A fines de 538 a.E.C. o a principios de 537 a.E.C., Ciro el rey persa emitió un decreto según el cual los judíos debían regresar de Babilonia a Jerusalén para ‘reedificar la casa de Jehová’. (Esdras 1:3.) Sin embargo, para 520 a.E.C. todavía no se había reedificado el templo. Por consiguiente, Jehová levantó al profeta Zacarías para que, junto con Ageo, avivara el espíritu del pueblo.
Corre el año 520 antes de la era común (a.e.c.). Han pasado dieciséis años desde que los judíos repatriados de Babilonia echaron los cimientos del templo de Jehová en Jerusalén; sin embargo, las obras están estancadas y sobre ellas pesa una prohibición. Jehová levanta al profeta Ageo y, dos meses después, al profeta Zacarías para que comuniquen su palabra.
Ambos profetas persiguen un solo objetivo: animar al pueblo a reemprender la obra de reparación. Su gestión da buenos resultados y el templo queda concluido cinco años más tarde. La predicación de Ageo y Zacarías está recopilada en los libros bíblicos que llevan sus nombres y cuya escritura se finalizó en 520 y 518 a.e.c., respectivamente. Al igual que a estos dos profetas, a nosotros también nos ha encomendado Dios una comisión, la cual debe llevarse a cabo antes de que el actual sistema de cosas llegue a su fin. Esa comisión es predicar el Reino y hacer discípulos. Veamos, pues, de qué manera constituyen estos libros una fuente de ánimo para nosotros.
Zacarías da comienzo a su actividad profética exhortando a los judíos a ‘volverse a Jehová’ (Zacarías 1:3). Las ocho visiones que siguen garantizan el apoyo divino a la reconstrucción del templo (véase el recuadro “Las ocho visiones simbólicas de Zacarías”). Las obras se completarán, “no por una fuerza militar, ni por poder, sino por [el] espíritu” de Jehová (Zacarías 4:6). El personaje llamado Brote “ciertamente edificará el templo de Jehová” y “llegar[á] a ser sacerdote sobre su trono” (Zacarías 6:12, 13).Betel envía una delegación con el fin de consultar a los sacerdotes sobre los ayunos que se celebraban para conmemorar la destrucción de Jerusalén. Jehová dice a Zacarías que las manifestaciones de duelo durante los cuatro ayunos que recordaban dicha calamidad se transformarían en “un alborozo y un regocijo y buenos períodos de fiesta” (Zacarías 7:2, 3; 8:19). Los siguientes dos mensajes incluyen sentencias contra diversas naciones y falsos profetas, profecías mesiánicas y el anuncio de la restauración del pueblo de Dios (Zacarías 9:1; 12:1).
Jehová se interesa en su pueblo.
Nadie podrá estorbar a los siervos fieles de Dios.
Los siervos de Dios ‘odian lo que es malo’.
El cumplimiento de la palabra profética de Jehová es emocionante y fortalece la fe.
Los superintendentes tienen una responsabilidad de peso y deben servir con celo.
Jehová odia las falsificaciones.
El pueblo de Jehová puede confiar en que él lo proteja.
Respuestas a preguntas bíblicas:
El nombre hebreo qin·’áh denota una cualidad o emoción que puede ser tanto positiva como negativa, y engloba los conceptos de “insistencia en devoción exclusiva; no tolerancia de rivalidad; celo; ardor; celos; envidia”, también se define como “interés ardiente y activo por una causa o persona”. Es sinónimo de pasión, fervor, ardor y entusiasmo. (Pr 14:30; Zac 1:14.) La palabra griega zä·los tiene un significado similar. (2Co 11:2; 12:20.) Un detalle interesante es que en algunos idiomas orientales la expresión correspondiente a “celo” está compuesta por dos partes que significan “corazón” y “ardiente”, dando a entender que el corazón está encendido en llamas. La palabra griega zë-los tiene un significado similar.
El término hebreo que se vierte “celo” en el salmo de David se deriva de otro que en muchos pasajes se traduce “celoso” o “celos”. En ocasiones, la Traducción del Nuevo Mundo expresa esa idea con la frase “que exige devoción exclusiva” (Éxodo 20:5; 34:14 y Josué 24:19). Un diccionario bíblico señala lo siguiente sobre el término original: “Se emplea con frecuencia al hablar del matrimonio [...].
Cuando los cónyuges se ponen celosos, están exigiendo de forma tajante el derecho a la exclusividad en su relación. De igual modo, Dios exige o reivindica el derecho que tiene sobre quienes son su posesión exclusiva”. Por consiguiente, el celo del que habla la Biblia va más allá del simple entusiasmo, como el que sienten algunos aficionados por su equipo deportivo. El celo al que se refería David es el sentimiento que no tolera rivalidad ni ofensas, el ardiente deseo de proteger una reputación o de remediar un agravio.
Jehová, un Dios celoso Jehová dice de sí mismo que es un “Dios que exige devoción exclusiva”. (Éx 20:5, nota; Dt 4:24; 5:9; 6:15.) También dice: “Jehová, cuyo nombre es Celoso, él es un Dios celoso”. (Éx 34:14.) ¿En qué sentido es Dios celoso y cuál es el objeto de ese sentimiento? No en el sentido humano, cuyos celos son envidiosos y egoístas, sino en el sentido de ardor por su santo nombre, concerniente al cual Él mismo dice: “Mostraré devoción exclusiva por mi santo nombre”. (Eze 39:25.) ★Criterios para la traducción de la Biblia - (nwt-Pg.1847-§5)
Por su nombre. Cuando se examina lo que representa el nombre de Dios, se hace patente la razón de su “insistencia en devoción exclusiva”. (Eze 5:13.) Su nombre representa todo lo que es recto y justo. Él es santo, limpio, recto y leal en grado superlativo. (Isa 6:3; Apo 4:8; 16:5.) Su soberanía es necesaria para la existencia del universo, y la lealtad a su soberanía y a sus leyes es esencial para el orden y la paz de toda la creación. (Pr 29:2; 1Co 14:33.) Por lo tanto, su celo es puro y limpio, y siempre resultará en el bien de sus criaturas, pues Él, el Creador, el Proveedor y el Dador de toda cosa buena, no deriva ningún beneficio personal de la devoción de sus criaturas. (Job 41:11; Sl 145:16; Ro 11:35; Snt 1:17; Apo 4:11.) De todas formas, debido a su devoción a la justicia, su corazón se alegra con aprecio amoroso cuando sus siervos se mantienen firmes a favor de la justicia y le dan a Él devoción exclusiva. (Pr 23:15, 16; 27:11.)
Los que sirven a Dios pueden confiar en que el celo que tiene por su nombre le hará imponer la justicia. Los tratos de Jehová con el Israel antiguo ilustraron su celo, y cuando habla de la aniquilación de los gobiernos terrestres y el establecimiento del gobierno del Príncipe de Paz con justicia y rectitud, nos dice: “El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. (Isa 9:6, 7; Sof 3:8, 9.)
Por la justicia. Jehová es imparcial en su amor a la justicia y en su insistencia en devoción exclusiva. Moisés advirtió a Israel, el pueblo que estaba en pacto con Dios, que si cualquiera abandonaba ese pacto, ‘la cólera de Jehová y su ardor humearían contra ese hombre, y Jehová verdaderamente borraría su nombre de debajo de los cielos’. (Dt 29:19-21.) Dios le dijo a Jerusalén, una ciudad apóstata, adoradora de ídolos e inmoral, que la juzgaría y le daría “la sangre de furia y celos”. (Eze 16:38; 23:25.) Su pueblo sufrió este castigo cuando los babilonios destruyeron la ciudad y el templo sobre el que había estado colocado el nombre de Jehová, nombre que ellos habían difamado en gran manera. Sin embargo, su celo no eclipsaba o interfería en sus propósitos y su misericordia, pues Jehová conservó a un resto para que regresase y reedificase el templo.
Veamos, por ejemplo, cómo juzgó a las naciones que habitaban la tierra de Canaán. Un erudito ofrece esta horrible descripción: “La adoración de Baal, Astoret y otros dioses cananeos consistía en las orgías más extravagantes; sus templos eran centros de vicio. [...] Los cananeos, pues, adoraban cometiendo excesos inmorales [...], y luego asesinando a sus hijos primogénitos como sacrificio a estos mismos dioses”. Los arqueólogos han descubierto vasijas con los restos de niños sacrificados. Aunque Dios observó el error de los cananeos en los días de Abrahán, tuvo paciencia con ellos por cuatrocientos años, permitiéndoles suficiente tiempo para cambiar (Génesis 15:16).
