El libro fue escrito por el profeta Jeremías en Jerusalén y Judá, y abarca un período de ciento veintinueve años, desde 1040 hasta 911 antes de nuestra era. Mientras lo compilaba, parece que el profeta consultó documentos antiguos que ya no existen, como “el libro de los asuntos de Salomón” (1 Reyes 11:41; 14:19; 15:7).
Primero de los Reyes empieza con un intrigante relato acerca del intento del hijo de David, Adonías, de usurpar el trono de su padre. La acción inmediata del profeta Natán frustra el plan, y Salomón es nombrado rey. A Jehová le agrada la petición del recién entronizado rey y le da “un corazón sabio y entendido” y “tanto riquezas como gloria” (1 Reyes 3:12, 13). La sabiduría del rey no tiene igual, y su riqueza es incomparable. Israel goza de un período de paz y prosperidad.Entre las obras de construcción que realiza Salomón se hallan el templo de Jehová y diversos edificios gubernamentales. Jehová le garantiza a Salomón: “Estableceré el trono de tu reino sobre Israel hasta tiempo indefinido”, con la condición de que el rey permanezca obediente (1 Reyes 9:4, 5). El Dios verdadero también le advierte de las consecuencias de ser desobediente. Sin embargo, con el tiempo Salomón llega a tener muchas esposas extranjeras y, a causa de la influencia de ellas, comienza a adorar a dioses falsos cuando ya es de edad avanzada. Jehová predice que su reino será dividido. Salomón muere en el año 997 antes de nuestra era, lo que pone fin a su reinado de cuarenta años. Su hijo Rehoboam asciende al trono.
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:5.
¿Por qué intentó Adonías apoderarse del trono cuando David aún estaba vivo?.
La Biblia no lo dice. Sin embargo, puesto que sus hermanos mayores, Amnón y Absalón, ya estaban muertos, y probablemente había muerto el otro hijo de David, Kileab, es razonable concluir que Adonías pensaba que tenía derecho al trono por ser el mayor de los hijos que le quedaban al rey (2 Samuel 3:2-4; 13:28, 29; 18:14-17). Ya que había obtenido el apoyo de Joab, el poderoso jefe del ejército, y de Abiatar, el influyente sumo sacerdote, es probable que Adonías se sintiera seguro de que lograría su objetivo. La Biblia no dice si él sabía que David planeaba darle el trono a Salomón; sin embargo, no invitó a Salomón ni a otros siervos leales a David a “un sacrificio” (1 Reyes 1:9, 10). Tal acción da a entender que consideraba a Salomón un rival.
1:49-53; 2:13-25.
¿Por qué mandó Salomón que se diera muerte a Adonías después que lo había perdonado?.
Cuando Adonías le pidió a Bat-seba que le solicitara al rey que le entregara a Abisag como esposa, ella no se dio cuenta del verdadero motivo por el que él lo hacía, pero Salomón sí lo percibió. Aunque David no había tenido relaciones sexuales con la bella Abisag, era considerada su concubina. Según la costumbre de aquellos días, ella solo podía pertenecer al heredero legal de David. Adonías tal vez pensó que si conseguía a Abisag como esposa, podría hacer otro intento de apoderarse de la corona. Salomón interpretó la petición de Adonías como una manifestación de su ambición de conseguir el trono y, por eso, retiró el perdón.
3:1.
¿Qué mala decisión tomó Salomón al principio de su reinado?.
La Biblia no indica si esta esposa egipcia, abrazó en algún momento la religión verdadera, como Rut. Lo que sí indica es que cuando Salomón le edificó una casa (quizás también para sus doncellas egipcias), la hizo fuera de la Ciudad de David. ¿Por qué? Las Escrituras señalan que tomó esta medida porque era inapropiado que los paganos vivieran junto al arca del pacto (2 Cró. 8:11). Siglos antes, Dios había prohibido a sus siervos casarse con las mujeres de Canaán, enumerando específicamente varios pueblos de aquella tierra pagana (Éxo. 34:11-16). ¿Razonó Salomón que, como Egipto no aparecía en la lista, su conducta no era censurable? Si lo hizo, no tenía excusa. Estaba pasando por alto un peligro que Jehová había mencionado expresamente: ser desviado a la religión falsa (Dt. 7:1-4)
3:9.
¿Qué nos ayudará a ser obedientes?.
Cada uno de nosotros debe pedirle a Dios “un corazón obediente”, como hizo el rey Salomón. Este monarca reconocía que lo necesitaba para “discernir entre lo bueno y lo malo” al juzgar a sus hermanos israelitas (1 Reyes 3:9). Nosotros también precisamos “un corazón obediente” para distinguir entre el bien y el mal en un mundo saturado del espíritu de desobediencia. Con ese fin, Dios nos ha suministrado su Palabra, publicaciones para el estudio de la Biblia, las reuniones cristianas y superintendentes bondadosos. ¿Estamos aprovechando al máximo estas amorosas dádivas?
3:9a.
¿Qué pidió Salomón, y qué le concedió Jehová?.
Jehová se apareció en un sueño a Salomón y le dijo: “Solicita lo que debo darte”. Como muestra el texto de hoy, él pidió una sola cosa. Su humildad agradó a Dios, quien le concedió lo que había solicitado y mucho más (1 Rey. 3:5, 10-13). Gracias a la bendición de Jehová, durante el reinado salomónico tuvo lugar el período más extraordinario de paz y prosperidad que haya logrado un gobierno humano (1 Rey. 4:25). Entre quienes acudieron a ver cómo era la vida bajo este monarca estuvo la reina de Seba, que llegó acompañada de un gran séquito. La reina le hizo este comentario a Salomón: “Verdad ha resultado ser la palabra que oí en mi propio país [...], no se me había referido ni la mitad. Has superado en sabiduría y prosperidad las cosas [...] que escuché” (1 Rey. 10:1, 6, 7). No obstante, la sabiduría de este rey palidece ante la de Jesús, quien con toda justicia dijo de sí mismo: “¡Miren!, algo más que Salomón está aquí” (Mat. 12:42).
3:9b.
¿De que manera obtuvo Salomon la sabiduría, y de qu é forma la obtenemos nosotros?.
Quizás una razón por la que Salomón se aparto de Jehová en su vejez tenga mucho que ver con la manera en que consiguió la sabiduría (2Cr. 1:10-12). El le pidió a Jehová sabiduría y Dios se la concedió de inmediato para empezar a gobernar su pueblo. En el libro de Proverbios y de Eclesiastés, notamos que Salomón buscaba la sabiduría, y aconsejaba lo mismo, pues ésta es una ventaja mayor que el dinero, pero no leemos en ningún sitio que amara la palabra de Dios como lo hacia su padre David.
Así, como la historia literaria del rey Midas, la sabiduría por si sola puede ser una maldición si no la usamos correctamente, amando a Jehová todo nuestro corazón, mente y alma y al prójimo como a nosotros mismos.
En contraste, cuando Ezequías ascendió al trono, el reino de Judá no tenía el favor de Dios, pues su padre Acaz, había sido muy malo. Pero, 2Re 18:6 dice que Ezequías: "siguió adhiriéndose a Jehová". Y Sl. 119:97: "¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso."
Esto nos enseña una lección: que aunque podemos heredar riquezas y hasta cierto grado sabiduría de los buenos consejos de nuestros padres, una relación íntima con la fuente de la verdadera sabiduría piadosa, Jehová Dios, solo la podemos cultivar personalmente con empeño, oración, estudio y meditación.
Es interesante que Jehová entona a la perfección sus atributos que son: el amor, la sabiduría, el poder y la justicia como si fuera un vehiculo de cuatro ruedas que se mantiene en perfecto equilibrio (Eze. 1:10; Rev. 4:7).
6:37 - 8:2.
¿Cuándo se inauguró el templo?.
El templo se terminó en el octavo mes del año 1027 antes de nuestra era, en el undécimo año del reinado de Salomón. Parece que tomó once meses introducir el mobiliario en el templo y terminar los demás preparativos. La inauguración debió de llevarse a cabo en el séptimo mes del año 1026. El relato describe otras obras de construcción después que se terminó el templo y antes de mencionar su inauguración, aparentemente para dar un cuadro completo de las obras de edificación (2 Crónicas 5:1-3).
7:15-22.
¿Qué significaban las dos columnas situadas en la entrada del templo de Salomón, llamadas Jakín y Boaz?.
El nombre de la columna de la derecha, Jakín, significa “Él Establecerá Firmemente”. Y el nombre de la columna de la izquierda, Boaz, aparentemente significa “Con Fuerza”. Puesto que el hebreo se lee de derecha a izquierda, las columnas comunicaban la siguiente idea: “Él establecerá firmemente con fuerza”. No iban empotradas ni servían de apoyo a parte alguna del edificio. Parece que su significado fundamental era que Dios había establecido el templo con firmeza y con fuerza, y que aprobaba la adoración pura que tenía lugar allí.
7:25.
¿Se emplearon decoraciones idolátricas en el templo?.
El simple hecho de que en algún tiempo o lugar los adoradores de ídolos hayan empleado o empleen cierto diseño no significa automáticamente que los verdaderos adoradores siempre tienen que evitarlo. Por ejemplo, en el diseño del templo de Jehová en Jerusalén se incorporaron figuras de palmeras, granadas y toros. (1 Rey. 6:29-35; 7:15-18, 23-25) El hecho de que otras religiones tomaran estas cosas naturales que Dios creó y las emplearan como símbolos en la adoración idolátrica no hacía incorrecto el que las emplearan decorativamente los adoradores verdaderos. Cualquiera que visitara el templo podía ver que el pueblo de Dios no adoraba ni veneraba esas decoraciones como símbolos sagrados.
7:51.
¿Qué cantidad fue contribuida para la construcción del templo?.
La cantidad contribuida para la construcción del templo de Salomón equivalía a casi 40.000 millones de dólares, según los precios actuales. Lo que no se utilizó para la construcción se depositó en la tesorería del templo.
8:12.
¿Por qué hizo Salomón la declaración: “Jehová mismo dijo que él había de residir en las densas tinieblas”?.
El rey Salomón hizo esta declaración después que los sacerdotes habían depositado el Arca sagrada en el Santísimo del templo y cuando, tras eso, la nube llenó el santuario. (1 Rey. 8:6-11) Fue esta nube lo que hizo que Salomón recordara la manera en que Jehová Dios había revelado Su presencia anteriormente. Por ejemplo, a Moisés se le dijo: “¡Mira! Vengo a ti en una nube oscura.” (Éxo. 19:9) En otra ocasión, cuando Moisés se refirió a este incidente, declaró: “Había oscuridad, nube y densas tinieblas.” (Deu. 4:11) En vista del hecho de que el Altísimo había asociado su presencia con una nube, era correcto que Salomón dijera que ‘Jehová residía en densas tinieblas.’
8:27.
¿Era el templo de Jerusalén la casa de Dios?.
En Israel, la casa de Dios era el templo de Jerusalén. Claro, esto no significa que Jehová viviera allí. Él mismo dijo: “Los cielos son mi trono, y la tierra es el escabel de mis pies.
¿Dónde, pues, está la casa que ustedes pueden edificar para mí, y dónde, pues, está el lugar que me es lugar de descanso?” (Isa. 66:1). Se dice que el templo de Salomón era la casa de Jehová porque era el centro de la adoración verdadera y un lugar de oración (1 Rey. 8:28-30). Hoy día, la casa de Jehová no es un edificio que esté localizado en Jerusalén o en algún otro lugar. Más bien, es el sistema que Dios ha establecido para que podamos adorarlo, un sistema basado en el sacrificio redentor de Jesús. En este templo espiritual se reúnen, por decirlo así, los cristianos fieles de todo el mundo para alabar al Creador (Isa. 60:4, 8, 13; Hech. 17:24; Heb. 8:5; 9:24).
