Hijo del sumo sacerdote Ahimélec, de la tribu de Leví y de la línea de Elí. (1Sa 14:3; 22:11; 23:6.) Vivió durante los reinados de Saúl, David y Salomón, y durante el reinado de David llegó a ser sumo sacerdote. Tuvo dos hijos: Jonatán y Ahimélec (el mismo nombre que el padre de Abiatar). (2Sa 15:27, 36; 8:17.)
Abiatar vivía en Nob, “la ciudad de los sacerdotes”, a poca distancia de Jerusalén, cuando el rey Saúl hizo que Doeg el edomita matara a filo de espada al sumo sacerdote, padre de Abiatar, y a otros sacerdotes (ochenta y cinco en total), por su supuesto apoyo a David. Doeg también pasó a espada a todos los demás residentes de la ciudad. Solo escapó Abiatar. Huyó junto a David, que también era fugitivo y que para aquel tiempo debía estar en Queilá, a varios kilómetros hacia el sudoeste. Sintiendo cierta responsabilidad personal por la tragedia ocurrida, David le dijo a Abiatar: “Bien sabía yo aquel día, porque allí estaba Doeg el edomita, que sin falta él lo informaría a Saúl. Yo personalmente le he hecho mal a toda alma de la casa de tu padre. Mora, pues, conmigo. No tengas miedo, porque quien busca mi alma busca tu alma, porque tú eres uno que necesita protección conmigo”. (1Sa 22:12-23; 23:6.)
A partir de entonces, Abiatar viajó con David todo el tiempo que este estuvo proscrito y actuó como sacerdote de sus fuerzas. Primero de Samuel 23:6 muestra que Abiatar había llevado consigo un efod, y aunque los sacerdotes por lo general llevaban un efod de lino (1Sa 22:18), los versículos 9 al 12 del capítulo 23 parecen indicar que este era el efod de su padre, el sumo sacerdote, y que contenía el Urim y el Tumim.
Su puesto durante los reinados de David y Salomón. Parece que cuando David finalmente subió al trono, hizo sumo sacerdote a Abiatar. Algunos doctos opinan que después de la muerte del sumo sacerdote Ahimélec, el rey Saúl instaló a Sadoc como sumo sacerdote para reemplazarlo, no reconociendo así a Abiatar, que estaba con David, el futuro sucesor de Saúl, y sostienen que después de ascender al trono, David nombró a Abiatar sumo sacerdote copartícipe con Sadoc. Es evidente que este punto de vista obedece a que con regularidad se menciona juntos a Sadoc y Abiatar como si compartieran un puesto encumbrado en el sacerdocio. (2Sa 15:29, 35; 17:15; 19:11; 20:25; 1Re 1:7, 8, 25, 26; 4:4; 1Sa 15:11.) Sin embargo, el registro inspirado no menciona en ningún lugar que el rey Saúl le diera a Sadoc el puesto de sumo sacerdote. Es posible que la prominencia de este se debiese a que era un vidente o profeta, de manera similar al profeta Samuel, quien hasta recibió mayor mención en el registro divino que el sumo sacerdote de su tiempo. (2Sa 15:27.) La prueba indica que durante el reinado de David, Abiatar fue el único sumo sacerdote y que en ese entonces Sadoc ocupaba una posición secundaria. (1Re 2:27, 35; Mr 2:26.)
El texto de 2 Samuel 8:17 ha hecho surgir algunas preguntas al respecto, pues dice que “Sadoc hijo de Ahitub y Ahimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes” para ese tiempo, pero no menciona a Abiatar como sumo sacerdote. Hay quien opina que se traspusieron los nombres de Ahimélec y Abiatar debido a un error de los escribas, y que el texto debería decir: “Abiatar, el hijo de Ahimélec”, como en la Peshitta siriaca. Sin embargo, el registro que se halla en 1 Crónicas (18:16; 24:3, 6, 31) confirma el orden de los nombres en este versículo tal como aparecen en el texto masorético. Por lo tanto, parece más probable que se mencione a Sadoc y Ahimélec sencillamente como sacerdotes secundarios bajo el sumo sacerdote Abiatar, y en este caso se dé por entendida la posición de Abiatar. (1Cr 16:37-40; compárese con Nú 3:32.)
Junto con otros sacerdotes, Abiatar tuvo el privilegio de subir el Arca de Jehová desde el hogar de Obed-edom hasta Jerusalén. (2Sa 6:12; 1Cr 15:11, 12.) Además de sumo sacerdote, fue uno de los consejeros de David. (1Cr 27:33, 34.)
Hacia el fin del reinado de David, su hijo Absalón conspiró contra él. Abiatar de nuevo permaneció junto a David cuando las circunstancias obligaron al rey a huir de Jerusalén. Como parte de un plan para frustrar el consejo del traidor Ahitofel, anterior consejero de David, se envió a Abiatar y a Sadoc de regreso a Jerusalén como sacerdotes leales para que, en calidad de oficiales de enlace, mantuvieran a David al tanto de los planes de su hijo rebelde. (2Sa 15:24-36; 17:15.) Después de la muerte de Absalón, Abiatar y Sadoc sirvieron de intermediarios para que David volviera a la capital. (2Sa 19:11-14.)
Si se tiene en cuenta que Abiatar aguantó muchas penalidades en compañía de David durante el tiempo en que este huía de Saúl y también durante la rebelión de Absalón, y que, por consiguiente, disfrutó de la confianza, la amistad y el favor de David durante unas cuatro décadas, sorprende verle unirse a otro hijo de David, Adonías, en una conspiración posterior para apoderarse del trono, después de casi una vida entera de servicio leal, se hizo desleal al dar su apoyo a Adonías. El complot fracasó a pesar de contar con el apoyo de Joab, el jefe del ejército, y se nombró rey a Salomón, al cual el leal sacerdote Sadoc ungió de acuerdo con las órdenes de David. (1Re 1:7, 32-40.) Jonatán, el hijo de Abiatar, un corredor que había llevado las noticias a David durante la insurrección de Absalón, fue entonces a avisar a Adonías de que el complot había fracasado. El rey Salomón no tomó acción inmediata contra Abiatar, pero cuando los hechos mostraron que el complot todavía no había terminado, ordenó que mataran a Adonías y a Joab, y desterró de Jerusalén al sacerdote Abiatar, diciéndole: “¡Vete a Anatot a tus campos! Pues mereces la muerte; pero en este día no te daré muerte, porque llevaste el Arca del Señor Soberano Jehová delante de David mi padre, y porque sufriste aflicción durante todo el tiempo que mi padre sufrió aflicción”. (1Re 2:26.) Entonces se asignó a Sadoc para que reemplazara a Abiatar en su puesto sacerdotal, de modo que el sumo sacerdocio pasó de nuevo a la línea de Eleazar, el hijo de Aarón, y la línea sacerdotal de la casa de Elí terminó por completo, en cumplimiento de la profecía registrada en 1 Samuel 2:31. (1Re 2:27; 1Sa 3:12-14.)
Aunque más adelante, en 1 Reyes 4:4, de nuevo se alude a “Sadoc y Abiatar” como sacerdotes durante el reinado de Salomón, es posible que se mencione a Abiatar sólo a título honorífico, o en sentido histórico. Algunos doctos opinan que después de degradar a Abiatar, Salomón lo hizo comisario de Sadoc, y que uno ofició en el monte Sión, donde estaba el Arca, mientras que el otro lo hizo en el tabernáculo, situado en Gabaón hasta la construcción del templo. (Véase 1Cr 16:37-40.) Sin embargo, 1 Reyes 2:26 muestra que Salomón envió a Abiatar a sus campos de Anatot, y aunque estos no estaban lejos de Gabaón, la orden de Salomón indica que a Abiatar se le excluía de toda participación activa en el sacerdocio.
En Marcos 2:26 la mayoría de las versiones dicen, citando a Jesús, que David entró en la casa de Dios y comió los panes de la presentación “siendo Abiatar sumo sacerdote”. Puesto que en aquel tiempo el sumo sacerdote era Ahimélec, el padre de Abiatar, tal traducción resulta en un error histórico. Es digno de notarse que varios manuscritos primitivos omiten la mencionada frase y que esta no se halla en los pasajes correspondientes de Mateo 12:4 y Lucas 6:4. Sin embargo, en Marcos 12:26 y Lucas 20:37 se presenta una estructura griega similar, y en estos casos muchas traducciones usan la frase “en el pasaje de” (AF, BI, CI, DGH, FF, LT, Mod, UN). Por eso parece que es propio traducir Marcos 2:26 como lo hace la Traducción del Nuevo Mundo, que lee: “Que entró en la casa de Dios, en el relato acerca de Abiatar el sacerdote principal”. Puesto que el relato de las primeras hazañas de Abiatar comienza inmediatamente después del registro de la entrada de David en la casa de Dios para comer los panes de la presentación, y como Abiatar llegó a ser el sumo sacerdote de Israel en el reinado de David, esta traducción mantiene la exactitud histórica del registro.
