso lo venden a unos mercaderes ismaelitas que pasan por el lugar. Después de meter la prenda de vestir rayada de José en la sangre de un macho cabrío, se la presentan a Jacob como prueba de que al muchacho de 17 años lo ha matado una bestia salvaje. Los mercaderes llevan a José a Egipto, donde lo venden a Potifar, el jefe de la guardia de corps de Faraón.
26 El capítulo 38 se aparta momentáneamente para dar el relato del nacimiento de Pérez, a quien tuvo Tamar, la cual, mediante una estrategia, hace que Judá, su suegro, realice para con ella el débito conyugal que debería haber realizado el hijo de él. Este relato subraya de nuevo el sumo cuidado con que las Escrituras registran cada desenvolvimiento que conduce a la producción de la Descendencia prometida. Pérez, hijo de Judá, llega a ser uno de los antepasados de Jesús. (Luc. 3:23, 33.)
27 Mientras tanto, Jehová bendice a José en Egipto, y José llega a ser grande en la casa de Potifar. Sin embargo, continúan sus dificultades cuando rehúsa causar oprobio al nombre de Dios mediante fornicar con la esposa de Potifar, de modo que se le acusa falsamente y se le echa en prisión. Allí Jehová lo utiliza para interpretar los sueños de dos compañeros de prisión, el copero y el panadero de Faraón. Más tarde, cuando Faraón tiene un sueño que le preocupa muchísimo, se le informa lo que José puede hacer, así que a este se le saca del hoyo donde está aprisionado y se le lleva rápidamente ante Faraón. José da el crédito a Dios al interpretar el sueño y dice que este predice siete años de abundancia, a los que seguirán siete años de hambre. Faraón reconoce que “el espíritu de Dios” está sobre José y lo nombra primer ministro para que se encargue de la situación. (Gén. 41:38.) José, que ahora tiene 30 años de edad, administra sabiamente los asuntos al almacenar alimento durante los siete años de abundancia. Luego, durante el hambre mundial que sigue, vende el grano a la gente de Egipto y de otras naciones que vienen a Egipto en busca de alimento.
28 Con el tiempo Jacob envía a sus diez hijos mayores a Egipto para obtener grano. José los reconoce, pero ellos no lo reconocen a él. Mientras retiene a Simeón como rehén, les exige que traigan a su hermano menor con ellos en el siguiente viaje que hagan en busca de grano. Cuando los nueve hijos regresan con Benjamín, José se da a conocer, perdona a los diez culpables y les da instrucciones de traer a Jacob y mudarse a Egipto por su bienestar durante el hambre. En consecuencia, Jacob, con 66 de sus descendientes, se muda a Egipto. Faraón les da lo mejor del país, la tierra de Gosén, para que moren allí.
29 Al acercarse Jacob a la muerte, bendice a Efraín y Manasés, los hijos de José, y entonces reúne a sus propios 12 hijos para decirles qué les sucederá ‘en la parte final de los días’ (Gén. 49:1). Ahora da en detalle una serie de profecías, todas las cuales han tenido desde entonces un cumplimiento extraordinariod. En las profecías predice que el cetro de la gobernación permanecerá en la tribu de Judá hasta la venida de Siló (que significa: “Aquel de Quien Es; Aquel a Quien Pertenece”), la Descendencia prometida. Después de bendecir así a los cabezas de las 12 tribus y de dar mandatos respecto a su propio entierro futuro en la Tierra de Promisión, Jacob muere a la edad de 147 años. José continúa cuidando de sus hermanos y sus casas hasta su propia muerte a los 110 años de edad, ocasión en la cual expresa su fe en que Dios llevará de nuevo a Israel a su tierra y pide que se lleven sus huesos también a aquella Tierra de Promisión.
30 Como el comienzo de la Palabra inspirada de Dios, Génesis es una muy provechosa introducción a los propósitos gloriosos de Jehová Dios. ¡Qué base provee para entender los libros posteriores de la Biblia! Dentro de su amplio ámbito describe el comienzo y el fin del mundo justo en Edén, el desarrollo y la desastrosa inundación acuosa del primer mundo de gente impía, y la aparición del actual mundo malvado. De manera sobresaliente establece el tema para toda la Biblia, a saber, la vindicación de Jehová mediante el Reino gobernado por la “descendencia” prometida. Muestra por qué muere el hombre. Desde Génesis 3:15 en adelante —y especialmente en el registro de los tratos de Dios con Abrahán, Isaac y Jacob— extiende la esperanza de vida en el nuevo mundo bajo el Reino de la Descendencia. Es provechoso al señalar el objetivo apropiado para todo ser humano: mantener su integridad y santificar el nombre de Jehová. (Rom. 5:12, 18; Heb. 11:3-22, 39, 40; 12:1; Mat. 22:31, 32.)