Lástima, misericordia o compasión hacia una persona desgraciada o que sufre. El nombre plural ra-jamím indica “piedad”, “misericordias” o “emociones internas”. (Gé 43:14, 30; 1Cr 21:13; Sl 40:11.) El verbo griego splag-kjní-zo-mai significa “conmover las entrañas, sentir pena o compasión” o “compadecerse, apiadarse”. Procede del nombre splág-kjna, cuyo significado literal es “entrañas” o “intestinos”. (Hch 1:18.) Puesto que los sentimientos intensos pueden afectar la zona del abdomen, el nombre griego splág-kjna suele emplearse con el significado de “tiernos cariños” o “tiernas compasiones”. (Véase CARIÑO.)
Jehová Dios puso el ejemplo de mostrar compasión a los que experimentan aflicción, y puede mover a otros a mostrar este sentimiento amoroso. Por eso, el rey Salomón pudo orar apropiadamente a Jehová que cuando los israelitas cayesen cautivos debido a su infidelidad, hiciera que sus captores sintieran compasión por ellos. (1Re 8:50.) Con respecto a la respuesta a esta petición, el salmista inspirado escribió: “Les otorgaba ser objeto de piedad delante de todos los que los tenían cautivos”. (Sl 106:46.) Por eso, pasado un tiempo, Jehová repatrió a su tierra a un resto arrepentido (Jer 33:26; Esd 1:1-4), y en armonía con Su voluntad, Artajerjes dio a Jeremías el permiso para que reconstruyera la ciudad de Jerusalén. (Ne 1:11–2:6.)
Jesucristo reflejó a la perfección la personalidad de su Padre a la hora de manifestar compasión. “Se compadeció” de las muchedumbres, sin preocuparse por su propia intimidad, “porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor”. (Mt 9:36; Mr 6:34.) El ver a personas con privaciones, leprosas o ciegas hacía que Jesús sintiera compasión, por lo que los aliviaba de forma milagrosa. (Mt 14:14; 20:30-34; Mr 1:40, 41; Lu 7:12, 13.) También fue la compasión por la gente que había permanecido con él durante tres días sin nada que comer lo que lo impulsó a proporcionarles alimento de manera milagrosa. (Mt 15:32-38; Mr 8:2-9.)
Los discípulos de Jesucristo pueden imitar su ejemplo y el de su Padre ayudando de buena gana y con gozo a los que experimentan dificultades y dando la bienvenida a todos los que se arrepienten del pecado con sinceridad y regresan de toda alma a Jehová. (Mt 18:21-35; Lu 10:30-37; 15:11-32.) Así podrán tener la seguridad de que Jehová les mostrará misericordia. (Mt 5:7.)
8:61.
¿Qué referencias al corazón hizo Salomón en oración al inaugurar el templo?.
Si queremos que nuestras oraciones sean escuchadas, deben salir del corazón. En el capítulo 8 de Primero de los Reyes encontramos una sentida oración de alabanza que Salomón ofreció durante la inauguración del templo de Jerusalén en el año 1026 antes de nuestra era. Salomón alabó a Dios frente a una gran muchedumbre después de que el arca del pacto fue colocada en el Santísimo y la nube de Jehová llenó el templo. Al analizar aquella plegaria, encontramos varias referencias al corazón. Por ejemplo, el rey afirmó que Jehová es el único que conoce el corazón del hombre (1 Rey. 8:38, 39). Además, dio a entender que siempre hay esperanza para los pecadores que vuelven a Dios “con todo su corazón”. Y si algún enemigo subyugaba a los israelitas, estos podían tener la seguridad de que Dios escucharía sus ruegos siempre y cuando tuvieran un corazón “completo para con [él]” (1 Rey. 8:48, 58). Está claro, pues, que nuestras oraciones deben salir del corazón.
9:4.
¿Por qué, a pesar de sus muchos errores, Jehová vio que David era un hombre confiable?.
David mismo ofrece la respuesta en sus palabras a Salomón: “Todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo”. (1 Crónicas 28:9.) David cometió fallos, pero fue humilde y quiso hacer lo correcto. Siempre aceptó la censura y la corrección, e incluso las pidió. “Examíname, oh Jehová, y ponme a prueba; refina mis riñones y mi corazón”, solicitó. (Salmo 26:2.) David fue refinado. Por ejemplo, las penas que sufrió por su pecado con Bat-seba se prolongaron hasta el final de sus días. Sin embargo, David nunca trató de justificar su mala acción. (2 Samuel 12:1-12.) Más importante aún, nunca se apartó de la adoración verdadera. Por este motivo, y debido a que David mostró contrición y arrepentimiento de corazón genuinos, Jehová estuvo dispuesto a perdonar sus errores y aceptarlo como hombre íntegro. (Salmo 51.)
9:10-13.
¿Estaba en armonía con la Ley mosaica el que Salomón regalara veinte ciudades de la tierra de Galilea a Hiram, el rey de Tiro?.
Puede que el mandato de la Ley que se expone en Levítico 25:23, 24 solo fuera aplicable a la zona ocupada por los israelitas. Es posible que las tierras que Salomón dio a Hiram hayan estado habitadas por no israelitas, aunque se hallaban dentro de los límites de la Tierra Prometida (Éxodo 23:31). La acción de Salomón también pudiera ser una indicación de que él no estaba cumpliendo por completo con la Ley, como cuando ‘aumentó para sí caballos’ y tomó muchas esposas (Deuteronomio 17:16, 17). Sea como fuere, Hiram no estaba contento con el regalo. Quizás los habitantes paganos de dichas ciudades las tenían en malas condiciones, o tal vez estaban en una ubicación poco conveniente.
10:1.
¿Cuanto aprecio mostró la reina de Saba por la sabiduría de Salomón?.
La reina de Saba viajo 2.400 km (1.500 millas) para poner a prueba la sabiduría de Salomón con “preguntas de las que causan perplejidad”.
Las comunicaciones pacíficas entre los gobernantes nacionales se establecen usualmente por medio de embajadores. Por consiguiente, el que la reina de Sabá, monarca reinante, viajara personalmente hasta Jerusalén para ver al rey Salomón era algo poco común.
El rey Salomón era muy acaudalado, pero también lo era la reina de Sabá. Ella no pudo haber emprendido aquel viaje solo para ver a un monarca rico. No obstante, Salomón no solo era rico, sino que también “era más grande en cuanto a riquezas y sabiduría que todos los demás reyes de la tierra” (1 Reyes 10:23). Bajo su sabia gobernación, “Judá e Israel continuaron morando en seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera, desde Dan hasta Beer-seba, todos los días de Salomón”. (1 Reyes 4:25.)Fue la sabiduría de Salomón lo que atrajo a la reina de Sabá.
10:4-8.
¿Por qué declaró felices, la reina de Seba a los siervos de Salomón?.
No pronunció felices a los siervos de Salomón por vivir en la opulencia, aunque así era, sino porque podían escuchar constantemente la sabiduría que Salomón había recibido de Dios. La reina de Seba es un buen ejemplo para los siervos de Jehová de la actualidad, que se benefician de la sabiduría del Creador mismo y la de su Hijo, Jesucristo.
También es digno de nota el siguiente comentario que le hizo la reina a Salomón: “Llegue a ser bendito Jehová tu Dios” (1 Reyes 10:9). Es evidente que percibió la mano de Jehová en la sabiduría y la prosperidad de Salomón. Estas palabras concuerdan con lo que Jehová prometió a Israel en tiempos anteriores. ‘Si guardan mis regulaciones’, dijo, “esto es sabiduría de parte de ustedes y entendimiento de parte de ustedes ante los ojos de los pueblos que oirán acerca de todas estas disposiciones reglamentarias, y ciertamente dirán: ‘Esta gran nación sin duda es un pueblo sabio y entendido’” (Deuteronomio 4:5-7).
11:4.
¿Se hizo infiel Salomón en su vejez debido a la senilidad?.
No parece que esa haya sido la razón. Salomón era bastante joven cuando empezó a gobernar, y aunque fue rey durante cuarenta años, no llegó a una edad muy avanzada. Además, no dejó de adorar a Jehová por completo. Aparentemente intentó practicar alguna forma de unión de fes.
11:11.
¿Qué consecuencias tuvo la deslealtad de Salomón a Jehová?.
Cuando Salomón se hizo infiel y empezó a oprimir al pueblo de Dios, Jehová envió al profeta Ahíya para que ungiera a un libertador. Ese libertador fue Jeroboán, un hábil funcionario del gobierno de Salomón. Aunque Dios respetó lealmente el pacto que había hecho con David, permitió que el gobierno de Israel se dividiera: diez de las doce tribus serían entregadas a Jeroboán, y las dos restantes quedarían bajo el control de la casa de David, representada ahora por el rey Rehoboam (1 Rey. 11:29-37; 12:16, 17, 21). Jehová le dijo a Jeroboán: “Tiene que suceder que, si obedeces todo lo que yo te mande, [...] así como lo hizo David mi siervo, entonces yo ciertamente resultaré estar contigo, y ciertamente te edificaré una casa duradera, [...] y ciertamente te daré Israel” (1 Rey. 11:38). Dios intervino a favor de su pueblo y dispuso un medio para eliminar la opresión que sufría.
13:18.
¿Cómo se puso a prueba la lealtad del profeta de Dios?.
Sin importar cuáles hayan sido las intenciones del anciano profeta, el caso es que mintió. Puede que en el pasado hubiera sido un profeta fiel, pero en esa ocasión actuó con engaño, lo cual se condena enérgicamente en la Biblia (Pro. 3:32). Quienes se valen de mentiras se causan daño espiritual a sí mismos y en muchos casos también se lo causan a otras personas. El profeta de Judá debería haberse dado cuenta de que el anciano lo estaba engañando. Debería haberse preguntado: “Si Jehová quisiera darme nuevas instrucciones, ¿por qué habría de enviar un ángel a hablar con otra persona?”. Pero, en vez de eso, “regresó con [el anciano] para comer pan en su casa y beber agua”. A Jehová le disgustó que lo hiciera. Cuando el profeta finalmente emprendió el regreso a Judá, se encontró con un león y este lo mató. ¡Qué forma tan trágica de terminar su carrera como profeta! (1 Rey. 13:19-25.)
13:1-25.
¿Qué lección aprendemos de la desobediencia de cierto “hombre de Dios”?.
Debemos ser constantes al andar sin tacha en los caminos de Jehová. Tenemos que buscar siempre su dirección, sobre todo en los momentos críticos y desconcertantes de la vida. Nunca nos precipitemos de modo que actuemos insolentemente, ya sea siguiendo nuestras propias ideas, o aconsejados por otra persona, aunque esta ocupe —o afirme ocupar— un puesto de responsabilidad en la organización de Dios (1 Rey. 13:1-25.).
14:8.
¿Qué aprendemos del modo como Jehová veía a David?.
Las Escrituras muestran claramente que Jehová tiene la extraordinaria capacidad de fijarse solo en las virtudes de la persona. Veamos, por ejemplo, cómo describió a David: “Mi siervo David, que guardó mis mandamientos y que anduvo en pos de mí con todo su corazón, haciendo solo lo que era recto a mis ojos” (1 Rey. 14:8). Como bien sabemos, David cometió varios pecados. Pero Jehová vio que su corazón era recto y optó por concentrarse en sus buenas cualidades (1 Cró. 29:17).
14:21.
¿Cuales fueron las consecuencias del primer matrimonio de Salomón?.
El gobierno de Salomón duró cuarenta años (2 Cró. 9:30). Teniendo esto presente, Según este versículo, cuando él murió lo sucedió su hijo Rehoboán, de 41 años, cuya madre era “Naamá la ammonita”. Se ve que, ya antes de subir al trono, Salomón había contraído matrimonio con una extranjera de una nación idólatra y enemiga de su pueblo (Jue. 10:6; 2 Sam. 10:6).
