Unos diez años después, Pablo se halla en Macedonia, y Timoteo en Éfeso. El apóstol le escribe a Timoteo, recomendándole que permanezca en Éfeso y siga combatiendo las enseñanzas de los falsos maestros que han surgido en esa congregación. Cuando se desata una ola de persecución contra los cristianos —tras un fuego que devora Roma en el año 64—, Pablo escribe una segunda carta a Timoteo, la última de sus epístolas inspiradas. Hoy día podemos sacar provecho del estímulo y los consejos que contienen estas cuatro cartas de Pablo (Heb. 4:12).
A fin de preparar a Timoteo para los tiempos difíciles que se avecinan, Pablo escribe: “Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio”. Además, le aconseja: “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar” (2 Tim. 1:7; 2:24).El apóstol exhorta al joven superintendente: “Continúa en las cosas que aprendiste y fuiste persuadido a creer”. Y dado que las enseñanzas apóstatas se estaban difundiendo, le brinda el siguiente consejo: “Predica la palabra, ocúpate en ello urgentemente [...]; censura, corrige, exhorta” (2 Tim. 3:14; 4:2).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:7a.
¿Qué es el buen juicio, y por qué que es todo lo contrario de la cobardía?.
El “buen juicio” es la capacidad de pensar con sensatez. Esta cualidad te ayudará a enfrentarte con madurez a las situaciones de la vida, por desagradables que sean. Es triste decirlo, pero algunos jóvenes no tienen la madurez ni el valor para enfrentarse a los problemas y tratan de escapar de ellos pasándose el día en la cama o viendo la televisión, consumiendo drogas y alcohol, yendo de fiesta en fiesta o llevando una vida inmoral. Pero a los cristianos se nos anima a “repudiar la impiedad y los deseos mundanos y a vivir con buen juicio y justicia y devoción piadosa en medio de este sistema de cosas actual” (Tito 2:12). Así es, la Biblia exhorta a “los hombres de menos edad a que sean de juicio sano” (Tito 2:6). Para seguir este consejo, debes orar a Jehová y confiar en que él puede darte las fuerzas que necesitas para enfrentarte a los problemas (1 Ped. 4:11).
1:13.
¿Qué es “el modelo de palabras saludables”, y cómo demuestran los ancianos que se atienen a él?.
En 1 Timoteo 6:3, Pablo llama “palabras saludables” a “las de nuestro Señor Jesucristo”. Dado que las enseñanzas de Jesús armonizan con ‘toda Escritura que es inspirada de Dios y provechosa para enseñar’, “el modelo de palabras saludables” se refiere por extensión a todas las doctrinas bíblicas (2 Tim. 3:16, 17). Estas enseñanzas nos ayudan a ver lo que Jehová espera de nosotros. Seguimos “reteniendo” dicho modelo al poner en práctica lo que hemos aprendido en la Biblia.
Los ancianos deben atenerse a la Palabra de Dios cuando enseñan en la congregación y no deben promover filosofías humanas o ideas personales (2 Tim. 4:2). El mismo principio es aplicable cuando enseñamos fuera de la congregación (2 Tim. 4:5).
1:13a.
Al utilizar nuestra principal fuente de información, las Escrituras, para elaborar un discurso, ¿por qué es práctico 1) examinar el contexto, 2) buscar las remisiones y 3) utilizar las concordancias bíblicas?.
Examinar el contexto mejora el entendimiento de los pasajes bíblicos y proporciona detalles que dan colorido al discurso.
2) Las remisiones arrojan luz sobre el relato. A veces ponen de relieve el cumplimiento de una profecía bíblica o un patrón del pacto de la Ley; en otras ocasiones se limitan a conducirnos a pensamientos paralelos interesantes o a datos biográficos o geográficos.
3) Las concordancias bíblicas nos permiten localizar versículos relacionados con el tema que investigamos y ver ejemplos del “modelo” de la verdad expuesto en la Palabra de Dios (2 Tim. 1:13).
1:13b.
¿Por qué debemos estudiar la “gramática” del lenguaje puro?.
