Moisés, quien según se cree escribió el libro de Job, quizás oyó hablar de este patriarca durante los cuarenta años que pasó en Madián, a poca distancia de la tierra de Uz. Es posible que supiera de los últimos años de Job cuando los israelitas estuvieron cerca de Uz, hacia el final de su viaje de cuarenta años por el desierto. La experiencia de Job se narra de forma tan bella que se la considera una obra maestra de la literatura. Pero es algo más que eso, ya que contesta preguntas como estas: ¿Por qué sufre la gente buena? ¿Por qué permite Dios la maldad? ¿Pueden los seres humanos imperfectos ser fieles a Dios? Como parte de la Palabra inspirada de Jehová, el mensaje del libro de Job está vivo y ejerce poder aún hoy día (Hebreos 4:12).
Cierto día, Satanás cuestiona la fidelidad de Job. Jehová acepta el reto y permite que Satanás aflija a su siervo con una calamidad tras otra, pero Job se niega a ‘maldecir a Dios’ (Job 2:9).Tres compañeros de Job llegan para “condolerse de él” (Job 2:11). Se sientan a su lado sin pronunciar palabra hasta que él rompe el silencio y dice: “Perezca el día en que llegué a nacer” (Job 3:3). Job desea ser como los “niños que no han visto la luz”, es decir, que han nacido muertos (Job 3:11, 16).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:1.
¿Por qué son dignos de mención los buenos hábitos de Job?.
Los buenos hábitos de Job lo hicieron un hombre “sin culpa y recto”. Solía oficiar de sacerdote para su familia y ofrecer sacrificios a favor de sus hijos (Job 1:5). En la familia de Job, las costumbres centradas en la adoración a Jehová ocupaban un lugar importante (Job 1:1, 8; 2:3.).
1:4.
¿Celebraban los cumpleaños los hijos de Job?.
No, no lo hacían. En el idioma original, los términos empleados para “día” y “cumpleaños” son diferentes (Génesis 40:20). En Job 1:4, la palabra “día” designa el tiempo comprendido entre la salida y la puesta del Sol. Parece ser que los siete hijos varones de Job organizaban todos los años una reunión familiar de siete días, formando un ciclo. Cada hijo era el anfitrión del banquete que se ofrecía en su casa “en su propio día”.
1:7; 2:2.
¿Habló Jehová a Satanás directamente?.
La Biblia no da muchos detalles sobre cómo se comunica Jehová con las criaturas espirituales. No obstante, el profeta Micaya tuvo una visión en la que un ángel conversaba directamente con Jehová (1 Reyes 22:14, 19-23). Por lo tanto, parece que Jehová habló con Satanás sin un intermediario.
1:9.
¿Qué intentaba hacer Satanás, y cómo calumnió a Jehová?.
“¿De dónde vienes?”, preguntó Jehová, a lo que Satanás contestó: “De discurrir por la tierra y de andar por ella”. (Job 1:7.) Buscaba a alguien a quien devorar. (1 Pedro 5:8, 9.) Quebrantando la integridad de siervos individuales de Jehová, Satanás intentaría probar que nadie obedecería completamente a Dios por amor. Jehová aceptó el reto, y preguntó a Satanás: “¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”. (Job 1:8.) Job cumplía las normas divinas en la medida que le permitía su imperfección. (Salmo 103:10-14.) Pero Satanás replicó: “¿Ha temido Job a Dios por nada? ¿No has puesto tú mismo un seto protector alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene en todo el derredor? La obra de sus manos has bendecido, y su ganado mismo se ha extendido en la tierra”. (Job 1:9, 10.) De esta manera el Diablo calumnió a Jehová al dar a entender que nadie lo ama ni adora por lo que es, sino que él soborna a sus criaturas para que le sirvan. Satanás afirmó que Job servía a Dios por intereses egoístas, no por amor.
1:21.
¿En qué sentido podía Job regresar al ‘vientre de su madre’?.
Puesto que Jehová formó al hombre “del polvo del suelo”, el término “madre” se usa aquí en sentido figurado para referirse a la tierra (Génesis 2:7).
2:3.
¿En qué se parecen Satanás y los apóstatas de la actualidad?.
El Diablo atacó a Job cuando este era rico y cuando quedó en la miseria, con lo que dejó claro que no siente la menor compasión por los necesitados ni por las personas que sufren calamidades. En realidad, detesta a todos los que son leales a Dios (Job 2:3-5). Pese a sus muchos sufrimientos, Job fue fiel y demostró que el Diablo es un mentiroso. Satanás fue el primer apóstata de la historia. Los apóstatas de la actualidad se parecen mucho a él. Su espíritu crítico hacia los miembros de la congregación, los superintendentes o el Cuerpo Gobernante los ha llenado de veneno. Algunos de ellos se niegan a usar el nombre de Dios, Jehová, y no están interesados en aprender de él ni en servirle. Como su padre, Satanás, los apóstatas atacan a los siervos leales de Dios (Juan 8:44). Esa es precisamente la razón por la que evitamos todo contacto con ellos (2 Juan 10, 11).
2:4.
¿Qué quiere decir, “Piel en el interés de piel”?.
Algunos biblistas señalan que la frase “piel en el interés de piel” da a entender que Job era tan egoísta que, a fin de salvar su propio pellejo, o vida, estaba dispuesto a aceptar que sus hijos y sus animales perdieran el de ellos, es decir, que murieran. Otros opinan que la expresión indica que, para no morir, la gente llega a sacrificar un poco de piel. Por ejemplo, a veces evitan los golpes en la cabeza poniendo por delante un brazo y, en efecto, pierden algo de piel para preservar la vida. Sin importar cuál sea el sentido exacto del modismo, las implicaciones son claras: se afirma que, con tal de sobrevivir, Job entregaría con gusto todo lo que poseía.
2:7.
¿Qué información relacionada con Satanás revela el libro de Job?.
Las Escrituras Griegas Cristianas aportan mucha información sobre el Diablo y su rebelión. Por ejemplo, en el libro de Revelación leemos que Jehová vindicará su derecho a ser Soberano y que su mayor enemigo será destruido para siempre. También en las Escrituras Hebreas encontramos algunos detalles relacionados con el vergonzoso desafío de Satanás y sus intentos por engañar a la humanidad. El libro de Job, por ejemplo, nos dice que cuando el Diablo asistió a las dos reuniones que se efectuaron en el cielo, no lo hizo con el fin de alabar a Jehová. Sus intenciones eran siniestras. Acusó con malicia a Job y, después de recibir autorización para someterlo a prueba, “salió de ante la persona de Jehová” (Job 1:12). Como vemos, el libro de Job muestra que Satanás es el despiadado enemigo del ser humano.
2:9.
¿En qué estado de ánimo se encontraba posiblemente la esposa de Job cuando le dijo a este que maldijera a Dios y muriera?.
Al principio, la esposa de Job sufrió las mismas desgracias que él. La pérdida de sus hijos y de la fortuna familiar debió de ser demoledora (Job 1:13-19). También tiene que haberle dolido muchísimo ver a su esposo —que en un tiempo había sido una persona vigorosa— con una terrible enfermedad, moviéndola a decir lo supracitado. Todo esto debió dejarla tan consternada que no percibió lo realmente importante: la relación de ellos con Dios. Poco después llegaron tres hombres —Elifaz, Bildad y Zofar— con la supuesta intención de consolar a Job. Pero no hicieron más que recurrir a argumentos erróneos, por lo que resultaron ser “consoladores molestos”. Por ejemplo, Bildad dio a entender que los hijos de Job habían pecado y que se merecían lo que les había sucedido. Elifaz insinuó que Job estaba pagando con su sufrimiento pecados del pasado. ¡Insinuó incluso que Dios no valora a sus siervos leales! (Job 2:11; 4:8; 8:4; 16:2; 22:2, 3.) Aun bajo esa tremenda presión, Job se mantuvo íntegro. Es cierto que se equivocó al “declarar [...] justa su propia alma más bien que a Dios” (Job 32:2). No obstante, fue fiel hasta el final.
1:8-11; 2:3-5. Tanto Jehová como Satanás tenían razón en lo que veían superficialmente en Job, la única diferencia estaba en el poder de leer corazones que solo Jehová posee, que le atestiguaba los buenos motivos de Job. Como muestra el caso de Job, para ser íntegros a los ojos de Jehová no basta con acciones y palabras adecuadas; también hay que servirle con el motivo correcto.
1:21, 22. Si somos fieles a Jehová en circunstancias tanto favorables como desfavorables, probaremos que Satanás es un mentiroso (Proverbios 27:11).
2:9, 10. Al igual que Job, hemos de permanecer firmes en la fe, incluso si nuestros familiares no aprecian nuestras actividades espirituales o nos presionan para que transijamos en asuntos relacionados con la fe cristiana o para que renunciemos a ella.
2:13. Los compañeros de Job no tenían nada animador que decir acerca de Dios y sus promesas porque carecían de visión espiritual.
Job rechaza el razonamiento falso de sus visitantes. Incapaz de comprender por qué Dios ha permitido su sufrimiento, se preocupa en demasía por defender su inocencia. Sin embargo, Job ama a Jehová, por lo que exclama: “¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad!” (Job 27:5).
Respuestas a preguntas bíblicas:
4:13, 14.
¿Cómo pueden imitar los ancianos el ejemplo de Elihú?.
Es interesante que Job, el siervo de Dios, tuvo que batallar con los “pensamientos inquietantes” que Satanás le transmitió mediante Elifaz y Zofar. (Job 4:13-18; 20:2, 3.) Como consecuencia, Job sufrió “irritación”, lo que dio lugar a que ‘hablara desatinadamente’ sobre los “terrores” que afligían su mente. (Job 6:2-4; 30:15, 16.) Elihú escuchó a Job en silencio y le ayudó con sinceridad a ver el parecer de Jehová, el Dios omnisciente. Del mismo modo, los ancianos comprensivos de hoy demuestran su interés por los afligidos al no añadirles más “presión”. Antes bien, como Elihú, los escuchan con paciencia y entonces los untan con el bálsamo de la Palabra de Dios. (Job 33:1-3, 7; Santiago 5:13-15.) Por tanto, la persona que sufre de problemas emocionales debido a traumas —sean reales o imaginarios—, o que está ‘aterrorizada con sueños y visiones’, como Job, puede encontrar el consuelo balsámico de la Biblia en la congregación. (Job 7:14; Santiago 4:7.)
4:15, 16.
¿Qué clase de espíritu había influido en el pensar de Elifaz?.
El tono crítico de sus palabras indica claramente que no era uno de los ángeles justos de Dios (Job 4:17, 18). Elifaz se encontraba bajo la influencia de una criatura espiritual perversa, y sus comentarios reflejaban pensamientos impíos. De lo contrario, ¿por qué habría reprendido Jehová a Elifaz y sus dos compañeros por decir falsedades? Esa experiencia inducida por espíritu, no se originó de Dios, como se hace evidente por el hecho de que Dios increpó a Elifaz por ‘no hablar concerniente a mí lo que es verídico.’ (Job 42:7.)
Conjunto de partículas disgregadas de las rocas silíceas o calcáreas. Jehová Dios, en su gran sabiduría, ha “puesto la arena como límite para el mar, una disposición reglamentaria de duración indefinida que no puede traspasar”. (Jer 5:22.) A diferencia de la roca sólida, la arena cede y, por lo tanto, absorbe el impacto de las olas que baten contra ella. La fuerza violenta de las olas se difunde y disipa, lo que impide que el mar se extienda.
Al bendecir a las tribus de Zabulón e Isacar, Moisés dijo de ellas: “Chuparán el abundante caudal de los mares y los tesoros escondidos de la arena”. (Dt 33:18, 19.) Tal vez esta expresión signifique que serían bendecidas con las riquezas del mar y la tierra.
Al explicar cuánta era su vejación, el fiel Job declaró: “Es más pesada aun que las arenas de los mares”. (Job 6:3.) Como promedio, 1 m.3 de arena húmeda pesa unos 1.900 Kg. No obstante, aunque una carga de arena sea muy pesada, la vejación que causa una persona tonta todavía es más pesada para el que tiene que sufrirla. A eso es a lo que se hace referencia en Proverbios 27:3: “Lo pesada que es una piedra y una carga de arena... pero la irritación por alguien tonto es más pesada que ambas”.
“Como la arena del mar”. En la Biblia se habla repetidas veces de la “arena del mar” para referirse a algo que es innumerable o que abunda mucho (Gé 22:17; 32:12; 41:49; Jos 11:4; Sl 78:27; 139:17, 18; Jer 15:8; Heb 11:12), pero eso no quiere decir que en todos los casos el número en cuestión sea astronómico. Lo que se indica con esa expresión es que el número de personas o cosas implicadas es tan grande que es imposible determinarlo. Por ejemplo, a una parte de las fuerzas filisteas que atacaron a Israel en los días del rey Saúl se la describe así: “Gente como los granos de arena que están a la orilla del mar por multitud”. (1Sa 13:5.) Se dijo que la cantidad de personas que se dejarían extraviar por Satanás después de ser soltado del abismo, según la visión de Juan, sería “como la arena del mar”, es decir, lo suficientemente grande como para que el apóstol no pudiese determinar a cuántos se había extraviado. (Apo 20:8.)
Ésta expresión representa un número desconocido e indeterminado, no siempre significa una cantidad infinita y astronómica; tampoco se emplea siempre para describir algo de tamaño inmenso o sumamente grande. Con frecuencia representa un número desconocido, pero bastante grande.
“La arena del mar” también puede referirse a un número desconocido, sin dar a entender que sea inmenso.
Por ejemplo, Jehová dijo a Abrahán: “Yo de seguro te bendeciré y de seguro multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que hay en la orilla del mar” (Génesis 22:17). Cuando Jehová repitió esta promesa a Jacob, nieto de Abrahán, utilizó la expresión “las partículas de polvo de la tierra”, a la cual Jacob luego aludió como “los granos de arena del mar” (Génesis 28:14; 32:12). Como bien sabemos ahora, la “descendencia” de Abrahán, aparte de Jesucristo, se compone de 144.000 personas, a quienes Jesús llamó el “rebaño pequeño” (Lucas 12:32; Gálatas 3:16, 29; Apocalipsis 7:4; 14:1, 3).
Véanse otros ejemplos (Génesis 41:49; Jeremías 33:22; 1 Samuel 13:5, 6; Jueces 7:12; 1 Reyes 4:29).
Pequeñas piedras o guijarros. En las Escrituras se usa la “grava” en un sentido figurado. Por ejemplo: las consecuencias perjudiciales de conseguir pan por medio de falsedad se comparan a tener la boca llena de grava. (Pr 20:17.) El trato severo que Jehová dio a la Jerusalén infiel por medio de los babilonios se asemeja a ‘quebrar los dientes con grava’. (Lam 3:16.) De acuerdo con la opinión judía tradicional, esta experiencia la tuvieron realmente los exiliados en Babilonia. Según la tradición, se vieron obligados a cocer pan en hoyos cavados en el suelo, y, como resultado, el pan contenía granos de arena.
