Veamos ahora algunos puntos sobresalientes de Apocalipsis 1:1–12:17, y analicemos las primeras siete visiones que recibió Juan. Estas visiones son de gran interés para nosotros, pues hablan de sucesos que están ocurriendo hoy y de las medidas que pronto tomará Jehová contra este mundo malvado. Quienes lean estas visiones con fe recibirán consuelo y ánimo (Heb. 4:12).
En primer lugar, Juan ve a Jesús glorificado y recibe varios mensajes que debe escribir en un rollo y enviar “a las siete congregaciones” (Apo 1:10, 11). Después, Juan ve un trono celestial. Y en la mano derecha del que está sentado en el trono hay un rollo sellado con siete sellos. “¿Quién es digno de abrir el rollo [...]?” Nada menos que “el León que es de la tribu de Judá”, el “cordero [...] que [tiene] siete cuernos y siete ojos” (Apo 4:2; 5:1, 2, 5, 6).La tercera visión revela lo que sucede cuando “el Cordero” abre cada uno de los primeros seis sellos. Al abrir el sexto sello, ocurre un gran terremoto que marca la llegada del gran día de la ira (Apo 6:1, 12, 17). Pero la siguiente visión muestra a “cuatro ángeles [...] reteniendo los cuatro vientos de la tierra” hasta que se termina de sellar a los 144.000. A continuación aparece “una gran muchedumbre” de personas que no han sido selladas y que están “de pie delante del trono y delante del Cordero” (Apo 7:1, 9).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:1.
¿Qué ejemplo de fidelidad ante los cambios de circunstancias y la edad avanzada dio el apóstol Juan?.
El apóstol Juan es un ejemplo de fidelidad pese a los cambios de circunstancias y la edad avanzada. Tras servir a Dios por casi setenta años, fue desterrado a la isla de Patmos “por hablar acerca de Dios y por dar testimonio de Jesús” (Apo 1:9). Pero su labor aún no había acabado. De hecho, todos los escritos de Juan que llegaron a formar parte de la Biblia datan de los últimos años de su vida. Mientras estaba en Patmos, recibió las impresionantes visiones de Apocalipsis, las cuales transcribió cuidadosamente (Apo 1:2). Según se cree, el emperador romano Nerva lo puso en libertad, y hacia el año 98 E.C., quizás ya con 90 ó 100 años de edad, escribió el Evangelio y las tres epístolas que llevan su nombre.
1:1a.
¿Cómo podía decir Juan que a estos “esclavos” se les mostrarían “cosas que tienen que suceder dentro de poco”?.
¿No se dijeron esas palabras hace más de 1.900 años? Desde el punto de vista de Jehová, a cuyos ojos mil años son solo “como el día de ayer”, 1.900 años es poco tiempo en comparación con la enorme cantidad de tiempo que él pasó en la creación y preparación de la Tierra para que fuera habitada por la humanidad. (Salmo 90:4.) El apóstol Pablo escribió sobre su propia “expectación anhelante y esperanza”, porque, sin duda, la realidad de su recompensa le parecía cercana. (Filipenses 1:20.) Sin embargo, hoy abunda la evidencia de que todas las cosas predichas sucederán a su tiempo debido. Nunca antes en la historia ha estado en la balanza la supervivencia misma de la humanidad. ¡Solo Dios tiene la solución! (Isaías 45:21.)
Vivimos tan adentrados en el tiempo del fin, que no cabe duda de que no tardarán en sucederse rápidamente uno tras otro, los importantes acontecimientos predichos en Apocalipsis. Por tanto, no debemos dejar que la aparente estabilidad del sistema de Satanás nos adormezca. El lector vigilante recordará las advertencias que se dan en los mensajes enviados a las siete congregaciones de Asia, y huirá de las trampas del materialismo, la idolatría, la inmoralidad, la tibieza y el sectarismo apóstata.
1:1b.
¿Por qué se escribió el libro de Apocalipsis en señales para los esclavos de Cristo?.
Por mandato de Jesús, a Juan se le envió un mensajero angélico para que el libro de Apocalipsis se escribiera “en señales”. De acuerdo con Apocalipsis 1:1, Jesús quiso revelar “a sus esclavos”, no al mundo en general, lo que sucedería en breve. Para entender dicho libro, los esclavos de Cristo, es decir sus seguidores, precisarían del espíritu santo de Dios, que él mismo otorga a los que le agradan. Si el libro de Apocalipsis pudiera entenderse de manera literal, hasta las personas sin fe podrían leerlo y entenderlo. Por tanto, no habría ninguna necesidad de que los cristianos pidieran espíritu santo a Dios para comprenderlo (Mateo 13:10-15).
1:4; 3:1; 4:5; 5:6
¿Qué significa la expresión “los siete espíritus”?.
El número siete representa lo completo desde el punto de vista de Dios. De modo que el mensaje que originalmente fue dirigido a “las siete congregaciones” se hace extensivo a las más de cien mil congregaciones del pueblo de Dios hoy día (Apo 1:11, 20). Puesto que Jehová otorga su espíritu santo conforme a lo que desea lograr, la expresión “los siete espíritus” significa que el espíritu santo opera a plenitud para que quienes prestan atención a la profecía puedan comprenderla y así reciban bendiciones. El libro de Apocalipsis parece seguir un patrón basado en grupos de siete elementos. En este libro, dicho número representa lo completo; y en efecto, Apocalipsis habla de la forma en que “queda terminado”, o se completa, “el secreto sagrado de Dios” (Apo 10:7).
1:5.
¿Por qué son tan apropiados estos términos descriptivos?.
Después de Jehová, Jesús es la persona más gloriosa del universo, como lo reconoce Juan, al describirlo como “‘el Testigo Fiel’, ‘El primogénito de los muertos’, y ‘El Gobernante de los reyes de la tierra’”. (Apocalipsis 1:5b.) Como la Luna en los cielos, él ha quedado firmemente establecido en su posición del más grande Testigo de que Jehová es Dios. (Salmo 89:37.) Después de haber mantenido su integridad hasta su muerte como sacrificio, llegó a ser el primero de entre la humanidad que fue levantado para vivir como espíritu inmortal. (Colosenses 1:18.) Ahora en la presencia de Jehová, está ensalzado muy por encima de todos los reyes terrestres, investido de “toda autoridad [...] en el cielo y sobre la tierra”. (Mateo 28:18; Salmo 89:27; 1 Timoteo 6:15.) En 1914 fue entronizado para gobernar entre las naciones terrestres. (Salmo 2:6-9.)
Pie o soporte para una o varias lámparas de aceite. Aunque la Biblia también habla de los candelabros de los hogares y otros edificios (2Re 4:10; Da 5:5; Lu 8:16; 11:33), en especial se refiere a aquellos que se usaron en relación con la adoración verdadera.
En el tabernáculo. Jehová le mandó a Moisés en una visión que hiciera para el tabernáculo un candelabro (heb. menoh·ráh; gr. ly·kjní·a) ‘de oro puro, de labor a martillo’, que tenía que pesar, junto con sus lámparas y utensilios, un talento. (Éx 25:31, 39, 40; 37:17, 24; Nú 8:4; Heb 9:2.) Esto equivaldría a casi 34 Kg., con un valor, en términos modernos, de 385.350 dólares (E.U.A.).
Diseño. Este candelabro que daba luz al “Lugar Santo”, el primer compartimiento del tabernáculo (Heb 9:2), tenía un eje central y seis brazos, que salían simétricamente del eje central y se doblaban hacia arriba. El eje estaba decorado con cuatro copas parecidas a la flor del almendro, y tenía globos y flores alternadas. No se sabe con seguridad qué flores estaban representadas, pues la palabra hebrea que se usa en la descripción puede significar cualquier flor. Cada uno de los brazos tenía tres copas, con globos y flores alternadas. El registro parece indicar que los globos del eje central estaban en las uniones de los brazos con dicho eje. En la parte superior del eje central y en el extremo de cada brazo se colocaban las lámparas, donde se hacía arder aceite de oliva puro, batido. Con el candelabro se usaban despabiladeras, braserillos y vasos para el aceite. (Éx 25:31-38; 37:18-23; Le 24:2; Nú 4:9.)
El candelabro se construyó bajo la supervisión de Bezalel, de la tribu de Judá, y Oholiab, de la tribu de Dan. (Éx 31:1-11; 35:30-35.) Estos hombres, que posiblemente aprendieron el oficio durante su esclavitud en Egipto, debieron ser buenos artesanos. Pero en esta ocasión Jehová puso su espíritu sobre ellos, de manera que el trabajo pudiera realizarse a la perfección, exactamente según el modelo revelado y ordenado a Moisés. (Éx 25:9, 40; 39:43; 40:16.)
Su uso. Moisés “colocó el candelabro en la tienda de reunión, enfrente de la mesa, en el lado del tabernáculo hacia el sur”. Es probable que estuviera paralelo al lado S. de la tienda (al lado izquierdo según se entraba), frente a la mesa del pan de la proposición. La luz alumbraba “la zona que [estaba] enfrente del candelabro”, iluminando así el Lugar Santo, donde también estaba el altar de oro para el incienso. (Éx 40:22-26; Nú 8:2, 3.)
Cuando Moisés terminó de erigir el tabernáculo el día 1 de Nisán de 1512 a. E.C., siguió las instrucciones de Jehová para encender las lámparas. (Éx 40:1, 2, 4, 25.) Después, esta tarea le correspondió a Aarón. (Nú 8:3.) Tanto él como los sumos sacerdotes que le siguieron ponían en orden el candelabro “desde la tarde hasta la mañana delante de Jehová constantemente”. (Le 24:3, 4.) Cuando Aarón disponía las lámparas “mañana a mañana” y las encendía “entre las dos tardes”, también ofrecía incienso en el altar de oro. (Éx 30:1, 7, 8.)
La familia levita de los qohatitas transportaba el candelabro y los demás utensilios mientras viajaba por el desierto. Los sacerdotes primero tenían que cubrir los artículos, porque, como Jehová había advertido, las personas que no pertenecían al sacerdocio no debían “entrar para ver las cosas santas ni por el más mínimo momento”, para que no tuvieran que morir. El candelabro y demás utensilios se cubrían con una tela azul, se ponían dentro de una cubierta de piel de foca y luego se colocaban sobre una barra para transportarlos. (Nú 4:4, 9, 10, 15, 19, 20.)
El registro que relata que el rey David llevó el arca del pacto al monte Sión no dice nada del candelabro. Debió permanecer en el tabernáculo, en los diferentes lugares donde este estuvo ubicado.
En los templos. David le dio a Salomón los planos arquitectónicos que había recibido por inspiración para edificar el templo, en los que se incluían instrucciones para hacer los candelabros de oro y los de plata. (1Cr 28:11, 12, 15, 19.) Había diez candelabros de oro en el Santo del templo, “cinco a la derecha y cinco a la izquierda”, es decir, cinco en el lado S. y cinco en el lado N. (1Re 7:48, 49; 2Cr 4:20.) Los diez estaban hechos “del mismo plano”. (2Cr 4:7.) Posiblemente eran mucho mayores que el que había habido en el tabernáculo, en correspondencia con las mayores dimensiones del templo y sus otros enseres, como el “mar fundido”. (2Cr 3:3, 4; 1Re 7:23-26.) Los candelabros de plata debieron usarse en los patios o en otros cuartos distintos al Santo y el Santísimo, pues los enseres de estos dos cuartos eran de oro. Al igual que en el tabernáculo, las lámparas de los candelabros de oro se encendían “tarde a tarde”, constantemente. (2Cr 13:11.)
Cuando los babilonios destruyeron el templo en el año 607 a. E.C., los candelabros estuvieron entre los objetos de oro y plata que se tomaron de la casa de Jehová. (Jer 52:19.)
El templo que reedificó Zorobabel. Las Escrituras no dicen nada sobre los candelabros del templo que reconstruyó Zorobabel. No obstante, Josefo dice que Antíoco Epífanes “despojó el Templo, llevándose [...] los candelabros de oro”. (Antigüedades Judías, libro XII, cap. V, sec. 4.) El libro apócrifo de Macabeos dice que se llevaron el “candelabro”, por lo que fue necesario hacer otro nuevo. (1 Macabeos 1:21-23; 4:49, 50, BJ.)
El templo que reedificó Herodes. La magnificencia del templo que reedificó Herodes permite suponer que en él también habría candelabros de belleza y suntuosidad semejantes a los del templo de Salomón. En las Escrituras no se hace mención de ellos, pero se sabe de su existencia gracias a los escritos de Josefo y a un bajorrelieve que hay en la bóveda interior del Arco de Tito, erigido en Roma. En este arco triunfal se representan ciertos objetos que los romanos tomaron de Jerusalén cuando la destruyeron en el año 70 E.C. Josefo dice que fue un testigo ocular de esta procesión triunfal del emperador Vespasiano y su hijo Tito, y cuenta que en la procesión llevaban “un candelabro de oro, pero de un modelo diferente del que se acostumbraba a usar: su columna central partía de un pie al que estaba fijado, y de ella se desprendían los brazos, delicados, cuya disposición recordaba la de un tridente, y que tenían, cada uno de ellos, el extremo cincelado en forma de antorcha; había siete de estas antorchas”. (La Guerra de los Judíos, libro VII, cap. V, sec. 5.)
No se puede afirmar que el candelabro del Arco de Tito represente con exactitud el original que había en el templo de Jerusalén. Las opiniones varían en particular en lo que tiene que ver con la configuración de la base, consistente en dos prismas superpuestos, el inferior de mayor tamaño que el superior. Algunos opinan que la representación romana del arco es exacta porque Herodes había cambiado el diseño de la tradicional base triangular judía, a modo de trípode, como parte de una política “occidentalizadora” para complacer a los romanos. Otros estudiosos piensan que la representación no es exacta, pues la base está decorada con águilas y monstruos marinos, lo que, según creen, violaría el segundo mandamiento.
En muchas representaciones del candelabro halladas en diversas partes de Europa y del Oriente Medio, fechadas del siglo III al VI, este tiene una base a modo de trípode, en unos pocos casos con patas de animales, por lo que algunos eruditos han llegado a la conclusión de que el candelabro original tenía tres patas. La representación más antigua del candelabro es la que aparece en algunas monedas de Antígono II, que reinó del año 40 al año 37 a. E.C. Aunque no están bien conservadas, una de ellas parece indicar que la base consistía en una peana con patas. En 1969 se encontró en una casa excavada en la ciudad vieja de Jerusalén una representación del candelabro del templo grabada en yeso. En el dibujo esquemático se ven siete brazos y una base triangular, todo ello ornamentado con bolas separadas por dos líneas paralelas. En la Tumba de Jasón, descubierta en Jerusalén en 1956 y fechada de principios del primer siglo antes de la era común, los arqueólogos encontraron diseños de un candelabro de siete brazos grabado en yeso. Las secciones inferiores parecen estar sujetas a una caja o peana.
De modo que sobre la base de los hallazgos arqueológicos, se ha puesto en tela de juicio que la base del candelabro del Arco de Tito sea una representación fiel del modelo original, y se afirma que, entre otras posibilidades, la talla puede obedecer a la concepción que se hizo el artista romano influido por los diseños judíos que conocía de otras fuentes.
Uso figurado. El profeta Zacarías vio en visión un candelabro de oro poco común. Al igual que el del tabernáculo, este tenía siete lámparas, pero estas lámparas tenían siete tubos. Los doctos creen que esta última expresión es distributiva y significa que cada lámpara tenía un tubo. Además, en la parte superior del candelabro había un tazón. Al parecer, por medio de los tubos se suministraba aceite a las lámparas de continuo, aceite que probablemente provenía de los dos olivos que el profeta vio junto al candelabro. (Zac 4:2, 3, 12.)
