Las declaraciones inspiradas que se reúnen en el libro de Proverbios tienen un doble propósito: “conocer [...] sabiduría y disciplina” (Proverbios 1:2). Por un lado, nos ayudan a adquirir sabiduría, que es la capacidad para ver las cosas en su debida perspectiva y aplicar el conocimiento para resolver problemas. Y por otro, también nos disciplinan en cuestiones de moralidad. Prestar atención a los proverbios y seguir sus consejos tiene un buen efecto en nuestro corazón, nos hace felices y contribuye a que nos vaya bien en la vida (Hebreos 4:12).
“La sabiduría verdadera misma sigue clamando a gritos en la calle”, dice Salomón (Proverbios 1:20). ¿Por qué debemos prestar atención a la clara y potente voz de la sabiduría? En el capítulo 2 hallamos una larga lista de los beneficios que produce. Y en el 3 se explica cómo nos ayuda a estrechar nuestra relación con Jehová. En el siguiente capítulo, Salomón aconseja: “La sabiduría es la cosa principal. Adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento. Ásete de la disciplina; no la sueltes” (Proverbios 4:7, 13).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:2.
¿Qué diferencia hay entre la sabiduría y el conocimiento, y por qué es la sabiduría “la cosa principal”?.
El leer la Biblia nos traerá conocimiento. Sin embargo, con el conocimiento no basta. “La sabiduría es la cosa principal. Adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento. Estímala altamente, y ella te ensalzará. Te glorificará porque la abrazas. Dará a tu cabeza una guirnalda de encanto; te conferirá una corona de hermosura.” (Pr 4:7-9) El conocimiento solo no hará esto.
El mundo está lleno de confusión, no por falta de conocimiento, sino por falta de sabiduría bien fundada. “Ellos han rechazado la mismísima palabra de Jehová, y ¿qué sabiduría tienen?” (Jeremías 8:9.)
El conocimiento significa, sencillamente, familiaridad con los hechos, adquirida por observación y experiencia o por lectura y estudio. El conocimiento es básico; sin él, somos ignorantes. Pero la sabiduría, como dice el libro de Proverbios, es “la cosa principal.” ¿Por qué? Porque sabiduría significa el poner a trabajar el conocimiento de tal manera que produzca buenos resultados, resultados deseables. Es “la cosa principal” porque sin ella nuestro conocimiento —la vida misma— sería de poco valor. Por medio de la sabiduría logramos las metas por las cuales nos esforzamos, los propósitos en pos de los cuales vamos.—Pr 8:4-21, 32-36; Ec 7:11, 12.
El Conocimiento es básicamente, saber que se consigue mediante la experiencia personal, la observación o el estudio. Vez tras vez, la Biblia anima a que se busque y atesore el conocimiento exacto, que valora más que el oro. (Pr 8:10; 20:15.) Jesús recalcó la importancia de llegar a un conocimiento verdadero de él y de su Padre, y los libros de las Escrituras Griegas Cristianas hablan en repetidas ocasiones del valor del conocimiento. (Jn 17:3; Flp 1:9; 2Pe 3:18.) La Traducción del Nuevo Mundo señala cuidadosamente la diferencia entre gnó·sis (“conocimiento”) y e·pí·gno·sis (traducida “conocimiento exacto”)... una diferencia que muchas otras versiones pasan por alto. (w91 1/3 27)
Se necesita más que solo ‘tener las cosas en la cabeza.’ Es verdad que mientras más compañerismo tenga uno con una persona, más entiende el pensamiento de ella. Pero no es sino hasta cuando uno por medio de la meditación empieza a imitar a esa persona en su manera de tratar con otros, o imitar el derrotero que esa persona sigue en la vida, que uno puede verdaderamente comprender los sentimientos de ella. De la misma manera, también, es imposible comprender el amor de Cristo por medio de simplemente leer libros; pero cuando uno llega a ser como Cristo, entonces, por experiencia del que experimenta similitud de sentimientos, uno puede llegar a conocer lo que “sobrepuja al conocimiento.”.
La fuente del conocimiento. Jehová es en realidad la fuente principal del conocimiento. De Él proviene la vida, y la vida es esencial para poder adquirir cualquier tipo de conocimiento. (Sl 36:9; Hch 17:25, 28.) Además, Dios creó todas las cosas, de manera que el conocimiento humano se basa en el estudio de Sus obras. (Apo 4:11; Sl 19:1, 2.) Dios también inspiró su Palabra escrita, de la que el hombre puede aprender Su voluntad y propósitos. (2Ti 3:16, 17.) Por consiguiente, el punto de partida de todo conocimiento verdadero es Jehová, y aquel que busque tal conocimiento debe tenerle un temor reverente que le ayude a ejercer el cuidado necesario para no incurrir en su disfavor. Tal temor es el principio del conocimiento. (Pr 1:7.) Este temor piadoso coloca a la persona en vías de conseguir el conocimiento exacto, en tanto que los que no toman en cuenta a Dios, fácilmente pueden sacar conclusiones erróneas de lo que observan.
La Biblia asocia repetidas veces a Jehová con el conocimiento, llamándole un “Dios de conocimiento” y diciendo que es “perfecto en conocimiento”. (1Sa 2:3; Job 36:4; 37:14, 16.)
El papel que Jehová ha asignado a su Hijo en el desenvolvimiento de sus propósitos es de tal importancia que se puede decir de Jesús: “Cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. (Col 2:3.) A menos que una persona ejerza fe en Jesucristo como Hijo de Dios, no puede captar el verdadero significado de las Escrituras ni ver cómo progresan los propósitos de Dios en armonía con sus profecías.
El examen de las palabras hebreas y griegas que suelen traducirse “conocimiento” y la observación de la relación entre el conocimiento y conceptos como la sabiduría, el entendimiento, la capacidad de pensar y el discernimiento ayuda a apreciar más plenamente el significado y la importancia del conocimiento.
Significado del término. Varios sustantivos de las Escrituras Hebreas que se pueden traducir por la palabra “conocimiento” están relacionados con el verbo ya-dhá´, que significa “conocer (por habérsenos dicho)”, “conocer (por observación)”, “conocer (por familiaridad o experiencia personal)” o “ser experto, diestro”. El matiz exacto del término, y a menudo la manera de traducir cada una de las palabras, está en función del contexto. Por ejemplo, Dios dijo que ‘conocía’ a Abrahán, y, por lo tanto, estaba seguro de que aquel hombre de fe dirigiría correctamente a su prole. Jehová no quería decir simplemente que era consciente de la existencia de Abrahán, sino, más bien, que estaba bien familiarizado con él, pues había observado por muchos años ya su obediencia e interés en la adoración verdadera. (Gé 18:19, NM; DK; MK; Mod; Val, 1909; Gé 22:12; compárese con JEHOVÁ - [Uso y significado del Nombre en tiempos antiguos].)
Al igual que ocurre con el verbo ya-dhá´ (conocer), la principal palabra hebrea que se vierte “conocimiento” (dá-`ath) conlleva la idea básica de conocer los hechos o tener información, pero a veces incluye más. Por ejemplo, Oseas 4:1, 6 dice que en cierta época no había “conocimiento de Dios” en Israel. Eso no significa que los israelitas no tenían conciencia de que Jehová era Dios y de que Él los había liberado y guiado en el pasado (Os 8:2); sin embargo, su proceder —práctica de asesinato, robo y adulterio— mostraba que rechazaban el conocimiento verdadero, pues no estaban actuando en armonía con él. (Os 4:2.)
Ya·dhá´ a veces se refiere a la relación sexual, como en Génesis 4:17, donde muchos traductores optan por la traducción literal “conoció” (BJ, NC, Val y otros), mientras que otros prefieren su sentido figurado y dicen que Caín “se unió” (LT, NBE, VP), “tuvo coito” (NM) o “tuvo relaciones” (EMN, 1988; RH), con su esposa. El verbo griego gui·nó·skö se usa de manera similar en Mateo 1:25 y Lucas 1:34.
Después que Adán y Eva comieron del fruto prohibido (Gé 2:17; 3:5, 6), Jehová le dijo a aquel que había estado con Él en su obra creativa (Jn 1:1-3): “Mira que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros al conocer lo bueno y lo malo”. (Gé 3:22.) Esto no significaba simplemente tener conocimiento de lo que era bueno y malo para ellos, pues el primer hombre y la primera mujer tenían tal conocimiento gracias a los mandatos que Dios les había dado. Además, las palabras de Dios registradas en Génesis 3:22 no podían referirse a que entonces supiesen lo que era malo por haberlo experimentado, pues Jehová dijo que habían llegado a ser como Él, y es obvio que Él no ha aprendido lo que es malo por experiencia. (Sl 92:14, 15.) Es evidente, pues, que Adán y Eva llegaron a conocer lo bueno y lo malo en un sentido especial: juzgarían por sí mismos qué era bueno y qué era malo. De manera idolátrica, estaban colocando su juicio por encima del de Dios, y por su proceder de desobediencia se convirtieron, por decirlo así, en una ley para sí mismos, en lugar de obedecer a Jehová, quien tiene el derecho y la sabiduría necesaria para determinar lo bueno y lo malo. Su conocimiento o norma independiente de lo bueno y lo malo no era como el de Jehová. Por el contrario, les condujo a la miseria. (Jer 10:23.)
En las Escrituras Griegas Cristianas aparecen dos palabras que comúnmente se traducen “conocimiento”: gnó·sis y e·pí·gnö·sis. Ambas están relacionadas con el verbo gui·nó·skö, cuyo significado es “conocer; entender; percibir”. El uso que se hace de este verbo en la Biblia puede indicar una relación favorable entre la persona que conoce y aquel que es “conocido”. (1Co 8:3; 2Ti 2:19.) En las Escrituras Griegas Cristianas se presenta el conocimiento (gnó·sis) como algo muy digno. Sin embargo, no se anima a ir en busca de todo lo que los hombres llaman “conocimiento”, porque existen filosofías y puntos de vista que son “falsamente [llamados] ‘conocimiento’”. (1Ti 6:20.) Se nos recomienda adquirir conocimiento de Dios y sus propósitos (2Pe 1:5), lo cual no supone un simple conocimiento de hechos, que aun personas ateas pueden llegar a tener, sino que implica devoción personal a Dios y Cristo. (Jn 17:3; 6:68, 69.) Mientras que el tener conocimiento (solo información) pudiera resultar en un sentimiento de superioridad, el conocer “el amor de Cristo que sobrepuja al conocimiento”, es decir, conocer este amor por experiencia imitando personalmente sus caminos amorosos, dará dirección saludable y equilibrada al uso de cualquier información conseguida. (Ef 3:19.)
El término e·pí·gnö·sis, forma intensificada de gnó·sis (e·pí, “sobre”; gnó·sis, “conocimiento”), significa, como a menudo muestra el contexto, “conocimiento exacto o completo”. Así, Pablo habló de algunos que estaban aprendiendo (asimilando conocimiento), pero que, “sin embargo, nunca pueden llegar a un conocimiento exacto [“pleno conocimiento”, BAS, BJ, BC, NVI; “perfecto conocimiento”, Ga] de la verdad”. (2Ti 3:6, 7.) Oró por los de la congregación de Colosas —quienes sin duda tenían conocimiento de la voluntad de Dios, pues habían llegado a ser cristianos— para que se les llenase “del conocimiento exacto de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual”. (Col 1:9.) Todos los cristianos deberían buscar este conocimiento exacto (Ef 1:15-17; Flp 1:9; 1Ti 2:3, 4), ya que es importante para vestirse de la “nueva personalidad” y conseguir la paz. (Col 3:10; 2Pe 1:2.) ★¿Tienen conocimiento de lo bueno y lo malo otras personas en el cielo? - (19800515-Pg.30/319)
Atributos relacionados. En la Biblia con frecuencia se vincula el conocimiento con otras cualidades, tales como la sabiduría, el entendimiento, el discernimiento y la capacidad de pensar. (Pr 2:1-6, 10, 11.) Cuando se captan las diferencias básicas existentes entre estos términos, se entienden mejor muchos textos. Sin embargo, hay que partir de la base de que a los términos originales no siempre les corresponden las mismas palabras en español. Tanto el marco como el uso del vocablo afectan su sentido. No obstante, es posible advertir ciertas diferencias apreciables cuando se examinan las referencias bíblicas al conocimiento, la sabiduría, el entendimiento, el discernimiento y la capacidad de pensar.
La sabiduría. Es la capacidad de poner por obra, usar o aplicar de manera provechosa lo que se ha aprendido. Pudiera darse el caso de que alguien tuviera considerable conocimiento, pero no supiera cómo usarlo por falta de sabiduría. Jesús relacionó la sabiduría con las obras cuando dijo: “La sabiduría queda probada justa por sus obras”. (Mt 11:19.) Salomón pidió y recibió de Dios no solo conocimiento, sino también sabiduría. (2Cr 1:10; 1Re 4:29-34.) En el caso de dos mujeres que reclamaban el mismo niño, Salomón, conocedor del apego de una madre por su hijo, demostró su sabiduría usando este conocimiento para zanjar la disputa. (1Re 3:16-28.) “La sabiduría es la cosa principal”, pues sin ella, el conocimiento es de poco valor. (Pr 4:7; 15:2.) Jehová abunda tanto en conocimiento como en sabiduría y provee ambas cosas. (Ro 11:33; Snt 1:5.)
El entendimiento. Es la facultad de discernir cómo se relacionan entre sí las partes o aspectos de un asunto y de ver la cuestión en su totalidad, no solo los hechos aislados. El verbo raíz hebreo bin tiene el significado básico de “separar” o “distinguir”, y a menudo se traduce “entender” o “discernir”. Lo mismo sucede con el término griego sy·ní·ë·mi. Por esa razón, Hechos 28:26 (citando de Isa 6:9, 10) especifica que los judíos oyeron pero no entendieron, es decir, no relacionaron los hechos presentados por Pablo con lo que las Escrituras decían, y debido a eso no captaron el cuadro general de modo que tuviera sentido para ellos.
Cuando Proverbios 9:10 dice que el “conocimiento del Santísimo es lo que el entendimiento es”, muestra que entender de verdad un asunto implica apreciar su relación con Dios y sus propósitos. No puede haber sabiduría piadosa sin un temor reverencial profundo del Dios verdadero. Uno tal vez tenga la mente llena de conocimiento, pero si carece del temor de Jehová, no empleará tal conocimiento de forma que honre al Creador. Tal vez incluso llegue a conclusiones erróneas a partir de hechos conocidos, dando así una apariencia de tonto. Además, el conocimiento de Jehová, el Santísimo, es esencial para obtener entendimiento, una característica notable de la sabiduría. Debido a que una persona con entendimiento puede ir añadiendo nueva información a lo que ya conoce, al “entendido el conocimiento es cosa fácil”. (Pr 14:6.) El conocimiento y el entendimiento están relacionados entre sí, y hay que procurar hallarlos. (Pr 2:5; 18:15.)
Discernimiento. La palabra hebrea que con frecuencia se traduce “discernimiento” (tevu·náh) está relacionada con la palabra bi·náh, traducida “entendimiento”. Ambas aparecen en Proverbios 2:3, donde dice, según la traducción (en inglés) de la Jewish Publication Society: “Si clamas por el entendimiento y alzas tu voz por el discernimiento [...]”. Al igual que el entendimiento, el discernimiento implica ver o reconocer un asunto, pero resalta el llegar a distinguir los aspectos o componentes del mismo, sopesando y evaluando cada uno a la luz de los demás. La persona que compagina el conocimiento y el discernimiento controla lo que dice y es sereno de espíritu. (Pr 17:27.) El que se opone a Jehová manifiesta falta de discernimiento. (Pr 21:30.) Dios da discernimiento (talento para discernir o una comprensión más profunda) por medio de su Hijo. (2Ti 2:1, 7, NM, NVI, UN.)
Conocimiento exacto. La palabra griega para “conocimiento exacto” (e·pí·gno·sis) Lat.: in sci·én·ti·a., forma intensificada de gnö·sis (e·pí, “sobre”; gnö·sis, “conocimiento”), significa, como a menudo muestra el contexto, “conocimiento exacto o completo”, aparece veinte veces en las Escrituras Griegas Cristianas, se refiere a un conocimiento más profundo, más íntimo, preciso, exacto y pleno. Esta forma verbal puede referirse a conocimiento adquirido por experiencia personal, y se vierte “conozcas plenamente” en Lucas 1:4. El adquirir tal “conocimiento exacto” envuelve conocer a Jehová y a Jesús más íntimamente como personas, familiarizarse mejor con sus cualidades. (w87 15/4 15 párr. 3)
La Traducción del Nuevo Mundo señala cuidadosamente la diferencia entre gnó·sis (“conocimiento”) y e·pí·gno·sis (traducida “conocimiento exacto”)... una diferencia que muchas otras versiones pasan por alto. (w91 1/3 27)
Según el helenista Nathanael Culverwel, dicho término implica ‘familiarizarse mejor con algo que ya se conocía; ver con mayor exactitud un objeto que ya se había visto de lejos’. Tal como un joyero examina una piedra preciosa para determinar sus cualidades y su valor, el cristiano debe examinar la Palabra de Dios para llegar a un conocimiento preciso, exacto y pleno del Dios al que sirve. (g95 8/7 26)
Es interesante notar que en Proverbios 2:5 la expresión “el mismísimo conocimiento de Dios” aparece en la Septuaginta griega como e·pí·gno·sis, o “conocimiento exacto”, uno de los ocho lugares donde aparece esa palabra griega en la Septuaginta. (w89 1/12 6 párr. 3)
En Ro 1:21 Pablo usa la palabra griega gnosis, mientras que en el versículo 28 usa epígnosis, que es una forma más enérgica de la palabra. Denota un conocimiento más profundo y más cabal. No tenían este “conocimiento y [esta] relación más profundos e íntimos,” (El erudito griego Dr. Richard C. Trench en Synonyms of the New Testament.) un conocimiento personal, que debiera haberse desarrollado. (w82 1/5 13 párr. 20)
En las escrituras, las palabras “conocer” y “conocimiento” no transmiten la idea de conocer ligeramente a una persona o tener conocimiento superficial de un asunto. En la Biblia estas palabras implican el acto de “conocer por experiencia”, un conocimiento que denota “la relación de familiaridad con personas”. (Diccionario Teológico del Nuevo Testamento.) (w93 15/6 13 párr. 1)
★Dones de Dios - [Sabiduría y conocimiento.-§3]
¿Tiene importancia el conocimiento exacto?
La mujer llevaba unos días en el hospital a la espera de una operación de corazón. Estaba nerviosa pero bien atendida, incluso estableció una buena amistad con una enfermera que la asistía amablemente. Un día la enfermera le contó que incluso en una ocasión ella tuvo que asistir al cirujano en una operación de apendicitis de emergencia por falta de personal.
Al cuarto día de ser hospitalizada la paciente empeoró notablemente, lo que según el doctor requería la operación esperada emergentemente.
Querido lector, ¿Permitiría usted que la enfermera amable le operára? Si usted ha llegado a aprender la verdad de la Biblia, de seguro que concuerda conmigo de que su manera de ver la vida cambió rotundamente, incluso los acontecimientos internacionales adquirieron un sentido y significado muy distinto a como los veía antes de adquirir su conocimiento bíblico y de sus profecías, igualmente si aprendió un oficio, por ejemplo de botánica, el simple hecho de hacer un paseo por el campo se convierte en una experiencia totalmente diferente a como veía la naturaleza antes de aprender su oficio. El conocimiento es como la adquisición de una nueva versión de usted mismo, de su manera de vivir y ver las cosas, algo que lo enriquecerá enormemente, así que actualicese (upgrade yourself) constantemente. ★¡No basta con solo tener buenas intenciones! - (19821015-Pg.28/637) |
Capacidad de pensar.
El conocimiento también está relacionado con lo que a veces se traduce “capacidad de pensar” (heb. mezim·máh). La palabra hebrea puede usarse tanto en sentido desfavorable (ideas, estratagemas, proyectos malos) como favorable (perspicacia, sagacidad). (Sl 10:2; Pr 1:4.) Por consiguiente, la mente y los pensamientos pueden dirigirse hacia un fin loable y recto, o justamente lo contrario. Prestando buena atención a cómo hace Jehová las cosas e inclinando los oídos a cada uno de los aspectos de su voluntad y propósitos, se salvaguarda la propia capacidad de pensar y se la dirige hacia lo que es correcto. (Pr 5:1, 2.) Cuando la capacidad de pensar se ejerce apropiadamente, en armonía con la sabiduría y el conocimiento divinos, protege a la persona de verse entrampada en tentaciones inmorales. (Pr 2:10-12.)
★Capacidad de Pensar
★"Todo el que es sagaz actúa con conocimiento" - (15-7-2004-Pg.27)
Precaución al conseguir conocimiento. Salomón al parecer le atribuyó al conocimiento una influencia negativa cuando dijo: “Porque en la abundancia de sabiduría hay abundancia de irritación, de modo que el que aumenta el conocimiento aumenta el dolor”. (Ec 1:18.) Este punto de vista parece contrario a lo que la Biblia suele decir del conocimiento. Sin embargo, en este pasaje Salomón subraya de nuevo la vanidad de los esfuerzos humanos en todos los asuntos que no tienen que ver con llevar a cabo los mandatos de Dios. (Ec 1:13, 14.) Así, un hombre puede conseguir conocimiento y sabiduría en muchos campos, o explorar en profundidad uno en concreto, y el conocimiento y la sabiduría adquiridos pueden ser apropiados en sí mismos, aunque no estén directamente relacionados con el propósito declarado de Dios. Sin embargo, el tener más conocimiento y sabiduría puede hacer que se tenga más conciencia de lo limitadas que son las oportunidades de emplear el conocimiento y la sabiduría debido a la fugacidad de la vida, los problemas existentes y las malas condiciones que presenta la sociedad humana imperfecta. Esto aflige, causa irritación y un doloroso sentido de frustración. (Compárese con Ro 8:20-22; Ec 12:13, 14; véase ECLESIASTÉS, LIBRO DE.) Del mismo modo, el conocimiento obtenido por ‘aplicarse a muchos libros’ le será “fatigoso a la carne”, a menos que se ponga al servicio del cumplimiento de los mandatos de Dios. (Ec 12:12.)
Conócete a ti mismo
Todos estamos conscientes que existen tacaños, soberbios y arrogantes. No obstante, si preguntamos a cada individuo, nadie acepta ser así. Todos solemos tener una falsa percepción de nosotros mismos, aunque todos creemos saber definir a los demás, nos deslumbramos nosotros mismos al hacernos una introspección.
Muchas veces no conocemos ni nuestros propios motivos. |
¿Cuán grande es la brecha entre lo que sabemos y lo que hacemos?
Antiguamente la gente no tenia ni la décima parte de la información que nosotros tenemos hoy, sin embargo era mas integra y obediente que hoy.
Parece ser que la razón es que nos sentimos autosuficientes tan solo por la información que conocemos, sin embargo Jesús dejo claro que todo ese saber no nos sirve de nada si no lo practicamos (Snt 1:22-25).
Es increíble cuan dispuestos están muchos a servir en la congregación que no ofrecen en absoluto ayuda en su propia casa. |
La sabiduría es la cosa principal
El conocimiento genera admiración (Sl 8:3), el entendimiento produce gozo (Ne 8:12), la sabiduría es vida (Pr 3:21, 22; 9:11). El objetivo final es adquirir sabiduría a trabes del conocimiento y el entendimiento, es como subir una escalera, pero si falta el primer peldaño... (Conocimiento) ¿Cómo puede alguien llegar a adquirir Sabiduría? (Pr 4:7) No obstante, lo esencial, lo importante se capta relativamente fácil, el rey Salomón lo resumió en Eclesiastes 12:12, 13. |
“Más Valioso que el Oro”
Un técnico informático fue llamado a arreglar una computadora extremadamente compleja... el ordenador valía 12 millones de dólares. La avería de tal maquina estaba generando grandes perdidas a la empresa. Sentado frente a la pantalla, oprimió unas cuantas teclas, asintió con la cabeza, murmuró algo para sí mismo y apagó el aparato.
Procedió a sacar un pequeño destornillador de su bolsillo y dio vuelta y media a un minúsculo tornillo. El presidente de la compañía se mostró encantado y se ofreció a pagar la cuenta en el acto.
- ¿Cuánto le debo? preguntó.
¿Mil dólares por apretar un simple tornillito?
A la mañana siguiente, el presidente recibió la factura, la leyó con cuidado, sacudió la cabeza y procedió a pagarla en el acto, sin chistar.
Para todos aquellos profesionales que día a día se enfrentan con la desconsideración de quienes por su propia ignorancia no alcanzan a entenderlos. |
El discernimiento es el “juicio por cuyo medio percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas”, la acción de “distinguir alguna cosa de otras” y de “aclarar alguna cosa en relación con otras mediante una consideración o una reflexión precisa y justa”. (Diccionario manual e ilustrado de la lengua española). El discernimiento piadoso es la capacidad de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto para optar por el proceder apropiado. La palabra griega que se traduce “discernimiento” denota “percepción moral sensible”. (w99 15/11 24)
El discernimiento nos permite reconocer a quienes sencillamente se valen de “palabras melosas y habla lisonjera” para ‘seducir los corazones de los cándidos’ (Romanos 16:18). También posibilita que rechacemos la información trivial y los datos engañosos y que distingamos la esencia de los asuntos.
El discernimiento piadoso es la capacidad de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto para optar por el proceder apropiado.
La persona que se caracteriza por esta cualidad percibe los matices de las ideas y las cosas, y tiene buen juicio.
El estudio y la aplicación de la Palabra de Dios imparten discernimiento. Implica, tener buen criterio.
La palabra hebrea que con frecuencia se traduce “discernimiento” (tevu-náh) está relacionada con la palabra bi-náh, traducida “entendimiento”. Ambas aparecen en Proverbios 2:3, donde dice, según la traducción (en inglés) de la Jewish Publication Society: “Si clamas por el entendimiento y alzas tu voz por el discernimiento [...]”. Al igual que el entendimiento, el discernimiento implica ver o reconocer un asunto, pero resalta el llegar a distinguir los aspectos o componentes del mismo, sopesando y evaluando cada uno a la luz de los demás. La persona que compagina el conocimiento y el discernimiento controla lo que dice y es sereno de espíritu. (Pr 17:27.) El que se opone a Jehová manifiesta falta de discernimiento. (Pr 21:30.) Dios da discernimiento (talento para discernir o una comprensión más profunda) por medio de su Hijo. (2Ti 2:1, 7, NM, NVI, UN.)
El ejercer discernimiento también es esencial para la comunicación. La raíz de esa palabra en el hebreo original significa “discernir entre”, “distinguir”. Este discernimiento perspicaz examina más que solo lo que se ve en la superficie y, por lo tanto, es similar al entendimiento, la empatía y la compasión. (1 Pedro 3:8.) (w86 1/11 23 párr. 9)
Discernimiento es “el juicio por cuyo medio percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas”. (Diccionario manual e ilustrado de la lengua española.) Implica, por lo tanto, tener buen criterio. Si inclinamos el corazón al discernimiento, Jehová nos lo dará por medio de su Hijo. (2 Timoteo 2:1, 7.) (w97 15/3 12 párr. 2) Vea Filipenses 1:9.
CUANDO Moisés nombró jueces sobre Israel, procuró hallar “hombres sabios y discretos y experimentados” (Deuteronomio 1:13). La experiencia, que se adquiere con los años, no era el único criterio para seleccionarlos. También eran importantes la sabiduría y la discreción.
La persona discreta demuestra buen juicio en la forma de hablar y obrar. Según la obra Clave. Diccionario de uso del español actual, discreción es “reserva al callar lo que no interesa que se divulgue”. En efecto, hay un “tiempo de hablar” y un “tiempo de callar”, y quien es discreto percibe la diferencia (Eclesiastés 3:7). Muchas veces existen buenas razones para permanecer en silencio, pues la Biblia dice: “En la abundancia de palabras no deja de haber transgresión, pero el que tiene refrenados sus labios está actuando discretamente” (Proverbios 10:19; 17:27). Pero ser discreto no exige quedarse callado. Más bien, requiere comunicarse “con gracia”, usando la lengua como bálsamo calmante, y no como un puñal (Proverbios 12:18; 18:21).
Los cristianos procuran ser discretos al tratar con sus hermanos en la fe. No siempre es el más importante ni el más indispensable quien habla con más frecuencia o mayor convicción. Recordemos que Moisés era “poderoso en sus palabras”, pero no fue un buen líder para la nación de Israel hasta que cultivó paciencia, mansedumbre y autodominio (Hechos 7:22). Por lo tanto, las personas a las que se concede autoridad sobre los demás deben esforzarse especialmente por ser modestas y flexibles (Proverbios 11:2).
En la Palabra de Dios se llama “esclavo fiel y discreto” a aquellos a quienes Jesucristo ha confiado “todos sus bienes” (Mateo 24:45-47). Ellos no se adelantan inmodestamente a Jehová movidos por impulsos caprichosos, ni se quedan atrás cuando está clara la dirección divina sobre un asunto. Saben cuál es el momento de hablar y cuál el de esperar en silencio más aclaraciones. Todos los cristianos hacemos bien no solo en imitar su fe, sino también en ser discretos, igual que la clase del esclavo (Hebreos 13:7).
La capacidad de analizar un asunto, de discernir o comprender y juzgar las cosas. Es la capacidad de relacionar los diversos aspectos de un asunto y ver la cuestión en su totalidad, no solo las partes aisladas para así captar el verdadero sentido y significado de las cosas. Las palabras de los idiomas originales que se traducen “entendimiento” pueden referirse a una comprensión de cuestiones sencillas o aludir a una comprensión profunda y completa de la naturaleza interna, las razones subyacentes y el significado de asuntos complejos. La perspicacia, el discernimiento y la percepción son términos afines al entendimiento.
El verbo hebreo bin y el sustantivo bi-náh por lo general tienen que ver con el entendimiento. A veces bin y bi-náh ofrecen las siguientes matizaciones especiales: discernimiento (1Sa 3:8; 2Sa 12:19; Sl 19:12; Da 9:2), consideración minuciosa (Dt 32:7; Pr 14:15; 23:1; Jer 2:10; Da 11:37) o atención que se da a un asunto (Job 31:1; 32:12; 37:14; Sl 37:10), y en esos casos pueden traducirse según corresponda. El profesor R. C. Dentan dice en The Interpreter’s Dictionary of the Bible (edición de G. A. Buttrick, 1962, vol. 4, pág. 733): “La raíz בינ [bin] significa principalmente ‘discernir con los sentidos’, ‘percibir diferencias’, también ‘dar profunda atención a’ y por último (de manera especial en sus derivados) ‘conseguir comprensión’ o ‘dar’ comprensión a otros”. El hebraísta Gesenius da como sentido básico “separar, distinguir [...], por lo tanto, discernir, señalar, entender, todo [lo] cual está en función de la capacidad para separar, distinguir, discriminar”. (A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, traducción de E. Robinson, 1836, pág. 140.) Otro sustantivo, tevu-náh, por lo visto viene de la misma raíz que bi-náh, y se puede traducir apropiadamente “discernimiento” (Pr 10:23; 11:12) o “entendimiento” (Éx 31:3; Dt 32:28), dependiendo del contexto.
Según el significado básico de estos términos, la persona entendida es aquella capaz de comprender los pormenores de un asunto, de discernir su composición aislando los factores o los elementos que constituyen o forman un todo, de percibir la relación entre estos componentes y, por lo tanto, comprender o captar el significado del asunto. Esto puede ilustrarse con un idioma. Para que una persona pueda entender lo que se habla en cierta lengua, tiene que ser capaz de distinguir las palabras individuales que componen las frases, conocer su significado y ver cómo se relacionan unas con otras. (Dt 28:49.) Sin embargo, aunque la persona pueda comprender básicamente lo que se le ha dicho, el entendimiento es capaz de ir más allá de una simple comprensión. Supone obtener el verdadero significado y sentido del mensaje, con la capacidad de evaluarlo, beneficiarse de él y saber la acción que este exige. Cuando el sacerdote Esdras leyó la Ley delante del pueblo en Jerusalén, se reunió a “todos los de suficiente inteligencia [del heb. bin] como para escuchar”, pero aunque la mente de estos era madura, capaz de entender todas las palabras, los levitas “estaban explicando la ley al pueblo [instruyendo al pueblo en la Ley, o dando entendimiento (forma de bin)], [...] leyendo en voz alta del libro, de la ley del Dios verdadero, la cual se exponía, y había el ponerle significado; y continuaron dando entendimiento en la lectura”. (Nehemías 8:2, 3, 7, 8.)
En las Escrituras Griegas el verbo sy-ní-ë-mi (literalmente, “poner juntamente”) y el sustantivo sý-ne-sis se usan con referencia al “entendimiento” cuando esta palabra significa percepción, es decir, captar el sentido de un asunto. Otros términos son e-pí-sta-mai, cuyo significado primordial es “conocer bien”, y gui-nö-skö, que significa “conocer”.
La fuente del entendimiento. Jehová Dios es a la vez la Fuente del entendimiento y el Ejemplo Supremo de su uso. El entendimiento de Dios se manifiesta en la espléndida coordinación y manera de funcionar del universo, en el que cada creación desempeña un propósito particular y armonioso, sin ningún conflicto o problema debido a falta de discernimiento por parte del Creador. (Job 38:36; Sl 136:5-9; Pr 3:19, 20; Jer 10:12, 13.) Dios ha dado a los animales entendimiento instintivo, a cada uno según su género. Los hombres pueden pasar años consiguiendo entendimiento de la aerodinámica, pero el halcón sabe de forma instintiva cómo “leer” y utilizar los diferentes tipos de corrientes de aire. (Job 39:26.) Sin embargo, las criaturas animales son extremadamente limitadas en otros aspectos del entendimiento humano. (Compárese con Sl 32:9.)
A pesar de los estudios intensivos realizados a lo largo de la historia, muchos fenómenos y ciclos que funcionan según las leyes divinas todavía se escapan de la plena comprensión del hombre. (Job 36:29; 38:19, 20.) Lo que el hombre puede captar por su estudio de la creación material tan solo se aproxima a ‘los bordes de los caminos de Dios’ y no es más que un “susurro” al compararlo con el “poderoso trueno”. Estas expresiones aplican aún más en el caso de las obras de juicio y salvación de Dios, pues sus pensamientos son demasiado profundos para que las personas impías los capten. (Job 26:7-14; Sl 92:5, 6.) Sin embargo, el examinar la sabiduría y el entendimiento divinos manifestados en la creación material le permitió a Job discernir su apropiada relación con el Creador y reconocer con humildad su propia falta de entendimiento. (Job 42:1-6.)
En lo que concierne al hombre, Jehová puede penetrar en los pensamientos y actos de todos los humanos. (1Cr 28:9; Sl 139:1-6.) Además, puede prestar seria consideración (heb. bin) o atención a una persona o a cierta clase de personas. (Pr 21:12; Sl 5:1, 2.) Conoce su propio propósito inquebrantable y lo que hará en el futuro, y sus normas justas son fijas e inmutables. Por lo tanto, “no hay sabiduría, ni ningún discernimiento, ni ningún consejo en oposición a Jehová”. (Pr 21:30; compárese con Isa 29:13, 14; Jer 23:20; 30:24.) Él no necesita consultar a nadie para entender algo, como, por ejemplo, cómo ayudar a sus siervos de manera eficaz o cómo librarlos de la angustia y de la opresión. (Isa 40:10-15, 27-31.)
El conocimiento de Jehová Dios y el discernimiento de su voluntad, junto con la fe y la confianza en Él, constituyen, por lo tanto, el fundamento del entendimiento verdadero de sus criaturas inteligentes. “El conocimiento del Santísimo es lo que el entendimiento es”, y esto implica entender “justicia y juicio y rectitud, el derrotero entero de lo que es bueno”. (Pr 9:10; 2:6-9; 16:20.) Ningún asunto de verdadera importancia se puede entender a plenitud a menos que todos los factores se miren desde el punto de vista de Jehová y se vean en relación con sus normas, cualidades y propósito eterno.
Los que se apartan de la Fuente. La persona que escoge como derrotero la transgresión empieza a dejar de lado a Dios cuando toma decisiones y hace planes. (Job 34:27.) Permite que su corazón le ciegue al error de sus caminos y pierde perspicacia. (Sl 36:1-4.) Aun si afirma adorar a Dios, pone los preceptos del hombre por encima, prefiriéndolos a los de Dios. (Isa 29:13, 14.) Justifica y excusa su conducta relajada como un mero “juego”. (Pr 10:23.) Llega a pervertirse, embrutecerse y hacerse necio en su razonamiento, hasta el extremo de afirmar que el Dios invisible no ve o discierne su mala conducta, como si los poderes de percepción de Dios hubiesen fallado. (Sl 94:4-10; Isa 29:15, 16; Jer 10:21.) Por su proceder y sus actos, dice en realidad: “No hay Jehová” (Sl 14:1-3), y no le tiene en cuenta para nada. Como no se guía por los principios divinos, no puede juzgar los asuntos de la manera correcta ni ver las cuestiones con claridad, sopesando los factores envueltos y llegando a decisiones correctas. (Pr 28:5.)
Los campos del entendimiento humano. El entendimiento puede estar relacionado con el conocimiento y la destreza en actividades manuales, como la construcción y el diseño de edificios, o la fabricación de artículos de madera, metal, piedra o tela. El trabajador de Tiro, Hiram, era un “hombre hábil, experimentado en entendimiento”, un artesano que trabajaba con una gran variedad de materiales. (2Cr 2:13, 14; 1Re 7:13, 14.) Un entendimiento de este tipo contribuye a un trabajo eficaz que resulta en productos de calidad duradera.
Otros pueden ser “peritos [forma de bin]” en cuestiones de transporte o música debido a su entendimiento. (1Cr 15:22; 25:7, 8; 2Cr 34:12.) Algunos pueden demostrar entendimiento en la lengua hablada o escrita, o en otros temas de estudio. (Da 1:4, 17, 20.) Es posible conseguir tal entendimiento mediante la habilidad natural y el esfuerzo. Por supuesto, el espíritu de Dios puede aumentar o intensificar tal entendimiento en ciertas personas, de modo que puedan enseñar a otros sus oficios o profesiones. (Éx 31:2-5; 35:30-35; 36:1; 1Cr 28:19.)
Algunos son buenos observadores y tienen una fina percepción de la naturaleza humana. Cuando David notó que sus siervos cuchicheaban, ‘discernió’ que el hijo que le había dado Bat-seba había muerto. (2Sa 12:19.) Rehoboam se guió por su entendimiento de la naturaleza humana caída y la tendencia a la envidia y a los celos cuando distribuyó las herencias de sus hijos. (2Cr 11:21-23.)
De igual manera, los hombres pueden mostrar mucho discernimiento en operaciones comerciales, lo que les puede ayudar a enriquecerse, como le ocurrió al “caudillo” de Tiro. (Eze 28:2, 4.) Es posible que los gobernantes tengan entendimiento para guerrear y para la estrategia militar (Isa 10:12, 13), o sean expertos en diplomacia política. (Da 8:23.) Sin embargo, puede que su entendimiento sea limitado y de un beneficio de corto alcance, como en los casos mencionados antes.
Las Escrituras hacen referencia al entendimiento que se puede obtener por medios naturales. No obstante, tal “comprensión” (sy·ne·sis) de los “intelectuales” (sy·ne·tói) mundanos se convierte en algo vano y tonto cuando no se tienen en cuenta los propósitos de Dios. (1Co 1:19, 20, Int.) Las Escrituras recomiendan principalmente un entendimiento que es superior, espiritual, que tiene a Dios como fundamento. Sin importar hasta qué punto puedan los hombres explotar los recursos del planeta, explorar las profundidades de la Tierra y del mar o estudiar el cielo, por sus propios esfuerzos nunca podrán hallar “el lugar del entendimiento” ni la sabiduría que lleva a una vida de éxito en justicia y felicidad. (Job 28:1-21, 28.) Este entendimiento es ‘mejor que la plata’, y puede traer el futuro deseado, que no está al alcance de las efímeras riquezas y la honra mundanas. (Pr 16:16, 22; 23:4, 5; Sl 49:6-8, 14, 20.)
Su relación con el conocimiento y la sabiduría. El entendimiento tiene que estar basado en conocimiento y obra de acuerdo con él aunque va más allá. El alcance y el valor del entendimiento de una persona depende en gran manera de la amplitud y calidad del conocimiento que tenga. El conocimiento consiste en estar familiarizado con los hechos, los más importantes y fundamentales de los cuales tienen que ver con Dios: su existencia, su propósito inquebrantable y sus caminos. El entendimiento permite que la persona relacione el conocimiento adquirido con el propósito y las normas de Dios, para entonces sopesar el valor de tal conocimiento. El “corazón entendido es el que busca el conocimiento”; no está satisfecho con una simple visión superficial, sino que intenta conseguir un cuadro completo de la cuestión. (Pr 15:14.) Para que el discernimiento salvaguarde a una persona de la interpretación equivocada y del engaño, el conocimiento tiene que llegar a ser ‘agradable a su mismísima alma’. (Pr 2:10, 11; 18:15; véase CONOCIMIENTO.)
Proverbios 1:1-6 muestra que el “entendido es el que adquiere dirección diestra, para entender el proverbio y el dicho difícil de entender, las palabras de los sabios y sus enigmas”. Esto no debe referirse a cosas dichas tan solo para pasar el tiempo en conversación ociosa, pues los sabios no perderían el tiempo de esa manera habitualmente, sino a instrucción, preguntas y problemas que disciplinen y preparen tanto la mente como el corazón en los principios justos, y así equipen al oyente para acción sabia en el futuro. (Compárese con Sl 49:3, 4.) La combinación del conocimiento y el entendimiento produce la sabiduría, que es la “cosa principal”: la capacidad de hacer uso de un fondo de conocimiento y profundo entendimiento para tratar con éxito los problemas. (Pr 4:7.) La persona que tiene motivos correctos no busca el entendimiento debido a simple curiosidad o para ensalzarse, sino con el propósito de actuar con sabiduría. ‘La sabiduría está delante de su rostro.’ (Pr 17:24; véase SABIDURÍA.) Tal persona no es como aquellos hombres del día del apóstol Pablo que afirmaban ser maestros de otros, pero estaban ‘hinchados de orgullo no entendiendo nada’. Por su falta de sabiduría, aquellos hombres llegaron a estar mentalmente enfermos “sobre cuestiones y debates acerca de palabras”, cosas que crean desunión y que conducen a muchos males. (1Ti 6:3-5.)
Cómo adquirir el verdadero entendimiento. La persona que busca verdadero entendimiento ora a Dios: “Hazme entender, para que observe tu ley, y para que la guarde con todo el corazón. [...] Para que siga viviendo”. (Sl 119:34, 144, también 27, 73, 125, 169.) Este es el motivo correcto. El apóstol oró por los cristianos de Colosas a fin de que se les ‘llenase del conocimiento exacto de la voluntad de Dios en toda sabiduría y comprensión espiritual [sy·né·sei], para que anduviesen de una manera digna de Jehová’. (Col 1:9, 10.)
La edad y la experiencia son factores naturales que pueden contribuir a adquirir entendimiento. (Job 12:12.) Sin embargo, por sí solas no son determinantes. Los consoladores de Job se jactaban del entendimiento que ellos y sus asociados de mayor edad tenían; no obstante, el joven Elihú los reprendió. (Job 15:7-10; 32:6-12.) Jehová, el “Anciano de Días” (Da 7:13), tiene un entendimiento infinitamente superior al de toda la humanidad, cuyos días se remontan a unos cuantos miles de años y todavía no entiende exactamente cómo llegó a formarse el planeta en el que vive. (Job 38:4-13, 21.) Por consiguiente, la Palabra escrita de Dios es un medio principal para conseguir entendimiento. (Sl 119:130.)
Los niños y los jóvenes deberían meditar detenidamente en la instrucción de sus padres, ya que son mayores que ellos y tienen más experiencia, en especial cuando estos son siervos devotos de Dios. (Pr 2:1-5; 3:1-3; 4:1; 5:1.) También es posible conseguir entendimiento al ‘considerar’ (heb. bin) con atención la historia de generaciones anteriores, y por lo general las personas de más edad están familiarizadas con estos acontecimientos. (Dt 32:7.) No se debería buscar la asociación de “los inexpertos”, sino de los sabios, y alimentarse de su consejo e instrucción para ‘seguir viviendo y andar directamente en el camino del entendimiento’. (Pr 9:5, 6.) Aquel que escucha y obedece puede dejar de ser ingenuo y crédulo, y conseguir así ‘entender sagacidad’ y evitar muchas experiencias amargas. (Pr 8:4, 5.)
Al estudiar y aplicar con diligencia la Palabra de Dios y sus mandatos, una persona puede llegar a tener más perspicacia que sus maestros y más entendimiento que los hombres de mayor edad. (Sl 119:99, 100, 130; compárese con Lu 2:46, 47.) Este hecho se debe a que la sabiduría y el entendimiento en realidad son parte integrante de las reglas y decretos judiciales puros de Dios. Por consiguiente, el que Israel observase fielmente estas reglas y decretos haría que las naciones vecinas lo viesen como un “pueblo sabio y entendido”. (Dt 4:5-8; Sl 111:7, 8, 10; compárese con 1Re 2:3.) La persona entendida reconoce la inviolabilidad de la Palabra de Dios, quiere amoldar su vida a ella y le pide ayuda a Dios para conseguirlo. (Sl 119:169.) Asimismo, deja que el mensaje de Dios le penetre profundamente (Mt 13:19-23), lo escribe sobre la tabla de su corazón (Pr 3:3-6; 7:1-4) y llega a desarrollar odio por “toda senda falsa”. (Sl 119:104.) Cuando el Hijo de Dios estuvo en la Tierra, mostró esta clase de entendimiento. Ni siquiera intentó evitar la muerte en un madero, ya que el cumplimiento de las Escrituras requería que muriese de ese modo. (Mt 26:51-54.)