¿Eran conscientes los cananeos de la gravedad de su error? Pues bien, tenían la facultad humana de la conciencia, que los juristas tienen por fundamento universal de moralidad y justicia (Romanos 2:12-15). Pese a ello, los cananeos persistieron en sus detestables sacrificios de niños y degradadas prácticas sexuales.
Jehová determinó en su equilibrada justicia que esa tierra debía limpiarse. Esta limpieza no supuso un genocidio, pues se perdonó la vida a los cananeos que aceptaron voluntariamente las elevadas normas morales de Dios, ya fueran personas solas, como Rahab, o comunidades enteras, como los gabaonitas. (Josué 6:25; 9:3-15). Rahab llegó a ser un eslabón de la genealogía real que condujo al Mesías, y los descendientes de los gabaonitas tuvieron el privilegio de rendir servicios en el templo de Jehová (Josué 9:27; Esdras 8:20; Mateo 1:1, 5-16).
En consecuencia, cuando se tienen los suficientes elementos de juicio, es más fácil ver a Jehová como un Dios de justicia admirable, y celoso en un sentido positivo para el beneficio de sus criaturas fieles.
Por su pueblo. Debido a su amor a su pueblo y a que este lleva su santo nombre, Jehová se siente celoso por él con un celo ardiente. Tal como un esposo protege celosamente a su esposa como algo precioso para él, de la misma manera Jehová dice: “El que los toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo”. (Zac 2:8.) Por consiguiente, como su pueblo habría de ser objeto de la maldad de las naciones, Dios predijo: “Ciertamente estaré celoso por Sión con gran celo, y con gran furia ciertamente estaré celoso por ella”, y también se dijo que sería celoso por su tierra y mostraría compasión a su pueblo. (Zac 8:2; 1:14; Joe 2:18.)
Incitar a Jehová a celos. Debido a su insistencia en la devoción exclusiva, nadie puede mofarse de Jehová. (Gál 6:7.) Cualquiera de sus siervos que rehúsa darle devoción de todo corazón y no le ama con todo su corazón, mente, alma y fuerzas, está intentando servir a dos amos. Jesús explicó que el resultado de este proceder sería desastroso, pues tal hombre amaría a un amo y despreciaría al otro. (Mt 6:24.) Tal persona está ‘incitando a Jehová a celos’. (Dt 32:16; 1Re 14:22.) En una visión dada a Ezequiel, Jehová le mostró un “símbolo de celos” —evidentemente idolátrico— en el paso de entrada del templo. (Eze 8:3, 5.) Debido a que Judá se apartó de la devoción exclusiva a Él, los celos de Jehová se encendieron contra el pueblo.
El apóstol Pablo dice a los cristianos: “No pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios. ¿O ‘estamos incitando a Jehová a celos’? Nosotros no somos más fuertes que él, ¿verdad?”. (1Co 10:21, 22; Dt 32:21.) Luego explica que si un cristiano practica el pecado voluntariosamente después de haber recibido el conocimiento exacto de la verdad, solo puede esperar juicio y “celo ardiente que va a consumir a los que están en oposición”. (Heb 10:26, 27.)
Jesucristo. Como el Hijo de Dios tiene una relación más íntima con su Padre que cualquier otra de sus criaturas y está capacitado para emularle y darle a conocer a otros, pudo decir: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también”. (Jn 14:9; Mt 11:27; Jn 1:18.) Por consiguiente, su celo por la justicia y por el nombre de su Padre excedió al de todos los demás. (Heb 1:9; Sl 45:7.) Rindió devoción exclusiva a Jehová en todo momento. (Mt 4:10; Jn 8:29.) Cuando estaba en la Tierra, su corazón se encendió con un celo ardiente a causa de la difamación del nombre de Jehová en la que incurrían los mercaderes amantes del dinero en el propio templo. (Jn 2:13-17.) Tal como Jesús cumplió en aquella ocasión la profecía del Salmo 69:9 —“el puro celo por tu casa me ha consumido”—, así sus seguidores pueden confiar en su celo por imponer por completo y para siempre la rectitud, la justicia y el respeto por el nombre y la soberanía de Jehová en cumplimiento de la profecía del Salmo 45:3-6.
El término hebreo que se vierte “celo” en el Salmo 69:9 de David se deriva de otro que en muchos pasajes se traduce “celoso” o “celos”. En ocasiones, la Traducción del Nuevo Mundo expresa esa idea con la frase “que exige devoción exclusiva” (Éxo. 20:5; 34:14; Jos. 24:19). Un diccionario bíblico señala lo siguiente sobre el término original: “Se emplea con frecuencia al hablar del matrimonio [...]. Cuando los cónyuges se ponen celosos, están exigiendo de forma tajante el derecho a la exclusividad en su relación. De igual modo, Dios exige o reivindica el derecho que tiene sobre quienes son su posesión exclusiva”. Por consiguiente, el celo del que habla la Biblia va más allá del simple entusiasmo, como el que sienten algunos aficionados por su equipo deportivo. El celo al que se refería David es el sentimiento que no tolera rivalidad ni ofensas, el ardiente deseo de proteger una reputación o de remediar un agravio.
Adoradores de Dios con devoción exclusiva. Todos los adoradores verdaderos de Dios han tenido celo por su servicio y han sido celosos por su nombre. El profeta Elías ejecutó obras poderosas al hacer volver a muchos israelitas de la adoración falsa a la adoración de Jehová, y dijo: “He estado absolutamente celoso por Jehová el Dios de los ejércitos”. (1Re 19:10, 14.) Finehás demostró una devoción que agradaba a Dios y salvó a Israel del exterminio por su celo cuando mató a un principal de Israel que había contaminado el campamento introduciendo la adoración fálica de Baal. Como israelita y sacerdote, Finehás “no [toleraba] ninguna rivalidad” para con Jehová. (Nú 25:11; compárese con 2Re 10:16.)
La congregación cristiana ha de ejercer la misma vigilancia celosa a fin de que nada inmundo brote como “raíz venenosa” para causar perturbación y contaminar a muchos. (Heb 12:15.) Si cualquier persona corrupta se introduce e intenta contaminar a otros, la congregación debe ‘demostrar solicitud, librándose de culpa ante Jehová con indignación y celo’. Deben ‘remover al hombre inicuo de entre ellos mismos’. (1Co 5:4, 5, 13; 2Co 7:11, 12.)
Por lo tanto, es un buen proceder el que los cristianos ejerzan “celo piadoso” a favor de sus compañeros en la fe. Es decir, deberían arder con el deseo de hacer todo lo posible para ayudarse unos a otros a mantener devoción exclusiva a Dios y obediencia a Cristo. El apóstol Pablo asemejó a aquellos que eran sus hermanos espirituales a una virgen comprometida con Cristo para llegar a ser su esposa. Él los protegía con celo a fin de que se mantuvieran sin mancha para Cristo. (2Co 11:2; compárese con Apo 19:7, 8.) Su celo por ellos se demuestra en muchas expresiones de sus cartas a la congregación corintia y otras. Y el celo que Cristo mismo tiene por su “novia” (Apo 21:9) se percibe en sus fuertes declaraciones a las congregaciones registradas en los capítulos 1 al 3 de Apocalipsis.
Manera apropiada de incitar a celos. Jehová mostró misericordia a la nación de Israel aun después que todos, excepto un resto, habían rechazado al Mesías. El resto de los judíos creyentes fue el germen de la congregación cristiana, que entonces tenía el favor de Jehová en lugar de la nación judía rechazada. Jehová dio prueba de este cambio por medio de señales, portentos y obras poderosas. (Heb 2:3, 4.) Aunque abrió el camino para que los gentiles consiguieran su favor, no le ‘cerró la puerta’ a Israel completamente. Las Escrituras señalan: “¿Tropezaron ellos [todos los israelitas] de modo que cayeran por completo? ¡Jamás suceda eso! Pero por su paso en falso hay salvación para gente de las naciones, para incitarlos a celos a ellos”. (Ro 11:11.) Esto era lo que con siglos de anterioridad Jehová había dicho que haría, lo que resultó en la salvación de algunos. (Dt 32:21; Ro 10:19.) El apóstol Pablo, un hombre que buscó con sinceridad el bien de sus compañeros israelitas, siguió este principio, pues dijo: “Por cuanto soy, en realidad, apóstol a las naciones, glorifico mi ministerio, por si de algún modo incite a celos a los que son mi propia carne, y salve a algunos de entre ellos”. (Ro 11:13, 14; 10:1.)