31 Las Escrituras Griegas Cristianas hacen referencia a todo suceso y toda persona prominentes mencionados en el libro de Génesis. Además, como se muestra a través de todas las Escrituras, las profecías que se registraron en Génesis se han cumplido infaliblemente. Una de ellas, los “cuatrocientos años” de aflicción para la descendencia de Abrahán, comenzó cuando Ismael se burló de Isaac en 1913 a.E.C. y terminó con la liberación del cautiverio en Egipto en 1513 a.E.C. (Gén. 15:13.) En la tabla adjunta se ven ejemplos de otras profecías significativas y su cumplimiento. También son sumamente provechosos para edificar la fe y el entendimiento los principios divinos que se declaran por primera vez en Génesis. Los profetas de la antigüedad, así como Jesús y sus discípulos, con frecuencia se refirieron a pasajes del libro de Génesis e indicaron su aplicación. Haremos bien en seguir su ejemplo, y un estudio de la tabla adjunta debe ayudarnos al respecto.
32 Génesis revela con mucha claridad la voluntad y el propósito de Dios en cuanto al matrimonio, la relación apropiada entre esposo y esposa, y los principios de jefatura e instrucción familiar. Jesús mismo hizo referencia a esta información al citar del primer y el segundo capítulos de Génesis en una sola declaración: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’?”. (Mat. 19:4, 5; Gén. 1:27; 2:24.) El registro de Génesis es esencial al suministrar la genealogía de la familia humana y también para determinar cuánto tiempo ha estado el hombre en esta Tierra. (Gén., caps. 5, 7, 10, 11.)
33 Algo que también es de verdadero provecho para el estudiante de las Escrituras es el estudio de la sociedad patriarcal que Génesis hace posible. La sociedad patriarcal fue la forma comunal de gobierno de familia que funcionó entre el pueblo de Dios desde los días de Noé hasta que se dio la Ley en el monte Sinaí. Muchos de los detalles incorporados en el pacto de la Ley ya se practicaban en la sociedad patriarcal. Principios como el mérito de comunidad (Gén. 18:32), la responsabilidad de comunidad (Gén. 19:15), la pena capital junto con la santidad de la sangre y de la vida (Gén. 9:4-6) y el odio de Dios a la glorificación de hombres (Gén. 11:4-8) han tenido su efecto en la humanidad a través de la historia. Muchas prácticas y términos legales arrojan luz sobre sucesos posteriores, llegando hasta los mismos días de Jesús. La ley patriarcal que gobernaba la custodia de personas y propiedad (Gén. 31:38, 39; 37:29-33; Juan 10:11, 15; 17:12; 18:9) y la manera de transferir propiedades (Gén. 23:3-18), así como la ley que gobernaba la herencia del que recibía el derecho de primogénito (Gén. 48:22), deben conocerse para que tengamos la información básica que necesitamos para adquirir un entendimiento claro de la Biblia. Otras prácticas de la sociedad patriarcal incorporadas en la Ley fueron los sacrificios, la circuncisión (dada primero a Abrahán), el hacer pactos, el matrimonio de cuñado (Gén. 38:8, 11, 26), y el uso de juramentos para confirmar un asunto (Gén. 22:16; 24:3).
34 Génesis, el libro de apertura de la Biblia, provee muchas lecciones de integridad, fe, fidelidad, obediencia, respeto, buenos modales y valor. He aquí algunos ejemplos: La fe y el valor de Enoc al andar con Dios a pesar de tener enemigos violentos; la justicia de Noé, su condición intachable y su obediencia implícita; la fe, la determinación y el aguante de Abrahán, su sentido de responsabilidad como cabeza de familia que enseñaba los mandamientos de Dios a sus hijos, su generosidad y amor; la sumisión de Sara a su esposo y cabeza, y su laboriosidad; la apacibilidad de Jacob y su interés en la promesa de Dios; la obediencia de José a su padre, su rectitud moral, su valor, su buena conducta en la prisión, su respeto a las autoridades superiores, su humildad al dar gloria a Dios, y el perdón misericordioso que extendió a sus hermanos; el deseo consumidor de todos estos hombres de santificar el nombre de Jehová. Estas características ejemplares sobresalen en la vida de los que anduvieron con Dios durante el largo período de 2.369 años desde la creación de Adán hasta la muerte de José, según se abarca en el libro de Génesis.