1. Ahimáaz, Padre de Ahinoam, la esposa de Saúl.
1. Ahimáaz, Padre de Ahinoam, la esposa de Saúl. (1Sa 14:50.)
2. Ahimáaz, Hijo del sacerdote Sadoc y padre de Azarías. (1Cr 6:8, 9, 53.) Cuando Absalón se rebeló contra su padre David y usurpó el trono, el joven Ahimáaz desempeñó un papel vital en comunicar información a David. En una ocasión estuvo a punto de ser atrapado, pero él y su compañero se escondieron en un pozo, y una mujer camufló la boca de este con grano. (2Sa 15:27, 36; 17:17-21.) Una vez muerto Absalón, se escogió a un corredor cusita para que llevara la noticia a David, pero Ahimáaz insistió en que también se le dejara correr. Después de concedérsele permiso, adelantó al primer corredor, y al acercarse a la ciudad, se le reconoció por su estilo de correr. “Este es un hombre bueno, y con buenas noticias debe venir”, exclamó David. Así fue; Ahimáaz comunicó a David las buenas noticias y dejó las malas para el segundo corredor. (2Sa 18:19-32.) No se sabe si Ahimáaz llegó a ser sumo sacerdote. Algunos piensan que murió antes que su padre y que fue su hijo, Azarías, quien sucedió a Sadoc. (1Re 4:2; 1Cr 6:8-10.)
3. Ahimáaz, Esposo de la hija de Salomón, Basemat, y uno de los doce comisarios encargados de proveer alimento a la casa del rey un mes al año; su territorio era Neftalí. (1Re 4:7, 15.) Algunos piensan que era la misma persona que el núm. 2.
1. Ahimélec, Hijo de Ahitub y bisnieto de Elí.
1. Ahimélec, Hijo de Ahitub y bisnieto de Elí, el sumo sacerdote del tabernáculo cuando este estaba emplazado en Nob. Debido a que ayudó a David, sin saber que huía de Saúl, él, otros ochenta y cuatro sacerdotes de Jehová y los hombres, mujeres y niños de Nob fueron masacrados por Doeg el edomita. Abiatar fue el único hijo de Ahimélec que escapó. (1Sa 21, 22.) Más tarde, cuando compuso el Salmo 52, David narró aquel acto atroz de Doeg. (Sl 52, encab.) Jesús también se refirió a la experiencia de David con Ahimélec. (Mt 12:3, 4; Mr 2:25, 26; Lu 6:3, 4; véase AHÍYA núm. 3.)
2. Ahimélec - (Abimélec 5) Hijo de Abiatar y bisnieto de Ahimélec, a quien había matado Doeg. (1Cr 18:16; 24:3, 6, 31. Véase Abimélec 5)
3. Ahimélec, Un hitita a quien David invitó a infiltrarse de noche con él en el campamento de Saúl, pero que no lo acompañó. (1Sa 26:6, 7.)
Hijo que le dio a Elifaz, el primogénito de Esaú, su concubina Timná. (Gé 36:12, 16.) Este nieto de Esaú fue uno de los jeques de Edom. (Gé 36:15, 16.) El nombre de Amaleq designó también a sus descendientes tribuales. (Dt 25:17; Jue 7:12; 1Sa 15:2.)
La creencia de que los amalequitas fueron anteriores al nieto de Esaú, Amaleq, y, por lo tanto, no fueron sus descendientes, no tiene base sólida, pues se apoya tan solo en la expresión proverbial de Balaam: “Amaleq fue la primera de las naciones, pero su fin después será aun su perecer”. (Nú 24:20.) No obstante, Balaam no hablaba de la historia en general ni del origen de las naciones, que había tenido lugar siete u ocho siglos antes. Se le había contratado para maldecir a Israel, y su expresión debe enmarcarse dentro del contexto de la historia israelita antes de su entrada en la Tierra Prometida. Por lo tanto, después de mencionar a Moab, Edom y Seír como opositores de Israel, Balaam dice que los amalequitas fueron “la primera de las naciones” que se levantó en oposición a los israelitas cuando estos salieron de Egipto en dirección a Palestina, y por esta razón su fin ‘sería aun su perecer’.
Al relatar los acontecimientos de los días de Abrahán, anteriores al nacimiento de Amaleq, Moisés habló de “todo el campo de los amalequitas” seguramente en sentido proléptico, es decir, refiriéndose a esa región como se la conocía en su tiempo, sin querer decir con ello que los amalequitas hubieran existido antes que Amaleq. (Gé 14:7.) El centro de este territorio amalequita estaba al N. de Qadés-barnea, en el desierto del Négueb, en el S. de Palestina, y sus campamentos periféricos se extendían hacia la península del Sinaí y la parte N. de Arabia. (1Sa 15:7.) Puede que en un tiempo su influencia se extendiera hasta la región montañosa de Efraín. (Jue 12:15.)
Los amalequitas fueron “la primera de las naciones” que después del éxodo lanzó un ataque no provocado contra los israelitas. Esto ocurrió en Refidim, cerca del monte Sinaí. Como consecuencia, Jehová decretó su extinción final. (Nú 24:20; Éx 17:8-16; Dt 25:17-19.) Un año después, cuando los israelitas intentaron entrar en la Tierra Prometida, en contra de lo que había dicho Jehová, los amalequitas repelieron la agresión. (Nú 14:41-45.) Durante los días de los jueces, estos adversarios de Israel atacaron dos veces a los israelitas: una, en tiempos del rey Eglón de Moab (Jue 3:12, 13), y la otra, cuando los madianitas y los orientales saquearon la tierra de Israel por siete años, antes de que Gedeón, con sus 300 hombres, les infligiera una aplastante derrota. (Jue 6:1-3, 33; 7:12; 10:12.)
Debido a este persistente odio, durante el período de los reyes Jehová ‘llamó a cuentas’ a los amalequitas, mandando al rey Saúl que los derribara, y eso es lo que hizo “desde Havilá hasta Sur, que está enfrente de Egipto”. Sin embargo, Saúl violó la orden de Jehová al perdonar la vida al rey Agag. De todos modos, no se pasó por alto el mandato de Dios, pues “Samuel se puso a tajar en pedazos a Agag delante de Jehová en Guilgal”. (1Sa 15:2-33.) David hizo algunas incursiones en el territorio de los amalequitas, quienes, por su parte, atacaron Ziqlag y se llevaron a las esposas de David y sus posesiones, pero este los alcanzó con 400 hombres y recobró todo lo que habían robado. (1Sa 27:8; 30:1-20.) Durante el reinado de Ezequías, algunos hombres de la tribu de Simeón aniquilaron al resto de los amalequitas. (1Cr 4:42, 43.)
Ya no se vuelve a mencionar directamente a los amalequitas ni en la Biblia ni en otros registros históricos. No obstante, se hace mención de “Hamán hijo de [...] el agaguita”, probablemente un descendiente de Amaleq, ya que “Agag” era el título o nombre de ciertos reyes amalequitas. (Est 3:1; Nú 24:7; 1Sa 15:8, 9.) De modo que al pueblo amalequita, así como a otros pueblos mencionados por nombre en el registro bíblico, se le exterminó para “que la gente sepa que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”. (Sl 83:6-18.)
1. Amarías, Descendiente sacerdotal de Eleazar, el hijo de Aarón.
1. Amarías, Descendiente sacerdotal de Eleazar, el hijo de Aarón, por la línea de Finehás. Fue hijo de Merayot, padre de Ahitub y abuelo de Sadoc; este último fue sacerdote secundario durante el reinado de David y sumo sacerdote durante el gobierno de Salomón. (1Cr 6:7, 52.) No es posible afirmar con certeza que Amarías oficiara de sumo sacerdote, ya que por aquel entonces esta designación recayó temporalmente en la casa de Elí.
2. Amarías, Un descendiente del hijo de Qohat, Hebrón. Su nombre figura entre los mencionados con motivo de la reorganización de los servicios que se efectuaban en el templo. (1Cr 23:1, 12, 19; 24:23.)
3. Amarías, El principal sacerdote “para todo asunto de Jehová”, en particular los asuntos de carácter legal que se produjeron durante el reinado de Jehosafat. (2Cr 19:11.)
4. Amarías, Otro descendiente de Eleazar; vivió en una fecha posterior al mencionado en el primer apartado. Fue hijo de Azarías y padre de otro Ahitub. (1Cr 6:11; Esd 7:3.)
5. Amarías, Levita que se ocupó de la distribución del diezmo a los sacerdotes en sus respectivas ciudades durante el reinado de Ezequías. (2Cr 31:14, 15.)
6. Amarías, Hijo de Ezequías (probablemente el rey de Judá) y bisabuelo del profeta Sofonías. (Sof 1:1.)
7. Amarías, Uno de los principales sacerdotes que regresó de Babilonia con Zorobabel en 537 a. E.C. (Ne 12:1, 2, 7.) En los días del gobernador Nehemías, una ‘casa paterna’ sacerdotal llevaba este nombre. (Ne 12:12, 13, 26.)
8. Amarías, Descendiente de Binuí; estuvo entre los que despidieron a sus esposas paganas junto con sus hijos en los días de Esdras. (Esd 10:10-12, 38, 42, 44.)
9. Amarías, Sacerdote, o su antepasado, que estuvo entre los que autenticaron el “arreglo fidedigno” al que se llegó durante la gobernación de Nehemías. (Ne 9:38; 10:1, 3.) De tratarse del mismo Amarías mencionado en el núm. 7, hubiese tenido entonces más de ciento doce años.
10. Amarías, Antepasado de algunos de los residentes de la Jerusalén del tiempo de Nehemías; pertenecía a la tribu de Judá. (Ne 11:4.)