No sabemos si esta mujer adoró ídolos. De ser así, pudo haber dejado la religión falsa y luego abrazar la verdadera, como hicieron Rahab y Rut (Rut 1:16; 4:13-17; Mat. 1:5, 6). Sea como fuere, es probable que Salomón tuviera que relacionarse con los padres de ella y con otros parientes que no servían a Jehová.
15:11-13.
¿De qué manera demostró valor Asá, rey de Judá, y qué aprendemos de su ejemplo?.
El rey Asá eliminó de Judá los ídolos y a los prostitutos de templo. También destituyó a su abuela apóstata del puesto que ocupaba y quemó su “ídolo horrible”. Del mismo modo, debemos promover activamente la adoración pura al predicar y enseñar, y oponer firme resistencia a la apostasía (1Rey. 15:11-13).
Resumen del Capítulo 17 de 1 Reyes. El Cap. 17 de 1 Reyes es un hito en la Biblia, nos muestra como Jehová busca a quien bendecir. Después de que Elías orase para que cesara la lluvia y de esa manera se disciplinara a su pueblo apostata Israel, Jehová le concedió su petición y dejo de llover. Elías tuvo que tener fe firme en que Jehová cuidaría de los siervos suyos, que no se habían alejado de la adoración verdadera; puesto que no parecía haber nadie (Lu 4:24-26), Jehová mando a Elías para que sobreviviera a Sarepta, que pertenece a Sidón, a casa de una viuda con su hijo (17:9). A estos le quedaba un resto de harina y aceite y Elías se la pidió para que le hiciera una torta y a cambio de que Jehová la bendeciría (17:14) La viuda mostró fe, pues ella pudiera haber replicado, ¿Qué me va a dar a mi tu Dios, si su propio pueblo esta padeciendo hambre? Pero sabemos que Jehová no pide nada de nadie sin recompensarlo el céntuplo (Mr. 10:29, 30) a la viuda y su hijo Jehová los bendijo durante el tiempo que duro la sequía (3 1/2 años), pues no se le acabarían sus recursos (17:14). Pero como corona para glorificarse Jehová por medio de Elías efectuó la primera resurrección de la que hay registro en la Biblia, y fue también en casa de esta viuda, cuando su único hijo murió (17:22) Con tantas manifestaciones del poder de Jehová esta viuda no pudo menos que reconocer de que Jehová era el único Dios verdadero (17:24)
17:3.
Según 1 Reyes 17:3, 4, 7-9, 17-24, ¿de qué tres maneras demostró Elías que tenía fe en Jehová?.
Elías mostró fe en Jehová al confiar en que él le proveería las cosas necesarias de la vida, al seguir sus instrucciones y al apoyarse en él para santificar su nombre.
17:4.
¿Por qué escogió Jehová a cuervos para alimentar a Elías?.
El cuervo tiene la costumbre de almacenar sobrantes de alimento en las grietas de las rocas o de enterrarlos debajo de hojas. Por lo tanto, fue muy apropiado que Dios escogiese estas aves para que de manera milagrosa llevaran dos veces al día pan y carne a Elías mientras estaba escondido en el valle torrencial de Kerit. (1Rey. 17:2-6.)
Además, el pacto de la Ley clasificó al cuervo como animal inmundo (Le 11:13, 15; Dt 14:12, 14), esto hacía que los enemigos de Elías no sospecharan de lo que estaba ocurriendo al ver a estos cuervos con el alimento en el pico.
17:13.
¿Por qué dar a Jehová?.
No cabe duda de que Jehová bendice a los que muestran un espíritu dadivoso. (Proverbios 11:25.) La viuda de Sarepta no tuvo que sufrir por haber cedido lo que creía que era su última comida. Jehová la recompensó milagrosamente. Conforme a la promesa de Elías, la harina y el aceite de sus vasijas no escaseó hasta que finalizó la sequía. Incluso recibió una recompensa mayor: cuando su hijo enfermó y murió, Elías, el hombre del Dios verdadero, le devolvió la vida. Aquello debió de fortalecerla mucho espiritualmente (1 Reyes 17:16-24). Imaginemos que la viuda de Sarepta hubiera concluido que algún otro podría dar de comer a Elías. ¡Qué gran bendición hubiera perdido!
Hoy no esperamos que se nos bendiga con portentos. (1 Corintios 13:8.) No obstante, Jehová nos asegura que sostendrá a quienes le sirvan de toda alma. (Mateo 6:33.) En ese aspecto podemos ser como la viuda de Sarepta, dando generosamente con la confianza de que Jehová nos cuidará. Asimismo podemos disfrutar de grandes recompensas espirituales. Adquirir el hábito de dar, en lugar de hacerlo esporádicamente, de improviso, nos ayudará a mantener el ojo sencillo y enfocado en los intereses del Reino, como recomendó Jesús. (Lucas 11:34; compárese con 1 Corintios 16:1, 2.) También nos ayudará a sentirnos más cerca de Jehová y Jesús como sus colaboradores. (1 Corintios 3:9.) Y acrecentará el espíritu dadivoso y generoso que ya caracteriza a los adoradores de Jehová por todo el mundo.
17:15.
¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová se fija en lo que hacemos?.
Los relatos bíblicos demuestran que Jehová se fija en lo que hacen los seres humanos. Tuvo en cuenta el sacrificio que ofreció Abel, y está al tanto de nuestros “sacrificio[s] de alabanza, es decir, el fruto de labios” (Hebreos 13:15). Jehová era consciente de que Enoc procuraba agradarle y llevar una vida honrada, sin tacha. Además, Dios observó a la viuda no israelita de Sarepta que compartió con el profeta Elías lo poco que tenía (1Re. 17:12-16). Jehová también se fija en nuestras obras de fe.
2:26, 27, 35. Siempre se cumple lo que Jehová predice. El que se removiera de su puesto a Abiatar, un descendiente de Elí, cumplió “la palabra de Jehová que él había hablado contra la casa de Elí”. El reemplazo de Abiatar por Sadoc, de la línea de Finehás, cumplió lo que dice Números 25:10-13 (Éxodo 6:25; 1 Samuel 2:31; 3:12; 1 Crónicas 24:3).
2:37, 41-46. ¡Qué peligroso es pensar que podemos desobedecer la ley de Dios y salirnos con la nuestra! Quienes se desvían deliberadamente del ‘camino estrecho que conduce a la vida’ sufrirán las consecuencias de tal decisión imprudente (Mateo 7:14).
3:9, 12-14
¿Por qué intentó Adonías apoderarse del trono cuando David aún estaba vivo?.
Jehová contesta las oraciones sinceras de sus siervos cuando le piden sabiduría, entendimiento y guía a fin de cumplir con su servicio (Santiago 1:5).
8:22-53. Salomón expresó profunda y sincera gratitud a Jehová, un Dios de bondad amorosa, Cumplidor de promesas y Oidor de la oración. Meditar sobre la oración que Salomón ofreció en la inauguración aumentará nuestro agradecimiento por estos y otros aspectos de la personalidad de Dios.
11:9-14, 23, 26. Cuando Salomón se hizo desobediente en sus últimos años, Jehová levantó opositores contra él. “Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes”, dice el apóstol Pedro (1 Pedro 5:5).
11:30-40. El rey Salomón procuró matar a Jeroboán por lo que Ahíya había profetizado acerca de este. ¡Qué diferente había sido la reacción del rey unos cuarenta años atrás, cuando rehusó vengarse de Adonías y los demás conspiradores! (1 Reyes 1:50-53.) Este cambio de actitud fue el resultado de haberse alejado de Jehová.
Para evitar que el pueblo vaya a Jerusalén a adorar a Jehová, Jeroboán coloca dos becerros de oro, uno en Dan y otro en Betel. Entre los reyes que gobiernan en Israel después de Jeroboán están Nadab, Baasá, Elah, Zimrí, Tibní, Omrí, Acab y Ocozías. Abiyam, Asá, Jehosafat y Jehoram suceden a Rehoboam en Judá. Entre los profetas que estuvieron activos en los días de estos reyes se encuentran Ahíya, Semaya y un hombre de Dios cuyo nombre no se menciona, así como Jehú, Elías y Micaya.
Respuestas a preguntas bíblicas:
18:21.
¿Por qué se quedó callado el pueblo cuando Elías le pidió que escogiera entre seguir a Jehová o a Baal?.
Puede que reconocieran que le habían fallado a Jehová al no darle la devoción exclusiva que él exige, y por lo tanto, se hayan sentido culpables. O tal vez tenían la conciencia tan endurecida que no veían nada malo en adorar a Baal mientras afirmaban ser adoradores de Jehová. Solo después que Jehová demostró su poder dijeron: “¡Jehová es el Dios verdadero! ¡Jehová es el Dios verdadero!” (1 Reyes 18:39).
18:21a.
¿Qué quiso decir Elías con la expresión “cojeando sobre dos opiniones”?.
Bueno, aquellas personas no se daban cuenta de que tenían que elegir a quién iban a adorar: si a Jehová o a Baal. Pensaban que era posible andar en ambos caminos; es decir, que podían apaciguar a Baal con sus repugnantes ritos y pedir también la bendición de Jehová Dios. Quizás razonaban que Baal bendeciría sus cosechas y su ganado, mientras que “Jehová de los ejércitos” los protegería en el campo de batalla (1 Samuel 17:45). Pero habían olvidado una verdad fundamental, una verdad que muchos olvidan hoy también: Jehová no comparte su adoración con nadie. El Creador exige y merece devoción exclusiva. Por eso, toda adoración que esté mezclada con cualquier forma de idolatría es para Jehová inaceptable, incluso ofensiva (Éxodo 20:5).
Así que aquellos israelitas estaban “cojeando”, como alguien que intentara seguir dos caminos a la vez. Hoy día, muchas personas cometen un error parecido al permitir que otros “baales” entren en su vida y las vayan apartando de la adoración a Dios. La clarísima advertencia de Elías a los israelitas para que dejaran de titubear nos impulsa a reconsiderar cuáles son nuestras prioridades y a examinar nuestra adoración.
18:41-46.
Elías se mantuvo vigilante y esperó con confianza.
Si bien Elías estaba seguro de que Jehová terminaría con la sequía, de lo que no estaba seguro era de cuándo lo haría. ¿Qué hizo el profeta mientras tanto? Regresemos al relato de 1 Reyes 18:41-46 y notemos lo que dice el versículo 43: “[Elías le] dijo a su servidor: ‘Sube, por favor. Mira en dirección al mar’. Él subió, pues, y miró, y entonces dijo: ‘No hay nada absolutamente’. Y él pasó a decir: ‘Vuelve’, siete veces”. El ejemplo de Elías nos enseña por lo menos dos lecciones: que tenemos que confiar en Jehová y que debemos mantener una actitud vigilante.
Hablemos de la primera lección. Elías anhelaba ver cualquier evidencia de que Jehová iba a actuar, así que mandó a su ayudante a un lugar alto para buscar en el horizonte alguna señal de lluvia inminente. Cada vez que regresaba, su siervo le repetía sin entusiasmo: “No hay nada absolutamente”. El horizonte se veía claro, y el cielo, despejado. Pero ¿nota usted algo extraño en el relato? Recuerde lo que Elías le acababa de decir al rey: “Hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero”. Pues bien, ¿cómo podía afirmar tal cosa cuando no se veía ni una sola nube?
Elías sabía lo que Jehová había prometido. Y como su profeta y representante, tenía la seguridad de que cumpliría su palabra. Tanta confianza tenía en él, que era como si ya escuchara el aguacero. Puede que esto nos recuerde lo que la Biblia dice de Moisés: “Continuó constante como si viera a Aquel que es invisible”. ¿Es Dios así de real para usted? Él nos ha dado razones de sobra para tener esa clase de fe en él y en sus promesas (Hebreos 11:1, 27).
18:43-45.
¿Por qué debía de mirar el servidor de Elías hacia el mar mientras él oraba?.
