Sin contar las genealogías, el libro abarca un período aproximado de cuarenta años, desde la muerte del rey Saúl hasta la muerte del rey David. Según se cree, lo escribió el sacerdote Esdras en el año 460 antes de la era común (a.e.c.). Su contenido es de interés para todos nosotros, pues nos permite comprender mejor el servicio que se efectuaba en el templo y aporta detalles sobre el linaje del Mesías. Siendo que forma parte de la Palabra inspirada de Dios, su mensaje fortalece nuestra fe y amplía nuestro entendimiento de la Biblia (Hebreos 4:12).
Las detalladas listas genealógicas que compila Esdras cumplen por lo menos tres objetivos: aseguran la legitimidad de quienes sirvan de sacerdotes, permiten determinar las herencias tribales y preservan el registro del linaje del Mesías. Las genealogías vinculan a los judíos con su pasado remontándose hasta el primer hombre. De Adán a Noé hay diez generaciones, y diez más hasta Abrahán. Tras enumerar a los hijos de Ismael, de Queturá (concubina de Abrahán) y de Esaú, el relato se centra en los linajes de los doce hijos de Israel (1 Crónicas 2:1).La genealogía de la tribu de Judá recibe especial atención, pues de ella procede la dinastía davídica. Son catorce las generaciones que se suceden desde Abrahán hasta David, y otras catorce hasta la deportación de los judíos a Babilonia (1 Crónicas 1:27, 34; 2:1-15; 3:1-17; Mateo 1:17). Esdras menciona luego a los descendientes de las tribus que habitan al este del Jordán, seguidos de la genealogía de los hijos de Leví (1 Crónicas 5:1-24; 6:1). A continuación reseña los linajes de varias de las demás tribus establecidas al oeste del Jordán, y aporta un registro detallado del linaje de Benjamín (1 Crónicas 8:1). También da los nombres de los primeros pobladores de Jerusalén tras la cautividad en Babilonia (1 Crónicas 9:1-16).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:1.
¿Fue Adán una persona real?.
En los capítulos 1 a 9 de Primero de las Crónicas y en el capítulo 3 del Evangelio de Lucas encontramos listas genealógicas del pueblo judío. Estos detallados registros abarcan 48 y 75 generaciones, respectivamente. Por un lado, el libro de Crónicas presenta el linaje de los reyes y sacerdotes de la nación de Israel y, por otro, Lucas se centra en la genealogía de Jesucristo. Ambas listas mencionan a Adán junto a personajes históricos como Salomón, David, Jacob, Isaac, Abrahán y Noé. Dado que todos los que aparecen en estas listas existieron en la vida real, ¿no es lógico pensar que Adán también fue una persona real?
1:4.
Noé y el Diluvio: ¿una realidad, no un mito?.
Es posible corroborar que Noé fue una persona real consultando dos listas genealógicas que aparecen en las Escrituras (1 Crónicas 1:4; Lucas 3:36). Quienes elaboraron estos registros, Esdras y Lucas, fueron investigadores concienzudos, y este último incluso trazó la línea de descendencia desde Noé hasta Jesús.
1:18.
¿Quién fue el padre de Selah: Cainán o Arpaksad?.
(Lucas 3:35, 36.) El padre de Selah fue Arpaksad (Génesis 10:24; 11:12). El nombre “Cainán”, citado en Lucas 3:36, bien pudiera ser una distorsión del término “caldeos”. Si así fuera, el texto original diría “el hijo del caldeo Arpaksad”. Otra posibilidad es que los nombres Cainán y Arpaksad aludan a la misma persona. Cabe mencionar que la expresión “hijo de Cainán” no aparece en algunos manuscritos (Lucas 3:36, nota).
1:29-31.
El cumplimiento de la Palabra de Dios es seguro.
Jehová Dios dijo a Abrahán: “Tocante a Ismael te he oído. ¡Mira! Ciertamente lo bendeciré y lo haré fructífero y lo multiplicaré muchísimo. Ciertamente producirá él doce principales, y de veras haré que llegue a ser una nación grande.” (Gén. 17:20) En aquel entonces el hijo de Abrahán, Ismael, tenía unos 13 años de edad. (Gén. 16:16; 17:1) Ningún hombre podría haber predicho que aquel joven soltero habría de llegar a ser padre de doce jefes o principales. Pero el Creador que todo lo sabe pudo hacerlo. El cumplimiento de la revelación divina está registrado en dos fuentes históricas, las cuales mencionan a los siguientes doce principales: Nebayot, Quedar, Adbeel, Mibsam, Misma, Duma, Masa, Hadad, Tema, Jetur, Nafís y Quedema. (Gén. 25:13-15; 1 Cró. 1:29-31) ¡Cuán poderosamente ilustra esto la certeza del cumplimiento de la palabra profética de Dios!
2:1, 2.
Memorizar... una afición útil para cristianos.
Además hay varias otras listas que uno haría bien en memorizar como afición. Está el orden de los días de la creación (Gén. 1:3 a 2:3); los nombres de los doce hijos de Jacob (1 Cró. 2:1, 2); las diez plagas en el orden que le sobrevinieron al antiguo Egipto (Éxo. 7:19 a 12:30); los Diez Mandamientos (Éxo. 20:2-17); los veintiún reyes de la línea davídica desde David en adelante (1 Rey. 2:12; 2 Rey. 24:18); los doce apóstoles (Mat. 10:2-4); las nueve facetas del fruto del espíritu (Gál. 5:22, 23) y los quince requisitos para superintendentes que se alistan en 1 Timoteo 3:1-7.
2:15.
¿Fue David el séptimo hijo de Jesé?.
No, no lo fue. Jesé tuvo ocho hijos, de los cuales David era el menor (1 Samuel 16:10, 11; 17:12). Al parecer, uno de ellos murió sin dejar descendencia. Por cuanto no tenía ninguna relevancia en la genealogía, Esdras omitió su nombre. Vease Ref. de 1 Samuel 16:10, 11
3:17-19.
¿Qué parentesco había entre Zorobabel, Pedaya y Sealtiel?.
Zorobabel fue hijo de Pedaya, y Pedaya era hermano de Sealtiel. Sin embargo, hay veces que la Biblia llama a Zorobabel hijo de Sealtiel (Mateo 1:12; Lucas 3:27). Esto pudiera deberse a que Pedaya murió y fue Sealtiel quien crió a Zorobabel; o quizá Sealtiel murió sin hijos y Pedaya se casó con la viuda, según la ley del levirato, y de esa unión nació Zorobabel, el primogénito (Deuteronomio 25:5-10).
4:9, 10.
¿Por qué “llegó a ser Jabes más honorable que sus hermanos.”?
Porque invocó al Dios de Israel: “Si me bendices sin falta y verdaderamente agrandas mi territorio y tu mano realmente resulta estar conmigo, y realmente me conservas de calamidad, para que no me lastime,...”
Jabes no estaba haciendo un voto, sino ofreciendo una oración muy sincera. ¿Buscaba más territorio a costa de otros? No, pedía el agrandamiento pacífico de su territorio. Según la antigua tradición judía, dijo él, Jabes quería establecer una escuela e instruir en la adoración de Jehová Dios. Quería conseguir discípulos para Dios. Puesto que su motivo era bueno, la Biblia dice: “Por consiguiente, Dios hizo que viniera a suceder lo que había pedido.” De modo que Jabes trató de cooperar con Dios.
5:1.
¿Las experiencias nos dan lecciones sobre lo necesario de dominarnos a nosotros mismos?.
El primogénito de Jacob, Rubén, perdió la primogenitura por no desplegar autodominio. Violó el canapé de su padre al tener relaciones sexuales con una de las concubinas de Jacob. (Génesis 35:22; 49:3, 4; 1 Crónicas 5:1.) Porque Moisés perdió los estribos ante la manera como los israelitas lo pusieron a prueba con su murmuración, queja y rebelión, se le negó el privilegio muy anhelado de entrar en la Tierra Prometida. (Números 20:1-13; Deuteronomio 32:50-52.) Hasta el fiel rey David, ‘un hombre agradable al corazón de Dios mismo’, se metió en una grave dificultad por no haberse dominado en cierta ocasión. (1 Samuel 13:14; 2 Samuel 12:7-14.) Todos estos ejemplos nos dan la sana advertencia de que tenemos que saber dominarnos.
5:1, 2.
¿Qué significó para José recibir el derecho de primogenitura?.
Significó que obtendría una doble porción de la herencia (Deuteronomio 21:17). Por ello llegó a ser padre de dos tribus, a saber, Efraín y Manasés, mientras que los demás hijos de Israel solo dieron origen a una tribu cada uno.
5:1, 2a.
¿Por qué llegó a ser José padre de dos tribus de Israel, mientras que cada uno de sus hermanos engendró una sola tribu?.
Primero de Crónicas nos ayuda a contestar esta pregunta. A José se le dio la porción doble que pertenecía al primogénito. Es cierto que José era casi el menor de los 12 hijos de Jacob, pero era el hijo mayor de la esposa preferida de Jacob, Raquel. De nacimiento, el derecho de primogénito le tocaba al hijo mayor de Jacob, Rubén, el primer hijo que tuvo con Lea. Pero, conforme nos dice Primero de Crónicas, Rubén lo perdió debido a que cometió un pecado grave. El registro dice: “Rubén [...] era el primogénito; pero porque profanó el canapé de su padre su derecho como primogénito fue dado a los hijos de José hijo de Israel, de manera que no había de ser registrado genealógicamente para el derecho de primogénito”. El relato pasa a decir: “Pues Judá mismo resultó ser superior entre sus hermanos, y el que había de ser caudillo procedía de él; pero el derecho como primogénito fue de José”. (1 Crónicas 5:1, 2.)
5:10.
¿Como podemos imitar el ejemplo de los antiguos galaaditas?.
En los días del rey Saúl los israelitas que vivían en la tierra de Galaad al oriente del Jordán disfrutaban de gran prosperidad. Su ganado se había multiplicado mucho. Por eso, valerosamente adelantaron en dar expansión a su territorio hasta más allá de la tierra de Galaad, hacia el río Éufrates. Esto lo hicieron en armonía con la promesa que Dios había hecho a Abrahán el antepasado de ellos.—Gén. 15:18; 1 Cró. 5:10.
