Respuestas a preguntas bíblicas:
2:4-6, 9, 19, 24, 31-35; 3:1-6.
¿Por qué aniquilaron los israelitas a algunos de los pueblos que vivían al este del Jordán y a otros no?.
Jehová prohibió a Israel enfrentarse con los hijos de Esaú. ¿Por qué? Porque eran prole del hermano de Jacob. Los israelitas tampoco debían molestar a los moabitas y los ammonitas ni luchar contra ellos, pues eran descendientes de Lot, el sobrino de Abrahán. En cambio, los reyes amorreos Sehón y Og no tenían ningún derecho sobre la tierra que ocupaban. Por eso, cuando Sehón les negó a los israelitas el paso por su territorio y Og salió a combatir contra ellos, Jehová ordenó a Su pueblo demoler sus ciudades y no dejar a nadie con vida.
3:28
¿Por qué resulta animador que recordemos a otros, tal como hizo Moisés, lo que Jehová ha hecho a favor de su pueblo?.
(Deu. 3:28; 31:1-8.) Hacer rememorar a los hermanos, imitando el ejemplo de Moisés, lo que Jehová ha hecho a favor de su pueblo los fortalece y les recuerda que las promesas de Jehová son confiables (Jos. 23:14). Podemos infundirles ánimo centrándonos en pasajes de las Escrituras que resalten la protección que Jehová brinda (Hech. 4:1–5:42).
4:9.
¿Qué dio a entender Jehová al decir al pueblo de Israel “no vayas a olvidar”, y cómo podemos evitar nosotros olvidar?.
(Deu. 8:11.) Los israelitas no debían enredarse tanto en sus intereses personales que no recordaran de manera significativa los actos que Jehová había hecho en su favor. El estudio y la lectura regular de la Biblia así como la participación activa en las reuniones de congregación y en el ministerio del campo nos ayudarán a asegurarnos de que Jehová tiene un efecto profundo en nuestra vida diaria.
4:15-20, 23, 24.
¿Indica la prohibición de hacerse imágenes talladas que no se pueden representar objetos con fines artísticos?.
No. Este mandato prohibía hacerse imágenes para adorarlas, es decir, ‘inclinarse ante las imágenes y servirles’. Por ejemplo, en las telas para la tienda del tabernáculo y sobre la cubierta del arca sagrada había representaciones que se asemejaban a querubines que tenían la aprobación de Dios. No sería apropiado relacionar con la idolatría la costumbre de tomar fotografías y tenerlas a la vista, a menos que deliberadamente se usaran para propósitos que tuvieran que ver con la religión falsa. Por lo general, no hay ninguna objeción bíblica a las fotografías, las pinturas y las esculturas que tengan algún valor artístico o práctico al representar a personas o cosas (1 Reyes 7:18, 25).
1:2, 19. Los hijos de Israel vagaron por el desierto durante unos treinta y ocho años, pese a que Qadés-barnea quedaba a tan solo “once días de viaje desde Horeb [la región montañosa alrededor del monte Sinaí donde se les dieron los Diez Mandamientos] por camino del monte Seír”. ¡Qué precio pagaron por desobedecer a Jehová Dios! (Números 14:26-34.)
1:16, 17. Los criterios de justicia divinos son hoy día los mismos que en el pasado. A quienes se les confía la responsabilidad de participar en un comité judicial no deben permitir que el favoritismo ni el temor al hombre influyan en su decisión.
1:20-46. Jehová tiene su tiempo para nosotros, Él nos da sus instrucciones a través de su palabra y su organización, en ese momento debemos actuar y no intimidarnos por nada, si esperamos a que nuestros sentimientos nos den la señal puede que sea demasiado temprano o tarde para actuar, los israelitas perdieron la ocasión de entrar en la tierra de Canaán por miedo y desconfianza en Jehová (Dt 1:21), exigieron primeramente que espías expiaran el país y después se negaron a entrar por el mal informe de 10 de los espías, por ello Jehová los condenó a pasar 38 años más vagando por el desierto, y ahora si querían entrar después de recibir la condena, Jehová les advirtió de que no lo intentaran, pues Él ya no estaba con ellos (Dt 1:42-44). Cuando Jehová nos da la señal de actuar no perdamos la ocasión de hacerlo prontamente con fe en que contaremos con su bendición, nunca debemos actuar antes ni después del tiempo designado por Él.
4:9. Para que a Israel le fuera bien, era fundamental que ‘no olvidara las cosas que sus ojos habían visto’. En nuestro caso también es vital que, a medida que se acerca el prometido nuevo mundo, tengamos presentes los maravillosos actos de Jehová siendo estudiantes diligentes de su Palabra.
Respuestas a preguntas bíblicas:
6:6, 7.
¿Cómo hacer frente al desafío de ser padres?.
Dios recomienda a los padres que sean ejemplos, compañeros y maestros, así como que sepan comunicarse con los hijos (Deuteronomio 6:6, 7)
6:6-9.
¿Debe entenderse literalmente el mandamiento de Deuteronomio 6:6-9 de ‘atar la ley de Dios como señal sobre la mano y sobre la cabeza como venda frontal’?.
No, la fraseología señala una aplicación simbólica (Éxo. 13:9; Pro. 7:2, 3). Los israelitas debían mantener siempre a la vista los mandamientos divinos. Tenían que conservar en el corazón la Ley de Dios, enseñarla a sus hijos y demostrar por sus acciones (representadas mediante las manos) que la cumplían. El pueblo había de identificarse públicamente como defensor de la Ley de Jehová, tal como si la tuvieran escrita entre los ojos para que todos la vieran.
De igual manera, los testigos de Jehová hoy procuran demostrar que son siervos obedientes de Dios. El corazón los mueve a obedecer la Palabra de Jehová, y llenan la mente con cosas que son verdaderas, de seria consideración, justas, amables, virtuosas y dignas de alabanza. Se esfuerzan en todos los aspectos por mostrar que los mandamientos de Jehová están ante ellos en todo momento. (Filipenses 4:8; Colosenses 3:23.)
7:25.
¿Por qué es tan perjudicial para el adorador de imágenes tal veneración?.
La Biblia muestra que las imágenes son detestables a Jehová Dios e inútiles para ayudar a sus devotos a acercarse a Dios. (Deuteronomio 7:25; Salmo 115:4-8.) Satanás el Diablo “ha cegado las mentes” de la gente para que “no pase a ellos la iluminación” de la verdad. (2 Corintios 4:4.) Así, pues, en verdad el que venera una imagen hace lo que conviene a los demonios. (1 Corintios 10:19, 20.)
8:3, 4.
¿Cómo sucedió que no se desgastaron las prendas de los israelitas ni se les hincharon los pies durante su viaje por el desierto?.
Este hecho, al igual que el suministro regular de maná, fue un milagro. Desde que comenzaron su viaje, los israelitas utilizaron la misma ropa y el mismo calzado, probablemente pasándoselos unos a otros según crecían los niños y morían los adultos. Los dos censos realizados al inicio y al final de su travesía por el desierto revelaron que el número de israelitas no había aumentado, por lo que las existencias originales de tales artículos habrían bastado (Números 2:32; 26:51).
8:16.
¿Por qué alimentó Jehová a los israelitas en el desierto con maná semana tras semana y mes tras mes, y qué aprendemos de ello?.
Cuando Jehová suministró el maná, pensaba en más que simplemente satisfacer las necesidades físicas de unos tres millones de israelitas. Aunque algunos se cansaron de este alimento y lo consideraron desagradable, Jehová al parecer lo utilizó como una prueba a fin de darles una lección de humildad y confianza en él, con el fin de refinarlos y disciplinarlos para su propio beneficio (Deu. 8:3, 16; Isaías 48:17). Si respondían a ese refinamiento y disciplina, Jehová se deleitaría en ‘hacerles bien en sus días posteriores’ concediéndoles paz, prosperidad y felicidad en la Tierra Prometida. Nuestra humildad puede verse sometida a prueba por los cambios en la organización y las explicaciones bíblicas que suministra Jehová mediante “el esclavo fiel y discreto” (Mat. 24:45-47).
Además, con el mismo propósito los hijos de Israel vagaron por el desierto durante unos treinta y ocho años, pese a que Qadés-Barnea quedaba a tan solo “once días de viaje desde Horeb [la región montañosa alrededor del monte Sinaí donde se les dieron los Diez Mandamientos] por camino del monte Seír”. ¡Qué precio pagaron por desobedecer a Jehová Dios! (Números 14:26-34.)
14:21a.
¿Por qué podían los israelitas dar a un residente forastero un animal que no había sido desangrado
o venderlo a un extranjero si ellos mismos no lo comerían?.