Son esenciales el tiempo y la meditación. El que es ‘demasiado apresurado’ por lo general no ‘considera [o presta cuidadosa atención a; forma del heb. bin] el conocimiento’. (Isa 32:4; compárese con Pr 29:20.) La persona entendida sabe cuándo guardar silencio (Pr 11:12), no habla a la ligera y mantiene la calma incluso cuando una discusión se acalora. (Pr 14:29; 17:27, 28; 19:11; Job 32:11, 18; compárese con Snt 3:13-18.) Medita en el consejo para determinar el significado de las palabras y del mensaje. (Job 23:5; Sl 49:3.) Hace preguntas con el propósito de discernir las causas y los motivos del éxito o el fracaso, de la bendición o la maldición de Dios; pondera las lógicas consecuencias futuras de un determinado proceder. (Sl 73:2, 3, 16-18; Jer 2:10-19; compárese con Isa 44:14-20.) Israel no actuó así y no dio consideración en su corazón a lo que sería “su fin después”. (Dt 32:28-30.)
Acepta disciplina. El orgullo, la terquedad, la obstinación y la independencia son enemigos del entendimiento. (Jer 4:22; Os 4:14, 16.) La persona que tiene verdadero entendimiento no piensa que lo sabe todo; como dice Proverbios 19:25, “debe dirigirse censura al entendido, para que discierna conocimiento”. (Compárese con Job 6:24, 25; Sl 19:12, 13.) Precisamente porque es entendido está dispuesto a escuchar, discierne la base para la reprensión y obtiene más beneficio de ella que un estúpido de recibir cien golpes. (Pr 17:10; compárese con 29:19.)
El entendimiento de las profecías. Tan solo aquellas personas que han sido limpiadas y que oran por entendimiento con humildad pueden comprender los mensajes proféticos inspirados. (Da 9:22, 23; 10:12; 12:10.) Aunque se pueda determinar la época general en la que se cumple la profecía, es posible que haya que esperar hasta que llegue el tiempo que Dios ha fijado para su realización a fin de discernir por completo su aplicación. (Da 8:17; 10:14; 12:8-10; compárese con Mr 9:31, 32; Lu 24:44-48.) Aquellos que cifran su confianza en los hombres, que menosprecian el poder de Dios y que no hacen caso de su propósito, no pueden entender las profecías y permanecen ciegos a su significado, hasta que los efectos desastrosos de su cumplimiento empiezan a alcanzarlos. (Sl 50:21, 22; Isa 28:19; 46:10-12.) El adquirir entendimiento produce gozo Nehemías 8:7, 8, 12
Las palabras hebreas relacionadas con la integridad (tom, tum-máh, tam, ta-mím) comparten el significado primario de lo que es “completo” o “entero”. (Compárese con Le 25:30; Jos 10:13; Pr 1:12.) Ta-mím se usa varias veces para referirse a la integridad física, o salud, y a la ausencia de taras, por ejemplo, en las víctimas de los sacrificios. (Éx 12:5; 29:1; Le 3:6.) Pero con más frecuencia estas expresiones denotan entereza moral, inculpabilidad y rectitud. “Los que andan en integridad” mantienen devoción inquebrantable a Jehová demostran que se someten a la soberanía de Jehová por amor y así prueban que Satanás es un mentiroso. Además, Jehová nos juzga basándose en nuestra integridad, por lo que de ella depende que tengamos esperanza para el futuro. Para estos “rectos” él es un “escudo” protector, porque manifiestan verdadera sabiduría y obran en armonía con sus justas normas.
Cuando ta-mím se aplica a Dios, puede traducirse “perfecto”, como cuando se habla de la actividad y las obras de Jehová, su camino, su conocimiento y su ley. (Dt 32:4; Job 36:4; 37:16; Sl 18:30; 19:7.) Todas estas manifestaciones divinas reflejan una plenitud tan incomparable, irreprochable y exenta de defecto o falta, que identifican claramente a Aquel que las posee como el único Dios verdadero. (Ro 1:20; véase PERFECCIÓN.)
Integridad es, según el Diccionario de uso del español, de María Moliner, la cualidad que “se aplica a la persona que cumple exactamente y con rectitud los deberes de su cargo o posición”. O, como se define en otra obra de consulta, la “adherencia inquebrantable a un estricto código moral o ético”. (g93 8/5 5)
Importancia de la integridad humana. En unos pocos casos el hebreo tom solo transmite la idea de motivo honrado, inocencia con respecto a intenciones malas. (Compárese con Gé 20:5, 6; 2Sa 15:11.) Pero principalmente estas expresiones hebreas denotan devoción inquebrantable a la rectitud. Los ejemplos bíblicos y el uso que se da a dichos términos en las Escrituras presentan como el derrotero de principal importancia la devoción inquebrantable a una persona, Jehová Dios, y a su voluntad y propósito.
Relacionada directamente con la gran cuestión universal. A la primera pareja humana se le dio la oportunidad de demostrar su integridad en Edén. La restricción que se les impuso con relación al árbol del conocimiento puso a prueba su devoción al Creador. El Adversario de Dios recurrió a la presión externa y al señuelo del egoísmo para hacerlos desobedecer. Su vergüenza, su renuencia a presentarse ante su Creador y su falta de franqueza al responder a las preguntas que Jehová les hizo pusieron de manifiesto su falta de integridad. (Compárese con Sl 119:1, 80.) Sin embargo, ellos no fueron los primeros en quebrantar su integridad, pues el espíritu que los había inducido a rebelarse había sido el primero en hacerlo. (Gé 3:1-19; compárese el derrotero de este con la endecha dirigida contra el rey de Tiro, que se halla en Eze 28:12-15; véase SATANÁS.)
La rebelión de Satanás, que tuvo su primera manifestación visible en Edén, planteó una cuestión de importancia universal: la legitimidad de la soberanía de Dios sobre todas sus criaturas, su derecho a exigir de ellos obediencia absoluta. Como la cuestión planteada no tenía que ver con la superioridad del poder divino, sino con un planteamiento moral, no podía resolverse con una demostración de poder: destruyendo en el acto a Satanás y a la pareja humana pecaminosa. Este mismo hecho permite entender por qué se ha permitido que la iniquidad y su originador hayan existido por tanto tiempo. (Véase INIQUIDAD.) Dado que el Adversario de Dios procuró primero que el hombre respaldara su rebelión (no hay indicios de que hijos celestiales de Dios se unieran a Satanás hasta poco antes del Diluvio; Gé 6:1-5; compárese con 2Pe 2:4, 5), la integridad del hombre a la soberanía divina quedó intrínsecamente ligada a la gran cuestión universal (aunque la soberanía de Jehová no depende de la integridad de sus criaturas). Un caso que prueba estos hechos es el de Job.
Job. Se dice que Job, quien debió vivir en el período comprendido entre la muerte de José y la época de Moisés, fue un hombre que “resultó sin culpa [heb. tam] “intachable” y recto, y temeroso de Dios y apartado del mal”. (Job 1:1; véase JOB.) Las preguntas que Jehová le planteó a su Adversario con respecto a Job cuando Satanás se presentó en una asamblea de ángeles en las cortes celestiales, reflejan que la integridad humana era una cuestión en litigio entre Jehová Dios y Satanás. Este adujo que Job adoraba a Dios por motivos impropios, no por verdadera devoción, sino por intereses egoístas, y de ese modo cuestionó la integridad de Job. Aunque se le autorizó a despojar a Job de todas sus vastas posesiones y hasta de sus hijos, Satanás no pudo quebrantar su integridad. (Job 1:6–2:3.) Ante esto, alegó que Job estaba dispuesto a soportar la pérdida de sus posesiones y hasta de sus hijos mientras no se atentara contra su vida. (Job 2:4, 5.) A partir de ese momento, Job se vio aquejado de una dolorosa enfermedad y presionado por su esposa, que intentaba hacerle desistir, así como por tres amigos que, representando falsamente las normas y propósitos divinos, le acosaron con crítica destructiva y calumnias. (Job 2:6-13; 22:1, 5-11.) Job, sin embargo, afirmó que no abjuraría de su integridad: “¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad! A mi justicia he echado mano, y no la soltaré; mi corazón no me molestará con escarnio por ninguno de mis días”. (Job 27:5, 6.) Su integridad inamovible demostró que el Adversario de Dios era un mentiroso.
Los comentarios desafiantes de Satanás en el caso de Job muestran que desde su punto de vista se puede apartar de Dios a toda persona, que no hay nadie que le sirva desinteresadamente. Por consiguiente, tanto los seres humanos como los hijos celestiales de Dios tienen el sobresaliente privilegio de contribuir a la vindicación y santificación del nombre de Dios y de demostrar que apoyan la soberanía de Jehová trazándose un derrotero de integridad. “Los exentos de culpa en su camino le son un placer” a Jehová. (Pr 11:20; contrástese con el punto de vista equivocado de Elifaz en Job 22:1-3.) ★¿Por qué fue tan sobresaliente la Integridad de Job? - (1-3-1986-Pg.10)
Base para el juicio divino. El juicio favorable de Dios depende de que la persona que le sirve mantenga un derrotero de integridad. (Sl 18:23-25.) El rey David escribió: “Jehová mismo pronunciará sentencia sobre los pueblos. Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia, y conforme a mi integridad en mí. Por favor, que se acabe la maldad de los inicuos, y que tú establezcas al justo”. (Sl 7:8, 9; compárese con Pr 2:21, 22.) Mientras sufría, Job expresó confianza en que Jehová ‘le pesaría en balanza exacta, y Dios llegaría a conocer su integridad’. (Job 31:6.) Job luego pasó a mencionar aproximadamente una docena de ejemplos de la vida real, los cuales, de haber sido verdad en su caso, habrían demostrado falta de integridad. (Job 31:7-40.)
¿Qué comprende para el humano imperfecto el guardar integridad? Puesto que todo ser humano es imperfecto e incapaz de alcanzar a la perfección las normas de Dios, su integridad no significa perfección de acción ni de habla. Más bien, las Escrituras muestran que significa devoción de corazón total o plena. Si bien David cometió varios errores serios por debilidad, ‘anduvo con integridad de corazón’ (1Re 9:4), puesto que aceptó la censura y rectificó su camino. Demostró que todavía amaba a Jehová Dios de todo corazón. (Sl 26:1-3, 6, 8, 11.) Más tarde le dijo a su hijo Salomón: “Conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo y con alma deleitosa; porque todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo”. Sin embargo, el corazón de Salomón no “resultó completo para con Jehová su Dios como el corazón de David su padre”. (1Cr 28:9; 1Re 11:4; la palabra “completo” que aparece en estos dos textos viene de otra expresión hebrea, scha·lém, al igual que en Pr 11:1; 1Re 15:14.)
De modo que la integridad no está restringida a algún aspecto de la conducta humana en particular; no aplica solo a asuntos obviamente “religiosos”. Para el siervo de Dios es un camino en la vida por el que ‘anda’, buscando siempre el conocimiento de la voluntad de Jehová. (Sl 119:1-3.) David pastoreó a la nación de Israel “conforme a la integridad de su corazón”, tanto en asuntos relacionados directamente con la adoración de Jehová como en su manera de dirigir los asuntos gubernamentales. También deseaba que aquellos que estaban a su alrededor y sus ministros fuesen igualmente personas de integridad, “[que anduvieran] en un camino exento de falta”. (Sl 78:72; 101:2-7.) Se debe mantener la integridad —‘resultar exento de falta’ delante de Dios— durante toda la vida, como hicieron Noé, Abrahán y otros. (Gé 6:9; 17:1; 2Sa 22:24.)
La integridad requiere lealtad absoluta a Dios y adherencia a la justicia, no solo en condiciones o circunstancias favorables, sino en toda circunstancia y en todo tiempo. Después de recalcar que únicamente es aceptable a Jehová el que guarda integridad, “hablando la verdad en su corazón”, el salmista dice que esa persona “ha jurado a lo que es malo para sí, y no obstante no lo altera”, es decir, permanece fiel a su compromiso aun si algo con lo que ha concordado solemnemente perjudica sus intereses personales. (Sl 15:1-5; contrástese con Ro 1:31; 1Ti 1:10.) Por lo tanto, la integridad es más evidente cuando la devoción de la persona está bajo prueba y se la presiona para que abandone su derrotero justo. Aunque llegue a ser un hazmerreír a la vista de sus opositores (Job 12:4; compárese con Jer 20:7) y objeto de su habla mordaz (Sl 64:3, 4), odio y persecución violenta (Pr 29:10; Am 5:10), tanto en enfermedad como en adversidad, debe ‘retener firmemente su integridad’ como lo hizo Job, sin importar el costo. (Job 2:3.)
El mantener tal derrotero de integridad no depende de la propia fuerza moral, sino de ejercer profunda fe y confianza en Jehová y en su poder salvador. (Sl 25:21.) La promesa de Dios es que actuará como un “escudo” y “plaza fuerte”, al guardar el camino de aquellos que andan en integridad. (Pr 2:6-8; 10:29; Sl 41:12.) El interés constante de dichas personas en ganar la aprobación de Jehová da estabilidad a su vida y les permite seguir un derrotero recto hacia su meta. (Sl 26:1-3; Pr 11:5; 28:18.) Aunque, como dijo Job en un momento de perplejidad, los inculpables quizás sufran debido a la gobernación del inicuo y mueran junto con él, Jehová asegura que tiene en cuenta la vida del intachable y le garantiza la continuidad de su herencia, un futuro pacífico y la posesión de lo bueno. (Job 9:20-22; Sl 37:18, 19, 37; 84:11; Pr 28:10.) Como en el caso de Job, el ser un hombre de integridad, no la riqueza, es lo que hace que una persona sea de verdadero valor, merecedora de respeto. (Pr 19:1; 28:6.) A los hijos que tienen el privilegio de que su padre sea así, se les puede considerar felices (Pr 20:7), y gracias a la vida ejemplar de su padre, reciben un legado espléndido, siendo partícipes de su buen nombre y del respeto que él se ha ganado.
Aparte de los ejemplos de Job y David, las Escrituras Hebreas abundan en ejemplos de hombres de integridad. Abrahán demostró que su lealtad a Dios era inquebrantable al estar dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac. (Gé 22:1-12.) Tanto en sus años jóvenes como en su edad adulta, Daniel y sus tres compañeros protagonizaron verdaderas hazañas de integridad cuando fueron puestos a prueba. (Da 1:8-17; 3:13-23; 6:4-23.) El apóstol Pablo escribió en el capítulo 11 de su carta a los Hebreos una larga lista de hombres precristianos que gracias a su fe demostraron integridad en circunstancias difíciles muy diversas. (Léanse en particular los vss. 33-38.)
La integridad en las Escrituras Griegas Cristianas. Aunque en las Escrituras Griegas Cristianas no se emplea una palabra específica para “integridad”, el concepto aparece reflejado en toda esta parte de la Biblia. El Hijo de Dios, Jesucristo, puso el ejemplo supremo de integridad y de confianza absoluta en el cuidado y la fuerza de su Padre celestial. Dicha integridad lo ‘perfeccionó’ para ser el sumo sacerdote de Dios y el rey ungido del Reino celestial, un reino mayor que el de David. (Heb 5:7-9; 4:15; 7:26-28; Hch 2:34, 35.) La integridad está implícita en el mandato que Jesús destacó como el mayor de todos: amar a Jehová Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerzas. (Mt 22:36-38.) El mandato “ustedes, en efecto, tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5:48), también recalcó que nuestra devoción a la rectitud debe ser completa (las palabras griegas para perfección comunican la idea de lo que ha sido ‘llevado a término’, así que su significado es algo parecido a las expresiones hebreas que ya se han examinado).
Las enseñanzas de Jesús resaltaron la pureza de corazón, la unidad de mente y de propósito, la ausencia de hipocresía..., todas ellas cualidades que caracterizan la integridad. (Mt 5:8; 6:1-6, 16-18, 22, 23; Lu 11:34-36.) Al igual que David y otros siervos de Dios del pasado el apóstol Pablo mostró el mismo interés en ser inocente e intachable. Estaba libre de cualquier acusación de corrupción o tortuosidad en su ministerio y en todos sus tratos con otros. (2Co 4:1, 2; 6:3-10; 8:20, 21; 1Te 1:3-6.)
La perseverancia frente a la oposición al cumplir con una comisión divina, y el aguantar privaciones, persecución y sufrimiento por adherirse a un derrotero de devoción piadosa, fueron cualidades que distinguieron a Pablo y a otros cristianos primitivos como personas de integridad. (Hch 5:27-41; 2Co 11:23-27.)
¿Honrado o Integro?
En un centro comercial en un lugar de los Estados Unidos una pareja se acercó a comprar. La dependiente no se percató que al darles el cambio, y les dio mucho dinero de más. Ellos, que tenían prisa, tampoco se dieron cuenta del error. Al revisar su billetera, el hombre se percata de que había recibido mucho dinero como cambio; ¡Unas cincuenta veces más de lo que pagó! Se había dado una confusión de la denominación de los billetes. El dijo a su pareja que debían ir de inmediato a devolver lo que no era suyo, y retornaron al centro comercial enseguida. Al acercarse hacia la dependiente, la llamaron aparte para no avergonzarla ante otros ni complicarle la vida. – Señorita, usted me dio dinero de más como cambio de la compra que le hice hace unos minutos. Aquí le devuelvo su dinero y déme lo que es correcto y tenga más cuidado la próxima vez. La mujer se quedó boquiabierta y, llamó a su jefe de sección y le explicó de qué se trataba. El hombre asombrado se acercó presto a la pareja, y le explicó al honrado caballero: – Señor, ¿ve usted esa cámara? Allí se ha grabado todo, desde que usted hizo la compra, cuando se le dio cambio de más y ahora que usted ha retornado ese dinero que por error se le dio. Nuestra compañía quiere honrarle y pedirle que nos permita publicar este hecho ejemplar que ya casi no se da en estos días. Un tanto nervioso, el aludido tomó del brazo al jefe de sección del centro comercial y, en voz baja le dijo: – Señor, olvídese de lo ofrecido; si usted hace eso me pondría en problemas. Yo soy casado, y la mujer que está conmigo no es mi esposa.! Aunque se trataba de un caso extraordinario de honradez, no había integridad en aquel hombre. Puede haber honradez sin integridad, pero nunca integridad sin honradez. La palabra integridad conlleva la idea de ser recto e intachable. En su sentido bíblico, la integridad es sinónimo de devoción absoluta y de todo corazón a Jehová. Dios quiere que tú y yo seamos íntegros; luego la honradez y los demás valores vendrán como consecuencia de un corazón limpio. (Sl 25:21; 41:12) |
Esencialmente, perspicacia es la aptitud para percatarse de las cosas aunque no estén patentes o claras, la capacidad de ver más allá de la apariencia exterior de los asuntos, es poder penetrar en lo que encierra cierta situación, ver más allá de lo que es obvio y captar el sentido de algo. (Mateo 13:13-15; Romanos 3:11; Efesios 5:17.) La perspicacia es la facultad de examinar una situación, e implica estar en posesión de todos los hechos de un asunto antes de actuar. Es una cualidad que fomenta el entendimiento, ya que nos permite comprender por qué actúan o hablan las personas como lo hacen.
Actuar con perspicacia es actuar con prudencia, con discreción. Según la obra Old Testament Word Studies, de Wilson, el verbo hebreo sa·kjál significa “mirar a; ser prudente, circunspecto; actuar con prudencia, ser inteligente” (1978, pág. 461). Por ello, sa·kjál se traduce ‘tener perspicacia’ (Sl 14:2), ‘actuar con discreción’ (Pr 10:19), ‘actuar prudentemente’ (1Sa 18:5), ‘lograr éxito’ (Pr 17:8), ‘hacer que se muestre perspicacia’ (Pr 16:23). El sustantivo sé·kjel se traduce “perspicacia” (Sl 111:10) y “discreción”. (1Sa 25:3.)
La perspicacia está relacionada estrechamente con el entendimiento, pero hay una diferencia de matiz entre ambos términos. La obra Theological Wordbook of the Old Testament dice: “Mientras que bin [entendimiento] indica ‘distinguir entre’, [sa·kjál] está relacionada con el conocimiento inteligente de la razón, el proceso de raciocinio mediante una compleja serie de pensamientos que resulta en un empleo sano del sentido común. Otro resultado final es el énfasis en tener éxito” (edición de R. L. Harris, 1980, vol. 2, pág. 877; véase ENTENDIMIENTO).
En las Escrituras Griegas, el verbo sy-ní-ë-mi se traduce ‘tener perspicacia’ en Romanos 3:11, donde el apóstol Pablo cita del Salmo 14:2. Sy-ní-ë-mi también se traduce ‘captar el sentido de’ (Mt 13:13-15), ‘comprender’ (Mat 16:12), ‘entender’ (Hch 28:26) y ‘percibir’ (Ef 5:17).
Jehová Dios da perspicacia a sus siervos proveyéndoles consejo para dirigir sus pasos y controlar sus acciones. (Sl 32:8; compárese con Da 9:22.) Suministra esa guía sabia por medio de su Palabra. No obstante, para conseguir perspicacia, se necesita más que solo leer la Biblia. Hay que apreciar lo que se lee a fin de tener motivación para hacer todo lo que Dios manda. (Jos 1:7, 8; 1Re 2:3.) También es necesaria la ayuda del espíritu de Dios. (Ne 9:20; compárese con 1Cr 28:12, 19.) Una vez que se ha adquirido perspicacia, debe salvaguardarse. Puede perderse en caso de apartarse de los caminos de Dios. (Sl 36:1-3; Pr 21:16.)
La perspicacia puede demostrarse de diferentes maneras, lo que resulta en bendiciones para el que la tiene y para quienes le rodean. El salmista pronuncia feliz al que “obra con consideración [perspicacia] para con el de condición humilde”. (Sl 41:1.) Se dice que una esposa que es “discreta” (que muestra perspicacia) es una bendición de Jehová. (Pr 19:14.) La perspicacia, el ver más allá de lo obvio, le permite refrenar los labios (Pr 10:19; 16:23) y saber cuándo mantenerse callado. (Am 5:13.) También ayuda a evitar la cólera y a pasar por alto la transgresión. (Pr 19:11.) El que tiene perspicacia acepta la corrección. (Sl 2:10.) Según Proverbios 21:11, cuando el sabio consigue perspicacia, es decir, cuando analiza cuidadosamente la información disponible y como resultado obtiene una visión más clara de un asunto, “consigue conocimiento”, es decir, sabe qué hacer al respecto, qué conclusiones sacar y qué consejo dar.
Es poder captar lo que encierra cierta situación, ver más allá de lo que es obvio. Según la obra Theological Wordbook of the Old Testament (Vocabulario teológico del Antiguo Testamento), la expresión hebrea que se vierte “perspicacia” se relaciona con “saber inteligentemente la razón” de las cosas. Es la clase de conocimiento que le permite a uno obrar con sabiduría y tener éxito. En armonía con ese sentido básico y para comunicar el sabor del mismo verbo hebreo, la Traducción del Nuevo Mundo, además de verter esta palabra como ‘tener perspicacia’, usa expresiones como ‘actuar discretamente’, ‘actuar prudentemente’ y ‘tener éxito’. (Salmo 14:2.) (w89 15/3 12 párr. 5)
“LA BUENA PERSPICACIA”: Una obra de consulta comenta que la expresión utilizada en el idioma original para “buena perspicacia”, o buen entendimiento, “se refiere a la capacidad de conducirse con prudencia, obrar con buen juicio y expresar opiniones sabias”. (w04 15/7 27 párr. 3)
El sentido que la Biblia da al término sabiduría destaca el juicio sano basado en conocimiento y entendimiento; la aptitud de valerse con éxito del conocimiento y el entendimiento para resolver problemas, evitar o impedir peligros, implica tener buen juicio, alcanzar ciertas metas y aconsejar a otros a hacer lo mismo. Es lo opuesto a la tontedad, la estupidez y la locura, y a menudo se contrasta con estas.(Dt 32:6; Pr 11:29; Ec 6:8.)
El término hebreo jokj-máh (verbo, ja-kjám) y el griego so-fí-a, así como sus afines, son los vocablos básicos que comunican el concepto de “sabiduría”. También está la palabra hebrea tu-schi-yáh, que se puede traducir por “trabajo eficaz” o “sabiduría práctica”, y las palabras griegas fró-ni-mos y fró-në-sis (de frën, la “mente”), que se refieren a la “sensatez”, “discreción” o “sabiduría práctica”.
La sabiduría implica amplitud de conocimiento, la perspicacia, la sagacidad, la capacidad de pensar y profundidad de entendimiento, que son los que aportan la sensatez y claridad de juicio que la caracterizan. El hombre sabio ‘atesora conocimiento’ y así tiene un fondo al que recurrir. (Pr 10:14.) Aunque la “sabiduría es la cosa principal”, el consejo es: “Con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento”. (Pr 4:5-7.) El entendimiento (término amplio que con frecuencia abarca el discernimiento) añade fuerza a la sabiduría, contribuyendo en gran manera a la discreción y la previsión, cualidades que también son características notables de la sabiduría. La discreción supone prudencia, y se puede expresar en forma de cautela, autodominio, moderación o comedimiento. El hombre “discreto [una forma de fró-ni-mos]” edifica su casa sobre la masa rocosa, previendo la posibilidad de una tormenta; el insensato la edifica sobre la arena y experimenta desastre. (Mt 7:24-27.)
El entendimiento fortalece la sabiduría de otras maneras. Por ejemplo, una persona puede obedecer cierto mandato de Dios debido a que reconoce lo correcto de tal obediencia, y ese es un proceder sabio. Pero si verdaderamente entiende la razón de tal mandato, el buen fin que persigue y los beneficios que se derivan de él, su firme determinación de continuar en ese proceder sabio se verá fortalecida en gran manera. (Pr 14:33.) Proverbios 21:11 dice que “por dar uno perspicacia al sabio, este consigue conocimiento”. La persona sabia se siente contenta de conseguir cualquier información que le otorgue una visión más clara de las circunstancias, condiciones y causas subyacentes a los problemas. Así “consigue conocimiento” en cuanto a qué hacer respecto al asunto, sabe qué conclusiones sacar y lo que se necesita para resolver el problema existente. (Compárese con Pr 9:9; Ec 7:25; 8:1; Eze 28:3.)
Un diccionario define “sabio” con este significado: “Que discierne y juzga cuerdamente en cuanto a lo que es cierto o falso, propio o impropio.” Para poder hacer eso, la persona tiene que tener un amplio conocimiento de la Palabra de Dios, que muestra lo que es correcto y lo que es incorrecto desde el punto de vista del Creador del hombre, y tiene que tener profundidad de entendimiento al aplicarlo a los problemas de la vida. (Deu. 4:5, 6; w72 165 párr. 2; yb72 3)
Sabiduría divina. La sabiduría en sentido absoluto solo se encuentra en Jehová Dios; Él es “solo sabio”, es decir, el único que es sabio en este sentido. (Ro 16:27; Apo 7:12.) El conocimiento consiste en estar familiarizado con los hechos, y siendo que Jehová es el Creador y es “de tiempo indefinido a tiempo indefinido” (Sl 90:1, 2), sabe todo cuanto hay que saber respecto al universo, su composición y contenido, así como su historia hasta ahora. Todos los ciclos, las leyes y las normas físicas en las que los hombres confían cuando hacen sus investigaciones e inventos provienen de Dios, y sin ellos estarían impotentes y no tendrían nada estable en que basarse. (Job 38:34-38; Sl 104:24; Pr 3:19; Jer 10:12, 13.) Lógicamente, sus normas morales son todavía más fundamentales para la estabilidad, el juicio sano y el éxito de la vida humana. (Dt 32:4-6; véase JEHOVÁ - [Un Dios de normas morales].) No hay nada que se escape de su entendimiento. (Isa 40:13, 14.) Aunque puede permitir que aparezcan ciertas cosas contrarias a sus normas justas y hasta que prosperen temporalmente, al final el futuro depende de Él y se conformará exactamente a su voluntad; las cosas que Él dice tendrán “éxito seguro”. (Isa 55:8-11; 46:9-11.)
Todas estas razones hacen patente que “el temor de Jehová es el comienzo de la sabiduría”. (Pr 9:10.) “¿Quién no debería temerte, oh Rey de las naciones?, porque eso es propio respecto a ti; porque entre todos los sabios de las naciones y entre todas sus gobernaciones reales no hay absolutamente nadie semejante a ti.” (Jer 10:7.) “Él es sabio de corazón y fuerte en poder. ¿Quién puede mostrarle terquedad y salir ileso?” (Job 9:4; Pr 14:16.) Como es Todopoderoso, puede intervenir a voluntad en los asuntos humanos, conducir según le plazca a los gobernantes o hasta eliminarlos, con el fin de conseguir que Sus revelaciones proféticas resulten infalibles. (Da 2:20-23.) La historia bíblica narra numerosos casos en los que poderosos reyes y sus astutos consejeros pretendieron oponer su sabiduría a la de Dios, y en estos destaca cómo Dios vindicó triunfalmente a sus siervos, que con lealtad habían proclamado su mensaje. (Isa 31:2; 44:25-28; compárese con Job 12:12, 13.)
“La sabiduría de Dios en un secreto sagrado.” La rebelión que surgió en Edén presentó un desafío a la sabiduría de Dios. Sus sabios medios para poner fin a esa rebelión, borrando sus efectos y restableciendo la paz, armonía y buen orden en el seno de su familia universal, constituyeron “un secreto sagrado, la sabiduría escondida, que Dios predeterminó antes de los sistemas de cosas”, es decir, aquellos sistemas que se han manifestado durante la historia del hombre fuera de Edén. (1Co 2:7.) Ese secreto sagrado estaba esbozado en la relación que Dios mantuvo con sus siervos fieles durante muchos siglos, así como en las promesas que les hizo; fue prefigurado y simbolizado en el pacto de la Ley con Israel, lo que incluía su sacerdocio y sacrificios, además de que en innumerables profecías y visiones se señalaba a dicho secreto sagrado.
Finalmente, después de más de cuatro mil años, la sabiduría de aquel secreto sagrado se reveló en Jesucristo (Col 1:26-28), por medio de quien Dios se propuso “una administración al límite cabal de los tiempos señalados, a saber: reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra”. (Ef 1:8-11.) Se puso de manifiesto la provisión que hizo Dios del rescate para la salvación de la humanidad obediente y su propósito de tener un Reino, un gobierno encabezado por su Hijo capaz de poner fin a toda la maldad. Como el magnífico propósito de Dios se funda y se centra en su Hijo, Cristo Jesús “ha venido a ser para nosotros [los cristianos] sabiduría procedente de Dios”. (1Co 1:30.) “Cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (Col 2:3.) Solo por medio del “Agente Principal de la vida” de Dios y ejerciendo fe en él se puede obtener la salvación y la vida. (Hch 3:15; Jn 14:6; 2Ti 3:15.) Por consiguiente, no hay sabiduría verdadera que no tome en consideración a Jesucristo, que no base sólidamente su juicio y sus decisiones en el propósito de Dios revelado en él. (Véase JESUCRISTO - [Su posición fundamental en el propósito de Dios].)
La sabiduría humana. En el libro de Proverbios aparece la sabiduría personificada en una mujer que invita a las personas a recibir lo que ella tiene para ofrecer. Estos relatos y otros textos relacionados muestran que la sabiduría es en realidad una combinación de muchas cosas: conocimiento, entendimiento (en el que se incluye el discernimiento), capacidad de pensar, experiencia, diligencia, sagacidad (lo opuesto a credulidad o ingenuidad; Pr 14:15, 18) y juicio recto. Pero como la verdadera sabiduría empieza con el temor de Jehová Dios (Sl 111:10; Pr 9:10), esta sabiduría superior va más allá de la sabiduría corriente, y supone atenerse a normas elevadas, manifiesta rectitud y justicia, así como adherencia a la verdad. (Pr 1:2, 3, 20-22; 2:2-11; 6:6; 8:1, 5-12.) No toda sabiduría alcanza el nivel de esta sabiduría superior.
La sabiduría humana es relativa, nunca absoluta. El hombre puede alcanzar un grado limitado de sabiduría por medio de sus propios esfuerzos, aunque en todo caso tiene que usar la inteligencia con la que Dios (quien hasta dio a los animales cierta sabiduría instintiva; Job 35:11; Pr 30:24-28) dotó inicialmente al hombre. El hombre aprende observando los elementos de la creación de Dios y trabajando con ellos. Tal sabiduría puede variar en tipo y alcance. La palabra griega so·fí·a se aplica a menudo a la destreza en cierto oficio o arte, a la destreza y el buen juicio administrativo en el gobierno y los negocios o al extenso conocimiento en algún campo particular de la ciencia o la investigación humana. Las palabras hebreas jokj·máh y ja·kjám se utilizan de manera similar para designar la ‘destreza’ de los navegantes y calafateadores de naves (Eze 27:8, 9; compárese con Sl 107:23, 27) y de los que trabajan la piedra y la madera (1Cr 22:15), así como la sabiduría y destreza de otros artesanos, algunos de los cuales tenían gran talento en una amplia variedad de oficios. (1Re 7:14; 2Cr 2:7, 13, 14.) Esos términos se utilizan hasta para designar al que talla imágenes o hace ídolos con destreza. (Isa 40:20; Jer 10:3-9.) Las prácticas sagaces del mundo de los negocios son una forma de sabiduría. (Eze 28:4, 5.)
Es posible tener toda esa sabiduría y carecer de la sabiduría espiritual que las Escrituras recomiendan de manera particular. Sin embargo, el espíritu de Dios puede realzar algunos de estos tipos de sabiduría en los casos en que puedan ser útiles para efectuar su propósito. Su espíritu activó a los que construían el tabernáculo y sus enseres y a los que tejían las prendas de vestir sacerdotales, llenando a aquellos hombres y mujeres tanto de ‘sabiduría como de entendimiento’. De ese modo, no solo entendieron qué deseaba y cuáles eran los medios para realizar el trabajo, sino también desplegaron el talento, la habilidad artística, la visión y el juicio necesarios para diseñar y producir obras magníficas. (Éx 28:3; 31:3-6; 35:10, 25, 26, 31, 35; 36:1, 2, 4, 8.) ★No nos dejemos engañar por la “sabiduría de este mundo” - (2-5-2019-Pg.21)
Hombres sabios de la antigüedad. En la antigüedad, tanto los reyes como otras autoridades daban un gran valor a los hombres que destacaban por su sabiduría y buen consejo, un punto de vista que sigue vigente en nuestros tiempos. En Egipto, Persia, Caldea, Edom y otras naciones, tenían “sabios” en la corte o cercanos a ella (Éx 7:11; Est 1:13; Jer 10:7; 50:35; Abd 8), entre quienes se hallaban los sacerdotes y los funcionarios del gobierno, pero no solo ellos, pues es probable que se incluyese también a los “ancianos” de la nación que tenían la reputación de ser hombres sabios y que por vivir cerca de la capital, se les podía pedir consejo. (Compárese con Gé 41:8; Sl 105:17-22; Isa 19:11, 12; Jer 51:57.) Los monarcas persas tenían un consejo privado para consultas urgentes compuesto de siete sabios (Est 1:13-15), y es posible que funcionarios persas de menor rango también tuviesen su propio consejo de sabios. (Est 6:13.)
Gracias a la ayuda del espíritu de Dios, José demostró tal discreción y sabiduría que el Faraón que gobernaba en Egipto le hizo su primer ministro. (Gé 41:38-41; Hch 7:9, 10.) “Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios” y “era poderoso en sus palabras y hechos” hasta antes de que Dios le convirtiese en su vocero. Pero esta sabiduría y aptitud humanas no fueron suficientes para que Moisés cumpliera el propósito de Dios. Después de que a los cuarenta años intentó por primera vez traer alivio a sus hermanos israelitas, tuvo que esperar otros cuarenta años antes de que Dios lo enviase, como hombre sabio espiritualmente, para sacar a Israel de Egipto. (Hch 7:22-36; compárese con Dt 34:9.)
Salomón ya era sabio antes de ser rey (1Re 2:1, 6, 9) y, sin embargo, en una oración a Jehová, reconoció humildemente que solo era “un muchachito” y buscó su ayuda para juzgar al pueblo de Dios. Jehová lo recompensó con “un corazón sabio y entendido” que no tuvo parangón entre los reyes de Judá. (1Re 3:7-12.) Su sabiduría sobrepasó la famosa sabiduría de los orientales y la de Egipto, y convirtió a Jerusalén en un lugar al que viajaban los monarcas o sus representantes para aprender de este rey israelita. (1Re 4:29-34; 10:1-9, 23-25.) Ciertas mujeres de tiempos antiguos también se destacaron por su sabiduría. (2Sa 14:1-20; 20:16-22; compárese con Jue 5:28, 29.)
No siempre se ha usado para bien. La sabiduría humana se puede utilizar para bien o para mal. Si se emplease para un mal fin, se delataría a sí misma como sabiduría carnal, no espiritual o divina. Por ejemplo, Jehonadab era “un hombre muy sabio”, pero el consejo que dio a Amnón, el hijo de David, estuvo basado en una artimaña de dudoso éxito, que implicó la manipulación de otras personas con engaño, y tuvo unas consecuencias desastrosas. (2Sa 13:1-31.) Absalón llevó a cabo una astuta campaña con el fin de destronar a David su padre (2Sa 14:28-33; 15:1-6), y cuando ocupó Jerusalén, pidió a dos de los consejeros de su padre, Ahitofel y Husai, que le dijesen qué otros ardides podría poner en práctica. La sabiduría que solía respaldar el consejo de Ahitofel era tan coherente y exacta, que parecía provenir de Dios. No obstante, como había traicionado al ungido de Jehová, Dios hizo que se rechazase su maquiavélico plan y se adoptase el del fiel Husai, que habilidosamente halagó la vanidad de Absalón y se aprovechó de su debilidad humana para conseguir su caída. (2Sa 16:15-23; 17:1-14.) Pablo dijo con respecto a Dios: “‘Prende a los sabios en su propia astucia’. Y otra vez: ‘Jehová sabe que los razonamientos de los sabios son vanos’”. (1Co 3:19, 20; compárese con Éx 1:9, 10, 20, 21; Lu 20:19-26.)
Los sacerdotes, profetas y sabios apóstatas de Israel con el transcurso del tiempo condujeron al pueblo a oponerse al consejo y a los mandatos que Dios les transmitía por medio de sus siervos leales. (Jer 18:18.) Como resultado, Jehová hizo que la ‘sabiduría de sus sabios pereciera y el entendimiento de los discretos se ocultara’ (Isa 29:13, 14; Jer 8:8, 9), al permitir que el reino de quinientos años de Judá fuese destruido (como haría después con Babilonia, altivo verdugo de Jerusalén, y con la jactanciosa dinastía de Tiro). (Isa 47:10-15; Eze 28:2-17.) Prefirieron la sabiduría carnal en lugar de la espiritual.
La vanidad de gran parte de la sabiduría humana. Cuando el rey Salomón investigó “la ocupación calamitosa” que el pecado y la imperfección han traído a la humanidad, sopesó el valor de la sabiduría que el hombre en general ha alcanzado y cultivado, y se encontró con que solo ha sido “un esforzarse tras viento”. La capacidad del hombre para sobreponerse o tan siquiera compensar de algún modo el desorden, la perversión y las deficiencias propias de una sociedad humana imperfecta es tan limitada, que aquellos que se han ‘procurado una abundancia de sabiduría’ han visto aumentar su frustración e irritación seguramente debido a que han tomado conciencia de lo poco que pueden hacer para mejorar la situación. (Ec 1:13-18; 7:29; compárese con Ro 8:19-22, donde el apóstol Pablo menciona cuál es la provisión de Dios para dar fin a la esclavitud de la humanidad a la corrupción y a la futilidad.)
Salomón también se dio cuenta de que si bien la sabiduría humana producía diversos placeres, así como la pericia necesaria para conseguir riqueza material, no podía traer verdadera felicidad o satisfacción duradera. El hombre sabio muere junto con el estúpido, sin saber lo que sucederá con sus posesiones, y su sabiduría deja de existir cuando va a la sepultura. (Ec 2:3-11, 16, 18-21; 4:4; 9:10; compárese con Sl 49:10.) Aun estando vivo, el “tiempo y el suceso imprevisto” pueden causar calamidad repentina y dejar al sabio sin tan siquiera las necesidades básicas, como el alimento. (Ec 9:11, 12.) El hombre nunca podría descubrir “la obra del Dios verdadero” por su propia sabiduría, ni conseguir conocimiento que le permitiera resolver los mayores problemas del ser humano. (Ec 8:16, 17; compárese con Job 28.)
Salomón no dice que la sabiduría humana carezca en absoluto de valor. Cuando se compara con la simple tontedad, respecto a la que también investigó, la ventaja de la sabiduría sobre la tontedad es como la de la ‘luz sobre la oscuridad’. Mientras que los ojos del sabio están “en la cabeza”, al servicio de las facultades intelectuales, los ojos del estúpido no ven las cosas con discernimiento meditado. (Ec 2:12-14; compárese con Pr 17:24; Mt 6:22, 23.) La sabiduría es una protección de mayor valor que el dinero. (Ec 7:11, 12.) Pero Salomón mostró que su valor era muy relativo, pues dependía enteramente de que se conformara a la sabiduría y al propósito divinos. (Ec 2:24; 3:11-15, 17; 8:12, 13; 9:1.) Una persona puede excederse en su esfuerzo por manifestar sabiduría, obligándose a ir más allá de los límites de su capacidad imperfecta en un proceder autodestructivo (Ec 7:16; compárese con 12:12), pero si sirve de manera obediente a su Creador y se contenta con el alimento, la bebida y el bien que le produce su duro trabajo, Dios le dará “sabiduría y conocimiento y regocijo” según sus necesidades. (Ec 2:24-26; 12:13.)
Contrastada con el secreto sagrado de Dios. El hombre ha acumulado un gran caudal de sabiduría a través de los siglos. En su mayor parte, esta se transmite mediante los sistemas escolares y otros medios de enseñanza, si bien hay conocimientos que se adquieren gracias a la relación con otras personas o por la experiencia. Los cristianos deben determinar qué actitud adoptar hacia esa clase de sabiduría. En una ilustración sobre un mayordomo injusto que manejó los bienes de su amo de un modo que le permitiera ganarse las simpatías de los deudores del amo con el fin de asegurarse el futuro, Jesús afirmó que el mayordomo “obró con sabiduría práctica [fro·ní·mös, “discretamente”]”. Sin embargo, dijo que esta sagacidad era la sabiduría práctica de “los hijos de este sistema de cosas”, no la de “los hijos de la luz”. (Lu 16:1-8.) Con anterioridad había alabado a su Padre celestial por haber escondido ciertas verdades de los “sabios e intelectuales” y haberlas revelado a sus discípulos, que, en comparación, eran como “pequeñuelos”. (Lu 10:21-24.) Entre los sabios e intelectuales a los que se refirió Jesús se hallaban los escribas y fariseos educados en las escuelas rabínicas. (Compárese con Mt 13:54-57; Jn 7:15.)
En el primer siglo, los griegos eran especialmente famosos por su cultura y conocimiento acumulado, sus escuelas y sus grupos filosóficos. Probablemente por esa razón, Pablo parangonó a los ‘griegos y bárbaros’ con los ‘sabios e insensatos’. (Ro 1:14.) Pablo recalcó a los cristianos de Corinto (Grecia) que el cristianismo no dependía de “la sabiduría [so·fí·an] del mundo” ni se caracterizaba por esa sabiduría de la humanidad alejada de Dios. (1Co 1:20; véase MUNDO - [El mundo alejado de Dios].) No quería decir que no hubiera nada útil o beneficioso entre las múltiples facetas de la sabiduría del mundo, pues Pablo a veces utilizó sus conocimientos del oficio de hacer tiendas de campaña y también citó de vez en cuando de las obras literarias de autores mundanos para ilustrar ciertas verdades. (Hch 18:2, 3; 17:28, 29; Tit 1:12.) Pero en su conjunto, el punto de vista, los métodos, las normas y las metas del mundo —su filosofía— no estaban en armonía con la verdad; eran contrarias a la ‘sabiduría de Dios reflejada en el secreto sagrado’.
De modo que el mundo con su sabiduría rechazó la provisión de Dios por medio de Cristo como si fuera una tontedad; aunque es posible que sus gobernantes hayan sido administradores capaces y juiciosos, llegaron hasta el punto de “[fijar] en el madero al glorioso Señor”. (1Co 1:18; 2:7, 8.) Pero Dios, por su parte, demostró que la sabiduría del mundo era tontedad, pues avergonzó a sus hombres sabios utilizando para llevar a cabo su propósito invencible lo que ellos consideraban “una cosa necia de Dios” y a las personas que ellos veían como ‘necias, débiles e innobles’. (1Co 1:19-28.) Pablo recordó a los cristianos corintios que “la sabiduría de este sistema de cosas, [y] la de los gobernantes de este sistema de cosas” sería reducida a la nada; por consiguiente, tal sabiduría no era parte del mensaje espiritual del apóstol. (1Co 2:6, 13.) Advirtió a los cristianos de Colosas que no se dejaran entrampar por “la filosofía [fi·lo·so·fí·as, literalmente, “amor a la sabiduría”] y el vano engaño según la tradición de los hombres”. (Col 2:8; compárese con los vss. 20-23.)
La sabiduría del mundo estaba abocada al fracaso pese a sus éxitos y beneficios de carácter temporal. En cambio, la congregación cristiana de ungidos de Dios tenía en su haber la sabiduría espiritual que les conducía a “las riquezas insondables del Cristo”. Como esa congregación formaba parte del secreto sagrado de Dios, por sus tratos con ella y sus propósitos cumplidos en ella, Él dio a conocer o reveló mediante dicha congregación su “grandemente diversificada sabiduría”, incluso a “los gobiernos y a las autoridades en los lugares celestiales”. (Ef 3:8-11; 1:17, 18; compárese con 1Pe 1:12.) Sus miembros tienen “la mente de Cristo” (véase Flp 2:5-8), por lo que poseen un conocimiento y entendimiento considerablemente superior al del mundo, de modo que pueden hablar, “no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el espíritu”, con una “boca y sabiduría” que los opositores no pueden refutar, aun cuando —según los criterios del mundo— tengan a los cristianos por “iletrados y del vulgo”. (1Co 2:11-16; Lu 21:15; Hch 4:13; 6:9, 10.)
