1. Argob, Uno de los hombres que posiblemente fueron asesinados con el rey Peqahías.
1. Argob, Uno de los hombres que posiblemente fueron asesinados con el rey Peqahías de Israel hacia 778 a. E.C. por un usurpador llamado Péqah, quien en este magnicidio contó con el concurso de unos cincuenta hombres de Galaad. (2Re 15:23-25.)
2. Argob, Región de Basán que conquistaron los israelitas cuando aún estaban al E. del Jordán y que posiblemente llegó a formar parte del territorio de Manasés. Debió ser el dominio del reino de Og; se dice que tenía sesenta ciudades fortificadas, aparte de muchísimos pueblos rurales. (Dt 3:4, 5, 13, 14.) Esta fue “la tierra de los refaím”, o tierra de gigantes.
Argob quedaba al E. del mar de Galilea. Aunque tradicionalmente se ha considerado que su ubicación es Al-Ledja, una zona cubierta de lava que está a unos 32 Km. al S. de Damasco, la referencia hecha en Deuteronomio a una región con pueblos rurales parece indicar que debió tratarse de la fértil llanura que se halla al O. de Al-Ledja, posiblemente ubicada en Nahr al-Ruqad, Nahr al-`Alan y el valle torrencial de Yarmuk. En esta amplia meseta las ciudades carecían de sistemas defensivos naturales, lo que hubiese justificado la construcción de ‘muros altos’, como dice la Biblia. Hoy se encuentran por toda la región de Basán ruinas que delatan la existencia de grandes ciudades como esas.
En el tiempo del rey Salomón, Argob formaba parte de uno de los doce distritos que estaban a cargo de los comisarios que abastecían de alimentos la casa real. (1Re 4:7, 13.)
Jebuseo dueño de la era que compró el rey David para edificar un altar a Jehová donde más tarde se construyó el templo. Esta acción fue el medio que Dios indicó para poner fin al azote provocado por el censo del pueblo que realizó David. (2Sa 24:16-25; 1Cr 21:15-28.)
Por lo visto, Arauna ofreció gratis el lugar, junto con el ganado y los utensilios de madera para el sacrificio, pero David insistió en pagar un precio. Según el registro de 2 Samuel 24:24, David compró la era y el ganado vacuno por 50 siclos de plata (110 dólares [E.U.A.]), mientras que de acuerdo con el relato de 1 Crónicas 21:25, David pagó por el lugar 600 siclos de oro (77.000 dólares [E.U.A.]). El escritor de Segundo de Samuel trata solo de la compra del lugar donde se ubicaría el altar y de los materiales para el sacrificio efectuado, por lo que parece que el precio de compra al que hace referencia se limita a esto. Por otra parte, el escritor de Primero de las Crónicas considera los asuntos en relación con el templo que se construiría más tarde en el lugar, y relaciona la compra con la construcción. (1Cr 22:1-6; 2Cr 3:1.) Puesto que la extensión del recinto del templo era muy grande, parece que la suma de 600 siclos de oro se aplicó a la compra de esta zona extensa, más bien que solo a la pequeña porción necesitada para el altar que David edificó en un principio.
Bajo la Cúpula musulmana de la Roca, que hoy ocupa una parte de lo que fue el emplazamiento original del templo, aún existe una base rocosa natural que bien pudiera ser la antigua era de Arauna.
En el registro de las Crónicas, a Arauna se le llama Ornán. (1Cr 21:18-28; 2Cr 3:1.)
1. Artajerjes, El gobernante persa que mandó que se detuviera la edificación del templo de Jehová en Jerusalén. (Esd 4:7-24.) Entre los reinados de Ciro el Grande —que permitió el regreso de los judíos a Jerusalén (537 a. E.C.)— y Darío el Grande —que retiró la proscripción impuesta sobre la construcción del templo (520 a. E.C.)— posiblemente gobernaron tres reyes: Cambises II, su hermano Bardiya (o tal vez el mago Gaumata, que, según se cree, se hizo pasar por Bardiya y reinó por siete meses) y Nidintu-Bel (a quien Darío derrotó y ejecutó después de solo dos meses de ocupar el trono). Es probable que Cambises sea el “Asuero” mencionado en Esdras 4:6, ante quien los opositores a la reconstrucción del templo presentaron su primera protesta. Por lo tanto, el gobernante al que se hace referencia como “Artajerjes” en Esdras 4:7 y en versículos posteriores es o bien Bardiya o bien Gaumata, cuyo reinado solo duró siete meses (522 a. E.C.).
Mientras los judíos estaban ocupados en la reedificación del templo, los habitantes de las ciudades de Samaria le enviaron una carta al rey persa para quejarse de ellos. (Esd 4:7; 4:1-3.) A fin de conseguir su objetivo, se valieron de engaño, al afirmar que los judíos estaban reedificando la ciudad de Jerusalén y sus muros. (Esd 4:11-16.) Como resultado de estas falsas acusaciones, se detuvo “la obra en la casa de Dios”. (Esd 4:24.)