Jehová Dios le dio una visión al apóstol Juan por medio del glorificado Jesucristo en la que vio “siete candelabros de oro, y en medio de los candelabros a alguien semejante a un hijo de hombre”. Este “hijo de hombre” —clara referencia a Jesucristo— le explicó a Juan que los candelabros significaban siete congregaciones. (Apo 1:1, 12, 13, 20.) Estos candelabros de la visión probablemente eran como el que iluminaba el tabernáculo para que los sacerdotes pudieran realizar sus deberes. Su uso para representar a las congregaciones está en armonía con las palabras que Jesús dirigió a aquellos que son siervos dedicados de Dios: “Ustedes son la luz del mundo”. (Mt 5:14.) Como “el que anda en medio de los siete candelabros de oro”, Jesús supervisa toda su actividad como portadores de luz. (Apo 2:1.)
La última mención que se hace de los candelabros en la Biblia tiene ciertas similitudes con la visión de Zacarías. En ella se habla de “dos testigos” que tenían que profetizar vestidos de saco y que estaban simbolizados por “los dos olivos y los dos candelabros”. (Apo 11:3, 4.)
¿Qué representan los candelabros de Apocalipsis? Jehová Dios le dio una visión al apóstol Juan por medio del glorificado Jesucristo en la que vio “siete candelabros de oro, y en medio de los candelabros a alguien semejante a un hijo de hombre”. Este “hijo de hombre” —clara referencia a Jesucristo— le explicó a Juan que los candelabros significaban siete congregaciones. (Apo 1:1, 12, 13, 20.) Estos candelabros de la visión probablemente eran como el que iluminaba el tabernáculo para que los sacerdotes pudieran realizar sus deberes. Su uso para representar a las congregaciones está en armonía con las palabras que Jesús dirigió a aquellos que son siervos dedicados de Dios: “Ustedes son la luz del mundo”. (Mt 5:14.) Como “el que anda en medio de los siete candelabros de oro”, Jesús supervisa toda su actividad como portadores de luz. (Apo 2:1.)
Cuando aconsejó a la congregación de Éfeso, Cristo advirtió que quitaría el candelabro de su lugar a menos que sus miembros se arrepintieran. Esta advertencia sin duda significaba que no se les seguiría usando para impartir la luz de la verdad en aquella región y que su luz se apagaría. (Apo 2:1-5; compárese con Mt 6:22, 23.)
La última mención que se hace de los candelabros en la Biblia tiene ciertas similitudes con la visión de Zacarías. En ella se habla de “dos testigos” que tenían que profetizar vestidos de saco y que estaban simbolizados por “los dos olivos y los dos candelabros”. (Apo 11:3, 4.)
Parte ornamental del candelabro de oro del tabernáculo designada por la palabra hebrea kaf·tóhr (o kaf·tór), con la que probablemente se hacía referencia a un saliente redondo. (Éx 25:31-36; 37:17-22.) Tanto en el brazo central como en cada uno de los seis brazos que salían del candelabro, estos “globos” estaban alternados con flores ornamentales. Parece ser que algunos de los “globos” formaban una protuberancia o saliente donde se apoyaban estos brazos. Estos “globos” pueden apreciarse en el candelabro que aparece en el Arco de Tito (en Roma), donde se representa a los soldados romanos llevando el botín del templo de Jerusalén destruido en 70 E.C.
1:16.
¿Qué significa el que Jesús tenga mano derecha las siete estrellas?.
En la visión de Apocalipsis se dice que Jesucristo tiene en su mano derecha las siete estrellas de las siete congregaciones, es decir, que todos los superintendentes ungidos, y, por extensión, todos los superintendentes de las congregaciones, tienen su favor y están totalmente bajo su control, poder y dirección. (Apo 1:16, 20; 2:1.)
En aquel entonces eran únicamente cristianos ungidos. Aunque hoy la mayoría de los ancianos son de las otras ovejas, también puede decirse que están en la mano derecha de Cristo —o sea, bajo su dirección—, pues han sido nombrados con la ayuda de la oración y del espíritu santo (Hech. 20:28).
1:16b.
¿Qué nos recuerda el rostro brillante, resplandeciente, de Jesús?.
El rostro brillante, resplandeciente, de Jesús nos recuerda que el rostro de Moisés emitió luz radiante después que Jehová se comunicó con él en el monte Sinaí. (Éxodo 34:29, 30.) Recuerde, también, que en la transfiguración de Jesús ante tres de sus apóstoles hace casi 2.000 años “su rostro resplandeció como el sol, y sus prendas de vestir exteriores se hicieron esplendorosas como la luz”. (Mateo 17:2.) Ahora sucede algo similar: en la representación de Jesús durante el día del Señor en una visión, su rostro refleja el esplendor radiante de uno que ha estado en la presencia de Jehová. (2 Corintios 3:18.) De hecho, la impresión general que comunica la visión de Juan es de gloria esplendorosa. Desde el pelo blanco como la nieve, los ojos llameantes y el rostro resplandeciente hasta los pies que fulguran, es una visión superlativa de Aquel que ahora mora “en luz inaccesible”. (1 Timoteo 6:16.)
1:17.
¿A qué llama atención el título de Jesús “el Primero y el Último” en Apocalipsis 1:17?.
Nuestro temor reverente no debe transformarse en temor morboso. Jesús tranquilizó y fortaleció a Juan, como nos lo relata entonces el apóstol. “Y él puso su mano derecha sobre mí y dijo: ‘No tengas temor. Yo soy el Primero y el Último, y el viviente’.” (Apocalipsis 1:17b, 18a.) En Isaías 44:6, con derecho Jehová pinta su propia posición como el único Dios Todopoderoso, al decir: “Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios”. Cuando Jesús se presenta por el título “el Primero y el Último”, no está afirmando que sea igual a Jehová, el Magnífico Creador. Usa un título que con justicia Dios le ha otorgado. En Isaías, Jehová hacía una declaración acerca del puesto singular que ocupa como el Dios verdadero. Él es el Dios eterno, y ciertamente fuera de él no hay ningún Dios. (1 Timoteo 1:17.) En Apocalipsis, Jesús habla acerca del título que se le ha otorgado, que llama atención a lo singular de su resurrección.
Ciertamente Jesús fue “el Primero” de los humanos en ser resucitado a vida inmortal de espíritu. (Colosenses 1:18.) Además, es “el Último” resucitado así por Jehová personalmente. De ese modo llega a ser “el viviente [...] vivo para siempre jamás”. Disfruta de inmortalidad. En esto él es como su Padre inmortal, a quien se llama “el Dios vivo”. (Apocalipsis 7:2; Salmo 42:2.) Para todos los demás de la humanidad Jesús mismo es “la resurrección y la vida”. (Juan 11:25.) En armonía con esto, dice a Juan: “Llegué a estar muerto, pero, ¡mira!, vivo para siempre jamás, y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. (Apocalipsis 1:18b.) Jehová le ha dado la autoridad de resucitar a los muertos. Por eso Jesús puede decir que tiene las llaves que abren las puertas para los que han sido encerrados por la muerte y el Hades (la sepultura). (Compárese con Mateo 16:18.)
Cap. 2-3.
¿Qué importantes consejos hallamos en los mensajes a las siete congregaciones mencionadas en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis?.
Para salir victoriosos no debemos perder nuestro ímpetu espiritual o amor por la verdad. Hemos de esperar que se nos ponga a prueba plenamente y debemos resolvernos a permanecer siempre fieles. También tenemos que rechazar la inmoralidad y la apostasía, mantenernos despiertos en sentido espiritual, manifestar aguante y no permitir que nos afecten la apatía ni el materialismo (Apo 2:4, 5, 10, 14, 20; 3:3, 10, 11, 17, 19.).
2:7.
¿Qué es “el paraíso de Dios”?.
Puesto que estas palabras fueron dirigidas a cristianos ungidos, el paraíso del que aquí se habla debe referirse al cielo, a la mismísima presencia de Jehová. Este es, sin duda, un lugar paradisíaco. Los ungidos que permanezcan fieles podrán comer “del árbol de la vida”, es decir, recibirán inmortalidad (1 Cor. 15:53).
2:7a.
¿Qué significa comer en el “paraíso de Dios”?.
Apocalipsis 2:7 menciona un “árbol de la vida” situado en el “paraíso de Dios” y el privilegio de comer de él para el “que venza”. Como otras promesas dadas en esta parte del libro de Apocalipsis a aquellos que venzan tienen que ver claramente con la herencia celestial (Apo 2:26-28; Apo 3:12, 21), parece obvio que este “paraíso de Dios” es celestial. En esta ocasión la palabra “árbol” traduce la voz griega xý·lon, que significa literalmente “madera”, y por lo tanto podría referirse a un jardín de árboles frutales. En el paraíso terrestre de Edén, comer del árbol de la vida hubiera significado para el hombre vivir para siempre (Gé 3:22-24); incluso el fruto de los otros árboles del jardín hubiera servido para el sostén de la vida del hombre mientras este hubiese sido obediente. Por eso, el tomar del “árbol [o árboles] de la vida” en el “paraíso de Dios” debe significar la provisión divina de vida ininterrumpida que se otorga a los vencedores cristianos. Otros textos muestran que reciben el premio de la inmortalidad y la incorruptibilidad junto con su Cabeza y Señor celestial, Cristo Jesús. (1Co 15:50-54; 1Pe 1:3, 4.)
2:10.
¿Cómo se están cumpliendo estas palabras hoy día?.
Entre las armas que se han empleado contra los siervos de Dios figuran proscripciones, multitudes violentas, condenas de prisión y leyes ideadas para perjudicarlos (Sal. 94:20). Por ejemplo, una sucursal de los testigos de Jehová informó que, en el transcurso de un solo año, hubo 32 casos en que siervos de Dios fueron atacados mientras llevaban a cabo su ministerio. Además, en 59 ocasiones la policía detuvo a Testigos —ancianos y jóvenes, hombres y mujeres— que estaban predicando. A algunos los trataron como a delincuentes: les tomaron las huellas, los fotografiaron y los pusieron tras las rejas. A otros los amenazaron con hacerles daño. En cierto país se han documentado más de mil cien casos de testigos de Jehová que han sido arrestados, multados y golpeados. De hecho, más de doscientos de tales casos se produjeron el día en que se reunieron para conmemorar la muerte de Jesús. Sin embargo, Jehová ha usado su espíritu para salvar a su pueblo (Zac. 4:6).
2:13.
¿Era el altar para Zeus en Pérgamo “el trono de Satanás”?.
Es probable que dichas descripciones se refieran al carácter satánico de las prácticas religiosas que reinaban en aquel lugar, no a que el Diablo viviera allí. De hecho, él no vive en ningún lugar físico del planeta, el Diablo —también llamado Satanás— es un espíritu y, como tal, vive en una dimensión espiritual, invisible. Tampoco está en un infierno torturando a los malos. Las Escrituras dicen que gobierna “todos los reinos de la tierra” y que su campo de acción está limitado a la Tierra (Lucas 4:5, 6).
La Dra. Elizabeth Rode, que dirigió el trabajo de la reconstrucción, comenta en Pergamon, Burgberg und Altar: “Triste es decirlo pero la cuestión sigue sin resolverse en cuanto a si los cristianos primitivos consideraban que el ‘Trono de Satanás’ era este viejo altar de los dioses que está arraigado en la tradición, o si es que esta expresión se usaba con referencia al venerado altar de Augusto ubicado en Pérgamo, pero odiado por los cristianos, debido a que aquí se les obligaba a hacerle sacrificios a César.”
2:24.
¿Cómo ha tentado Satanás a la gente hoy con “cosas profundas”?.
Hoy Satanás tiene otras “cosas profundas”, como el teorizar complicado y las filosofías que halagan el intelecto. Entre estas cosas, además de razonamientos de permisividad e inmoralidad, están el espiritismo y la teoría de la evolución. ¿Cómo considera el Creador omnisapiente estas “cosas profundas”? Según el apóstol Pablo lo cita, Dios dice: “Destruiré la sabiduría de los sabios”. En contraste con esa sabiduría, “las cosas profundas de Dios” son sencillas, lúcidas y animadoras. Los cristianos sabios evitan las “cosas profundas” del mundo complejo de Satanás. Recuerde, “el mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (1 Corintios 1:19, Versión Popular; 2:10; 1 Juan 2:17.)
3:7.
¿Cuándo recibió Jesús “la llave de David”? ¿Cómo la ha usado?.
Jesús fue escogido para llegar a ocupar el trono de David, su antepasado, cuando se bautizó, en el año 29. Sin embargo, no recibió “la llave de David” sino hasta el año 33, cuando se sentó a la diestra de Dios en el cielo. Se le confirió pleno derecho sobre el Reino davídico y desde entonces ha estado empleando dicha llave para “abrir” u ofrecer oportunidades de servicio relacionadas con el Reino. En 1919, Jesús entregó “la llave de la casa de David” al “esclavo fiel y discreto”, es decir, lo nombró “sobre todos sus bienes” (Isa. 22:22; Mat. 24:45, 47).
3:12.
¿Cuál es el “nuevo nombre” de Jesús?.
Ese nombre está relacionado con la nueva posición que ocupa Jesús y con sus recién adquiridas responsabilidades (Fili. 2:9-11). Aunque nadie más llega a conocer ese nombre tan bien como él, Jesús lo escribe sobre sus fieles hermanos que resucitan en el cielo, con lo que se estrecha aún más su relación con ellos (Apo 19:12). De hecho, él comparte sus responsabilidades con ellos.
3:14.
¿Cómo nos puso el ejemplo Jesús, “el testigo fiel y verdadero”, al emplear la Biblia en el ministerio?.
Jesús solía citar, parafrasear o referirse a las Escrituras al enseñar (Mat. 4:3-10; 12:1-8; Luc. 10:25-28; 17:32; 24:27, 44-47). Podía decir, con razón, que cuanto enseñaba no provenía de él (Juan 8:26; 14:10). Nosotros también deberíamos acostumbrarnos a contestar las preguntas con la Biblia.
Tanto en español como en griego esta palabra es una transliteración del término hebreo `a·mén. El significado es “así sea; seguro”. La raíz hebrea de la que se deriva (`a·mán) significa “fiel; fidedigno”.
Por lo general, la pronunciaba el público al unísono al final de una oración, un juramento, una bendición o una maldición. Hoy día se usa para indicar que la persona que está escuchando concuerda con lo que se acaba de expresar. Según un diccionario bíblico, conlleva la idea de que “algo es cierto, seguro, válido, confiable y fiel”.
En las Escrituras Hebreas se utiliza “amén” como una expresión solemne para obligarse uno mismo legalmente a cumplir con un juramento o pacto y asumir sus consecuencias. (Nú 5:22; Dt 27:15-26; Ne 5:13.) Asimismo, se utiliza como expresión solemne de aprobación por lo que se dice en una oración (1Cr 16:36), por una expresión de alabanza (Ne 8:6) o por un propósito declarado. (1Re 1:36; Jer 11:5.) Cada uno de los primeros cuatro libros o colecciones de los Salmos concluye con la palabra amén, lo que tal vez indique que la congregación de Israel acostumbraba a unirse en un “amén” al finalizar una canción o salmo. (Sl 41:13; 72:19; 89:52; 106:48.)
