Amenazada la pureza del texto bíblico (Alteraciones descubiertas y corregidas)
El Pentateuco
ESCRITURAS HEBREOARAMEAS - (Antiguo Testamento)
ESCRITURAS GRIEGAS CRISTIANAS - (Nuevo Testamento)
Sanedrín (El tribunal supremo judío)
Números de la Biblia y su Simbolismo
“Bestias Simbólicas” en la Biblia
Animales de la Biblia y su Simbolismo
Por ejemplo, esos versículos no están en estas Biblias en inglés: Common Bible (La Biblia Común, una edición ecuménica para católicos y protestantes), la New English Bible (Nueva Biblia Inglesa): y, en español y en inglés: la Traducción del Nuevo Mundo, usada por los testigos de Jehová, y la Biblia de Jerusalén, católica, para mencionar algunas.
Un ejemplo de esto es el familiar relato de Juan 8:1-11 (Versión Valera) acerca de una mujer adúltera a quien sus acusadores estaban a punto de apedrear, y que informa que Jesús dijo: ‘El que esté sin pecado arroje la primera piedra.’
Este relato apareció por primera vez en algunas versiones en latín antiguo, y, en manuscritos griegos posteriores, está en otros tres lugares de los Evangelios. En muchas traducciones se incluyen estas dos porciones, pero se les separa del texto principal, a veces por medio de ponerlas entre corchetes o en un tipo de letra más pequeño. También se descubrieron y suprimieron otras añadiduras.—
Mat. 17:21;
Mat. 18:11;
Mat. 23:14;
Mar. 7:16;
Mar. 9:44;
Mar. 9:46;
Mar. 11:26;
Mar. 15:28;
Lu. 17:36;
Lu. 23:17;
Jn. 5:4;
Hech. 8:37;
Hech. 15:34;
Hech. 24:7;
Hech. 28:29;
Ro. 16:24.
Por ejemplo, note Romanos 16:24 y compárelo con el Romanos 16:20b. Por medio de esa comparación usted puede confirmar para su propia satisfacción que lo que se omite puede ser simplemente un versículo repetido de otro lugar o libro, p.ej.: Haga estas comparaciones: Mat. 18:11 —Lu. 19:10; Mat. 23:14 —Mar. 12:40 —Lu. 20:47; Mar. 7:16 —Mar. 4:9, 23 —Lu. 8:8; Mar. 11:26 —Mat. 6:14; Mar. 15:28 —Lu. 22:37; Lu. 17:36 —Mat. 24:40; Lu. 23:17 —Mat. 27:15 —Mar. 15:6
Forma españolizada de la palabra griega (que significa “cinco rollos” o “volumen quíntuplo”) con la que se designan los primeros cinco libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
El Pentateuco constituye una sección fundamental de la Palabra escrita de Dios, y buena parte de ella se cimenta sobre estos cinco libros. El primero de ellos, Génesis, presenta el relato inspirado de la creación, y narra la historia del hombre desde Edén a través de casi toda la era de los patriarcas hasta la muerte de José (desde “el principio” hasta 1657 a. E.C.). El segundo libro, Éxodo, comienza con la muerte de José y relata el nacimiento de Moisés en un tiempo de esclavitud, la liberación del pueblo de Dios del yugo egipcio y la inauguración del pacto de la Ley en Sinaí; incluye detalles acerca de la construcción del principal centro de adoración en el desierto, el tabernáculo (sucesos históricos acaecidos entre 1657 y 1512 a. E.C.). Levítico, el tercer libro, abarca solo un mes (1512 a. E.C.), y proporciona información inestimable acerca del sacerdocio levítico, su ordenación y deberes, así como las leyes y regulaciones que gobernaban el apoyo que la congregación debía dar a la adoración de Jehová. Como indica su nombre, el cuarto libro, Números, registra los censos que se tomaron poco después de comenzar la andadura por el desierto y también antes de que finalizara. Asimismo proporciona muchos detalles acerca de los cuarenta años que vagó Israel por el desierto (hasta 1473 a. E.C.) e incluye muchas leyes contenidas en el pacto hecho con la nación. El último libro, Deuteronomio, abarca un período de unos dos meses (1473 a. E.C.); explica porciones del pacto de la Ley y suministra muchos reglamentos que serían necesarios para la nueva generación de israelitas que se encontraban en las llanuras de Moab, listos para invadir y ocupar la Tierra Prometida. Sus últimos capítulos narran el nombramiento de Josué como caudillo tras la muerte de Moisés.
No hay ninguna referencia bíblica que diga que Moisés escribió todo el Pentateuco; sin embargo, en él se hallan declaraciones explícitas que respaldan esa conclusión. (Éx 17:14; 24:4; 34:27; Nú 33:2; Dt 31:9, 19, 22, 24-26.) Además, en muchos pasajes las declaraciones se atribuyen directamente a Moisés: desde su primera conversación que se registra (Éx 2:13, 14) hasta su última bendición del pueblo (Dt 33:1-29), lo que incluye algunos de sus largos discursos (Dt 1:1; 5:1; 27:1; 29:2; 31:1) y memorables cánticos. (Éx 15:1-19; Dt 31:30–32:43.) En 20 de los 27 capítulos de Levítico, los versículos de apertura nos indican que lo que sigue es la palabra de Jehová hablada a Moisés para que este a su vez la informara al pueblo. Lo mismo sucede en más de 50 ocasiones en el libro de Números. Por tanto, exceptuando los versículos finales de Deuteronomio, el propio contenido del Pentateuco demuestra fehacientemente que Moisés fue su escritor.
Muchos pasajes más de la Biblia testifican que la propia mano de Moisés escribió el Pentateuco. (Jos 1:7; Jue 3:4; 2Re 18:6; Mal 4:4.) Hombres como David (1Re 2:1-3), Daniel (9:11), Esdras (6:18), Nehemías (8:1), Jesús (Mr 12:26; Lu 16:29; Jn 7:19), Lucas (24:27) y Juan (1:17) se refieren a estos escritos y los atribuyen a Moisés. Como prueba concluyente, Jesús reconoció específicamente que Moisés fue el escritor (Mr 10:3-5; Jn 5:46, 47), como también lo reconocieron los saduceos (Mr 12:18, 19).
Los 39 libros inspirados, desde Génesis hasta Malaquías según la distribución común actual, que constituyen la mayor parte de la Biblia.
Los libros de las Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento), tal como aparecen en la mayor parte de las versiones de la Biblia, pueden dividirse en tres secciones:
1) históricos: de Génesis a Ester, 17 libros;
2) poéticos: de Job a El Cantar de los Cantares, 5 libros, y
3) proféticos: de Isaías a Malaquías, 17 libros. Estas divisiones son bastante generales, ya que la sección histórica también tiene partes poéticas (Gé 2:23; 4:23, 24; 9:25-27; Éx 15:1-19, 21; Jue 5) y proféticas (Gé 3:15; Gé 22:15-18; 2Sa 7:11-16); la sección poética contiene información histórica (Job 1:1–2:13; 42:7-17), así como profética (Sl 2:1-9; 110:1-7), y en la sección profética se encuentra información histórica y poesía. (Isa 7:1, 2; Jer 37:11–39:14; 40:7–43:7; Lam 1:1–5:22.)
Combinando y distribuyendo de otro modo estos 39 libros, los judíos contabilizaban 24 ó 22 libros, que su canon tradicional ordenaba del siguiente modo:
primero estaba la Ley (heb. Toh·ráh) también llamada Pentateuco,* que consistía en
1) Génesis, 2) Éxodo, 3) Levítico, 4) Números y 5) Deuteronomio.
Luego venían los Profetas (heb. Nevi·’ím), dividido en los “Primeros Profetas” —6) Josué, 7) Jueces, 8) Samuel (Primero y Segundo juntos como un solo libro) y 9) Reyes (Primero y Segundo como un solo libro)— y los “Profetas Posteriores”, subdivididos a su vez en los profetas “Mayores”:
10) Isaías, 11) Jeremías y 12) Ezequiel— y
13) doce profetas “Menores” (un solo libro compuesto de Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías).
La tercera sección se llamaba los Santos Escritos (Hagiógrafos o, en hebreo, Kethu·vím), que empezaba con
14) Salmos, 15) Proverbios y 16) Job; luego seguían los “Cinco Megilloth”, o cinco rollos independientes, a saber,
17) El Cantar de los Cantares, 18) Rut, 19) Lamentaciones, 20) Eclesiastés y 21) Ester, seguidos de 22) Daniel, 23) Esdras-Nehemías (combinados) y 24) Crónicas (Primero y Segundo juntos como un solo libro). El libro de Rut se adjuntaba a veces al de Jueces, y Lamentaciones, al de Jeremías, con lo que el total era de 22 libros, que correspondía al número de letras del alfabeto hebreo, aunque esta no es la distribución normal de las Biblias hebreas actuales.