2. Artajerjes - (Longimano) Hijo de Jerjes I, es el rey al que se alude en Esdras 7:1-28 y Nehemías 2:1-18; 13:6. Si bien la mayoría de las obras de consulta dan el año 465 a. E.C. como el de su ascenso al trono, hay fundadas razones para fijar esa fecha en 475 a. E.C. (Véase Persia, [Los reinados de Jerjes y Artajerjes].)
Artajerjes Longimano concedió permiso tanto al sacerdote Esdras como a Nehemías para realizar viajes a Jerusalén. (Esd 7:1-7; Ne 2:1, 7, 8.) Los historiadores antiguos le atribuyen un carácter que solía ser benigno y generoso, lo que concuerda con sus acciones durante el séptimo año de su reinado (568 a. E.C.), cuando concedió a Esdras “toda su solicitud” mediante un decreto que proporcionó plata y oro y vasos para su uso en el templo, además de provisiones de trigo, vino, aceite y sal. (Esd 7:6, 12-23; 8:25-27.) Esta generosa contribución bien puede explicar por qué en Esdras 6:14 se menciona a Artajerjes Longimano, junto a Ciro y Darío, como uno de aquellos cuyas órdenes contribuyeron a la ‘edificación y terminación’ del templo, a pesar de que la construcción en sí misma había concluido unos cuarenta y siete años antes, en 515 a. E.C. Además, el decreto del rey autorizó a Esdras a nombrar magistrados y jueces para enseñar la ley de Dios (así como la del rey) y a aplicar la pena capital a los transgresores cuando fuese necesario. (Esd 7:25, 26.)
Durante el vigésimo año de su reinado (455 a. E.C.), Artajerjes Longimano otorgó permiso a Nehemías para regresar a Jerusalén con el fin de reedificar los muros y las puertas de la ciudad. (Ne 2:1-8.) Esta fecha es de singular importancia debido a que en Daniel 9:25 se relaciona el edicto supracitado con el cálculo del tiempo de la prometida venida del Mesías.
En Nehemías 13:6 se menciona el “año treinta y dos de Artajerjes”, que corresponde a 443 a. E.C., año en el que Nehemías regresó por un tiempo a la corte de este rey.
★¿Cuándo comenzó el reinado de Artajerjes? - (dp-Cap.11-Pg.197-Recuadro)
3. Artajerjes III - (Ocos) (llamado también Ocos), a quien se atribuye una permanencia en el trono de unos veintiún años (358-338 a. E.C.) y de quien se dice que fue el más sanguinario de todos los gobernantes persas. Su hazaña más importante fue la reconquista de Egipto.
1. Conanías, Levita encargado de las contribuciones para el servicio del templo durante el reinado de Ezequías. (2Cr 31:4, 12, 13.)
2. Conanías, Uno de los jefes levitas que contribuyeron generosamente con ovejas, cabras y ganado para la gran celebración de la Pascua que tuvo lugar en el año dieciocho del reinado de Josías. (2Cr 35:9, 19.)
1. Elam - (Elamitas), Uno de los cinco hijos de Sem - Región al SE. de Mesopotamia.
1. Elam - (Elamitas) Uno de los cinco hijos de Sem, de quien descendieron “familias, según sus lenguas, en sus tierras, según sus naciones”. (Gé 10:22, 31; 1Cr 1:17.) No se especifican los nombres de los hijos de Elam; sin embargo, con su nombre se designa tanto a un pueblo como a una región que lindaba con la frontera SE. de Mesopotamia.
Elam abarcaba antiguamente la zona que hoy se conoce como Khuzistánz, situada en la parte SO. de Irán. Esta región comprendía la llanura oriental del valle bajo del Tigris, llanura fértil que estaba regada por los ríos Karun y Karkheh y que quizás se extendía hasta las regiones montañosas que rodeaban esta altiplanicie por el N. y el E., aunque estos dos límites son los más inciertos. Se cree que en estas montañas se encontraba una región llamada Anshan, que, según algunas inscripciones, formó parte de Elam desde tiempos primitivos. Como estaba situada en el extremo oriental de la Media Luna Fértil, Elam ocupaba una posición fronteriza y era una de las regiones pobladas en su mayor parte por semitas; limitaba con zonas habitadas por los otros descendientes de Noé, en especial los de la rama jafética.
Los asirios y los babilonios llamaron a este país elamtu, en tanto que los escritores clásicos griegos unas veces lo llamaron Elymais y otras, Susiana. Este último nombre lo tomaron de la ciudad de Susa (o Shushan), que en un tiempo tal vez fue la capital de Elam. Bajo el Imperio persa, Susa fue una ciudad real. (Ne 1:1; Est 1:2.) Estaba situada en las rutas comerciales que conducían al SE. y a la meseta iraní. El deseo de obtener el control de estas rutas hizo que los gobernantes asirios y babilonios invadieran Elam con frecuencia.