La palabra hebrea `a·mán se aplica a Jehová como el “Dios fiel” (Dt 7:9; Isa 49:7) y define sus recordatorios y promesas como ‘fidedignos’ y ‘fieles’. (Sl 19:7; 89:28, 37.) En las Escrituras Griegas Cristianas el título “Amén” se aplica a Cristo Jesús en su papel de “testigo fiel y verdadero”. (Apo 3:14.) Jesús usó esa expresión de manera singular en su predicación y enseñanza, utilizándola muy a menudo para introducir un hecho establecido, una promesa o una profecía, y recalcando con ella la absoluta veracidad y confiabilidad de lo que decía. (Mat. 5:18; 6:2, 5, 16; 24:34.) En estos casos la palabra griega (a·mén) se traduce “en verdad”, “verdaderamente” (Val, “de cierto”) o, cuando aparece dos veces seguidas, como sucede en el libro de Juan, “muy verdaderamente”. (Jn 1:51.) Se dice que el uso que hizo Jesús de “amén” en este sentido es único en la literatura sagrada, y estuvo en conformidad con la autoridad que le fue conferida por Dios. (Mt 7:29.)
No obstante, como muestra Pablo en 2 Corintios 1:19, 20, el título “Amén” aplica a Jesús no solo por su veracidad y por ser un verdadero profeta y vocero de Dios, sino también porque en él se cumplen todas las promesas de Dios. Su fidelidad y obediencia, hasta el punto de sufrir una muerte sacrificatoria, han confirmado y hecho posible la materialización de todas esas promesas que conforman el propósito divino. Él fue la Verdad viviente de aquellas revelaciones del propósito de Dios, de las cosas que Dios había jurado. (Compárese con Jn 1:14, 17; 14:6; 18:37.)
La expresión “Amén” se usa muchas veces en las cartas, en especial en las de Pablo, cuando el escritor expresa alguna forma de alabanza a Dios (Ro 1:25; 16:27; Ef 3:21; 1Pe 4:11) o cuando formula el deseo de que el favor divino se manifieste de alguna manera para con los destinatarios de la carta. (Ro 15:33; Heb 13:20, 21.) También se emplea en los casos en que el escritor concuerda de todo corazón con lo que se dice. (Apo 1:7; 22:20.)
Las oraciones registradas en 1 Crónicas 16:36 y en los Salmos 41:13; 72:19; 89:52; 106:48 y 150, así como el uso que se da al término “amén” en las cartas canónicas, indican que es apropiado utilizar esta expresión al concluir una oración y son una doxología, es decir, una expresión de alabanza a Jehová Dios. Es verdad que no se explicita la palabra “amén” en todas las oraciones registradas en la Biblia, como por ejemplo la oración final de David en favor de Salomón (1Cr 29:19) o la oración de dedicación que hizo Salomón en la inauguración del templo (1Re 8:53-61), aunque su omisión no significa que no concluyeran con esta expresión. (Véase 1Cr 29:20.) De manera similar, no hay registro de que Jesús la pronunciase en sus oraciones (Mt 26:39, 42; Jn 17:1-26) ni de que la usasen los discípulos en la oración de Hechos 4:24-30. No obstante, todos los hechos que se han presentado indican con claridad que es apropiado usar la expresión “amén” como conclusión de una oración, y muy en particular lo indica el comentario de Pablo en 1 Corintios 14:16 respecto a la costumbre de los cristianos de decir “amén” en sus reuniones al concluir una oración. Por otra parte, el ejemplo de las criaturas celestiales registrado en Apocalipsis 5:13, 14; 7:10-12 y 19:1-4 también muestra que es oportuno usar el término “amén” para significar que se está de acuerdo con una oración o una declaración solemne y expresar así la confianza, firme aprobación y ferviente esperanza que se tiene en el corazón.
Arco semicircular que presenta los colores del espectro solar; señal visible de la promesa pactada de Jehová de ‘nunca más cortar de la vida a toda carne por aguas de un diluvio, o arruinar la Tierra por ese medio’. (Gé 9:11-16.) Debido a que en hebreo no existe una palabra distinta para referirse al arco iris, la Biblia usa la misma que se emplea para el “arco” de disparar flechas. (Eze 1:28.)
Existen complicadas teorías y fórmulas para explicar la formación de un arco iris, pero básicamente puede decirse que cuando un rayo de luz blanca penetra en una gota de lluvia, esta actúa como un pequeño prisma que refracta el rayo y lo dispersa en sus diferentes colores, que se reflejan en su interior, como en un espejo cóncavo, y salen de nuevo en ángulos diferentes y específicos. Por esta razón, el observador ve un arco con los siete colores del espectro (desde el interior del arco hacia afuera: violeta, añil, azul, verde, amarillo, anaranjado y rojo), aunque puede que estén mezclados de manera que solo se perciban con claridad cuatro o cinco. A veces se forma un arco “secundario” mayor y menos nítido con los colores invertidos. La ciencia aún sigue estudiando el arco iris. Según Carl B. Boyer, “es tal la interacción de energía lumínica y materia que tiene lugar en una gota de lluvia, que el investigador no puede por menos que relacionar este fenómeno con la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad [...]. Si bien es cierto que se sabe bastante acerca de cómo se produce un arco iris, se conoce muy poco sobre cómo lo percibe el ojo humano”. (The Rainbow, From Myth to Mathematics, 1959, págs. 320, 321.)
La primera referencia bíblica al arco iris se encuentra en el relato del pacto de Dios con Noé y su prole después que los sobrevivientes del Diluvio salieron del arca. (Gé 9:8-17; Isa 54:9, 10.) La contemplación de ese espléndido fenómeno debió ser tranquilizadora para Noé y su familia y una señal que auguraba paz.
Se han ofrecido muchas opiniones respecto a si esta fue la primera vez que los humanos vieron el arco iris. Hay escriturarios que opinan que ya era conocido, y que el ‘darlo’ Dios realmente quiso decir ‘darle’ un significado especial a un fenómeno natural ya existente. Muchos de los que sostienen este punto de vista creen que el Diluvio solo fue una inundación local o que no ocasionó cambios sustanciales en la atmósfera.
Sin embargo, esta es la primera mención del arco iris, y si se hubiese visto con anterioridad, no hubiera tenido sentido el que Dios lo usase de señal sobresaliente de su pacto, pues hubiera sido algo común, no algo que marcase de modo significativo un cambio o algo nuevo.
La Biblia no explica cómo era de diáfana la atmósfera antes del Diluvio, pero al parecer, las condiciones atmosféricas existentes eran tales, que hasta que no se produjo un cambio cuando “las compuertas de los cielos fueron abiertas” (Gé 7:11), nadie anterior a Noé y su familia había visto un arco iris. Incluso en la actualidad, las condiciones atmosféricas influyen en la visibilidad del arco iris.
La imagen de Dios y su trono se relaciona en la Biblia con la gloria y belleza del arco iris que aparece después de una tormenta y la sensación de paz que este produce. En la visión que Ezequiel tuvo de Dios, el profeta vio “algo como la apariencia del arco que ocurre en una masa de nubes en el día de una lluvia fuerte”, un aspecto de la visión con el que se destacó “la gloria de Jehová”. (Eze 1:28.) De manera similar, Juan vio el esplendoroso trono de Jehová, y ‘alrededor de él había un arco iris de apariencia semejante a una esmeralda’. El relajante color verde esmeralda del arco iris debió darle a Juan una sensación de calma y serenidad, y no podía ser menos, pues Jehová domina toda situación y es un Gobernante glorioso. (Apo 4:3.) Juan también vio a un ángel con “un arco iris sobre su cabeza” (Apo 10:1), lo que pudiera indicar que era un representante especial del “Dios de la paz”. (Flp 4:9.)
4:11.
¿Qué es la biomimética, y por qué podría serles de interés a los cristianos?.
La biomimética es una rama de la ciencia que trata de imitar los diseños de la naturaleza. Los hermanos Wright, por ejemplo, diseñaron un aeroplano después de estudiar el vuelo de las grandes aves. De modo que esta disciplina puede impulsar al cristiano a dar gloria al Creador.
4:11a.
¿Cómo deberíamos reaccionar al contemplar la creación de Jehová?.
¡Qué planeta tan hermoso es la Tierra! Los árboles, las flores, los animales, los mares, las montañas, las cascadas...: Jehová lo ha creado todo. Dirigiéndose al Creador, el salmista escribió: “La tierra está llena de tus producciones” (Sal. 104:24). ¡Qué agradecidos podemos estar de que Jehová, en su gran amor, nos haya dado un cuerpo y una mente que nos permitan disfrutar de la Tierra y de todas las cosas buenas que hay en ella! Ese profundo agradecimiento debería impulsarnos a servirle, ¿no crees? Otra razón para servir a Jehová la encontramos en las palabras que el caudillo israelita Josué dirigió al pueblo de Dios poco antes de morir: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes” (Jos. 23:14).
4:11c.
La ley natural de causa y efecto.
¿Qué contestaríamos si alguien argumentara que no cree en un Dios al que no es posible ver? Podríamos razonar refiriéndonos a la ley natural de causa y efecto, conocida también como Ley de Consecuencia, Retribución o Compensación. Cuando observamos un efecto, aceptamos que debe haber una causa. Podríamos decir: “Si usted hallara en un lugar remoto una casa bien construida y surtida de alimento (el efecto), rápidamente admitiría que alguien (la causa) tuvo que construirla y llenar la despensa. Así también, cuando nos fijamos en el diseño que se manifiesta en la naturaleza y la abundancia de alimento que llena la ‘despensa’ de la Tierra (el efecto), ¿no es lógico admitir que Alguien (la causa) ha dado origen a todo ello?”. El sencillo razonamiento bíblico es contundente: “Por supuesto, toda casa es construida por alguien, pero el que ha construido todas las cosas es Dios” (Hebreos 3:4). Cada vez que observamos un efecto, comprendemos que tiene que haber una causa.
La Ley de Causa y Efecto es una ley que funciona perfectamente en todos los planos y trae a la realización todo lo que sembramos, tanto en pensamiento, palabra y acciones. Esto quiere decir que todo lo que hacemos pone en movimiento una causa y ésta trae una consecuencia, positiva o negativa, que dependerá de la causa puesta en movimiento. No existe el azar, la buena suerte o la mala suerte, sólo resultados (Gálatas 6:7).
Todos tenemos responsabilidades que cumplir que no debemos evadir, si las evadimos tendremos que hacer las correcciones pertinentes y mientras más las evadamos, más difícil y penosa será la corrección que debamos hacer, pues las consecuencias son ineludibles.
Aún los actos aparentemente “insignificantes” pueden afectar a docenas y aún a cientos de personas y de esas consecuencias seremos directamente responsables, y la propia ley exigirá su pago, que no es otra cosa que el proceso de aprender a obrar bien.
Todo lo que eres o llegues a ser será el resultado de tu modo de pensar y de tu actitud. Tengamos en cuenta que el pensamiento es el arma más importante para lograr nuestros objetivos. Si deseamos a los demás buenas cosas, entonces estamos al mismo tiempo deseándonos buenas cosas para nosotros mismos.
7:3.
¿Qué es el sellado que se menciona en Revelación (Apocalipsis) 7:3?.
Una primera etapa del sellado se lleva a cabo cuando Dios unge a ciertos cristianos con su espíritu santo. Pero Apocalipsis 7:3 se refiere a una etapa final del sellado que se efectúa para confirmar que dichos ungidos han demostrado plenamente su lealtad.
★¿Es el número 144.000 literal?
Después de que se le hablara de los 144.000, al apóstol Juan se le mostró “una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar” (Apocalipsis 7:4, 9). Si el número 144.000 fuera simbólico, se perdería la fuerza del contraste. Cuando Jesús habló de los que gobernarían con él, los llamó “rebaño pequeño” (Lucas 12:32).
7:4a.
¿Está el grupo de los 144.000 compuesto solo de judíos naturales?.
Estas no pueden ser tribus del Israel natural, porque nunca hubo una tribu de José, no se incluye a las tribus de Efraín y Dan en esta lista, y a los levitas se les había separado para servicio con relación al templo, pero no se les contaba como una de las 12 tribus. Véase Números 1:4-16; Rom. 2:28, 29; Gál. 3:26-29.
1:3.
En vista de que está tan cerca “el tiempo señalado” para que Dios ejecute su sentencia contra el mundo de Satanás, es urgente que nos esforcemos por comprender el mensaje del libro de Apocalipsis y que actuemos en conformidad con él.
3:17, 18.
Para ser ricos en sentido espiritual, debemos comprar el “oro acrisolado por fuego” que ofrece Jesús, o sea, debemos ser “ricos en obras excelentes” (1 Tim. 6:17-19). Hemos de ponernos “prendas de vestir exteriores blancas” que nos identifiquen como discípulos de Jesús. Y debemos usar “pomada para los ojos” —los consejos que recibimos en La Atalaya y otras publicaciones— para mejorar nuestra visión espiritual (Apo 19:8).
7:13, 14.
Los veinticuatro ancianos representan a los 144.000 ungidos en el cielo, donde además de ser reyes son sacerdotes. Este grupo fue prefigurado por los sacerdotes del antiguo Israel, a quienes el rey David organizó en veinticuatro divisiones. Uno de los ancianos le revela a Juan la identidad de la gran muchedumbre. De esto se deduce que la resurrección de los cristianos ungidos debió de comenzar antes de 1935. ¿Por qué lo decimos? Porque en ese año se dio a conocer a los cristianos ungidos que aún estaban en la Tierra cuál era la identidad de la gran muchedumbre (Luc. 22:28-30; Apo 4:4; 7:9).
Las palabras de Apocalipsis 11:15, 17 introducen ahora la séptima visión. Se ve una gran señal en el cielo: una mujer da a luz un hijo varón. Entonces, el Diablo es echado del cielo y, enfurecido con la mujer, se va a guerrear “contra los restantes de la descendencia de ella” (Apo 12:1, 5, 9, 17).
Respuestas a preguntas bíblicas:
8:1-5
¿Por qué se hizo un silencio en el cielo? ¿Qué se arrojó después a la Tierra?.
Se hizo un “silencio” en el cielo para que se pudieran oír “las oraciones de los santos” que estaban en la Tierra. Esto ocurrió al final de la primera guerra mundial. Los cristianos ungidos no ascendieron al cielo al final de los tiempos de los gentiles, como muchos de ellos esperaban; además, enfrentaron graves dificultades durante la guerra. De modo que estaban orando fervientemente para saber qué debían hacer. En respuesta a sus oraciones, un ángel arrojó a la Tierra fuego simbólico, y este encendió el fervor y entusiasmo de aquellos cristianos. Aunque eran pocos, iniciaron una campaña mundial de predicación que convirtió al Reino de Dios en un tema candente, y causaron, por decirlo así, un incendio en la cristiandad. Retumbaron las duras advertencias de la Palabra de Dios, relumbraron con fulgor las verdades bíblicas y se sacudieron los cimientos de la religión falsa, tal como se sacuden los edificios durante un terremoto.
8:6-12; 9:1, 13; 11:15
¿Cuándo se prepararon los siete ángeles para tocar sus trompetas? ¿Cómo y cuándo se escuchó el toque de las trompetas?.
Como parte de la preparación para tocar las siete trompetas, se dieron instrucciones a los revitalizados miembros de la clase Juan. Como resultado, de 1919 a 1922, los ungidos reorganizaron la predicación y construyeron las instalaciones que necesitaban para imprimir (Apo 12:13, 14). El toque de las trompetas representa la proclamación intrépida de la sentencia divina contra el mundo de Satanás, proclamación que el pueblo de Dios llevó a cabo con la ayuda de los ángeles. Dicha proclamación comenzó en la asamblea que se efectuó en Cedar Point (Ohio) en 1922 y se prolongará hasta la gran tribulación.
8:13; 9:12; 11:14
¿Por qué se dice que los últimos tres toques de trompeta son “ayes”?.
Los primeros cuatro toques de trompeta proclamaron la muerte espiritual de la cristiandad, pero los tres últimos son “ayes”, o lamentos, que están relacionados con tres sucesos específicos, como veremos a continuación. El quinto toque se relaciona con la liberación del “abismo” de inactividad que experimentó en 1919 el pueblo de Dios, y con su imparable predicación, que se convirtió en una dolorosa plaga para la cristiandad (Apo 9:1). El sexto toque se relaciona con el ataque de caballería más grande de la historia: la campaña mundial de predicación que comenzó en 1922. El último toque se relaciona con el nacimiento del Reino mesiánico.