★“Torrente invernal”: O: “del valle”. Debido a que sus hermanos no le ayudaron en el tiempo en que precisaba su ayuda, Job comparó el trato que recibió de ellos a un “torrente invernal.” (Job 6:15) Un torrente invernal puede ser de tamaño considerable cuando el hielo y la nieve al derretirse lo hacen crecer. Pero en el verano cuando realmente hay necesidad de agua puede que se seque y no provea refrigerio alguno para el hombre y la bestia. (g77 8/8 28)
Un glaciar es una gruesa masa de hielo que se origina en la superficie terrestre por acumulación, compactación y recristalización de la nieve, mostrando evidencias de flujo en el pasado o en la actualidad.
Transpiración; humedad o líquido corporal excretado por las glándulas sudoríparas y que fluye a través de los poros de la piel. El esfuerzo (como, por ejemplo, durante un trabajo laborioso), la emoción (como la ansiedad), el calor, etc., suelen ser las causas del sudor.
Después de pecar, Adán tuvo que ganarse su subsistencia a duras penas fuera del jardín de Edén, trabajando el suelo que había sido maldecido, a costa de su sudor y en medio de espinos y cardos. Jehová le dijo en parte: “Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado”. (Gé 3:17-19.)
En la visión del templo que tuvo Ezequiel, Jehová declaró que los sacerdotes que ministraban allí tenían que llevar vestiduras de lino y que “ninguna lana debe subir con ellos”. No tenían que ceñirse con lana ni con nada que ‘hiciese sudar’. Esto quizás era para evitar cualquier inmundicia que el sudor pudiera producir, o quizás porque la transpiración haría que su servicio fuese desagradable en lugar de gozoso, pues el sudor es un indicio de un trabajo duro o pesado, como en el caso de Adán. (Eze 44:15-18.)
Jesús en Getsemaní. En Lucas 22:44, se dice sobre lo que le ocurrió a Jesucristo cuando estaba en Getsemaní la última noche de su vida terrestre: “Mas él, entrando en agonía, continuó orando más encarecidamente; y su sudor se hizo como gotas de sangre que caían al suelo”. El escritor no dice que el sudor de Jesús se mezclase con su sangre. Puede que solo haya hecho una comparación para indicar que la transpiración de Cristo formó lo que semejaba gotas de sangre, o que su sudor se parecía al goteo de sangre de una herida. Por otro lado, puede que la sangre de Jesús haya exudado a través de su piel, mezclándose con su sudor. Se ha informado que en casos de extrema tensión mental se ha producido sudor de sangre. Se conoce por diapédesis el paso de la sangre o sus elementos a través de las paredes íntegras de los vasos sanguíneos, y por hematidrosis la transpiración teñida con pigmentos de sangre o con sangre misma, o fluido corporal mezclado con sangre, lo que resulta en lo que podría llamarse ‘sudor de sangre’. Por supuesto, estas son solo opiniones en cuanto a lo que posiblemente ocurrió en el caso de Jesús.
Se omite Lucas 22:43 y 44 en el Manuscrito Vaticano núm. 1209, el Manuscrito Alejandrino, el Códice Siriaco Sinaítico y el texto corregido del Manuscrito Sinaítico. Sin embargo, estos versículos aparecen en el Manuscrito Sinaítico original, el Códice de Beza, la Vulgata latina, el Manuscrito Siriaco Curetoniano y la Versión Peshitta siriaca.
Acción de realizar una actividad física o intelectual continuada para hacer o conseguir algo; en las Escrituras se honra el trabajo. (Ec 5:18.) Es un don de Dios el que el hombre coma, beba y “vea el bien por todo su duro trabajo”, y es la voluntad divina que el hombre se “regocije en sus obras”. (Ec 3:13, 22.) El trabajo no empezó después del pecado, pues cuando el hombre y la mujer aún eran perfectos y sin pecado, Jehová les asignó trabajo: les mandó que sojuzgaran la Tierra. (Gé 1:28.) Sin embargo, el trabajo sería infructuoso como consecuencia del pecado. (Gé 3:19; compárese con Ro 8:20, 21.)
Bajo la ley mosaica se decretó que habría períodos en los que descansar del trabajo. Los israelitas no tenían que trabajar el sábado semanal. (Éx 20:8-11.) Tampoco tenían que hacer “ninguna clase de trabajo laborioso” durante las celebraciones de convocaciones santas. (Le 23:6-8, 21, 24, 25, 34-36.)
Jehová y su Hijo trabajan. Jehová es un trabajador; entre sus obras se cuentan: los cielos, la Tierra, los animales y el hombre. (Gé 1:1; 2:1-3; Job 14:15; Sl 8:3-8; 19:1; 104:24; 139:14.) Es propio reconocer la grandeza de las obras de Jehová elogiándole y expresándole agradecimiento por ellas. (Sl 92:5; 107:15; 145:4-10; 150:2.) Las obras de Dios son fieles e incomparables, están hechas con sabiduría, y son “verdad y juicio”. (Sl 33:4; 86:8; 104:24; 111:7.)
Jehová hizo una “gran obra” al liberar a los israelitas del cautiverio egipcio y ayudarlos a tomar posesión de Canaán. (Jue 2:7.) Sus obras a veces están relacionadas con la ejecución de juicio divino. (Jer 50:25.) Por lo tanto, se predijo por medio de Isaías: “Porque Jehová se levantará [...] para obrar su obra —su obra es extraordinaria—”. (Isa 28:21.) Esa ‘obra extraordinaria’ ocurrió en los años 607 a. E.C. y 70 E.C., cuando Jehová ocasionó la destrucción de Jerusalén y su templo. (Hab 1:5-9; Hch 13:38-41; véase PODER, OBRAS PODEROSAS.)
Se presenta a la sabiduría personificada al lado de Jehová en la obra creativa como su “obrero maestro”. (Pr 8:12, 22-31; compárese con Jn 1:1-3.) Cuando el sabio Hijo de Dios, Jesús, estuvo en la Tierra como humano, demostró que era un trabajador y que, aunque las obras creativas materiales relacionadas con la Tierra habían concluido, Jehová continuaba trabajando, pues dijo: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando”. (Jn 5:17.)Para Jesús, hacer el trabajo que Jehová le había asignado era tan nutritivo, satisfaciente y reconfortante como el propio alimento. (Jn 4:34;5:36.) Las obras que Cristo hizo las realizó en el nombre y de parte del Padre, para mostrar que estaba “en unión con el Padre”. (Jn 10:25, 32, 37, 38; 14:10, 11; 15:24; Hch 2:22.) Jesús terminó con éxito el trabajo que Dios le había asignado hacer en la Tierra. (Jn 17:4.)
Jesús dijo: “El que ejerce fe en mí, ese también hará las obras que yo hago; y hará obras mayores que estas, porque yo estoy siguiendo mi camino al Padre”. (Jn 14:12.) Es obvio que Cristo no se refería a que sus seguidores harían obras más milagrosas que las suyas, pues no hay registro bíblico de que ninguno de ellos realizase un milagro que superara el de la resurrección de Lázaro, que llevaba cuatro días muerto. (Jn 11:38-44.) No obstante, como Jesús ascendía al Padre y sus seguidores iban a recibir el espíritu santo para ser sus testigos “tanto en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más distante de la tierra” (Hch 1:8), ellos abarcarían una zona mayor y trabajarían durante más tiempo que Jesús, y en este sentido harían obras mayores que él.
La necesidad de trabajar. Jesucristo dijo que “el obrero es digno de su salario”, lo que indica que a los que trabajaban con relación a los asuntos espirituales no les faltarían las cosas necesarias de la vida. (Lu 10:7.) Sin embargo, como el apóstol Pablo mostró a los tesalonicenses, la persona perezosa que se niega a trabajar no merece comer a expensas de otros, sino que debería aprender a trabajar con sus manos para atender sus necesidades. (1Te 4:11; 2Te 3:10, 12.) Del mismo modo, el que hurta no debería ‘hurtar más’, sino hacer “trabajo duro”. (Ef 4:28.)
La calidad del trabajo de los siervos de Dios. Al hacer cualquier trabajo, el siervo de Jehová debería recordar su relación con Él y hacerlo “de toda alma como para Jehová, y no para los hombres”. (Col 3:23.) Esto exige diligencia (Pr 10:4; 13:4; 18:9), honradez y fidelidad. La manifestación de estas cualidades glorifica a Dios, como se hace patente por la admonición dada a los esclavos cristianos: “Que los esclavos estén en sujeción a sus dueños en todas las cosas y les sean de buen agrado, no siendo respondones, no cometiendo robos, sino desplegando buena fidelidad a plenitud, para que en todas la cosas adornen la enseñanza de nuestro Salvador, Dios”. (Tit 2:9, 10; Ef 6:5-8; Heb 13:18.)
Evaluación apropiada de las posesiones. Los cristianos deberían confiar en la bendición de Dios sobre su trabajo y no estar indebidamente ansiosos por sus necesidades materiales. Jesús aconsejó a sus seguidores que buscasen primero el Reino. (Mt 6:11, 25-33.) También exhortó: “Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna”. (Jn 6:27.) Por consiguiente, los siervos de Dios mantienen el dinero y las cosas materiales obtenidas por medio del trabajo en una posición subordinada a las riquezas espirituales, que son mucho más importantes. También utilizan los recursos materiales adquiridos mediante el trabajo para dar adelanto a los intereses espirituales, y así se ‘hacen amigos’ de Dios y Cristo. (Ec 7:12; Lu 12:15-21; 16:9.)
“Los que se afanan”: (Mateo 11:28) ‘afanarse’ (“trabajar duramente”, Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español) implica efectuar trabajo prolongado y fatigoso, muchas veces sin ningún resultado que valga la pena. (w95 15/8 15 párr. 14)
Historia de 4 personas
Esta es la historia de cuatro personas llamadas: TODOS, ALGUIEN, CUALQUIERA y NADIE.
“Había un trabajo muy importante por hacer y TODOS estaban seguros que ALGUIEN lo haría,
CUALQUIERA podía haberlo hecho pero NADIE lo hizo,
¿A cuál de ellos se parece usted? ¿Verdad que no desearíamos parecernos a ninguno de ellos?, |
Me voy a buscar un trabajo
Era un hijo que no le gustaba vivir en casa de su padre, por la constante "irritación" de éste.
"Sí no vas a usarlo apaga el ventilador"
Él tuvo que tolerarlas hasta cierto día en que recibió una invitación para una entrevista de trabajo.
El hijo llegó al lugar de la entrevista y observó la puerta abierta de par en par, probablemente era una molestia para las personas que pasaban por ahí. Así que él entró en la oficina y cerró la puerta. |
En tiempos bíblicos se solía esclavizar a los pueblos conquistados y luego someterlos a “trabajos forzados” (heb. mas). (Dt 20:11; Jos 16:10; 17:13; Est 10:1; Isa 31:8; Lam 1:1.) Mientras fueron esclavos sometidos a trabajos forzados por jefes egipcios que los tiranizaban, los israelitas edificaron los lugares de depósito de Pitom y Raamsés. (Éx 1:11-14.) Posteriormente, ya en la Tierra Prometida, en vez de cumplir con el mandato de Jehová de expulsar a todos los habitantes cananeos que deberían haber sido dados a la destrucción, los israelitas los obligaron a hacer trabajos forzados propios de esclavos. Este proceder los perjudicó, ya que los condujo a la adoración de dioses falsos. (Jos 16:10; Jue 1:28; 2:3, 11, 12.) El rey Salomón siguió haciendo leva de estos cananeos —amorreos, hititas, perizitas, heveos y jebuseos— para trabajos forzados de esclavos. (1Re 9:20, 21.)
En algunas ocasiones, como en casos de emergencia o para terminar una obra especial que no podía demorarse, se reclutaba a trabajadores israelitas. Según las palabras de Jacob en su lecho de muerte, la tribu de su hijo Isacar habría de estar sujeta a este tipo de trabajo forzado. (Gé 49:15.) Salomón reclutó a 30.000 hombres de Israel para la construcción del templo. No obstante, no se les hizo esclavos, puesto que servían en el Líbano en turnos de 10.000 al mes, lo que les permitía pasar dos meses en su casa y un mes en el trabajo. No obstante, parece que se fue creando un considerable resentimiento contra la leva de israelitas para trabajos forzados. Cuando Rehoboam no accedió a aligerar el pesado yugo que Israel había soportado bajo la gobernación de Salomón y les envió a Adoram (Hadoram, Adoniram), los israelitas lo apedrearon. Adoram sería para entonces de edad avanzada, pues había comenzado a servir en tiempos de David como supervisor de la leva. (2Sa 20:24; 1Re 4:6; 5:13, 14; 12:14, 18; 2Cr 10:18.)
La pereza podía hacer que un israelita contrajera deudas fácilmente y con el tiempo se viera obligado a vender su herencia e incluso venderse a sí mismo como esclavo. De ahí el proverbio: “La mano floja llegará a usarse para trabajo forzado”. (Pr 12:24.)
Véase SERVICIO OBLIGATORIO.
El término hebreo para “servicio obligatorio” es sé·vel, que comunica la idea de una carga que se obliga a llevar, ya sea literal o figurativa, o de un trabajo gravoso. Se puede referir a trabajos forzados, es decir, trabajo no retribuido, o retribuido parcialmente, que las autoridades imponen sobre un determinado grupo de personas, como, por ejemplo, los residentes de cierta localidad.
Al reflexionar sobre la liberación de Israel del cautiverio egipcio, el salmista puso en boca de Jehová las palabras: “Yo aparté su hombro aun de la carga [o servicio obligatorio]”. (Sl 81:6; Éx 1:11.) El rey Salomón reclutó a hombres para trabajos forzados en diversas obras de construcción y colocó capataces sobre ellos. (1Re 5:13; 9:15, 23.) Al observar que el joven Jeroboán era un buen trabajador, Salomón “procedió a hacerlo superintendente sobre todo el servicio obligatorio de la casa de José”, es decir, sobre los reclutados de las tribus de Efraín y Manasés. (1Re 11:26-28.)
Un término relacionado con la palabra hebrea sé·vel es sab·bál, que significa “cargador”. Después de censar a los residentes forasteros en Israel, Salomón les obligó a prestar servicio y 70.000 de ellos se convirtieron en cargadores. (2Cr 2:2, 17, 18.) Muchos años después, el rey Josías reparó el templo, y entre los que efectuaban el trabajo había “cargadores de cargas”. (2Cr 34:12, 13.)