La batalla espiritual. El apóstol Pablo confió en la sabiduría divina para guerrear en sentido espiritual contra cualquiera que amenazase con pervertir las congregaciones cristianas, como la de Corinto. (1Co 5:6, 7, 13; 2Co 10:3-6; compárese con 2Co 6:7.) Sabía que “la sabiduría es mejor que los útiles de pelear, y simplemente un solo pecador puede destruir mucho bien”. (Ec 9:18; 7:19.) Su referencia a “derrumbar cosas fuertemente atrincheradas” (2Co 10:4) corresponde en esencia a la forma en que se traduce una parte de Proverbios 21:22 en la Septuaginta griega. Pablo conocía la tendencia humana a dejarse atraer por quienes tienen una educación destacada, un gran talento o una personalidad y manera de hablar enérgicas; sabía que las ‘palabras en tranquilidad de un hombre sabio pero necesitado’ a menudo se pasan por alto para prestar atención a quienes dan una mayor apariencia de poderío. (Compárese con Ec 9:13-17.) Hasta a Jesús, que carecía de la riqueza y posición terrestre de Salomón pero sí tenía mucha más sabiduría, tuvieron poco respeto y apenas prestaron atención los gobernantes y el pueblo. (Compárese con Mt 12:42; 13:54-58; Isa 52:13-15; 53:1-3.)
A aquellos que se jactaban de sus aptitudes personales (contrástese con Jer 9:23, 24), pero carecían de un buen corazón, la presencia de Pablo les parecía “débil, y su habla desdeñable”. (2Co 5:12; 10:10.) Sin embargo, Pablo siempre evitó el habla extravagante y el hacer gala de sabiduría y poder persuasivo humanos, con el fin de que la fe de sus oyentes se edificara con el poder del espíritu de Dios y se fundara en Cristo, no en la “sabiduría de los hombres”. (1Co 1:17; 2:1-5; 2Co 5:12.) Demostró tener visión espiritual y ser un “sabio director de obras”, no de edificaciones materiales, sino espirituales, trabajando como colaborador de Dios en la preparación de discípulos que reflejaran verdaderas cualidades cristianas. (1Co 3:9-16.)
Por consiguiente, sin importar cuánta sabiduría del mundo pudiera tener alguien en el sentido de destreza en ciertos oficios, sagacidad en el comercio, habilidad administrativa o conocimientos científicos o filosóficos, la regla era: “Si alguno entre ustedes piensa que es sabio en este sistema de cosas, hágase necio, para que se haga sabio”. (1Co 3:18.) Solo debería jactarse de ‘tener perspicacia y conocimiento de Jehová, Aquel que ejerce bondad amorosa, derecho y justicia en la tierra’, pues es en esto en lo que Jehová se deleita. (Jer 9:23, 24; 1Co 1:31; 3:19-23.)
Una administración sabia. La sabiduría personificada dice de sí misma: “Yo tengo consejo y sabiduría práctica. Yo... entendimiento; yo tengo poderío. Por mí reyes mismos siguen reinando, y altos funcionarios mismos siguen decretando justicia. Por mí príncipes mismos siguen gobernando como príncipes, y todos los nobles están juzgando en justicia. A los que me aman, yo misma los amo, y los que me buscan son los que me hallan”. (Pr 8:12, 14-17.) El rey mesiánico manifiesta esa misma clase de sabiduría que procede de Dios. (Isa 11:1-5; compárese con Apo 5:12.) Esta clase de sabiduría es superior a las aptitudes que una persona pudiera tener o cultivar en circunstancias normales, y hace a la persona sabia en el manejo de los principios de la ley divina, lo que, con la ayuda del espíritu de Dios, la capacita para tomar decisiones judiciales rectas e imparciales. (Esd 7:25; 1Re 3:28; Pr 24:23; compárese con Dt 16:18, 19; Snt 2:1-9.) Tal clase de sabiduría no es indiferente a la maldad, más bien, lucha contra ella. (Pr 20:26.)
A los hombres en los que se delegan responsabilidades en la congregación cristiana, no se les escoge por ser personas influyentes en el mundo, inteligentes o por sus aptitudes naturales, sino por estar ‘llenos de espíritu y sabiduría [divina]’. (Hch 6:1-5; compárese con 1Ti 3:1-13; Tit 1:5-9.) Jesús prometió que enviaría esta clase de hombres, “profetas y sabios e instructores públicos”, para que también sirvieran de jueces y consejeros de la congregación, como los del antiguo Israel. (Mt 23:34; 1Co 6:5.) Estos hombres reconocían la importancia de consultar los asuntos entre sí. (Pr 13:10; 24:5, 6; compárese con Hch 15:1-22.)
Adquirir sabiduría verdadera. El proverbio aconseja: “Compra la verdad misma y no la vendas... sabiduría y disciplina y entendimiento”. (Pr 23:23.) Jehová, la Fuente de la sabiduría verdadera, la concede generosamente a los que la buscan con sinceridad, la piden con fe y muestran un temor racional y reverente a Él. (Pr 2:1-7; Snt 1:5-8.) Pero el que la busca debe invertir tiempo en el estudio de la Palabra de Dios, aprender sus mandamientos, leyes, recordatorios y consejo, examinar la historia de las acciones y las obras de Dios y luego aplicar todo ello a su vida. (Dt 4:5, 6; Sl 19:7; 107:43; 119:98-101; Pr 10:8; compárese con 2Ti 3:15-17.) Tal persona compra el tiempo oportuno, no actuando de manera irrazonable en un tiempo inicuo, sino “percibiendo cuál es la voluntad de Jehová”. (Ef 5:15-20; Col 4:5, 6.) Tiene que cultivar una fe firme y una convicción inquebrantable en que el poder de Dios es invencible, en que su voluntad tendrá éxito seguro y en que verdaderamente tiene la capacidad de recompensar la fidelidad de sus siervos y cumplirá su promesa de hacerlo. (Heb 11:1, 6; 1Co 15:13, 14, 19.)
Solo de esta manera puede la persona tomar decisiones correctas en cuanto a su proceder en la vida y no desviarse por causa del temor, la avaricia, el deseo inmoral y otras emociones perjudiciales. (Pr 2:6-16; 3:21-26; Isa 33:2, 6.) Es tal como dice la sabiduría personificada: “Feliz es el hombre que me está escuchando al mantenerse despierto a mis puertas día a día, vigilando a los postes de mis entradas. Porque el que me halla ciertamente halla la vida, y consigue buena voluntad de Jehová. Pero el que no me alcanza hace violencia a su alma; todos los que me odian con intensidad son los que de veras aman la muerte”. (Pr 8:34-36; 13:14; 24:13, 14.)
★¿Cómo se “adquiere sabiduría”? - (cl-Cap.22-Pg.220-§4-8)
La relación entre la sabiduría y el corazón. La inteligencia es, obviamente, un factor muy importante en la sabiduría; sin embargo, el corazón, que no solo está relacionado con el pensamiento, sino también con los motivos y los afectos, es un factor aún más importante para conseguir la sabiduría verdadera. (Sl 49:3, 4; Pr 14:33; véase CORAZÓN.) El siervo de Dios quiere obtener “sabiduría pura” en su “yo secreto”, tener un motivo sabio al planear su proceder en la vida. (Compárese con Sl 51:6, 10; 90:12.) “El corazón del sabio está a su diestra [es decir, listo para ayudarle y protegerle en momentos críticos (compárese con Sl 16:8; 109:31)], pero el corazón del estúpido a su siniestra [incapaz de incentivarle a un proceder sabio].” (Ec 10:2, 3; compárese con Pr 17:16; Ro 1:21, 22.) La persona verdaderamente sabia ha entrenado y disciplinado su corazón en el camino de la sabiduría (Pr 23:15, 16, 19; 28:26); es como si hubiese escrito mandamientos y leyes justos ‘sobre la tabla de su corazón’. (Pr 7:1-3; 2:2, 10.)
La experiencia y las buenas compañías. La experiencia contribuye sensiblemente a la sabiduría. Hasta la sabiduría de Jesús aumentó según fueron transcurriendo los años de su niñez. (Lu 2:52.) Moisés designó como principales a hombres que eran “sabios y discretos y experimentados”. (Dt 1:13-15.) Aunque se puede obtener cierto grado de sabiduría al sufrir castigo u observar a otros recibirlo (Pr 21:11), una mejor manera de adquirir sabiduría, y que además ahorra tiempo, es beneficiarse y aprender de la experiencia de los que ya son sabios, prefiriendo su compañía a la de “los inexpertos”. (Pr 9:1-6; 13:20; 22:17, 18; compárese con 2Cr 9:7.) Es más probable que tengan tal sabiduría las personas mayores, en particular aquellas que dan muestras de tener el espíritu de Dios. (Job 32:7-9.) Esto se ilustró de manera notable en el tiempo del reinado de Rehoboam. (1Re 12:5-16.) Sin embargo, “mejor es un niño necesitado, pero sabio [hablando relativamente], que un rey viejo, pero estúpido, que no ha llegado a saber lo suficiente como para que se le advierta ya más”. (Ec 4:13-15.)
Las puertas de la ciudad (que solían dar a una plaza pública) eran lugares donde los ancianos daban consejo sabio y tomaban decisiones judiciales. (Compárese con Pr 1:20, 21; 8:1-3.) Las personas tontas no solían hablar en ese ambiente, ni solicitando sabiduría ni ofreciéndola, sino en otros lugares. (Pr 7:11, 12; 24:7.) Aunque la asociación con los sabios supone disciplina y alguna que otra reprensión, esto es mucho mejor que la canción y la risa del estúpido. (Ec 7:5, 6.) La persona que se aísla, y así busca su propio punto de vista estrecho y restringido de la vida, así como sus propios deseos egoístas, finalmente se desvía en una dirección contraria a toda sabiduría práctica. (Pr 18:1.) ★“La verdadera sabiduría grita por las calles” - (2-10-2022-Pg.18)
Se manifiesta en la conducta y el habla personal. Proverbios 11:2 dice que “la sabiduría está con los modestos”; Santiago habla de la “apacibilidad que pertenece a la sabiduría”. (Snt 3:13.) Los celos, la contienda, la jactancia y la terquedad ponen de manifiesto que falta sabiduría verdadera y que la persona que manifiesta esas actitudes se deja guiar más bien por la sabiduría que es “terrenal, animal, demoníaca”. La sabiduría verdadera es “pacífica, razonable, lista para obedecer”. (Snt 3:13-18.) “La vara de la altivez está en la boca del tonto, pero los mismísimos labios de los sabios los guardarán.” Sabiamente se abstienen de hablar de manera presuntuosa, áspera o imprudente. (Pr 14:3; 17:27, 28; Ec 10:12-14.) De la lengua y de los labios del sabio sale habla bien pensada, curativa, agradable y beneficiosa (Pr 12:18; 16:21; Ec 12:9-11; Col 3:15, 16), y en lugar de promover problemas, intentan producir calma y ‘ganar almas’ por medio de persuasión sabia. (Pr 11:30; 15:1-7; 16:21-23; 29:8.)
Aquellas personas que se hacen ‘sabias a sus propios ojos’ y se elevan sobre los demás (incluso sobre Dios) son peores que el que es estúpido, pero que no intenta disimularlo. (Pr 26:5, 12; 12:15.) La persona engreída es demasiado orgullosa para aceptar que se la corrija. (Pr 3:7; 15:12; Isa 5:20, 21.) Paradójicamente, tanto el que es perezoso como el de vida acomodada son proclives a esta actitud. (Pr 26:16; 28:11; compárese con 1Ti 6:17.) No obstante, el censurador es para el oído receptivo como ‘un arete de oro y un adorno especial a su oído’ (Pr 25:12); en efecto, “da una censura a un sabio, y te amará”. (Pr 9:8; 15:31-33.)
La sabiduría en la familia. La sabiduría edifica la casa, no solo el edificio, sino la familia, y le proporciona prosperidad. (Pr 24:3, 4; compárese con Pr 3:19, 20; Sl 104:5-24.) Los padres sabios no retienen la vara y la censura, sino que protegen a sus hijos contra la delincuencia por medio de la disciplina y el consejo. (Pr 29:15.) La esposa sabia contribuye en gran manera al éxito y la felicidad de la familia. (Pr 14:1; 31:26.) Los hijos que se someten sabiamente a la disciplina de los padres regocijan y honran a la familia, defendiendo su reputación contra la calumnia o acusación y dando prueba a otros de la sabiduría y la educación que han recibido de sus padres. (Pr 10:1; 13:1; 15:20; 23:24, 25; 27:11.)
“Afán de Saber”
El iniciado en sabiduría tiene hambre y sed por saber, por eso aprende de todo y de todos, en cualquier circunstancia; y es tan humilde como para aprender de las personas más queridas y cercanas, algo que casi nunca hace el necio porque se lo impide su estúpido orgullo. Cualquier persona que se nos cruce por la calle, que conozcamos desde hace tan solo unos días o de toda la vida, y sea cual fuere su edad y formación, puede enseñar algo más sabio, y con mayor motivo, a personas corrientes como usted o como yo.
¿Cuántas cosas nos enseñan los niños? ¿Cómo aprendemos de los animales? |
La sabiduría queda probada por sus resultados Es curioso que el mundo entero se venga abajo lleno de sabihondos, algo esta mal en la supuesta sabiduría que acreditan poseer. Pues Jesús mismo dijo: “La sabiduría queda probada justa por sus obras” (Mt 11:19; Lu 7:35). Si un sistema o grupo se va desintegrando, tiene que haber algo erróneo en su forma de pensar. (Ec 10:10) |
No existe alternativa al reino de Dios
El reinado de Salomón fue el gobierno más justo y pacifico que ha existido el la historia de la humanidad, no obstante tampoco cumplió las expectativas humanas de traer la paz y seguridad verdadera. Recordemos que también el gobierno de Salomón fue una alternativa más en la sucesión de reyes que el pueblo de Israel había pedido de tener como las naciones (1Sa 8:1-7), que Jehová lo eligió como rey a pesar de ser el hijo de una mujer tomada por adulterio y que Dios le dio generosamente sabiduría como nunca antes vista en la humanidad aunque ya había tomado antes desobedientemente una mujer extranjera como esposa, la hija del faraón (1Re 3:1, 2; Dt 7:3, 4; Véase Las advertencias que encierran los errores de Salomón - (15-12-2011-Pg.10-§12, 13)). Es probable que la razón por la que Salomón más tarde actuara tan imprudentemente se debiera a que recibió la sabiduría espontáneamente de parte de Jehová, pero la sabiduría en sí mismo no es garantía de actuar sabiamente. Es curioso que Jehová nos da sabiduría o nos recuerda las cosa, poniéndonos en la memoria cosas aprendidas (Lu 12:11, 12); pero el que nosotros, tengamos esa sabiduría en el corazón es un proyecto personal, adquirido por medio de la meditación y la oración, algo que se adquiere con tiempo y esfuerzo personal.
A pesar de todos esos factores que nos dicen mucho sobre la bondad inmerecida de Jehová, su generosidad y su misericordia, el gobierno de Salomón se quedo corto en lo que respecta a satisfacer las expectativas y necesidades de sus súbditos. |
“El Precio de la Sabiduria”
La sabiduría es la habilidad de ver todo desde la perspectiva de Dios y luego actuar según los principios bíblicos, buscar la sabiduría es la búsqueda de Dios mismo, de hecho es una de las cualidades cardinales de Jehová. (Proverbios 2:6-7)
La sabiduría es lo más importante, así que consigue sabiduría. Y, con todo lo que consigas, consigue entendimiento. (Proverbios 4:7) El sabio quiere más sabiduría; el tonto no sabe lo que quiere. (Proverbios 17:24) Compra la verdad y nunca la vendas, también sabiduría, disciplina y entendimiento. (Proverbios 23:23) Este es el precio que tienes que pagar para comprar la sabiduría: ★Tiempo ★Esfuerzo ★Dinero ★Dolor ★Soledad ★Juicio |
“Parecer Sabio”
Existe una tendencia muy común en las personas que parecen preferir más bien “parecer que ser” de hay que algunos opten por hacer caso del Proverbio 17:28 No obstante, nosotros los cristianos nos encontramos ante un dilema con esa actitud que se escribió hace más de 2.700 años, pues como siervos activos de Jehová tenemos que ser congruentes y hacer caso de las palabras de (Pr 18:21; Hch 4:20) Se pudiera afirmar que cuando alguien guarda silencio solo para parecer sabio, como dice el Proverbio 17:28, no solo pudiera esconder su necedad sino su orgullo e hipocresía, algo que Jehová detesta y debemos desarraigar de nosotros (Lu 22:24; Pr 6:16, 17.) Muchos que optan por guardar silencio como estrategia de parecer importante, esconder su odio o envidia, se dilatan fácilmente por gestos de desprecio, indiferencia, manipulación y mediocridad al tratar a los que quisieran impresionar, no te fíes de quién guarda silencio cuando se espera de él una respuesta (Mr 3:4, 5; Mr 9:33, 34; Lu 20:26.) Ante tal desafío solo nos queda una posibilidad de parecer sabios aun sin dejar de hablar, y es estudiar, estudiar y estudiar, no existen atajos y naturalmente usando ese conocimiento para edificar y animar a otros (Ef 4:29; Col 4:6.) Muchos de nosotros no queremos parecer sabios pues no somos tan sabios, por eso estudiamos diligentemente para que nuestra ignorancia no se haga tan patente a la vista de nuestros oyentes y no obstante cumplamos el objetivo de alabar a Jehová y dar a conocer su propósito (Sl 22:22; Ro 15:18; 1Co 9:16). |
1:4.
¿Qué es la “capacidad de pensar” y cómo nos ayudará a no desequilibrarnos y sufrir innecesariamente?.
El término hebreo que se traduce “capacidad de pensar” se deriva de una raíz que significa “planear o maquinar”. Así pues, la capacidad de pensar implica sopesar las opciones que tenemos y reflexionar sobre las consecuencias inmediatas y a largo plazo de nuestros actos. Como “no hay hombre que no peque”, no debería sorprendernos que algún hermano cristiano nos irritara u ofendiera. Conocedores de esta realidad, debemos prepararnos para ello y planificar nuestra reacción. Actuar así nos ayudará a no reaccionar precipitadamente cuando nos sintamos provocados (1 Rey. 8:46).
Dcho de sentido encubierto difícil de entender o interpretar. La palabra hebrea para enigma también puede traducirse ‘dicho ambiguo’ o ‘pregunta que causa perplejidad’. (Compárese con Da 8:23, nota; 2Cr 9:1.) Los enigmas contrastan con el habla clara y fácil de entender. (Nú 12:8.) A veces este término se utiliza como sinónimo de “expresión proverbial”, porque un enigma muy bien puede ser una declaración llena de significado pero expuesta en un lenguaje oscuro. (Sl 49:4.) La formulación de un enigma a menudo se basa en una analogía oscura pero exacta, y su solución requiere una mente despierta que tenga facilidad para relacionar los términos; por esta razón la Biblia dice que los enigmas son propios de personas sabias y que tan solo un hombre de entendimiento puede desentrañarlos. (Pr 1:5, 6.)
La Biblia contiene enigmas que tienen que ver con los propósitos de Jehová. (Sl 78:2-4.) Hay declaraciones que en un principio tal vez dejen perplejo al lector; quizás sean oscuras intencionalmente, presentando comparaciones llenas de significado, pero escritas sin la pretensión de que las entendiesen las personas que vivían cuando se escribieron. Por ejemplo, en Zacarías 3:8 Jehová se refiere de manera profética a “mi siervo Brote”, pero no explica que este sea un brote o prole del linaje real de David, ni que en realidad el “Brote” sea el propio Hijo de Dios que entonces estaba en los cielos y que nacería de una virgen descendiente del rey David. Y en Apo 13:18 se dice que “el número de la bestia salvaje” es “seiscientos sesenta y seis”, pero el pasaje no explica el significado de ese número.
A veces los enigmas se utilizaban para despertar el interés y hacer el mensaje más vívido, no para desconcertar a los oyentes. Este fue el caso del enigma relativo a las dos águilas y a la vid que el profeta Ezequiel propuso a la casa de Israel. (Eze 17:1-8.) Inmediatamente después de presentar el enigma, Jehová le mandó a Ezequiel que preguntase al pueblo si lo habían entendido y que luego lo explicara.
En algunas ocasiones eran los hombres quienes proponían los enigmas con el fin de que otras personas los adivinasen. Solían hacerlo en verso, como en el caso del enigma que Sansón planteó a los filisteos. (Jue 14:12-18.) Utilizó a propósito comparaciones de difícil comprensión cuando dijo: “Del que come salió algo de comer, y del fuerte salió algo dulce”. Este enigma se basaba en una experiencia que él mismo había tenido poco antes, cuando raspó miel del cadáver de un león, donde un enjambre de abejas la había depositado. (Jue 14:8, 9.)
En vez de exponer su voluntad o propósito con claridad, en algunas ocasiones Jehová ha oscurecido intencionalmente sus declaraciones proféticas empleando analogías, desconcertantes ‘sentencias o dichos oscuros’, es decir, enigmas que causan perplejidad (Salmo 78:2, Juan Pérez de Pineda; Números 12:8, La Biblia de las Américas). De hecho, aunque la palabra hebrea que se traduce por enigma aparezca solo diecisiete veces en la Biblia, las Escrituras están literalmente llenas de enigmas y proverbios. (w99 1/10 26)
1:7; 9:10.
¿En qué sentido es el temor de Jehová “el principio del conocimiento” y “el comienzo de la sabiduría”?.
Debido a que toda la creación es la obra de sus manos y depende de él. Dios dotó a la humanidad de libre albedrío, pero no con la capacidad de dirigir apropiadamente sus propios pasos sin la guía divina. (Josué 24:15; Jeremías 10:23.) Solo si comprendemos estos hechos fundamentales acerca de la vida y vivimos en conformidad con ellos podemos asegurarnos el éxito. Si nuestro conocimiento de Jehová nos da la convicción inquebrantable de que su voluntad triunfará con certeza y de que su promesa y capacidad de galardonar a los fieles son seguras, entonces el temor piadoso nos impulsará a obrar con sabiduría. (Proverbios 3:21-26; Hebreos 11:6.)
Sin el temor de Jehová no puede haber ningún conocimiento, pues Él es el Creador de todas las cosas y el Autor de las Santas Escrituras (Romanos 1:20; 2 Timoteo 3:16, 17). Jehová es la fuente misma de todo conocimiento verdadero. Por lo tanto, el conocimiento empieza con un temor reverencial por Jehová. Asimismo, el temor de Dios es el comienzo de la sabiduría, ya que no puede haber sabiduría sin conocimiento. Además, la persona que no teme a Jehová no empleará su conocimiento para honrar al Creador.
1:10.
Cómo evitar las malas compañías.
Si los miembros de una pandilla le dijeran que saben cómo conseguir mucho dinero sin tener que trabajar mucho, ¿iría usted con ellos? “No vayas en el camino con ellos. Retén tu pie de su vereda. Porque sus pies son los que corren a la maldad consumada, y siguen apresurándose a derramar sangre” (Pro. 1:10-19). Si alguien no es adorador de Jehová, pero parece ser una persona muy agradable, ¿lo consideraría usted una amistad idónea? Siquem era el hijo de un principal —un jefe— cananeo, y la Biblia dice que era el “más honorable de toda la casa de su padre”, pero “tomó [a Dina] y se acostó con ella y la violó” (Gén. 34:1, 2, 19). ¿Debe importarle a usted el hecho de que otras personas no crean las verdades que usted ha aprendido de la Palabra de Dios? “No se extravíen. Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles” (1 Cor. 15:33). ¿Cómo se sentiría Jehová si uno escogiera como amigos a personas que no lo aman a Él? A un rey de Judá que hizo eso, el portavoz de Jehová le dijo: “Por esto hay indignación contra ti procedente de la persona de Jehová”. (2 Cró. 19:1, 2.)
1:19.
¿Qué quita la misma alma de sus dueños?.
‘Todo el que saque ganancia injusta’ perecerá en su propio derrotero. La emboscada que los inicuos tienden para otros será una trampa para sí mismos. ¿Cambian su proceder los que cometen delitos intencionalmente? No. Aunque una red esté completamente a la vista, las aves (criaturas que ‘poseen alas’) vuelan directamente a ella. De forma parecida, los malvados, cegados por la codicia, siguen adelante en sus actos delictivos, a pesar de que tarde o temprano serán atrapados.
1:32.
¿Debería ser siempre tranquilo?.
Otras versiones de la Biblia traducen el término original hebreo que se vierte “despacioso” de la siguiente manera: “cómoda indolencia” (Reina-Valera, 1977), “tranquilidad” (Bover-Cantera, 1947) y “complacencia” (La Biblia de las Américas). De modo que ser despacioso se vincula con la indolencia y la dejadez, rasgos que reflejan estupidez y tontedad.
En el siglo primero, los cristianos de la congregación de Laodicea se mostraban indiferentes o tranquilos en cuanto a su deficiencia espiritual. Se jactaban complacidos de que ‘no necesitaban absolutamente nada’. Jesucristo los corrigió y les mandó renovar su celo cristiano (Apo [Apocalipsis] 3:14-19).
La complacencia era también una característica de los contemporáneos de Noé. Estaban absortos en los asuntos triviales de la vida, “comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, [...] y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos”. Y como dijo Jesús: “Así será la presencia del Hijo del hombre” (Mateo 24:37-39).
Las profecías bíblicas cumplidas indican que estamos viviendo durante “la presencia del Hijo del hombre”, Jesucristo. Que jamás nos volvamos indolentes, indiferentes y satisfechos de nosotros mismos, en definitiva, demasiado tranquilos (Lucas 21:29-36).
2:1-5.
En Proverbios 2:1-5, ¿qué se nos da a entender cuando se nos anima a buscar el conocimiento, el entendimiento y el discernimiento “como a la plata, y como a tesoros escondidos”?.
El símil empleado en este pasaje da a entender que supone trabajo, pero también muchas recompensas. Aunque requiere esfuerzo, la investigación nos permitirá averiguar lo que Dios piensa sobre los asuntos, corregir las ideas erróneas y afianzar nuestra comprensión de la verdad. Además, añadirá sustancia y vida a nuestras asignaciones, de modo que las convertirá en una fuente de placer para nosotros y para el auditorio.
3:5.
¿Cuándo es más apremiante aun confiar en Dios?.
Tenemos que confiar en Dios, sobre todo si el mañana parece tan sombrío que llegamos a deprimirnos. Pensemos en Noemí, quien se hallaba en Moab cuando la muerte le arrebató a su esposo y a sus dos hijos. No obstante, ella nunca dejó de confiar en Jehová. ¡Y qué giro dio su vida por esperar en él! Su nuera Rut, que había quedado viuda, se casó con Boaz y dio a luz un hijo. Además, Noemí tuvo la dicha de criar a su propio nieto. El relato señala: “Las vecinas le dieron nombre [al niño], diciendo: ‘Le ha nacido un hijo a Noemí’. Y empezaron a llamarlo por nombre Obed. Él es el padre de Jesé, padre de David” (Rut 4:14-17). Cuando Noemí resucite, se encontrará con Rut y se enterará de que su nuera fue antepasada del Mesías (1 Mat. 1:5, 6, 16). Igual que a Noemí, a nosotros nos resulta imposible saber cómo se resolverán nuestros problemas.
3:5a.
¿Por qué podemos confiar por completo en la guía divina?.
Aunque quizá no comprendamos del todo por qué se toman ciertas decisiones en la organización de Jehová, tenemos muchas razones para confiar en la guía que Dios nos da mediante su fiel conducto de comunicación. A veces puede parecer que nuestros enemigos se están saliendo con la suya. Desde nuestro limitado punto de vista, tal vez no veamos el cuadro completo. Sin embargo, Jehová puede intervenir en el momento justo. Podemos confiar en que él está con su pueblo para guiarlo, protegerlo y liberarlo. Tenemos sobradas razones para confiar en esta promesa: “[Jehová] no dejará a los que le son leales. Hasta tiempo indefinido ciertamente serán guardados” (Sal. 37:28). Nunca olvidemos que a los siervos de Dios de hoy día también nos respaldan poderosas fuerzas angélicas. Con su apoyo, podemos ‘estar firmes y ver la salvación de Jehová’ (Éxo. 14:13). También nos ayudará a ‘estar firmes’ llevar puesta la armadura espiritual que Pablo describió (Efe. 6:11-18).
3:5b.
¿Por qué necesitamos sabiduría para escoger un buen tratamiento?.
Si tenemos dudas sobre algún tratamiento o método de diagnóstico, lo mejor es que lo rechacemos. Claro, el simple hecho de que no podamos explicar cómo funciona cierta técnica no significa necesariamente que esté relacionada con el ocultismo. Por eso es necesario tener sabiduría y buen juicio para ver el cuidado de la salud como lo ve Jehová. Por lo tanto, aunque cuidamos nuestra salud lo mejor posible, también debemos tener cuidado para no perder el favor de Dios al hacer frente a las enfermedades y la vejez. En el campo de la salud, tal como en todo otro campo de la vida, debemos obedecer los principios bíblicos. Así llegará a “ser conocido de todos los hombres lo razonables” que somos (Fili. 4:5).
3:5c.
¿Cómo demostró Jesús que confiaba en Jehová?.
El mayor ejemplo de confianza en Dios lo dio, por supuesto, Jesucristo. Poco después de su bautismo, Satanás trató de tentarlo ofreciéndole todo el poder y la gloria de este mundo (Luc. 4:3-13). Pero Jesús no se dejó engañar. Él sabía que las ‘riquezas, la gloria y la vida’ verdaderas son “el resultado de la humildad y del temor de Jehová” (Pro. 22:4). El mundo de hoy está dominado por la codicia y el egoísmo. En vista del ambiente que nos rodea, es imprescindible que sigamos el ejemplo de Jesús. Recuerda, joven, que Satanás está haciendo todo lo posible por sacar a los siervos de Jehová del camino estrecho que lleva a la vida. A él le gustaría que todos anduvieran en el camino ancho que lleva a la destrucción. ¡No te dejes engañar por él! Más bien, resuélvete a acordarte de tu Magnífico Creador. Confía en él con todo el corazón y esfuérzate por alcanzar “la vida que realmente lo es”, la vida de verdad. Ten la seguridad de que esta esperanza pronto se hará realidad (1 Tim. 6:19).
3:5d.
¿Qué ejemplos de las Escrituras Hebreas muestran que muchos siervos de Dios se negaron a ceder ante otras personas?.
Muchos siervos de Dios de la era precristiana demostraron que para ellos la autoridad de Dios estaba por encima de la de los hombres. Moisés “rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios”, a pesar de que eso le atrajo “la cólera del rey” (Heb. 11:24, 25, 27). José rechazó las proposiciones de la esposa de Potifar, aun sabiendo que esta podía tomar represalias contra él (Gén. 39:7-9). Y Daniel “se resolvió en su corazón a no contaminarse con los manjares exquisitos del rey”, aunque al oficial principal de la corte babilónica le costara trabajo aceptar su posición (Dan. 1:8-14). Estos casos nos muestran que en el pasado hubo siervos de Dios que adoptaron una postura firme a favor de lo que es recto, sin importar cuáles fueran las consecuencias. Ellos no cedieron ante otros seres humanos para ganarse su favor.
3:5, 6.
¿Por qué podemos confiar en Dios?.
Podemos confiar en Jehová Dios porque él es santo y nunca se volverá corrupto o abusivo (Isa. 6:3). También porque su amor influye en todo lo que él hace (1 Juan 4:8). Además, él nos comprende mejor que nadie (Sal. 139:1, 6).
3:6.
¿Qué nos ayuda a someternos a la autoridad divina?.
Seguir la exhortación mencionada en Proverbios 3:5, 6. Estamos seguros de que todo lo que Dios nos pide será, tarde o temprano, para nuestro bien (Deu. 10:12, 13). Jehová mismo le dijo al pueblo de Israel: “Yo [soy] Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar”. Y añadió: “¡Oh, si realmente prestaras atención a mis mandamientos! Entonces tu paz llegaría a ser justamente como un río, y tu justicia como las olas del mar” (Isa. 48:17, 18). Los cristianos confiamos en esas palabras. Estamos convencidos de que lo mejor para nosotros es obedecer siempre los mandatos divinos. Aceptamos la autoridad de nuestro Dios y lo obedecemos aun cuando no entendemos del todo por qué nos pide algo en su Palabra.
3:6a.
¿Qué nos dan a entender los términos “caminos” y “sendas”?.
Ambos términos dan a entender que la fe en Dios no solo debe reflejarse en la firmeza de nuestra esperanza cristiana, sino también en todos los pasos que damos en la vida.
3:11.
¿En qué consiste “la disciplina de Jehová” que según Proverbios 3:11 no debemos rechazar?.
Estas palabras no aluden a la disciplina en general, sino a la que se basa en los elevados principios de Dios. Dicha disciplina abarca múltiples aspectos: guía, instrucción, enseñanza, censura, corrección e incluso castigo. No deberíamos rechazarla, pues la motiva el amor y su objetivo es enseñarnos, pulirnos y beneficiarnos (Heb. 12:11).
Pero más pronto o más tarde sale a la luz un proceder sinuoso. El apóstol Pablo escribió: “Los pecados de algunos hombres son públicamente manifiestos, y conducen directamente al juicio, mas en cuanto a otros hombres, sus pecados también se hacen manifiestos más tarde. De la misma manera también las obras excelentes son públicamente manifiestas, y las que no lo son no pueden mantenerse escondidas” (1 Timoteo 5:24, 25). La falta de honradez acaba descubriéndose, no importa quién esté implicado: un progenitor, un amigo, un cónyuge o un conocido.
4:18.
¿Cómo va haciéndose más clara “la senda de los justos”?.
La luz solar va haciéndose más brillante desde el amanecer hasta el momento en que “el día queda firmemente establecido”. De manera similar, la luz espiritual va haciéndose más brillante para el pueblo de Jehová con el transcurso del tiempo. Mientras más nos acercamos a ciertos sucesos, más claramente entendemos el desarrollo de los propósitos de Jehová. Las profecías divinas se abren a nuestro entendimiento a medida que el espíritu santo de Dios arroja luz sobre ellas, y según se van cumpliendo en los acontecimientos mundiales o en las experiencias del pueblo de Jehová. Así, ‘la senda de ellos se hace más y más clara’ (1Pe 1:10-12; Pr 4:18; 1Co 13:9, 10, 12; Da 11:33; 11:35; 12:4; 12:8-10; Mal 3:2-4).
Según la concepción lineal del tiempo que tienen la mayoría de las civilizaciones humanas, el futuro es la porción de la línea temporal que todavía no ha sucedido; en otras palabras, es una conjetura que bien puede ser anticipada, predicha, especulada, postulada, teorizada o calculada a partir de datos en un instante de tiempo concreto. En la relatividad especial, el futuro se considera como el futuro absoluto o el como futuro del tiempo. En física, el tiempo es considerado como una cuarta dimensión.
En la filosofía del nunca tiempo, el eterno presente (presentism, en inglés) es la creencia de que sólo el presente existe y que el futuro y el pasado son irreales. Las religiones consideran el futuro cuando tratan temas como el karma, la vida después de la muerte, y las escatologías, que estudian cómo será el fin del tiempo y del mundo. Algunas figuras religiosas, como los profetas y adivinadores han alegado poder ver el futuro.
Los estudios del futuro o la futurología es la ciencia, arte y práctica de postular futuros posibles. Los modernos practicantes subrayan la importancia de los futuros alternativos, en vez del futuro monolítico o único, y los límites de la predicción y la probabilidad frente a la creación de futuros posibles o preferibles.
6:1-5.
¿Se opone este consejo al espíritu de generosidad?.
Este proverbio no se opone a la generosidad, aunque sí aconseja contra implicarse en los tratos de negocio de otros, especialmente extraños. Se suponía que los israelitas ayudaran a su hermano que hubiera ‘empobrecido’. (Levítico 25:35-38.) Pero algunos se envolvieron en empresas comerciales especulativas y obtuvieron apoyo financiero mediante persuadir a otros a ‘salir fiadores’ en beneficio de ellos, hasta prometiendo pagar a sus acreedores si se hacía necesario. Si alguien se metía en un aprieto de esa índole, quizás por jactancia, el consejo prudente era que se librara del aprieto sin dilación. (Proverbios 11:15.)
6:6-8.
¿Es cierto que las hormigas se abastecen de alimento en el verano, durante la cosecha?.
En Proverbios 6:6-8 encontramos las siguientes palabras del rey Salomón: “Vete donde la hormiga, oh perezoso; mira sus caminos y hazte sabio. Aunque no tiene comandante, oficial ni gobernante, prepara su alimento aun en el verano; ha recogido su abastecimiento de alimento aun en la siega”.
En realidad, son varias las especies de hormigas que almacenan alimento. ¿A cuál de ellas se hace referencia en estos versículos? Es probable que se trate de la hormiga recolectora (Messor semirufus), la más común en Israel hoy en día.
Una obra de consulta indica que estos insectos “salen de sus hormigueros cuando hace buen tiempo para buscar comida”. También señala que “aprovechan los meses más cálidos del año para recoger semillas”. Algunas veces las encuentran en las plantas, y otras veces, en el suelo. Normalmente excavan sus nidos cerca de los campos, los graneros y las eras, donde es más fácil hallar comida.
Las hormigas almacenan provisiones en una serie de cámaras subterráneas conectadas por galerías. Dichas cámaras de forma aplanada pueden medir hasta 12 centímetros (5 pulgadas) de diámetro y un centímetro (media pulgada) de alto. Según se cree, una colonia bien aprovisionada es capaz de sobrevivir “más de cuatro meses sin salir a buscar agua o comida”.
6:12-14.
¿Por qué se dice del hombre de Proverbios 6:12-14 que no sirve para nada?.
Subrayando otro tipo de conducta que puede perjudicar la reputación de la persona en la comunidad y su relación con Dios, estos versículos describen al engañador. El mentiroso normalmente intenta encubrir su falsedad. ¿Cómo? No solo con “tortuosidad de habla”, sino también mediante el lenguaje corporal. Un comentarista señala: “Los gestos, el tono de la voz e incluso las expresiones faciales son métodos calculados de engaño; detrás de una fachada de sinceridad acecha una mente pervertida y un espíritu de discordia”. El hombre que para nada sirve trama planes malvados y siempre causa contiendas.
6:16.
¿Por qué dice este texto primero que Jehová odia seis y después siete cosas?.
Las siete categorías fundamentales que menciona el proverbio abarcan prácticamente todo tipo de males. Los “ojos altaneros” y “un corazón que fabrica proyectos perjudiciales” son pecados que se cometen con el pensamiento. “Una lengua falsa” y “un testigo falso que lanza mentiras” aluden a tipos de transgresiones que se cometen con las palabras. Las “manos que derraman sangre inocente” y los “pies que se apresuran a correr a la maldad” tienen que ver con obras impías. Y para Jehová es especialmente odioso el que gusta de provocar contiendas entre personas que de otro modo morarían juntas en paz. El incremento de seis a siete indica que la lista no es completa, ya que los seres humanos siguen multiplicando sus malas obras.
6:30.
¿Justifica Proverbios 6:30 el robo?.
Claro que no. El versículo siguiente demuestra que Dios sigue considerando culpable al ladrón, pues aclara: “Pero, cuando sea hallado, lo resarcirá con siete veces la cantidad; todas las cosas valiosas de su casa dará” (Proverbios 6:31). Es cierto que quien roba por hambre tal vez no reciba un castigo tan severo como el que roba por codicia o con la intención de causar daño a la víctima, pero aun así la persona tiene que “resarcir” el daño, es decir, pagar por lo que hizo. De modo que si alguien desea la aprobación de Dios, no puede, bajo ninguna circunstancia, robar.
Órgano central del aparato circulatorio cuya función principal es bombear la sangre a través del sistema vascular para alimentar las células del cuerpo. (Le 17:14.)
La Biblia habla mucho del corazón: de un modo u otro se le menciona en total unas mil veces, y casi siempre se utiliza en sentido figurado. Se menciona más a menudo en el libro bíblico de Proverbios que en cualquier otro con excepción del libro de los Salmos, que es tres veces más grande que Proverbios. (g70 22/4 28) Los escritores bíblicos usan las palabras hebreas (lev, le·váv) y griega (kar·dí·a) para “corazón” tanto en sentido literal como figurado.
El corazón literal. Los escritores de la Biblia se refirieron relativamente pocas veces al órgano literal del corazón. Una de ellas es cuando Jehú “procedió a asaetear a Jehoram entre los brazos, de manera que la saeta le salió por el corazón”. (2Re 9:24; véase también Éx 28:30.)
El corazón figurado. En la gran mayoría de los casos, la palabra “corazón” se usa en la Biblia en sentido figurado. Se dice que representa “la parte central en general, el interior, y, por lo tanto, el hombre interior tal como se manifiesta en todas sus diversas actividades, en sus deseos, afectos, emociones, pasiones, propósitos, sus pensamientos, percepciones, imaginaciones, su sabiduría, conocimiento, habilidad, sus creencias y sus razonamientos, su memoria y su consciencia”. (Journal of the Society of Biblical Literature and Exegesis, 1882, pág. 67.)
De modo que en las Escrituras el corazón figurado no se circunscribe a ser el asiento de los afectos y motivos, ni se limita al intelecto. “En el pueblo semita [...] se atribuía al corazón todo lo que es propio del hombre, tanto en la esfera de los sentimientos como en la de la inteligencia y la voluntad.” Era “la esencia del hombre interior en contraposición a la carne, que es el hombre exterior y tangible”. (L’emploi metaphorique des noms de parties du corps en hébreu et en akkadien, de E. Dhorme, París, 1923, págs. 113, 114, 128.)
Para Dios, quien examina los corazones, no cuenta la simple apariencia exterior, sino la clase de persona que se es en realidad en el interior. (Pr 17:3; 24:12; Sl 17:3; 1Sa 16:7.) Por esa razón, las Escrituras aconsejan: “Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón [el hombre interior completo], porque procedentes de él son las fuentes de la vida”. (Pr 4:23.) A las esposas cristianas se las exhorta a dar atención preferencial, no al adorno exterior, sino a “la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu quieto y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios”. (1Pe 3:3, 4.)
El término “corazón” se usa en la Biblia en diferentes ocasiones para referirse a las facultades del pensamiento, pero sin aislarlas del resto de lo que compone la persona interior. Moisés exhortó a los israelitas: “Tienes que hacer volver a tu corazón [“tienes que recordar a tu mente”, nota], que Jehová es el Dios verdadero”, y más tarde les dijo: “Jehová no les ha dado a ustedes un corazón [“mente”, nota] para conocer”. (Dt 4:39; 29:4.) Tanto en las Escrituras Hebreas como en las Griegas, “corazón” se relaciona con conceptos como “pensamiento” (Mt 9:4), “razonamiento” (Mr 2:6), “entendimiento” (1Re 3:12; Mr 6:52) y “conocimiento” (Pr 15:14), lo que muestra que a veces esta palabra abarca el intelecto.
La motivación, la fuerza impelente que conforma nuestra conducta, es otro aspecto de la persona interior representado por el “corazón”. Los que contribuyeron para la construcción del tabernáculo “vinieron, todo aquel cuyo corazón lo impelió”. (Éx 35:21, 26, 29; 36:2.) El inicuo Hamán ‘se envalentonó’ (literalmente, ‘lo llenó en cuanto a su corazón’) para conspirar contra los judíos. (Est 7:5, nota; Hch 5:3.) Hebreos 4:12 explica que la palabra de promesa de Dios, como si de una espada aguda se tratara, puede “discernir pensamientos e intenciones del corazón”. Jesús también indicó que del corazón procede la fuerza motivadora de nuestra conducta, ya sea buena o mala. (Mt 15:19; Lu 6:45.) Con el fin de que cultivemos buenos motivos, la Biblia nos dice que nuestros tratos con otros deben verse libres del deseo carnal de ganancia (Jud 16), y que ni el amor al dinero ni el ansia por las riquezas deben determinar nuestro proceder en la vida. (1Ti 6:9, 10; Pr 23:4, 5.) Por el contrario, nos anima a cultivar verdadero amor a Dios en el que basar nuestro servicio a Él (1Jn 5:3; Dt 11:13) y un amor abnegado que guíe los tratos con nuestros compañeros de creencia (Jn 15:12, 13); también nos estimula a practicar el amor a otros como a nosotros mismos. (Lu 10:27-37; Gál 6:10.) Es obvio que cultivar tales motivaciones implica el uso de las facultades del pensamiento. (Sl 119:2, 24, 111.)
La condición de nuestro corazón figurado se refleja en nuestra disposición, nuestra actitud, ya sea orgullosa o humilde. (Pr 16:5; Mt 11:29.) También son parte del hombre interior nuestros sentimientos y emociones, entre los que se cuentan el amor (Dt 6:5; 1Pe 1:22), el gozo (Dt 28:47; Jn 16:22), el dolor, el desconsuelo (Ne 2:2; Ro 9:2) y el odio (Le 19:17). Así, el corazón puede estar “ansioso” (Isa 35:4), “traspasado” por la aflicción (Sl 109:22) y ‘derretido’ por el temor (Dt 20:8). Cuando en las Escrituras Griegas Cristianas se menciona a la mente junto con el corazón, la palabra “mente” alude al intelecto, mientras que el término “corazón” se refiere a las emociones, deseos y sentimientos de la persona interior. Por ejemplo, con las palabras: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mt 22:37), Cuando aparece el término “corazón” junto a las palabras “alma” y “mente”, tiene un significado más específico y se refiere a las emociones, los deseos y los sentimientos de una persona.
Las tres palabras que se usan aquí (corazón, alma y mente) no significan cosas totalmente diferentes; más bien, su significado se complementa. Así se enfatiza con la mayor fuerza posible que nuestro amor por Dios debe ser total, absoluto. Jesús mostró que los deseos, sentimientos y emociones de la persona han de revelar su amor a Dios, si bien este también debe revelarse por el uso debido de las facultades mentales al adquirir conocimiento de Dios y de Cristo. (Jn 17:3.)
Todas estas funciones, capacidades, emociones y cualidades no se atribuyen al órgano literal del corazón, sino al corazón figurado, que representa la completa personalidad interior.
El corazón puede ser “traicionero”. Aunque Adán era un hombre perfecto, permitió que su corazón fuera seducido; rechazó la verdad y se apartó de Dios. (Véase Snt 1:14, 15.) Como consecuencia, todos los seres humanos, la descendencia del caído Adán, han sido concebidos en pecado y dados a luz en error. (Sl 51:5.) Después del Diluvio, Dios dijo de la humanidad pecaminosa en general: “La inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud”. (Gé 8:21.)