En la Biblia, la expresión “residente forastero” podía referirse tanto a una persona no israelita que se había hecho prosélito como a un poblador que cumplía las leyes básicas de la nación, pero que no adoraba a Jehová. El extranjero y el residente forastero que no se hicieran prosélitos no estaban bajo la Ley, y podían utilizar de diversas maneras los animales muertos que no habían sido desangrados. Por ello se permitía a los israelitas darles o venderles esos animales. El prosélito, en cambio, debía obedecer el pacto de la Ley, por lo que no podía comer la sangre de un animal, como se indica en Levítico 17:10.
15:9.
¿Cómo podría ser “poco generoso” el ojo de una persona?.
El ‘ojo poco generoso’ no tiene compasión, sino que es deliberadamente ciego a las necesidades de otros. El egoísmo y la renuencia a sacrificarse a favor de otros oscurece la visión.
17:2-5.
¿Le agradaba a Dios que los israelitas practicaran la astrología?.
Según cierto diccionario, la astrología es el “estudio de la influencia que tienen sobre la vida y los acontecimientos humanos la posición y el movimiento de los cuerpos celestes”. A medida que la Tierra viaja alrededor del Sol, al observador terrestre le parece que las constelaciones van cambiando de posición. Pues bien, desde tiempos antiguos ha habido personas que afirman que dichos movimientos tienen un significado oculto.
Todo indica que la astrología nació en la antigua Babilonia, pues allí se adoraba a las estrellas y a las constelaciones. Los israelitas comenzaron a practicar esta forma de culto cuando se desviaron de la religión verdadera. Tanto fue así que, para el tiempo del rey Josías, la astrología se había extendido por todo Judá. Ahora bien, hacía siglos que Dios había dejado claro lo que pensaba sobre este asunto, pues en la Ley mosaica había prohibido, bajo pena de muerte, adorar a las estrellas (Deuteronomio 17:2-5).
Una de las medidas que tomó el rey Josías para restaurar la religión verdadera fue proscribir los sacrificios “al sol y a la luna y a las constelaciones del zodíaco y a todo el ejército de los cielos”. ¿Por qué lo hizo? Según indica el relato bíblico, porque quería “andar tras Jehová y [...] guardar sus mandamientos” (2 Reyes 23:3-5). Sin duda, este rey dio un buen ejemplo a todos los que desean adorar a Dios “con espíritu y con verdad” (Juan 4:24).
17:5-7.
¿Por qué se requería que viniera primero la mano de los testigos sobre una persona sentenciada a muerte?.
Todos en Israel habían de mostrar celo por la adoración verdadera y estar deseosos de ver que permaneciera limpia la organización y no se causara ningún oprobio al nombre de Jehová. Los testigos habían de mostrar tal celo tomando la delantera en ejecutar el juicio. (Compárese con Números 25:6-9; Deuteronomio 13:6-11.) Por supuesto, una cosa era testificar contra alguien, y otra muy diferente ejecutar al individuo. Esto haría que un testigo pensara con mucha cautela al prestar declaración, y sólo una persona inicua daría falso testimonio, pues sabía que sería la primera en actuar para dar muerte al hombre o la mujer. Los testigos de Jehová pueden aplicar estos principios al desplegar celo por la limpieza de la congregación y también ser muy cuidadosos al dar testimonio veraz. Después de todo, cada uno de nosotros tiene que responder por sus actos al Juez Supremo, Jehová. (Mateo 12:36, 37.)
17:16, 17.
¿Qué advertencia les dio Jehová a los que llegarían a ser reyes en Israel?.
Adquirir muchos caballos daría a entender que el rey confiaba en el poderío militar para defender a la nación, y no en la protección de Jehová. Y tener muchas esposas era peligroso, pues algunas de ellas podrían venir de las naciones vecinas, que rendían culto a dioses falsos, y hacer que el rey abandonara la adoración verdadera. Salomón no escuchó las advertencias e hizo precisamente lo que Jehová había prohibido. Consiguió miles de caballos y de jinetes (1 Rey. 4:26). Además, tuvo 700 esposas y 300 concubinas, muchas de las cuales provenían de las naciones vecinas. Ellas inclinaron “el corazón de él a seguir a otros dioses; y su corazón no resultó completo para con Jehová”. Debido a esto, Jehová le aseguró: “Sin falta arrancaré el reino de sobre ti” (1 Rey. 11:1-6, 11).
Salomón violó claramente dos sabios mandamientos de Jehová, primero, él amó a mujeres extranjeras quienes adoraban a otros dioses, y trajeron influencias paganas a Israel. Segundo, él amó a muchas mujeres, rechazando el plan de Dios desde el principio, que un hombre y una mujer se convirtieran una sola carne en el matrimonio (Mateo 19:4-6, Génesis 2:23-24).
18:18.
¿Por qué era importante que Jesús fuera “el profeta”?.
Pues bien, ¿cuál era el papel clave que se predijo que este desempeñaría? ¿Iba a ser famoso por ejecutar curaciones milagrosas o alimentar a los hambrientos? Deuteronomio 18:18 predijo: “Les levantaré un profeta de en medio de sus hermanos, semejante a ti [Moisés]; y verdaderamente pondré mis palabras en su boca, y él ciertamente les hablará todo lo que yo le mande”. De modo que a la vez que los apóstoles aprendían a sentir y expresar compasión, podían concluir quela mente de Cristo debía evidenciarse también en su obra de predicar y enseñar, la mejor manera que tenían de ayudar a la gente. Por ese medio, a los enfermos y a los pobres les sería posible conseguir beneficios permanentes, no solo limitados a la corta vida humana o a un par de comidas (Juan 6:26-30; w00 15/2 pág. 24)
18:18a.
¿Qué les enseña a los padres cristianos el ejemplo de Jehová y de Abrahán?.
Las conversaciones espirituales edifican. Podemos imaginarnos las largas conversaciones que Jesús debió tener con su Padre celestial con respecto a su asignación terrestre. “El Padre mismo, que me ha enviado, me ha dado mandamiento en cuanto a qué decir y qué hablar”, dijo a sus discípulos (Juan 12:49; Deuteronomio 18:18). El patriarca Abrahán también debe haber hablado durante horas y horas con su hijo Isaac sobre las bendiciones que Jehová les había otorgado a ellos y a sus antepasados. Sin duda, tales conversaciones ayudaron tanto a Jesús como a Isaac a someterse humildemente a la voluntad divina (Génesis 22:7-9; Mateo 26:39; w03 15/9 págs. 13-14 párrs. 16-17).
22:5.
En vista de esta prohibición, ¿es apropiado que una mujer se ponga pantalones?.
El propósito evidente de esta ley era evitar los abusos sexuales y la confusión en cuanto a la identidad sexual. En apariencia y atavío, normalmente el hombre quiere lucir masculino; y la mujer, femenina. Pues el que un israelita actuara contrario a este sentido interno de decoro hubiera podido llevar a la homosexualidad. Aunque en aquel entonces tanto los hombres como las mujeres usaban prendas de vestir parecidas a túnicas, había una diferencia entre la vestidura de los hombres y la de las mujeres. De igual manera, en algunas partes de la Tierra hoy, tanto los hombres como las mujeres usan pantalones, aunque los estilos difieren para cada sexo. El principio en este texto no descartaría que a veces la cristiana se pusiera pantalones, como cuando trabaja en la casa o en una finca. Y según la costumbre local y la necesidad, los pantalones pudieran ser la prenda de vestir conveniente en climas muy fríos. La Biblia aconseja a las mujeres que “se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio”. (1 Timoteo 2:9, 10.)
22:9.
¿Cómo se ilustró el pan ceremonialmente inmundo que los habitantes de Jerusalén se verían obligados a comer?.
¡Qué desdichada dieta habrían de tener los habitantes enjaulados de la Jerusalén sitiada! Era suficientemente malo tener que comer pan hecho de una variedad de ingredientes: de trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y espelta. Para un judío como Ezequiel hijo de un sacerdote del templo ese pan sería inmundo, porque su composición violaba el principio que Jehová había manifestado en la ley dada por Moisés, en Levítico 19:19: “No debes sembrar tu campo con semillas de dos índoles, y no debes ponerte una prenda de vestir de hilo de dos índoles, mezclados juntos.”
22:13-21.
¿Cómo se trataba en Israel un acto de engaño antes del matrimonio?.