35 En verdad el relato de Génesis es provechoso para edificar la fe al presentar, como lo hace, esos ejemplos magníficos de fe, esa cualidad probada de la fe que se esfuerza por alcanzar la ciudad que Dios edifica y crea, su gobernación del Reino que él comenzó a preparar desde hace mucho tiempo mediante su Descendencia prometida, el santificador principal del gran nombre de Jehová. (Heb. 11:8, 10, 16.)
Primer libro del Pentateuco (voz griega que significa “cinco rollos” o “volumen quíntuplo”). “Génesis” (cuyo significado es “Origen; Nacimiento”) es el nombre que recibe el primero de estos cinco libros en la Versión de los Setenta, mientras que su título hebreo Bere´·schíth (En el Principio) se toma de la primera palabra de la frase de apertura.
Cuándo y dónde se escribió. El libro de Génesis era parte de un único escrito original (la Torá), y Moisés posiblemente lo terminó en el desierto del Sinaí en el año 1513 a.E.C. Después de Génesis 1:1, 2 (que refiere la creación de los cielos y la Tierra), el libro cubre un período de miles de años, que abarcan la preparación de la Tierra para ser habitada por el ser humano (véanse CREACIÓN; DÍA), y a partir de ahí narra la historia desde la creación del hombre hasta la muerte de José, en 1657 a. E.C. (Véase CRONOLOGÍA - [Desde la creación del hombre hasta el presente].)
Escritor. En la actualidad por lo general se descarta la objeción que levantaron algunos escépticos, que decían que en la época de Moisés no se conocía la escritura. P. J. Wiseman indica en su libro New Discoveries in Babylonia About Genesis (1949, pág. 35) que la investigación arqueológica prueba exhaustivamente que “el arte de la escritura empezó en los albores de la historia conocida”. Prácticamente todos los doctos modernos reconocen que ya existía la escritura mucho antes del tiempo de Moisés, que vivió en el II milenio a. E.C. Expresiones como las que se hallan en Éxodo 17:14 —“Escribe esto como memoria en el libro”—, demuestran con claridad que la escritura era común en los días de Moisés. Como Dios le dio al hombre perfecto Adán un idioma, que él sería capaz de dominar a la perfección y con el que hasta compondría poesía, cabe pensar que Adán ideara algún medio de ponerlo por escrito. (Gé 2:19, 23.)
¿De dónde obtuvo Moisés la información que incluyó en el Génesis? Toda la información contenida en el libro de Génesis narra acontecimientos que ocurrieron antes del nacimiento de Moisés. Pudo recibirla directamente por revelación divina. Es obvio que alguien tenía que recibir de esa manera todos los datos relacionados con lo que sucedió antes de la creación del hombre, ya fuera Moisés o alguien anterior a él. (Gé 1:1-27; 2:7, 8.) Sin embargo, tanto esta información como la restante pudo haberle llegado a Moisés por tradición oral. Debido a la longevidad de los hombres de aquel tiempo, la transmisión pudo haberse efectuado desde Adán hasta Moisés mediante solo cinco eslabones humanos: Matusalén, Sem, Isaac, Leví y Amram. Una tercera posibilidad es que Moisés obtuviese mucha de la información para escribir Génesis de documentos o escritos ya existentes. Ya en el siglo XVIII de nuestra era, el docto holandés Campegius (Kempe) Vitringa sostuvo este mismo punto de vista, apoyándose en el hecho de que en el texto de Génesis aparece unas diez veces la expresión “estas son las generaciones de” (Mod), y una vez, “este es el libro de las generaciones de”. (Gé 2:4; 5:1; 6:9; 10:1; 11:10, 27; 25:12, 19; 36:1, 9; 37:2.) La palabra hebrea que en estas dos expresiones se traduce por “generaciones” es toh·le·dhóhth, un término que se traduciría mejor por “historias” u “orígenes”. Por ejemplo, no parece propio hablar de las “generaciones de los cielos y la tierra”, pero sí de la “historia de los cielos y la tierra”. (Gé 2:4.) Por esa razón, varias traducciones modernas emplean la palabra “historia” en todos los versículos citados anteriormente (NM), o al menos en algunos de ellos (BC; CI; Ga; MK; NBE; Str; Val, 1989; VP). En cualquier caso, no cabe duda de que tal como el hombre hoy está interesado en guardar un registro histórico exacto de los acontecimientos, también lo estuvo desde un principio.