Así como los idiomas tienen su propia estructura, el lenguaje puro de la Biblia cuenta con un “modelo de palabras saludables” que debemos seguir. Hay personas que no profundizan en el estudio de un idioma, sino que dejan de progresar en cuanto aprenden a entablar conversaciones sencillas en ese idioma. Del mismo modo, quienes estudian el “lenguaje puro” podrían quedarse estancados espiritualmente (Sof. 3:9; Heb. 5:11-14). ¿Cómo podemos evitar que nos suceda eso a nosotros? Esforzándonos por ampliar nuestro “vocabulario”. La Biblia señala: “Ya que hemos dejado la doctrina primaria acerca del Cristo, pasemos adelante a la madurez, y no pongamos de nuevo un fundamento, a saber, arrepentimiento de obras muertas, y fe para con Dios, la enseñanza acerca de bautismos y la imposición de las manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno” (Heb. 6:1, 2). Mantengámonos “despiertos con toda constancia” y “con toda forma de oración” y sigamos hablando el lenguaje puro de la verdad bíblica (Efe. 6:18).
1:14.
¿Qué ha depositado Dios a nuestro cuidado, y cómo debemos guardarlo?.
Pablo explica: “Sigue reteniendo el modelo de palabras saludables que oíste de mí con la fe y el amor que hay en relación con Cristo Jesús. Este excelente depósito a tu cuidado, guárdalo mediante el espíritu santo que mora en nosotros” (2 Timoteo 1:13, 14). El depósito que se confió a Timoteo incluía las “palabras saludables”, “la enseñanza que va de acuerdo con la devoción piadosa” (1 Timoteo 6:3). En armonía con estas palabras, los cristianos hoy están resueltos a proteger su fe y el cuerpo de la verdad que se les ha confiado.
Guardar ese depósito implica cultivar buenos hábitos de estudio de la Biblia y perseverar en la oración, así como obrar “lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe” (Gálatas 6:10; Romanos 12:11-17). Pablo continúa aconsejando: “Sigue tras la justicia, la devoción piadosa, la fe, el amor, el aguante, la apacibilidad de genio. Pelea la excelente pelea de la fe, logra asirte firmemente de la vida eterna para la cual fuiste llamado y presentaste la excelente declaración pública enfrente de muchos testigos” (1 Timoteo 6:11, 12). Las frases que Pablo utiliza, “pelea la excelente pelea” y “logra asirte firmemente”, demuestran con claridad que tenemos que resistir activamente y con determinación las influencias dañinas en sentido espiritual.
2:15.
¿Por qué deben todos los cristianos interesarse en saber leer, y cómo puso Jesús el ejemplo a este respecto?.
Puesto que Dios ha dejado escrita su Palabra, espera que sus siervos sepan leer y escribir lo mejor posible. Si entendemos las Escrituras y las publicaciones bíblicas, nos resultará más fácil poner en práctica los consejos divinos y ‘manejar la palabra de la verdad correctamente’ (2 Tim. 2:15). Jesús sabía leer y escribir, pues a la edad de 12 años ya era capaz de mantener conversaciones profundas con hombres cultos en el templo (Luc. 2:46, 47).
2:15a.
¿Por qué es tan importante emplear la Biblia en el ministerio del campo?.
La Palabra de Dios llega mejor al corazón de las personas mansas como ovejas que cualquier cosa que les digamos. Lo que una persona ve con sus propios ojos en la Biblia le causa una mayor impresión.
2:15b.
¿Por qué es importante destacar las palabras adecuadas al leer un texto bíblico, y cómo podemos hacerlo?.
Cuando se hace hincapié en las palabras adecuadas, el razonamiento gana en claridad y es más fácil de captar. Al analizar un texto, pregúntese: “¿Qué expresiones he de recalcar a fin de lograr el propósito por el cual leo este versículo?”.
2:15c.
¿Cómo seguimos el consejo de Pablo de manejar “la palabra de la verdad correctamente” al enseñar al prójimo, y por qué es importante?.
A fin de manejar “la palabra de la verdad correctamente”, debemos asegurarnos de que nuestra explicación de los textos bíblicos esté en armonía con el contexto, con lo que la Biblia misma enseña y con lo que ha publicado “el esclavo fiel y discreto” (Mat. 24:45). Es necesario abstenerse de hacer interpretaciones basadas en ideas personales o filosofías mundanas, ni hacer que un texto parezca decir lo que nosotros queremos que diga (Jer. 23:16). Además, tenemos que esforzarnos por imitar a Jesucristo, quien empleó la Palabra de Dios para animar y no para atemorizar (Mat. 11:28). Este es un asunto importante, pues la voluntad de Dios es que la gente llegue a “un conocimiento exacto de la verdad” (1 Tim. 2:3, 4).