Lengua. Por lo general, las obras de consulta afirman que los elamitas no eran descendientes de Sem y que el escritor de Génesis los incluye entre los semitas tan solo desde un punto de vista político o geográfico. Esta opinión se basa en la idea de que la lengua de los elamitas no era semita. No obstante, la investigación ha revelado que las inscripciones más antiguas halladas en la región geográfica llamada Elam son “meras listas de objetos representados pictóricamente en tablillas de arcilla con la cantidad de cada uno al lado indicada por un sistema simple de barras, círculos y semicírculos [...]. Su contenido para ese tiempo es solo económico o administrativo”. (Semitic Writing, de G. R. Driver, Londres, 1976, págs. 2, 3.) Estas inscripciones podrían llamarse “elamitas” solo y exclusivamente por haberse encontrado en el territorio de Elam.
De modo que el peso del argumento de los que se oponen a que Elam se incluya entre los pueblos semitas descansa en su mayor parte en algunas inscripciones posteriores, que se cree datan del II milenio a. E.C., así como en el monumento de Behistún (del siglo VI a. E.C.), que contiene textos paralelos en persa antiguo, acadio y “elamita”. Se dice que las inscripciones atribuidas a los elamitas están en una lengua aglutinante (aquella en la que las palabras raíces se juntan para formar compuestos, a diferencia de las lenguas flexivas). Los filólogos no han sido capaces de relacionar con éxito esa lengua “elamita” con ninguna otra lengua conocida.
CUADRO: El origen de las naciones - (it-1-Pg.329) Al evaluar la información supracitada, hay que recordar que la región geográfica en la que con el tiempo se concentraron los descendientes de Elam bien la pudieron haber ocupado otros pueblos antes de la época elamita o incluso durante ese tiempo, tal como los sumerios primitivos no semitas residieron en Babilonia. La Encyclopædia Britannica (1959, vol. 8, pág. 118) dice: “Todo el país [designado Elam] fue ocupado por varias tribus que en su mayoría hablaban dialectos aglutinantes, aunque los que ocuparon los distritos occidentales eran semitas”. (Cursivas nuestras.)
Sin embargo, estas inscripciones halladas en Elam no prueban que los verdaderos elamitas no fuesen de origen semita, pues hay muchos ejemplos históricos de pueblos que adoptaron un idioma distinto al suyo debido a la dominación o infiltración de elementos extranjeros. Por otro lado, algunos pueblos antiguos, además de hablar su propia lengua, usaban otro idioma en sus relaciones comerciales o internacionales (como en el caso del arameo, que llegó a ser lingua franca de varias naciones). A los “hititas” de Karatepe se deben unas inscripciones bilingües (probablemente del siglo VIII a. E.C.) en escritura jeroglífica “hitita” y en fenicio antiguo. Otro ejemplo de la práctica común entre pueblos antiguos de registrar hechos y acontecimientos en más de un idioma lo hallamos en Persépolis, donde se encontraron unas 30.000 tablillas de arcilla del tiempo del rey persa Darío I. Estaban escritas en su mayor parte en el idioma “elamita”. Sin embargo, Persépolis no era una ciudad elamita.
Una prueba más de que no es apropiado considerar la mención de Elam en Génesis capítulo 10 como una referencia puramente geográfica y no genealógica la suministran las esculturas de los reyes elamitas, esculturas que datan, según los arqueólogos, del tiempo de Sargón I (cuya gobernación sitúan hacia el fin del III milenio). Estas esculturas no solo representan figuras típicamente acádicas (asirobabilonias semíticas), sino que también llevan inscripciones acádicas. (The Illustrated Bible Dictionary, edición de J. D. Douglas, 1980, vol. 1, pág. 433.)
Historia. La primera mención bíblica de Elam como nación se remonta al tiempo de Abrahán (2018-1843 a. E.C.), cuando Kedorlaomer, “rey de Elam”, marchó con una alianza de reyes hacia la región del mar Muerto contra la coalición cananea de reyes. (Gé 14:1-3.) Kedorlaomer aparece como el jefe de la alianza y como rey que había tenido autoridad sobre los reyes cananeos a los que entonces derrotó. (Gé 14:4-17.) Una campaña de tal envergadura, con un viaje de ida y vuelta de unos 3.200 Km., no era infrecuente para los reyes mesopotámicos, ni siquiera en aquel tiempo. La historia confirma que a principios del II milenio a. E.C., hubo un período de dominación elamita en la región mesopotámica. Un oficial elamita llamado Kudur-Mabuk tomó Larsa, una ciudad importante que se encontraba junto al Éufrates, al norte de Ur, y colocó como rey a su hijo Warad-Sin. Es digno de mención que tanto el nombre de este último como el de su hermano —Rim-Sin, quien le sucedió en el trono— son semíticos, lo que confirma la influencia de los semitas en Elam.