La ley que castigaba con la muerte a una muchacha que se casase fingiendo ser virgen, pero que hubiese cometido fornicación en secreto, realzaba la santidad del matrimonio. Si su marido la acusaba falsamente de tal delito, se consideraba que había acarreado gran vergüenza a la casa del padre de ella. Por tal difamación los jueces tenían que ‘disciplinar’ a tal hombre (posiblemente azotarlo) y multarlo con 100 siclos de plata (220 dólares [E.U.A.]), dinero que se entregaba al padre de la esposa. (Dt 22:13-21.)
23:7.
¿Eran los edomitas hermanos de los israelitas?.
Edom es solo otro nombre para Esaú, el hermano gemelo de Jacob del cual descendieron los israelitas. De modo que los israelitas y los edomitas estaban tan estrechamente relacionados como pudieran estarlo cualesquier personas. El Originador del arreglo de la familia, Jehová Dios, les mandó por lo tanto a los israelitas que mostraran debido respeto a su relación carnal con los edomitas.
23:11.
¿Fue el baño ritual judío precursor del bautismo cristiano?.
De ningún modo. Los judíos realizaban baños rituales para purificarse, algo que no exigía el bautismo de Juan. Además, según la Ley mosaica, los judíos tenían que repetir su ritual de purificación, a diferencia del bautismo cristiano que solo se realiza una vez.
24:6.
¿Por qué se compara apoderarse de ‘un molino de mano o de la muela superior de este como prenda’ a apoderarse de “un alma”?.
Generalmente, el pan se horneaba diariamente, y frecuentemente había que convertir en harina el grano. Así que el pan de cada día de una familia dependía del molino de mano. De manera misericordiosa, pues, la ley de Dios prohibía que alguien se apoderara del molino de mano de alguna persona o de la muela superior de éste. El apoderarse de cualquiera de éstos resultaría en privar a la familia de su pan de cada día y equivaldría a apoderarse de un “alma” o el “medio de vida”.
Cuando los israelitas ocuparon Canaán, a cada familia se le dio una porción de terreno, y tales posesiones estaban señaladas con mojones o hitos (Heb.: roguem, montón de piedras, hito). En la Biblia no se dice cómo eran, pero puede que hayan sido postes, piedras o hasta surcos en el suelo. La palabra hebrea para “hito” (guevúl) es la misma que para “límite” y “territorio”. (Gé 10:19; 47:21.) Por lo menos algunos de los hitos de Palestina tenían inscripciones de identificación. Se han encontrado mojones o hitos de Egipto y Mesopotamia con inscripciones muy detalladas. Por ejemplo, en Nippur se descubrió un hito inscrito de Nabucodonosor I.
La ley de Jehová prohibía que se movieran hacia atrás los hitos. (Dt 19:14; véase también Pr 22:28.) De hecho, el que movía hacia atrás “el hito de su semejante” era maldito. (Dt 27:17.) Dado que los terratenientes por lo general dependían del producto de sus terrenos, mover hacia atrás un hito significaría privar a otra persona de parte de sus medios de subsistencia. Esta acción equivalía a robo, y es así como se veía en tiempos antiguos. (Job 24:2.) Sin embargo, había personas sin escrúpulos que cometían tales abusos, y en los días de Oseas a los príncipes de Judá se les asemejó a los que movían hacia atrás un lindero. (Os 5:10.)
Jehová trata con consideración a la viuda y al huérfano de padre. Por consiguiente, se dice que Dios demolerá la casa del que se ensalza, “pero él fijará el lindero de la viuda” (Pr 15:25), y Proverbios 23:10, 11 también dice: “No muevas hacia atrás el lindero de antaño, ni entres en el campo de los huérfanos de padre. Porque su Redentor es fuerte; él mismo defenderá la causa que ellos tienen contigo”.
6:6-9. Tal como tenían que hacer los israelitas con la Ley, nosotros también debemos conocer a fondo las normas divinas, tenerlas siempre presentes e inculcarlas en nuestros hijos. Hemos de ‘atarlas como señal sobre nuestra mano’ en el sentido de que nuestras acciones —representadas por nuestras manos— deben demostrar que somos obedientes a Jehová. Además, igual que una “venda frontal entre los ojos”, nuestra obediencia debe ser evidente a todos.
6:16. Nunca pongamos a prueba a Jehová como hicieron con falta de fe los israelitas en Masah, donde se quejaron por no tener agua (Éxodo 17:1-7).
8:11-18. El materialismo puede hacernos olvidar a Jehová.
9:4-6. No caigamos en el error de creernos justos.
13:6. No permitamos que nadie nos aleje de la adoración de Jehová.
14:1. Debe evitarse la automutilación, pues además de mostrar falta de respeto por el cuerpo humano, puede estar relacionada con la religión falsa (1 Reyes 18:25-28). Nuestra esperanza en la resurrección debería impedir semejantes extremos en las muestras de duelo por los muertos.
20:5-7; 24:5. Seamos considerados con aquellos que tengan circunstancias especiales, incluso cuando la tarea que haya que efectuar sea importante.
22:23-27. Ante un intento de violación, gritar es uno de los recursos disuasorios más eficaces con los que cuenta la mujer.
Respuestas a preguntas bíblicas:
30:19.
¿Cómo sabemos que el destino de las personas no está predeterminado?.
Dios ha dotado a los seres humanos de libre albedrío, lo que descarta la predestinación. Sería injusto y poco amoroso de parte de Jehová que antes de nacer predeterminara nuestro derrotero en la vida y luego nos responsabilizara de nuestros actos (Deuteronomio 32:4; 1 Juan 4:8).
30:20.
¿Qué tres condiciones básicas para recibir la vida encontramos en Dt 30:19, 20?.
Es cierto que el pueblo de Israel no fue fiel, pero no por ello cambiaron las tres condiciones básicas para recibir la vida enumeradas por Moisés. De hecho, Jesús y otros siervos de Dios volvieron a mencionarlas. Cumplimos con la primera condición “amando a Jehová”, para lo cual tenemos que poner en práctica sus justas normas (Mat. 22:37). En segundo lugar, debemos seguir “escuchando su voz”. Esto lo hacemos al estudiar la Biblia y obedecer sus mandatos (1 Juan 5:3). Por eso es tan importante que vayamos a todas las reuniones, en donde se explica la Palabra de Dios (Heb. 10:23-25). Y por último, hemos de “adherirnos” o aferrarnos a Jehová. Venga lo que venga, demostremos fe en él y sigamos a su Hijo (2 Cor. 4:16-18).
32:2.
¿Cómo aplicar éstas palabras en caso de personas opuestas en la predicación?.
Unas gotas de la verdad salpicadas aquí y allá en el momento oportuno pueden calar más hondo que todo un diluvio de agua espiritual.
32:4.
¿Qué significa ser justo y recto?.
Sin envolvernos en definiciones demasiado largas, legalistas, se puede decir esto: Una persona que es “justa” es la que está haciendo lo que es correcto y moral. Es virtuosa, libre de culpa. Relacionado con esto, una persona “recta” es la que, de manera imparcial, administra lo que es correcto y equitativo. Ciertamente, entonces, hay mucho significado detrás de esta descripción de Jehová: “Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él.”—Deu. 32:4.
32:8.
¿Podemos confiar las genealogías registradas en la Biblia?.
Podemos tener una confianza completa en las genealogías registradas en la Biblia. Suministraron información fundamental, no solo para cuando se escribieron, sino también para nosotros hoy. Por medio de ellas, podemos tener la seguridad, desde el punto de vista genealógico, de que Jesucristo es la Descendencia prometida de Abrahán por tanto tiempo esperada. Nos ayudan a determinar la cronología hasta Adán, una cronología que no puede hallarse en ningún otro lugar. Dios le prometió a Abrahán y a su descendencia que les daría una tierra con límites fijos. (Gé 15:18-21; Éx 23:31.) Permitió que los cananeos que residían en ella continuaran habitándola por un período predicho de “cuatrocientos años”, antes de que, habiéndose completado “el error de los amorreos”, entrase en vigor el edicto de desahucio. (Gé 15:13-16.) Por otra parte, Jehová también decretó que los israelitas no invadiesen los límites de naciones como Edom, Moab y Ammón, que descendían de parientes de los antepasados de los israelitas. (Dt 2:4, 5, 18, 19.)
La Biblia dice que Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra” (Hch 17:26), y también que “cuando el Altísimo dio a las naciones una herencia, cuando separó a los hijos de Adán unos de otros, procedió a fijar el límite de los pueblos con consideración para el número de los hijos de Israel” (Deu. 32:8); y las genealogías bíblicas nos ayudan a comprender cómo están emparentadas todas las naciones.
32:13, 14.
Puesto que los israelitas tenían prohibido comer todo tipo de grasa, ¿qué significaba que comieran “la grasa de carneros”?.