2:20, 21.
¿Son buenas todas las amistades dentro de la congregación cristiana?.
Pablo no escondió el hecho de que, incluso entre los cristianos, puede haber quienes no se comporten de forma honrosa. Y también fue franco al recomendar a Timoteo de que incluso algunos compañeros cristianos de Éfeso podían ser ‘vasos faltos de honra’, es decir, que no se comportaban debidamente y que se apartara de ellos. Ahora bien, si el compañerismo con ciertos cristianos ungidos podía haber perjudicado a Timoteo, ¡cuánto más dañino sería para el joven cristiano hoy asociarse con mundanos! (1 Corintios 15:33; 2 Corintios 6:14-16.)
¿Quiere decir eso que debes desconfiar de tus hermanos cristianos? Claro que no, tal como tampoco significa que debas esperar que tus amigos sean perfectos (Eclesiastés 7:16-18). Sin embargo, el simple hecho de que un joven asista a las reuniones cristianas o que sus padres sean celosos en la congregación no garantiza que sea una buena amistad.
“Hasta por sus prácticas el muchacho [o la muchacha] se da a conocer en cuanto a si su actividad es pura y recta”, indica Proverbios 20:11. Así pues, sé prudente y reflexiona en las siguientes preguntas: ¿resulta obvio que la relación de esta persona con Jehová es lo más importante en su vida? ¿O, por el contrario, hay indicios de que su forma de pensar y sus actitudes reflejan “el espíritu del mundo”? (1 Corintios 2:12; Efesios 2:2.) ¿Te estimula su compañía a adorar a Jehová? Ten cuidado hasta con jóvenes de la congregación que tienen un punto de vista negativo o tienden a criticar.
Si escoges a tus amigos entre quienes sienten un gran amor por Jehová y los asuntos espirituales, no solo te evitarás problemas, sino que también obtendrás más fortaleza para servir a Dios. Pablo aconsejó a Timoteo: “Sigue tras la justicia, la fe, el amor, la paz, junto con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2 Timoteo 2:22).
2:20, 21a.
¿Qué significan para nosotros las palabras de 2 Timoteo 2:20, 21?.
Las Escrituras a menudo comparan las personas a vasos (Hch 9:15). A la mujer se le llama el “vaso más débil”. Por lo tanto, si el esposo cristiano tiene en consideración las limitaciones físicas y biológicas de su esposa, como lo hizo Jehová en la Ley que dio a Israel (Le 18:19; 20:18), actúan “de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino”. (1Pe 3:7.)
Hay que reconocer que los cristianos somos vasos de barro frágiles a quienes se ha encomendado el glorioso tesoro del ministerio (2 Corintios 4:7). Si hemos de llevar a cabo esta bendita obra para la alabanza de Jehová, debemos mantener una posición honrosa ante él y su Hijo. La única manera de lograrlo y así ser útiles a Dios es no perdiendo nuestra pureza moral y espiritual.
Quienes no se comportan de acuerdo con los requisitos divinos son ‘vasos faltos de honra’. Por otra parte, si nosotros seguimos un derrotero piadoso, seremos ‘vasos para un propósito honroso, santificados, o separados, para el servicio a Jehová y preparados para toda buena obra’. De modo que cabe preguntarse: “¿Soy un ‘vaso honroso’? ¿Soy una buena influencia para mis hermanos? ¿Trabajo hombro a hombro con ellos?”.
2:22.
¿Cómo sabemos que es importante buscar la justicia, y cuáles son los primeros pasos que se deben dar?.
Una forma de seguir tras la justicia consiste en usar la Biblia “para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto” al tomar decisiones importantes (Heb. 5:14). Por ejemplo, si usted está en edad de casarse, ¿entiende que está mal iniciar una relación romántica con alguien que no sea un cristiano bautizado? ¿Está completamente decidido a no hacerlo? Sin duda lo estará si su deseo es ir tras la justicia (1 Cor. 7:39). Quien busca la justicia no debe sentirse moralmente superior a los demás o ser “justo en demasía” (Ecl. 7:16). Jesús dijo que está mal hacer alarde de justicia para parecer mejor que otras personas (Mat. 6:1). Ir tras la justicia implica moldear el corazón: corregir los malos pensamientos, actitudes, motivos y deseos. Si nos esforzamos por hacerlo, difícilmente caeremos en un pecado grave (Pro. 4:23; compárese con Santiago 1:14, 15). Además, Jehová nos bendecirá y nos ayudará a adquirir otras virtudes cristianas igual de esenciales.