Hammurabi puso fin a este período de poder elamita en Babilonia. Sin embargo, para la última parte del II milenio a. E.C., Elam conquistó de nuevo Babilonia y volvió a ejercer su dominio durante varios siglos. Se cree que fue en ese tiempo cuando se trasladó de Babilonia a Susa la famosa estela que contiene el código de Hammurabi, y fue allí donde los arqueólogos la descubrieron.
Nabucodonosor I (no el Nabucodonosor que varios siglos más tarde destruyó Jerusalén) de nuevo rebajó a Elam a una posición subordinada, pero este pueblo continuó participando con frecuencia en la lucha por el poder que mantuvieron Asiria y Babilonia, hasta que por fin los emperadores asirios Senaquerib y Asurbanipal (Asnapar) derrotaron a las fuerzas elamitas y trasladaron a algunos de sus habitantes a las ciudades de Samaria. (Esd 4:8-10.) Por su parte, a los israelitas se les llevó cautivos al exilio a Elam. (Isa 11:11.) Las inscripciones de los emperadores asirios describen vívidamente este sometimiento de Elam.
Después de la caída del Imperio asirio, parece ser que Elam llegó a estar bajo la dominación jafética (aria). Se cree que varios siglos antes los medos y los persas se habían asentado en la meseta iraní, y, bajo Ciaxares, los medos lucharon junto con los babilonios para derrotar a Nínive, la capital de Asiria. En Daniel 8:2 se indica que Elam llegó a ser un distrito jurisdiccional de Babilonia. Prescindiendo de los efectos inmediatos que haya producido sobre Elam el desplome asirio, parece seguro que los persas lograron tomar de Elam la región llamada Anshan, puesto que los gobernantes persas Teispes, Ciro I, Cambises y Ciro II recibieron el título “rey de Anshan”. Aunque algunos creen que la conquista de Anshan cumplió la profecía de Jeremías concerniente a Elam (Jer 49:34-39), la mayor parte de los eruditos sitúan la toma de esta región por Teispes muchos años antes de esa profecía, pronunciada en el año 617 a. E.C.
En la advertencia dada en Isaías 22:4-6 se predijo que los arqueros elamitas estarían entre aquellos que atacarían Judá y Jerusalén. También se profetizó que los elamitas se unirían a Media en saquear Babilonia (539 a. E.C.); Media estaría entonces bajo la gobernación del rey persa Ciro II, “rey de Anshan”. (Isa 21:2.) Así pues, los elamitas contribuyeron a la liberación de Israel del exilio; sin embargo, puesto que se habían alineado en varias ocasiones con los enemigos del pueblo de Dios, tanto Elam como las otras naciones habrían de beber la copa de la cólera de Dios y bajar al Seol a su debido tiempo. (Jer 25:17, 25-29; Eze 32:24.)
En el día del Pentecostés del año 33 E.C., hubo elamitas entre los miles de oyentes que escucharon en su propio idioma el mensaje hablado por los discípulos. (Hch 2:8, 9.) No obstante, tal como se profetizó en Jeremías 49:34-39, han dejado de existir como pueblo.
2. Elam, Portero levita durante el reinado de David e hijo de Meselemías, de la familia de los coreítas. (1Cr 25:1; 26:1-3.)
3. Elam, Hijo de Sasaq y cabeza de la tribu de Benjamín. (1Cr 8:24, 25, 28.)
4. Elam, Progenitor de una familia israelita de la que regresaron de Babilonia con Zorobabel 1.254 de sus descendientes (Esd 2:1, 2, 7; Ne 7:12); más tarde, 71 varones de esa familia acompañaron a Esdras. (Esd 8:7.) Algunos de sus descendientes se contaron entre aquellos que estuvieron de acuerdo en despedir a sus esposas extranjeras (Esd 10:19, 26), y un representante de la familia firmó un pacto en tiempo de Nehemías. (Ne 10:1, 14.)
5. Elam, Personaje a quien se llama “el otro Elam”; también era un cabeza de familia que acompañó a Zorobabel a Judá con el mismo número de descendientes: 1.254. (Esd 2:31; Ne 7:34.)
6. Elam, Levita que estuvo presente en la inauguración del muro de Jerusalén en tiempo de Nehemías. (Ne 12:27, 42.)
Rey de los sidonios y padre de Jezabel, la esposa del rey Acab. (1Re 16:31.) Al darle a Acab su hija en matrimonio, Etbaal entró en una alianza política con él. Este Etbaal debe ser el Itobalo que Josefo presenta como el sacerdote de la diosa Astarté (Astoret) al citar al historiador Menandro. Este sacerdote accedió al trono después de asesinar a Feles, un descendiente de Hiram, el rey de Tiro, con quien Salomón había tenido tratos para la construcción del templo. Se dice que Etbaal vivió cuarenta y ocho años, de los que treinta y dos los pasó gobernando. (Contra Apión, traducción de P. Samaranch, Aguilar, 1967, libro I, sec. 18, lectura alternativa.) Menandro dice que Etbaal (Itobal) edificó Auza (Libia), un indicio de la expansión comercial que tuvo lugar durante su reinado, y también comenta que durante el reinado de Etbaal hubo una sequía de un año de duración. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. XIII, sec. 2.)