Dios le dijo a la nación rebelde de Judá: “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado”. (Jer 17:9.) Esto constituye una advertencia seria para que todos aquellos que quieren agradar a Dios no solo den atención a lo que otros seres humanos ven, sino a la clase de persona que son en realidad, al hombre interior. Tal vez una persona haya sido cristiana por muchos años, tenga un buen conocimiento de la Biblia y se sienta segura de ser capaz de enfrentarse a cualquier situación que se le plantee. No obstante, aunque sepa perfectamente que una acción es mala y que la ley de Dios la condena explícitamente, los pensamientos y deseos que ha acariciado en secreto pueden seducirle a incurrir en una acción pecaminosa.
Por todo esto, aunque un cristiano conozca la verdad y pueda considerarse maduro, debe recordar lo traicionero que puede ser el corazón y, en consecuencia, evitar por todos los medios colocarse en el camino de la tentación. (Mt 6:13; 1Co 10:8-12.) Un “corazón completo” - [11. ¿Cómo cultivar un corazón completo para Jehová?])
El corazón de Dios. Como Jehová también tiene afectos y emociones, la Biblia habla de su “corazón”. En el tiempo del Diluvio “se sintió herido en el corazón”, lamentando que los hombres hubieran rechazado su dominio justo, por lo que se le hizo necesario dejar de ser su benefactor y convertirse en su destructor. (Gé 6:6.) Por otra parte, el “corazón” de Dios se ‘regocija’ cuando sus siervos se mantienen fieles. (Pr 27:11.) No obstante, nunca había subido a Su corazón ofrecer cruelmente a humanos en sacrificios quemados, como hicieron algunos israelitas que se desviaron, lo que demuestra que Jehová no admite el tormento eterno. (Jer 7:31; 19:5.)
El centro de una cosa. Ya que el corazón literal es un órgano central del cuerpo, en ocasiones el término “corazón” también se aplica al centro o mitad de algo, tal como en las expresiones “corazón de la tierra” (Mt 12:40), “corazón del mar” (Éx 15:8; Jon 2:3) y “corazón del árbol grande”. (2Sa 18:14.) La expresión “mitad del cielo”, de Deuteronomio 4:11, significa literalmente “el corazón de los cielos”. (Véase NM, nota.)
Profético. En la profecía de Daniel 7:4 el término “corazón” se usa en sentido simbólico. En ese pasaje se dice que a la bestia semejante a león, que representa al reino de Babilonia, se “le hizo pararse sobre dos pies” y se le dio “el corazón de un hombre”, es decir, perdió el valeroso “corazón del león”. (2Sa 17:10.) Después la derrotó el “oso” simbólico, Medo-Persia. (Da 7:5; véase BESTIAS SIMBÓLICAS.)
Engaños fatales del corazón ★Pudiera suceder que nos deslizamos en un pecado oculto grave, uno por el que nos descalificamos de nuestra carrera cristiana, pero empezamos a razonar que si hacemos más en el servicio a Jehová, compensaremos por esa falta y no tendremos necesidad de hacer los pasos pertinentes, pues Jehová es muy misericordioso (Sl 19:12; 2Ti 2:5.)
★Jehová pide de nosotros obediencia y misericordia antes que nuestros sacrificios, (1Sa 15:22; Mt 9:13)
Pudiera suceder que esto lo hacemos al antojo de nuestro corazón, por ejemplo, a aquellos que no nos caen tan bien, lo atropellamos con nuestra justicia en demasía, mientras agravamos la situación, cayendo en el favoritismo y la parcialidad mostrando mucha misericordia, por no llamarlo negligencia como la que mostró Elí con sus hijos, cuando tratamos con los que nos caen bien (1Sa 2:23-25; Mt 7:2).
El rey David entendía asi mismo que Jehová odia la corrupción y la parcialidad, por eso le pidió que no lo contara entre los pecadores, “cuya diestra está llena de soborno” (Dt 16:19; Sl 26:10; 1Ti 5:21).
El corazón, mucho más que un órgano
El corazón representa el centro de nuestro ser y sentir. Es el primer órgano que se forma en un ser vivo, como si fuera el fundamento de la nueva estructura viva. Además de los dos nervios principales con el que el cerebro está conectado al corazón, el corazón tiene como el cerebro más de 40.000 neuronas particulares, llamado el pequeño cerebro del corazón y son los causantes de la autonomía del corazón como órgano autofuncional, de hay que una persona puede estar cerebralmente muerta y no obstante seguir funcionando su corazón. Y con todo esto parece que puede aprender, recordar e incluso percibir.
Neurólogos y Cardiólogos americanos descubrieron que la relación del cerebro con el corazón es parecida a la de un matrimonio, viven en una correlación en la que depende el uno del otro, aunque el cerebro dirige al corazón, éste no es un esclavo del cerebro, pues tiene autonomía con neuronas propias que cooperan con la central cerebral armoniosamente complementando las emociones con el conocimiento, lo que llamamos intuición. |
Las cuatro partes del corazón
★El Intelecto
Piensa, (Mateo 9:4) Entiende, (Mateo 13:15) Cree, (Romanos 10:9, 10) Razona, (Marcos 2:8) Pondera, (Lucas 2:19) Imagina, (Génesis 8:21) Medita, (Salmo 19:14) ★Las Emociones
★La Voluntad
★La Conciencia
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¿Qué contienes?
El orador puso dos frascos idénticos en el atril, los dos llenos de un líquido dorado. Citó 1 Samuel 16:7: "Pero Jehová dijo a Samuel: “No mires su apariencia” […], Porque no de la manera como el hombre ve [es como Dios ve], porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón". "Estos frascos vienen de la misma fábrica, hechos del mismo material y pueden contener el mismo volumen. Sin embargo, son diferentes," explicó él. Después agitó uno rebosante de miel, pero no paso nada. Entonces ladeó el otro, e inmediatamente el vinagre se derramó. "Cuando el recipiente se agita, se puede detectar la diferencia de su contenido." Antes que los frascos se agitasen, eran idénticos, parecidos. La diferencia se encuentra en su interior, inapreciable a simple vista. Antes de que se nos agite (se nos presione o irrite) mostramos buena cara (buenos modales, cualidades). Pero cuando se nos agita (presiones, pruebas, problemas) revelamos nuestro interior, emociones y actitudes, porque de la abundancia del corazón habla la boca (Lu 6:45; Mt 12:35.) Existen recipientes diseñados para proporcionar cierta cantidad de crema cuando se le presiona, el usuario ejerce cierta presión y el recipiente ofrece la cantidad correspondiente a cambio, imaginémonos que en vez de crema suavizante y olorosa, saliera de este recipiente una pasta negra y maloliente, de seguro que la tiraríamos directamente al basurero. La Biblia compara a los siervos de Dios a recipientes que deberían de llenarse del espíritu de Jehová y desplegarlo en sus vidas, pero ¿que es lo que ofrecemos cuando se nos presiona? ¿Dejamos que fluya el fruto del espíritu?
¿Qué hay si alguien nos ofende hoy? ¿Qué saldrá de nosotros?
Ante todo, tengan amor intenso unos para con otros, porque el amor cubre una multitud de pecados |
Tu corazón es asunto tuyo
Jehová concedió a Salomón su petición de sabiduría (2Cr 1:7-12.) No obstante, a de notarse que la sabiduría es un asunto que empieza en la mente a través del conocimiento que se adquiere y que solo dara fruto de sabiduría si se fecunda con profunda meditación, que haga que ese conocimiento se ligue con el corazón, de esa manera Jehová concede dignidad y respeto a cada individuo al dejarles la libertad de decisión personal con su corazón, para ilustrarlo, no es lo mismo que tu te alimentes bien todos los días, hagas la digestión pausadamente y acompañes tu dieta con ejercicio y descanso razonable a que te pongas una inyección de nutrientes que te ahorre el no necesitar comer más por el resto de tu vida.
En la palabra de Dios aparecen varios pasajes donde se entiende que Jehová influía en la mente de ciertas personas para recordarles o hacerle ver ciertos asuntos, pero era cada individuo con su propio corazón y libertad de decisión, quien decidía qué hacer con ese conocimiento, de modo que Jehová influía en la mente pero dejaba el corazón a responsabilidad y voluntad del individuo, analice por ejemplo: Para educar a nuestro corazón se requiere meditación e ir poniendo en práctica lo que uno va aprendiendo y eso requiere esfuerzo y tiempo como la digestión del alimento físico, Salmo 119:9, parece que esa fue la clave que diferenció a Salomón de su padre David (1 Rey. 11:4-6; Salmo 40:8) |
1. ¿Por qué es necesario proteger el corazón?
2. ¿Por qué les falta entusiasmo a algunos oradores aunque aman a Jehová?
3. “Preparar el corazón”
4. ¿Qué relación tiene el corazón con los sentimientos y emociones?
5. ¿Cómo cultivar un corazón completo para Jehová? (Véase pregunta 11)
6. ¿Qué nos ayudará a examinar el corazón figurativo?
7. ----
8. ¿Qué caracteriza a las personas “de corazón puro”, y en qué sentido ven a Dios?
9. ¿En qué sentido se tiene la ley de Dios escrita en el corazón?
10. ¿Cómo podemos averiguar lo que hay en el corazón del estudiante, pero qué queremos evitar?
11. ¿Cómo cultivar un corazón completo para Jehová?
12. “Adquiere corazón”
13. “Corazón inicuo y falto de fe”
14. ¿De qué manera se nos puede endurecer el corazón?
15. ¿Qué significa ser “falto de corazón”?
16. ¿Qué quiere decir que el corazón esté “a su diestra” o “a su siniestra”?
17. “Quebrantados de corazón.”
18. ¿Qué tres medidas contribuyen al bienestar del corazón físico y el corazón figurado?
19. ¿Qué quiere decir la expresión “Dios es mayor que nuestro corazón”?
20. ¿Que significa “incircuncisos de corazón”? - (15-3-2013-Pg.9§-7-9)
21. ¿En qué sentido es “Un corazón calmado es la vida del organismo de carne”?
1. ¿Por qué es necesario proteger el corazón? ¡Qué importante es que sigamos este consejo: “Salvaguarda tu corazón”! (Pro. 4:23.) Para ello tenemos que hacer uso de la sabiduría cristiana al elegir nuestras amistades, diversiones y lecturas, o al navegar por Internet. Pablo nos avisa: “Cuidado: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya mediante la filosofía y el vano engaño según la tradición de los hombres, según las cosas elementales del mundo y no según Cristo” (Col. 2:8). Y su advertencia es más urgente que nunca, pues está muy cerca el día de Jehová, en el que un “fuego” de temperaturas inauditas derretirá “los elementos” del mundo de Satanás. En efecto, no soportarán el fuego de la cólera divina. Malaquías 4:1 expresa una idea semejante: “Viene el día que está ardiendo como el horno, y todos los presuntuosos y todos los que hacen iniquidad tienen que llegar a ser como rastrojo. Y el día que viene ciertamente los devorará”.
Hasta el sabio rey Salomón, que había pedido a Jehová un corazón obediente, dejó de obedecerle. Oponiéndose a la voluntad divina, se casó con mujeres extranjeras que lo indujeron a pecar contra Dios (Nehemías 13:23, 26). Salomón perdió el favor divino porque dejó de tener un corazón obediente. Su ejemplo debe servirnos de advertencia.
Judas Iscariote, uno de los doce apóstoles, escuchó las magníficas enseñanzas de Jesús y lo vio realizar milagros con la ayuda del espíritu santo. Sin embargo, no cuidó su corazón. Tenía a su cargo la caja donde Jesús y los apóstoles guardaban su dinero, pero “era ladrón [...] y se llevaba [lo] que se echaba en ella” (Juan 12:6). Su codicia lo llevó al extremo de aceptar treinta piezas de plata de parte de los hipócritas líderes religiosos a cambio de traicionar a Jesús (Mat. 26:14-16). Otro que tampoco cuidó su corazón fue Demas, un compañero de Pablo que perdió de vista los asuntos de mayor importancia. El apóstol dijo de él: “Demas me ha abandonado porque ha amado el presente sistema de cosas” (2 Tim. 4:10).
2. ¿Por qué les falta entusiasmo a oradores aunque están convencidos? Un orador tal vez carezca de entusiasmo si se limita a preparar el contenido del discurso, pero no prepara el corazón, es decir, no vive el tema, no se entrega de lleno a él (Esd. 7:10). Además, debe convencerse de que su auditorio necesita escuchar lo que va a decirle.
3. “Preparar el corazón” Tal como el agricultor prepara el terreno con el arado antes de sembrar las semillas, Esdras preparaba su corazón mediante oraciones para recibir la palabra de Dios (Esdras 10:1). Dicho de otro modo, ‘inclinaba su corazón’ a la enseñanza de Jehová (Proverbios 2:2).
A la tierra literal se le añaden los nutrientes apropiados a fin de aumentar su productividad, si cultivamos humildad, hambre por los asuntos espirituales, confianza, temor piadoso y amor a Dios, enriqueceremos el corazón figurativo. La humildad lo ablanda y nos hace más enseñables. Jehová dijo al rey Josías de Judá: “Por razón de que tu corazón estuvo blando, de manera que te humillaste a causa de Jehová al oír lo que he hablado [...] y te pusiste a llorar delante de mí, yo, sí, yo, he oído” (2 Reyes 22:19). El corazón de Josías fue humilde y receptivo. La humildad también permitió que los discípulos de Jesús, “iletrados y del vulgo”, entendieran y aplicaran verdades espirituales que permanecieron ocultas a “los sabios e intelectuales” (Hechos 4:13; Lucas 10:21). Procuremos, pues, “humillarnos delante de nuestro Dios” y hacer que nuestro corazón agrade a Jehová (Esdras 8:21).
De igual manera, la Biblia dice que el rey Jehosafat ‘preparó su corazón para buscar al Dios verdadero’ (2 Crónicas 19:3). Y a una generación de Israel “que no había preparado su corazón” la llama “terca y rebelde” (Salmo 78:8). Jehová ve “la persona secreta del corazón” (1 Pedro 3:4). En consecuencia, “enseñará a los mansos Su camino” (Salmo 25:9). Por eso, es muy importante que los maestros de la actualidad sigan el ejemplo de Esdras alcanzando primero la condición de corazón apropiada mediante oraciones.
Primero, acondicione algún lugar para estudiar. Luego, siéntese y pídale a Jehová su guía y sabiduría (Sant. 1:5). Entonces pregúntese: “¿Qué espero aprender en esta sesión de estudio?”. Mientras lea, busque las ideas principales. Es más, ¿por qué no las anota? Tal vez también desee marcar otros puntos que le gustaría recordar. Piense en cómo podría utilizar la información al predicar, al tomar decisiones o al dar ánimo a los hermanos. Cuando acabe de estudiar, haga un breve repaso de todo. Así podrá retener lo que haya aprendido.
★Destino - [¿Qué Cultivas]
★¿A qué tipo de suelo se parece su corazón? - (2-3-2020-Pg.3-Foto)
4. ¿Qué relación tiene el corazón con los sentimientos y emociones? El corazón también está relacionado con nuestros sentimientos de gozo y de tristeza, o melancolía. En 1 Reyes 8:66 leemos que cuando el templo de Salomón fue dedicado, ‘todo Israel se regocijó y se sintió alegre de corazón por toda la bondad que Jehová Dios le había ejecutado a su siervo David y a Israel’. En Nehemías 2:2 vemos que el rey Artajerjes pregunta a Nehemías por qué parecía tan triste, si no estaba enfermo. “Ésta no es otra cosa sino tristeza de corazón”, fue la conclusión a que llegó el rey.
El corazón tiene que ver con nuestra disposición, nuestra actitud, sea altanera, orgullosa, o modesta, humilde. Proverbios 16:5 dice que “todo el que es orgulloso de corazón es cosa detestable a Jehová”. Por otra parte, en Mateo 11:29, Jesús dijo: “Soy de genio apacible y humilde de corazón”.
Se dice que las cualidades morales —la bondad, la virtud, la maldad y la iniquidad— residen en el corazón. Por ejemplo, en Jeremías 7:24 dice que los israelitas “se pusieron a andar en los consejos en la terquedad de su corazón malo”. Jesús muestra en Mateo 12:34, 35 que en el corazón se pueden hallar tanto cosas buenas como cosas malas.
La fe tiene que ver con el corazón, pues Pablo nos dice en Romanos 10:10: “Con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se hace declaración pública para salvación”.
6. ¿Qué nos ayudará a examinar el corazón figurativo? Tal como el corazón literal necesita revisiones periódicas, el figurativo también las necesita. Jehová lo examina, y lo mismo deberíamos hacer nosotros (1 Crónicas 29:17). Preguntémonos: ¿nutro a menudo mi corazón con suficiente alimento espiritual mediante el estudio personal y la asistencia a las reuniones? (Salmo 1:1, 2; Hebreos 10:24, 25.) ¿Valoro tanto el mensaje de Jehová, que es como “un fuego ardiente, encerrado en mis huesos”, que me induce a tomar parte en la obra de predicar el Reino y hacer discípulos? (Jeremías 20:9; Mateo 28:19, 20; Romanos 1:15, 16.) ¿Me siento motivado a esforzarme vigorosamente y a participar en algún aspecto del ministerio de tiempo completo cuando es posible? (Lucas 13:24.) ¿A qué clase de ambiente expongo mi corazón figurativo? ¿Busco la compañía de quienes están unidos en la adoración verdadera? (Proverbios 13:20; 1 Corintios 15:33.) Actuemos con rapidez y tomemos las medidas oportunas en cuanto percibamos la más mínima deficiencia.
8. ¿Qué caracteriza a personas “de corazón puro”, y en qué sentido ven a Dios? Si tenemos un “corazón puro”, eso se percibirá en nuestros sentimientos, deseos y motivos. Actuaremos con “amor procedente de un corazón limpio” (1 Tim. 1:5). Y como recompensa, nos contaremos entre los que “verán a Dios”. Esto no significa que todos vayamos a ver a Jehová de manera literal. En realidad, “ningún hombre puede [verlo] y sin embargo vivir” (Éxo. 33:20). Ahora bien, todos podemos “ver” a Jehová al examinar las cualidades de Jesús, pues él reflejó a la perfección la personalidad de su Padre. Jesús mismo dijo: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también” (Juan 14:7-9). Quienes servimos a Dios en la Tierra también podemos verlo en el sentido de que observamos lo que él hace por nosotros (Job 42:5). El corazón que es moral y espiritualmente puro no se entretiene con cosas que Jehová considera inmundas (1 Cró. 28:9; Isa. 52:11). Si tenemos un corazón puro, nuestras palabras y acciones también serán puras, y nuestro servicio a Dios no tendrá ningún rastro de hipocresía.
9. ¿En qué sentido se tiene la ley de Dios escrita en el corazón?
Cuando alguien ama la ley divina al grado de sentir un ferviente deseo de hacer la voluntad de Jehová, puede decirse que tiene esa ley escrita en el corazón.
Al tener la ley de Dios “dentro de ellos”, escrita, por decirlo así, “en su corazón”, quienes componen el Israel de Dios se sienten motivados a vivir en conformidad con su dedicación. Su motivación es más fuerte que la de los israelitas naturales, quienes estaban dedicados por nacimiento, no por elección.
10. ¿Cómo podemos averiguar que hay en el corazón del estudiante, y qué evitar? El maestro puede estimular al estudiante a que medite y, al mismo tiempo, averiguar lo que hay en el corazón de él planteándole preguntas como “¿Qué piensa sobre...?” o “¿Qué lo convenció de que...?”. Al hacerlas, no obstante, debe ser prudente y discernidor para que el estudiante no crea que lo están interrogando. El maestro perspicaz escucha con atención a fin de determinar qué sentimientos se esconden tras las palabras y ofrecer comentarios bíblicos oportunos que sean motivadores (Pro. 16:23).
11. ¿Cómo cultivar un corazón completo para Jehová? Literalmente, “con un corazón y un corazón” O “completamente dedicado a él”. El corazón literal ha de estar completo para funcionar con normalidad, pero en el caso del corazón figurado cabe la posibilidad de que esté dividido. David pidió a Jehová: “Unifica mi corazón para que tema tu nombre”, una prueba de que el corazón puede estar dividido con respecto a sus afectos y temores. (Sl 86:11.) El corazón de una persona puede ser “irresoluto”, de modo que esta adore a Dios con poco entusiasmo. (Sl 119:113; Apo 3:16.) También es posible ser de “corazón doble” (literalmente, “con un corazón y un corazón”) e intentar servir a dos amos, o decir engañosamente una cosa y pensar otra. (1Cr 12:33; Sl 12:2, nota.) Jesús denunció con fuerza este tipo de hipocresía. (Mt 15:7, 8.)
No se debe intentar agradar a Dios ni de una manera irresoluta ni con un corazón doble, sino que se le tiene que servir con un corazón completo. (1Cr 28:9.) Esto requiere esfuerzo diligente, pues el corazón es desesperado y está inclinado a la maldad. (Jer 17:9, 10; Gé 8:21.) Ayudas para mantener un corazón completo son: la oración sincera (Sl 119:145; Lam 3:41), el estudio regular de la Palabra de Dios (Esd 7:10; Pr 15:28), la participación celosa en la predicación de las buenas nuevas (compárese con Jer 20:9) y la asociación con otros cuyos corazones son completos para Jehová. (Compárese con 2Re 10:15, 16.)
Asegurémonos de la verdad bíblica. Nuestra identidad como siervos de Jehová puede debilitarse si no está bien cimentada en el conocimiento de las Escrituras (Filipenses 1:9, 10). Todo cristiano —joven o mayor— ha de estar convencido de que sus creencias se hallan respaldadas por la Biblia y son la verdad. Pablo aconsejó a sus hermanos: “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente” (1 Tesalonicenses 5:21). Los hijos de familias piadosas deben aceptar el hecho de que no pueden depender de la fe de sus progenitores. David exhortó a su hijo Salomón: “Conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo” (1 Crónicas 28:9). No fue suficiente que el joven Salomón viera cómo su padre cultivaba fe en Jehová, sino que tenía que conocerlo por sí mismo. Y así lo hizo, pues le rogó: “Dame ahora sabiduría y conocimiento para que pueda salir delante de este pueblo y para que pueda entrar” (2 Crónicas 1:10). Por desgracia, Salomón terminó abandonando la senda de la fidelidad. (1 Rey. 11:4-6; Véase Corazón - [Tu corazón es asunto tuyo])
Para que el cristiano verdadero consiga lo que Salomón no logró, tiene que poner a un lado todo vestigio de un corazón irresoluto o doble en su adoración y cumplir con las palabras de Jesús de ‘amar a Jehová su Dios con todo el corazón’ (Mat. 22:37).
Jehová sabe que quienes tengan la debida disposición del corazón se acercarán a él y se sentirán reconfortados al conocer sus hermosas cualidades. Por eso desea que lo conozcamos y nos familiaricemos con su maravillosa personalidad. Pero ¿cómo podemos lograrlo? Estudiando su Palabra y experimentando la bendición divina en nuestras vidas (Pro. 10:22; Juan 14:9). ¿Valoramos el privilegio de leer diariamente la Palabra de Dios a la luz de la oración? ¿Comprendemos el valor de vivir en conformidad con los principios bíblicos? (Sal. 19:7-11.) Si así es, nuestra fe en Jehová y nuestro amor por él serán cada día más fuertes. Y él nos corresponderá acercándose a nosotros y, por así decirlo, llevándonos de la mano (Isa. 42:6; Sant. 4:8). En efecto, nos demostrará su amor al bendecirnos y protegernos espiritualmente mientras recorremos el camino estrecho que conduce a la vida (Sal. 91:1, 2; Mat. 7:13, 14).
12. “Adquiere corazón” Alcanzar la condición de corazón que realmente agrada a Dios toma tiempo. Implica hacer que los pensamientos, deseos, afectos, emociones y metas en la vida estén en armonía con lo que Dios aprueba en la medida de lo posible para seres humanos imperfectos. Cuando uno logra amoldar su persona interior de manera piadosa, “adquiere corazón” (Proverbios 9:4).
El que se preocupa por el estado de su persona interior, y por ello estudia regularmente la Palabra de Dios con la ayuda de la oración. Al grado que se lo permite la imperfección, lucha por que sus pensamientos, deseos, emociones y metas complazcan a Jehová. Así muestra que “ama su propia alma” —es decir, que se está haciendo bien a sí mismo— y que quiere “hallar el bien” (Proverbios 19:8). Algunas cosas que mejorarán nuestro corazón son: “El reconocimiento de nuestra necesidad espiritual, la humildad, la sinceridad, el temor piadoso, la fe y el amor”.
Conviene que nos preguntemos: “¿Estoy seguro de que las normas de Dios son las mejores, y de que si las sigo conseguiré la mayor felicidad que existe?” (Salmo 19:7-10; Isaías 48:17, 18). Si tuviéramos la más mínima duda, ¿qué podemos hacer? Meditar en las consecuencias que tendría desatender las leyes de Dios. También es preciso que “guste[mos] y vea[mos] que Jehová es bueno”, viviendo la verdad y llenando la mente de ideas sanas, de pensamientos verdaderos, justos, castos, amables y virtuosos (Salmo 34:8; Filipenses 4:8, 9). Cuanto más nos esforcemos, más aumentará nuestro amor por Dios y por las cosas que el ama, y más odio sentiremos por todo lo que él odia. Recordemos a José. No era un superhombre, pero logró “[huir] de la fornicación”. ¿Por qué? Porque permitió que Jehová lo moldeara a lo largo de los años y le fortaleciera el corazón. Y lo mismo tenemos que hacer nosotros (Isaías 64:8).
No olvidemos que los genitales no son simples juguetes o instrumentos de placer. Son el medio que Jehová ha dado a los casados para que puedan reproducirse y disfrutar de relaciones íntimas (Proverbios 5:18).
13. “Corazón inicuo y falto de fe” Entre otras cosas, promoviendo ideas erróneas como la teoría de la evolución y el relativismo moral y religioso, y sembrando dudas sobre la inspiración de la Biblia. No podemos dejar que esas ideologías mortíferas influyan en nosotros (Col. 2:8). Uno de los principales escudos contra esos ataques es la lectura diaria de la Biblia y la meditación. Si conocemos a fondo las Santas Escrituras, crecerá nuestro amor por Jehová y comprenderemos mejor su manera de tratar con la humanidad. Solo así conseguiremos rechazar los argumentos engañosos y mantener una fe sólida, la cual nos ayudará, a su vez, a mantener puro el corazón (1 Tim. 1:3-5; Heb. 3:12). Pablo llegó al quid de la cuestión al decir que “un corazón inicuo y falto de fe” es el resultado de “alejarse del Dios vivo”. El apóstol ya había hablado antes en la carta del peligro de que “se nos lleve a la deriva” por no prestar atención (Heb. 2:1). Sin embargo, el término griego que se traduce por “alejarse” significa “pararse aparte” y está relacionado con la palabra apostasía. Denota resistencia, apartamiento y defección deliberados y conscientes, con una nota añadida de desprecio. Si no prestamos cuidadosa atención a los asuntos espirituales, puede que las promesas de Dios dejen de parecernos reales, algo que sucedió incluso en el siglo primero, cuando las congregaciones se componían por entero de cristianos ungidos y algunos apóstoles aún estaban vivos. El “pecado” de la falta de fe puede desarrollarse en nuestro corazón y alejarnos de Dios en vez de acercarnos a él (Santiago 4:8). Pablo nos recuerda que ‘sigamos exhortándonos los unos a los otros’. Nos hace falta el cariño de los hermanos. “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta; contra toda sabiduría práctica estallará.” (Proverbios 18:1.) Comprender que necesitan ese compañerismo, impulsa a los cristianos a asistir de forma regular a las reuniones de la congregación y las asambleas.
14. ¿De qué manera se nos puede endurecer el corazón?
El corazón también puede endurecerse si nos abstenemos de hacer lo que está a nuestro alcance o es nuestro deber (Santiago 4:17). Pese a todo lo que Jehová hizo por los israelitas, estos no tuvieron fe, se rebelaron contra Moisés, prefirieron creer el informe desfavorable sobre Canaán y no quisieron entrar en la Tierra Prometida (Números 14:1-4). Jehová, por tanto, decretó que pasarían cuarenta años en el desierto, suficiente tiempo como para que murieran todos los incrédulos de aquella generación. Indignado con ellos, Dios dijo: “‘Siempre se descarrían en su corazón, y ellos mismos no han llegado a conocer mis caminos’. De modo que juré en mi cólera: ‘No entrarán en mi descanso’” (Hebreos 3:9-11). ¿Vemos en ello una lección para nosotros?
La lección es que si caemos en el hábito de no “oír la propia voz de él”, pasando por alto el consejo que Jehová nos da mediante su Palabra y la clase del esclavo fiel, nuestro corazón pronto se insensibilizará, se endurecerá. Por ejemplo, es posible que una pareja no casada haya intimado un poco más de lo debido. ¿Qué puede suceder si sencillamente pasan por alto lo que hicieron? ¿Les protegerá para no incurrir de nuevo en lo mismo o, por el contrario, facilitará que lo vuelvan a hacer? De igual manera, cuando la clase del esclavo ofrece consejo sobre la necesidad de escoger con cuidado, por ejemplo, la música y el entretenimiento, ¿lo aceptamos agradecidos y hacemos los cambios necesarios? Pablo nos instó a ‘no abandonar el reunirnos’ (Hebreos 10:24, 25). Pese a este consejo, algunos ven las reuniones cristianas con cierta indiferencia. Quizá piensen que faltar a algunas de ellas o incluso no asistir nunca a ciertas reuniones no tiene ninguna importancia.
Si no hacemos caso a la “voz” de Jehová claramente expresada en las Escrituras y en las publicaciones bíblicas, pronto nos hallaremos ‘alejándonos del Dios vivo’. Pasar por alto pasivamente el consejo puede llevarnos con facilidad a minimizarlo, criticarlo y resistirlo activamente. Si no se corrige la situación, el resultado será “un corazón inicuo y falto de fe”, y la recuperación en esos casos suele ser muy difícil (compárese con Efesios 4:19). Jeremías escribió: “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?” (Jeremías 17:9). Por esta razón, Pablo dijo a sus hermanos en la fe hebreos: “Sigan exhortándose los unos a los otros cada día, mientras pueda llamársele ‘Hoy’, por temor de que alguno de ustedes se deje endurecer por el poder engañoso del pecado” (Heb. 3:13).
★“El endurecimiento del corazón” - (Barclay-Pg.88)
★Evitemos las cosas que pueden endurecer el corazón - (2-6-2016-Pg.12)
15. ¿Qué significa ser “falto de corazón”?
“Falto de buen motivo, sensatez.” Heb.: ba·jasar-lév. Esta expresión indica que sus pensamientos, deseos, afectos, emociones y objetivos en la vida no estan en consonancia con lo que Dios aprueba, es decir, es inexperto, vacío de entendimiento y no tiene buen juicio. Su debilidad moral suele acarrear trágicas consecuencias y puede hacer mucho daño. El uso del término “corazón” indica la falta de algunas cualidades positivas que conforman la persona interior. En estos críticos “últimos días” se requiere esfuerzo para robustecer la fortaleza moral (2 Timoteo 3:1). Dios nos ayuda a lograrlo. Mediante las reuniones de la congregación cristiana nos estimula a seguir andando en la senda recta y nos relaciona con personas que tienen la misma meta que nosotros (Hebreos 10:24, 25). Los ancianos de la congregación nos pastorean y nos enseñan los caminos de la justicia (Efesios 4:11, 12). La Palabra de Dios, la Biblia, nos dirige y nos guía (2 Timoteo 3:16). Y en todo momento podemos pedirle a Jehová la ayuda de su espíritu (Mateo 26:41) (w97 15/3 12 párr. 3).
Las Escrituras hablan varias veces de ser “falto de corazón”. La obra Lexicon in Veteris Testamenti Libros (de L. Koehler y W. Baumgartner, Leiden, 1958, pág. 470) dice que esta expresión significa “sin inteligencia”. La obra A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de William Gesenius (traducción de E. Robinson, 1836, pág. 517), dice que tal persona está “vacía de entendimiento”. El que es “falto de corazón” carece de buen juicio o discernimiento. Por ello, el ser “falto de corazón” se contrasta con el “entendimiento” (Pr 10:13) y el “discernimiento”. (Pr 11:12; 15:21.) En otros casos al “falto de corazón” se le equipara con el “inexperto”, el “tonto”, el que no tiene sabiduría. (Pr 7:7; 9:1-9, 16; 10:21.) Al usar el término “corazón”, esos versículos muestran que algunas cualidades positivas que conforman la persona interior son deficientes.
El contexto de los pasajes en los que se usa la expresión “falto de corazón” muestra que esta denota también carencia de buen juicio o discernimiento. En Proverbios 6:32 el sabio dice que aquel que comete adulterio es “falto de corazón”. Otras traducciones leen: “mentecato” (CJ, NC), “falto de entendimiento” (Val), “falto de buen sentido” (DK, Mod), “un hombre sin juicio” (NBE). El adúltero es “falto de entendimiento” en vista del amargo fruto de su inmoralidad sexual. (Pr 1:2-4; 6:23-25; 7:7, 21-27.) Por fuera tal vez parezca una persona respetable, pero el hombre que es por dentro dista mucho de estar desarrollado debidamente.
Otro proverbio dice: “Un hombre falto de corazón estrecha las manos, y sale pleno fiador delante de su compañero”. (Pr 17:18.) Quizás movida por el sentimentalismo, esa persona llega a un acuerdo que puede suponerle un serio revés económico. Aunque sus intenciones son buenas y loables sus motivos, de todos modos manifiesta falta de buen juicio.
En contraposición a ser “falto de corazón”, los proverbios hablan también de “adquirir corazón”. Proverbios 19:8 dice: “El que adquiere corazón ama su propia alma. El que guarda el discernimiento va a hallar el bien”. La persona que actúa así concede gran importancia a lo que en realidad es en lo más profundo de su ser. Usa la mente para adquirir conocimiento exacto de Dios y de sus caminos, medita en esas cosas y se esfuerza por aplicarlas. Moldea con cuidado sus deseos, afectos, emociones y metas en la vida en armonía con lo que sabe que Dios aprueba. De esa manera se beneficia a sí misma y demuestra que “ama su propia alma”. Por desarrollar así la persona interior, “guarda el discernimiento”, pues fortalece aquellos factores que influyen sensiblemente en su propia capacidad de pensar con claridad y actuar con sabiduría.
16. ¿Qué quiere decir que el corazón de uno esté “a su diestra” o “a su siniestra”? La “diestra” o “derecha” a menudo denota una posición de favor (Mateo 25:33.) Figurativamente, si el corazón está a la diestra, inclina a la persona a obrar bien, y si está a la siniestra, a actuar mal, el individuo estúpido carece de buen motivo y obra tonta e impropiamente. El que su corazón esté a su “siniestra” indica que sus motivos lo llevan por la senda incorrecta. Para no sucumbir a la tontedad, uno necesita un corazón que tenga la motivación correcta. El que el corazón del sabio esté a su diestra, por lo tanto, indicaría que su corazón lo inclina a un derrotero bueno, favorable. El estúpido, sin embargo, recibe impulso hacia una senda incorrecta, pues su corazón está a su “siniestra.” Este se asemeja mucho a la persona que es derecha y que, al verse imposibilitada de usar su diestra, pudiera desplegar desmaño con su mano izquierda y no poder hacer bien lo que tiene que hacer. Por carecer de buen motivo, de “corazón” a su diestra, al tonto se le reconoce fácilmente por lo que es. Es como si estuviese ‘diciendo a todo el mundo que él es tonto.’ Por no querer corrección y consejo, esa persona también se apresura a llamar ‘tontos’ a los que tratan de ayudarla.
17. “Quebrantados de corazón.” En algunas culturas, expresiones parecidas a esta, como “tener el corazón roto”, quizá tengan connotaciones románticas. Pero según un especialista, las palabras de David se refieren a “un dolor y pesar más general”. Y lo cierto es que hasta los siervos fieles de Dios pueden sufrir graves dificultades que quebranten su corazón. Tocante a Salmos 34:18, la obra Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible - (Pág.426) señala: “Los justos se caracterizan [...] por el quebrantamiento de corazón y la contrición de espíritu, es decir, por la humillación que sienten debido al pecado, y por la carencia de vanagloria; se consideran insignificantes y no confían en méritos propios”. (g99 8/6 12)
18. ¿Qué 3 medidas contribuyen al bienestar del corazón físico y figurado?
1) Alimentación. Tal como el corazón requiere una buena cantidad de nutrientes, el cristiano debe consumir suficiente alimento espiritual nutritivo.
2) Ejercicio. La intensa participación en el ministerio contribuye a la salud del corazón figurado.
3) Reducción del estrés. La clave para reducirlo está en relacionarse con los hermanos cristianos, quienes de veras se interesan por uno (w12 15/4, pág.16).
19. ¿Qué quiere decir la expresión “Dios es mayor que nuestro corazón”? Hay que admitir que no es fácil eliminar el desánimo cuando está profundamente arraigado. No obstante, el espíritu de Jehová puede ayudarle a ir derrumbando “cosas fuertemente atrincheradas [...] que se levanta[n] contra el conocimiento de Dios” (2 Corintios 10:4, 5). Cuando los pensamientos negativos amenacen con apoderarse de usted, reflexione sobre las siguientes palabras de Juan: “En esto conoceremos que nos originamos de la verdad, y aseguraremos nuestro corazón delante de él respecto a cualquier cosa en que nos condene nuestro corazón, porque Dios es mayor que nuestro corazón y conoce todas las cosas” (1 Juan 3:19, 20). A veces el corazón puede condenarnos, sobre todo cuando somos plenamente conscientes de nuestras imperfecciones y faltas. O puede que debido a nuestra formación tengamos una acentuada tendencia a vernos de manera negativa, como si nada de lo que hiciéramos fuera del agrado de Jehová. Las palabras del apóstol Juan nos aseguran que Jehová es mayor que dichos sentimientos. Él ve más allá de nuestros errores y percibe lo que realmente podemos llegar a ser. Además, conoce nuestros motivos e intenciones. David escribió: “Él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo” (Salmo 103:14). En efecto, Jehová nos conoce mejor que nosotros mismos. Juan sabía muy bien que era posible que un siervo de Jehová se sintiera condenado en el corazón. Quizá él mismo se había sentido así. Cuando era un joven de temperamento exaltado, Jesucristo lo corrigió en alguna ocasión por tratar a otras personas con mucha dureza. De hecho, a él y a su hermano Santiago les dio “el sobrenombre de Boanerges, que significa Hijos del Trueno” (Marcos 3:17; Lucas 9:49-56). Durante los siguientes sesenta años, Juan suavizó su carácter y se convirtió en un cristiano equilibrado, amoroso y misericordioso. Cuando escribió su primera carta inspirada, siendo el último apóstol que quedaba vivo, sabía que Jehová no llama la atención a sus siervos por todo pequeño error. Al contrario, es un Padre afectuoso, magnánimo, generoso y compasivo, que tiene un profundo amor a todos los que lo aman y lo adoran con verdad. Juan escribió: “Dios es amor” (1 Juan 4:8).
21. ¿En qué sentido es “Un corazón calmado es la vida del organismo de carne”? Según la opinión de un siquiatra que piensa que la ‘cólera’ bien pudiera alistarse como causa de muerte en muchos casos. A menudo los ataques cardíacos y las apoplejías han sido precedidas por un episodio de intenso esfuerzo emocional. —“¡Despertad!,” 22/2/79, pág. 4. (g80 8/4 15) Una enciclopedia explica: “Desde 1940 se ha hecho cada vez más claro que la función fisiológica de los órganos así como los sistemas de órganos están estrechamente relacionados con el estado mental del individuo, y que hasta pueden ocurrir cambios en los tejidos de un órgano que haya sido afectado de ese modo”. Sin embargo, mucho tiempo atrás en la Biblia se hizo referencia a esta estrecha relación entre la actitud mental y la salud física. (Pr 14:30; ce-Pg.206-§17)
Ante una situación de un ataque cardíaco el objetivo debe ser el mismo: estabilizar el corazón del paciente y reducir los daños en la medida de lo posible. ¿Cuáles son los síntomas característicos de una persona que está sufriendo un infarto? Dolor agudo y repentino en el pecho y brazo izquierdo, Falta de aliento. Otras posibles señales son náuseas, sudores profusos y fríos, palidez, pérdida progresiva del pulso y “‘ardores de estómago’ que empeoran al caminar o realizar ejercicio físico”.
¿Qué debo hacer en caso de infarto? Bajar unos cuantos grados la temperatura corporal de las víctimas de ataque cardíaco reduce considerablemente el riesgo de daño cerebral o muerte. Si piensa que se está infartando mejor no tosa, a no ser que se sienta a punto de perder la conciencia (mareo, sudor frío, sensación de somnolencia repentina, sensación de salirse del cuerpo). Más bien llame al 112 o algún número de emergencia, tómese una aspirina (si no es alérgico o tiene contraindicación) y espere quietico. (Para más información consulte Reconozca los síntomas y actúe - (19961208-Pg.3*/708))
Reconociendo un derrame cerebral
La víctima del infarto puede sufrir daños cerebrales si la gente que asiste no consigue reconocer los síntomas de un derrame cerebral.
Actualmente los doctores han establecido una regla para reconocerlo mediante tres simples preguntas:
★Pídale a la persona que SONRÍA...
★Pídale a la persona que HABLE UNA SIMPLE FRASE (Coherente) (por ejemplo, "Es un día soleado").
★Pídale que levante ambos brazos hacia arriba.
Si él o ella tiene dificultad con cualquiera de estas tareas, llame a la ambulancia y describa los síntomas al despachador.
Otra "señal" de un derrame cerebral es:
1. Pida a la persona saque a su lengua.
2. Si la lengua está 'torcida', si se va hacia un lado o el otro que es también una indicación de un derrame cerebral.
7:1, 2.
¿Qué incluyen los “dichos” y “mandamientos” mencionados en estos versículos?.
Además de las enseñanzas bíblicas, estos dichos y mandamientos incluyen las normas, o regulaciones, familiares que ponen los padres para el bienestar de los suyos (Deu. 6:6, 7; Efe. 6:4). Siempre que tales normas no sean contrarias a la ley de Dios, los hijos deben respetar estas normas y obedecerlas, puesto que las motivan el amor y el interés por el bienestar de la familia (Pro. 6:20-22).
7:14.
¿Qué quiso decir esta mujer con “sacrificios de comunión” y “votos”?.
Al mencionar sus “sacrificios de comunión” y “votos”, la mujer inmoral que se menciona en el capítulo 7 de Proverbios quizás estuviera dando a entender que no carecía de espiritualidad. Los sacrificios de comunión consistían en carne, harina, aceite y vino. (Levítico 19:5, 6; 22:21; Números 15:8-10.) De modo que ella indicaba que en su casa había mucho de comer y beber, y el “joven falto de corazón” pasaría un buen rato allí. Esta es una manera típica de llevar a la inmoralidad a la persona que carece de los motivos correctos.
8:22-31.
¿Es esto simplemente una descripción de la sabiduría?.
No, porque la sabiduría siempre ha existido como atributo del Dios eterno. (Job 12:13; Salmos 90:2.)
Pero la sabiduría descrita en este pasaje fue “producida”, o creada, como el principio del camino de Jehová y estuvo “a su lado [de Jehová] como un obrero maestro” durante la creación de la Tierra. El identificar a la sabiduría personificada con el Hijo de Dios encaja con el hecho de que “cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. (Colosenses 1:15, 16; 2:3.)
Ahora bien, Dios siempre ha existido y siempre ha sido sabio; por lo tanto, su sabiduría no fue creada. La sabiduría de la que habla Proverbios 8:22-31 estuvo al lado de Dios como “obrero maestro”, designación aplicable a la criatura espiritual que llegó a ser Jesús y que colaboró estrechamente con Dios en la creación (Colosenses 1:17; Apo [Apocalipsis] 3:14).
8:30.
¿Quién es el “obrero maestro”?.
La sabiduría personificada se llama a sí misma obrero maestro. Esta personificación no es un simple recurso literario para explicar cómo es la sabiduría. En sentido figurado, alude al Hijo primogénito de Dios, Jesucristo, durante su existencia prehumana. Mucho tiempo antes de nacer como ser humano en la Tierra, Dios lo “produjo como el principio de su camino” (Proverbios 8:22). En su papel de “obrero maestro”, Jesús colaboró activamente con su Padre en la creación de todas las cosas (Colosenses 1:15-17).
9:7, 8.
¿Cuál es el significado de Proverbios 9:7, 8a, y cómo puede aplicarse en el ministerio del campo?.
Es imprudente tratar de enseñar la maravillosa verdad de la Palabra de Dios al que la odia o pretende burlarse de ella y que, por tanto, desprecia al maestro. En el ministerio debemos procurar llevar las buenas nuevas del Reino a las personas sinceras y no enredarnos en debates ni discusiones con los burlones (Mateo 7:6).
9:17.
¿Qué son “las aguas hurtadas”, y por qué son “dulces”?.
La Biblia asemeja el disfrute de las relaciones sexuales con el cónyuge a beber agua refrescante de un pozo. Así pues, las aguas hurtadas simbolizan las relaciones sexuales inmorales mantenidas en secreto (Proverbios 5:15-17). La idea de hacer algo malo sin ser descubierto da a esas aguas la apariencia de ser dulces.
1:10-14. No dejemos que los pecadores nos arrastren a sus malos caminos tentándonos con el señuelo de las riquezas.
3:3. Debemos valorar las cualidades de la bondad amorosa y el apego a la verdad, y sentirnos orgullosos de manifestarlas, como si luciéramos un collar muy valioso. También debemos grabarlas en el corazón, convirtiéndolas en parte de nosotros
4:18. El conocimiento de la verdad divina se alcanza de forma progresiva. Si queremos permanecer en la luz, tenemos que seguir demostrando humildad y mansedumbre.
5:8. Debemos mantenernos alejados de todo lo que promueva la inmoralidad, ya sea música, actividades recreativas, Internet o libros y revistas.
5:21. ¿Arriesgaría la persona que ama a Jehová su buena relación con el Dios verdadero por unos pocos momentos de placer? Claro que no. Nuestro mayor incentivo para mantener la pureza moral es tener siempre presente que Jehová ve nuestros caminos y nos va a pedir cuentas de lo que hagamos.
