1. Abel,
Segundo hijo de Adán y Eva (c. 3900 a.E.C..), y hermano menor del primogénito, Caín. (Gé 4:2.)
Es probable que Abel haya tenido hermanas durante su vida, pues el registro dice que sus padres tuvieron hijas, aunque no se mencionan por nombre. (Gé 5:1-4.) Llegó a ser pastor de ovejas, y su hermano, agricultor. (Gé 4:2.)
Al cabo de algún tiempo no especificado, tanto Abel como Caín presentaron una ofrenda a Jehová Dios. Cada uno llevó algo de lo que tenía: Abel, de los primogénitos de sus rebaños; Caín, de los frutos del suelo. (Gé 4:3, 4.) Ambos creían en Dios. Indudablemente aprendieron acerca de Él por lo que sus padres les enseñaron, y también debieron saber por qué estaban fuera del jardín de Edén y se les negaba la entrada. Sus ofrendas indicaban que reconocían su posición alejada de Dios, y eran una expresión de su deseo de conseguir el favor divino. Dios aprobó la ofrenda de Abel, pero no la de Caín. El registro no muestra cómo se manifestaron la aprobación y el rechazo de las ofrendas, pero sin duda ambos se dieron cuenta de ello. La razón por la que Dios solo aprobó la ofrenda de Abel se explica en escritos posteriores. En Hebreos 11:4 el apóstol Pablo cita a Abel como el primer hombre de fe, y muestra que esta fe resultó en que su sacrificio fuera de “mayor valor” que la ofrenda de Caín. En contraste, 1 Juan 3:11, 12 señala que la actitud de corazón de Caín era mala, hecho que quedó demostrado cuando más tarde rechazó el consejo y la advertencia de Dios y asesinó con premeditación a su hermano Abel.
Aunque no se puede decir que Abel conociera de antemano el desenlace final de la promesa de Génesis 3:15 acerca de la “descendencia” prometida, probablemente había pensado mucho en esa promesa y creía que tendría que derramarse sangre —alguien tendría que ser ‘magullado en el talón’— para que se pudiera elevar de nuevo a la humanidad a la condición de perfección que Adán y Eva habían disfrutado antes de su rebelión. (Heb 11:4.) Por ello, el que Abel ofreciese primogénitos del rebaño ciertamente fue apropiado, y sin duda también fue un factor que contribuyó a que Dios aprobara su ofrenda. Abel ofreció como regalo ‘vida’, aunque esta fuera solo de entre sus rebaños, al Dador de la vida. (Compárese con Jn 1:36.)
Jesús enseñó que Abel fue el primer mártir, objeto de la persecución religiosa de su intolerante hermano Caín, y con referencia a Abel, dijo que vivió en el tiempo de la “fundación del mundo”. (Lu 11:48-51.) En este texto la palabra “mundo” traduce el término griego kó·smos en su acepción de mundo de la humanidad. El término “fundación” traduce la voz griega ka·ta·bo·l, y literalmente significa “lanzamiento hacia abajo [de simiente]”. (Heb 11:11.) Es evidente que Jesús usó la expresión “la fundación del mundo” para referirse al nacimiento de los hijos de Adán y Eva, con lo que se produjo un mundo de seres humanos. Pablo incluye a Abel entre la “nube de testigos” de tiempos precristianos. (Heb 11:4; 12:1.)
¿Cómo habla la ‘sangre de Jesús de mejor manera que la de Abel’? Debido a su fe y a tener la aprobación divina, de lo que hay un registro que continúa dando testimonio, fue posible decir que Abel, “aunque murió, todavía habla”. (Heb 11:4.) En Hebreos 12:24 el apóstol se refiere a “Jesús el mediador de un nuevo pacto, y a la sangre de la rociadura, que habla de mejor manera que la sangre de Abel”. Aunque la sangre de Abel se derramó en martirio, no rescató ni redimió a nadie, como tampoco lo hizo la sangre de su sacrificio de ovejas. En realidad, su sangre clamaba a Dios por venganza contra Caín, el asesino. En cambio, la sangre de Jesús, presentada en ese texto como sangre que valida el nuevo pacto, habla de mejor manera que la de Abel en el sentido de que clama a Dios para que ejerza misericordia sobre todas las personas de fe, como Abel, y es el medio que posibilita su rescate.
Puesto que Set nació cuando Adán tenía ciento treinta años, seguramente poco después de la muerte de Abel, es posible que este tuviera tantos como cien años al tiempo de su martirio. (Gé 4:25; Gé 5:3.)
2. Abel, (Cauce.) Ciudad también llamada Abel-bet-maacá o Abel de Bet-maacá. Se usa asimismo como prefijo de nombres de diferentes lugares. (2Sa 20:18.)
3. Abel, En 1 Samuel 6:18 la Versión Torres Amat (1953) hace referencia a “la Piedra Grande llamada después Abel”, y la nota al pie de la página lee: “Abel significa ‘luto’ o ‘llanto’: nombre que se cree dado a aquel lugar por causa de la gran mortandad de los betsamitas”. Sin embargo, en las traducciones modernas por lo general solo se lee en este pasaje “la gran piedra”. (Compárese con NC, NM, BJ y otras.) Aunque el texto masorético usa en este versículo la palabra `A-vél, la Versión de los Setenta griega y los targumes arameos la traducen como si fuera `é-ven, es decir, “piedra”, lo que armoniza con el versículo 14 de este mismo capítulo. Como el incidente registrado en 1 Samuel 6:18 tuvo lugar en Judá, cerca de Bet-semes, no puede referirse a Abel de Bet-maacá.
Cristiano maduro de la congregación de Corinto que visitó al apóstol Pablo en Éfeso junto con Estéfanas y Fortunato. (1Co 16:17, 18.)
1. Adonías, Cuarto hijo de David, que Haguit le dio a luz en Hebrón. (2Sa 3:4, 5.)
A pesar de ser de diferente madre, Adonías tenía mucho en común con Absalón, pues “era también muy bien parecido de forma” y además era muy ambicioso. (1Re 1:5, 6; compárese con 2Sa 14:25; 2Sa 15:1.) Cobra importancia en el registro bíblico durante los años de decadencia de David. Aunque Jehová había declarado que la gobernación real pasaría a Salomón (1Cr 22:9, 10), Adonías comenzó a jactarse de que él sería el siguiente rey de Israel. En vista de que habían muerto Amnón, Absalón y, probablemente, Kileab, es de suponer que fundamentó sus aspiraciones al trono en el hecho de que en ese tiempo era el hijo mayor. Al igual que Absalón, también hizo ostentación de sus pretensiones y tampoco recibió corrección de su padre. Consiguió el apoyo de cierta facción, ganándose el favor del jefe del ejército, Joab, y del sacerdote principal, Abiatar. (1Re 1:5-8.) Luego celebró una fiesta de sacrificios cerca de En-roguel, a poca distancia de la ciudad de Jerusalén, e invitó a la mayor parte de la casa real, con la excepción de Salomón, el profeta Natán y Benaya. Era obvio que tenía el propósito de ser declarado rey. (1Re 1:9, 10, 25.) Si lo hubiera conseguido, aquello seguramente habría significado la muerte de Salomón (1Re 1:5).
No obstante, el profeta Natán actuó con prontitud para frustrar su ardid. Aconsejó a Bat-seba, la madre de Salomón, que recordara a David su juramento de dar la gobernación real a Salomón, y luego se presentó tras ella en los cuartos del rey para confirmar sus palabras y alertar a David sobre la gravedad de la situación, indicándole también que pensaba que posiblemente había actuado a espaldas de sus colaboradores más íntimos. (1Re 1:11-27.) Esto impulsó al anciano rey a intervenir, y ordenó sin dilaciones que se ungiera de inmediato a Salomón como corregente y sucesor al trono, lo que provocó el júbilo del pueblo, que llegó a oírse en el banquete de Adonías. Poco después, un corredor, el hijo del sacerdote Abiatar, llegó allí con las inquietantes noticias de que David había proclamado rey a Salomón. Los apoyadores de Adonías se dispersaron en seguida y él huyó al patio del tabernáculo en busca de refugio. Salomón entonces le concedió el perdón, con la condición de que vigilase su conducta. (1Re 1:32-53.)
No obstante, después de la muerte de David, Adonías indujo a Bat-seba a mediar entre él y Salomón para que este le diese como esposa a Abisag, la joven asistenta y compañera de David. El que Adonías declarase: “La gobernación real había de llegar a ser mía, y era hacia mí hacia quien todo Israel había fijado su rostro para que yo llegara a ser rey”, indica que se sentía privado de lo que era su derecho, a pesar de que reconoció abiertamente haber visto la mano de Dios en el asunto. (1Re 2:13-21.) Si bien es posible que con esta solicitud solo pretendiera obtener alguna compensación por la pérdida del reino, dio a entender con claridad que las llamas de la ambición todavía ardían dentro de él, puesto que, según una costumbre del antiguo Oriente, las esposas y concubinas de un rey solo podían llegar a pertenecer a su sucesor legal. (Compárese con 2Sa 3:7; 2Sa 16:21.) Así es como interpretó Salomón la petición que hizo Adonías por medio de su madre, y por eso ordenó que se le diera muerte, orden que Benaya cumplió sin demora. (1Re 2:22-25.)
2. Adonías, Levita enviado por Jehosafat a las ciudades de Judá para enseñar en ellas. (2Cr 17:7-9.)
3. Adonías, Uno de “los cabezas del pueblo” cuyo descendiente, si no fue él mismo, autenticó por sello junto con ciertos príncipes y levitas el contrato de confesión que hicieron los israelitas repatriados en los días de Nehemías y Esdras. (Ne 9:38; 10:1, 14, 16.) Algunos creen que era el mismo que el Adoniqam de Esdras 2:13, cuyos descendientes, un total de 666, volvieron de Babilonia con Zorobabel en 537 a. E.C. Parece confirmar esto una comparación de los nombres de aquellos que, como representantes del pueblo, sellaron la resolución (Ne 10) y de los que figuran como cabezas de los exiliados que regresaron (Esdras 2).