La palabra hebrea tsa·vá´, que suele utilizarse para designar el servicio militar o de guerra, también significa “trabajo obligatorio”, es decir, aquel que se realiza para saldar una deuda o culpa. Por eso, a Jerusalén se le dijo que se había cumplido su “servicio militar” y que se había pagado su error. (Isa 40:1, 2, nota.) Al hallarse bajo prueba, Job, angustiado y atormentado, asemejó la vida a un servicio arduo y fatigoso, o “trabajo obligatorio”, cuando preguntó: “¿No hay un trabajo obligatorio para el hombre mortal sobre la tierra, y no son sus días como los días de un trabajador asalariado?”. (Job 7:1; Job 10:17, nota.) Posteriormente expresó ese mismo sentir cuando dijo a Dios: “Harás mayor tu irritación para conmigo; penalidad tras penalidad está conmigo”, o “una tanda de trabajo obligatorio tras otra está conmigo”. (Job 10:17, nota.) Job debía pensar que Dios estaba aumentando su aflicción al hacerle sufrir una penalidad tras otra. También asemejó el tiempo que los muertos pasan en el Seol a un trabajo obligatorio, una carga que están obligados a llevar; no obstante, expresó su esperanza en la resurrección. (Job 14:14.)
7:9, 10; 10:21; 16:22.
¿Dan a entender estas afirmaciones que Job no creía en la resurrección?.
Estos comentarios hacen referencia al futuro inmediato de Job. ¿Qué significan entonces? Tal vez él quiso decir que si moría, sus contemporáneos no lo verían más. Desde el punto de vista de ellos, él no regresaría a su casa ni se le volvería a reconocer hasta que Dios así lo dispusiera. O quizás Job dio a entender que nadie puede regresar del Seol por sí mismo. Job 14:13-15 deja claro que Job sí creía en una resurrección futura.
7:11.
¿Por qué es bueno hablar con un buen amigo sobre nuestros problemas?.
Mientras pasaba por una severa prueba, Job dijo: “Mi alma ciertamente siente asco para con mi vida. Ciertamente daré salida a mi preocupación acerca de mí mismo. ¡Hablaré, sí, en la amargura de mi alma!”. (Job 10:1.) Del mismo modo, muchos padres han descubierto que ayudándose a sí mismos pueden ayudar también a sus hijos. Un boletín titulado The Harvard Mental Health Letter comentó hace poco: “La firme desaprobación social de que los hombres manifiesten su dolor aparentemente perpetúa el ciclo del abuso”. Al parecer, los hombres que nunca llegan a expresar su dolor por haber sido objeto de abuso sexual tienen más probabilidades de perpetrar esos mismos abusos. El libro The Safe Child Book informa que la mayoría de los que abusan de niños fueron víctimas de abusos sexuales durante su infancia, pero nunca recibieron ayuda para recuperarse. Expresan su dolor y su ira abusando de otros niños. (Véase también Job 7:11; 32:20.)
8:3.
¿Qué habría concluido usted acerca de Dios?.
Job, aunque resuelto a ser leal a Dios, no entendía por qué sufría. En defensa de su propia justicia dio a entender que Dios tenía el derecho de afligir tanto a los justos como a los inicuos. (Job 32:2; 10:7; 16:17; 23:11; 33:8-12) Por supuesto, ahora sabemos que en esto Job ‘hablaba sin conocimiento,’ porque era Satanás, no Jehová, quien lo estaba afligiendo. (Job 34:35) ¿Qué posición adoptaron los compañeros de Job? Inmodesta y neciamente también contestaron sin conocimiento de los hechos. Imputaron a Dios el no interesarse en la integridad del hombre. (Job 4:17-19; 15:15, 16) También, de hecho, condenaron a los hijos de Job pronunciándolos pecaminosos y afirmaron que Jehová los había matado. (Job 8:3, 4, 20) Sí, la Biblia dice correctamente que el efecto de los argumentos de los compañeros de Job fue “pronunciar inicuo a Dios.”—Job 32:3.
Hoy, podemos estudiar el relato completo, y no tenemos dificultad alguna en ver lo equivocados que estuvieron aquellos compañeros en sus puntos de vista en cuanto a la manera en que Dios trató con la situación. Pero ¿qué hay de otros relatos bíblicos acerca de los cuales quizás no tengamos tanta información? Por ejemplo, cuando leemos en la Biblia que Jehová o personas bajo su dirección ejecutaron a individuos, ciudades o naciones inicuos, ¿vamos a copiar a los compañeros de Job y proceder a “pronunciar inicuo a Dios”? (Deu. 9:1-5) ¡Cuánto más prudente y más modesto sería concluir que, aunque no estemos enterados de todos los hechos o cuestiones envueltos, lo que haya acontecido debe haber estado en consistencia con el hecho de que Jehová es “amador de justicia y derecho”! (Deu. 7:2, 23-26; Lev. 18:21-27) De eso estaba convencido Eliú, un joven que corrigió a Job y sus compañeros. Eliú proclamó: “¡Lejos sea del Dios verdadero el obrar inicuamente, y del Todopoderoso el obrar injustamente! Sí, de hecho, Dios mismo no obra inicuamente, y el Todopoderoso mismo no pervierte el juicio.”—Job 34:10.
8:6.
Cómo ayudar a los deprimidos a recobrar el gozo.
Especialmente los pastores espirituales deben tener “conocimiento y perspicacia” para “saber cómo animar con palabras al cansado”. (Jeremías 3:15; Isaías 50:4, Reina-Valera, 1977.) Pero si un anciano no tiene cuidado podría empeorar la condición de la persona deprimida aunque no haya querido hacer eso. Por ejemplo, los tres compañeros de Job fueron supuestamente a “condolerse de él y consolarlo”. Pero sus palabras, motivadas por un punto de vista incorrecto de la difícil situación de Job, solo sirvieron para ‘aplastarlo’ en lugar de consolarlo. (Job 2:11; 8:1, 5, 6; 11:1, 13-19; 19:2.)
Varios artículos que han salido en las publicaciones de la Watch Tower han presentado principios que se pueden aplicar al aconsejar a otras personas. La mayoría de los ancianos han puesto en práctica esa información. Sin embargo, en algunos casos los comentarios irreflexivos de algunos ancianos —fuera a nivel personal o en discursos— han causado mucho daño. Por eso, que los ancianos no ‘hablen irreflexivamente como con las estocadas de una espada’, sino con la ‘lengua curativa de los sabios’. (Proverbios 12:18.) Si el anciano piensa de antemano en las posibles consecuencias de lo que diga, entonces podrá expresarse con palabras sosegadoras. Por lo tanto, ancianos, sean prestos para escuchar y lentos para llegar a conclusiones sin haber visto todo el cuadro. (Proverbios 18:13.)
Las Escrituras exhortan a los cristianos a que “hablen confortadoramente a las almas abatidas” y “tengan gran paciencia para con todos” (1 Tesalonicenses 5:14). ¿Cómo pueden lograrlo? En primer lugar, es importante distinguir entre la enfermedad mental y la espiritual. Así, aunque Santiago escribió en la Biblia que la oración puede sanar a los afectados de indisposiciones espirituales (Santiago 5:14, 15), Jesús indicó que las enfermedades físicas requieren la intervención de un médico (Mateo 9:12). Claro, siempre es pertinente y provechoso orar a Jehová acerca de cualquier preocupación, lo que incluye nuestra salud (Salmo 55:22; Filipenses 4:6, 7). Sin embargo, la Palabra de Dios no da a entender que solucionaremos los problemas médicos actuales con tan solo aumentar nuestra participación en las actividades espirituales.
Por ello, el cristiano prudente no insinúa que el deprimido tenga la culpa de estarlo. Tales comentarios serían tan inútiles como los de quienes supuestamente pretendían consolar a Job (Job 8:1-6). La realidad es que, en muchos casos, no habrá mejoría a menos que el enfermo reciba tratamiento médico, particularmente si padece depresión grave y tal vez hasta muestra tendencias suicidas. En tales casos es imprescindible la atención profesional.
Planta acuática grande perteneciente a la familia de las ciperáceas. Tiene un tallo o tronco triangular que se estrecha hacia la punta, crece en aguas poco profundas hasta una altura de entre 2 y 6 m. y termina en un penacho de panículas finas parecidas a hierba. El papiro se empleaba en la manufactura de diversos artículos, como el utilizado para la escritura.
Esta planta (Cyperus papyrus) crece en aguas estancadas o marismas poco profundas y a lo largo de las orillas de los ríos de aguas mansas, como el Bajo Nilo, donde en otro tiempo abundaba (en la actualidad casi se ha extinguido). Bildad le preguntó a Job: “¿Crecerá y se hará alto el papiro sin un lugar pantanoso?”. (Job 8:11; Isa 35:7.)
Los tallos de la planta flotan en el agua, por lo que la madre de Moisés colocó a su hijo de recién nacido en un “arca de papiro” revestida de betún y pez, y lo dejó a la deriva, a fin de evitar que muriera. (Éx 2:3.) También se hicieron de papiro embarcaciones de mayor tamaño que sirvieron para viajar distancias más largas. (Isa 18:2.) Se construían con haces de tallos de papiro atados juntos. Aunque se estrechaban por los extremos, la parte central era lo bastante ancha como para que los pasajeros pudieran estar de pie. En 1970, Thor Heyerdahl y su equipo navegaron miles de millas por el Atlántico en una embarcación como esa.
Utilización como material de escritura. Cuando los egipcios preparaban papiro como material de escritura, seguían un proceso bastante sencillo. Escogían la parte gruesa y medulosa de los tallos, que crecía bajo la superficie del agua, pues esta aportaba la materia prima más ancha y blanca. Se quitaba la corteza exterior a los corazones medulosos, y estos se cortaban en trozos convenientes de 40 a 45 cm. de longitud. A continuación, la médula celular se cortaba en tiras anchas pero muy delgadas, y se colocaban verticalmente sobre una superficie lisa de modo que se traslapasen ligeramente. Se aplicaba una fina capa de cola y luego se ponía horizontalmente otra capa de tiras de papiro sobre las verticales. Las capas se batían con mazos hasta convertirlas en una lámina unificada. Una vez secadas al sol, las hojas se recortaban según el tamaño deseado. Finalmente, se alisaban y pulían con piedra pómez, conchas o marfil. Con este proceso se producía un material de escritura de alguna durabilidad, flexible y casi blanco, disponible en muchos tamaños y calidades. Por lo general se escogía para escribir el lado que tenía las tiras horizontales, aunque a veces se usaba el reverso para terminar un escrito. Las juntas de las tiras servían para guiar la mano del escritor, que escribía con una pluma de caña y un fluido hecho de cola, hollín y agua.
Las hojas podían pegarse por los extremos para formar un rollo, que solía constar de unas veinte hojas. También podían doblarse en forma de hojas para formar el códice, semejante a un libro, que se popularizó entre los primeros cristianos. Un rollo medía como promedio de 4 a 6 m. de largo, aunque se conserva un ejemplar de 40,5 m. En un principio, la palabra griega bí·blos designaba la médula blanda de la planta del papiro, pero más tarde se utilizó para denominar el libro en sí. (Mt 1:1; Mr 12:26.) El diminutivo bi·blí·on tiene como plural la palabra bi·blí·a, cuyo significado literal es “libritos”, de la que se deriva la palabra “Biblia”. (2Ti 4:13, Int.) Biblos era una ciudad fenicia que debió su nombre a que fue un importante centro de la industria del papiro.
Los rollos de papiro se utilizaron de manera habitual hasta comienzos del siglo II E.C., cuando el códice de papiro empezó a reemplazarlos. Más tarde, en el siglo IV, la popularidad del papiro empezó a disminuir y fue reemplazado por un material de escribir mucho más duradero: la vitela.
El papiro tenía una desventaja importante como material de escritura: no era muy duradero. Se deterioraba en un ambiente húmedo y se volvía muy quebradizo cuando se almacenaba en un ambiente demasiado seco. Hasta el siglo XVIII E.C. se supuso que todos los antiguos manuscritos bíblicos escritos en papiro habían desaparecido. Sin embargo, a finales del siglo XIX se descubrió un buen número de papiros bíblicos tanto en Egipto como alrededor del mar Muerto, lugares con un clima moderadamente seco, muy necesario para la conservación de los papiros. Algunos de los papiros bíblicos hallados en estos lugares datan hasta del siglo II o I a. E.C.
A muchos de estos manuscritos en papiro se les denomina “papiros”, como el Papiro de Nash, del siglo I o II a. E.C.; el Papiro Rylands III, 458 (siglo II a. E.C.), y el Papiro de Chester Beatty núm. 1 (siglo III E.C.).
En tiempos bíblicos, hoja delgada en la que se podía escribir, obtenida de la planta del papiro. (Véase PAPIRO.)
Se opina que los egipcios fueron los primeros en confeccionar papel de papiro para escribir, para lo que utilizaban las plantas de papiro que crecían a orillas del río Nilo. Algunos arqueólogos opinan que la producción de papel se remonta al tiempo de Abrahán.
Los primeros cristianos utilizaron papel de papiro para las cartas, rollos y códices. Asimismo, era de gran importancia en la producción de manuscritos bíblicos, hasta que en el siglo IV E.C. fue reemplazado por la vitela (piel de un animal muy pulida). En 2 Juan 12, donde el apóstol expresa su deseo de hablarles “cara a cara” en vez de “con papel y tinta”, la palabra “papel” se traduce de la palabra griega kjár·tës, a la que se da el significado de hoja de papel hecho de papiro.
9:4.
¿Cómo fortalece nuestra confianza en Jehová saber que es “sabio de corazón y fuerte en poder”?.
Pablo comprendía que Jehová es el único “sabio”, es decir, la persona más sabia del universo. ¿Qué ser humano imperfecto sería capaz de idear una manera mejor de solucionar cualquier problema, más aún el mayor reto que se ha lanzado jamás a la sabiduría divina? Tenemos, pues, que infundir en el prójimo el mismo temor reverencial que sentimos por Dios, que es “sabio de corazón” (Job 9:4). Cuanto más comprendamos la sabiduría de Jehová, más plenamente confiaremos en que su manera de resolver los problemas es la mejor (Proverbios 3:5, 6).
10:7.
¿Cómo corrigió Jehová la forma de pensar de Job?.
Job estaba demasiado concentrado en justificarse. Por ejemplo, dijo: “No soy culpable” y “No hay violencia sobre las palmas de mis manos, y mi oración es pura” (Job 10:7; 16:17; 30:20, 21).
Pese a todo, Jehová trató a Job con bondad. Mediante una serie de preguntas, hizo que dejara de pensar en sí mismo y que viera con mayor claridad la grandeza de Dios y la insignificancia del ser humano. Job aceptó la corrección y cambió su forma de pensar (Job 40:8; 42:2, 6).
Masa que resulta de la unión de tierra y agua; aunque es muy plástica, se endurece cuando seca, en especial al cocerla. Se compone en gran parte de silicatos hidratados de aluminio. La palabra hebrea jó·mer puede referirse al “barro” de alfarería (Isa 41:25), al “barro” bajo un sello (Job 38:14), al “barro” de las calles (Isa 10:6), a la “argamasa” que une los ladrillos (Gé 11:3) y, metafóricamente, al hombre como “barro” en las manos de su Formador, Jehová Dios (Isa 45:9; compárese con Job 10:9). En las Escrituras Griegas Cristianas, pë·lós tiene el significado de “barro” de alfarería (Ro 9:21) y también de “barro” húmedo, como el que Jesús utilizó para curar a un ciego (Jn 9:6, 11, 14, 15; véase también CEGUERA), mientras que ke·ra·mi·kós se usa para una vasija de “barro” de alfarería. (Apo 2:27.)