Esta expresión, empleada aquí en sentido figurado, denota lo mejor del rebaño. Este uso poético se deduce del hecho de que en el mismo versículo se hable de “la grasa de los riñones del trigo” y “la sangre de la uva”.
32:15.
Jesurún: Heb.: Yeschu·rún. (Persona Recta); Uno Recto
Título honorario dado a Israel. En la Versión de los Setenta griega, “Jesurún” se considera un término afectuoso y se traduce por “amado”. Este nombre, “Jesurún”, debería haber recordado a Israel su llamamiento como pueblo en relación de pacto con Jehová y, por lo tanto, su obligación de ser rectos. (Dt 33:5, 26; Isa 44:2.) En Deuteronomio 32:15 el nombre “Jesurún” se emplea de manera irónica. En vez de vivir en armonía con lo que ese nombre indicaba, Israel se hizo ingobernable, abandonó a su Hacedor y despreció a su Salvador.
33:1-29.
¿Por qué no se mencionó expresamente a Simeón en la bendición de Moisés a los hijos de Israel?.
Porque tanto Simeón como Leví habían actuado “con dureza” y su cólera había sido “cruel” (Génesis 34:13-31; 49:5-7). Su herencia no fue como la de las demás tribus. Leví recibió 48 ciudades, y la porción de Simeón formaba parte del territorio de Judá (Josué 19:9; 21:41, 42). Por eso Moisés no mencionó explícitamente a Simeón. No obstante, la bendición de esta tribu estaba incluida en la bendición general de Israel (Deuteronomio 33:29.)
31:12. Los jóvenes deben sentarse con los adultos en las reuniones de congregación y esforzarse por escuchar y aprender.
32:4. Las actividades de Jehová son perfectas en el sentido de que manifiestan sus atributos de justicia, sabiduría, amor y poder en un perfecto equilibrio.
EL LIBRO de Deuteronomio contiene un mensaje dinámico para el pueblo de Jehová. Después de vagar 40 años por el desierto, los hijos de Israel se hallaban al umbral de la Tierra de Promisión. ¿Qué les esperaba? ¿Qué problemas particulares afrontarían al otro lado del Jordán? ¿Qué le diría Moisés finalmente a la nación? También podemos preguntar: ¿Por qué es provechoso para nosotros hoy saber las respuestas a estas preguntas?
2 Las respuestas se hallan en las palabras que Moisés habló y que escribió en el quinto libro de la Biblia: Deuteronomio. Aunque repite mucha información de los libros anteriores, Deuteronomio tiene su propia importancia y prominencia. ¿Por qué? Recalca el mensaje divino, pues se dio en un tiempo de la historia del pueblo de Jehová en que ellos realmente necesitaban acaudillamiento dinámico y dirección positiva. Ellos estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida bajo un nuevo caudillo. Necesitaban ánimo para pasar adelante, y al mismo tiempo necesitaban la advertencia divina que les permitiera seguir el derrotero correcto que llevara a la bendición de Jehová.
3 De acuerdo con la necesidad, Moisés fue impelido vigorosamente por el espíritu de Jehová a exhortar directa y francamente a Israel a la obediencia y la fidelidad. A través de todo el libro él subraya que Jehová es el Dios Altísimo, quien exige devoción exclusiva y desea que su pueblo le ‘ame con todo su corazón y con toda su alma y con toda su fuerza vital’. Él es “el Dios de dioses y el Señor de señores, el Dios grande, poderoso e inspirador de temor, que no trata a nadie con parcialidad ni acepta soborno”. No tolera rivalidad alguna. El obedecerle significa vida; el desobedecerle, muerte. La instrucción de Jehová, como se da en Deuteronomio, era precisamente la preparación y el consejo que Israel necesitaba para las tareas trascendentales que le esperaban. También es la clase de advertencia y consejo que necesitamos hoy día para que podamos seguir andando en el temor de Jehová y santificando su nombre en medio de un mundo corrupto. (Deu. 5:9, 10; 6:4-6; 10:12-22.)
4 El nombre Deuteronomio proviene del título del libro en la versión Septuaginta griega, Deu·te·ro·nó·mi·on, el cual combina déu·te·ros, que significa “segundo”, con nó·mos, que significa “ley”. Por lo tanto, el nombre significa “Segunda Ley; Repetición de la Ley”. Esto se deriva de la traducción griega de la siguiente frase hebrea de Deuteronomio 17:18: misch·néh hat·toh·ráh, que se vierte correctamente ‘copia de la ley’. Sin embargo, a pesar del significado del nombre Deuteronomio, este libro de la Biblia no es una segunda ley ni una simple repetición de la Ley. Más bien, es una explicación de la Ley, que exhorta a Israel a amar y obedecer a Jehová en la Tierra Prometida en la que pronto entraría (Deu. 1:5).
5 Por ser este el quinto rollo o tomo del Pentateuco, el escritor tiene que haber sido el mismo que escribió los cuatro libros precedentes, a saber, Moisés. La declaración de apertura dice que Deuteronomio contiene “las palabras que Moisés habló a todo Israel”, y expresiones posteriores como: “Moisés escribió esta ley” y “Moisés escribió esta canción” prueban claramente que él lo escribió. Su nombre aparece casi 40 veces en el libro, generalmente como autoridad para las declaraciones que se hacen. La primera persona, refiriéndose a Moisés, se utiliza de manera predominante por todo el libro. Los versículos de conclusión se añadieron después de la muerte de Moisés, y hay gran probabilidad de que su escritor haya sido Josué o el sumo sacerdote Eleazar (Deu. 1:1; 31:9, 22, 24-26).
6 ¿Cuándo tuvieron lugar los sucesos de Deuteronomio? Al principio, el libro mismo declara que “en el año cuarenta, en el mes undécimo, el primero del mes, Moisés habló a los hijos de Israel”. Al completarse el registro de Deuteronomio, el libro de Josué continúa el relato a partir de tres días antes del cruce del Jordán, lo cual fue en “el diez del mes primero”. (Deu. 1:3; Jos. 1:11; 4:19.) Esto deja un período de dos meses y una semana para los sucesos de Deuteronomio. No obstante, 30 días de este período de nueve semanas se pasaron lamentando la muerte de Moisés. (Deu. 34:8.) Esto quiere decir que casi todos los sucesos de Deuteronomio tienen que haber ocurrido en el undécimo mes del cuadragésimo año. Para fines de ese mes la escritura del libro también tiene que haber estado casi completa, pues la muerte de Moisés ocurrió temprano en el duodécimo mes del cuadragésimo año, o temprano en 1473 a.E.C.
7 Las pruebas que se presentaron ya para apoyar la autenticidad de los primeros cuatro libros del Pentateuco son válidas también para Deuteronomio, el quinto libro. Además, es uno de los cuatro libros de las Escrituras Hebreas que con más frecuencia se citan en las Escrituras Griegas Cristianas; los otros son: Génesis, Salmos e Isaías. Hay 83 citas de ese tipo, y solo seis de los libros de las Escrituras Griegas Cristianas no aluden a Deuteronomio.
8 Jesús mismo da el testimonio más convincente en apoyo de Deuteronomio. Al comienzo de su ministerio se encaró a tres tentaciones del Diablo, y las tres veces respondió: “Está escrito”. ¿Dónde estaba escrito? Pues, en el libro de Deuteronomio (Dt 8:3; 6:16, 13), del cual citó Jesús como su autoridad inspirada: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová”. “No debes poner a prueba a Jehová tu Dios.” “Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado.” (Mat. 4:1-11.) Más tarde, cuando los fariseos se le acercaron para ponerlo a prueba respecto a los mandamientos de Dios, Jesús citó en respuesta “el más grande y el primer mandamiento” según Deuteronomio 6:5. (Mat. 22:37, 38; Mar. 12:30; Luc. 10:27.) El testimonio de Jesús señala de modo definitivo que Deuteronomio es auténtico.
9 Además, los sucesos y las declaraciones del libro cuadran exactamente con la situación histórica y los alrededores. Las referencias a Egipto, Canaán, Amaleq, Ammón, Moab y Edom son fieles a los tiempos, y los nombres de lugares se dan con exactitud. La arqueología continúa sacando a la luz prueba tras prueba de la integridad de los escritos de Moisés. Henry H. Halley escribe: “La arqueología ha hablado últimamente de modo tan claro que está causando una reacción decidida hacia el punto de vista conservador [de que Moisés escribió el Pentateuco]. La teoría de que la escritura se desconocía en los días de Moisés ha sido rotundamente refutada. Y cada año se desentierran en Egipto, Palestina y Mesopotamia, tanto en inscripciones como en estratos de tierra, pruebas de que las narraciones de las [Escrituras Hebreas] son verdaderos registros históricos. Y ciertamente la ‘erudición’ está adquiriendo mayor respeto a la tradición de que Moisés fue el escritor”. Así que hasta las pruebas externas apoyan el hecho de que Deuteronomio y el resto del Pentateuco son un registro genuino y auténtico hecho por el profeta de Dios llamado Moisés.