Por eso, entraron en conflicto con los agarenos (posiblemente descendientes de Agar y por eso descendientes de Ismael el hijo de ella, y por lo tanto ismaelitas). Los galaaditas tuvieron que encararse a una tremenda disparidad numérica. Ellos eran 44.760. Pero en el conflicto que se produjo se apoderaron de 100.000 cautivos vivos. Esto no era en absoluto la fuerza agarena completa, porque la Biblia informa que ‘muchos habían caído muertos violentamente.’ Patentemente los israelitas no pudieron haber obtenido la victoria por su propia fuerza y no la lograron así. Cifraron su esperanza en que Jehová Dios los ayudaría. “Fue a Dios que clamaron por socorro en la guerra,” dice el relato bíblico, “y él se dejó rogar a favor de ellos porque confiaron en él.”—1 Cró. 5:18-22.
Aplicando esto a nuestra misión como predicadores de las buenas nuevas, debemos confiar del mismo modo en Jehová mientras, equipados con el escudo de la fe y la espada del espíritu, la Palabra de Dios, participaban, no en guerrear físico, sino en guerrear espiritual en medio de gran disparidad de condiciones.
5:18-22.
Durante el reinado de Saúl, ¿qué buen ejemplo pusieron los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés a los siervos de Dios de hoy día?.
De acuerdo con lo que Jehová había prometido a su antepasado Abrahán, se esforzaron valientemente por extender su territorio más allá de la tierra de Galaad (Gén. 15:18). Aunque esto los enemistó con los hagritas, aquellos israelitas aceptaron con gusto pelear en inferioridad de condiciones. Pese a ser únicamente 44.760, capturaron 100.000 enemigos. Y estos no constituían la totalidad de las tropas hagritas, pues según la Biblia “hubo muchos que habían caído muertos”. Obviamente, los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés no podrían haber obtenido la victoria por sus propias fuerzas. Vencieron porque buscaron la ayuda de Jehová Dios.
6:3-14.
¿Por qué dicen algunos que la Biblia se contradice?.
Las genealogías también han creado cierta confusión. Por ejemplo, Esdras enumera 23 nombres en su línea genealógica sacerdotal de 1 Crónicas 5:29-40 (1 Crónicas 6:3-14, NM), mientras que alista solo 16 para el mismo período al exponer su propia genealogía en Esdras 7:1-5.
En el relato de Crónicas aparecen nombres que difieren de los que aparecen en el relato de Mateo, que sigue la línea de Salomón, tal como lo hacen las Crónicas. Estos nombres aparecen después del de Zorobabel, el decimonoveno en línea después de Salomón. Esta diferencia puede explicarse fácilmente por el hecho de que en muchas genealogías bíblicas algunos eslabones se dejan fuera.
¿Por qué no incluyó Esdras estos nombres? Probablemente para evitar repetición innecesaria y para acortar la larga lista. Además, puede que haya usado solamente los nombres más conocidos, tal como hoy día, la persona que quisiera probar que es descendiente de un hombre famoso, tal como Jorge Washington, solo tendría que mencionar algunos de los descendientes más fácilmente reconocibles y autorizadamente aceptados de ese hombre famoso, y mostrar que su propio padre o abuelo fue uno de ellos. Esdras usó lo que necesitó para su propósito, y lo logró. Esta práctica se nota en otras genealogías bíblicas.
Este no es un caso de discrepancia, sino de mera condensación. Además, el escritor destacaba o restaba importancia a determinados detalles —incluso omitía o incluía otros— según la intención que tuviera al narrar un suceso, mientras que otro escritor bíblico diferente se expresaba de manera distinta al referir el mismo acontecimiento. Estas no son contradicciones, sino relatos que difieren como consecuencia del punto de vista de cada escritor y del público al que se dirigen.
9:1.
¿Qué papel desempeñó el espíritu de Dios en los escritores bíblicos?.
Gran parte de la información que vino a formar parte del registro bíblico inspirado fue fácilmente asequible a los escritores. A veces los escritores mismos fueron testigos presenciales de los sucesos mencionados en sus relatos. También sacaron información de escritos que ya existían, incluso genealogías y registros históricos. Entre los registros históricos estaban “el libro de las Guerras de Jehová,” “el libro de Jaser,” “el Libro de los Reyes de Israel,” “la relación de los asuntos de los días del rey David” y “el Libro de los Reyes de Judá y de Israel.”—Núm. 21:14; Jos. 10:13; 1 Cró. 9:1; 27:24; 2 Cró. 16:11.
El espíritu de Dios impidió que inexactitud o error se introdujeran en el Registro Divino. El espíritu de Dios también guió la selección del material que habría de incluirse. Como escribió el apóstol inspirado Pablo a los corintios: “Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles [a los israelitas] como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros [los cristianos] a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado.”—1 Cor. 10:11.
Además de la información histórica, la Biblia contiene dichos y consejos sabios. Los escritores mismos pudieron haber aprendido gran parte de esto por experiencia personal en la vida y aun más por su estudio y aplicación de las porciones de las Escrituras que tenían disponibles. Sin embargo, se necesitó la guía del espíritu de Dios para que los escritores expresaran pensamientos que reflejaran sabiduría divina, no razonamiento humano.
Por eso, aunque el esfuerzo humano definitivamente estuvo envuelto en la escritura de la Biblia, el espíritu de Dios desempeñó el papel principal. Reveló información que no pudo haberse adquirido por investigación humana. Además, el espíritu de Dios guió a los hombres de tal manera que éstos registraron material exacto y provechoso.
9:16.
Ciudades; nombres en plural - (netofatitas, manahatitas y zoritas).
Puede que en algunas listas se diga que un hombre es el “padre” de cierta ciudad, como en 1 Crónicas 2:50-54, donde a Salmá se le llama “el padre de Belén” y a Sobal, “el padre de Quiryat-jearim”. Probablemente se deba a que las ciudades de Belén y Quiryat-jearim fueron fundadas por estos hombres, o bien a que quizás las poblaron sus descendientes. La misma lista dice más adelante: “Los hijos de Salmá fueron Belén y los netofatitas, Atrot-bet-joab y la mitad de los manahatitas, los zoritas”. (1Cr 2:54.) Los netofatitas, los manahatitas y los zoritas mencionados en este texto debieron ser familias.
En Génesis 10:13, 14, los nombres de los descendientes de Mizraim parecen estar en plural. Hay quien opina que representan los nombres de familias o tribus y no de individuos. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que hay otros nombres que están en número dual o plural, como Efraín, Apaim, Diblaim y Mizraim, el hijo de Cam mencionado antes, y todos ellos se refieren a una sola persona. (Gé 41:52; 1Cr 2:30, 31; Os 1:3; 2Cr 28:12.)
9:22.
¿Es usted digno de confianza como Samuel?.
Está claro que Samuel promovió la adoración verdadera. Se encargó, por ejemplo, de que parte del botín de guerra se destinara al mantenimiento del tabernáculo. También ayudó a organizar la celebración de la Pascua y el servicio de los porteros levitas (1 Crónicas 9:22; 26:27, 28; 2 Crónicas 35:18). Además, todos los años salía de su casa en Ramá y viajaba a diversas ciudades para juzgar a los israelitas, ganándose la reputación de ser honrado e imparcial. La gente sentía mucho respeto por Samuel, lo que le permitía a él ayudarlos espiritualmente (1 Samuel 7:15-17; 9:6-14; 12:2-5). Sin duda alguna, su honradez y espiritualidad motivaron a muchos israelitas a imitarlo. ¿Y a usted? ¿Lo motiva como a ellos el ejemplo de Samuel?
9:29.
Guárdese de “excesos con vino”.
Debido a que las bebidas alcohólicas son deprimentes Jehová les prohibió a los sacerdotes y levitas tomarlas, cuando estuvieran en servicio en el tabernáculo o templo, aun en pequeñas cantidades, bajo pena de muerte. (Lev. 10:9; Eze. 44:21) Cuando no estaban en servicio podían beber con moderación. (1 Cró. 9:29) También era disposición reglamentaria divina que los nazareos que estaban bajo voto no bebieran alcohol. (Núm. 6:2-4, 13-20; Amós 2:12) Debido a que Sansón habría de ser nazareo desde que naciera, a su madre ni siquiera se le permitió beber vino o licor durante su preñez. (Jue. 13:4, 5, 7, 14) Cuando desempeñan su cargo, “no es para los reyes beber vino ni para los funcionarios encumbrados decir: ‘¿Dónde hay licor embriagante?’” para que no ‘se olviden de lo que está decretado y perviertan la causa de cualquiera de los hijos de la aflicción.’ (Pro. 31:4, 5) De modo semejante, como ya se mencionó, los siervos ministeriales de la congregación cristiana “igualmente deben ser serios, . . . no dados mucho vino.”—1 Tim. 3:8, 9.
10:13.
¿Por qué evitar el espiritismo?.
La Biblia muestra que los demonios pueden influir en el ser humano (Lucas 8:26-34). Así pues, no es de extrañar que la Ley de Dios diga: “No debería hallarse en ti nadie [...] que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová” (Deuteronomio 18:10-12). ¿Qué peligro corren los que pasan por alto esta ley?
La experiencia de un rey del antiguo Israel llamado Saúl nos da la respuesta. Debido al temor que sentía por sus enemigos, el rey Saúl acudió a una médium espiritista y le pidió que se comunicase con el profeta Samuel, ya fallecido. Al escuchar la descripción que la médium le dio del anciano, Saúl supuso que se trataba de Samuel. ¿Y qué mensaje recibió? Que el pueblo de Israel caería en manos de sus enemigos, y que él y sus hijos estarían con “Samuel”, es decir, morirían (1 Samuel 28:4-19). ¿Cuál fue la reacción de Dios ante la decisión de Saúl de consultar a una médium? Las Escrituras relatan: “Murió Saúl por su infidelidad [...] y también por preguntar a una médium espiritista para inquirir” (1 Crónicas 10:13). ¡Qué precio tan alto tuvo que pagar!