No todos los catálogos primitivos tenían los libros de las Escrituras Hebreas distribuidos del modo supracitado, pues en un principio cada uno era un rollo independiente. Por ejemplo, el Talmud Babilonio (Baba Batrá, cap. I, 14b) dice: “Enseñaron los rabíes: El orden [de los libros] de los profetas es el siguiente: Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Jeremías, Ezequiel, Isaías y los doce [profetas menores]”. Esto puede explicar por qué Jeremías precede a Isaías en varios manuscritos hebreos escritos en Alemania y Francia.
Los escritores.
Todas las Escrituras Hebreas fueron registradas y compiladas por judíos, miembros de la nación a la que se habían encomendado “las sagradas declaraciones formales de Dios”. (Ro 3:1, 2.) La mayor parte de estas escrituras precristianas se escribieron en hebreo, con las siguientes secciones en arameo: Génesis 31:47; Esdras 4:8 a 6:18 y 7:12-26; Jeremías 10:11; Daniel 2:4b a 7:28.
También se encuentran palabras arameas en Job, ciertos salmos, El Cantar de los Cantares, Jonás, Ester y en las partes hebreas de Daniel.
El libro de Ezequiel también tiene influencia aramea.
Moisés escribió y compiló los cinco primeros libros de la Biblia, y le siguieron otros 38 escritores, entre ellos, Josué, Samuel, David, Salomón, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Esdras y Nehemías. Vivieron en un período de más de mil cien años, desde el siglo XVI hasta el V a. E.C., y entre ellos hubo pastores, copistas, gobernadores, reyes, profetas y sacerdotes.
Algunos de los escritores bíblicos fueron testigos presenciales de los sucesos que registraron; por ejemplo, Moisés registró las experiencias que tuvo con Faraón. (Éx 5:1–12:32.) Obtuvieron información histórica de registros previos mediante cuidadosa investigación, como cuando compilaron registros genealógicos. (1Cr 1–9.) Sin embargo, otros temas, como la asamblea de huestes angelicales y las revelaciones proféticas, se escapaban al conocimiento humano y solo era posible conocerlos por inspiración divina. Este hecho, así como la perfecta unidad del conjunto, a pesar de ser la obra combinada de muchos escritores de distintos antecedentes durante un período de tiempo tan largo, es prueba de que los escritores bíblicos en verdad “hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo”. (2Pe 1:21.)
Canon de las Escrituras Hebreas. Los libros de las Escrituras Hebreas no aparecen en nuestras Biblias en el orden en el que se escribieron. Oseas, Joel, Amós y Jonás vivieron unos dos siglos antes que Jeremías, Ezequiel y Daniel. Tampoco los títulos de los libros muestran siempre quién los escribió. Parece ser, por ejemplo, que el libro de Job lo escribió Moisés y el libro de Rut, Samuel. En la “Tabla cronológica de los libros de la Biblia” se indica el escritor y la fecha de cada uno de ellos. Véanse los libros por nombre para una explicación sobre su contenido, importancia, autenticidad y asuntos similares.
El canon de las Escrituras Hebreas estaba bien establecido cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, como lo prueban sus palabras registradas en las Escrituras Griegas Cristianas. Por ejemplo, se refirió a la distribución en tres secciones cuando habló de “todas las cosas escritas en la ley de Moisés [y] en los Profetas y en los Salmos”. (Lu 24:44.) Sus seguidores escribieron o hablaron de “la lectura pública de la Ley y de los Profetas”, “las Escrituras”, “la ley de Moisés [y] los Profetas”, “las santas Escrituras” y “los santos escritos”. (Hch 13:15; 18:24; 28:23; Ro 1:2; 2Ti 3:15.)
También es digno de mención el que no se admitieran en el canon hebreo ninguno de los escritos apócrifos. Desde que se completó el canon de las Escrituras Hebreas en los días de Esdras y Malaquías (siglo V a. E.C.), se ha evitado la inclusión de cualquier escrito de naturaleza dudosa. Los copistas de los manuscritos fueron muy cuidadosos a este respecto, tanto los soferim como después los masoretas.
Las Escrituras Hebreas se escribieron sin puntuación vocálica y sin la división actual en capítulos y versículos. En la segunda mitad del I milenio E.C., los masoretas, que también fueron copistas de la Biblia muy cuidadosos, crearon un sistema de puntuación vocálica y acentos como ayuda para la lectura y pronunciación. ★Canon - [Escrituras Hebreas]
Conservación y transmisión. Aunque los soferim (escribas) judíos fueron meticulosos para no cometer errores al copiar, hicieron ciertas enmiendas o correcciones donde, según su opinión, el texto original parecía incurrir en alguna irreverencia hacia Dios o falta de respeto a sus representantes. En más de 140 casos los escribas judíos cambiaron el Tetragrámaton (el equivalente consonántico del nombre de Jehová) para que leyera “Señor Soberano” o “Dios”. (Véase Apéndice 1B.)
Hoy no existe ninguno de los escritos originales de las Escrituras Hebreas, aunque se conservan unas 6.000 copias manuscritas que las contienen total o parcialmente. El Papiro de Nash, con partes de Deuteronomio, y muchos de los Rollos del mar Muerto, se copiaron antes de la era común. Además de hacerse copias en hebreo, estas Escrituras precristianas se tradujeron, en su totalidad o en parte, a muchos idiomas. La primera traducción fue la Versión de los Setenta griega, comenzada cerca del año 280 a. E.C. La Vulgata latina de Jerónimo también contenía una traducción de las Escrituras Hebreas. La Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Hebreas se basó en las ediciones séptima, octava y novena de la Biblia Hebraica de Rudolf Kittel, que es la edición impresa del Códice de Leningrado B 19A, el manuscrito completo más antiguo de las Escrituras Hebreas.
Los críticos de la Biblia han intentado desacreditar las Escrituras Hebreas tildándolas de falsificación o simple folclor sin autenticidad histórica. Una línea de ataque ha consistido en examinar con cuidado los distintos libros bíblicos e intentar demostrar que fueron obra de diferentes plumas, como si una misma persona no pudiera escribir en más de un estilo. La diferencia de estilos es un argumento de poco peso, pues personas que escriben poesía también pueden escribir prosa, y viceversa. El abogado que redacta un documento legal con facilidad, cambia su estilo rápidamente cuando relata una experiencia personal. Los críticos hacen gala de un razonamiento superficial cuando alegan que los versículos en los que aparece el nombre de Jehová, y que ellos denominan “J”, no son del mismo escritor que aquellos que contienen el título “Dios” (heb. ’Elo·hím), y que designan “E”.
K. A. Kitchen, de la universidad de Liverpool, dice sobre la falacia de estas alegaciones de los críticos: “En ningún lugar del antiguo Oriente hay nada que se sepa con seguridad que corresponda a la complicada composición fragmentaria y combinación de textos que la hipótesis documental atribuye a la literatura hebrea (ni que responda a tales criterios). Y, al revés, cualquier intento de aplicar los criterios de los teóricos documentales a las composiciones del antiguo Oriente de historias conocidas que reflejan los mismos fenómenos literarios, resulta en absurdos manifiestos”. (Ancient Orient and Old Testament, 1968, pág. 115.)
Importancia. La importancia de las Escrituras Hebreas no puede exagerarse, pues sin su código de la ley, su historia y sus profecías, muchas partes de las Escrituras Griegas no podrían entenderse. (Lu 24:27, 44.) “Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción.” “Estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado.” (Ro 15:4; 1Co 10:11.) Por ello, los escritores bíblicos cristianos citaron y se refirieron en repetidas ocasiones a los escritos bíblicos anteriores, aplicando y ampliando muchos de los temas y promesas de las Escrituras Hebreas, Jesús mismo cito de más de la mitad de los libros de las Escrituras Hebreas, ya fuera directa o indirectamente. La Traducción del Nuevo Mundo presenta 320 pasajes de las Escrituras Griegas Cristianas como cita directa de las Escrituras Hebreas. Según una lista publicada por Westcott y Hort, el total combinado de citas y referencias es de unas 890.