6:1-5. ¡Qué buenos consejos contienen estos versículos! Nos recomiendan no ‘salir fiadores’ de otras personas en negocios poco prudentes. Si después de analizar mejor el asunto nos damos cuenta de que hemos tomado una mala decisión, sin demora debemos ‘inundar a nuestro semejante’ con continuas peticiones y hacer todo lo posible para rectificar nuestro error.
6:16-19. Las siete categorías mencionadas abarcan prácticamente todo tipo de pecados. Es fundamental que sintamos odio por tales conductas.
6:20-24. Una crianza basada en la Biblia puede servir de protección contra la inmoralidad sexual. Los padres no deben descuidar la responsabilidad que en este sentido tienen para con sus hijos.
7:4. Debemos cultivar un aprecio intenso por la sabiduría y el entendimiento.
En los capítulos 10 a 24 se recalca la importancia de sentir temor reverencial por Jehová. Los proverbios de los capítulos 25 a 29 fueron transcritos por “los hombres de Ezequías, rey de Judá” (Proverbios 25:1). Estos dichos nos enseñan a confiar en Dios, además de otras lecciones vitales.
Respuestas a preguntas bíblicas:
10:2.
‘Se satisface el alma del justo’.
Estas palabras son de un valor extraordinario para los cristianos verdaderos que viven muy adentrados en el tiempo del fin (Daniel 12:4). Se avecina la destrucción del mundo impío y, durante la venidera “gran tribulación”, al hombre no le protegerá ninguno de los medios materiales, económicos o militares a los que ha recurrido para obtener seguridad (Apo [Apocalipsis] 7:9, 10, 13, 14). Solo “los rectos habitarán la tierra y los hombres íntegros permanecerán en ella” (Proverbios 2:21, Levoratti-Trusso). Sigamos, pues, “buscando primero el reino y la justicia de Dios” (Mateo 6:33).
10:3.
‘Se satisface el alma del justo’.
Los siervos de Jehová no han de esperar al prometido nuevo mundo para gozar de las bendiciones divinas. Jehová suministra abundante alimento espiritual mediante “el esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45). Sin duda, el justo tiene razones para “[clamar] gozosamente a causa de la buena condición de corazón” (Isaías 65:14). El conocimiento es placentero a su alma. Le deleita buscar tesoros espirituales. El inicuo, en cambio, no conoce tales placeres.
10:4, 5.
‘La diligencia enriquece’.
Las palabras que el rey dirige a quienes laboran en la siega son especialmente significativas. La temporada de la cosecha no es tiempo de dormir, sino de ser diligente y trabajar muchas horas. Sí, hay que actuar con urgencia.
Jesús pensaba en una cosecha, no de cereales, sino de personas, cuando dijo a sus discípulos: “La mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies [Jehová Dios] que envíe obreros a su siega” (Mateo 9:35-38). La asistencia a la Conmemoración de la muerte de Jesús del año 2000 superó los catorce millones de personas, lo que supone más del doble de la cantidad de testigos de Jehová. ¿Quién puede negar, entonces, que ‘los campos están blancos para la siega’? (Juan 4:35.) Los adoradores verdaderos del Amo le piden más obreros y, al mismo tiempo, actúan en armonía con sus oraciones al esforzarse vigorosamente en la obra de hacer discípulos (Mateo 28:19, 20).
10:6.
¿Cómo ‘encubre violencia la boca de los inicuos’?.
El que es puro y justo de corazón da sobradas pruebas de su justicia. Sus dichos son bondadosos y edificantes, y positivos y generosos sus hechos. Los demás disfrutan de su compañía. Tal persona se gana su estima —sus bendiciones—, por cuanto ellos hablan bien de ella.
Por otro lado, el inicuo es malintencionado, malévolo, y en el fondo está resuelto a hacer daño. Su forma de hablar tal vez sea amable y ‘encubra la violencia’ esconde sus malas intenciones con palabras amables, pero con el tiempo recurre a los ataques físicos o verbales (Mateo 12:34, 35). Otra traducción es: “La violencia cubrirá la mismísima boca de la gente inicua” (Proverbios 10:6, nota). Estas palabras indican que los malvados por lo general reciben de los demás lo que manifiestan, a saber, hostilidad, la cual les cubre o cierra la boca, por decirlo así, y los silencia. ¿Qué bendiciones puede esperar tal persona de los demás?
10:7.
¿Qué significa este versículo?.
La gente tiene un buen recuerdo del justo, y mucho más aún, Jehová. Por su fidelidad hasta la muerte, Jesús “[heredó] un nombre más admirable” que el de los ángeles (Hebreos 1:3, 4). Los cristianos de la actualidad recuerdan a los hombres y mujeres de tiempos precristianos y los consideran ejemplos dignos de imitar (Hebreos 12:1, 2). El nombre de los malvados es muy diferente, pues se convierte en algo repugnante y hediondo. En efecto, “ha de escogerse un nombre más bien que riquezas abundantes; el favor es mejor que aun la plata y el oro” (Proverbios 22:1). Hagámonos un buen nombre ante Jehová y nuestro semejante.
10:8.
¿Por qué la persona sabia “acepta mandamientos”?.
El sabio está muy al tanto de que “no pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23). Reconoce la necesidad de buscar la guía de Jehová y obedece de buena gana sus mandamientos. El que es tonto con los labios, en cambio, no entiende este hecho fundamental. Su parloteo sin sentido le lleva a la ruina.
10:9, 10.
‘El hombre de integridad andará en seguridad’.
El íntegro actúa con honradez y por ello se gana el respeto y la confianza de los demás. Al empleado recto se le valora y se le suelen confiar mayores responsabilidades. A causa de su reputación, es posible que conserve su puesto de trabajo hasta cuando escasean los empleos. Además, su honradez contribuye a que en su hogar haya un ambiente agradable y pacífico (Salmo 34:13, 14). Su relación familiar le da seguridad. La seguridad es, sin lugar a dudas, fruto de la integridad.
La situación es distinta en el caso del que recurre a la falta de honradez para conseguir ganancia egoísta. El embustero quizá trate de enmascarar su falsedad hablando con tortuosidad o mediante lenguaje corporal (Proverbios 6:12-14). A las víctimas de sus ardides quizá les causen mucha angustia mental sus guiños maliciosos o engañosos. Pero más pronto o más tarde sale a la luz su proceder sinuoso. El apóstol Pablo escribió: “Los pecados de algunos hombres son públicamente manifiestos, y conducen directamente al juicio, mas en cuanto a otros hombres, sus pecados también se hacen manifiestos más tarde. De la misma manera también las obras excelentes son públicamente manifiestas, y las que no lo son no pueden mantenerse escondidas” (1 Timoteo 5:24, 25). La falta de honradez acaba descubriéndose, no importa quién esté implicado: un progenitor, un amigo, un cónyuge o un conocido. ¿Quién confía en el hombre que tiene fama de no ser honrado?
10:10.
¿Cómo causa dolor “el que guiña el ojo”?.
A fin de ocultar sus verdaderas intenciones, el “hombre que para nada sirve” no solo recurre a la “tortuosidad de habla”, sino también a diversos gestos, como ‘guiñar un ojo’ (Proverbios 6:12, 13). Este tipo de engaños puede causar mucha angustia a sus víctimas.
10:11.
‘Su boca es fuente de vida’.
Las palabras tienen el poder de curar, o de herir; de refrescar y animar, o de desalentar, es curioso que esto aplica tambien al estado de ánimo de uno mismo que se verá afectado por las conversaciones que uno escoja.
10:12.
¿Qué motiva nuestros dichos?.
El odio provoca contiendas y conflictos en la sociedad humana. Quienes aman a Jehová deben erradicarlo de su vida. ¿Cómo? Sustituyéndolo con el amor. “El amor cubre una multitud de pecados.” (1 Pedro 4:8.) El amor “todas las cosas las soporta”, es decir, “todo lo tapa” (1 Corintios 13:7; González Ruiz). El amor piadoso no espera perfección de quienes son imperfectos. En vez de revelar los errores de los demás, ese amor nos ayuda a pasarlos por alto, a menos que se trate de males graves. El amor soporta incluso los malos tratos en el ministerio del campo, el lugar de trabajo y la escuela.
10:13.
¿Qué quiere decir éste versículo?.
La sabiduría del entendido guía sus pasos. Las palabras edificantes que salen de sus labios ayudan a su semejante a andar en la justicia. Ni a él ni a los que lo escuchan hay que llevarlos en la dirección correcta por la fuerza, usando una vara para castigarlos.
10:14.
¿Cómo “atesoran el conocimiento” las personas sabias?.
Lo primero que se precisa es que la mente esté llena del edificante conocimiento de Jehová. Hay una única fuente de tal conocimiento. El apóstol Pablo escribió lo siguiente: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17). Debemos estimar el conocimiento y profundizar en la Palabra de Dios como si buscáramos un tesoro. Esa búsqueda es sumamente emocionante y gratificante.
Asimismo, para que se halle la sabiduría en nuestros labios, el conocimiento de las Escrituras debe llegarnos al corazón. Jesús dijo a quienes lo escuchaban: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón produce lo bueno; pero el hombre inicuo produce lo que es inicuo de su tesoro inicuo; porque de la abundancia del corazón habla su boca” (Lucas 6:45). Por lo tanto, debemos tener la costumbre de meditar sobre lo que aprendemos. Es cierto que el estudio y la meditación conllevan esfuerzo, pero estudiar de ese modo es muy enriquecedor. No hay razón para que nadie siga el proceder de quienes parlotean sin reflexionar.
10:15, 16.
¿Cómo se cumplen estas palabras?.
Las riquezas pueden protegernos de algunas incertidumbres de la vida, tal como un pueblo fortificado da cierta seguridad a sus habitantes, mientras que la pobreza puede ser desastrosa cuando surgen situaciones inesperadas (Eclesiastés 7:12). Ahora bien, es posible que el sabio rey también insinuara un peligro tanto para el rico como para el pobre. El rico quizá se incline a depositar toda la confianza en las riquezas, imaginándose que sus posesiones valiosas son “como un muro protector” (Proverbios 18:11). Y el pobre tal vez piense, equivocadamente, que su pobreza lo condena a un futuro sin esperanza. Por consiguiente, ninguno se hace un buen nombre ante Dios.
No obstante, sea que el justo tenga mucho o poco en sentido material, su rectitud lo conduce a la vida. ¿En qué sentido? Pues bien, está contento con lo que tiene. No permite que su situación económica interfiera con su buena relación con Dios. Sea rico o pobre, la vida del justo le trae felicidad ahora y le da la esperanza de vida eterna en el futuro (Job 42:10-13). El malvado no se beneficia aunque adquiera riquezas. En lugar de agradecer el valor protector de estas y vivir en conformidad con la voluntad divina, emplea sus bienes para llevar una vida de pecado.
10:17.
¿Cómo entender estas palabras?.
Un biblista indica que este versículo puede entenderse de dos maneras. Una posibilidad es que la persona que se somete a la disciplina y va tras la justicia está en la senda de la vida, pero quien deja la censura se desvía de dicho camino. El versículo también pudiera significar que “el que acepta la corrección es (para los demás) un camino de vida; [pero] el que desprecia la admonición, hace extraviar (a los demás)” (Proverbios 10:17, Garofalo, nota). En cualquier caso, es vital que nos aferremos firmemente a la disciplina y que no abandonemos la censura.
10:18.
¿En qué sentido es estúpido “el que presenta un informe malo”?.
Un informe difamatorio no cambia lo que la persona difamada realmente es. El oyente perspicaz se dará cuenta de la malicia del calumniador y le perderá el respeto. Por tanto, quien difunde un informe calumnioso se perjudica a sí mismo.
10:18a.
Cambiemos el odio por el amor.
Salomón transmite ahora una idea similar mediante un proverbio de dos partes, en el que la segunda reafirma la primera: “Donde hay uno que está encubriendo el odio hay labios de falsedad”. Si un hombre abriga en el corazón odio hacia alguien y lo oculta detrás de palabras melosas o adulación, está obrando con engaño, tiene “labios de falsedad”. El sabio rey agrega: “El que presenta un informe malo es estúpido” (Proverbios 10:18). En vez de ocultar su odio, algunos hacen acusaciones falsas o esparcen comentarios despectivos acerca de la persona a quien odian. Tal proceder es una tontedad porque el informe difamatorio realmente no cambia lo que esa persona es. Y el oyente perspicaz se dará cuenta de la malicia del calumniador y le perderá el respeto. Por tanto, quien difunde un informe calumnioso se perjudica a sí mismo.
El proceder justo es no recurrir ni al engaño ni a la calumnia. Dios dijo a los israelitas: “No debes odiar a tu hermano en tu corazón” (Levítico 19:17). Y Jesús aconsejó: “Continúen amando [incluso] a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos” (Mateo 5:44, 45). Es mucho mejor llenar el corazón de amor que llenarlo de odio.
10:19.
‘Refrenemos los labios’.
“El tonto habla muchas palabras.” (Eclesiastés 10:14.) Su “boca [...] hace salir burbujeando la tontedad” (Proverbios 15:2). Esto no quiere decir que toda persona que habla mucho sea tonta. Sin embargo, qué fácil es que quien actúa así se convierta en un conducto para esparcir chismes y rumores. En muchas ocasiones, el habla necia tiene como consecuencia reputaciones dañadas, sentimientos heridos, relaciones tensas y hasta daño físico. “El que mucho habla, mucho yerra.” (Proverbios 10:19, Nueva Versión Internacional.) Además, es irritante estar en compañía de alguien que siempre tiene algo que decir sobre todo asunto. Que nuestras palabras no abunden.
Quien refrena los labios no solo evita la falsedad, sino que actúa discretamente. Piensa antes de hablar. Impulsado por amor a los caminos de Jehová y un verdadero deseo de ayudar al prójimo, toma en consideración el efecto que tendrán sus palabras en los demás. Sus comentarios son amorosos y bondadosos. Medita sobre cómo expresarse de manera atrayente y útil. Sus palabras son como “manzanas de oro en entalladuras de plata”, es decir, dichas con arte y dignas en todo momento (Proverbios 25:11).
10:19a.
¿Por qué es esencial expresarse con educación y buen gusto?.
La buena comunicación no debe confundirse con decir siempre lo que opinamos y sentimos, sobre todo si estamos disgustados. Las Escrituras indican que perder los estribos es una muestra de debilidad, y no de fortaleza (Pro. 25:28; 29:11). “Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres” de la época, pero en cierta ocasión no logró soportar la actitud rebelde de su nación. Por el contrario, se salió de sus casillas y no le dio a Jehová la gloria que debía. Es cierto que expresó claramente sus sentimientos, pero Dios no quedó complacido. Por ello, aunque lo había tenido como caudillo de la nación por cuarenta años, no le permitió entrar junto con los israelitas en la Tierra Prometida (Núm. 12:3; 20:10, 12; Sal. 106:32). Las Escrituras alaban a quienes hablan con discreción (Pro. 17:27). Pero ser discreto no exige quedarse callado. Más bien, requiere comunicarse “con gracia”, usando la lengua como bálsamo calmante, y no como un puñal (Col. 4:6; Pro. 12:18; 18:21).
10:20.
¿En qué sentido es ‘la lengua del justo como plata escogida’?.
Lo que el justo dice es puro, como la plata escogida, refinada y libre de escoria. Así es también en el caso de los siervos de Jehová a medida que imparten a otras personas el conocimiento de la Palabra de Dios que salva vidas. Su Magnífico Instructor, Jehová Dios, los ha educado y les “ha dado la lengua de los enseñados, para que sepa[n] responder al cansado con una palabra” (Isaías 30:20; 50:4). En realidad, cuando expresa la verdad bíblica, su lengua es como plata escogida. Para los de corazón sincero, sus comentarios son infinitamente más valiosos que las intenciones del inicuo. Anhelemos hablar del Reino de Dios y de sus maravillosas obras.
10:21.
¿En qué sentido ‘sigue paciendo a muchos’ el justo?.
La palabra hebrea que se utiliza aquí transmite la idea de ‘pastorear’ (Proverbios 10:21, nota). Implica guiar y alimentar, de forma muy parecida a la manera como el pastor de la antigüedad cuidaba de sus ovejas (1 Samuel 16:11; Salmo 23:1-3; El Cantar de los Cantares 1:7). El justo guía o dirige a los demás en el camino de la justicia, y su habla alimenta a sus oyentes. Como resultado, estos llevan una vida más feliz y satisfactoria, y hasta pudieran recibir vida eterna.
Pero ¿qué decir del tonto? Por ser falto de corazón, carece de buenos motivos o no le importan las consecuencias de su proceder. Tal persona hace lo que se le antoja, sin preocuparse por los resultados. Por lo tanto, sufre las consecuencias de sus acciones. Mientras que el justo ayuda a mantener vivos a los demás, el falto de corazón ni siquiera puede mantenerse vivo a sí mismo.
10:23.
Evitemos la conducta relajada.
Los seres humanos solemos manifestar nuestra personalidad en las cosas que nos gustan o nos desagradan.
Algunos ven la conducta relajada como un juego y participan en ella solo para divertirse. Tales personas pasan por alto el hecho de que todos hemos de rendir cuentas a Dios, y se ciegan a la maldad de su proceder (Romanos 14:12). Su razonamiento se retuerce hasta el punto de suponer que Dios no ve su maldad. Con sus acciones dicen en realidad: “No hay Jehová” (Salmo 14:1-3; Isaías 29:15, 16). ¡Qué tontedad!
Por otro lado, el hombre de discernimiento reconoce que la conducta relajada no es un juego. Sabe que esta desagrada a Dios y que puede romper la buena relación que una persona tenga con él. Participar en dicha conducta es una tontedad porque despoja a las personas de la autoestima, arruina los matrimonios, perjudica tanto la mente como el cuerpo y lleva a la pérdida de la espiritualidad. El proceder prudente es evitar la conducta relajada y sentir por la sabiduría el mismo afecto que por una hermana muy querida (Proverbios 7:4).
10:24, 25.
Edifiquemos sobre el fundamento correcto.
El inicuo puede espantar en gran manera a otras personas. Al final, sin embargo, lo que él teme lo alcanzará. Dado que carece de un fundamento armado sobre principios justos, es como un edificio inestable que se desploma cuando azota una tempestad violenta. Se derrumba cuando está bajo presión. En cambio, el justo es como el hombre que obra en conformidad con los dichos de Jesús. Es “un varón discreto, que edificó su casa sobre la masa rocosa —dijo Jesús—. Y descendió la lluvia y vinieron las inundaciones y soplaron los vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa, pero no se hundió, porque había sido fundada sobre la masa rocosa” (Mateo 7:24, 25). Tal persona es estable, pues su modo de pensar y sus acciones están fundados sólidamente sobre los principios piadosos.
10:25.
¿Por qué se menciona un “viento de tempestad”?.
Los inicuos, que no se fundan en principios justos, son como edificios inestables que se desploman al azotar tempestades violentas. Pero los justos manifiestan estabilidad porque su pensamiento está sólidamente fundado en principios piadosos. Como una estructura que tiene buenos cimientos, no se derrumban cuando están bajo presión. (Mateo 7:24-27.)
10:26.
¿Cómo se asemeja el perezoso al vinagre y al humo?.
El vinagre provoca una molestia en los dientes. El ácido acético que contiene produce un sabor agrio en la boca y puede ocasionar sensibilidad dental. El humo suele causar ardor y picor en los ojos. Por lo tanto, la persona que contrata a un perezoso o lo utiliza como su representante sin duda se decepcionará, se irritará y sufrirá pérdidas.
10:27, 28.
“El camino de Jehová es una plaza fuerte”.
El justo se guía por el temor piadoso y procura agradar a Jehová con sus pensamientos, palabras y acciones. Dios se interesa por él y cumple sus expectativas justas. No obstante, el inicuo lleva una vida impía. En ocasiones, tal vez parezca que se realizan sus esperanzas, pero es solo de forma temporal, pues sus días son acortados, muchas veces por la violencia o una enfermedad ocasionada por su estilo de vida. El día en que muere se desvanecen todas sus esperanzas (Proverbios 11:7).
10:29.
¿Qué es “el camino de Jehová”?.
Esta expresión no alude aquí al proceder que debemos seguir en la vida, sino a los tratos de Jehová con la humanidad. La relación que ha tenido con los seres humanos a lo largo de la historia garantiza que protegerá al exento de culpa y causará ruina a la persona malvada.
“La Roca, perfecta es su actividad —dijo Moisés—, porque todos sus caminos son justicia.” (Deuteronomio 32:4.) Los caminos justos de Dios significan seguridad para los rectos y ruina para los malvados. También es aplicable al camino del amor. Se basa en hacer lo correcto según las normas de Dios. La Biblia llama a esta aplicación del amor basado en principios “un camino sobrepujante” (Salmo 25:8, 9, 12; 1 Corintios 12:31).
11:1.
¿Qué opina Jehová sobre los fraudes que suelen cometerse en el comercio?.
Las balanzas y pesas se usaban en la antigüedad tanto para comprar y vender productos como para comprobar el peso del oro y la plata con que se pagaba. Muchos comerciantes estafaban a la gente valiéndose de dos juegos de pesas y balanzas trucadas. Con un juego de pesas hacían las compras y con otro las ventas; así siempre salían ganando. También usaban balanzas con un brazo más largo o más pesado que el otro. Pero Jehová detesta tales trampas. Si queremos mantenernos en su amor, no podemos recurrir a ningún tipo de fraude (Proverbios 11:1; 16:11; 20:10, 23).
11:2.
¿Por qué es peligrosa la ambición?.
Todos los miembros de la congregación debemos tener cuidado de no buscar nuestra propia gloria (Pro. 25:27). Evidentemente, ese fue el error en el que cayó un discípulo que el apóstol Juan conocía. El apóstol escribió: “Diótrefes, a quien le gusta tener el primer lugar entre ellos, no recibe nada de nosotros con respeto. Por eso, si voy, traeré a memoria sus obras que sigue haciendo, charlando acerca de nosotros con palabras inicuas” (3 Juan 9, 10). Este caso nos enseña lo importante que es eliminar todo asomo de ambición que detectemos en nosotros. La Biblia nos dice: “El orgullo está antes de un ruidoso estrellarse; y un espíritu altivo, antes del tropiezo”. Quienes aceptan la autoridad de Jehová deben evitar la presunción, pues esta lleva a la deshonra (Pro. 16:18).
11:3.
‘El camino del exento de culpa es derecho’.
La integridad sin duda guía a los rectos a hacer lo que está bien a los ojos de Dios, incluso en circunstancias difíciles, y a la larga este proceder les beneficia. Job no quiso renunciar a su integridad, por lo que Jehová “bendijo el fin de Job después más que su principio” (Job 42:12). Los traicioneros quizá piensen que están progresando a expensas de los demás, y hasta puede que así sea por algún tiempo. Pero tarde o temprano, su propio engaño los arruina.
11:11.
¿En qué sentido es aplicable Proverbios 11:11 a las congregaciones del pueblo de Jehová?.
Jehová bendice a las congregaciones, semejantes a pueblos, cuyos miembros son personas espirituales que ejercen una buena influencia en los demás y le brindan honra a Dios. Por ello, nos negaremos a escuchar comentarios negativos y calumniosos que dañan a la congregación; antes bien, procuraremos promover la paz y mantenernos íntegros.
11:17.
¿Cómo puede uno recompensar o acarrear extrañamiento a su propia alma?.
“La esencia del proverbio —comenta un erudito— es que nuestro comportamiento con otros, sea bueno o malo, tiene consecuencias no planeadas o inesperadas para nosotros mismos.” Pensemos en el caso de una joven llamada Lisa. Aunque tiene buenas intenciones, siempre llega tarde a sus compromisos; no es raro que se retrase media hora o más en acudir a su cita con otros proclamadores del Reino que la esperan para predicar. Lisa no se está tratando recompensadoramente. ¿Puede culpar a los demás si se cansan de perder tiempo valioso y evitan hacer planes para predicar con ella?
La persona perfeccionista —la que se fija normas excesivamente elevadas— también es cruel consigo misma. Si se empeña en lograr objetivos inalcanzables, acabará agotada y desilusionada. Por otra parte, establecernos metas realistas y razonables es una manera de tratarnos recompensadoramente. Quizás no captemos las ideas con tanta rapidez como otros; o pudiera ser que la enfermedad o la vejez nos limitaran. Sin embargo, nunca nos impacientemos por nuestro grado de progreso espiritual. Más bien, seamos siempre razonables respecto a nuestras limitaciones. Seremos felices si hacemos “lo sumo posible” dentro de nuestras circunstancias (2 Timoteo 2:15; Filipenses 4:5).
11:22.
¿Cómo pudiera parecerse una mujer a una nariguera de oro en el hocico de un cerdo?.
Una nariguera de oro que atravesara un lado de la nariz o la división entre las fosas nasales sugeriría que la persona que la llevaba era persona culta. Pero para los israelitas los cerdos eran inmundos y repugnantes. Por eso, una mujer hermosa, pero insensata, es como una nariguera de oro donde no debería estar, en el hocico de un cerdo.
11:24, 25.
¿Cómo se resalta en Proverbios 11:24, 25 el valor de participar al mayor grado posible en el ministerio del campo?.
“El que esparce” predicando y enseñando la Palabra de Dios aumenta su comprensión y aprecio por ella, pero el que no difunde su conocimiento se arriesga a perderlo. Así pues, si hablamos y enseñamos liberalmente en el ministerio, no solo se beneficiarán los demás, sino también nosotros mismos.
11:26.
¿Qué significan las palabras de Proverbios 11:26?.
Comprar mercancías cuando los precios están bajos y retenerlas hasta que escaseen y suba su valor, puede ser un negocio lucrativo. Aunque limitar el consumo y almacenar reservas quizás resulte útil en algunos casos, suele despreciarse a quien lo hace por egoísmo. Por otro lado, la persona que no se aprovecha de una situación apremiante para obtener grandes beneficios se gana el favor de la gente.
11:31.
¿En qué sentido merece el inicuo una mayor recompensa que el justo?.
En este versículo, la recompensa se refiere al grado de castigo que cada uno recibe.
La expresión “¡Mira!” llama la atención a una verdad importante que hay que considerar. Como declara Salomón, en Eclesiastés 7:20: “No hay hombre justo en la tierra que siga haciendo el bien y no peque.” Nadie en sí es merecedor, pero la bondad inmerecida de Dios está con los que le sirven sinceramente. (1 Ped. 3:12) El justo, por lo tanto, se esfuerza por hacer lo correcto, pero a veces tropieza, y entra en aplicación el principio que dice: “Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gál. 6:7) El justo recibe la “recompensa” de sus errores en forma de disciplina, lo cual le ayuda a reajustarse para permanecer en el camino a la vida. Puesto que el recibir así una “recompensa” por errores involuntarios es cierto para con el justo, el inicuo que deliberadamente escoge el camino malo y no se arrepiente o no hace ningún esfuerzo por volver al camino de la justicia ciertamente merece castigo más severo y será “recompensado” por su maldad. La traducción de los Setenta vierte este proverbio como sigue: “Si el justo apenas se salva, ¿dónde aparecerán el impío y el pecador?” El apóstol Pedro evidentemente citó de la traducción de los Setenta en 1 Pedro 4:17, 18. Allí Pedro menciona que el juicio de Dios principia con la casa de Dios, y dice: “Ahora bien, si comienza primero por nosotros, ¿cuál será el fin de los que no son obedientes a las buenas nuevas de Dios? ‘Y si el justo con dificultad se está salvando, ¿dónde aparecerán el impío y el pecador?’”
12:3.
¿Qué quiso decir Salomón con estas palabras?.
Pudiera parecer que los inicuos prosperan. Analicemos la experiencia del salmista Asaf. “En cuanto a mí —dice él—, mis pies casi se habían desviado, casi se había hecho que mis pasos resbalaran.” ¿Por qué? Asaf responde: “Llegué a tener envidia de los jactanciosos, cuando veía la mismísima paz de los inicuos” (Salmo 73:2, 3). Pero cuando entró en el santuario del templo de Dios, se dio cuenta de que era en suelo resbaloso donde Jehová los había colocado a ellos (Salmo 73:17, 18). Cualquier aparente éxito que consigan los malvados es temporal. ¿Por qué, pues, tenerles envidia?
Por otra parte, el que cuenta con la aprobación de Jehová es estable. Valiéndose de las fuertes raíces de un árbol como metáfora, Salomón dice: “La raíz del justo nadie la arrancará” (Proverbios 12:3, Magaña). Las raíces ocultas de un árbol gigante, como la secuoya de California, pueden abarcar varias hectáreas y proveer un sólido anclaje en caso de inundaciones y vendavales. Una gigantesca secuoya hasta puede soportar un terremoto fuerte.
Tal como las raíces se extienden debajo de la tierra en busca de nutrientes, nuestra mente y corazón necesitan ahondar ampliamente en la Palabra de Dios para beneficiarse de sus aguas vivificantes. De esta manera, nuestra fe estará fuerte y firmemente arraigada, y nuestra esperanza será tanto segura como firme (Hebreos 6:19). No seremos “llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza” falsa (Efesios 4:14). Por supuesto, sentiremos los efectos de las pruebas tormentosas, y quizá hasta temblemos ante la adversidad. Pero a nuestro ‘fundamento-raíz no se le hará bambolear’.
12:4.
¿Qué actitud deben tener las esposas cristianas?.
Las esposas que desean que Jehová forme parte de su matrimonio también deben cumplir las normas divinas. El apóstol Pablo escribió: “Que las esposas estén en sujeción a sus esposos como al Señor, porque el esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación” (Efe. 5:22, 23). Satanás engañó a Eva dándole a entender que si se independizaba de Dios sería más feliz. Y hasta nuestros días puede percibirse ese espíritu de independencia en muchos matrimonios. No obstante, la mujer temerosa de Dios no considera que la sujeción a un esposo que la trata con cariño sea algo desagradable, pues recuerda que Jehová le asignó a Eva la tarea de complementar a su esposo, una tarea que obviamente era muy honorable a la vista de Dios (Gén. 2:18). La cristiana que cumple de buena gana esa comisión es como “una corona” que da honra a su esposo.
12:6, 7.
¿En qué sentido “la boca de los rectos es lo que los librará”, y cómo “continuará en pie” la casa de los justos?.
Los rectos saben lo que es bueno y lo que es malo. Actúan con cautela y sabiduría para evitar el peligro, recomiendan a los demás que hagan lo mismo y los ayudan a lograrlo. Son firmes defensores de lo que es recto aun frente a la adversidad.
12:8.
¿Cómo se muestra discreción al hablar?.
El que tiene discernimiento no habla precipitadamente. Piensa antes de hablar y goza de relaciones pacíficas con los demás porque “su boca de discreción” lo impulsa a escoger con cuidado las palabras. Cuando responde a especulaciones insensatas, el hombre de discernimiento es capaz de ‘retener sus dichos’ (Proverbios 17:27). A tal hombre se le tiene en alta estima y resulta agradable a los ojos de Jehová. ¡Cuánto difiere del que tiene opiniones distorsionadas que emanan de un ‘corazón avieso’!
12:16.
¿Cómo reaccionan ante los insultos y la crítica injusta los sabios y los insensatos?.
Cuando se le ofende, el tonto responde airadamente enseguida, “en el mismo día”. El prudente, en cambio, pide a Dios su espíritu a fin de obrar con autodominio, dedica tiempo a meditar en el consejo de la Palabra de Dios y reflexiona agradecido sobre estas palabras de Jesús: “Al que te dé una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mateo 5:39). Como no desea devolver “mal por mal a nadie”, el sagaz refrena sus labios para no hablar irreflexivamente (Romanos 12:17). De igual manera, cuando pasamos por alto las deshonras que sufrimos, evitamos más discordias.
12:18.
¿Por qué debemos escoger las palabras con cuidado?.
Porque son instrumentos poderosos que pueden hacer daño o infundir ánimo (Pr. 12:25). Como nuestro vocabulario influye en cómo responden los demás a lo que decimos, debemos tomar conciencia de la necesidad de hallar “palabras deleitables” (Ecl. 12:10).
12:23.
¿Cómo puede una persona ‘encubrir conocimiento’?.
El hombre sagaz, o prudente, sabe cuándo hablar y cuándo callar. El que encubra su conocimiento no quiere decir que lo oculte. Más bien, significa que lo demuestra con discreción, sin grandes alardes de lo que sabe.
Sin embargo, el estúpido no retiene sus labios y enseguida da a conocer su tontedad. Por lo tanto, que nuestras palabras sean pocas y que nuestra lengua se abstenga de jactarse.
12:25.
¿Qué efectos positivos logra una palabra dicha al tiempo apropiado?.
Aumenta la confianza de quien la recibe, lo motiva y anima, y genera en él un sentido de pertenencia. Además, buscar oportunidades de encomiar a los demás hace que nos fijemos en sus buenas cualidades.
12:25a.
¿Cuánto poder tiene una palabra amable?.
“La angustia deprime al hombre; la palabra amable lo alegra.” (Proverbios 12:25, Versión Popular.)
LOS cristianos no son inmunes a la adversidad. A veces experimentan angustia por vivir en estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”. (2 Timoteo 3:1.)
Cuando se sufre adversidad, ¡qué bendición es oír palabras amables de un amigo leal! “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia”, dice la Biblia. (Proverbios 17:17.) Se conocía al fiel Job por ser esa clase de amigo. Aun Elifaz le dijo: “Tus palabras han levantado el ánimo a quienes tambaleaban, y has sostenido las rodillas débiles”. (Job 4:4, Katznelson.)
Sin embargo, cuando Job necesitó ánimo, Elifaz y sus compañeros no pronunciaron palabras amables. Culparon a Job por su adversidad, dando a entender que había cometido alguna falta secreta. (Job 4:8.) La obra The Interpreter’s Bible comenta: “Lo que Job necesita es la compasión de un corazón humano. Lo que recibe es una serie de clichés religiosos y tópicos morales absolutamente ‘verídicos’ y absolutamente hermosos”. Tanto turbó a Job el habla de Elifaz y sus compañeros, que se vio impulsado a clamar: “¿Hasta cuándo seguirán ustedes irritando mi alma y seguirán aplastándome con palabras?”. (Job 19:2.)
Nunca deberíamos hacer que otro siervo de Dios tuviera que clamar angustiado por causa de nuestras palabras desconsideradas y poco amables. (Compárese con Deuteronomio 24:15.) Un proverbio bíblico advierte: “La muerte y la vida están en poder de la lengua; cual sea el uso que de ella hagas, tal será el fruto”. (Proverbios 18:21; Nácar-Colunga, 1947.)
Siendo que la palabra tiene tanto poder, sigamos el ejemplo del apóstol Pablo. Cuando estuvo en Macedonia, ‘animó con muchas palabras a los de allí’. (Hechos 20:2.)
12:26.
¿Qué quiere decir este versículo?.
El justo es cuidadoso respecto a su propio pasto, es decir, los compañeros y amigos que escoge. Los selecciona sabiamente, procurando evitar relaciones dañinas. Los inicuos no obran así, pues rechazan los consejos e insisten en seguir su propio camino. Andan errantes, sin saber adónde van.
13:8.
“El rescate del alma de un hombre es su riqueza, pero el de escasos recursos no ha oído la reprensión [no necesita temer la amenaza, Straubinger].”.
Hay ciertas ventajas en ser rico, pero el tener riquezas no es una bendición ‘pura.’ Particularmente en tiempos dificultosos como los que está experimentando el mundo hoy día, a menudo los ricos, y los hombres que ocupan puestos políticos encumbrados, se ven a sí mismos y ven a sus familias en peligro de ser secuestrados y retenidos por rescate. En los casos más afortunados, el rico puede comprar su vida o la de miembros de su familia. Pero muchas veces el secuestrado resulta asesinado. Esa amenaza pende siempre sobre la cabeza del rico.
Por otra parte, aunque el hombre que tiene poco quizás no tenga las muchas conveniencias y cosas materiales de las que disfruta el rico, está más libre de ser blanco de secuestradores y terroristas políticos. Mucho más aplica esto al cristiano, cuyas necesidades son sencillas, y que no emplea su tiempo y esfuerzo en acumular riquezas ni adquirir fama o poder. No se enreda en los esfuerzos por ejercer influencia política ni se envuelve profundamente en los proyectos comerciales del mundo en los cuales hoy cunden las facciones y la contienda.—2 Tim. 2:4.
LA PERSONA sagaz es práctica e inteligente, obra con sensatez y posee agudeza; es juiciosa y prudente, discernidora y sabia. No es solapada ni manipuladora, Proverbios 14:12-25.
El proverbio relaciona la sagacidad con el conocimiento, el cual se obtiene investigando las Escrituras y los hechos, y no haciendo conjeturas o sencillamente adoptando la opinión popular. A diferencia del tonto, que emplea la lengua para decir tonterías, la persona sagaz habla y actúa con prudencia. Por eso, refrena sus labios y evita los problemas propios de quien habla con malicia o sin pensar.
Cuando se encara a críticas injustas o incluso a insultos, el sagaz refrena sus labios. Ora a Jehová para que le ayude a manifestar el fruto del espíritu a fin de no irritarse demasiado (Gálatas 5:22, 23). El prudente no permite que los demás o la situación lo dominen. Antes bien, se mantiene calmado y evita las peleas en las que suele verse envuelta la persona que se enoja enseguida cuando la ofenden.
El término hebreo original que en este contexto se traduce “sagaz” significa “agudeza, ingenio o entendimiento”. Una persona con esas aptitudes es previsora y sabe qué cosas podrían empeorar una situación. Por lo tanto, si sabes que ciertas actividades, vestimenta o alimento te han estimulado sexualmente, evítalas. Evita a toda costa cualquier lectura, programas de televisión o películas de contenido sensual.
Dulces sueños durante la tormenta
Un joven solicitó empleo en una granja. Cuando el granjero le preguntó sobre sus calificaciones, él dijo: "Puedo dormir tranquilo en las noches de tormenta." Esto sorprendió al granjero. Pero como le cayó bien el joven, lo empleó.
Unos días más tarde, el granjero y su esposa fueron sorprendidos en la noche por una fuerte tormenta. El joven dormía profundamente.
El granjero y su esposa inspeccionaron entonces su propiedad.
El granjero comprendió entonces el significado de las palabras del joven: Pues el joven supo interpretar la noche antes las señales del cielo y fue precavido y diligente cuando los cielos estaban aún claros, así cuando la tormenta los alcanzó y el viento sopló fuertemente, él no tuvo temor. Pudo dormir en paz. Cuando somos precavidos, diligentes y responsables, no tenemos de que inquietarnos, podemos descansar sabiendo que justo hemos hecho lo que teníamos que haber hecho previniendo para tiempos tormentosos que de seguro llegarán.
¿Estamos siendo responsables y provisores con nuestra vida, trabajo y ministerio? Entonces... duerme en paz. |
13:23.
¿Qué significa este versículo?.
El prudente actúa con conocimiento incluso aunque tenga pocas posesiones. La escasez se convierte en abundancia gracias al trabajo arduo y a la bendición de Dios. Pero cuando no hay justicia, las decisiones arbitrarias pueden barrer fortunas.
13:24.
¿Cómo deben los padres cristianos disciplinar a sus hijos con amor y bondad?.
Según muestran los estudios, los hijos que se crían sin disciplina coherente suelen ser egoístas e infelices. Sin embargo, los que viven en hogares donde los comprenden y, al mismo tiempo, les ponen límites firmes aprovechan más la educación escolar, tienen mejores relaciones sociales y son más felices en líneas generales. Como vemos, cuando los padres disciplinan a sus hijos, en realidad los están tratando con bondad. Deben enseñarles claramente qué normas tienen que cumplir. Por ejemplo, desde su más tierna infancia, les enseñarán que deben obedecer los principios bíblicos fundamentales y participar en las diversas facetas de la adoración verdadera (Éxo. 20:12-17; Mat. 22:37-40; 28:19; Heb. 10:24, 25). Tienen que dejarles claro que esas normas cristianas no admiten discusión.
14:1.
¿Qué hace una mujer sabia para edificar su casa?.
Respeta la posición de cabeza que Dios ha asignado a su esposo (1 Corintios 11:3). A diferencia de la mujer tonta de la que habló Salomón, no desprecia el principio de autoridad; no se deja influir por el espíritu de independencia que impregna el mundo de Satanás (Efesios 2:2) al contrario, lo respeta de corazón y sigue la guía de su cónyuge. Está en sujeción a su esposo y demuestra “profundo respeto a su esposo” hablando bien de él en público, y así contribuye a que la gente lo estime aún más (Efesios 5:33). Como no quiere que los hijos le pierdan el respeto a su padre, no critica sus decisiones ni sus opiniones delante de ellos. Más bien, trata esos asuntos con él en privado. Bien dice la Biblia que “la mujer verdaderamente sabia ha edificado su casa” (Pro.14:1). En efecto, logra que su hogar sea un oasis de paz para toda la familia. Participa en la educación espiritual y práctica de sus hijos. Trabaja arduamente para el bienestar de su casa, convirtiendo el hogar en un lugar agradable y cómodo para los suyos. Administra los asuntos de manera prudente y económica. La mujer sabia de verdad contribuye a la prosperidad y estabilidad de su familia.
La mujer tonta no respeta la posición de cabeza que Dios ha asignado a su esposo. No tiene reparos en hablar despectivamente de este y criticarlo. En cambio, la mujer sabia hace todo lo posible para que sus hijos y otras personas lo miren con respeto. Además, tiene mucho cuidado de no socavar su autoridad con críticas y discusiones constantes. Y como no es ahorrativa, malgasta los recursos de la familia que se han ganado con el sudor de la frente. Además, pierde el tiempo, y como resultado, la casa no está limpia ni ordenada y los niños sufren física y espiritualmente. Sí, la tonta demuele su casa.
14:2.
¿Qué determina si una persona es sabia o tonta?.
El hombre recto teme al Dios verdadero, y “el temor de Jehová es el principio de la sabiduría” (Salmo 111:10). La persona que de veras es sabia reconoce que su obligación es “teme[r] al Dios verdadero y guarda[r] sus mandamientos” (Eclesiastés 12:13). Por otro lado, el tonto sigue un proceder que no está en armonía con las normas justas de Dios. Sus caminos son torcidos. Tal persona desprecia a Dios y dice en su corazón: “No hay Jehová” (Salmo 14:1).
14:3.
¿Qué puede decirse del habla de una persona que teme a Jehová y de otra que lo desprecia?.
Como no tiene la sabiduría de arriba, el tonto no es apacible ni razonable. La sabiduría que lo guía es terrenal, animal y demoníaca. Su habla es polémica y arrogante. La altivez de su boca les causa muchos problemas a él mismo y a otros (Santiago 3:13-18).
Los labios de un sabio lo protegen, lo que contribuye a su felicidad. ¿En qué sentido? Las Escrituras dicen: “Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada, pero la lengua de los sabios es una curación” (Proverbios 12:18). El sabio no profiere palabras irreflexivas ni hirientes. Su corazón medita para responder (Proverbios 15:28). Su habla bien pensada es una curación, pues anima a las almas deprimidas y alienta a los oprimidos. En lugar de irritar a otros, sus labios promueven paz y tranquilidad.
14:4.
¿Cómo guía la sabiduría las actividades humanas?.
Salomón ahora presenta un proverbio intrigante que parece tratar sobre la necesidad de sopesar los pros y los contras de emprender cierta tarea.
Cierta obra de consulta hizo el siguiente comentario sobre el significado de este proverbio: “Un comedero [o pesebre] vacío indica que no hay reses a las que alimentar, por lo que uno se libra de limpiar y cuidar a los animales y tiene menos gastos. Pero esta ‘ventaja’ deja de serlo por lo que se da a entender en la parte final del v[ersículo] 4: si no se dispone de ganado, la cosecha no será abundante”. Este granjero tiene que elegir sabiamente.
¿Podría aplicarse el principio de este proverbio a situaciones en las que estemos pensando cambiar de empleo, elegir cierto tipo de vivienda, comprar un automóvil, conseguir una mascota y así por el estilo? El sabio sopesaría las ventajas y las desventajas, y evaluaría si tal proceder vale la pena y el costo.
14:5.
Cuando un testigo es sabio.
Sin duda, las mentiras de un testigo falso pueden causar mucho daño. Nabot el jezreelita fue lapidado porque dos hombres que no servían para nada dieron testimonio falso contra él (1 Reyes 21:7-13). ¿Y no es cierto que Jesús murió a causa de los testigos falsos que se presentaron en su contra? (Mateo 26:59-61.) Testigos falsos también testificaron contra Esteban, el primer discípulo de Jesús que murió por su fe (Hechos 6:10, 11).
Puede que a un hombre de falsedad no se le descubra inmediatamente, pero ¿cuál será su futuro? Jehová odia a “un testigo falso que lanza mentiras”, dice la Biblia (Proverbios 6:16-19). La porción de ese hombre será en el lago que arde con fuego y azufre —la muerte segunda— junto con los asesinos, fornicadores, idólatras y otros pecadores (Apo [Apocalipsis] 21:8).
El testigo fiel no miente cuando hace una declaración bajo juramento. Su testimonio no está corrompido con mentiras. Sin embargo, esto no significa que está obligado a dar información completa a personas que quieran hacer daño de alguna forma al pueblo de Jehová. Los patriarcas Abrahán e Isaac ocultaron ciertos hechos a personas que no adoraban a Jehová (Génesis 12:10-19; 20:1-18; 26:1-10). Rahab, de Jericó, envió en la dirección incorrecta a los mensajeros del rey (Josué 2:1-7). Jesucristo mismo se abstuvo de divulgar información completa cuando tal proceder hubiera causado dificultades innecesarias (Juan 7:1-10). Él dijo: “No den lo santo a los perros, ni tiren sus perlas delante de los cerdos”. ¿Por qué no? Para que ellos no “[se vuelvan y] los despedacen a ustedes” (Mateo 7:6).
14:6.
¿Es la sabiduría una posesión de toda persona?.
Aunque la persona burlona procure ser sabia, no puede conseguir la verdadera sabiduría. Como se mofa altivamente de las cosas de Dios, rechaza un elemento esencial para hallarla: el conocimiento exacto del Dios verdadero. Su orgullo y arrogancia impiden que aprenda de Dios y adquiera sabiduría (Proverbios 11:2). Entonces, ¿por qué se molesta en buscar la sabiduría? El proverbio no lo dice, pero quizás el burlador lo haga para que los demás piensen que es sabio.