Hijo de Hamedata, el agaguita. El que se llame a Hamán “agaguita” tal vez quiera decir que era un amalequita de ascendencia real. (Est 3:1; véanse AGAG núm. 1 - AGAGUITA.) El que Hamán fuera efectivamente amalequita explicaría su intenso odio a los judíos, pues Jehová había decretado el exterminio de aquel pueblo. (Éx 17:14-16.) Se tomó esta medida como consecuencia del odio que los amalequitas habían manifestado tanto a Dios como a su pueblo al tomar la iniciativa de atacar a los israelitas cuando viajaban por el desierto. (Éx 17:8.)
Hamán era siervo del rey Asuero (Jerjes I) de Persia, que gobernó a principios del siglo V a. E.C. Se le honró y se le nombró primer ministro del Imperio persa. Cuando el judío Mardoqueo rehusó inclinarse ante él, Hamán, encolerizado, tramó su muerte, así como la de todos los judíos del imperio. Los acusó de indeseables para el imperio, quebrantadores de la ley, gente con leyes propias “diferentes de las de todo otro pueblo”. Además, ofreció un incentivo económico, diciéndole al rey: “Que haya un escribir para que sean destruidos; y yo pagaré diez mil talentos de plata [unos 66.060.000 dólares (E.U.A.)] en manos de los que hagan la obra, y haré que esto ingrese en la tesorería del rey”. El rey dio a Hamán su anillo de sellar y contestó: “La plata se te da, también el pueblo, para que hagas con ellos según sea bueno a tus propios ojos”. (Est 3:1-11.)
Hamán estaba hinchado de orgullo porque se le había conferido la autoridad de emitir un decreto para la aniquilación y saqueo de los judíos, y también porque después se le había invitado a dos banquetes que ofreció la reina Ester. (Est 3:12, 13; 5:4-12.) Pero justamente cuando pensaba que estaba a punto de realizar sus más altas ambiciones, las circunstancias cambiaron. Su egotismo, hizo que esperara ser ensalzado, pero sufrió una gran humillación cuando el rey le ordenó que dirigiese una ceremonia pública para honrar al odiado Mardoqueo, quien con anterioridad había puesto al descubierto una conspiración contra la vida del rey. (Est 6:1-12; 2:21-23.) Los hombres sabios de Hamán y su esposa vieron en esta acción un presagio de que Hamán perdería la batalla ante Mardoqueo. (Est 6:13.)
La derrota de Hamán alcanzó su punto culminante en el segundo banquete especial ofrecido por la reina Ester, prima de Mardoqueo. (Est 2:7.) En presencia de Hamán, apeló valerosamente al rey. Le reveló al asombrado monarca que sus propios intereses estaban en peligro; de hecho, la vida de la reina peligraba debido a una conspiración criminal. A medida que la ira del rey aumentaba, Ester identificó con intrepidez al aterrorizado primer ministro como el ruin conspirador: “Este miserable Hamán”. (Est 7:1-6.) Consiguientemente, el rey ordenó que se colgase al criminal Hamán en el mismo madero —de unos 22 m. de altura— que Hamán había preparado para ahorcar a Mardoqueo. (Est 7:7-10.) A su vez, la casa de Hamán fue dada a Ester (Est 8:7), y a Mardoqueo se le nombró primer ministro y se le autorizó para otorgar a los judíos permiso para defenderse. (Est 8:2, 10-15.) Tras dos días de vengarse de sus enemigos los judíos obtuvieron una victoria aplastante, pues dieron muerte a unos 75.000 opositores. Los diez hijos de Hamán fueron ejecutados y colgados delante del pueblo al día siguiente en señal de humillación. (Est 9:1-17; véanse ESTER, LIBRO DE; PURIM.)
Hamán manifestó las características propias de los amalequitas. Obviamente era un adorador de deidades paganas, y es probable que confiara en los astrólogos cuando determinó por suertes el día más propicio para la aniquilación de los judíos. (Est 3:7; véase SUERTE.) Practicó “obras de la carne”, como la idolatría y el espiritismo; demostró un odio asesino a los judíos y un espíritu orgulloso, altivo y egotista, celoso y envidioso en extremo, especialmente hacia los siervos de Dios. (Gál 5:19-21.) Además, mintió y engañó (Est 3:8), y dio muestras de que era un despreciable cobarde cuando sus planes fueron desbaratados y se vio condenado. (Est 7:6-8.) Según el principio expresado en Romanos 6:16, Hamán demostró que era un siervo del Diablo, el adversario de Dios.
Agaguita que fue padre de Hamán, quien tramó el exterminio de los judíos en el tiempo de Mardoqueo y Ester. (Est 3:1, 6.)