10 El libro se compone principalmente de una serie de discursos que Moisés pronunció a los hijos de Israel en las llanuras de Moab frente a Jericó. El primero concluye en el capítulo 4, el segundo llega hasta el final del capítulo 26, el tercero continúa hasta el capítulo 28, y otro discurso se extiende hasta el final del capítulo 30. Entonces, después que Moisés hace los últimos arreglos en vista de que su muerte se aproxima, incluso el comisionar a Josué como su sucesor, compone una hermosísima canción para la alabanza de Jehová, a lo que sigue una bendición a las tribus de Israel.
11 Primer discurso de Moisés - (1:1–4:49) Este da una introducción histórica a lo que sigue. Primero Moisés repasa los tratos fieles de Jehová con Su pueblo. Moisés les dice que vayan y tomen posesión de la tierra que se prometió a sus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob. Vuelve a contar cómo coordinó Jehová la actividad de aquella comunidad teocrática al principio del viaje por el desierto cuando hizo que él, Moisés, escogiera a hombres sabios, discretos y experimentados para que obraran como jefes de millares, de centenas, de cincuentenas y de decenas. Hubo una organización espléndida, bajo la vigilancia de Jehová, una vez que Israel “[se puso] a marchar por todo aquel desierto grande e inspirador de temor” (Dt 1:19).
12 Moisés recuerda ahora el pecado de rebelión que ellos cometieron cuando escucharon el informe de los espías que regresaron de Canaán y se quejaron de que Jehová los odiaba porque, según su acusación, los había sacado de Egipto solamente para darlos en mano de los amorreos. Por su falta de fe, Jehová dijo a aquella generación perversa que ninguno de ellos excepto Caleb y Josué vería la buena tierra. Ante esto, de nuevo se comportaron con rebeldía, se acaloraron y por su propia iniciativa lanzaron un ataque independiente contra el enemigo, solo para que los amorreos los persiguieran como un enjambre de abejas y los esparcieran.
13 Viajaron por el desierto hacia el sur en dirección al mar Rojo, y durante 38 años fue muriendo toda la generación de los hombres de guerra. Jehová entonces les mandó cruzar al otro lado y tomar posesión de la tierra al norte del Arnón, diciendo: “Hoy mismo comenzaré a poner el pavor de ti y el temor de ti delante de los pueblos debajo de todos los cielos, los cuales oirán el informe acerca de ti; y realmente se agitarán y tendrán dolores como los de parto a causa de ti” (Dt 2:25). Sehón y su tierra cayeron en manos de los israelitas, y estos luego ocuparon el reino de Og. Moisés le aseguró a Josué que Jehová lucharía por Israel de la misma manera para vencer a todos los reinos. Entonces Moisés le preguntó a Dios si él mismo podía pasar de alguna manera a la buena tierra que estaba más allá del Jordán, pero Jehová continuó negándole aquello y le dijo que comisionara, animara y fortaleciera a Josué.
14 Moisés da ahora gran importancia a la Ley de Dios y advierte contra el añadir a Sus mandamientos o quitar de ellos. La desobediencia causará el desastre: “Solo que, cuídate y cuida bien tu alma, para que no olvides las cosas que tus ojos han visto y para que no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; y tienes que darlas a conocer a tus hijos y a tus nietos” (Dt 4:9). Ellos no vieron forma alguna cuando Jehová les declaró las Diez Palabras en medio de circunstancias inspiradoras de temor en Horeb. Será para su ruina el que se vuelvan ahora a la idolatría y a la adoración de imágenes, porque, como dice Moisés: “Jehová tu Dios es un fuego consumidor, un Dios que exige devoción exclusiva” (Dt 4:24). Era Él quien había amado a sus antepasados y los había escogido. No hay otro Dios arriba en los cielos ni abajo en la Tierra. Obedézcanle, exhorta Moisés, “a fin de que alargues tus días sobre el suelo que Jehová tu Dios te da, siempre” (Dt 4:40).
15 Después de concluir ese importante discurso, Moisés procede a apartar a Bézer, Ramot y Golán como ciudades de refugio al este del Jordán.
16 Segundo discurso de Moisés - (5:1–26:19) Este es un llamado a Israel para que escuche a Jehová, quien ha hablado con ellos cara a cara en Sinaí. Note cómo vuelve Moisés a declarar la Ley con algunos ajustes necesarios, y así la adapta para la nueva vida de ellos al otro lado del Jordán. No es un simple recuento de disposiciones reglamentarias y ordenanzas. Cada palabra muestra que el corazón de Moisés está lleno de celo y devoción a su Dios. Él habla para el bien de la nación. A través de todo el discurso se recalca la obediencia a la Ley... obediencia procedente de un corazón amoroso, no por obligación.
17 Primero Moisés repite las Diez Palabras, los Diez Mandamientos, y le dice a Israel que los obedezca, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda, para que alarguen sus días en la tierra y para que lleguen a ser muchísimos. “Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios es un solo Jehová” (Dt 6:4). Hay que darse de corazón, alma y fuerza vital a amarlo, e Israel debe enseñar a sus hijos y contarles de las grandes señales y milagros que Jehová realizó en Egipto. No ha de haber alianzas matrimoniales con los idólatras cananeos. Jehová no ha escogido a Israel para que llegue a ser su propiedad especial porque sea un pueblo populoso, sino porque los ama y cumplirá la declaración jurada que hizo a sus antepasados. Israel tiene que evitar el engaño de la religión demoníaca, destruir las imágenes de la tierra y adherirse a Jehová, quien de veras es un “Dios grande e inspirador de temor” (Dt 7:21).
18 Jehová los humilló por 40 años en el desierto, y les enseñó que el hombre no vive de maná o pan, sino de toda expresión de la boca de Jehová. Durante todos aquellos años de corrección, su ropa no se desgastó ni los pies se les hincharon. ¡Ahora están por entrar en una tierra de riqueza y abundancia! Sin embargo, deben guardarse de los lazos del materialismo y la santurronería, y recordar que Jehová es “el dador de poder para hacer riqueza” y el que desposee a las naciones inicuas (Dt 8:18). Moisés entonces vuelve a mencionar varias ocasiones en que Israel provocó a Dios. ¡Deben recordar cómo se encendió la ira de Jehová contra ellos en el desierto, con plaga y fuego y matanza! ¡Deben recordar su adoración ruinosa del becerro de oro, que causó la cólera ardiente de Jehová y que hubiera que rehacer las tablas de la Ley! (Éxo. 32:1-10, 35; 17:2-7; Núm. 11:1-3, 31-35; 14:2-38.) Sin duda, ahora deben servir y adherirse a Jehová, quien los ha amado por causa de sus padres y los ha constituido “como las estrellas de los cielos por multitud”. (Dt 10:22.)
19 Israel debe guardar “todo el mandamiento” y debe obedecer sin falta a Jehová, a la vez que lo ama como su Dios y le sirve con todo su corazón y toda su alma (Dt 11:8, 13). Jehová los apoyará y recompensará si le obedecen. No obstante, deben aplicarse y enseñar diligentemente a sus hijos. Se expresa con claridad la elección que hay delante de Israel: La obediencia lleva a la bendición; la desobediencia, a la invocación de mal. No deben andar “tras otros dioses” (Dt 11:26-28). Moisés resume entonces leyes específicas que afectan a Israel mientras este entra a tomar posesión de la Tierra de Promisión. Hay 1) leyes respecto a religión y adoración; 2) leyes relacionadas con la administración de justicia, gobierno y guerra; y 3) leyes que regulan la vida privada y social del pueblo.