Celo mal dirigido. Es posible ser celoso por cierta causa con sinceridad y aun así estar equivocado y desagradar a Dios. Tal fue el caso de muchos judíos del primer siglo. Esperaban alcanzar la justificación sobre la base de sus obras en armonía con la ley mosaica. Pero Pablo mostró que su celo estaba mal dirigido debido a que les faltaba conocimiento exacto. Por lo tanto, no recibieron la verdadera justificación que proviene de Dios. Tenían que ver su error y volverse a Dios por medio de Cristo para recibir la justicia y la libertad de la condenación de la Ley. (Ro 10:1-10.) Saulo de Tarso fue uno de ellos, tan extremadamente celoso por el judaísmo, que llegó a ‘perseguir a la congregación de Dios y devastarla’. Observaba escrupulosamente la Ley, sí, “se probó exento de culpa”. (Gál 1:13, 14; Flp 3:6.) Sin embargo, su celo por el judaísmo estaba mal dirigido. De todas formas, como era sincero de corazón, Jehová le manifestó bondad inmerecida por medio de Cristo y le dirigió al camino de la adoración verdadera. (1Ti 1:12, 13.)
Al hombre se le creó con la capacidad de sentir celo; los celos, sin embargo, surgieron después de la caída de la humanidad en el pecado. Ser celoso puede ser muy provechoso para el ser humano. Puede impulsarlo a proteger a un ser querido de malas influencias. Además, los seres humanos podemos tener celo por Jehová y su adoración. (1 Reyes 19:10.) Para comunicar la idea correcta de ese celo por Jehová, el sustantivo hebreo puede traducirse ‘no tolerar rivalidad’ respecto a él. (2 Reyes 10:16.)
Los “celos” tienen una connotación negativa, y por eso se les incluye entre las obras de la carne en Gálatas 5:20. Sí, esos celos son egoístas y producen odio, y el odio es lo contrario del amor. Los celos hicieron que Caín odiara a Abel hasta el grado de asesinarlo, y fueron la causa de que los diez medio hermanos de José lo odiaran hasta el punto de querer matarlo. El amor no tiene celos envidiosos de las posesiones o ventajas de otras personas, como fue el caso del rey Acab, que envidió con celos la viña de Nabot. (1 Reyes 21:1-19.) ★“El amor no es celoso.” - (cl-Cap.30-Pg.305-§15)
Los celos y la envidia. La persona que tiene celos sospecha de otros sin causa justificada o se resiente de que se dé a otro lo que sin justificación afirma que es suyo. La persona envidiosa desea o codicia la buena fortuna y los logros de otros. El contexto determina el sentido de las palabras hebreas que suelen traducirse en la Biblia “celoso”, “celo” o “celos”, y en ocasiones “envidia”. Lo mismo sucede con la palabra griega para “celos”, “celo”, aunque en griego existe una palabra distinta para “envidia”: fthó·nos.
En la congregación corintia del primer siglo habían entrado hombres ambiciosos, que atraían la atención a sí mismos, se jactaban en hombres y causaban contiendas en la congregación. La congregación estaba dividida en facciones que atendían, exaltaban y seguían celosamente a hombres. Pablo denunció la naturaleza carnal, no espiritual, de estos celos. (1Co 3:3; 2Co 12:20.) Explicó que el amor piadoso no es celoso de una manera indebida, más bien, confía y espera, actuando siempre a favor de los intereses de los demás. (1Co 13:4, 5, 7.)
Los celos que existían en la congregación corintia, contra los que habló Pablo, no se correspondían con la justicia. No estaban a favor de la devoción exclusiva a Jehová. Eran, más bien, una forma de idolatría, de origen demoniaco y engendraban envidia y contienda. La Biblia los condena repetidas veces, y muestra que afectan el mismo corazón de la persona. Santiago, el medio hermano de Jesús, escribió: “Si ustedes tienen en el corazón amargos celos y espíritu de contradicción, no anden haciendo alardes y mintiendo contra la verdad. Esta no es la sabiduría que desciende de arriba, sino que es la terrenal, animal, demoníaca. Porque donde hay celos y espíritu de contradicción, allí hay desorden y toda cosa vil”. (Snt 3:14-16; Ro 13:13; Gál 5:19-21.)
Estos celos tienen un efecto perjudicial en la salud física de la persona, pues “un corazón calmado es la vida del organismo de carne, pero los celos son podredumbre a los huesos”. (Pr 14:30.) Los celos resultan de albergar sospecha o resentimiento dentro de la misma persona. Pueden ser más destructivos que la furia o la cólera, porque pueden estar arraigados más profundamente, ser más duraderos y persistentes y apaciguarse con menos facilidad. No suelen hacer caso a la razón. (Pr 27:4.) Por otra parte, los celos de un hombre enfurecido con razón contra otro que comete adulterio con su esposa no se apaciguan con ninguna clase de excusa o rescate. (Pr 6:32-35.)
Los celos pueden llevar a una persona hasta el punto de pecar contra Dios, como hicieron los diez medio hermanos de José. (Gé 37:11; Hch 7:9.) Pueden hacer que una persona y otros implicados pierdan la vida, como sucedió en el caso de Datán, Abiram y sus respectivas casas. (Sl 106:16, 17.) Todavía peor, los celos incitaron a los judíos incrédulos a cometer serios delitos contra los apóstoles y, además, a incurrir en blasfemia e intento de asesinato. (Hch 13:45, 50; 14:19.)
Celos maritales. El celo por el cónyuge está justificado si el motivo es procurar su bienestar, pero los celos y la desconfianza sin fundamento son incorrectos y carecen de amor; además, pueden resultar en la ruina del matrimonio. (1Co 13:4, 7.)
La ley mosaica indicaba cómo proceder en casos de celos, cuando el marido sospechaba que su esposa era adúltera en secreto. Si no había los dos testigos necesarios para probar la acusación de manera que los jueces pudiesen actuar y aplicar la sentencia de muerte, el procedimiento que prescribía la ley era que la pareja se presentara ante el sacerdote, el representante de Jehová. Esta acción constituía un llamamiento a Jehová, que estaba al corriente de todos los hechos, para que Él juzgara. Si la mujer era adúltera, recibía como castigo directo de Jehová la pérdida de sus facultades procreativas. Si los celos del esposo eran infundados, entonces tenía que reconocer la inocencia de su esposa teniendo relaciones sexuales con ella para que diese a luz un hijo. (Nú 5:11-31.)
Se advierte a los siervos de Dios contra la rivalidad. La rivalidad o competencia, tan común en el sistema de cosas actual, es un proceder impropio. El escritor del libro de Eclesiastés dice: “Yo mismo he visto todo el duro trabajo y toda la pericia sobresaliente en el trabajo, que significa la rivalidad [heb. qin·`áth] de uno para con otro; esto también es vanidad y un esforzarse tras el viento”. (Ec 4:4; compárese con Gál 5:26.)
Si el siervo de Dios tuviera celos de los éxitos, las posesiones o los logros de otros, podría llegar a manifestar envidia y codicia, la victima se convierte en nuestra mente en una amenaza para nosotros, deja de gustarnos y no lo podemos amar, podríamos llegar incluso hasta el extremo de envidiar a aquellos practicantes de la maldad que gozan de prosperidad. Las Escrituras advierten que no se debería dar lugar a que esto sucediera; aunque parezca que su prosperidad se prolonga, al debido tiempo de Dios recibirán un juicio rápido, como está escrito: “No te muestres acalorado a causa de los malhechores. No envidies a los que hacen injusticia. Porque, como hierba, rápidamente se marchitarán”. (Sl 37:1, 2.) Envidiar a esas personas puede hacer que se siga tras sus caminos violentos, detestables a Jehová. (Pr 3:31, 32; 23:17; 24:1, 19; compárese con Sl 73:2, 3, 17-19, 21-23.)
2:1.
¿Por qué estaba un hombre midiendo Jerusalén con un cordel?.
Al parecer, la acción del hombre señalaba la construcción de una muralla protectora alrededor de la ciudad. Pero un ángel le dice que Jerusalén tiene que expandirse y que gozará de la protección de Jehová (Zacarías 2:3-5).
3:10.
¿Qué uso figurado y profético tenían la higuera y la vid?.
A la higuera y la vid se las menciona juntas en muchos textos, y las palabras de Jesús en Lucas 13:6 muestran que las higueras se solían plantar en las viñas. (2Re 18:31; Joe 2:22.) La expresión ‘sentarse debajo de la propia vid e higuera’ simbolizaba condiciones pacíficas, prósperas y seguras. (1Re 4:25; Miq 4:4; Zac 3:10.)