Sin las Escrituras Hebreas nos faltarían muchos detalles sobre el origen del hombre, la causa de la muerte y la promesa edénica de que la descendencia de la mujer magullaría la cabeza de la serpiente. Sin las Escrituras Hebreas no conoceríamos muchos detalles sobre tales cosas como el diluvio de Noé, por qué es sagrada la sangre, el pacto de Dios con Abrahán, cómo luchó Jehová por su pueblo escogido y la historia del reino teocrático típico.
En la Biblia de Jerusalén encontramos la expresión “Antiguo Testamento” en 2 Corintios 3:14. En dicho versículo se emplea la palabra testamento para traducir el término griego di·a·thé ·ké. Sin embargo, muchas otras traducciones modernas, como por ejemplo la Nueva Versión Internacional, no vierten dicha palabra como “testamento”, sino como “pacto”. ¿A qué se debe esto?
El lexicógrafo Edward Robinson señaló: “Puesto que el antiguo pacto se encuentra en los libros de Moisés, [di·a·thé ·ké] hace referencia al libro del pacto, los escritos de Moisés, es decir, la Ley”. De modo que, en 2 Corintios 3:14, el apóstol Pablo estaba hablando sobre la Ley mosaica, la cual solo constituye una parte de las Escrituras precristianas.
Así pues, ¿qué término es más adecuado para referirse a los primeros 39 libros de la Santa Biblia? En vez de insinuar que esta sección de la Biblia estuviera anticuada, Jesucristo y sus seguidores la llamaron “las Escrituras” y “las santas Escrituras” (Mateo 21:42; Romanos 1:2). Por tanto, en armonía con dichas expresiones inspiradas, los testigos de Jehová llaman al “Antiguo Testamento” Escrituras Hebreas, debido a que esa parte de la Biblia se escribió principalmente en hebreo. De igual modo, al “Nuevo Testamento” lo llaman Escrituras Griegas, porque dicha parte de la Biblia se escribió en griego.
Se las designa así para distinguirlas de la Versión de los Setenta griega precristiana de las Escrituras Hebreas. A esta última parte de la Biblia se la llama el Nuevo Testamento.
Las Escrituras Griegas Cristianas están compuestas de 27 libros canónicos. Después de la muerte de Jesús, ocho hombres escribieron bajo inspiración estos libros: Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Santiago, Pedro y Judas. No todos ellos fueron seguidores de Jesús durante su ministerio; solo se sabe de tres que con seguridad lo fueron, a saber, Mateo, Juan y Pedro. Es posible que Marcos haya sido el “cierto joven” que siguió a Jesús a distancia cuando este fue detenido. (Mr 14:51, 52.) Santiago, Judas y quizás Marcos estuvieron en Pentecostés con los demás. (Hch 1:13-15; Hch 2:1.) El apóstol Pablo se convirtió más tarde. Todos estos escritores tuvieron una estrecha relación con el cuerpo gobernante de la congregación del primer siglo, que estaba en Jerusalén.
¿En qué idioma se escribieron originalmente estos libros? Con la excepción de Mateo, que primero se escribió en hebreo y luego se tradujo al griego, los otros 26 libros se escribieron en el griego común, o koiné, el idioma internacional de la época.
Los autores cristianos, todos ellos judíos de nacimiento (Ro 3:1, 2), no escribieron sus libros en griego por mera casualidad. Se ha de tener presente que el contenido de sus escritos no era de carácter privado, pues iban a ser ampliamente distribuidos para que todas las congregaciones los leyeran y estudiaran. (Col 4:16; 1Te 5:27; 2Pe 3:15, 16.)
Los escritores habían recibido el mandato divino de difundir estas buenas nuevas y enseñanza hasta la parte más distante de la Tierra, a lugares donde no se hablaba ni hebreo ni latín. (Mt 28:19; Hch 1:8.) Incluso en territorios cercanos a Palestina muchos gentiles entraban en las congregaciones. Además, cuando citaron de las Escrituras Hebreas, los escritores usaron con frecuencia la Versión de los Setenta griega.
Este período de menos de sesenta años contrasta con los casi once siglos que se tardó en completar las Escrituras Hebreas .
Cuando llegó el momento de combinar estos libros de las Escrituras Griegas Cristianas en un solo volumen, no se colocaron en el orden en el que habían sido escritos, sino en orden lógico temático:
1) los cinco libros históricos de los evangelios y Hechos, 2) las 21 cartas y 3) Apocalipsis.
Los cuatro evangelios (la palabra “evangelio” significa “buena nueva”), escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, suministran un relato histórico cuádruple de la vida y actividad de Jesús, cada uno con sus propias características. A los tres primeros evangelios se les ha llamado “sinópticos” (que significa “de vista de conjunto”) porque tienen un enfoque similar del ministerio de Jesús, en comparación con el evangelio de Juan, aunque cada evangelio es independiente de los demás. El evangelio de Juan aporta ciertos detalles que omiten los otros tres. El libro Hechos de Apóstoles sigue a los evangelios en secuencia lógica, y narra la historia de la congregación cristiana fundada en Pentecostés hasta unos treinta años después de la muerte de Jesús.
Las 21 cartas que siguen a la sección histórica explican el funcionamiento de la congregación, sus problemas, su predicación pública, sus otros privilegios y sus esperanzas. Se nombra a Pablo como el escritor de trece de estas cartas, y también se le suele atribuir la carta a los Hebreos. A estos escritos les siguen un grupo de cartas, la mayoría de las cuales están dirigidas a la generalidad de las congregaciones, escritas por Santiago, Pedro, Juan y Judas. Por último, como broche de oro a toda la Biblia, se halla el libro de Apocalipsis, en el que se anticipan acontecimientos futuros de gran trascendencia.
¿Cuánto citaron de las Escrituras Hebreas los escritores de las Griegas? Se han podido contabilizar centenares de citas de las Escrituras Hebreas. La Traducción del Nuevo Mundo presenta como citas directas de las Escrituras Hebreas 320 pasajes de las Escrituras Griegas Cristianas. Según una lista publicada por Westcott y Hort, el total combinado de citas y referencias es de unas 890. (The New Testament in the Original Greek, Graz, 1974, vol. 1, págs. 581-595.) Todos los escritores cristianos inspirados extraen ejemplos de las Escrituras Hebreas. (1Co 10:11.) Los escritores cristianos debieron emplear el nombre divino Jehová cuando citaron de las Escrituras Hebreas. Estos escritores reconocieron que las Escrituras Hebreas habían sido inspiradas por Dios y eran provechosas para equipar completamente al hombre de Dios para toda buena obra. (2Ti 3:16, 17; 2Pe 1:20, 21.)
Después de la muerte de los apóstoles, escritores no inspirados citaron con frecuencia de las Escrituras Griegas Cristianas, tal como los escritores bíblicos cristianos inspirados habían citado de los escritos precristianos.
Existen para estudio comparativo más de 13.000 manuscritos en papiro y en vitela que contienen todas las Escrituras Griegas Cristianas o parte de ellas, fechados del siglo II al XVI. Unos 5.000 de estos están en griego, y los restantes, en otros varios idiomas. Más de 2.000 de estas copias antiguas contienen los evangelios, y más de 700, las cartas de Pablo. Aunque en la actualidad no existe ninguno de los escritos originales, las copias más antiguas datan del siglo II, fecha muy cercana a la escritura original. Esta gran cantidad de manuscritos ha permitido a los doctos griegos producir en el transcurso de los años un texto griego de las escrituras muy refinado, que confirma en muchos aspectos la fidelidad e integridad de las traducciones modernas de las Escrituras Griegas Cristianas.
Debido a esta abundancia de manuscritos, un erudito comentó: “La mayor parte de las palabras del Nuevo Testamento no están sujetas a ningún proceso discriminatorio de crítica, pues no sufren ninguna variación y solo tienen que transcribirse [...]. Si no se toman en consideración trivialidades comparativas, como cambios de orden, la inserción u omisión del artículo en nombres propios y cosas similares, en nuestra opinión, las palabras que aún están sujetas a duda no superan una milésima parte de todo el Nuevo Testamento”. (The New Testament in the Original Greek, vol. 1, pág. 561.) A este comentario puede añadirse la observación de Jack Finegan: “Es sorprendente el poco tiempo que separa a las copias más antiguas del Nuevo Testamento de los manuscritos originales [...]. El conocimiento que tenemos de los escritos de la mayor parte de los autores clásicos se basa en manuscritos que datan, los más antiguos, de los siglos IX al XI [...]. De modo que la seguridad con la que se establece el texto del Nuevo Testamento excede a la de cualquier otro libro antiguo. Las palabras con las que los escritores del Nuevo Testamento se dirigieron a su mundo y época han salvado las distancias y los siglos y nos han llegado de forma sustancialmente inalterada y sin merma de fuerza”. (Light From the Ancient Past, 1959, págs. 449, 450.)