De manera similar, las personas que acuden a los espíritus en la actualidad corren un grave peligro, pues la Biblia advierte que “los que practican espiritismo” sufrirán “la muerte segunda”, es decir, la destrucción eterna (Revelación 21:8; 22:15). Así pues, evitar todas las prácticas espiritistas es, evidentemente, el proceder más sabio y el que puede salvarnos la vida.
10:14.
¿Se pregunta usted “dónde está Jehová”?.
Cuando el profeta Samuel dijo al rey Saúl que Dios lo había rechazado por su desobediencia, el rey se postró ante Jehová (1 Samuel 15:30, 31). Pero tal acto no fue más que una fachada, pues Saúl no deseaba ser obediente a Dios; más bien, quería que se le honrara enfrente del pueblo. Posteriormente, cuando los filisteos guerreaban contra Israel, Saúl inquirió de Jehová de manera formalista. Como no recibió contestación, consultó a una médium espiritista, aunque sabía que Dios condenaba tal acción (Deuteronomio 18:10-12; 1 Samuel 28:6, 7). En resumen, 1 Crónicas 10:14 señala que Saúl “no inquirió de Jehová”. ¿Por qué dice esto? Porque al no haber ofrecido sus oraciones con fe, era como si no las hubiera hecho en absoluto.
De igual modo, al acercarse el fin del reino de Judá, sus habitantes ofrecieron más oraciones y consultaron a los profetas de Jehová. Sin embargo, practicaban la idolatría, a la vez que decían reverenciar a Dios (Sofonías 1:4-6). Aunque inquirían del Altísimo de forma mecánica, no preparaban el corazón para someterse a Su voluntad. El rey Sedequías rogó al profeta Jeremías que inquiriera de Jehová por él. Dios ya había dicho al rey lo que debía hacer, pero este no obedeció la voz de Jehová porque carecía de fe y se dejaba llevar por el temor al hombre, de manera que no recibió una respuesta diferente, una que él hubiera preferido oír (Jeremías 21:1-12; 38:14-19).
Después que Jerusalén fue destruida y el ejército babilonio se llevó al exilio a los cautivos judíos, Johanán se preparó para trasladar a Egipto al pequeño grupo de judíos que quedaba en Judá. Hicieron los planes para el viaje, pero antes de marcharse pidieron a Jeremías que orara por ellos y buscara la guía de Jehová. Puesto que no recibieron la contestación que deseaban, prosiguieron con lo que habían planeado (Jeremías 41:16–43:7). ¿Ve en estos relatos lecciones provechosas sobre qué hacer para que Jehová se deje hallar cuando usted busque su rostro?
1:1-9:44. Las genealogías de personas de la vida real prueban que todo el sistema relacionado con la adoración pura se basa en hechos y no en mitos.
4:9, 10. Jehová concedió la ferviente petición de Jabez de ensanchar pacíficamente su territorio para poder albergar a más personas temerosas de Dios. Nosotros también debemos rogarle de corazón que nuestra participación entusiasta en la obra de hacer discípulos produzca fruto.
5:10, 18-22. En los días del rey Saúl, las tribus que moraban al este del Jordán derrotaron a los hagritas, aunque el número de estos era más del doble. Aquellos hombres valerosos obtuvieron la victoria porque confiaron en Jehová y clamaron a él por ayuda. De igual manera, confiemos totalmente en Jehová en la guerra espiritual que sostenemos con enemigos temibles (Efesios 6:10-17).
9:26, 27. Los porteros levitas ocupaban un puesto de gran confianza, pues tenían a su cargo las llaves de los recintos sagrados del templo. Demostraron ser responsables en sus funciones al abrir las puertas todos los días. A nosotros se nos ha encomendado ayudar a las personas de nuestro territorio para que vengan a adorar a Jehová. ¿No deberíamos, pues, realizar esta comisión con la misma responsabilidad que demostraron los porteros levitas? Uno pudiera notar ciertas similaridades entre el servicio de Betel y el trabajo que hacían los levitas que antiguamente tenían el privilegio de servir en el templo de Jehová. Mucho de su trabajo era duro y poco fascinador, aun lo que algunos tal vez consideren monótono. Sin embargo era vital para la adoración de Jehová. Tenía que ver con quehaceres de sereno, servir en los comedores, matar reses, preparar alimento, y así por el estilo... tipos de trabajo similares a lo que actualmente hacen muchos en Betel y hogares misionales.
David expresa su deseo de erigir una casa para el Dios verdadero. Aunque Jehová reserva dicho privilegio para Salomón, celebra con él un pacto para un reino. David emprende una campaña contra los enemigos de Israel, y Jehová le concede una victoria tras otra. A consecuencia de un censo ilícito mueren 70.000 hombres. Tras construir un altar a Dios por orden de un ángel, David compra un terreno a Ornán el jebuseo y comienza a hacer “preparativos en gran cantidades” para edificarle a Jehová una casa “sobrepujantemente magnífica” (1 Crónicas 22:5). Luego organiza el servicio de los levitas, descrito aquí con más detalle que en cualquier otra parte de las Escrituras. El rey y el pueblo contribuyen generosamente para la construcción del templo. Al cabo de cuarenta años de reinado, David muere “satisfecho de días, riquezas y gloria; y Salomón su hijo emp[ieza] a reinar en lugar de él” (1 Crónicas 29:28).
Respuestas a preguntas bíblicas:
11:11.
¿Por qué aquí se cifran los muertos en 300 y no en 800, como dice el relato paralelo de 2 Samuel 23:8?.
El principal de los tres hombres más valientes de David era Jasobeam, o Joseb-basébet. Los otros dos eran Eleazar y Samah (2 Samuel 23:8-11). La diferencia tal vez estribe en que los dos relatos narran proezas distintas realizadas por el mismo hombre.
11:17.
¿Se justifica la participación en los deportes de riesgo?.
Los siervos fieles de Dios comprendían que aquellos principios también eran aplicables a los riesgos que podían asumir. En un pasaje bíblico se relata que David manifestó deseos de “beber del agua de la cisterna de Belén”, ciudad que para entonces dominaban los filisteos. Al enterarse de tales deseos, tres de sus soldados se abrieron paso por la fuerza en el campamento de los filisteos, sacaron agua de la cisterna de Belén y se la llevaron a David. ¿Cómo reaccionó él? Se negó a tomarla, la derramó en el suelo y dijo: “¡Es inconcebible, de parte mía, en lo que respecta a mi Dios, hacer esto! ¿Es la sangre de estos hombres lo que debería beber a riesgo de sus almas? Porque fue a riesgo de sus almas que la trajeron” (1 Crónicas 11:17-19). A David le resultaba impensable poner en peligro una vida por obtener satisfacción personal.
La reacción de Jesús fue muy parecida cuando, probablemente en una visión, el Diablo lo tentó a arrojarse desde el almenaje del templo para ver si los ángeles lo protegían de todo daño. Jesús respondió: “No debes poner a prueba a Jehová tu Dios” (Mateo 4:5-7). Efectivamente, David y Jesús reconocían que Dios veía mal que se arriesgara la vida de forma innecesaria.
11:20, 21.
¿Qué posición ocupaba Abisai con respecto a los tres hombres poderosos de David?.
Aunque Abisai no era uno de los tres hombres más poderosos que tuvo David, estaba al mando de treinta guerreros y adquirió más fama que todos estos, según indica 2 Samuel 23:18, 19. Su reputación rivalizaba con la de los tres primeros porque había realizado una hazaña similar a la de Jasobeam.
12:8.
¿En qué sentido era el rostro de los guerreros gaditas como “de leones”?.
Estos valientes soldados, que se habían unido a David en el desierto, tenían una espesa melena que les daba un aspecto feroz, como de león.
12:22.
¿Qué estaba implicado en aceptar la gobernación real de David?.
Evidentemente algunos israelitas se decidieron a favor de la casa condenada de Saúl. Otros decidieron sobre la base de la conveniencia personal. Aún otros permanecieron indecisos. Pero tarde o temprano, tuvieron que elegir, ¡y qué felices fueron los que decidieron apoyar de todo corazón la gobernación real de David! Éstos no fueron egoístas ni optaron por el derrotero más fácil. No fueron indecisos. Más bien, su apoyo al rey de Jehová los llevó a aceptar un papel activo como súbditos y soldados de David. Como informa 1 Crónicas 12:22: “De día en día gente seguía viniendo a David para ayudarlo, hasta que fue un campamento grande, como el campamento de Dios”.
De los detalles del registro notamos que entre aquellas multitudes estaban los que “tenían conocimiento de cómo discernir los tiempos para saber lo que Israel debería hacer” (1 Crónicas 12:32). Éstos no fueron tibios en su lealtad al rey. Estaban bien armados a fin de presentarse preparados para aceptar el mando de David al guerrear. No esperaban llevar una vida fácil. ‘Discernían los tiempos’ y sabían que el reino estaba rodeado de enemigos que estaban listos para tragarse a Israel y eliminar la adoración a Jehová. Los del este del río Jordán eran “hombres de guerra, atropándose en línea de batalla” y listos para servir con “corazón completo” bajo el mando de David. (1 Crónicas 12:38.)
13:5.
¿Qué es “el río de Egipto”?.
Aunque hay quienes han dicho que esta expresión alude a un brazo del río Nilo, el consenso general es que se refiere al “valle torrencial de Egipto”, un largo desfiladero que señalaba la frontera sudoeste de la Tierra Prometida (Números 34:2, 5; Génesis 15:18).
13:7-11.
¿Por qué dio muerte Jehová a Uzah?.
Uzah solo trataba de proteger el Arca”. Hay ciertos detalles que conviene tener en cuenta a fin de no llegar a una conclusión equivocada.
Tenemos que recordar que es imposible que Jehová actúe injustamente (Job 34:10). Hacerlo no sería amoroso de su parte, y sabemos por nuestro estudio de toda la Biblia que “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Además, las Escrituras dicen respecto a Él: “Justicia y juicio son el lugar establecido de tu trono” (Salmo 89:14). Así que, ¿cómo podría Jehová actuar injustamente en alguna ocasión? Si lo hiciera, estaría socavando el fundamento mismo de su soberanía.