3:1.
¿Con qué protección contamos los siervos de Dios?.
El mundo actual es un lugar peligroso para los cristianos (2 Tim. 3:2-5). Satanás sabe que tiene los días contados y está decidido a devorar a todo el que se descuide (1 Ped. 5:8; Apo 12:12, 17). Afortunadamente, no estamos indefensos, pues contamos con el refugio espiritual que nos ha dado Jehová: la congregación. La protección que ofrece la sociedad de hoy es muy limitada. En el caso de la seguridad física, muchas personas se sienten a merced del delito, la violencia, la inflación y hasta los cambios climáticos. Además, todos tenemos que lidiar con las enfermedades o la vejez. Y quienes disfrutan de un empleo, un hogar, estabilidad económica y buena salud se preguntan cuánto les durará la tranquilidad. Con razón son tantos los que se sienten inseguros o prefieren no pensar en el futuro.
3:15.
¿Cómo pueden educar los padres a sus hijos para que estos llegen a hacerse “sabio[s] para la salvación”?.
Los cristianos ayudan a sus hijos —incluso a los más pequeños— a hacerse “sabio[s] para la salvación” cuando los llevan a las reuniones de la congregación y a las asambleas. Puesto que la actitud y la capacidad de concentración varían en cada caso, se requiere perspicacia para enseñarles a escuchar.
Haga que sus hijos pequeños se sienten tranquilamente en casa durante períodos fijos y lean las publicaciones cristianas o miren sus ilustraciones. En las reuniones, procure no entretenerlos con juguetes. La razón de que estén presentes es la misma hoy que en el antiguo Israel: “A fin de que escuchen y a fin de que aprendan” (Deu. 31:12). Cuando resulta práctico, algunos padres facilitan a sus hijos, aun a los más pequeños, un ejemplar de las publicaciones que vayan a estudiarse. A medida que los niños crezcan, ayúdelos a prepararse para intervenir en las reuniones que requieren los comentarios del auditorio. El estudio de familia habitual debe proporcionar conocimiento relacionado con las necesidades específicas del niño.
3:15a.
¿Qué implica criar a los hijos en la “regulación mental de Jehová”?.
Criar a los hijos de manera responsable exige mucho más que proporcionarles alimento, ropa, cobijo y atención médica. Los niños tienen que aprender desde temprana edad principios morales por los cuales regirse. Tienen que ser criados “en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efe. 6:4). Dicha “regulación mental” implica inculcar en su mente la forma de pensar de Jehová desde la más tierna infancia hasta que terminan los difíciles años de la adolescencia. Cuando Jesús mandó a sus seguidores que hicieran “discípulos de gente de todas las naciones”, sin duda también se refería a que los padres debían ayudar a sus hijos a hacerse discípulos (Mat. 28:19, 20). Hay que reconocer que no es tarea fácil, pues este mundo somete a los jóvenes a muchas presiones. Por tal razón, los padres que logran que sus hijos lleguen a ser cristianos dedicados merecen que todos los felicitemos sinceramente.
3:16.
¿En qué tres aspectos es la Biblia singular en comparación con las demás fuentes de consejo?.
Primero, su consejo es beneficioso siempre. (Salmo 93:5.)
Segundo, la Biblia ha perdurado a través del tiempo. (Isaías 40:8; 1 Pedro 1:25.)
Tercero, el amplio alcance del consejo bíblico no tiene igual. Prescindiendo del problema que afrontemos o la decisión que tengamos que tomar, la Biblia tiene sabiduría que puede ayudarnos.
3:16a.
¿Qué es el Códice Sinaítico, y cuánta importancia tiene?.
El Códice Sinaítico contiene todas las Escrituras Griegas Cristianas y una traducción griega de partes de las Escrituras Hebreas. Tiene por lo menos 1.600 años de antigüedad, y es un eslabón vital en nuestro catálogo de manuscritos bíblicos.
3:16b.
¿Cuál era el propósito de las Escrituras Hebreas y las Cristianas?.
