Segundo libro de la ley (El Pentateuco); los otros cuatro son:
Génesis, Levítico, Números, Deuteronomio.
Nombre que recibe la liberación que experimentó la nación de Israel de la esclavitud a Egipto. Después de haber prometido a Abrahán que su descendencia heredaría la tierra, Jehová le dijo (a. 1933 a. E.C.) las siguientes palabras: “Puedes saber con seguridad que tu descendencia llegará a ser residente forastera en tierra ajena, y tendrá que servirles, y estos ciertamente la afligirán por cuatrocientos años. Pero a la nación que ellos servirán yo la voy a juzgar, y después de aquello saldrán con muchos bienes [...]. Pero a la cuarta generación ellos volverán acá, porque todavía no ha quedado completo el error de los amorreos”. (Gé 15:13-16.)
“Ahora bien, estos son los nombres.” Heb.: We’él·leh schemóhth. En heb. el nombre de este segundo libro de la Biblia se deriva de estas palabras de apertura; a veces abreviado Schemóhth. LXXVg llaman a este libro: “Éxodo”.
La oscuridad u obscuridad1 es la ausencia de luz visible. Aunque la oscuridad como ausencia total de luz percibida o visible para los seres humanos es relativamente fácil de alcanzar, la oscuridad pura o total desde un punto de vista científico, no existe, porque la definición científica de luz incluye no solo la luz del espectro visible, sino todo el espectro electromagnético, y una cierta cantidad de radiación existe en cada lugar del universo, aunque sea imperceptible al ojo humano. Así pues, la oscuridad total es solo teóricamente posible en condiciones de cero absoluto, o en las proximidades de un agujero negro.
La novena plaga que Jehová le asentó a Egiptoe: “Empezó a acaecer una oscuridad tenebrosa en toda la tierra de Egipto por tres días”. (Éxodo 10:21, 22.) Las luces de Ra, el dios-sol; Sejmet, la diosa que llevaba el disco solar, y Thot, el dios-luna, fueron apagadas. (g89 8/2 23)
Parece ser que la Tierra ya estaba en órbita alrededor del Sol y era un globo cubierto de agua antes de que empezaran los seis “días”, o períodos, de obras creativas especiales. “Había oscuridad sobre la superficie de la profundidad acuosa” (Génesis 1:2). En aquel tiempo primitivo algo, quizá una mezcla de vapor de agua, otros gases y polvo volcánico, debió impedir que la luz del Sol llegara hasta la superficie de la Tierra. La Biblia explica el primer período de la creación de esta manera: “Dios procedió a decir: ‘Haya luz’; y gradualmente llegó a existir la luz”, es decir, llegó a la superficie terrestre (Génesis 1:3, traducción de J. W. Watts).
Éxodo 12:40
★ “Que habían morado”.
En heb. este verbo está en pl. El pronombre relativo ’aschér, “que”, puede aplicar a los “hijos de Israel” más bien que a la “morada”. LXX: “Pero la morada de los hijos de Israel que ellos [LXXA añade: “y sus padres”] moraron en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán [fue de] cuatrocientos treinta años de duración”; Sam: “en la tierra de Canaán y en la tierra de Egipto”. De igual manera, Josefo escribió en Antigüedades judías, Libro II, capítulo 15, párr. 2: “Salieron de Egipto en el mes de xánticus [el mes macedonio que Josefo equiparó al mes de Nisán], [...] cuatrocientos treinta años después de la llegada de nuestro antepasado Abram a Canaán”. (Obras completas de Flavio Josefo, por L. Farré, 1961, tomo 1, p. 168.) SamLXX y Josefo muestran que los 430 años se cuentan desde el tiempo en que Abrahán cruzó el Éufrates camino de Canaán hasta el tiempo en que los israelitas salieron de Egipto. Véase Gál 3:17.
Éxodo 14:7
★ “Y guerreros.”.
Lit.: “y hombres terceros”. Heb.: wescha·li·schím; Gr.: tri·stá·tas. Aunque por lo general los monumentos egipcios no lo muestran, tres hombres viajaban en un carro de guerra; uno conducía el carro mientras los otros dos peleaban desde él; además, varios relieves asirios muestran a un tercer hombre como escudero o como portador de una sombrilla.