Aunque no existen pruebas bíblicas para sustentarlo, tanto Vitringa como otros estudiosos posteriores han entendido que cada vez que en el texto de Génesis se emplea toh·le·dhóhth, se hace referencia a documentos escritos diferentes que obraban en poder de Moisés y en los que se basó para escribir gran parte del libro. Han entendido que los nombres a los que se refiere la expresión “historia de” (Adán, Noé, los hijos de Noé, Sem, Taré, Ismael, Isaac, Esaú y Jacob) fueron los autores del documento o bien sus depositarios. Claro que esta explicación deja sin aclarar cómo llegaron estos documentos a las manos de Moisés y por qué tuvo que valerse de información que procedía de hombres que no se distinguieron por ser adoradores fieles de Jehová (como Ismael y Esaú) para escribir una buena parte de Génesis. Por otra parte, es del todo posible que la expresión “esta es la historia de” sea tan solo una frase introductoria para dividir convenientemente en secciones un relato que en conjunto resulta largo. Mateo hace en su evangelio un uso similar de este recurso. (Mt 1:1; véase ESCRITURA.)
Por lo tanto, no se pueden ofrecer conclusiones categóricas respecto a las fuentes de información que Moisés tuvo a su alcance. En lugar de suponer que fue solo por una de las tres vías comentadas, cabe pensar que la información pudo haberle llegado por las tres: revelación directa, transmisión oral y documentos escritos. Lo realmente importante es que Jehová Dios guió al profeta Moisés de manera que escribiera por inspiración divina. (2Pe 1:21.)
El contenido tenía que servir de guía inspirada para las generaciones futuras. Había que leerlo con regularidad al pueblo (Dt 31:10-12; 2Re 23:2, 3; Ne 8:2, 3, 18), y los reyes de Israel tenían que seguir sus instrucciones. (Dt 17:18, 19.)
La “hipótesis documental” de la crítica. Un grupo moderno de críticos de la Biblia ha cuestionado que una sola persona, Moisés, hubiese escrito o compilado Génesis. Afirman que el libro tuvo varios escritores, algunos de los cuales vivieron mucho después de Moisés. Aduciendo variaciones estilísticas y léxicas, han formulado la llamada “hipótesis documental”, según la cual el primer libro de la Biblia se nutrió de tres fuentes principales, que se designan así: “J” (Jahvista o Yavista), “E” (Elohísta) y “P” (Priesterkodex o sacerdotal). Como algunos acontecimientos narrados en Génesis parecen estar repetidos o son similares a otros que figuran en el mismo libro, hay quienes van aún más lejos y creen distinguir hasta catorce fuentes de información distintas. Afirman que estas varias fuentes o escritores sostenían puntos de vista y enfoques teológicos diferentes y que, pese a esa amalgama, Génesis guarda cierta coherencia como un todo. Con el objeto de defender su hipótesis, recurren a muchas explicaciones absurdas, algunas de las cuales se mencionan a continuación.
El soporte principal de la hipótesis documental es el empleo de títulos diferentes para referirse a Dios; según su punto de vista, esto indica que hubo distintos escritores. Sin embargo, lo irrazonable de ese criterio se puede demostrar con solo una pequeña porción de Génesis, en la que figuran los títulos siguientes: “Dios Altísimo” (`El `El·yóhn, Gé 14:18), “Productor de cielo y tierra” (14:19), “Señor Soberano” (`Adho·nái, 15:2), “Dios de la vista” (16:13), “Dios Todopoderoso” (`El Schad·dái, 17:1), “Dios” (`Elo·hím, 17:3), “Dios verdadero” (ha·`Elo·hím, 17:18) y “Juez de toda la tierra” (18:25). Si se intentase aplicar este criterio para atribuir cada una de estas secciones a escritores diferentes, las dificultades que se originarían serían insalvables y se rayaría en el absurdo. La verdad del caso es que la variedad de títulos que en el libro de Génesis se aplican a Dios se emplean debido a su significado y revelan a Jehová en sus diferentes atributos, obras y tratos con su pueblo.
