Durante los dieciocho meses que estuvo en Corinto, entre los años 50 y 52, aproximadamente, Pablo redactó al menos dos cartas que se incorporaron a las Escrituras Griegas Cristianas: Primera y Segunda a los Tesalonicenses. En ese mismo período, o poco después, debió de escribir también Gálatas.
Gálatas la redactó a raíz de los viajes —al menos dos— efectuados por la provincia romana de Galacia. Primero, en los años 47 y 48, acompañado de Bernabé, había visitado a los hermanos de Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. Más tarde, en el año 49, había vuelto a la zona junto con Silas (Hech. 13:1–14:23; 16:1-6). Les escribió porque los judaizantes, que llevaban tiempo pisándole los talones, iban enseñando que aún era obligatorio circuncidarse y obedecer la Ley de Moisés. Seguramente envió su epístola apenas se enteró de que se estaban propagando tales errores. Aunque es probable que la redactara en Corinto, también pudo haberlo hecho en Éfeso, durante una breve escala de su viaje de regreso a Antioquía de Siria, o en esta última localidad (Hech. 18:18-23).
Es de interés que la palabra sarcasmo se deriva de un verbo griego que significa literalmente “desollar, sacar la piel, arrancar carne como perros” (compárese con Gálatas 5:15). (w99 1/9 11 párr. 12)
Hay que reconocer que el sarcasmo tiene su lugar. Utilizado con suavidad, puede ser divertido y es posible que a veces exprese sentimientos profundos. La propia Biblia dice que el apóstol Pablo, Job y hasta Dios mismo se valieron del sarcasmo para expresar su justa indignación. (Job 12:2; Zacarías 11:13; 2 Corintios 12:13.)
La persona sarcástica puede, como se dice vulgarmente, “desollar viva a otra”, es decir, despojarla de su dignidad. La publicación Journal of Contemporary Ethnography dice: “La esencia del sarcasmo [...] es hostilidad o desprecio manifiestos”. (g91 22/9 18)
O: “suciedad desvergonzada; depravación; lascivia”. J17,22(heb.): tum·’áh. “En este caso, el término puede referirse más especialmente a todos los deseos antinaturales”, abarca cualquier tipo de impureza, tanto en el habla como en la conducta. Por supuesto, sería inmundo deslizar las manos bajo la ropa de alguien, quitársela o acariciarle sus partes íntimas, como podrían ser los pechos.
La Biblia incluye acariciar los pechos entre los placeres reservados a las parejas casadas. (Proverbios 5:18, 19; compara con Oseas 2:2.) (g93 22/10 22) (en griego a·ka·thar-sí·a) es, de los tres términos que se traducen “fornicación”, “inmundicia” y “conducta relajada”, el que tiene un sentido más amplio. Abarca cualquier clase de impureza, sea en asuntos sexuales, en el habla, en la conducta o en las relaciones espirituales. Incluye una amplia variedad de pecados graves.
En Efesios 4:19, Pablo habla de agunas personas que habían “llegado a estar más alla de todo sentido moral” y que “se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avidez”. Si un cristiano bautizado practica “inmundicia con avidez” y no se arrepiente, puede ser expulsado de la congregación por ser culpable de inmundicia grave. (w06 15/7 30) Según explica el lexicógrafo Marvin R. Vincent, el término griego traducido “inmundicia” en este caso “se refiere a la impureza en su sentido más sucio”.
Gálatas 5:22
★ Paciencia.
A la paciencia se le enumera en esta descripción del fruto del Espíritu como cuarta cualidad en la lista de las nueve, eso pudiera hacer pensar que no es tan importante como la primera de la lista, que es el amor, así que alguien pudiera pensar que no es muy paciente, pero que para eso tiene la cualidad del amor más desarrollado, y esa parece ser más importante que la paciencia, puesto que es fácil detectar la paciencia en alguien, surge la pregunta, ¿Se puede medir el amor que una persona dice tener? La descripción del amor que la Biblia nos da en 1 Corintios 13:4 nos ayuda a ver la importancia de la paciencia.