Edomita que servía de mayoral de los pastores del rey Saúl, un puesto de supervisor que exigía responsabilidad (1Sa 21:7; 22:9); debió ser un prosélito. Debido a ser “detenido delante de Jehová” en Nob —posiblemente a causa de un voto, alguna inmundicia o sospecha de lepra—, Doeg presenció cómo el sumo sacerdote Ahimélec le daba a David el pan de la proposición y la espada de Goliat. Más tarde, cuando Saúl se dirigió a sus siervos y los acusó de estar conspirando contra él, Doeg reveló lo que había visto en Nob. Después de convocar al sumo sacerdote Ahimélec, así como a los otros sacerdotes de Nob, e interrogarle, Saúl ordenó a los corredores que dieran muerte a los sacerdotes. Cuando estos rehusaron, Doeg, por mandato de Saúl, dio muerte sin vacilar a un total de ochenta y cinco sacerdotes. Después de esta acción inicua, Doeg dio a Nob por entero a la destrucción, matando a todos sus habitantes, tanto jóvenes como viejos, así como al ganado. (1Sa 22:6-20.)
Como se indica en el encabezamiento del Salmo 52, David escribió concerniente a Doeg: “Adversidades trama tu lengua, afilada como una navaja, y obra engañosamente. Has amado lo malo más que lo bueno; la falsedad, más que el hablar justicia. Has amado todas las palabras devoradoras, oh lengua engañosa”. (Sl 52:2-4.)
1. Eliaquim, Hijo de Hilquías y administrador de la casa de Ezequías.
1. Eliaquim, Hijo de Hilquías y administrador principal de los asuntos de la casa de Ezequías, el rey de Judá, durante el tiempo en que el rey asirio Senaquerib invadió Judá en el año 732 a. E.C.
Mientras Sebná estaba todavía “sobre la casa”, el profeta Isaías profetizó que este sería arrancado de su posición y reemplazado por Eliaquim, al que Jehová llamó “mi siervo”. Dicho cambio tenía que efectuarse poniendo a Eliaquim la prenda oficial de vestir y la banda de Sebná. Asimismo, debía colocarse sobre el hombro de Eliaquim “la llave de la casa de David”, indicando que se le confiaría la superintendencia de las cámaras reales y la autoridad para decidir quién podría ser aceptado al servicio del rey. (Isa 22:15-24.)
Eliaquim (en su calidad de administrador), Sebná (el secretario) y Joah (al parecer, el registrador) salieron para hablar con Rabsaqué, quien había ido a Jerusalén con una gran fuerza militar para exigir la rendición de la ciudad. A continuación, con sus prendas de vestir rasgadas, los tres le refirieron al rey Ezequías las palabras del vocero de Senaquerib. A su vez, Ezequías procedió a enviar a Eliaquim, a Sebná y a los ancianos de los sacerdotes ante Isaías para inquirir de Jehová. (Isa 36:11, 22; 37:1, 2; 2Re 18:17, 18, 26, 36, 37; 19:1, 2.)
★La disciplina de Jehová nos beneficia - (2-3-2018-Pg.25-§8-11)
2. Eliaquim - (Jehoiaquim, Joacim) Rey de Judá (628-618 a. E.C.) a quien el faraón Nekoh colocó sobre el trono, cambiando su nombre al de Jehoiaquim. Era hijo del rey Josías. (2Re 23:34.)
3. Eliaquim, Uno de los sacerdotes levitas que tocaron las trompetas en la procesión que organizó Nehemías para inaugurar el muro reedificado de Jerusalén. (Ne 12:31, 41.)
4. Eliaquim, Antepasado de José, el padre adoptivo de Jesús. (Mt 1:13.)
5. Eliaquim, Antepasado de María, la madre de Jesús. (Lu 3:30.)
1. Guedalías, Cantor levita del tiempo de David.
1. Guedalías, Cantor levita del tiempo de David. Se le designó por sorteo para estar a cargo del segundo de los 24 grupos de servicio, cada uno compuesto de doce músicos. (1Cr 25:3, 9, 31.)
2. Guedalías, Abuelo del profeta Sofonías y posiblemente descendiente del rey Ezequías. (Sof 1:1.)
3. Guedalías, Hijo de Pasjur. Uno de los príncipes de Jerusalén que acusaron a Jeremías de debilitar a los guerreros y a todo el pueblo, por lo que pidieron al rey Sedequías que se le diera muerte. Conseguida la autorización del rey, echaron a Jeremías a una cisterna fangosa. (Jer 38:1-6.)
4. Guedalías, “Hijo de Ahiqam hijo de Safán.” Después de la destrucción de Jerusalén en el año 607 a. E.C., el rey Nabucodonosor nombró a Guedalías gobernador de los judíos que quedaron en la tierra de Judá. Guedalías fijó su residencia en Mizpá, el lugar donde el profeta Jeremías “se puso a morar”. Cuando los jefes militares de Judá que no habían sido capturados oyeron que se había nombrado gobernador a Guedalías, fueron con sus hombres a él en Mizpá. Guedalías les juró que mientras sirvieran al rey de Babilonia les iría bien, y luego les animó a recoger vino, aceite y frutos de verano. Hasta los judíos dispersados en Moab, Ammón, Edom y otros lugares siguieron yendo a Guedalías.
Todo esto no fue del agrado de Baalís - (Beleissá), el rey de Ammón, quien consiguió la cooperación de Ismael para asesinar al gobernador Guedalías. Cuando Johanán y los otros jefes de las fuerzas militares se enteraron, pusieron sobre aviso al gobernador, pero este no les creyó. Johanán incluso habló con Guedalías en privado y se ofreció para matar a Ismael y así frustrar la conspiración; sin embargo, Guedalías no le hizo caso, pensando que se estaban hablando falsedades acerca de ese hombre. Por lo tanto, cuando Ismael y otros diez hombres fueron a Mizpá, Guedalías no tomó precauciones. Mientras estaba comiendo con ellos, Ismael y los hombres que estaban con él se levantaron y lo mataron, así como a todos los judíos y caldeos que estaban con él. (2Re 25:22-25; Jer 39:14; 40:5–41:3.)
5. Guedalías, Uno de los sacerdotes del tiempo de Esdras que tomaron esposas extranjeras y que se comprometieron a despedirlas. (Esd 10:18, 19.)
1. Hebrón - (Hebronitas) Nieto de Leví e hijo de Qohat. Fue el antepasado de “los hijos de Hebrón”, o hebronitas. (Éx 6:16, 18; Nú 3:19, 27; 26:58; 1Cr 6:2, 18; 15:4, 9; 23:12, 19; 26:30-32.)
★Hebronitas
(De [Pertenecientes a] Hebrón).
Familia levita que descendió de Hebrón, hijo de Qohat. (Éx 6:16, 18; Nú 3:27; 26:58; 1Cr 26:23, 24.) El rey David designó a 1.700 hebronitas capacitados para que estuvieran sobre la administración de la región que quedaba al O. del Jordán, y 2.700, sobre el territorio que estaba al E. del río. (1Cr 26:30-32.)
2. Hebrón, Hijo de Maresah y padre de Coré, Tapúah, Réquem y Sema; descendiente de Caleb de la tribu de Judá. (1Cr 2:42, 43.)
3. Hebrón - (Quiryat-arbá) Ciudad antigua situada en la región montañosa de Judá; fue edificada siete años antes que la ciudad egipcia de Zoan. (Nú 13:22.) Hebrón está situada a unos 30 Km. al SSO. de Jerusalén y a más de 900 m. sobre el nivel del mar. Se distingue por ser uno de los lugares más antiguos del Oriente Medio que todavía está habitado. El nombre antiguo de Hebrón, “Quiryat-arbá” (Ciudad de Arbá), parece provenir de Arbá, que aún se empleaba después del exilio babilonio. (Ne 11:25.) Tal como parece indicar su nombre, el fundador de la ciudad al parecer fue Arbá, “el gran hombre entre los anaquim”. (Gé 23:2; Jos 14:15.) La ciudad y las colinas cercanas han sido famosas durante mucho tiempo debido a sus viñedos, granadas, higos, aceitunas, albaricoques, manzanas y nueces. Favorecida con numerosas fuentes y pozos, Hebrón está rodeada de grandes extensiones de vegetación.
Los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob pasaron parte de su residencia forastera en Hebrón. (Gé 13:18; 35:27; 37:13, 14.) Sara murió allí y fue enterrada en una cueva en la cercana Macpelá. Abrahán había comprado esta cueva y un terreno circundante al hitita Efrón, y llegó a ser la sepultura familiar donde también se enterró a Abrahán, Isaac, Rebeca, Lea y Jacob. (Gé 23:2-20; 49:29-33; 50:13.)
Cuando Moisés envió a los doce espías a la Tierra Prometida, en Hebrón moraban los descendientes de Anaq, hombres de gran estatura. (Nú 13:22, 28, 33.) Unos cuarenta años más tarde, Hoham, el rey de Hebrón, reunió a cuatro reyes más en una ofensiva en contra de Gabaón, ciudad que había hecho un acuerdo de paz con Josué. Los israelitas respondieron a la petición de auxilio de Gabaón, y con la ayuda de Jehová derrotaron a los ejércitos de los cinco reyes que habían ido en contra de Gabaón. Posteriormente ejecutaron a estos cinco reyes, que se habían ocultado en una cueva, y colgaron sus cadáveres en maderos hasta el atardecer. (Jos 10:1-27.)