No debemos aislar los textos bíblicos porque llegamos a conclusiones erróneas. El texto que se cita de Zacarías 5:9 es cierto que menciona dos mujeres que tienen alas como el de la cigüeña, sin embargo jamás se dice que esas mujeres sean ángeles, ni que por eso, todos los ángeles tengan alas ya que solo a las criaturas vivientes que están junto al trono de Dios, tienen alas, pero en los demás casos, no se menciona que los ángeles tengan alas.
Los ángeles en las Escrituras siempre se les describen como a personajes masculinos, por lo que en ningún texto hay una alusión a las mujeres como ángeles.
Las mujeres en las Escrituras, cuando se citan proféticamente, o simbólicamente, aluden a algún grupo como la novia del cordero, la mujer prostituta sentada sobre aguas y sobre el dragón que simboliza a Babilonia la grande, la madre de las rameras, la mujer y sus descendientes contra los descendientes del mal, etc.
En este caso si leemos desde el vert.1 del capitulo 5 las mujeres que se citan con alas de cigüeña, tuvieron un trabajo especial, de limpieza, algo parecido a lo que hace el poder de Dios, el espíritu santo. En realidad este capítulo alude a dos visiones, la sexta y la séptima de una serie que estaba viendo Zacarías y en ambas se puede leer como trata Dios con el pecado. La sexta visión es un juicio sobre el pecado mientras que la séptima es una remoción del pecado en Israel.
En la séptima visión se compara a la nación de Israel con un efa, es decir un recipiente con el que se miden los granos como el maíz, el trigo, etc... Este recipiente en la visión se va llenando con los pecados del pueblo de Israel como si fueran estos granos de trigo y tal vez hasta se exagera en la capacidad del efa pues los pecados de Israel son muchos. Cuando el efa está lleno viene el juicio de Dios y en la visión al abrir la pesada tapa del efa se ve a una mujer dentro de ella que prefigura el pecado, sin que esto quiera decir que la mujer peca más que el hombre, si no que sencillamente la visión aludió a algo femenino, así es que también fueron mujeres las que hicieron la limpieza del pecado.
A las mujeres de esta visión se le otorgaron alas para que pudieran volar y llevarse el pecado hacia Sinar o lo que es lo mismo Babilonia, por eso los pecados de Israel, debían estar donde les correspondía y por ello estas mujeres de la visión volaron para allá llevándose los pecados de Israel. Notemos que en la visión se dice que de las alas de las mujeres soplaba un viento fuerte, lo que prefigura la limpieza que hace el espíritu santo de Dios.
No por el hecho de que la visión diga que las mujeres tuvieran unas alas de cigüeña, las haga inmediatamente ángeles, recordemos que es una visión no una descripción de la realidad. Por ejemplo en el libro de Apocalipsis a la mujer vestida de sol con la luna a sus pies y después de dar a luz, el dragón la persigue para destruirla y ¿que es lo que pasa? Pués que Dios le dio unas alas de águila, notemos que son de águila, mucho mejor para volar, para que ella pudiera huir hacia el refugio que Dios le tenía reservado.
No por el hecho de que a esta mujer se le hayan dado alas de águila, la hayan convertido en un ángel inmediatamente, así ocurrió en esa visión de Zacarías, en lo mínimo está aludiendo a ángeles femeninos, sino que se utilizaron en esa séptima visión, elementos que los hebreos entendieron como era el trato de Dios hacia sus pecados, desterrándolos de Israel utilizando para ellos figuras como el efa, una mujer representando el pecado, otras mujeres con alas de cigüeña, que representan el amor firme que el Soberano del Universo tiene por su pueblo, llevándose esos pecados a donde debían estar en Babilonia.
6:11-13.
¿Se convirtió Josué en rey sacerdote al ser coronado sumo sacerdote?.
No, pues él no descendía de la línea real de David; sin embargo, su coronación sí lo convirtió en figura profética del Mesías (Hebreos 6:20). La profecía sobre el varón llamado Brote se cumple en el Rey Sacerdote celestial Jesucristo (Jeremías 23:5). Tal como Josué ofició de sumo sacerdote en el templo reconstruido a favor de los judíos, así también Jesucristo ocupa el puesto de Sumo Sacerdote en el templo espiritual de Jehová a favor de la adoración pura.
8:1-23.
¿Cuándo se cumplen las diez declaraciones mencionadas en estos versículos?.
Cada declaración va precedida de la expresión “esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos” —o de una ligera variante de esta— y es la promesa de Dios de que concederá paz a su pueblo. Algunas se cumplieron en el siglo VI a.e.c., y todas ellas, o bien se han cumplido desde 1919, o bien se están cumpliendo ahora mismo.
8:3.
¿Por qué se llamaría a Jerusalén “la ciudad de apego a la verdad”?.
Antes de su destrucción en 607 a.e.c., Jerusalén era “la ciudad opresiva”, habitada por profetas y sacerdotes corruptos y gente infiel (Sofonías 3:1; Jeremías 6:13; 7:29-34). Pero ahora que el templo había sido reedificado y el pueblo se había comprometido a adorar a Jehová, se hablarían allí las verdades de la adoración pura, y Jerusalén se llamaría “la ciudad de apego a la verdad”.
9:3, 4.
¿Por qué predijo Zacarías la destrucción de Tiro mucho después de que la arrasaran los babilonios?.
La antigua ciudad de Tiro, situada en la costa mediterránea, en realidad se componía de dos partes: una en tierra firme y otra en una isla.
Hubo un tiempo en que los habitantes de Tiro mantuvieron relaciones amistosas con los israelitas. Pero más tarde, Tiro llegó a ser próspera y se rebeló contra Dios hasta el extremo de robar el oro y la plata del templo de Jehová y vender como esclavos a algunos israelitas (Joel 3:4-6). Esto le acarreó la condena divina. Así que, mediante sus profetas, Jehová predijo que Tiro caería a manos del rey de Babilonia, Nabucodonosor, quien condujo a sus ejércitos a Tiro tras destruir Jerusalén en el año 607 antes de nuestra era (Isaías 23:13, 14; Jeremías 27:2-7; Ezequiel 28:1-19).
Ante la inminente derrota, los habitantes de Tiro huyeron con sus pertenencias a la parte de la ciudad que estaba en la isla. Finalmente, los babilonios dejaron en ruinas la parte de la ciudad ubicada en tierra firme. Cerca de un siglo después, el profeta Zacarías pronunció bajo inspiración el juicio divino contra la ciudad: “¡Mira! Jehová mismo la desposeerá, y al mar ciertamente derribará su fuerza militar; y en el fuego ella misma será devorada” (Zacarías 9:3, 4).
Esa profecía de Zacarías se cumplió en el año 332 antes de nuestra era, cuando Alejandro Magno arrasó la parte de la ciudad que se asentaba en la isla. Para lograrlo, construyó un terraplén de 800 metros (media milla), desde la costa hasta la isla, con madera y piedras de las ruinas de la antigua Tiro. Este detalle también se había predicho en el libro bíblico de Ezequiel (Ezequiel 26:4, 12; Véase Zac 9:3 Nota #).
9:17.
¿Puede usted manifestar más bondad amorosa?.
¿Es su problema posiblemente el de ser demasiado sensible, el de ofenderse fácilmente? Cuando alguien lo ofende, ¿se siente usted incitado a desquitarse, o se inclina a enmudecer, rehusando hablar al individuo por algún tiempo? En tal caso existe la necesidad de aplicar bondad amorosa de una manera particular. Como ayuda en cuanto a esto, la Biblia expone el ejemplo perfecto de Dios mismo, al decir: “Tú eres un Dios de actos de perdón, benévolo y misericordioso, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa.” (Neh. 9:17) Si Dios, que nunca ofende a nadie, perdona libremente los actos ofensivos de otros, ¡con cuánta más razón deben hacerlo las criaturas humanas imperfectas!
11:7-14.
¿Qué simbolizó el hecho de que Zacarías rompiera los cayados “Agradabilidad” y “Unión”?.
Zacarías hace el papel de alguien enviado a “pastorear al rebaño destinado a la matanza”, esto es, las personas dóciles como ovejas explotadas por sus líderes. En su función de pastor, Zacarías prefigura a Jesucristo, el cual fue enviado al pueblo con quien Dios había hecho un pacto y fue rechazado por ellos. La rotura del cayado “Agradabilidad” indicaba que Dios anularía el pacto de la Ley que había hecho con los judíos y que ya no les extendería su favor. Y la rotura del cayado “Unión” significaba la ruptura de los lazos teocráticos de hermandad entre Judá e Israel.
12:6.
¿En qué sentido deben ser los superintendentes “como una antorcha de fuego”?.