Recordemos que Uzah no desconocía los mandamientos de Dios. El Arca estaba relacionada con la presencia de Jehová. La Ley estipulaba que no debían tocarla personas no autorizadas y advertía explícitamente que los infractores serían castigados con la muerte (Números 4:18-20; 7:89). Por lo tanto, el traslado de este cofre sagrado no era una tarea que se pudiera tomar a la ligera. Aunque Uzah no era sacerdote, al parecer era levita, por lo que debía conocer bien la Ley. Además, unos años atrás el Arca se había llevado a la casa de su padre para guardarla en lugar seguro (1 Samuel 6:20–7:1). Había permanecido allí unos setenta años, hasta que David decidió trasladarla. De modo que Uzah seguramente había estado al tanto de las leyes relativas al Arca desde que era pequeño.
Como ya se mencionó, Jehová puede leer los corazones. Dado que su Palabra califica de “acto irreverente” lo que hizo Uzah, es posible que Jehová viera alguna motivación egoísta que no se revela expresamente en el relato. ¿Era tal vez un hombre insolente, propenso a tomarse demasiadas atribuciones? (Proverbios 11:2.) ¿Pudiera ser que se creyera muy importante al llevar delante de todos el Arca que su familia había guardado en la intimidad? (Proverbios 8:13.) ¿Tenía tan poca fe que pensó que la mano de Jehová era muy corta para sujetar el cofre sagrado que simbolizaba Su presencia? Sea como fuere, podemos estar convencidos de que Jehová hizo lo que era justo. Probablemente vio algo en el corazón de Uzah que lo llevó a ejecutar Su sentencia con rapidez (Proverbios 21:2).
15:12-15.
El requisito de Dios de que su obra se haga “precisamente así”.
El buen rey David también tuvo que aprender que aunque era una cosa excelente el introducir el arca del pacto de Jehová en Jerusalén, para agradar a Dios aquello se tenía que hacer “tal como lo había mandado Moisés por palabra de Jehová.” De hecho, David mismo admitió tal cosa, al decir: “Ustedes [los levitas] . . . tienen que subir el arca de Jehová el Dios de Israel al lugar que le he preparado. Debido a que en la primera ocasión ustedes no lo hicieron, Jehová nuestro Dios irrumpió contra nosotros, porque no lo buscamos conforme a la costumbre.”—1 Cró. 15:12, 13, 15.
¿A quiénes está usando Jehová Dios hoy para efectuar su obra en la Tierra? Tiene que ser a un grupo de personas que siguen cuidadosamente en los pasos de Jesús respecto a ser testigos fieles de Dios (Rev. 3:14); en cuanto a predicar las buenas nuevas del reino de Dios (Mat. 4:17); en cuanto a aceptar la Palabra de Dios como la verdad y estar familiarizados con ella y usarla (Mat. 4:4, 7, 10; Juan 17:17); en cuanto a mantenerse separados del mundo (Juan 15:18, 19; 17:16); y en cuanto a tener amor abnegado entre sí. (Juan 13:34, 35) Los hechos muestran que son solo los testigos cristianos de Jehová quienes, en todos estos respectos, imitan a Jesucristo. De hecho, se les ha organizado con el mismísimo propósito de llevar a cabo la obra que Jesús empezó, a saber, predicar las buenas nuevas del reino de Dios y hacer discípulos. Ellos hacen “precisamente así,” en obediencia a la instrucción de Jesús en Mateo 24:14 y 28:19. Trabajan concienzudamente en la actividad del Reino.
16:30.
¿Qué significan los “dolores fuertes” a causa de Jehová?.
La palabra “dolores” se usa aquí en sentido figurado para denotar temor reverencial y alta estima a Jehová.
16:1, 37-40; 21:29, 30; 22:19.
¿Qué sistema de adoración existió en Israel desde que se llevó el Arca a Jerusalén hasta que se construyó el templo?.
El Arca había estado fuera del tabernáculo por muchos años cuando David la llevó a Jerusalén y la puso dentro de la tienda que había preparado. Allí permaneció algún tiempo. El tabernáculo estaba en Gabaón, donde el sumo sacerdote Sadoc y sus hermanos ofrecían los sacrificios prescritos por la Ley. Dicho sistema perduró hasta que el templo quedó terminado. Entonces se trasladó el tabernáculo de Gabaón a Jerusalén, y el Arca se colocó en el Santísimo del templo (1 Reyes 8:4, 6).
21:5.
¿Se contradicen 1 Crónicas 21:5 ↔ 2 Samuel 24:9?.
Según 1 Crónicas 21:5, el recuento reveló que Israel tenía 1.100.000 hombres y Judá, 470.000. El informe de 2 Samuel 24:9 menciona 800.000 hombres de Israel y 500.000 de Judá. Algunos atribuyen la diferencia a un error del escriba. Sin embargo, no es prudente llegar a esta conclusión cuando no se conocen bien las circunstancias, el sistema de recuento que empleó u otros factores. Es posible que los dos relatos hayan calculado la cifra desde puntos de vista distintos. Por ejemplo, tal vez se contasen u omitiesen los miembros del ejército permanente o sus oficiales. Puede ser que diferentes métodos de cálculo hayan ocasionado una variación a la hora de incluir a ciertos hombres bajo Judá o bajo Israel. Es posible que el capítulo 27 de 1 Crónicas sea un ejemplo de uno de esos casos. En él se citan 12 divisiones que estaban al servicio del rey, nombrando a Leví, las dos medias tribus de Manasés y todas las demás tribus, excepto las de Gad y Aser. Esto quizás se debió a que en aquel tiempo a los hombres de Gad y Aser se les contó bajo otros cabezas, o es posible que se deba a otras razones que no constan en el registro.
El rey tenía a su servicio permanente 288.000 guerreros, distribuidos en 12 grupos de 24.000, cada uno de los cuales servía un mes al año. Había además 12.000 sirvientes de los 12 príncipes de las tribus, lo que hace un total de 300.000. Al parecer, la cifra de 1.100.000 de 1 Crónicas 21:5 incluye a los 300.000 ya alistados, mientras que 2 Samuel 24:9 no los cuenta. (Números 1:16; Deuteronomio 1:15; 1 Crónicas 27:1-22.) En cuanto a Judá, parece que 2 Samuel 24:9 incluyó a 30.000 hombres de un destacamento de observación situado en las fronteras filisteas que no fueron contados en las cifras de 1 Crónicas 21:5. (2 Samuel 6:1.) Si tenemos en cuenta que los relatos de 2 Samuel y 1 Crónicas son obras de dos escritores con puntos de vista y objetivos diferentes, podemos conciliar las cifras sin dificultad.
21:6.
¿Por qué no inscribió Joab a las tribus de Leví y Benjamín?.
Cuando a Joab, el general de David, se le ordenó que hiciese la inscripción, presentó la siguiente objeción: “Que aun añada Jehová tu Dios al pueblo cien veces más de lo que son mientras lo estén viendo los mismos ojos de mi señor el rey. Pero en cuanto a mi señor el rey, ¿por qué se ha deleitado en esta cosa?”. (2Sa 24:3.) Las palabras de Joab dan a entender que la fuerza de la nación no dependía de números, sino de Jehová, quien podía multiplicarlos si era su voluntad. Ante la insistencia de David, Joab hizo el censo, pero a disgusto, pues el informe dice: “A Leví y Benjamín no los inscribió entre ellos, porque la palabra del rey había sido detestable a Joab” (el que no se contase a Leví estaba en armonía con la ley registrada en Números 1:47-49). Es posible que Joab se detuviera antes de registrar a Benjamín o que demorara la inscripción; entre tanto, David recapacitó y la interrumpió antes de que Joab la terminara. (1Cr 21:6.) Puede ser que Joab evitara contar a Benjamín por no querer provocar a esta tribu, ya que era la tribu de Saúl y había luchado contra el ejército de David mandado por Joab antes de unirse a las otras tribus bajo David. (2Sa 2:12-17.) Sin duda debido a lo impropio del recuento, este suceso no llegó a formar parte de la “relación de los asuntos de los días del rey David”. (1Cr 27:24.)
22:6-10.
¿Significa el hecho de que a David no se le permitiera construir el templo que Jehová no aprobaba sus guerras?.
No. El propósito de las guerras de David era eliminar la maldad y a quienes se oponían a la soberanía de Jehová, ampliar las fronteras de Israel hasta los límites fijados por Dios e instaurar la justicia y la paz. No obstante, dado que tanto la naturaleza como el objetivo del Reino de Jehová son esencialmente pacíficos, el templo debía ser construido por un hombre de paz: Salomón.
22:9, 10.
¿Ha decidido Dios el destino de usted?.
Jehová se valió de su presciencia con relación a Sansón, Jeremías y Juan el Bautizante. Pero dicha presciencia no garantizaba que permanecerían fieles hasta la muerte. Dios también predijo que uno de los hijos de David se llamaría Salomón y que Salomón sería empleado para construir el templo (1 Crónicas 22:9, 10). No obstante, Salomón sucumbió a la apostasía en los años posteriores de su vida. (1 Reyes 11:4, 9-13.)
22:14.
¿Qué preparativos hizo David para la construcción del templo?.
David deseaba con toda el alma supervisar la construcción de la casa de Jehová; sin embargo, tal privilegio no le correspondió a él, sino a su hijo Salomón. El hecho de que Dios favoreciera así a otro hombre no lo llevó a murmurar. Para él, lo más importante era que se edificara el templo, de modo que apoyó de todo corazón la obra. Entregó a Salomón los planos que Jehová le había dado, organizó a miles de levitas en divisiones de servicio y donó una gran cantidad de oro y plata (1 Crónicas 17:1, 4, 11, 12; 23:3-6; 28:11, 12; 29:1-5).
David reunió muchos materiales para esta gran construcción. A Salomón le dijo: “He preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro y un millón de talentos de plata, y en cuanto al cobre y el hierro, no hay manera de pesarlos por haber llegado a estar en tan grande cantidad; y maderas y piedras he preparado, pero a estas harás añadiduras”. De su fortuna personal, contribuyó 3.000 talentos de oro y 7.000 talentos de plata (1 Crónicas 22:14; 29:3, 4). Su generosa ofrenda no fue una exhibición ostentosa, sino una demostración de fe y devoción a Jehová Dios. Reconociéndolo como la Fuente de su riqueza, le dirigió estas palabras: “Todo proviene de ti, y de tu propia mano te hemos dado” (1 Crónicas 29:14). Su corazón generoso lo impulsó a hacer todo lo posible por fomentar la adoración pura.