Durante la campaña realizada en el S. de Canaán, Israel dio por entero a la destrucción a los habitantes de Hebrón y a su rey (al parecer el sucesor de Hoham). (Jos 10:36, 37.) Sin embargo, a pesar de que los israelitas acaudillados por Josué doblegaron el poder de los cananeos, parece ser que no dejaron guarniciones inmediatamente para mantener sus conquistas. Mientras Israel guerreaba en otro lugar, los anaquim volvieron a establecerse en Hebrón, por lo que Caleb (o los hijos de Judá al mando de Caleb) tuvo que arrebatarles de nuevo la ciudad algún tiempo después. (Jos 11:21-23; 14:12-15; 15:13, 14; Jue 1:10.) Hebrón se asignó originalmente a Caleb, de la tribu de Judá; más tarde, al convertirse en ciudad de refugio, fue designada ciudad sagrada. También fue una de las ciudades sacerdotales. Sin embargo, “el campo de la ciudad [Hebrón]” y sus poblados fueron la posesión hereditaria de Caleb. (Jos 14:13, 14; 20:7; 21:9-13.)
Unos cuatro siglos más tarde, los hombres de Judá ungieron rey a David en Hebrón. Desde allí gobernó siete años y medio, y entre tanto fue padre de seis hijos: Amnón, Kileab (Daniel), Absalón, Adonías, Sefatías e Itream. (2Sa 2:1-4, 11; 3:2-5; 1Cr 3:1-4.) Al parecer, los habitantes de Hebrón ayudaron a David durante el tiempo que estuvo proscrito por el rey Saúl. (1Sa 30:26, 31.) Hacia el fin del reinado de David en Hebrón, Abner, el principal apoyador del rey rival, Is-bóset, hijo de Saúl (2Sa 2:8, 9), desertó para unirse a David. Tras volver de una incursión y enterarse de que David había enviado a Abner en paz, Joab despachó mensajeros para traer de vuelta a Abner, y luego le dio muerte en Hebrón, donde fue enterrado. (2Sa 3:12-27, 32.) Algún tiempo después, Recab y Baanah asesinaron a Is-bóset y, seguros de recibir una recompensa, llevaron su cabeza a David en Hebrón. Sin embargo, David los hizo ejecutar por su crimen. (2Sa 4:5-12.) Tras este suceso, David fue ungido rey sobre todo Israel, y trasladó su capital de Hebrón a Jerusalén. (2Sa 5:1-9.)
Algunos años más tarde, Absalón, el hijo de David, regresó a Hebrón e inició su vano intento por usurpar el trono de su padre. (2Sa 15:7-10.) Es probable que Absalón la escogiese como punto de partida de su campaña para apoderarse del trono debido a su importancia histórica como antigua capital de Judá y a que era su ciudad natal. Más tarde, el rey Rehoboam, nieto de David, reedificó Hebrón. (2Cr 11:5-10.) Después que los babilonios desolaron Judá y que regresaron los exiliados judíos, algunos de los judíos repatriados se establecieron en Hebrón (Quiryat-arbá). (Ne 11:25.)
[Ilustración de la página 1113]
Calle de Hebrón, una de las antiguas ciudades de refugio de Israel
El más joven de los cuatro hijos de Saúl y su sucesor en el trono. Parece ser que en las listas genealógicas a Is-bóset se le llama por el nombre de Esbaal, que significa “Hombre de Baal”. (1Cr 8:33; 9:39.) Sin embargo, en otros lugares, como en Segundo de Samuel, se utiliza el nombre Is-bóset, en el que se sustituye “baal” por “bóset”. (2Sa 2:10.) Esta palabra hebrea, bó·scheth, se halla en Jeremías 3:24 y se traduce “cosa vergonzosa” (MK, Mod, NM) o “lo vergonzoso” (BAS; Val, 1989). En dos ocasiones bá´·al y bó·scheth se utilizan en aposición, donde un término es aclaración o especificación del otro. (Jer 11:13; Os 9:10.) Hay otras ocasiones en las que el término “baal” también se sustituyó por “bóset” o una forma derivada. Por ejemplo, “Jerubéset” sustituyó a “Jerubaal” (2Sa 11:21; Jue 6:32) y “Mefibóset”, a “Merib-baal”, que era sobrino de Is-bóset. (2Sa 4:4; 1Cr 8:34; 9:40.)
Se desconoce el porqué de estos nombres dobles o sustituciones. Algunos eruditos proponen la teoría de que los nombres dobles se deben a un cambio ocurrido cuando la palabra “baal” (amo; dueño) llegó a identificarse casi exclusivamente con el desagradable dios cananeo de la fertilidad, Baal. No obstante, en el mismo libro de Segundo de Samuel, donde aparece el relato de Is-bóset, se informa que el rey David llama a un lugar de batalla Baal-perazim (que significa “Dueño de Rompimientos a Través [Dueño de Irrupciones”]) en honor del Señor Jehová, pues dijo: “Jehová ha irrumpido a través de mis enemigos”. (2Sa 5:20.) Según otro punto de vista, el nombre de Is-bóset podría haber sido premonitorio de la muerte vergonzosa de este personaje, así como del fin calamitoso de la dinastía de Saúl.
Después de la muerte de Saúl y sus otros hijos en el campo de batalla de Guilboa, Abner —pariente de Saúl y jefe de sus fuerzas— llevó a Is-bóset a través del Jordán hasta Mahanaim, donde fue investido rey sobre todas las tribus menos Judá, que reconocía a David como rey. Para entonces Is-bóset tenía cuarenta años, y reinó durante dos años. Puesto que la Biblia no encuadra específicamente estos dos años de reinado dentro del período de siete años y medio en el que David gobernó como rey en Hebrón, no hay forma de resolver las diferencias de opinión que tienen los doctos al respecto. Sin embargo, parece más razonable pensar que se hizo rey a Is-bóset poco después de la muerte de su padre (más bien que cinco años después), en cuyo caso transcurrieron unos cinco años entre su asesinato y la instalación de David como rey sobre todo Israel. (2Sa 2:8-11; 4:7; 5:4, 5.)
La corta gobernación de Is-bóset estuvo caracterizada por dificultades internas y externas. La guerra entre su casa y la de David “llegó a ser muy prolongada”; en un solo combate perdió 360 hombres, en tanto que David sufrió 20 bajas. (2Sa 2:12-31; 3:1.) Al mismo tiempo, su pariente Abner fue ganando influencia a expensas de él, hasta el grado de tener relaciones con una de las concubinas de Saúl, un comportamiento que según la costumbre oriental, equivalía a traición. Cuando Is-bóset reprobó su conducta, Abner le retiró su apoyo y pactó con David, comprometiéndose, entre otras cosas, a devolverle a Mical (esposa de David y hermana de Is-bóset). (2Sa 3:6-21.) La posición de Is-bóset se debilitó aún más con la muerte de Abner a manos de Joab. Por último, poco tiempo después dos de sus capitanes le asesinaron mientras dormía la siesta. (2Sa 3:22-27; 4:1, 2, 5-7.) Sin embargo, cuando esos asesinos llevaron la cabeza de Is-bóset a David con la intención de conseguir una recompensa, este ordenó que fueran ejecutados y dispuso que la cabeza de Is-bóset se enterrase en Hebrón, en la tumba de Abner. (2Sa 4:8-12.)
Así fue como la dinastía de Saúl, que podría haber durado “hasta tiempo indefinido”, llegó a su fin abrupto y humillante, no debido a los pecados de Is-bóset, sino a los de su padre. (1Sa 13:13; 15:26-29.) Es cierto que Is-bóset fue un gobernante débil, que obtuvo y mantuvo el trono principalmente debido a la fuerza de Abner; no obstante, David le llamó “hombre justo”. (2Sa 4:11.)
Algunos piensan que el escritor de Segundo de Samuel usó los nombres “Is-bóset” y “Mefibóset” (bó-scheth significa vergüenza) en vez de “Esbaal” y “Merib-baal”, debido a la mala connotación que parece que llegó a tener la palabra hebrea bá-`al por su relación con la adoración degradada de Baal. (2Sa 2:8; 9:6; 1Cr 8:33, 34)
1. Jeroham, Padre de Elqaná y abuelo de Samuel; descendiente del levita Qohat. (1Sa 1:1, 19, 20; 1Cr 6:22, 27, 34, 38.)
2. Jeroham, Benjamita de Guedor cuyos dos “hijos” figuran entre los “ayudadores en la guerra” de David mientras se hallaba en Ziqlag bajo restricciones a causa de Saúl. (1Cr 12:1, 2, 7.)
3. Jeroham, Padre de Azarel, príncipe de la tribu de Dan bajo el rey David. (1Cr 27:1, 22.)
4. Jeroham, Padre de Azarías, que fue uno de los jefes del ejército que ayudaron a Jehoiadá a entronizar al rey Jehoás. (2Cr 23:1, 11.)
5. Jeroham, Descendiente de Benjamín cuyos seis “hijos” mencionados por nombre fueron cabezas de familias que moraron en Jerusalén. (1Cr 8:1, 26-28.) Posiblemente fuera el mismo que el núm. 6.
6. Jeroham, Antepasado benjamita de Ibneyá, quien vivió en Jerusalén tras el destierro. (1Cr 9:7, 8.) Posiblemente fuera el mismo que el núm. 5.
7. Jeroham, Padre o antecesor de Adaya, sacerdote que residió en Jerusalén después del exilio en Babilonia. (1Cr 9:3, 10, 12; Ne 11:4, 12.)
1. Jezreel, Descendiente de Judá; posiblemente era el antecesor de los habitantes de Jezreel (núm. 3) o su poblador principal. (1Cr 4:1, 3.)
2. Jezreel, Segundo hijo del profeta Oseas y su esposa Gómer (Os 1:3, 4); el significado profético de su nombre se explica en el núm. 4.