Fiel cristiano de la congregación de Roma, judío converso, a quien Pablo envió saludos. A él y a Junias, Pablo los llama “mis parientes”. Si bien el término griego (syg·gue·nós) que Pablo emplea aquí puede significar “paisano” en su sentido más amplio, su significado primario es “parientes consanguíneos de la misma generación”. El contexto parece indicar que Andrónico era en efecto pariente de Pablo. Al igual que este, había sufrido encarcelamiento y tenía la reputación de ‘hombre insigne’ entre los apóstoles. Andrónico había llegado a ser cristiano antes que Pablo. (Ro 16:7.)
El primer niño nacido en la Tierra de la pareja humana original, Adán y Eva.
Después del nacimiento de Caín, Eva dijo: “He producido un hombre con la ayuda de Jehová”. (Gé 4:1.) ¿Significaban estas palabras que Eva pensaba que podía ser la mujer predicha que produciría la descendencia por medio de la que vendría la liberación? (Gé 3:15.) Si ese fue el caso, estaba muy equivocada. Sin embargo, tenía razón para decir que Caín había sido producido “con la ayuda de Jehová” porque Dios no les había retirado la facultad de reproducción y porque, cuando la juzgó, le dijo que ‘daría a luz hijos’, aunque con dolores de parto. (Gé 3:16.)
Caín se hizo cultivador del suelo, y “al cabo de algún tiempo”, tanto él como Abel, su hermano más joven, le presentaron ofrendas a Jehová, pues sintieron la necesidad de ganarse el favor divino. Sin embargo, Dios “no miraba con ningún favor” la ofrenda de Caín, compuesta de “algunos frutos del suelo”. (Gé 4:2-5; compárese con Nú 16:15; Am 5:22.) Aunque se ha señalado que el registro no especifica que la ofrenda de Caín fuese de los frutos más selectos, mientras que sí dice que la de Abel era de los “primogénitos de su rebaño, aun sus trozos grasos”, el problema no radicaba en la calidad de los productos que Caín ofreció. Más bien, como se registra en Hebreos 11:4, la ofrenda de Caín carecía de la motivación de la fe, que fue lo que hizo aceptable el sacrificio de Abel. El que Dios no viera la ofrenda de Caín con favor pudo haberse debido también a que era incruenta, mientras que la de Abel representaba una vida derramada.
No se especifica cómo se hizo la distinción entre la ofrenda aprobada y la que no lo era, pero debió ser evidente tanto para Caín como para Abel. Jehová, que lee el corazón del hombre (1Sa 16:7; Sl 139:1-6), conocía la actitud incorrecta de Caín, que se manifestó con claridad una vez fue rechazado su sacrificio. Entonces empezó a mostrar abiertamente las “obras de la carne”, entre ellas, ‘enemistades, contiendas, celos y arrebatos de cólera’. (Gál 5:19, 20.) Jehová mostró a este hombre resentido que podía ensalzarse si sencillamente se dirigía a hacer lo bueno. Pudo haberse humillado y haber imitado el ejemplo aprobado de su hermano, pero prefirió pasar por alto el consejo divino de lograr dominar el deseo pecaminoso que ‘estaba agazapado a la entrada’ deseando con vehemencia someterle. (Gé 4:6, 7; compárese con Snt 1:14, 15.) Este proceder irrespetuoso fue la “senda de Caín”. (Jud 11.)
Más tarde, Caín le dijo a su hermano: “Vamos allá al campo”. (Gé 4:8.) (Aunque estas palabras no figuran en el texto masorético, varios manuscritos hebreos tienen en este punto el signo de omisión, y sí se encuentran en el Pentateuco Samaritano, la Versión de los Setenta, la Versión Peshitta siriaca y algunos textos latinos antiguos.) Caín atacó a Abel en el campo y lo mató, de modo que llegó a ser el primer asesino humano. Como tal, se podía decir que “se originó del inicuo”, el “padre” de los homicidas y de la mentira. (1Jn 3:12; Jn 8:44.) La respuesta endurecida de Caín a la pregunta de Jehová de dónde estaba Abel fue otra prueba de su actitud; no fue esta una expresión de arrepentimiento ni remordimiento, sino más bien una réplica mentirosa: “No sé. ¿Soy yo el guardián de mi hermano?”. (Gé 4:9.)
La sentencia de destierro del suelo que Dios impuso a Caín significó su expulsión de las cercanías del jardín de Edén, y la maldición que ya existía sobre la tierra se incrementaría en su caso, de tal modo que la tierra no respondería a su cultivo. Caín se lamentó por la severidad de su castigo y expresó su inquietud ante la posibilidad de que se vengase el asesinato de Abel, pero ni aun entonces manifestó arrepentimiento sincero. Jehová “estableció una señal para Caín” con el fin de evitar que lo matasen, aunque no se dice si esta señal o marca estaba de alguna manera sobre su persona. La “señal” probablemente era el mismo decreto solemne de Dios, que los demás conocían y respetaban. (Gé 4:10-15; compárese con el vs. 24, donde Lamec se refiere a este decreto.)
Caín fue desterrado a “la tierra de la Condición de Fugitivo, al este de Edén”, y se llevó consigo a su esposa, una hija de Adán y Eva de quien no se dice el nombre. (Gé 4:16, 17; compárese con Gé 5:4, también con el ejemplo posterior del matrimonio de Abrahán con su media hermana Sara, Gé 20:12.) Después del nacimiento de su hijo Enoc, Caín “se ocupó en edificar una ciudad”, a la que llamó por el nombre de su hijo. Es posible que tal ciudad solo haya sido un pueblo fortificado, según los conceptos actuales, y no se dice cuándo se terminó. El registro bíblico menciona a parte de los descendientes de Caín, algunos de los cuales se distinguieron por la cría nómada de ganado, tocar instrumentos musicales y el forjado de herramientas de metal, así como por practicar la poligamia y por su violencia. (Gé 4:17-24.) La línea de Caín terminó con el diluvio global del día de Noé.
Esposo de una de las Marías que estuvieron junto al madero de tormento de Jesús. (Jn 19:25.) Probablemente era el esposo de “la otra María”, y el padre del apóstol Santiago el Menos y de su hermano Josés. (Mt 27:56; Mt 28:1; Mr 15:40; Mr 16:1; Lu 24:10.) Es bastante probable, y por lo general aceptado, que Clopas y Alfeo fueran la misma persona. (Mt 10:3; Mr 3:18; Lu 6:15; Hch 1:13.) Cabe la posibilidad de que los dos nombres fueran variantes de pronunciación de la raíz aramea, o también puede ser que la misma persona tuviera dos nombres que se usaran indistintamente, costumbre que no era inhabitual en aquellos tiempos. El que Clopas fuera hermano de José, el padre adoptivo de Jesús, es una conjetura basada exclusivamente en la tradición.
Hijo de Set. Nació cuando su padre tenía ciento cinco años. Enós, a su vez, tenía noventa años cuando llegó a ser padre de Quenán, y vivió un total de novecientos cinco años. (Gé 5:6-11.) Su nombre también se incluye en las genealogías de 1 Crónicas 1:1 y Lucas 3:38. En su día “se dio comienzo a invocar el nombre de Jehová”. (Gé 4:26.) Esta frase no debe referirse a invocar a Jehová con fe y en adoración pura como había hecho Abel más de ciento cinco años antes del nacimiento de Enós. Algunos eruditos hebreos piensan que el texto debería decir “empezaron de manera profana” o “entonces empezó la profanación”. El Targum de Jerusalén dice referente a los días de Enós: “Esa fue la generación en cuyos días comenzaron a descarriarse, y a hacerse ídolos, y a llamar a sus ídolos por el nombre de la Palabra del Señor”. Los hombres debieron aplicarse el nombre de Dios a sí mismos o aplicarlo a otros hombres, por medio de quienes pretendían acercarse a Dios en adoración; o quizás hasta aplicaron el nombre de Dios a objetos idolátricos.
Cristiano de la congregación de Roma a quien Pablo menciona por nombre y envía saludos. (Ro 16:5.) Se le llama las “primicias de Asia”. Tal vez fue Pablo quien le testificó por primera vez, ya que también se refiere a la casa de Estéfanas, a quienes bautizó él mismo, como “las primicias de Acaya”. (1Co 1:16; 16:15.)
Hermano maduro de la congregación de Corinto, capital de la provincia romana de Acaya en la Grecia meridional. Pablo bautizó personalmente a la familia de Estéfanas como “primicias” de su ministerio en aquella provincia. (1Co 1:16; 16:15.) Unos cinco años más tarde, alrededor de 55 E.C., Estéfanas visitó a Pablo en Éfeso acompañado de otros dos hermanos de Corinto. Quizás fue entonces cuando Pablo se enteró de la preocupante situación sobre la que escribió su primera carta canónica a los corintios. (1Co 1:11; 5:1; 11:18.) Además, tal vez fueron ellos los encargados de llevar la carta a Corinto. (1Co 16:17.)
Uno de los miembros maduros de la congregación de Corinto que visitó a Pablo en Éfeso junto con Estéfanas y Acaico. (1Co 16:8, 17, 18.) Quizás Pablo supo de la situación preocupante de la que más tarde escribió por medio de estos hombres. Y posiblemente fueran ellos los que entregaran la primera carta canónica de Pablo a los corintios. (1Co 1:11; 5:1; 11:18.)
1. Johanán, Fornido benjamita ambidextro y uno de los hábiles guerreros que se unieron a David en Ziqlag. (1Cr 12:1-4.)
2. Johanán, Oficial gadita; fue uno de los once guerreros excepcionales de esa tribu que se unieron a David en el desierto. (1Cr 12:8, 12-15.)
3. Johanán, Sumo sacerdote. Es probable que su hijo Azarías ocupase ese mismo cargo cuando el rey Uzías actuó con presunción. (1Cr 6:9, 10; 2Cr 26:19, 20.)
4. Johanán, Primogénito del rey Josías. (1Cr 3:15.) Puesto que, a diferencia de sus tres hermanos más jóvenes, no se le menciona en relación con la sucesión al trono, parece probable que muriese antes que su padre. (2Re 23:30, 34; 2Re 24:17; Jer 22:11.)