“El conocimiento es cosa fácil” para el entendido. El entendimiento se define como la “facultad de conocer, comprender y juzgar las cosas”, “deducir otras de las que ya se conocen”. Es la capacidad de relacionar los diversos aspectos de un asunto y ver la cuestión en su totalidad, no solo las partes aisladas. El proverbio que estamos analizando dice que la persona que tiene esta facultad aprende fácilmente.
Reflexione en su propia experiencia respecto a adquirir conocimiento de las verdades bíblicas. Es muy posible que las primeras verdades que aprendió cuando empezó a estudiar la Biblia fueran las enseñanzas básicas sobre Dios, sus promesas y su Hijo. Al principio, usted comprendió estas enseñanzas por separado. Pero al progresar en sus estudios, las diferentes piezas empezaron a encajar y usted vio claramente cómo se relacionaban con el propósito global de Jehová para los seres humanos y la Tierra. Percibió que las verdades bíblicas son lógicas y están interrelacionadas. A partir de ese momento, se le hizo más fácil aprender y recordar nuevos detalles porque sabía dónde encajaban en el cuadro general.
14:6a.
¿Por qué puede decirse que “el conocimiento es cosa fácil” para el entendido?.
El entendimiento es la capacidad de relacionar los diversos aspectos de un asunto y ver la cuestión en su totalidad, no solo las partes aisladas. A la persona con entendimiento le resulta más fácil aprender y recordar nuevos detalles, porque sabe cómo se relacionan con el propósito global de Jehová para los seres humanos y la Tierra.
14:7.
¿Qué hacer si nos encontramos con personas estúpidas?.
El sabio rey nos advierte dónde no se puede hallar el conocimiento. “Vete de enfrente del hombre estúpido —dice él—, porque ciertamente no notarás los labios del conocimiento.” (Proverbios 14:7.) El estúpido carece de conocimiento verdadero; sus labios no profieren conocimiento. El consejo es que nos alejemos de él, y es sabio que nos mantengamos alejados. “Al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal.” (Proverbios 13:20.)
14:8.
¿Qué contraste define también al sagaz del estúpido?.
“La sabiduría del sagaz es entender su camino —prosigue Salomón—, pero la tontedad de los estúpidos es engaño.” (Proverbios 14:8.) El sabio reflexiona sobre sus acciones. Examina las opciones y medita sobre sus posibles consecuencias. Selecciona su camino con prudencia. ¿Y el estúpido? Escoge tontamente, creyendo que sabe lo que hace y que ha tomado la mejor decisión. Su tontedad lo engaña.
14:9.
¿Cómo afecta la sabíduria nuestras relaciones con otros?.
El que se deja guiar por la sabiduría goza de buenas relaciones con los demás. Para los tontos, los sentimientos de culpa y el remordimiento son asunto de risa. “Los necios se burlan de enmendar su camino” y de buscar la paz, por lo que dañan sus relaciones en el hogar y en otros lugares (Nueva Reina-Valera). La persona recta está dispuesta a tolerar los defectos ajenos y está lista para disculparse y reparar cualquier daño cuando se ha equivocado. Debido a que busca la paz, disfruta de relaciones armoniosas y estables con sus semejantes (Hebreos 12:14).
14:10.
¿Podemos siempre comprender a plenitud lo que otra persona siente?.
Salomón pasa a señalar una limitación en las relaciones humanas. ¿Podemos expresar siempre nuestros sentimientos más íntimos —sean de tristeza o de gozo— a los demás y decirles exactamente por lo que estamos pasando? La respuesta es no.
Analicemos por ejemplo las tendencias suicidas. Quien tiene estos sentimientos a menudo no puede comunicárselos claramente a un familiar o a un amigo. Y los demás no siempre pueden detectar los indicios de esos sentimientos. Por eso, no debemos sentirnos culpables cuando no reconocemos estos indicios y no tomamos las medidas necesarias. Este proverbio también nos enseña que aunque es consolador acudir a un amigo comprensivo para recibir apoyo emocional, los seres humanos están limitados en el consuelo que pueden ofrecer. Tal vez haya momentos en que solo podamos contar con Jehová para aguantar algunas dificultades.
14:11.
¿Qué cosas valiosas y riquezas hay en su casa?.
Puede que el inicuo prospere en este sistema de cosas y viva en una hermosa casa, pero ¿de qué provecho le será eso cuando él ya no exista? (Salmo 37:10.) Por otro lado, la vivienda del recto tal vez sea humilde, pero según Salmo 112:3, “cosas valiosas y riquezas hay en su casa”. ¿A qué cosas se refiere?
Cuando la sabiduría guía nuestras palabras y nuestras acciones, tenemos las “riquezas y [la] gloria” que proporciona la sabiduría (Proverbios 8:18). Estas incluyen una relación pacífica con Dios y con el prójimo, una sensación de bienestar y cierto grado de estabilidad. Sí, “la tienda de los rectos” puede florecer incluso ahora.
14:12.
¿Que significa la expresión “los caminos de la muerte”?.
Indica que abundan las sendas engañosas. Analicemos algunas actitudes que hay que conocer y evitar.
A los ricos y famosos del mundo por lo general se les considera personas respetables y dignas de admiración. Su éxito social y económico quizás dé a entender que su manera de actuar es la correcta. Sin embargo, ¿qué hay de los medios que muchos de ellos utilizan para conseguir riqueza o fama? ¿Son sus caminos siempre rectos y morales? Así mismo hay personas que demuestran una devoción admirable por sus creencias religiosas, pero ¿realmente prueba su sinceridad que estas sean verdaderas? (Romanos 10:2, 3.)
Un camino pudiera también parecernos recto porque nos engañamos a nosotros mismos. Tomar decisiones basándonos en nuestro criterio de lo que es bueno equivale a fiarse del corazón, que es un guía traicionero (Jeremías 17:9). Una conciencia no educada e inexperta puede llevarnos a creer que el mal camino es bueno. ¿Qué nos ayudará, entonces, a elegir el buen camino?
El estudio diligente de las verdades profundas de la Palabra de Dios es indispensable a fin de tener las “facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto”. Además, hay que ejercitar dichas facultades “mediante el uso” al aplicar los principios bíblicos (Hebreos 5:14). Debemos tener cuidado para que lo que a simple vista parezca ser una senda derecha no nos desvíe del ‘camino estrecho que conduce a la vida’ (Mateo 7:13, 14).
14:13.
¿Podemos ser felices si no tenemos paz interior? ¿Pueden la risa y la diversión mitigar el dolor arraigado en lo más profundo de nuestro ser? ¿Es sensato ahogar la depresión en el alcohol, recurrir a las drogas o tratar de disipar el abatimiento llevando una vida promiscua?.
La risa puede enmascarar el dolor, pero no quitarlo. “Para todo hay un tiempo señalado”, afirma la Biblia. Hay “tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de plañir y tiempo de dar saltos” (Eclesiastés 3:1, 4). Si la depresión persiste, es necesario tomar medidas para superarla y buscar “dirección diestra” si hace falta (Proverbios 24:6). La risa y la diversión tienen un valor muy relativo. Por eso, advirtiendo contra el exceso y las formas indebidas de entretenimiento, Salomón asegura: “Es en desconsuelo en lo que termina el regocijo” (Proverbios 14:13b).
14:14.
¿Cómo se satisfacen el hombre sin fe y el hombre bueno?.
“El que es de corazón sin fe” se satisface con su modo de vivir materialista. (Salmo 144:11-15a.) El hacer lo que es correcto a la vista de Dios no le importa, y no piensa en rendir cuentas a Jehová. (1 Pedro 4:3-5.) Pero “el hombre bueno” rechaza las prácticas de los hombres sin fe y se satisface “con los resultados de sus tratos”. Mantiene en primer lugar los intereses espirituales, se adhiere a las normas de Dios, tiene el gozo supremo de servirle, y se satisface con las bendiciones divinas. (Salmo 144:15b.)
14:15.
No ‘pongamos fe en toda palabra’.
El sagaz no es ingenuo. En vez de creer todo lo que oye o dejar que otros piensen por él, mide muy bien sus pasos, reúne todos los hechos y actúa con conocimiento de causa.
Pongamos por ejemplo la pregunta de si existe Dios. El inexperto se deja arrastrar por lo que es popular o por lo que las personas prominentes creen, mientras que el sagaz examina los hechos. Medita en pasajes bíblicos como Romanos 1:20 y Hebreos 3:4. En materia espiritual, la persona prudente no se contenta con aceptar la palabra de los líderes religiosos, sino que “prueb[a] las expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios” (1 Juan 4:1).
¡Qué sensato es seguir el consejo de no ‘poner fe en toda palabra’! Especialmente deben tomarlo muy a pecho aquellos a quienes se les ha confiado la tarea de aconsejar en la congregación cristiana. El consejero debe obtener una visión completa del asunto, escuchar con atención y conocer la versión de cada una de las partes involucradas para no dar un consejo erróneo o parcial (Proverbios 18:13; 29:20).
14:15a.
En lo que respecta a sucesos actuales, citas y experiencias, ¿cómo podemos aplicar Proverbios 14:15?.
Obteniendo tales datos de fuentes fidedignas. Al comprobar la exactitud de la información, debemos preguntarnos: “¿Está actualizada? ¿Tiene esta fuente la reputación de ser exacta? ¿Puede corroborarse la afirmación con otras fuentes confiables?”. Si dudamos de la exactitud de algún punto, no debemos utilizarlo.
14:16.
¿Qué quiere decir este versículo?.
El sabio teme a las consecuencias que se derivan de un mal proceder, por lo que es cauto y agradece cualquier consejo que lo ayude a evitar la maldad. El estúpido, o necio, carece de dicho temor. Puesto que confía en sí mismo, desoye con arrogancia los consejos que se le dan. Su propensión a la ira lo induce a obrar con insensatez.
14:17.
¿Por qué “el hombre de capacidades de pensar es odiado”?.
La expresión traducida por “capacidades de pensar” tiene en el idioma original dos significados. En sentido positivo denota discernimiento o inteligencia (Proverbios 1:4; 2:11; 3:21), y en sentido negativo puede referirse a un modo de pensar perverso o malicioso (Salmo 37:7; Proverbios 12:2; 24:8).
Si la expresión “el hombre de capacidades de pensar” alude a un maquinador malicioso, no es difícil ver por qué es odiado. Por otra parte, ¿no es verdad que el hombre de discernimiento también puede ser odiado por los que carecen de esa cualidad? Por ejemplo, el mundo odia a los que, ejercitando sus facultades mentales, optan por no ser “parte del mundo” (Juan 15:19). Asimismo son objeto de burlas los jóvenes cristianos que hacen uso de su capacidad de pensar para resistir la presión de sus compañeros y no hacer lo malo. Lo cierto es que el mundo, que yace en el poder de Satanás, odia a los verdaderos siervos de Dios (1 Juan 5:19).
14:18.
¿En qué otro sentido difiere el prudente, o sagaz del inexperto?.
Falto de discernimiento, el inexperto escoge la tontedad, y esa llega a ser su suerte en la vida. En cambio, el conocimiento adorna al sagaz del mismo modo que una corona le confiere dignidad a un rey.
14:19.
¿Cómo tendrán que inclinarse los malo?.
En otras palabras, al final los buenos triunfarán sobre los malos. Piense en el aumento que se está dando en el pueblo de Dios y en la superioridad de su modo de vida. Al observar las bendiciones que Jehová otorga a sus siervos, algunos opositores se verán obligados a “inclinarse” ante la figurativa mujer celestial de Jehová, representada por el resto de los ungidos por espíritu que aún quedan en la Tierra. En Armagedón, a más tardar, los enemigos se verán forzados a reconocer que la parte terrestre de la organización de Dios verdaderamente representa a la parte celestial (Isaías 60:1, 14; Gálatas 6:16; Apo [Apocalipsis] 16:14, 16).
14:20.
¿Por qué evitar valernos del dinero o las adulaciones para hacer amigos?.
El egoísmo nos inclina a favorecer al rico sobre el pobre. Aunque el rico tiene numerosos amigos, estos son tan transitorios como sus riquezas.
14:21.
¿Qué haremos si un sincero examen de conciencia revela que tendemos a congraciarnos con los ricos y a despreciar a los pobres?.
Recordemos que la Biblia condena el favoritismo. Debemos mostrar compasión a los que se hallan en circunstancias difíciles (Santiago 1:27). ¿Cómo podemos hacerlo? Proporcionándoles “los medios de este mundo para el sostén de la vida”, como pueden ser dinero, alimento, albergue, ropa y atención personal (1 Juan 3:17). Dichoso es aquel que socorre a los necesitados, pues “hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).
14:22.
¿En qué irán a parar?.
El principio de que “cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará” se cumple tanto en el sagaz como en el necio (Gálatas 6:7). Aquel obra el bien, mientras que este trama la maldad. El sabio rey pregunta: “¿Acaso los que idean la maldad no andarán errantes?”. La respuesta es sí, “se extravían” (Nueva Reina-Valera). “Pero hay bondad amorosa y apego a la verdad en cuanto a los que idean lo bueno.” (Proverbios 14:22.) Los que hacen el bien se ganan la buena voluntad de los demás y la bondad amorosa de Dios.
14:23.
¿Qué quiso decir Salomón con estas palabras?.
Salomón relaciona el éxito con el trabajo duro y el fracaso con la charlatanería y el poco esfuerzo.
Este principio es sin duda aplicable al ámbito espiritual. Cuando laboramos con afán en el ministerio cristiano, cosechamos las recompensas de llevar a muchas personas la verdad de la Palabra de Dios que salva vidas. Cumplir fielmente con cualquier asignación teocrática que recibamos produce gozo y satisfacción.
14:24.
¿Es la riqueza prueba de ser sabio?.
Estas palabras pudieran significar que la sabiduría por la que el sabio lucha es su riqueza, aquello que lo corona o adorna, mientras que el necio solo consigue mera tontedad. Según cierta obra de consulta, el proverbio quizá dé a entender que “las riquezas son un ornamento para quienes las utilizan bien [...]; [en cambio,] los tontos solo tienen su propia necedad”. Cualquiera que sea el caso, al sabio le va mejor que al necio.
14:25.
¿En qué sentido está librando almas un testigo verdadero?.
Aunque estas palabras son ciertas en un contexto judicial, tienen implicaciones en nuestro ministerio. La obra de predicar el Reino y hacer discípulos entraña dar testimonio de la verdad de la Palabra de Dios, un testimonio que libera a los rectos de corazón de las cadenas de la religión falsa y les salva la vida. Si prestamos constante atención a nosotros mismos y a nuestra enseñanza, nos salvaremos a nosotros y también a los que nos escuchan (1 Timoteo 4:16). Mientras seguimos haciendo esto, permanezcamos alerta para actuar con sagacidad en todos los aspectos de la vida.
14:27.
¿En qué sentido es el temor de Jehová un pozo de vida?.
“El temor de Jehová es un pozo de vida, para apartar de los lazos de la muerte.” (Proverbios 14:27.) El temor de Jehová es “un pozo de vida” porque el Dios verdadero es “la fuente de agua viva” (Jeremías 2:13). Adquirir conocimiento de Jehová y de Jesucristo puede significar vida eterna para nosotros (Juan 17:3). Además, el temor de Dios nos aparta de los lazos de la muerte. ¿Cómo? Proverbios 13:14 dice: “La ley del sabio es fuente de vida, para apartar a uno de los lazos de la muerte”. Cuando tememos a Jehová, obedecemos su ley y dejamos que su Palabra guíe nuestros pasos, sin duda se nos protege de prácticas y sentimientos que nos hacen daño y que podrían conducirnos a una muerte prematura.
14:30.
El humor y su salud.
La risa también puede calmar la ira. El Dr. R. B. Williams, hijo, asegura: “Enfadarse es malo para la salud”. El Dr. Williams observó: “Es difícil enfadarse cuando uno se está riendo”. En efecto, ver el lado gracioso de la situación es una de las maneras más constructivas de evitar la ira.
14:34.
¿Cómo ensalza a una nación la justicia?.
En el caso de la nación de Israel se cumplió claramente este principio. Cuando los israelitas observaban las elevadas normas divinas, eran ensalzados por encima de las naciones vecinas. No obstante, sus repetidos actos de desobediencia les acarrearon deshonra, y con el tiempo, Jehová los rechazó. Este principio es aplicable de igual modo a los siervos de Dios de la actualidad. La congregación cristiana se diferencia del mundo porque observa los justos principios divinos. Ahora bien, para mantener esa posición elevada, cada uno de nosotros debe llevar una vida casta. Si practicamos el pecado, sufriremos deshonra y nos convertiremos en un oprobio para la congregación y para Dios.
15:1.
¿Por qué es importante que seamos apacibles? ¿Cómo demostró Jesús que era apacible?.
Se necesita gran fortaleza para reaccionar apaciblemente ante las críticas injustas. Jesús nos dejó un ejemplo perfecto en este asunto. La Biblia señala: “Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia” (1 Ped. 2:23). Aunque no nos es posible imitar a la perfección la apacibilidad de Jesús, sí podemos esforzarnos por mejorar cada día en este aspecto. Imitemos a Jesús y estemos “siempre listos para presentar una defensa” de nuestras creencias, pero hagámoslo “con genio apacible y profundo respeto” (1 Ped. 3:15). Si somos apacibles, las diferencias de opinión con la gente del territorio o con los hermanos no se transformarán en discusiones acaloradas (2 Tim. 2:24, 25).
15:12.
¿Qué esperanza hay para quien rechaza la disciplina?.
Quien rechaza la disciplina no solo odia la reprensión, sino que también desprecia al que lo reprende. “El burlador no ama al que le censura”, dice Salomón, y amplía la idea con este pensamiento paralelo: “A los sabios no quiere ir” (Proverbios 15:12). ¡Qué pocas esperanzas tiene tal persona de enderezar sus pasos!
15:13.
¿Por qué es peligroso el desaliento constante?.
Algunos cristianos se descorazonan tanto que dejan de leer la Palabra de Dios y meditar en ella. Además, comienzan a orar mecánicamente y a aislarse de sus hermanos en la fe. Sin duda alguna, es peligroso caer en largos períodos de desaliento (Pro. 18:1, 14). Por otro lado, el optimismo nos ayuda a centrarnos en aspectos de la vida que pueden proporcionarnos satisfacción y gozo. De modo que cuando las cosas nos vayan mal, lo último que debemos hacer es descuidar las actividades espirituales, las cuales son un auténtico antídoto contra la infelicidad. Jehová nos enseña que seremos verdaderamente dichosos si estudiamos con constancia su Palabra (Sal. 1:1, 2; Sant. 1:25). Al leer las Santas Escrituras y asistir a las reuniones cristianas, examinamos “dichos agradables” que nos alegran y animan (Pro. 12:25; 16:24).
15:15.
¿Como nos ayuda una actitud positiva a tener “un banquete constantemente”?.
La vida tiene sus altibajos, sus alegrías y sus tristezas. Si nos fijamos solo en las cosas negativas, el dolor se adueñará de nuestros pensamientos, y todos nuestros días serán sombríos. Pero si dejamos que los beneficios que hemos recibido y la esperanza que Dios nos ha dado dominen nuestra mente, las penas quedarán relegadas a un segundo plano y nos sentiremos felices. En efecto, una actitud positiva nos permite tener “un banquete constantemente”.
15:22.
¿Por qué es necesario tener buen juicio al seleccionar un tratamiento médico?.
Muchas personas se encuentran en una situación parecida a la de una mujer del tiempo de Jesús que estaba enferma. En Marcos 5:25, 26 leemos lo siguiente: “Había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y muchos médicos le habían hecho pasar muchas penas, y ella había gastado todos sus recursos y no se había beneficiado, sino que, al contrario, había empeorado”. Jesús sanó a esa mujer y la trató con compasión (Mar. 5:27-34). En nuestro caso, cuando nos enfermamos, no podemos esperar que Dios nos cure milagrosamente, pero sí podemos pedirle sabiduría para escoger un buen tratamiento. Nuestras decisiones deben estar guiadas por los principios bíblicos y el sentido común. Cuando la situación es grave, sería buena idea consultar a más de un especialista, en conformidad con la recomendación del texto de hoy. El apóstol Pablo les pidió a sus hermanos que vivieran “con buen juicio y justicia y devoción piadosa en medio de este sistema de cosas actual” (Tito 2:12).
15:23.
¿Cómo podemos ‘regocijarnos en la respuesta de nuestra boca’?.
Esto puede suceder si se presta atención a nuestro consejo y esto produce buenos resultados. Pero para ayudar a alguien, nosotros tenemos que escuchar a esa persona cuidadosamente, considerar los factores que contribuyen a su problema y basar nuestro consejo en la Biblia. Tal “palabra a su tiempo apropiado, ¡oh, cuán buena es!”.
16:1.
¿Quién debe hacer los “planes en el corazón”?.
“Del hombre es hacer planes en el corazón”, dice Proverbios 16:1a según la versión Reina-Valera de 1995. Es obvio que los planes que hacemos en el corazón son nuestra responsabilidad. Jehová no prepara nuestro corazón de manera milagrosa ni nos da un espíritu dispuesto. Por lo tanto, tenemos que esforzarnos por obtener un conocimiento exacto de su Palabra, la Biblia, meditar en lo que aprendemos y armonizar nuestros pensamientos con los suyos (Proverbios 2:10, 11).
Sin embargo, la petición de David de “un corazón puro” y “un espíritu nuevo” es evidencia de que reconocía su tendencia al pecado y la necesidad que tenía de que Jehová lo ayudara a limpiar su corazón. Debido a la imperfección, podemos vernos tentados a ceder a “las obras de la carne” (Gálatas 5:19-21). Por eso, necesitamos la ayuda de Jehová para “amortig[uar] los miembros de [nuestro] cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia” (Colosenses 3:5). Es imprescindible que le pidamos fortaleza a fin de resistir la tentación y eliminar de nuestro corazón las inclinaciones al pecado.
¿Podemos ayudar a otras personas a hacer buenos ‘planes en su corazón’? La Biblia declara: “Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada, pero la lengua de los sabios es una curación” (Proverbios 12:18). ¿Cuándo tienen nuestras palabras un efecto curativo? Solo cuando “de Jehová procede la respuesta de la lengua”, es decir, cuando lo que decimos transmite correctamente la verdad bíblica (Proverbios 16:1b).
16:4.
¿Con qué propósito ha hecho Jehová al inicuo para el día malo?.
Jehová Dios se vale de las circunstancias de tal manera que, sin advertirlo, los inicuos colaboren con su propósito. Aunque se oponen a Dios, Él puede restringirlos al grado necesario para proteger a sus siervos íntegros, e incluso puede hacer que sus acciones realcen la justicia divina. (Ro 3:3-5, 23-26; 8:35-39; Sl 76:10.)
Un ejemplo es el de Faraón, a quien Jehová hizo saber por medio de Moisés y Aarón que debía liberar a los israelitas sometidos a esclavitud. Dios no hizo inicuo a este gobernante egipcio, pero permitió que continuase vivo y también manejó las circunstancias para que mostrasen que era inicuo y merecedor de muerte. El propósito de Jehová al hacer esto se revela en Éxodo 9:16: “Por esta causa te he mantenido en existencia, a fin de mostrarte mi poder y para que mi nombre sea declarado en toda la tierra”.
Las diez plagas derramadas sobre Egipto, que culminaron con la aniquilación de Faraón y sus fuerzas militares en el mar Rojo, fueron una demostración impresionante del poder de Jehová. (Éx. 7:14–12:30; Sl 78:43-51; 136:15.) Las naciones vecinas todavía hablaban de este suceso muchos años después, y de esta manera el nombre de Dios fue declarado por toda la Tierra. (Jos 2:10, 11; 1Sa 4:8.) Si Jehová hubiese ejecutado inmediatamente a Faraón, no habría sido posible esta grandiosa demostración de su poder para su gloria y la liberación de su pueblo.
Las Escrituras aseguran que llegará el día en que la iniquidad desaparecerá, ya que todos los que se oponen al Creador serán destruidos cuando se haya cumplido el propósito por el que Dios la ha permitido. (2Pe 3:9-13; Apo 18:20-24; 19:11-20:3, 7-10.)
16:31.
¿Cómo ve Jehová a los cristianos de edad avanzada?.
En una visión que tuvo Daniel, Jehová se presentó como un anciano de cabello blanco. El profeta describió así la visión: “Seguí contemplando hasta que se colocaron tronos y el Anciano de Días se sentó. La ropa de él era blanca justamente como la nieve, y el cabello de su cabeza era como lana limpia” (Dan. 7:9). Puesto que la lana sin teñir tiene un color blanquecino, Daniel la usó para describir el cabello de Dios. Tanto el color del cabello como el título “Anciano de Días” simbolizan el incontable tiempo que ha vivido Jehová y la extraordinaria sabiduría que posee. Esta descripción nos hace sentir por él un gran respeto. Proverbios 16:31 nos muestran cómo ve Jehová a sus siervos de edad avanzada. Los cristianos fieles que han envejecido son hermosos a los ojos de Dios. Y usted, ¿los ve de la misma manera?
17:16.
“¿Por qué será que en la mano del estúpido hay el precio para adquirir sabiduría, cuando él no tiene corazón?”.
El “estúpido” a que se hace referencia aquí no es una persona que simplemente sea inculta o ignorante, sino una que no tiene conciencia de su necesidad espiritual. “Corazón,” motivo correcto, amor a la sabiduría verdadera, el buscar entendimiento verdadero, se necesitan para adquirir sabiduría. Todas las personas tienen, en cierto sentido, el “precio” que se necesita para adquirir sabiduría, pues Dios da generosamente a todos. “Él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.” (Mt 5:45) El “precio” no es dinero, sino las cosas que Dios ha dado a todos o puesto ante todos... una mente con la cual pensar, sentidos para adquirir información y acceso a la sabiduría verdadera. La persona tiene, básicamente, la creación a la cual ver, y las cosas creadas dan a conocer las cualidades invisibles de Dios. (Rom. 1:18-20) También, quizás tenga padres buenos, o amigos verdaderos, u otras personas que atraigan su atención a la sabiduría de Dios.
Pero el estúpido no tiene corazón para entender. Su mente está en sus propios asuntos, cosas que no son verdaderamente vitales. Con significado similar, Proverbios 17:24 dice: “La sabiduría está delante del rostro del entendido, pero los ojos del estúpido están en la extremidad de la tierra.” La mente del estúpido revolotea caprichosamente de una cosa a otra y la cosa de menos importancia es lo que le interesa. Por eso el “precio” —las facilidades, la habilidad y las oportunidades que tiene, que a veces pueden ser más que las que tiene uno que ‘tiene corazón’— se desperdicia, se malgasta.
17:17.
¿Qué aprendemos del ejemplo de Jonatán y de su amistad con David?.
Al escribir estas palabras, es probable que Salomón estuviera pensando en la amistad que su padre, David, tuvo con Jonatán, el hijo del rey Saúl (1 Sam. 18:1). Saúl quería que Jonatán lo sucediera en el trono, pero este aceptó la decisión de Jehová de darle el reinado a David. A diferencia de su padre, Jonatán no sintió envidia. Tampoco se molestó por la atención que recibía su amigo ni se creyó las calumnias que Saúl estaba esparciendo acerca de él (1 Sam. 20:24-34). ¿Somos nosotros como Jonatán? ¿Nos alegramos cuando nuestros amigos reciben responsabilidades en la congregación? ¿Los apoyamos y consolamos cuando atraviesan dificultades? ¿Cómo reaccionamos cuando escuchamos un chisme sobre alguno de ellos? ¿Lo creemos sin más ni más, o, al igual que Jonatán, defendemos lealmente a nuestros amigos?
17:19.
¿Qué hay de malo en un paso de entrada alto?.
Los que no hacían bajas las puertas de sus casas y patios corrían el riesgo de que hombres entraran a caballo en sus casas y se llevaran sus bienes. Este proverbio también pudiera aludir a la boca como un paso de entrada hecho alto por el habla arrogante y la jactancia. Tal habla fomenta la contienda y con el tiempo lleva al desastre.
17:22.
¿Los consejos de la Biblia pueden mejorar su salud?.
Se sabe que la acción de reír da un masaje saludable a los órganos internos. Además, según la revista American Health, algunos “investigadores creen que la risa potencia el sistema inmunológico”. La revista cita después al inmunólogo Lee S. Berk, que dijo: “Las emociones negativas pueden incidir en el sistema inmunológico, y ahora parece que las positivas actúan de forma parecida”.
El ejercicio también favorece la buena salud. Además, la transpiración hace que nuestro organismo elimine las toxinas por la piel. Igualmente necesarios son una actitud mental apropiada y un buen sentido del humor, así como amar y ser amado pues aumentan el deseo de vivir. En realidad, “el amor y la risa” es la receta que da una doctora a sus pacientes con esta enfermedad. De hecho, el gozo es una cualidad divina, uno de los frutos del espíritu de Dios. (Gálatas 5:22.) Dicho espíritu puede ayudarte a sentir gozo aun si estás enfermo. (Salmo 41:3.) En efecto, “un corazón que está gozoso hace bien como sanador”.
17:22a.
¿Qué propósito tiene el sentido del humor?.
Por lo pronto, es una manera de relacionarnos mejor unos con otros. Hay quien ha llamado a la risa “el camino más corto entre dos personas”. De hecho, mucha gente opina que el humor puede servir de barómetro para medir la compatibilidad marital. Un estudio sobre el humor reveló que dos personas con un sentido del humor parecido son más proclives a gustarse, amarse y querer casarse que aquellas cuyas preferencias humorísticas son más dispares. ¿A qué se debe eso? El humor es indicativo de muchas particularidades del individuo, tales como los valores, los intereses, las preocupaciones, la inteligencia, la imaginación y las necesidades. Una encuesta realizada en 1985 en mil empresas estadounidenses demostró que “las personas con sentido del humor en general son más creativas, más flexibles y están más dispuestas a considerar y adoptar nuevas ideas y métodos”.
17:22b.
¿Cómo se benefician los que superan el espíritu de queja?.
Un beneficio importante de que disfrutan los que superan la costumbre de quejarse es que pueden ver los asuntos bíblicamente y con objetividad. La persona quejumbrosa rara vez se detiene a considerar cómo ve Jehová los asuntos. Los israelitas quejumbrosos se olvidaron de que Jehová Dios los había liberado de la esclavitud abriendo milagrosamente las aguas del mar Rojo. Su modo de pensar negativo los cegó al grado que olvidaron el poder de Dios y perdieron el gozo. Como consecuencia, su confianza en Jehová se disipó.
Además, la persona capaz de hacer un análisis objetivo de sus problemas discierne que a veces sus propios errores han sido la raíz o causa de las dificultades. Tiene menos probabilidades de incurrir en el mismo error en lo sucesivo. Jeremías aconsejó a los israelitas que no se quejaran de las dificultades que estaban padeciendo después de la destrucción de Jerusalén. Para poder arrepentirse y volverse a Jehová, necesitaban comprender que aquel sufrimiento era el resultado de sus propios pecados. (Lamentaciones 3:39, 40.) Así mismo, el discípulo Judas censuró a los “hombres impíos” que rechazaron la dirección de Jehová y se hicieron “quejumbrosos [crónicos] de su suerte en la vida”. (Judas 3, 4, 16.)
El espíritu de queja nos perjudica emocionalmente y nos arrebata el gozo. Refleja pesimismo, no optimismo. Sin embargo, los que aprenden a pensar y hablar acerca de las ‘cosas dignas de alabanza’ tienen un corazón gozoso, que incluso puede hacerles sentirse mejor. (Filipenses 4:8.)
17:22c.
La visita al paciente. Cómo lograr que sea útil.
No vaya con cara seria o melancólica aunque el estado de salud del paciente no sea bueno. Recuerde que tiene la responsabilidad de hacer que la conversación sea animadora y agradable. (Proverbios 25:11; compárese con Isaías 41:13.)
Las últimas noticias sobre la familia del paciente o los hermanos en la congregación podrían ser interesantes y edificantes, en especial si son positivas. Además, no olvide la influencia que un poco de buen humor tiene en la recuperación; busque oportunidades para hacer que el enfermo se alegre o sonría.
17:22d.
Algunas causas de la depresión grave.
Puesto que ‘un espíritu herido seca los huesos’ o socava el mismo ser de uno, muchas veces la falta de amor propio es base para la depresión grave. También puede agobiarnos el corazón preocuparnos demasiado por lo que otros piensen de nosotros, el perfeccionismo, la ira inmitigada, el resentimiento, desacuerdos que no se hayan resuelto o sentimientos de culpa (sea real o exagerada).
18:17.
Cuando surgen polémicas, ¿cómo actuaran los que llevan la delantera?.
En vez de pasar por alto una queja válida, los ancianos deben escuchar con comprensión a los agraviados. Por otra parte, todos podemos cooperar exponiendo nuestras quejas de peso a los ancianos en vez de repetirlas a todo el que desee escucharlas. La parcialidad o el favoritismo obra contra la misericordia, la sofoca. Tiende a hacerlo a uno insensible a las necesidades de otros o, como dice Pro. 21:13, a taparse uno el oído para no oír el “clamor quejumbroso del de condición humilde.”
Santiago dice: “Al que no practica misericordia se le hará su juicio sin misericordia.” (Snt 2:13) Sí, el que “tapa su oído al clamor quejumbroso del de condición humilde, él mismo también clamará y no se le responderá.” (Pro. 21:13) De hecho, Dios les “dará a probar de su misma sopa.” Ciertamente, el favoritismo puede ahogar nuestros sentimientos de misericordia. Así pues, si queremos practicar la misericordia, debemos tratar a todos con imparcialidad.
Es muy posible que tu amigo no espere que le resuelvas sus problemas, sino tan solo que seas un buen oyente. Por ello, escúchalo. Trata de no distraerte ni interrumpirlo innecesariamente. El solo hecho de que estés a su lado y le prestes atención puede serle de gran ayuda, pues demuestra tu genuino interés.
18:19.
¿En qué sentido ‘es más que un pueblo fuerte el hermano contra quien se ha transgredido’?.
Al igual que un pueblo fuerte que está siendo sitiado, puede que el individuo ofendido se niegue tajantemente a hacer concesiones. Y es fácil que las contiendas entre este y el transgresor se vuelvan barreras tan insuperables como “la barra de una torre de habitación”.
19:3.
Si Dios es amor, ¿por qué permite la maldad?.
EN EFECTO, Dios permite la maldad, y millones de seres humanos la practican deliberadamente. Por ejemplo, declaran guerras, matan a niños en los bombardeos, arrasan los terrenos y provocan hambres. Millones fuman y contraen cáncer de pulmón, cometen adulterio y se contagian de enfermedades de transmisión sexual, abusan del alcohol y enferman de cirrosis, por citar algunos casos. Tales personas no desean realmente que se elimine la maldad, sino, más bien, sus consecuencias. Cuando recogen lo que han sembrado, preguntan indignadas: “¿Por qué yo?”, y culpan a Dios. Como dice Proverbios 19:3, “la necedad del hombre malogra sus empresas y luego su corazón se irrita contra Dios” (Pontificio Instituto Bíblico). Por otra parte, si Dios les impidiera seguir practicando el mal, protestarían por la pérdida de libertad.
Jehová permite la maldad principalmente para responder al desafío de Satanás el Diablo. Este alegó que Dios no podía tener a hombres en la Tierra que fueran leales a Él bajo prueba (Job 1:6-12; 2:1-10). Jehová consiente que siga con vida para darle la oportunidad de que pruebe su afirmación (Éxodo 9:16). En su afán por demostrar que tiene razón, el Diablo sigue hoy causando dificultades para que el hombre se vuelva contra Dios (Apo 12:12). No obstante, al igual que Job y Jesús, los cristianos verdaderos de la actualidad se mantienen íntegros (Job 27:5; 31:6; Mateo 4:1-11; 1 Pedro 1:6, 7).
19:17.
¿Por qué es como prestar a Jehová el ayudar a los de condición humilde?.
Los de condición humilde pertenecen a Dios, y lo que les hagamos a ellos se cuenta como hecho a él. (Proverbios 14:31.) Si el amor y la generosidad nos impulsan a mostrar favor a los humildes o a hacer regalos a los pobres, sin esperar nada de ellos, Jehová considera ese dar como préstamos a él que él paga con favor y bendiciones. (Lucas 14:12-14.)
La mayoría de las personas están dispuestas a mostrar honra a sus superiores, pero tal vez tratan con poco o ningún respeto a quienes consideran inferiores. Jehová, en cambio, no es así. Él nos asegura: “A los que me honran honraré” (1 Sam. 2:30; Sal. 113:5-7). Jehová muestra honra a todos los que le sirven y le honran. Él no pasa por alto a “los de condición humilde” (Isa. 57:15; 2 Cró. 16:9). Como nosotros deseamos imitar a Jehová, tenemos que averiguar si estamos mostrando verdadera honra a todos los hermanos. Para ello, preguntémonos: “¿Cómo trato a los que no ocupan un puesto prominente, o de responsabilidad, en la congregación?” (Juan 13:14, 15). Nuestra respuesta nos dirá mucho en cuanto al grado de respeto sincero que sentimos por nuestros hermanos y hermanas (Fili. 2:3, 4).
20:1.
¿Cómo es “burlador” el vino?.
El vino puede hacer que el que bebe demasiado obre de manera ridícula y alborotosa. Puesto que el beber en exceso produce tales malos efectos, los cristianos deben evitarlo. (1 Timoteo 3:2, 3, 8; 1 Corintios 6:9, 10; Proverbios 23:20, 21.)
20:5.
¿Cómo usar el discernimiento al dar o pedir consejos?.
Si una persona sabia y experimentada no suele dar consejos a menos que se lo soliciten, es probable que tengamos que pedírselo. Lo mismo sucede cuando escuchamos movidos por amor. Se necesita discernimiento para averiguar lo que hay en el corazón. Hacer preguntas es útil, pero debemos tener cuidado de que estas no sean indiscretas. Podemos sugerir a nuestro interlocutor que empiece hablando de asuntos menos embarazosos. Por ejemplo, si una esposa quiere conversar sobre sus problemas matrimoniales, quizás se le haga más fácil hablar primero de cómo conoció a su esposo y se casó con él. O a una persona que se ha hecho inactiva en el ministerio cristiano tal vez le resulte más sencillo empezar explicando cómo aprendió la verdad.
20:25.
¿Por qué es importante examinar un asunto antes de tomar una decisión?.
Para no verse atrapada en una situación prácticamente irreversible, la persona debe ser cauta y examinar cuidadosamente lo que promete en voto o se compromete a hacer. (Pr 6:1-3; 20:25.)
El marido y la mujer hacen ante Dios un voto sagrado de ser fieles el uno al otro durante el resto de su vida.
Una persona puede sentirse impulsada a hacer una promesa solemne y luego darse cuenta de que hay implicado más de lo que había calculado. Pero el momento de examinar la situación es antes de hacer el voto, no después.
El cortejo da a la pareja la oportunidad de hacer dicho examen o investigación, para que comprenda cuáles son sus necesidades emocionales más importantes. Llevado debidamente, no solo puede ayudarles a determinar si están hechos el uno para el otro, sino que también puede prepararlos para las dificultades de la vida matrimonial.
22:4.
¿Por qué debemos esforzarnos por ser humildes?.
El humilde es paciente, sufrido y no se toma demasiado en serio. La humildad resulta en que tengamos verdaderos amigos que nos aman. Y más importante: resulta en la bendición de Jehová.
22:6.
¿Qué dicen los expertos y qué dice la Biblia sobre la enseñanza de buenos principios?.
En 1969, el doctor Bruno Bettelheim destacó en un artículo periodístico que el niño tiene el “derecho a formarse sus propias opiniones influido tan solo por sus experiencias en la vida, y no por los sermones autoritarios” de sus padres (The New York Times Magazine). Pero casi tres décadas después, en 1997, el doctor Robert Coles, autor del libro The Moral Intelligence of Children (La inteligencia moral del niño), dijo lo siguiente: “Los niños necesitan imperiosamente tener un objetivo en la vida, orientación y valores morales” que cuenten con la aprobación de sus padres y de otros adultos.
Proverbios 22:6 hace esta exhortación: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él”. El verbo hebreo traducido “entrena” también puede verterse “inicia”, y en este versículo se refiere a comenzar la instrucción del pequeño. De hecho, la Biblia anima a los padres a enseñar buenos principios a sus hijos “desde la cuna” (2 Timoteo 3:14, 15, Biblia interconfesional). Es muy probable que lo que aprendan a tan tierna edad se les quede grabado toda la vida.
22:15.
¿Qué debe hacer el joven que desea huir de los malos deseos?.
La tontedad puede descarriar fácilmente al muchacho, pero la disciplina que se basa en la Biblia ayuda a contrarrestarla. Aunque el joven no tenga padres cristianos, puede encontrar la guía necesaria en los principios bíblicos. Los sabios consejos de los hermanos maduros también son de gran ayuda. Sin importar quién ofrezca los consejos bíblicos, los jóvenes deben escucharlos, pues así serán felices ahora y en el futuro (Heb. 12:8-11). Hay muchos jóvenes que, por no aceptar la disciplina basada en la Biblia, han actuado tontamente y han sucumbido al espíritu de competencia, la codicia, la fornicación, el amor al dinero y la búsqueda de placeres. Estos son algunos de “los deseos que acompañan a la juventud” y de los cuales la Biblia nos anima a huir (2 Tim. 2:20-22). Para poder huir de ellos, el joven cristiano debe protegerse de las malas influencias, vengan de donde vengan.
23:4, 5.
¿Por qué no es prudente sacrificar la vida por las riquezas?.
En otras palabras: no es prudente agotarse tratando de enriquecerse, pues las riquezas pueden irse volando como si poseyeran las alas de un águila.
Como indica la Biblia, las posesiones materiales pueden desaparecer rápidamente. Quizá se desvanezcan de la noche a la mañana por causa de un desastre natural, una crisis económica u otras circunstancias imprevistas.
La expresión “la vida de verdad” pudiera transmitir a la mayoría de la gente una imagen de placeres y lujos, como cuando se dice: “¡Esto sí que es vida!”. Una revista de noticias asiática señala: “Quienes ven películas o programas de televisión aprenden a desear lo que ven, a soñar con lo que podrían tener”. Muchas personas solo viven para conseguir riquezas y una buena posición social, aunque para ello tengan que sacrificar su juventud, su salud, su familia y sus valores espirituales. Pocos se paran a pensar que esa buena vida que fomentan los medios de comunicación no es más que un reflejo del “espíritu del mundo”, la forma de pensar que impulsa a la mayoría de la gente a actuar en contra del propósito de Dios (1 Cor. 2:12; Efe. 2:2). ¡Con razón hay tantas personas que no se sienten contentas! (Pro. 18:11.)
23:27.
¿Cómo es la ramera un “hoyo” y un “pozo”?.
Tal como se atrapaba a animales en ‘hoyos profundos’ cavados por los cazadores, así los patrocinadores de una prostituta o ramera son entrampados en inmoralidad. “La extranjera” denota una ramera, sin duda porque la mayoría de las prostitutas que había en Israel eran extranjeras. El sacar agua de “un pozo angosto” es difícil debido a que los jarros de barro se rompen fácilmente al dar contra sus lados. De manera parecida, los que tratan con rameras pueden experimentar calamidades emocionales y físicas (Proverbios 7:21-27.)
23:29.
¿Qué tiene de malo el consumo excesivo de bebidas alcohólicas?.
Al principio, puede que parezca que el beber ayude a la persona a olvidar los problemas, pero no los soluciona. Cuando al individuo se le pasa la embriaguez, los problemas siguen sin resolverse, y, a menudo, otros se han añadido. El alcohol, cuando se consume en exceso, hace que se pierda la dignidad, y arruina la salud, la vida familiar y la relación de uno con Dios (Proverbios 23:29, 30, 32).
24:3.
¿Por qué es tan importante la comunicación franca? y ¿En qué aspectos se requiere ser flexible, y por qué?.
A veces, el matrimonio une a dos personas de distintos orígenes y culturas. Es sobre todo en esos casos cuando debe haber comunicación franca. Para comprender mejor a su cónyuge, fíjese en cómo les habla a sus propios familiares. A menudo, lo que revela el interior de una persona no es lo que dice, sino la manera en que lo hace. Y mucho se puede aprender también de lo que no se dice (Pro. 16:24; Col. 4:6). El discernimiento es esencial para la felicidad. Por otro lado, también es importante ser flexible al escoger los pasatiempos y actividades recreativas, tal como han descubierto un gran número de matrimonios. Tal vez uno de los cónyuges era muy aficionado a los deportes u otras diversiones cuando era soltero. ¿No convendría ahora hacer algún cambio? (1 Tim. 4:8.) Hay que recordar que los casados necesitan tiempo para realizar juntos actividades espirituales y de otro tipo (Mat. 6:33).
24:3a.
¿Cómo beneficia a la familia el discernimiento?.
Entre las cosas valiosas que llenan un hogar feliz figuran el amor, la lealtad, el temor piadoso y la fe. Y para adquirir estas cualidades, es preciso tener conocimiento de Dios. Por consiguiente, ambos cónyuges deben ser buenos estudiantes de la Biblia. Para enfrentarse con éxito a los problemas cotidianos se necesita sabiduría, es decir, la capacidad de aplicar el conocimiento de las Escrituras. Además, si la persona tiene discernimiento, cualidad que es la facultad mental de ver más allá de lo obvio. Bien podría decirse que el estudio de familia productivo comienza con un estudio de la familia en sí. ¿Cuál es el progreso espiritual de sus integrantes? Al conversar con los miembros de su casa, escúchelos atentamente. ¿Percibe resentimiento o un espíritu de queja? ¿Son las metas materiales lo primordial? Cuando sale con sus hijos al ministerio del campo, ¿se sienten cómodos al presentarse como testigos de Jehová ante sus compañeros? ¿Disfrutan todos del programa familiar de lectura y estudio de la Biblia? ¿Realmente hacen del camino de Jehová su modo de vida? Si usted, el cabeza de familia, es observador, determinará la manera de implantar y edificar virtudes cristianas en cada uno de sus seres queridos, será capaz de comprender lo que piensa y siente su cónyuge (Proverbios 20:5). Mediante Salomón, Jehová nos exhorta: “Hijo mío, oh de veras presta atención a mi sabiduría. A mi discernimiento inclina tus oídos” (Proverbios 5:1).