3. Jezreel, Ciudad no identificada de la región montañosa de Judá, tal vez fundada por el núm. 1. (Jos 15:20, 48, 56.) Probablemente era el lugar de donde procedía Ahinoam, una de las esposas de David. (1Sa 25:43; 27:3.)
4. Jezreel, Ciudad situada en el límite del territorio de Isacar. (Jos 19:17, 18.) En la actualidad se la identifica con la ciudad de Zer`in (Tel Yizre`el), que se encuentra a unos 11 Km. al NNE. de Jenin (En-ganim). Justo al SE. se levanta una cadena montañosa en forma de media luna con colinas de piedra caliza a la que tradicionalmente se ha identificado con el monte Guilboa.
En el transcurso de la última mitad del siglo X a. E.C., Jezreel fue la residencia real de Acab, el rey de Israel, y de su sucesor, Jehoram, aunque la capital del reino norteño en realidad era Samaria. (1Re 18:45, 46; 21:1; 2Re 8:29.) En la viña de Nabot, próxima al palacio de Jezreel, el profeta Elías pronunció el juicio de Jehová contra la casa de Acab. (1Re 21:17-29.) La profecía se cumplió. Jehú mató al rey Jehoram, hijo de Acab, y luego hizo que arrojasen el cadáver en el campo de Nabot. En Jezreel los perros se comieron a Jezabel, esposa de Acab, después que la arrojaron por la ventana por orden de Jehú. Las cabezas de los 70 hijos de Acab, ejecutados por sus guardianes en Samaria, fueron apiladas en dos montones junto a la puerta de Jezreel. No se escapó ninguno de los hombres distinguidos, ninguno de los conocidos ni de los sacerdotes de Acab que estaban en Jezreel. (2Re 9:22-37; 10:5-11.)
La profecía de Oseas. Las palabras que Jehová dirigió a Oseas (1:4) con relación a los “actos de derramamiento de sangre de Jezreel” no se refieren a la ocasión en que Jehú destruyó la inicua casa de Acab, pues fue el instrumento del que Jehová se sirvió para ejecutar Su juicio. Sin embargo, bien pudiera ser que el motivo incorrecto que tenía Jehú para permitir que prosiguiese la adoración de becerros le hiciera a él mismo culpable de derramamiento de sangre. (2Re 10:30, 31.)
El nombre profético Jezreel, que Oseas puso por orden de Jehová al hijo que había tenido con Gómer, dirigió la atención al tiempo en el que se le pedirían cuentas a la casa de Jehú. Dios ‘sembraría semilla’ en el sentido de que la diseminaría. Ese tiempo llegó cuando Salum se apoderó del trono después de asesinar a Zacarías, tataranieto de Jehú, que había gobernado por seis meses. (2Re 15:8-10.) Así llegó a su fin la dinastía de Jehú. Unos cincuenta años después, en 740 a. E.C., cuando el reino norteño cayó ante Asiria y sus habitantes fueron llevados al exilio, el gobierno real de la casa de Israel cesó por completo. En aquel tiempo el “arco de Israel”, es decir, su poderío militar, se quebró definitivamente. La profecía ya había predicho que esto ocurriría en la llanura baja de Jezreel, quizás debido a que los asirios consiguieron en aquel lugar una victoria decisiva. (Os 1:4, 5.)
Sin embargo, Jehová también señaló a través de su profeta Oseas un significado favorable del nombre Jezreel. Al recoger al resto de Israel y Judá y llevar a su pueblo de nuevo a su tierra, Jehová sembraría semilla y los haría aumentar en número. (Os 1:11; 2:21-23; compárese con Zacarías 10:8-10.)
5. Jezreel, Región comprendida por la llanura baja de Jezreel. A menudo con esta designación se hace referencia tan solo a la llanura baja que se extiende en dirección SE., desde la ciudad de Jezreel, en Isacar, hasta Bet-seán, en el extremo occidental del valle del Jordán. No obstante, en la actualidad con la expresión “valle de Jezreel” a veces se incluye la llanura baja que está al O. de Jezreel o llanura de Esdrelón (forma griega de la palabra hebrea Jezreel). Por lo tanto, en un sentido más amplio, el “valle de Jezreel” abarca toda la llanura que se extiende desde la cordillera del Carmelo hasta el río Jordán.
Desde lo alto de un declive rocoso, la ciudad de Jezreel (Zer`in) domina toda la sección oriental de la llanura baja de Jezreel, que se extiende hacia el SE. a lo largo de unos 19 Km. con una anchura aproximada de 3 Km. En el tiempo de Josué los cananeos, que estaban equipados con poderosos carros de guerra, controlaban esta zona. (Jos 17:16.) Asimismo, en la llanura baja de Jezreel, Gedeón y sus 300 hombres fueron testigos de la mano de salvación de Jehová cuando las fuerzas enemigas de los madianitas, amalequitas y orientales se volvieron unos contra otros en confusión. (Jue 6:33; 7:12-22.) Más tarde, el ejército israelita bajo el rey Saúl acampó junto al manantial de Jezreel (quizás `Ain Jalud, en la estribación noroccidental del monte Guilboa, o `Ain el-Meiyiteh, debajo del pueblo de Zer`in), frente a los enemigos filisteos. Posteriormente, la noticia de las muertes de Saúl y su hijo Jonatán llegó de Jezreel. (1Sa 29:1, 11; 2Sa 4:4.) Jezreel y sus alrededores llegaron a formar parte del territorio gobernado por Is-bóset, hijo de Saúl. (2Sa 2:8, 9.) Y durante el reinado de Salomón, el territorio que se hallaba bajo el comisario Baaná incluía la fértil llanura de Jezreel. (1Re 4:7, 12.)
Hijo de Jehoiaquim, rey de Judá, y de Nehustá. (2Re 24:6, 8; 2Cr 36:8.) También se le llama Jeconías (una variante de Joaquín) y Conías (un abreviamiento de Jeconías). (Est 2:6; Jer 28:4; 37:1.)
Joaquín llegó a ser rey a la edad de dieciocho años, y continuó con las malas prácticas de su padre. (2Re 24:8, 9; 2Cr 36:9, nota.) Jehoiaquim, padre de Joaquín, había estado bajo la dominación de Nabucodonosor, el rey de Babilonia, pero se había rebelado en el tercer año de ese vasallaje, es decir, en 618 a. E.C. (2Re 24:1), lo que resultó en el sitio de Jerusalén. La expresión “durante aquel tiempo” (2Re 24:10) tal vez no aluda al breve reinado de Joaquín, sino al período general en el que se encuadra su gobierno, lo que permitiría que el sitio comenzara durante el reinado de su padre, Jehoiaquim, como parece indicar Daniel 1:1, 2. Al parecer, Jehoiaquim murió durante este sitio y Joaquín ascendió al trono de Judá; no obstante, según cierta crónica babilonia, su gobernación terminó solo tres meses y diez días después, cuando se rindió ante Nabucodonosor, en el mes de Adar de 617 a. E.C. (2Re 24:11, 12; 2Cr 36:9; Assyrian and Babylonian Chronicles, de A. Grayson, 1975, pág. 102.) En cumplimiento de la palabra de Jehová por medio de Jeremías, fue llevado al destierro en Babilonia. (Jer 22:24-27; 24:1; 27:19, 20; 29:1, 2.) También se exilió a otros miembros de la casa real, así como oficiales de la corte, artífices y guerreros. (2Re 24:14-16.)
El registro de 2 Reyes 24:12-16 dice que Nabucodonosor llevó a estos cautivos al exilio junto con “todos los tesoros de la casa de Jehová y los tesoros de la casa del rey”; no obstante, el relato de Daniel 1:1, 2 menciona que solo se llevó a Babilonia “una parte de los utensilios”. La explicación puede ser que los tesoros a los que se alude en Segundo de los Reyes eran en particular los utensilios de oro, que reciben el énfasis en ese relato, y que se permitió que el resto de los utensilios permaneciesen allí. Otra posibilidad que se sugiere es la siguiente: cuando Jerusalén cedió ante el sitio babilonio (que llegó como resultado de la rebelión de Jehoiaquim contra el rey de Babilonia), se trasladaron “algunos de los utensilios de la casa de Jehová” a Babilonia, y poco después, cuando se condujo a Joaquín a Babilonia, se llevaron otros “objetos deseables de la casa de Jehová”. Se contempla esta posibilidad en vista de lo que dice el registro en 2 Crónicas 36:6-10. Del relato de las Crónicas se desprende que una vez que Nabucodonosor conquistó con éxito Jerusalén, volvió a Babilonia y desde allí “envió y procedió a llevarlo [a Joaquín] a Babilonia con objetos deseables de la casa de Jehová”. De manera similar, diez años después, en la conquista y destrucción final de Jerusalén (607 a. E.C.), Nabucodonosor se retiró a Riblá, “en la tierra de Hamat”, y dejó los detalles posteriores a la conquista a Nebuzaradán, su jefe de la guardia de corps. (2Re 25:8-21.)
Joaquín engendró siete hijos mientras estuvo en Babilonia. (1Cr 3:16-18.) De esta manera se preservó el linaje real que llevaba al Mesías (Mt 1:11, 12); pero tal como había señalado la profecía, ninguno de los descendientes de Joaquín gobernó jamás desde la Jerusalén terrestre. Por lo tanto, fue como si Joaquín no hubiese tenido hijos que le sucediesen como rey. (Jer 22:28-30.)