La expresión “los jeques de Judá” se refiere a los superintendentes ungidos del pueblo de Dios. A estos, Jehová los llena de celo ardiente para defender los intereses de su Reino en la Tierra. En cierta ocasión, Jesús dijo a sus discípulos: “Vine a prender un fuego en la tierra” (Lucas 12:49). Y no hay duda de que lo hizo. Con su celosa predicación, dejó claro que el Reino de Dios era una cuestión de máxima importancia. Como resultado, se encendió una acalorada polémica en toda la nación judía (Mateo 4:17, 25; 10:5-7, 17-20). De modo parecido, en nuestros días, los que siguen tras los pasos de Cristo provocan incendios espiritualmente hablando, “como una vasija de fuego entre los árboles y como una antorcha de fuego en una hilera de grano recién cortado” (Zac. 12:6L).
12:7.
¿Qué indica la expresión “las tiendas de Judá”, y por qué las salva Jehová?.
En el antiguo Israel, las tiendas eran parte del paisaje, pues las solían utilizar los pastores y los labradores. Ellos serían los primeros que necesitarían protección en caso de que una nación enemiga atacara la ciudad de Jerusalén. La expresión “las tiendas de Judá” indica que el resto ungido de nuestro tiempo no está morando en ciudades fortificadas. Por así decirlo, moran en campo abierto, donde defienden sin temor los intereses del Reino mesiánico. Jehová de los ejércitos salvará a “las tiendas de Judá primero”, pues constituyen el blanco principal de los ataques de Satanás. Verdaderamente, la historia prueba que Jehová está defendiendo a estos embajadores ungidos del Reino que moran en “tiendas” en campo abierto. Les impide que ‘tropiecen’ en el sentido de que los hace fuertes y valientes como David, el rey guerrero (Zac. 12:8).
12:11.
¿Qué es el plañido de Hadadrimón en la llanura-valle de Meguidó?.
El rey Josías de Judá murió en una batalla contra el faraón egipcio Nekó en “la llanura-valle de Meguidó”, y su muerte fue cantada ‘en endechas’ a través de los años (2 Crónicas 35:22-25). “El plañido de Hadadrimón” pudiera hacer referencia al duelo por la muerte de Josías.
1:3. "Físicamente los judíos regresaron de Babilonia a Jerusalén en 537 a.E.C. Sin embargo, para el año 520 a.E.C. todabía no habían reedificado el templo. Por consiguiente Jehová levanto a Zacarías y Ageo para avivar el espiritu del pueblo" e instarlos también a volver a Dios por obediencia y adoración con toda el alma. Darían prueba visible de esta vuelta al participar en la reedificación hasta completar el templo.
1:2-6; 7:11-14. Jehová se vuelve a los arrepentidos que aceptan la reprensión y que se vuelven a él adorándolo sin reservas. Se niega por el contrario a escuchar las peticiones de ayuda de quienes ‘siguen rehusando prestar atención, y siguen presentando un hombro terco y hacen sus oídos demasiado insensibles para oír’.
2:1-5. Pudiera ser que el joven estuviera midiendo a Jerusalén para construir un muro protector alrededor de ella. Pero el ángel de Dios indicó que no habría un muro que limitara la expansión de la ciudad. Ningún humano podría impedir que Jerusalén siguiera creciendo. Jehová la protegería, tal como hoy día protege al resto ungido que formará parte de la celestial Nueva Jerusalén. (Apo 21:2.)
4:6, 7. Ningún obstáculo fue demasiado grande para que, por el espíritu de Jehová, se reconstruyera el templo. Si tenemos fe en Dios, podremos vencer cualquier problema que se nos presente en nuestro servicio a él (Mateo 17:20).
4:10. Bajo la supervisión de Jehová, Zorobabel y su gente finalizaron las obras del templo en conformidad con Sus elevadas normas. Vivir a la altura de lo que Jehová espera no es demasiado difícil para los humanos imperfectos.
6:11-15. La coronación del sumo sacerdote Josué no lo hizo sacerdote-rey, porque él no era del linaje real de David. Más bien, hizo de Josué una figura profética del Mesías, en quien se cumple de lleno la profecía acerca de “Brote”. (Zacarías 3:8; Jeremías 23:5.) Josué ayudó a llevar a término la obra de reedificar el templo en Jerusalén. El Sacerdote-Rey celestial, Jesucristo, lleva a término la obra en el templo espiritual.
7:8-10; 8:16, 17. Para obtener el favor de Jehová, tenemos que ejercitar la justicia, manifestar bondad amorosa, practicar la misericordia y hablar la verdad.
8:9-13. Jehová nos bendice cuando realizamos su obra con ‘manos fuertes’. Entre sus bendiciones están la paz, la seguridad y el progreso espiritual.
11:4-11. Las personas mansas como ovejas eran “el rebaño destinado a la matanza”, en el sentido de que los pastores gubernamentales las explotaban. Con un cayado llamado “Agradabilidad” y el otro llamado “Unión”, Zacarías actuó como un pastor que llevara un cayado para guiar al rebaño y una vara para rechazar a las bestias. (Salmo 23:4.) Prefiguró a Jesús, quien fue enviado para ser pastor espiritual, pero fue rechazado por los judíos. Tal como Zacarías quebró el cayado Agradabilidad, Dios dejó de tratar agradablemente con los judíos; rompió el pacto que tenía con ellos. Y al igual que Zacarías quebró el cayado Unión, el que Dios cancelara el pacto de la Ley con Israel dejó a los judíos sin vínculo de unión teocrático. Su desunión religiosa tuvo resultados desastrosos para ellos cuando Jerusalén fue destruida por los romanos en 70 e.c.
12:6. Los superintendentes del pueblo de Jehová deben ser “como una antorcha de fuego”, es decir, demostrar un celo extraordinario.
12:11. “El plañido de Hadadrimón” quizás se refiera al duelo por la muerte del rey Josías de Judá. Parece que Hadadrimón era un lugar en el valle de Meguidó, donde Josías fue muerto en combate contra Faraón Nekó. La muerte de Josías fue lamentada; Jeremías salmodió y los cantores mencionaron al rey en endechas. (2 Crónicas 35:20-25.)
13:3. Nuestra lealtad al Dios verdadero y su organización debe estar por encima de la lealtad a cualquier humano, sin importar lo allegado que sea.
13:8, 9. La cantidad de apóstatas a quienes Jehová rechazó fue muy grande: dos tercios de la nación. Solo un tercio sería refinado como por fuego. Hoy día, la cristiandad, que constituye la mayoría de los que afirman ser cristianos, ha sido rechazada por Jehová. Por otro lado, hay un pequeño número —los cristianos ungidos— que ‘ha invocado el nombre de Jehová’ y se ha dejado refinar. Tanto estos como sus compañeros han demostrado que no son testigos de Jehová solo de nombre.
Zacarías predijo que el Mesías vendría “cabalga[ndo] sobre un asno”, sería traicionado por “treinta piezas de plata” y sería herido, y que “las ovejas del rebaño [serían] esparcidas” (Zacarías 9:9; 11:12; 13:7). Meditar sobre el cumplimiento de tales profecías mesiánicas tiene un poderoso impacto en nuestra fe (Mateo 21:1-9; 26:31, 56; 27:3-10). En efecto, fortalece nuestra confianza en la Palabra de Jehová y en sus dádivas para nuestra salvación (Hebreos 4:12).
LAS OCHO VISIONES SIMBÓLICAS DE ZACARÍAS
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[Nota]
Jehová da abundancia de paz y verdad - (19960101-Pg.8/9)
¡PARALIZADA! En ese estado se hallaba la obra de construcción del templo de Jehová en Jerusalén cuando Zacarías empezó a profetizar. Mientras que a Salomón le tomó 7 1/2 años construir el templo original (1 Rey. 6:37, 38), ya habían pasado 17 años desde que los judíos repatriados habían vuelto a Jerusalén y todavía la construcción del nuevo templo estaba lejos de terminarse. La obra al fin se detuvo por completo después de la prohibición que impuso Artajerjes (o Bardiya o Gaumata). Pero ahora, a pesar de esa prohibición oficial, una vez más la obra se ponía en marcha. Jehová utilizaba a Ageo y a Zacarías para incitar al pueblo a reanudar la construcción y a continuar con ella hasta terminarla. (Esd. 4:23, 24; 5:1, 2.)
2 La tarea que tenían ante sí parecía una montaña. (Zac. 4:6, 7.) Ellos eran pocos; los opositores, muchos; y aunque los judíos tenían un príncipe de la línea davídica, Zorobabel, no tenían rey y estaban bajo dominación extranjera. ¡Cuán fácil era sumirse en una actitud de debilidad en que cada uno velara solo por sus propios intereses, cuando en realidad los tiempos exigían fe vigorosa y acción enérgica! Se utilizó a Zacarías para hacerles percibir los propósitos de Dios para aquel momento y hasta propósitos futuros más grandiosos, algo que los fortalecería para la obra que tenían que hacer (8:9, 13). No era tiempo para ser como sus antepasados, que no habían mostrado aprecio (1:5, 6).