Como parte integrante de la Palabra escrita de Dios, las Escrituras Griegas Cristianas son de inestimable valor. Contienen cuatro relatos del ministerio del Hijo unigénito de Dios, que explican sus orígenes, enseñanza, ejemplo, muerte en sacrificio y resurrección.± El registro histórico de la formación de la congregación cristiana y el derramamiento del espíritu santo que fomentó su rápido crecimiento, así como el conocimiento de detalles sobre sus problemas y cómo se resolvieron, son esenciales para el buen funcionamiento de la verdadera congregación cristiana hoy día. Los libros que se escribieron para personas o situaciones particulares, o con un propósito especial, se funden con los demás para formar un todo unificado al que no le falta ningún detalle. Estos libros completan el canon bíblico y son de gran importancia e interés hoy, no solo para el Israel espiritual, la congregación de Dios, sino también para todas las personas que buscan la aprobación de Dios.
Para obtener información sobre el contenido de cada uno de los 27 libros, sus escritores, cuándo se escribieron y la prueba de su autenticidad, véase cada uno de ellos por nombre.
El gran Sanedrín era el tribunal supremo judío. Estaba ubicado en Jerusalén y se componía de 71 miembros, presidido por el sumo sacerdote. Durante el ministerio terrestre de Jesús, entre los 71 miembros estaba el sumo sacerdote y otros que habían ocupado dicho puesto (era posible que varios de ellos vivieran en el mismo tiempo, puesto que durante la gobernación romana ese puesto se ocupaba por nombramiento). En el Sanedrín también había miembros de las familias de los sumos sacerdotes, ancianos, cabezas de las tribus y de las familias, así como escribas, que eran hombres versados en la Ley. (Hch 4:5, 6.) Estos hombres eran miembros de las sectas de los fariseos y de los saduceos. (Hch 23:6.)
El cabeza y presidente del Sanedrín era el sumo sacerdote, y él era quien convocaba a la asamblea. (Hch 5:17, 21, 27; 7:1; 22:5; 23:2.) El sumo sacerdote Caifás presidió el juicio de Jesús, aunque antes lo interrogó Anás. (Mt 26:3, 57; Mr 14:53, 55, 60, 63; 15:1; Lu 22:54; Jn 18:12, 13, 19-24.) Ananías era el sumo sacerdote que presidía el Sanedrín cuando se juzgó a Pablo. (Hch 23:2.)
Según el Talmud (Tosefta, Sanhedrín 7:1), el Sanedrín se sentaba desde que se ofrecía el sacrificio diario matinal hasta el sacrificio de la tarde. No juzgaba en sábado ni en los días festivos. En casos capitales, el tribunal juzgaba durante el día, y el veredicto se emitía durante las horas del día, y si era de condena, se anunciaba al día siguiente. Por lo tanto, no podía celebrarse juicio en la víspera de un sábado o de una fiesta. No obstante, este procedimiento se pasó por alto en el juicio de Jesús.
La Misná (Sanhedrín 4:3) dice: “El sanedrín estaba dispuesto como si fuera la mitad de una era, semicircular, de modo que uno podía ver al otro. Dos escribas judiciales se colocaban delante de los jueces, uno a la derecha y otro a la izquierda y pasaban a escrito tanto las alegaciones en favor de la absolución [como] en favor de la condenación”.
Según la tradición judía, Moisés fundó el Sanedrín (Nú 11:16-25) y Esdras lo reorganizó inmediatamente después de volver del exilio. No obstante, no se puede demostrar que existiera un tribunal compuesto de 70 ancianos en aquellos tiempos. Parece ser que el Sanedrín llegó a existir durante el tiempo de la gobernación griega sobre Palestina. En el tiempo del ministerio terrestre de Jesús, el gobierno romano permitió que el Sanedrín tuviese bastante independencia, y le otorgó autoridad civil y administrativa. Tenía guardias a su disposición y poder para detener y encarcelar. (Mt 26:47; Hch 4:1-3; 9:1, 2.) Incluso los judíos de la Diáspora reconocieron su autoridad religiosa. (Véase Hch 9:1, 2.) Sin embargo, bajo la gobernación romana, el Sanedrín debió perder con el tiempo la autoridad legal para ejecutar la pena de muerte sin la oportuna autorización del gobernador romano (procurador). (Jn 18:31.) Se abolió el Sanedrín después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 E.C.
En Jerusalén había, además, tribunales inferiores compuestos de 23 miembros cada uno. Según la Misná (Sanhedrín 1:6), estos tribunales menores también estaban ubicados en otras ciudades de Palestina con un cierto número de habitantes. No se reunía el tribunal completo en cada juicio. El número de miembros variaba según la gravedad del caso y la dificultad de llegar a emitir un veredicto. Además, en los pueblos había tribunales compuestos por tres hombres, así como un tribunal que tenía siete ancianos del pueblo.
Aunque las sinagogas se empleaban principalmente para la educación, también se emplearon como tribunales y a veces se las llamó ‘sanedrines locales’, que tenían el poder de infligir penas de flagelación o excomunión. (Mt 10:17, nota; 23:34; Mr 13:9; Lu 21:12; Jn 9:22; 12:42; 16:2.)
★El sanedrín, tribunal supremo de los judíos - (bt-Cap.5-Pg.39-Recuedro)
Aunque la autoridad seglar no ha conferido a la congregación cristiana poderes para actuar como tribunal, puede tomar medidas contra los miembros cuya conducta requiera disciplina espiritual, y hasta puede expulsarlos de la congregación. Por lo tanto, el apóstol Pablo dice a la congregación, es decir, a sus representantes, a los que tienen la superintendencia, que deben juzgar a los que forman parte de la congregación. (1Co 5:12, 13.) Al escribir a las congregaciones y a los superintendentes, tanto Pablo como Pedro recalcan que los ancianos deben estar muy atentos a la condición espiritual de la congregación y deben ayudar y amonestar a cualquiera que dé un paso imprudente o en falso. (2Ti 4:2; 1Pe 5:1, 2; compárese con Gál 6:1.) Los que causan divisiones o sectas tienen que recibir una primera y una segunda admonición antes de que la congregación intervenga. (Tit 3:10, 11.) Los que persisten en el pecado tienen que ser expulsados. De este modo se disciplina a los transgresores y se les muestra que su proceder pecaminoso no puede tolerarse en la congregación. (1Ti 1:20.) Pablo ordena a los hombres que tienen la responsabilidad de actuar en calidad de jueces en las congregaciones que se reúnan para escuchar problemas de esa naturaleza. (1Co 5:1-5; 6:1-5.) Solo deben aceptar la veracidad de la acusación sobre la base de dos o tres testigos, sopesar las pruebas sin prejuicio y no hacer nada movidos por parcialidad. (1Ti 5:19, 21.)
Jesús mandó a sus discípulos que, si alguno pecaba contra otro, primero se esforzaran por arreglar el asunto entre ellos. Si no lo conseguían y la ofensa era de naturaleza seria, tenía que presentarse a la congregación (es decir, a los hombres encargados de la dirección de la congregación). Pablo más tarde dijo a los cristianos que debían zanjar las desavenencias de este modo y no recurrir a los tribunales seglares. (Mt 18:15-17; 1Co 6:1-8.)
