Una lectura cuidadosa del Evangelio de Juan aclara que el escritor fue un judío que estaba familiarizado con Palestina. Describe detalles hasta dejar poca duda de que fue testigo presencial; vez tras vez registra nombres, lugares y ocasiones específicos que los demás evangelistas no mencionan. Además, los detalles que suministra de las discusiones que tuvieron los apóstoles entre sí sugieren fuertemente que él era uno de ellos. El hecho de que el escritor era uno de los discípulos se indica por sus palabras: “La Palabra vino a ser carne y residió entre nosotros, y tuvimos una vista de su gloria, gloria como la que pertenece a un hijo unigénito de parte de un padre.”—Juan 1:14; compare con 1 Juan 1:1, 2.
Ninguno de los escritores de los Evangelios revela que es el escritor de su relato. Al parecer, los títulos de los libros no formaban parte del texto original. En algunos manuscritos del Evangelio de Juan, el título que aparece es Euagguélion katá Iōánnēn (“Las Buenas Noticias [o “El Evangelio”] según Juan”), mientras que en otros se usa un título más corto: Katá Iōánnēn (“Según Juan”). No se sabe exactamente cuándo se añadieron o se empezaron a usar esos títulos; se cree que fue en el siglo segundo de nuestra era, ya que se han encontrado ejemplos del título largo en manuscritos de los Evangelios de finales de ese siglo o de principios del siglo tercero. Según algunos expertos, tal vez las palabras iniciales del libro de Marcos (“El comienzo de las buenas noticias acerca de Jesucristo, el Hijo de Dios”) fueron la razón por la que comenzó a usarse el término evangelio (lit. “buenas noticias”) para referirse a estos relatos. Es posible que se empezaran a utilizar estos títulos que incluyen el nombre del escritor por razones prácticas, pues así es más fácil identificar los libros.
★ Juan.
Es el equivalente en español del nombre hebreo Jehohanán o Johanán, que significa ‘Jehová ha mostrado favor’ o ‘Jehová ha sido compasivo’. El escritor de este Evangelio no se identifica por nombre. Sin embargo, en los siglos segundo y tercero de nuestra era, ya muchas personas le atribuían este libro al apóstol Juan. Siempre que se menciona a un Juan en este Evangelio, se refiere a Juan el Bautista. Las únicas excepciones son Jn 1:42 y 21:15-17, donde Jesús dice que el padre de Pedro se llama Juan (ver las notas de estudio de Jn 1:42 y 21:15). Aunque nunca se menciona al apóstol Juan por nombre, él y su hermano Santiago aparecen como “los hijos de Zebedeo” (Jn 21:2; Mt 4:21; Mr 1:19; Lu 5:10; ver la nota de estudio de Jn 1:6). En los versículos de conclusión del Evangelio, el escritor se identifica a sí mismo como “el discípulo al que Jesús amaba” (Jn 21:20-24), y hay buenas razones para asociar esta expresión con el apóstol Juan. Ver la nota de estudio de Jn 13:23.
★ Las Buenas Noticias según Juan.
Ninguno de los escritores de los Evangelios revela que es el escritor de su relato. Al parecer, los títulos de los libros no formaban parte del texto original. En algunos manuscritos del Evangelio de Juan, el título que aparece es Euagguélion katá Iōánnēn (“Las Buenas Noticias [o “El Evangelio”] según Juan”), mientras que en otros se usa un título más corto: Katá Iōánnēn (“Según Juan”). No se sabe exactamente cuándo se añadieron o se empezaron a usar esos títulos; se cree que fue en el siglo segundo de nuestra era, ya que se han encontrado ejemplos del título largo en manuscritos de los Evangelios de finales de ese siglo o de principios del siglo tercero. Según algunos expertos, tal vez las palabras iniciales del libro de Marcos (“El comienzo de las buenas noticias acerca de Jesucristo, el Hijo de Dios”) fueron la razón por la que comenzó a usarse el término evangelio (lit. “buenas noticias”) para referirse a estos relatos. Es posible que se empezaran a utilizar estos títulos que incluyen el nombre del escritor por razones prácticas, pues así es más fácil identificar los libros.
Juan 1:1
★ El principio.
★ “La Palabra” como título.
★ Con.
En este contexto, la preposición griega pros refleja una relación muy cercana. Esto implica que hay diferentes personas; en este caso, la Palabra y el único Dios verdadero. Lit.: “hacia” o “estaba hacia el Dios”. Gr.: en pros ton The·ón; J17,18 (heb.): ha·yáh ’eth ha·’Elo·hím. El sustantivo griego the·ós (dios) aparece dos veces. La primera vez se refiere al Dios Todopoderoso, con quien estaba la Palabra... “y la Palabra [ló·gos] estaba con Dios [una forma de the·ós]”. Este primer the·ós está precedido por una forma del artículo definido griego ho.El sustantivo the·óscon el artículo definido hodelante indica una identidad diferente, en este caso el Dios Todopoderoso... “y la Palabra estaba con [el] Dios”. (w88 1/6 17 párr. 9)
★ “La palabra era”
“El Logos (Verbo)”. Gr.: ho ló·gos; lat.: Vér·bum; J17,18,22 (heb.): had·Da·vár. El apóstol escribió: “En el principio era el Verbo [ho logos], y el Verbo era con Dios [tòn theón,caso acusativo de ho theòs], y el Verbo era Dios [theòs].”— Juan 1:1, Versión Latinoamericana. (w75 493)
O “la Palabra era divina [alguien parecido a Dios]”. Con esta expresión, Juan describe una cualidad o característica de “la Palabra” (en griego ho lógos), es decir, de Jesucristo.
★ Palabra - [“La Palabra era un dios”]
O “la Palabra era divina”, “la Palabra era parecida a Dios” Gr.: the·ós, en contraste con ton The·ón, “el Dios”, en la misma oración. Esta declaración de Juan describe una cualidad o característica de “la Palabra” (en griego, ho lógos; ver la nota de estudio de la Palabra en este versículo), es decir, de Jesucristo. Él es el Hijo primogénito de Dios y por medio de él Dios creó todo lo demás. Por este papel tan importante se le puede describir como “un dios”, “alguien parecido a Dios”, “alguien divino” o “un ser divino”. Muchos traductores optan por traducir esta expresión como “la Palabra era Dios” dando a entender que es igual al Dios Todopoderoso. Sin embargo, hay buenas razones para afirmar que Juan no quería decir que “la Palabra” y el Dios Todopoderoso eran el mismo. En primer lugar, la frase anterior y la frase posterior indican claramente que “la Palabra” estaba “con Dios”. Por otro lado, de las tres veces que la palabra griega theós aparece en los versículos 1 y 2.
El primer y el tercer theós van precedidos por el artículo definido, mientras que el segundo no. Muchos expertos concuerdan en que este detalle es significativo. Cuando theós va precedido del artículo definido, hace referencia al Dios todopoderoso, pero, en esta frase, la ausencia del artículo definido hace que theós funcione como un adjetivo que describe una característica de “la Palabra”. Por esa razón, varias traducciones de la Biblia al inglés, al francés y al alemán vierten este versículo de forma parecida a la Traducción del Nuevo Mundo, dando a entender que “la Palabra” era “divina”, “de naturaleza divina”, “un dios”, “alguien parecido a un dios” o “un ser divino”. Este punto de vista cuenta con el apoyo de las antiguas traducciones del Evangelio de Juan al copto sahídico y al copto bohaírico (probablemente de los siglos tercero y cuarto), donde se traducen de manera diferente los dos theós de Juan 1:1.
Este punto de vista cuenta con el apoyo de las antiguas traducciones del Evangelio de Juan al copto sahídico y al copto bohaírico (probablemente de los siglos tercero y cuarto), donde se traducen de manera diferente los dos theós de Juan 1:1. Estas traducciones destacan una característica de “la Palabra”: su parecido con Dios. Sin embargo, no dan a entender que sea igual a su Padre, el Dios todopoderoso. En armonía con este versículo, Colosenses 2:9 dice que Cristo posee “toda la plenitud de la cualidad divina”. Y, según 2 Pedro 1:4, los coherederos de Cristo también son “partícipes de la naturaleza divina”. Además, en la Septuaginta, se suele usar la palabra griega theós como equivalente de las palabras hebreas que se traducen Dios (‘el y ‘elohím), que probablemente significan “poderoso” o “fuerte”. Estos términos hebreos se usan para referirse al Dios Todopoderoso, a otros dioses y a seres humanos (ver la nota de estudio de Jn 10:34).
Estas palabras hebreas se utilizan para referirse al Dios todopoderoso, a otros dioses y a hombres. Decir que “la Palabra” es “un dios” o alguien “poderoso” concuerda con Isaías 9:6, donde se predice que al Mesías se le llamaría “Dios Poderoso”, no “el Dios todopoderoso”, y que sería el “Padre Eterno” de todos aquellos que tuvieran el honor de ser sus súbditos. El celo de su propio Padre, “Jehová de los ejércitos”, se encargaría de que eso se cumpliera (Isa 9:7).
La expresión “el principio” se refiere al momento en que Dios comenzó su obra creativa y creó al Verbo. A partir de ese momento, Dios trabajó con él para crear todo lo demás (Juan 1:2, 3). La Biblia dice que Jesús es “el primogénito de toda la creación” y que “por medio de él todo lo demás fue creado” (Colosenses 1:15, 16).
La frase “la Palabra [o el Verbo] era un dios” describe la naturaleza divina que tenía Jesús antes de venir a la Tierra, es decir, indica que Jesús era un ser divino, semejante a Dios. ¿Por qué se le puede describir así? Por su papel como portavoz de Dios y por la posición tan especial que ocupaba como Hijo primogénito de Dios con quien Dios creó todas las demás cosas.
Aunque el libro bíblico de Juan es un relato de la vida y el ministerio de Jesús en la Tierra, los primeros versículos del primer capítulo hablan de la existencia de Jesús antes de venir a la Tierra, de su relación especial con Dios y de su papel esencial en la relación de Dios con los seres humanos (Juan 1:1-18). Toda esa información nos ayuda a entender lo que Jesús hizo y dijo durante su ministerio en la Tierra (Juan 3:16; 6:38; 12:49, 50; 14:28; 17:5).Ideas equivocadas sobre Juan 1:1
★Lo que algunos creen: La última frase de Juan 1:1 debería traducirse como “el Verbo era Dios”.★Lo que algunos creen: Este versículo enseña que el Verbo y el Dios todopoderoso son lo mismo.
★La verdad: La frase “el Verbo era [estaba] con Dios” deja claro que se está hablando de dos personas diferentes. Es imposible que el Verbo sea —o esté— “con Dios” y a la vez sea el Dios todopoderoso. El contexto también deja claro que no pueden ser el mismo. Juan 1:18 dice que “a Dios ningún ser humano lo ha visto jamás”. Pero al Verbo —es decir, a Jesús— mucha gente lo vio, pues en Juan 1:14 leemos: “La Palabra [el Verbo] llegó a ser carne y vivió entre nosotros, y vimos su gloria”.
★Lo que algunos creen: El Verbo siempre ha existido.
★La verdad: El “principio” del que habla este versículo no puede referirse al principio de Dios, porque Dios no tuvo principio. Jehová * existe “desde siempre y para siempre” (Salmo 90:1, 2). Pero el Verbo —es decir, Jesucristo— sí tuvo un principio. Él es “el principio de la creación de Dios” (Apocalipsis 3:14).
★Lo que algunos creen: Llamar “un dios” al Verbo apoya el politeísmo, es decir, la adoración de muchos dioses.
★La verdad: La palabra griega theós, que se traduce “Dios” o “dios”, generalmente equivale a las palabras hebreas ʼel y ʼelohím, que se usan en lo que se conoce como el Antiguo Testamento. Según parece, estas palabras hebreas básicamente significan “poderoso” o “fuerte”, y se usan para referirse al Dios todopoderoso, a otros dioses o incluso a hombres (Salmo 82:6; Juan 10:34). No hay duda de que el Verbo es un ser poderoso, pues Dios creó todas las cosas por medio de él (Juan 1:3). Llamar al Verbo “un dios” está de acuerdo con la profecía de Isaías 9:6, donde se predijo que el escogido de Dios —el Mesías o Cristo— sería llamado “Dios Poderoso” (en hebreo, ʼEl Gibbóhr), pero no “Dios Todopoderoso” (ʼEl Shaddái, como en Génesis 17:1 y 35:11, Éxodo 6:3 y Ezequiel 10:5).
La Biblia no apoya el politeísmo. Al contrario. Jesús dijo: “Adora a Jehová tu Dios y sírvele solo a él” (Mateo 4:10). La Biblia también dice: “Porque, aunque hay muchos supuestos dioses tanto en el cielo como en la tierra, como de hecho hay muchos ‘dioses’ y muchos ‘señores’, para nosotros en realidad solo hay un Dios, el Padre, de quien vienen todas las cosas y para quien existimos nosotros, y solo hay un Señor, Jesucristo, mediante quien existen todas las cosas y mediante quien existimos nosotros” (1 Corintios 8:5, 6).
Primer momento de la existencia de una cosa. 2. Punto de donde parte, nace o surge una cosa.
