Razón o argumento que se da para justificar una cosa, en especial una falla, un error o una falta o para demostrar que alguien no es culpable o responsable de algo. 2. Pedir perdón o justificarse por haber cometido una falta o haber provocado una molestia.
“A Abimélec so excusa falsa.” Posiblemente: “a Abimélec en Tormá (Arumá)”. Véase el v. 41.
Jehová actua por medio de hombres, la pregunta es si nos dejamos usar por Él. Un caso de como tendemos a excusarnos lo vemos en Jue 6:12-15. Si dejamos pasar esa oportunidad, nunca podremos experimentar las palabras de Sl 27:13, 14
Un bolso lleno de excusas
★Me falta dinero para eso.
★Eso no eran mis planes. ★No tengo ganas de hacer eso. ★Yo no se hacer eso. ★Tengo miedo, no me atrevo. ★Eso es muy difícil. ★Tengo muchos problemas personales. ★Todavía no tengo la madurez. ★Ya soy demasiado viejo. ★No conozco a nadie que haya hecho eso. ★Nunca hice yo eso. ★No me ayuda nadie. |
“Déjame primero ir y enterrar a mi padre”
Jesús comienza a hablarle a la gente sobre el costo de seguirlo. Entonces uno de sus tantos discípulos le pide a Jesús ir a enterrar primero a su padre (Mt 8:21; Lu 9:59) y luego seguirle. Lo más lógico sería concederle el permiso, pues se debe entender que aquel discípulo estaba muy triste ante la muerte de su padre y era su obligación darle una correcta sepultura. Sin embargo, ante algo que pareciera cruel, Jesús no lo permite. ¿Por qué no le permitió enterrar a su padre? La razón por la cual Jesús no deja al discípulo enterrar a su padre era porque ¡su padre no había muerto! La expresión "enterrar a mi padre" no tenía nada que ver con sepultar el cadáver de su padre. Era una expresión judía para referirse al deber familiar de quedarse con su padre hasta que muriera. Podían pasar años hasta que eso pasara. Por lo tanto, el discípulo le estaba diciendo a Jesús que se quedaría con su padre hasta que falleciera y luego le seguiría. Estaba aplazando su obediencia a Jesús para quedarse con su familia por largos años. En realidad, lo que este hombre estaba diciendo era: “Sí, te seguiré, pero no mientras mi padre esté vivo. Espera hasta que mi padre haya muerto y lo haya enterrado”. Pero, para Jesús, el hombre estaba desperdiciando la oportunidad de poner el Reino de Dios en primer lugar (Lu 9:60, 62). Jesús le respondió diciendo que le siguiera y anunciara el reino de Dios, y que "los muertos entierren a sus muertos" (Mt 8:22; Lu 9:60). La respuesta de Jesús fue acertada. Si queremos seguir a Jesús, el momento es ahora y no aplazarla para mañana. Obviamente el sentido de que los "muertos entierren sus muertos" era figurado: que los muertos espirituales sigan preocupados de sus deberes familiares rechazando el seguir a Jesús. |
“Un Texto sin Contexto es un Pretexto”
“Porque ustedes saben esto primero, que ninguna profecía de la Escritura proviene de interpretación privada alguna. Porque la profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo.” (2 Pedro 1:20-21)
Una de las cosas que aprendí, fue que con la Biblia se puede “probar” casi cualquier cosa, sacando textos de sus contextos, parcializándola, y acomodándola a nuestra particular interpretación. Esa son las razones por la cual tenemos dentro del espectro evangélico, Calvinistas y Arminianistas, mesiánicos, amilenialista, y premilenarista, trinitarios y unicistas, dispensacionalistas y otros que nos ocuparían varios renglones. Las segmentaciones, el pluralismo y la diversificación, las diferentes teologías, las liberales, la de apertura, la del proceso, etc. se debe precisamente a “la particular interpretación” del texto sagrado. De la misma forma interpretamos, para casi todo lo nuevo que se practica, la “borrachera del Espíritu”, con textos descontextualizados como Hechos 2:13 y 15, así la unción generalizada de aceite, o la unción con aceite de toma de calles y ciudades, la doctrina de pactos y decretos, la de la prosperidad, la conquista, el “atar demonios”, las “regresiones y sanidad espiritual” , las “maldiciones generacionales”, la inclusión de símbolos y fiestas paganas dentro de los cultos cristianos, el bautismo de niños, los nuevos ministerios de “apóstoles” y “profetas”, las mujeres en el “pastorado”, los credos como la trinidad y el infierno de fuego como castigo eterno de Dios, la Iglesia comprometida y militando en la política, el ecumenismo, el movimiento carismático, etc… “Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, les solicitamos [...] Que nadie los seduzca de manera alguna, porque no vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado, el hijo de la destrucción.” (2 Tesalonicenses 2:1, 3) |
Nadie es culpable
Un rey visita una prisión y ordena que le presenten uno por uno a todos los presos, a los que él mismo interroga. A cada preso le pregunta: "¿Cuál es tu crimen? ¿Por qué estás en la cárcel?" Todos responden: "¡Pero si yo no hice nada! ¡Yo no he cometido ningún crimen! ¡Soy inocente! ¡Estoy aquí por error! ¡Soy víctima de una terrible injusticia de …! El rey no cree ni una palabra de lo que escucha. Pues se da cuenta de la falta de sinceridad de sus excusas. Sin embargo, uno de los presos dice: "Gran rey, he cometido un delito, es cierto, y merezco estar aquí. Hice daño a mis semejantes. Me cuesta dormir por las noches por los remordimientos que me torturan". Inmediatamente el rey llama a los guardias y les dice: "¡Liberen enseguida a esta persona! ¡Corre el riesgo de corromper a todos los desdichados inocentes que hay aquí!"
Moraleja: |
Jueces 19:18
★ “A mi propia casa”.
(O quizás “sirvo en la casa de Jehová”.) LXX (compárese con el v. 29); MSy: “a la casa de Jehová”; Vg: “a la casa de Dios”. Pero KB, p. 369, declara que en este caso “Jehová” puede ser una lectura equivocada del pronombre de primera persona en sing. “mi”.
Jueces 20:16
★ “Ambidextros, zurdos”.
En la tribu de los benjamitas había muchos zurdos (LXX) y ambidextros (“un hombre cerrado (impedido) de su mano derecha”), y eran famosos en el uso de la honda. De toda esta tribu había setecientos hombres escogidos, que tiraban una piedra con la honda a un cabello, y no erraban. (Jue. 20:15-16).