11:1.
¿Cuál es el templo al que se hace referencia, y cuándo llegó a existir?.
Es el gran templo espiritual, del cual el santo de los santos es la morada de Jehová en el cielo. Llegó a existir en 29 E.C., cuando Jesús fue ungido y empezó su servicio de sumo sacerdote. (Hebreos 3:1; 10:5.)
11:2, 3.
¿Cuándo comenzaron a contar los “siete tiempos”?.
Después que Sedequías, el último rey del típico Reino de Dios, fue quitado del trono de Jerusalén por los babilonios (Eze. 21:25-27). Finalmente, para principios de octubre de 607 a.E.C. el último vestigio de la soberanía judía había desaparecido. Para ese tiempo el gobernador judío Gedalías, a quien los babilonios habían dejado encargado, había sido asesinado, y los judíos restantes habían huido a Egipto (Capítulos 40-43 de Jeremías). La confiable cronología bíblica indica que esto tuvo lugar 70 años antes de 537 a.E.C., el año en que los judíos regresaron del cautiverio; es decir, tuvo lugar para principios de octubre de 607 a.E.C. (Jer. 29:10; Dan. 9:2; para más detalles, véase el libro “Venga tu reino”, páginas 186-189.)
Entonces, ¿cómo se calcula el tiempo hasta 1914? Al contar 2.520 años desde principios de octubre de 607 a.E.C. llegamos a principios de octubre de 1914 E.C., como se muestra en la tabla.
¿Qué sucedió entonces? Jehová confió la gobernación sobre la humanidad a su propio Hijo, Jesucristo, glorificado en los cielos. (Dan. 7:13, 14.)
“Siete tiempos” = 7 X 360 = 2.520 años |
Un “tiempo”, o año, bíblico = 12 X 30 días = 360 (Apo 11:2, 3; 12:6, 14). |
En el cumplimiento de los “siete tiempos”, cada día equivale a un año (Eze. 4:6; Núm. 14:34). |
Principios de octubre de 607 a. E.C. a 31 de diciembre de 607 a. E.C. = 1/4 año |
del 1 de enero de 606 a. E.C. a 31 de diciembre de 1 a. E.C.= 606 años |
del 1 de enero de 1 E.C. a 31 de diciembre de 1913 = 1.913 años |
del 1 de enero de 1914 a principios de octubre de 1914 = 3/4 año |
Total: 2.520 años |
12:10.
¿Qué acusación hace Satanás desafiando a Jehová?.
Jehová permitió que Satanás pusiera a prueba la integridad de Job. Como resultado, este fiel siervo de Dios perdió su ganado, sus hijos y su salud. Pero el Diablo no solo puso en duda la integridad de Job, ante una gran cantidad de ángeles le dijo a Dios: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma”. Satanás sostiene que ningún ser humano apoyará la soberanía divina, que nadie servirá a Jehová por amor. De esta manera, hizo surgir una cuestión que implicaba a muchas más personas y que sigue vigente hasta nuestros días (Job 2:4). En una visión que tuvo el apóstol Juan, se ve a Satanás acusando a los siervos de Dios tras haber sido expulsado del cielo (algo que ocurrió después del establecimiento del Reino de Dios en 1914). Así es, incluso hoy día, cuando nos hallamos tan adentrados en los últimos días de este sistema malvado, el Diablo sigue cuestionando la integridad de los siervos de Dios afirma que cada uno de nosotros traicionará a Jehová para salvar la vida. (Apo 12:10). ¿Cómo lo hace sentir a usted esa acusación? ¿No le gustaría probar que Satanás es un mentiroso? Pues puede hacerlo: siendo íntegro y fiel. En vista de lo anterior, es muy importante que tomemos buenas decisiones en nuestra vida cotidiana.
12:12.
¿Cómo llego a hecharse al Diablo del cielo?.
En el libro de Apocalipsis se representa a Jesús montado en un caballo blanco y recibiendo una corona (Apo 6:1-8). Se dice de él que sale “venciendo y para completar su victoria”. A continuación, el relato muestra que le siguen varios jinetes en caballos de distintos colores. Proféticamente, tales jinetes representan la guerra, la escasez de alimentos y las epidemias. De hecho, estamos viendo el cumplimiento de esta profecía ahora, en nuestro propio tiempo. El capítulo 12 de Apocalipsis da más detalles respecto a la instauración del Reino de Dios en los cielos. Por ejemplo, nos habla de una batalla que se pelea en la región invisible. Satanás y sus fuerzas demoníacas son arrojados a la Tierra. El relato nos dice que, en ese momento, el Diablo siente gran cólera, “sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo” (Apo 12:7-12). Está claro, pues, que tras la instauración del Reino de Cristo en los cielos habría un período marcado por calamidades cada vez mayores para la Tierra y sus habitantes.
12:13.
¿Cómo puede perseguir el dragón a la mujer, puesto que ella está en el cielo y el dragón ahora ha sido arrojado a la Tierra?.
Recuerde que la mujer tiene hijos aquí en la Tierra, su descendencia. Más tarde en esta visión se nos informa que Satanás expresa su cólera contra la mujer persiguiendo a la descendencia de ella. (Apocalipsis 12:17.) Lo que le sucede a la simiente o descendencia de la mujer aquí en la Tierra puede considerarse como sucediéndole a la mujer misma. (Compárese con Mateo 25:40.) Y el número creciente de compañeros de la descendencia aquí en la Tierra también experimentaría estas persecuciones.
12:17.
¿Sería una sola persona prominente la descendencia de la mujer?.
Pues, ¿qué sabemos de la descendencia de Satanás? La Biblia muestra que la descendencia de Satanás abarca a una hueste de ángeles inicuos y a humanos que deshonran a Dios. Por eso, no debería sorprendernos aprender que Dios tiene el propósito de seleccionar a 144.000 personas de entre la humanidad que se mantienen íntegras a él y que serán cogobernantes sacerdotales junto con la Descendencia Mesiánica, Jesucristo. Apocalipsis se refiere a estos cuando dice que el Diablo, en su enemistad contra la organización semejante a mujer de Dios, “se fue para hacer guerra contra los restantes de la descendencia de ella”. (Apocalipsis 12:17; 14:1-4.)
La Biblia llama hermanos de Jesús a los cristianos ungidos, y, como hermanos de él, ellos tienen el mismo Padre y la misma madre. (Hebreos 2:11.) Su Padre es Jehová Dios. Por eso, su madre tiene que ser “la mujer”, la organización celestial de Dios que es como una esposa para él. Ellos llegan a ser una parte secundaria de la descendencia, y Cristo Jesús es la parte principal. La congregación de estos cristianos engendrados por espíritu en la Tierra forma la organización visible de Dios que sirve bajo su organización semejante a mujer que está en los cielos, donde ellos se unirán a Cristo Jesús al resucitar. (Romanos 8:14-17; Gálatas 3:16, 29.)
9:10, 19.
Las contundentes declaraciones basadas en la Biblia que aparecen en las publicaciones del “esclavo fiel y discreto” contienen un punzante mensaje (Mat. 24:45). Ese mensaje corresponde tanto a las colas de las langostas, que tienen “aguijones semejantes a [los de] escorpiones”, como a caballos, cuyas “colas son semejantes a serpientes”. ¿Por qué? Porque dichas publicaciones advierten que se acerca “el día de la venganza de [Jehová]” (Isa. 61:2). Llevémoslas a la gente con celo y valor.
9:20, 21.
Con la expresión “los demás de los hombres”, Apocalipsis se refiere a la gente de los países llamados no cristianos. Aunque muchas personas sinceras de esos países han respondido al mensaje que proclamamos, no esperamos conversiones en masa. Aun así, seguimos predicando con ahínco.
12:15, 16.
“La tierra” —es decir, elementos políticos del mundo de Satanás— ha defendido la libertad religiosa. A partir de la década de los cuarenta, los gobiernos de diversos países se tragaron “el río [de persecución] que el dragón había lanzado de su boca”. Como vemos, cuando Jehová así lo decide, puede influir en las autoridades para llevar a cabo su voluntad. Sin duda, son muy atinadas estas palabras de Proverbios 21:1: “El corazón de un rey es como corrientes de agua en la mano de Jehová. Adondequiera que él se deleita en hacerlo, lo vuelve”. Esta verdad debe fortalecer nuestra fe en Dios.
Juan escribe: “Feliz es el que lee en voz alta, y los que oyen, las palabras de esta profecía, y que observan las cosas que se han escrito en ella” (Apo 1:3; 22:7). Si leemos el libro de Apocalipsis y ponemos en práctica lo que aprendemos, serviremos a Dios con más entusiasmo, fortaleceremos nuestra fe en él y en su Hijo, Jesucristo, y tendremos una brillante esperanza para el futuro (Heb. 4:12).
Apocalipsis 11:18 declara: “Las naciones se airaron, y vino tu propia ira [la de Dios], y el tiempo señalado para [...] causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. ¿A qué se debe la ira de Dios? Se debe a las actividades de la “bestia salvaje [...] con diez cuernos y siete cabezas” que se describe en la octava visión (Apo 13:1).
En la novena visión, Juan ve al “Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil” que han sido “comprados de entre la humanidad” (Apo 14:1, 4). Y a continuación se dan anuncios angélicos. En la décima visión, Juan contempla a “siete ángeles con siete plagas”. Todo indica que es Jehová mismo quien ordena a estos ángeles que derramen “los siete tazones de la cólera de Dios” sobre varios elementos del mundo de Satanás. Los tazones contienen declaraciones y advertencias sobre los juicios de Dios (Apo 15:1; 16:1). Estas dos visiones nos dan detalles de otros juicios del Reino relacionados con el tercero de los “ayes”, o lamentos, y con el toque de la séptima trompeta (Apo 11:14, 15).
Respuestas a preguntas bíblicas:
13:8
¿Qué es “el rollo de la vida del Cordero”?.
Es un rollo simbólico en el que están escritos los nombres de quienes gobernarán con Jesús en su Reino celestial. Esta lista incluye los nombres de los cristianos ungidos que tienen la esperanza de ir al cielo pero que aún viven en la Tierra.
13:11-13
¿Qué significa que la bestia salvaje de dos cuernos hable como un dragón y haga bajar fuego del cielo?.
El hecho de que la bestia salvaje de dos cuernos —la potencia mundial angloamericana— hable como un dragón significa que recurre a amenazas, presiones y actos violentos para obligar a la gente a aceptar su manera de gobernar. ¿En qué sentido hace bajar fuego del cielo? En que, asumiendo la función de un profeta, proclama que ha vencido a las fuerzas del mal en las dos guerras mundiales del siglo XX y que le ha ganado la batalla al comunismo.
14:4.
¿En qué sentido se llama vírgenes a los 144.000?.
Lo que caracteriza a esta clase es una virginidad espiritual. Han evitado entrar en adulterio espiritual con la política mundana y con la religión falsa. (Santiago 4:4; Apocalipsis 17:5.) Como la novia prometida de Cristo, se han mantenido puros, “sin tacha en medio de una generación torcida y aviesa”. (Filipenses 2:15.)
14:4a.
¿De qué manera son los 144.000 “primicias para Dios y para el Cordero”?.
Es verdad que allá en el primer siglo Jesús fue “las primicias de los que se han dormido en la muerte”. (1 Corintios 15:20, 23.) Pero los 144.000 son las “ciertas primicias” de la humanidad imperfecta, comprados por medio del sacrificio de Jesús. (Juan 10:16; Santiago 1:18.) No obstante, la recolección de fruto de entre la humanidad no termina con ellos. El libro de Apocalipsis ya ha señalado a la siega o cosecha de una gran muchedumbre sin número que clama con voz fuerte: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero”. Esta gran muchedumbre sobrevivirá a la gran tribulación, y al continuar refrescándose mediante “fuentes de aguas de vida” serán elevados a la perfección humana en la Tierra. Algún tiempo después de la gran tribulación el Hades será vaciado, y otros innumerables millones de humanos serán resucitados y tendrán la oportunidad de beber de esas mismas aguas de vida. Si se tiene presente esto, sería correcto llamar a la gran muchedumbre unas primicias de las otras ovejas... son los primeros que ‘lavan sus ropas largas y las emblanquecen en la sangre del Cordero’ con la esperanza de vivir para siempre en la Tierra. (Apocalipsis 7:9, 10, 14, 17; 20:12, 13.)
14:9.
¿Cómo juzga Jehová a los que reciben la marca de la bestia salvaje?.
En Apocalipsis 13:16, 17 se reveló que durante el día del Señor se haría sufrir a los que no adoraran a la imagen de la bestia salvaje... hasta se les mataría. Ahora aprendemos que Jehová está resuelto a traer juicio contra todo el que “tenga la marca, el nombre de la bestia salvaje o el número de su nombre”. Tendrán que beber una amarga ‘copa de ira’ de la cólera de Jehová. ¿Qué significará esto para esas personas? En 607 a.E.C., cuando Jehová obligó a Jerusalén a beber “su copa de furia”, la ciudad experimentó “despojo violento y quebranto, y hambre y espada” a manos de los babilonios. (Isaías 51:17, 19.) De manera similar, cuando los que idolatran a las potencias políticas de la Tierra y a su imagen, la Organización de las Naciones Unidas, llegan a beber la copa de la ira de Jehová, el resultado será una calamidad para ellos. (Jeremías 25:17, 32, 33.) Serán completamente destruidos.
16:16.
Dado que la palabra Armagedón proviene de la expresión “Montaña de Meguidó”, ¿se peleará la batalla de Armagedón en una montaña del Oriente Medio?.
No. No existe una montaña de Meguidó, sino solo un montículo que se eleva por encima de la llanura adyacente a la antigua Meguidó, en Israel. Este lugar no puede contener a todos “los reyes de la tierra y a sus ejércitos”. La gran guerra de Dios abarcará la Tierra entera y pondrá fin a todas las guerras (Apocalipsis 16:14, 16; 19:19; Salmo 46:8, 9).
16:17
¿Qué es “el aire” sobre el que se derrama el séptimo tazón?.
“El aire” representa la manera de pensar satánica, “el espíritu [o actitud] que ahora opera en los hijos de la desobediencia”. El entero mundo de Satanás respira este aire envenenado (Efe. 2:2).
13:1-4, 18.
“Una bestia salvaje” que simboliza los gobiernos humanos sale “del mar”. El mar simboliza, a su vez, las masas agitadas de la humanidad (Isa. 17:12, 13; Dan. 7:2-8, 17). Esta terrible criatura, que fue creada por Satanás y recibe su poder de él, lleva el número 666, el cual representa la imperfección extrema. Puesto que nosotros conocemos la identidad de esta bestia, no la seguimos con admiración ni la adoramos, como hace la humanidad en general (Juan 12:31; 15:19).
13:16, 17.
Aunque nos resulte más difícil realizar actividades cotidianas tales como “comprar o vender”, no debemos ceder a la presión y dejar que la bestia salvaje controle nuestra vida. Aceptar la marca de la bestia salvaje en la mano o en la frente equivaldría a permitir que dicha bestia controlara nuestra conducta o influyera en nuestra forma de pensar.
14:6, 7.
La proclamación del ángel nos muestra lo urgente que es dar a conocer las buenas nuevas del Reino de Dios ya establecido. Debemos ayudar a nuestros estudiantes a cultivar un sano temor a Jehová y el deseo de glorificar su nombre.
14:14-20.