Al igual que él, empleemos nuestras posesiones con un propósito noble. En vez de seguir un estilo de vida materialista, es mejor buscar la aprobación de Dios, pues ese es el camino de la sabiduría y la felicidad verdaderas. Pablo escribió: “A los que son ricos en el presente sistema de cosas da órdenes de que no sean altaneros, y de que cifren su esperanza, no en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas; que trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes, que sean liberales, listos para compartir, atesorando para sí con seguridad un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que realmente lo es” (1 Timoteo 6:17-19). Sin importar cuál sea nuestra situación económica, confiemos en el espíritu de Dios y vivamos de tal modo que nos hagamos “rico[s] para con Dios” (Lucas 12:21). Nada hay más valioso que contar con la aprobación de nuestro amoroso Padre celestial.
Ancianos apoyemos con modestia y sin quejarnos los arreglos de la organización teocrática.
(Tu idea esta muy bien, pero este privilegio lo recibirá otro más digno, que ni siquiera pensó en ello) --humildad.
24:4.
¿Cómo nos ayudan las veinticuatro divisiones sacerdotales a entender la identidad de los “ancianos” que se mencionan en Revelación 4:4?.
El que hubiera veinticuatro divisiones sacerdotales encaja bien con el hecho de que los “veinticuatro ancianos” representan el sacerdocio celestial de los 144.000.
28:5.
¿En que sentido se sentaba el rey sobre el trono de Jehová?.
Representantes nombrados divinamente. Los reyes que Jehová nombraba para Su pueblo tenían que actuar como Sus agentes reales. No se sentaban sobre sus propios tronos, sino sobre “el trono de la gobernación real de Jehová”, es decir, eran representantes de su gobierno teocrático. (1Cr 28:5; 29:23.) Contrario a la práctica de algunos pueblos orientales de aquellos días, la nación de Israel no deificó a sus reyes. A todos los reyes de Judá se les consideraba ungidos de Jehová, aunque el registro no especifica si se ungía literalmente con aceite a cada rey cuando ascendía al trono. Sí indica el registro que el aceite de unción literal se utilizó cuando se fundó una nueva dinastía, cuando se disputó por el trono durante la vejez de David, así como en los días de Jehoás y en la ocasión en que se pasó por alto a un hijo mayor para escoger a un hijo menor cuando se entronizó a Jehoacaz. (1Sa 10:1; 16:13; 1Re 1:39; 2Re 11:12; 23:30, 31, 34, 36.) Sin embargo, parece probable que hubiera la costumbre de ungir a los nuevos reyes.
28:9a.
¿Por qué no pensar que nuestra imperfección nos impide ser cristianos íntegros?.
Recordemos que aunque somos imperfectos, podemos estar entre las personas que le son leales a Jehová. Al igual que Job y David, tenemos buenas razones para confiar en que Jehová nos considera íntegros a pesar de nuestros defectos. Puesto que él nos juzgará según nuestra conducta, es vital que seamos íntegros; solo así tendremos esperanza para el futuro. David entendía muy bien esta verdad (Sal. 41:12). Él abrigaba la esperanza de contar con el favor divino por toda la eternidad. Al igual que los cristianos verdaderos de la actualidad, David esperaba vivir para siempre sirviendo a Dios y acercándose cada vez más a él. Sabía que si se mantenía íntegro, se cumplirían sus expectativas. Si nosotros somos leales a Jehová, también podemos contar con su apoyo, guía y bendición.
28:12.
¿Qué puede hacer el espíritu de Jehová si nos ponemos a su disposición?.
El espíritu tiene la facultad de capacitar; puede capacitar a personas para un trabajo o para un oficio. Aunque Bezalel y Oholiab posiblemente eran artesanos antes de su nombramiento para hacer los utensilios del tabernáculo y las prendas de vestir sacerdotales, el espíritu de Dios ‘les llenó con sabiduría, entendimiento y conocimiento’ a fin de que pudieran efectuar el trabajo tal como se había indicado. Realzaba cualquier habilidad natural y conocimiento adquirido que ya tuvieran, y los capacitaba para enseñar a otros. (Éx 31:1-11; 35:30-35.) A David se le dieron los planos arquitectónicos del templo por inspiración, es decir, por medio de la influencia del espíritu de Dios, lo que le permitió emprender los extensos preparativos necesarios para la construcción. (1Cr 28:12.)
29:14.
¿Por qué es fundamental que los ancianos sean humildes?.
Ni nuestra participación ni nuestros logros en el servicio de Jehová deberían volvernos orgullosos, tampoco las tareas que desempeñemos en la congregación (1 Crónicas 29:14; 1 Timoteo 6:17, 18). En realidad, cuanto mayores sean nuestras responsabilidades, más humildes debemos ser. El apóstol Pedro animó a los ancianos a que no estuvieran “enseñoreándose de los que son la herencia de Dios”, sino a que se hicieran “ejemplos del rebaño” (1 Pedro 5:3). A tales hermanos se les nombra para que sean siervos y ejemplos, no señores y amos (Lucas 22:24-26; 2 Corintios 1:24).
29:14a.
¿Por qué desea Jehová que seamos generosos?.
Al igual que sucedió durante la construcción del templo y en el caso de las congregaciones cristianas primitivas, los fondos para estas provisiones proceden exclusivamente de donaciones voluntarias. No obstante, conviene recordar que nadie puede enriquecer a Jehová, el Dueño de todo lo que existe, si reflexionamos con aprecio sobre todo lo que Jehová ha hecho a favor nuestro, nos sentiremos movidos a siempre ofrecer lo óptimo a Jehová (1 Crónicas 29:14; Ageo 2:8). Las contribuciones, pues, constituyen una muestra de nuestro amor a Jehová y del deseo de fomentar la adoración verdadera. Dichas muestras de generosidad son, como dice Pablo, “una expresión de gracias a Dios” (2 Corintios 9:8-13). Jehová nos anima a contribuir porque así evidenciamos un buen espíritu y un buen corazón para con él. Quienes son generosos y confían en Dios serán bendecidos y prosperarán espiritualmente (Deuteronomio 11:13-15; Proverbios 3:9, 10; 11:25). Jesús aseguró que además seríamos felices cuando dijo: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).
13:11. En vez de enojarnos con Jehová y culparlo por nuestros fracasos, debemos analizar la situación para determinar la verdadera causa. Con seguridad eso fue lo que hizo David. Aprendió de su error y más tarde llevó el Arca a Jerusalén sin contratiempos utilizando el medio adecuado.
14:10, 13-16; 22:17-19. Antes de tomar cualquier decisión que pueda influir en nuestra espiritualidad, siempre debemos orar a Jehová y buscar su dirección.
16:23-29. Adorar a Jehová debe ser el objetivo primordial de nuestra vida.
18:3. Jehová es Aquel que cumple sus promesas. Mediante David, cumplió la promesa de dar a los descendientes de Abrahán toda la tierra de Canaán, “desde el río de Egipto hasta el gran río, el río Éufrates” (Génesis 15:18; 1 Crónicas 13:5).
21:13-15. Jehová mandó al ángel que detuviera la plaga porque se compadeció del sufrimiento de su pueblo. De hecho, “muchísimas son sus misericordias”.
22:5, 9; 29:3-5, 14-16. A pesar de que no se le permitió construir el templo de Jehová, David demostró un espíritu generoso. ¿Por qué razón? Porque reconocía que todo cuanto había adquirido se debía a la bondad de Jehová. El mismo sentimiento de gratitud debe impulsarnos a ser generosos. Cualquiera, joven o anciano, puede hacer una contribución voluntaria para adelantar los intereses del Reino.
24:7-18. El sistema de las veinticuatro divisiones sacerdotales instituido por David seguía vigente cuando el ángel de Jehová se le apareció a Zacarías, el padre de Juan el Bautista, para anunciarle el nacimiento de este. Como Zacarías era de “la división de Abías”, le había tocado el turno de oficiar en el templo (Lucas 1:5, 8, 9). Este hecho confirma que la adoración verdadera gira en torno a personajes históricos, no mitológicos. Por otra parte, colaborar de manera leal hoy día con “el esclavo fiel y discreto” en la bien estructurada adoración a Jehová trae muchas bendiciones (Mateo 24:45).
David dio un excelente ejemplo al hacer que la adoración a Jehová fuera el eje de su vida. En lugar de buscar privilegios especiales para sí, procuró hacer la voluntad de Dios. Sigamos todos nosotros su exhortación de servir a Jehová “con corazón completo y con alma deleitosa” (1 Crónicas 28:9).
¿ES PRIMERO de las Crónicas simplemente una aburrida lista de genealogías? ¿Es solo una repetición de los libros de Samuel y Reyes? ¡De ninguna manera! Es una parte iluminadora y esencial del registro divino... esencial cuando se escribió, como información útil para reorganizar a la nación y su adoración, y esencial y provechosa porque dejó un modelo o patrón de la adoración divina para tiempos posteriores, incluso la actualidad. Primero de las Crónicas contiene algunas de las más hermosas expresiones de alabanza a Jehová en las Escrituras. Suministra por adelantado vislumbres maravillosos del Reino de justicia de Jehová, y su estudio es provechoso para todos los que cifran su esperanza en ese Reino. A través de los siglos, tanto judíos como cristianos han apreciado los dos libros de las Crónicas. Jerónimo, traductor de la Biblia, tenía una opinión tan elevada de Primero y Segundo de las Crónicas que los consideraba un “epítome del Antiguo Testamento” y sostenía que “son de tan elevada trascendencia e importancia que el que se crea conocedor de los escritos sagrados pero no conozca estos solo se engaña a sí mismo”.