20 1) Religión y adoración - (12:1–16:17) Cuando los israelitas entren en la tierra, han de destruir por completo todo vestigio de la religión falsa... sus lugares altos, altares, columnas, postes sagrados e imágenes. Israel debe adorar solamente en el lugar donde Jehová su Dios escoja poner su nombre, y allí deben regocijarse en él, todos ellos. Las disposiciones reglamentarias sobre el comer carne y sacrificios incluyen repetidos recordatorios de que no deben comer sangre. “Simplemente queda firmemente resuelto a no comer la sangre [...] No debes comerla, para que les vaya bien a ti, y a tus hijos después de ti, porque harás lo que es recto a los ojos de Jehová” (Dt 12:16, 23-25, 27; 15:23). Moisés emprende ahora una condenación franca de la idolatría. Israel no debe ni siquiera indagar sobre los caminos de la religión falsa. Si un profeta resulta ser falso, debe ser muerto, y los apóstatas —aun un pariente o un amigo amado, sí, aun ciudades enteras— deben ser dados igualmente por entero a la destrucción. Luego vienen las disposiciones reglamentarias sobre los alimentos limpios y los inmundos, el pago de las décimas partes y el cuidado de los levitas. Los intereses de los deudores, los pobres y los que se hacían esclavos por deudas han de protegerse amorosamente. Finalmente, Moisés repasa las fiestas anuales como tiempos para dar gracias a Jehová por su bendición: “Tres veces al año todo varón tuyo debe presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escoja: en la fiesta de las tortas no fermentadas y en la fiesta de las semanas y en la fiesta de las cabañas, y ninguno debe presentarse delante de Jehová con las manos vacías” (Dt 16:16).
21 2) Justicia, gobierno y guerra - (16:18–20:20) En primer lugar, Moisés da las leyes que tienen que ver con jueces y oficiales. La justicia es lo que importa, pues Jehová odia el soborno y el juicio torcido. Se bosquejan los procedimientos que se han de usar para establecer evidencia y encargarse de asuntos legales. “Por boca de dos testigos o de tres testigos debe dársele muerte al que ha de morir” (Dt 17:6). Se declaran leyes respecto a reyes. Se hace provisión para los sacerdotes y los levitas. Se prohíbe el espiritismo por ser “detestable a Jehová” (Dt 18:12). Mientras mira al futuro lejano, Moisés declara: “Un profeta de en medio de ti mismo, de tus hermanos, semejante a mí, es lo que Jehová tu Dios levantará para ti —a él ustedes deben escuchar—” (Dt 18:15-19). Sin embargo, el profeta que sea falso tiene que morir. Esta sección concluye con leyes sobre las ciudades de refugio y el vengar la sangre, así como los requisitos para exenciones militares y las reglas de la guerra.
22 3) Vida privada y social - (21:1–26:19) Se enuncian leyes que aplican a la vida cotidiana de los israelitas sobre asuntos como qué hacer al hallar a una persona muerta, el casarse con cautivas, el derecho del primogénito, un hijo rebelde, el colgar en un madero a un delincuente, la prueba de virginidad, delitos sexuales, la castración, los hijos ilegítimos, el trato dado a los extranjeros, la sanidad pública, el pago de intereses y votos, el divorcio, el secuestro, los préstamos, los salarios y las rebuscas de la siega. El límite de azotes que puede recibir un hombre ha de ser 40. Un toro no debe llevar bozal mientras trilla. Se compendia el procedimiento para el matrimonio de cuñados. Hay que usar pesas exactas, porque la injusticia es detestable a Jehová.
23 Antes de concluir este discurso ferviente, Moisés recuerda que Amaleq hirió por la retaguardia a los cansados israelitas mientras huían de Egipto, y Moisés manda a Israel: “Debes borrar la mención de Amaleq de debajo de los cielos” (Dt 25:19). Cuando entren en la tierra deben ofrecer las primicias o primeros frutos del suelo con regocijo, y también deben ofrecer los diezmos junto con la oración de agradecimiento a Jehová: “Mira, sí, desde tu santa morada, los cielos, y bendice a tu pueblo Israel y al suelo que nos has dado, tal como juraste a nuestros antepasados, la tierra que mana leche y miel” (Dt 26:15). Si llevan a cabo estos mandamientos con todo su corazón y alma, Jehová, por su parte, los ‘pondrá en alto por encima de todas las otras naciones que él ha hecho, con el resultado de alabanza y reputación y hermosura, mientras demuestran ser un pueblo santo a Jehová su Dios, tal como él ha prometido’ (Dt 26:19).
24 Tercer discurso de Moisés - (27:1–28:68) Para este los ancianos de Israel y los sacerdotes están junto a Moisés, mientras él recita con todo detalle las maldiciones de Jehová por la desobediencia y las bendiciones por la fidelidad. Se dan serias advertencias en cuanto a los resultados espantosos de la infidelidad. Si los de Israel como su pueblo santo continúan escuchando la voz de Jehová su Dios, disfrutarán de bendiciones maravillosas, y todos los pueblos de la tierra verán que el nombre de Jehová es llamado sobre ellos. No obstante, si no hacen esto, Jehová enviará sobre ellos “la maldición, confusión y reprensión” (Dt 28:20). Los afligirán enfermedades repugnantes, la sequía y el hambre; sus enemigos los perseguirán y esclavizarán, y se les esparcirá y aniquilará fuera de su tierra. Estas maldiciones, y otras más, vendrán sobre ellos si ‘no tienen cuidado de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, para que teman este nombre glorioso e inspirador de temor: aun Jehová, su Dios’ (Dt 28:58).
25 Cuarto discurso de Moisés - (29:1–30:20) Jehová concluye ahora un pacto con Israel en Moab. Este incorpora la Ley (como la repite y explica Moisés) que guiará a Israel al entrar en la Tierra de Promisión. El juramento solemne que acompaña al pacto hace comprender claramente las responsabilidades de la nación. Finalmente, Moisés llama a los cielos y a la Tierra como testigos, mientras pone ante el pueblo la vida y la muerte, la bendición y la invocación de mal, y exhorta: “Tienes que escoger la vida a fin de que te mantengas vivo, tú y tu prole, amando a Jehová tu Dios, escuchando su voz y adhiriéndote a él; porque él es tu vida y la longitud de tus días, para que mores sobre el suelo que Jehová juró a tus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob que les daría” (Dt 30:19, 20).
26 Comisión de Josué, y la canción de Moisés - (31:1–32:47) El capítulo 31 relata que, después de escribir la Ley y dar instrucciones respecto a la lectura pública regular de ella, Moisés comisiona a Josué y le dice que sea animoso y fuerte; luego relata que Moisés prepara una canción conmemorativa, completa la escritura de las palabras de la Ley y dispone que esta se coloque al lado del arca del pacto de Jehová. Después de eso Moisés pronuncia las palabras del canto ante toda la congregación como una exhortación final.
27 ¡Con cuánto aprecio comienza la canción de Moisés al identificar la Fuente refrescante de su instrucción! “Goteará como la lluvia mi instrucción, destilará como el rocío mi dicho, como suaves lluvias sobre la hierba y como copiosos chaparrones sobre la vegetación. Porque yo declararé el nombre de Jehová.” Sí, atribuyan grandeza a “nuestro Dios”, “la Roca” (Dt 32:2-4). Den a conocer su perfecta actividad, sus justos caminos, y su fidelidad, justicia y rectitud. Fue vergonzoso el que Israel obrara ruinosamente, aunque Jehová los había rodeado con su protección en un desierto árido, vacío y aullador, los había salvaguardado como a la niña de su ojo y había revoloteado sobre ellos como un águila sobre sus polluelos. Había engordado a su pueblo y lo había llamado Jesurún, “Uno Recto”, pero ellos lo incitaron a celos con dioses extraños y llegaron a ser “hijos en quienes no hay fidelidad” (Dt 32:20). La venganza y la retribución son de Jehová. Él da muerte y da vida. Cuando afile su luciente espada y su mano empuñe el juicio, de veras pagará con venganza a sus adversarios. ¡Qué confianza debe infundir esto en su pueblo! Como dice la canción en su punto culminante, es un tiempo para que ‘se alegren, oh naciones, con su pueblo’ (Dt 32:43). ¿Qué poeta mundano podría alguna vez acercarse a la elevada belleza, el poder y la profundidad de significado de esta canción a Jehová?
28 La bendición final de Moisés - (32:48–34:12) Ahora se dan a Moisés las instrucciones finales sobre su muerte, pero él todavía no ha terminado su servicio teocrático. Primero debe bendecir a Israel, y al hacerlo, ensalza de nuevo a Jehová, el Rey en Jesurún, quien resplandece con sus santas miríadas. Las tribus reciben bendiciones individuales por nombre, y luego Moisés alaba a Jehová como El Eminente: “Un escondite es el Dios de la antigüedad, y debajo están los brazos de duración indefinida” (Dt 33:27). Con un corazón rebosante de aprecio, él entonces dirige sus últimas palabras a la nación: “¡Feliz eres tú, oh Israel! ¿Quién hay como tú, pueblo que goza de salvación en Jehová?” (Dt 33:29).