★“En [el] principio”:
Heb.: Bere’·schíth. En heb. el primer libro de la Biblia recibe su nombre de esta palabra de apertura. LXXVg llaman al libro: “Génesis”. En sí la palabra “principio” transmite la idea de un comienzo en algún tiempo en el pasado. Ejemplos bíblicos ilustran esto. Diferente de la Palabra, cuya existencia está enlazada con el principio, se dice que Dios creó en el principio. Génesis 1:1 dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Sin embargo se menciona otro principio en 1 Juan 3:8: “El Diablo ha estado pecando desde el principio [es decir, desde el comienzo de su rebelión contra Dios].” (w75 496) Y el Diccionario Esencial Santillana de la lengua española incluye la siguiente acepción: “Causa primitiva o primera de una cosa o aquello de lo que procede algo”. (w97 15/10 28)
En las Escrituras, el significado del término principio depende del contexto. En este caso, la palabra griega arkhḗ no puede referirse al “principio” de Dios, el Creador, porque él es eterno y no tiene comienzo (Sl 90:2). Así que tiene que referirse al tiempo en que Dios empezó a crear. Su primera creación fue “la Palabra”, nombre que designa al ser espiritual que llegaría a conocerse como Jesús (Jn 1:14-17). Por eso, solo a Jesús se le puede llamar con razón “el primogénito de toda la creación” (Col 1:15). Él fue “el principio de la creación de Dios” (Ap 3:14), así que existía antes de que se crearan los demás seres espirituales y el universo. De hecho, fue por medio de él que “todo lo demás fue creado en los cielos y en la tierra” (Col 1:16). Para ver otros ejemplos de cómo se usa el término principio, consultar la nota de estudio de Jn 6:64.
★“Desde [el] principio”:
Gr.: ap’ ar·kjés; lat.: ab i·ní·ti·o; J17(heb.): me·ró’sch. Se define principio como “regla de conducta. Verdad o idea que sirve de fundamento a otras o a un razonamiento” (Diccionario de uso del español,de María Moliner(). (w02 15/4 19 párr. 4) El Diccionario de uso del español define “principio” como “verdad o idea que sirve de fundamento a otras o a un razonamiento”.
Con la expresión “desde el principio”, Juan claramente se refiere al principio de la persistente oposición de Satanás, igual que en 1 Juan 2:7; 3:11 se utiliza “principio” para referirse al comienzo del discipulado de los cristianos. Las palabras de Juan muestran que Satanás continuó su proceder pecaminoso después de haber dado principio al pecado. Por consiguiente, todo el que “hace del pecado su ocupación o práctica” demuestra que es ‘hijo’ del Adversario, descendiente espiritual que refleja las cualidades de su “padre”. (The Expositor’s Greek Testament,edición de W. R. Nicoll, 1967, vol. 5, pág. 185; Jn 8:44; 1 Juan 3:10-12.) (it-2-Pg.610) Jesucristo indicó que Satanás había estado “en la verdad”, sin duda entre los gloriosos “hijos de Dios” angelicales (Job 38:7). Esto es muy diferente de la horrible descripción que se da de él, en la que se le pinta como una criatura con cuernos y pezuñas hendidas. (g84 8/6 7-8)
El Commentary on the Holy Scriptures sobre Juan 6:64: “Principio [...] no significa de manera metafísica desde el principio de todas las cosas [...], ni desde el principio de conocer Él [Jesús] a cada uno [...], ni desde el principio de congregar Él a los discípulos en torno de sí, ni desde el principio de Su ministerio mesiánico [...], sino desde los primeros gérmenes secretos de incredulidad [que hicieron tropezar a algunos discípulos]. Con relación a esto Él conoció al que lo traicionaría desde el principio” (de Lange, traducción y edición de P. Schaff, 1976, pág. 227; compárese con 1 Juan 3:8, 11, 12).
Esta expresión no se refiere ni al día que Judas nació ni al momento en que Jesús lo nombró apóstol después de pasar toda la noche orando (Lu 6:12-16). Más bien, se refiere al momento en el que Judas empezó a traicionar la confianza de Jesús, algo que él detectó inmediatamente (Jn 6:70; 13:11; compare con Jn 2:24, 25; Apo 1:1; 2:23). Esto también prueba que las acciones de Judas no fueron impulsivas, sino premeditadas. El significado de la palabra “principio” (en griego arkjé) en las Escrituras Griegas varía en función del contexto. Por ejemplo, en 2 Pedro 3:4, “principio” se refiere al comienzo de la creación. Ahora bien, en la mayoría de los casos, su significado es mucho más limitado.
Por ejemplo, Pedro dijo que el espíritu santo cayó sobre los gentiles “así como también había caído sobre nosotros en el principio” (Hch 11:15). En este caso, Pedro no se estaba refiriendo al día de su nacimiento ni al día que fue nombrado apóstol. Más bien, se estaba refiriendo al Pentecostés del año 33, cuando empezó a derramarse el espíritu santo con un propósito específico (Hch 2:1-4). Pueden encontrarse más ejemplos de cómo el contexto influye en el significado de la palabra “principio” en Lucas 1:2, Juan 15:27 y 1 Juan 2:7.
Juan 1:7
★ Como testigo.
O “para testimonio”. El sustantivo griego que se traduce como “testimonio” (martyría) aparece el triple de veces en el Evangelio de Juan que en los otros tres Evangelios juntos. Y el verbo relacionado, que se traduce como “dar testimonio” (martyréō), se usa 39 veces en el Evangelio de Juan y solo 2 veces en los otros tres Evangelios (Mt 23:31; Lu 4:22). Este verbo se usa tan frecuentemente con Juan el Bautista que algunos han sugerido llamarlo “Juan el Testigo” (Jn 1:8, 15, 32, 34; 3:26; 5:33; ver la nota de estudio de Jn 1:19). En el Evangelio de Juan también se usa mucho en relación con el ministerio de Jesús. A menudo se dice que Jesús daba testimonio (Jn 8:14, 17, 18). Son muy interesantes las palabras del propio Jesús a Poncio Pilato: “Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad” (Jn 18:37). Y, en el libro de Apocalipsis, una revelación que recibió Juan, se llama a Jesús “el Testigo Fiel” y “el testigo fiel y verdadero” (Ap 1:5; 3:14).
★ Él.
Aquí se refiere a Juan el Bautista. Comparar con Hch 19:4.
Juan 1:10
★ Él.
Aquí se refiere a la Palabra.
★ El mundo llegó a existir por medio de él.
Aquí el término griego kósmos (traducido como “mundo”) se refiere a la humanidad. Esto se hace evidente al final del versículo cuando se dice que “el mundo no lo conoció”. Las obras no bíblicas a veces usaban este término griego para referirse al universo y a la creación en general. Y puede que el apóstol Pablo lo usara con este sentido cuando habló con un grupo de griegos (Hch 17:24). Sin embargo, en las Escrituras Griegas Cristianas, este término normalmente se refiere a toda la humanidad o a una parte de ella. Es cierto que Jesús participó en hacer todas las cosas, incluidos los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ella. Pero este versículo se centra en su papel en hacer que existieran los seres humanos (Gé 1:26; Jn 1:3; Col 1:15-17).
Juan 1:29
★ El Cordero de Dios.
Después de que Jesús fue bautizado y tentado por el Diablo, Juan el Bautista lo presentó como “el Cordero de Dios”. Esta expresión solo aparece aquí y en Jn 1:36 (ver apén. A7). La comparación de Jesús con un cordero es muy apropiada. En toda la Biblia se habla de corderos que se sacrifican para admitir un pecado y acercarse a Dios. Estos sacrificios prefiguraron el que haría Jesús al ofrecer su vida humana perfecta a favor de la humanidad. La expresión “el Cordero de Dios” puede referirse a varios pasajes de las Escrituras inspiradas. Como Juan el Bautista conocía muy bien las Escrituras Hebreas, puede que estuviera aludiendo a uno o más de los siguientes casos: el carnero que ofreció Abrahán en vez de su propio hijo Isaac (Gé 22:13), el cordero de Pascua que se sacrificó en Egipto para liberar a los esclavos israelitas (Éx 12:1-13) o el carnero joven que se ofrecía todas las mañanas y al anochecer en el altar de Dios (Éx 29:38-42). También es posible que Juan estuviera pensando en la profecía de Isaías donde se dice que alguien a quien Jehová llama “mi siervo” sería “llevado como oveja al matadero” (Is 52:13; Is 53:5, 7, 11). Cuando el apóstol Pablo les escribió su primera carta a los corintios, llamó a Jesús “nuestro cordero de Pascua” (1Co 5:7). El apóstol Pedro habló de la sangre de Cristo, “sangre valiosa, como la de un cordero sin ningún defecto ni mancha” (1Pe 1:19). Y en el libro de Apocalipsis, en sentido figurado, se llama a Jesús glorificado “el Cordero” más de 25 veces, por ejemplo, en Ap 5:8; 6:1; 7:9; 12:11; 13:8; 14:1; 15:3; 17:14; 19:7; 21:9; 22:1.
★ Mundo.
La palabra griega kósmos está muy relacionada con la humanidad en las obras griegas seglares y en particular en la Biblia. En este contexto y en Jn 3:16, kósmos alude a todos los seres humanos redimibles, a quienes se les describe como pecadores por haber heredado el pecado de Adán.
Juan 1:51
★ De verdad les aseguro.
Lit. “Verdaderamente, verdaderamente” (en griego, amḗn amḗn). El término griego amḗn —transliteración de la palabra hebrea ʼamén— significa ‘así sea’ o ‘seguro’. Jesús lo usó con frecuencia para introducir una declaración, una promesa o una profecía; así destacaba que lo que decía era totalmente cierto y confiable. Se dice que en la literatura sagrada nadie ha usado esta expresión como lo hizo Jesús (Mt 5:18; Mr 3:28; Lu 4:24). El término aparece 25 veces en el Evangelio de Juan, y siempre repetido (amḗn amḗn). Solo se emplea así en este Evangelio. Cuando el término aparece dos veces seguidas, en esta versión bíblica se traduce como “de verdad les aseguro”. También se puede traducir como “sí, en verdad” o “ciertamente les aseguro”. La expresión “les aseguro” o “de verdad les aseguro” también podría traducirse como “les digo la verdad”.
★ Cielo.
El término griego usado aquí puede referirse tanto al cielo físico como al cielo espiritual.
★ Ángeles.
O “mensajeros”. La palabra griega ágguelos y su equivalente hebrea malʼákh aparecen casi 400 veces en la Biblia. Ambas palabras tienen el significado básico de ‘mensajero’. Se traducen como “ángeles” cuando se refieren a mensajeros espirituales, y como “mensajeros” cuando no hay duda de que se refieren a seres humanos. El contexto suele dejar claro si se trata de ángeles o de seres humanos. Pero, si ambas opciones son posibles, con frecuencia se añade la otra opción en una nota a pie de página (Gé 16:7; 32:3; Job 4:18, nota; 33:23, nota; Ec 5:6, nota; Is 63:9, nota; Mt 1:20; Snt 2:25; Ap 22:8; ver glosario). En el libro de Apocalipsis, que está lleno de símbolos, hay ciertas referencias a ángeles que pueden aplicarse a seres humanos (Ap 2:1, 8, 12, 18; 3:1, 7, 14).
★ Hacia el Hijo del Hombre.
O “al servicio del Hijo del Hombre”. Cuando Jesús habló de “ángeles [...] subiendo y bajando”, puede que estuviera pensando en la visión que tuvo Jacob de ángeles que subían y bajaban por una escalera (Gé 28:12). Esta visión indicó que los ángeles son un importante instrumento de Jehová para cuidar de los seres humanos que tienen su aprobación. Del mismo modo, las palabras de Jesús en este versículo indican que los que anduvieran con Jesús tendrían pruebas de que los ángeles de Dios le servían y de que, de forma especial, él estaba bajo el cuidado y la guía de su Padre.
★ Hijo del Hombre.
Ver la nota de estudio de Mt 8:20.
Juan 2:4
★ Y por qué debería importarnos eso a ti y a mí.
Cuando María le dijo a Jesús “no les queda vino” (Jn 2:3), sin duda le estaba sugiriendo que hiciera algo al respecto. Esto es digno de notar, porque hasta ese momento Jesús no había realizado ningún milagro. La expresión idiomática de origen semítico que él utilizó para responderle dice literalmente “¿qué para mí y para ti?”, e indica básicamente un tipo de objeción que debe entenderse según el contexto. Es cierto que algunas veces comunica hostilidad y rechazo (Mt 8:29; Mr 1:24; 5:7; Lu 4:34; 8:28), pero en este caso parece ser una objeción amable. Se ven ejemplos de este uso más suave de la expresión en las Escrituras Hebreas en versículos como 2Sa 16:9, 10 y 1Re 17:18, nota. Las palabras que Jesús dijo a continuación, “Todavía no ha llegado mi hora”, explican por qué respondió como lo hizo. De cualquier modo, su respuesta a la sugerencia de ella debe haber indicado que no se oponía a prestar ayuda. Esto se ve por la reacción de María que se registra en el versículo 5.
★ Mujer.
Jesús usó este término para dirigirse a su madre del mismo modo que lo hizo al tratar con otras mujeres (Jn 4:21), y al parecer esto se consideraba cortés en muchos contextos (Mt 15:28). No se tomaba como algo rudo, falto de bondad ni irrespetuoso. Los ángeles y el propio Jesús después de resucitar llamaron de esta forma a María Magdalena cuando estaba llorando de dolor frente a la tumba de Jesús. Seguramente no la habrían tratado con dureza ni falta de respeto en esa situación (Jn 20:13, 15). En el madero, Jesús mostró su gran preocupación por su madre al ponerla al cuidado de su querido apóstol. Lo hizo porque tenía la obligación bíblica de honrar a su padre y a su madre (Éx 20:12; Dt 5:16; Mt 15:4). Y en esa ocasión volvió a usar el término mujer para dirigirse a ella (Jn 19:26). Varias obras de referencia confirman que usar esta palabra del modo que aquí se describe podía comunicar respeto y cariño.