Que esta relacionado de una manera o modo indigno, vil, despreciable, abyecto, indecoroso, rastrero, malo, infame, deshonroso, impropio, impúdico, vergonzoso, vil o ruin, que no es merecedor o digno de algo por algún motivo.
La publicación The JPS Torah Commentary,editada por la Sociedad de Publicaciones Judías, explica que el término hebreo traducido arriba por “de manera indigna” (lasch·scháv’) puede significar “en falso” o “inútilmente, en vano”. La misma obra de consulta prosigue: “La ambigüedad [de este vocablo hebreo] deja margen para proscribir el perjurio en los juicios, el juramento en falso y el empleo innecesario o frívolo del Nombre divino”. (g99 8/3 27)
Quizás parezca extraño que el nombre de Dios pudiera haber afectado al sistema hebreo de los números, pero lo hizo. Irving Adler explica en su libro A New Look at Arithmetic: “Algunos de los pueblos que tenían alfabetos usaban las letras del alfabeto para representar los números. Los judíos de la antigüedad, por ejemplo, usaban nueve letras del alfabeto hebreo para representar los números del unoal nueve. Usaban otras nueve letras para representar los múltiplos de diez, del diezal noventa.Un tercer juego de nueve letras representaba los múltiplos de cien, del cienal novecientos... “El uso de las letras del alfabeto para representar los números ha dado como resultado algunas consecuencias interesantes. Las letras que se usan en un número compuesto pueden, por casualidad, deletrear una palabra. En ese caso el uso del número puede ser afectado por el significado de la palabra. Por ejemplo, en el sistema hebreo de los números, el número quince debería haberse escrito como י ת, que significa diez más cinco. (El hebreo se lee de derecha a izquierda.) Sin embargo estas son las primeras dos letras de la palabra , la cual significa Jehová.Puesto que la ley judía prohibía usar el nombre de Dios en vano, los judíos escribieron el número quince como טו, nueve más seis.”(g72 8/5 19)
Los hijos —sin importar la edad que tengan— honran a sus padres si los respetan y obedecen (Levítico 19:3; Proverbios 1:8). Incluso cuando ya son adultos y han formado su propia familia, siguen preocupándose con cariño por sus padres y ayudándolos. Por ejemplo, se aseguran de que estén bien cuidados cuando ya son mayores, y hasta los ayudan económicamente en caso de que sea necesario (Mateo 15:4-6; 1 Timoteo 5:4, 8).
Los israelitas tenían que honrar a su padre y también a su madre; así reconocían el papel tan importante que tiene la madre en la familia (Proverbios 6:20; 19:26). Los hijos de hoy deberían hacer lo mismo.
Eso sí, el mandato de honrar a los padres siempre ha tenido límites. Los hijos israelitas no tenían que obedecer a sus padres —ni a ninguna otra persona— si eso significaba desobedecer a Dios (Deuteronomio 13:6-8). Hoy también, los cristianos deben “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hechos 5:29).
En la Ley que Dios le dio a Israel, les prometió a los hijos que, si honraban a sus padres, vivirían mucho tiempo y les iría bien en la tierra que él les iba a dar (Deuteronomio 5:16). Evitarían el castigo que se daba a los hijos adultos que pasaban por alto la ley de Dios y se rebelaban contra sus padres (Deuteronomio 21:18-21). Las verdades básicas que hay detrás de esas leyes no han cambiado con el paso del tiempo (Efesios 6:1-3). Seamos jóvenes o mayores, somos responsables ante nuestro Creador. Y él cumplirá su promesa: los hijos que obedezcan a Dios y a sus padres vivirán mucho tiempo. De hecho, tienen la esperanza de vivir para siempre (1 Timoteo 4:8; 6:18, 19).
El mandato de Éxodo 20:12 ocupa un lugar clave en la lista de los Diez Mandamientos, o las Diez Palabras (Éxodo 20:1-17). Los mandamientos que aparecen justo antes hablan de las obligaciones que los israelitas tenían con Dios, como la de adorarlo solo a él. Y los mandamientos que aparecen justo después hablan de las obligaciones que tenían hacia otras personas, como la de ser fiel al cónyuge y la de no robar. Así que algunos ven el mandamiento “Honra a tu padre y a tu madre” como un puente entre ambos grupos de mandamientos.