29 Después de contemplar la Tierra de Promisión desde el monte Nebo, Moisés muere y Jehová lo sepulta en Moab, en una tumba desconocida y sin honra hasta hoy. Vivió hasta los 120 años de edad, pero “su ojo no se había oscurecido, y su fuerza vital no había huido”. Jehová lo había utilizado para efectuar grandes señales y milagros y, como informa el último capítulo, aún no se había “levantado en Israel un profeta como Moisés, a quien Jehová conoció cara a cara” (Dt 34:7, 10).
30 Como el libro que concluye el Pentateuco, Deuteronomio une todo lo que se ha dicho antes al declarar y santificar el gran nombre de Jehová Dios. Solo Él es Dios, que exige devoción exclusiva y no tolera ninguna rivalidad por parte de los dioses demoníacos de la adoración religiosa falsa. Hoy todos los cristianos deben dar atención fervorosa a los grandes principios fundamentales de la ley de Dios y obedecerle para que estén libres de Su maldición mientras él afila su luciente espada para la ejecución de venganza contra sus adversarios. Su mayor y primer mandamiento debe convertirse en el principio guiador en la vida de ellos: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza vital” (Dt 6:5).
31 En lo que resta de las Escrituras a menudo se hace referencia a Deuteronomio para enriquecer el entendimiento y aprecio de los propósitos divinos. Además de sus citas al contestar al Tentador, Jesús hizo muchas otras referencias. (Dt 5:16—Mat. 15:4; Dt 17:6—Mat. 18:16 y Juan 8:17.) Estas continúan en Revelación, donde el glorificado Jesús advierte finalmente contra el añadir al rollo de la profecía de Jehová o quitar de él. (Dt 4:2—Ap 22:18.) Pedro cita de Deuteronomio al remachar su poderoso argumento de que Jesús es el Cristo y el Profeta mayor que Moisés, que Jehová prometió levantar en Israel. (Deu. 18:15-19—Hech. 3:22, 23.) Pablo cita de él con relación a las recompensas para los trabajadores, la investigación cabal por boca de testigos, y la instrucción de los hijos. (Deu. 25:4—1 Cor. 9:8-10 y 1 Tim. 5:17, 18; Dt 13:14 y 19:15—1 Tim. 5:19 y 2 Cor. 13:1; Deu. 5:16—Efe. 6:2, 3.)
32 No solo los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas, sino también los siervos de Dios de tiempos precristianos derivaron instrucción y ánimo de Deuteronomio. Hacemos bien en seguir su ejemplo. Considere la obediencia sin vacilación del sucesor de Moisés, Josué, al dar por entero a la destrucción las ciudades conquistadas durante la invasión de Canaán y no tomar botín como hizo Acán. (Deu. 20:15-18 y 21:23—Jos. 8:24-27, 29.) El que Gedeón eliminara de su ejército a los ‘temerosos y de corazón tímido’ fue obedecer la Ley. (Deu. 20:1-9—Jue. 7:1-11.) Por fidelidad a la ley de Jehová, los profetas de Israel y Judá hablaron denodada y valerosamente en condenación de las descarriadas naciones. Amós suministra un ejemplo excelente de esto. (Deu. 24:12-15—Amós 2:6-8.) Por cierto, hay literalmente centenares de ejemplos que enlazan Deuteronomio con el resto de la Palabra de Dios, lo cual muestra que es parte integrante y provechosa del conjunto armonioso.
33 La esencia misma de Deuteronomio alaba al Dios Soberano, Jehová. El libro recalca por todas partes: ‘Adoren a Jehová; ríndanle devoción exclusiva’. Aunque la Ley ya no es obligatoria para los cristianos, sus principios fundamentales no han sido abolidos. (Gál. 3:19.) ¡Cuánto pueden aprender los cristianos verdaderos de este libro dinámico de la ley de Dios, con su enseñanza progresiva, su candor y su presentación sencilla! Pues hasta las naciones del mundo han reconocido la excelencia de la ley suprema de Jehová y han escrito muchas de las disposiciones reglamentarias de Deuteronomio en sus propios libros de derecho. La tabla adjunta da ejemplos interesantes de leyes en las que ellas se han inspirado o que han aplicado en principio.
34 Además, esta explicación de la Ley señala al Reino de Dios y aumenta el aprecio por él. ¿Cómo? Mientras estuvo en la Tierra, el Rey Designado, Jesucristo, estuvo cabalmente familiarizado con el libro y lo aplicó, como lo muestran sus hábiles referencias a él. Al extender su gobernación del Reino sobre toda la Tierra, él gobernará de acuerdo con los justos principios de esta misma “ley”, y todos los que lleguen a bendecirse por él como la “descendencia” tocante al Reino tendrán que obedecer estos principios. (Gén. 22:18; Deu. 7:12-14.) Es provechoso y ventajoso empezar a obedecerlos ahora. Lejos de ser anticuada, esta “ley” de 3.500 años de antigüedad nos habla hoy día con tonos dinámicos, y seguirá hablando hasta que entremos en el nuevo mundo bajo el Reino de Dios. ¡Que el nombre de Jehová continúe siendo santificado entre su pueblo mediante la aplicación de toda la instrucción provechosa del Pentateuco, que alcanza su punto culminante de manera tan gloriosa en Deuteronomio... ciertamente una parte inspirada e inspiradora de “toda Escritura”!
El nombre hebreo de este quinto libro del Pentateuco es Deva·rím (Palabras), que se deriva de las palabras con las que da comienzo el texto hebreo. El nombre “Deuteronomio” se toma del título que se le da al libro en el texto griego de la Septuaginta, Deu·te·ro·nó·mi·on, cuyo significado literal es “Segunda Ley”, “Repetición de la Ley”. Este título se toma a su vez de la traducción griega de la expresión hebrea que aparece en Deuteronomio 17:18, misch·néh hat·toh·ráh, expresión que debidamente traducida significa ‘copia de la ley’.
La autenticidad de Deuteronomio como libro del canon bíblico y el que Moisés fuese su escritor son hechos reconocidos, pues los judíos siempre han considerado este libro como parte de la ley mosaica. La prueba de su autenticidad es básicamente la misma que la de los otros cuatro libros del Pentateuco. (Véase PENTATEUCO; también otros libros bíblicos por su nombre.) Jesús es la autoridad más importante para determinar la autenticidad de Deuteronomio, pues citó de él en tres ocasiones cuando rechazó las tentaciones de Satanás el Diablo. (Mt 4:1-11; Dt 6:13, 16; 8:3.) Además, cuando Jesús respondió a la pregunta en cuanto a cuál era el mayor y el primer mandamiento, se remitió a Deuteronomio 6:5. (Mr 12:30.) Asimismo, Pablo cita de Deuteronomio 30:12-14; 32:35, 36. (Ro 10:6-8; Heb 10:30.)
El libro de Deuteronomio abarca un período de tiempo de algo más de dos meses del año 1473 a.E.C. Este libro se escribió en las llanuras de Moab y consiste en cuatro discursos, una canción y una bendición pronunciada por Moisés cuando Israel estaba acampado en los límites de Canaán, antes de entrar en esta tierra. (Dt 1:3; Jos 1:11; 4:19.)
Propósito. Pese al significado de su nombre, no es una segunda ley ni una repetición de toda la Ley, sino, más bien, una explicación de la misma, como se dice en Deuteronomio 1:5. Este libro exhorta a Israel a que sea fiel a Jehová, poniendo como ejemplo que debía evitarse a la generación que vagó por el desierto durante cuarenta años. Moisés explica y detalla algunos de los puntos importantes de la Ley y sus principios en vista del cambio que les iba a acontecer a los israelitas cuando se establecieran de forma permanente en aquella tierra. Reajusta algunas leyes y da otras reglas sobre cómo habrían de gobernarse, teniendo presente que iban a ser residentes permanentes en la Tierra Prometida.
Al exhortarles y llamarles para celebrar este pacto renovado con Jehová por medio de Moisés, el libro de Deuteronomio subraya notablemente la importancia del conocimiento, la enseñanza y la instrucción. Las palabras “enseñar”, “enseñanza” y “enseñado” aparecen mucho más a menudo en Deuteronomio que en Éxodo, Levítico o Números. Moisés explica que Jehová estaba enseñando a Israel al alimentarlos con maná. (Dt 8:3.) Les dice a los israelitas que pongan la ley de Jehová como venda frontal entre sus ojos y sobre los postes de las puertas de sus casas y sobre sus puertas (6:8, 9). Les manda que inculquen la Ley en sus hijos (6:6, 7). Se dan instrucciones para que se lea la Ley cada séptimo año, durante el tiempo de la fiesta (anual) de las cabañas (31:10-13). También se dieron instrucciones especiales para el rey que Israel pudiera tener en el futuro. Este habría de escribir para sí una copia de la Ley y leer en ella cada día (17:18-20). Antes de que Israel saliese a la batalla, los sacerdotes tenían que exhortar al pueblo para que mostrase fe y valor, y asegurarles la victoria, pues Jehová, su Dios, iba con ellos (20:1-4). Cuando entraran en la Tierra Prometida, tenían que dividir las tribus en dos grupos: uno en el monte Ebal y el otro en el monte Guerizim, y entonces tendría que leerse la ley de Dios (27:11-26; compárese con Jos 8:33-35).