El cuarto hijo de Aarón mencionado por nombre. (Éx 6:23; Nú 26:60; 1Cr 6:3.) Después de haber supervisado el inventario de los materiales del tabernáculo, Itamar fue nombrado sacerdote junto con su padre y hermanos en la ceremonia que se detalla en Éxodo 29. (Éx 28:1; 38:21; 40:12-15.) Más tarde, cuando se ejecutó a sus dos hermanos mayores, Nadab y Abihú, por ofrecer “fuego ilegítimo”, a Itamar y a su tercer hermano, Eleazar, se les dijo que no estuvieran de duelo por ellos. Con el tiempo, Itamar y Eleazar recibieron aún más deberes sacerdotales a medida que Jehová daba indicaciones a este respecto. (Le 10:1-20.) A Itamar se le dio la responsabilidad de superentender los diversos servicios del tabernáculo que realizaban los guersonitas y los meraritas. (Nú 3:2-4; 4:28, 33; 7:8.)
Los descendientes de Itamar continuaron sirviendo de sacerdotes, y durante los reinados de Saúl, David y Salomón, la casa de Elí, el descendiente de Itamar, ejerció temporalmente las funciones de sumo sacerdote. Cuando David organizó el servicio del templo, ocho de las veinticuatro divisiones sacerdotales eran de la casa de Itamar. (1Cr 24:1-6; 1Sa 14:3; 22:9.) Los hijos de Itamar también estuvieron registrados en las casas paternas de Israel después del exilio en Babilonia. (Esd 8:2.)
1. Ittai, Guerrero guitita (geteo), probablemente natural de la ciudad filistea de Gat, que demostró gran fidelidad al rey David. Cuando David y su comitiva huían de Jerusalén debido a la rebelión de Absalón, 600 guititas, entre los que estaba Ittai, les acompañaron. David intentó disuadir a Ittai de que abandonase la ciudad, pero el guerrero expresó su gran devoción en estos términos: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová y que vive mi señor el rey, en el lugar donde llegue a estar mi señor el rey, sea para muerte o para vida, allí es donde tu siervo llegará a estar!”. Ante esto, David le permitió que le acompañara. (2Sa 15:18-22.)
Después de contar sus fuerzas militares, David nombró jefes a Ittai, que no era israelita, a Joab y a Abisai, poniendo a cada uno sobre una tercera parte del ejército. (2Sa 18:2, 5, 12)
2. Ittai, Uno de los hombres poderosos de las fuerzas militares del rey David; benjamita hijo de Ribai de Guibeah. (2Sa 23:29.) En 1 Crónicas 11:26, 31 se le llama Itai.
Descendiente de Judá por medio de Jerahmeel. Fue hijo de Onam y padre de Jéter y Jonatán. (1Cr 2:3, 25, 26, 28, 32.)
Gadita que residió en el territorio de Basán. (1Cr 5:11, 12.)
Hijo de Merarí y nieto de Leví. (Éx 6:16, 19.) Fue padre de tres hijos y fundó la familia de los musitas. (1Cr 23:23; Nú 26:58.)
★Musitas
(De [Pertenecientes a] Moisés).
Familia levita que descendió de Musí, el hijo de Merarí. (Nú 3:17, 20, 33; 26:58.)
1. Náhat, Jeque de Edom, hijo de Reuel y nieto de Esaú.
1. Náhat, Jeque de Edom, hijo de Reuel y nieto de Esaú y de su esposa Basemat, la hija de Ismael. (Gé 36:2-4, 13, 17.)
2. Náhat, Levita descendiente de Qohat y antepasado de Samuel. (1Cr 6:16, 22-28.) Al parecer también se le llamaba “Tohu” y “Tóah”. (1Sa 1:1; 1Cr 6:33-35.)
3. Náhat, Levita a quien el rey Ezequías nombró comisionado para ayudar a Conanías y Simeí en la supervisión de “la contribución y el décimo y las cosas santas” que se llevaban al templo. (2Cr 31:12-13.)
1. Rezín, Rey de Siria que gobernó en Damasco.
1. Rezín, Rey de Siria que gobernó en Damasco. Su gobernación abarcó parte de los reinados del rey Jotán (777-762 a. E.C.) de Judá y del hijo de este, el rey Acaz (cuyo reinado finalizó en 746 a. E.C.).
Parece ser que a finales del reinado de Jotán, Rezín se unió a Péqah, el rey de Israel, para guerrear contra Judá. (2Re 15:36-38.) La guerra se prolongó hasta el reinado de Acaz, y durante ella los sirios, a quienes probablemente acaudillaba Rezín, capturaron a muchos judaítas y los llevaron a Damasco. (2Cr 28:5.) Rezín también le arrebató a Judá la ciudad de Elat, situada en el golfo de `Aqaba, desalojó a los judíos y se la devolvió a los edomitas. (2Re 16:6.) La coalición siroisraelita puso sitio a Jerusalén e intentó hacer rey al “hijo de Tabeel”, pero no logró tomar la ciudad. (2Re 16:5; Isa 7:1, 6.) Esa situación atemorizó mucho a Acaz, a pesar de que Isaías le había dicho que no debía temer ni a Rezín de Siria ni a Péqah de Israel. (Isa 7:3-12; 8:6, 7.) Acaz recurrió a Asiria en busca de ayuda, y sobornó a Tiglat-piléser III para que atacase a Siria. (2Re 16:7, 8; 2Cr 28:16, 20.)