Juan 2:25
★ Él sabía lo que había dentro del hombre.
Jesús era capaz de percibir los pensamientos, razonamientos y motivos de los seres humanos. Esto fue predicho por el profeta Isaías, quien dijo que el espíritu de Jehová se asentaría sobre el Mesías, de modo que no juzgaría “por las apariencias” (Is 11:2, 3; Mt 9:4). Ver la nota de estudio de Mr 2:8.
Los principios son reglas fundamentales o leyes que rigen el funcionamiento de algo. Pueden ser pautas éticas, normas básicas, leyes naturales o fundamentos teóricos que guían el comportamiento, la toma de decisiones o el desarrollo de sistemas y procesos. Los principios sirven como fundamentos esenciales para comprender, organizar y aplicar conocimientos en diversos campos. Los principios bíblicos son verdades básicas que nos ayudan a entender lo que Jehová piensa y siente sobre las cosas. También nos ayudan a tomar buenas decisiones y a hacer lo correcto, sobre todo en situaciones para las que no hay una ley específica en la Biblia. Las leyes de Dios se basan en sus principios.
Otra manera de concebir los principios inherentes a un sistema o una disciplina es como un reflejo de las características esenciales de un sistema, que los usuarios o investigadores asumen, y sin los cuales no es posible trabajar, comprender o usar dicho sistema.
Etimológicamente principio deriva del latín principium 'comienzo, primera parte, parte principal' a su vez derivado de prim- 'primero, en primer lugar' y cap(i)- 'tomar, coger, agarrar', por lo que literalmente principium es 'lo que se toma en primer lugar'. Se le puede llamar principio a los valores morales de una persona o grupo.
Cuando los medios se subordinan a los fines en orden a una eficacia, el principio actúa como orientador de la acción: "Si quieres alcanzar este objetivo, tienes que hacer esto y esto": es el "principio de utilidad". Supone la condicionalidad de la norma en su relación con la acción, solamente la norma es eficaz "a condición de" que se quiera alcanzar el fin.
Cuando el principio establece en la conciencia individual una norma de acción necesaria para la realización de un valor como último, incondicionado y universal, en sentido de "Debes hacer esto", de forma obligatoria, de manera determinante, consideramos un principio de eticidad. Supone la indeterminación de la causa, como libertad y la obligación de ejercicio de la voluntad como determinación.
Si el principio se establece socialmente obligatorio en la realización de un valor, no regido por la ley jurídica escrita, establecemos la "moralidad".
Supone la indeterminación de la causa como acción libre y la aceptación de la norma por la pertenencia al grupo social. (Véase Ley)
¿En que se diferencia un principio de una ley?
Las leyes se cimientan en principios, la ley se impone y tiene que respetarse, mientras que los principios los buscamos nosotros mismos y los llevas dentro de ti, en tu conciencia.
Los principios son eternos, las leyes son temporales y concretas; los principios son como el abecedario de la vida de un cristiano que nos harán vivir equilibradamente libres de dogmatismo.
El propósito y la meta principal es agradar a Jehová, esto requiere esfuerzo y estudio, es mas fácil recurrir a las leyes que a los principios, pues la ley requiere menos esfuerzos, es mas cómodo y nos convierte en cristianos inmaduros y dogmáticos. Sl 37:31
Las palabras “entregó a su Hijo unigénito” demuestran que Dios nos ama muchísimo. Jesús fue un hijo de Dios único. ¿En qué sentido? En que él fue el único creado directamente por Dios (Colosenses 1:17). Él es “el primogénito de toda la creación” (Colosenses 1:15). Todo lo demás, incluidos los otros ángeles, llegó a existir por medio de Jesús. A pesar de eso, Jehová estuvo dispuesto a enviar a su Hijo más querido “para servir a los demás y para dar su vida como rescate a cambio de muchas personas” (Mateo 20:28). Jesús sufrió y murió para liberarnos del pecado y la muerte, que heredamos de Adán, el primer hombre (Romanos 5:8, 12).
Demostrar que tenemos fe en Jesús, el Hijo de Dios, implica más que solo creer en él o reconocer lo que hizo por nosotros. Tenemos que obedecerlo y seguir sus pasos (Mateo 7:24-27; 1 Pedro 2:21). La Biblia dice: “El que demuestra fe en el Hijo tiene vida eterna, pero el que desobedece al Hijo no verá la vida” (Juan 3:36).
Cuando Jesús dijo estas palabras, estaba hablando con un líder religioso judío llamado Nicodemo (Juan 3:1, 2). En esa conversación, Jesús le reveló algunos detalles sobre el Reino de Dios * y sobre nacer de nuevo (Juan 3:3). También profetizó cómo sería su propia muerte. Le dijo que iba a ser “alzado”, o colgado en un madero, “para que todo el que crea en él tenga vida eterna” (Juan 3:14, 15). Luego destacó que esta oportunidad de vivir para siempre era posible gracias al gran amor que Dios siente por la humanidad. Finalmente, explicó que para conseguir la vida tenemos que demostrar fe y hacer lo que a Dios le gusta (Juan 3:17-21).Juan 3:16
★ Amó.
Esta es la primera vez que aparece el verbo griego agapáō (“amar”) en el Evangelio de Juan. Este verbo y el sustantivo relacionado agápē (“amor”) aparecen un total de 44 veces en este Evangelio, más que en los otros tres Evangelios juntos. En la Biblia, ambos términos aluden con frecuencia a un amor sin egoísmos, guiado o regido por principios. Un ejemplo es este versículo, donde se dice que Dios amó al mundo, refiriéndose a los seres humanos que necesitan ser redimidos de sus pecados (Jn 1:29). El sustantivo se usa en 1Jn 4:8, donde dice que “Dios es amor”. El amor (agápē) aparece como el primero de los aspectos del “fruto del espíritu” en Gál 5:22 y se describe al detalle en 1Co 13:4-7. El uso que se le da a este término en las Escrituras muestra que es más que una simple respuesta emocional hacia otra persona. Tiene un sentido más amplio en muchos contextos, donde a menudo se expresa de forma razonada y deliberada (Mt 5:44; Ef 5:25). Por eso, el amor que demuestran los cristianos debe incluir un sentido moral que toma en cuenta el deber, los principios y lo que es apropiado. Pero también suele incluir un sentimiento de tierno cariño por otra persona (1Pe 1:22). Así es como se usa este término en el Evangelio de Juan. Al escribir en Jn 3:35 que “el Padre ama al Hijo”, Juan usó una forma del verbo agapáō. Pero usó una forma del verbo griego filéō, que tiene el sentido de ‘querer’ o ‘tener cariño’, cuando registró lo que dijo Jesús acerca de esa relación con su Padre (Jn 5:20).
★ Al mundo.
La palabra griega kósmos está muy relacionada con la humanidad en las obras griegas seglares y en particular en la Biblia (ver la nota de estudio de Jn 1:10). En este contexto, kósmos alude a todos los seres humanos redimibles, a quienes en Jn 1:29 se les describe como pecadores por haber heredado el pecado de Adán.
★ Hijo unigénito.
La palabra griega monoguenḗs, traducida tradicionalmente como “unigénito”, tiene el sentido de ‘solo en su clase’ o ‘único’. En los escritos del apóstol Juan, este término se usa solo con Jesús (Jn 1:14; 3:18; 1Jn 4:9; ver la nota de estudio de Jn 1:14). Aunque es cierto que también se les llama hijos a otros seres espirituales creados por Dios, Jesús es el único al que se le llama “Hijo unigénito” (Gé 6:2, 4; Job 1:6; 2:1; 38:4-7). Jesús, el Hijo primogénito, es el único creado directamente por su Padre. Por eso se puede decir que es único, diferente a todos los demás hijos de Dios. Los demás fueron creados, o engendrados, por Jehová mediante su Hijo primogénito. Pablo usa el término griego monoguenḗs de forma parecida cuando dice que Isaac era el “hijo unigénito” de Abrahán (Heb 11:17). Aunque Abrahán tuvo a Ismael con Agar y a varios hijos más con Queturá (Gé 16:15; 25:1, 2; 1Cr 1:28, 32), Isaac fue “unigénito” en un sentido especial: fue el único hijo de Abrahán que nació por la promesa de Dios y el único hijo de Sara (Gé 17:16-19).
★ Que demuestre tener fe en él.
Lit. “que crea en él”. El verbo griego pistéuō (relacionado con el sustantivo pístis, que normalmente se traduce como “fe”) tiene el significado básico de ‘creer’ o ‘tener fe’, pero puede transmitir otros matices dependiendo del contexto y las construcciones gramaticales. Con frecuencia implica más que solo creer o reconocer que alguien existe (Snt 2:19). También indica que es una fe o confianza que motiva a obedecer. En Jn 3:16, el verbo griego pistéuō aparece acompañado de la preposición eis (“en”). Un experto dijo acerca de esta combinación griega: “Se piensa en la fe como actividad, como algo que los hombres hacen; por ejemplo, poner la fe en alguien” (An Introductory Grammar of New Testament Greek [Gramática del griego del Nuevo Testamento], Paul L. Kaufman, 1982, pág. 46). Obviamente Jesús está hablando de una vida caracterizada por la fe, y no de un solo acto de fe. En Jn 3:36, aparece una expresión parecida, “el que demuestra fe en el Hijo”, y se contrasta con “el que desobedece al Hijo”. Por tanto, en ese contexto, demostrar fe incluye la idea de que alguien demuestre su fe y sus fuertes convicciones obedeciendo.
Juan 3:17
★ Juzgue.
O “condene”. Jehová no envió a su Hijo a juzgar al mundo, es decir, a la humanidad, con el sentido de emitir un juicio condenatorio. Al contrario, por amor, envió a Jesús a salvar a los que demostraran fe (Jn 3:16; 2Pe 3:9).
Juan 3:33
★ Ha confirmado.
Lit. “ha sellado”. La palabra griega que se traduce como “sellar” o “poner un sello” se usa aquí en sentido figurado para confirmar que una declaración es verdadera, igual que un sello certifica que un documento es auténtico. La persona que acepta el testimonio del Mesías reconoce que Dios es fiel a la verdad, en este caso, fiel a sus profecías sobre el Mesías. Comparar con Ro 3:4.
Juan 4:4
★ Samaria.
En el siglo primero, Samaria era el nombre del distrito romano por donde Jesús viajaba ocasionalmente. Más tarde, sus discípulos llevaron allí el mensaje del cristianismo. Aunque hoy se desconocen sus límites exactos, Samaria estaba situada entre Galilea, al norte, y Judea, al sur, y se extendía hacia el oeste desde el río Jordán hasta las llanuras costeras del Mediterráneo. En su mayor parte, el distrito abarcaba los antiguos territorios de la tribu de Efraín y de la media tribu de Manasés que estaba al oeste del Jordán. Aunque Jesús pasó algunas veces por Samaria en su camino de ida y vuelta a Jerusalén (Jn 4:3-6; Lu 9:51, 52; 17:11), les dijo a sus apóstoles que evitaran predicar en las ciudades samaritanas porque su misión principal era ir “a las ovejas perdidas de la nación de Israel”, es decir, a los judíos (Mt 10:5, 6). Sin embargo, esta restricción fue solo por un tiempo limitado. Justo antes de subir al cielo, Jesús les dijo a sus discípulos que debían llevar las buenas noticias a “Samaria, y hasta la parte más lejana de la tierra” (Hch 1:8, 9). Cuando estalló la persecución en Jerusalén, algunos de los discípulos, Felipe en particular, declararon las buenas noticias por toda Samaria. Más adelante, Pedro y Juan fueron enviados allí para que los samaritanos pudieran recibir el espíritu santo (Hch 8:1-17, 25; 9:31; 15:3).
Juan 4:4
★ El pozo de Jacob.
El lugar tradicional de este pozo es Bir Yaʽqub (Beʼer Yaʽaqov), situado a unos 2,5 km (1,5 mi) al sureste de la actual Nablus, no lejos de Tell Balata, la ubicación de Siquem. Este pozo es profundo y su nivel de agua nunca llega hasta arriba. Las mediciones realizadas en el siglo diecinueve indican que su profundidad era de unos 23 m (75 ft) en aquella época. Tiene sedimentos y otros materiales en el fondo, por lo que pudo haber sido aún más profundo en la antigüedad (Jn 4:11). En vista de que suele estar seco desde finales de mayo hasta que empiezan las lluvias de otoño, más o menos a mediados de octubre, algunos creen que su agua procede de las lluvias y la filtración. Otros creen que se alimenta también de un manantial (ver la nota de estudio de al pozo en este versículo). La Biblia no afirma directamente que Jacob cavara el pozo, pero sí indica que tenía una propiedad en esa zona (Gé 33:18-20; Jos 24:32). Es probable que Jacob lo haya cavado, o lo haya hecho cavar, tal vez para abastecer de agua a todos los de su casa y sus rebaños. Así podría evitar problemas con sus vecinos, que sin duda ya eran dueños de otras fuentes de agua de la región. O puede que necesitara otro suministro de agua para cuando se secaran los demás pozos de la zona.
★ Que estaba cansado.