Cuando se termine de recoger “la mies [o cosecha] de la tierra”, es decir, a quienes serán salvados, el ángel arrojará “la vid de la tierra” en “el gran lagar de la cólera de Dios”. Allí será destruida para siempre. La vid representa el corrupto sistema político de Satanás, y los “racimos” de la vid representan su mal fruto. Nunca dejemos que la vid de la tierra influya en nosotros.
16:13-16.
Las “expresiones inspiradas inmundas” no son otra cosa que propaganda demoníaca. Su propósito es que los reyes de la Tierra no respondan favorablemente al derramamiento de los siete tazones de la cólera de Dios, sino que se dejen manipular y se enfrenten a Jehová (Mat. 24:42, 44).
16:21.
Justo antes de que este mundo llegue a su fin, es probable que la proclamación del mensaje de juicio contra el malvado mundo de Satanás incluya extraordinarias expresiones de condena, que al parecer están representadas por piedras de granizo. Con todo, la mayor parte de la humanidad seguirá blasfemando contra Dios.
¿Qué sucederá con “la serpiente original, que es el Diablo y Satanás”? ¿Cuándo será “arrojado al lago de fuego”? Este es uno de los temas que se tratan en la decimocuarta visión (Apo 20:2, 10). Las últimas dos visiones nos permiten entrever cómo será la vida durante el Milenio. Ya al final de la “revelación”, Juan ve un río de agua de vida que fluye por en medio de un camino ancho y escucha la invitación que se hace a “cualquiera que tenga sed” (Apo 1:1; 22:1, 2, 17).
Respuestas a preguntas bíblicas:
17:11
¿Por qué dijo Juan que la imagen de la bestia es “un octavo rey”?.
Juan indicó que la imagen de la bestia es “un octavo rey”. Esto no significa que sea una octava cabeza de la bestia salvaje original. En realidad, no es más que una imagen de dicha bestia. Todo su poder procede de las naciones que la conforman, especialmente de su principal promotor, la potencia mundial anglo-americana. Juan lo llama “rey” porque ha recibido autoridad para realizar una acción que provocará una serie de acontecimientos que cambiarán el curso de la historia.
17:16; 18:9, 10
¿Por qué lamentan “los reyes de la tierra” la destrucción de Babilonia la Grande si ellos mismos la destruyeron?.
Su lamento se debe a puro egoísmo. Parece que después de destruir a Babilonia la Grande, se dan cuenta de lo útil que les había sido. Ella les había ayudado a cubrir su despotismo con un manto de piedad, a reclutar jóvenes para sus guerras y a mantener a la gente subyugada.
18:4.
¿Qué significa ser limpio en sentido espiritual, y por qué puede considerarse esta clase de limpieza la más importante?.
Ser limpio en sentido espiritual implica apegarse a la adoración verdadera y separarse de la adoración falsa, lo que significa que no participaremos en ella ni la mezclaremos con la verdadera, pues está en juego nuestra perspectiva de vivir para siempre (2 Cor. 6:17; Apo 18:4).
18:4a.
¿Cómo evitamos los cristianos aprobar la suciedad moral común hoy día?.
La elección de las diversiones y la ropa demostrará si aprobamos la suciedad moral. Las diversiones que eligen los cristianos no deben violar las normas bíblicas. La vestimenta del cristiano no debe atraer innecesariamente la atención a su cuerpo; más bien ha de reflejar modestia.
18:24.
¿Qué cosas repugnantes ha hecho Babilonia la Grande?.
Entre las cosas repugnantes de las cuales la religión falsa es responsable, están las numerosas guerras en las que cientos de millones de personas han perdido la vida (Apo 17:5; 18:24). A esto hay que agregar el abuso de menores y otros actos de inmoralidad sexual cometidos por clérigos y tolerados por las autoridades eclesiásticas. ¿Verdad que no nos extraña que Jehová vaya a eliminar pronto a la religión falsa? (Apo 18:8.) Los cristianos verdaderos sabemos qué le espera a Babilonia la Grande; por eso tenemos la obligación de avisar a sus miembros. Una manera de hacerlo es distribuyendo biblias y publicaciones bíblicas editadas por “el esclavo fiel y discreto” (Mat. 24:45). Si alguien se interesa en el mensaje de la Biblia, lo invitamos a que estudie con nosotros, esperando que vea la necesidad de “[huir] de en medio de Babilonia” antes de que sea demasiado tarde (Jer. 51:6; Apo 18:4)
19:12
¿Qué significa que nadie conozca el nombre de Jesús, aparte de él mismo?.
Al parecer, este nombre (que no se especifica) se refiere a la posición de Jesús y a los privilegios de que disfruta durante el día del Señor, como los que se mencionan en Isaías 9:6. El hecho de que nadie más conozca ese nombre significa que sus privilegios son únicos y que nadie más entiende lo que implica ocupar un cargo tan elevado como el suyo. Sin embargo, Jesús comparte algunos de esos privilegios con los miembros de la clase de su novia y escribe “ese nuevo nombre” suyo sobre ellos (Apo 3:12).
19:14
¿Quiénes cabalgan con Jesús en Armagedón?.
Los ejércitos de los cielos que acompañan a Jesús a pelear la guerra de Dios están formados por ángeles y por los ungidos que han vencido y han recibido su recompensa celestial (Mat. 25:31, 32; Apo 2:26, 27).
19:16.
¿Cómo demostraremos que estamos convencidos de que Jesucristo es Rey?.
Al dar prioridad a los intereses del Reino y al predicar y hacer discípulos con celo (Mat. 6:19-34; 24:14; 28:19, 20). También debemos manifestar amor auténtico, imitando así a Jesús y obedeciendo su “nuevo mandamiento”, consignado en Juan 13:34, 35.
19:20.
¿Qué representa “el falso profeta”?.
“Falso profeta.” Gr.: pseu·do·pro·fé·tou; Lat.: pseu·do·pro·phé·tae; J17,22 Heb.: neví’ hasch·sché·qer. Es digno de notarse que, junto con la “bestia salvaje” se ve a un “falso profeta.” Éste evidentemente constituiría una parte de las fuerzas de la “bestia salvaje” que obra como portavoz o vocero principal. Y hallamos que este “falso profeta” es el mismísimo que habló tan fuertemente para hacer que la “imagen de la bestia salvaje” fuera erigida para que la gente la adorara, para que recurriera a ella para la paz y seguridad mundiales.
Sí, es una de las cabezas de la bestia y en sí es una “bestia salvaje” cuando se considera como potencia mundial individual, como lo fueron Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Se representa como una bestia salvaje de “dos cuernos.” (Apo 13:11-15) Resulta ser la séptima potencia mundial, que tiene dos “cuernos,” dos potencias políticas gobernantes separadas pero que por lo general cooperan, Inglaterra y los Estados Unidos.
20:11-15
¿De quiénes son los nombres escritos en “el rollo [o “el libro”] de la vida”?.
Son los nombres de todas las personas que tienen la perspectiva de recibir vida eterna: los cristianos ungidos, los miembros de la gran muchedumbre y los fieles siervos de Dios que vuelvan a la vida cuando ocurra la “resurrección [de los] justos” (Hech. 24:15; Apo 2:10; 7:9). ¿Y qué hay de las personas que vuelvan a la vida durante la “resurrección [de los] injustos”? Sus nombres solo se escribirán en “el rollo de la vida” si obedecen “las cosas escritas en los rollos” de instrucciones que se abrirán durante el Milenio. Sin embargo, ninguno de esos nombres se escribe de manera permanente desde el principio. Los de los ungidos quedan registrados definitivamente una vez que mueren fieles (Apo 3:5). Y los de las personas que vivirán en la Tierra, una vez que hayan pasado la prueba final que tendrá lugar al acabar el Milenio (Apo 20:7, 8).
20:12.
¿Qué se tomará como base para juzgar a los resucitados?.
La expresión “los grandes y los pequeños” abarca a las personas prominentes así como a las de menos importancia que han vivido y muerto en esta Tierra durante los pasados 6.000 años. En el Evangelio que escribió el apóstol Juan poco después de escribir el libro de Apocalipsis o Revelación, Jesús dijo que el Padre “ha dado [a Jesús] autoridad para hacer juicio, por cuanto es Hijo del hombre. No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán”. (Juan 5:27-29.)
Tengamos en cuenta que no se juzga a los resucitados en función de lo que han hecho o han dejado de hacer antes de morir (Romanos 6:7). Notemos que se hace mención de “rollos” que han de abrirse. De manera que serán las obras que realice cada persona después de conocer el contenido de estos rollos las que proporcionarán la base para decidir si su nombre quedará escrito en “el rollo de la vida” o no.
20:12a.
¿Qué contendrán esos libros o “nuevos rollos”?.
Durante el período de juicio de mil años, Jehová evidentemente dará instrucciones adicionales, desconocidas por nosotros en la actualidad, a medida que se abran nuevos “rollos”, las leyes que estarán vigentes durante el Reinado de Mil años, que seguramente serán instrucciones escritas procedentes de Dios para educar a los habitantes de la Tierra.
21:1.
¿Cómo se cumplió la profecía de Isaías acerca de nuevos cielos y una nueva tierra con relación a los judíos restaurados a su país en 537 a.E.C.?.
Centenares de años antes de los días de Juan, Jehová había dicho a Isaías: “Porque, ¡miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón”. (Isaías 65:17; 66:22.) Esta profecía tuvo un cumplimiento inicial cuando judíos fieles regresaron a Jerusalén en 537 a.E.C. después de su destierro de 70 años en Babilonia. Durante aquella restauración ellos formaron una sociedad que había sido limpiada, “una nueva tierra”, bajo un nuevo sistema gubernamental, “nuevos cielos”. Sin embargo, el apóstol Pedro señaló a otra aplicación de la profecía, al decir: “Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar”. (2 Pedro 3:13.) Juan ahora muestra que esta promesa se cumple durante el día del Señor. “El cielo anterior y la tierra anterior” —el sistema de cosas organizado por Satanás con su estructura gubernamental bajo la influencia de Satanás y sus demonios— pasarán. El “mar” turbulento de la humanidad inicua y rebelde dejará de existir. En vez de eso habrá “un nuevo cielo y una nueva tierra”: una nueva sociedad terrestre bajo un nuevo gobierno, el Reino de Dios. (Compárese con Apocalipsis 20:11.)
21:1a.
¿En qué sentido pasarán el cielo y la Tierra?.
El “nuevo cielo” es el reino celestial de Jesucristo y sus 144.000 reyes y sacerdotes asociados. La “nueva tierra” no es un nuevo globo terráqueo girando en el espacio, sino una nueva sociedad de personas sobre nuestra misma Tierra, todas totalmente sometidas al reino de Cristo sin divisiones por raza, color, nacionalidad o lenguaje. Esta “nueva tierra” comenzará con los que están en la Tierra y son sobrevivientes de la destrucción del “cielo anterior y la tierra anterior.” Será una nueva sociedad terrestre completamente justa, porque ya no existirá aquel “mar” simbólico de los pueblos inquietos, rebeldes, impíos, del cual ascendió la simbólica “bestia salvaje” hace mucho tiempo para ser usada por el Diablo. (Apocalipsis 13:1, 2) Nuestros mares literales permanecerán.
21:4.
¿Qué ocurrirá cuando se haga la voluntad de Dios en la Tierra?.
Cuando la voluntad de Dios se efectúe en la Tierra, nadie enfermará ni morirá debido al pecado heredado y la imperfección. Los muertos que están en la memoria de Dios tendrán la oportunidad de vivir para siempre, ya que la Biblia promete: “Va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hech. 24:15). Desaparecerán las guerras, las enfermedades y el hambre, y el planeta se transformará en un paraíso. Hasta los animales que hoy son peligrosos vivirán en paz con el hombre y entre sí (Sal. 46:9; 72:16; Isa. 11:6-9; 33:24; Luc. 23:43). En vista de tan maravillosas condiciones, no sorprende que una profecía bíblica se refiera a la vida bajo el Reino en estos términos tan alentadores: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz” (Sal. 37:11).
22:9.
¿Qué ejemplo de humildad nos dan los ángeles?.
Los ángeles nos dan magníficas muestras de humildad. Por ejemplo, cuando a algunos de ellos les preguntaron su nombre, no quisieron revelarlo (Gén. 32:29; Jue. 13:17, 18). Salvo en el caso de Miguel y Gabriel, la Biblia no menciona el nombre de los millones de criaturas espirituales del cielo. De esta manera se evita que demos a los ángeles una honra que no les corresponde (Luc. 1:26; Apo 12:7). Nuestra adoración y nuestras oraciones deben dirigirse únicamente a Dios (Mat. 4:8-10). Los ángeles también son un ejemplo de paciencia. Ellos están muy deseosos de conocer los secretos sagrados de Dios. Como dice la Biblia, “en estas mismas cosas los ángeles desean mirar con cuidado” (1 Ped. 1:12). No obstante, algunos de esos secretos todavía no se les han revelado. ¿Y cómo reaccionan? Esperan pacientemente a que Dios decida cuándo es el momento de dar “a conocer mediante la congregación” su “diversificada sabiduría” (Efe. 3:10, 11).
22:17.
¿Qué es ésta agua y por qué se usa el agua para simbolizarlas?.
“El agua de la vida” representa todas las provisiones de Dios para la salvación basadas en el sacrificio de rescate de Jesucristo. Estas provisiones están al alcance de todos y son gratis.
El agua literal, compuesto engañosamente sencillo de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno permite el crecimiento de la vegetación, lo que a su vez contribuye a la vida de los seres humanos. Sin este líquido no existiría ni la vida vegetal ni la humana. Además, nuestro cuerpo consiste en un 65% de agua. Algunos especialistas en cuestiones de salud han recomendado tomar 2,4 litros de agua al día para mantener dicho porcentaje. El agua es necesaria para todos los procesos metabólicos, desde la digestión hasta la secreción de desechos. En caso de que usted pasara una semana sin tomar agua, moriría.
Del mismo modo, “el agua de la vida” hace posible y sostiene la vida espiritual. Si rechazamos el agua de la vida, no tendremos ningún porvenir duradero. (Juan 3:36.) No es extraño que la mujer samaritana se la pidiera con gran interés a Jesús después que él le dijo: “A cualquiera que beba del agua que yo le daré de ningún modo le dará sed jamás, sino que el agua que yo le daré se hará en él una fuente de agua que brotará para impartir vida eterna”. (Juan 4:14.) Como vemos, se nos convida a tomar un agua que es extraordinaria, pues brinda vida sin fin. Dios ha tomado medidas para que las personas obedientes puedan librarse del pecado y la muerte y obtener vida eterna en una Tierra paradisíaca. Todas estas medidas constituyen el agua de la vida (1 Juan 4:9, 10)
22:17a.
¿De qué formas dicen el espíritu y la novia “¡Ven!”?.
El espíritu de Dios sigue obrando mediante el resto de la clase de la novia que está sobre la Tierra para que diga “Ven”. A todo el que oiga y tenga sed de la justicia se le invita a decir: “Ven”, aprovechándose de la abundante provisión de Jehová para la salvación.
Los testigos de Jehová tienen fe en la provisión de Dios para conseguir vida mediante Jesucristo (Hechos 4:12). Les alegra que entre ellos haya personas de buen corazón que deseen aprender de los propósitos de Dios y hacer Su voluntad. Sus Salones del Reino están abiertos a todo el que desee ‘ir y beber gratis el agua de la vida’ en este “tiempo del fin” (Daniel 12:4).
Note que el espíritu santo también dice: “¡Ven!”. ¿Cómo? En el sentido de que el mensaje que predica la clase de la novia —ayudada hoy por la gran muchedumbre de otras ovejas— proviene de la Biblia, escrita bajo influencia directa de espíritu santo. Y ese mismo espíritu ha abierto el corazón y la mente de la clase de la novia para que entienda la Palabra inspirada y la explique a otros. Los que se bautizan como nuevos discípulos de Jesucristo se deleitan en tomar gratis del agua de la vida. Y les emociona cooperar con el espíritu y la novia al decir “¡Ven!” a más personas.