NR. | Significado General | Significado en Apocalipsis |
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1 | ★Cuando se usa en sentido figurado, este número transmite la idea de individualidad y singularidad, así como de unidad y acuerdo en propósito y acción. Moisés dijo: “Jehová nuestro Dios es un solo Jehová”. (Dt 6:4.) Tan solo Él es Soberano y único. No comparte su gloria con otro, como ocurre en el caso de los dioses trinitarios paganos. (Hch 4:24; Apo 6:10; Isa 42:8.) Jehová y Jesucristo tienen unidad de propósito y acción (Jn 10:30), y, de la misma manera, la unidad de los discípulos cristianos con Dios y su Hijo, y entre ellos mismos, debe ser completa. (Jn 17:21; Gál 3:28.) Esta clase de unidad se ejemplifica en la institución del matrimonio. (Gé 2:24; Mt 19:6; Ef 5:28-32). |
★Algunos números mencionados en Apocalipsis deben tomarse en sentido literal. Con frecuencia el contexto ayuda a determinar esto. (Véanse Apocalipsis 7:4, 9; 11:2, 3; 12:6, 14; 17:3, 9-11; 20:3-5.) |
2 |
★El número 2 aparece con frecuencia en un marco legal. Los relatos coincidentes de dos testigos añaden fuerza al testimonio. Se precisaban dos testigos, o incluso tres, para probar un asunto ante los jueces. Este principio también se aplica en la congregación cristiana. (Dt 17:6; 19:15; Mt 18:16; 2Co 13:1; 1Ti 5:19; Heb 10:28.) Dios se adhirió a este principio cuando presentó a su hijo a la nación como el salvador de la humanidad. Jesús dijo: “En la propia Ley de ustedes está escrito: ‘El testimonio de dos hombres es verdadero’. Yo soy quien doy testimonio acerca de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio acerca de mí”. (Jn 8:17, 18.) ★Hacer algo por segunda vez —por ejemplo: repetir una declaración o una visión, aunque solo fuese un paralelismo— daba seguridad y veracidad al asunto (como en el sueño que tuvo Faraón acerca de las vacas y las espigas, Gé 41:32). La poesía hebrea bíblica está llena de pensamientos paralelos, lo que fija en la mente de manera más firme las verdades declaradas y al mismo tiempo facilita la comprensión. (Véanse Sl 2, 44 y otros.) ★La bestia que tenía “dos cuernos” de la profecía de Daniel simbolizaba dualidad en la gobernación del Imperio medopersa. (Da 8:20, 21; compárese con Apo 13:11) |
★Significa confirmación sólida de un asunto. (Apocalipsis 11:3, 4; compárese con Deuteronomio 17:6). |
3 | ★A pesar de que el testimonio de dos personas acerca del mismo asunto suministraba prueba suficiente para tomar acción legal, el hecho de que lo hiciesen tres confería más fuerza al testimonio. El número 3, por lo tanto, se usa a veces para representar intensidad, énfasis o más fuerza: “Una cuerda triple no puede ser rota en dos pronto”. (Ec 4:12; Isa 6:3; Mt 26:34, 75; Ap 4:8). De modo que la pregunta que por tres veces Jesús formuló a Pedro, después que este le negó tres veces, denotaba intensidad o énfasis. (Mt 26:34, 75; Jn 21:15-17.) La visión por la que se comunicó a Pedro que podía comer de toda clase de animales, incluso de aquellos que según la Ley eran inmundos, se le dio de forma intensificada, es decir, tres veces. Seguramente este hecho hizo más fácil que Pedro entendiera que el que Cornelio y su casa aceptaran las buenas nuevas indicaba que Dios había vuelto su atención hacia la gente incircuncisa de las naciones, a quienes los judíos consideraban inmundos. (Hch 10:1-16, 28-35, 47, 48.) ★La santidad y limpieza perfectas de Jehová se recalcan con el carácter enfático de la declaración de las criaturas celestiales, que dicen: “Santo, santo, santo es Jehová”. (Isa 6:3; Apo 4:8.) Cuando Jehová predijo la caída del último rey del linaje davídico, dijo: “Ruina, ruina, ruina la haré. En cuanto a esta también, ciertamente no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a él”. De esa manera manifestó que ningún otro rey davídico se sentaría sobre el trono de Jerusalén en su nombre —el trono permanecería vacante— hasta que llegase el tiempo señalado de Dios para colocar en el poder del Reino a su Mesías. (Eze 21:27.) La intensidad de los ayes que les sobrevienen a los habitantes de la Tierra también se representa mediante la repetición triple de la interjección “ay”. (Apo 8:13). |
★Denota énfasis. También indica intensidad. (Apocalipsis 4:8; 8:13; 16:13, 19). |
4 |
★Cuatro es un número que puede expresar universalidad, totalidad o configuración cuadrangular en simetría y forma. La integridad de aquello que ha sido creado o establecido por Dios. ★Ezequiel vio cuatro seres vivientes, y cada uno de ellos tenía cuatro caras, cuatro alas y cuatro manos (Eze. 1:5-8). Aparece tres veces en Apocalipsis 7:1. En este texto, los “cuatro ángeles” (a cargo de los “cuatro vientos”, listos para destrucción total) estaban de pie en los “cuatro ángulos” de la Tierra (podrían soltar los vientos oblicua o diagonalmente y no se libraría ninguna de las cuatro partes del planeta) (20:8). (Compárese con Da 8:8; Isa 11:12; “los cuatro extremidades de los cielos” Jer 49:36; Zac 2:6; Mt 24:31.) La Nueva Jerusalén “se extiende en cuadro”, es decir, es igual en todas sus dimensiones, por lo que su forma es cúbica. (Apo 21:16.) Otras expresiones figuradas que usan el número 4 se hallan en Zacarías 1:18-21; 6:1-3; Apocalipsis 9:14, 15. |
★Significa universalidad o simetría que cuadra, abarca o está completa. (“cuatro criaturas vivientes” Apo 4:6; 7:1, 2; 9:14; 20:8; 21:16). ★Así como los cuatro querubines descritos en el libro de Ezequiel representan a todas las criaturas espirituales fieles, las cuatro caras de los querubines vistas en conjunto representan o abarcan todas las cualidades de Jehová.
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5 |
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7 |
★El 7 se usa con frecuencia en las Escrituras para indicar la calidad de completo. En algunas ocasiones se refiere a llevar a feliz término un trabajo. También puede hacer referencia a un proceso completo dispuesto por Dios o permitido por Él. Al completar su trabajo con respecto a la Tierra en seis días creativos y descansar en el séptimo, Jehová puso el modelo para todo lo que tenía que ver con el sábado: desde la semana de siete días hasta el año de Jubileo, que seguía a cada ciclo de siete veces siete años. (Éx 20:10; Le 25:2, 6, 8.) Asimismo, tanto la fiesta de las tortas no fermentadas como la fiesta de las cabañas duraban siete días. (Éx 34:18; Le 23:34.) El número 7 aparece frecuentemente en relación con las normas levíticas para las ofrendas (Levítico 4:6; 16:14, 19; Nú 28:11; Hebreos 9:24-26) y para la limpieza. (Le 14:7, 8, 16, 27, 51; 2Re 5:10.) ★Las “siete congregaciones” de Apocalipsis, con sus características, dan un cuadro completo de todas las congregaciones de Dios sobre la Tierra. (Apo 1:20–3:22.) ★Las “siete cabezas” de la “bestia salvaje” (Apo 13:1) muestran el límite al que se le permitiría desarrollarse a la bestia. Si bien a la “bestia salvaje de color escarlata” se le llama un “octavo” rey, proviene de los siete y no existe aparte de la bestia salvaje de siete cabezas (Apo 17:3, 9-11), lo mismo que ocurre con la “imagen” de la “bestia salvaje”. (Apo 13:14.) De manera similar, la “bestia salvaje” de dos cuernos coexiste con la “bestia salvaje” original, cuya “marca” trata de poner sobre todas las personas. (Apo 13:11, 16, 17.) ★Jehová tuvo gran paciencia con Israel, pero les advirtió que si, a pesar de su disciplina, lo ignoraban, los castigaría “siete veces” —completamente— por sus pecados. (Le 26:18, 21, 28.) ★En algunos de los relatos históricos de las Escrituras, con el 7 se indica la calidad de completo o el hecho de consumar un trabajo. Los israelitas ejercieron plena fe y obediencia al marchar durante siete días alrededor de Jericó, y caminar alrededor de ella siete veces en el séptimo día, después de lo cual el muro de la ciudad se desplomó. (Jos 6:2-4, 15.) También Elías mostró fe completa en la eficacia de su oración a Dios al ordenar a su siervo en la cima del monte Carmelo que mirase al cielo siete veces antes de que apareciese una nube de lluvia. (1Re 18:42-44.) Naamán el leproso debió bañarse siete veces en el río Jordán. Este poderoso general sirio tuvo que desplegar gran humildad para llevar a cabo las instrucciones del profeta Eliseo, pero como lo hizo obedientemente, Jehová lo limpió. (2Re 5:10, 12.) La pureza, integridad, perfección y excelencia de los dichos de Jehová se comparan, con fuerza poética e intensidad, a “plata refinada en un horno de fundición de tierra, clarificada siete veces”. (Sl 12:6.) La misericordia de Jehová se enaltece en la declaración: “Pues puede que el justo caiga hasta siete veces, y ciertamente se levantará”. (Pr 24:16.) El hecho de que Él merece toda la alabanza se desprende de la declaración del salmista: “Siete veces al día te he alabado”. (Sl 119:164.) |