Este es el único lugar de las Escrituras donde se dice que Jesús “estaba cansado”. Eran cerca de las 12 del mediodía, y esa mañana Jesús probablemente había hecho el viaje desde el valle del Jordán en Judea hasta Sicar en Samaria, por un camino empinado con un desnivel de unos 900 m (3.000 ft) un ascenso equivalente ± a subir unos 300 pisos de un edificio (Jn 4:3-5). Ver apén. A7.
★ Al pozo.
O “al manantial”, “a la fuente”. En este contexto, se utilizan dos palabras griegas diferentes para referirse al pozo de Jacob en Sicar. La palabra griega pēguḗ, que se traduce dos veces como “pozo” en este versículo, a menudo se refiere a un manantial o una fuente, que puede haber sido el origen del pozo de Jacob. En Snt 3:11 el término se usa para un manantial literal, y en Jn 4:14, donde también se traduce como “manantial”, se utiliza en sentido figurado. En Jn 4:12, se hace referencia al pozo de Jacob con la palabra griega fréar, que puede ser un pozo, una cisterna o un hoyo vertical (1Sa 19:22, Septuaginta; Lu 14:5; Ap 9:1). A menudo, el agua de los pozos proviene de manantiales. Para llegar a estos, a veces era necesario retirar tierra o cavar. Esto puede explicar por qué aquí “manantial” y “pozo” son intercambiables y pueden referirse a la misma fuente de agua. Ver la nota de estudio de el pozo de Jacob en este versículo.
alrededor de la hora sexta. Es decir, cerca de las 12 del mediodía. Ver la nota de estudio de Mt 20:3.
Juan 4:24
★ Adorarlo con espíritu y con verdad.
Jesús ha estado poniendo de relieve dos cosas: a. una adoración que merezca ese nombre no se ve coartada por consideraciones de tipo físico; p.ej., el que uno ore en este o en otro lugar (4:21); y b. que esa adoración opera en al ámbito de la verdad: el conocimiento claro y definido de Dios que se deriva de su revelación especial (4:22). En este contexto el adorará en espíritu y en verdad significa tributar a Dios un homenaje en que participe todo el corazón, y b. hacer esto en completa armonía con la verdad de Dios según está revelada en su Palabra. Esta adoración, por lo tanto, no sólo será espiritual en lugar de material, interna en lugar de externa, sino que también estará dirigida al verdadero Dios que la Escritura presenta y que se ha revelado en la obra de la redención. En sí, aunque nuestros edificios y centros de adoración pueden facilitar el acto, pero por más cómodos y mejor adornados que sean, no aseguran ni la presencia de Dios, ni el agrado de él en nuestro culto.
Juan 4:32
★ Tengo para comer un alimento.
Luego, en el versículo 34, Jesús explica lo que quiere decir: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra."
En este pasaje, Jesús está usando un lenguaje simbólico para enseñarles una lección espiritual a sus discípulos. Les está mostrando que su principal preocupación y satisfacción en la vida no es la comida física, sino hacer la voluntad de Dios y cumplir con la misión que Dios le ha encomendado. Jesús está destacando la importancia de su ministerio y su compromiso con la obra de Dios por encima de las necesidades físicas y materiales, estaba enfatizando la prioridad de hacer la voluntad de Dios sobre las preocupaciones terrenales.
Juan 4:35
★ Todavía faltan cuatro meses para la cosecha.
La cosecha de la cebada comenzaba en el mes judío de nisán (entre marzo y abril), alrededor de la época de la Pascua (ver apén. B15). Si se cuentan cuatro meses hacia atrás, se ve que Jesús dijo estas palabras en el mes de kislev (entre noviembre y diciembre). Esa era la temporada en la que las lluvias se hacían más intensas y las temperaturas iban bajando. Así que parece que las palabras de Jesús sobre la cosecha que ya se estaba llevando a cabo se refieren a una cosecha simbólica, a una recolección de personas, más bien que a una cosecha literal (Jn 4:36).
★ Blancos.
Es decir, llenos de grano maduro. La palabra griega leukós se refiere al color blanco o a diferentes tonos de colores pálidos, como el amarillo claro. Esto indicaría que el grano estaba maduro y listo para ser cosechado. En vista de que aquí Jesús dice que faltaban “cuatro meses para la cosecha”, es probable que los campos que tenía a la vista estuvieran verdes, el color de la cebada que está brotando. De modo que, cuando Jesús dijo que los campos estaban “listos para la cosecha”, sin duda estaba pensando en una cosecha espiritual, no literal. Algunos especialistas han planteado que, cuando Jesús pidió a quienes lo escuchaban que miraran los campos, quizá se estaba refiriendo a la multitud de samaritanos que se acercaban y, al decir que estaban “blancos”, podía referirse a las túnicas que quizá ellos llevaban puestas. O puede que su comentario fuera una metáfora que indicaba que ellos estaban listos para aceptar el mensaje (Jn 4:28-30).
Juan 4:39
★ Muchos samaritanos [...] pusieron su fe en él.
La conversación de Jesús con la samaritana tuvo buenos resultados. Gracias al testimonio de ella, muchos samaritanos empezaron a creer en Jesús. Aunque es cierto que la cosecha espiritual comenzó principalmente entre los judíos, pronto tendría lugar una cosecha aún mayor que incluiría a los samaritanos, como se ve en el registro inspirado por Dios. La predicación de Jesús a la samaritana probablemente sirvió de base para que muchos de aquellos samaritanos luego respondieran a la predicación de Felipe (Jn 4:34-36; Hch 1:8; 8:1, 14-17).
Juan 4:42
★ Salvador del mundo.
Esta expresión, que solo aparece en este versículo y en 1Jn 4:14, indica que Jesús salvaría del pecado a los seres humanos (el “mundo”) que demostraran su fe en él. Ver las notas de estudio de Jn 1:29; 3:17.
Juan 5:2
★ Hebreo.
En las Escrituras Griegas Cristianas, los escritores bíblicos inspirados llaman “hebreo” al idioma que hablaban los judíos (Jn 19:13, 17, 20; Hch 21:40; 22:2; Ap 9:11; 16:16) y al idioma que usó Jesús ya resucitado y glorificado cuando habló con Saulo de Tarso (Hch 26:14, 15). Y en Hch 6:1 se distingue entre “los judíos de habla hebrea” y “los judíos de habla griega”. Aunque algunos expertos afirman que en estos casos debería decir “arameo”, hay buenas razones para creer que está bien decir “hebreo”. Por ejemplo, en Hch 21:40 y 22:2, donde el médico Lucas dice que Pablo le habló a la gente de Jerusalén “en hebreo”, Pablo se estaba dirigiendo a personas centradas en estudiar la Ley de Moisés en hebreo. Además, la mayoría de los fragmentos y manuscritos que componen los Rollos del mar Muerto, tanto textos bíblicos como no bíblicos, están escritos en hebreo. Esto indica que era un idioma de uso diario. También se han encontrado fragmentos en arameo, aunque en mucho menor número, lo que indica que se usaban los dos idiomas. Así que parece muy poco probable que los escritores bíblicos dijeran “hebreo” si en realidad se estaban refiriendo al idioma siriaco o arameo. Las Escrituras Hebreas ya distinguían entre el “arameo” y “el idioma de los judíos” (2Re 18:26). Y Josefo, historiador judío del siglo primero, hablando de este pasaje de la Biblia, menciona el arameo y el hebreo como dos lenguas diferentes (Antigüedades judías [trad. José Vara Donado], libro X, sec. 5). Es cierto que el arameo y el hebreo tienen algunos términos parecidos y es posible que el hebreo haya adoptado algunos términos del arameo. Aun así, no parece haber razones para que los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas dijeran “hebreo” si en realidad querían decir “arameo”.
★Hebreo - [Idioma]
Juan 5:26
★ Tiene vida en sí mismo.
O “tiene en sí mismo el poder de dar vida”. Jesús tiene “vida en sí mismo” porque su Padre le concedió poderes que en un principio solo él tenía. Entre otros poderes, Jesús sin duda tiene la autoridad para darles a los seres humanos la oportunidad de tener una buena reputación ante Dios y así obtener vida. También tiene la capacidad de dar vida resucitando a los muertos. Alrededor de un año después de hacer esta declaración, Jesús indicó que sus discípulos podrían tener vida en sí mismos. Para saber el sentido de la expresión “vida en sí mismos” cuando se aplica a los discípulos de Jesús, ver la nota de estudio de Jn 6:53.
Juan 5:29*
“Resurrección de juicio”: de juicio.” Gr.: a·ná·sta·sin krí·se·os; lat.: re·sur·rec·ti·ó·nem iu·dí·ci·i. Jesús estaba refiriéndose al resultado final de dichas resurrecciones. Thayer’s Greek-English Lexicon define anástasis kríseos como resurrección “seguida por condenación.” No se resucita a la persona a fin de condenarla automáticamente, antes bien, un juicio condenatorio sigue a su resurrección si la persona rehúsa atenerse a las “cosas escritas en los rollos” y por eso no consigue que su nombre sea “escrito en el libro de la vida.” Entonces moriría “la muerte segunda,” sin ninguna esperanza futura de una resurrección.— Apocapipsis 20:14, 15; 21:8. (w82 1/10 25 párr. 18)
“Juicio” traduce el término griego krí·sis. El helenista Parkhurst, en su obra A Greek and English Lexicon to the New Testament (Londres, 1845, pág. 342), da los siguientes significados para krí·sis en las Escrituras Griegas Cristianas: “I. Juicio; [...] II. Juicio, justicia, Mat. XXIII. 23. Comp. con XII. 20; [...] III. Sentencia condenatoria, condenación, perdición. Marcos III. 29; Juan V. 24, 29; [...] IV. La causa o base de condenación o castigo. Juan III. 19; V. Un determinado tribunal de justicia de los judíos. [...] Mat. V. 21, 22”. Si Jesús hubiera tenido presente un juicio que podría resultar en vida al hablar de una resurrección de juicio, no habría habido ningún contraste entre esta y la “resurrección de vida”. Por lo tanto, el contexto indica que por “juicio” Jesús se refería a un juicio con sentencia condenatoria (it-2-Pg.837)
La palabra resurrección traduce el vocablo griego a·ná·sta·sis, que significa literalmente “acción de ponerse de pie (levantarse) de nuevo”. El término se ha vertido al hebreo con las palabras teji·yáth ham·me·thím, que quieren decir “reanimación de los muertos”. (Nota: Aunque la palabra resurrecciónno aparece en las Escrituras Hebreas, la esperanza de la resurrección se expresa con claridad en Job 14:13; Daniel 12:13, y Oseas 13:14.)(ie 26 párr. 6)
Juan 6:37 es un ejemplo de lítote.
Lítote: Figura retórica de pensamiento que consiste en no expresar todo lo que se quiere dar a entender sin que por ello deje de comprenderse la intención del hablante; especialmente negando lo que en realidad se quiere afirmar.
Juan 6:35
★Yo soy el pan de la vida.
Esta expresión se emplea solo dos veces en las Escrituras (Jn 6:35, 48). En este contexto, “vida” se refiere a la “vida eterna” (Jn 6:40, 47, 54). Durante esta conversación, Jesús habla de sí mismo como “el verdadero pan del cielo” (Jn 6:32), “el pan de Dios” (Jn 6:33) y “el pan vivo” (Jn 6:51). Señala que los israelitas recibieron el maná en el desierto (Ne 9:20), pero que ese alimento provisto por Dios no los mantuvo con vida para siempre (Jn 6:49). En contraste con eso, los discípulos fieles de Cristo tienen disponible el maná celestial, o “el pan de la vida” (Jn 6:48-51, 58), que hace posible que vivan para siempre. Comen de este pan en el sentido de que demuestran su fe en el poder redentor de la carne y la sangre de Jesús, que él entregó en sacrificio.
Aunque el significado literal del verbo griego que se usa aquí es “arrastrar” y se usa para referirse a la acción muy poderosa, irresistible como la de tirar de una red con peces (Jn 21:6, 11), eso no quiere decir que Dios “arrastre” a las personas en contra de su voluntad. Esta afirmación de Jesús quizás sea una alusión a Jeremías 31:3, donde Jehová dijo a su pueblo: “Te he atraído con bondad amorosa” (aquí, la Septuaginta usa el mismo verbo griego). Juan 12:32 menciona que, de manera parecida, Jesús atrae a hombres de toda clase. La Biblia muestra que Jehová dotó al ser humano con libertad de elección. Cada uno decide si quiere servirle o no (Dt 30:19, 20). Dios atrae con cariño a quienes tienen un buen corazón (Sl 11:5; Pr 21:2; Hch 13:48). Lo hace mediante su espíritu santo y el mensaje de la Biblia. La profecía de Isaías 54:13, citada en Juan 6:45, se cumple en las personas que el Padre atrae (compare con Juan 6:65).
Citas Bíblicas sobre Atraer
Jeremías 31:3 “Jehová se me apareció desde lejos y dijo:
“Te he amado con un amor eterno. Por eso te atraje a mí con amor leal.”
Oseas 11:4 “Seguí atrayéndolos con las cuerdas del amor.” |
La reacción de estas personas llama la atención, pues solo un día antes habían aclamado a Jesús como profeta de Dios (Juan 6:14). El equivalente hebreo para “caníbal” es okhel adam que significa “uno que se come al hombre terrestre”; o pudiera ser okhel ben minó, “uno que se come al hijo de su género.” Para notar el horror que produjo un caso de esto en Jerusalén en 70 E.C., vea “Guerra de los Judíos,” de Josefo, libro 7, sec. VIII. (Compare Juan 6:53-66) (w79 15/1 27 párr. 14)
Juan 8:12
★ Yo soy la luz del mundo.