Aún hay otros ejemplos: debido al uso que recibe la palabra hebrea ba·rá´ en Génesis 1:1, se ha dicho que esta sección debió proceder de la fuente “P”. Sin embargo, la misma palabra se emplea en Génesis 6:7, una sección atribuida a la fuente “J”. Se ha afirmado que la expresión “la tierra de Canaán”, que figura en varios pasajes del texto de Génesis (por ejemplo, en Gé 12:5; 13:12a; 16:3; 17:8), es una peculiaridad de un escritor que pertenece a la fuente “P”, por lo que los críticos que defienden la hipótesis documental sostienen que esos pasajes los escribió un autor vinculado a esa fuente. Pero la misma expresión aparece en los capítulos 42, 44, 47 y 50, capítulos que los mismos críticos atribuyen a las fuentes “J” y “E”. Por consiguiente, hay que reconocer que, aunque los críticos aducen que las aparentes incoherencias del texto solo se pueden entender tomando en cuenta su hipótesis, un estudio detenido de sus explicaciones demuestra que la hipótesis documental misma está plagada de incoherencias.
Si las secciones que se atribuyen a cada una de las hipotéticas fuentes del texto se entresacasen parte por parte y oración por oración, y luego se recompusiesen, tendríamos un conjunto de narraciones ilógicas e incoherentes. Si aceptásemos que más tarde un compilador las tomó de sus supuestas fuentes y las entremezcló en un solo libro, nos veríamos obligados a creer que esas narraciones, de por sí incoherentes, fueron aceptadas como históricas y utilizadas en Israel durante siglos, antes de ser compiladas en un solo texto. ¿Pero qué escritor —en particular, qué historiador— pretendería siquiera hilvanar relatos tan inconexos? Y aun en el caso de que lo hiciese, ¿qué nación aceptaría el producto como la historia de su pueblo?
El siguiente comentario del egiptólogo K. A. Kitchen pone de manifiesto la insensatez de quienes abogan a favor de la “hipótesis documental”. Dice: “En la crítica del Pentateuco se ha tenido por costumbre dividir el todo en documentos separados o ‘manos’. [...] Pero la costumbre de los críticos del Antiguo Testamento de atribuir estas características a ‘manos’ o documentos diferentes cae en el absurdo cuando se aplica a otros manuscritos orientales antiguos en los que se da un fenómeno muy similar”. Luego, K. A. Kitchen pone como ejemplo una biografía egipcia. Si se aplicara el mismo método de la hipótesis documental que han seguido los críticos de Génesis, podría atribuirse a ‘manos’ diferentes, si bien esto no sería posible, pues se ha podido probar que la biografía “fue ideada, compuesta, escrita y grabada en muy pocos meses, semanas o, tal vez, hasta en menos tiempo. Las diferencias de estilo no pueden deberse a la intervención de varias ‘manos’, pues las variaciones de estilo dependen del tema y de su tratamiento”. (The New Bible Dictionary, edición de J. Douglas, 1980, pág. 349.) La propia debilidad de la hipótesis de los críticos refuerza la idea de que fue un solo hombre, Moisés, quien escribió el bien trabado y coherente registro de Génesis por inspiración divina.
Carácter histórico de Génesis. Génesis es la única fuente que el ser humano conoce que provee una historia lógica y coherente de los sucesos, remontándose hasta el mismo principio. Sin esta historia real del primer hombre y la primera mujer, solo quedarían las narraciones fantásticas o explicaciones alegóricas de los orígenes del hombre que se hallan en los relatos de la creación de las naciones paganas. Una comparación del libro de Génesis con los relatos paganos de la creación muestra claramente la superioridad del relato bíblico.