5. Johanán, Uno de los jefes de las fuerzas militares que quedaron en Judá tras la deportación general a Babilonia ocurrida en el verano de 607 a. E.C. Este hijo de Qaréah apoyó el nombramiento del gobernador Guedalías, y cuando se enteró de que Ismael tramaba el asesinato de este, le pidió permiso para matarlo en secreto, pero no se lo concedió. (Jer 40:7, 8, 13-16.) Guedalías fue asesinado y Johanán encabezó las fuerzas que salieron tras el asesino para vengar la muerte del gobernador, pero aunque rescataron a algunos de los prisioneros, Ismael consiguió escapar a Ammón. (Jer 41:11-16.) Temiendo las represalias de Babilonia, Johanán y los demás inquirieron del profeta Jeremías sobre qué debían hacer, pero en lugar de obedecer el consejo de Jehová y permanecer en la tierra, decidieron huir a Egipto llevándose a Jeremías. (Jer 42:1–43:7; 2Re 25:23-26.)
6. Johanán, Hijo de Haqatán y cabeza de los 110 varones de la casa paterna de Azgad que regresaron con él a Jerusalén, acompañando a Esdras, en 468 a. E.C. (Esd 8:1, 12.)
7. Johanán, Nieto de Eliasib, el sumo sacerdote contemporáneo de Nehemías. El que en Nehemías 12:11 se le llame “Jonatán” quizás se deba a un error en la transcripción, pues los nombres “Johanán” y “Jonatán” son muy similares en hebreo. Johanán (Juan) se menciona en Nehemías 12:22, 23 y en una carta hallada entre los papiros de Elefantina, en la que se le atribuye el cargo de sumo sacerdote. (Antigüedades Judías, de F. Josefo, libro XI, cap. VII, sec. 1.)
8. Johanán, Hijo de Elioenai; Johanán figura en una relación de la casa de David que incluye a Zorobabel y sus descendientes. (1Cr 3:1, 10, 19, 24.)
1. Jonatán, Levita que fue sacerdote de la adoración falsa en la casa de Miqueas, en Efraín y más tarde con los danitas. El relato de Jueces capítulos 17 y 18 menciona repetidas veces a un joven levita a quien en Jueces 18:30 se le llama “Jonatán hijo de Guersom, hijo de Moisés”. El que antes se diga que era “de la familia de Judá” puede referirse tan solo al hecho de que residía en Belén, en el territorio de Judá. (Jue 17:7.)
El errante Jonatán llegó por fin al hogar de Miqueas, en las montañas de Efraín Miqueas había erigido una imagen tallada en su casa, y Jonatán accedió a servir de sacerdote para su casa, aunque no era de la familia de Aarón y se usaba una imagen en la adoración. Más tarde, cinco danitas que buscaban un lugar donde pudiera establecerse parte de su tribu conocieron a Jonatán. Le pidieron que inquiriera de Dios si tendrían éxito, y él les dio una respuesta favorable en el nombre de Jehová.
Cuando los 600 hombres de Dan pasaron con sus familias y ganado junto a la casa de Miqueas en su camino hacia el N., se llevaron los objetos de adoración de este, incluida la imagen tallada. También indujeron al egoísta Jonatán a que compartiera su suerte con ellos y llegase a ser su sacerdote, y no simplemente el sacerdote de una familia. (Jue 17:7–18:21.) Jonatán “y sus hijos llegaron a ser sacerdotes para la tribu de los danitas hasta el día en que el país fue llevado al destierro”. (Jue 18:30.) Algunos comentaristas han aplicado estas palabras a una conquista del distrito, como la de Tiglat-piléser III, o a la de todas las tribus septentrionales en 740 a. E.C. (2Re 15:29; 2Re 17:6.) Sin embargo, puesto que el escritor del libro de Jueces fue Samuel, debe referirse a un suceso anterior. Jueces 18:31 dice que los danitas mantuvieron la imagen tallada “erigida para sí [...] todos los días que la casa del Dios verdadero continuó en Siló”. Esto encuadra la aplicación del versículo anterior en un período de tiempo concreto, y refuerza el punto de vista de que los familiares de Jonatán sirvieron de sacerdotes hasta que los filisteos se apoderaron del Arca. Se ha sostenido que el versículo 30 debería decir: ‘Hasta el día en que el arca fue llevada al destierro’. (1Sa 4:11, 22.) No obstante, esta conclusión en cuanto a la duración del sacerdocio de la familia de Jonatán puede ser correcta incluso sin alterar la traducción, pues el versículo 30 quizás se refiera a que en cierto sentido la tierra fue llevada al exilio cuando se capturó el Arca.
2. Jonatán, Hijo mayor y favorito del rey benjamita Saúl y de Ahinoam, hija de Ahimáaz. (1Sa 14:49, 50.) Jonatán se destaca sobre todo por su amistad altruista y apoyo a David como rey designado por Jehová.
La primera vez que se habla de Jonatán se le presenta como un valiente comandante de 1.000 guerreros en los primeros años del reinado de Saúl. (1Sa 13:2.) Por lo tanto, para entonces debía tener al menos veinte años y, por consiguiente, casi sesenta cuando murió, en 1078 a. E.C. (Nú 1:3.) David tenía treinta años cuando Jonatán murió. (1Sa 31:2; 2Sa 5:4.) Por lo tanto, durante su amistad Jonatán sería unos treinta años mayor que David. El que Jonatán fuese un joven ya adulto cuando Saúl llegó a ser rey puede ayudar a explicar su temperamento y punto de vista. Su padre debió influir en él durante sus años de formación, y debe recordarse que Saúl era un hombre modesto y obediente que respetaba a Jehová y sus decisiones antes de ser escogido para ser rey. (1Sa 9:7, 21, 26; 1Sa 10:21, 22.)
Esta primera vez que se menciona a Jonatán, se narra que dirigió con valor y éxito a 1.000 hombres escasamente armados contra la guarnición filistea de Gueba. En respuesta, el enemigo se reunió en Micmash. Luego, Jonatán y su escudero dejaron en secreto a Saúl y sus hombres y se acercaron a la avanzada enemiga. Con este acto Jonatán demostró su valor, capacidad de inspirar confianza en otros y al mismo tiempo su reconocimiento de la dirección de Jehová, pues sus acciones dependían de una señal divina. Los dos intrépidos guerreros derribaron a unos veinte filisteos, lo que desencadenó una gran batalla que resultó en la victoria de Israel. (1Sa 13:3–14:23.) En el fragor del combate, Saúl cometió la imprudencia de pronunciar una maldición sobre cualquiera que comiese antes de terminar la batalla. Jonatán ignoraba esta maldición y comió algo de miel silvestre. Más tarde, delante de Saúl, Jonatán estuvo dispuesto a morir por haber tomado la miel. Sin embargo, el pueblo le redimió, ya que reconoció que Dios había estado con él aquel día. (1Sa 14:24-45.)
Estas hazañas prueban con claridad que Jonatán era un guerrero valeroso, capaz y resuelto. Tanto él como Saúl bien merecían que se les describiera como “más veloces que las águilas” y “más poderosos que los leones”. (2Sa 1:23.) Era un arquero diestro. (2Sa 1:22; 1Sa 20:20.) Saúl debió tenerle un cariño especial por sus cualidades varoniles, y es evidente que estaban muy unidos. (1Sa 20:2.) Sin embargo, esto no disminuyó el celo de Jonatán por Dios y su lealtad a su amigo David.
Se había introducido a David en la corte del rey a fin de que tocara música para Saúl, ya que el espíritu de Jehová se había apartado del rey y había sido reemplazado por un espíritu malo, algo que Jonatán debió haber observado. Aunque David era joven, era “un hombre valiente y poderoso y hombre de guerra”, y Saúl “llegó a amarlo mucho, y vino a ser su escudero”. (1Sa 16:14-23.)
La amistad íntima de Jonatán con David se remonta a poco después de que este matara a Goliat. Aquella acción valiente en defensa del pueblo de Jehová debió conmover de manera especial a Jonatán. Al escuchar el relato del propio David, “la misma alma de Jonatán se ligó con el alma de David, y Jonatán empezó a amarlo como a su propia alma”. (1Sa 18:1.) Estos dos valerosos guerreros y devotos siervos de Dios “procedieron a celebrar un pacto” de amistad. Jonatán podía ver que David tenía el espíritu de Dios. (1Sa 18:3.) No tuvo celos de él ni le tuvo por rival, como hizo Saúl. Por el contrario, su respeto por cómo dirigía Dios los asuntos fue un ejemplo excelente para su amigo más joven. No se dejó influir por el deseo de Saúl de matar a David, sino que, por el contrario, le puso sobre aviso y trató de interceder por él. Cuando David se vio obligado a huir, Jonatán se encontró con él para ayudarle y celebró un pacto con David con el propósito de que en el futuro este le protegiera a él y a su casa. (1Sa 19:1–20:17.)
Jonatán volvió a hablar con Saúl acerca de David, pero casi le costó la vida, pues en un estallido de cólera Saúl arrojó una lanza a su propio hijo. Jonatán y David acordaron verse en un campo donde, en apariencia, el hijo del rey había ido a practicar el tiro con arco. (1Sa 20:24-40.) Los dos amigos renovaron su vínculo de afecto y “empezaron a besarse y a llorar el uno por el otro”, algo que en tiempos bíblicos no era extraño entre varones, como puede verse aun hoy en algunos países. (1Sa 20:41; Gé 29:13; Gé 45:15; Hch 20:37.) Más tarde, Jonatán pudo ponerse en contacto con David por última vez en Hores y fortaleció su “mano respecto a Dios”; a continuación, renovaron su pacto. (1Sa 23:16-18.)