Aquí Jesús se compara a sí mismo a una luz. Esta metáfora quizá hizo que quienes lo escuchaban pensaran en los cuatro enormes candelabros que había en el Patio de las Mujeres y que se encendían durante la Fiesta de los Tabernáculos o de las Cabañas (Jn 7:2; ver apén. B11). La luz de estos candelabros iluminaba los alrededores y llegaba muy lejos. La expresión “luz del mundo” también recuerda pasajes de Isaías que predecían que “los habitantes de la tierra que estaba bajo una sombra profunda” verían “una gran luz” y que el que es llamado siervo de Jehová sería “luz de las naciones” (Is 9:1, 2; 42:1, 6; 49:6). En el Sermón del Monte, Jesús usa la misma metáfora cuando les dice a sus seguidores: “Ustedes son la luz del mundo” (Mt 5:14). En la expresión “luz del mundo”, la palabra griega que se traduce “mundo” (kósmos) se refiere a toda la humanidad. Esta expresión coincide bien con lo que dijo Isaías de que el Mesías sería “luz de las naciones”. Y en Hch 13:46, 47 Pablo y Bernabé muestran que estas palabras proféticas de Is 49:6 eran un mandato para que todos los discípulos de Cristo continuaran siendo una luz para las naciones. Tanto el ministerio de Jesús como el de sus discípulos iluminarían a la gente en sentido espiritual y la liberarían de la esclavitud a enseñanzas religiosas falsas.
Jesús había estados al lado de su padre cuando el Sol fue creado y se hizo posible la luz en la Tierra, (Pr 8:30) también había alumbrado a su pueblo Israel mientras este andaba por el desierto durante 40 años y ahora vino a la Tierra a ser la luz de las personas que andaban en oscuridad espiritual, se dedicó a la predicación de las buenas nuevas del Reino de Dios. (Lucas 4:43; Juan 18:37.)
También glorificó el nombre de su Padre celestial al dar testimonio de la verdad acerca del propósito de Jehová. (Juan 17:4, 6.)
Además, siendo la luz del mundo, desenmascaró las falsedades religiosas y así dio libertad espiritual a los que estaban en esclavitud religiosa. Denunció a Satanás como el manipulador invisible de los que se dejan usar por él. También identificó claramente las obras que pertenecen a la oscuridad. (Mateo 15:3-9; Juan 3:19-21; 8:44.) Probó de manera notable que era la luz del mundo al entregar su vida humana perfecta como rescate, y así abrió el camino para que los que ejercen fe en esta provisión reciban perdón de sus pecados, tengan con Dios una relación aprobada y contemplen la perspectiva de vivir para siempre como parte de la familia universal de Jehová. (Mateo 20:28; Juan 3:16.) Y, finalmente, al mantener devoción piadosa perfecta durante toda su vida, Jesús sostuvo la soberanía de Jehová y probó que el Diablo es un mentiroso, haciendo posible que los que aman la justicia reciban beneficios eternos.
En los papiros griegos antiguos — por ejemplo, en transacciones comerciales — solía aparecer después de la firma otra forma del verbo (mar ty ró). (jv 20)
En las Escrituras Griegas Cristianas, las palabras griegas traducidas “dar testimonio” (martyréo), “testigo” (mártys) y “testimonio” (martyría) tienen un significado muy amplio. El significado básico de estos términos está relacionado con testificar sobre hechos que se conocen personalmente o de primera mano, pero también pueden dar la idea de “declarar”, “confirmar” o “hablar bien de”. Jesús no solo dio testimonio sobre verdades en las que creía firmemente, sino que, con su forma de vivir, defendió la veracidad de las profecías y de las promesas de su Padre (2Co 1:20).
El propósito de Dios relacionado con el Reino y su Rey Mesiánico se había predicho con todo detalle. Todas las profecías sobre el Mesías se cumplieron en Jesús —desde su nacimiento hasta su muerte en sacrificio—, incluso las sombras o modelos del pacto de la Ley (Col 2:16, 17; Heb 10:1). Por lo tanto, puede decirse que, con sus palabras y acciones, Jesús dio testimonio de la verdad.
Mientras estuvo en la Tierra, Jesús respetó la Ley y la autoridad que tenía el sacerdocio aarónico, por eso pidió a los leprosos que él sanaba que fueran a ver a un sacerdote a pronunciar curados a los leprosos que se han recuperado de su enfermedad. Así reciben aprobación para vivir de nuevo con personas sanas (Mt 8:4; Mr 1:44). Según la Ley mosaica, si un leproso se curaba, tenía que presentarse ante un sacerdote para que confirmara que se había curado. También tenía que ir al templo para presentar las ofrendas prescritas (Le 14:2-32).
En Levítico 5:1 se dice de “un llamado público a testificar” Lit. “una voz de una maldición (un juramento)”. Probablemente un anuncio relacionado con un pecado que incluía una maldición contra el pecador o contra el testigo en caso de que no testificara.
“Tres que dan testimonio”
Después de que en 1 Juan 5:7 diga: “tres que dan testimonio”, אABVgSyh,p omiten las palabras que fueron añadidas en mss gr. posteriores y en Vgc, a saber: “en el cielo, el Padre, la Palabra y el espíritu santo; y estos tres son uno. (8) Y hay tres que dan testimonio en la tierra”.
Algunas Versiones de la Biblia hacen esta añadidura espuria: “En el cielo: el Padre, la Palabra y el Espíritu Santo, y éstos tres son uno” (La Biblia del Oso).
En la Versión Torres Amat católica y en la Versión Valera protestante se reconoce que es una añadidura espuria al texto inspirado. La fraseología insertada no aparece en traducciones recientes, como la Versión Latinoamericana y la Hispanoamericana protestantes o la Biblia de Jerusalén, católica, que declara en una nota al pie de la página: “El texto . . . entre paréntesis [en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son uno] . . . ausente de los mss griegos antiguos, de las antiguas versiones y de los mejores mss de la Vulg[ata], . . . parece una glosa marginal introducida tardíamente en el texto.” Evidentemente se hizo que estas palabras fueran ‘introducidas tardíamente en el texto’ para satisfacer una necesidad apremiante: no había prueba clara para la doctrina de la “Trinidad” en ninguna otra parte de la Biblia. La eliminación de la frase “ni el Hijo” en algunas versiones en Mateo 24:36 es una omisión fraudulenta.
Juan 8:44
★ En sus comienzos.
O “desde el principio”, es decir, desde el momento en que el Diablo comenzó a comportarse como un asesino y un mentiroso, y a calumniar a Dios (1Jn 3:8; nota).
Juan 8:58
★ “Yo he sido”.
Los judíos que estaban en contra de Jesús querían apedrearlo porque, aunque no tenía ni cincuenta años, dijo que había “visto a Abrahán” (Jn 8:57). Con su respuesta, Jesús dio a entender que, antes de venir a la Tierra y antes de que Abrahán naciera, él había sido un ángel poderoso en el cielo. Hay quienes afirman que este versículo prueba que Jesús es Dios. Dicen que la expresión griega que aparece aquí, egó eimí (que algunas Biblias traducen “Yo Soy”), es una alusión a la forma como la Septuaginta traduce Éxodo 3:14 y que por eso ambos versículos deben traducirse de la misma manera. Sin embargo, en este contexto, la acción expresada por el verbo griego eimí comenzó “antes que Abrahán llegara a existir” y aún no había terminado. De modo que, lo apropiado es traducirlo por “yo he sido” en lugar de “Yo Soy”. Varias traducciones, tanto modernas como antiguas, usan expresiones similares a “yo he sido”.
De hecho, la misma forma del verbo griego eimí aparece en Juan 14:9, donde Jesús dijo: “¿He estado con ustedes tanto tiempo, y aun así, Felipe, no has llegado a conocerme?”. Muchas traducciones vierten este versículo con expresiones parecidas, lo que demuestra que, en determinados contextos, no hay una razón gramatical que impida traducir eimí por “he sido” (pueden verse más ejemplos de verbos griegos escritos originalmente en presente y traducidos con un pasado en Lu 2:48; 13:7; 15:29; Jn 1:9; 5:6; 15:27; Hch 15:21; 2Co 12:19; 1Jn 3:8). Además, el razonamiento de Jesús que aparece en Juan 8:54, 55 prueba que Jesús nunca quiso dar a entender que su Padre y él fueran la misma persona.
Juan 10:34
★ En su Ley.
Esta expresión se refiere aquí a todas las Escrituras Hebreas, no solo a la Ley de Moisés. La cita que le sigue está tomada de Sl 82:6. La palabra “Ley” se usa con el mismo sentido en Jn 12:34; 15:25.
★ Dioses.
O “seres divinos”. Aquí Jesús cita de Sl 82:6, donde se usa la palabra hebrea ʼelohím (“dioses”) para referirse a seres humanos, en este caso a los jueces de Israel. Eran “dioses” en el sentido de que servían de representantes y portavoces de Dios. Con el mismo sentido, a Moisés se le dijo que sería “como Dios” para Aarón y el faraón (Éx 4:16; nota; 7:1; nota).
Juan 11:11
★ Se ha dormido.
En la Biblia a menudo se compara estar muerto a estar dormido (Sl 13:3; Mr 5:39; Hch 7:60; 1Co 7:39; 15:51; 1Te 4:13). Como Jesús iba a devolverle la vida a Lázaro, puede que dijera estas palabras para demostrar que, tal como se puede despertar a alguien de un profundo sueño, también se le puede devolver la vida a alguien que ha muerto. Jesús resucitó a Lázaro con el poder que le dio su Padre, “aquel que da vida a los muertos y llama a las cosas que no son como si fueran” (Ro 4:17). Ver las notas de estudio de Mr 5:39; Hch 7:60.
Juan 11:17
★ Ya llevaba cuatro días en la tumba.
Cuando Lázaro se enfermó gravemente, sus hermanas hicieron que le avisaran a Jesús (Jn 11:1-3). Jesús estaba a unos dos días de viaje de Betania, y parece que Lázaro murió más o menos cuando Jesús se enteró (Jn 10:40). Jesús “se quedó dos días más en el lugar donde estaba” y luego salió hacia Betania (Jn 11:6, 7). Como esperó dos días y el viaje le tomó otros dos días, Jesús llegó cuatro días después de la muerte de Lázaro. Hasta ese entonces, Jesús había realizado al menos dos resurrecciones: una justo después de que la persona murió y otra probablemente más tarde pero en el mismo día en que la persona falleció (Lu 7:11-17; 8:49-55; comparar con Mt 11:5). Así que todavía no había resucitado a nadie que llevara muerto cuatro días y que hubiera empezado a descomponerse (Jn 11:39). Los judíos creían que el alma de un muerto se quedaba tres días en el cuerpo y luego salía. Por lo tanto, hasta los que creían esto quedarían convencidos de que, en el caso de Lázaro, Jesús había realizado un milagro extraordinario (Jn 12:9, 10, 17).
Juan 11:25
★ Yo soy la resurrección y la vida.
La muerte y la resurrección de Jesús abrieron el camino para que los muertos pudieran volver a vivir. Después de resucitar a Jesús, Jehová no solo le dio poder para resucitar a los muertos, sino también para dar vida eterna (ver la nota de estudio de Jn 5:26). En Ap 1:18, Jesús se llama a sí mismo “el que vive” y dice que tiene “las llaves de la muerte y de la Tumba”. De modo que Jesús es la esperanza de los vivos y los muertos. Él prometió abrir las tumbas y devolverles la vida a los muertos, ya sea para gobernar con él en los cielos, o para vivir en la nueva tierra gobernada por este gobierno celestial (Jn 5:28, 29).
Juan 12:28
★ Una voz.
Esta es la tercera de las tres ocasiones en las que los Evangelios mencionan que seres humanos oyeron la propia voz de Jehová. La primera fue durante el bautismo de Jesús, en el año 29 de nuestra era, tal como se relata en Mt 3:16, 17, Mr 1:11 y Lu 3:22. La segunda fue cuando ocurrió la transfiguración de Jesús en el año 32, como se ve en Mt 17:5, Mr 9:7 y Lu 9:35. Y la tercera, que solo se menciona en el Evangelio de Juan, fue en el año 33, poco antes de la última Pascua que celebró Jesús. En esta ocasión, Jehová respondió a la petición que le acababa de hacer su Hijo: “Padre, glorifica tu nombre”.
Juan 13:14
★ Deben.
O “tienen la obligación de”. El verbo griego se usa con frecuencia en un contexto económico y tiene el sentido básico de ‘estar endeudado’ o ‘deberle algo a alguien’ (Mt 18:28, 30, 34; Lu 16:5, 7). Aquí y en otros lugares se usa con el sentido más amplio de tener la obligación de hacer algo (1Jn 3:16; 4:11; 3Jn 8).
★ Lavarse los pies unos a otros.
Por el contexto se ve que Jesús estaba enseñando a sus fieles discípulos a mostrar interés no solo por las necesidades físicas de sus hermanos, sino también por sus necesidades espirituales. Acababa de darles una lección sobre cómo ser humildes y servirse unos a otros cuando él, que era su Maestro, les lavó los pies. Al decirles “ustedes están limpios, aunque no todos”, dio a entender que no se refería únicamente a una limpieza literal de los pies (Jn 13:10). En Ef 5:25, 26, se dice que él purifica a la congregación cristiana con “el baño de agua por medio de la palabra” de la verdad. Los cristianos podían imitar su ejemplo ayudando a otros a mantenerse limpios y no caer en las tentaciones y lazos con los que el mundo trataba de contaminarlos a diario (Gál 6:1; Heb 10:22; 12:13).
