Judas —medio hermano de Jesús— escribió su carta en Palestina hacia el año 65. En ella advierte a sus compañeros cristianos de que algunos malvados se habían infiltrado en la congregación y les da consejos para que puedan resistir las malas influencias. Prestar atención al mensaje de las tres cartas de Juan y la de Judas nos ayudará a permanecer firmes en la fe a pesar de los obstáculos (Heb. 4:12).
Juan empieza su segunda carta con estas palabras: “El anciano, a la señora escogida y a sus hijos”. Él expresa su alegría al hallar a “ciertos hijos [de ella] andando en la verdad” (2 Juan 1, 4).Tras animar a los hermanos a cultivar amor, Juan escribe: “Esto es lo que el amor significa: que sigamos andando según sus mandamientos”. También advierte sobre “el engañador y el anticristo” (2 Juan 5-7).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1, 13.
¿Quién es “la señora escogida”?
Juan pudiera referirse a una mujer específica a quien llama Kiria o Ciria, que en griego significa “señora”. O tal vez, a fin de confundir a los perseguidores, empleó una figura retórica para dirigirse a una congregación en particular. En tal caso, los hijos de ella serían los miembros de la congregación y “los hijos de [su] hermana” serían los miembros de otra congregación.
7.
¿De qué venida habla Juan, y cómo es que los engañadores “no [la] confiesan”?
No se refiere a la futura venida invisible de Jesús, sino a su venida en la carne y su ungimiento como el Cristo (1 Juan 4:2). Los engañadores no confiesan esta venida en la carne. Quizás nieguen que Jesús vivió o que fue ungido con espíritu santo.
2, 4.
Conocer esta “verdad” —todo el conjunto de enseñanzas cristianas que forman parte de la Biblia— y atenernos a ella es esencial para nuestra salvación (3 Juan 3, 4).
8-11.
Si no queremos perder la “bondad inmerecida, [la] misericordia y [la] paz de parte de Dios el Padre y de parte de Jesucristo” ni el amoroso compañerismo de nuestros hermanos en la fe, debemos ‘cuidarnos’ en sentido espiritual y rechazar a quienes “no permanece[n] en la enseñanza del Cristo” (2 Juan 3).
LA SEGUNDA carta de Juan es breve —quizás se haya escrito en una sola hoja de papiro—, pero abunda en significado. Se dirige “a la señora escogida y a sus hijos”. Puesto que es cierto que “Kyria” (“señora” en griego) existía como nombre propio cuando se escribió la carta, algunos escriturarios opinan que esta se había dirigido a una persona que tenía ese nombre. Por otro lado, algunos piensan que Juan escribía a una congregación cristiana y se refería a ella con la expresión “la señora escogida”. Esto pudo haberse hecho para confundir a perseguidores. En tal caso, los saludos de “los hijos de tu hermana” mencionados en el último versículo serían los de los miembros de otra congregación. Así que la segunda carta no tenía el propósito de ser de alcance tan general como la primera, pues evidentemente se escribió o a una sola persona o a una congregación en particular (2 Juan 1).
2 No hay motivo para dudar que Juan haya escrito esta carta. El escritor se llama a sí mismo “el anciano”. Esto ciertamente cuadra con Juan no solo por su edad avanzada, sino también porque, como una de las “columnas” (Gál. 2:9) y el último apóstol con vida entonces, era verdaderamente un “anciano” en la congregación cristiana. Era bien conocido, y no se requeriría ninguna otra identificación para sus lectores. Algo que también indica que él la escribió es la similitud de su estilo con el de la primera carta y el Evangelio de Juan. Al igual que la primera carta, parece que la segunda carta se escribió en Éfeso o sus alrededores, cerca de 98 E.C. Respecto a la Segunda y la Tercera de Juan, la Cyclopedia de McClintock y Strong comenta: “Por su similitud general, podemos conjeturar que las dos epístolas se escribieron poco después de la Primera Epístola desde Éfeso. Ambas aplican a casos individuales de conducta los principios que se habían establecido plenamente en la Primera Epístola”a. Como apoyo de la autenticidad de la carta, Ireneo, del siglo II, cita de ella, y Clemente de Alejandría, de la misma época, la aceptaba. Además, las cartas de Juan aparecen en la lista del Fragmento Muratoriano.