Jehová estimó conveniente que se hiciera un relato escrito del ministerio terrestre de Jesús. También decidió que quedara constancia de Su relación con los cristianos ungidos del siglo primero, así como de los consejos que les daba. Por eso inspiró la redacción de las Escrituras Griegas Cristianas, que se añadieron a las ya existentes Escrituras Hebreas. Estas últimas —las Escrituras Hebreas— se escribieron en principio para el Israel natural, durante el período en que este disfrutó de una relación especial con Dios. Y las Escrituras Griegas Cristianas se escribieron principalmente para “el Israel de Dios”, compuesto por los que han sido ungidos para ser hermanos de Cristo e hijos espirituales de Dios (Gál. 6:16). Ahora bien, tal como los no israelitas podían beneficiarse mucho del estudio de las Escrituras Hebreas, así también los cristianos que no son ungidos obtienen beneficios incalculables al estudiar y aplicar los consejos de las Escrituras Griegas.
3:16, 17.
¿Qué es el Fragmento Muratoriano?.
Forma parte de un manuscrito latino. Compuesto originalmente en griego a finales del siglo II de nuestra era, contiene la lista autorizada más antigua de los libros de las Escrituras Griegas Cristianas, y ofrece comentarios sobre estos y sus respectivos escritores.
4:2.
¿Cuál es una de las mejores maneras de despertar el interés del auditorio en un tema?.
Implicar a los oyentes. Mostrarles que sus problemas, necesidades o interrogantes se relacionan con dicho tema. Debemos dejarles claro que no nos limitaremos a generalidades, sino que pensamos abordar aspectos concretos de la cuestión. Para ello debemos prepararnos bien.
4:2b.
¿Qué puede hacer si se pone nervioso cuando va a salir al ministerio?.
Además de prepararse cuidadosamente y orar con fervor a Jehová, reflexione en la misericordia que demuestra Dios al invitar a la gente a disfrutar de vida eterna en el Paraíso; aprenda a concentrarse en las necesidades de los demás. Recuerde que las personas tienen libre albedrío y pueden aceptar o rechazar el mensaje. Nuestra asignación es simplemente predicar (Mat. 24:14; Hech. 4:29).
4:2c.
Cuando alguien se interesa por nuestras creencias, ¿por qué deberíamos tratar de responderle con la Biblia?.
La razón principal es que la Biblia es la Palabra de Dios, y nuestras creencias, nuestro proceder en la vida y nuestra esperanza para el futuro se basan en las promesas inspiradas que contiene (2 Tim. 3:16, 17). Al igual que Jesús, no respondemos a las preguntas con nuestras propias ideas, sino que siempre procuramos citar de las Escrituras (Luc. 24:27, 44-47). Cabe señalar que en las tres tentaciones mencionadas en Mateo 4:3-10, Jesús también contestó a Satanás con pasajes de las Escrituras donde aparece el nombre divino.
4:2d.
¿Cómo podemos adquirir mayor destreza en el uso de la Biblia?.
Adquiriremos mayor destreza en el uso de la Biblia si la leemos a diario, si citamos textos bíblicos al comentar en las reuniones y si averiguamos el punto de vista bíblico antes de tomar una decisión. Cuando no sepamos lo que dice la Biblia sobre determinado tema, no haremos conjeturas ni daremos opiniones personales, sino que buscaremos información.
4:9.
¿Cómo podemos demostrar que nos interesamos por los cristianos de edad avanzada que no pueden salir de su casa?.
Cuando Pablo estaba preso en Roma alrededor del año 65 E.C., siendo ya un “hombre de edad”, se encontraba prácticamente solo. Como anhelaba ver a su colaborador Timoteo, le escribió: “Haz lo sumo posible por venir a mí dentro de poco” (Filemón 9; 2 Timoteo 1:3, 4; 4:9; 4:9). Hoy día hay cristianos de edad avanzada que no pueden salir de su casa por problemas de salud. Aunque no están literalmente presos, tal vez estén rogando: “Haz lo sumo posible por visitarme pronto”. ¿Respondemos a esos llamamientos?
4:11.
¿Cómo debemos ver a las personas que son readmitidas en la congregación?.