Juan 13:23
★ El que Jesús amaba.
Es decir, el discípulo al que Jesús quería especialmente. Esta es la primera de las cinco veces que se menciona a un discípulo “que Jesús [o “él”] amaba”, “a quien Jesús quería” o “al que Jesús amaba” (Jn 19:26; 20:2; 21:7, 20). Por lo general, se cree que este discípulo es el apóstol Juan, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago (Mt 4:21; Mr 1:19; Lu 5:10). Hay varias razones para creer esto. Una es que en este Evangelio no se menciona al apóstol Juan por nombre. Solo se hace referencia a él como uno de “los hijos de Zebedeo” en Jn 21:2. Otra razón es que en Jn 21:20-24 se relaciona “el discípulo al que Jesús amaba” con el escritor del Evangelio. Y Jesús le dijo a Pedro sobre aquel apóstol: “Si quiero que se quede aquí hasta que yo venga, ¿qué te importa eso a ti?”. Estas palabras parecen dar a entender que el discípulo del que estaban hablando viviría más tiempo que Pedro y los demás apóstoles. Este detalle coincide con lo que le sucedió al apóstol Juan. Ver las notas de estudio del título de Juan y de Jn 1:6; 21:20.
★ Junto a.
Lit. “en el seno de”. Esta expresión está relacionada con la forma en la que la gente se reclinaba a la mesa en los días de Jesús. Las personas se recostaban de lado apoyando el codo izquierdo en un cojín. Y se inclinaban sobre el seno o el pecho del que tuvieran al lado para hablar privadamente con él (Jn 13:25). Así que estar “junto a” o “en el seno de” alguien implicaba una relación de favor y una estrecha amistad con esa persona. Al parecer, las expresiones que se usan en Lu y Jn están basadas en esta costumbre. Ver las notas de estudio de Lu 16:22, 23; Jn 1:18.
Juan 13:34
★ Nuevo mandamiento.
La Ley mosaica exigía que uno amara a su prójimo tanto como se amaba a sí mismo (Le 19:18). Pero este amor no necesariamente implicaba estar dispuesto a sacrificar la vida por el prójimo. El mandamiento de Jesús era nuevo por lo que dijo a continuación: “Así como yo los he amado”. Él les puso a sus discípulos un modelo perfecto de cómo amar y vivir para los demás sin egoísmo. Este amor motivaría a una persona a morir por los demás. La vida de Jesús y su muerte son un ejemplo del amor que requería este nuevo mandamiento (Jn 15:13). Era “un nuevo mandamiento” debido al grado al que tenía que expresarse el amor; era un amor abnegado.
Juan 14:6
★Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Jesús es “el camino” porque solo por medio de él es posible comunicarse con Dios en oración. También es “el camino” que deben tomar los seres humanos para reconciliarse con Dios (Jn 16:23; Ro 5:8). Jesús es “la verdad” en el sentido de que lo que dijo e hizo en su vida siempre estuvo de acuerdo con la verdad. Además, cumplió incontables profecías que destacaban su papel fundamental en el cumplimiento del propósito de Dios (Jn 1:14; Ap 19:10). Estas profecías se cumplieron o llegaron “a ser sí mediante él” (2Co 1:20). Jesús es “la vida” porque gracias al rescate hizo posible que la humanidad obtuviera “la vida que realmente es vida”, es decir, “la vida eterna” (1Ti 6:12, 19; Ef 1:7; 1Jn 1:7). También llegará a ser “la vida” para millones de personas que serán resucitadas con la posibilidad de vivir para siempre en el Paraíso (Jn 5:28, 29).
“Yo soy [...] el camino”. Jesús es “el camino” que nos permite acercarnos a Dios de la manera correcta. Por ejemplo, al orarle a Dios, tenemos que hacerlo en el nombre de Jesús (Juan 16:23, 24). Gracias a la muerte de Jesús, los seres humanos podemos reconciliarnos con Dios y recuperar su amistad (Romanos 5:8-11). Además, con su ejemplo, Jesús nos enseñó cómo tenemos que vivir si queremos agradar a Dios (Juan 13:15).
“Yo soy [...] la verdad”. Jesús siempre dijo la verdad y vivió de acuerdo con esa verdad (1 Pedro 2:22). Cualquier persona que lo escuchara podía aprender la verdad acerca de Dios (Juan 8:31, 32). Jesús también fue “la verdad” porque en él se cumplieron muchas profecías bíblicas; él hizo realidad las promesas de Dios (Juan 1:17; 2 Corintios 1:19, 20; Colosenses 2:16, 17).
“Yo soy [...] la vida”. Jesús entregó su vida para que las personas que demuestren tener fe en él puedan vivir para siempre (Juan 3:16, 36). Además, para los que han muerto, Jesús es “la vida” porque él los va a resucitar (Juan 5:28, 29; 11:25).
“Nadie puede llegar al Padre si no es por medio de mí”. La persona que quiere estar bien con Dios tiene que aceptar el papel tan importante y único que desempeña Jesús. ¿Cómo hace eso? Le ora a Dios en el nombre de Jesús, y así demuestra que reconoce la autoridad de Cristo (Juan 15:16). Y también acepta que Jesús es el único que nos puede salvar (Hechos 4:12; Filipenses 2:8-11).
Los capítulos 13 a 17 de Juan contienen los últimos consejos que Jesús les dio a sus 11 apóstoles fieles la noche antes de morir. En el capítulo 14, Jesús les pide a sus discípulos que demuestren tener fe en él y en su Padre, y que los amen y obedezcan (Juan 14:1, 12, 15-17, 21, 23, 24). Él habló de la relación tan estrecha que tenía —y sigue teniendo— con su Padre (Juan 14:10, 20, 28, 31). Aunque en poco tiempo regresaría al cielo, Jesús les aseguró a sus discípulos que no los abandonaría (Juan 14:18). También les prometió que el Padre les enviaría un ayudante en su nombre: “el espíritu santo” (Juan 14:25-27). De esta manera, entre otras, Jesús preparó a sus discípulos para todos los retos que tenían por delante.Juan 14:13
★ Sea lo que sea que pidan en mi nombre.
Jesús aquí introdujo una nueva característica de la oración. Nunca antes Jehová había pedido que le oraran en nombre de alguien. Por ejemplo, aunque Moisés fue el mediador entre la nación de Israel y Dios, Jehová no dijo que los israelitas debían orarle en nombre de Moisés. En cambio, durante la última noche que pasó Jesús con sus discípulos antes de morir, él les reveló una nueva forma de orar, al mencionar cuatro veces la expresión pedir en mi nombre (Juan 14:13, 14; 15:16; 16:23, 24). En vista de que Jesús compró a la familia humana pagando el rescate con su vida perfecta, él es el único medio por el que le llegan las bendiciones de Dios a la humanidad (Ro 5:12, 18, 19; 1Co 6:20; Gál 3:13). De este modo, Jesús se convirtió en el único mediador legal entre Dios y los hombres (1Ti 2:5, 6), es decir, el único medio por el que una persona puede ser liberada de la maldición del pecado y la muerte (Hch 4:12). Por lo tanto, es apropiado que Jesús sea el único canal para comunicarse con Dios (Heb 4:14-16). Los que oran en nombre de Jesús reconocen el papel vital que desempeña.
Juan 14:14
★ Piden.
Esta traducción tiene el apoyo de varios manuscritos antiguos y concuerda con Juan 15:16 y 16:23. En otros manuscritos antiguos se emplea la expresión “me piden”.
Juan 14:16
★ Otro ayudante.
Esta expresión da a entender que los discípulos ya tenían un “ayudante”, que era Jesús. De hecho, 1Jn 2:1 emplea el mismo término griego que se traduce “ayudante” (paráklētos) para hablar del papel de Jesús. Pero aquí Jesús promete que el espíritu de Dios, o su fuerza activa, también los ayudaría después que él se fuera de la tierra.
★ Ayudante.
O “consolador”, “motivador”, “defensor”. La palabra que se traduce “ayudante” (paráklētos) se utiliza en la Biblia para hablar tanto del papel del espíritu santo (Jn 14:16, 26; 15:26; 16:7) como del de Jesús (1Jn 2:1). Se podría traducir literalmente como “el que es llamado al lado de uno” para ayudar. Jesús habló del espíritu santo, que es una fuerza impersonal, como si fuera un ayudante que enseña, da testimonio, da pruebas convincentes, guía, habla, oye y recibe (Jn 14:26; 15:26; 16:7-15). En estos casos, estaba usando una figura retórica llamada personificación, que implica atribuir acciones o cualidades de persona a cosas inanimadas o impersonales. En las Escrituras es común personificar cosas como la sabiduría, la muerte, el pecado y la bondad inmerecida (Mt 11:19; Lu 7:35; Ro 5:14, 17, 21; 6:12; 7:8-11). Pero es obvio que ninguna de ellas es una persona real. Además, el espíritu de Dios se menciona junto con otras cosas o fuerzas impersonales y esto da más apoyo a la conclusión de que no es una persona (Mt 3:11; Hch 6:3, 5; 13:52; 2Co 6:4-8; Ef 5:18). Por otro lado, algunos argumentan que el uso de pronombres griegos masculinos al referirse al “ayudante” es una prueba de que el espíritu santo es una persona (Jn 14:26). Pero, en este caso, como la palabra griega para “ayudante” es de género masculino, la gramática griega exige que se usen pronombres masculinos (Jn 16:7, 8, 13, 14). Por la misma razón se usan pronombres neutros cuando se emplea la palabra griega para “espíritu” (pnéuma), que es neutra. Ver las notas de estudio de Jn 14:17.
Juan 14:17
★ Espíritu.
O “fuerza activa”. El término griego pnéuma tiene género neutro y por eso se usan pronombres neutros (como “lo”) para hablar de él. Esta palabra griega tiene varios significados. Todos tienen que ver con algo que es invisible al ojo humano y que da muestras de fuerza en movimiento (ver glosario). En este contexto, la palabra “espíritu” se refiere al espíritu santo de Dios, que aquí es llamado “el espíritu de la verdad”. Esta expresión también aparece en Jn 15:26 y 16:13, donde Jesús explica que “el ayudante” (Jn 16:7), es decir, “el espíritu de la verdad”, guiaría a sus discípulos “hacia toda la verdad”.
★ Lo ve [...]. Ustedes lo conocen.
En estos dos casos, la palabra “lo” traduce el pronombre griego autó, que está en género neutro y se refiere a la palabra griega para “espíritu” (pnéuma), que también tiene género neutro. Ver la notas de estudio de Jn 14:16.
En otras traducciones de la Biblia se le define como: El Consolador, el Defensor, el Intercesor, el Abogado Defensor, el Consejero, el Abogado.
Una de las principales acciones del espíritu santo sobre los cristianos del siglo primero fue la de ungirlos como hijos espirituales adoptados de Dios y hermanos de Jesús. (2 Corintios 1:21, 22.) Esta unción está reservada solo para 144.000 discípulos de Cristo. (Apocapipsis 14:1, 3.) Hoy, a la gran mayoría de los cristianos se les ha dado bondadosamente la esperanza de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca. Aunque no son ungidos, también reciben la ayuda y el consuelo del espíritu santo de Dios. (w96 1/11 pág. 10 párr. 14; w03 1/5 17 párr 11)
Juan no usó pronombres masculinos cuando el antecedente era realmente la palabra neutra pneuma (espíritu) y no parákletos (consolador). En español, sin embargo, por ser ambas palabras de género masculino los pronombres correspondientes “él,” “le” y “lo” no siempre pueden reflejar la distinción que se halla en el griego. Esta distinción sí resalta en traducciones literales al inglés, como la de Rotherham, porque el inglés puede expresar el género neutro de pneumapor el pronombre neutro “it” que se distingue claramente de los pronombres masculinos “he” y “him.”
En Jn 14:16, 17, Rotherham vierte las palabras de Jesús como sigue: “Pediré al Padre, y Otro Abogado [parákletos] os dará a vosotros, para que él [he, pronombre masculino en inglés] esté con vosotros por edades duraderas, —el Espíritu [pneuma] de verdad,— que el mundo no puede recibir, porque no lo [it, pronombre neutro en inglés] contempla ni llega a conocerlo [it]. Pero vosotros estáis llegando a conocerlo [it]; porque mora con vosotros, y está en vosotros.”
Note que el pronombre es de género masculino (“he”) cuando el antecedente es el nombre masculino parákletos pero neutro (“it”) cuando el antecedente es el nombre neutro pneuma. Este hecho se oculta en muchas traducciones de la Biblia al inglés porque reemplazan los pronombres neutros con pronombres masculinos. Una nota al pie de la página en The New American Biblesobre Jn 14:17 dice francamente: “La palabra griega para ‘Espíritu’ es neutra, y aunque usamos pronombres personales en inglés (‘he,’ ‘his,’ ‘him’), la mayoría de los MSS [manuscritos] griegos utilizan ‘it.’” Un reemplazo de pronombres parecido también ocurre en traducciones al español.