★Habla confidencial: Proverbios 15:22 señala: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial, pero en la multitud de consejeros hay logro”.
El término hebreo "sohdh" traducido “habla confidencial; intimidad” alude a comunicación privada y franca. En Salmo 89:7 se vierte “grupo íntimo”, lo que subraya la familiaridad al hablar. Más que una conversación superficial, se refiere a un intercambio sincero de ideas y sentimientos, de comunicación franca e intensa en la que ambos abren el corazón (w06 1/8 18; g97 8/4 24; Proverbios 13:10.) Cuando existe buena comunicación entre marido y mujer, así como entre padres e hijos, reinan la paz y la unidad. Cuando no la hay, surgen frustraciones y dificultades.
Si en la predicación una persona le habla de una situación o problema que le preocupa, véalo como una oportunidad especial de comunicarle las buenas nuevas, su interés amoroso por la persona impedirá que revele asuntos confidenciales que ella le confíe, a menos que haya una razón de peso para hacerlo.
25:11.
¿Qué tendremos en cuenta antes de hablar si queremos hacerlo con tacto?.
Hablar con tacto abarca determinar el momento adecuado para decir las cosas. Aunque no siempre concordaremos con las afirmaciones de nuestro interlocutor, no es necesario disentir cada vez que su opinión no esté de acuerdo con la Biblia (Pro. 25:11; Juan 16:12). Más bien, consideremos las objeciones como oportunidades de conocer mejor el modo de pensar de la persona. Cuando sea posible, encomiemos al amo de casa por su religiosidad (Hech. 17:22).
25:15.
¿Cómo puede quebrar un hueso una lengua apacible?.
Contrario a lo que suele creerse, la amabilidad es señal de fortaleza. Por ejemplo, una respuesta apacible puede vencer una oposición cuya dureza y firmeza podría compararse
a la de un hueso, y que tal vez sea producto del enfado o del prejuicio. Indudablemente, a veces no es fácil ser apacible, sobre todo en situaciones de tensión. Por ello es bueno meditar en las ventajas de hacer lo que la Biblia dice y en las posibles consecuencias de no hacerlo.
Los principios bíblicos constituyen la verdadera “sabiduría de arriba” (Santiago 3:17). Cuando usamos la lengua de forma sabia, nuestras palabras se vuelven dignas, agradables y edificantes, perfectas para la ocasión, como “manzanas de oro en entalladuras de plata” (Proverbios 25:11).
25:17.
¿Como evitar los extremos como huespede?.
Uno abusaría de la hospitalidad permaneciendo demasiado tiempo en casa del anfitrión, siendo exigente, desagradecido, impuntual o visitándole con demasiada frecuencia. Una regla de urbanidad y saber estar recomienda que si el huésped prolonga su visita por varios días, ha de invitar al anfitrión para ir juntos a comer, al menos una vez durante la visita, si su situación económica se lo permiten. Además siempre es un buen gesto llevar un regalito al anfitrión.
Si una persona respeta la intimidad ajena y muestra consideración amorosa, no se convertirá innecesariamente en objeto de odio. Es de destacar que Jesús siempre impartía bendiciones espirituales cuando disfrutaba de la hospitalidad de alguien. (Lu 5:27-39; 19:1-8.)
26:6.
¿Por qué se hace una comparación con ‘mutilarse los pies’?.
La persona que se mutilara los pies se tulliría a sí misma, tal como el que empleara a “alguien estúpido” lesiona violentamente sus propios intereses. El proyecto encomendado a una persona estúpida fracasa. ¡Cuán prudente es, pues, el ‘probar a los hombres en cuanto a aptitud’ antes de recomendarlos para atender responsabilidades en la congregación! (1 Timoteo 3:10.)
26:17.
“Como quien agarra por las orejas a un perro es cualquiera que al pasar está enfureciéndose por la riña que no es suya.”.
Si un hombre ve una riña o una disputa entre ciertas personas quizás pueda ponerlas en paz, especialmente si tiene la autoridad para hacerlo y si los disputadores convienen en escuchar su consejo y raciocinar sobre él. (Gál. 6:1; 2 Tim. 2:24-26) Pero el proverbio habla del hombre que se envuelve en la controversia que no es suya. Es posible que haya empezado como mediador, pero se excita emocionalmente y toma partido. Es semejante al hombre que ha agarrado a un perro extraño por las orejas. Si lo suelta, el perro salta contra él y le causa daño. Si persiste en aguantar al perro, tiene ambas manos ocupadas y no puede hacer nada más. De la misma manera, si la persona que se está envolviendo en asuntos ajenos trata de desembrollarse de la riña, es probable que se acarree dificultad de ambas partes. Si persiste, no se puede ocupar en sus propias responsabilidades legítimas, y, además, solo empeora la controversia. La cosa en la que realmente debe estar ocupada —sus propios asuntos— no la puede efectuar. Habrá razón para que le pese haberse envuelto en asuntos ajenos.—1 Ped. 4:15.
27:11.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros estudiantes de la Biblia a determinar los aspectos en los que tienen que mejorar?.
Debemos hacerles entender la importancia de su conducta, ya que esta puede entristecer o regocijar al Creador (Sal. 78:40-42; Pro. 27:11). Podemos enseñar a nuestros estudiantes de la Biblia a percibir los beneficios de cumplir las leyes divinas y a no ver esta obediencia como una carga, sino como un modo de expresar nuestra devoción por Jehová (Sal. 19:11; Isa. 48:17).
27:11a.
¿Qué relación hay entre nuestras decisiones diarias y nuestra lealtad a Dios?.
¡Qué privilegio es alegrar el corazón de Dios! ¿Verdad que vale la pena esforzarse por ser personas íntegras y leales? Cuando somos íntegros, estamos apoyando la soberanía de Jehová. Pero otra razón por la cual debemos ser íntegros es que Dios se basará en nuestra conducta para juzgarnos. Así lo entendía Job (Job 31:6). Él sabía que Jehová pesa a las personas en una “balanza exacta”, es decir, que con su justicia perfecta determina si son íntegras. David expresó una idea parecida: “Jehová mismo pronunciará sentencia sobre los pueblos. Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia, y conforme a mi integridad en mí. [...] Dios como justo está poniendo a prueba corazón y riñones” (Sal. 7:8, 9). Sabemos que Dios puede observar lo que hay en lo más recóndito de nuestro ser, en el corazón y los riñones simbólicos. Nunca olvidemos, pues, en qué se fija Jehová: como dijo David, se fija en nuestra integridad y nos juzga basándose en ella.
27:17
¿Cómo se “aguza” un rostro?.
Tal como un pedazo de hierro puede ser útil para aguzar una hoja del mismo metal, una persona puede aguzar la condición intelectual y espiritual de otra. Si las desilusiones y el contacto con individuos desagradables nos deprimen, la mirada compasiva y el estímulo bíblico de un compañero de creencia puede ser muy edificante para nosotros. La tristeza se nos va del rostro, y nos aviva nueva esperanza para renovar nuestra actividad. (Proverbios 13:12.)
27:20.
“El Seol y el lugar de la destrucción mismos no se satisfacen; tampoco se satisfacen los ojos del hombre.”.
Proverbios 30:15, 16 contiene una declaración más completa de ideas similares: “Las sanguijuelas tienen dos hijas que claman: ‘¡Da! ¡Da!’ Hay tres cosas que no se satisfacen, cuatro que no han dicho ‘¡Basta!’ El Seol y una matriz restringida, una tierra que no ha sido satisfecha con agua, y el fuego que no ha dicho: ‘¡Basta!’”
El escritor había hablado previamente, en Proverbios 30:14, acerca de los que ‘se comen a los afligidos de sobre la tierra y a los pobres de entre la humanidad.’ Estos son como sanguijuelas, que chupan la sangre y que continúan ensanchándose a medida que se hartan de sangre. Estas personas siempre exijen más dinero, más poder. El sepulcro, igualmente, siempre está abierto para más víctimas de la muerte. La matriz estéril ‘clama,’ por decirlo así, por hijos. Raquel le dijo a Jacob: “Dame hijos o si no seré mujer muerta.” (Gén. 30:1) Una tierra azotada por la sequía embebe con rapidez la lluvia que cae sobre ella, y pronto parece que no ha caído lluvia. El fuego, cuando ha devorado lo que se arroja en él, lame con sus llamas otros combustibles, y continúa ardiendo mientras se le alimente.
Todas estas comparaciones parecen usarse como ilustraciones de lo insaciable de la avaricia... el hecho de que los avarientos nunca se satisfacen ni hallan descanso, pues su deseo egoísta los aguijonea incesantemente y consume cuanto objeto o persona se ponga en su camino.
28:5.
¿En qué sentido puede afirmarse que “los que están buscando a Jehová pueden entenderlo todo”?.
Los que practican lo que es malo son ciegos en sentido espiritual. (Proverbios 4:14-17; 2 Corintios 4:4.) No ‘entienden el juicio’ ni lo que es correcto según las normas de Dios. Por eso, no pueden juzgar correctamente las cuestiones ni tomar decisiones apropiadas. Pero los que ‘buscan a Jehová’ por oración y estudio de su Palabra ‘entienden todo’ lo que se necesita para servirle aceptablemente. (Efesios 5:15-17.)
28:13.
Si un cristiano comete un pecado grave, ¿qué es lo que no debe hacer?.
Tal como ocurría en la época de los apóstoles, algunos cometen pecados graves. Si eso le ha ocurrido a usted, ¿quiere decir que su situación es irremediable? No necesariamente. ¿Qué puede hacer entonces? Veamos primero lo que no debe hacer. La tendencia natural es no decirle a nadie que hemos pecado: ni a los padres ni a los ancianos ni a ningún otro hermano. Quienes tratan de ocultar sus pecados cometen un grave error, pues no hay nada que se pueda ocultar de la vista de Dios (Heb. 4:13). Hay quienes incluso tratan de llevar una doble vida, fingiendo que sirven a Dios a la vez que pecan contra él. Esa no es una vida de integridad, sino todo lo contrario. Jehová no acepta la adoración de quienes ocultan pecados graves; en realidad, su hipocresía lo indigna (Pro. 21:27; Isa. 1:11-16).
29:8.
¿Cómo “enardecen un pueblo” los hombres de habla jactanciosa?.
Los jactanciosos que no respetan la autoridad hablan insolentemente. Así alimentan las llamas y los fuegos de la disputa a tal grado que enardecen a los residentes de un pueblo entero. Pero los sabios “vuelven atrás la cólera” al hablar con apacibilidad y buen sentido, apagando las llamas de la ira y promoviendo la paz. (Proverbios 15:1.)
29:15.
¿Qué dicen los expertos y qué dice la Biblia sobre la disciplina?.
El doctor James Dobson publicó en 1979 la obra Cómo criar a un niño difícil, en la cual afirmaba: “El castigo corporal en manos de unos padres amorosos es [...] una herramienta de enseñanza por medio de la cual se corrige una conducta perniciosa”. Sin embargo, el doctor Benjamin Spock dijo lo siguiente en un artículo adaptado de la séptima edición (1998) de su popular libro Tu hijo: “Los castigos físicos enseñan a los niños que los mayores, al ser más fuertes, pueden salirse siempre con la suya, tengan o no la razón”.
Con respecto a la disciplina, la Biblia afirma: “La vara y la censura son lo que da sabiduría” (Proverbios 29:15). Al mismo tiempo reconoce que no todos los niños necesitan un castigo físico. Por ejemplo, Proverbios 17:10 señala: “Una reprensión obra más profundamente en un entendido que el golpear cien veces a un estúpido”.
29:20.
¿Por qué hay más esperanza para alguien estúpido que para el apresurado de habla?.
La persona que usa mal la lengua “mancha” o contamina su cuerpo entero y, a la vez, su entero ser. Lo que ella dice revela lo que el individuo es como persona. Por ejemplo, el hombre a quien repetidas veces se sorprende mintiendo muestra que tiene un defecto moral, que es desconfiable. A su entero ser, no solo a su lengua, se le llega a fijar la designación de “mentiroso.” El habla irreflexiva, o las palabras que se dicen sin debida consideración, pueden marcar al hombre como desconfiable. Para evitar tales manchas sobre nosotros como personas, tenemos que esforzarnos por controlar la lengua.
29:21.
¿Por qué estar agradecido a tus padres?.
Aunque este texto se refiere a los siervos, es aplicable de igual manera a los jóvenes de la casa.
En el siglo XVII Shakespeare puso estas palabras en el rey Lear: “¡Cuánto más punzante que el colmillo de una serpiente es tener un hijo ingrato!”.
Con toda justicia, debe reconocerse que aunque muchos jóvenes hoy son ‘hijos ingratos’, la culpa generalmente recae sobre los padres. Esto ha sido cierto en el caso de muchos hijos mimados. Han crecido y se han convertido en adolescentes y adultos que sienten que ‘el mundo les debe el sustento’ pero que ellos no deben nada a nadie.
Afortunadamente, no todos los padres miman a sus hijos, ni todos los hijos llegan a ser ‘ingratos’. Si a ti te criaron ambos padres, debes sentirte agradecido. Por supuesto, no hay padres perfectos. Pero eso no es razón para no agradecer lo que han hecho por ti. Lo que les has costado desde tu nacimiento tanto en tiempo como en dinero es incalculable. Tal vez contestes que tú no pediste nacer. Es cierto, pero existes, y alguien ha tenido que cuidarte por muchos años. Miles de niños son abandonados por sus padres y no todos llegan a ser adoptados. Tus padres amorosamente no te abandonaron, e hicieron lo mejor que pudieron para criarte. ¿No les debes gratitud?
29:22.
¿Por qué es peligroso dar rienda suelta a la ira?.
La ira puede separar a las personas más allegadas. Es como un fuego que se propaga fácilmente, con consecuencias catastróficas. Aunque existan razones válidas para expresar descontento, hay que tener cuidado de no exaltarse, pues se corre el riesgo de perder relaciones muy apreciadas. Los cristianos debemos perdonar de corazón, dejar atrás el resentimiento y no echar en cara los errores del pasado (Sal. 37:8; 103:8, 9; Pro. 17:9). Pablo aconsejó a los efesios: “Estén airados, y, no obstante, no pequen; que no se ponga el sol estando ustedes en estado [de irritación], ni dejen lugar para el Diablo” (Efe. 4:26, 27). Quien no controle su cólera le dará oportunidad al Diablo de sembrar discordia y conflictos en la congregación.
En la Biblia se usan distintos términos hebreos y griegos para referirse a la cólera. El término hebreo más común es `af, cuyo significado básico es “nariz; narices”, pero con frecuencia se usa en el sentido figurado de “cólera” debido a la característica respiración agitada de la persona acalorada. (Compárese con Sl 18:7; Eze 38:18.) Relacionada con `af está `a·náf, que significa “estar enojado”. En las Escrituras Hebreas se asocia además la cólera con el calor, de ahí que se diga que se enciende. Otras palabras hebreas se traducen “furia”, “furor” e “indignación”. En las Escrituras Griegas Cristianas or·guë suele traducirse “ira”, y thy·mós, “cólera”.
La cólera de Dios. La cólera puede estar justificada o no. La cólera de Dios siempre está justificada, ya que se fundamenta en los principios dictados por su derecho a la devoción exclusiva y su constancia en sostener la verdad; está controlada por su amor a la justicia y a aquellos que la practican. La cólera divina no brota de un capricho momentáneo que más tarde ha de lamentarse. Jehová ve todos los aspectos de una cuestión y tiene un conocimiento total y completo de la situación. (Heb 4:13.) Lee los corazones, nota el grado de ignorancia, negligencia o pecado voluntario, y actúa con imparcialidad. (Dt 10:17, 18; 1Sa 16:7; Hch 10:34, 35.)
Los principios que controlan la ira divina. Dios siempre mantiene su cólera bajo control y en armonía con sus atributos de amor, sabiduría y justicia. Debido a su omnipotencia, la expresa al grado que desea. (1Jn 4:8; Job 12:13; 37:23.) Esta cólera no es fútil, sino que está fundamentada sólidamente en causas válidas y siempre cumple un propósito. Su cólera no se satisface y apacigua más que con la aplicación de sus principios. Por ejemplo, en Israel no se podía rescatar a un asesino. La tierra solo podía limpiarse y librarse del disfavor divino mediante el derramamiento de la sangre de este. (Nú 35:16-18, 30-33.) No obstante, se hizo una provisión basada en algunos sacrificios y en los servicios del sumo sacerdote para satisfacer la justicia y aplacar la cólera del vengador de la sangre previsto por Dios, cuyo corazón pudiera haberse “enardecido”. Esta fue la provisión de las ciudades de refugio. (Dt 19:4-7.)
La cólera de Jehová tan solo se puede calmar o satisfacer una vez que la justicia se ha llevado a cabo por completo. La ira de Dios está contra toda injusticia; Él no la tolerará ni exonerará de castigo al que lo merece. (Éx 34:7; Hab 1:13.) Sin embargo, los que llegan a ejercer fe pueden mitigar y apartar la cólera de Dios sobre la base del sacrificio de Jesucristo, quien llevó sobre sí los dolores y el castigo que con justicia le pertenecían a la humanidad. (Isa 53:5.) Mediante esta provisión, Jehová puede demostrar su justicia, “para que él sea justo hasta al declarar justo al hombre que tiene fe en Jesús”. (Ro 3:26.) De este modo se satisface por completo la justicia y además Dios tiene un fundamento para extender misericordia. La ira de Dios permanece sobre cualquiera que sea desobediente (Jn 3:36), pero cuando una persona ejerce fe, el sacrificio de Jesucristo lo salva de dicha ira. (1Te 1:10.)
Medios de expresar Su cólera y causas de la misma. Dios manifiesta su cólera directa o indirectamente. Para ello puede servirse de sus leyes naturales o usar a algunas personas como instrumentos. Aquellos que violan sus leyes morales son objeto de su ira y reciben en sí mismos “la recompensa completa, que se les debía por su error”. Sufren un estado mental desaprobado, degradación, enfermedades, angustias y muerte. (Ro 1:18, 24, 27-32.) Cuando la autoridad gubernamental castiga a una persona por violar leyes del país que son afines a las leyes divinas, ese castigo es una expresión indirecta de la ira de Dios. (Ro 13:1-4.) Jesucristo es el ejecutor principal de la cólera de Dios, que expresará cabalmente contra los inicuos. (Jer 30:23, 24; Apo 19:7-16, 19-21.)
Las malas actitudes y acciones hacia los escogidos de Dios provocan Su ira. Se enviaron plagas sobre los egipcios porque no permitieron a Israel adorar a Jehová. (Sl 78:43-50.) Míriam y Aarón sintieron la cólera divina por no respetar la posición en la que Dios había puesto a Moisés. (Nú 12:9, 10.) La cólera de Jehová estuvo contra los jueces que oprimían a los de condición humilde. (Isa 10:1-4.) Los que dificultan la predicación de las buenas nuevas se hacen acreedores de la ira de Dios. (1Te 2:16.)
La adoración falsa provoca la cólera de Dios, en especial cuando su pueblo dedicado se vuelve a otros dioses. (Éx 32:7-10; Nú 25:3, 4; Jue 2:13, 14, 20; 1Re 11:8, 9.) Su cólera también se enciende debido a la inmoralidad, la supresión de la verdad, la falta de arrepentimiento, la desobediencia a las buenas nuevas, el desprecio de sus palabras, la burla a sus profetas, la codicia, la injuria, la envidia, el asesinato, la contienda, el engaño, la disposición maliciosa; así como por causa de los susurradores, los difamadores solapados, los que le odian, los insolentes, los altivos, los presumidos, los que maquinan cosas perjudiciales, los que desobedecen a sus padres, los que son falsos en los acuerdos, los despiadados, los espiritistas y los mentirosos. Todos estos y la práctica de todo tipo de injusticia provoca la cólera de Dios. (Col 3:5, 6; 2Te 1:8; Ro 1:18, 29-31; 2:5, 8; 2Cr 36:15, 16; Apo 22:15.)
La cólera no es Su cualidad dominante. Sin embargo, Jehová Dios es “tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa”. (Éx 34:6; Nú 14:18.) Quien teme a Jehová y obra justicia, recibirá misericordia de Él, porque el Todopoderoso tiene en cuenta la imperfección heredada del hombre. Por esa razón, y sobre la base del sacrificio de Jesús, Jehová muestra misericordia. (Sl 103:13, 14; Gé 8:21; véase también Sof 2:2, 3.) Asimismo, reprime su cólera por causa de su nombre y a fin de que se cumpla su propósito para con su pueblo escogido. (Isa 48:9; Joe 2:13, 14.) Jehová no permanece encolerizado con los que le sirven de todo corazón, reconocen su pecado y se arrepienten. (Isa 12:1; Sl 30:5.) No es un Dios enojado, sino feliz; no es inabordable, sino agradable, apacible y sereno para con los que se aproximan de manera correcta a su presencia. (1Ti 1:11; Sl 16:11; compárese con Apo 4:3.) Todo ello contrasta con el enojo, la falta de misericordia y la crueldad, características atribuidas a los dioses falsos de los paganos y que se reflejan en las imágenes de estos dioses.
¿Qué lugar tiene la cólera en la vida de un siervo de Dios? El hombre puede expresar su cólera con razón si esta se basa en principios. En ese caso, puede mostrar apropiadamente su justa indignación. De hecho, en la Biblia se nos da el mandato: “Aborrezcan lo que es inicuo” (Ro 12:9), y se registran numerosos ejemplos de justa indignación. (Éx 11:8; 32:19; Nú 16:12-15; 1Sa 20:34; Ne 5:6; Est 7:7; véase también 2Sa 12:1-6.)
Sin embargo, la mayoría de las veces la cólera del hombre no está justificada y suele manifestarse sin control. A menudo tiene como origen razones insuficientes y sale a la luz sin tener muy en cuenta las consecuencias posteriores. Después que Jehová perdonó a Nínive, Jonás se disgustó “y llegó a estar enardecido de cólera”. En realidad, le faltó misericordia, por lo que Jehová tuvo que corregirlo. (Jon 4:1-11.) El rey Uzías de Judá se enfureció cuando lo corrigieron los sacerdotes de Jehová y continuó en su derrotero presuntuoso, por lo que recibió castigo. (2Cr 26:16-21.) El orgullo imprudente de Naamán le provocó indignación y rabia, y esto casi le costó perder la bendición de Dios. (2Re 5:10-14.)
Importancia de ejercer control. La cólera injustificada e incontrolada ha llevado a muchas personas a cometer pecados aún mayores, incluso actos de violencia. “Caín se enardeció de gran cólera” y asesinó a Abel. (Gé 4:5, 8.) Esaú quiso matar a Jacob, quien había recibido la bendición de su padre. (Gé 27:41-45.) Enfurecido, Saúl arrojó lanzas contra David y Jonatán. (1Sa 18:11; 19:10; 20:30-34.) Los presentes en la sinagoga de Nazaret se encolerizaron por la predicación de Jesús y quisieron despeñarle. (Lu 4:28, 29.) Algunos líderes religiosos airados “se precipitaron de común acuerdo sobre [Esteban]” y lo lapidaron. (Hch 7:54-60.)
Aunque la cólera esté justificada, puede ser peligrosa y producir malos resultados si no se controla. Simeón y Leví tenían razón para estar indignados con Siquem por haber violado a su hermana Dina, aunque parte de la culpa era de ella. No obstante, la desenfrenada matanza de los siquemitas fue un castigo excesivo, y por eso, su padre Jacob denunció y maldijo esta expresión de cólera incontrolada. (Gé 34:1-31; 49:5-7.) Cuando una persona se encuentra bajo fuerte provocación, tiene que controlar su cólera. Las quejas y la rebeldía de los israelitas hicieron que Moisés, el más manso de todos los hombres, cediera a un acto incontrolado de cólera en el que no santificó a Jehová, y por el que se le castigó. (Nú 12:3; 20:10-12; Sl 106:32, 33.)
Los arrebatos de cólera están clasificados junto con otras obras detestables de la carne, como conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo y borracheras. Todas estas impiden que se herede el reino de Dios. (Gál 5:19-21.) El habla acalorada no tiene cabida en la congregación cristiana. Los hombres que representan a la congregación en oración deben estar libres de sentimientos de ira y mala voluntad. (1Ti 2:8.) Los cristianos han de ser lentos para la ira, ya que la ira del hombre no obra la justicia de Dios. (Snt 1:19, 20.) La Biblia también aconseja: “Cédanle lugar a la ira” y dejen la venganza a Jehová. (Ro 12:19.) El hombre propenso a la ira no puede servir de superintendente en la congregación cristiana. (Tit 1:7.)
Aunque en ocasiones uno se puede enojar, y a veces por una causa justificada, no se debe permitir que esa situación derive en pecado por abrigar o mantener la irritación. No deberíamos permitir que se pusiera el Sol estando en esa condición, pues en ese caso estaríamos dando lugar para que el Diablo se aprovechara de nosotros. (Ef 4:26, 27.) Sobre todo si la situación se ha producido entre cristianos, hay que dar los pasos apropiados para hacer la paz o solucionar la cuestión al modo de Dios. (Le 19:17, 18; Mt 5:23, 24; 18:15; Lu 17:3, 4.) Las Escrituras nos aconsejan que vigilemos nuestras compañías y evitemos a quienes son dados a la ira o a arrebatos de cólera, a fin de ‘no tomar un lazo para nuestras almas’. (Pr 22:24, 25.)
Jesucristo nos suministró el ejemplo perfecto cuando estuvo en la Tierra. En los relatos de su vida no se registra ni una sola ocasión en la que tuviera un arrebato de cólera descontrolada. Tampoco permitió que el desafuero, la rebeldía y el hostigamiento de los enemigos de Dios alteraran su espíritu y le hicieran encolerizarse con sus seguidores u otras personas. En una ocasión llegó a estar “cabalmente contristado” debido a la insensibilidad del corazón de los fariseos y los miró con indignación. No obstante, acto seguido efectuó una curación. (Mr 3:5.) En otro momento expulsó a los que estaban contaminando el templo de Dios y violando la ley de Moisés haciendo de la casa de Jehová una casa de mercancías. Sin embargo, esta acción no se debió a un arrebato injustificado e incontrolado de cólera; más bien, las Escrituras muestran que obedeció a un celo apropiado por la casa de Jehová. (Jn 2:13-17.)
Evitar las consecuencias perjudiciales. La cólera no solo tiene un efecto adverso en nuestra salud espiritual, sino que afecta sensiblemente el organismo. Puede ocasionar un aumento en la presión sanguínea, alteraciones arteriales, dificultades respiratorias, trastornos hepáticos y alteraciones de la vesícula biliar y el páncreas. Según la opinión médica, la cólera y la ira se encuentran entre las emociones fuertes que agravan y hasta provocan dolencias como el asma, afecciones de la vista, enfermedades de la piel, urticarias, úlceras, así como problemas dentales y digestivos. La ira y la furia pueden entorpecer los procesos mentales de modo que no se pueda llegar a conclusiones lógicas ni actuar con juicio sano. Un arrebato de ira suele ir seguido de un período de extrema depresión mental. Por lo tanto, es sensato, no solo por motivos religiosos, sino también físicos, mantener bajo control la cólera e ir en pos de la paz y el amor. (Pr 14:29, 30; Ro 14:19; Snt 3:17; 1Pe 3:11.)
Según las Escrituras, el tiempo del fin es un tiempo de furia, en el que las naciones se aíran porque Jehová toma su poder para reinar y el Diablo es arrojado a la Tierra “teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”. (Apo 11:17, 18; 12:10-12.) En medio de esas difíciles condiciones, los cristianos deben controlar su espíritu, evitando la destructiva emoción de la cólera. (Pr 14:29; Ec 7:9.)
★“Estén airados, y, no obstante, no pequen”: (Efesios 4:26) Lit.: “Estén siendo airados”.
Pablo citó de Salmo 4:4, donde leemos: “Agítense, pero no pequen”. Según el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, de W. E. Vine, la palabra hebrea que aquí se traduce “agítense”, ra·gház, significa “estremecerse de lo intenso de la emoción”. Pero ¿qué intensa emoción? ¿La ira? En la Septuaginta, la palabra hebrea ra·gház que aparece en Salmo 4:4 se tradujo al griego por “aírense”, y es evidentemente lo que Pablo quiso decir aquí. ¿Por qué dejaría la Biblia lugar para la ira? Porque no toda ira es mala. La opinión de que —como dijo un comentarista bíblico— “la ira del hombre nunca es justa y permisible en sí misma”, no es bíblica.
El escriturario bíblico R. C. H. Lenski hizo un comentario acertado sobre Efesios 4:26: “La ética que prohíbe toda ira, y que demanda calma a toda prueba en todas las ocasiones es estoica, y no cristiana”. El profesor William Barclay se expresó en términos muy parecidos: “En la vida cristiana debe haber ira[,] pero una ira que sea justa”. (g94 8/4 18-19)
Controle sus emociones
Hay situaciones en la vida donde Jehová no espera acción de nuestra parte, sino solamente que le alabemos, le confiemos y no temamos. (2Cr 20:15-22) Tenemos que tener cuidado de no dejarnos llevar por emociones destructivas como la cólera. Incluso Moisés, que se le llego a conocer como el hombre más manso de la Tierra en sus días, tubo que luchar toda su vida con una tendencia a actuar llevado por las emociones (Nu 12:3). El primer arranque de cólera del que relata la Biblia fue cuando asesinó a un egipcio que estaba maltratando a un israelita (Ex 2:11, 12) Más de cuarenta años después, cuando bajó del monte Sinaí con las tablas por las que había esperado 40 días en el monte y vio como Israel apostataba, tiró las tablas de piedra que Jehová mismo había escrito y las rompió (Ex 32:19). Cuántas veces por dejarnos llevar por nuestras emociones al ver una injusticia solo agravamos la situación. Si nos mantuviéramos callados y oráramos a Jehová por la situación, permitiríamos que El interviniera por nosotros y veríamos su propia mano hacer justicia a su debido tiempo y de la manera apropiada. Mas tarde, el pueblo de Israel murmuraba porque tenía sed y culpaban a Moisés por la situación; es cierto que Moisés no lo tubo fácil, no sabemos como aguantó tanto, Jehová le dijo a Moisés que golpeara una vez con su vara sobre una roca y esta daría agua para el pueblo, éste acontecimiento tiene un paralelo con la muerte de Jesús, la roca angular que por medio de ser colgado una vez en el madero, se convirtiría en agua dadora de vida para los creyentes (Ex 17:2-6). Cuarenta años después, poco antes de entrar en la Tierra prometida, Israel tenia sed y empezaron de nuevo a murmurar, pero en esta ocasión, Moisés se encolerizó, y aunque oró a Jehová, quien le dijo que hablara con la roca para que diera agua (Nu 20:8), se dejó llevar por su estado de ánimo, pues cuando estamos encolerizados no escuchamos bien, y eso fue lo que le pasó a Moisés, él tomó la vara y fue a la roca pero no le habló sino que en forma de pregunta cuestionó si saldría agua para aquel pueblo rebelde y además golpeó la roca 2 veces (Nu 20:9-11), con relación al paralelo relato de Jesucristo, ésto simbolizaría colgar a Jesús dos veces del madero, pero Jesucristo fue sacrificado solo una vez para siempre (Heb 10:10). Ahora todo el que deseara agua de vida podría orar y pedirla a trabes de Jesucristo sin necesidad de un nuevo sacrificio, lo mismo que le había dicho Jehová a Moisés, --“habla con la roca”, pero Moisés, llevado por su cólera, perdió de vista que no es por fuerza sino por la palabra de Jehová que vivimos, por lo que Jehová le dijo que no entraría en la Tierra Prometida, al final de sus días, su mala tendencia se la jugó. (Nu 20:12). Aunque Jehová no espera perfección de nadie, dice que “a quien se dio mucho, mucho se le exigirá.” (Lu 12:48) Moisés había tenido el gran privilegio de salvar al pueblo de Dios de la esclavitud, algo parecido a lo que Jesús haría a plenitud, al salvar a la humanidad del pecado y la muerte, por eso Jehová exigió más de el, como mínimo darle gloria por todo lo que el podía hacer con el poder de Jehová y su bondad inmerecida. El ejemplo de Moisés nos muestra la importancia de vigilar nuestras emociones constantemente. No es en vano que la Biblia advierta en muchas ocasiones de la importancia de dominar la cólera. (Sl. 37:8; Pr 14:29; 16:32; 19:11; 22:24; 29:22; Ef. 4:26) Jehová no exige de nosotros que no nos sintamos encolerizados, pues sobran razones para estarlo en éste cruel mundo, Él desea que nos complazcamos en los sentimientos positivos y controlemos los negativos, pues de no ser así le abrimos una puerta al enemigo que de seguro aprovechará para nuestro pesar. (Pr 25:28) ★¿Cómo reaccionó Moisés cuando le faltaron el respeto? - (2-2-2019-Pg.9-§8,9-Foto)
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Déjala secar
Julia se puso muy feliz por el regalo, un juego de té multicolor. Al día siguiente, Ana, su amiguita, vino bien temprano a invitarla a jugar.
Julia no podía pues saldría con su madre aquella mañana.
Al volver del paseo, Julia se quedó pasmada al ver su juego de té tirado al suelo.
Totalmente descontrolada Julia quería ir a la casa de Ana a pedir explicaciones, pero su madre cariñosamente le dijo:
Así es hijita, con la ira pasa lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil resolver todo.
Cuando le conté a mi madre ella preocupada me llevó a comprar otro igualito, para ti.
Nunca reacciones mientras sientas ira. La ira nos ciega e impide que veamos las cosas como realmente son. |
29:25.
¿Cómo es un lazo el temor al hombre?.
El Diablo sabe que nos importa la opinión que la gente tiene de nosotros y utiliza eso para desequilibrarnos y hacernos caer en su trampa. Una manera de conseguirlo es haciéndonos “temblar ante los hombres” (Eze. 33:8; Sant. 4:17). Tomemos por caso al adolescente que, presionado por sus compañeros de estudios, fuma un cigarrillo. Seguramente no tenía la menor intención de fumar cuando salió de casa ese día para ir a clase. Sin embargo, ahí está, haciendo algo que daña su salud y desagrada a Dios (2 Cor. 7:1). ¿Cómo cayó en la trampa? Tal vez se juntó con quien no debía y temía que lo rechazaran. Por tanto, jóvenes, no se dejen engañar por el “pajarero” (Sal. 91:3). Si no quieren caer en sus trampas y ser capturados vivos, no cedan en lo más mínimo. Recuerden siempre el consejo bíblico de evitar las malas compañías (1 Cor. 15:33).
30:15, 16.
¿Qué enseñan estos ejemplos?.
Ilustran que la avidez es insaciable. Las sanguijuelas se llenan de sangre, tal como las personas ávidas, codiciosas, siempre desean más dinero o poder. De igual modo, el Seol nunca queda satisfecho, sino que permanece abierto para recibir más víctimas de la muerte. Una matriz estéril ‘clama’ por hijos. (Génesis 30:1.) La tierra azotada por la sequía embebe el agua de la lluvia y pronto da la apariencia de estar seca de nuevo. Y el fuego que ha consumido las cosas que se han arrojado en él envía llamas que lamen otra materia combustible que se halle cerca. Seguramente por esta misma razón, Santiago comparó el uso impropio de la lengua a un fuego devastador. (Snt 3:5-8; compárese con Pr 16:27.). Así sucede con los ávidos y avaros. Pero los que tienen como guía la sabiduría piadosa no son impulsados incesantemente por tal egoísmo.
30:17.
¿Qué quiere decir que los cuervos le sacarán los ojos al hijo desobediente?.
El cuervo cuando come carroña, tiene el hábito de empezar por los ojos y otras partes blandas de la víctima antes de rasgar el abdomen con su robusto pico.
30:24.
¿Qué tienen en común tres de éstos cuatro animalitos?.
La hormiga, el damán y las langostas son animales que viven en comunidades, pues éstas les proporcionan seguridad y proteción.
31:6, 7.
¿Por qué dar vino a los “amargados de alma”?.
El licor embriagante y el vino son sedantes. Por eso se darían “al que está a punto de perecer”, o morir, o a ‘los que están amargados de alma’ para que sientan menos su dolor y sus penalidades. La costumbre antigua de dar vino drogado a los criminales para que no se sintiera tanto el dolor de la ejecución puede explicar por qué los soldados romanos se lo ofrecieron a Jesucristo cuando fue fijado en el madero. Él rechazó aquel vino porque deseaba tener plena posesión de sus facultades en aquel tiempo crítico y así mantener integridad a Dios. (Marcos 15:22-24.)
31:15.
¿Quiénes son estas “mujeres jóvenes”?.
Se está haciendo referencia a sirvientas de la casa. No tenían razón para quejarse por falta de alimento o de trabajo asignado. La esposa industriosa daba alimento a su casa y también se encargaba de que estas mujeres tuvieran alimento y también deberes que ejecutar.
10:11-14. Si deseamos que nuestras palabras resulten edificantes, el conocimiento exacto debe llenar nuestra mente, el amor debe impulsar nuestro corazón y la sabiduría debe guiar lo que decimos.
11:4. Es una insensatez sacrificar el estudio personal de la Biblia, la asistencia a las reuniones, la oración y la participación en el ministerio del campo por tratar de obtener riquezas.
12:16. La “persona tonta” responde rápidamente, “en el mismo día”, a un insulto o “deshonra”. Pero “el sagaz” —un individuo prudente— ora por el espíritu de Dios para ejercer autodominio y seguir Su Palabra. Si hacemos esto, podemos evitar más contiendas que pudieran resultar en daño emocional o físico para nosotros mismos o para otros.
13:4. No basta con sentirse “deseoso” de obtener un puesto de responsabilidad en la congregación o de vivir en el nuevo mundo. Hay que ser diligente y esforzarse por cumplir los requisitos.
13:24; 29:15, 21. Los padres que aman a sus hijos no los consienten ni pasan por alto sus faltas. Más bien, hacen lo necesario para corregirlos y erradicar esos defectos antes de que se arraiguen.
14:10. Como no siempre sabemos expresar nuestros sentimientos más profundos ni los demás pueden entenderlos a la perfección, el consuelo que otras personas nos dan tiene sus limitaciones. Así pues, habrá momentos en los que únicamente contaremos con la ayuda de Jehová para aguantar las dificultades.
15:7. Tal como el agricultor no siembra todas sus semillas en un solo sitio, nosotros no debemos abrumar a nuestro oyente con mucha información. La persona sabia esparce poco a poco el conocimiento, según va siendo necesario.
15:15; 18:14. Tener una actitud positiva nos ayudará a estar gozosos, incluso en circunstancias angustiosas.
16:5. Los “orgulloso[s] de corazón” pueden hacer causa común para apoyarse, pero eso no los librará del castigo. Por lo tanto, con independencia de la educación, las habilidades o los privilegios de servicio que tengamos, lo más sensato es que cultivemos la humildad. Cosa detestable o Abominación como en (Pr 3:32; 6:16, donde abominación significa impureza y algo rechazado dentro del rito religioso y el ambiente moral). De este modo, se muestra la seriedad del orgullo como un pecado que distancia el individuo de Dios. El modismo hebreo “mano a mano” (batir las manos) da una garantía acerca del castigo seguro para la ofensa (Pr 6:29; 11:21; 17:5; 19:5, 9; 28:20).
16:7. Jamás demos por sentada la bondad amorosa de Jehová. Cuando los israelitas “se rebelaron e hicieron que su espíritu santo se sintiera herido [...,] él fue cambiado en enemigo de ellos; él mismo guerreó contra ellos” (Isaías 63:10). En cambio, “cuando Jehová se complace en los caminos de un hombre, hace que hasta los enemigos mismos de este estén en paz con él” (Proverbios 16:7). ¡Cuánto nos protege el temor de Jehová!
17:24. No queremos que nuestros ojos y mente divaguen como los del “estúpido”, sino que se centren en las cosas importantes. Por eso, procuramos adquirir entendimiento a fin de actuar con sabiduría.
21:20. Todos puedemos tomar algunas medidas prácticas para mejorar nuestra situación economica. La Biblia dice que “el necio gasta todo lo que tiene”. (Proverbios 21:20, VP.) Por lo tanto, sé juicioso, teniendo cuidado de no desperdiciar alimentos, dinero u otros recursos domésticos. (Compárese con Juan 6:12.)
21:28. “El testigo mentiroso” muestra falta de respeto a Dios y, bajo la Ley, podía ser condenado a muerte. Así, podía ‘perecer’ por obra de los hombres o de Jehová. (Deuteronomio 5:20; 19:16-21; compárese con Hechos 5:1-11.) Pero ‘el hombre que escuchaba’ atentamente sólo hablaba cuando estaba seguro de lo que había oído. Su testimonio permanecía “para siempre”, pues no era rechazado después como falsedad. Además, no se le ejecutaba como testigo falso. Los que testifican en audiencias judiciales entre los testigos de Jehová deben haber escuchado cuidadosamente para suministrar información exacta, porque el testimonio inexacto o falso puede causar daño espiritual.
23:6-8. Tengamos cuidado con las muestras de hospitalidad que no son sinceras.
27:21. Las alabanzas ponen al descubierto la clase de persona que somos en realidad. Evidencian que somos humildes si nos motivan a reconocer cuánto le debemos a Jehová y nos impulsan a seguir sirviéndole. Por el contrario, si hacen que nos creamos superiores, revelan que nos falta humildad.
27:23-27. Tomando como ejemplo la vida del pastor, estos proverbios destacan el valor de sentirnos satisfechos con llevar una vida sencilla, fruto del trabajo diligente. Y, en particular, graban en nosotros la importancia de confiar en Dios.
28:5. “Buscando a Jehová” mediante la oración y el estudio de su Palabra, ‘podemos entender todo’ lo que necesitamos para servirle como él quiere.
29:23. Si somos orgullosos, la altivez resultará en que se nos humille. La persona altiva tiende a ser presumida, y esto puede llevar a la deshonra, al tropiezo y a un estrellarse. (Proverbios 11:2; 16:18; 18:12.) Puede que Dios haga que el individuo orgulloso sea humillado, rebajado de alguna manera, quizás hasta el punto de destrucción. Un hombre de ese tipo desea obtener gloria, pero sus caminos son abominables para la gente. Sin embargo, la persona “humilde de espíritu se asirá [con el tiempo] de la gloria”.
30:32, 33. Puesto que somos imperfectos, puede ser que a veces, insensatamente, ‘nos elevemos’, y hagamos esfuerzos por ensalzarnos. Si hacemos esto o hablamos con cólera, debemos ‘ponernos la mano a la boca’, y refrenarnos de añadir palabras que seguirían provocando a la persona a quien hayamos ofendido. Tal como es necesario batir la leche para hacer mantequilla, y para que la nariz sangre hay que exprimirla, hay riña cuando la gente da rienda suelta a la cólera. En esos casos, ¡qué sabio es mantener silencio y evitar más dificultades!
Por otra parte, en el mensaje de peso que Lemuel recibe de su madre, hallamos buenos consejos sobre el vino y el licor embriagante, así como sobre juzgar con justicia. También se señalan las cualidades de una buena esposa, cuya descripción concluye así: “Denle del fruto de sus manos, y alábenla sus obras” (Proverbios 31:31).
Adquirir sabiduría, aceptar la disciplina, cultivar el temor de Dios, confiar en Jehová... ¡Qué magníficas lecciones contiene el libro inspirado de Proverbios! Pongamos en práctica sus consejos y disfrutaremos de la felicidad del “hombre que teme a Jehová” (Salmo 112:1).
CUANDO Salomón, el hijo de David, subió al trono de Israel en 1037 a.E.C., oró a Jehová por “sabiduría y conocimiento” para “juzgar a este gran pueblo”. La respuesta de Jehová fue darle ‘conocimiento y sabiduría y un corazón entendido’. (2 Cró. 1:10-12; 1 Rey. 3:12; 4:30, 31.) Como resultado, Salomón llegó a “hablar tres mil proverbios”. (1 Rey. 4:32.) Alguna de aquella sabiduría hablada se puso por escrito en el libro bíblico de Proverbios. Dado que la sabiduría de aquel rey era realmente la que “Dios había puesto en su corazón”, entonces en realidad estamos estudiando la sabiduría de Jehová Dios cuando estudiamos Proverbios. (1 Rey. 10:23, 24.) Estos proverbios resumen verdades eternas. Están tan al día ahora como cuando se dijeron por primera vez.
2 El reinado de Salomón fue un tiempo apropiado en el cual suministrar esta guía divina. Se decía que Salomón ‘se sentaba sobre el trono de Jehová’. El reino teocrático de Israel estaba en la cumbre de su esplendor, y a Salomón se le había favorecido con “dignidad real” sobrepujante. (1 Cró. 29:23, 25.) Era un tiempo de paz y abundancia, un tiempo de seguridad. (1 Rey. 4:20-25.) Sin embargo, aun bajo aquella gobernación teocrática la gente tenía sus problemas y dificultades personales que eran el resultado de las imperfecciones humanas. Se comprende que la gente acudiera al sabio rey Salomón para que les ayudara a resolver sus problemas. (1 Rey. 3:16-28.) Mientras emitía juicio en muchos de los casos que juzgó, él enunció dichos proverbiales que cuadraban con las muchas circunstancias de la vida cotidiana. Los que deseaban vivir con arreglo a la voluntad de Dios estimaban muchísimo aquellos dichos breves, pero impresionantes.
3 El registro no dice que Salomón escribió los Proverbios. Sin embargo, dice que él ‘habló’ proverbios, y que “hizo un escudriñamiento cabal, a fin de arreglar muchos proverbios ordenadamente”, lo cual muestra que se interesaba en conservar proverbios para uso posterior. (1 Rey. 4:32; Ecl. 12:9.) En el tiempo de David y Salomón había secretarios oficiales entre los funcionarios de la corte. (2 Sam. 20:25; 2 Rey. 12:10.) No sabemos si los escribas de la corte de Salomón escribieron y coleccionaron sus proverbios, pero las expresiones de cualquier gobernante de su calibre se tendrían en alta estima, y sería normal que se pusieran por escrito. El consenso general es que el libro es una colección compilada de otras colecciones.