2 Parece que originalmente los dos libros de las Crónicas eran un solo libro o rollo, que más tarde fue dividido por conveniencia. ¿Por qué se escribió Crónicas? Considere las circunstancias. El destierro en Babilonia había terminado unos 77 años antes. Los judíos habían vuelto a establecerse en su tierra. Con todo, en el templo construido en Jerusalén había una peligrosa tendencia a alejarse de la adoración de Jehová. El rey de Persia había dado a Esdras autoridad para nombrar jueces y maestros de la ley de Dios (y de la del rey) y para hermosear la casa de Jehová. Se necesitaban listas genealógicas exactas como garantía de que solo personas autorizadas sirvieran en el sacerdocio, y también para confirmar las herencias tribuales, de las cuales el sacerdocio obtenía su sustento. En vista de las profecías de Jehová respecto al Reino, también era vital que hubiera un registro claro y confiable del linaje de Judá y de David.
3 El deseo sincero de Esdras era despertar de su apatía a los judíos restaurados y ayudarles a darse cuenta de que en realidad eran herederos de la bondad amorosa y el pacto de Jehová. Por consiguiente, en las Crónicas puso ante ellos un relato completo de la historia de la nación y de los orígenes de la humanidad, pues se remontó hasta el primer hombre, Adán. Dado que el reino de David era el punto central, hizo hincapié en la historia de Judá y omitió casi por completo el registro absolutamente irredimible del reino de diez tribus. Describió los esfuerzos de los reyes más ilustres de Judá por edificar o restaurar el templo y llevar una delantera celosa en la adoración de Dios. Señaló los pecados religiosos que llevaron al derrocamiento del reino, mientras subrayó también las promesas divinas de restauración. Recalcó la importancia de la adoración pura concentrando la atención en los muchos detalles referentes al templo, sus sacerdotes, los levitas, los directores del canto, y así por el estilo. Debe haber sido muy animador para los israelitas tener un registro histórico que destacaba por qué habían regresado del destierro... para restaurar la adoración de Jehová en Jerusalén.
4 ¿Qué prueba hay de que Esdras escribió Crónicas? Los dos versículos finales de Segundo de las Crónicas son como los dos primeros versículos de Esdras, y Segundo de las Crónicas concluye en la mitad de una oración que termina en Esdras 1:3. Eso indica que el escritor de Crónicas debe haber sido también el escritor de Esdras. Otro hecho que confirma esto es que el estilo, el lenguaje, el léxico y la ortografía de Crónicas y Esdras son iguales. Ciertas expresiones de estos dos libros no aparecen en ningún otro libro de la Biblia. Esdras, quien escribió el libro de Esdras, también tiene que haber escrito Crónicas. La tradición judía apoya esta conclusión.
5 Nadie estaba mejor capacitado que Esdras para compilar esta historia auténtica y exacta. “Porque Esdras mismo había preparado su corazón para consultar la ley de Jehová y para ponerla por obra y para enseñar en Israel disposiciones reglamentarias y justicia.” (Esd. 7:10.) Jehová le ayudó con espíritu santo. El gobernante mundial persa reconoció la sabiduría de Dios en Esdras y le otorgó amplios poderes civiles en el distrito jurisdiccional de Judá. (Esd. 7:12-26.) Dotado así de autoridad divina e imperial, Esdras pudo compilar su relato de los mejores documentos asequibles a él.
6 Esdras fue un investigador extraordinario. Buscó entre registros antiguos de la historia judía compilados por profetas confiables de aquellos mismos tiempos y otros compilados por registradores oficiales y archiveros públicos. Entre los escritos que consultó quizás estuvieron documentos de estado de Israel y de Judá, registros genealógicos, obras históricas escritas por profetas, y documentos en posesión de cabezas tribuales o de familia. Esdras se refiere a por lo menos 20 de aquellas fuentes de información. Por aquellas citas explícitas, en realidad Esdras daba a sus contemporáneos la oportunidad de ir a las fuentes de información que él había usado si eso deseaban, y esto añade considerable peso al argumento a favor de la credibilidad y autenticidad de su palabra. Hoy nosotros podemos confiar en la exactitud de los libros de las Crónicas por la misma razón que tenían los judíos del tiempo de Esdras para tal confianza.
7 Dado que Esdras “subió de Babilonia” en el séptimo año del rey persa Artajerjes Longimano, que fue 468 a.E.C., y Esdras no menciona la significativa llegada de Nehemías en 455 a.E.C., Crónicas debe haberse completado entre esas fechas, probablemente alrededor del año 460 a.E.C., en Jerusalén. (Esd. 7:1-7; Neh. 2:1-18.) Los judíos de los días de Esdras aceptaron a Crónicas como parte genuina de ‘toda Escritura que es inspirada de Dios y provechosa’. Lo llamaron Div-réh Hai-ya-mím, que significa: “Los Asuntos de los Días”, es decir, historia de los días o tiempos. Unos 200 años después los traductores de la Septuaginta griega también consideraron canónico a Crónicas. Dividieron el libro en dos partes y, por creer que era suplementario de Samuel y Reyes o de la Biblia entera de aquel tiempo, lo llamaron Pa-ra-lei-po-mé-non, que significa: “Cosas Pasadas Por Alto (Dejadas Sin Narrar; Omitidas)”. Aunque ese nombre no es particularmente apropiado, el que se lo dieran muestra que para ellos Crónicas era Escritura inspirada y auténtica. Al preparar la Vulgata latina, Jerónimo sugirió: “Podemos dar[les] el nombre más significativo de Kjro-ni-kón de toda la historia divina”. Parece que de esto se derivó el título “Crónicas”. Una crónica es un registro de sucesos en el orden en que tuvieron lugar. Después de las genealogías que da, Primero de las Crónicas trata principalmente del tiempo del rey David, desde 1077 a.E.C. hasta su muerte.
8 El libro Primero de las Crónicas se divide naturalmente en dos secciones: los primeros 9 capítulos, que tratan principalmente de genealogías, y los últimos 20 capítulos, sobre sucesos que tuvieron lugar durante los 40 años desde la muerte de Saúl hasta el final del reinado de David.
9 Las genealogías - (1:1–9:44) Estos capítulos dan la genealogía desde Adán hasta la línea de Zorobabel (1:1; 3:19-24). Las versiones que presentan muchas traducciones llevan la línea de Zorobabel hasta la décima generación. Puesto que él regresó a Jerusalén en 537 a.E.C., no habría suficiente tiempo para que nacieran tantas generaciones para 460 a.E.C., cuando Esdras evidentemente terminó de escribir Crónicas. Sin embargo, el texto hebreo está incompleto en esta sección, y no se puede determinar qué relación tenían con Zorobabel la mayoría de los hombres de la lista. Por lo tanto, no hay motivo para favorecer una fecha posterior para la escritura de Crónicas, algo que hacen algunos.
10 Primero se dan las diez generaciones desde Adán hasta Noé, y luego las diez generaciones hasta Abrahán. Se enumeran los hijos de Abrahán y su prole; la posteridad de Esaú y de Seír, quienes vivieron en la región montañosa de Seír; y los primeros reyes de Edom. No obstante, desde el capítulo segundo el registro da su atención a los descendientes de Israel o Jacob, desde el cual se traza primero la genealogía por Judá, y luego diez generaciones hasta David (2:1-14). Se da también la lista correspondiente a las demás tribus, la cual contiene referencia especial a la tribu de Leví y los sumos sacerdotes, y termina con una genealogía de la tribu de Benjamín como medio de presentar al rey Saúl, benjamita, con quien empieza entonces estrictamente la narración histórica. A veces quizás parezca que hay contradicciones entre las genealogías de Esdras y otros pasajes de la Biblia. Sin embargo, debe tenerse presente que a ciertas personas también se las conocía por otros nombres, y que con los cambios en el idioma y el transcurso del tiempo la ortografía de algunos nombres podía cambiar. Un estudio cuidadoso elimina la mayoría de las dificultades.
11 Esdras intercala aquí y allá en sus genealogías datos históricos y geográficos que aclaran puntos y dan recordatorios importantes. Por ejemplo, al enumerar los descendientes de Rubén, Esdras añade un importante dato informativo: “Y los hijos de Rubén el primogénito de Israel —porque era el primogénito; pero porque profanó el canapé de su padre el derecho que como primogénito tenía fue dado a los hijos de José hijo de Israel, de manera que no había de ser registrado genealógicamente para el derecho del primogénito. Pues Judá mismo resultó ser superior entre sus hermanos, y el que había de ser caudillo procedía de él; pero el derecho como primogénito fue de José—” (5:1, 2). Con esas pocas palabras se explica mucho. Además, solo en Crónicas nos enteramos de que Joab, Amasá y Abisai eran sobrinos de David, lo que nos ayuda a comprender los diversos sucesos en que estuvieron implicados (2:16, 17).
12 La infidelidad de Saúl lo lleva a la muerte - (10:1-14) La narración comienza en el momento de una embestida de los filisteos en la batalla del monte Guilboa. En esta se derriba a tres hijos de Saúl, entre ellos Jonatán. Luego Saúl resulta herido. Para que el enemigo no lo aprese, él dice a su escudero: “Desenvaina tu espada y atraviésame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y ciertamente me traten abusivamente”. Cuando su escudero rehúsa hacer aquello, Saúl se da muerte a sí mismo. Así muere Saúl por obrar “infielmente contra Jehová respecto a la palabra de Jehová que no había guardado, y también por preguntar a una médium espiritista para inquirir. Y no inquirió de Jehová” (10:4, 13, 14). Jehová da el reino a David.
13 Se confirma a David en el reino - (11:1–12:40) Con el tiempo las 12 tribus se reúnen con David en Hebrón y lo ungen para ser rey sobre todo Israel. Él captura Sión y sigue ‘haciéndose cada vez más grande, porque Jehová de los ejércitos está con él’ (11:9). A cargo del ejército se pone a hombres poderosos, y mediante ellos Jehová salva “con una gran salvación” (11:14). David recibe apoyo unido cuando los hombres de guerra se reúnen con corazón completo para hacerlo rey. Hay banquete y regocijo en Israel.