Por ejemplo, este mismo texto de Jn 14:17 dice en la Versión Moderna: “El Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir; porque no le ve, ni le conoce: vosotros empero le conocéis; porque mora con vosotros y estará con vosotros.” Como prueba de que se empleó “le” en vez de “lo” a propósito para comunicar la idea de que el antecedente “Espíritu” es persona, compare el uso de “le” y “lo” en los siguientes versículos de la misma traducción: Jn 12:28: “¡Padre, glorifica tu nombre!... Ya lo he glorificado, y otra vez lo glorificaré.” Jn 13:31, 32: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Dios también le glorificará en sí mismo, y le glorificará luego.” ¿Notó el uso de “lo” cuando el antecedente es una cosa de género masculino, nombre, y “le” cuando es una persona, el Hijo? Entonces en Jn 14:17, aunque el español no se presta a expresar el género neutro del griego, no hay razón para emplear un pronombre personal contrario a lo que indica el griego original. (w74 711)
“Complemento” Cosa que se añade a otra para hacerla mejor, más completa, efectiva o perfecta. Cosa no considerada básica que se añade a otra para hacerla más variada o agradable. Por ejemplo en la combinación de colores o composición de un buen plato. En el caso de la esposa es una "Ayuda idónea" no significa "asistente", se refiere a la ayuda que proviene p. ejem. de la fuerza de un ejército, que sin ella es muy probable que se perdiera la batalla.
¿Cómo era la paz que Jesús les dejaba, o les daba, a sus apóstoles? Jesús les daba su paz, es decir, la misma que él sentía. Pero tener esa paz no significaba que estarían libres de problemas o sufrimientos (Jn 15:20; 16:33). Aunque a Jesús lo trataron injustamente y eso acabó en que lo ejecutaran, él sintió paz en su mente y corazón (Lucas 23:27, 28, 32-34; 1 Pedro 2:23). Se sentía tranquilo y calmado porque sabía que contaba con el amor y la aprobación de su Padre, Jehová (Mateo 3:16, 17).
Jesús les dio paz a sus apóstoles al asegurarles que tanto él como su Padre los amaban y les daban su aprobación (Juan 4:23; 15:9, 10; Romanos 5:1). Esa paz se basaba en la fe que tenían en Jesús como Hijo de Dios, y eso los ayudó a dejar a un lado sus miedos y sus preocupaciones (Jn 14:1). Aunque Jesús ya no estaría físicamente con ellos, les prometió que el espíritu santo de Dios les daría la confianza y la paz interior que necesitaban (Juan 14:25-27). Así que los seguidores de Jesús podrían enfrentarse a situaciones difíciles con valor, porque sabían que contaban con la aprobación y el apoyo de Jehová (Hebreos 13:6).
En la época en la que Jesús estuvo en la Tierra, la gente tenía la costumbre de desearle paz a otra persona cuando se saludaban (Mateo 10:12, 13). Pero Jesús no solo les deseó paz a sus apóstoles, sino que les dio paz. Es más, la paz que Jesús les daba es diferente de la paz que podría dar el mundo. El mundo solo puede ofrecer algo de paz a través de la relación con otras personas, la fama, las riquezas o la posición social. Pero la paz de Jesús no depende de las circunstancias de la vida, sino que es una paz interna y duradera.
Jesús les dirigió estas palabras a sus apóstoles fieles la noche antes de morir. Les dijo que pronto los dejaría (Jn 13:33, 36). Eso los entristeció mucho (Jn 16:6). Por eso, Jesús los consoló y les dio razones para no estar preocupados.Del mismo modo, esas palabras de Jesús nos animan a los cristianos hoy día, porque nosotros también podemos tener paz (2 Tesalonicenses 3:16). Cuando nos hacemos seguidores de Jesús, aprendemos que tanto él como su Padre, Jehová, nos dan su amor y su aprobación (Colosenses 3:15; 1 Juan 4:16). Y como resultado no nos preocupamos demasiado. ¿Por qué? Porque Jehová está a nuestro lado (Salmo 118:6; Filipenses 4:6, 7; 2 Pedro 1:2).
Juan 14:30
★ El gobernante del mundo.
Aparece una expresión similar en Jn 12:31 y 16:11, y se utiliza para hablar de Satanás, el Diablo. En este contexto, la palabra “mundo” (en griego, kósmos) se refiere a la sociedad humana que está apartada de Dios y que no se comporta de acuerdo con la voluntad de él. Este mundo injusto no fue creado por Dios, sino que “está bajo el poder del Maligno” (1Jn 5:19). Satanás y sus “fuerzas espirituales malvadas que están en los lugares celestiales” actúan de forma invisible como “gobernantes mundiales [una forma de la palabra griega kosmokrátōr] de esta oscuridad” (Ef 6:11, 12).
★ Sobre mí él no tiene ningún poder.
O “sobre mí él no tiene ningún dominio”. Lit. “en mí no tiene nada”. Jesús era perfecto y no tenía ningún deseo incorrecto que Satanás pudiera aprovechar para apartarlo de servir a Dios. La expresión griega que se traduce “sobre mí él no tiene ningún poder” puede ser el reflejo de una expresión idiomática hebrea que se utilizaba en contextos legales y tenía el significado de ‘no tiene ningún derecho sobre mí’. En contraste, el Diablo sí pudo entrar en Judas y dominarlo (Jn 13:27).
Juan 15:1
★ Yo soy la vid verdadera.
Esta metáfora de Jesús se parece a otras que se mencionan en las Escrituras Hebreas. Por ejemplo, en la profecía de Isaías se llama a la casa de Israel “la viña de Jehová de los ejércitos” (Is 5:1-7). Jehová también comparó a la infiel Israel a “una vid que se degeneró” y que se convirtió “en brotes de una vid ajena” (Os 10:1, 2; Jer 2:21). En cambio, Jesús es “la vid verdadera” y su Padre es “el agricultor”. Después de comparar a sus discípulos a “ramas” o sarmientos de la vid, los animó a mantenerse unidos a él. Las ramas de una vid literal tienen que estar unidas al tronco para vivir y dar fruto. Del mismo modo, los discípulos tenían que estar unidos a Jesús para mantenerse vivos y productivos en sentido espiritual. Este ejemplo también enseña que, tal como un agricultor espera que la vid produzca fruto, Jehová espera que los que están en unión con Cristo produzcan fruto espiritual. Esta metáfora destaca la unidad que existe entre Jesús y sus verdaderos discípulos, así como la que existe entre los discípulos y el Padre de Jesús (Jn 15:2-8).
Justo antes, Jesús les había dicho a sus apóstoles: “Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros tal como yo los he amado” (Juan 15:12). ¿Cómo era el amor que les tenía? Era un amor sacrificado, sin egoísmo. Durante su ministerio, siempre puso las necesidades y los intereses de sus discípulos y de otras personas por encima de los suyos. Sanó a los enfermos y le enseñó a la gente sobre el Reino de Dios. a Incluso estuvo dispuesto a hacer tareas humildes por los demás (Mateo 9:35; Lucas 22:27; Juan 13:3-5). Pero en Juan 15:13, Jesús estaba hablando de una muestra de amor mucho mayor. Tan solo unas horas después, demostró ese amor tan grande al “dar su vida como rescate a cambio de muchas personas” (Mateo 20:28; 22:39). Así, probó de manera extraordinaria que amaba más a los demás que a sí mismo.
Jesús ama a todas las personas, pero siente un cariño especial por los que siguen sus enseñanzas. Por ejemplo, veía a sus discípulos como amigos íntimos porque obedecían sus instrucciones y se mantenían a su lado en las pruebas (Lucas 22:28; Juan 15:14, 15). Y esto le daba aún más motivos para ofrecer su vida por ellos.
Los cristianos del siglo primero se tomaban muy en serio las palabras de Jesús y estaban dispuestos a dar su vida unos por otros (1 Juan 3:16). Sin duda, el amor desinteresado —un amor como el que demostró Jesús— sería la marca que distinguiría a los cristianos verdaderos (Juan 13:34, 35).
En los capítulos 13 a 17 del Evangelio de Juan, aparecen los consejos que Jesús les dio a sus once apóstoles fieles unas horas antes de morir, y también la última oración que hizo con ellos. En el capítulo 15, Jesús puso un ejemplo para enseñar a sus discípulos que tenían que permanecer en unión con él si querían demostrar que eran sus seguidores. Él los comparó a las ramas que hay en una vid y que dan fruto, y les dijo que era muy importante que ellos dieran “siempre mucho fruto” (Juan 15:1-5, 8). Una forma de hacerlo es mostrando un amor sacrificado por los demás, lo que incluye hablarles a otros del mensaje que Jesús predicó, “las buenas noticias del Reino de Dios” (Lucas 4:43; Juan 15:10, 17).Juan 15:21
★ Por causa de mi nombre.
En la Biblia, la palabra “nombre” a veces se refiere a la persona que lleva dicho nombre, a su reputación y a todo lo que esa persona representa (Mt 6:9). En el caso del nombre de Jesús, también se refiere a la autoridad y a la posición que su Padre le ha dado (Mt 28:18; Flp 2:9, 10; Heb 1:3, 4). Aquí, Jesús explica por qué la gente del mundo iría contra sus discípulos: porque ellos no conocen al que me ha enviado. Si conocieran a Dios, entenderían y reconocerían lo que representa el nombre de Jesús (Hch 4:12). Reconocerían que, entre otras cosas, él es el Gobernante nombrado por Dios, el Rey de reyes, ante quien todas las naciones deben inclinarse en señal de sumisión si no quieren ser destruidas (Jn 17:3; Apo 19:11-16; compare con Sl 2:7-12).
Juan 16:8
★ Venga [...] dará.
Estos dos verbos se refieren al “ayudante” que se menciona en el versículo anterior (ver la nota de estudio de Jn 16:13). Aquí Jesús estaba usando una figura retórica llamada personificación, que implica atribuir acciones o cualidades de persona a cosas inanimadas o impersonales. Por eso habló del espíritu santo, que es una fuerza impersonal, como si fuera un ayudante que enseña, da testimonio, da pruebas convincentes, guía, habla, oye y recibe (Jn 14:26; 15:26; 16:7-15). En este contexto, el espíritu daría pruebas convincentes del pecado al dejar claro que el mundo no ponía su fe en el Hijo de Dios. También daría pruebas convincentes de la justicia, porque al ascender Jesús al cielo se demostró que era justo. Y además demostraría por qué Satanás, “el gobernante de este mundo”, se merece un juicio desfavorable (Jn 16:9-11). La palabra griega que aquí se usa para “dar pruebas convincentes” es elégkhō, que también se traduce “censurar” (1Ti 5:20; Tit 1:9).
★ Pruebas convincentes del pecado.
El espíritu santo “le dará al mundo pruebas convincentes del pecado, de la justicia y del juicio”. Así es, la falta de fe del mundo en el Hijo de Dios quedará al descubierto. Jesús subirá al cielo, y eso será una prueba convincente de que él es justo y demostrará que Satanás, “el gobernante de este mundo”, merece ser condenado (Juan 16:11).
Juan 16:13
★ Él.
En los versículos 13 y 14, el pronombre él se refiere al “ayudante” mencionado en el versículo 7. Jesús usó la expresión “el ayudante” para personificar el espíritu santo, que es una fuerza impersonal. En griego, la palabra para “ayudante” tiene género masculino, mientras que la palabra para “espíritu” tiene género neutro. Ver la nota de estudio de Jn 14:16.
Juan 16:33
★ Por medio de mí.
O “en unión conmigo”. En este contexto, la preposición griega (en) puede usarse para expresar tanto el agente (“por medio de”) como una unión o relación estrecha (“en unión con”). Ver la nota de estudio de Jn 10:38.
★ Yo he vencido al mundo.
En este contexto, la palabra griega para “mundo” (kósmos) se refiere a la sociedad humana que no obedece a Dios y está apartada de él. Este término se usa de forma parecida en Jn 12:31; 15:19; 2Pe 2:5; 3:6 y 1Jn 2:15-17; 5:19. En general, la conducta y las actitudes de la gente de este mundo no están de acuerdo con la voluntad de Dios que se expresa en las Escrituras (1Jn 2:16). En su última noche en la tierra, Jesús pudo decir: “Yo he vencido al mundo”. Había triunfado sobre el mundo al no volverse como él ni permitir que las acciones y la forma de pensar de la sociedad humana desobediente influyeran en él de ninguna manera. Con su fe, lealtad e integridad, Jesús probó que “el gobernante del mundo”, Satanás, no tenía “ningún poder” sobre él (ver la nota de estudio de Jn 14:30). En la oración registrada en Juan 17, Jesús afirmó que ni él ni sus discípulos eran parte del mundo (Jn 17:15, 16). Y, cuando lo estaban juzgando ante el gobernador romano Pilato, Jesús le dijo: “Mi Reino no es parte de este mundo” (Jn 18:36). Más de 60 años después de aquel juicio, Juan escribió bajo inspiración de Dios: “Esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe” (1Jn 5:4, 5).
“Les he dicho estas cosas para que tengan paz por medio de mí”. El resto del versículo muestra que esta paz no se refiere a que una persona no tenga problemas en la vida. Más bien, está hablando de paz mental, una paz interior que es posible por medio de Jesús. Él prometió que sus discípulos recibirían espíritu santo, y ese ayudante tan poderoso les daría fuerzas para superar cualquier problema (Juan 14:16, 26, 27).
“En el mundo van a tener sufrimientos. Pero ¡sean valientes!”. Jesús les dijo francamente a sus discípulos que tendrían dificultades, como injusticias y persecución (Mateo 24:9; 2 Timoteo 3:12). Pero, de todas formas, Jesús les dijo “¡Sean valientes!” o “¡Anímense!” (Juan 16:33). Sin duda, tenían buenos motivos para hacerlo.