Abunda en las tierras bajas de Israel, y en tiempos bíblicos se usaba para hacer objetos de alfarería y ladrillos. (Jer 18:4, 6; Éx 1:14; Na 3:14; véase ALFARERO.) Debido a que es posible grabar impresiones en el barro cuando está húmedo y conservarlas una vez que ha secado, era útil para hacer tablillas y sellos de documentos y cartas. También se utilizaba para sellar las vasijas de barro empleadas para guardar el vino o documentos valiosos, como en el caso de la escritura de propiedad de Jeremías. (Jer 32:14.) La conservación de los Rollos del mar Muerto se debió en buena medida a las vasijas de barro en las que se encontraron.
Se alude a la naturaleza baja del barro con expresiones como “el barro de las calles”, “el hombre está hecho de barro” o el hombre ha “bajado al barro”. (Job 10:9; 30:19; 33:6; Isa 10:6.) A Jehová se le llama el Alfarero, metáfora que concuerda perfectamente con que se diga que el hombre está hecho de barro. (Isa 29:16; 45:9; 64:8; Ro 9:21.) Aunque el barro se cueza mucho, no es un material fuerte, y la mezcla de hierro con barro es inservible. (Da 2:33-35, 41-43, 45.) El barro proporciona muy poca protección, si acaso alguna (Job 4:19; 13:12; Isa 41:25), y siendo un artículo muy común, su valor comercial es insignificante. (Job 27:16.)
Caña de trigo, cebada, centeno y otras gramíneas después de seca y separada del grano; en la Biblia, particularmente los fragmentos que quedan después de terminar la trilla. En la antigüedad, la paja —sola o mezclada con otro forraje— se utilizaba para alimentar a los animales domésticos. (Gé 24:25, 32; Jue 19:19; 1Re 4:28; Isa 11:7; 65:25.) También se empleaba en la fabricación de adobes y ladrillos. (Éx 5:7-18; véase LADRILLO.) Aparece en las ilustraciones referentes a la destrucción de las personas malvadas (Job 21:18), así como el sometimiento y humillación de Moab. (Isa 25:10-12.) Se dice que el poderoso Leviatán considera el hierro como mera paja. (Job 41:1, 27.)
Conjunto de partículas sólidas pequeñísimas suficientemente ligeras para ser levantadas y llevadas con facilidad por las corrientes de aire. Los fuertes vientos que barren las áridas regiones desérticas dan origen con frecuencia a tormentas de polvo que, en opinión de algunos, son más temibles que las tempestades marinas. Las erupciones volcánicas, los incendios y la agricultura son algunas de las causas del polvo mineral. La vegetación también produce polvo, en forma de polen, moho, fibras y partículas de semillas, y los animales producen polvo de modo indirecto a través de heces secas, pelo y bacterias. El vocablo hebreo para polvo que con más frecuencia se utiliza en la Biblia es `a·fár, que también puede traducirse “tierra seca” y “mortero de barro”. (Gé 26:15; Le 14:41, 42.)
Aunque para algunas personas el polvo no pasa de ser una molestia, es una provisión del Creador esencial para la existencia y el bienestar de la humanidad. Es uno de los factores principales que contribuyen a la condensación de la humedad en forma de lluvia, niebla o neblina, que son esenciales para el crecimiento de las plantas. Por otro lado, sin la propiedad que tiene el polvo atmosférico de dispersar la luz, los ojos de las criaturas de la Tierra estarían expuestos al insoportable deslumbramiento de los rayos directos del Sol, y no se producirían los conocidos fenómenos del crepúsculo y las puestas de sol de colores hermosos.
El Creador se valió del “polvo del suelo” para formar al primer hombre (Gé 2:7; 1Co 15:47, 48); y cuando se sentenció a Adán por desobedecer la ley de Dios, Jehová decretó: “A polvo volverás”. (Gé 3:19.) Dios también pronunció una maldición de gran significado profético cuando dijo a la serpiente en Edén: “Sobre tu vientre irás, y polvo es lo que comerás [o, morderás] todos los días de tu vida”. (Gé 3:14.)
Símbolo de fragilidad, mortalidad y condición humilde. En vista de que el hombre cayó de la perfección, el polvo a veces se utiliza de manera figurada para representar la fragilidad del ser humano. Dios muestra misericordia a los que le temen, “y se acuerda de que somos polvo”. (Sl 103:13, 14; Gé 18:27.) También es un símbolo de la mortalidad de los seres humanos, pues al morir “a su polvo vuelven”. (Sl 104:29; Ec 3:19, 20; 12:1, 7.) Como el hombre vuelve al polvo cuando muere, a la sepultura se la llama a veces de manera figurada “el polvo”. (Sl 22:29; 30:9.) El polvo del suelo puede denotar una condición humilde. Jehová es “Uno que levanta del polvo al de condición humilde”. (1Sa 2:8; Sl 113:7.)
Representa muchedumbres. Las partículas de polvo se utilizan en las Escrituras como símil de multitudes grandes o de la imposibilidad del hombre de determinar su número. Por ejemplo, Dios prometió a Abrán (Abrahán): “Constituiré a tu descendencia como las partículas de polvo de la tierra”. (Gé 13:14, 16.) Jehová también hizo una promesa similar a Jacob. (Gé 28:10, 13, 14.) Con relación a los israelitas durante su viaje por el desierto, Balaam preguntó: “¿Quién ha numerado las partículas de polvo de Jacob, y quién ha contado la cuarta parte de Israel?”. (Nú 23:10.) Jehová había hecho crecer en gran manera la descendencia de Abrahán por medio de Isaac y Jacob. Se hace referencia a la abundancia de codornices que Jehová proveyó para su pueblo en el desierto con las palabras: “Y procedió a hacer llover sobre ellos subsistencia lo mismo que polvo, aun criaturas voladoras aladas, lo mismo que los granos de arena de los mares”. (Sl 78:27; Éx 16:11-18; Nú 11:31, 32.)
Juicio de Dios a las naciones. Debido a la insignificancia de las naciones desde el punto de vista de Dios, Él las considera “como la capa tenue de polvo en la balanza”. (Isa 40:15.) El imponente poder de Jehová quedó manifiesto en los golpes que asestó a Egipto, una de estas naciones. Antes de que comenzase la tercera plaga, Aarón, de acuerdo con el mandato de Dios a Moisés, “extendió su mano con su vara y golpeó el polvo de la tierra, y los jejenes llegaron a estar sobre hombre y bestia”. Cuando vieron que esto había ocurrido por toda la tierra de Egipto, los sacerdotes practicantes de magia, incapaces de imitar este milagro, tuvieron que admitir: “¡Es el dedo de Dios!”. (Éx 8:16-19.)
De igual manera, los israelitas sabían que si no vivían en conformidad con los mandamientos de Dios, podían esperar varias maldiciones, entre ellas sequía, pues se les dijo: “Jehová dará por lluvia a tu tierra ceniza y polvo. Desde los cielos vendrá sobre ti hasta que hayas sido aniquilado”. (Dt 28:15, 24.)
Símbolo de duelo y humillación. Como muestra de duelo por la destrucción de Jerusalén a manos de los babilonios en 607 a. E.C., los ancianos de la ciudad se sentaron en el suelo en silencio e hicieron “subir polvo sobre su cabeza”. (Lam 2:10.) Muchos años antes, Jehová había pedido a Babilonia por medio de Isaías que bajase de su trono, diciéndole: “Baja y siéntate en el polvo, oh virgen hija de Babilonia. Siéntate en la tierra donde no hay trono, oh hija de los caldeos”. (Isa 47:1.) Babilonia quedó reducida a esta condición humillante en 539 a. E.C., cuando los medos y los persas la conquistaron. Debido a la destrucción de la simbólica Babilonia la Grande, se representa a los capitanes de barcos, viajeros, marineros y a todos los que se ganan la vida en el mar, echándose polvo sobre la cabeza y lamentando su devastación. (Apo 18:17-19.)
Otros usos. Las Escrituras también relacionan el polvo con el arrepentimiento. Cuando Job se retractó por haber hablado sin entendimiento al defender su causa ante Jehová, dijo: “De veras me arrepiento en polvo y ceniza”. (Job 42:1, 3, 6.)
Hacer que los enemigos ‘laman el polvo’ significa vencerlos y subyugarlos por completo. (Sl 72:9; Miq 7:16, 17.) Lanzar el polvo al aire o arrojarlo contra alguien eran maneras de expresar firme desaprobación hacia esa persona. En algunas partes de Asia es costumbre exigir justicia contra un criminal arrojándole polvo. Enfurecida sin justificación por ciertas palabras de Pablo, una muchedumbre mostró su animosidad contra él en Jerusalén “lanzando polvo al aire”. Tanto su agitada manifestación como sus palabras demostraron al comandante militar que desaprobaban a Pablo. (Hch 22:22-24.) De manera similar, Simeí manifestó que desaprobaba el reinado de David andando “en senda paralela a la de él para poder invocar el mal; y siguió tirando piedras mientras seguía en senda paralela a la de él, y tiró mucho polvo”. (2Sa 16:5-13.)
Jesucristo dijo a sus discípulos que cuando alguien no los recibiera o no escuchara sus palabras, tenían que sacudir o limpiar el polvo de sus pies al salir de aquella casa o de aquella ciudad. Esto suponía un “testimonio contra ellos”, pues los seguidores de Jesús se marchaban pacíficamente y dejaban que aquella casa o ciudad se enfrentara a las consecuencias que pudieran venir de parte de Dios. (Mt 10:11-15; Lu 9:5; 10:10-12; Hch 13:50, 51.)
Esta acción daba a entender que los discípulos no eran responsables de la reacción de la gente y que dejaban que fuera Dios quien los juzgara. En Mateo 10:14 y Lucas 9:5 en contramos expresiones parecidas. Marcos y Lucas añaden la expresión para testimonio a [o “contra”] ellos. Pablo y Bernabé siguieron esta instrucción en Antioquía de Pisidia (Hch 13:51).
En Corinto, Pablo dijo lo siguiente cuando se sacudió la ropa: “Esté la sangre de ustedes sobre sus propias cabezas. Yo estoy limpio” (Hch 18:6). Es posible que, para los discípulos de Jesús, tales acciones no fueran desconocidas.
Antes de volver a entrar en su tierra, los judíos devotos que habían estado en una nación gentil se sacudían el polvo de las sandalias porque lo consideraban impuro. Sin embargo, con estas instrucciones, Jesús pretendía transmitir algo muy diferente.
Paja menuda y polvo que queda en las eras después de la trilla de cereales, como la cebada y el trigo. Aunque las referencias bíblicas al tamo son figurativas, reflejan cómo era la trilla en tiempos antiguos. Trillado ya el grano, el tamo, no comestible para el hombre, era inservible, por lo que constituía un símbolo apropiado de algo ligero, sin valor e indeseable que había de separarse de lo bueno para desecharlo.
Primero, con la trilla se separaba la semilla de su gluma (cubierta o cáscara de las gramíneas). Luego, al aventar, el viento llevaba el tamo como si fuera polvo, mientras que el grano quedaba en la era. (Véase AVENTAR.) Esto ilustra bien cómo Jehová Dios saca a los apóstatas de su pueblo y acaba con los inicuos y las naciones que se le oponen. (Job 21:18; Sl 1:4; 35:5; Isa 17:13; 29:5; 41:15; Os 13:3.) El reino de Dios triturará a sus enemigos en partículas tan pequeñas que el viento se las llevará fácilmente, como el tamo. (Da 2:35.)
El tamo inservible solía recogerse y quemarse para evitar que el viento lo trajese de nuevo y se mezclase con los montones de grano. De manera similar, Juan el Bautista predijo la venidera destrucción ardiente de los inicuos religiosos falsos: el Trillador, Jesucristo, recogerá el trigo, “mas la paja la quemará con fuego que no se puede apagar”. (Mt 3:7-12; Lu 3:17; véase TRILLAR.)
Tejuela. Casco o trozo de vasija rota; fragmento de vasija de barro. Aunque la palabra hebrea jé·res a veces aplica a una vasija o frasco de barro que no está roto (Nú 5:17; Jer 19:1), posiblemente está relacionada con una palabra árabe que significa “raspar” o “rayar”, y por lo tanto puede denotar algo áspero, como un tiesto. Cuando Satanás hirió a Job con “un divieso maligno” desde la coronilla de la cabeza hasta la planta del pie, Job “procedió a tomar para sí un fragmento de vasija de barro con el cual rasparse” (Job 2:7, 8); y se dice concerniente a Leviatán: “Como fragmentos puntiagudos de vasijas de barro son sus partes inferiores”. (Job 41:1, 30.)
Los griegos aplicaron el término ó·stra·kon (que aparece en la Septuaginta en Job 2:8) a tejuelas en las que escribían los votos.
Descubrimientos arqueológicos.
Los tiestos o fragmentos de vasijas de barro componen la mayor cantidad de objetos que han hallado los arqueólogos durante las excavaciones de los lugares antiguos. En el pasado, podía usarse un trozo de vasija rota a modo de rastrillo para recoger cenizas, o a modo de cucharón para sacar agua. (Isa 30:14.) Pero antiguamente, tanto en Egipto como en Mesopotamia y otras partes del Oriente Medio, las tejuelas se empleaban especialmente como materiales económicos sobre los que escribir. Por ejemplo, se usaron fragmentos de vasijas de barro para las famosas Cartas de Lakís, en las que figura repetidas veces el nombre divino Jehová en la forma del Tetragrámaton (YHWH). Los arqueólogos han encontrado en Egipto numerosos fragmentos de piedra caliza y alfarería en los que aparecen dibujos e inscripciones realizados con tinta (generalmente, en escritura jeroglífica cursiva), muchos de ellos de los siglos XVI a XI a. E.C., de modo que algunos posiblemente datan del tiempo de Moisés y la esclavitud de Israel en Egipto. Las inscripciones consisten en historias, poemas, himnos, etc., algunas de las cuales probablemente se hicieron como lecciones escolares. Al parecer, la gente utilizaba los fragmentos de alfarería como material para escribir, igual que actualmente se usa el bloc de notas u otros trozos de papel, y en ellos registraban cuentas, transacciones, contratos matrimoniales, casos legales y muchos otros asuntos.
Más de 60 ostraca inscritos con tinta en escritura paleohebraica fueron descubiertos en las ruinas del palacio real de Samaria. Al parecer son registros de la producción vinícola, muchos de los cuales posiblemente datan del tiempo de Jeroboán II. En ellos aparecen nombres de lugares y personas, y entre estos últimos se cuentan algunas formas compuestas de los nombres Baal, El y Jehová.
Los ostraca griegos hallados en Egipto incluyen varias clases de documentos, pero principalmente ingresos recibidos por impuestos. Dan una cierta idea de cómo era la lengua griega que hablaba el pueblo común de esa tierra durante las épocas tolemaica, romana y bizantina, y también han servido de ayuda en el estudio de la koiné que emplearon los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas. Veinte ostraca griegos hallados en el Alto Egipto tenían inscritas porciones de los cuatro evangelios que probablemente datan del siglo VII E.C.