Curiosamente en éste texto se enumera a la paciencia como la primera evidencia del amor delante de la bondad que en la descripción del Fruto del Espíritu descrito en Gálatas 5:22 aparece en sexto lugar.
Existe un sentido no sexual de la lujuria que se refiere a un deseo apasionado de algo. Lascivia, asimilable a lujuria, es el apetito o deseo excesivo de placeres sexuales. La lujuria, en contraposición con las conductas sexuales consideradas normales o aceptadas socialmente, se manifiesta como la exacerbación, desorden o falta de control de los deseos sexuales que se manifiesta en lo que podría calificarse como conducta sexual patológica.
Disputa entre personas, animales o cosas que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo. Capacidad para el desarrollo de algo.
“Promoviendo competencias”: El apóstol no se refería específicamente a las competiciones deportivas cuando escribió estas palabras. Sin embargo, parece que algunos cristianos hacían comparaciones improcedentes entre sí, lo que conducía a actitudes ‘carnales’ como ‘enemistades, contiendas, celos, altercaciones y divisiones’. (Gálatas 5:20, 21; 6:3, 4.) De ahí que Pablo advirtiera a los cristianos que no ‘promovieran competencias unos con otros’. Según “The New Thayer’s Greek-English Lexicon”, el verbo griego que se traduce ‘promover competencias’ significa “desafiar a un combate o contienda”, “hacer salir, llamar fuera”, “suscitar”, “provocándonos”, “desafiar a combate o a concurso con uno”, “retar al combate”.
Desde luego, este principio sería aplicable a las actividades deportivas y a cualquier otra actividad que motivara a los cristianos a competir entre sí de una manera malsana (g96 8/11 30) De ahí que la Biblia de Jerusalén y otras versiones traduzcan el versículo como sigue: “No busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros”. Una traducción al inglés, The Bible, An American Translation, dice: “No estemos en nuestra vanidad desafiándonos unos a otros.” Y una nota en la edición de 1950 de la New World Translation of the Christian Greek Scriptures ofrece la alternativa: “obligándose a una confrontación o prueba decisiva.” (g78 22/12 23-4)
Da excesiva importancia a sí mismo y a las propias experiencias vitales. También podría calificarse como un deseo insaciable de mostrar a los demás la importancia propia con independencia de que el egotista cuente con razones para auto-adjudicarse tal importancia (aunque frecuentemente no es así).
El egotista es una persona que no presta atención a cuanto les ocurre a las personas que les rodean, ni a las necesidades de las personas que conviven con él, por considerar que sus propio asuntos y necesidades están por encima de las de los demás: su falta de empatía le lleva a ver a los demás como un medio para un fin (su fin). El egotismo extremo es, además, una característica distintiva de los trastornos de la personalidad del tipo B, principalmente el histriónico y el narcisista.
Excesiva autoconfianza y amor propio
Confiar en uno mismo es una actitud necesaria, sin duda, para transitar por el camino hacia al éxito. Por otro lado, pásate con la dosis y te convertirás en presuntuoso, en alguien que asume que todos los demás están equivocados, y que es incapaz de reconocer los logros ajenos.
El egotista se quiere. Mucho… y de vez en cuando suelta chistes como “No lo niego: hay momentos en que hablo conmigo mismo… porque a veces necesito los consejos de un experto“. Lo dirá riéndose, pero para él no es un chiste. El egotismo, en definitiva, impide aprender más sobre uno mismo. ¿Para qué se va a molestar en cambiar quien ya se cree perfecto? En este sentido, conviene recordar que, en palabras de Jillian Michaels, “un mal día para tu ego es un buen día para tu alma“.