Demuestra que Elías conocía hasta cierto grado el ciclo del agua. Sabía que la lluvia caía de nubes formadas sobre el mar y empujadas hacia el interior por el viento.
19:1-4.
¿Indica la ansiedad falta de fe?.
La Biblia ofrece más ejemplos de adoradores fieles a quienes a veces los dominó la ansiedad. El profeta Elías se atemorizó y huyó después de ser amenazado de muerte (1 Reyes 19:1-4). Moisés, Ana, David, Habacuc, Pablo y otros hombres y mujeres de fe fuerte también expresaron sus inquietudes (Éxodo 4:10; 1 Samuel 1:6; Salmo 55:5; Habacuc 1:2, 3; 2 Corintios 11:28). Sin embargo, Dios les tuvo compasión y no dejó de utilizarlos en su servicio, lo cual demostró que de veras comprende a seres humanos imperfectos.
19:1-12.
¿Con qué propósito emplea Jehová su poder en el caso de sus siervos, y cómo lo demostró con Elías?.
Dios también utiliza su poder para beneficio de cada uno de nosotros. Notemos lo que dice 2 Crónicas 16:9: “En cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él”. Hallamos un claro ejemplo en la experiencia de Elías, mencionada al principio. ¿Por qué recibió aquella imponente demostración de potencia divina? Pues bien, la malvada reina Jezabel había jurado ejecutarlo, así que el profeta tuvo que huir para salvar la vida. Parecía que todos sus afanes habían sido en vano, y se sentía solo, acobardado y desalentado. El Altísimo lo confortó con un vívido recordatorio de Su fuerza. El viento, el terremoto y el fuego le demostraron que contaba con el respaldo del Ser más poderoso del universo. ¿Por qué temer a Jezabel teniendo de su parte al Dios omnipotente? (1 Reyes 19:1-12.)
Aunque ya no es tiempo de que efectúe milagros, Jehová no ha cambiado desde la época de Elías (1 Corintios 13:8). Tiene el mismo deseo de usar su fuerza a favor de quienes lo aman. Aunque reside en las alturas, en el mundo espiritual, no está muy lejos de nosotros. Ante su poderío sin límites, la distancia no es obstáculo. Más bien, “Jehová está cerca de todos los que lo invocan” (Salmo 145:18). En cierta ocasión, el profeta Daniel imploró su ayuda, y no había acabado la oración, cuando se le apareció un ángel (Daniel 9:20-23). Nada le impide ayudar y fortalecer a quienes ama (Salmo 118:6).
19:12.
¿Por qué recibió aquella imponente demostración de potencia divina?.
Pues bien, la malvada reina Jezabel había jurado ejecutarlo, así que el profeta tuvo que huir para salvar la vida. Parecía que todos sus afanes habían sido en vano, y se sentía solo, acobardado y desalentado. El Altísimo lo confortó con un vívido recordatorio de Su fuerza. El viento, el terremoto y el fuego le demostraron que contaba con el respaldo del Ser más poderoso del universo. ¿Por qué temer a Jezabel teniendo de su parte al Dios omnipotente? (1 Reyes 19:1-12.)
La Biblia señala que “Jehová no estaba en el viento” ni “en el temblor” ni “en el fuego”. Así pues, sus siervos no lo buscan en las fuerzas naturales, a diferencia de quienes adoran míticos dioses de la naturaleza. Él es tan grande, que ninguna creación puede contenerlo (1 Reyes 8:27). Jehová consoló, calmó y fortaleció la fe de Elías. No fue un consuelo superficial, sino que llegó a su acongojado corazón y estimuló al profeta a proseguir con su misión. (Isaías 40:1, 2.) Elías no tardó en reanudar su labor.
19:12a.
¿Habló Jehová directamente a Elías?.
Tal vez esa “voz calmada y baja” procediera del mismo ángel que transmitió “la palabra de Jehová” mencionada en 1 Reyes 19:9. El versículo 15 simplemente se refiere a él como “Jehová”. Quizás esto nos recuerde al ángel que Jehová envió para guiar al pueblo de Israel por el desierto, de quien dijo: “Mi nombre está dentro de él” (Éxodo 23:21). Aunque no podemos ser categóricos en este asunto, cabe señalar que Jesús, antes de venir a la Tierra, fue “la Palabra”, el Portavoz especial de Jehová para sus siervos (Juan 1:1).
19:15.
¿Por qué mandó Jehová a Elías que ‘ungiera a Hazael por rey sobre Siria’?.
Israel había pecado contra Jehová, y Hazael habría de ser el instrumento de Dios para castigar a la nación.
Resumen del Capítulo 20 de 1 Reyes. El Cap. 20 de 1 Reyes nos muestra como Jehová busca a quien bendecir. Jehová busca siempre a quien bendecir a causa de su nombre y su pueblo, así cuando Ben-hadad el rey de Siria trato de saquear a Israel (1 Reyes 20:5), Jehová manda un profeta a decirle a Acab que Jehová daría a los sirios en su mano a causa de su nombre (1 Reyes 20:13) pues Acab era un malvado adorador de Baal. Así Jehová utiliza a los 7000 fieles que no habían doblado sus rodillas ante Baal (1 Reyes 19:18) que son reclutados para defender a Israel (1 Reyes 20:15) de modo que vencen sobre los sirios. Pero Jehová le recuerda a Acab que se espabile si va a cambiar de actitud y se fortalezca pues en un año volverán los sirios a atacar. (1 Reyes 20:22) Parece ser que en ese tiempo Acab a pesar de ver la mano de Jehová no cambia de actitud, claro Jehová quería salvar a su pueblo pero como no encontraba razones en la fidelidad de Acab, Jehová ahora menciona una razón: ‘Por razón de que los sirios han dicho: “Jehová es un Dios de montañas, y no es un Dios de llanuras bajas” tendré que dar toda esta gran muchedumbre en tu mano, y ustedes ciertamente sabrán que yo soy Jehová. (1Re 20:28)
20:15.
¿Eran estos 7.000 los mismos que no se inclinaron ante Baal mencionados en 1 Reyes 19:18?.
De vez en cuando los números se usan con un sentido aproximado, como números redondos. Por ejemplo: en el Salmo 90:10, donde el salmista habla acerca del límite de edad del hombre; posiblemente también en 1 Reyes 19:18 (siete mil que no se habían inclinado ante Baal), así como en 2 Crónicas 14:9 (el millón de etíopes derrotados por Asá).
El conocimiento de Jehová era muy escaso en Israel (Oseas 4:1, 6). No obstante, hubo quienes estimaron mucho la enseñanza divina y actuaron en consecuencia, por lo que se les colmó de bendiciones. Entre estos figuraban Oseas y los siete mil contemporáneos de Elías que no se postraron ante Baal (1 Reyes 19:18)
Pablo utilizó más tarde el ejemplo de los siete mil que quedaron en el tiempo de Elías que no se inclinaron ante Baal, y dice: “De esta manera, por lo tanto, también en la época presente ha llegado a haber un resto según una selección que se debe a bondad inmerecida”. (Ro 11:1-5.)
20:34.
Después que Jehová le dio la victoria a Acab sobre los sirios, ¿por qué le perdonó este la vida a su rey, Ben-hadad?.
En lugar de matar a Ben-hadad, Acab celebró un pacto con él, según el cual se le asignarían a Acab ciertas calles de Damasco, la capital de Siria, probablemente para establecer en ellas bazares o mercados. Con anterioridad, el padre de Ben-hadad también se había apropiado de ciertas calles de Samaria con fines comerciales. Por eso, se puso a Ben-hadad en libertad para que Acab pudiera fomentar su comercio en Damasco.
Artificio o vestimenta con que alguien cambia o modifica su aspecto o condición para no ser reconocido. 2. Medio que se emplea para ocultar o disimular una cosa generalmente negativa.
Al parecer disfraz proviene de disfrazar, que a su vez es una variación de desfrezar, que viene a significar “deshacer la huella o el rastro dejado por un animal”. Por lo tanto, disfrazar es sinónimo de ocultar, camuflar o enmascarar. Y ese es el principal cometido de los disfraces: ocultar la identidad del que los viste.
20:38-43.
¿Cómo se condeno a si mismo Acab cuando desobedeció al perdonarle la vida al rey Ben-hadad de Siria por medio de una ilustración de un profeta?.
El empleo de una ilustración de un profeta hizo que el inicuo rey Acab, sin darse cuenta, sopesase los principios implicados en su propio caso —cuando desobedeció al perdonarle la vida al rey Ben-hadad de Siria, un enemigo de Dios— y profiriese un juicio condenándose a sí mismo. (1Re 20:34, 38-43.)
21:3.
¿No fue Nabot testarudo al negarle la viña al rey Acab?.
Nabot no era testarudo, sino leal. La Ley mosaica prohibía que el israelita vendiera su tierra heredada a perpetuidad. (Levítico 25:23-28.) Nabot seguramente sabía que este rey cruel podía hacer que lo mataran, pues Acab ya había permitido que su esposa Jezabel diera muerte a muchos de los profetas de Jehová. Sin embargo, Nabot se mantuvo firme. (1 Reyes 18:4.)
La lealtad en ocasiones cuesta cara. Con la ayuda de algunos ‘hombres que no servían para nada’, Jezabel acusó a Nabot de un delito que no había cometido. Como consecuencia, él y sus hijos fueron ejecutados. (1 Reyes 21:7-16; 2 Reyes 9:26.) ¿Significó esto que la lealtad de Nabot estaba equivocada? No. Nabot se cuenta entre los muchos hombres y mujeres que están ‘vivos’ en la memoria de Jehová en estos momentos, durmiendo seguro en el sepulcro hasta el momento de la resurrección. (Lucas 20:38; Hechos 24:15.)
21:1-16.
¿Cómo ilustra el incidente entre el rey Acab y Nabot los peligros de la autocompasión?.
El rey Acab empezó a autocompadecerse cuando Nabot se negó a venderle un terreno. Su esposa, la reina Jezabel, no se conformó con un no, por lo que hizo que acusaran falsamente a Nabot de blasfemia y lo lapidaran. Como lo ilustra el caso de Acab, la persona que cede a la autocompasión va por mal camino. Esta preocupación excesiva, desequilibrada, por uno mismo puede ser muy perjudicial. Puede hacer que la persona se amargue y se vuelva mezquina, como le sucedió al rey Acab. Hace que el individuo se centre en sí mismo y que disminuya o desaparezca el interés por el bien ajeno. Quien siente lástima por sí mismo puede llegar a ver los asuntos realmente importantes desde una perspectiva distorsionada y manifestar mal juicio. La autocompasión también puede debilitar la espiritualidad de la persona, y lo que es peor, llevarla a ceder bajo presión, sacrificando así su condición pura ante Dios (1 Reyes 21:1-16.).
21:19.
Los perros lamerán su sangre.
El juicio de Jehová contra sus enemigos a veces consistía en que los perros comiesen sus cadáveres o lamiesen su sangre. Debido al proceder de absoluta infidelidad que siguieron los reyes Jeroboán, Baasá y Acab, cualquiera que perteneciese a sus respectivas casas y que muriese en la ciudad tenía que ser devorado por los perros. (1Re 14:11; 16:4; 21:24.) En cumplimiento de la palabra de Jehová, los perros lamieron la sangre de Acab y devoraron la carne de Jezabel. (1Re 21:19; 22:38; 21:23; 2Re 9:10, 35, 36.)
21:20.
¿Puedes confiar en los ancianos?.
En cierta ocasión, el malvado rey Acab de Israel se dirigió a Elías en estos términos: “Oh enemigo mío” (1 Reyes 21:20). Pero lo cierto es que aquel profeta de Jehová era quien podría haberle ayudado a recibir el perdón de Dios. Hoy, Jesús nos proporciona “dádivas en [forma de] hombres”: los ancianos de la congregación (Efesios 4:8). Aunque son imperfectos, “están velando por las almas” nuestras, es decir, por la salud y bienestar espiritual de todos (Hebreos 13:17). Jamás los veamos como enemigos, sino como lo que son: el medio por el que Jehová nos ayuda.