Los tiestos también se usaban de manera figurada en las Escrituras. David, angustiado y rodeado de enemigos, dijo en un salmo profético referente a los sufrimientos del Mesías: “Mi poder se ha secado como un fragmento de vasija de barro”. (Sl 22:11-15.) Los artículos de arcilla se endurecían por el proceso de cocción y quedaban muy secos y quebradizos.
Los métodos de vidriado debían ser comunes en los días del rey Salomón, puesto que en Proverbios 26:23 se dice: “Como vidriado de plata que recubre un fragmento de vasija de barro son los labios fervientes junto con un corazón malo”. Igual que un “vidriado de plata” ocultaba la vasija de barro que recubría, los “labios fervientes” podían ocultar “un corazón malo” cuando la amistad solo era fingida.
Jehová advirtió a Oholibá (Jerusalén) que se la llenaría de borrachera y desconsuelo al beber la copa que su hermana Oholá (Samaria) había bebido. Judá apuraría esta copa figurativa, pues el juicio de Dios iba a ejecutarse completamente sobre ella. Por eso Dios dijo mediante Ezequiel: “Y la tendrás que beber y escurrir, y roerás sus fragmentos de vasija de barro”. (Eze 23:4, 32-34.)
Las siguientes palabras muestran la estulticia de que el hombre se queje de Dios y halle defectos en el modo divino de hacer las cosas: “¡Ay del que ha contendido con su Formador, como un fragmento de vasija de barro con los otros fragmentos de vasija de barro del suelo! ¿Debe el barro decir a su formador: ‘¿Qué haces?’? ¿Y tu logro decir: ‘No tiene manos’?” (Isa 45:9, 13.)
10:10.
¿Cómo procedió Jehová a ‘vaciar a Job como leche y a cuajarlo como queso’?.
Esta es una descripción poética de cómo fue formado en el vientre materno.
15:16.
¿Cómo evidenció la forma de pensar del Diablo el comentario de Elifaz de que “El hombre está bebiendo la injusticia lo mismo que agua”?.
Más tarde, Elifaz preguntó: “¿Qué es el hombre mortal, para que sea limpio, o para que cualquiera que ha nacido de una mujer tenga razón?”. Y luego dio esta respuesta: “¡Mira! En sus santos [Dios] no tiene fe, y los cielos mismos realmente no son limpios a sus ojos. ¡Cuánto menos cuando uno es detestable y corrompido, un hombre que está bebiendo la injusticia lo mismo que agua!” (Job 15:14-16). Con estas palabras, Elifaz le estaba dando a entender a Job que Jehová no considera justo a ningún ser humano. El Diablo también explota las ideas negativas. Quiere que nos angustiemos por los fallos del pasado, que nos juzguemos implacablemente y creamos que no tenemos remedio. También desea que pensemos que Dios es demasiado exigente y muy poco compasivo, misericordioso y dispuesto a ayudarnos.
Claro, es cierto que “todos [los seres humanos] han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios”. Como somos imperfectos, no podemos cumplir las normas perfectas de Jehová (Rom. 3:23; 7:21-23). Pero eso no significa que no valgamos nada para él. Nuestro Padre conoce muy bien que “somos polvo”, y por eso nunca será desconsiderado ni “seguirá señalando [nuestras] faltas” (Sal. 103:8, 9, 14). Además, sabe que hay alguien aprovechándose de nuestra condición de pecadores: “la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás” (Apo 12:9, 10).
Jehová “perdonará en gran manera” a quienes llevan una mala vida, siempre que la abandonen y se acerquen con corazón arrepentido y espíritu humilde (Isa. 55:7; Sal. 51:17). Aunque sus pecados puedan “ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve” (Isa. 1:18). ¡Cuánto nos anima esto a no dejar de esforzarnos por hacer la voluntad de nuestro Padre!
Dado que somos pecadores, no podemos ser amigos de Dios por méritos propios. Adán y Eva perdieron la perfección y la vida eterna, y esa pérdida la sufrimos igualmente todos nosotros (Rom. 6:23). Pero Jehová, en su inmenso amor, ha tomado las medidas oportunas para que se nos perdonen los pecados si demostramos fe en el sacrificio de su Hijo (Mat. 20:28; Juan 3:16). ¡Qué gran “bondad inmerecida”! (Tito 2:11.)
19:20.
¿Qué quiso decir Job con la expresión: “Escapo con la piel de mis dientes”?.
Cuando Job dijo que escapaba con la piel de algo que por lo visto carece de ella, quizás dio a entender que había escapado prácticamente sin nada.
Rama del saber humano constituida por el conjunto de conocimientos objetivos y verificables sobre una materia determinada que son obtenidos mediante la observación y la experimentación, la explicación de sus principios y causas y la formulación y verificación de hipótesis y se caracteriza, además, por la utilización de una metodología adecuada para el objeto de estudio y la sistematización de los conocimientos.
Sabe usted que la ciencia en un tiempo enseñaba . . .
★Que el calor era un líquido llamado calórico?Lo que la Biblia siempre enseñó sobre . . .
★Los efectos psicosomáticos: (Proverbios 14:30; 17:22)26:14.
¿Cómo podemos imitar a Job?.
Para comprender la mentalidad de Jehová, debemos recurrir a la Biblia. Es un error atribuirle a Jehová limitaciones humanas y juzgar sus acciones según nuestras normas (Job 9:32). Cuando comenzamos a entender cómo piensa Dios, sin duda coincidimos con Job (Job 26:14).
26:14a.
¿Cuánto conocemos realmente sobre las obras de Jehová?.
La información que tenemos sobre la creación no es nada en comparación con lo que nos falta por descubrir. El fiel Job destacó nuestra ignorancia al decir que tan solo conocemos de Dios “los bordes de sus caminos”, o sea, de sus obras creativas. Y a continuación exclamó: “¡Y qué [leve] susurro [...] se ha oído acerca de él!” (Job 26:14). Siglos después, un sagaz observador del mundo natural, el rey Salomón, señaló acerca de Jehová: “Todo lo ha hecho bello a su tiempo. Aun el tiempo indefinido ha puesto en el corazón de ellos, para que la humanidad nunca descubra la obra que el Dios verdadero ha hecho desde el comienzo hasta el fin” (Ecl. 3:11; 8:17).
La inmensidad del universo evidencia que el poder y la energía de Jehová son inagotables (Isaías 40:26). Los científicos han aprendido que la materia se puede convertir en energía, y viceversa. Y nuestra estrella, el Sol, es un ejemplo de esta transformación. Gracias a las reacciones que tienen lugar en su interior, cada segundo 4.000.000 de toneladas de materia solar se convierten en luz y otras formas de energía radiante.
Aunque solo nos llega una pequeñísima fracción de dicha energía, es más que suficiente para sostener la vida en la Tierra. Obviamente, se necesitó una formidable cantidad de poder y energía para crear el Sol y los demás miles de millones de estrellas. Jehová posee toda esa energía y muchísima más.
Por ejemplo, la fórmula de la relatividad por Albert Einstein: E = m.c² (Enería es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado); si la transformamos para averiguar la masa, asea crear masa, la formula sería: m = E / c² (m masa es igual a la E energía dividido por c² por la velocidad de la luz al cuadrado); Esta es la fórmula para la creación.
Los científicos conocen la fórmula, lo que no saben es como ponerla en la practica para poder crear ni siquiera un átomo y aunque lo supieran, les faltaría la energía dinámica que solo Jehová posee con su espíritu santo.
27:5.
¿Cómo debe entenderse la afirmación de Job: “No quitaré de mí mi integridad”, y qué aprendemos de ella?.
Job era el único que podía quebrantar su propia integridad, porque el que una persona sea íntegra depende del amor que le tenga a Jehová. Por eso, si queremos mantenernos íntegros, debemos cultivar un profundo amor a Jehová
27:5a.
¿Cómo llegó Job a tener esa amistad tan especial con Dios?.
Sin duda fue la amistad estrecha que ya tenía con Jehová antes de que lo azotara la calamidad. Aunque no hay ningún indicio de que estuviera al tanto del desafío de Satanás, Job se decidió a ser siempre íntegro. Él aseguró: “¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad!” (Job 27:5). ¿Y cómo llegó a tener esa amistad tan especial con Dios? Lo más seguro es que conociera a Jehová por lo que sabía de la relación que tenían Abrahán, Isaac y Jacob, sus parientes lejanos, y que guardara en su corazón todos esos detalles. Además, podía aprender mucho sobre las cualidades divinas observando la creación (Job 12:7-9, 13, 16).
29:12, 13.
¿Qué rasgo de la bondad amorosa ponen de relieve los relatos bíblicos?.
Los relatos bíblicos que resaltan también el hecho de que la bondad amorosa ha de mostrarse a quienes tienen una necesidad que no pueden satisfacer por sí mismos. Abrahán precisaba la colaboración de Betuel para perpetuar su linaje; Jacob requería la ayuda de José para que sus restos se llevaran a Canaán, y a Noemí le hacía falta la cooperación de Rut para tener un heredero. Ni Abrahán, ni Jacob ni Noemí podían satisfacer esas necesidades sin ayuda. Del mismo modo hoy, la bondad amorosa debe manifestarse sobre todo a los necesitados (Proverbios 19:17). Tenemos que imitar al patriarca Job, que atendía “al afligido que clamaba por ayuda, y al huérfano de padre y a cualquiera que no tuviera ayudador”, así como al “que estaba a punto de perecer”. También ‘alegraba el corazón de la viuda’, y ‘llegó a ser ojos para el ciego y pies para el cojo’ (Job 29:12-15).
Las personas que se preocupan por los demás no rechazan ni pasan por alto a quienes se sienten solos, sino que les demuestran tierno cariño y los ayudan pacientemente siempre que es posible. Los ancianos nombrados de la congregación cristiana y los amigos compasivos pueden actuar de la misma manera bondadosa, satisfaciendo las necesidades humanas fundamentales de comprensión, afecto y consuelo. Deben mostrar empatía y, en ocasiones, pueden prestarse para habla confidencial. (1 Pedro 3:8.)
4:7, 8; 8:5, 6; 11:13-15. No debemos apresurarnos a concluir que la persona que sufre está cosechando lo que ha sembrado y carece de la aprobación divina.
4:18, 19; 22:2, 3. El consejo basado en acusaciones carentes de fundamento es inútil y dañino. Nuestros consejos han de estar basados en la Palabra de Dios, no en opiniones personales (2 Timoteo 3:16).
10:1. Job, cegado por la amargura, fue incapaz de pensar en otras posibles razones para su sufrimiento. Nosotros no debemos amargarnos cuando estemos sufriendo, sobre todo porque poseemos un claro entendimiento de las cuestiones implicadas. Aunque expresar nuestros sentimientos permite que los demás puedan empatizar mejor con nosotros. Mejora nuestra comunicación y nos ayuda a estrechar lazos con los demás. Mejora nuestra autoestima. Proporciona una mayor conexión con uno mismo
14:7, 13-15; 19:25; 33:24. La esperanza de la resurrección puede sustentarnos al afrontar cualquier prueba que Satanás lance contra nosotros.
16:5; 19:2. Nuestras palabras tienen que animar y fortalecer a los demás en vez de irritarlos (Proverbios 18:21).
22:5-7. El consejo basado en acusaciones carentes de fundamento es inútil y dañino.
27:2; 30:20, 21. Para ser íntegro no hay que ser perfecto. Por ejemplo, Job cometió un error al culpar a Dios.
28:1-28. El hombre sabe dónde encontrar tesoros en la Tierra. En su búsqueda, el ingenio lo lleva a galerías subterráneas donde no llega la visión de ninguna ave de rapiña. Sin embargo, la sabiduría divina procede del temor a Jehová.
29:12-15. Debemos manifestar bondad amorosa de buena gana para con los necesitados.
31:1, 9-28. Job nos puso un buen ejemplo al evitar el flirteo, el adulterio, el trato injusto y despiadado a su semejante, el materialismo y la idolatría.
Tan pronto como Elihú termina de hablar, Jehová contesta desde una tempestad. Aunque no explica el motivo del sufrimiento de Job, el Todopoderoso hace que este se dé cuenta de Su impresionante poder y gran sabiduría mediante una serie de preguntas. Job admite que habló sin entendimiento y añade: “Por eso me retracto, y de veras me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:6). La prueba de Job termina, y se recompensa su integridad.
Respuestas a preguntas bíblicas:
31:6.
¿Por qué no deberíamos recurrir nunca a engaños y manipulaciones?.
Dios evalúa a la humanidad en su “balanza exacta”. Al igual que en el caso de Job, mide la lealtad de sus siervos de acuerdo con su norma perfecta de justicia. Si recurriéramos a engaños y manipulaciones, no podríamos considerarnos cristianos leales, pues Dios nos exige que renunciemos “a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse” y que no actuemos “con astucia” (2 Cor. 4:1, 2). Pero ¿qué pasaría si perjudicáramos a un hermano con nuestras palabras o acciones engañosas? Podría ser que él le pidiera ayuda a Jehová, como hizo el salmista, quien exclamó: “A Jehová clamé en la angustia mía, y él procedió a responderme. Oh Jehová, de veras libra mi alma de los labios falsos, de la lengua mañosa” (Sal. 120:1, 2). Nuestra conducta nos colocaría en una situación muy comprometida. No olvidemos que Dios examina el “corazón y [los] riñones”, o sea, lo más profundo de nuestro ser, para determinar si realmente le somos leales (Sal. 7:8, 9).
32:1.
¿Qué debemos recordar si creemos que una situación es injusta?.
Lo primero que debemos recordar es que no siempre contamos con toda la información. Eso fue lo que le ocurrió a Job. El no tenía ni idea de que Satanás lo había acusado falsamente ante Dios y los ángeles en dos reuniones celestiales (Job 1:7-12; 2:1-6). No entendía que el culpable de sus sufrimientos era el Diablo. De hecho, ni siquiera sabemos si conocía quién era en realidad esta malévola criatura, de hecho la primera vez que se menciona a Satanás con ese calificativo ees en 1 Crónicas 21:1 en una época de más de 400 años antes de de los días de Job. Por eso concluyó erróneamente que el causante de sus problemas era Dios. Como vemos, es muy fácil equivocarse cuando no se tienen todos los hechos.
32:1-3.
¿Cuándo llegó Elihú?.
Puesto que Elihú escuchó todos los discursos, debió de haber llegado antes de que Job comenzara a hablar y pusiera fin a los siete días de silencio de sus tres compañeros (Job 3:1, 2).
34:7.
¿En qué sentido era Job como un hombre “que bebe el escarnio como agua”?.
En su angustia, Job pensó que las burlas de sus tres visitantes iban dirigidas hacia él, aunque en realidad estaban hablando contra Jehová (Job 42:7). Por lo tanto, él dejaba que otros lo despreciaran como quien disfruta bebiendo agua.