Un relato que ilustra la necesidad de no guardarles resentimiento a quienes nos desilusionan es el de Juan Marcos. Cuando el apóstol Pablo y Bernabé iniciaron su primer viaje misional, aquel joven los acompañaba como ayudante. Pero en cierto momento, y por alguna razón que desconocemos, los abandonó y se volvió a casa. Pablo quedó muy disgustado con su decisión. Tanto es así que, cuando se puso a organizar su segundo viaje, no estaba de acuerdo en que Marcos volviera a acompañarlos (Hech. 13:1-5, 13; 15:37, 38). Sin embargo, años después le escribió a Timoteo y le dijo: “Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para ministrar” (2 Tim. 4:11). Como vemos, Pablo había llegado a estimar mucho a Marcos. Esta historia encierra una lección. ¿Qué deberíamos hacer nosotros una vez que logramos solucionar nuestros problemas con algún hermano? Dejar atrás las diferencias y seguir ayudando a los demás a progresar en la verdad. Sin duda, al mantener una actitud positiva edificaremos a la congregación.
1:5; 3:15.
La educación bíblica que Timoteo recibió desde la infancia lo llevó a tener fe en Cristo Jesús, y esa fe ejerció una gran influencia en todo lo que hizo. Es de suma importancia que los padres piensen seriamente en cómo van a cumplir con la responsabilidad que tienen ante Dios y sus hijos.
Requería fe de parte de la madre y la abuela dejar a Timoteo ir con Pablo a pesar de los peligros. Véase Hechos 14:19 y Hechos 16:3
1:16-18.
Cuando nuestros hermanos en la fe pasan por pruebas, se enfrentan a persecución o son encarcelados, debemos orar a favor de ellos y hacer todo lo posible por ayudarlos (Pro. 3:27; 1 Tes. 5:25).
2:22.
En vez de dedicar tanto tiempo a la música, el entretenimiento, las aficiones, los viajes, los deportes, el desarrollo de la musculatura, las conversaciones superficiales y cosas semejantes, los cristianos, en particular los jóvenes, deben dar más importancia a los asuntos espirituales.
UNA vez más Pablo estaba preso en Roma. Con todo, las circunstancias de este segundo aprisionamiento eran mucho más serias que las del primero. Era aproximadamente 65 E.C. En julio de 64 E.C. había habido un enorme incendio en Roma que había causado grandes daños en 10 de las 14 regiones de la ciudad. Según el historiador romano Tácito, el emperador Nerón no pudo “borrar la infamia de la opinión que se tenía de que el incendio había sido voluntario. Y así, Nerón, para divertir esta voz y descargarse, dio por culpados de él, y comenzó a castigar con exquisitos géneros de tormentos a unos hombres aborrecidos del vulgo por sus excesos, llamados comúnmente cristianos. [...] Fueron, pues, castigados [...] una multitud infinita, no tanto por el delito del incendio que se les imputaba, como por haberles convencido de general aborrecimiento a la humana generación. Añadióse a la justicia que se hizo de estos, la burla y escarnio con que se les daba la muerte. A unos vestían de pellejos de fieras, para que de esta manera los despedazasen los perros; a otros ponían en cruces; a otros echaban sobre grandes rimeros de leña, a quien[es], en faltando el día, pegaban fuego, para que ardiendo con ellos sirviesen de alumbrar en las tinieblas de la noche. Había Nerón diputado para este espectáculo sus huertos [...] Movían con todo eso a compasión y lástima grande, como personas a quien[es] se quitaba tan miserablemente la vida, no por provecho público, sino para satisfacer a la crueldad de uno solo”.
2 Fue probablemente para el tiempo de esta ola de persecución violenta cuando Pablo estuvo de nuevo prisionero en Roma. Ahora estaba encadenado. No esperaba que lo pusieran en libertad, sino solo su juicio final y ejecución. Tenía pocas visitas. Ciertamente cualquiera que se identificara francamente como cristiano se arriesgaba a ser arrestado y luego torturado hasta morir. Por eso Pablo pudo escribir con aprecio lo siguiente acerca de su visitante de Éfeso: “Que el Señor conceda misericordia a la casa de Onesíforo, porque a menudo me trajo refrigerio, y no se avergonzó de mis cadenas. Por lo contrario, cuando sucedió que estuvo en Roma, me buscó con diligencia y me halló”. (2 Tim. 1:16, 17.) Escribiendo bajo la amenaza sombría de la muerte, Pablo se llama a sí mismo “apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que hay en unión con Cristo Jesús” (2 Tim. 1:1). Pablo sabía que le aguardaba la vida en unión con Cristo. Había predicado en muchas de las principales ciudades del mundo conocido, desde Jerusalén hasta Roma, y quizás tan lejos como en España. (Rom. 15:24, 28.) Había corrido fielmente la carrera hasta terminarla. (2 Tim. 4:6-8.)