Vive en mundos de fantasía
La persona egotista pasa mucho tiempo pensando en las grandes cosas que imagina que logrará en el futuro, en proyectos más basados en impresionar a los demás que en la realidad. Incluso, cuando tienen una base real, los embellecen para aumentar el interés en torno a lo que cuentan. En general, tienden a exagerar y dramatizar la mayoría de aspectos de su vida.
Personalidad ‘difícil’
Un egotista sólo tiene en cuenta su visión de las cosas y exige a los demás que actúen en base a la misma. Un egotista acostumbra a creer que sabe exactamente cómo deben hacerse las cosas y cómo deben comportarse los demás. Cuando no todo sale “como debe”, la consiguiente sensación de pérdida de control probablemente provocará que se irrite y se ponga a la defensiva.
Son personas que no aceptan un “no” por respuesta, que se toman la discrepancia como una agresión y que son capaces de perturbar la tranquilidad de quienes les rodean, hasta que todo vuelva a ir de acuerdo a sus deseos.
Baja autoestima
Parece contradictorio con lo anterior, pero no lo es: son personas que tratan de ocultar su propia inseguridad (y evitar el rechazo que creen que conlleva) presentándose como más competentes de lo que realmente son. Intentan, hasta el agotamiento, mantener una imagen que ellos creen que es perfecta. Y, sobre todo, tratan de no perder nunca el control de la situación o, en última instancia, de no dar a los demás la sensación de que lo pierden.
Descarta la competencia confiando, si es un hombre cuyo cargo solo puede llevarlo otro hombre, como confidente a una mujer que además de ser de su agrado físico también sea inteligente, jamás promocionará ni confiará en un hombre que pudiera poner en tela de juicio sus métodos y posición, aunque éste fuera mucho más conveniente para la empresa que él mismo.
El nacionalismo, un disfraz del egoísmo
En un mundo dominado por el ser mas egoísta de la historia, él se ha encargado de enseñar esa misma cualidad a los que se someten a su servicio. Ya logro al principio arrebatar lo que no era suyo, usando propaganda falsa en contra de la forma de gobernar de Dios y engañando así a personas y ángeles egoístas y cortos de mente.
El egoísmo siguió fomentándose al grado que Abel fue asesinado por la envidia y rivalidad de su propio hermano Caín.
Hoy día, la gente se eleva de tono y aires cuando se trata de su país, supuestamente mejor que el tuyo.
La cosa se complica si somos de la misma provincia, hay la causa de orgullo la encontramos en la ciudad donde nacimos. Claro, si somos del mismo barrio, el nacionalista, no se abstiene de matizar que la calle donde el vive es especial. En la misma calle, se pondrá a debatir que su familia es más prestigiosa. Ya en la misma familia, el espíritu divisivo del nacionalista no le queda otra división posible que proclamarse el mismo: “El mejor de mi familia soy YO”.
Y así se cierra la rueda del nacionalismo o egoísmo, aquella que el dios de éste mundo puso a rodar cuando por orgullo se reveló contra su Creador y se puso a dividir a sus criaturas. |
La palabra griega que se traduce “reajustar” era un término médico que se usaba en los tiempos de Pablo y que significaba ‘reducir los huesos’. De seguro que este procedimiento doloroso requería suma destreza para evitar que el hueso fracturado se convirtiera en una incapacidad que durara toda la vida. La misma palabra básica se traduce “remendando” (redes) y “poner la parte que falta” (Mateo 4:21; Marcos 1:19; 1 Tesalonicenses 3:10). Para “remendar” el corazón del joven, haga un esfuerzo por comunicarse con él usando el “arte de enseñar”. (w85 15/8 26 párr. 15)
El médico al igual que reajusta delicadamente un hueso dislocado lo realiza con mucho cuidado para no causar a su paciente dolor innecesario. Así también, se requiere cuidado, tacto y compasión para ayudar a un hermano o a una hermana a recuperar la debida alineación espiritual. (w92 15/11 26.) De hecho, los que están espiritualmente capacitados nunca deberían olvidar que deben tratar de reajustar a la persona que haya errado “con espíritu de apacibilidad”. ( w85 15/11 8)
Reajustar a los hermanos no solo implica corregir a los que adoptan un mal proceder, sino también ayudar a los fieles a seguir en el buen camino. Este mismo verbo que se traduce por “reajustar” se utilizó en la Septuaginta griega en Salmo 17[16]:5, donde el fiel David pidió en oración que sus pasos se asieran de los senderos de Jehová. (w99 1/6 pág. 11 párr. 10)
Acción de comparar (examinar dos o más cosas para establecer sus relaciones, diferencias o semejanzas). 2. Expresión de las relaciones de semejanza existentes entre dos o más cosas.