En el quinto año del exilio de Joaquín, Ezequiel empezó su obra profética. (Eze 1:2.) Unos treinta y dos años más tarde, por lo visto en 580 a. E.C., Evil-merodac (Awel-Marduk), el sucesor de Nabucodonosor liberó de la prisión a Joaquín, y se le dio una posición de favor sobre todos los demás reyes cautivos. A partir de entonces, comió en la mesa de Evil-merodac y recibió una porción asignada diaria. (2Re 25:27-30; Jer 52:31-34.) Se han hallado documentos administrativos babilonios en los que se registran raciones para Joaquín y cinco de sus hijos.
Nombre del segundo hijo varón que dio a luz Gómer, la esposa de Oseas. Jehová mandó que se le diese este nombre significativo para mostrar que había repudiado al Israel infiel. (Os 1:8, 9.) Hay quien opina que Lo-ammí no era hijo de Oseas, sino del adulterio de Gómer (Os 1:2), pues cuando nació Jezreel, se dijo que Gómer “le dio a luz un hijo [a Oseas]”, mientras que con respecto a Lo-ammí se limita a decir que “procedió a quedar encinta y dar a luz un hijo”. (Os 1:3, 8.)
1. Maacá, Hijo de Nacor, el hermano de Abraham, y de su concubina Reumá. Con toda probabilidad se trataba de un varón, ya que dio nombre a un reino y a sus habitantes. (Gé 22:23, 24; 2Sa 10:6, 8.)
2. Maacá, Esposa del manasita Makir. (1Cr 7:14-16.)
3. Maacá, Una de las concubinas de Caleb (el hijo de Hezrón); le dio a luz varios hijos. (1Cr 2:18, 48, 49.)
4. Maacá, Esposa de Jeiel, “el padre de Gabaón”. (1Cr 8:29; 9:35.)
5. Maacá, Hija de Talmai, rey de Guesur, que fue esposa de David y madre de Absalón. (2Sa 3:2, 3; 1Cr 3:1, 2.)
6. Maacá, Padre o antepasado de Hanán, hombre poderoso de las fuerzas militares de David. (1Cr 11:26, 43.)
7. Maacá, Padre o antepasado de Sefatías, príncipe de Israel al que se nombró caudillo sobre los simeonitas cuando David organizó el servicio del rey. (1Cr 27:1, 16, 22.)
8. Maacá, Padre de Akís, el rey de Gat, a quien huyeron dos esclavos de Simeí al principio del reinado de Salomón. (1Re 2:39.) Es posible que sea el Maoc mencionado en 1 Samuel 27:2.
9. Maacá - (Micaya 1)
Nieta de Absalón; fue la esposa preferida de Rehoboam, el rey de Judá, y madre del rey Abías (Abiyam). (2Cr 11:20-22; 1Re 15:1, 2, 9, 10.) Por ser la reina madre, ocupó la posición de “dama” en el reino, hasta que su nieto, el rey Asá, la destituyó “porque ella había hecho un ídolo horrible para el poste sagrado”, o aserá. (1Re 15:9-13; 2Cr 15:16.) En 2 Crónicas 13:2 se la llama Micaya.
★Asá, “Unas palabras de ánimo y una advertencia” - (15-8-2012-Pg.9)
★Reina - [Israel-§1] - (Dama)
10. Maacá, Pequeño reino ubicado en el N. de Palestina cuando los israelitas invadieron la tierra; también se le llama Maacat. La tribu de Manasés debió ocupar esta zona, pero el registro muestra que los israelitas no desposeyeron a los habitantes del lugar, de modo que ‘siguieron morando en medio de Israel’. (Dt 3:14; Jos 13:13.) Al parecer Maacá, por lo general mencionado junto con el reino vecino de Guesur, estaba localizado al N. del mismo, lindando con la región de Basán. (Jos 12:5.) Suele entenderse que abarcaba la zona comprendida entre las laderas meridionales del monte Hermón y la cuenca del Huleh, al S., y desde el río Jordán hasta el desierto de Siria, al E.; es decir, prácticamente la parte septentrional del actual distrito del Golán.
Maacá era un reino arameo (sirio), y sus habitantes tal vez hayan descendido del hijo de Nacor conocido por el mismo nombre. (Gé 22:24; 1Cr 19:6.) Cuando los ammonitas guerrearon contra David, alquilaron, entre otros, los servicios del rey de Maacá. La exigua cantidad de soldados que contribuyó el reino maacatita en comparación con el resto de los aliados parece dar prueba de su tamaño reducido. (2Sa 10:6-8.) Tras la victoria de Joab sobre los ammonitas y sus aliados sirios, el rey David infligió a los sirios una nueva derrota. (2Sa 10:13-19.) Relatos posteriores dan a entender que con el tiempo el reino de Damasco subyugó al de Maacá.
Maacatita
(De [Perteneciente a] Maacat [la población]).
Habitante del reino arameo de Maacá. (Dt 3:14; Jos 12:5; 13:13.) Estemoa era un maacatita. (1Cr 4:19.) Muchos opinan que Abel-bet-maacá (que significa “Cauce de la Casa de Maacá”), una localidad del N. de Palestina, puede haberse llamado así debido a su proximidad a la región donde se establecieron los maacatitas. (1Re 15:20.)
Padre de Akís, el rey de la ciudad filistea de Gat, con quien David y sus 600 hombres se refugiaron de Saúl. (1Sa 27:1-3.) Podría tratarse de la misma persona que el Maacá mencionado en 1 Reyes 2:39, pero no puede asegurarse con certeza. El nombre Maacá es similar a Maoc, y cabe la posibilidad de que Akís, que gobernaba cuando David era un proscrito, todavía fuese el rey filisteo de Gat al comienzo del mandato de Salomón.
1. Rubén, Primogénito de los doce hijos de Jacob.
1. Rubén, Primogénito de los doce hijos de Jacob. Su madre, Lea, la menos querida de las esposas de Jacob, le dio este nombre porque, según dijo, ‘Jehová había mirado su miseria, por cuanto entonces su esposo empezaría a amarla’. (Gé 29:30-32; 35:23; 46:8; Éx 1:1, 2; 1Cr 2:1.) Como resultado del continuo favor que Jehová mostró a su madre, Rubén y sus cinco hermanos carnales (Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón) constituyeron la mitad de los cabezas tribales originales de Israel; los otros seis (José, Benjamín, Dan, Neftalí, Gad y Aser) eran sus hermanos de padre. (Gé 35:23-26.)
Algunas de las buenas cualidades de Rubén se demostraron cuando persuadió a sus nueve hermanos para que arrojasen a José en una cisterna seca en vez de darle muerte, con la idea de volver a librarlo a escondidas. (Gé 37:18-30.) Más de veinte años después, cuando estos mismos hermanos razonaron que el que se les hubiera acusado de ser espías en Egipto se debía a la falta de compasión con que habían tratado a José, Rubén les recordó que no había participado en el complot contra la vida de José. (Gé 42:9-14, 21, 22.) Luego, cuando Jacob no dejó que Benjamín acompañase a sus hermanos en su segundo viaje a Egipto, Rubén ofreció a sus propios dos hijos como fianza y dijo: “Puedes [darles] muerte si no te lo traigo [a Benjamín] de vuelta”. (Gé 42:37.)
Rubén era el hijo primogénito de Jacob, y, como tal, tenía los derechos de primogénito de la familia. Le tocaban dos porciones de la herencia que su padre dejara. Cuando Jacob bendijo a sus hijos, justo antes de morir, quedaba por ver si Rubén heredaría estos derechos de primogénito. Además, el patriarca Jacob, como cabeza de familia, había actuado como sacerdote de Jehová en favor de toda la familia, había ofrecido sacrificios en el altar familiar, había representado a su familia en oración y le había dado instrucción religiosa. Como padre, había controlado a toda la familia y a todos sus siervos, su ganado y sus propiedades. ¿Recaerían estas responsabilidades sobre Rubén?
Jacob se dirigió en primer lugar a Rubén con las palabras: “Rubén, tú eres mi primogénito, mi vigor y el principio de mi facultad generativa, la excelencia de dignidad y la excelencia de fuerza. Con precipitada licencia como de aguas, no sobresalgas, porque has subido a la cama de tu padre. En aquella ocasión profanaste mi canapé. ¡Subió a él!”. (Gé 49:3, 4.)
Jacob rememoró un acto indigno que afectaría los privilegios que Rubén iba a recibir. Había mancillado la honra de su padre al cometer incesto con una de sus concubinas, Bilhá, la sierva de Raquel, la esposa amada de Jacob. Cometió este pecado poco después de que Raquel murió al dar a luz a Benjamín. El registro bíblico no explica si Rubén violó a Bilhá para evitar que ocupase el lugar de Raquel en los afectos de Jacob y este la favoreciera más que a su madre, Lea, o si actuó así por pura lascivia. La Biblia simplemente dice: “Y mientras Israel residía en aquella tierra, aconteció que una vez Rubén fue y se acostó con Bilhá la concubina de su padre, e Israel llegó a oír de ello”. (Gé 35:22.) La Septuaginta griega añade: “Y pareció mal a sus ojos”. (Gé 35:21, LXX; compárese con NBE; CJ, nota; VP, nota.)
Jacob no repudió a Rubén ni le echó por esta acción. No obstante, cuando años más tarde bendijo a sus hijos, le dijo por inspiración divina: “No sobresalgas”. De este modo le despojó de los privilegios que le hubieran correspondido como primogénito, y todo porque actuó con “precipitada licencia como de aguas”. Fue inestable o turbulento e impetuoso, como las aguas que irrumpen contra un dique o que se precipitan por una torrentera. Tenía que haberse dominado y haber respetado la dignidad de su padre y el honor de los dos hijos de Bilhá, la concubina de Jacob.