En la Biblia no hay ningún indicio de que Jonatán tomara parte en las expediciones de su padre contra David, pero en la batalla contra los enemigos de Dios, los filisteos, Jonatán luchó hasta la muerte, y perdió la vida el mismo día que dos de sus hermanos y su padre. Los filisteos colgaron sus cadáveres en los muros de Bet-san. Sin embargo, hombres valientes de Jabés-galaad los quitaron de allí y los enterraron en Jabés. Más tarde, David trasladó los restos de Saúl y Jonatán a Zelá. (1Sa 31:1-13; 2Sa 21:12-14; 1Cr 10:1-12.) David lamentó profundamente la muerte de su amigo íntimo Jonatán, e incluso salmodió sobre Saúl y Jonatán la endecha titulada “El arco”. (2Sa 1:17-27.) El rey David mostró bondad especial a Mefibóset, el hijo cojo de Jonatán, que tenía cinco años cuando su padre murió. Con el tiempo tuvo un lugar permanente en la mesa del rey. (2Sa 4:4; 2Sa 9:10-13.) El linaje de Jonatán continuó por generaciones. (1Cr 8:33-40.)
3. Jonatán, Hijo del sumo sacerdote Abiatar que sirvió de mensajero cuando David huyó de Jerusalén durante la sublevación de Absalón, pero que luego al parecer se puso de parte del rebelde Adonías. Abiatar, el padre de Jonatán, viajó con David cuando Saúl proscribió al futuro rey, y más tarde llegó a ser sumo sacerdote. Cuando Absalón usurpó el trono, David envió a Abiatar y a Sadoc de regreso a la capital para que le suministrasen información. Aquí es donde la figura del sacerdote Jonatán, hijo de Abiatar, aparece por primera vez en el relato bíblico. Él y Ahimáaz, hijo de Sadoc, tenían que llevar los importantes mensajes de sus padres y de Husai a David. (2Sa 15:27-29, 36.) Los dos mensajeros, Jonatán y Ahimáaz, no podían entrar en la ciudad sin ser reconocidos, así que esperaron en un manantial o pozo llamado En-roguel, cerca de la ciudad. Cuando parecía que Absalón aceptaba el consejo de Husai, se les dio aviso para que se apresuraran a llevar el mensaje al rey, pero se les descubrió y persiguió hasta casi atraparlos. No obstante, con la ayuda de una mujer, se escondieron en un pozo hasta que pasó el peligro y a continuación fueron a David y le aconsejaron que cruzara al otro lado del Jordán. (2Sa 17:15-22.)
En los últimos días de la vida de David, su hijo Adonías conspiró para llegar a ser rey en lugar de Salomón, y Abiatar se unió a él. Quizás influido por la dirección de su padre, Jonatán se pasó al lado de Adonías. Mientras el usurpador banqueteaba, Jonatán le comunicó las inquietantes noticias de que David había frustrado la conspiración al hacer rey a Salomón. La Biblia no dice nada más de Jonatán. Tal vez haya compartido el destierro de su padre, pero en cualquier caso el sumo sacerdocio no continuó en su familia. (1Re 1:41-43; 1Re 2:26, 27.)
4. Jonatán - (Jehonadab 1) Sobrino del rey David que derribó a un gigante que había desafiado a Israel en Gat. (2Sa 21:20, 21; 1Cr 20:6, 7.) Se dice que era hijo de Simeá, o Simeí, el hermano de David. Puesto que en 2 Samuel 13:3 se hace referencia a un Jehonadab que era hijo de Simeah, el hermano de David, algunos escriturarios afirman que se trata de la misma persona.
5. Jonatán, Hombre poderoso del ejército de David. Era hijo de Sagué el hararita. (2Sa 23:8, 32; 1Cr 11:26, 34.)
6. Jonatán, Hijo de Uzías a quien se puso al cargo de los tesoros de David “que había en el campo, en las ciudades y en las aldeas y en las torres”, a diferencia de los tesoros que el rey mantenía en Jerusalén. (1Cr 27:25.) A Jonatán se le menciona después del tesorero real, Azmávet, y antes de los que tenían que encargarse de asignaciones específicas, como los viñedos y olivares. (1Cr 27:25-28.)
7. Jonatán, Hombre de entendimiento, secretario y consejero del rey David. (1Cr 27:32.) El parentesco de Jonatán con David se indica en el texto masorético con el vocablo hebreo dohdh, que por lo general significa “tío”. Ahora bien, tomando en cuenta que la Biblia menciona en dos ocasiones a un sobrino de David llamado Jonatán, parece probable que la palabra se haya usado aquí en su acepción más amplia: “pariente”, que en este caso sería el “sobrino [hijo del tío]” (CJ, nota; NM, nota). En este caso, sería la misma persona que el núm. 4.
8. Jonatán, Uno de los jefes militares que estaban en el campo cuando Nabucodorosor conquistó Jerusalén en 607 a. E.C.; era hijo de Qaréah y hermano de Johanán. Una vez que se puso a Guedalías al cargo de los israelitas que quedaron en la tierra, Jonatán y los demás caudillos militares que se hallaban en el campo fueron a él y se les garantizó que estarían seguros. (Jer 40:7-10.) Según parece, Jonatán estuvo entre los que advirtieron a Guedalías del peligro de que fuese asesinado, aunque este optó por no hacer caso. (Jer 40:13-16.)
9. Jonatán, Uno de los dos hijos de Jadá y descendiente de Judá a través de Hezrón y Jerahmeel. Su hermano Jéter murió sin hijos, pero Jonatán tuvo dos, Pélez y Zazá. (1Cr 2:3, 25, 26, 28, 32, 33.)
10. Jonatán, Israelita de la familia de Adín cuyo hijo, Ébed, regresó a Jerusalén con Esdras en 468 a. E.C. (Esd 8:1, 6.)
11. Jonatán, Hijo de Asahel que quizás se opuso a la propuesta de Esdras de que los judíos repatriados despidieran a sus esposas extranjeras. Se ha sugerido, sin embargo, que la oposición no era a la exhortación en sí, sino al procedimiento que se siguió para llevarla a cabo. (Esd 10:15, nota.)
12. Jonatán, Hijo de Joiadá y nieto del sumo sacerdote Eliasib. (Ne 12:10, 11.) Se cree que el versículo 11 debería leer en realidad “Johanán” en lugar de “Jonatán”, pues Nehemías 12:12, 14 llama a Johanán “hijo de Eliasib”, y en este caso “hijo” puede significar “nieto”.
13. Jonatán, Sacerdote que era cabeza de la casa paterna de Malukí en los días del sumo sacerdote Joiaquim. (Nehemías 12:22, 23.)
14. Jonatán, Hijo de Semaya, de la familia de Asaf, y padre de Zacarías. Fue uno de los sacerdotes que tocaron las trompetas en la procesión que marchó sobre el muro reconstruido de Jerusalén. (Nehemías 12:31, 35, 36.)
Hermano que recibió los saludos particulares de Pablo en su carta a los Romanos (16:7). Andrónico y Junias eran sus “parientes”. Si bien el vocablo griego que se emplea aquí puede significar “compatriota”, su significado principal es “pariente consanguíneo de la misma generación”. Ambos fueron “compañeros de cautiverio” de Pablo, posiblemente porque estuvieron encarcelados con él en algún lugar. Pablo también les llama “insignes entre los apóstoles”, tal vez aludiendo a la excelente reputación que tenían entre ellos. Habían estado “en unión con Cristo más tiempo” que Pablo, lo que indica que fueron de los primeros discípulos.
Hijo de Noemí y Elimélec; hermano de Mahlón, el esposo de Rut. A fin de escapar del hambre que se declaró en el tiempo de los jueces, la familia se mudó de Belén de Judá a Moab. Más tarde, tras la muerte de su padre, Kilión se casó con la moabita Orpá, pero tanto él como su hermano murieron en Moab sin dejar descendencia. (Rut 1:1-5; Rut 4:9, 10.)
1. Lázaro,
Hermano de Marta y María. Su resurrección fue uno de los milagros más sobresalientes que Jesucristo realizó. (Jn 11:1, 2.) Jesús sentía un amor profundo por esta familia que vivía en Betania, “como a tres kilómetros” de Jerusalén, en el camino a Jericó. (Jn 11:18.) Es probable que se hospedara en su casa con bastante frecuencia. (Lu 10:38-42.)
Las dos hermanas le enviaron recado a Jesús, que para entonces estaba al otro lado del río Jordán, de que su hermano Lázaro estaba muy enfermo. Sin duda abrigaban la esperanza de que Jesús le curaría. (Lu 11:3, 21, 32.) Sin embargo, en lugar de ir a Betania inmediatamente —o curar a Lázaro por medios indirectos, como en el caso del criado de un oficial del ejército (Mt 8:5-13)— Jesús permaneció dos días más en el lugar donde estaba. Cuando llegó a las inmediaciones de Betania, lo recibió Marta y, más tarde, María. Para ese tiempo, Lázaro llevaba muerto cuatro días. (Jn 11:6, 17, 20, 30-32.)
Jesús aprovechó la ocasión cuando habló con Marta para mencionar la resurrección. (Jn 11:23-27.) Pronto iba a dar más significado a sus palabras. Cuando llegó a la tumba o cueva donde Lázaro había sido enterrado, ordenó que quitaran la piedra que sellaba la entrada. Luego, en oración a su Padre celestial, reveló uno de los propósitos del milagro que iba a realizar: “Que [los presentes] crean que tú me has enviado”. (Jn 11:38-42.) Después llamó al difunto Lázaro, y este salió fuera de la tumba, ante el asombro y el gozo de los allí presentes. (Jn 11:43, 44.)
Este milagro hizo que muchos pusieran fe en Jesús, pero también que los fariseos y los principales sacerdotes tramaran su muerte. La cólera de estos últimos se encendió aún más cuando una gran muchedumbre de judíos fueron a ver, no solo a Jesús, sino también al resucitado Lázaro. A causa de él, muchos judíos ponían fe en Jesús; por lo tanto, los principales sacerdotes entraron en consejo para matar también a Lázaro. (Jn 11:45-53; Jn 12:1-11.) Sin embargo, la Biblia no dice que estos enemigos religiosos materializaran sus malvados planes contra Lázaro.