35:15.
¿Tiene Jehová nuestras circunstancias en cuenta?.
Job sufrió a un grado extremo. Todos sus hijos murieron en una tormenta; se vio sumido en la pobreza; padeció una dolorosa enfermedad, y aguantó la presión de falsos amigos. En medio de todo esto, hizo algunos comentarios precipitados (Job 6:3). Pero Dios tomó en cuenta las circunstancias (Job 35:15). Sabía lo que había en el corazón de su siervo y le dio el consejo necesario. Dios actúa de igual manera con personas de la actualidad.
42:8.
¿Qué lección aprendemos del hecho de que Jehová mandara a Job que orara por los que habían pecado contra él?.
Antes de devolver la salud a Job, Jehová le mandó que orara por los que habían pecado contra él. Esto muestra que Jehová requiere que perdonemos a los que pecan contra nosotros antes de que se perdonen nuestros pecados (Mateo 6:12; Efesios 4:32).
32:8, 9. La edad no hace necesariamente que una persona sea sabia. Para eso se requiere entendimiento de la Palabra de Dios y la guía de su espíritu santo.
34:36. Nuestra integridad se demuestra al ser “probado[s] hasta el límite” de un modo u otro.
35:2. Elihú escuchó atentamente y, antes de hablar, determinó con exactitud cuál era el problema (Job 10:7; 16:7; 34:5). Cuando los ancianos cristianos van a dar un consejo, primero han de escuchar con atención, averiguar la verdad de lo sucedido y comprender claramente las cuestiones implicadas (Proverbios 18:13).
37:14; 38:1 - 39:30. Reflexionar sobre las maravillosas obras de Jehová —manifestaciones de su poder y sabiduría— nos da una lección de humildad y nos ayuda a reconocer que la vindicación de su soberanía es mucho más importante que cualquier asunto personal (Mateo 6:9, 10).
40:1-4. Cuando nos sintamos tentados a quejarnos del Todopoderoso, deberíamos ‘ponernos la mano sobre la boca’.
40:15 - 41:34. ¡Cuánto poder tienen Behemot (el hipopótamo) y Leviatán (el cocodrilo)! Para perseverar en el servicio a Dios, nosotros también necesitamos la fortaleza que proviene del Hacedor de estos poderosos animales (Filipenses 4:13).
42:1-6. Escuchar a Jehová y recordar las manifestaciones de Su poder le permitió a Job ‘contemplar a Dios’, es decir, percibir la verdad acerca de Él (Job 19:26). Esto le hizo cambiar su forma de pensar. Si alguna vez recibimos corrección basada en las Escrituras, estemos dispuestos a reconocer nuestro error y a hacer los cambios necesarios. Si no queremos caer en el error de juzgar a Jehová según las normas humanas, debemos reconocer que nuestra visión de las cosas es limitada y a veces incluso errónea. Job se centró tanto en su dolor que no se dio cuenta de que había en juego cuestiones de mayor importancia. Sin embargo, Jehová le ayudó con amor a ver los asuntos con más claridad. Al plantearle más de setenta preguntas que Job no supo contestar, le hizo ver lo limitada que era su capacidad de comprensión. El patriarca fue humilde y rectificó su forma de pensar.
Al igual que Job, todos los que amamos a Jehová seremos probados. El relato de Job nos confirma que podemos aguantar. Nos recuerda que los problemas no son eternos. “Ustedes han oído del aguante de Job y han visto el resultado que Jehová dio”, dice Santiago 5:11. Jehová lo recompensó por su fidelidad (Job 42:10-17). Recordemos la grandiosa esperanza que nos aguarda: vida eterna en una Tierra paradisíaca; y resolvámonos, al igual que Job, a mantenernos íntegros (Hebreos 11:6).
El libro de Job y “Usted, siervo de Jehová”
¿Te han atacado tus vecinos sin motivo y te hacen la vida difícil? ¿Te quedaste sin trabajo o perdiste tu medio de vida por un suceso imprevisto? ¿Eres victima de una catástrofe o un accidente en el que perdiste a alguien querido? ¿Te plaga una enfermedad que te hace sentir inútil y indeseable? ¿Eres victima del chisme y quejas infundadas de otros? ¿Te desprecian por ser extranjero o no ser una persona exitosa a los ojos del mundo? ¿Te han imputado malos motivos y egoísmo en tu servicio a Jehová? ¿Se te imputa orgullo solo porque mantienes cierto grado de dignidad y gozo como siervo de Jehová? ¿Te acabaron de derribar los comentarios de tus “amigos” y/o parientes cuando más necesitabas su apoyo? Todo esto no es nuevo, el siervo fiel Job pasó por todo eso, como ves Satanás sigue siendo el mismo y aunque cambia los medios sigue usando los mismos métodos, recuerda que es él, el que está detrás de todos los males y no tu semejante, tu hermano ni Jehová.
Si sabes discernir este hecho, no perderás el gozo ni el norte de tu vida como siervo de Jehová, ni culparas a Jehová ni a los hermanos por lo que estás pasando y recuerda lo que cuenta es cómo te ve Jehová, el sabe que como muchachitos torpes e imperfectos que somos cometeremos una falta tras otra, pero no te sueltes de su mano ni lo abandones, Él cuenta con nuestra imperfección y la intervención del Diablo y solo te dice: ★“¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad!” - (Job 1:1—2:10; Da 6:1-28) |
¡UNO de los libros más antiguos de las Escrituras inspiradas! Un libro que se tiene en la más alta estima y del cual se cita a menudo, pero uno que la humanidad no entiende bien. ¿Por qué se escribió este libro, y qué valor tiene para nosotros hoy? La respuesta la indica el significado del nombre de Job: “Objeto de Hostilidad”. Sí, este libro considera dos preguntas importantes: ¿Por qué sufren los inocentes? ¿Por qué permite Dios la iniquidad en la Tierra? Para contestar estas preguntas podemos considerar el registro del sufrimiento de Job y de su gran aguante. Todo se ha puesto por escrito, tal como lo pidió Job. (Job 19:23, 24.)
2 Job ha llegado a ser sinónimo de paciencia y aguante. Pero ¿existió esta persona llamada Job? A pesar de todos los esfuerzos del Diablo por quitar de las páginas de la historia este ejemplo genuino de integridad, la respuesta es clara. ¡Job fue una persona de la vida real! Jehová lo menciona junto con Sus testigos Noé y Daniel, cuya existencia aceptaba Jesucristo. (Eze. 14:14, 20; compárese con Mateo 24:15, 37.) La antigua nación hebrea consideraba a Job una persona real. El escritor cristiano Santiago señala al ejemplo de aguante de Job. (Sant. 5:11.) Solamente un ejemplo de la vida real, no uno ficticio, tendría peso y convencería a los adoradores de Dios de que pueden ser íntegros en cualquier circunstancia. Además, la intensidad y emoción de los discursos registrados en Job son testimonio de la realidad de aquella situación.
3 Otro hecho que también prueba que el libro de Job es auténtico e inspirado es que los hebreos de la antigüedad siempre lo incluyeron en su canon de la Biblia, algo sobresaliente cuando se considera que Job mismo no era israelita. Además de que Ezequiel y Santiago hacen referencia a Job, el apóstol Pablo cita del libro que conocemos por ese nombre. (Job 5:13; 1 Cor. 3:19.) Hay fuerte prueba de la inspiración del libro por su armonía sorprendente con los hechos que han probado las ciencias. ¿Cómo podría saberse que Jehová ‘cuelga la tierra sobre nada’, cuando la gente de la antigüedad tenía las más fantásticas ideas sobre lo que sostenía en su lugar a la Tierra? (Job 26:7.) En la antigüedad algunos opinaban que la Tierra estaba sostenida por elefantes plantados sobre una gran tortuga de mar. ¿Por qué no refleja el libro de Job tal tontedad? Es obvio que esto se debe a que Jehová el Creador suministró la verdad por inspiración. Las muchas otras descripciones de la Tierra y sus maravillas y de los animales salvajes y las aves en su ambiente natural son tan exactas que solo Jehová Dios podría ser el Autor e Inspirador del libro de Job.
4 Job vivía en Uz, que, según algunos geógrafos, era una región en el norte de Arabia, cerca de la tierra que ocupaban los edomitas y al este de la tierra que se había prometido a la prole de Abrahán. Los sabeos estaban al sur, y los caldeos al este (1:1, 3, 15, 17). La prueba que experimentó Job fue algo que sucedió mucho después de los días de Abrahán. Fue cuando no había “ninguno como [Job] en la tierra, un hombre sin culpa y recto” (1:8). Parece que este es el período entre la muerte de José (1657 a.E.C.), hombre de fe sobresaliente, y el tiempo en que Moisés emprendió su derrotero de integridad. Job sobresalió en la adoración pura en este período en que Israel estaba contaminado con la adoración demoníaca de Egipto. Además, las prácticas mencionadas en el primer capítulo de Job, y el que Dios aceptara a Job como adorador verdadero, señalan al tiempo de los patriarcas más bien que al período posterior de 1513 a.E.C. en adelante, cuando Dios trató exclusivamente con Israel bajo la Ley. (Amós 3:2; Efe. 2:12.) Por eso, si se tiene en cuenta la larga vida de Job, parece que el libro abarca un período entre 1657 a.E.C. y 1473 a.E.C., el año en que murió Moisés; este completó el libro algún tiempo después de la muerte de Job y mientras los israelitas estaban en el desierto. (Job 1:8; 42:16, 17.)
5 ¿Por qué decimos que el escritor fue Moisés? Esto se basa en la tradición más antigua entre los eruditos, tanto judíos como cristianos primitivos. El auténtico estilo vigoroso de la poesía hebrea que se usa en el libro de Job evidencia que fue una composición original en hebreo, el idioma de Moisés. No pudo haber sido una traducción hecha de otro idioma, como el árabe. También, las porciones en prosa se asemejan más al Pentateuco que a los demás escritos de la Biblia. El escritor tiene que haber sido israelita, como lo fue Moisés, porque a los judíos “fueron encomendadas las sagradas declaraciones formales de Dios”. (Rom. 3:1, 2.) Moisés, después de haber alcanzado los 40 años tuvo que huir de la cólera del faraón de Egipto e irse a vivir a Madián (Hch 7:23), no lejos de Uz, donde pudo haber obtenido la información detallada que escribió en Job. Más tarde, cuando pasó cerca de la tierra de Job durante la travesía de 40 años que Israel hizo por el desierto, Moisés pudo haberse enterado de los detalles que comprenden la conclusión del libro y entonces haberlos escrito después de la muerte del patriarca.
6 Según The New Encyclopædia Britannica, a menudo se incluye al libro de Job “entre las obras maestras de la literatura mundial”. Sin embargo, este libro es mucho más que una obra maestra literaria. Job sobresale entre los libros de la Biblia por su ensalzamiento del poder, la justicia, la sabiduría y el amor de Jehová. Revela con mucha claridad la cuestión principal que se ha planteado ante el universo. Aclara mucho de lo que se dice en otros libros de la Biblia, especialmente en Génesis, Éxodo, Eclesiastés, Lucas, Romanos y Revelación. (Compárese Job 1:6-12; 2:1-7 con Génesis 3:15; Éxodo 9:16; Lucas 22:31, 32; Romanos 9:16-19 y Apocalipsis 12:9; también Job 1:21; 24:15; 21:23-26; 28:28 con Eclesiastés 5:15; 8:11; 9:2, 3; 12:13 respectivamente.) Contesta muchas de las preguntas de la vida. Ciertamente es parte integrante de la Palabra inspirada de Dios, a la cual contribuye mucho en cuanto a entendimiento provechoso.
7 Prólogo al libro de Job - (1:1-5) Este nos presenta a Job, un hombre “sin culpa y recto, y temeroso de Dios y apartado del mal”. Job es feliz, y tiene siete hijos y tres hijas. Es un terrateniente próspero en sentido material que posee numerosos rebaños y manadas. Tiene muchos siervos y es “el más grande de todos los orientales” (1:1, 3). Sin embargo, no es materialista, pues no cifra su confianza en sus posesiones materiales. También es rico espiritualmente, rico en buenas obras, y siempre está dispuesto a ayudar al que esté sufriendo o en aprietos, o a dar una prenda de vestir al que la necesite (29:12-16; 31:19, 20). Todos lo respetan. Job adora al Dios verdadero, Jehová. Rehúsa inclinarse al Sol, la Luna y las estrellas como lo hacían las naciones paganas, y en vez de eso es fiel a Jehová e íntegro a su Dios, y está en estrecha relación con Él (29:7, 21-25; 31:26, 27; 29:4). Job sirve de sacerdote para su familia; ofrece holocaustos regularmente, por si acaso ellos han pecado.
8 Satanás desafía a Dios - (1:6–2:13) Maravillosamente se descorre la cortina de lo invisible para que podamos ver lo que sucede en los cielos. Se ve a Jehová presidiendo una asamblea de los hijos de Dios. Satanás también se presenta entre ellos. Jehová llama la atención de los presentes a su fiel siervo Job, pero Satanás cuestiona la integridad de Job y presenta la acusación de que Job sirve a Dios por los beneficios materiales que recibe. Si Dios le permite a Satanás quitarle aquellos beneficios, Job se apartará de su integridad. Jehová acepta el desafío, aunque impone a Satanás la restricción de no tocar a Job mismo.
9 Al confiado Job empiezan a sobrevenirle muchas calamidades. Incursiones de sabeos y caldeos le quitan sus grandes riquezas. Una tormenta da muerte a sus hijos y sus hijas. Esta prueba severa no logra que Job maldiga a Dios ni se aparte de él. Más bien, él dice: “Continúe siendo bendito el nombre de Jehová” (1:21). Satanás, derrotado y probado mentiroso en cuanto a la acusación que había lanzado, se presenta de nuevo ante Jehová y hace este cargo: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma” (2:4). Satanás alega que si a él se le permitiera tocar el cuerpo de Job, podría hacer que Job maldijera a Dios en su cara. Con permiso para hacer todo menos quitarle la vida a Job, Satanás hiere a Job de una enfermedad terrible. La carne de Job queda “vestida de cresas y bultos de polvo”, y su cuerpo y su aliento se les hacen hediondos a su esposa y sus parientes (7:5; 19:13-20). Una indicación de que Job no ha violado su integridad es que su esposa le dice: “¿Todavía estás reteniendo firmemente tu integridad? ¡Maldice a Dios, y muere!”. Job la reprende y no ‘peca con sus labios’ (2:9, 10).
10 Satanás levanta ahora a tres compañeros que vienen a ‘consolar’ a Job. Son Elifaz, Bildad y Zofar. De lejos no reconocen a Job, pero luego proceden a alzar la voz y llorar y a aventar polvo sobre sus cabezas. Después se sientan en la tierra ante él sin decir ni una palabra. Tras siete días y noches de este ‘consuelo’ silencioso, Job finalmente rompe el silencio; abre un debate extenso con sus supuestos condolientes (2:11).