“Yo he vencido al mundo”. Aquí la palabra mundo se refiere al conjunto de personas malas que están alejadas de Dios. Primera de Juan 5:19 dice que “el mundo entero está bajo el poder del Maligno”, es decir, de Satanás. Por eso, la gente del mundo va en contra de la voluntad de Dios (1 Juan 2:15-17).
Satanás y su mundo trataron de impedir que Jesús cumpliera con la misión que Dios le había dado: enseñarles a los demás sobre Dios y dar su vida perfecta como rescate (Mateo 20:28; Lucas 4:13; Juan 18:37). Pero Jesús no permitió que el mundo influyera en su forma de pensar y lo alejara de Dios. Él fue fiel hasta la muerte. Por eso, Jesús pudo decir que había vencido al mundo y que Satanás, “el gobernante del mundo”, “no tiene ningún poder” sobre él (Juan 14:30).
Jesús se puso como ejemplo para mostrarles a sus seguidores que ellos también podían ser fieles a Dios incluso cuando Satanás y su mundo trataran de impedirlo. Es como si Jesús estuviera diciendo: “Si yo puedo vencer al mundo, ustedes también pueden”.
Jesús dijo estas palabras la noche antes de morir. Como sabía lo que iba a ocurrir, aprovechó la oportunidad para despedirse de sus apóstoles fieles dándoles algunos consejos. Les dijo algunas cosas en las que tenían que pensar seriamente, por ejemplo, que ya no lo iban a ver más y que los iban a perseguir o hasta matarlos (Juan 15:20; 16:2, 10). Como estas palabras quizás asustaron a los apóstoles, Jesús les dijo lo que leemos en Juan 16:33 para animarlos y que se sintieran seguros.Las palabras de Jesús y su ejemplo también pueden animar a sus seguidores hoy día. Todos los cristianos pueden ser fieles a Dios a pesar de los problemas.
Juan 17:3
★ “Que lleguen a conocerte a ti”.
O “que estén obteniendo conocimiento acerca de ti”, “que sigan conociéndote”. El verbo griego guinṓskō significa básicamente ‘conocer’. Aquí aparece en tiempo presente para expresar una acción continua. Puede referirse al proceso de ‘obtener conocimiento acerca de alguien’, ‘llegar a conocer a alguien’ o ‘conocer mejor a alguien’. También puede dar la idea de hacer un esfuerzo continuo para familiarizarse más con alguien. En este contexto se refiere a tener una relación más profunda con Dios a medida que se los conoce mejor a él y a Cristo, y se confía cada vez más en ellos. Esto requiere más que solo conocer quién es Dios y cuál es su nombre. También implica saber lo que le gusta y lo que no le gusta, y conocer sus valores y normas. Conocer indica aquí no solo el aspecto abstracto o intelectual, sino también la aceptación, la fe, el amor y la obediencia al Dios verdadero y a su Hijo Jesucristo (Jn 14:7, 9; 16:3; 17:25; 1Jn 2:3-6, 13-14; 3:1, 6; 4:7-8; 5:20).
Juan 17:23
★ “Sean perfeccionados en uno”.
O “estén completamente unidos”. En este versículo, Jesús relaciona la unidad perfecta entre sus discípulos con el amor que el Padre siente por ellos. Esto concuerda con Col 3:14, donde dice que el “amor [...] es un vínculo perfecto de unión”. Esta unión perfecta es relativa. Esta unidad perfecta es relativa. No significa que no pueda haber diferentes personalidades, habilidades, costumbres y conciencias. Cada uno tiene su propia conciencia, sus habilidades y sus costumbres. Más bien, quiere decir que están unidos en lo que hacen, lo que creen y lo que enseñan (Ro 15:5, 6; 1Co 1:10; Ef 4:3; Flp 1:27).
Juan 18:1
★ Valle de Cedrón.
O “torrente invernal de Cedrón”. Esta es la única vez que se menciona el valle de Cedrón en las Escrituras Griegas Cristianas. Este valle se abre paso entre Jerusalén y el monte de los Olivos, y va de norte a sur a lo largo del lado oriental de la ciudad. La mayor parte del tiempo estaba seco, incluso en invierno, y solo corría agua por él después de una lluvia muy fuerte. La palabra griega khéimarros, que aquí se traduce “valle”, significa literalmente ‘torrente invernal’, es decir, una caudalosa corriente de agua producida en invierno cuando las lluvias eran fuertes. Esta palabra griega se usa más de 80 veces en la Septuaginta para traducir la palabra hebrea nájal, que corresponde a “valle” y se emplea cuando se habla del valle de Cedrón en las Escrituras Hebreas (2Sa 15:23; 1Re 2:37). Tanto el término hebreo como el griego pueden referirse a una corriente de agua, un arroyo o un torrente (Dt 10:7; Job 6:15; Is 66:12; Eze 47:5). Sin embargo, lo más frecuente es que se refieran al cauce excavado por un torrente de agua que se forma debido a las lluvias de invierno (Nú 34:5; Jos 13:9; 17:9; 1Sa 17:40; 1Re 15:13; 2Cr 33:14; Ne 2:15; Can 6:11). Ambas palabras se traducen con frecuencia como “wadi”. Ver glosario, Wadi (guadi).
Juan 19:4
★ Pilato salió fuera otra vez.
Cuando Pilato vuelve a presentarse ante el público, indica la razón de por qué les lleva a Jesús, a saber, “para que entendáis que ningún delito hallo en él” (véase también Jn 18:38; 19:6 para una sentencia igual). Desde luego hubiera debido poner de inmediato en libertad a su prisionero. Pero una vez más vacila. Esta vez, totalmente en armonía con todos sus intentos anteriores de quitarse de encima el caso, trata de apelar a la compasión del pueblo. Pone ante los ojos del pueblo un espectáculo patético: Jesús, cubierto de heridas profundas, con sangre que le corría por la cara, cuello y espalda; la horrible “corona” todavía en su cabeza; el manto de púrpura todavía sobre sus hombros. Entonces Pilato exclama, “¡He aquí el hombre!” ¿No ha sufrido suficiente? ¿Es realmente necesario infligirle más castigo? ¿Y parece él un peligroso revolucionario?
Juan 19:5
★ ¡Miren! ¡El hombre!
Estas palabras de Pilato parecen reflejar una mezcla de respeto y compasión. Aunque Jesús estaba golpeado y herido, demostraba tanta dignidad y serenidad que hasta Pilato tuvo que reconocerlo. La Vulgata traduce estas palabras como “ecce homo”. Esta expresión ha servido de inspiración para muchas obras de arte. Los que conocían las Escrituras Hebreas y escucharon estas palabras de Pilato tal vez recordaran la descripción profética que se hace del Mesías en Zac 6:12: “Aquí está [o “Mira,”] el hombre que se llama Brote”.
Juan 19:27
★ Le dijo al discípulo: “¡Ahí tienes a tu madre!”.
El amor y el interés que Jesús sentía por su madre María (aparentemente viuda en ese momento) lo motivaron a pedirle a su querido apóstol Juan que la cuidara (ver la nota de estudio de Jn 13:23). Es obvio que a Jesús le preocupaban las necesidades físicas y materiales de María. Pero sobre todo le preocupaba su bienestar espiritual. El apóstol Juan ya había demostrado su fe. En cambio, no está claro si los hermanos carnales de Jesús ya eran discípulos para ese entonces (Mt 12:46-50; Jn 7:5).
Juan 19:30
★ “Entregó su espíritu”.
O “expiró”, “dejó de respirar”. El término espíritu (en griego, pnéuma) puede entenderse aquí como ‘aliento’ o ‘fuerza de vida’. Los relatos paralelos de Marcos 15:37 y Lucas 23:46 respaldan este sentido. En esos versículos se usa un verbo griego (ekpnéō) que literalmente significa ‘respirar afuera’ y que se traduce como “murió” (aunque, como indican las notas de estudio de esos versículos, también se puede traducir como “expiró” o “dio su último suspiro”). Algunos creen que, al usar el verbo griego que se traduce como “entregar”, se está indicando que Jesús, cuando vio que ya todo se había cumplido, voluntariamente dejó de luchar por mantenerse vivo. Estuvo dispuesto a derramar su vida hasta la muerte (Isa 53:12; Jn 10:11).
Juan 21:15
★ Jesús le preguntó a Simón Pedro.
Poco antes de esta conversación, Pedro había negado tres veces que conocía a Jesús. Jesús le preguntó tres veces qué sentía realmente por él y esto puso triste a Pedro (Jn 21:17). En Juan 21:15-17, Juan usa dos verbos griegos: agapáō, que se traduce como “amar”, y filéō, que se traduce como “querer”. Jesús le preguntó a Pedro en dos ocasiones si lo amaba. Y en las dos ocasiones Pedro le aseguró de inmediato que lo quería. Al final Jesús le preguntó: “¿Me quieres?”. Y, de nuevo, Pedro le aseguró que sí. Cada vez que Pedro le confirmaba que lo quería, Jesús destacaba que ese amor y ese cariño debían motivarlo a alimentar y pastorear espiritualmente a sus discípulos, a los que aquí llamó “corderos” y “ovejitas” (Jn 21:16, 17; 1Pe 5:1-3). Jesús le dio a Pedro la posibilidad de confirmarle tres veces lo mucho que lo quería y después le encargó la tarea de cuidar de sus ovejas. De este modo, a Pedro no le quedó ninguna duda de que Jesús le había perdonado que hubiera negado tres veces que lo conocía.
En las tres ocasiones, Jesús le dice que ponga en primer lugar los asuntos espirituales para demostrarle su amor. Junto a otros cristianos responsables, Pedro alimentó, fortaleció y pastoreó al rebaño de discípulos fieles porque, aunque eran cristianos ungidos, seguían necesitando alimento espiritual (Lu 22:32).
★ Juan.
Según algunos manuscritos antiguos, al padre del apóstol Pedro se le llama aquí Juan. En otros manuscritos antiguos, se le llama Joná. Y, en Mt 16:17, Jesús se dirige a Pedro como “Simón hijo de Jonás” (ver la nota de estudio de Mt 16:17). Algunos expertos creen que las formas griegas de los nombres Juan, Joná y Jonás son diferentes maneras de escribir el mismo nombre hebreo.
★ ¿Me amas más que a estos?
Gramaticalmente, la frase original que aquí se traduce como “más que a estos” se puede entender de varias maneras. Algunos expertos creen que Jesús le estaba preguntando a Pedro “¿Me amas más a mí que a los otros discípulos?” o “¿Me amas más de lo que me aman los otros discípulos?”. Sin embargo, lo más probable es que Jesús le estuviera preguntando “¿Me amas más que a estas cosas?”, refiriéndose a los peces recién pescados o a las cosas relacionadas con el negocio de la pesca. Así que parece que el sentido general de este versículo es “¿Me amas más a mí que a las cosas materiales o a tu trabajo? Entonces, alimenta a mis corderos”. Esta pregunta era muy oportuna en vista de lo que Pedro había hecho antes. Aunque había sido uno de los primeros discípulos de Jesús (Jn 1:35-42), no había dejado su negocio y se había puesto a seguirlo de inmediato. Durante unos meses había continuado con la pesca. Pero entonces Jesús había ido a buscarlo para que dejara su importante negocio y se convirtiera en pescador de hombres (Mt 4:18-20; Lu 5:1-11). Poco después de morir Jesús, Pedro había dicho que se iba a pescar, y otros apóstoles se habían ido con él (Jn 21:2, 3). Así que parece probable que, con esta pregunta, Jesús estuviera haciéndole entender a Pedro que tenía que tomar una decisión importante. ¿Qué iba a poner en primer lugar en su vida? ¿El negocio de la pesca, representado por los pescados apilados enfrente de ellos? ¿O la obra de alimentar espiritualmente a los corderos o seguidores de Jesús? (Jn 21:4-8).
Juan 21:16
★ Me amas [...] te quiero.
Ver la nota de estudio de Jn 21:15.
★ Ovejitas.
El término griego probátion, que aquí y en el versículo 17 se traduce como “ovejitas”, es el diminutivo de la palabra griega para “oveja”. En las Escrituras Griegas Cristianas, el diminutivo se usa con frecuencia para comunicar afecto y familiaridad. Ver glosario, Diminutivo.
★ Diminutivo.
Es la forma de un nombre que por lo general indica un tamaño reducido. Por ejemplo, las palabras griegas que corresponden a pescado y barca se han traducido como “pescaditos” y “pequeña barca” cuando aparecen en forma diminutiva (Mt 15:34; Mr 3:9). Además del tamaño, el diminutivo puede expresar también corta edad, afecto, familiaridad y en algunos casos desprecio.
En las Escrituras Griegas Cristianas, se usa con frecuencia para comunicar afecto y familiaridad. Por ejemplo, Jesús comparó a sus humildes discípulos con “ovejitas” (Jn 21:15-17), y el apóstol Juan llamó “hijitos” a sus hermanos cristianos (1Jn 2:1, 12, 28; 3:7, 18; 4:4; 5:21).
Juan 21:17
★ Por tercera vez.
Pedro había negado conocer a Jesús tres veces. Y Jesús le dio a Pedro la posibilidad de confirmarle lo mucho que lo quería también tres veces. Cada vez que Pedro lo hacía, Jesús lo animaba a demostrar ese amor y cariño poniendo el servicio sagrado por encima de todo lo demás. Pedro, junto con otros hermanos responsables, tendría que alimentar, fortalecer y pastorear el rebaño de discípulos fieles de Cristo. Aunque estos discípulos eran ungidos, tenían que ser alimentados en sentido espiritual (Lu 22:32).