3 Pablo probablemente escribió su carta alrededor de 65 E.C., inmediatamente antes de su martirio. Quizás Timoteo todavía estaba en Éfeso, pues Pablo lo había instado a quedarse allí. (1 Tim. 1:3.) Ahora, dos veces insta Pablo a Timoteo a venir prestamente a él, y le pide que traiga consigo a Marcos, y también la capa y los rollos que había dejado en Troas. (2 Tim. 4:9, 11, 13, 21.) Escrita en ocasión tan crítica, esta carta contenía vigoroso estímulo para Timoteo, y ha seguido estimulando provechosamente a los cristianos verdaderos de toda época desde entonces.
4 El libro de Segunda a Timoteo es auténtico y canónico por las mismas razones ya consideradas en relación con Primera a Timoteo. Fue reconocido y usado por escritores y comentaristas primitivos, entre ellos Policarpo en el siglo II E.C.
5 “Reteniendo el modelo de palabras saludables” - (1:1–3:17) Pablo dice a Timoteo que jamás lo olvida en sus oraciones y que anhela verlo. Recuerda ‘la fe sin hipocresía’ que hay en Timoteo y que moró primero en su abuela Loida y su madre Eunice. Timoteo debe avivar cual fuego el don que está en él, ‘porque Dios no dio un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio’. Por lo tanto, que no se avergüence de testificar y de sufrir el mal por las buenas nuevas, porque la bondad inmerecida de Dios se ha hecho claramente patente mediante la manifestación del Salvador, Cristo Jesús. Timoteo debe “[seguir] reteniendo el modelo de palabras saludables” que oyó de Pablo, y guardarlo como excelente depósito a su cuidado (2 Tim. 1:5, 7, 13).
6 Timoteo debe encargar las cosas que aprendió de Pablo a “hombres fieles, quienes, a su vez, estarán adecuadamente capacitados para enseñar a otros”. Debe demostrar que es excelente soldado de Cristo Jesús. El soldado evita los enredos comerciales. Además, el que es coronado en los juegos compite de acuerdo con las reglas. Para adquirir discernimiento, Timoteo debe pensar constantemente en las palabras de Pablo. Las cosas importantes que uno debe recordar y que debe recordar a otros son que “Jesucristo fue levantado de entre los muertos y fue de la descendencia de David” y que la salvación y la gloria eterna en unión con Cristo, al reinar con él, son las recompensas para los escogidos que aguantan. Timoteo debe hacer lo sumo posible para presentarse a Dios como trabajador aprobado y evitar las vanas palabrerías que violan lo que es santo, que se esparcen como gangrena. Tal como en una casa grande se mantiene al vaso honroso separado del que es falto de honra, así, advierte Pablo a Timoteo, “huye de los deseos que acompañan a la juventud, mas sigue tras la justicia, la fe, el amor, la paz, junto con los que de corazón limpio invocan al Señor”. El esclavo del Señor necesita ser amable para con todos, estar capacitado para enseñar e instruir con apacibilidad (2 Tim. 2:2, 8, 22).
7 “En los últimos días” habrá tiempos críticos, difíciles de manejar, y habrá personas que resulten falsas a su despliegue de devoción piadosa, ‘que siempre estén aprendiendo y, sin embargo, nunca puedan llegar a un conocimiento exacto de la verdad’. Pero Timoteo ha seguido con sumo cuidado y atención la enseñanza de Pablo, el derrotero de su vida y sus persecuciones, de las cuales el Señor lo libró. “De hecho —añade Pablo—, todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos.” No obstante, Timoteo debe continuar en las cosas que ha aprendido desde la infancia, que pueden hacerlo sabio para la salvación, pues “toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa” (2 Tim. 3:1, 7, 12, 16).