22:17b.
¿Qué invitación hacen quienes andan por espíritu?.
El espíritu, que obra a través de “la novia” (la congregación ungida), convoca a todos a beber del agua de la vida. ¿Qué puede decirse de usted? ¿Ha aceptado ya esa exhortación y está decidido a repetirla? ¡Qué honor colaborar en esta obra salvadora! Esta obra trascendental se realiza bajo la guía del espíritu, tal como sucedió en el siglo primero. En efecto, en aquel entonces la fuerza activa de Dios llevó a que se abrieran nuevos territorios misionales. Por ejemplo, leemos que “el espíritu santo les había prohibido [a Pablo y sus compañeros] hablar la palabra en el distrito de Asia”; y tampoco les permitió entrar en Bitinia. Aunque desconocemos cómo se lo impidió, sí sabemos que guió al apóstol al enorme campo de Europa, y que lo hizo transmitiéndole una visión en la que un hombre de Macedonia pedía ayuda (Hech. 16:6-10). Hoy Jehová también dirige la predicación mundial mediante su espíritu.
17:3, 5, 7, 16.
“La sabiduría de arriba” nos permite entender “el misterio de la mujer y de la bestia salvaje [de color escarlata] que la lleva” (Sant. 3:17). Esta bestia salvaje simbólica comenzó siendo la Sociedad de Naciones y después revivió como la Organización de las Naciones Unidas. En vista de que a nosotros se nos ha revelado este antiguo misterio, ¿no deberíamos predicar con entusiasmo las buenas nuevas del Reino de Dios y proclamar el día de juicio de Jehová?
21:1-6.
Podemos tener plena certeza de que las maravillosas promesas relacionadas con el Reino se harán realidad. ¿Por qué? Porque la Biblia habla de ellas como si ya se hubieran cumplido. En Apocalipsis leemos: “¡Han acontecido!”.
22:1, 17.
El “río de agua de vida” representa los medios que Jehová utiliza para eliminar los efectos del pecado y la muerte. Aun ahora hay agua disponible para las personas obedientes. Dios nos invita a beber “gratis el agua de la vida”. Aceptemos su invitación con gratitud y llevémosla con entusiasmo a nuestros semejantes.
¿TIENEN las representaciones simbólicas de Revelación o Apocalipsis el propósito de aterrorizar? ¡De ningún modo! El cumplimiento de la profecía puede aterrorizar a los inicuos, pero los siervos fieles de Dios concuerdan con la introducción inspirada: “Feliz es el que lee en voz alta, y los que oyen, las palabras de esta profecía”, y el comentario que hizo el ángel al final: “Feliz es cualquiera que observa las palabras de la profecía de este rollo”. (Apo 1:3; 22:7.) Aunque Apocalipsis se escribió antes de los otros cuatro libros inspirados de Juan, correctamente se le coloca último en la colección de 66 libros inspirados que componen nuestra Biblia, pues la Apocalipsis lleva a sus lectores al futuro lejano mientras provee una visión sumamente abarcadora de lo que Dios se propone para la humanidad, y eso lleva a gloriosa culminación el grandioso tema de la Biblia: la santificación del nombre de Jehová y la vindicación de su soberanía por medio del Reino bajo Cristo, la Descendencia Prometida.
2 Según el versículo en que se basa el título del libro, este es “una revelación por Jesucristo, que Dios le dio [...] Y él envió a su ángel y mediante este la presentó en señales a su esclavo Juan”. De modo que Juan fue simplemente el escritor de la materia, no quien la originó. Por lo tanto, Juan no es el revelador, ni es el libro una revelación de Juan (1:1). Este hecho de que al esclavo de Dios se le revelen los maravillosos propósitos de Dios para el futuro hace muy apropiado el título del libro, pues su nombre griego, A-po-ká-ly-psis (Apocalipsis), significa “quitar la cubierta” o “develar (quitar el velo)”.
3 ¿Quién fue este Juan de quien en el primer capítulo de Apocalipsisse dice que fue el escritor de ese libro? Se nos dice que era esclavo de Jesucristo, así como hermano en la fe y partícipe en la tribulación, y que estaba desterrado en la isla de Patmos. Es evidente que era bien conocido por sus primeros lectores, pues no hacía falta nada más que lo identificara. Tiene que haber sido el apóstol Juan. La mayoría de los historiadores de la antigüedad apoyan esta conclusión. Se dice que Papías, quien escribió en la primera parte del siglo II E.C., sostuvo que el libro era de origen apostólico. Justino Mártir, del siglo II, dice en su “Diálogo con el judío Trifón” (LXXXI): “Había un hombre con nosotros, de nombre Juan, uno de los apóstoles de Cristo, que profetizó, mediante una revelación que se le hizo”. Ireneo dice explícitamente que el apóstol Juan fue el escritor, y también lo hacen Clemente de Alejandría y Tertuliano, de fines del siglo II y principios del siglo III. Orígenes, notable escriturario del siglo III, dijo: “[Hablo] de aquel que se recostó sobre el pecho de Jesús, Juan, quien ha dejado un Evangelio, [...] y también escribió el Apocalipsis”.
4 El hecho de que los demás escritos de Juan recalquen mucho el amor no quiere decir que no pudo haber escrito la muy enérgica y vigorosa Revelación. Él y su hermano Santiago fueron los que se indignaron tanto contra los samaritanos de cierta ciudad que quisieron hacer bajar fuego del cielo. Por eso recibieron el apodo “Boanerges” o “Hijos del Trueno”. (Mar. 3:17; Luc. 9:54.) La diferencia de estilo no debe causar ninguna dificultad si recordamos que en Apocalipsis el asunto que se trata es diferente. Lo que Juan vio en las visiones difirió de todo cuanto había visto antes. La armonía sobresaliente del libro con lo restante de las Escrituras proféticas prueba indiscutiblemente que es parte auténtica de la Palabra inspirada de Dios.
5 De acuerdo con el testimonio más antiguo, Juan escribió la Revelación alrededor de 96 E.C., unos 26 años después de la destrucción de Jerusalén. Esto sería hacia fines del reinado del emperador Domiciano. Como verificación de esto, Ireneo en su “Tratado contra las herejías” (V, xxx) dice del Apocalipsis: “Pues [tal visión] no se vio hace mucho tiempo, sino casi en nuestros días, a fines del reinado de Domiciano”. Tanto Eusebio como Jerónimo concuerdan con este testimonio. Domiciano era hermano de Tito, quien dirigió a los ejércitos romanos para destruir Jerusalén. Llegó a ser emperador cuando murió Tito, 15 años antes de escribirse el libro de Apocalipsis. Exigió para sí adoración como dios y asumió el título Dominus et Deus noster (que significa: “Nuestro Señor y Dios”). El adorar al emperador no perturbó a los que adoraban dioses falsos, pero los cristianos primitivos no podían participar en aquello, y rehusaron transigir en cuanto a su fe respecto a este punto. Por eso, hacia fines de la gobernación de Domiciano (81-96 E.C.) les sobrevino una severa persecución a los cristianos. Se cree que Domiciano desterró a Juan a Patmos. Cuando Domiciano fue asesinado en 96 E.C., su sucesor fue un emperador más tolerante, Nerva, y parece que puso en libertad a Juan. Fue durante el aprisionamiento de Juan en Patmos cuando recibió las visiones que puso por escrito.
6 Hay que comprender que lo que Juan vio y se le dijo que escribiera a las congregaciones no fue simplemente una serie de visiones inconexas, escritas sin orden ni concierto. No; todo el libro de Apocalipsis, de principio a fin, nos presenta un cuadro coherente de cosas por venir, mientras pasa de una visión a otra hasta que al final de las visiones se alcanza la revelación total de los propósitos del Reino de Dios. Por lo tanto, debemos ver el libro de Apocalipsis como una unidad compuesta de partes relacionadas y armoniosas que nos transportan al futuro lejano desde el tiempo de Juan. Después de la introducción (Apo 1:1-9), se puede considerar que el libro está dividido en 16 visiones: 1) 1:10–3:22; 2) 4:1–5:14; 3) 6:1-17; 4) 7:1-17; 5) 8:1–9:21; 6) 10:1–11:19; 7) 12:1-17; 8) 13:1-18; 9) 14:1-20; 10) 15:1–16:21; 11) 17:1-18; 12) 18:1–19:10; 13) 19:11-21; 14) 20:1-10; 15) 20:11–21:8; 16) 21:9–22:5. A estas visiones les sigue una conclusión motivadora, en la cual hablan Jehová, Jesús, el ángel y Juan mientras hacen su última contribución como los principales en el conducto de comunicación (22:6-21).
7 La introducción - (1:1-9) Juan explica la Fuente divina y la parte angelical del conducto por el cual se da la revelación, y pasa a dirigirse a los miembros de las siete congregaciones que están en el distrito de Asia. Jesucristo ha hecho ‘que ellos sean un reino, sacerdotes para su Dios y Padre’, Jehová Dios, el Todopoderoso. Juan les recuerda que él es partícipe con ellos “en la tribulación y reino y aguante en compañía con Jesús” mientras está desterrado en exilio en Patmos (1:6, 9).
8 Los mensajes a las siete congregaciones - (1:10–3:22) Al empezar la primera visión, Juan se encuentra por inspiración en el día del Señor. Una voz poderosa, como de trompeta, le dice que escriba en un rollo lo que ve y que lo envíe a las siete congregaciones, en Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Al volverse hacia la voz, Juan ve a “alguien semejante a un hijo de hombre” en medio de siete candelabros, con siete estrellas en la mano derecha. Este dice que es “el Primero y el Último”, Aquel que llegó a estar muerto pero que ahora vive para siempre jamás, y que tiene las llaves de la muerte y del Hades. Por lo tanto, es Jesucristo resucitado. Explica: “Las siete estrellas significan los ángeles de las siete congregaciones, y los siete candelabros significan siete congregaciones” (1:13, 17, 20).
9 A Juan se le dice que escriba al ángel de la congregación de Éfeso, la cual, a pesar de su labor y aguante, además de negarse a soportar a hombres malos, ha dejado su primer amor y debe arrepentirse y efectuar los hechos de antes. Se dice a la congregación de Esmirna que, a pesar de la tribulación y la pobreza, en realidad es rica y no debe tener miedo: “Pruébate fiel hasta la misma muerte, y yo te daré la corona de la vida”. La congregación de Pérgamo, que mora “donde está el trono de Satanás”, sigue teniendo firmemente asido el nombre de Cristo, pero hay apóstatas en ella, y estos tienen que arrepentirse para que Cristo no guerree contra ellos con la espada larga de su boca. En Tiatira la congregación tiene “amor y fe y ministerio y aguante”, pero tolera a “aquella mujer Jezabel”. No obstante, los fieles que se mantengan firmes recibirán “autoridad sobre las naciones” (2:10, 13, 19, 20, 26).
10 La congregación de Sardis tiene la reputación de estar viva, pero está muerta porque sus hechos no están plenamente ejecutados ante Dios. Sin embargo, a los que venzan no se les borrará su nombre del libro de la vida. La congregación de Filadelfia ha guardado la palabra de Cristo, así que él promete guardar a aquella congregación “de la hora de prueba, que ha de venir sobre toda la tierra habitada”. Cristo hará que el que venza sea una columna en el templo de Su Dios. Dice Cristo: “Sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén [...] y ese nuevo nombre mío”. Tras aludir a sí mismo como “el principio de la creación por Dios”, Cristo dice a la congregación laodicense que no es ni caliente ni fría y que la va a vomitar de su boca. Aunque se jactan de tener riquezas, los de esa congregación son en verdad pobres, ciegos y desnudos. Necesitan prendas de vestir exteriores blancas y pomada para los ojos, para que vean. Cristo entrará y luego cenará con el que le abra la puerta. Al que venza, Cristo le concederá sentarse con él en su trono, así como él se ha sentado con su Padre en Su trono (3:10, 12, 14).
11 La visión de la santidad y gloria de Jehová - (4:1–5:14) La segunda visión nos lleva ante el esplendoroso trono celestial de Jehová. La escena es de deslumbrante hermosura, con el brillo como el de piedras preciosas. Alrededor del trono se sientan 24 ancianos que llevan coronas. Cuatro criaturas vivientes atribuyen santidad a Jehová, y él recibe adoración y es digno “de recibir la gloria y la honra y el poder” porque es el Creador de todas las cosas (4:1, 11).
12 El que está sentado sobre el trono’ tiene un rollo con siete sellos. Pero ¿quién es digno de abrir el rollo? ¡Solo “el León que es de la tribu de Judá, la raíz de David”, es digno de abrirlo! Este, quien es también “el Cordero que fue degollado”, toma el rollo de la mano de Jehová (5:1, 5, 12).
13 El Cordero abre seis sellos del rollo - (6:1–7:17) Ahora empieza la tercera visión. El Cordero pasa a abrir los sellos. Primero, un jinete de un caballo blanco sale “venciendo y para completar su victoria”. Entonces el jinete que va sobre un caballo de color de fuego quita de la tierra la paz, y otro que monta un caballo negro raciona granos. Montado sobre un caballo pálido va el jinete Muerte, y el Hades sigue de cerca. Se abre el quinto sello y se ve a “los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios” pidiendo que su sangre sea vengada (6:2, 9). Al abrirse el sexto sello hay un gran terremoto, se oscurecen el sol y la luna, y los poderosos de la tierra piden a las montañas que caigan sobre ellos y los escondan de Jehová y de la ira del Cordero.
14 Después de esto empieza la cuarta visión. Se ve a cuatro ángeles reteniendo los cuatro vientos de la tierra hasta que se selle en la frente a los esclavos de Dios. Estos ascienden a 144.000. Luego Juan ve una incontable gran muchedumbre de personas de todas las naciones que, de pie delante de Dios y del Cordero, les atribuyen salvación; estas sirven día y noche en el templo de Dios. El Cordero mismo ‘las pastoreará y guiará a fuentes de aguas de vida’ (7:17).
15 Se abre el séptimo sello - (8:1–12:17) Hay silencio en el cielo. Entonces se entregan siete trompetas a los siete ángeles. El toque de las primeras seis trompetas compone la quinta visión.
16 Al tocarse sucesivamente las primeras tres trompetas, llueven calamidades sobre la tierra, el mar, los ríos y las fuentes de aguas. Al toque de la cuarta trompeta, una tercera parte del sol, la luna y las estrellas se oscurece. Al sonido de la quinta, una estrella procedente del cielo deja salir una plaga de langostas que ataca a los “que no tienen el sello de Dios en la frente”. Este es “el primer ay”, y dos más vienen. La sexta trompeta anuncia la desatadura de cuatro ángeles que salen a matar. “Dos miríadas de miríadas” de jinetes traen más calamidad y degüello, pero todavía los hombres no se arrepienten de sus hechos malos (9:4, 12, 16).
17 Al empezar la sexta visión, otro ángel fuerte desciende del cielo y declara que, “en los días de dar el toque el séptimo ángel, [...] el secreto sagrado de Dios, según las buenas nuevas” ha de quedar terminado. Juan recibe un rollito para que se lo coma. Este es “dulce como la miel” en su boca, pero le amarga el vientre (10:7, 9). Dos testigos profetizan 1.260 días vestidos de saco; entonces los mata “la bestia salvaje que asciende del abismo”, y sus cadáveres quedan tres días y medio “en el camino ancho de la gran ciudad”. Los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos, pero esto se convierte en temor cuando Dios los levanta a la vida. En aquella hora hay un gran terremoto. “El segundo ay ha pasado” (11:7, 8, 14).