Algunos críticos de la Biblia han atacado el relato de Juan sobre la resurrección de Lázaro. Dicen que este acontecimiento no se menciona en ninguno de los demás evangelios. Sin embargo, hay que señalar que ni siquiera los escritores de los evangelios sinópticos registraron todos ellos cada una de las obras de Jesús. Por ejemplo: solo Lucas narra la resurrección del hijo de la viuda de Naín. (Lu 7:11-15.) Juan no acostumbraba a repetir lo que otros ya habían narrado, y la resurrección de Lázaro es un ejemplo notable.
Este milagro de la resurrección de Lázaro como parte del ministerio de Jesús sirvió tanto para ilustrar el poder del Hijo de Dios como para aumentar la fe en él y en la resurrección. (Jn 11:4, 41, 42.) Este hecho debió ocurrir a principios del año 33 E.C. Las Escrituras no dan información alguna acerca de las circunstancias, el lugar o la fecha en que murió Lázaro tras su resurrección.
No hay declaración bíblica ni ninguna otra razón para vincular al Lázaro histórico con el mendigo de la ilustración de Jesús concerniente al hombre rico y Lázaro.
2. Lázaro, Nombre que se da al mendigo de la ilustración de Jesús conocida generalmente como la parábola del hombre rico y Lázaro. (Lu 16:19-31.) El nombre “Epulón”, que se atribuye popularmente al rico, carece de fundamento bíblico. Su origen está, según algunos, en epulari (banquetear), palabra que emplea el texto latino de la Vulgata en vez de “gozar” (NM); por otra parte, el nombre judío Lázaro era común en tiempos antiguos, como lo confirman algunas inscripciones de osarios.
En la parábola, el mendigo Lázaro, lleno de úlceras, se colocó a la puerta del hombre rico, pues deseaba alimentarse de lo que cayera de su suntuosa mesa. Posteriormente, Lázaro murió y los ángeles lo llevaron a la posición del seno de Abrahán (un lugar comparable al que ocupaba una persona en tiempos antiguos cuando se reclinaba delante de otra en el mismo lecho durante una comida). Abrahán tuvo una conversación con el hombre rico, quien también había muerto, había sido sepultado y se hallaba en el Hades, existiendo en tormentos. Una “gran sima” que no se podía cruzar separaba al hombre rico de Abrahán y de Lázaro. La solicitud del hombre rico de que Abrahán enviase a Lázaro a sus cinco hermanos para “que [se les diese] un testimonio cabal”, con la esperanza de librarles de la misma experiencia, fue rechazada sobre la base de que tenían “a Moisés y a los Profetas”, y si no estaban dispuestos a escucharles a ellos, ‘tampoco serían persuadidos si se levantase alguien de entre los muertos’.
¿Se inspiró Jesús en creencias rabínicas en su ilustración del hombre rico y Lázaro? En algunas ocasiones, profesores y estudiantes de religión comparada han apuntado que Jesucristo basó esta ilustración en la antigua enseñanza y concepto rabínicos sobre el más allá. Josefo nos suministra la siguiente información acerca del punto de vista común que en aquel entonces tenían los fariseos a este respecto: “Creen [...] que al alma le pertenece un poder inmortal, de tal modo que, más allá de esta tierra, tendrá premios o castigos, según que se haya consagrado a la virtud o al vicio; en cuanto a los que practiquen lo último, eternamente estarán encerrados en una cárcel; pero los primeros gozarán de la facultad de volver a esta vida”. (Antigüedades Judías, libro XVIII, cap. I, sec. 3.) Sin embargo, Jesús rechazó rotundamente las enseñanzas falsas, entre ellas las farisaicas. (Mt 23.) De modo que habría sido totalmente inconsecuente que hubiera concebido la ilustración del hombre rico y Lázaro según las directrices del concepto rabínico falso sobre el más allá. Por lo tanto, se puede concluir que Jesús tenía presente el cumplimiento de la ilustración, y elaboró los detalles y la acción de acuerdo con los hechos que iban a cumplirse, no según ninguna enseñanza extrabíblica.
El contexto y los términos del relato muestran con claridad que es una parábola y no un hecho histórico real. No se ensalza la pobreza ni se condenan las riquezas; más bien, se destacan claramente la fe, la conducta, las recompensas finales y un cambio en el estado o condición espiritual de los representados por Lázaro y por el hombre rico. El hecho de que los hermanos del hombre rico rechazaran a Moisés y a los profetas también muestra que la ilustración tenía un significado y propósito más trascendentes que el de contrastar la pobreza y la posesión de riquezas.
1. Leví - (Levítas), Tercer hijo de Jacob con su esposa Lea.
1. Leví - (Levítas), Tercer hijo de Jacob con su esposa Lea; nació en Padán-aram. (Gé 35:23, 26.) Cuando nació, Lea dijo: “Ahora esta vez mi esposo se unirá a mí, porque le he dado a luz tres hijos”. Por ello el muchacho se llamó Leví, ya que el significado de este nombre estaba enlazado con la esperanza de Lea de que hubiera un nuevo lazo de afecto entre ella y Jacob. (Gé 29:34.) Leví llegó a ser el padre de Guersón (Guersom), Qohat y Merarí, los fundadores de las tres divisiones principales de los levitas. (Gé 46:11; 1Cr 6:1, 16.)
Leví y su hermano Simeón actuaron drásticamente contra el violador de su hermana Dina y contra su casa. (Gé 34:25, 26, 31.) Jacob maldijo este acto violento y predijo que se esparciría en Israel a los descendientes de Leví, una profecía que se cumplió cuando se dispersó a los levitas por 48 ciudades distribuidas en los territorios de las diversas tribus de Israel en la tierra de Canaán. (Gé 49:7; Jos 21:41.) Leví acompañó a Jacob a Egipto, y murió allí a los ciento treinta y siete años. (Éx 1:1, 2; Éx 6:16)
Levitas
(De [Pertenecientes a] Leví).
Los descendientes de Leví, el tercer hijo de Jacob y Lea. (Gé 29:32-34.) A veces el término aplica a toda la tribu, pero normalmente excluye a la familia sacerdotal de Aarón (Jos 14:3, 4; 21:1-3); por este motivo es común la expresión “los sacerdotes y los levitas”. (1Re 8:4; 1Cr 23:2; Esd 1:5; Jn 1:19.) Los deberes sacerdotales estaban limitados a los varones de la familia de Aarón, mientras que los levitas, es decir, el resto de la tribu, eran sus ayudantes. (Nú 3:3, 6-10.) Este servicio empezó con la construcción del tabernáculo, ya que previamente ninguna familia o tribu en particular estaba asignada a ofrecer sacrificios. (Éx 24:5.)
Tomados como rescate por los primogénitos. Jehová escogió a los levitas en lugar de todos los primogénitos de las otras tribus. (Éx 13:1, 2, 11-16; Nú 3:41.) La cantidad total de varones levitas mayores de un mes ascendía a 22.000, que se podían cambiar por la misma cantidad de varones primogénitos de las otras tribus. El censo que se hizo en el desierto de Sinaí reveló que había 22.273 hijos primogénitos en las otras tribus. Por lo tanto, Dios estipuló que se les diera a Aarón y a sus hijos un precio de rescate de cinco siclos (11 dólares [E.U.A.]) por cada uno de los 273 primogénitos que excedían el número de los levitas. (Nú 3:39, 43, 46-51.)
Deberes. Los levitas se componían de tres familias procedentes de los hijos de Leví: Guersón (Guersom), Qohat y Merarí. (Gé 46:11; 1Cr 6:1.) A cada una de ellas se le asignó en el desierto un lugar cerca del tabernáculo: la familia qohatita de Aarón acampó al E., enfrente del tabernáculo; el resto de los qohatitas lo hicieron en el lado S.; los guersonitas, al O., y los meraritas, al N. (Nú 3:23, 29, 35, 38.) El levantar, desmontar y llevar el tabernáculo era trabajo de los levitas. Cuando llegaba el momento de trasladarse, Aarón y sus hijos bajaban la cortina que dividía el Santo del Santísimo y cubrían el arca del testimonio, los altares, los otros muebles sagrados y los utensilios. Los qohatitas llevaban estos artículos. Los guersonitas transportaban las telas de tienda, las cubiertas, las pantallas y las cuerdas de tienda (seguramente las cuerdas del tabernáculo propiamente dicho). Por su parte, los meraritas se encargaban de los armazones, las columnas, los pedestales con encajaduras y las estacas de la tienda con sus cuerdas (las cuerdas del patio que rodeaba el tabernáculo). (Nú 1:50, 51; 3:25, 26, 30, 31, 36, 37; 4:4-33; 7:5-9.)
Durante el reinado de David, el trabajo de los levitas estuvo muy organizado, pues este rey nombró supervisores, oficiales, jueces, porteros y tesoreros, así como un gran número de personas para ayudar a los sacerdotes en el templo, los patios y los comedores, en sus trabajos relacionados con las ofrendas, los sacrificios, la purificación, pesar, medir y las diversas guardias. Los músicos levitas estaban organizados en 24 grupos, al igual que las divisiones sacerdotales, y servían por turno. Los deberes se determinaban echando suertes. En el caso de los grupos de porteros, se asignaba cada puerta siguiendo el mismo método. (1Cr 23, 25, 26; 2Cr 35:3-5, 10.)
En los días de Moisés un levita asumía plenamente sus responsabilidades a los treinta años, unas responsabilidades que incluían llevar el tabernáculo y sus utensilios cada vez que se trasladaba. (Nú 4:46-49.) Algunas tareas podían realizarse desde los veinticinco años, pero al parecer no ocurría así con el trabajo duro, como el transporte del tabernáculo. (Nú 8:24.) En el tiempo del rey David se redujo la edad a veinte años. La razón que dio David fue que el tabernáculo (que pronto iba a ser reemplazado por el templo) ya no tenía que moverse. Por otra parte, las asignaciones de servicio obligatorio finalizaban a los cincuenta años. (Nú 8:25, 26; 1Cr 23:24-26; véase EDAD.) Los levitas debían estar versados en la Ley, porque a menudo se les pedía que la leyeran en público y la enseñaran al pueblo. (1Cr 15:27; 2Cr 5:12; 17:7-9; Ne 8:7-9.)