★El libro de Apocalipsis abunda en referencias simbólicas al número 7 relacionadas con Dios y su congregación, y con Su adversario, Satanás el Diablo, y la guerra abierta que mantiene contra Dios y su pueblo. (Apo 1:4, 12, 16; 5:1, 6; 8:2; 10:3; 12:3; 13:1; 15:1, 7; 17:3, 10; y otros.) ★Asimismo, los múltiplos de siete se utilizan para dar a entender la calidad de completo. El número 70 (diez veces siete) se emplea proféticamente en las “setenta semanas” de la profecía de Daniel que trata sobre la venida del Mesías. (Da 9:24-27.) Jerusalén y Judá yacieron desoladas setenta años debido a su desobediencia a Dios: “Hasta que la tierra hubo pagado [completamente] sus sábados”. (2Cr 36:21; Jer 25:11; Jer 29:10; Da 9:2; Zac 1:12; 7:5.) ★Setenta y siete, repetición de siete, equivalía a decir “indefinidamente” o “sin límite”. Jesús aconsejó a los cristianos que perdonasen a sus hermanos hasta ese grado. (Mt 18:21, 22.) Puesto que Dios había dictaminado que cualquiera que matase al asesino Caín debería “sufrir venganza siete veces”, Lamec, quien al parecer mató a un hombre en defensa propia, dijo: “Si siete veces ha de ser vengado Caín, entonces Lamec setenta veces y siete”. (Gé 4:15, 23, 24). ★Significa lo que está completo por determinación divina, sea que se refiera a los propósitos de Jehová o a los de Satanás. (Apocalipsis 1:4, 12, 16; 4:5; 5:1, 6; 10:3, 4; 12:3). |
8 | ★El número 8 se usaba para destacar la calidad de completo de algo (era una unidad mayor que el 7, el número que se empleaba habitualmente para indicar la calidad de completo). En algunas ocasiones, el número 8 daba a entender abundancia. Jehová le aseguró a su pueblo que lo libraría de la amenaza de Asiria diciéndole que tendrían que levantarse en contra de los asirios “siete pastores, sí, [no solo siete, sino] ocho adalides de la humanidad”. (Miq 5:5.) Como punto culminante y final de la fiesta del año sagrado, la fiesta de las cabañas, el octavo día tenía que ser una convocación santa, una asamblea solemne, un día de descanso completo. (Le 23:36, 39; Nú 29:35). |
★La Ley de Dios estipulaba que debía circuncidarse a los niños cuando tenían ocho días de vida (Levítico 12:3). La coagulación de la sangre en los recién nacidos alcanza niveles normales a partir de la primera semana. En tiempos bíblicos, mucho antes de contar con tratamientos médicos avanzados, era una buena medida de protección esperar más de una semana antes de circuncidar a un niño. |
10 |
★Una de las bestias de la visión de Daniel, así como otras descritas en Apocalipsis, tenía diez cuernos, que deben representar todos los poderes o “reyes” de la Tierra que componen la bestia simbólica. (Da 7:7, 20, 24; Apo 12:3; 13:1; 17:3, 7, 12.) La plenitud de la prueba o del período de prueba que Dios determina para sus siervos o permite que experimenten se expresa en Apocalipsis 2:10: “No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente, y para que tengan tribulación diez días”. |
★Significa totalidad o lo completo en sentido físico, en cuanto a cosas de la Tierra. (Apocalipsis 2:10; 12:3; 13:1; 17:3, 12, 16). |
12 |
★El patriarca Jacob tuvo doce hijos, que fueron los fundamentos de las doce tribus de Israel. Jehová organizó a sus descendientes bajo el pacto de la Ley como Su nación. Por lo tanto, el número 12 parece representar una estructura completa, equilibrada, constituida divinamente. (Gé 35:22; 49:28.) Asimismo, Jehová escogió doce apóstoles, que forman los fundamentos secundarios de la Nueva Jerusalén, que está edificada sobre Jesucristo. (Mt 10:2-4; Apo 21:14.) También son doce las tribus de “los hijos de Israel [espiritual]”, cada una compuesta de 12.000 miembros. (Apo 7:4-8.) |
★Significa una organización constituida divinamente, sea en los cielos o en la Tierra. (Apocalipsis 7:5-8; 12:1; 21:12, 16; 22:2). |
24 |
★ En algunas ocasiones los múltiplos de doce también son significativos: David formó veinticuatro divisiones en el sacerdocio para servir por turno en el templo que posteriormente edificó Salomón. (1Cr 24:1-18.) Este hecho ayuda a identificar a los “veinticuatro ancianos” que están sentados alrededor del trono de Dios, vestidos con prendas exteriores de vestir blancas y que llevaban coronas. (Apo 4:4.) A los seguidores fieles de Jesucristo —sus hermanos espirituales— se les promete la regencia y el sacerdocio con él en los cielos. Esos ancianos no podían ser únicamente los apóstoles, pues estos solo eran doce. Por lo tanto, deben representar a todo el cuerpo del “sacerdocio real”: los ciento cuarenta y cuatro mil (representados por las veinticuatro divisiones sacerdotales que servían en el templo) en sus posiciones en los cielos, como reyes coronados y sacerdotes. (1Pe 2:9; Apo 7:4-8; 20:6). |
★Significa el arreglo de organización abundante (hecho el doble) de Jehová. (Apocalipsis 4:4, 10; 5:8; 11:16; 19:4). |
40 |
★En ciertas ocasiones, los períodos de juicio o castigo estaban relacionados con el número 40 (Gé 7:4; 7:12; Eze 29:11, 12), como, por ejemplo, los cuarenta días que se le dieron a Nínive para arrepentirse. (Jon 3:4.) Uno de los paralelos entre las vidas de Moisés y Jesucristo es que ambos ayunaron por cuarenta días, siendo el primero un tipo del segundo. (Éx 24:18; 34:28; Dt 9:9, 11; 10:10; Mt 4:1, 2). También Elías ayuno por 40 días, huyendo de la reina Jezabel (1Re. 19:7, 8) ★Jesucristo se manifestó a sus discípulos en seis ocasiones entre Jerusalén y el norte de Galilea después de su resurrección de entre los muertos, durante cuarenta días antes de su ascensión al cielo, para probarles que todavía estaba vivo de entre los muertos, llegó a haber más de quinientos testigos oculares del resucitado Jesucristo. (Hch. 1:1-5; 2:22-36; 1Co. 15:3-9) |
★Moisés vivió 40 años en la corte de faraón. También Moisés pasó cuarenta años en Arabia, residiendo temporalmente con Jetró el madianita. (Éx 2:15–3:1; Hch 7:29, 30.) ★Los israelitas vagaron por el desierto a causa de su rebeldía por cuarenta años entre 1513 y 1473 a. E.C. (Éx 16:35; Dt 2:7; Jos 5:6; Am 2:10) ★Recordemos que 40 años duró el reinado de Saúl, 40 el de David y 40 el de Salomón.
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70 |
★70 es el producto de multiplicar 7 por 10, números que en la Biblia representan perfección celestial y terrenal, respectivamente. ★Es interesante notar que durante la fiesta de las Cabañas se ofrecían 70 toros (Números 29:12-34). ★El número 70 representa a las 70 familias que descendieron de Noé, de las que procede toda la humanidad (Génesis 10:1-29). ★El Sanedrín en Jerusalén se componía de setenta miembros, mas el presidente. ★Jehová le quitó parte de su espíritu a Moisés y se lo dio a un grupo de 70 ancianos israelitas (Nú 11:24-29) ★Jesús mandó a sus 70 discípulos a predicar, probablemente desde Judea. (Lu 10:1) |
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Fibonacci el número de oro en la creación
En la naturaleza, hay muchos elementos relacionados con la sección áurea y/o los números de Fibonacci: El llamado número de oro: Φ Fi (F,f) = (1 + raiz de 5)/2 = 1,6180339887... Por ejemplo: 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144... La sucesión inicia con 1, y a partir de ahí cada elemento, es la suma de los dos anteriores. Por ejemplo, 21 = 8 + 13; el siguiente a 34 será 21 + 34 = 55, etc... (Véase Madurez - [Madure como la Perla Nautilus]) |
Desde tiempo inmemorial, el hombre ha observado las características y costumbres de los animales y las ha aplicado en un sentido figurado o simbólico a personas, pueblos, gobiernos y organizaciones. La Biblia también usa este eficaz medio de ilustración. En las tablas adjuntas se indican algunos ejemplos del uso figurado de las cualidades propias de un animal o de las que se infieren de sus características.