11 El debate: primer encuentro - (3:1–14:22) Desde este punto en adelante, el drama se desarrolla en sublime poesía hebrea. Job invoca el mal sobre el día de su nacimiento y se pregunta por qué le ha permitido Dios seguir viviendo.
12 En respuesta, Elifaz acusa a Job de no ser íntegro. Los rectos nunca han perecido, declara. Recuerda una visión nocturna en la que una voz le dijo que Dios no tiene fe en sus siervos, especialmente en los que son de simple barro, el polvo de la tierra. Indica que el sufrimiento de Job es disciplina procedente del Dios Todopoderoso.
13 Job responde vigorosamente a Elifaz. Su clamor es como el de cualquier criatura que estuviera experimentando persecución y angustia. La muerte sería un alivio. Regaña a sus compañeros por conspirar contra él, y dice como objeción: “Instrúyanme, y yo, por mi parte, callaré; y háganme entender la equivocación que he cometido” (6:24). Job contiende por su propia justicia ante Dios, “el Observador de la humanidad” (7:20).
14 Ahora Bildad presenta su argumento y da a entender que los hijos de Job han pecado y que Job mismo no es recto; de lo contrario, Dios le prestaría atención. Da a Job la instrucción de mirar como guía a las generaciones anteriores y a las cosas que investigaron los antepasados de ellos.
15 Job responde, y sostiene que Dios no es injusto. Tampoco tiene Dios que dar explicaciones al hombre, porque Él está “haciendo inescrutables cosas grandes, y cosas maravillosas sin número” (9:10). Job no puede vencer a Jehová como adversario judicial. Lo único que puede hacer es suplicar el favor de Dios. No obstante, ¿hay provecho alguno en procurar hacer lo correcto? “A uno sin culpa, también a un inicuo, él los acaba” (9:22). No hay juicio justo en la Tierra. Job teme que va a perder su causa judicial aun ante Dios. Necesita un mediador. Pregunta por qué se le juzga, e implora a Dios que recuerde que él está hecho “del barro” (10:9). Aprecia las bondades que Dios le ha mostrado en el pasado, pero dice que Dios solo se sentirá mucho más irritado si él arguye, aunque tenga la razón. ¡Si tan solo pudiera expirar!
16 Zofar entra ahora en el debate. Esta es la sustancia de lo que dice: ¿Somos niños, para escuchar habla vacía? Tú dices que realmente eres limpio, pero si Dios tan solo hablara, revelaría tu culpa. Le pregunta a Job: “¿Puedes sondear las cosas profundas de Dios?” (11:7). Aconseja a Job que abandone las prácticas perjudiciales, porque las bendiciones vendrán a los que hacen eso, mientras que “los ojos mismos de los inicuos fallarán” (11:20).
17 Job exclama con marcado sarcasmo: “¡De hecho ustedes son el pueblo, y con ustedes morirá la sabiduría!” (12:2). Quizás él sea un hazmerreír, pero no es inferior. Si sus compañeros miraran a las creaciones de Dios, hasta estas les enseñarían algo. La fuerza y la sabiduría práctica son de Dios, quien controla todas las cosas, aun “haciendo que las naciones se hagan grandes, para destruirlas” (12:23). Job se deleita en argüir su causa ante Dios, pero en cuanto a sus tres “consoladores”... “ustedes son embarradores de falsedad; todos ustedes son médicos de ningún valor” (13:4). ¡Manifestarían sabiduría si se quedaran callados! Job confía en lo justa que es su causa y pide a Dios que le oiga. Cambia a la idea de que “el hombre, nacido de mujer, es de vida corta y está harto de agitación” (14:1). El hombre pasa pronto, como una flor o una sombra. Del inmundo no se puede producir a nadie limpio. Al orar a Dios que lo mantenga secreto en el Seol hasta que Su cólera se vuelva atrás, Job pregunta: “Si un hombre físicamente capacitado muere, ¿puede volver a vivir?”. Como respuesta, expresa esta esperanza firme: “Esperaré, hasta que llegue mi relevo” (14:13, 14).
18 El debate: segundo encuentro - (15:1–21:34) Al empezar el segundo debate, Elifaz se burla del conocimiento de Job y dice que Job ha ‘llenado su vientre del viento del este’ (15:2). De nuevo menosprecia la afirmación de Job de que es íntegro, pues sostiene que ni el hombre mortal ni los santos en los cielos pueden tener fe a los ojos de Jehová. Acusa indirectamente a Job de tratar de mostrarse superior a Dios y de practicar apostasía, soborno y engaño.
19 Job replica que sus compañeros son ‘consoladores molestos con palabras llenas de viento’ (16:2, 3). Si ellos estuvieran en la situación en que él se halla, Job no los insultaría. Su gran deseo es que se le justifique, y acude a Jehová, quien sabe lo que él ha hecho y decidirá su causa. Job no encuentra sabiduría en sus compañeros. Ellos eliminan toda esperanza. Su ‘consuelo’ es como decir que la noche es día. La única esperanza es ‘descender al Seol’ (17:15, 16).
20 La discusión se acalora. Bildad ahora se encona, porque piensa que Job ha comparado a sus amigos con bestias sin entendimiento. Le pregunta a Job: ‘¿Acaso será abandonada la tierra por tu causa?’ (18:4). Advierte que Job caerá en un lazo terrible, para que otros escarmienten. Job no tendrá descendencia que le sobreviva.
21 Job contesta: “¿Hasta cuándo seguirán ustedes irritando mi alma y seguirán aplastándome con palabras?” (19:2). Ha perdido a su familia y amigos, su esposa y su casa le han vuelto la espalda, y él mismo ha escapado sólo ‘con la piel de sus dientes’ (19:20). Confía en que aparecerá un redentor que zanjará la cuestión a su favor, de modo que por fin Job ‘contemplará a Dios’ (19:25, 26).
22 Zofar, al igual que Bildad, se siente herido por tener que escuchar la “insultante exhortación” de Job (20:3). Repite que los pecados de Job lo han alcanzado. Los inicuos siempre reciben castigo de Dios, y no tienen descanso, dice Zofar, aun mientras disfrutan de prosperidad.
23 Job responde con un argumento aplastante: Si Dios siempre castiga así a los inicuos, ¿a qué se debe que los inicuos siguen con vida, envejecen, se hacen superiores en riquezas? Pasan sus días divirtiéndose. ¿Cuán a menudo les sobreviene el desastre? Él muestra que el rico y el pobre mueren de la misma manera. De hecho, a menudo el inicuo muere “libre de cuidado y con desahogo”, mientras que el justo quizás muera “con un alma amarga” (21:23, 25).
24 El debate: tercer encuentro - (22:1–25:6) Elifaz vuelve al ataque fieramente y se mofa de que Job alegue que no tiene culpa ante el Todopoderoso. Calumnia falsamente a Job al afirmar que él es malo, ha explotado a los pobres, ha retenido de los hambrientos el pan, y ha maltratado a viudas y huérfanos de padre. Elifaz dice que la vida privada de Job no es tan pura como él alega, y que esto explica la mala situación de Job. Pero “si te vuelves al Todopoderoso”, salmodia Elifaz, “él te oirá” (22:23, 27).
25 En respuesta Job refuta la acusación infame de Elifaz diciendo que desea una audiencia ante Dios, quien conoce su derrotero de justicia. Hay quienes oprimen al huérfano de padre, a la viuda y al pobre, y asesinan, roban y cometen adulterio. Quizás parezca que prosperan por un poco de tiempo, pero recibirán su merecido. Quedarán reducidos a nada. “Así pues, realmente, ¿quién me desmentirá[?]”, desafía Job (24:25).
26 Bildad replica brevemente a lo que ha oído e insiste en su argumento de que ningún hombre puede estar limpio ante Dios. Zofar no participa en este tercer encuentro. No tiene nada que decir.
27 Argumento final de Job - (26:1–31:40) En una disertación final, Job hace callar por completo a sus compañeros (32:12, 15, 16). Dice con mucho sarcasmo: “¡Oh, de cuánta ayuda has sido a uno falto de poder! [...] ¡Cuánto has aconsejado a uno que carece de sabiduría!” (26:2, 3). No obstante, nada, ni siquiera el Seol, puede ocultar de la vista de Dios lo que sucede. Job describe la sabiduría de Dios manifiesta en el espacio exterior, la Tierra, las nubes, el mar y el viento... todo lo cual el hombre ha observado. Estos son tan solo los bordes de los caminos del Todopoderoso. Son apenas un susurro de la grandeza del Todopoderoso.
28 Convencido de su inocencia, Job declara: “¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad!” (27:5). No, Job no ha hecho nada para merecer lo que le ha sobrevenido. Contrario a las acusaciones que ellos hacen, Dios recompensará la integridad encargándose de que las cosas que almacenen los inicuos durante su prosperidad sean heredadas por los justos.
29 El hombre sabe de dónde vienen los tesoros de la tierra (plata, oro, cobre), “pero la sabiduría misma... ¿de dónde viene[?]” (28:20). La ha buscado entre los vivientes; ha mirado en el mar; no se puede comprar con oro ni plata. Dios es quien entiende la sabiduría. Su vista alcanza hasta los cabos de la Tierra y los cielos, y él reparte el viento y las aguas, y controla la lluvia y los nubarrones de tempestad. Job concluye: “¡Mira! El temor de Jehová... eso es sabiduría, y apartarse del mal es entendimiento” (28:28).
30 El afligido Job presenta entonces la historia de su vida. Desea que se le devuelva a su estado anterior de intimidad con Dios, cuando lo respetaban hasta los caudillos del pueblo. Libraba a los afligidos y era ojos para los ciegos. Su consejo era bueno, y la gente esperaba sus palabras. Pero ahora, en vez de tener una posición honorable, es objeto de la risa de hasta los más jóvenes en días, cuyos padres ni siquiera merecían estar con los perros del rebaño de Job. Escupen contra él y se le oponen. Ahora, durante su mayor aflicción, no le dan descanso.
31 Job se describe a sí mismo como un hombre dedicado a Dios, y pide que Jehová lo juzgue. “Él me pesará en balanza exacta, y Dios llegará a conocer mi integridad” (31:6). Job defiende sus acciones del pasado. No ha sido adúltero ni ha maquinado contra otros. No ha descuidado el ayudar al necesitado. No ha confiado en la riqueza material, aunque era rico. No ha adorado al Sol, la Luna ni las estrellas, porque “eso también sería un error para la atención de los jueces, porque habría negado al Dios verdadero que está arriba” (31:28). Job invita a su adversario judicial a presentar acusaciones contra el verdadero registro de su vida.
32 Elihú habla - (32:1–37:24) Mientras tanto, Elihú, descendiente de Buz, hijo de Nacor, y por eso pariente lejano de Abrahán, ha estado escuchando el debate. Ha esperado porque cree que los de mayor edad deben tener mayor conocimiento. Sin embargo, no es la edad, sino el espíritu de Dios lo que da entendimiento. La cólera de Elihú se enciende porque Job ‘declara justa su propia alma más bien que a Dios’, pero se enardece más aún contra los tres compañeros de Job por su lamentable falta de sabiduría al pronunciar inicuo a Dios. Elihú ha “llegado a estar lleno de palabras”, y el espíritu de Dios lo compele a darles salida, pero sin ser parcial ni ‘otorgar títulos al hombre terrestre’. (Job 32:2, 3, 18-22; Gén. 22:20, 21.)
33 Elihú habla con sinceridad y reconoce que Dios es su Creador. Señala que a Job le ha preocupado más su propia vindicación que la de Dios. No era necesario que Dios respondiera a todas las palabras de Job, como si tuviera que justificar Sus acciones; sin embargo, Job había contendido contra Dios. No obstante, al acercarse a la muerte el alma de Job, Dios lo favorece con un mensajero y dice: “¡Líbralo de bajar al hoyo! ¡He hallado un rescate! Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil”. (Job 33:24, 25.) ¡El justo será restaurado!
34 Elihú pide a los sabios que escuchen. Censura a Job por decir que no es provechoso ser íntegro: “¡Lejos sea del Dios verdadero el obrar inicuamente, y del Todopoderoso el obrar injustamente! Porque según la manera como el hombre terrestre obre él le recompensará” (34:10, 11). Él puede quitar el aliento de vida, y toda carne expira. Dios juzga sin parcialidad. Job ha hecho demasiado hincapié en su propia justicia. Ha sido impetuoso, aunque no deliberadamente, sino “sin conocimiento”; y Dios ha tenido gran paciencia con él (34:35). Hay que decir más en vindicación de Dios. Él no apartará sus ojos de los justos, pero los censurará. “No conservará vivo a ningún inicuo, pero dará el juicio de los afligidos” (36:6). Dado que Dios es el Instructor supremo, Job debe engrandecer Su actividad.
35 Rodeado del impresionante ambiente de una tempestad en formación, Elihú habla de las grandes obras de Dios y de su dominio de las fuerzas naturales. Dice a Job: “Deténte y muéstrate atento a las maravillosas obras de Dios” (37:14). Considera el dorado resplandor y la dignidad inspiradora de temor de Dios, que están más allá de lo que puede sondear el hombre. Dios “es sublime en poder, y el derecho y la abundancia de justicia él no menosprecia”. Sí, Jehová considerará a los que le temen, no a los que son “sabios en su propio corazón” (37:23, 24).
36 Jehová responde a Job - (38:1–42:6) Job le había pedido a Dios que le hablara. Ahora Jehová responde majestuosamente desde la tempestad de viento. Hace a Job una serie de preguntas que son en sí una lección práctica sobre la insignificancia del hombre y la grandeza de Dios. “¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra? [...] [¿]Quién colocó su piedra angular, cuando las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una, y todos los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso?” (38:4, 6, 7). ¡Aquello había sucedido mucho antes del tiempo de Job! Job se ve ante preguntas —una tras otra— que no puede contestar, cuando Jehová señala al mar de la Tierra, a las nubes con que lo viste, al alba, a las puertas de la muerte, a la luz y la oscuridad. “¿Has llegado a saber, porque en aquel tiempo nacías, y porque en cuanto a número tus días son muchos?” (38:21). Y ¿qué hay de los almacenes de la nieve y del granizo, la tempestad y la lluvia y las gotas del rocío, el hielo y la escarcha, las enormes constelaciones celestes, los relámpagos y las capas de las nubes, y las bestias y los pájaros?
37 Job admite humildemente: “¡Mira! He llegado a ser de poca importancia. ¿Qué te responderé? Mi mano he puesto sobre mi boca” (40:4). Jehová manda a Job que se encare a la cuestión. Plantea otra serie de preguntas desafiadoras que ensalzan Su dignidad, superioridad y fortaleza, como se manifiestan en sus creaciones naturales. ¡Aun Behemot y Leviatán son mucho más poderosos que Job! Job, completamente humillado, reconoce que su punto de vista ha sido incorrecto y admite que ha hablado sin conocimiento. Ahora que ha visto a Dios —no de oídas, sino con entendimiento—, se retracta y se arrepiente “en polvo y ceniza” (42:6).