★“Lo que hacían los levitas” - (2-2020-Pg.14/15-Foto)
Manutención. Los levitas se mantenían principalmente de los diezmos de las otras tribus: se les daba una décima parte de todo lo que producía la tierra y del ganado. Ellos, a su vez, daban a los sacerdotes una décima parte de lo que recibían. (Nú 18:25-29; 2Cr 31:4-8; Ne 10:38, 39.) Además, aunque estaban exentos del servicio militar, compartían parte del botín de guerra junto con los sacerdotes. (Nú 1:45-49; 31:25-31; véase DIEZMO.) A los levitas no se les asignó un territorio en Canaán, pues Jehová era la parte que les correspondía. (Nú 18:20.) Sin embargo, otras tribus de Israel les dieron un total de 48 ciudades esparcidas por toda la Tierra Prometida. (Nú 35:1-8.)
Apoyaban la adoración verdadera. Los levitas suministraron algunos ejemplos notables de entusiasmo por la adoración verdadera. Esto se hizo patente en el caso del becerro de oro y cuando salieron del territorio de Jeroboán después de la división del reino. (Éx 32:26; 2Cr 11:13, 14.) Asimismo, fueron celosos al apoyar a los reyes Jehosafat, Ezequías y Josías, así como a los gobernadores Zorobabel y Nehemías, y al sacerdote-escriba Esdras en sus esfuerzos por restablecer la adoración verdadera en Israel. (2Cr 17:7-9; 29:12-17; 30:21, 22; 34:12, 13; Esd 10:15; Ne 9:4, 5, 38.)
Sin embargo, como tribu no apoyaron al Hijo de Dios en su obra de restauración, aunque algunos de ellos se hicieron cristianos (Hch 4:36, 37), y muchos de los sacerdotes levitas fueron obedientes a la fe. (Hch 6:7.) Con la destrucción de la ciudad y el templo de Jerusalén en 70 E.C., los registros familiares de los levitas se perdieron o fueron destruidos, lo que puso fin al sistema levítico. De todos modos, una “tribu de Leví” constituye parte del Israel espiritual. (Apo 7:4, 7.)
Esta tribu también da nombre al libro bíblico de Levítico, que trata especialmente de los levitas y sus tareas.
★¿En qué resultó la falta de autodominio de Simeón y Leví? - (15-6-2010-Pg.16-§7,8-Foto)
2. Leví, Antepasado de Jesucristo de quien se dice que es “hijo de Simeón” en la genealogía de Jesús registrada en Lucas. Su nombre se incluye entre David y Zorobabel. (Lu 3:27-31.)
3. Leví, “Hijo de Melquí”; en la genealogía de Jesús registrada en Lucas está dos lugares antes de Helí, el padre de María. (Lu 3:23, 24.)
4. Levi - (Mateo) Recaudador de impuestos [hijo] de Alfeo (Mr 2:14; Lu 5:27, 29) que llegó a ser apóstol de Jesucristo; se le conoció también por el nombre de Mateo. (Mt 9:9; 10:2-4.)
1. Mahalalel, Descendiente de Set por la línea de Enós y Quenán, y, por lo tanto, bisnieto de Set. Mahalalel vivió ochocientos noventa y cinco años. (Gé 5:6-17; 1Cr 1:1, 2.) En la genealogía de Jesús que registra Lucas se le llama Mahalaleel. (Lu 3:37, 38.)
2. Mahalalel, Descendiente de Judá por la línea de Pérez y antepasado de Ataya, un residente en Jerusalén tras el exilio en Babilonia. (Ne 11:4.)
Hijo de Elimélec y Noemí. A causa de un hambre que ocurrió en el tiempo de los jueces, se mudó junto con sus padres de Belén de Judá a Moab, donde contrajo matrimonio con Rut, una moabita. Sin embargo, murió sin dejar descendencia. (Rut 1:1-5; Rut 4:10.) Rut regresó a Judá con su suegra, y en conformidad con la ley del levirato, se casó con Boaz. (Rut 4:9, 10; Dt 25:5, 6.) De la línea familiar que resultó de esta unión descendieron David y Jesucristo. (Rut 4:22; Mt 1:5, 6, 16.)
1. Miguel, Aparte de Gabriel, el único ángel santo mencionado por nombre en la Biblia.
1. Miguel, Aparte de Gabriel, el único ángel santo mencionado cinco veces por nombre en la Biblia y el único al que se llama “arcángel”. (Jud 9.) La primera vez que aparece su nombre es en el capítulo décimo de Daniel, donde se dice que es “uno de los príncipes prominentes” que fue a ayudar a un ángel de menor rango al que se oponía el “príncipe de la región real de Persia”. A Miguel se le llamó “el príncipe” del pueblo de Daniel, “el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo [el de Daniel]”. (Da 10:13, 20, 21; 12:1.) Estas palabras señalan a Miguel como el ángel que condujo a los israelitas a través del desierto. (Éx 23:20, 21, 23; 32:34; 33:2.) El hecho de que ‘Miguel el arcángel tuviera una diferencia con el Diablo y disputara acerca del cuerpo de Moisés’ presta apoyo a esta conclusión. (Jud 9.)
Poco después de aquel suceso y justo antes del asedio a Jericó, el “príncipe del ejército de Jehová” —sin duda Miguel— se le apareció a Josué para confirmarle que contaba con el respaldo divino (Jos. 5:13-15)
La Biblia indica que el nombre Miguel aplicaba al Hijo de Dios tanto antes de que partiera del cielo para llegar a ser Jesucristo, como después de su regreso al cielo. Miguel es el único al que se llama “arcángel”, que significa “primer ángel” o “ángel principal”. Este término solo aparece en la Biblia en singular, lo que da a entender que solo hay uno a quien Dios ha designado como principal o cabeza de la hueste de ángeles. En 1 Tesalonicenses 4:16 se dice que la voz del resucitado Señor Jesucristo es la de un arcángel, lo que da a entender que él mismo es, en realidad, el arcángel. El texto menciona que desciende del cielo con una “llamada imperativa”. Por lo tanto, es lógico que la voz que expresaba esta llamada imperativa se designase con una palabra que no disminuyera o rebajara la gran autoridad que Cristo Jesús tiene ahora como Rey de reyes y Señor de señores. (Mt 28:18; Apo 17:14.) Si la denominación “arcángel” no aplicara a Jesucristo, sino a otros ángeles, la referencia a una “voz de arcángel” no sería apropiada, pues designaría una voz de menor autoridad que la del Hijo de Dios.
Hay también otras correspondencias que demuestran que Miguel es realmente el Hijo de Dios. Después de la primera referencia a Miguel (Da 10:13), Daniel registró una profecía que llegaba hasta “el tiempo del fin” (Da 11:40), y luego dijo: “Y durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel, el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo [el de Daniel]”. (Da 12:1.) El que Miguel ‘se pusiera de pie’ estaría relacionado con “un tiempo de angustia como el cual no se ha hecho que ocurra uno desde que hubo nación hasta aquel tiempo”. (Da 12:1.) En la profecía de Daniel, ‘ponerse de pie’ se refiere con frecuencia a una acción tomada por un rey, ya sea para obtener poder real o para actuar en su calidad de monarca. (Da 11:2-4, 7, 16b, 20, 21.) Este hecho apoya la conclusión de que Miguel es Jesucristo, pues él es el rey nombrado por Jehová y ha recibido la comisión de destruir a todas las naciones en Armagedón. (Apo 11:15; 16:14-16.)
El libro de Apocalipsis (Apo 12:7, 10, 12) menciona a Miguel con relación al establecimiento del reino de Dios y enlaza este acontecimiento con disturbios para la Tierra: “Y estalló guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron [...]. Y oí una voz fuerte en el cielo decir: ‘¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos [...]! A causa de esto, ¡alégrense, cielos, y los que residen en ellos! ¡Ay de la tierra y del mar!’”. Después se representa a Jesucristo dirigiendo a los ejércitos celestiales en guerra contra las naciones de la Tierra. (Apo 19:11-16.) Esto significaría para ellas un período de aflicción que lógicamente estaría incluido en el “tiempo de angustia” que llegaría después que Miguel se pusiese en pie. (Da 12:1.) Ya que el Hijo de Dios tiene que luchar contra las naciones, es razonable que fuese él quien previamente combatiera con sus ángeles contra el dragón sobrehumano, Satanás el Diablo, y sus ángeles.
Antes de hacerse hombre, a Jesús se le llamaba “la Palabra” (Jn 1:1), y también tenía el nombre personal de Miguel. Al conservar el nombre Jesús después de su resurrección (Hch 9:5), se demuestra que la “Palabra” es la misma persona que el Hijo de Dios en la Tierra. El que volviese a asumir su nombre celestial, Miguel, y su título (o nombre), “La Palabra de Dios” (Apo 19:13), le vincula con su existencia prehumana. El mismísimo significado del nombre Miguel: “¿Quién Es Como Dios?”, señala que Jehová Dios no tiene semejante o igual y que Miguel, su arcángel, es su gran Defensor o Vindicador.
2. Miguel, Padre de Setur, principal de la tribu de Aser que estuvo entre los doce a los que se envió a espiar Canaán. (Nú 13:2, 13.)
3. Miguel, Antepasado de Asaf; pertenecía a la familia de Guersom, el hijo de Leví. (1Cr 6:39, 40, 43.)
4. Miguel, Uno de los cabezas de la tribu de Isacar; pertenecía a la familia de Tolá. (1Cr 7:1-3.)
5. Miguel, Principal de la tribu de Manasés que se unió a David en Ziqlag. (1Cr 12:20.)
6. Miguel, Padre de Omrí, que fue cabeza de una casa paterna de la tribu de Isacar durante el reinado de David. (1Cr 27:18.)
7. Miguel, Hijo del rey Jehosafat de Judá que, al igual que sus hermanos, recibió de su padre regalos y ciudades fortificadas. Sin embargo, Jehoram, su hermano mayor, asesinó al ascender al trono a sus seis hermanos más jóvenes, incluido Miguel. (2Cr 21:1-4.)