2. Rubén - (Rubenitas) Nombre que reciben la tribu formada por los descendientes de Rubén y la tierra que les pertenecía por herencia. Esta tribu se formó de los cuatro hijos de Rubén: Hanok, Palú, Hezrón y Carmí, los cabezas de familia de los rubenitas. (Gé 46:8, 9; Éx 6:14; 1Cr 5:3.)
Un año después del éxodo de Egipto, se eligió a Elizur, el hijo de Sedeur, como principal para representar a toda la tribu de Rubén. (Nú 1:1, 4, 5; 10:18.) La tribu de Rubén fue siempre una de las menos numerosas de las doce. Según un censo realizado en el segundo año que llevaban vagando por el desierto, había 46.500 rubenitas aptos para servicio militar mayores de veinte años. Unos treinta y nueve años más tarde, la fuerza militar era algo inferior, 43.730. (Nú 1:2, 3, 20, 21; 26:5-7.)
En el campamento de Israel, los rubenitas acampaban en el lado S. del tabernáculo, flanqueados por los descendientes de Simeón y de Gad. Cuando la nación se ponía en marcha, esta división de tres tribus encabezada por Rubén seguía a la división de tres tribus formada por Judá, Isacar y Zabulón. (Nú 2:10-16; 10:14-20.) Este fue también el orden en que las tribus presentaron sus ofrendas el día de la inauguración del tabernáculo. (Nú 7:1, 2, 10-47.)
Cuando el levita Coré se rebeló contra Moisés, tres rubenitas (On, el hijo de Pélez, y Datán y Abiram, los hijos de Eliab) se unieron a la sublevación, acusando a Moisés de intentar “[hacerse] príncipe” sobre ellos y de haber fracasado en su promesa de llevarlos a una “tierra que [manaba] leche y miel”. Parece ser que Nemuel, el hermano de Datán y Abiram, no participó en la sublevación. (Nú 16:1, 12-14; 26:8, 9.) Jehová demostró que aquel motín era en realidad una falta de respeto a Él cuando hizo que la tierra se abriera y se tragase vivos a los rebeldes y a sus familias, junto con todas sus pertenencias. (Nú 16:23-33; Dt 11:6.)
Asignaciones de territorio. Poco antes de que Israel entrara en la Tierra Prometida, las tribus de Rubén y Gad solicitaron que se les concediera el territorio que quedaba al E. del Jordán —conquistado a los reyes Sehón y Og— debido a que era una tierra ideal para sus grandes rebaños y manadas. Moisés accedió a las peticiones que hicieron estas dos tribus y la media tribu de Manasés, pero con una condición: que sus fuerzas combatientes cruzaran también el Jordán y ayudaran a las demás tribus en la conquista de Canaán, condición que aceptaron con gusto. (Nú 32:1-38; Jos 1:12-18; 4:12, 13; 12:6; 13:8-10.)
Por lo tanto, la herencia territorial de Rubén se determinó aun antes de que los israelitas cruzaran el Jordán, al dar Moisés a esta tribu la parte S. del reino que se había conquistado a Sehón. Esa parte se extendía desde el valle torrencial de Arnón, al S., un límite natural que separaba este territorio del de Moab, hasta un poco al N. del mar Muerto, donde limitaba con el territorio de los gaditas. (Nú 34:13-15; Dt 3:12, 16; 29:8; Jos 13:15-23; 18:7.) El territorio de los ammonitas fue el límite oriental, y el mar Muerto y el río Jordán, el occidental. (Jos 15:1, 6; 18:11, 17.) Una de las seis ciudades de refugio, Bézer, estaba en el territorio de Rubén. Esta y otras ciudades rubenitas se apartaron para los levitas. (Dt 4:41-43; Jos 20:8; 21:7, 36; 1Cr 6:63, 78, 79.)
Moisés mandó que una vez que se llegara al corazón de la tierra de Canaán, las tribus de Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí estuvieran representadas en el monte Ebal para la lectura de las maldiciones e invocaciones de mal, y el resto de las tribus debían estar representadas en el monte Guerizim para la declaración de las bendiciones. (Dt 27:11-13.) Después Moisés bendijo a Rubén junto con las otras tribus. Moisés dijo a los rubenitas: “Que viva Rubén y no muera, y que sus hombres no se hagan pocos”. (Dt 33:1, 6.)
Al final de su campaña contra Canaán, Josué reunió a las fuerzas armadas de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés, y después de encomiarlas por haber cumplido las promesas que hicieron a Moisés, las bendijo y las envió a sus casas. (Jos 22:1-8.) Cuando llegaron al Jordán, erigieron un enorme altar en la orilla occidental, acción que las demás tribus malinterpretaron y que casi resultó en ruptura de relaciones y guerra civil. Pero cuando explicaron que no era un altar para sacrificios, sino que lo habían erigido como testigo entre las tribus de ambos lados del Jordán, le pusieron nombre, probablemente “Testigo”, pues dijeron: “Es testigo, entre nosotros, de que Jehová es el Dios verdadero”. (Jos 22:9-34.)
Historia posterior. Muchos años más tarde, cuando Barac y Débora cantaron una canción triunfal, recordaron que los rubenitas no se habían unido a ellos en la batalla contra Sísara. Como resultado, “entre las divisiones de Rubén fueron grandes los escudriñamientos del corazón”. (Jue 5:15, 16.) En los días de Saúl los rubenitas unieron sus fuerzas a las de sus vecinos y consiguieron una gran victoria sobre los hagritas y sus aliados, “porque fue a Dios a quien clamaron por socorro en la guerra, y él se dejó rogar a favor de ellos porque confiaron en él”. (1Cr 5:10, 18-22.) Luego los rubenitas participaron en ocupar el territorio hagrita, probablemente hasta que Asiria subyugó a Israel en el siglo VIII a. E.C., cuando ellos estuvieron entre los primeros a los que se llevó al exilio. (1Cr 5:6, 22b, 26.) En la historia de David, tanto antes como después de llegar a ser rey, se habla de esta tribu en general y de algunos rubenitas en particular. (1Cr 11:26, 42; 12:37, 38; 26:32; 27:16.)
En las profecías. En los libros simbólicos de Ezequiel y Revelación, Rubén figura en un orden importante con respecto a las demás tribus. Por ejemplo, Ezequiel tuvo una visión en la que aparecía la “contribución santa” (una franja de tierra situada en medio de las franjas que pertenecían a las tribus de Israel), donde estaban ubicados el templo de Jehová, la ciudad llamada Jehová-Samah (que significa “Jehová Mismo Está Allí”) y el territorio que pertenecía a los sacerdotes, los levitas y el principal. Esta franja santa limitaba al N. con la de Judá, que a su vez limitaba al N. con la de Rubén. (Eze 48:6-22, 35.) Asimismo, la puerta llamada Rubén, que estaba en el lado N. de la santa ciudad Jehová-Samah, quedaba al lado de la de Judá. (Eze 48:31.) De modo parecido, cuando Juan contempló en una visión que se sellaba a las doce tribus del Israel espiritual, Rubén figuraba en segundo lugar, después de la tribu de Judá. (Aoo 7:4, 5.)
1. Siló, Cuando pronunció una bendición sobre Judá, el moribundo patriarca Jacob dijo: “El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos”. (Gé 49:10.) Desde la gobernación de David de Judá, el poder para gobernar (el bastón de comandante) y la soberanía real (el cetro) fueron posesión de la tribu de Judá. Así tenía que continuar hasta que viniera Siló, lo que indicaba que el linaje real de Judá terminaría en Siló como heredero permanente. De manera similar, antes de que se echara abajo el reino de Judá, Jehová le dijo al último rey de Judá, Sedequías, que la gobernación le sería dada a uno que tendría el derecho legal. (Eze 21:26, 27.) Este sería Siló, ya que el nombre “Siló” se entiende que significa “Aquel de Quien Es; Aquel a Quien Pertenece”.
En los siglos siguientes, Jesucristo fue el único descendiente de David a quien se prometió la gobernación real. El ángel Gabriel le dijo a María antes del nacimiento de Jesús: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin”. (Lu 1:32, 33.) Por lo tanto, Siló tiene que ser Jesucristo, “el León que es de la tribu de Judá”. (Aoo 5:5; compárese con Isa 11:10; Ro 15:12.)
Es interesante notar sobre el antiguo punto de vista judío de Génesis 49:10 que toda la antigüedad judía aplicó la profecía al Mesías. Por ejemplo, el Targum de Onkelos (versión en inglés de Bernard Grossfeld) dice: “Hasta que venga el Mesías, a quien pertenece el reino”. Igualmente, el Targum palestinense (Neophyti 1, versión de Alejandro Díez Macho) lee: “Hasta que venga el rey Mesías, del cual es la realeza”. Asimismo, el Talmud de Babilonia (Sanedrín, cap. XI, 98b) dice: “¿Cómo se llama [el Mesías]? —Se llama Shiló [...], porque dice lo escrito: Hasta que venga Shiló” (corchetes del editor).
2. Siló, Ciudad situada en el territorio de Efraín y al “norte de Betel, hacia el oriente de la calzada que sube de Betel a Siquem y hacia el sur de Leboná”. (Jue 21:19.) Hoy se la identifica con Khirbet Seilun (Shillo), a unos 15 Km. al NNE. de Betel, lo que encaja con esta descripción bíblica. Este lugar está sobre una colina rodeada de otras más altas y un valle al SO.