22:13.
¿Buscamos alabanza y adulación o consejo sano?.
Aunque por naturaleza deseamos que se nos regalen los oídos, lo que mayormente necesitamos es consejo y disciplina basados en la Biblia (Proverbios 16:25). El rey Acab solo quería oír lo que le complacía. Sus siervos hasta le dijeron al profeta Micaya que dejara que su palabra llegara a ser “como la palabra de uno de ellos [los profetas aduladores de Acab], y tienes que hablar el bien” (1 Reyes 22:13). Si Acab hubiera estado dispuesto a escuchar el habla franca y a cambiar su actitud rebelde, habría podido evitar las terribles derrotas de Israel e incluso su propia muerte. Por nuestro propio bienestar espiritual deberíamos estar prestos a obedecer el consejo firme, pero amoroso de los ancianos cristianos nombrados, quienes desean ayudarnos a permanecer en el sendero recto de la verdad en vez de buscar a personas que nos regalen el oído con habla aduladora y nos recuerden todo el tiempo lo agradables que somos (compárese con 2 Timoteo 4:3).
22:19-22.
¿Cómo podemos imitar el ejemplo de Jehová de escuchar a los demás?.
Animando a otros a expresarse y prestando verdadera atención a lo que dicen. Tras plantearles una pregunta oportuna, hay que darles tiempo para que respondan. El ser “presto en cuanto a oír” denota respeto por las ideas y sentimientos de los demás (Sant. 1:19; Rom. 12:10).
22:19-22a.
¿Por qué pidió Jehová sugerencias a los ángeles sobre cómo engañar a Acab?.
Cuando Jehová decidió ejecutar la sentencia contra el malvado rey Acab, pidió a los ángeles sugerencias sobre cómo ‘engañar’ a aquel rey apóstata para hacerle participar en la batalla donde perdería la vida. Sin duda, Jehová, la Fuente de toda sabiduría, no precisaba ayuda para plantear la mejor estrategia. Sin embargo, ennobleció a los ángeles dándoles el privilegio de proponer soluciones y concediendo la autoridad para actuar al ángel que escogió. (1 Reyes 22:19-22). Aunque los ancianos crean que saben cómo tratar las situaciones, deben aprender del ejemplo de Jehová y escuchar lo que otros digan y tomarlo a pecho, también es bueno que el jefe de familia tome en cuenta las ideas y sugerencias de su esposa y sus hijos. Ellos, por su lado, deben entender que una vez que hayan expresado sus opiniones o preferencias, deben ceder, es decir, deben respetar la decisión que él tome, pues Dios le ha conferido esa autoridad.
Jehová no se vale de su autoridad para controlar indebidamente a los demás. Al obrar así, demuestra que es razonable a un grado sin igual. Limita cuidadosamente el número de leyes que dicta y prohíbe a sus siervos agregar leyes gravosas de su propia cosecha, con las que ‘irían más allá de las cosas que están escritas’. (1 Corintios 4:6; Hechos 15:28; contrástese con Mateo 23:4.) Nunca exige obediencia ciega de sus criaturas, sino que suele dar suficiente información para orientarlas, y pone ante ellas las opciones, planteándoles los beneficios de obedecer y los resultados de desobedecer. (Deuteronomio 30:19, 20.) En vez de coaccionar a la gente recurriendo a la culpabilidad, la vergüenza o el miedo, procura llegarles al corazón; desea que le sirvan movidos por amor auténtico, y no por obligación. (2 Corintios 9:7.) Como estos servicios de toda alma regocijan el corazón de Dios, no es irrazonable ni ‘difícil de complacer’. (1 Pedro 2:18; Proverbios 27:11; compárese con Miqueas 6:8.)
22:19-23.
¿Qué información particular nos imparte la Biblia?.
Como pueblo de Jehová reconocemos que sin la Biblia nunca habríamos llegado a conocer el verdadero propósito de la vida, pero el aprender lo que éste realmente es ha sido muy animador para cada uno de nosotros. Esto nos a ayudado a continuar adelante a pesar de las condiciones mundiales que continuamente empeoran. La Biblia contiene información que de otra manera no nos sería asequible, como, por ejemplo, el conocimiento de cosas que acontecieron antes que el hombre entrara en la escena. (Gén. 1:1-26) La Biblia también nos habla de conversaciones que acontecieron en los cielos y que ningún oído humano podría oír a menos que Jehová suministrara la información. ¡Estas cosas fortalecen nuestra fe!—Job 1:6-12; 1 Rey. 22:19-23.
12:13, 14. Cuando tomemos decisiones importantes en la vida, debemos buscar el consejo de personas maduras que conozcan bien las Escrituras y que tengan en gran estima los principios divinos.
13:11-24. Cualquier consejo o recomendación que parezca cuestionable, aunque provenga de un compañero cristiano sincero, debe compararse con los sensatos consejos de la Palabra de Dios (1 Juan 4:1).
14:13. Jehová nos inspecciona y busca lo bueno en nosotros. Sin importar lo insignificante que sea ese elemento positivo, él puede hacerlo crecer a medida que procuramos servirle de toda alma.
15:10-13. Tenemos que rechazar con valor la apostasía y promover la adoración verdadera.
17:10-16. Debido a que la viuda de Sarepta reconoció que Elías era profeta y lo recibió como tal, Jehová bendijo sus obras de fe. Hoy día, Jehová también observa las obras de fe y recompensa a quienes apoyan la obra del Reino de diversas maneras (Mateo 6:33; 10:41, 42; Hebreos 6:10).
19:1-8.
Podemos confiar en que Jehová nos sostiene cuando afrontamos intensa oposición (2 Corintios 4:7-9).
Después de haber matado a 450 profetas de Baal, Elías se atemorizo y huyo por la amenaza de muerte de Jezabel, ¿Quién podría dar valor y animo a un hombre del calibre de Elías? Es curioso que lo hizo un ángel de Jehová, pero ¿de que manera? (1Re 19:5-7) de la forma en que lo animó el ángel de Jehová se deduce que Jehová pudiera usar a cualquier hermano para ser una fuente de ánimo para cualquiera que lo necesite, con tan solo invitándolo a tomar algo en su casa y pasar un ratito agradable juntos para animarlo.
19:10, 14, 18. Los verdaderos siervos de Jehová nunca están solos, pues lo tienen a él y también a la hermandad mundial. Jehová le recordó a Elías que no estaba solo, y uso esa información como una razón para tener ánimo, este hecho nos indica la importancia que tiene el familiarizarnos con nuestros hermanos e intercambiar nuestras experiencias para animarnos unos a otros. (Heb 10:24)
19:11-13. Jehová no es un dios de la naturaleza, ni una simple personificación de las fuerzas naturales.
20:11. Cuando Ben-hadad se jactó de que destruiría Samaria, el rey de Israel contestó: “El que se ciñe [la armadura para la guerra] no se jacte como el que se [la] desabrocha” cuando vuelve victorioso de la batalla. Cuando nos encaramos a una nueva tarea, tenemos que evitar la confianza excesiva del jactancioso (Proverbios 27:1; Santiago 4:13-16).
21:25. El amor “no busca sus propios intereses” (1 Corintios 13:5). La persona que tiene amor no manipula a los demás para salirse con la suya. La Biblia contiene ejemplos amonestadores al respecto. Por ejemplo, leemos acerca de Dalila, Jezabel y Atalía, mujeres que manipularon a los demás para su propio provecho egoísta (Jueces 16:16; 1 Reyes 21:25; 2 Crónicas 22:10-12).
Esta verdad fundamental se recalca con claridad en el libro de Primero de los Reyes. Como hemos visto, este libro también enseña otras valiosas lecciones. No cabe duda de que su mensaje es vivo y ejerce poder (Hebreos 4:12).
LAS conquistas de David habían extendido el dominio de Israel hasta los límites determinados por Dios, desde el río Éufrates en el norte hasta el río de Egipto en el sur. (2 Sam. 8:3; 1 Rey. 4:21.) Para cuando David había muerto y su hijo Salomón gobernaba en su lugar, “Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar por su multitud, y comían y bebían y se regocijaban”. (1 Rey. 4:20.) Salomón gobernó con gran sabiduría, sabiduría que sobrepasó por mucho a la de los griegos de la antigüedad. Edificó un templo magnífico para Jehová. Con todo, hasta Salomón apostató; adoró a dioses falsos. Cuando murió, el reino se dividió en dos, y varios reyes inicuos obraron ruinosamente uno tras otro en los reinos rivales de Israel y Judá, y causaron angustia al pueblo, tal como Samuel había predicho. (1 Sam. 8:10-18.) De los 14 reyes que gobernaron en Judá y en Israel después de la muerte de Salomón, y como se indica en el libro de Primero de los Reyes, solo 2 lograron hacer lo correcto a los ojos de Jehová. Entonces, ¿es ‘inspirado y provechoso’ este registro? ¡Claro que lo es!, como veremos por sus advertencias, sus profecías y tipos, y por su relación con el tema dominante del Reino que se desarrolla por “toda Escritura”.
2 El libro de los Reyes fue originalmente un solo rollo o volumen, y se le llamó Mela-kjím (Reyes) en hebreo. Los traductores de la Septuaginta lo llamaron Ba-si-léi-on, “Reinos”, y fueron los primeros que lo dividieron en dos rollos por comodidad. Más tarde se les llamó Tercero y Cuarto de los Reyes, designaciones que se usan hasta la actualidad en algunas Biblias católicas. No obstante, por lo general ahora se les llama Primero y Segundo de los Reyes. Difieren de Primero y Segundo de Samuel por mencionar registros previos como fuentes de la información que usó el compilador. En los dos libros el compilador se refiere 15 veces al “libro de los asuntos de los días de los reyes de Judá” y 18 veces al “libro de los asuntos de los días de los reyes de Israel”, y también al “libro de los asuntos de Salomón”. (1 Rey. 15:7; 14:19; 11:41.) Aunque esos otros registros antiguos se han perdido completamente, la compilación inspirada permanece... el provechoso relato de Primero y Segundo de los Reyes.
3 ¿Quién escribió los libros de los Reyes? Su hincapié en la obra de los profetas, especialmente de Elías y Eliseo, señala a un profeta de Jehová. Similitudes de lenguaje, composición y estilo sugieren que su escritor y el del libro de Jeremías son la misma persona. Muchas palabras y expresiones hebreas solo aparecen en Reyes y Jeremías, y no aparecen en ningún otro libro de la Biblia. Pero si Jeremías escribió los libros de los Reyes, ¿por qué no se le menciona en ellos? No era necesario, porque su obra ya se había abarcado en el libro que lleva su nombre. Además, Reyes se escribió para ensalzar a Jehová y Su adoración, no para contribuir a la reputación de Jeremías. En realidad, Reyes y Jeremías son complementarios en su mayor parte, pues cada uno suple lo que el otro omite. Además, hay relatos paralelos, como por ejemplo: 2 Reyes 24:18–25:30 y Jeremías 39:1-10; 40:7–41:10; 52:1-34. La tradición judía confirma que Jeremías fue el escritor de Primero y Segundo de los Reyes. Puede que él haya comenzado la compilación de ambos libros en Jerusalén, y parece que completó el segundo libro en Egipto cerca de 580 a.E.C., pues menciona sucesos de aquel año en la conclusión de su registro. (2 Rey. 25:27.) Primero de los Reyes pasa a dar la historia de Israel desde la conclusión de Segundo de Samuel, y la lleva hasta 911 a.E.C., cuando murió Jehosafat. (1 Rey. 22:50.)