8. Miguel, Gadita descendiente de Buz que antecedió al núm. 9 en por lo menos cinco generaciones. (1Cr 5:11, 13, 14.)
9. Miguel, Primero de los siete hijos de Abiháil, de la tribu de Gad. Era descendiente del núm. 8 y cabeza de una casa de Galaad que se registró genealógicamente en el tiempo de los reyes Jeroboán II de Israel y Jotán de Judá. (1Cr 5:11-17.)
10. Miguel, Benjamita que descendió de Saharaim por medio de su esposa Husim a través de Elpaal y Berías. (1Cr 8:1, 8, 11-13, 16.)
11. Miguel, Padre de Zebadías, quien subió de Babilonia a Jerusalén con Esdras en 468 a. E.C. (Esd 8:1, 8.)
Hijo de Enós, nieto de Set y bisnieto de Adán; fue el padre de Mahalalel, y vivió novecientos diez años. (Gé 5:3-14; 1Cr 1:1, 2.) En la lista de la genealogía de Jesús del evangelio de Lucas se llama a Quenán “Cainán, hijo de Enós”. (Lu 3:37, 38.)
Benjamita descendiente de Jeiel (llamado probablemente también Abiel) por medio de Ner y Quis (1Cr 8:29-33; 1Cr 9:35-39; véase ABIEL núm. 1); el primer rey de Israel seleccionado por Dios. (1Sa 9:15, 16; 1Sa 10:1.) Saúl procedía de una familia próspera. Era un hombre apuesto y más alto que los demás de su nación, a quienes sobrepasaba de hombros para arriba; poseía gran fuerza física y agilidad. (1Sa 9:1, 2; 2Sa 1:23.) Su esposa se llamaba Ahinoam. Saúl tuvo al menos siete hijos: Jonatán, Isví, Malki-súa, Abinadab, Is-bóset (Esbaal), Armoní y Mefibóset, así como dos hijas: Merab y Mical. Abner, que debió ser tío del rey Saúl, fue jefe del ejército israelita. (1Sa 14:49, 50; 2Sa 2:8; 2Sa 21:8; 1Cr 8:33.)
El joven Saúl vivió durante un tiempo turbulento de la historia de Israel. La opresión filistea había reducido a la nación a la indefensión militar (1Sa 9:16; 1Sa 13:19, 20), y los ammonitas,* bajo el rey Nahás amenazaban con la agresión. (1Sa 12:12.) Aunque Samuel había juzgado fielmente a Israel, sus hijos pervertían la justicia. (1Sa 8:1-3.) Los ancianos de Israel, viendo la situación desde un punto de vista humano y, por lo tanto, perdiendo de vista que Jehová era capaz de proteger a su pueblo, solicitaron a Samuel que nombrase un rey sobre ellos. (1Sa 8:4, 5.)
Ungido por rey. Jehová dirigió los asuntos para que se ungiese por rey a Saúl. Él estaba con su servidor buscando las asnas de su padre, que se habían perdido. Como la búsqueda resultó infructuosa, decidió regresar a casa. Su servidor sugirió que buscaran la ayuda del “hombre de Dios”, que, según se sabía, estaba en una ciudad cercana. Esto hizo que Saúl se encontrase con Samuel. (1Sa 9:3-19.) En su primera conversación con Samuel, Saúl demostró ser un hombre modesto. (1Sa 9:20, 21.) Después de tomar una comida de sacrificio con Saúl, Samuel continuó hablando con él. A la mañana siguiente lo ungió por rey. Para confirmar que Dios estaba con Saúl, Samuel le dio tres señales proféticas, que se cumplieron ese mismo día. (1Sa 9:22–10:16.)
Más tarde, en Mizpá, cuando se echaron las suertes y Saúl resultó elegido rey (1Sa 10:20, 21, EMN, LT, NBE, TA, VP y otras), este se escondió tímidamente entre el equipaje. Cuando se le halló, fue presentado como rey y el pueblo gritó en aprobación: “¡Viva el rey!”. Regresó a Guibeah escoltado por hombres valientes. Aunque unos inútiles hablaron despectivamente de él y lo despreciaron, Saúl permaneció en silencio. (1Sa 10:17-27.)
Sus primeras victorias. Aproximadamente un mes después (según la lectura de la Septuaginta griega y el Rollo del mar Muerto 4QSama en 1Sa 10:27b), el rey ammonita Nahás exigió la rendición de Jabés en Galaad. (Véase NAHÁS.) Cuando los mensajeros se lo informaron a Saúl, el espíritu de Dios se hizo operativo en él. Rápidamente reunió un ejército de 330.000 hombres y lo llevó a la victoria. Esta victoria resultó en el fortalecimiento de su posición como rey, y el pueblo hasta pidió que se diera muerte a los que habían hablado contra él. Pero Saúl, reconociendo que Jehová había concedido la victoria, no consintió en ello. Posteriormente, en Guilgal se volvió a confirmar su reinado. (1Sa 11:1-15.)
Más tarde, Saúl tomó medidas para quebrar el poder de los filisteos sobre Israel. Escogió a 3.000 israelitas, puso a 2.000 de ellos bajo su mando y a los restantes bajo el de su hijo Jonatán. Actuando seguramente por orden de su padre, “Jonatán derribó la guarnición de los filisteos que había en Gueba”. Como venganza, los filisteos reunieron una fuerza poderosa y acamparon en Micmash. (1Sa 13:3, 5.)
Peca presuntuosamente. Mientras tanto, Saúl se había retirado de Micmash a Guilgal, en el valle del Jordán. Allí esperó siete días a Samuel, pero Samuel no llegó al tiempo señalado. Temiendo que el enemigo cayera sobre él sin haber conseguido la ayuda de Jehová y que la demora perjudicara a su ejército, Saúl ‘se obligó’ a ofrecer el sacrificio quemado. Samuel condenó su acción ‘tonta’ y pecaminosa. Es obvio que el pecado de Saúl consistió en adelantarse presuntuosamente con el sacrificio y no obedecer el mandato de Jehová transmitido por su representante Samuel de esperar que este ofreciese el sacrificio. (Compárese con 1Sa 10:8.) Como consecuencia de este acto, el reino de Saúl no duraría. (1Sa 13:1-14.)
Durante la campaña contra los filisteos, Saúl pronunció una maldición sobre cualquiera que tomara alimento antes de que se ejecutara la venganza sobre el enemigo. Este juramento precipitado tuvo consecuencias adversas. Los israelitas estaban cansados, y aunque triunfaron sobre los filisteos, su victoria no fue tan grande como pudiera haber sido. Estaban hambrientos y no se entretuvieron en desangrar los animales que degollaron después de la victoria, por lo que violaron la ley de Dios concerniente a la santidad de la sangre. Jonatán comió un poco de miel debido a que no había oído el juramento de su padre. Como consecuencia, Saúl pronunció su sentencia de muerte. Pero el pueblo lo redimió porque había contribuido de manera decisiva a la victoria de Israel. (1Sa 14:1-45.)
Rechazado por Dios. Durante todo su reinado, Saúl guerreó contra los filisteos y otros pueblos, como los moabitas, los ammonitas,*, los edomitas y los amalequitas. (1Sa 14:47, 48, 52.) En la guerra contra los amalequitas, Saúl transgredió el mandato de Jehová al no destruir lo mejor de su rebaño y su ganado ni a su rey Agag. Cuando se le preguntó por qué no había obedecido la voz de Jehová, negó toda culpabilidad y la pasó al pueblo. Solo después que Samuel puso de relieve la seriedad de aquel pecado y dijo que por esa causa Jehová lo rechazaba de ser rey, reconoció que su error se había debido al temor al pueblo. Cuando Saúl le suplicó a Samuel que le honrase frente a los ancianos y frente a Israel acompañándolo, Samuel accedió. Luego, el mismo Samuel dio muerte a Agag. Después de eso se separó de Saúl y no tuvieron más relación. (1Sa 15:1-35.)
Después de estos sucesos y de la unción de David por futuro rey de Israel, el espíritu de Jehová abandonó a Saúl. Desde entonces en adelante “un espíritu malo de parte de Jehová lo aterrorizaba”. Al haber retirado su espíritu de Saúl, Jehová hizo posible que un espíritu malo lo poseyese, lo privase de paz mental y excitara sus sentimientos, pensamientos e imaginaciones de una manera impropia. El que Saúl no obedeciese a Jehová indicó que la inclinación de su mente y corazón era mala, y contra dicha inclinación el espíritu de Dios no le ofrecía a Saúl ninguna protección o fuerza para resistir. Sin embargo, como Jehová había permitido que el “espíritu malo” reemplazara a Su espíritu y aterrorizara a Saúl, podía denominarse un “espíritu malo de parte de Jehová”, de manera que los siervos de Saúl se referían a él como el “espíritu malo de Dios”. Por recomendación de uno de sus servidores, Saúl solicitó que David fuese el músico de su corte con el fin de calmarle cuando le molestaba el “espíritu malo”. (1Sa 16:14-23; 1Sa 17:15.)
★“La arrogancia lleva a la deshonra” - (3-2022-Pg.2/19-Foto)
★Por qué sigue siendo importante la modestia - (2-1-2017-Pg.17-Foto)
★¿Por qué rechazó Dios a Saúl como rey? - (15-6-2007-Pg.27-§8-10-Foto)
Relación con David. Más tarde, los filisteos amenazaron la seguridad de Israel. Mientras estaban acampados en un lado de la llanura baja de Elah y las fuerzas del rey Saúl en el lado opuesto, Goliat salió del campamento filisteo todas las mañanas y todos los atardeceres durante cuarenta días y desafiaba a Israel a que escogiera a un hombre para que luchase contra él. El rey Saúl prometió enriquecer y formar una alianza matrimonial con cualquier israelita que fuese capaz de derribar a Goliat. Además, la casa del padre del vencedor tenía que ser ‘libertada’, probablemente del pago de impuestos y del servicio obligatorio. (Compárese con 1 Samuel 8:11-17.) Cuando David apareció en la escena con provisiones para sus hermanos y ciertas porciones para el jefe del millar (posiblemente el comandante bajo el que servían los hermanos de David), parece ser que sus preguntas dieron a entender que estaba dispuesto a responder al desafío. Esto resultó en que se le llevara ante Saúl y en su posterior victoria sobre Goliat. (1Sa 17:1-58.)