3 ¿Quién fue Zacarías? En la Biblia se menciona a unas 30 personas diferentes con el nombre de Zacarías. Sin embargo, del escritor del libro que lleva este nombre se dice que era “Zacarías hijo de Berekías hijo de Idó el profeta”. (Zac. 1:1; Esd. 5:1; Neh. 12:12, 16.) Su nombre (hebreo: Zekjar·yáh) significa “Jehová Ha Recordado”. El libro de Zacarías muestra claramente que “Jehová de los ejércitos” recuerda a Su pueblo, para tratar bien con ellos por causa de Su propio nombre. (Zac. 1:3.) Las fechas que el libro menciona dan una extensión de por lo menos dos años al tiempo de los sucesos. Fue en el “octavo mes del segundo año de Darío” (octubre-noviembre de 520 a.e.c.) cuando se reanudó la construcción del templo y Zacarías empezó a profetizar (1:1). El libro también hace referencia al “día cuatro del mes noveno, es decir, en Kislev”, en “el cuarto año de Darío” (alrededor del 1 de diciembre de 518 a.e.c.) (7:1). Por lo tanto, parece que la profecía de Zacarías se pronunció y también se puso por escrito durante los años 520-518 a.e.c. (Esd. 4:24.)
4 Los estudiantes del libro de Zacarías hallan prueba abundante de su autenticidad. Tome el caso de Tiro. Después de un sitio de 13 años, el rey Nabucodonosor de Babilonia arruinó Tiro. Pero aquello no significó el fin total de aquella ciudad. Zacarías, muchos años después, predijo la destrucción completa de Tiro. Fue la ciudad insular de Tiro la que Alejandro Magno derribó al tiempo de su famosa hazaña de construir una calzada elevada que lo llevó a la isla; él quemó despiadadamente la ciudad, y así cumplió la profecía que Zacarías había dado aproximadamente dos siglos antes. (Zac. 9:2-4.)
5 Con todo, la prueba más convincente de que el libro fue escrito bajo inspiración divina es el cumplimiento de sus profecías acerca del Mesías, Cristo Jesús, como puede verse cuando se comparan Zacarías 9:9 con Mateo 21:4, 5 y Juan 12:14-16; Zacarías 12:10 con Juan 19:34-37; y Zacarías 13:7 con Mateo 26:31 y Marcos 14:27. Además, se pueden ver similitudes entre Zacarías 8:16 y Efesios 4:25; Zacarías 3:2 y Judas 9; y Zacarías 14:5 y Judas 14. ¡La armonía que hay en la Palabra de Dios es realmente maravillosa!
6 Hay críticos de la Biblia que dicen que el cambio del estilo de escritura desde el capítulo 9 en adelante indica que Zacarías no pudo haber escrito esa porción del libro. No obstante, en verdad el cambio de estilo no es mayor del que quedaría justificado por el cambio de asunto. Mientras que los primeros ocho capítulos tratan asuntos de importancia más inmediata para el pueblo de los días de Zacarías, en los capítulos 9 a 14 el profeta mira hacia un futuro más distante. Algunos se han preguntado a qué se debe que Mateo cite de Zacarías pero atribuya sus palabras a Jeremías. (Mat. 27:9; Zac. 11:12.) Parece que a Jeremías se le consideraba el primero de los Profetas Posteriores (en vez de a Isaías, como en nuestras Biblias actuales); por lo tanto, cuando Mateo usó la designación “Jeremías” para referirse a Zacarías puede haber estado siguiendo la práctica judía de referirse a una sección entera de las Escrituras por el nombre del primer libro que aparecía en aquella sección. Jesús mismo usó la designación “Salmos” con referencia a todos los libros conocidos como los Escritos. (Luc. 24:44.)
7 Hasta el capítulo 6, versículo 8, el libro consiste en una serie de ocho visiones, de tipo similar a las de Daniel y Ezequiel, relacionadas en general con la reconstrucción del templo. A ellas siguen declaraciones formales y profecías respecto a la adoración sincera, la restauración y el día de guerra de Jehová.
8 Primera visión: Los cuatro jinetes - (1:1-17) “Vuelvan a mí [...], y yo volveré a ustedes”, dice Jehová, y luego pregunta: “Mis palabras y mis disposiciones reglamentarias que mandé a mis siervos, los profetas, ¿no alcanzaron estas a los padres de ustedes?” (1:3, 6). El pueblo confiesa que ha recibido su merecido. Se presenta ahora la primera visión de Zacarías. Cierta noche cuatro jinetes se han detenido entre unos árboles cerca de Jerusalén después de haber vuelto de inspeccionar toda la Tierra, la cual hallaron en quietud y sin disturbio. Pero el ángel de Jehová, que se entrevista con ellos, sí está perturbado por la condición de Jerusalén. Jehová mismo declara su gran indignación contra las naciones que contribuyeron a la calamidad de Sión, y dice que ‘ciertamente volverá a Jerusalén con misericordias’. Su propia casa será construida en ella, y Sus ciudades “todavía rebosarán de lo bueno” (1:16, 17).
9 Segunda visión: Los cuernos y los artífices - (1:18-21) Zacarías ve los cuatro cuernos que dispersaron a Judá, Israel y Jerusalén. Jehová entonces le muestra cuatro artífices, y explica que estos vendrán para echar abajo los cuernos de las naciones que se oponen a Judá.
10 Tercera visión: La prosperidad de Jerusalén - (2:1-13) Se ve a un hombre que mide a Jerusalén. La ciudad será bendecida con expansión, y Jehová será un muro de fuego todo alrededor de ella y una gloria en medio de ella. Él exclama: “¡Oye, Sión! Escapa”, y agrega la advertencia: “El que los toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo” (2:7, 8). Al residir Jehová en ella, Sión se regocijará, y muchas naciones se unirán a Jehová. A toda carne se le da la orden de guardar silencio delante de Jehová, “porque él se ha despertado desde su santa morada” (2:13).
11 Cuarta visión: La liberación de Josué - (3:1-10) Se muestra al sumo sacerdote Josué sometido a juicio; Satanás se le opone y el ángel de Jehová reprende a Satanás. ¿No es Josué un “leño arrebatado del fuego” (3:2)? Se declara limpio a Josué, quien recibe “vestidos de ceremonia” limpios a cambio de sus prendas de vestir sucias. Se le insta a andar en los caminos de Jehová, quien va a ‘introducir a su siervo Brote’ y ha puesto delante de Josué una piedra sobre la cual hay siete ojos (3:4, 8).
12 Quinta visión: El candelabro y unos olivos - (4:1-14) El ángel despierta a Zacarías para que vea un candelabro de oro de siete lámparas, a cuyos lados hay dos olivos. Él oye esta palabra de Jehová a Zorobabel: ‘No por una fuerza militar, ni por poder, sino por el espíritu de Dios’. Una “gran montaña” será allanada delante de Zorobabel, y la piedra de remate del templo será sacada con el grito: “¡Qué encantadora! ¡Qué encantadora!”. Zorobabel ha puesto los cimientos del templo, y Zorobabel terminará la obra. Las siete lámparas son los ojos de Jehová que “discurren por toda la tierra” (4:6, 7, 10). Los dos olivos son los dos ungidos de Jehová.
13 Sexta visión: El rollo volador - (5:1-4) Zacarías ve un rollo volador, que medía unos 9 metros (30 pies) de largo y 4,5 metros (15 pies) de ancho. El ángel explica que esta es la maldición que sale debido a todos los que hurtan y que juran falsamente en el nombre de Jehová.
14 Séptima visión: La medida de efá - (5:5-11) Se levanta la tapa de una medida de efá (unos 22 litros [20 cuartos para áridos (E.U.A.)]), y queda al descubierto una mujer llamada “Iniquidad”. Esta es echada en el efá de nuevo, y entonces el efá es alzado hacia el cielo por dos mujeres aladas, que llevan la medida a Sinar (Babilonia) para que ‘sea depositada allí sobre su debido lugar’ (5:8, 11).
15 Octava visión: Los cuatro carros - (6:1-8) ¡Mire! De entre dos montañas de cobre aparecen cuatro carros con caballos de diferentes colores. Son los cuatro espíritus de los cielos. Al mandato del ángel, empiezan a andar por la Tierra.