8 Efectuar plenamente el ministerio - (4:1-22) Pablo encarga a Timoteo que ‘predique la palabra’ con urgencia (2 Tim. 4:2). Vendrá el tiempo en que los hombres no soportarán la enseñanza sana y se volverán a falsos maestros, pero que Timoteo mantenga su juicio, ‘haga la obra de evangelizador, efectúe plenamente su ministerio’. Pablo, al tanto de que pronto morirá, se regocija de haber peleado la excelente pelea, de haber corrido la carrera hasta terminarla y de haber observado la fe. Ahora espera con confianza la recompensa: “la corona de la justicia” (2 Tim. 4:5, 8).
9 Pablo insta a Timoteo a venir pronto a él, y le da instrucciones respecto al viaje. Cuando Pablo hizo su primera defensa todos lo abandonaron, pero el Señor le infundió poder para que la predicación se efectuara plenamente entre las naciones. Sí, él confía en que el Señor lo librará de toda obra inicua y lo salvará para Su Reino celestial.
10 “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa.” ¿Para qué es provechosa? Pablo nos lo dice en su segunda carta a Timoteo: “Para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17). Como se ve, en esta carta se recalca el provecho de “enseñar”. Todo el que ama la justicia hoy día querrá prestar atención al sabio consejo de esta carta, esforzarse por ser maestro de la Palabra y hacer lo sumo posible por llegar a ser un trabajador aprobado por Dios, “que maneja la palabra de la verdad correctamente”. Como en la Éfeso de los días de Timoteo, así en estos tiempos modernos hay aficionados a las “cuestiones necias e ignorantes”, que “siempre están aprendiendo y, sin embargo, nunca pueden llegar a un conocimiento exacto de la verdad”, y que rechazan “la enseñanza saludable” a cambio de maestros que les regalan los oídos como ellos, por su egoísmo, lo desean (2 Tim. 2:15, 23; 3:7; 4:3, 4). Para evitar esa influencia mundana contaminadora, es necesario ‘seguir reteniendo el modelo de palabras saludables’ con fe y amor. Además, hay necesidad urgente de que más y más personas lleguen a estar ‘adecuadamente capacitadas para enseñar a otros’, tanto dentro como fuera de la congregación, como lo estuvo aquel “hombre de Dios”, Timoteo. ¡Felices son todos los que aceptan esta responsabilidad y se ‘capacitan para enseñar con apacibilidad’, y que predican la palabra “con toda gran paciencia y arte de enseñar” (2 Tim. 1:13; 2:2, 24, 25; 4:2)!
11 Como lo declaró Pablo, Timoteo había conocido los santos escritos “desde la infancia” por la amorosa instrucción de Loida y Eunice. “Desde la infancia” también indica el tiempo en que debe empezar la instrucción bíblica de los niños hoy día. Pero ¿qué hay si, en años posteriores, el fuego del celo que ardía desde la infancia empieza a apagarse? El consejo de Pablo es avivar ese fuego nuevamente con el espíritu de “poder y de amor y de buen juicio”, de modo que se mantenga la fe sin hipocresía. “En los últimos días”, dijo Pablo, habrá tiempos críticos junto con problemas de delincuencia y enseñanzas falsas. Por eso es tan necesario que especialmente los jóvenes, y también los demás, ‘mantengan su juicio en todas las cosas, y efectúen su ministerio plenamente’ (2 Tim. 3:15; 1:5-7; 3:1-5; 4:5).
12 Vale la pena competir por el premio (2 Tim. 2:3-7). Con referencia a esto, Pablo señala a la Descendencia relacionada con el Reino al decir: “Acuérdate de que Jesucristo fue levantado de entre los muertos y fue de la descendencia de David, según las buenas nuevas”. La esperanza de Pablo era seguir en unión con aquella Descendencia. Más tarde habla con palabras de triunfo sobre su ejecución inminente: “De este tiempo en adelante me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, el justo juez, me dará como galardón en aquel día; sin embargo, no solo a mí, sino también a todos los que han amado su manifestación” (2 Tim. 2:8; 4:8). ¡Cuán felices son todos los que pueden mirar atrás a muchos años de servicio fiel y decir lo mismo! No obstante, esto requiere servir ahora con integridad, con amor por la manifestación de Jesucristo, y demostrar la misma confianza que Pablo mostró cuando escribió: “El Señor me librará de toda obra inicua y me salvará para su reino celestial. A él sea la gloria para siempre jamás. Amén” (2Ti 4:18).