Se hace enemigo de David. Después Saúl colocó a David sobre los hombres de guerra. Como consecuencia, se alabó a David en canción más que al mismo rey. Por lo tanto, Saúl llegó a mirar a David con sospecha y odio envidioso. En una ocasión, mientras David tocaba el arpa, Saúl ‘empezó a comportarse como profeta’. Esto no significa que empezara a pronunciar profecías, sino que manifestó un sentimiento poderoso y una perturbación física como la que experimentaba un profeta justo antes de profetizar o mientras profetizaba. Hallándose en este singular estado, arrojó dos veces una lanza contra David. Después de fallar en sus intentos de clavar a David a la pared, concordó en darle a su hija Mical en matrimonio si le presentaba 100 prepucios de filisteos. Su propósito era que David muriese a manos de ellos. El ardid falló, y David presentó, no solo 100, sino 200 prepucios, para formar una alianza matrimonial con Saúl. Por consiguiente, se intensificó el temor y el odio que el rey sentía hacia David. Saúl habló a su hijo Jonatán y a todos sus siervos en cuanto a su deseo de dar muerte a David. Debido a la intercesión de Jonatán, prometió no matar a David. No obstante, cuando le arrojó una lanza por tercera vez, David se vió obligado a huir por su vida. Saúl hasta hizo que unos mensajeros vigilasen la casa de David y les mandó que le dieran muerte por la mañana. (1Sa 18:1–19:11.)
Esa noche David escapó por una ventana de su casa y corrió a Ramá, donde residía Samuel. Luego se puso a residir con Samuel en Nayot. Cuando Saúl se enteró, envió mensajeros para atrapar a David, pero al llegar, “empezaron a portarse como profetas”. El espíritu de Dios debió actuar en ellos de tal manera que olvidaron por completo el propósito de su misión. Cuando les sucedió lo mismo a otros dos grupos de mensajeros que fueron enviados, Saúl se dirigió personalmente a Ramá. Él también quedó bajo el control del espíritu de Dios por un período prolongado, lo que dio a David suficiente tiempo para huir. (1Sa 19:12–20:1.)
David perdona la vida a Saúl por ser el ungido de Dios. Después de estos intentos fallidos por acabar con la vida de David, Jonatán intervino por segunda vez a su favor. Sin embargo, Saúl se encolerizó tanto que arrojó una lanza a su propio hijo. (1Sa 20:1-33.) Desde ese tiempo en adelante Saúl persiguió implacablemente a David. Al enterarse de que el sumo sacerdote Ahimélec había ayudado a David, Saúl ordenó que tanto él como los sacerdotes que estaban asociados con él fuesen ejecutados. (1Sa 22:6-19.) Después planeó atacar la ciudad de Queilá (Judá) porque David residía allí, pero cuando David escapó, abandonó el plan. Continuó la búsqueda acechándolo en las regiones desérticas. No obstante, una incursión filistea detuvo temporalmente esta persecución y permitió a David buscar refugio en el desierto de En-guedí. Después hubo dos ocasiones en las que Saúl estuvo en una situación propicia para que David lo matara. Pero David se negó a alargar su mano contra el ungido de Jehová. La segunda vez se enteró de que David se había abstenido de causarle daño, por lo que hasta prometió no hacerle daño. Pero sus palabras no fueron sinceras, pues no abandonó la búsqueda hasta que supo que David había huido a la ciudad filistea de Gat. (1Sa 23:10–24:22; 1Sa 26:1–27:1, 4.)
Saúl recurre al espiritismo. Aproximadamente un año o dos más tarde (1Sa 29:3), los filisteos fueron contra Saúl. Sin el espíritu y la guía de Jehová y abandonado a un estado mental desaprobado, recurrió al espiritismo, una transgresión que merecía la muerte. (Le 20:6.) Se disfrazó y fue a ver a una médium espiritista en En-dor, y le solicitó que hiciese subir de entre los muertos a Samuel. Por la descripción que ella hizo de lo que vio, Saúl concluyó que era Samuel. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que Jehová no había respondido a las peticiones de Saúl, y obviamente, no lo iba a hacer entonces por medio de una práctica condenada por Su ley como merecedora de pena de muerte. (Le 20:27.) De modo que lo que la mujer dijo tuvo que ser de origen demoniaco. El mensaje no le dio ningún consuelo a Saúl, sino que, por el contrario, lo atemorizó. (1Sa 28:4-25.)
La muerte de Saúl. En la posterior lucha contra los filisteos, Saúl fue herido gravemente en el monte Guilboa y tres de sus hijos fueron muertos. Debido a que su escudero se negó a darle muerte, Saúl se arrojó sobre su propia espada. (1Sa 31:1-7.) Unos tres días después, un joven amalequita fue a David jactándose de haber dado muerte al rey herido. Esto debía ser una mentira para conseguir su favor, pero David mandó que lo ejecutaran por afirmar que había matado al ungido de Jehová. (2Sa 1:1-15.)
Mientras tanto, los filisteos habían fijado los cadáveres de Saúl y de sus tres hijos en el muro de Bet-san. Sin embargo, hombres valerosos de Jabés-galaad recuperaron los cuerpos y los quemaron, y luego enterraron los huesos. (1Sa 31:8-13.)
Años más tarde, durante el reinado de David, se vengó la culpabilidad de sangre que habían contraído Saúl y su casa con relación a los gabaonitas, al dar estos muerte a siete de sus descendientes. (2Sa 21:1-9.)
¿A qué entró Saúl en una cueva?
Luego de perseguir a los filisteos y siendo avisado del lugar donde estaba David, el rey Saúl decide ir a buscarlo al desierto de En-gadi para matarlo. La Biblia nos dice: "Y cuando llegó a un redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y sus hombres estaban sentados en los rincones de la cueva." (1 Samuel 24:3) Tradicionalmente se nos dice que Saúl entró a dormir a la cueva, pero un estudio un poco más profundo del lenguaje judío de aquel tiempo nos hará entender que Saúl no entró a la cueva para esto. La frase “cubrir los pies” (del hebreo “le-hasek et-raguelav”) era un eufemismo judío para expresar de manera más suave el acto de “defecar”. Otras versiones de la Biblia son un poco más explícitas. Por lo tanto, Saúl entró a “hacer sus necesidades” solo a la cueva, con sus tres mil soldados esperándolo afuera. Sin duda, era la oportunidad para que David, quien estaba escondido dentro, pudiera haberlo matado. Otro caso similar ocurre cuando Aod se presenta ante el rey Eglón para entregarle un presente de parte de los israelitas, y teniendo la oportunidad de estar a solas con él, le quita la vida con un puñal de dos filos que llevaba escondido entre sus vestidos. La Biblia nos dice: "Cuando él hubo salido, vinieron los siervos del rey, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas, dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano." (Jueces 3:24)
Cuando los siervos dijeron que el rey “cubre sus pies en la sala de verano”, ellos pensaron que estaba “haciendo sus necesidades”, puesto que estaba encerrado en su cuarto y salía olor a estiércol, puesto que había sido apuñalado tan fuerte por Aod en el vientre que le rompió los intestinos dejando salir su propio excremento |
Hijo que les nació a Adán y Eva cuando Adán tenía ciento treinta años de edad. Eva le llamó Set porque, según dijo, “Dios ha nombrado otra descendencia en lugar de Abel, porque Caín lo mató”. Es posible que Set no haya sido el tercer hijo de Adán y Eva. Según Génesis 5:4, Adán tuvo “hijos e hijas”, algunas de las cuales puede que nacieran antes que Set. Este es digno de mención porque de él, no del asesino Caín, descendió Noé, por medio de quien viene toda la raza humana actual. A la edad de ciento cinco años, Set fue padre de Enós, y murió a los novecientos doce años (3896-2984 a. E.C.). (Gé 4:17, 25, 26; Gé 5:3-8; 1Cr 1:1-4; Lu 3:38.)
1. Urías, El esposo hitita de Bat-seba. Urías era uno de los guerreros extranjeros de David (2Sa 23:8, 39; 1Cr 11:41.) Sus palabras, su conducta, así como el hecho de que estuviese casado con una judía y viviese en Jerusalén, cerca del palacio del rey, hace pensar que adoptó la adoración de Jehová Dios como prosélito circunciso. (2Sa 11:3, 6-11.)
Mientras Urías tomaba parte en la batalla contra Ammón en Rabá, David cometió adulterio con Bat-seba, su esposa, algo de lo que Urías nunca se enteró. Posteriormente, David hizo que Urías fuese a Jerusalén, y allí el rey le preguntó sobre el progreso de la guerra y lo envió a su casa para que el hijo que iba a tener su esposa pareciese de Urías. Sin embargo, este rehusó ir, pues el ejército estaba en el campo de batalla. (Dt 23:9-11; compárese con 1Sa 21:5.) Incluso después de que David lo emborrachó, se negó a dormir en su casa. (2Sa 11:1-13.) En consecuencia, David incurrió en un doble delito contra Urías pues lo envió de nuevo a la guerra y encargó a Joab que buscase la manera de que se le diese muerte en batalla. (2Sa 11:14-26.) También se lo menciona en Mt. 1:6.
2. Urías, Sacerdote que fue testigo del momento en el que Isaías escribió en una tablilla el nombre de su hijo Maher-salal-has-baz. (Isa 8:1, 2.) El nombre de Urías aparece escrito en las otras referencias a este personaje como Uriya. (2Re 16:10; véase URIYA núm. 1.)
3. Urías, Posiblemente, un sacerdote; tal vez el que estuvo de pie a la derecha de Esdras cuando se leyó la Ley a los repatriados judíos junto a la Puerta del Agua en Jerusalén. (Ne 8:1-4.)