Bestias como símbolos de gobiernos. En el registro bíblico se mencionan algunas destacadas potencias mundiales de la historia, y todas ellas, al igual que otras naciones, han usado animales como símbolos de sus gobiernos. En Egipto, la serpiente ocupó un lugar relevante. Por ejemplo, el ureus, el áspid sagrado, aparecía en el tocado de los faraones. Sin embargo, también se usó el toro para representar a Egipto, así como a Asiria. Medo-Persia empleó el águila (los escudos de los medos llevaban el águila dorada; los persas llevaban un águila fijada a la punta de una lanza). El mochuelo representó a Atenas, y a Roma, el águila. Hoy se representa a Gran Bretaña con un león, y a Estados Unidos, con un águila. Desde los tiempos más remotos, se ha simbolizado a China con el dragón. También resulta familiar el “oso” ruso y el “águila bicéfala” alemana.
Las bestias salvajes de Daniel y Apocalipsis. Se afirma sin ambages que las bestias descritas en estos libros representan reinos o gobiernos políticos en el ejercicio de su poder y autoridad. (Da 7:6, 12, 23; 8:20-22; Apo 16:10; 17:3, 9-12.) Un examen de los pasajes bíblicos revela que mientras que estas ‘bestias salvajes’ políticas difieren en su apariencia simbólica, tienen, no obstante, ciertas características en común. Todas se oponen a la gobernación de Dios sobre la humanidad por medio del reino mesiánico. También se las representa en oposición a los “santos” de Dios, es decir, su pueblo: primero la nación judía y después la congregación cristiana. Los reinos mencionados específicamente por nombre (Medo-Persia y Grecia) fueron potencias mundiales importantes. Los otros reinos tampoco debieron ser de menor importancia, como se infiere del tamaño que se les atribuye o de los hechos que se les imputan. (Ha de notarse que los reinos subordinados se simbolizan en algunos casos con cuernos.) A todas las bestias se las representa muy agresivas, buscando la posición dominante sobre las naciones o pueblos que se hallaban a su alcance. (Compárese con Da 7:17, 18, 21; 8:9-11, 23, 24; Apo 13:4-7, 15; 17:12-14.)
Muchos comentaristas intentan limitar el cumplimiento de las visiones de las bestias del libro de Daniel de tal manera que no se extienda más allá del tiempo en que Jesucristo estuvo en la Tierra, cuando el Imperio romano era la potencia mundial dominante. No obstante, las mismas profecías indican con claridad que su cumplimiento se extiende más allá de ese tiempo. Por ejemplo, se dice que las últimas bestias siguen en existencia hasta la ‘llegada del tiempo definido para que los santos de Dios tomen posesión del Reino’ en el “señalado tiempo del fin”. Es entonces cuando el Mesías destruye para siempre esta oposición bestial. (Da 7:21-27; 8:19-25; compárese también con Apo 17:13, 14; 19:19, 20.) Ha de señalarse que Cristo Jesús predijo de manera explícita que la oposición al reino mesiánico continuaría hasta el tiempo del fin, de modo que los discípulos que entonces predicaran ese Reino serían “objeto de odio de parte de todas las naciones”. (Mt 24:3, 9-14.) Es obvio que esto no da lugar a que ninguna nación quede excluida, y menos las potencias mundiales, de una posible identificación con las formas o expresiones finales que adopten estas bestias salvajes simbólicas. ★Creta - (Cretenses) - [“Bestias salvajes perjudiciales”]
La visión de Daniel de las bestias que salen del mar. Terminadas las dominaciones de Egipto y Asiria y próximo a su fin el Imperio babilonio, Jehová Dios le dio a Daniel una visión de “cuatro enormes bestias” que salían del vasto mar. (Da 7:1-3.) En Isaías 57:20 se compara a las personas alejadas de Dios con el mar: “Pero los inicuos son como el mar que está siendo agitado, cuando no puede calmarse, cuyas aguas siguen arrojando alga marina y fango”. (Véase también Apo 17:15.)
Por lo general, los comentaristas de la Biblia enlazan esta visión con la de la imagen colosal del capítulo 2 de Daniel. Una comparación de los capítulos 2 y 7 demuestra que hay claras similitudes. La impresionante imagen tenía cuatro partes o secciones principales, comparables a las cuatro bestias. Los metales de la imagen empezaban con el más precioso, el oro, y sucesivamente aparecían los más inferiores, en tanto que la visión de las bestias empezó con el majestuoso león. En ambas visiones, la cuarta parte o “reino” recibe una consideración especial. Esta parte presenta unos símbolos de mayor complejidad, introduce nuevos elementos y continúa existiendo hasta el tiempo en que se ejecuta juicio divino sobre ella por su oposición a la gobernación de Dios.
En síntesis, las cuatro bestias eran: un león que en un principio tenía alas de águila, pero que luego las perdió y adquirió cualidades humanas; un oso (criatura menos majestuosa pero más corpulenta que el león) que devoraba mucha carne; un leopardo con cuatro alas (que aumentaban su gran velocidad) y cuatro cabezas, y una cuarta bestia salvaje que no corresponde a ningún animal real, de fuerza extraordinaria, con grandes dientes de hierro, diez cuernos y otro cuerno que crecía y que tenía ojos y una “boca que estaba hablando cosas grandiosas”. En su mayor parte, este capítulo habla de la cuarta bestia y su insólito cuerno. Aunque cada bestia era “diferente de las otras”, esto era especialmente notable en el caso de la cuarta. (Da 7:3-8, 11, 12, 15-26.)
En el último cuarto del siglo VII a. E.C., Babilonia llegó a ser la potencia hegemónica en el Oriente Medio. El Imperio babilonio rápidamente extendió su dominio sobre Siria y Palestina, acabando con el reino de Judá y su linaje de gobernantes davídicos que se sentaban en el glorioso trono de Jehová en Jerusalén. (1Cr 29:23.) Cabe mencionar que al advertir a Judá de su inminente caída ante Babilonia, el profeta Jeremías asemejó al futuro conquistador a ‘un león que sube de su matorral’. (Jer 4:5-7; compárese con 50:17.) Después de la caída de Jerusalén, Jeremías dijo que las fuerzas babilonias habían sido “más veloces que las águilas” al perseguir a los judíos. (Lam 4:19.) La historia muestra que la expansión de Babilonia, que en un tiempo llegó hasta Egipto, se detuvo muy pronto, y en las últimas épocas del imperio los monarcas no mostraron la agresividad de sus predecesores.
Babilonia cayó ante el reino medopersa, que tenía su centro en las colinas situadas al E. de las llanuras de Mesopotamia. El Imperio medopersa —muy diferente del Imperio babilonio semita— fue la primera potencia jafética (o aria) en conseguir la hegemonía en el Oriente Medio. A pesar de que a los judíos se les permitió volver a Judá, siguieron sometidos al yugo medopersa. (Ne 9:36, 37.) Este imperio mostró un afán de conquista aún mayor que Babilonia, ya que extendió su dominio desde “la India hasta Etiopía”. (Est 1:1.)
La dominación medopersa llegó a su fin con la conquista relámpago de las fuerzas griegas comandadas por Alejandro Magno, quien en unos años forjó un imperio que se extendía por Europa, Asia y África. Grecia fue la primera potencia europea que consiguió tal hegemonía. Después de la muerte de Alejandro, sus generales lucharon por el poder, y por fin cuatro de ellos se alzaron con la gobernación de las diferentes partes del imperio. Los seléucidas y los tolemaicos, que eran reinos rivales, se disputaron el control de Palestina.
Finalmente, Roma se hizo con el dominio de todo el Imperio griego. El Imperio romano superó a todos los que le precedieron, no solo en extensión (toda la región mediterránea y, con el tiempo, las islas británicas), sino también en la eficacia de su aparato militar y la firme aplicación de la ley romana en las provincias de su vasto imperio. Roma también fue el poder político responsable de la ejecución del Mesías, Cristo Jesús, y de la persecución de la congregación cristiana primitiva. El imperio perduró unos mil años adoptando diversas formas, pero al final se desmembró en diversas naciones; una de ellas, Gran Bretaña, llegó a alcanzar la posición hegemónica.