16 El Brote; el ayuno insincero - (6:9–7:14) Jehová ahora da a Zacarías instrucciones de colocar una gran corona sobre la cabeza del sumo sacerdote Josué. Habla proféticamente del “Brote” que edificará el templo de Jehová y gobernará como sacerdote sobre su trono (6:12).
17 Dos años después de empezar a profetizar Zacarías, una delegación llega de Betel para preguntar a los sacerdotes del templo si se deben seguir observando ciertos períodos de plañir y ayunar. Jehová pregunta mediante Zacarías al pueblo y a los sacerdotes si ellos son realmente sinceros al ayunar. Lo que Jehová desea es ‘obediencia, verdadera justicia, bondad amorosa y misericordias’ (7:7, 9). Porque ellos resisten sus palabras proféticas con hombros tercos y corazón como piedra de esmeril, él los arrojará tempestuosamente por todas las naciones.
18 La restauración; los “diez hombres” - (8:1-23) Jehová declara que volverá a Sión y residirá en Jerusalén, la cual será llamada “la ciudad de apego a la verdad”. Las personas de edad avanzada se sentarán en sus plazas públicas y los niños jugarán allí. ¡Esto no es demasiado difícil para Jehová, el Dios verdadero y justo! Jehová promete la semilla de la paz al resto de su pueblo, diciendo: “No tengan miedo. Sean fuertes sus manos” (8:3, 13). Estas cosas deben hacer: Hablar verazmente unos con otros y juzgar con verdad, mantener libre de tramas calamitosas y juramentos falsos el corazón. Vendrá el tiempo en que los habitantes de muchas ciudades ciertamente se invitarán unos a otros a subir para buscar solícitamente a Jehová, y “diez hombres” de todos los lenguajes “asirán la falda de un hombre que sea judío” y acompañarán al pueblo de Dios (8:23).
19 Declaraciones formales contra las naciones y los pastores falsos - (9:1–11:17) En la segunda sección del libro, capítulos 9 a 14, Zacarías cambia de las visiones alegóricas al estilo profético más acostumbrado. Empieza con una declaración formal severa contra varias ciudades, entre ellas la ciudad insular rocosa de Tiro. Se le dice a Jerusalén que grite en triunfo gozoso, porque: “¡Mira! Tu rey mismo viene a ti. Es justo, sí, salvado; humilde, y cabalga sobre un asno” (9:9). Dios cortará los carros de guerra y el arco, hablará paz a las naciones y gobernará hasta los cabos de la Tierra. Jehová luchará por su pueblo contra Grecia, y los salvará. “Porque ¡oh cuán grande es su bondad, y cuán grande es su hermosura!” (9:17). Jehová, el Dador de la lluvia, condena a los adivinos y a los pastores falsos. Hará superior a la casa de Judá, y como un hombre poderoso a los de Efraín. En cuanto a los redimidos, “su corazón estará gozoso en Jehová [...] y en Su nombre andarán” (10:7, 12).
20 Se asigna ahora a Zacarías a pastorear el rebaño, que ha sido vendido para la matanza por pastores sin compasión que dicen: “Jehová sea bendito, mientras yo gane riquezas” (11:5). El profeta toma dos cayados y los llama “Agradabilidad” y “Unión” (11:7). Al romper el cayado “Agradabilidad”, simboliza que se rompe un pacto. Entonces pide su salario y le pesan 30 piezas de plata. Jehová le ordena a Zacarías que arroje aquello en el tesoro del templo y, con sarcasmo superlativo, dice: “El valor majestuoso con el cual he sido evaluado” (11:13). Ahora se corta el cayado “Unión”, y así se quiebra la hermandad entre Judá e Israel. Una espada vendrá sobre los pastores falsos que han descuidado las ovejas de Jehová.
21 Jehová guerrea; llega a ser rey - (12:1–14:21) Empieza otra declaración formal. Jehová hará de Jerusalén un tazón que haga tambalear a los pueblos y una piedra pesada que rasguñe a los que la alcen. Aniquilará a todas las naciones que vengan contra Jerusalén. Jehová derramará sobre la casa de David el espíritu de favor y de súplicas, y el pueblo mirará al que han traspasado, y plañirá por él “como en el plañir por un hijo único” (12:10). Jehová de los ejércitos declara el cortamiento de todos los ídolos y los profetas falsos; los propios padres del que sea un profeta de esa clase deben herirlo para que se avergüence y se quite su vestidura de profeta. El pastor asociado de Jehová será herido y el rebaño esparcido, pero Jehová refinará una “tercera parte” para que invoque Su nombre. Jehová dirá: “Es mi pueblo”, y este responderá: “Jehová es mi Dios” (13:9).
22 “¡Mira! Viene un día que pertenece a Jehová.” Todas las naciones atacarán a Jerusalén, y la mitad de la ciudad irá al destierro, y quedará un resto. Entonces Jehová saldrá y guerreará contra aquellas naciones, “como en el día de su guerrear, en el día de pelea” (14:1, 3). La montaña de los olivos, al este de Jerusalén, se abrirá de este a oeste y se formará un valle que servirá de refugio. En ese día fluirán aguas vivas hacia el este y el oeste desde Jerusalén, en verano y en invierno, y “Jehová tiene que llegar a ser rey sobre toda la tierra” (14:9). Mientras Jerusalén disfruta de seguridad, Jehová azotará a los que guerrean contra ella. Mientras están de pie, su carne, ojos y lengua se les pudrirán. Los herirá la confusión. La mano de cada uno se volverá contra la de su compañero. Los que queden vivos de todas las naciones tendrán que “subir de año en año a inclinarse ante el Rey, Jehová de los ejércitos” (14:16).
23 Todos los que estudian la profecía de Zacarías y meditan sobre ella sacarán provecho al adquirir conocimiento que fortalecerá su fe. Más de 50 veces Zacarías indica que “Jehová de los ejércitos” es Quien lucha por su pueblo y lo protege, y Quien lo llena de poder según lo que ellos necesitan. Cuando la oposición semejante a montaña amenazó con impedir que se terminara la construcción del templo, Zacarías declaró: “Esta es la palabra de Jehová a Zorobabel, y dice: ‘“No por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu”, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran montaña? Delante de Zorobabel llegarás a ser una tierra llana’”. El templo se completó con la ayuda del espíritu de Jehová. Hoy también los obstáculos se desharán si uno los afronta con fe en Jehová. Es tal como Jesús dijo a sus discípulos: “Si tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, dirán a esta montaña: ‘Transfiérete de aquí allá’, y se transferirá, y nada les será imposible”. (Zac. 4:6, 7; Mat. 17:20.)
24 En el capítulo 13, versículos 2 a 6, Zacarías ilustra la lealtad que hasta la actualidad caracteriza a la organización de Jehová. Esto debe trascender a toda relación humana, como la de parientes consanguíneos cercanos. Si un pariente cercano profetizara falsedad en el nombre de Jehová, es decir, hablara contrario al mensaje del Reino y tratara de ejercer mala influencia en otros de la congregación del pueblo de Dios, entonces los miembros de la familia tienen que apoyar lealmente cualquier acción judicial que tome la congregación. Se debe adoptar la misma actitud respecto a cualquier asociado íntimo que profetice falsamente, para que se avergüence y se sienta herido en el corazón por su acción incorrecta.
25 Como han mostrado los párrafos de nuestra introducción, la entrada de Jesús en Jerusalén como rey, ‘humilde y cabalgando sobre un asno’, el que se le traicionara por “treinta piezas de plata”, la dispersión de sus discípulos en aquel momento, y el que fuera traspasado por la lanza de un soldado mientras colgaba del madero, todo esto fue predicho por Zacarías con exactitud. (Zac. 9:9; 11:12; 13:7; 12:10.) La profecía también dice que el “Brote” edifica el templo de Jehová. Una comparación de Isaías 11:1-10, Jeremías 23:5 y Lucas 1:32, 33 muestra que ese es Jesucristo, quien “reinará sobre la casa de Jacob para siempre”. Zacarías dice que el “Brote” es “sacerdote sobre su trono”, lo cual enlaza con las palabras del apóstol Pablo: “Jesús [...] ha llegado a ser sumo sacerdote a la manera de Melquisedec para siempre”; también: “Él se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos”. (Zac. 6:12, 13; Heb. 6:20; 8:1.) Así la profecía señala al “Brote” como Sumo Sacerdote y Rey a la diestra de Dios en los cielos, a la vez que proclama a Jehová como Gobernante Soberano sobre todo: “Y Jehová tiene que llegar a ser rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová resultará ser uno solo, y su nombre uno solo”. (Zac. 14:9.)