4 Primero de los Reyes tiene su lugar apropiado en el canon de las Santas Escrituras, pues lo aceptan todas las autoridades. Además, algunos sucesos de Primero de los Reyes tienen confirmación en las historias seglares de Egipto y Asiria. También la arqueología apoya muchas de las declaraciones del libro. Por ejemplo, en 1 Reyes 7:45, 46 leemos que Hiram fundió los utensilios de cobre para el templo de Salomón “en el Distrito del Jordán [...] entre Sucot y Zaretán”. Unos arqueólogos que han excavado donde estaba la antigua Sucot han desenterrado allí evidencia de operaciones de fundición. Además, un relieve en la pared de un templo en Karnak (la antigua Tebas) se jacta de la invasión de Judá por el rey egipcio Sesonq (Sisaq), a quien se menciona en 1 Reyes 14:25, 26.
5 Las referencias de otros escritores de la Biblia y el cumplimiento de profecías apoyan la autenticidad de Primero de los Reyes. Jesús trató los sucesos relacionados con Elías y la viuda de Sarepta como realidades históricas. (Luc. 4:24-26.) Hablando de Juan el Bautizante, Jesús dijo: “Él mismo es ‘Elías, que está destinado a venir’”. (Mat. 11:13, 14.) Esto fue una referencia de Jesús a la profecía de Malaquías, quien también habló de un día futuro: “¡Miren! Les envío a Elías el profeta antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor”. (Mal. 4:5.) Jesús confirmó también la canonicidad de Primero de los Reyes al referirse a lo que está escrito en ese libro respecto a Salomón y la reina del sur. (Mat. 6:29; 12:42; compárese con 1 Reyes 10:1-9.)
6 Salomón llega a ser rey - (1:1–2:46) El registro de Primero de los Reyes empieza hacia el fin del reinado de 40 años de David, cuando el rey ya está por morir. Su hijo Adonías, con la ayuda de Joab el jefe del ejército y Abiatar el sacerdote, conspira para apoderarse de la gobernación real. El profeta Natán informa esto a David e indirectamente le recuerda que él ya ha designado a Salomón para rey cuando él muera. Por lo tanto, David hace que Sadoc el sacerdote unja por rey a Salomón precisamente mientras los conspiradores están celebrando a Adonías como sucesor. David ahora exhorta a Salomón a que sea fuerte y demuestre que es hombre, y que ande en los caminos de Jehová su Dios, tras lo cual muere el rey y es enterrado en “la Ciudad de David” (2:10). Con el tiempo Salomón destierra a Abiatar y ejecuta a los perturbadores Adonías y Joab. Más tarde se ejecuta a Simeí cuando no muestra respeto por la provisión misericordiosa que se hizo para perdonarle la vida. El reino queda ahora firmemente establecido en manos de Salomón.
7 El reinado sabio de Salomón - (3:1–4:34) Salomón forma una alianza matrimonial con Egipto al casarse con la hija de Faraón. Ora a Jehová por un corazón obediente para juzgar al pueblo de Jehová con discernimiento. Como no pide larga vida ni riquezas, Jehová promete darle un corazón sabio y discernidor, además de riquezas y gloria. Temprano en su reinado, Salomón demuestra su sabiduría cuando se presentan ante él dos mujeres que reclaman como hijo al mismo niño. Salomón ordena a sus hombres que “corten al niño vivo en dos” y den la mitad a cada mujer (3:25). Ante esto, la madre verdadera ruega por la vida del niño y dice que lo den a la otra mujer. Así Salomón identifica a la madre legítima, y da a ella el niño. Debido a la sabiduría divina manifestada en Salomón, todo Israel prospera y está feliz y seguro. Personas de muchos países vienen a oír los dichos sabios del rey.
8 El templo de Salomón - (5:1–10:29) Salomón recuerda las palabras de Jehová a su padre, David: “Tu hijo que yo pondré sobre tu trono en lugar de ti, él es el que edificará la casa a mi nombre” (5:5). Así que Salomón hace los preparativos para ello. Hiram el rey de Tiro le ayuda enviándole troncos de cedro y de enebro desde el Líbano y proveyéndole obreros diestros. Estos, junto con los obreros reclutados de Salomón, comienzan el trabajo en la casa de Jehová en el cuarto año del reinado de Salomón, en el año 480 después de haber salido de Egipto los israelitas (6:1). No se usan martillos, hachas ni otros instrumentos de hierro en el lugar de la construcción, pues todas las piedras se preparan y ajustan en la cantera antes de traerlas al lugar del templo para colocarlas en su lugar. Todo el interior del templo, cuyas paredes y cuyo piso se cubren primero de cedro y de enebro respectivamente, se reviste luego hermosamente de oro. Se hacen dos figuras de querubines con madera de árbol oleífero, cada una de diez codos (4,5 metros [14,6 pies]) de alto y diez codos desde el extremo de un ala hasta el extremo de la otra ala, y se colocan en el cuarto más recóndito. Se graban otros querubines, junto con figuras de palmeras y de flores, en las paredes del templo. Finalmente, después de más de siete años de trabajo, se completa el magnífico templo. Salomón continúa su programa de construcción: una casa para sí mismo, la Casa del Bosque del Líbano, el Pórtico de las Columnas, el Pórtico del Trono, y una casa para la hija de Faraón. También hace dos columnas grandes de cobre para el pórtico de la casa de Jehová, el mar fundido para el atrio, y las carretillas de cobre, así como fuentes de cobre y utensilios de oro.
9 Ahora llega el tiempo en que los sacerdotes han de traer el arca del pacto de Jehová y colocarla en el cuarto más recóndito, el Santísimo, bajo las alas de los querubines. Cuando salen los sacerdotes, ‘la gloria de Jehová llena la casa de Jehová’, de modo que los sacerdotes ya no pueden permanecer de pie allí y ministrar (8:11). Salomón bendice a la congregación de Israel, y bendice y alaba a Jehová. Hincado de rodillas y con las palmas de las manos vueltas hacia los cielos, reconoce en oración que el cielo de los cielos no puede contener a Jehová, mucho menos esta casa terrestre que él ha edificado. Ora que Jehová oiga a toda persona temerosa de Dios que ore hacia esta casa, sí, aun al extranjero de una tierra distante, “a fin de que todos los pueblos de la tierra lleguen a conocer tu nombre para que te teman lo mismo que lo hace tu pueblo Israel” (8:43).
10 Durante la fiesta de 14 días que sigue, Salomón sacrifica 22.000 cabezas de ganado vacuno y 120.000 ovejas. Jehová le dice a Salomón que ha oído su oración y que ha santificado el templo poniendo ‘allí Su nombre hasta tiempo indefinido’. Ahora bien, si Salomón anda con rectitud delante de Jehová, el trono de su reino continuará. Pero si Salomón y sus hijos después de él abandonan la adoración de Jehová y sirven a otros dioses, entonces, dice Jehová: “Yo ciertamente cortaré a Israel de sobre la superficie del suelo que les he dado; y la casa que he santificado a mi nombre la arrojaré de delante de mí, e Israel verdaderamente llegará a ser un dicho proverbial y escarnio entre todos los pueblos. Y esta casa misma llegará a ser montones de ruinas” (9:3, 7, 8).
11 A Salomón le tomó 20 años completar las dos casas: la casa de Jehová y la casa del rey. Procede ahora a construir muchas ciudades por todo su dominio, así como embarcaciones para comerciar con tierras distantes. Así es como la reina de Seba oye de la gran sabiduría que Jehová ha dado a Salomón, y llega para probarlo con preguntas de las que causan perplejidad. Después de oírle y ver la prosperidad y felicidad de su pueblo, exclama: “No se me había referido ni la mitad” (10:7). Mientras Jehová sigue mostrando amor a Israel, Salomón llega a ser “más grande en cuanto a riquezas y sabiduría que todos los demás reyes de la tierra” (10:23).
12 La infidelidad y muerte de Salomón - (11:1-43) En violación del mandato de Jehová, Salomón toma muchas esposas de otras naciones... 700 esposas y 300 concubinas. (Deu. 17:17.) Estas le desvían el corazón y él sirve a otros dioses. Jehová le dice que se le arrancará el reino, pero no en sus días, sino en los días de su hijo. Sin embargo, una parte del reino, una tribu además de Judá, será gobernada por los hijos de Salomón. Dios empieza a levantar resistidores a Salomón en naciones cercanas, y Jeroboán de la tribu de Efraín también se levanta contra el rey. El profeta Ahíya le dice a Jeroboán que llegará a ser rey sobre diez tribus de Israel, y Jeroboán huye a Egipto por su vida. Salomón muere después de reinar por 40 años, y su hijo Rehoboam asciende al trono en el año 997 a.E.C.
13 La división del reino - (12:1–14:20) Jeroboán regresa de Egipto y sube con el pueblo para pedirle a Rehoboam alivio de todas las cargas que Salomón había puesto sobre ellos. Por escuchar a los jóvenes en vez del consejo sabio de los ancianos de Israel, Rehoboam aumenta las penalidades. Israel se rebela y hace rey a Jeroboán sobre las diez tribus norteñas. Rehoboam, que solo se queda con Judá y Benjamín, reúne un ejército para pelear contra los rebeldes, pero por mandato de Jehová se vuelve. Jeroboán edifica a Siquem como capital suya, pero todavía se siente inseguro. Teme que el pueblo vuelva a Jerusalén para adorar a Jehová y de nuevo se someta a Rehoboam. Para evitar eso, erige dos becerros de oro, uno en Dan y otro en Betel, y para dirigir la adoración no escoge sacerdotes de la tribu de Leví, sino de la gente en general.
14 Mientras Jeroboán está sacrificando en el altar de Betel, Jehová envía un profeta para advertirle que Él levantará un rey de la línea de David, llamado Josías, que tomará medidas drásticas contra aquel altar de la adoración falsa. Como portento presagioso, en aquel momento el altar se parte. Al profeta mismo lo mata más tarde un león por desobedecer la instrucción de Jehová de no comer ni beber durante su misión. Ahora la adversidad empieza a plagar la casa de Jeroboán. Su hijo muere como juicio procedente de Jehová, y Ahíya el profeta de Dios predice que la casa de Jeroboán será cortada por completo debido a su gran pecado de erigir dioses falsos en Israel. Después de reinar 22 años, Jeroboán muere, y su hijo Nadab sube al trono en su lugar.
15 En Judá: Rehoboam, Abiyam y Asá - (14:21–15:24) Mientras tanto, bajo Rehoboam, Judá también está haciendo lo que es malo a los ojos de Jehová: practica la adoración de ídolos. El rey de Egipto realiza una invasión y se lleva muchos de los tesoros del templo. Rehoboam muere después de gobernar por 17 años, y su hijo Abiyam le sucede como rey. Este también sigue pecando contra Jehová, y muere tras un reinado de tres años. Su hijo Asá gobierna entonces y, a diferencia de su padre, sirve a Jehová con un corazón completo y quita del país los ídolos estercolizos. Hay guerra constante entre Israel y Judá. Asá consigue ayuda de Siria, e Israel se ve obligado a retirarse. Asá gobierna por 41 años y le sucede su hijo Jehosafat.
16 En Israel: Nadab, Baasá, Elah, Zimrí, Tibní, Omrí y Acab - (15:25–16:34) ¡Qué grupo de inicuos! Baasá asesina a Nadab después que este ha reinado solo dos años, y sigue tras su objetivo aniquilando a la entera casa de Jeroboán. Continúa en la adoración falsa y en la lucha contra Judá. Jehová predice que barrerá completamente toda la casa de Baasá, como Él ha hecho con la de Jeroboán. Después del reinado de 24 años de Baasá, le sucede su hijo Elah, a quien asesina dos años después su siervo Zimrí. Tan pronto como se apodera del trono, Zimrí derriba a toda la casa de Baasá. Cuando el pueblo se entera de esto, hace rey a Omrí, el jefe del ejército, y sube contra Tirzá, la capital de Zimrí. Cuando Zimrí ve que todo está perdido, quema con fuego sobre sí la casa del rey, de modo que muere. Entonces Tibní trata de gobernar como rey rival, pero algún tiempo después los seguidores de Omrí lo vencen y lo matan.
