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(foto: Inmaculada Florido)
CRÓNICA: MARINIEVES SAN MARTÍN
El día 8 de abril por la tarde iban llegando de todos los puntos de Andalucía Oriental más de cien personas, decena más pero no decena menos. En las caras, de todo. Algunas con esperanza, otras con la responsabilidad de cumplir la agenda y el calendario, y otras preocupadas por que el lugar de acogida no les quitara el sueño. La mayoría, dieron lo mejor de sí, según fueron entrando en los temas de cada día.
Como testigo atento (por profesión) y participante, puedo decir que pocas veces he visto una asamblea tan atenta, tan participativa, tan modesta y tan colaboradora a la hora de las tareas sencillas que facilitan el buen engranaje y el éxito de un encuentro.
Poco afán de protagonismo y mucho deseo de aportar, cada una desde lo que creía mejor para el futuro de esta Asociación, en el marco de un territorio que es al mismo tiempo heredero de los escenarios que vieron nacer este carisma, en la Iglesia y la sociedad de principios del siglo XX.
Esta conciencia de ser portadores de algo valioso que transmitir a las generacions futuras aleteó entre las participantes y fué explícita y emocionante en las palabras finales de Mari Luz Renuncio, delegada del Gobierno General para esta XV Asamblea del Sector de Andalucía Oriental de la Institución Teresiana. |
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Luz Renuncio, Carmen Mora y Concha Rodríguez |
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Asambleístas junto al retrato de san Pedro Poveda, obra de María García, para la catedral de Jaén. |
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LA ENTREGA
El primer día fué dedicado a reflexionar, estudiar y debatir entre los grupos y en el plenario sobre la primera ordenación, raíz de todo lo que vendría después.
La ponente, Mayra Serrano, se hizo y nos lanzó una pregunta que nos dió tema para todo el día: ¿Presupuesta la entrega?
En los grupos, desde una gran sinceridad y generosidad para compartir, cada una fué poniéndose al descubierto y exponiendo lo que, para ella, ayudaría a dar vida a este compromiso raíz de todos los compromisos.
Se apuntó con fuerza a la oración, a la vida de los grupos, al apoyo mutuo.
Una frase del discurso de Mari Luz Renuncio al inicio de la jornada y de Mayra Serrano en su presentación del tema se repitió mucho a lo largo del día: "Vivir una mística fundacional", a los cien años del nacimiento de esta Institución, y con el mismo entusiasmo con que lo vivieron los primeros (Pedro Poveda y quienes dieron vida a su idea).
Recuperar ese espíritu, esa mística fundacional. ¿Cómo? Los grupos fueron dando pistas. El plenario dió voz a las portavoces y a otras personas. En las intervenciones se iban delineando unos puntos de convergencia.
La oración de la tarde ayudó a interiorizar lo vivido, a pedir fuerzas, a dar gracias, a empeñarse en mejorar.
Y todavía quedó tiempo para, después de cenar (Las comidas eran de "chef" y el equipo de la casa bordó la atención personal) irse a dar una vuelta por Jaén e incluso ver alguna procesión. |
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