Se destaca el amor. En Deuteronomio también se destaca el amor, la bondad y la consideración. La propia palabra “amor”, bien como sustantivo o como verbo, aparece con una frecuencia cinco veces mayor en Deuteronomio que en los libros de Éxodo, Levítico y Números combinados. También se recoge en este libro el mandamiento más importante que Jesús citó (Mt 22:36, 37), diciendo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y con toda tu fuerza vital”. (Dt 6:5; véase también 10:12; 11:13.) Jehová declara su amor a Israel en repetidas ocasiones (7:7-9; 23:5; 33:3). El mismo tono de Deuteronomio pone de relieve el amor de Jehová por su pueblo: “¡Si tan solo desarrollaran este corazón suyo para temerme y guardar todos mis mandamientos siempre, a fin de que les vaya bien a ellos y a sus hijos hasta tiempo indefinido!” (5:29). En Deuteronomio encontramos repetidas veces expresiones tales como “para que te vaya bien” y “te mantengas vivo” (4:40; 5:16; 6:3; 22:7; 30:19, 20).
Aunque Israel tendría que afrontar la experiencia de la guerra para tomar la tierra, Jehová no pasó por alto la consideración amorosa. La victoria no era tan importante o urgente como para exigir sacrificios extremados. El hombre que estuviese comprometido se hallaba exento de ir a la batalla. (Dt 20:7.) También se eximía al recién casado, a fin de que pudiese cuidar a su esposa y ella tener a su esposo al menos un año completo (24:5). Si un hombre había plantado una viña y no había comido su fruto, o había edificado una casa y no la había estrenado, se le excusaba de guerrear para que pudiera disfrutar del fruto de su trabajo (20:5, 6).
Se dieron indicaciones explícitas sobre la participación en las guerras y la conquista de Canaán. Los asustadizos tenían que ser enviados a sus casas para que no descorazonaran también a sus hermanos. (Dt 20:8.) A las ciudades de las naciones cananeas mencionadas específicamente cuya iniquidad era notoria, había que darlas por entero a la destrucción sin falta, pero a las ciudades que no pertenecían a esas naciones se les daba la opción de rendirse o ser destruidas. Si se rendían, se les ponía bajo trabajo forzado, pero la Ley prescribía que se tratase con bondad a los esclavos y que no se violase a las mujeres, ni tan siquiera a las de las ciudades conquistadas. Si una ciudad rehusaba rendirse, debía darse muerte a todos los varones, y solo se dejaba con vida a los pequeñuelos y las vírgenes (20:10-18; compárese con Nú 31:17, 18). Cuando los israelitas sitiaban una ciudad, no se les permitía talar los árboles frutales para ese fin. (Dt 20:19, 20.)
También se tenía consideración a los animales. Se prohibía de forma específica que se arrebatase del nido un ave que tuviese cría, porque su vulnerabilidad se debía al instinto de protección de su prole. A ella se la dejaba escapar, pero el israelita podía quedarse con los polluelos; de ese modo la madre quedaba libre para tener más cría. (Dt 22:6, 7.) No se le permitía al labriego enyuntar un asno con un toro, pues en ese caso se haría trabajar demasiado al animal más débil (22:10), ni poner bozal al toro durante la trilla del grano, para que no sufriese por tenerlo tan al alcance de la boca y no poder comerlo a pesar del hambre y del esfuerzo (25:4).
Se mostraba consideración en la familia y en la vida social. El hijo primogénito tenía que recibir una porción doble, fuera o no hijo de la esposa favorita. (Dt 21:15-17.) Por primera vez se legisló el matrimonio de cuñado, y se especificaron las sanciones con el fin de dar aún más peso a esta ley (25:5-10). Se prescribió la equidad en las pesas y medidas (25:13-16). La orden de edificar un pretil alrededor del techo de una casa recalcó el alto valor de la vida (22:8). Incluso se mostraba consideración al malhechor que tenía que recibir azotes, pues la Ley limitaba el número de estos a cuarenta (25:1-3). Todas estas reglas detallaron más la Ley y mostraron gran consideración. Al mismo tiempo, conferían a la Ley más rigor.
Advertencias y leyes. Deuteronomio está lleno de advertencias para que no incurrieran en la adoración falsa y la infidelidad, y en este libro también se recogen instrucciones en cuanto a qué hacer para proteger la adoración pura. En Deuteronomio se destaca de forma especial la santidad. A los israelitas se les advirtió que no se casaran con los habitantes de las naciones vecinas, ya que este proceder representaría una amenaza para la adoración pura y la lealtad a Jehová. (Dt 7:3, 4.) Se les previno contra el materialismo y contra estar pagados de su propia justicia (8:11-18; 9:4-6). Se dieron leyes muy enérgicas en cuanto a la apostasía. Tenían que vigilarse para no desviarse a otros dioses (11:16, 17). Se les previno contra los falsos profetas. En dos ocasiones se les dio instrucciones en cuanto a cómo identificar y tratar a un falso profeta (13:1-5; 18:20-22). Incluso si un familiar llegaba a ser apóstata, el resto de la familia no debía apiadarse de él, y tenía que participar en apedrearlo (13:6-11).
Las ciudades de Israel que se volvían apóstatas tenían que ser dadas por entero a la destrucción y no debía conservarse nada para beneficio personal. La ciudad no sería reedificada nunca. (Dt 13:12-17.) Los delincuentes a quienes sus padres no podían controlar tenían que ser lapidados (21:18-21).
La ley concerniente a la manera de proceder ante un asesinato en el que no se había descubierto al homicida subrayaba tanto la santidad de la sangre como el estar libre de culpa de sangre. (Dt 21:1-9.) Dando prueba del celo por la adoración pura, Deuteronomio recoge las prescripciones relativas a quién podía llegar a pertenecer a la congregación de Jehová y cuándo (23:1-8). No podían ser admitidos los hijos ilegítimos hasta la décima generación, y en el caso de los moabitas y los ammonitas, por tiempo indefinido; los eunucos nunca tendrían acceso. Sin embargo, la tercera generación de egipcios y edomitas sí podían llegar a formar parte de la congregación (23:1-8).
Deuteronomio bosqueja el sistema judicial que funcionaría en Israel cuando se estableciera en la Tierra Prometida. En este libro se enumeran los requisitos para los jueces y las disposiciones para los tribunales que estaban en las puertas de la ciudad, siendo el santuario como un tribunal supremo de aquella tierra, cuyos juicios tenía que seguir todo Israel. (Dt 16:18–17:13.)
En Deuteronomio se resalta que Jehová es el Dios único (Dt 6:4) e Israel, su pueblo exclusivo (4:7, 8), así como también el establecimiento de un lugar central de adoración (12:4-7). Se predice a aquel que se levantaría como profeta semejante a Moisés, que hablaría en el nombre de Jehová y a quien todos deberían estar sujetos (18:18, 19).
Discursos que explicaban algunas porciones de la Ley y exhortaban al pueblo de Israel a que amara y obedeciera a Jehová en la tierra que estaba a punto de ocupar |
Se insta a recordar todo cuanto Jehová ha hecho por ellos y servirle solo a él - (1:1–4:49)
★Moisés recuerda la ocasión en la que fueron enviados los espías, la falta de fe y el espíritu rebelde que el pueblo manifestó ante su informe, y el juramento de Jehová con el que aseguraba que aquella generación moriría en el desierto
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Se les insta a amar a Jehová y obedecer todos sus mandamientos - (5:1–26:19)
★Moisés recuerda la entrega de la Ley en Horeb, repite los Diez Mandamientos e insta al pueblo a poner por obra todo cuanto Jehová ha mandado
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Las bendiciones de obedecer a Jehová y las maldiciones por la desobediencia - (27:1–28:68)
★Una vez que la nación cruzara el Jordán, se escribiría la Ley en grandes piedras
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El pacto convenido en las llanuras de Moab - (29:1–30:20)
★Moisés recuerda el cuidado que Jehová les prodigó en Egipto y durante sus cuarenta años de estancia en el desierto; les advierte de los peligros de la desobediencia obstinada
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Entrega del acaudillamiento a Josué y últimas bendiciones de Moisés - (31:1–34:12)
★Se comisiona a Josué para dirigir a Israel
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