38 El juicio y la bendición de Jehová - (42:7-17) Jehová entonces acusa a Elifaz y sus dos compañeros de no hablar lo verídico acerca de Él. Ellos tienen que proveer sacrificios y pedir a Job que ore por ellos. Después de eso Jehová vuelve atrás la condición de cautiverio de Job y lo bendice en cantidad doble. Los hermanos y hermanas y amigos anteriores de Job vuelven a él con regalos, y Job es bendecido con el doble de las ovejas, los camellos, las reses vacunas y las asnas que tenía antes. Job tiene de nuevo diez hijos, y sus tres hijas son las mujeres más bellas de todo el país. Milagrosamente se añaden a su vida 140 años, de modo que Job llega a ver cuatro generaciones de sus descendientes. Muere “viejo y satisfecho de días” (42:17).
39 El libro de Job exalta a Jehová y testifica de su sabiduría y poder insondables (12:12, 13; 37:23). Tan solo en este libro se llama a Dios el Todopoderoso 31 veces... muchas más que en todas las demás Escrituras. El relato ensalza su eternidad y posición exaltada (10:5; 36:4, 22, 26; 40:2; 42:2), al igual que su justicia, bondad amorosa y misericordia (36:5-7; 10:12; 42:12). Recalca la vindicación de Jehová por encima de la salvación del hombre (33:12; 34:10, 12; 35:2; 36:24; 40:8). Se muestra que Jehová, el Dios de Israel, es también el Dios de Job.
40 El registro que se halla en Job engrandece y explica la obra creativa de Dios (38:4–39:30; 40:15, 19; 41:1; 35:10). Está de acuerdo con la declaración de Génesis de que el hombre está hecho del polvo y que vuelve a él. (Job 10:8, 9; Gén. 2:7; 3:19.) Utiliza los términos “redentor”, “rescate” y “volver a vivir”, anunciando así de antemano enseñanzas destacadas de las Escrituras Griegas Cristianas. (Job 19:25; 33:24; 14:13, 14.) Los profetas y varios escritores cristianos se han servido de muchas expresiones del libro de Job o han usado otras paralelas. Por ejemplo, compárense Job 7:17—Salmo 8:4; Job 9:24—1 Juan 5:19; Job 10:8—Salmo 119:73; Job 12:25—Deuteronomio 28:29; Job 24:23—Proverbios 15:3; Job 26:8—Proverbios 30:4; Job 28:12, 13, 15-19—Proverbios 3:13-15; Job 39:30—Mateo 24:28.
41 En muchos pasajes se presentan las justas normas de Jehová para la vida. El libro condena firmemente el materialismo (Job 31:24, 25), la idolatría (31:26-28), el adulterio (31:9-12), el regocijarse por el mal ajeno (31:29), la injusticia y la parcialidad (31:13; 32:21), el egoísmo (31:16-21) y el faltar a la honradez y mentir (31:5), a la vez que muestra que la persona que practica estas cosas no puede recibir el favor de Dios ni vida eterna. Elihú es un ejemplo excelente de la persona que despliega respeto profundo, modestia, denuedo y valor y que sabe ensalzar a Dios (32:2, 6, 7, 9, 10, 18-20; 33:6, 33). El que Job ejerciera su jefatura, tomara en cuenta a su familia y fuera hospitalario suministra también una lección excelente (1:5; 2:9, 10; 31:32). Sin embargo, recordamos más a Job porque fue íntegro y aguantó con paciencia, y así dio un ejemplo que ha sido un baluarte edificador de la fe para los siervos de Dios a través de las edades, y especialmente en estos tiempos en que la fe está bajo ataque. “Ustedes han oído del aguante de Job y han visto el resultado que Jehová dio, que Jehová es muy tierno en cariño, y misericordioso.” (Sant. 5:11).
42 Job no estuvo entre la descendencia de Abrahán a la cual se dieron las promesas del Reino, pero lo que se escribió sobre su integridad nos hace entender mucho mejor los propósitos de Jehová respecto al Reino. El libro es parte esencial del registro divino, pues revela la cuestión (o punto en disputa) fundamental entre Dios y Satanás, que implica la integridad del hombre a Jehová como su Soberano. Muestra que los ángeles, quienes fueron creados antes de la Tierra y el hombre, son también espectadores y están muy interesados en esta Tierra y en el desenlace de la controversia (Job 1:6-12; 2:1-5; 38:6, 7.) Indica que la controversia existía antes del tiempo de Job y que Satanás es una persona real de la región de los espíritus. Si el libro de Job fue escrito por Moisés, esta es la primera vez que aparece la expresión has·Sa·tán en el texto hebreo de la Biblia, algo que contribuye a identificar a “la serpiente original”. (Job 1:6, nota; Apo 12:9.) El libro también prueba que Dios no causa el sufrimiento, las enfermedades ni la muerte de la humanidad, y explica por qué se persigue a los justos, mientras se permite que los inicuos y la iniquidad continúen. Muestra que Jehová está interesado en hacer que al fin la cuestión se resuelva.
43 Ahora es cuando todos los que quieren vivir bajo la gobernación del Reino de Dios tienen que responder a Satanás, “el acusador”, mediante su derrotero de integridad. (Apo 12:10, 11.) Aun en medio de ‘pruebas que causan perplejidad’, los íntegros tienen que seguir orando por la santificación del nombre de Dios y por la venida de su Reino para que se acabe con Satanás y con toda su descendencia escarnecedora. Ese será “el día de pelea y guerra” de Dios, que será seguido por el alivio y las bendiciones de las cuales Job esperaba participar. (1 Ped. 4:12; Mat. 6:9, 10; Job 38:23; 14:13-15.)
Según eruditos judíos y hebraístas cristianos primitivos, Moisés fue el escritor de este libro. Su poesía, lenguaje y estilo indican que originalmente se escribió en hebreo, y sus porciones en prosa guardan muchas similitudes con el Pentateuco, lo que parece indicar que Moisés fue el escritor. Él pudo haber conocido los hechos concernientes a la prueba de Job durante su estancia de cuarenta años en Madián, y cuando en 1473 a.E.C. Israel llegó cerca de Uz, en camino a la Tierra Prometida, tal vez se enteró de cómo acabó la vida de este patriarca.
Orden del libro. El libro de Job es singular debido a que en gran parte recoge un debate entre un siervo verdadero de Jehová Dios y tres compañeros que alegaban servir a Dios, pero que expresaron doctrinas erróneas al intentar corregir a Job. Se equivocaron al pensar que Dios castigaba a Job debido a algún pecado grave que mantenía en secreto. Al argumentar sobre esta base, se convirtieron en virtuales perseguidores de Job. (Job 19:1-5, 22.) El debate consiste en tres series de discursos, en las que participan los cuatro oradores, a excepción de la última, en la que no habla Zofar, acallado por la argumentación de Job. Después, todos son corregidos por Elihú, el vocero de Jehová, y finalmente por Dios mismo.
Por lo tanto, cuando se lee o cita de este libro, hay que tener en cuenta que los argumentos presentados por Elifaz, Bildad y Zofar son erróneos. A veces estos tres compañeros de Job dicen verdades, pero en un contexto y con una aplicación incorrectos. Esta es la táctica que Satanás empleó con Jesucristo cuando “lo llevó consigo a la ciudad santa, y lo apostó sobre el almenaje del templo y le dijo: ‘Si eres hijo de Dios, arrójate abajo; porque está escrito: “A sus ángeles dará encargo acerca de ti, y te llevarán en sus manos, para que nunca des con tu pie contra una piedra”’. Jesús le dijo: ‘Otra vez está escrito: “No debes poner a prueba a Jehová tu Dios”’”. (Mt 4:5-7.)
Los compañeros de Job sostenían que Dios castiga a los inicuos, una afirmación correcta (2Pe 2:9), pero concluyeron que todo lo que le ocurre al que sufre es como consecuencia de sus pecados, y que es así como Dios lo castiga. Al afirmar que el sufrimiento es prueba de que la persona ha pecado deliberadamente, hablaron con falsedad de Dios. (Job 42:7.) Lo calumniaron y dudaron de Su misericordia. Alegaron que Dios no se deleita en el hombre que mantiene integridad y que no tiene ninguna confianza en sus siervos, ni siquiera en los ángeles. Esta afirmación contradice muchas declaraciones bíblicas que revelan el amor de Jehová a sus siervos inteligentes. Un ejemplo de la confianza de Dios en sus adoradores fieles se ve en la conversación que mantuvo con Satanás, en la que se refirió a Job y manifestó su total confianza en su lealtad al permitir que el Diablo lo pusiese a prueba. Sin embargo, hay que tener en cuenta que protegió la vida de Job. (Job 2:6.) Con relación a cómo trató Jehová a Job, el escritor cristiano Santiago dice: “Jehová es muy tierno en cariño, y misericordioso”. (Snt 5:11.)
Importancia. El libro de Job es esencial —al igual que Génesis 3:1-6 y otros pasajes de las Escrituras— para desvelar la gran cuestión de la justicia de Dios al ejercer su soberanía y cómo entra en juego en ella la integridad de los siervos terrestres de Dios. Aunque esta cuestión se escapaba al entendimiento de Job, no permitió que sus tres compañeros le hicieran dudar de su propia integridad. (Job 27:5.) Puesto que no era un pecador impenitente, no entendía por qué le venía la calamidad. Por lo tanto, se desequilibró en la cuestión de su propia justificación, quizás influido por las constantes acusaciones de sus tres compañeros. También estaba equivocado al insistir en recibir una respuesta de Dios en cuanto a la razón de su sufrimiento, cuando tenía que haberse dado cuenta de que nadie tiene el derecho de decirle a Jehová: “¿Por qué me hiciste de esta manera?”. (Ro 9:20.) Sin embargo, Jehová misericordiosamente respondió a Job por medio de su siervo Elihú y al hablarle desde una tormenta de viento. Por consiguiente, el libro subraya con firmeza que es un error intentar justificarse ante Dios. (Job 40:8.)
Autenticidad y valor. Tanto Ezequiel como Santiago mencionan a Job. (Eze 14:14, 20; Snt 5:11.) El hecho de que los judíos concediesen al libro de Job la misma autoridad que a otros libros inspirados de las Escrituras Hebreas, a pesar de que Job no era israelita, es un argumento de peso en favor de su canonicidad.
Quizás la mejor prueba de la autenticidad del libro radique en su armonía con el resto de la Biblia. En él también se recogen muchos detalles en cuanto a las creencias y costumbres de la sociedad patriarcal. Más aún, el comparar este registro con otras declaraciones bíblicas ayuda de manera notable al estudiante de la Biblia a comprender mejor los propósitos de Jehová. En este libro hay una considerable cantidad de ideas paralelas a otros pasajes bíblicos, algunas de las cuales figuran en el cuadro siguiente.
Libro de Job | Idea | Referencia bíblica |
Los muertos no saben nada, sino que están como dormidos | Ec 9:5, 10; Jn 11:11-14; 1Co 15:20 | |
Dios no juzga desde el punto de vista del hombre | 1Sa 16:7 | |
El gran cuidado de Dios al formar al hombre | Sl 139:13-16 | |
Dios deja que las naciones se hagan poderosas, incluso que se unan contra Él, para destruirlas de un golpe con todo merecimiento | Apo 17:13, 14, 17 | |
El hombre ha nacido en pecado y en esclavitud a la muerte | Sl 51:5; Ro 5:12 | |
La resurrección de los muertos | 1Co 15:21-23 | |
Al justo no se le hace tropezar sin importar lo que otros hagan | Sl 119:165 | |
El propósito de Jehová de redimir (recomprar, liberar) a la humanidad fiel | Ro 3:24; 1Co 1:30 | |
Todos los hombres están sujetos al mismo suceso resultante; todos son iguales cuando mueren | Ec 9:2, 3 | |
Aflicción que causan los inicuos; trato que reciben los cristianos | 2Co 6:4-10; 11:24-27 | |
Los inicuos aman la oscuridad más bien que la luz; la luz les aterroriza | Jn 3:19 | |
Todo está expuesto ante los ojos de Jehová | Heb 4:13 | |
El apóstata no invocará a Dios de corazón, ni tampoco será escuchado por Él | Heb 6:4-6 | |
Los que tienen “visiones” de su propio corazón, no de Dios, pronuncian cosas vanas | Jer 23:16 | |
El justo heredará la riqueza acumulada por el inicuo | Dt 6:10, 11; Pr 13:22 | |
El hombre no puede hallar la sabiduría verdadera en el ‘libro de la creación divina’, sino solo en Dios y en el temor de Él | Ec 12:13; 1Co 2:11-16 | |
Se ocupa a los ociosos inútiles e insensatos en perseguir a los siervos de Dios | Hch 17:5 | |
El otorgar títulos que no son bíblicos es incorrecto | Mt 23:8-12 | |
La vida de toda carne está en la mano de Jehová | Sl 104:29, 30; Isa 64:8; Hch 17:25, 28 | |
Jehová no es parcial | Hch 10:34 | |
Jehová quita y pone a los gobernantes según Su voluntad | Da 2:21; 4:25 | |
Lo más importante es declarar la justicia de Dios | Ro 3:23-26 | |
Todo es posible para Dios | Mt 19:26 | |
La sabiduría de Dios es inescrutable | Isa 55:9; Ro 11:33 | |
¿Qué es el hombre mortal? | Sl 8:4 | |
La tierra la domina el inicuo | 1Jn 5:19 | |
Tus manos me han hecho | Sl 119:73 | |
Ha envuelto las aguas en un manto | Pr 30:4 | |
La sabiduría | Pr 3:13-15 | |
Donde esté el cadáver, allí se reunirán las águilas | Mt 24:28 |
Relato de las experiencias de Job cuando Satanás desafió su integridad ante Jehová |
La prosperidad de Job termina cuando, Satanás le ataca - (1:1–2:10)
★Satanás asegura que el motivo de la rectitud de Job es obtener beneficios personales |
Elifaz, Bildad y Zofar, 3 amigos de Job, van a “condolerse de él” - (2:11–3:26)
★Se quedan sentados con él en silencio durante siete días
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Los 3 supuestos consoladores mantienen con él un prolongado debate - (4:1–31:40)
★Sostienen que Job sufre debido a sus pecados y que tiene que ser culpable, pues Dios lo trata como a un enemigo
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Elihú, joven espectador, corrige a Job y sus compañeros - (32:1–37:24)
★Muestra que Job estaba equivocado al pretender justificarse a sí mismo en vez de a Dios, y recrimina a los tres compañeros de Job que no le hayan respondido correctamente
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Jehová habla desde una tormenta - (38:1–42:6)
★Jehová pregunta dónde estaba Job cuando Él creó la Tierra, y si entiende las maravillas de la naturaleza. De este modo resalta la insignificancia del hombre en comparación con la grandeza de Dios
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La prueba de Job termina y se recompensa su integridad - (42:7-17)
★Jehová expresa su desagrado a Elifaz, Bildad y Zofar porque no hablaron la verdad; les ordena que ofrezcan sacrificios y que pidan a Job que ore por ellos
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