Por ejemplo, el principal mito babilonio dice que el dios Marduk —el dios principal de Babilonia— mató a la diosa Tiamat, luego tomó su cadáver y “la partió, como a un marisco, en dos: La mitad erigió y techó por firmamento”. Así llegaron a existir la tierra y su firmamento. En cuanto a la creación de la vida humana, este mito declara que los dioses capturaron al dios Kingu y “le impusieron la condena y sajaron sus (vasos) de sangre. De su sangre formaron la humanidad”. (La Sabiduría del Antiguo Oriente, edición de J. B. Pritchard, 1966, págs. 40, 43.) Del mismo modo, los mitos egipcios de la creación registran las actividades de varios dioses, y no concuerdan en cuanto al dios de qué ciudad (Menfis o Tebas) concibió la creación. Un mito egipcio relata que Ra —el dios-sol— creó a la humanidad a partir de sus lágrimas. Los mitos griegos son comparables a los de los babilonios. Los registros chinos antiguos son ante todo calendarios y cálculos cronológicos, o tratan sobre asuntos de interés meramente local o temporal.
Ninguna de esas fuentes antiguas contienen un registro histórico, genealógico y cronológico como el que se encuentra en el libro de Génesis. Los escritos de las naciones de la antigüedad por lo general reflejan incertidumbre y hasta confusión al intentar explicar quiénes fueron los padres fundadores de sus respectivos pueblos. La precisión y el detalle que se aprecia en la narración de la historia primitiva de Israel difiere notablemente de otros escritos. Lo cierto es que cuando se tiene en cuenta lo que Dios tenía previsto para su pueblo, no podía ser de otro modo. La Biblia explica que Dios gobernó directamente sobre la nación de Israel y que trató con sus antepasados, muy en particular, con Abrahán, Isaac y Jacob. Más tarde, Jehová utilizó a Moisés de un modo muy especial: por medio de él le dio a Israel la Ley que los constituía en nación. La historia de la nación israelita se halla en forma escrita no solo para el beneficio de ese pueblo, sino para el de todos aquellos que adquieran conocimiento de los caminos y tratos del Dios verdadero con el fin de servirle.
Respondiendo a aquellos que rechazan muchas porciones del Génesis como fábulas o folclor, Wilhelm Möller dice: “No me parece admisible que en alguna raza las fábulas y los mitos con el transcurso del tiempo lleguen a tener cada vez más aceptación como hechos reales, a menos que ahora queramos aceptar como verdades históricas el Cantar de los Nibelungos o Caperucita Roja. Pero según los críticos, esto es lo que debe haber sucedido en Israel”. (The International Standard Bible Encyclopaedia, edición de J. Orr, 1960, vol. 2, pág. 1209.) Después continúa señalando que los profetas aceptaron el relato de la destrucción de Sodoma y Gomorra como verdadero (Isa 1:9; Am 4:11), y que tomaron a Abrahán, Isaac, Jacob y José como personas reales. (Isa 29:22; Miq 7:20.) A este respecto, Salo W. Baron menciona lo siguiente en su libro Historia social y religiosa del pueblo judío (vol. 1, págs. 48 y 49): “Es más probable que la vívida descripción de las virtudes y debilidades humanas de Abraham, Isaac, Jacob y José, que encontramos en el libro del Génesis, refleje auténticas individualidades históricas y no simples personificaciones de tribus hebreas posteriores. Pocos historiadores bíblicos se confesarían turbados por una afirmación tan extrema como la siguiente: ‘Ya no se puede discutir que detrás del Abraham bíblico se manifiesta una eminente personalidad histórica’”. No solo eso, sino que en muchos lugares de las Escrituras Griegas Cristianas se hace referencia a Abrahán, incluso el mismo Jesucristo lo menciona al argumentar sobre la resurrección en Mateo 22:32. Si Abrahán, Isaac y Jacob no hubiesen vivido realmente, Jesús, que era un maestro consumado, habría usado otra ilustración. (Mt 22:31-33.)