Tiglat-piléser III guerreó contra Damasco, la capturó y dio muerte a Rezín, con lo que Siria quedó bajo la dominación asiria. (2Re 16:9.)
2. Rezín, Padre de una familia de netineos, algunos de cuyos miembros regresaron de Babilonia a Jerusalén en 537 a. E.C. (Esd 2:1, 43, 48; Ne 7:6, 46, 50.)
Benjamita de Guibeah cuyo hijo Ittai (Itai) fue uno de los “treinta” guerreros insignes de David. (2Sa 23:24, 29; 1Cr 11:31.)
1. Secanías, Descendiente de Aarón.
1. Secanías, Descendiente de Aarón cuya casa paterna fue seleccionada por suertes para que fuera la décima de las 24 divisiones sacerdotales organizadas por David. (1Cr 24:1-3, 7, 11.)
2. Secanías, Uno de los personajes encargados de la distribución equitativa del décimo y otras contribuciones en las ciudades sacerdotales durante el reinado de Ezequías. (2Cr 31:12, 15.)
3. Secanías, Sacerdote que regresó a Jerusalén junto con Zorobabel. (Ne 12:1, 3, 7; véase Sebanías núm. 2.)
4. Secanías, Casa paterna representada en el grupo que regresó con Esdras en el año 468 a. E.C. (Esd 8:1, 3.)
5. Secanías, Cabeza de la casa paterna de Zatú, de la que 300 varones regresaron con Esdras; hijo de Jahaziel. (Esd 8:1, 5.)
6. Secanías, “Hijo de Jeiel, de los hijos de Elam”, que propuso a Esdras el pacto para que los habitantes de Judá que habían vuelto del exilio que tenían esposas extranjeras las despidieran voluntariamente. (Esd 10:2-4.)
7. Secanías, Padre del Semaya que reparó los muros de Jerusalén. (Ne 3:29.)
8. Secanías, Suegro de Tobías el ammonita; hijo de Arah. (Ne 4:3; 6:17, 18.)
9. Secanías, Descendiente de David que vivió después del exilio babilonio. (1Cr 3:5, 9, 10, 21, 22.)
Sidón, el hijo primogénito de Canaán, fue el progenitor de los sidonios. La ciudad portuaria de Sidón recibió el nombre de su antepasado, y durante muchos años fue la principal ciudad de los fenicios, nombre que los griegos dieron a los sidonios. En la actualidad se la conoce como Saida.
Una colonia de sidonios se asentó a unos 35 Km. al S. de Sidón y llamó al lugar Tiro. Con el tiempo, Tiro superó a Sidón en muchos aspectos, pero nunca perdió por completo su identidad como colonia sidonia. Al rey de Tiro a veces se le llamaba “el rey de los sidonios” (1Re 16:31), y con frecuencia Tiro y Sidón se mencionan juntas en la profecía. (Jer 25:22; 27:3; 47:4; Joe 3:4; Zac 9:2.) Entre las dos ciudades estaba Sarepta, “que pertenece a Sidón”; allí una viuda alimentó a Elías durante un hambre prolongada. (1Re 17:9; Lu 4:25, 26.)
Originalmente se consideraba que Sidón era el límite septentrional de las naciones cananeas. (Gé 10:19.) Después que Josué conquistó a los reyes de la parte N. de Canaán (a quienes había perseguido hasta la “populosa Sidón”, en el N.), la tierra se dividió entre las nueve tribus y media que todavía no habían recibido su porción asignada. En aquel tiempo aún quedaban por conquistar territorios que estaban bajo el control de Sidón. (Jos 11:8; 13:2, 6, 7; Nú 32:33.) Aser recibió las llanuras costeras del S. de Sidón, y, como se había profetizado, el territorio de Zabulón estaba situado con ‘su lado remoto hacia Sidón’, es decir, en la parte N. de la Tierra Prometida. (Jos 19:24, 28; Gé 49:13.) Sin embargo, los aseritas no expulsaron a los sidonios de su territorio asignado por Dios, sino que se contentaron con establecerse entre ellos. (Jue 1:31, 32; 3:1, 3.) Durante el período de los jueces, la tribu de Dan se anexionó Lais, posiblemente una colonia sidonia, y le cambió el nombre a Dan. La conquista se efectuó con aparente facilidad, pues el pueblo estaba “[tranquilo] y sin recelo” y, por consiguiente, desprevenido ante el ataque. (Jue 18:7, 27-29.) A Sidón también se la menciona con relación al censo que se hizo en los días de David. (2Sa 24:6.)