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El libro de Proverbios se puede dividir en cinco secciones. Estas son:
1) la de los capítulos 1-9, que empieza con las palabras: “Los proverbios de Salomón hijo de David”;
2) la de los capítulos 10-24, descrita como los “Proverbios de Salomón”;
3) la de los capítulos 25-29, la cual comienza: “También estos son los proverbios de Salomón que transcribieron los hombres de Ezequías, rey de Judá”;
4) la del capítulos 30, cuya introducción dice: “Las palabras de Agur, hijo de Jaqué”; y
5) la del capítulos 31, que consta de: “Las palabras de Lemuel el rey, el mensaje de peso que su madre le dio al corregirlo”. Como se ve, Salomón fue el originador de la mayoría de los proverbios. En cuanto a Agur y Lemuel, no se sabe nada definitivo sobre quiénes fueron. Algunos comentaristas sugieren que Lemuel puede haber sido otro nombre para Salomón.
5 ¿Cuándo se escribió y compiló Proverbios? Puede que la mayor parte se haya escrito durante el reinado de Salomón (1037-998 a.E.C.), antes de que él se descarriara. Por la incertidumbre en cuanto a quiénes fueron Agur y Lemuel, no es posible fechar lo que ellos presentan. Puesto que una de las colecciones se hizo durante el reinado de Ezequías (745-717 a.E.C.), no podría haberse terminado con las colecciones antes del reinado de este. ¿Se juntaron también las últimas dos divisiones mientras reinaba Ezequías? En respuesta hay una nota iluminadora para Proverbios 31:31 en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (Con Referencias): “Algunas ed[iciones] del texto heb[reo] tienen el trigrámaton, o tres letras, Jehth, Zá·yin, Qohf (חזק), que representa la firma del rey Ezequías puesta en las copias efectuadas por sus escribas para indicar que la obra se había completado”.
6 En las Biblias hebreas al principio se llamaba al libro por la palabra de apertura del libro, misch·léh, que significa “proverbios”. Misch·léh es el plural, en el estado constructo, del nombre hebreo ma·schál, y por lo general se cree que este se deriva de una raíz que significa “ser como” o “ser comparable”. Estos términos describen muy bien el contenido del libro, pues los proverbios son dichos concisos que suelen emplear similitudes o comparaciones y que tienen como fin hacer pensar al oyente. La brevedad de los proverbios facilita el seguirlos y los hace interesantes, y su forma facilita el enseñarlos, aprenderlos y recordarlos. La idea se graba.
7 El estilo de expresión que caracteriza al libro es muy interesante también. Es estilo poético hebreo. La estructura de la mayor parte del libro es poesía en paralelismo. En esta no se pone rima (o sonido semejante) en las terminaciones de las líneas o los versos. La poesía consiste en hacer que líneas rítmicas presenten pensamientos o ideas paralelos. Su belleza y su fuerza de instrucción estriban en ese ritmo del pensamiento. Puede haber o sinonimia o contraste entre los pensamientos, pero el vigor del paralelo contribuye a ampliar el pensamiento, extenderse sobre la idea y asegurarse de que se transmita el significado del pensamiento. Se pueden hallar ejemplos de paralelismo de expresiones similares en Proverbios 11:25; 16:18 y 18:15, y ejemplos de paralelismo de contrastes (el más común) en Proverbios 10:7, 30; 12:25; 13:25 y 15:8. Precisamente al fin del libro se encuentra otro tipo de estructura. (Pro. 31:10-31.) Allí, en hebreo los 22 versículos siguen el orden del alfabeto hebreo, pues las letras iniciales de los versículos corresponden a las letras alfabéticas en su secuencia normal, un estilo que también se usa en varios salmos. Respecto a belleza, este estilo no tiene paralelo en los escritos antiguos.
8 La autenticidad de Proverbios también se demuestra por lo mucho que usaron este libro los cristianos primitivos al declarar reglas de conducta. Parece que Santiago estaba bien familiarizado con Proverbios y usó sus principios fundamentales en el excelente consejo que dio para que se siguiera la conducta cristiana. (Compárense Proverbios 14:29; 17:27 con Santiago 1:19, 20; Proverbios 3:34 con Santiago 4:6; Proverbios 27:1 con Santiago 4:13, 14.) También se pueden hallar citas directas de Proverbios en los siguientes pasajes: Romanos 12:20—Proverbios 25:21, 22; Hebreos 12:5, 6—Proverbios 3:11, 12; 2 Pedro 2:22—Proverbios 26:11.
9 Además, Proverbios manifiesta conformidad con lo restante de la Biblia, y así demuestra que es parte de “toda Escritura”. Presenta una impresionante unidad de pensamiento con la Ley de Moisés, la enseñanza de Jesús y los escritos de los discípulos y los apóstoles de Jesús. (Véanse Proverbios 10:16—1 Corintios 15:58 y Gálatas 6:8, 9; Proverbios 12:25—Mateo 6:25; Proverbios 20:20—Éxodo 20:12 y Mateo 15:4.) Hasta cuando trata superficialmente puntos como la preparación de la Tierra para que el hombre la habitara, hay unidad de pensamiento con otros escritores de la Biblia. (Pro. 3:19, 20; Gén. 1:6, 7; Job 38:4-11; Sal. 104:5-9.)
10 También hay testimonio de la inspiración divina del libro en su exactitud científica, sea que el proverbio se relacione con principios químicos, médicos o de la salud. Parece que Proverbios 25:20 alude a reacciones entre lo ácido y lo álcali. Proverbios 31:4, 5 concuerda con los descubrimientos científicos modernos de que el alcohol entorpece el funcionamiento de la mente. Muchos médicos y especialistas en nutrición concuerdan en que la miel es un alimento saludable, lo cual trae a la mente el proverbio: “Hijo mío, come miel, porque es buena”. (Pro. 24:13.) Lo que hoy día se sabe sobre lo sicosomático no es nuevo para Proverbios. “Un corazón que está gozoso hace bien como sanador” (17:22; 15:17).
11 Por cierto, el libro de Proverbios abarca tan cabalmente toda necesidad y situación humana que cierta autoridad declaró: “No hay relación en la vida que no tenga su instrucción apropiada, ninguna tendencia buena o mala sin su incentivo o corrección apropiados. En todo lugar se pone la conciencia humana en relación inmediata con el Divino, [...] y el hombre camina como si estuviera en la presencia de su Hacedor y Juez [...] En este libro antiguo se pinta todo tipo de humanidad; y aunque el boceto se hizo hace tres mil años, todavía es tan fiel a la realidad como si ahora mismo se hubiera tomado de su representante viviente” (Dictionary of the Bible, de Smith, 1890, tomo III, página 2616).
12 La primera sección - (1:1–9:18) Esta es un solo poema (compuesto de discursos breves como de un padre a su hijo) que trata sobre lo importante de que la sabiduría guíe el corazón (o a toda la persona interna) y gobierne el deseo. Enseña el valor de la sabiduría y sus bendiciones: felicidad, agradabilidad, paz y vida (1:33; 3:13-18; 8:32-35). Pone eso en contraste con la falta de sabiduría y sus resultados: sufrimiento y al final muerte (1:28-32; 7:24-27; 8:36). Al considerar las muchísimas situaciones y posibilidades de la vida, pone ante uno un estudio fundamental de la conducta humana y de las consecuencias presentes y futuras de esa conducta. Las palabras de Proverbios 1:7 establecen la pauta de todo el libro: “El temor de Jehová es el principio del conocimiento”. Todas las acciones de uno deben mostrar que toma en cuenta a Jehová. Se repite de continuo que es menester no olvidar las leyes de Dios, guardar fielmente sus mandamientos y no dejarlos.
13 Los hilos sobresalientes de la trama de esta primera sección son la sabiduría práctica, el conocimiento, el temor a Jehová, la disciplina y el discernimiento. Se dan advertencias contra la mala compañía, el rechazar la disciplina de Jehová, y las relaciones impropias con extrañas (1:10-19; 3:11, 12; 5:3-14; 7:1-27). Dos veces se dice que la sabiduría está en lugares públicos, de modo que se puede conseguir, es asequible (1:20, 21; 8:1-11). Se personifica a la sabiduría, que trata de atraer a sí a los inexpertos, y hasta se arroja alguna luz sobre la creación de la Tierra (1:22-33; 8:4-36). ¡Qué asombroso es este libro! Esta sección concluye como empezó, con el mismo tema: que “el temor de Jehová es el comienzo de la sabiduría” (9:10). Por toda esta sección se sostiene que el reconocer a Jehová en todos nuestros caminos, y el adherirnos a su justicia, es el camino a la vida y puede protegernos de muchas cosas indeseables.
14
La segunda sección - (10:1–24:34)
Aquí hallamos muchas máximas selectas, sin conexión entre sí, que aplican la sabiduría a las situaciones complejas de la vida. Al enseñarnos cómo aplicar correctamente la sabiduría a diversas situaciones, esta sección tiene como fin fomentar mayor felicidad y una vida agradable. Los contrastes en los paralelismos nos hacen ver más gráficamente estas enseñanzas. He aquí una lista parcial de los asuntos que se consideran en tan solo los capítulos 10, 11 y 12:
★amor contra odio
★sabiduría contra tontedad
★honradez contra hacer trampas
★fidelidad contra calumnia
★verdad contra falsedad
★generosidad contra retraerse
★diligencia contra flojedad
★andar en integridad contra caminos torcidos
★consejo bueno contra ninguna dirección diestra
★esposa capaz contra esposa que avergüenza
★justicia contra iniquidad
★modestia contra presunción
¡El considerar esta lista con relación a la vida cotidiana nos debe convencer de que en verdad Proverbios es un libro práctico!
15 En lo demás de esta sección (13:1–24:34) se nos siguen dando recordatorios de las normas de Jehová para que tengamos perspicacia y discernimiento. Una lista de la gran variedad de situaciones humanas que se consideran mostrará lo mucho que abarca este libro. Es muy provechoso disponer de este consejo bíblico sobre simulación, presunción, cumplir la palabra dada, sagacidad, la compañía que uno debe buscar, corrección y entrenamiento de los hijos, el punto de vista del hombre sobre lo que es correcto, ser tardo para la cólera, mostrar favor a los afligidos, fraude, oración, burla, estar contento con las cosas necesarias para la vida, orgullo, ganancia injusta, soborno, contienda, autodominio, aislamiento, silencio, parcialidad, riña, humildad, lujo, cuidar del padre y de la madre, bebidas embriagantes, hacer trampas, cualidades de una esposa, dádivas, tomar prestado, prestar, bondad, confianza, límites de propiedad, edificar la casa, envidia, represalia, vanidad, respuesta apacible, meditación y verdadero compañerismo. ¡Qué caudal de consejo al cual acudir como guía buena sobre los asuntos cotidianos! Puede que algunos consideren insignificantes varios de estos puntos, pero por ellos notamos que la Biblia no pasa por alto lo que necesitamos, aunque se trate de necesidades aparentemente insignificantes. Proverbios es de valor inestimable en esto.
16 La tercera sección - (25:1–29:27) Se da consejo edificante sobre asuntos como la honra, la paciencia, los enemigos, el tratar con personas estúpidas, el bromear, la lisonja, los celos, el daño causado por un amigo, el hambre, la calumnia, la atención a las responsabilidades, el interés, la confesión, los resultados de la gobernación inicua, la arrogancia, las bendiciones de la gobernación justa, la delincuencia juvenil, el modo de tratar a los siervos, la perspicacia y la visión.
17 La cuarta sección - (30:1-33) Esta es “el mensaje de peso” que se atribuye a Agur. Después de admitir humildemente su propia insignificancia, el escritor menciona que el hombre no tiene en sí el poder de crear la Tierra ni las cosas que hay en ella. Dice que la Palabra de Dios es refinada y un escudo. Pide que se aleje de él la palabra mentirosa y que no se le den ni riquezas ni pobreza. Describe a una generación impura, orgullosa y avara que invoca el mal contra sus padres. Menciona cuatro cosas que no han dicho “¡Basta!”, junto con cuatro cosas que son demasiado difíciles de comprender (30:15, 16). Se indica cómo se declara absuelta a sí misma descaradamente la adúltera. Entonces se describen cuatro cosas bajo las cuales la tierra no puede aguantar, cuatro cosas pequeñas que son instintivamente sabias y cuatro cosas que sobresalen al ir adelante. Por comparaciones aptas, el escritor advierte que “el apretar la cólera es lo que produce riña” (30:33).
18 La quinta sección - (31:1-31) Aquí hay otro “mensaje de peso”, el de Lemuel el rey. Este está en dos estilos de escritura. La primera parte considera la ruina a la que puede llevar una mujer mala, advierte que el licor embriagante puede pervertir el juicio, y pide que se juzgue con justicia. El poema alfabético en la parte final se dedica a la descripción clásica de una esposa capaz. Con cierto grado de detalle considera lo valiosa que es; señala que su dueño confía en ella y ella le resulta remuneradora a él. Algunas de sus características: es industriosa, madrugadora, sabe comprar, muestra bondad al pobre, es previsora y habla con sabiduría. También es alerta, respetada por sus hijos y alabada por su esposo. Sobre todo, teme a Jehová.
19 El propósito provechoso de Proverbios se declara en los versículos de apertura: “Para conocer uno sabiduría y disciplina, para discernir los dichos del entendimiento, para recibir la disciplina que da perspicacia, justicia y juicio y rectitud, para dar sagacidad a los inexpertos, conocimiento y capacidad de pensar al joven” (1:2-4). En conformidad con ese propósito declarado, el libro hace resaltar el conocimiento, la sabiduría y el entendimiento, que, por separado, nos benefician de manera particular.
20 1) El conocimiento es algo que el hombre necesita mucho porque no es bueno que el hombre sea ignorante. Uno nunca puede adquirir conocimiento exacto sin el temor de Jehová, pues el conocimiento empieza con ese temor. Se debe preferir el conocimiento al oro escogido. ¿Por qué? Mediante el conocimiento se rescata a los justos; se nos retiene de apresurarnos a pecar. ¡Cuánto necesitamos buscarlo y adquirirlo! Es precioso. Así que “inclina tu oído y oye las palabras de los sabios, para que apliques tu mismísimo corazón a mi conocimiento” (22:17; 1:7; 8:10; 11:9; 18:15; 19:2; 20:15).
21 2) La sabiduría, el poder usar correctamente el conocimiento para la alabanza de Jehová, “es la cosa principal”. Adquiérala. Su Fuente es Jehová. La sabiduría dadora de vida empieza al conocer y temer a Jehová Dios... ese es el gran secreto de la sabiduría. Por eso, tema a Dios, no al hombre. La sabiduría personificada emite una proclamación e insta a todos a corregirse. La sabiduría clama a gritos en las calles mismas. Jehová llama a todos los inexpertos y a los faltos de corazón para que se vuelvan hacia ella y se alimenten con el pan de la sabiduría. Entonces, con el temor de Jehová, serán felices aunque tengan poco. La sabiduría tiene muchas bendiciones; sus efectos son muy provechosos. La sabiduría y el conocimiento son fundamentos preliminares para la capacidad de pensar, la clase de pensar que nos salvaguardará. Tal como la miel es provechosa y agradable, así lo es la sabiduría. Es más valiosa que el oro; es un árbol de vida. La gente perece sin la sabiduría, pues la sabiduría conserva la vida; significa vida (4:7; 1:7, 20-23; 2:6, 7, 10, 11; 3:13-18, 21-26; 8:1-36; 9:1-6, 10; 10:8; 13:14; 15:16, 24; 16:16, 20-24; 24:13, 14).
22 3) Además del conocimiento y la sabiduría, es vital el entendimiento; por lo tanto, “con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento”. Entendimiento es poder ver un todo en sus partes componentes; significa discernimiento, siempre con Dios presente, porque el hombre no puede apoyarse en su propio entendimiento. ¡Cuán completamente imposible es tener entendimiento o discernimiento si uno obra en oposición a Jehová! Para hacer nuestro el entendimiento, tenemos que buscarlo solícitamente como si fuera un tesoro escondido. Para entender, necesitamos conocimiento. La búsqueda de conocimiento por el entendido recibe su recompensa, y él tiene la sabiduría ante sí. Se le salvaguarda de los muchísimos escollos de este mundo; por ejemplo, de las incontables personas malas que pudieran tratar de entramparlo para que anduviera con ellas en el camino de la oscuridad. ¡Dense gracias a Jehová Dios... la Fuente del conocimiento, la sabiduría y el entendimiento que dan vida! (4:7; 2:3, 4; 3:5; 15:14; 17:24; 19:8; 21:30).
23 Conforme al propósito provechoso de Proverbios, el libro presenta una abundancia de consejo sabio e inspirado para ayudarnos a adquirir entendimiento y salvaguardar el corazón, “porque procedentes de él son las fuentes de la vida” (4:23). A continuación se da una selección del consejo sabio que se recalca por todo el libro.
24 Se contrasta al inicuo con el justo: El inicuo será atrapado en sus caminos torcidos, y sus tesoros no lo salvarán en el día del furor. El justo está en camino a la vida y será recompensado por Jehová (2:21, 22; 10:6, 7, 9, 24, 25, 27-32; 11:3-7, 18-21, 23, 30, 31; 12:2, 3, 7, 28; 13:6, 9; 14:2, 11; 15:3, 8, 29; 29:16).
25 Imprescindible la limpieza moral: Salomón advierte continuamente contra la inmoralidad. Los adúlteros recibirán una plaga, así como deshonra, y su oprobio no será borrado. “Las aguas hurtadas” quizás le parezcan dulces a un joven, pero la prostituta desciende a la muerte y lleva consigo a sus víctimas inexpertas. Jehová denuncia a los que caen en el hoyo profundo de la inmoralidad (2:16-19; 5:1-23; 6:20-35; 7:4-27; 9:13-18; 22:14; 23:27, 28).
26 Hay que ejercer autodominio: Se condenan la borrachera y la glotonería. Todo el que quiera tener la aprobación de Dios tiene que ser moderado en el comer y el beber (20:1; 21:17; 23:21, 29-35; 25:16; 31:4, 5). Los que son tardos para la cólera abundan en discernimiento y son superiores al hombre poderoso que toma una ciudad (14:17, 29; 15:1, 18; 16:32; 19:11; 25:15, 28; 29:11, 22). El autodominio también es necesario para evitar la envidia y los celos, que son podredumbre en los huesos de uno (14:30; 24:1; 27:4; 28:22).
27 El habla sabia y la insensata: Se pondrá al descubierto el habla torcida y al calumniador, al testigo falso y al falsificador, porque son detestables a Jehová (4:24; 6:16-19; 11:13; 12:17, 22; 14:5, 25; 17:4; 19:5, 9; 20:17; 24:28; 25:18). Si la boca de uno habla cosas buenas, es fuente de vida; pero la boca del tonto precipita su ruina. “Muerte y vida están en el poder de la lengua, y el que la ama comerá su fruto” (18:21). Se condenan la calumnia, el habla engañosa, el lisonjear y las palabras apresuradas. El proceder sabio es hablar la verdad para honrar a Dios (10:11, 13, 14; 12:13, 14, 18, 19; 13:3; 14:3; 16:27-30; 17:27, 28; 18:6-8, 20; 26:28; 29:20; 31:26).
28 El orgullo es tontería; debe buscarse la humildad: El orgulloso se eleva a una altura que en realidad no tiene, y por eso se estrella ruidosamente. Los de corazón orgulloso son detestables a Jehová, pero él da a los humildes sabiduría, gloria, riquezas y vida (3:7; 11:2; 12:9; 13:10; 15:33; 16:5, 18, 19; 18:12; 21:4; 22:4; 26:12; 28:25, 26; 29:23).
29 Diligencia, no pereza: Hay muchas descripciones de la persona perezosa. Debe ir a la hormiga para recibir una lección y hacerse sabia. ¡Ah, pero el diligente... él prosperará (1:32; 6:6-11; 10:4, 5, 26; 12:24; 13:4; 15:19; 18:9; 19:15, 24; 20:4, 13; 21:25, 26; 22:13; 24:30-34; 26:13-16; 31:24, 25)!
30 La buena compañía: Es tonto asociarse con los que no temen a Jehová, con inicuos o estúpidos, con personas de mal genio, con chismosos o con glotones. Más bien, asóciese con sabios, y llegará a ser más sabio aún (1:10-19; 4:14-19; 13:20; 14:7; 20:19; 22:24, 25; 28:7).
31 Necesitamos censura y corrección: “Jehová censura al que ama”, y los que prestan atención a esta disciplina están en camino a la gloria y la vida. El que odia la censura parará en deshonra (3:11, 12; 10:17; 12:1; 13:18; 15:5, 31-33; 17:10; 19:25; 29:1).
32
Consejo sobre ser buena esposa:
Muchas veces los Proverbios advierten contra el que una esposa sea contenciosa y actúe vergonzosamente. La esposa discreta, capaz y temerosa de Dios tiene la ley de bondad amorosa en la lengua; quienquiera que halle una esposa de esa clase consigue buena voluntad de Jehová (12:4; 18:22; 19:13, 14; 21:9, 19; 27:15, 16; 31:10-31).
33 La crianza de los hijos: Enséñeles regularmente los mandamientos de Dios para que ‘no se olviden’ de ellos. Edúquelos desde la infancia en la instrucción de Jehová. No prescinda de la vara cuando sea necesaria; como expresión de amor, la vara y la censura dan sabiduría al niño. Los que críen a sus hijos como Dios dirige tendrán hijos sabios que causarán regocijo y mucho placer al padre y a la madre (4:1-9; 13:24; 17:21; 22:6, 15; 23:13, 14, 22, 24, 25; 29:15, 17).
34 La responsabilidad de ayudar a otros: Esto se recalca a menudo en los Proverbios. El sabio debe esparcir conocimiento para provecho de otros. Uno debe ser también generoso y mostrar favor a los de escasos recursos, y esto es realmente prestarle a Jehová, quien garantiza la recompensa (11:24-26; 15:7; 19:17; 24:11, 12; 28:27).
35 Confiar en Jehová: Proverbios llega al fondo de nuestros problemas al aconsejar que confiemos de lleno en Dios. Debemos tomar en cuenta a Jehová en todos nuestros caminos. El hombre puede planear su derrotero, pero Jehová debe dirigir sus pasos. El nombre de Jehová es una torre fuerte, a la cual corre el justo y consigue protección. Espere en Jehová y vaya a su Palabra por guía (3:1, 5, 6; 16:1-9; 18:10; 20:22; 28:25, 26; 30:5, 6).
36 ¡Cuán provechoso es el libro de Proverbios como fuente de enseñanza y de disciplina para nosotros mismos y para otros! Parece que no se ha pasado por alto ningún aspecto de las relaciones humanas. ¿Hay alguien que se aísla de los que junto con él adoran a Dios (18:1)? ¿Hay alguien en algún puesto encumbrado que llega a conclusiones antes de oír los dos lados de un asunto (18:17)? ¿Acostumbra uno jugar bromas pesadas, peligrosas, a otros (26:18, 19)? ¿Tiende uno a ser parcial (28:21)? El comerciante en su negocio, el agricultor en su campo, el esposo y la esposa y el hijo... todos reciben instrucción saludable. Se ayuda a los padres a poner al descubierto las muchas trampas ocultas que hay en la senda de los jóvenes. Los sabios pueden enseñar a los inexpertos. Los proverbios son prácticos dondequiera que vivamos; la instrucción y el consejo de Proverbios nunca se hacen anticuados. “El libro de Proverbios —dijo una vez el educador estadounidense William Lyon Phelps— está más al día que el periódico de esta mañana”.* El libro de Proverbios está al día, es práctico y provechoso para enseñar porque Dios lo inspiró.
37 Por ser provechoso para rectificar las cosas, el libro de Proverbios —hablado mayormente por Salomón— dirige a los hombres al Dios Todopoderoso. Lo mismo hizo Jesucristo, a quien se llama en Mateo 12:42 “algo más que Salomón”.
38 ¡Cuán agradecidos podemos estar de que Jehová haya escogido a ese Sabio preeminente como la Descendencia que ha de regir en el Reino! Su trono es el que “será firmemente establecido por la justicia misma”, para un reinado pacífico mucho más glorioso que hasta el del rey Salomón. Respecto a esa gobernación del Reino se dirá: “La bondad amorosa y el apego a la verdad... estos salvaguardan al rey; y por la bondad amorosa él ha sustentado su trono”. Eso empezará una eternidad de gobierno justo para la humanidad, y de esto también dicen los Proverbios: “Donde un rey juzga con apego a la verdad a los de condición humilde, su trono será firmemente establecido para todo tiempo”. Así llegamos a comprender, con gozo, que los Proverbios no solo iluminan nuestro sendero al conocimiento, la sabiduría, el entendimiento y la vida eterna, sino que —y esto es más importante— engrandecen a Jehová como la Fuente de la verdadera sabiduría, la cual él concede mediante Cristo Jesús, el Heredero del Reino. Proverbios contribuye mucho a nuestro aprecio y entendimiento del Reino de Dios y de los principios justos mediante los cuales este gobierna ahora. (Pro. 25:5; 16:12; 20:28; 29:14.)
Este libro es una compilación de proverbios o dichos sabios que provienen de otras colecciones. Desde el mismo comienzo expone su objetivo: “Para conocer uno sabiduría y disciplina, para discernir los dichos del entendimiento, para recibir la disciplina que da perspicacia, justicia y juicio y rectitud, para dar sagacidad a los inexpertos, conocimiento y capacidad de pensar al joven”. (Pr 1:2-4.) “El propósito es que andes en el camino de los buenos y que guardes las sendas de los justos” (2:20).
Las introducciones de tres de las secciones del libro le atribuyen a Salomón los proverbios contenidos en ellas. (Pr 1:1; 10:1; 25:1.) Esto concuerda con el hecho de que Salomón “podía hablar tres mil proverbios”. (1Re 4:32.) Es casi seguro que muchos de los proverbios que aparecen en estas secciones, si no todos, se registraron durante el reinado de Salomón. Él dijo de sí mismo: “Además de haberse hecho sabio el congregador, también enseñó de continuo conocimiento a la gente, y meditó e hizo un escudriñamiento cabal, a fin de arreglar muchos proverbios ordenadamente. El congregador procuró hallar las palabras deleitables y la escritura de palabras correctas de verdad”. (Ec 12:9, 10.)
Sin embargo, se han presentado varios argumentos contrarios a la afirmación de que la mayor parte de los proverbios fuesen de Salomón. Se han citado algunos proverbios (Pr 16:14; 19:12; 20:2; 25:3) que parece que hablan despectivamente de los reyes y, por lo tanto, no parecen corresponder al tiempo de Salomón. Ahora bien, después de un examen detenido de esos pasajes, se ha encontrado que en vez de ser despectivos, exaltan a los reyes, pues indican que hay que tenerles el debido respeto en vista del poder que ostentan. (Compárese con Pr 24:21.) Aquellos que afirman que un polígamo como Salomón no pudo hablar de la relación entre marido y mujer como lo hubiese hecho un monógamo (5:15-19; 18:22; 19:13, 14) olvidan que no se defendió la poligamia como modelo de vida, sino simplemente la Ley la toleró y reguló, y además, el pueblo judío en general debió practicar la monogamia. También olvidan que Dios inspiró el libro de Proverbios y no es simplemente una compilación de las opiniones de Salomón. No obstante, Salomón pudo reconocer por sus observaciones y experiencias la sabiduría de la norma original de Dios para el matrimonio: la monogamia. (Compárese con Ec 2:8; 7:27-29.)
Los proverbios que no se atribuyen a Salomón tienen su origen en los dichos de otros hombres sabios y de una mujer. (Pr 22:17; 30:1; 31:1; véanse Agur; Lemuel.) No puede precisarse con exactitud cuándo se pusieron todos estos proverbios en su forma definitiva. El último indicador de tiempo que aparece en el propio libro es una referencia al reinado de Ezequías (25:1). De modo que hay base para creer que los proverbios se compilaron en forma de libro a más tardar a la muerte de ese gobernante, que aconteció alrededor del año 717 a.E.C. Debido a la repetición de ciertos proverbios, se desprende que el libro se compiló a partir de diversas colecciones separadas. (Compárese Pr 10:1 con 15:20; 10:2 con 11:4; 14:20 con 19:4; 16:2 con 21:2.)
Estilo y orden. El libro de Proverbios está escrito en estilo poético hebreo, que se caracteriza por el ritmo y el paralelismo: paralelismo sinónimo, en el que se expresan ideas similares (Pr 11:25; 16:18; 18:15), o paralelismo antitético, en el que las ideas se oponen (10:7, 30; 12:25; 13:25; 15:8). Su primera sección (1:1–9:18) está formada por discursos cortos que un padre dirige a su hijo o hijos. Esta sección sirve de introducción para los dichos breves y concisos de las restantes secciones del libro. Los últimos 22 versículos del libro (Pr 31:10-31) están escritos en estilo acróstico o alfabético, forma de composición empleada también por David en algunos salmos. (Sl 9, 10, 25, 34, 37, 145.)
Inspirado por Dios. Los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas testifican que el libro de Proverbios es parte de la Palabra inspirada de Dios. El apóstol Pedro (1Pe 4:18; 2Pe 2:22; Pr 11:31, LXX; 26:11) y el discípulo Santiago (Snt 4:6; Pr 3:34, LXX) se remitieron a él, al igual que el apóstol Pablo cuando escribió las cartas a los Corintios (2Co 8:21; Pr 3:4, LXX), a los Romanos (Ro 12:16, 20; Pr 3:7; 25:21, 22) y a los Hebreos (Heb 12:5, 6; Pr 3:11, 12). Además, en las Escrituras Griegas Cristianas se pueden hallar muchas ideas paralelas. (Compárese Pr 3:7 con Ro 12:16; Pr 3:12 con Apo 3:19; Pr 24:21 con 1Pe 2:17; Pr 25:6, 7 con Lu 14:7-11.)
El conocimiento de Jehová es el camino a la vida. El libro de Proverbios habla mucho del conocimiento en conexión con el discernimiento, la sabiduría, el entendimiento y la capacidad de pensar. El conocimiento que procura comunicar y que anima a adquirir es más que un simple conocimiento intelectual, un conjunto de datos memorizados o un alarde de erudición. Los proverbios indican que el punto de partida de todo conocimiento verdadero es el reconocimiento de la relación personal con Jehová. De hecho, en el versículo 7 del capítulo 1 se enuncia el tema del libro: “El temor de Jehová es el principio del conocimiento”.
Naturalmente, el conocimiento más importante que alguien puede adquirir es el referente a Dios mismo. “El conocimiento del Santísimo es lo que el entendimiento es”, dice Proverbios 9:10. Ese conocimiento no consiste solo en saber que Dios existe y que es el Creador, ni tampoco en conocer muchas de sus acciones. “Conocerle” significa apreciar profundamente sus excelentes cualidades y su gran nombre, y tener una estrecha relación con Él.
Jesucristo dijo a los judíos que tenían conocimiento de Dios: “Nadie conoce plenamente al Hijo sino el Padre, ni conoce nadie plenamente al Padre sino el Hijo, y cualquiera a quien el Hijo quiera revelarlo”. (Mt 11:27.) El que una persona conozca las cualidades de Jehová profundizará su temor de Dios y le ayudará a comprender que Jehová merece toda adoración y servicio, y que conocerle y obedecerle es el camino de la vida. “El temor de Jehová es un pozo de vida, para apartar de los lazos de la muerte”; “el temor de Jehová tiende a la vida”. (Pr 14:27; 19:23.)
Jehová es el Creador. Jehová, con incomparable sabiduría, es el Creador de todas las cosas y el que promulga las leyes que las gobiernan; así que merece la adoración de todas las criaturas. (Pr 3:19, 20.) Él hizo “el oído que oye y el ojo que ve”, tanto en sentido literal como moral. Por lo tanto, para ver y oír con verdadero entendimiento, hay que acudir a Él y reconocer que hemos de rendirle cuentas a quien puede verlo y oírlo todo (20:12).
Justicia. El libro exalta a Jehová como el centro de todas las cosas y el origen de todos los principios justos. Por ejemplo: “Indicador y balanza justos pertenecen a Jehová; todas las pesas de piedra de la bolsa son su obra”. (Pr 16:11.) En su calidad de Legislador, quiere que la honradez y la justicia gobiernen todas las transacciones (11:1; 20:10). Cuando se le teme, se aprende a amar lo que Él ama y a odiar lo que Él odia, y de este modo se endereza el modo de vivir, pues “el temor de Jehová significa odiar lo malo” (8:13). Proverbios revela lo que Jehová odia especialmente: los ojos altaneros, una lengua falsa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que fabrica proyectos perjudiciales, pies que se apresuran a correr hacia la maldad, un testigo falso y mentiroso y alguien que causa contiendas entre hermanos (6:16-19; 12:22; 16:5). El que verdaderamente odia estas cosas está bien establecido en el camino a la vida.
Además, el libro de Proverbios ilumina el camino del justo al mostrar lo que Jehová aprueba. “Los exentos de culpa en su camino le son un placer”, como también lo son sus oraciones. (Pr 11:20; 15:8, 29.) “El que es bueno consigue aprobación de parte de Jehová” (12:2). “Él ama al que sigue tras la justicia” (15:9).
Juicio y dirección. El que conoce a Jehová se da cuenta mediante el conocimiento y la experiencia de que, como dice Proverbios 21:30, “no hay sabiduría, ni ningún discernimiento, ni ningún consejo en oposición a Jehová”. Por consiguiente, aunque le propongan otros planes o los desee en su corazón, la persona sensata guiará su modo de vivir en armonía con el consejo de Jehová, sabiendo que el consejo contrario, sin importar lo sabio o factible que parezca, jamás podrá competir con la palabra de Jehová. (Pr 19:21; compárese con Jos 23:14; Mt 5:18.)
El inspirado rey Salomón dijo: “Confía en Jehová con todo tu corazón [...]. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas”. (Pr 3:5, 6.) El corazón del hombre elige por qué camino ir. No obstante, aun cuando se escoja el camino correcto, ha de acudirse a Jehová para que Él dirija los pasos si se quiere tener éxito (16:3, 9; 20:24; Jer 10:23).
La persona que escoge la senda de la vida debe reconocer el profundo interés que Jehová tiene en ella. Los proverbios nos recuerdan que los ojos de Jehová “están en todo lugar, vigilando a los malos y a los buenos”. (Pr 15:3.) “Porque los caminos del hombre están enfrente de los ojos de Jehová, y él está contemplando todos sus senderos trillados” (5:21). Jehová no solo examina lo que parece ser la persona, sino también su corazón (17:3). “Jehová está avaluando los corazones” (21:2), de manera que sopesa el verdadero valor de los pensamientos, motivaciones y deseos más recónditos.
Proverbios muestra que los juicios de Jehová son justos en todo respecto y benefician a los que buscan la rectitud. Al debido tiempo Dios eliminará a los inicuos de la Tierra. Como la muerte de estos será el precio de la libertad de los justos, el proverbio dice: “El inicuo es un rescate para el justo; y el que obra traidoramente toma el lugar de los rectos”. (Pr 21:18.) Entre tales malvados están los orgullosos, que son detestables a Jehová. ‘No quedarán libres de castigo’ (16:5). “La casa de los que a sí mismos se ensalzan será demolida por Jehová” (15:25). Él “robará el alma” de los que despojan a los humildes (22:22, 23).
Al observar el comportamiento de Jehová, el recto endereza sus sendas. (Compárese con Pr 4:26.) Se da cuenta de que mostrar parcialidad aceptando sobornos (17:23) o dejándose influir por la personalidad de otro (18:5) pervierte el juicio. ‘El pronunciar justo al inicuo e inicuo al justo’ le convertiría en alguien detestable a los ojos de Jehová (17:15). También aprende a no tener prejuicios y a escuchar completamente los dos lados de un asunto antes de juzgarlo (18:13).
Seguridad y felicidad. El libro de Proverbios dice al que guarda la sabiduría práctica y la capacidad de pensar que recibe de Jehová: “Jehová mismo resultará ser, de hecho, tu confianza, y él ciertamente guardará tu pie de captura”. (Pr 3:21, 26; 10:29; 14:26.) Si alguien teme a Jehová, “en tal caso existirá un futuro” (23:17, 18). Por otra parte, no solo hay una esperanza futura, sino que también hay felicidad y seguridad para el presente (3:25, 26). “Cuando Jehová se complace en los caminos de un hombre, hace que hasta los enemigos mismos de este estén en paz con él” (16:7). Dios no permitirá que el justo padezca hambre (10:3). El que honra a Dios con las cosas valiosas que posee tendrá sus “almacenes de abastecimientos [...] llenos de abundancia” (3:9, 10). Dios “añadirá días” a la vida de tal hombre (10:27).
El que se ‘refugia’ en el nombre de Jehová (al entender y reconocer todo lo que este nombre representa) encontrará que es como una torre fuerte, adonde las personas de la antigüedad huían para hallar seguridad del enemigo. (Pr 18:10; 29:25.)
La humildad ante Jehová proporciona “riquezas y gloria y vida”. (Pr 22:4.) Dios desea que haya misericordia y verdad, cualidades más valiosas que un sacrificio. Los que se vuelven del mal, temen a Jehová y le sirven, no recibirán su juicio adverso. (Pr 16:6; compárese con 1Sa 15:22.) El conocimiento de los caminos de Jehová permite seguir “el derrotero entero de lo que es bueno” (Pr 2:9).
Dirigido al corazón. A fin de lograr su propósito, el libro de Proverbios va dirigido al corazón. En más de 75 ocasiones se dice que el corazón recibe conocimiento, entendimiento, sabiduría y discernimiento; que es responsable de las palabras y acciones, o que es afectado por las circunstancias y las condiciones. El corazón tiene que inclinarse al discernimiento (Pr 2:2) y observar los mandamientos justos (3:1), que han de escribirse “sobre la tabla [del] corazón” (3:3). “Más que todo lo demás”, tiene que salvaguardarse el corazón. (Pr 4:23.) La persona debe confiar en Jehová con todo el corazón (3:5; véase CORAZÓN).
La disciplina y el corazón. El libro de Proverbios concede gran valor a la disciplina en sus diversas formas. (Pr 3:11, 12.) Dice: “Cualquiera que esquiva la disciplina rechaza su propia alma, pero el que escucha la censura adquiere corazón” (15:32). La reprensión llega al corazón y lo ajusta, ayudándolo a tener buen juicio o discernimiento. “Por falta de corazón [falta de discernimiento] los tontos mismos siguen muriendo” (10:21). Debido a que ha de llegarse al corazón de los niños cuando se les educa, se dice: “La tontedad está atada al corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él” (22:15).
El espíritu y el alma. Proverbios no es un libro que contenga declaraciones basadas en la mera sabiduría humana y que muestren cómo agradar o tener influencia sobre los demás. Su contenido penetra profundamente en el corazón, por cuanto influye en el pensamiento y en los motivos de la persona; en el espíritu o inclinación mental, y en el alma, que comprende toda fibra del ser y de la personalidad. (Heb 4:12.) Aunque un hombre piense que tiene razón o justifique sus acciones, pues ‘todos los caminos de un hombre son puros a sus propios ojos’, Proverbios 16:2 nos recuerda que “Jehová está avaluando los espíritus”, así que conoce cuál es su disposición. Aunque en el mundo se estiman mucho el poder y la fuerza, “el que es tardo para la cólera es mejor que un hombre poderoso; y el que controla su espíritu, que el que toma una ciudad”. (Pr 16:32.)
La adquisición del conocimiento y la sabiduría que nos ofrece este libro provisto por Dios contribuirá mucho a que seamos felices en la actualidad y nos situará en la senda de la vida eterna. Puesto que “el que adquiere corazón ama su propia alma”, el consejo inspirado y la disciplina que se halla en él, en caso de seguirlos, añadirán “largura de días y años de vida” y “resultarán ser vida a tu alma”. (Pr 19:8; 3:2, 13-18, 21-26.) “Jehová no hará que el alma del justo padezca hambre” (10:3). “El que guarda el mandamiento guarda su alma”, advierte Salomón (19:16).
Relaciones con el prójimo. Proverbios presenta al siervo verdadero de Dios como alguien que utiliza su lengua para hacer el bien (Pr 10:20, 21, 31, 32), que no habla con falsedad y ni siquiera hiere a los demás con sus palabras irreflexivas (12:6, 8, 17-19; 18:6-8, 21). Si se le provoca, aparta la furia de su oponente con una respuesta apacible (15:1; 25:15). No disfruta de las disputas o las riñas y muestra autodominio a fin de evitar los estallidos de cólera, pues sabe que podría cometer una insensatez irreparable. (Pr 14:17, 29; 15:18; compárese con Col 3:8.) De hecho, evita el compañerismo con los que dejan que la cólera los domine y tienen arrebatos de furia, pues sabe que dicho compañerismo puede entramparlo. (Pr 22:24, 25; compárese con Pr 13:20; 14:7; 1Co 15:33.)
Hacer el bien, no el mal. Los proverbios inspirados nos instan a tomar la iniciativa en hacer el bien a otros. No solo tenemos que actuar bien con los que ‘moran en seguridad’ con nosotros, que no nos han hecho ningún mal (Pr 3:27-30), sino que también se nos insta a devolver bien por mal (25:21, 22). Debemos vigilar cuidadosamente nuestro corazón a fin de que no nos regocijemos interiormente cuando la calamidad le sobreviene al que despreciamos o al que nos odia (17:5; 24:17, 18).
El chisme y la calumnia. En el libro de Proverbios se dice mucho en cuanto a los problemas, la aflicción y el daño que ocasiona el chisme, así como la gravedad de la culpa que recae sobre el chismoso. El ‘bocado selecto’ de un calumniador es “[tragado] vorazmente” por su oyente, y no es algo que se toma a la ligera, sino que causa una impresión duradera, que baja “hasta las partes más recónditas del vientre”. Por eso acarrea problemas, y el que habla no puede ‘lavarse las manos’ de la culpa. Aunque esa persona pueda aparentar ser muy amable y encubrir su verdadera condición de corazón, Dios hará que el odio y la maldad que en realidad encierra ‘se descubra en la congregación’. Caerá en el mismo hoyo que había excavado para otro. (Pr 26:22-28.)
Las relaciones familiares. En Proverbios hay consejos muy firmes en cuanto a la fidelidad marital. Un hombre debería deleitarse en ‘la esposa de su juventud’ y no buscar satisfacción en algún otro lugar. (Pr 5:15-23.) El adúltero se acarreará ruina y muerte (5:3-14; 6:23-35). La esposa buena es “una corona” y una bendición para su esposo, pero la que actúa vergonzosamente es “como podredumbre en sus huesos [los de su marido]” (12:4). Es un verdadero sufrimiento para un hombre vivir con una esposa que es contenciosa (25:24; 19:13; 21:19; 27:15, 16). Aunque exteriormente sea bella y encantadora, es como “nariguera de oro en el hocico de un cerdo” (11:22; Pr 26:22-28). Una mujer insensata en realidad demuele su propia casa (14:1). En el capítulo 31 de Proverbios se describe a cabalidad el exquisito valor de la buena esposa, que es industriosa, confiable y lleva la casa con fidelidad y sumisión a su esposo.
En Proverbios también se muestra que los padres son completamente responsables de sus hijos y se pone de relieve la gran importancia de la disciplina. (Pr 19:18; 22:6, 15; 23:13, 14; 29:15, 17.) Aunque se subraya la responsabilidad del padre, el hijo debe respetar tanto al padre como a la madre si desea vida de parte de Jehová (19:26; 20:20; 23:22; 30:17).
El cuidado de los animales. En Proverbios hasta se considera el cuidado que se debe a los animales domésticos. “El justo está cuidando del alma de su animal doméstico” (Pr 12:10). “Debes conocer positivamente la apariencia de tu rebaño” (27:23).
La estabilidad y fidelidad de un gobierno. Los proverbios contienen principios para un buen gobierno. Los hombres de alto rango, como los reyes, deberían escudriñar completamente los asuntos (Pr 25:2), manifestar bondad amorosa y veracidad (20:28) y tratar con justicia a sus súbditos (29:4; 31:9), incluidos los humildes (29:14). Si desean que la justicia establezca con firmeza su gobernación, sus consejeros no pueden ser hombres inicuos (25:4, 5). El caudillo debe ser un hombre discernidor que odie la ganancia injusta (28:16).
La ‘justicia ensalza a una nación’ (Pr 14:34), pero la transgresión resulta en un gobierno inestable (28:2). La revolución también ocasiona gran inestabilidad, por lo que Proverbios 24:21, 22 la desaconseja: “Hijo mío, teme a Jehová y al rey. Con los que están a favor de un cambio, no te entremetas. Porque su desastre se levantará tan repentinamente, que ¿quién se da cuenta de la extinción de los que están a favor de un cambio?”.
Útil para aconsejar. En vista de que los proverbios abarcan una amplia variedad de empeños humanos, pueden servir de base para ofrecer mucho consejo práctico y exhortación, como hicieron los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas. “El corazón del justo medita para responder” (Pr 15:28). Sin embargo, no es sabio aconsejar a los burladores. “El que está corrigiendo al burlador está tomando para sí deshonra, y el que está dando una censura a alguien inicuo... ¡defecto en él! No censures a un burlador, para que no te odie. Da una censura a un sabio, y te amará.” (Pr 9:7, 8; 15:12; compárese con Mt 7:6.) No todas las personas son burladoras, de modo que los que están en posición de aconsejar a otros deberían hacerlo, como resaltan las palabras: “Los mismísimos labios del justo siguen paciendo a muchos”. (Pr 10:21.)
Libro compuesto de secciones en forma de discursos y de colecciones de dichos sabios sobre asuntos prácticos de la vida |
El valor sobresaliente de la sabiduría
★La sabiduría, acompañada del entendimiento, es lo primordial (4:5-8; 16:16) |
Actitud apropiada hacia Jehová
★Confíe en Jehová (3:5, 6; 16:20; 18:10; 29:25) |
Consejo excelente para la vida de familia
★Una esposa capaz es una bendición de Jehová (12:4; 14:1; 18:22; 31:10-31) |
Cualidades que deben cultivarse y defectos que hay que evitar
★Cultive consideración amorosa por los pobres y los afligidos (3:27, 28; 14:21, 31; 19:17; 21:13; 28:27) |
Principios prácticos para la vida cotidiana
★Responda de modo apropiado a la disciplina, la censura o el consejo (13:18; 15:10; 19:20; 27:5, 6) |