17 Omrí compra la montaña de Samaria y edifica allí la ciudad de Samaria. Anda en todos los caminos de Jeroboán y ofende a Jehová con la adoración de ídolos. De hecho, es peor que todos los que le han antecedido. Muere después de un reinado de 12 años, y su hijo Acab le sucede. Acab se casa con Jezabel, la hija del rey de Sidón, y entonces erige un altar a Baal en Samaria. Excede en iniquidad a todos los que le han precedido. En ese tiempo Hiel el betelita reedifica la ciudad de Jericó a costa de la vida de su hijo primogénito y la de su hijo menor. La adoración verdadera está en su nivel más bajo.
18 La obra profética de Elías en Israel - (17:1–22:40) De pronto se presenta en la escena un mensajero de Jehová. Es Elías el tisbita. Es realmente sorprendente su primera declaración formal al rey Acab: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová el Dios de Israel, delante de quien en efecto estoy de pie, no habrá durante estos años ni rocío ni lluvia, excepto por orden de mi palabra!” (17:1). Tan de repente como se había presentado, Elías se retira por dirección de Jehová a un valle al este del Jordán. Hay una sequía en Israel que duró tres años y medio (Lu 4:25; Snt 5:17), pero unos cuervos le llevan alimento a Elías. Cuando se seca la corriente del valle, Jehová envía a su profeta a Sarepta en Sidón para que more allí. Por la bondad de una viuda para con Elías, Jehová mantiene milagrosamente la pequeña provisión de harina y aceite que ella tiene, y así ni ella ni su hijo mueren de hambre. Más tarde el hijo enferma y muere, pero Jehová le devuelve la vida al niño por el ruego de Elías. Entonces, al tercer año de la sequía Jehová envía a Elías de nuevo a Acab. Acab acusa a Elías de acarrearle extrañamiento a Israel, pero Elías le dice a Acab con denuedo: “Tú y la casa de tu padre” lo han hecho por seguir a los Baales (18:18).
19 Elías le pide a Acab que reúna a todos los profetas de Baal en el monte Carmelo. Ya no será posible cojear sobre dos opiniones. Se define la cuestión: ¡Jehová contra Baal! Delante de todo el pueblo, los 450 sacerdotes de Baal preparan un toro, lo colocan sobre madera en el altar, y oran para que descienda fuego del cielo y consuma la ofrenda. Desde la mañana hasta el mediodía, llaman en vano a Baal, mientras Elías se mofa de ellos en desafío. ¡Gritan y se cortan, pero no hay respuesta! Entonces el profeta solitario, Elías, edifica un altar en el nombre de Jehová y prepara la madera y el toro para el sacrificio. Hace que el pueblo empape la ofrenda y la madera con agua tres veces, y luego ora a Jehová: “Respóndeme, oh Jehová, respóndeme, para que sepa este pueblo que tú, Jehová, eres el Dios verdadero”. Ante eso, relampaguea fuego desde el cielo y consume la ofrenda, la leña, las piedras del altar, el polvo y el agua. Cuando todo el pueblo ve esto, inmediatamente caen sobre sus rostros y dicen: “¡Jehová es el Dios verdadero! ¡Jehová es el Dios verdadero!” (18:37, 39). ¡Muerte a los profetas de Baal! Elías se encarga personalmente de la matanza, de modo que no escapa ninguno. Entonces Jehová da lluvia y pone fin a la sequía en Israel.
20 Cuando llegan a oídos de Jezabel las noticias de la humillación de Baal, ella procura que se dé muerte a Elías. Por temor, él huye con su servidor al desierto, y Jehová lo dirige a Horeb. Jehová se le aparece allí... no, no espectacularmente en un viento ni en un terremoto ni en un fuego, sino con “una voz calmada y baja” (19:11, 12). Jehová le dice que unja a Hazael por rey de Siria, a Jehú por rey sobre Israel, y a Eliseo por profeta en su lugar. Consuela a Elías con la noticia de que en Israel hay 7.000 personas que no se han inclinado ante Baal. Elías procede directamente a ungir a Eliseo mediante arrojar sobre él su vestidura oficial. Acab obtiene ahora dos victorias sobre los sirios, pero Jehová lo reprende por hacer un pacto con el rey de ellos en vez de matarlo. Luego viene el asunto de Nabot, cuya viña codicia Acab. Jezabel hace que unos testigos falsos incriminen a Nabot y que se le dé muerte, para que Acab pueda apoderarse de la viña. ¡Qué imperdonable crimen!
21 De nuevo aparece Elías. Le dice a Acab que donde ha muerto Nabot lamerán los perros su sangre también, y que su casa será exterminada tan completamente como las de Jeroboán y Baasá. Los perros se comerán a Jezabel en la porción de terreno de Jezreel. “Sin excepción, nadie ha resultado como Acab, que se vendió para hacer lo que era malo a los ojos de Jehová, a quien incitó Jezabel su esposa” (21:25). No obstante, porque Acab se humilla al oír las palabras de Elías, Jehová dice que la calamidad no vendrá en sus días, sino en los días de su hijo. Acab se une ahora a Jehosafat, el rey de Judá, en la lucha contra Siria, y en violación del consejo de Micaya el profeta de Jehová, estos salen a la batalla. Acab muere de heridas recibidas en la batalla. Mientras lavan su carro en el estanque de Samaria, los perros lamen su sangre, tal como profetizó Elías. Su hijo Ocozías es rey de Israel en su lugar.
22 Jehosafat reina en Judá - (22:41-53) Jehosafat, quien acompañó a Acab a la batalla contra Siria, es fiel a Jehová como Asá su padre, pero no elimina enteramente los lugares altos de la adoración falsa. Muere después de gobernar por 25 años, y su hijo Jehoram le sucede en el reino. Al norte, en Israel, Ocozías sigue en las pisadas de su padre y ofende a Jehová por adorar a Baal.
23 Se puede derivar mucho provecho de la instrucción divina de Primero de los Reyes. En primer lugar, considere el asunto de la oración, que se destaca muy a menudo en este libro. Salomón, cuando se encaró a la tremenda responsabilidad de la gobernación real en Israel, oró humildemente a Jehová como lo haría un niño. Pidió simplemente discernimiento y un corazón obediente, pero Jehová le dio riquezas y gloria además de sabiduría en medida rebosante (3:7-9, 12-14). ¡Hoy día podemos estar seguros de que nuestras oraciones humildes por sabiduría y dirección en el servicio a Jehová no quedarán sin respuesta! (Sant. 1:5.) ¡Oremos siempre con fervor desde el corazón, con aprecio profundo por toda la bondad de Jehová, como lo hizo Salomón en la dedicación del templo! (1 Rey. 8:22-53.) ¡Que nuestras oraciones siempre lleven el sello de confianza absoluta en Jehová, como lo llevaron las oraciones de Elías en tiempo de prueba y cuando se vio cara a cara con una nación que adoraba a demonios! Jehová provee maravillosamente para los que lo buscan en oración. (1 Rey. 17:20-22; 18:36-40; 1 Juan 5:14.)
24 Además, los ejemplos de los que no se humillaron delante de Jehová deben servirnos de amonestación. ¡Cuánto ‘se opone Dios a esos altivos’! (1 Ped. 5:5.) Entre ellos estuvieron Adonías, quien creyó que podría pasar por alto el nombramiento teocrático de Jehová. (1 Rey. 1:5; 2:24, 25); Simeí, quien pensó que podría salirse de sus límites y volver a ellos (2:37, 41-46); Salomón en sus años postrimeros, cuya desobediencia le trajo resistidores de parte de Jehová (11:9-14, 23-26); y los reyes de Israel, cuya religión falsa resultó desastrosa (13:33, 34; 14:7-11; 16:1-4). También estuvo entre estos la inicuamente codiciosa Jezabel, el poder tras el trono de Acab, cuyo ejemplo notorio se utilizó mil años después en una advertencia a la congregación de Tiatira: “No obstante, sí tengo esto contra ti: que toleras a aquella mujer Jezabel, que a sí misma se llama profetisa, y enseña y extravía a mis esclavos para que cometan fornicación y coman cosas sacrificadas a los ídolos”. (Rev. 2:20.) ¡Los superintendentes deben mantener limpias y libres de toda influencia como la de Jezabel a las congregaciones! (Compárese con Hechos 20:28-30.)
25 El poder de profecía de Jehová se ve claramente por el cumplimiento de muchas profecías que se dan en Primero de los Reyes. Un ejemplo es el de la predicción notable, hecha con más de 300 años de anterioridad, de que Josías sería quien destrozaría el altar de Jeroboán en Betel. ¡Josías lo hizo! (1 Rey. 13:1-3; 2 Rey. 23:15.) Sin embargo, más sobresalientes son las profecías relacionadas con la casa de Jehová edificada por Salomón. Jehová le dijo a Salomón que el apostatar para adorar a dioses falsos llevaría a que Jehová cortara a Israel de sobre la superficie del suelo y arrojara de delante de sí la casa que había santificado a Su nombre. (1 Rey. 9:7, 8.) En 2 Crónicas 36:17-21 se nos indica con cuánta exactitud se realizó esa profecía. Además, Jesús mostró que al templo posterior que edificó Herodes el Grande en el mismo lugar le ocurriría lo mismo y por la misma razón. (Luc. 21:6.) ¡Cuán cierto fue aquello también! Debemos recordar aquellas catástrofes y su causa, para que siempre andemos en las sendas del Dios verdadero.
26 La reina de Seba viajó desde su país lejano para maravillarse de la sabiduría de Salomón, la prosperidad de su pueblo y la gloria de su reino, incluso la magnífica casa de Jehová. Sin embargo, hasta Salomón le confesó a Jehová: “Los cielos, sí, el cielo de los cielos, ellos mismos no pueden contenerte; ¡cuánto menos, pues, esta casa que yo he edificado!”. (1 Rey. 8:27; 10:4-9.) Pero siglos después Cristo Jesús vino para llevar a cabo una obra de edificación espiritual relacionada especialmente con el restablecimiento de la adoración verdadera en el gran templo espiritual de Jehová. (Heb. 8:1-5; 9:2-10, 23.) En el caso de él, que es mayor que Salomón, se realizará esta promesa de Jehová: “Yo verdaderamente estableceré el trono de tu reino sobre Israel hasta tiempo indefinido”. (1 Rey. 9:5; Mat. 1:1, 6, 7, 16; 12:42; Luc. 1:32.) Primero de los Reyes suministra una estimulante visión por anticipado de la gloria del templo espiritual de Jehová y de la prosperidad, el regocijo y la deleitosa felicidad de todos los que llegan a vivir bajo la sabia gobernación del Reino de Jehová mediante Cristo Jesús. ¡Aumenta continuamente nuestro aprecio de la importancia de la adoración verdadera y de la maravillosa provisión de Jehová, su Reino mediante la Descendencia!
Libros de las Santas Escrituras que relatan la historia de Israel desde los últimos días del rey David hasta la liberación del rey Joaquín de su prisión en Babilonia.
En un principio los dos libros de los Reyes formaban un solo rollo llamado Reyes (heb. Mela-kjím), y hoy día en la Biblia hebrea todavía se consideran un solo libro, el cuarto de la sección conocida como los “Primeros Profetas”. En la Septuaginta griega, a los libros de los Reyes se les llamaba Tercero y Cuarto de los Reinos, y a los libros de Samuel, Primero y Segundo de los Reinos. En la Vulgata latina se les conocía como los cuatro libros “de los Reyes”, porque Jerónimo optó por el nombre Regum (de los Reyes), en consonancia con el título hebreo, en lugar de Regnorum, que era una traducción literal del título que aparecía en la Septuaginta (de los Reinos). La división en dos libros que aparece en la Septuaginta fue muy apropiada, pues al tratarse de una traducción al griego, lengua que escribe las vocales, requería casi el doble del espacio que en hebreo, idioma en el que no se escribieron las vocales hasta la segunda mitad del I milenio E.C. La división entre Segundo de Samuel y Primero de los Reyes no siempre se ha hecho en el mismo lugar en las versiones griegas. Por ejemplo, en su recensión de la Septuaginta, Luciano el Antioqueno hizo la división de manera que el Primero de los Reyes comenzaba con lo que en nuestras Biblias actuales es 1 Reyes 2:12.