18 Ahora el séptimo ángel toca su trompeta. Voces celestiales anuncian: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo”. Los “veinticuatro ancianos” adoran a Dios y dan gracias, pero las naciones se aíran. Es el tiempo señalado de Dios para juzgar a los muertos y galardonar a sus santos, y “para causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. Se abre el santuario de Su templo, y en él se ve el arca de su pacto (11:15, 16, 18).
19 Después de anunciarse el establecimiento del Reino, en seguida la séptima visión muestra “una gran señal” en el cielo. Es una mujer que da a luz “un hijo, un varón, que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro”. “Un dragón grande de color de fuego” está listo para devorar al niño, pero el niño es arrebatado hacia el trono de Dios. Miguel guerrea contra el dragón y arroja abajo a la tierra a esta “serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás”. “¡Ay de la tierra[!]” El dragón persigue a la mujer, y se va para guerrear contra los restantes de la descendencia de ella (12:1, 3, 5, 9, 12; 8:13).
20 La bestia salvaje procedente del mar - (13:1-18) La octava visión muestra ahora que del mar asciende una bestia salvaje que tiene siete cabezas y diez cuernos. Esta obtiene su poder del dragón. Una de sus cabezas fue como muerta por degüello, pero sanó, y toda la tierra admiró a la bestia. Habla blasfemias contra Dios y hace guerra contra los santos. Pero, ¡mire!, Juan ve otra bestia salvaje, y esta asciende de la tierra. Tiene dos cuernos como un cordero, pero empieza a hablar como un dragón. Extravía a los habitantes de la tierra y les dice que hagan una imagen a la primera bestia salvaje. Todos se ven obligados a adorar esa imagen o ser muertos. Sin la marca o el número de la bestia salvaje, nadie puede comprar o vender. Su número es 666.
21 Las “buenas nuevas eternas” y mensajes relacionados - (14:1-20) Por alegre contraste, en la novena visión Juan ve al Cordero sobre el monte Sión, y con él hay 144.000 que tienen en la frente el nombre del Cordero y el del Padre. Estos “están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono”, tras haber sido “comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero”. Otro ángel aparece en medio del cielo con “buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas” a toda nación y proclama: “Teman a Dios y denle gloria”. Y otro ángel anuncia: “¡Babilonia la Grande ha caído!”. Otro ángel, un tercero, proclama que los que adoran a la bestia salvaje y a su imagen beberán de la ira de Dios. Uno “semejante a un hijo del hombre” mete su hoz, y otro ángel también mete su hoz y vendimia la vid de la tierra, tras lo cual la arroja en “el gran lagar de la cólera de Dios”. Mientras se pisa el lagar fuera de la ciudad, sale sangre hasta la altura de los frenos de los caballos, “por una distancia de mil seiscientos estadios” (unos 296 kilómetros [184 millas]) (14:3, 4, 6-8, 14, 19, 20).
22 Los ángeles con las últimas siete plagas - (15:1–16:21) La décima visión comienza con otro vislumbre del tribunal celestial. Los que han obtenido la victoria sobre la bestia salvaje glorifican a Jehová, el “Rey de la eternidad”, por sus grandes y maravillosas obras. Siete ángeles salen del santuario celestial y reciben siete tazones de oro llenos de la cólera de Dios. Los primeros seis son derramados sobre la tierra, el mar, los ríos y las fuentes de aguas, así como sobre el sol, el trono de la bestia salvaje y el río Éufrates, con lo cual se seca su agua para dar paso a “los reyes procedentes del nacimiento del sol”. Expresiones demoníacas reúnen a ‘los reyes de toda la tierra habitada para la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso’ en Har–Magedón. El séptimo tazón es derramado sobre el aire, y en medio de aterradores fenómenos naturales la gran ciudad se divide en tres partes, las ciudades de las naciones caen, y Babilonia recibe ‘la copa del vino de la cólera de la ira de Dios’ (15:3; 16:12, 14, 19).
23 El juicio de Dios sobre Babilonia; las bodas del Cordero - (17:1–19:10) Empieza la undécima visión. ¡Mire! Es el juicio de Dios sobre “Babilonia la Grande, la madre de las rameras”, “con quien los reyes de la tierra cometieron fornicación”. Borracha con la sangre de los santos, ella cabalga sobre una bestia salvaje de color escarlata que tiene siete cabezas y diez cuernos. Esta bestia “era, pero no es, y, no obstante, está para ascender del abismo”. Sus diez cuernos combaten contra el Cordero, pero él los vence porque es “Señor de señores y Rey de reyes”. Los diez cuernos se vuelven contra la ramera y la devoran, y con el comienzo de la duodécima visión otro ángel, cuya gloria alumbra la tierra, proclama: “¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído!”. Al pueblo de Dios se le ordena que salga de ella, para que no reciba parte de sus plagas. Los reyes y otros poderosos de la tierra lloran por ella y dicen: “¡Qué lástima, qué lástima, tú, la gran ciudad, Babilonia la fuerte ciudad, porque en una sola hora ha llegado tu juicio!”. Sus grandes riquezas han quedado devastadas. Como se arroja una gran piedra de molino al mar, así con lanzamiento veloz Babilonia ha sido arrojada abajo, para nunca más volver a ser hallada. ¡Por fin ha sido vengada la sangre de los santos de Dios! Cuatro veces el cielo resuena con el llamado: “¡Alaben a Jah!”. ¡Alaben a Jah porque ha ejecutado juicio sobre la gran ramera! ¡Alaben a Jah porque Jehová ha empezado a reinar! ¡Regocíjense y llénense de gran gozo porque “han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado” (17:2, 5, 8, 14; 18:2, 10; 19:1, 3, 4, 6, 7)!
24 El Cordero guerrea con justicia - (19:11–20:10) En la decimotercera visión el “Rey de reyes y Señor de señores” dirige a ejércitos celestiales en guerra justa. Reyes y hombres fuertes llegan a ser carroña para las aves del cielo, y la bestia salvaje y el falso profeta son arrojados vivos en el lago de fuego que arde con azufre (19:16). Al comenzar la decimocuarta visión se ve a un ángel que ‘desciende del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano’. “Al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás”, se le prende y entonces se le ata por mil años. Los que tienen parte en la primera resurrección llegan a ser ‘sacerdotes de Dios y del Cristo y reinan con él por los mil años’. Después de eso Satanás será soltado y saldrá a extraviar a las naciones de la tierra, pero sus seguidores serán destruidos y él será arrojado al lago de fuego (20:1, 2, 6).
25 El Día del Juicio y la gloria de la Nueva Jerusalén - (20:11–22:5) Sigue entonces la emocionante decimoquinta visión. Los muertos, grandes y pequeños, son juzgados ante el gran trono blanco de Dios. La muerte y el Hades son arrojados al lago de fuego, que “significa la muerte segunda”, y con ellos se arroja a cualquiera a quien no se halle escrito en el libro de la vida. La Nueva Jerusalén desciende del cielo, y Dios reside en tienda con la humanidad y limpia toda lágrima de los ojos de esta. ¡No hay más muerte, lamento, clamor ni dolor! Sí, Dios va a “hacer nuevas todas las cosas”, y confirma su promesa diciendo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”. Los que venzan heredarán estas cosas, pero no los cobardes, ni los que carecen de fe, ni los que son inmorales o practican espiritismo o idolatría (20:14; 21:1, 5).
26 Ahora, en la decimosexta y última visión, a Juan se le muestra “la esposa del Cordero”, la Nueva Jerusalén, con sus 12 puertas y 12 piedras de fundamento que tienen los nombres de los 12 apóstoles. Es cuadrangular, y su majestuoso esplendor se representa por el jaspe, el oro y las perlas que hay en ella. Jehová y el Cordero son el templo de esta ciudad, y también son su luz. Solamente los que estén escritos en el rollo de la vida del Cordero pueden entrar en ella (21:9). Un río puro de agua de vida sale del trono y baja por el camino ancho de la ciudad, y a cada lado hay árboles de vida que producen nuevas cosechas de fruto cada mes y que tienen hojas para curación. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y los esclavos de Dios verán Su rostro. “Jehová Dios arrojará luz sobre ellos, y reinarán para siempre jamás” (22:5).
27 La conclusión - (22:6-21) Se da la seguridad: “Estas palabras son fieles y verdaderas”. ¡Felices, en verdad, son los que observan las palabras de la profecía! Tras haber oído y visto estas cosas, Juan cae para adorar al ángel, quien le recuerda que adore solamente a Dios. No deben sellarse las palabras de la profecía, “porque el tiempo señalado está cerca”. Felices son los que consiguen entrada en la ciudad, pues afuera están los sucios y “todo aquel a quien le gusta la mentira y se ocupa en ella”. Jesús declara que él mismo envió este testimonio a las congregaciones por medio de su ángel, y que es “la raíz y la prole de David, y la brillante estrella de la mañana”. “Y el espíritu y la novia siguen diciendo: ‘¡Ven!’. Y cualquiera que oiga, diga: ‘¡Ven!’. Y cualquiera que tenga sed, venga; cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida.” Y que nadie añada ni quite de las palabras de esta profecía, para que no se le quite su porción “de los árboles de la vida y de la santa ciudad” (22:6, 10, 15-17, 19).
28 ¡Qué gloriosa conclusión suministra el libro de Apocalipsis para la colección inspirada de 66 libros de la Biblia! Nada se ha omitido. No hay cabos sin atar. Ahora vemos claramente tanto el grandioso final como el principio. La última parte de la Biblia cierra el registro que empezó en la primera parte. Tal como Génesis 1:1 describió la creación de los cielos y Tierra materiales por Dios, así Apocalipsis 21:1-4 describe un nuevo cielo y una nueva tierra y las bendiciones inconmensurables que le vendrán a la humanidad, como se profetizó también en Isaías 65:17, 18; 66:22, y 2 Pedro 3:13. Tal como se le dijo al primer hombre que positivamente moriría si desobedecía, así Dios positivamente garantiza que en el caso de los obedientes “la muerte no será más”. (Gén. 2:17; Apo 21:4.) Cuando la Serpiente apareció al principio y engañó a la humanidad, Dios predijo el magullamiento de la cabeza de la Serpiente, y la Revelación muestra cómo se arroja finalmente a la destrucción a la serpiente original, que es el Diablo y Satanás. (Gén. 3:1-5, 15; Apo 20:10.) Mientras que el hombre desobediente fue echado de donde estaba el árbol de la vida edénico, árboles de vida simbólicos aparecen “para la curación de las naciones” que componen la humanidad obediente. (Gén. 3:22-24; Apo 22:2.) Tal como un río salía de Edén para regar el jardín, así se describe un río simbólico, dador de vida y sustentador de vida, que fluye del trono de Dios. Esto es un paralelo de la visión anterior de Ezequiel, y también nos recuerda las palabras de Jesús acerca de “una fuente de agua que brotará para impartir vida eterna”. (Gén. 2:10; Apo 22:1, 2; Eze. 47:1-12; Juan 4:13, 14.) En contraste con el ser echados de la presencia de Dios, como les ocurrió al primer hombre y la primera mujer, los fieles vencedores verán Su rostro. (Gén. 3:24; Apo 22:4.) ¡De veras es provechoso considerar estas emocionantes visiones de Apocalipsis!
29 Observe, también, cómo enlaza Apocalipsis las profecías respecto a la inicua Babilonia. Isaías había previsto la caída de la Babilonia literal mucho antes de que sucediera, y había declarado: “¡Ha caído! ¡Babilonia ha caído!”. (Isa. 21:9.) Jeremías también profetizó contra Babilonia. (Jer. 51:6-12.) Pero la Revelación habla simbólicamente de “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra”. Ella también tiene que ser derribada, y Juan lo ve en visión y declara: “¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído!”. (Apo 17:5; 18:2.) ¿Recuerda usted la visión de Daniel sobre un reino establecido por Dios que triturará a los demás reinos y subsistirá “hasta tiempos indefinidos”? Observe cómo enlaza eso con la proclamación celestial que hay en Apocalipsis: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará para siempre jamás”. (Dan. 2:44; Apo 11:15.) Y tal como la visión de Daniel describió a ‘alguien como un hijo del hombre que venía con las nubes del cielo para recibir una gobernación duradera y dignidad y reino’, así Apocalipsis identifica a Jesucristo como “El Gobernante de los reyes de la tierra” que “viene con las nubes” y dice que “todo ojo le verá”. (Dan. 7:13, 14; Apo 1:5, 7.) También deben observarse algunos paralelos entre las bestias de las visiones de Daniel y las bestias de Apocalipsis. (Dan. 7:1-8; Apo 13:1-3; 17:12.) La Revelación de veras proporciona un extenso campo de estudio para fortalecer la fe.
30 ¡Qué maravillosa visión múltiple sobre el Reino de Dios suministra la Revelación! Enfoca brillantemente lo que los profetas de la antigüedad y Jesús y sus discípulos dijeron acerca del Reino. Tenemos aquí la vista terminada de la santificación del nombre de Jehová por medio del Reino: “Santo, santo, santo es Jehová Dios, el Todopoderoso”. Él es digno de “recibir la gloria y la honra y el poder”. En verdad, es quien ‘toma su gran poder y empieza a reinar’ mediante Cristo. ¡Cuánto celo manifiesta este Hijo real, el “Rey de reyes y Señor de señores”, mientras hiere a las naciones y pisa “el lagar de vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso”! Al acercarse a su culminación el grandioso tema bíblico de la vindicación de Jehová, se hace resaltar que toda persona y todas las cosas que participan en sus propósitos del Reino tienen que ser santos. Del Cordero, Jesucristo, que “tiene la llave de David”, se dice que es santo, y también lo son los ángeles del cielo. Se dice que los que tienen parte en la primera resurrección son ‘felices y santos’, y se recalca que “cualquier cosa que no sea sagrada, y cualquiera que se ocupe en una cosa repugnante” no entrará de ningún modo en “la santa ciudad de Jerusalén”. Los que han sido comprados con la sangre del Cordero para ‘que sean un reino y sacerdotes para nuestro Dios’ reciben así un poderoso estímulo para mantenerse santos ante Jehová. También la “gran muchedumbre” tiene que ‘lavar sus ropas largas y emblanquecerlas en la sangre del Cordero’ para poder rendir servicio sagrado. (Apo 4:8, 11; 11:17; 19:15, 16; 3:7; 14:10; 20:6; 21:2, 10, 27; 22:19; 5:9, 10; 7:9, 14, 15.)
31 La visión de este magnífico y santo Reino de Dios se cristaliza en nuestra mente mientras notamos ciertos rasgos que solo se nos presentan en el libro de Apocalipsis. Aquí tenemos la visión completa de los herederos del Reino en el monte Sión junto con el Cordero, cantando una canción nueva que solamente ellos pueden dominar. Solo el libro de Apocalipsis nos dice el número de los que son comprados de la tierra para entrar en el Reino —144.000— y que estos son sellados de las 12 tribus simbólicas del Israel espiritual. Únicamente la Revelación muestra que estos ‘sacerdotes y reyes’, partícipes con Cristo en la primera resurrección, también gobernarán con él “por los mil años”. Solamente la Revelación nos da la vista completa de “la santa ciudad, la Nueva Jerusalén”, y muestra su radiante gloria, que Jehová y el Cordero son su templo, las 12 puertas y piedras de fundamento que tiene, y los reyes que reinan en ella para siempre bajo la luz eterna que Jehová arroja sobre ellos (14:1, 3; 7:4-8; 20:6; 21:2, 10-14, 22; 22:5).