14 David y el arca de Jehová - (13:1–16:36) David consulta a los líderes nacionales, y ellos concuerdan en mudar el Arca a Jerusalén desde Quiryat-jearim, donde ha estado unos 70 años. En el camino, Uzah muere por la irreverencia de pasar por alto las instrucciones de Dios, y el Arca queda por un tiempo en el hogar de Obed-edom. (Núm. 4:15.) Los filisteos reanudan sus incursiones, pero dos veces David logra una victoria aplastante sobre ellos: en Baal-perazim y en Gabaón. Instruidos por David, los levitas siguen ahora el procedimiento teocrático cuando transportan el Arca sin percance a Jerusalén, donde —en medio de baile y regocijo— se la coloca en una tienda que David ha levantado para ella. Hay una ofrenda de sacrificio y se canta, y David mismo contribuye a la alegría con un canto de gracias a Jehová por la ocasión. La magnífica culminación del acto se da en la idea principal: “Regocíjense los cielos, y esté gozosa la tierra, y digan entre las naciones: ‘¡Jehová mismo ha llegado a ser rey!’”. (1 Cró. 16:31.) ¡Qué ocasión emocionante e inspiradora de fe! Más tarde aquella canción de David se adapta como base para nuevas canciones, una de las cuales es el Salmo 96. Otra está en los primeros 15 versículos del Salmo 105.
15 David y la casa de Jehová - (16:37–17:27) Ahora hay una situación insólita en Israel. El arca del pacto está en una tienda en Jerusalén, donde sirven Asaf y sus hermanos, mientras que a unos kilómetros al noroeste de Jerusalén, en Gabaón, el sumo sacerdote Sadoc y sus hermanos efectúan en el tabernáculo los sacrificios prescritos. David, siempre consciente de ensalzar y unificar la adoración de Jehová, indica su deseo de edificar una casa para el arca del pacto de Jehová. Pero Jehová declara que no será David, sino su hijo, quien edificará una casa para Él, y que Él ‘ciertamente establecerá firmemente el trono de aquel hasta tiempo indefinido’ y le mostrará bondad amorosa como la de un padre a un hijo (17:11-13). Esta promesa maravillosa de Jehová —este pacto para un reino eterno— conmueve a David. Con corazón rebosante de agradecimiento él pide que el nombre de Jehová ‘resulte fiel y llegue a ser grande hasta tiempo indefinido’, y que Su bendición esté sobre la casa de David (17:24).
16 Las conquistas de David - (18:1–21:17) Mediante David, Jehová cumple ahora Su promesa de dar toda la Tierra Prometida a la descendencia de Abrahán (18:3). En una rápida serie de campañas, Jehová da “salvación a David” en todo lugar (18:6). En aplastantes victorias militares David sojuzga a los filisteos, derriba a los moabitas, vence a los zobaítas, obliga a los sirios a pagar tributo, y conquista a Edom y Ammón, así como a Amaleq. No obstante, Satanás incita a David a contar a Israel, y así, a pecar. Como castigo, Jehová envía una peste, pero misericordiosamente detiene la calamidad en la era de Ornán, después de la ejecución de 70.000 personas.
17 Los preparativos de David para el templo - (21:18–22:19) Mediante Gad, David recibe un aviso angelical de “erigir un altar a Jehová en la era de Ornán el jebuseo” (21:18). Después de comprarle a Ornán aquel sitio, David ofrece obedientemente sacrificios allí e invoca a Jehová, quien le contesta “con fuego desde los cielos sobre el altar de la ofrenda quemada” (21:26). David llega a la conclusión de que Jehová quiere que su casa se edifique allí, y se pone a trabajar en dar forma a los materiales y juntarlos, diciendo: “Salomón mi hijo es joven y delicado, y la casa que ha de edificarse a Jehová ha de ser sobrepujantemente magnífica en cuanto a hermosa distinción para todos los países. Déjame, pues, hacerle preparativos” (22:5). Le explica a Salomón que Jehová no le ha permitido a él edificar la casa porque ha sido hombre de guerras y sangre. Exhorta a su hijo a ser animoso y fuerte en la empresa, y le dice: “Levántate y actúa, y que Jehová resulte estar contigo” (22:16).
18 David organiza la adoración de Jehová - (23:1–29:30) Se realiza un censo, esta vez conforme a la voluntad de Jehová, para reorganizar los servicios sacerdotales y levíticos. Los servicios levíticos se describen aquí con más detalles que en cualquier otro lugar de las Escrituras. Entonces se da un esquema de las divisiones al servicio del rey.
19 Cerca del final de su reinado memorable, David congrega a los representantes de toda la nación, “la congregación de Jehová” (28:8). El rey se pone de pie. “Óiganme, mis hermanos y mi pueblo.” Les habla entonces sobre el deseo de su corazón, “la casa del Dios verdadero”. En presencia de ellos comisiona a Salomón: “Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo y con alma deleitosa; porque todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo. Si tú lo buscas, él se dejará hallar de ti; pero si lo dejas, él te desechará para siempre. Mira, ahora, porque Jehová mismo te ha escogido para edificar una casa como santuario. Sé animoso y actúa” (28:2, 9, 10, 12). Da al joven Salomón los planos arquitectónicos detallados que ha recibido por inspiración de Jehová, y contribuye una inmensa fortuna personal para el proyecto de construcción: 3.000 talentos de oro y 7.000 talentos de plata que ha ahorrado con ese propósito. Con tan espléndido ejemplo ante sí, los príncipes y el pueblo responden donando oro valorado en 5.000 talentos y 10.000 dáricos, y plata valorada en 10.000 talentos, además de mucho hierro y cobre (29:3-7). El pueblo se entrega al regocijo por este privilegio.
20 Entonces David alaba a Jehová en oración, a la vez que reconoce que toda aquella ofrenda abundante ha procedido en realidad de Su mano, y le pide que Su bendición continúe sobre el pueblo y sobre Salomón. Esta oración final de David llega a lo sublime cuando él ensalza el reino de Jehová y Su glorioso nombre: “Bendito seas, oh Jehová el Dios de Israel nuestro padre, desde tiempo indefinido aun hasta tiempo indefinido. Tuya, oh Jehová, es la grandeza y el poderío y la hermosura y la excelencia y la dignidad; porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo. Tuyo es el reino, oh Jehová, Aquel que también te alzas como cabeza sobre todo. Las riquezas y la gloria las hay debido a ti, y tú lo estás dominando todo; y en tu mano hay poder y potencia, y en tu mano hay facultad para hacer grande y para dar fuerzas a todos. Y ahora, oh Dios nuestro, te damos las gracias y alabamos tu hermoso nombre” (29:10-13).
21 Se unge a Salomón por segunda vez, y él empieza a sentarse sobre “el trono de Jehová” en lugar del envejecido David. Después de haber reinado 40 años, David muere “en buena vejez, satisfecho de días, riquezas y gloria” (29:23, 28). Esdras entonces pone fin excelso a Primero de las Crónicas recalcando la superioridad del reino de David sobre todos los reinos de las naciones.
22 Los compañeros israelitas de Esdras derivaron mucho provecho de este libro. Mediante esta historia concisa con su punto de vista fresco y optimista apreciaron el amor y la misericordia de Jehová para con ellos por Su lealtad al pacto del Reino hecho con el rey David y por su propio nombre. Animados así, podían emprender la adoración pura de Jehová con nuevo celo. Las genealogías fortalecían su confianza en el sacerdocio que atendía a sus deberes en el templo reconstruido.
23 Primero de las Crónicas fue también de gran provecho para la congregación cristiana primitiva. Mateo y Lucas pudieron usar sus genealogías para establecer claramente que Jesucristo era el “hijo de David” y el Mesías con derecho legal. (Mat. 1:1-16; Luc. 3:23-38.) Esteban, al concluir su testimonio final, mencionó la petición de David de edificar una casa para Jehová, y el hecho de que Salomón la edificó. Luego señaló que “el Altísimo no mora en casas hechas de mano”, lo cual indicaba que el templo de los días de Salomón era una representación de cosas celestiales mucho más gloriosas. (Hech. 7:45-50.)
24 ¿Y qué se puede decir de los cristianos verdaderos hoy día? Primero de las Crónicas debe edificar y estimular nuestra fe. Mucho podemos imitar del brillante ejemplo de David. ¡Cuánto se distinguió del infiel Saúl al inquirir siempre de Jehová! (1 Cró. 10:13, 14; 14:13, 14; 17:16; 22:17-19.) Por llevar el arca de Jehová a Jerusalén, por sus salmos de alabanza, por organizar a los levitas para el servicio, y por su petición de edificar una casa gloriosa para Jehová, David manifestó que Jehová y Su adoración eran lo primero en su mente (16:23-29). No fue quejumbroso. No buscó privilegios especiales para sí, sino que solo procuró hacer la voluntad de Jehová. Por eso, cuando Jehová asignó la construcción de la casa a su hijo, David lo instruyó de todo corazón y dio de su tiempo, energía y riquezas para la preparación de la obra que comenzaría después de su muerte (29:3, 9). ¡Sin duda, un espléndido ejemplo de devoción! (Heb. 11:32.)
25 También merecen consideración los culminantes capítulos finales. El lenguaje magnífico con que David alabó a Jehová y glorificó su “hermoso nombre” debe infundirnos aprecio gozoso por nuestro privilegio actual de dar a conocer las glorias de Jehová y su Reino mediante Cristo. (1 Cró. 29:10-13.) Que nuestra fe y nuestro gozo sean siempre como los de David, mientras expresamos agradecimiento por el Reino eterno de Jehová mediante derramarnos como libación en Su servicio (17:16-27). En realidad Primero de las Crónicas hace que el tema bíblico del Reino de Jehová por su Descendencia brille ante los ojos de nuestro entendimiento con más hermosura que nunca, y nos pone a la expectativa de recibir más revelaciones emocionantes sobre los propósitos de Jehová.