3 Como fue cierto de Primera de Juan, la razón por la cual se escribió esta carta fue la arremetida de los falsos maestros contra la fe cristiana. Juan quiere prevenir a sus lectores contra ellos para que puedan reconocerlos y evitarlos, mientras siguen andando en la verdad, con amor mutuo.
4 Amarnos unos a otros; rechazar a los apóstatas - (vss 1-13) Después de expresar su amor en la verdad a ‘la señora escogida y sus hijos’, Juan se regocija de haber hallado a algunos de ellos andando en la verdad, como lo ha mandado el Padre. Pide que muestren su amor unos a otros mediante seguir andando según los mandamientos de Dios. Pues engañadores y anticristos han salido al mundo, quienes no confiesan a Jesucristo como venido en carne. El que se adelanta y va más allá de la enseñanza de Cristo no tiene a Dios, pero el que permanece en su enseñanza “tiene al Padre y también al Hijo”. No deben recibir en sus casas a nadie que no traiga esta enseñanza; ni siquiera deben saludarlo. Juan tiene muchas cosas que escribirles, pero en vez de eso espera ir a hablar con ellos cara a cara, para que el gozo de ellos sea “a plenitud” (2 Juan 9, 12).
5 Parece que en los días de Juan, como en nuestros tiempos, había algunos que no se conformaban con mantenerse en las enseñanzas claras y sencillas de Cristo. Querían algo más, algo que halagara su ego, algo que los ensalzara y los pusiera en la categoría de los filósofos mundanos, y estaban dispuestos a contaminar y dividir la congregación cristiana para alcanzar sus objetivos egoístas. Para Juan valía mucho la armonía de la congregación que tiene como base el amor y la enseñanza correcta en unión con el Padre y el Hijo. Hoy día nosotros debemos estimar de igual modo la unidad de la congregación, y hasta negar compañerismo o saludos a los que apostatan a alguna enseñanza que esté más allá de la que hemos recibido mediante las Escrituras inspiradas. Al continuar andando según los mandamientos de Dios, y en la plena medida del gozo que hay en la verdadera asociación cristiana, podemos estar seguros de que “con nosotros habrá bondad inmerecida, misericordia y paz de parte de Dios el Padre y de parte de Jesucristo el Hijo del Padre, con verdad y amor” (2 Juan 3). Ciertamente la segunda carta de Juan subraya la bendición de tal unidad cristiana.
La segunda carta de Juan empieza con las palabras: “El anciano, a la señora escogida y a sus hijos”. (2Jn 1.) Así, de manera indirecta, Juan indica que él es el escritor. Era en verdad un “anciano”, pues para este tiempo tendría entre noventa y cien años de edad. También era anciano en sentido espiritual, y una ‘columna’ de la congregación. (Gál 2:9.)
Algunos piensan que esta carta a “la señora escogida” se dirige a una de las congregaciones cristianas, y que los hijos son hijos en sentido espiritual. Los hijos de la “hermana” (2Jn 13) serían los miembros de otra congregación. Hay quienes, por el contrario, sostienen que esta carta se dirigió a una persona tal vez llamada Kiria o Ciria (“señora”, en griego).
Muchos de los argumentos de la segunda carta de Juan se encuentran en forma más detallada en la primera. Habla de la verdad que permanece en los que realmente la conocen, y de la bondad inmerecida y la paz de Dios. Se regocija porque algunos continúan “andando en la verdad”, muestran amor los unos por los otros y guardan los mandamientos. Sin embargo, han salido al mundo engañadores, y el anticristo niega que el Hijo de Dios haya venido en la carne. (Compárese con 2Jn 7 y 1Jn 4:3.) En 2 Juan 10, 11, amplía la instrucción de su primera carta al mostrar la medida que deberían tomar los miembros de la congregación en el caso de aquellos que se adelantan a la enseñanza del Cristo y que vienen con una enseñanza propia o de otro hombre. Juan manda que no se les salude ni reciba en el hogar cristiano.
Carta dirigida a “la señora escogida”, quizás una persona o posiblemente una congregación |
Sigan andando en la verdad - (vss. 1-6)
★Juan y todos los demás que conocen la verdad aman a “la señora escogida” y a sus hijos que están andando en la verdad
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Cuídense de los engañadores - (vss. 7-13)
★Los engañadores niegan que Jesucristo viniera en la carne
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