La responsabilidad es un valor que está en la conciencia de la persona que estudia la Ética sobre la base de la moral. Puesto en práctica, se establece la magnitud de dichas acciones y de cómo afrontarlas de la manera más positiva e integral para ayudar en un futuro. 2. Circunstancia de ser el culpable de una cosa.
“Era un término militar que se refería al morral de un hombre o a la mochila de un soldado”. Por lo tanto, en estos versículos se distingue entre “cargas” que causan dificultad y “carga de responsabilidad”. Compárese con el v. 2.
Fritz Rienecker define for·tí·on como “una carga que se espera que uno lleve”, y agrega: “Era un término militar que se refería al morral de un hombre o a la mochila de un soldado”. (A Linguistic Key to the Greek New Testament.) (w93 15/5 16 párr. 19)
Significado de Gálatas 6:9 El apóstol Pablo anima a los cristianos a seguir haciendo el bien, o lo que está bien, desde el punto de vista de Dios. Si lo hacen, pueden estar seguros de que Dios los recompensará.
“No nos cansemos”. Esta frase también puede traducirse como “no dejemos de”. La expresión en el idioma original también puede transmitir la idea de no desanimarse ni perder el entusiasmo. Al incluirse a sí mismo en estas palabras, el apóstol Pablo reconoció que a veces él también se sentía desanimado (Romanos 7:21-24).
“Lo que está bien”, o “el bien” abarca todo lo que un cristiano debe hacer como parte de su servicio a Dios. Esto incluye lo que una persona hace para ayudar a otros cristianos y a los que no lo son (Gálatas 6:10).
“Al debido tiempo cosecharemos si no nos cansamos”. Pablo les recuerda a sus lectores que a veces hay que esperar para ver los buenos resultados de hacer lo que está bien, igual que un agricultor tiene que esperar a que su cultivo crezca. Al hablar de la cosecha, Pablo relaciona lo que dice este versículo con la verdad fundamental del versículo 7: “Lo que uno esté sembrando es lo que cosechará”. En otras palabras, si un cristiano hace lo que está bien a los ojos de Dios, recibirá muchas bendiciones, entre ellas vivir para siempre (Romanos 2:6, 7; Gálatas 6:8).
Contexto de Gálatas 6:9 Más o menos entre los años 50 y 52, el apóstol Pablo les escribió a los cristianos de Galacia para protegerlos de la influencia de algunos individuos que decían ser cristianos pero que distorsionaban la verdad sobre Jesús (Gálatas 1:6, 7). Estos falsos maestros enseñaban que los cristianos tenían que obedecer la Ley que Dios le dio a la antigua nación de Israel por medio de Moisés (Gálatas 2:15, 16). Pero Pablo explicó que la Ley había cumplido su propósito y que quienes adoraban a Dios ya no tenían que seguirla (Romanos 10:4; Gálatas 3:23-25).
Cuando Pablo animó a los cristianos a “hacer lo que está bien”, no se refería a obedecer la Ley mosaica, sino a cumplir “la ley del Cristo”. Eso incluye todo lo que Jesús enseñó sobre hacer cosas buenas por otros (Gálatas 6:2; Mateo 7:12; Juan 13:34).