Como ciudad portuaria favorecida con dos de los pocos puertos de la costa fenicia, Sidón se convirtió en un gran centro comercial, donde se encontraban las caravanas que procedían del interior e intercambiaban sus mercancías por las que llevaban los barcos que hacían las rutas comerciales del Mediterráneo. Entre los sidonios había prósperos mercaderes, diestros marineros y remeros robustos. (Isa 23:2; compárese con Eze 27:8, 9.) Los sidonios también eran famosos por su artesanía en la manufactura de vidrio y perfumes, así como en el arte de tejer y teñir telas. También eran famosos leñadores y madereros. (1Re 5:6; 1Cr 22:4; Esd 3:7.)
La religión sidonia y sus consecuencias. Los sidonios tenían una religión depravada en la que se destacaban las lascivas orgías relacionadas con la diosa Astoret. Por permitir que los sidonios permaneciesen entre ellos, los israelitas finalmente fueron entrampados en la adoración de sus dioses falsos. (Jue 10:6, 7, 11-13.) Algunas de las esposas extranjeras con las que Salomón se casó eran sidonias, lo que hizo que el rey siguiese tras la repugnante diosa de la fertilidad, Astoret. (1Re 11:1, 4-6; 2Re 23:13.) El rey Acab también hizo lo que era malo a los ojos de Jehová al casarse con Jezabel, la hija de un rey sidonio. Jezabel, a su vez, fomentó celosamente la adoración falsa en Israel. (1Re 16:29-33; 18:18, 19.)
A los sidonios se les hizo beber de la cólera de Jehová, primero al oír las declaraciones formales de sus profetas y, más tarde, debido a la destrucción que sufrieron a manos de los babilonios y otros pueblos. (Isa 23:4, 12; Jer 25:17, 22; 27:1-8; 47:4; Eze 28:20-24; 32:30; Joe 3:4-8; Zac 9:1-4.) Según la historia, los imperios de Babilonia, Persia, Grecia y Roma dominaron sucesivamente Sidón.
La historia sidonia durante el siglo I E.C. No obstante, a pesar de su corrupta adoración, los sidonios no eran tan reprensibles como el desobediente Israel. Por consiguiente, Jesús dijo que le sería más tolerable en el día de juicio al pueblo de Sidón que a los judíos de Corazín y Betsaida que rechazaron a Jesús como el Mesías. (Mt 11:20-22; Lu 10:13, 14.) Posteriormente, cuando Jesús viajaba por el distrito vecino a Sidón, una mujer fenicia mostró fe en él. (Mt 15:21-28; Mr 7:24-31.) Sin embargo, las ‘muchedumbres’ a las que Jesús había curado previamente, entre las que había algunos de los alrededores de Tiro y Sidón, eran en su mayoría judíos o prosélitos. (Mr 3:7, 8; Lu 6:17.) En su primer viaje a Roma como prisionero, a Pablo se le permitió visitar a los hermanos de Sidón. (Hch 27:1, 3.)
Por razones que la historia no declara, Herodes Agripa I “estaba con ánimos de pelear” contra los sidonios, a quienes el rey suministraba alimento. Cuando se señaló un día para poner fin a la disputa y los sidonios se hallaban aplaudiendo a Herodes porque hablaba con “voz de un dios, y no de un hombre”, el ángel de Jehová lo hirió, de manera que pronto acabó comido de gusanos. (Hch 12:20-23.)
Levita qohatita que fue antepasado del profeta Samuel y del cantor Hemán. (1Cr 6:33, 34, 38.) Probablemente se le llama Náhat en 1 Crónicas 6:26 y Tohu en 1 Samuel 1:1.
Siervo de la casa de Saúl que informó a David, en respuesta a su pregunta, que Mefibóset, el hijo cojo de Jonatán, aún vivía. David llevó a Mefibóset a Jerusalén y comisionó a Zibá, a sus quince hijos y veinte siervos para que atendieran la herencia de Mefibóset. (2Sa 9:2-12 [en cuanto a la referencia a “mi mesa” en el vs. 11, la opinión general es que se trata de un error del escriba y debería decir “la mesa de David”; otra posibilidad es que Zibá estuviese repitiendo las palabras exactas de David].) Cuando David huyó de Jerusalén debido a la rebelión de Absalón, Zibá le llevó artículos muy necesarios: víveres y animales. Sin embargo, no se llevó a Mefibóset, aunque este deseaba ir, y le dijo a David que Mefibóset se había quedado deliberadamente en Jerusalén con la esperanza de recuperar el reino de la casa de Saúl. En respuesta a ello, David transfirió la propiedad de Mefibóset a Zibá sin más investigación. (2Sa 16:1-4.)
Cuando David regresó, una vez reprimida la rebelión, Zibá fue uno de los primeros que saludaron al rey. Luego Mefibóset salió al encuentro de David y le informó de la astucia y la calumnia de Zibá. A la luz de estos nuevos hechos, David entonces decidió que se dividiera la propiedad entre Mefibóset y Zibá. Sin embargo, Mefibóset declaró: “Que tome [Zibá] aun todo, ya que mi señor el rey ha venido en paz a su casa”. (2Sa 19:17, 24-30.)