32 Verdaderamente se puede decir que esta visión del “nuevo cielo” y “la santa ciudad, la Nueva Jerusalén”, resume todo lo que las Escrituras han predicho desde tiempos antiguos acerca de la Descendencia relacionada con el Reino. Abrahán esperaba una descendencia por la cual ‘todas las familias de la tierra ciertamente se bendecirían’ y “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios”. Ahora, en la visión de Apocalipsis, se nos dice claramente que esta ciudad de bendición es el “nuevo cielo”: un nuevo gobierno, el Reino de Dios, compuesto de la Nueva Jerusalén (la novia de Cristo) y su Novio. Juntos administrarán un gobierno justo sobre toda la Tierra. Jehová promete a los de la humanidad fiel que pueden llegar a ser “sus pueblos” en una condición feliz, sin pecado ni muerte, como la condición en que se halló el hombre antes de la rebelión que hubo en Edén. Y para hacerlo resaltar, la Revelación nos dice dos veces que Dios “limpiará toda lágrima de los ojos de ellos”. (Gén. 12:3; 22:15-18; Heb. 11:10; Apo 7:17; 21:1-4.)
33 Sí, ¡qué grandiosa conclusión para las Escrituras inspiradas! ¡Cuán maravillosas son estas “cosas que tienen que suceder dentro de poco”! (Apo 1:1.) Se santifica el nombre de Jehová, “el Dios de las expresiones inspiradas de los profetas” (22:6). ¡Se muestra el cumplimiento de los escritos proféticos de 16 siglos y se recompensan las obras de fe de miles de años! Se da muerte a “la serpiente original”, les sobreviene la destrucción a sus huestes y deja de existir la iniquidad (12:9). El Reino de Dios gobierna como “un nuevo cielo” para Su alabanza. Las bendiciones de una Tierra restaurada, llenada y sojuzgada conforme al propósito que Jehová declaró en el primer capítulo de la Biblia, se extienden por una gloriosa eternidad ante el género humano. (Gén. 1:28.) Toda Escritura verdaderamente ha resultado ser “inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia”. Jehová ha usado las Escrituras para guiar a hombres de fe completamente competentes y equipados hasta este maravilloso día. Por lo tanto, ahora es el tiempo de estudiar estas Escrituras para fortalecer su fe. Obedezca sus mandatos para recibir la bendición de Dios. Siga las Escrituras en el camino recto que lleva a la vida eterna. Por hacerlo, usted también podrá decir, con la confianza segura con que el último libro de la Biblia concluye: “¡Amén! Ven, Señor Jesús”. (2 Tim. 3:16; Apo 22:20.)
34 ¡Qué gozo incomparable podemos tener ahora por aclamar “el reino de nuestro Señor y de su Cristo”, la Descendencia, pues este trae santificación eterna al sin igual nombre de “Jehová Dios, el Todopoderoso”! (Apo 11:15, 17.)
Último libro de la Biblia en la mayoría de las traducciones, aunque no el último en escribirse. Suele recibir el nombre de Apocalipsis.
Escritor; cuándo y dónde se escribió. El apóstol Juan se identifica a sí mismo como el escritor del libro y dice que lo escribió desde la isla de Patmos, donde se hallaba exiliado por predicar la Palabra de Dios y dar testimonio de Jesucristo. (Apo 1:1, 9.) Posiblemente se compuso alrededor del año 96 E.C.
Estilo. El libro está escrito en forma de carta. Detalla una serie de visiones ordenadas en progresión lógica que llegan finalmente a la visión culminante. Constituye una conclusión perfecta de toda la Biblia.
El libro de Apocalipsis al parecer sigue un esquema de series de siete conceptos. Hay siete sellos que dan lugar al toque de siete trompetas y, después, a siete plagas. Hay siete candelabros, siete estrellas, siete truenos y muchos otros elementos en grupos de siete, seguramente porque este número representa la plenitud y porque el libro trata de cómo se realiza o completa el secreto sagrado de Dios. (Apo 10:7; véase SECRETO SAGRADO.)
Autor y medio por el que se transmitió. Jehová Dios, el Todopoderoso, es el autor del libro. Transmitió la información mediante Jesucristo, quien la envió a Juan y la presentó por medio de un ángel. (Apo 1:1.) Se dice que el espíritu de Dios es séptuplo, lo que indica que actúa en su máxima capacidad para transmitir esta revelación. Juan recibió el mandato divino de escribirla (Apo 1:4, 11).
Propósito. Aunque algunas de las cosas que Juan vio en la visión pueden parecer aterradoras (las bestias, los ayes, las plagas...), el libro no se escribió con el fin de atemorizar, sino para consolar y estimular a los que lo leyeran con fe. Puede conducir al lector a bendiciones. De hecho, el escritor dice en la introducción: “Feliz [“bienaventurado”, Val] es el que lee en voz alta, y los que oyen, las palabras de esta profecía, y que observan las cosas que se han escrito en ella”. (Apo 1:3.) Juan también dice que el libro tiene la finalidad de mostrar a los esclavos de Dios las cosas que “tienen que suceder dentro de poco”. (Apo 1:1, 2.)
Da testimonio de Jesús. En Apocalipsis 19:10, el ángel le dice a Juan: “El dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar [literalmente, “es el espíritu de la profecía”]”. Es decir, el propósito de toda profecía es señalar a Jesucristo. Con esto no se quiere dar a entender que se vaya a pasar por alto a Jehová, pues anteriormente, en el mismo versículo, el ángel le mandó a Juan, que se había postrado ante él: “Adora a Dios”, y el apóstol Pablo dijo que “Dios [...] ensalzó [a Jesucristo] a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios el Padre”. De modo que el ensalzar a Jesucristo y adquirir conocimiento de él resulta en un conocimiento más preciso de Dios y Sus propósitos, y, por lo tanto, en gloria a Dios por encima de todo. (Flp 2:9-11; véase PROFECÍA.)
La profecía da testimonio de Jesús en el sentido de que él es el medio del que se vale Dios para cumplir sus propósitos con relación a santificar su nombre, acabar con la iniquidad y bendecir a la humanidad. “Cuidadosamente ocultados en él [Cristo] están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (Col 2:3.) Él es la Descendencia prometida, Aquel en quien se revela el secreto sagrado. Desde el mismo principio de la relación de Dios con la humanidad después de la rebelión de Adán, Dios ha hecho de Cristo el centro de la profecía y ha dirigido a los hombres hacia el Reino en manos de su Hijo. (Gé 3:15; 22:18; Gál 3:16; 2Sa 7:12-16; Sl 2:6-12; 110:1-7; Eze 21:27; Hch 2:29, 36; 3:19-26; 1Ti 3:16.)
En términos sencillos, ¿cuál es el significado de “Apocalipsis”? El primer capítulo del libro con que concluye la Biblia nos presenta a Aquel que se halla sobre todas las cosas, el Originador de la Revelación, Jehová Dios el Todopoderoso, “el Alfa y la Omega”. También nos brinda una visión del Conducto de comunicación que emplea, Jesucristo, del que se dice que estuvo muerto pero volvió a vivir y que tiene gran poder en el cielo. A continuación se ve a los que participan con Cristo en su tribulación y en el Reino. El interés que tiene en ellos y la bondad que les muestra se manifiestan en los mensajes que dirige a “los ángeles” de las siete congregaciones. (Apo 1–3.)
Luego, mediante el espíritu de inspiración, se introduce a Juan en el cielo para que vea “las cosas que tienen que suceder”. Se le da una visión del trono de Dios y sus alrededores, en la que El que está sentado sobre el trono se representa como glorioso, supremo, en perfecta calma y serenidad. (Apo 4.)
Se presenta la gloriosa posición que ocupa Jesucristo, “el Cordero” de Dios, como subordinada únicamente a Jehová Dios. Él es el único tanto en el cielo como sobre la Tierra que puede acercarse a Dios a fin de desvelar la revelación de Su propósito. Se dirige la atención al rey-guerrero (sin duda el propio Jesucristo) que cabalga “venciendo y para completar su victoria”, y se muestra el resultado de este cabalgar en la Tierra, especialmente en los enemigos de Dios. También se revela el propósito de Dios de vengarse en sus enemigos por la sangre de su pueblo. (Apo 5, 6.)
El hecho de que Jehová retenga la venidera destrucción hasta que hayan sido ‘sellados en la frente’ sus siervos terrestres, a quienes Él ha escogido para que tomen parte en el Reino celestial, muestra hasta qué grado los estima. Se revela la cantidad total de sellados: 144.000. Luego se muestra a una cantidad indefinida de personas que no son selladas, pero que sirven a Dios y sobreviven a la destrucción que traerá consigo la “gran tribulación”. Se refieren los juicios de Dios contra los diversos sectores de sus enemigos terrestres, así como la lucha de estos contra Su pueblo. Esto conduce a los intentos del archienemigo, el dragón Satanás el Diablo, de frustrar el propósito de Dios de producir el “hijo, un varón, que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro”. Después se ve a dos bestias salvajes, que simbolizan los medios de los que se sirve este enemigo para pelear contra los que quedan de la descendencia de la mujer y evitar que la obra de sellar se lleve a término. (Apo 7–13; véase BESTIAS SIMBÓLICAS.)
Todos los intentos de Satanás fracasan estrepitosamente. A los 144.000 se les representa victoriosos, de pie con el Cordero sobre el monte Sión, con el nombre del Padre y del Cordero escrito en la frente, y cantando como si fuera una canción nueva ante las criaturas celestiales. Una vez que se recoge en “la mies de la tierra” a estos y a una “gran muchedumbre” terrestre, llega el tiempo para que se pise “la vid de la tierra” en el lagar. (Apo 14.)
Los juicios finales de Dios se representan con otro simbolismo. Siete ángeles reciben siete tazones de la cólera de Dios y salen para llevar a cabo esta obra final. Se da atención a uno de los principales enemigos de Dios y de la “novia” de Cristo: “Babilonia la Grande, la madre de las rameras”, “la gran ciudad que tiene un reino sobre los reyes de la tierra”. Su alianza con la bestia de siete cabezas llega bruscamente a su fin cuando esta se encoleriza con la mujer, se come su carne y la quema con fuego. El lamento de los que han obtenido ganancias mediante sus tratos con ella es grande, pero el cielo se regocija. (Apo 15–18.)
En buena lógica, Babilonia la Grande, como “madre de las rameras” que es, haría todo esfuerzo posible por seducir a la “novia” de Cristo a ser infiel a su prometido (2Co 11:2, 3; Ef 5:25-27) y de este modo hacer de ella otra ramera. Por lo tanto, el regocijo es aún mayor en el cielo, ya que la influencia corruptora de Babilonia la Grande no le ha dado resultado. La gran ramera ya no existe, la novia ha salido victoriosa. Ella se ha preparado para su esposo; por consiguiente, ha llegado el momento de celebrar las bodas del Cordero. Todos los invitados a la boda se regocijan. Jehová comienza entonces una nueva época en su reinado, pues ha desaparecido la gran ramera, la rival de la adoración pura. (Apo 19:1-10.)
Pero los demás enemigos de Dios deben afrontar la ejecución de juicio. El Novio sale para completar su victoria con el fin de librar a la Tierra de todos sus opositores. La destrucción es total. Finalmente, el propio Diablo, tras haber sufrido la derrota de todos sus agentes e instrumentos, es atado durante los mil años del gobierno de Cristo. La visión nos lleva por un momento al final del reinado milenario para referir el juicio que ocurre entonces; se suelta al Diablo por un tiempo y luego se le aniquila completamente junto con los que se unen a él para atacar “el campamento de los santos y la ciudad amada”. (Apo 19:11–20:10.)
A continuación la visión retrocede para relatar la resurrección y el juicio que acontecen durante los mil años de la gobernación de Cristo y su novia, la Nueva Jerusalén. Se habla de la belleza y magnificencia de esta “ciudad” celestial, así como de la curación y vida que la humanidad obtiene gracias a ella. (Apo 20:11–22:5.)
Finalmente, Jehová Dios dice que ‘vendrá pronto para dar a cada uno su galardón según sea su obra’. En su calidad de “testigo fiel y verdadero”, Jesús da testimonio de que ha terminado el secreto sagrado con relación al Reino, al decir: “Yo soy la raíz y la prole de David, y la brillante estrella de la mañana”. Es el heredero permanente de David, el eterno en el pacto del Reino y aquel predicho en Números 24:17. Ni Satanás ni la bestia salvaje ni Babilonia la Grande (Apo 12:1-10; 17:3-14) han podido evitar que esta “estrella” salga de la casa de David y se siente para siempre en su trono celestial. (Apo 22:6-16.)
El espíritu, la fuerza activa de Dios, así como “la novia”, extienden la invitación de tomar gratis el agua de la vida a todos los que oyen. Con la advertencia final de no añadir ni quitar de las palabras de la profecía y una declaración sobre lo cercano de su venida, Jesús pone fin a la revelación, a lo que Juan responde: “¡Amén! Ven, Señor Jesús”. (Apo 22:17-21.)
El libro de Apocalipsis es de gran importancia, pues proporciona al pueblo de Dios fuerza espiritual y perspicacia. Resalta el interés que Dios tiene por las congregaciones de su pueblo y el cuidado profundo y amoroso de Jesucristo como Pastor Excelente. Él sabe exactamente cuáles son las condiciones existentes y qué debe hacerse. Esto se manifiesta sobre todo en los tres primeros capítulos del libro.
Algunas personas opinan que el libro de Apocalipsis es tan simbólico que no es posible entenderlo, o creen que no es práctico. Pero Jehová Dios quiere que su pueblo tenga entendimiento, y Él hizo que la Biblia se escribiera para que se entendiera y para que le sirviera de guía. La clave para entender Apocalipsis es la misma que para entender otras partes de la Biblia. El apóstol Pablo indica este hecho cuando, tras explicar que Dios revela la sabiduría escondida por medio de su espíritu, escribe: “Estas cosas también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el espíritu, al combinar nosotros asuntos espirituales con palabras espirituales”. (1Co 2:8-13.) Cuando se investigan las Escrituras (y en algunos casos, las costumbres y prácticas de aquellos días), se ven muchos de los objetos utilizados como símbolos en el libro de Apocalipsis, y comparando estos textos bíblicos, a menudo se puede entender lo que significan. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que un término o una expresión puede simbolizar o referirse a diferentes cosas en función del contexto en el que aparezca.
Exposición de cómo ve Jehová las condiciones que se dan durante “el día del Señor”, |
El glorificado Cristo da consejo amoroso a los que heredarán el Reino - (1:1-3:22) |
Una visión de la presencia celestial de Jehová - (4:1–5:14) |
El Cordero abre seis de los sellos del rollo - (6:1-17) |
Se retienen los cuatro vientos de la tierra - (7:1-17) |
Se abre el séptimo sello - (8:1–11:14) |
La séptima trompeta: el nacimiento del Reino - (11:15–12:17) |
La bestia salvaje que sale del mar - (13:1-18) |
Los siervos fieles de Jehová entran en acción - (14:1-20) |
Jehová ordena a 7 ángeles que derramen 7 tazones de su cólera - (15:1–16:21)
★Se derraman los primeros seis tazones sobre la tierra, el mar, las fuentes de aguas, el Sol, el trono de la bestia salvaje y el Éufrates |
Visiones del fin de Babilonia la Grande - (17:1–18:24)
★Babilonia la Grande, borracha con la sangre de los santos, se sienta sobre una bestia de color escarlata de siete cabezas y diez cuernos; los diez cuernos se vuelven contra ella y la devastan |
Las bodas del Cordero - (19:1-10) |
El Rey de reyes triunfa sobre las naciones - (19:11-21) ★La Palabra de Dios guerrea contra las naciones; se arroja a la bestia salvaje y al falso profeta al lago de fuego; todos los enemigos de Dios son aniquilados y su carne sirve de alimento a las bestias. |
Se abisma a Satanás, y Cristo gobierna durante mil años - (20:1–21:8) |
La Nueva Jerusalén - (21:9–22:21) |