Una vez que el tabernáculo se instaló en Siló (Jos 18:1), se terminó de repartir la tierra a los israelitas desde ese lugar. (Jos 18:1–21:42.) Después de la división de la tierra, las tribus del E. del Jordán erigieron un altar junto a ese río. Las otras tribus consideraron esto como un acto de apostasía, por lo que se reunieron en Siló para luchar contra ellas. Sin embargo, una vez que se explicó que el altar iba a ser un monumento que simbolizaba su fidelidad a Jehová, se mantuvieron las relaciones pacíficas. (Jos 22:10-34.)
Más tarde, 12.000 guerreros israelitas valientes emprendieron una acción punitiva contra los habitantes de Jabés-galaad por no unirse en la lucha contra los benjamitas. Sin embargo, 400 vírgenes de Jabés-galaad fueron llevadas a Siló y más tarde dadas a los benjamitas. A estos también se les mandó que tomasen otras esposas de entre las hijas de Siló, llevándoselas a la fuerza cuando las mujeres participaran en las danzas de corro relacionadas con la fiesta anual a Jehová que se celebraba en Siló. (Jue 21:8-23.)
El tabernáculo permaneció en Siló durante la mayor parte del período abarcado por el libro de Jueces, si no todo. (Jue 18:31; 1Sa 1:3, 9, 24; 2:14; 3:21; 1Re 2:27.) Poco antes de la muerte del sumo sacerdote Elí, los israelitas sacaron el Arca del tabernáculo mientras luchaban contra los filisteos y la llevaron al campo de batalla, confiando en que su presencia les daría la victoria. Sin embargo, Jehová permitió que los filisteos capturaran el Arca. Esta nunca fue devuelta a Siló, lugar que representaba la presencia de Dios, lo que significó que Jehová había abandonado ese lugar. (1Sa 4:2-11.) El salmista alude a este abandono de Siló (Sl 78:60, 61; compárese con 1Sa 4:21, 22), y en la profecía de Jeremías también se utiliza para ilustrar lo que Jehová le haría al templo de Jerusalén. (Jer 7:12, 14; 26:6, 9.)
En el siglo X a. E.C., el profeta Ahíya vivió en Siló. (1Re 12:15; 14:2, 4.) Después del asesinato de Guedalías, en 607 a. E.C., ciertos hombres de Siló (de la ciudad o bien de la región) fueron a Jerusalén para hacer sacrificios. (Jer 41:5.)
1. Siquem, Hijo de Hamor, un principal heveo. (Gé 33:19; Jos 24:32.) Después que Jacob se estableció cerca de la ciudad de Siquem (véase núm. 4), su hija Dina empezó a frecuentar el trato de las muchachas de aquella ciudad. Siquem, de quien se dice que era “el más honorable de toda la casa de su padre”, vio a Dina, “se acostó con ella y la violó”. Luego se enamoró de ella y quiso que fuera su esposa. Pero los hijos de Jacob estaban enfurecidos por lo ocurrido, y, “con engaño”, dijeron que solo podían hacer acuerdos matrimoniales solo con hombres circuncisos. Esto les pareció bien a Siquem y a su padre Hamor, y convencieron a los siquemitas para que se circuncidaran. Sin embargo, antes de que los varones de Siquem pudieran recuperarse de la circuncisión, Simeón y Leví, los hijos de Jacob, atacaron la ciudad, y mataron a Hamor, a Siquem y a todos los demás hombres. (Gé 34:1-31.)
2. Siquem, Hijo de Galaad de la tribu de Manasés. Fue el cabeza de familia de los siquemitas, a quienes no hay que confundir con los habitantes cananeos de Siquem. (Nú 26:28, 30, 31; Jos 17:2.)
★Siquemitas
(De [Pertenecientes a] Siquem).
Descendientes de Manasés por la línea de Siquem. (Nú 26:29, 31.)
3. Siquem, Hijo de Semidá de la tribu de Manasés. (1Cr 7:19.)
4. Siquem,
Ciudad antigua relacionada con Nablus o, más exactamente, con la cercana Tell Balata. (Sl 60:6; 108:7; GRABADO, vol. 1, pág. 530.) Situada en el extremo oriental del estrecho valle que pasa entre el monte Guerizim y el monte Ebal, Tell Balata está a unos 48 Km. al N. de Jerusalén. Dispone de un buen suministro de agua, y al E. del lugar hay una llanura fértil. Antiguamente Siquem dominaba los caminos que atravesaban la parte central de Palestina de E. a O. y de N. a S. (Compárese con Jue 21:19.) Al no tener la ventaja estratégica de estar edificada sobre una montaña, la seguridad de la ciudad dependía de sus fortificaciones. (Jue 9:35.)
Cuando Abrán (Abrahán) entró por primera vez en la Tierra Prometida, viajó hasta “la ubicación de Siquem” y acampó cerca de los árboles grandes de Moré, donde más tarde edificó un altar. (Gé 12:6-9.) Casi dos siglos después, Jacob levantó un campamento frente a Siquem a su regreso de Padán-aram, y compró algo de terreno en aquel lugar. Debido a que Siquem, el hijo de Hamor, violó a Dina, los hijos de Jacob —Simeón y Leví— mataron a los hombres de la ciudad para vengar a su hermana. (Gé 33:18–34:31.) Por orden de Dios, Jacob partió de Siquem, pero antes tomó todos los dioses extranjeros y aretes que poseía su casa y los enterró debajo del árbol grande que estaba cerca de Siquem. (Gé 35:1-4.) Posteriormente, los hijos de Jacob apacentaron sus rebaños cerca de la ciudad, lo que seguramente pudieron hacer sin peligro debido a que el “terror de Dios”, que había evitado que los pueblos vecinos persiguieran a Jacob por lo ocurrido en Siquem, todavía ejercía algún efecto en ellos. (Gé 35:5; 37:12-17.)
Cuando los descendientes de Jacob, los israelitas, entraron en la Tierra Prometida después de su estancia de más de dos siglos en Egipto, enterraron los huesos de José “en Siquem, en la porción del campo que Jacob había adquirido de los hijos de Hamor”. (Jos 24:32.) Sin embargo, en su defensa ante los judíos, Esteban dijo que se enterró a José “en la tumba que [...] Abrahán había comprado [...] a los hijos de Hamor en Siquem”. (Hch 7:16.) Quizás la declaración de Esteban era elíptica. Si se completase la elipsis, sus palabras serían: “Jacob bajó a Egipto. Y falleció; e igualmente nuestros antepasados, y fueron transferidos a Siquem y fueron puestos en la tumba que con dinero de plata Abrahán había comprado a precio [y en la que se compró] a los hijos de Hamor en Siquem”. (Hch 7:15, 16.) También existe la posibilidad de que, como Jacob era nieto de Abrahán, la compra se hubiera atribuido a Abrahán como el cabeza patriarcal. Este sería el caso si se usara el nombre Abrahán de manera similar a como se usó posteriormente el de Israel (Jacob) y otros, aplicando y usando el nombre del antepasado para los descendientes. (Compárese con Os 11:1, 3, 12; Mt 2:15-18.)
Entre los lotes tribales de la Tierra Prometida, parece ser que Siquem estaba dentro del territorio de Manasés, a unos 3 Km. al NO. del pueblo fronterizo de Micmetat. (Jos 17:7.) Como se dice que Siquem estaba “en la región montañosa de Efraín”, puede que haya sido un enclave de Efraín en territorio manasita. (Jos 16:9; 1Cr 6:67.) Más tarde, la ciudad se asignó a los levitas junto con otras ciudades efraimitas, y se le concedió la condición de sagrada como ciudad de refugio. (Jos 21:20, 21.) Justo antes de morir, Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem y las animó a servir a Jehová. (Jos 24:1-29.)
Aunque en Siquem los israelitas habían hecho un pacto de apoyar la adoración verdadera, los habitantes de esa ciudad se pusieron a adorar a Baal-berit. (Jue 8:33; 9:4.) También apoyaron los esfuerzos de Abimélec (el hijo del juez Gedeón y su concubina siquemita) para hacerse rey. Sin embargo, con el tiempo se sublevaron contra el rey Abimélec. Al aplastar la sublevación, Abimélec destruyó la ciudad y la sembró de sal, quizás como símbolo de que deseaba que quedara desolada para siempre. (Jue 8:31-33; 9:1-49; compárese con Sl 107:33, 34; véanse ABIMÉLEC núm. 4.)
Tiempo después se reedificó Siquem. El hecho de que Rehoboam se instalase en ella como rey indica que se había convertido en una ciudad importante. (1Re 12:1.) Después de la división del reino, Jeroboán, el primer rey del reino septentrional, realizó obras de edificación en Siquem y al parecer gobernó desde allí por un tiempo. (1Re 12:25.) Siglos más tarde, en el año 607 a. E.C., después que los babilonios destruyeron Jerusalén, algunos hombres de Siquem fueron a Jerusalén para adorar. (Jer 41:5.)
1. Sual, Hijo de Zofah; cabeza de la tribu de Aser.
1. Sual, Hijo de Zofah; cabeza de la tribu de Aser. (1Cr 7:36, 40.)
2. Sual, Región relacionada con Ofrá que probablemente se hallaba al N. de Micmash. Los filisteos acampados en Micmash hicieron incursiones en dirección a Sual. (1Sa 13:16, 17.) No se conoce su ubicación exacta.
Hombre prominente de la tribu de Aser de quien se mencionan once “hijos”. (1Cr 7:35-37, 40.)