26 Con referencia a ese tiempo, el profeta repite la frase “en aquel día” unas 20 veces, y hasta concluye con ella su profecía. Un examen de las muchas veces que aparece esta frase muestra que ese es el día en que Jehová corta los nombres de los ídolos y quita a los profetas falsos (13:2, 4). Es el día en que Jehová guerrea contra las naciones agresoras y esparce confusión en sus filas mientras las aniquila, y provee ‘el valle de sus montañas’ como refugio para Su propio pueblo (14:1-5, 13; 12:8, 9). Sí, “Jehová su Dios con certeza los salvará en aquel día como el rebaño de su pueblo”, y se llamarán uno al otro desde debajo de la vid y de la higuera. (Zac. 9:16; 3:10; Miq. 4:4.) Es el día glorioso en que Jehová de los ejércitos ‘residirá en medio’ de su pueblo y en que “saldrán aguas vivas de Jerusalén”. Estas palabras de Zacarías indican que los sucesos de “aquel día” son precursores de un “nuevo cielo y una nueva tierra” relacionados con la promesa del Reino. (Zac. 2:11; 14:8; Apo 21:1-3; 22:1.)
27 “¿Quién ha despreciado el día de las cosas pequeñas?”, pregunta Jehová. ¡Mire! Esta prosperidad ha de abarcar toda la Tierra: ‘Muchos pueblos y poderosas naciones realmente vendrán a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y diez hombres de todos los lenguajes de las naciones asirán la falda de un hombre que sea judío, y dirán: “Ciertamente iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes”’. “En aquel día” hasta las campanillas del caballo llevarán las palabras “¡La santidad pertenece a Jehová!”. ¡Es muy provechoso considerar estas profecías alentadoras, pues muestran que en realidad el nombre de Jehová será santificado por medio de su Descendencia que recibe el Reino! (Zac. 4:10; 8:22, 23; 14:20.)
Libro de las Escrituras Hebreas que identifica a su escritor como “Zacarías hijo de Berekías hijo de Idó el profeta”. (Zac. 1:1.) Su contenido también permite determinar el período de tiempo que abarca y la fecha aproximada de su redacción. La última referencia cronológica que se halla en el libro de Zacarías es el cuarto día de Kislev del cuarto año del reinado de Darío (alrededor del 1 de diciembre del año 518 a.e.c.) (7:1). Tomando como base esta fecha, el libro no podría haberse puesto por escrito antes de finalizar el año 518 a.e.c. Puesto que la “palabra de Jehová le ocurrió a Zacarías” (1:1) en el “octavo mes del segundo año de Darío” (octubre-noviembre de 520 a.e.c.), el libro abarca un período de por lo menos dos años.
A partir del capítulo 9, el tema del libro de Zacarías parece diferir considerablemente de la sección anterior. No se habla más de ángeles ni de visiones, ni se vuelve a hacer referencia al gobernador Zorobabel y al sumo sacerdote Josué. Tampoco se menciona la obra de reedificación del templo, y ni siquiera aparece el nombre de Zacarías. En vista de lo antedicho y de la naturaleza de las profecías que contienen los últimos capítulos del libro, varios críticos sostienen que Zacarías no pudo haber escrito esta sección. Sin embargo, debe notarse que Zacarías, así como otros profetas, escribió por inspiración divina y no recibió todas las revelaciones al mismo tiempo ni de la misma manera. (2Pe 1:20, 21.) Además, para que un libro se atribuyera en su totalidad a un profeta, las profecías no tenían que estar relacionadas forzosamente con la historia de la época ni mencionar el nombre de ese profeta o de sus contemporáneos. El contenido mismo del libro de Zacarías es la mejor prueba de que no está compuesto de partes heterogéneas registradas por diferentes escritores, sino que forma un todo armonioso. Desde el principio hasta el final pone de relieve la restauración de Jerusalén y que Jehová defendería la ciudad. (Zac. 1:13-21; 2:4, 5; 8:14-23; 9:11-17; 12:2-6; 14:3-21.)
Antecedentes históricos. Hacia el 9 de febrero del año 519 a.e.c., el profeta Zacarías oyó las palabras: “La tierra entera está sentada en quietud y no tiene disturbio”. (Zac 1:7, 11.) En aquel tiempo Jerusalén no era causa alguna de disturbio para las naciones; en realidad, parecía que Jehová la había abandonado. Aunque el fundamento del templo se había colocado en 536 a.e.c., las obras de reconstrucción avanzaban lentamente debido a la oposición de los enemigos, y, finalmente, en el año 522 a.e.c., se proscribieron oficialmente. (Esd 4:4, 5, 24.) Los judíos repatriados, además, pasaron muchos apuros debido a las sequías y las pérdidas de cosechas que se produjeron por haber abandonado la reedificación del templo. (Ag 1:6, 10, 11.) Necesitaban estímulo para continuar las obras de construcción a pesar de obstáculos de tal magnitud.
Por lo tanto, las palabras de Jehová por medio de Zacarías deben haber sido una verdadera fuente de consuelo e inspiración para ellos. Las visiones que Zacarías recibió evidenciaron que la voluntad de Dios era que se reedificasen Jerusalén y su templo. (Zac 1:16; cap. 2.) El poder de las naciones que habían dispersado a Judá sería quebrantado (1:18-21). El sumo sacerdote Josué se ganaría el favor de Jehová (3:3-7), y el gobernador Zorobabel terminaría la reconstrucción del templo con la ayuda del espíritu de Dios (4:6-9).
Armonía con otros libros de la Biblia. El libro de Zacarías está en completa armonía con el resto de las Escrituras al identificar a Jehová como el Protector de su pueblo. (Zac 2:5; compárese con Dt 33:27; Sl 46:11; 125:2.) Él recompensa o castiga a las personas o naciones según su manera de actuar y acepta a los que vuelven a él arrepentidos. (Zac. 1:2-6; 7:11-14; compárese con Isa 55:6, 7; Jer 25:4-11; Eze 33:11; Mal 3:7; 2Pe 3:9.) Jehová requiere que los que desean su favor hablen la verdad y manifiesten obediencia, justicia, bondad y misericordia. (Zac. 7:7-10; 8:16, 17; compárese con Dt 24:17; Sl 15:1, 2; 82:3, 4; Pr 12:19; Jer 7:5, 6; Ef 4:25.) No responde a las peticiones de ayuda de los que no le obedecen. (Zac 7:13; compárese con Isa 1:15; Lam 3:42-44.)
Además, cuando se comparan diversos pasajes de Zacarías con otras porciones de la Biblia, se advierten similitudes notables. (Compárese Zac. 3:2 con Jud 9; Zac. 4:3, 11-14 con Apo 11:4; Zac. 4:10 con Apo 5:6; Zac. 8:8 con Apo 21:3; Zac. 14:5 con Jud 14; Zac. 14:7 con Apo 21:25; Zac. 14:8 con Apo 22:1, 17.)
Cumplimiento de profecía. El cumplimiento de profecías registradas en el libro de Zacarías atestigua su autenticidad. Lo que se sabe sobre la campaña de Alejandro Magno en Siria, Fenicia y Filistea, incluida la conquista de Tiro y Gaza, encaja con las palabras de Zac. 9:1-8, y por lo tanto puede entenderse como un cumplimiento de esta profecía. Muchas profecías más del libro de Zacarías se cumplen en Cristo Jesús: su entrada en Jerusalén como rey ‘humilde que cabalgaba sobre un asno’ (Zac. 9:9; Mt 21:5; Jn 12:15), su traición por “treinta piezas de plata” (Zac 11:12, 13; Mt 26:15; 27:9), la posterior dispersión de sus discípulos (Zac 13:7; Mt 26:31; Mr 14:27), el que le traspasasen con una lanza cuando estaba en el madero (Zac. 12:10; Jn 19:34, 37) y su papel como Rey-Sacerdote (Zac. 6:12, 13; Heb 6:20; 8:1; 10:21).
Mensajes proféticos que animaban a los judíos a reanudar la reconstrucción del templo y presentaban vislumbres de la venida del Mesías y su gobernación como Rey-Sacerdote |
Llamada al arrepentimiento 8 visiones y una profecía concerniente al “Brote” - (1:1–6:15)
★Primera visión: un jinete que monta un caballo rojo está parado entre los mirtos junto con otros tres jinetes más; la visión concluye asegurando que se mostrará misericordia a Jerusalén y se reedificará el templo |
Cuestiones sobre ayunos en conmemoración de las aflicciones a Jerusalén - (7:1–8:23)
★Aquellas calamidades fueron el castigo por desobedecer; el ayuno para conmemorarlas no se observaba en realidad para Jehová |
Juicio a naciones, profecías mesiánicas y restablecimiento del pueblo de Dios - (9:1–14:21)
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