Dos libros inspirados de las Escrituras Hebreas que al parecer formaban uno solo en el canon hebreo original. El segundo libro de Crónicas se asemeja a 1 y 2 Reyes y sirve como comentario de estos. Los masoretas los consideraron un único libro, y así es como se contabilizan cuando se calcula que las Escrituras Hebreas las componen 22 ó 24 libros, mientras que se les cuenta como dos libros cuando el número total se calcula en 39. Según parece, la división en dos libros la originaron los traductores de la Versión de los Setenta. En los manuscritos hebreos la división comienza en el siglo XV. El libro de Crónicas aparece al final de la sección que en el texto hebreo se llama Escritos. Su nombre hebreo, Div-réh Hai-ya-mím, significa “Los Asuntos de los Días”. Jerónimo propuso el nombre Chronicon, del que después se derivó el de Crónicas. Una crónica es un registro de acontecimientos redactados en el orden en que acontecieron. El título griego (en la Versión de los Setenta) es Pa-ra-lei-po-mé-non, que significa “Cosas Pasadas por Alto (Dejadas sin Narrar; Omitidas)”, es decir, en los libros de Samuel y Reyes. No obstante, no puede afirmarse con justicia que Crónicas sea tan solo un complemento de dichos libros.
Escritor, cuándo se escribió y tiempo que abarca.
Hay varias razones para creer que fue el sacerdote judío Esdras quien escribió Crónicas. La tradición judía ha sostenido este punto de vista desde hace mucho tiempo, un punto de vista que también respalda el gran parecido que existe entre el estilo de Crónicas y el de Esdras. Además, las oraciones finales de Segundo de las Crónicas y las primeras de Esdras son prácticamente una repetición palabra por palabra. Por otra parte, el decreto de Ciro que se encuentra al final de Segundo de las Crónicas aparece íntegro en el libro de Esdras, lo que indica que el escritor cerró el libro de Crónicas con la intención de escribir otro (el de Esdras) que trataría más ampliamente de este decreto y su ejecución. Crónicas se completó hacia 460 a.E.C. Solo dos libros del canon hebreo debieron completarse después de esa fecha: Nehemías y Malaquías.
Aparte de la lista genealógica que comienza con Adán, Crónicas abarca el período que va desde la muerte del rey Saúl hasta la deportación de los judíos a Babilonia, y finaliza con el decreto de Ciro publicado al término de los setenta años de cautiverio.
Fuentes. Esdras dio por sentado que sus lectores estaban familiarizados con los libros de los Reyes, así que no trató de abarcar los mismos acontecimientos. La información que se repite en Crónicas o que está redactada de forma parecida a como aparece en los libros de los Reyes, sirve para clasificar y complementar el resto del registro recogido en Crónicas. Aunque Esdras se haya valido de los libros de Samuel y Reyes y de otras porciones de la Biblia como sus fuentes de información, parece que en la mayoría de los casos, si no en todos, tuvo acceso a escritos desaparecidos. Algunos de estos tal vez hayan sido documentos oficiales de estado de Israel y Judá, registros genealógicos, obras de historia escritas por profetas y otros documentos pertenecientes a jefes de tribus o de familias. Algunas de las fuentes consultadas habían sido escritas por registradores. (1Re 4:3.)
Esdras se refiere a algunas de las fuentes que usó con las siguientes denominaciones:
(En Crónicas también hay referencias a escritos, en particular genealogías, que pudieran aludir a otras fuentes empleadas por Esdras.) Es obvio que Esdras fue sumamente concienzudo y efectuó una investigación meticulosa, examinando todos los documentos que tuvo a su alcance y estudiando todo testimonio escrito que pudiera arrojar luz sobre el tema. Documenta su obra no solo para establecer la exactitud de lo que ha escrito, sino para dirigir al lector de aquella época a otras fuentes que podrían aportar más detalles. Su esmerada minuciosidad hace de Crónicas una obra digna de nuestra confianza tanto por su exactitud como por su autenticidad histórica. Pero la exactitud queda confirmada sobre todo al saber que Esdras escribió inspirado por Dios (2Ti 3:16) y que Crónicas estaba incluido en el canon hebreo que Jesús y los apóstoles aceptaron plenamente. (Lu 24:27, 44.) Además, Crónicas forma parte de la Palabra de Dios escrita, cuya pureza Él ha protegido para beneficio de los seguidores de su hijo Jesucristo. Todo esto hace de Crónicas un sobresaliente registro que edifica la fe.
Propósito. La obra de Esdras no se escribió simplemente para complementar los libros de Samuel y Reyes; más bien, este copista se apercibió de la necesidad que tenían los que habían regresado del exilio de disponer de una crónica compendiada como esta de su historia nacional. De modo que la obra se preparó para aquellos que acababan de regresar del exilio, ya que no estaban muy familiarizados con su historia sagrada y con sus costumbres. Siendo así, debían aprender acerca de la adoración en el templo y de los deberes de los levitas, una información que Esdras les suministró. Además, pocas cosas tendrían mayor interés para los repatriados que las genealogías de sus antepasados, a las que Esdras dedicó gran atención. La nación de Israel estaba de nuevo en su tierra, tenía su templo, su sacerdocio y un gobernador, aunque carecía de rey, y continuaría como nación hasta la llegada del Mesías. A fin de consolidar su unidad y mantener la adoración verdadera, necesitaba la información registrada en Crónicas.
Jeremías era profeta y sacerdote, además de ser, al igual que Samuel, historiador y levita. Esdras, por su parte, era sacerdote. No obstante, sería un error pensar que Jeremías, por ser profeta, tendría un interés especial en el cumplimiento de profecías y no tanto en los asuntos relacionados con la adoración en el templo, mientras que Esdras, por ser sacerdote, estaría más interesado en el trabajo de los levitas que en las profecías. Ambos eran siervos de Dios que se interesaban en Su palabra, en Sus tratos con Su pueblo y en todo aspecto de Su adoración. El hecho es que Jehová inspiró a Esdras a escribir el libro que lleva su nombre y los libros de las Crónicas con un propósito especial.
Los judíos que regresaron de Babilonia en 537 a.E.C. no volvieron para confirmar su independencia política, sino para restaurar la adoración verdadera, siendo su primer cometido erigir el altar y luego reconstruir el templo. Por lo tanto, era apropiado que Esdras aclarara puntos relacionados con la adoración, el servicio del sacerdocio y de los levitas. Además, las genealogías eran importantes. En Esdras 2:59-63 se muestra que algunos —incluso hijos de sacerdotes— eran incapaces de encontrar el registro oficial que demostraba públicamente su genealogía. Estas genealogías no fueron tan importantes mientras el pueblo estuvo en Babilonia, pero entonces suponían el medio de recuperar el patrimonio de sus padres. Esta fue una de las razones por las que Esdras compiló las listas genealógicas, que, por otra parte, hoy son de gran valor para los estudiantes de la Biblia.
Por consiguiente, se puede afirmar que Esdras escribió Crónicas a fin de fortalecer a sus contemporáneos para que fueran fieles a Jehová. Enfocó la atención en la historia de Israel y animó a los judíos a que cumpliesen su pacto con Dios. Cuando se remitió a ejemplos históricos concretos, destacó el resultado de adherirse con lealtad a la adoración verdadera, en contraste con la calamidad que le sobreviene a quien abandona la adoración de Jehová Dios.
Importancia de los libros de las Crónicas. El que se hayan escrito los libros de las Crónicas beneficia nuestra fe y nuestro entendimiento de la Biblia. Esdras agrega muchos detalles concernientes a la adoración en el templo, así como al trabajo de los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores y los músicos. Además, proporciona gran número de pormenores que tienen que ver con la adoración verdadera, como por ejemplo: el traslado del Arca a Jerusalén llevado a cabo por David (1Cr 15, 16); los preparativos de David para el templo y los servicios que habían de realizarse (1Cr 22–29); la decisión de los sacerdotes de permanecer al lado de Rehoboam cuando las diez tribus se separaron (2Cr 11:13-17); la guerra entre Abías y Jeroboán (2Cr 13); las reformas a favor de la religión verdadera que se hicieron durante los reinados de Asá, Jehosafat, Ezequías y Josías (2Cr 14, 15; 17, 19, 20; 29–31; 34, 35); el que se plagase con lepra a Uzías debido a su presuntuosidad (2Cr 26:16-21), y el arrepentimiento de Manasés (2Cr 33:10-20).
Esdras demuestra que no estaba interesado solo en las cuestiones sacerdotales, sino también en las proféticas. (2Cr 20:20; 36:12, 16.) Emplea las palabras “profeta” y “vidente” y la expresión “hombre de visiones” por lo menos unas 45 veces, e incluye información sobre muchos profetas y personajes cuyos nombres no se mencionan en otras partes de las Escrituras. Por ejemplo: Idó, Eliezer el hijo de Dodavahu y Jahaziel el hijo de Zacarías, así como varias personas que respondían a los nombres de Zacarías y Oded en el tiempo del rey Acaz de Judá.
En Crónicas hay mucha información que nos ayuda a completar nuestro conocimiento de la historia de Judá. Por ejemplo: el relato de la enfermedad y el entierro de Asá y el mal comportamiento de Jehoás después de la muerte del sumo sacerdote Jehoiadá. Además, registra genealogías imprescindibles para determinar el linaje de Cristo y otras cuestiones de importancia. Los dos libros ayudan a trazar un registro cronológico exacto. Podemos apreciar la sabiduría de Jehová, el Autor de la Biblia, al hacer que su siervo Esdras escribiera estos libros con el fin de que estuviera disponible la información necesaria para que los creyentes en la Biblia tuvieran el registro más completo y armonioso de la historia del hombre.
Genealogía y detalles sobre la adoración verdadera en el templo de Jehová, especialmente necesarios después del exilio en Babilonia |
Genealogías a partir de Adán - (1:1–9:44)
★Descendientes de Judá a través de David y Salomón (información esencial para identificar al Mesías) |
Aspectos del gobierno real de David - (11:1–29:30)
★Ungido de nuevo como rey en Hebrón; toma Sión; después se le hace rey sobre todo Israel |
Vívido resumen de la historia bajo los reyes de la casa real de David que resalta las consecuencias de la obediencia y la desobediencia a Dios |
La gobernación real de Salomón - (1:1–9:31)
★Su sabiduría, prosperidad; sin embargo, imprudentemente adquiere muchos caballos de Egipto y se casa con la hija de Faraón |
Sucesos de otros monarcas de la casa real de David y sus resultados - (10:1–36:23)
★Después de la dura respuesta de Rehoboam, diez tribus, acaudilladas por Jeroboán, se separan y se vuelven a la adoración de becerros; Rehoboam también deja la ley de Dios y es abandonado en manos de Sisaq de Egipto |