Valor del libro. El libro de Génesis nos informa acerca de cómo llegó a existir el universo. Describe en términos realistas el milagro de la creación, sin que esto oscurezca el propósito principal del libro. En ello difiere de los relatos de la creación de pueblos paganos, que hacen del milagro creativo el tema central de la explicación, cayendo en el absurdo y en obvias mentiras a fin de realzarlo. En Génesis se explican los diversos aspectos de la creación y el propósito de Dios al crear al hombre, así como la relación del hombre con Dios y con la creación animal. Explica el porqué de la muerte y de los problemas posteriores que experimentaría el género humano, así como la esperanza de liberación. Muestra que la humanidad desciende de un hombre, Adán, quien por su pecado sacrificó el derecho a la vida para su posteridad, y, en consecuencia, nos permite entender cómo el rescate sacrificatorio de un solo hombre, Jesucristo, podía tener valor expiatorio por los pecados de toda la humanidad. Además, nos muestra cómo la simbólica serpiente, Satanás el Diablo, puso en tela de juicio la legitimidad de la soberanía de Dios. También garantiza que Satanás será destruido y la humanidad liberada de su opresión. Ya en el período postdiluviano, explica el origen de Babilonia y, por ende, de la religión falsa, una explicación que contribuye al esclarecimiento de la identidad de Babilonia la Grande, mencionada en el libro de Revelación. (Véase BABILONIA LA GRANDE.)
Jesús dijo que todo el que sirviese a Dios tenía que hacerlo con espíritu y verdad. (Jn 4:24.) El relato de Génesis expone la verdad en cuanto a los orígenes del hombre y los tratos de Dios con él. Puesto que todo lo que está registrado en Génesis es cierto y no mítico, es posible conocer la verdad acerca de la historia del hombre. Podemos ver que hasta el tiempo del Diluvio los hombres conocían la verdad del relato bíblico acerca de Edén, puesto que el jardín estaba allí, con la espada llameante en su puerta. (Gé 3:24.) Pero aquellos que deseaban seguir sus propios deseos pasaban por alto los hechos que estaban delante de ellos. Noé, en cambio, sirvió a Dios de acuerdo con el propósito original del Creador, según aprendió de la historia verdadera. Después del Diluvio, los patriarcas de la línea de Sem se apegaron al verdadero modo de vivir, a pesar de que Nemrod dirigió una rebelión contra Dios en la Torre de Babel. Cuando llegó el tiempo fijado por Dios para organizar a Israel como nación y darles la Ley, no les llegó como algo completamente desconocido o como si se tratase de un cambio drástico en su manera de vivir. No, pues en la sociedad patriarcal habían hecho muchas de las cosas registradas en la Ley. Tal como declara la Cyclopædia de M’Clintock y Strong (1881, vol. 3, pág. 782) bajo “Génesis”, “esta teocracia no pudo haber entrado en la historia sin acontecimientos preparatorios. Los hechos que llevaron a la introducción de la teocracia están contenidos en los relatos de Génesis”.
Esto, a su vez, preparó el camino para el Mesías y la introducción del cristianismo. Cuando llegó Jesucristo, aquellos que habían estado viviendo de acuerdo con la Ley hasta el grado que les era posible pudieron identificarlo rápidamente. No apareció de improviso ni se anunció como un gran salvador y líder sin antecedentes o credenciales históricos. Los antecedentes provistos desde Génesis en adelante permitieron a las personas de buen corazón reconocerle y seguirle. Por lo tanto, pudo crearse una organización estable de cristianos de origen judío a modo de núcleo preparado para llevar a las naciones un mensaje evangélico convincente. Los miembros de estas naciones se habían desviado de la verdad por causa de sus antepasados. Estaban “alejados del estado de Israel y extraños a los pactos de la promesa, y no tenían esperanza, y estaban sin Dios en el mundo”. (Ef 2:12.) Por lo tanto, tuvieron que aprender los principios de Dios desde el comienzo antes de que pudiesen llegar a ser cristianos.
De esta forma, Génesis proporciona una base valiosa para entender todos los otros libros de la Biblia y resulta indispensable para el cristianismo. Expone el tema de la Biblia: la vindicación de la soberanía de Jehová y el cumplimiento definitivo de su propósito para la Tierra por medio de su Reino bajo la prometida Descendencia. Además de la primera y básica profecía de Génesis 3:15, contiene numerosas profecías, gran parte de las cuales ya se han cumplido.
Registro de la creación y preparación de la Tierra para la habitación del hombre, así como del papel de la humanidad en el propósito divino y de la relación de Dios con los hombres de fe en el transcurso de unos dos mil trescientos años de la historia humana primitiva |
Pecado y muerte; se predice una “descendencia” - (3:1–5:5) |
Ángeles y hombres arruinan la Tierra; Dios trae el Diluvio - (5:6–11:9) |
Jehová se relaciona con Abrahán - (11:10–25:26) |
Jacob (Israel) y sus 12 hijos; traslado a Egipto - (25:27–50:26) |