La escritura de los libros. Aunque en ninguno de los dos relatos se da el nombre del escritor de los libros de los Reyes, tanto los indicios bíblicos como la tradición judía señalan a Jeremías. Muchas palabras y expresiones hebreas que se hallan en estos dos libros no aparecen en el resto de la Biblia, salvo en la profecía de Jeremías. Los libros de los Reyes y el libro de Jeremías se complementan, y por lo general cuando se ha hablado cabalmente de cierto acontecimiento en uno de ellos, solo se menciona con brevedad en el otro. Sería lógico esperar que no hubiese ninguna mención de Jeremías en los libros de los Reyes, a pesar de tratarse de un profeta muy prominente, si él fuera el autor, pues sus actividades estaban narradas en el libro que lleva su nombre. Los libros de los Reyes cuentan qué condiciones predominaban en Jerusalén al inicio del cautiverio, lo que indica que, como fue el caso de Jeremías, el escritor no había sido llevado a Babilonia. (Jer 40:5, 6.)
Algunos eruditos creen ver en los libros de los Reyes pruebas de que hubo más de un escritor o compilador. Sin embargo, con la excepción de las variaciones debidas a las fuentes utilizadas, hay que observar que el lenguaje, el estilo, el vocabulario y la gramática son uniformes de principio a fin.
Primero de los Reyes abarca un período de unos ciento veintinueve años, que comienza con los últimos días del rey David, alrededor de 1040 a.E.C., y llega hasta la muerte del rey Jehosafat de Judá, en 911 a.E.C. (1Re 22:50.) Segundo de los Reyes empieza con el reinado de Ocozías (c. 920 a. E.C.) y prosigue hasta el final del trigésimo séptimo año del exilio de Joaquín, en 580 a.E.C., un período de unos trescientos cuarenta años. (2Re 1:1, 2; 25:27-30.) De modo que los relatos combinados de los libros de los Reyes engloban unos cuatro siglos y medio de la historia hebrea. Como los acontecimientos que se registran en ellos llegan hasta el año 580 a.E.C., no pudo terminarse su escritura antes de esta fecha, y dado que no se habla del fin del exilio en Babilonia, debieron terminarse en un único rollo antes de ese tiempo.
Parece ser que los libros se escribieron en su mayor parte en Judá, porque allí estaría disponible una buena parte de la fuente de información. Sin embargo, como es lógico, Segundo de los Reyes se completó en Egipto, donde fue llevado Jeremías después que se asesinó a Guedalías en Mizpá. (Jer 41:1-3; 43:5-8.)
Los libros de los Reyes siempre han formado parte del canon judío y han sido aceptados como canónicos. Hay buena base para ello, porque estos libros siguen el desarrollo del tema principal de la Biblia: la vindicación de la soberanía de Jehová y el cumplimiento definitivo de su propósito para la Tierra por medio de su Reino bajo Cristo, la Descendencia prometida. Además, en ellos se da relevancia a tres destacados profetas, Elías, Eliseo e Isaías, y se muestra que sus profecías se cumplieron de manera infalible. En otras partes de las Escrituras se mencionan y aclaran acontecimientos registrados en los libros de los Reyes. Jesús aludió a lo que está escrito en estos libros en tres ocasiones cuando mencionó a Salomón (Mt 6:29), a la reina del Sur (Mt 12:42; compárese con 1Re 10:1-9), a la viuda de Sarepta y, por último, a Naamán. (Lu 4:25-27; compárese con 1Re 17:8-10; 2Re 5:8-14.) Pablo hace referencia al relato concerniente a Elías y los 7.000 hombres que no se arrodillaron ante Baal. (Ro 11:2-4; compárese con 1Re 19:14, 18.) Santiago habla de las oraciones de Elías para pedir sequía y luego lluvia. (Snt 5:17, 18; compárese con 1Re 17:1; 18:45.) Estas referencias a las acciones de personas mencionadas en los libros de los Reyes atestiguan la canonicidad de estos escritos.
En buena medida, en los libros de los Reyes se compilaron escritos anteriores, y el escritor indica claramente que acude a estas fuentes exteriores para conseguir parte de su información, pues se refiere al “libro de los asuntos de Salomón” (1Re 11:41), al “libro de los asuntos de los días de los reyes de Judá” (1Re 15:7, 23) y al “libro de los asuntos de los días de los reyes de Israel”. (1Re 14:19; 16:14.)
Uno de los manuscritos hebreos más antiguos que contienen los libros de los Reyes en su totalidad data de 1008 E.C. Los manuscritos Vaticano núm. 1209 y Alejandrino contienen los libros de los Reyes (en griego), pero no se encuentran en el Manuscrito Sinaítico. En las cuevas de Qumrán se han hallado algunos fragmentos de los libros de los Reyes que deben datar de antes de la era común.
El escritor o compilador de estos libros presentó hechos pertinentes acerca de cada rey a fin de situarlo en la corriente del tiempo y de revelar cómo juzgó Dios a cada uno de ellos, fuese de manera favorable o desfavorable. Sobresale como factor preponderante la vinculación de sus reinados con la adoración verdadera. Tras el relato de la gobernación de Salomón, se emplea, con escasas excepciones, un patrón determinado para narrar cada reinado, ya que se intercalan dos líneas paralelas de historia. Lo primero que se presenta, a modo de introducción, en el caso de los reyes de Judá, suele ser el año de reinado del monarca correspondiente de Israel. A continuación se menciona la edad del rey, la duración de su gobernación, el lugar desde donde reinó y el nombre y la procedencia de su madre, un dato de interés e importancia si se tiene en cuenta que algunos reyes de Judá eran polígamos. Al concluir el relato de cada uno de los reyes, se mencionan la fuente de información, el lugar donde se le enterró y el nombre de su sucesor. Se suministran algunos de estos mismos detalles en cuanto a los reyes de Israel, pero no se indica su edad cuando subió al trono ni el nombre y procedencia de su madre. La información registrada en Primero y Segundo de los Reyes ha sido de gran importancia en el estudio de la cronología bíblica. (Véase CRONOLOGÍA.)
Los libros de los Reyes son más que solo anales o una narración de acontecimientos, como en el caso de una crónica. Cuando informan de un hecho histórico, explican su trascendencia. Al parecer se eliminó del relato todo lo que no estaba directamente relacionado con el desarrollo del propósito de Dios y lo que no ilustraba los principios por los que Jehová se regía al tratar con su pueblo. Por otra parte, no se disimulan las faltas de Salomón y de los otros reyes de Judá e Israel, sino que se relatan con la máxima franqueza.
Pruebas arqueológicas. El descubrimiento de numerosos restos antiguos ha confirmado la exactitud geográfica e histórica de los libros de los Reyes. Tanto la arqueología como la flora actual confirma la existencia de bosques de cedros en el Líbano, de los que Salomón obtuvo madera para sus obras de construcción en Jerusalén. (1Re 5:6; 7:2.) Se han hallado indicios de actividad industrial en la cuenca del Jordán, al N. del Jaboq, donde en un tiempo estuvieron ubicadas Sucot y Zaretán. (1Re 7:45, 46.)
La invasión de Judá por parte de Sisaq en el tiempo de Rehoboam (1Re 14:25, 26) está confirmada por el propio registro del Faraón en los muros del templo de Karnak (Egipto). En un obelisco negro de piedra caliza del rey asirio Salmanasar III hallado en Nimrud en el año 1846, se representa a alguien que tal vez sea un emisario de Jehú inclinado ante Salmanasar. Aunque este incidente no se menciona en los libros de los Reyes, constituye una prueba más de la historicidad del rey Jehú de Israel. Las extensas obras de edificación de Acab, entre las que se cuenta “la casa de marfil que edificó” (1Re 22:39), están bien atestiguadas por las ruinas halladas en Samaria.
En la Piedra Moabita se recogen algunos de los acontecimientos relacionados con la sublevación del rey Mesá contra Israel, aunque presenta la versión del monarca moabita. (2Re 3:4, 5.) Esta inscripción alfabética también contiene el Tetragrámaton.
El nombre Péqah se halla en anales atribuidos a Tiglat-piléser III. (2Re 15:27.) La campaña de este rey contra Israel se menciona en sus anales reales y en una inscripción hallada en un edificio asirio. (2Re 15:29.) En las inscripciones de la campaña de Tiglat-piléser también se ha descifrado el nombre Oseas (Hosea, NM). (2Re 15:30; La Sabiduría del Antiguo Oriente, edición de J. B. Pritchard, 1966, págs. 228-230.)
Algunos de los combates del rey asirio Senaquerib se registran en sus anales, pero no se menciona que un ángel aniquiló a su ejército de 185.000 soldados mientras amenazaba a Jerusalén (2Re 19:35); claro está que tampoco esperaríamos hallar entre sus jactanciosos registros un relato de este revés aplastante. En unas tablillas cuneiformes desenterradas en Babilonia se ha hallado confirmación arqueológica notable de la última declaración que aparece en los libros de los Reyes. Estas indican que Ja`ukinu (Joaquín) fue puesto en prisión en Babilonia y mencionan que recibía raciones del tesoro real. (2Re 25:30; Ancient Near Eastern Texts, edición de J. B. Pritchard, 1974, pág. 308.)
Cumplimientos de profecías. Los libros de los Reyes contienen diversas profecías y registran impresionantes cumplimientos. Por ejemplo, 1 Reyes 2:27 muestra el cumplimiento de la palabra de Jehová contra la casa de Elí. (1Sa 2:31-36; 3:11-14.) Las profecías referentes a Acab y su casa se cumplieron (compárese 1Re 21:19-21 con 1Re 22:38 y 2Re 10:17), así como lo que se predijo en cuanto a Jezabel y sus restos. (Compárese 1Re 21:23 con 2Re 9:30-36.) Y la historia confirma la veracidad de la profecía sobre la destrucción de Jerusalén. (2Re 21:13.)
Entre los muchos puntos que se destacan en los libros de los Reyes está la importancia de adherirse a los requisitos de Jehová y las terribles consecuencias de pasar por alto sus justas leyes. Los dos libros de los Reyes verifican de manera contundente las predichas consecuencias de obedecer y desobedecer a Jehová Dios.
Resumen conciso de la historia de los reinos de Judá e Israel desde los últimos días de David hasta la muerte de Jehosafat |
Salomón, conocido por su sabiduría al comienzar su reinado, termina apostatando
★Natán actúa para frustrar el intento de Adonías de reinar sobre Israel; se entroniza a Salomón (1:5–2:12) |
Israel se divide e instituye la adoración de becerros para evitar ir a Jerusalén
★Debido a la apostasía de Salomón, Jehová profetiza la división de la nación (11:11-13) |
En el reino meridional, Judá, se alternan reyes buenos y malos
★Rehoboam y su sucesor Abiyam toleran la detestable adoración falsa (14:21-24; 15:1-3) |
Luchas por el poder, asesinatos e idolatría desgarran el reino de Israel
★Nadab, el hijo de Jeroboán, se convierte en rey; Baasá lo asesina y se apodera del trono (15:25-30) |
Una alianza pone fin a las guerras entre Judá e Israel
★Jeroboán guerrea contra Rehoboam y después contra Abiyam; Baasá combate contra Asá (15:6, 7, 16-22) |
Profetas de Israel y Judá
★Ahíya profetiza que diez tribus serán arrancadas de la casa de David; posteriormente profetiza el juicio de Jehová contra Jeroboán (11:29-39; 14:7-16) |