El historiador H. G. Wells hace las siguientes observaciones interesantes en cuanto a la singularidad del Imperio romano: “El nuevo poderío que, durante los siglos II y I antes de Jesucristo, apareciera para dominar el mundo occidental, el poderío romano, representaba en varios respectos algo distinto de los grandes imperios que hasta entonces prevalecieran en el mundo civilizado. No fue, desde luego, una monarquía ni la creación de algún gran conquistador [...]; pero sí fue el primer imperio republicano que se libró de la extinción y logró nuevos progresos. [...] Su población fue menos fuertemente [camita] y semita que la de ninguno de los imperios anteriores. [...] Fue en la historia un modelo nuevo: una extensa república aria. [...] Cambiaba siempre. No conseguía nunca una situación fija. En un sentido falló la experiencia [administrativa]. En otro sentido, la experiencia quedó sin terminar, y Europa y América trabajan todavía en nuestro tiempo para descifrar los enigmas de la política mundial que el pueblo romano pusiera por primera vez sobre el tapete”. (Breve Historia del Mundo, cap. 33, págs. 161-163.)
El carnero y el macho cabrío. En la visión que Daniel recibió dos años más tarde (Da 8:1), a las potencias que aparecen representadas por dos bestias simbólicas se las identifica por nombre. Se simboliza al reino medopersa con un carnero que tiene dos cuernos, siendo el más alto el que subió después. La historia muestra que en un principio los medos eran más fuertes y que los persas ascendieron más tarde, aunque ambos pueblos permanecieron unidos como una potencia binaria. Un macho cabrío que se desplazaba muy deprisa por la tierra simbolizaba la potencia mundial griega. (Da 8:3-8, 20, 21.) La visión profética muestra que el “gran cuerno” que estaba entre los ojos del macho cabrío representaba al primer rey. Este cuerno fue quebrado “en cuanto se hizo poderoso”, y de él resultaron cuatro reinos con menos poder. (Da 8:5, 8, 21, 22.) Ya se ha comentado de qué manera tan rápida conquistó Alejandro el Imperio medopersa, así como la división de su reino entre cuatro de sus generales.
Es digno de mención que distintos animales simbólicos pueden representar la misma nación o sus gobernantes en diferentes profecías. Por ejemplo, a los reyes de Asiria y Babilonia se les representa mediante leones en Jeremías 50:17, mientras que en Ezequiel 17:3-17 se representa a los gobernantes de Babilonia y Egipto mediante grandes águilas. En otro pasaje, Ezequiel asemeja al Faraón de Egipto a un “gran monstruo marino” que yace en los canales del Nilo. (Eze 29:3.) Por consiguiente, el hecho de que Medo-Persia y Grecia estén representadas por ciertos simbolismos en el capítulo 8 de Daniel no descarta la posibilidad de que a ambas potencias se las represente con otros simbolismos en una visión anterior (Da 7) o en profecías posteriores.
La bestia salvaje de siete cabezas que sale del mar.
En la visión del apóstol Juan registrada en el capítulo 13 de Apocalipsis, una bestia salvaje con siete cabezas y diez cuernos sale del mar. Es semejante a un leopardo, pero sus pies son como los de un oso y su boca, como la de un león. De modo que en ella confluyen algunos de los símbolos que aparecieron en la visión de las cuatro bestias de Daniel. El dragón, identificado en Apocalipsis 12:9 como Satanás el Diablo, le da su autoridad y poder. (Apo 13:1, 2.) Por otra parte, las siete cabezas de esta bestia (que tiene además diez cuernos) la distinguen de las bestias monocéfalas de la visión de Daniel. Por lo general, siete y diez son considerados símbolos bíblicos de lo completo. (Véase NÚMERO.) Corrobora esto la extensión del dominio de esta bestia, pues ejerce su autoridad, no sobre una nación o un grupo de naciones, sino “sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación”. (Apo 13:7, 8; compárese con 16:13, 14.) Al comentar sobre estos aspectos, The Interpreter’s Dictionary of the Bible hace la siguiente observación: “La primera de estas bestias [de Apo 13] combina en sí misma las características conjuntas de las cuatro bestias de la visión de Daniel. [...] Por consiguiente, esta primera bestia representa las fuerzas combinadas de todo el dominio político que se opone a Dios en el mundo” (edición de G. A. Buttrick, 1962, vol. 1, pág. 369).
★Las bestias del Apocalipsis... ¿qué significan? - (1-2-1986-Pg.4*-Foto)
★Las bestias salvajes de Daniel y del Apocalipsis - (2-5-2022-Pg.12-Grafico)
★Se desenmascara a la bestia - (1-4-2004-Pg.4*-Foto)
La bestia de dos cuernos. Después Juan vio una bestia con dos cuernos como los de un cordero inofensivo, pero que hablaba como dragón, y ejercía “toda la autoridad de la primera bestia salvaje” descrita antes. Esta bestia ordena que se haga una imagen de la bestia de siete cabezas que gobierna el mundo y obliga a todas las personas a que acepten su “marca”. (Apo 13:11-17.)
Debe recordarse que el carnero de dos cuernos del capítulo 8 de Daniel representaba una potencia binaria: Medo-Persia. Por supuesto, para los días del apóstol Juan, hacía mucho tiempo que aquella potencia había desaparecido, y su visión era de cosas que todavía estaban por venir. (Apo 1:1.) Desde el tiempo de Juan, han existido otras potencias binarias, pero de todas ellas, la asociación histórica que más destaca por su importancia y duración es la de Gran Bretaña y Estados Unidos.
La otra característica digna de mención de la bestia de dos cuernos, su habla como dragón, recuerda la “boca que estaba hablando cosas grandiosas” del excepcional cuerno perteneciente a la cuarta bestia del capítulo 7 de Daniel (vss. 8, 20-26), en tanto que su ‘extraviar’ a los habitantes de la Tierra se puede comparar al engaño practicado por el “rey de fiero semblante” referido en Daniel 8:23-25. (Apo 13:11, 14.)
La bestia salvaje de color escarlata. En el capítulo 17 de Apocalipsis, el apóstol registra su visión de una bestia de color escarlata con siete cabezas y diez cuernos sobre la que va montada una mujer simbólica, “Babilonia la Grande”. Esta bestia se asemeja o configura a la imagen de la primera bestia del capítulo 13 de Apocalipsis, pero es distinta debido a su color escarlata y porque no tiene coronas sobre sus diez cuernos. Con respecto a ella, se le dice a Juan que cinco de los siete reyes representados por las siete cabezas ya habían caído, mientras que en aquel tiempo existía uno y el séptimo aún estaba por venir. La bestia de color escarlata misma es un octavo rey, pero proviene de los siete anteriores, o es un producto de ellos. Los “diez reyes” representados por los diez cuernos existen y ejercen su autoridad por un corto espacio de tiempo junto con la bestia escarlata. Combaten contra el Cordero, Jesucristo, y contra aquellos que están con él, pero se les vence. (Apo 17:3-5, 9-14.) ★Las bestias salvajes de Daniel y del Apocalipsis - (2-5-2022-Pg.12-Grafico)
Algunos comentaristas aplican esta visión a la Roma pagana, y dicen que las siete cabezas son siete emperadores de Roma, seguidos de un octavo. Sin embargo, no se ponen de acuerdo en cuanto a quiénes fueron esos siete emperadores. La Biblia solo menciona el nombre de tres emperadores y a un cuarto (Nerón) lo llama por el título de “César”. Otros piensan que las “cabezas” o “reyes” representan potencias mundiales, como en el libro de Daniel. Es significativo que en las Escrituras Hebreas la Biblia da el nombre de cinco potencias mundiales —Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persia y Grecia— y en las Escrituras Griegas, da el nombre de una sexta, Roma, la potencia que regía en el día de Juan. El que no se registre el nombre del séptimo ‘rey’ está justificado, pues aún no existía cuando Juan escribió la Revelación. El octavo rey —la simbólica bestia escarlata— de algún modo reúne en sí mismo a estas siete cabezas, al tiempo que proviene o se deriva de ellas.
ANIMAL | CARACTERÍSTICAS DESEABLES | CARACTERÍSTICAS INDESEABLES | LO QUE REPRESENTAN POSITIVAMENTE | LO QUE REPRESENTAN NEGATIVAMENTE |
---|---|---|---|---|
Animales en general | Falta de raciocinio | Hombres inicuos (2Pe 2:12; Jud 10) | ||
Águila | Vista de largo alcance | Rapaz, depredadora | Sabiduría, atributo de una "criatura viviente" próxima al trono de Jehová (Apo 4:7) Discernimiento, previsión espiritual de los siervos de Dios (Mt 24:28; Lu 17:37) |
Reyes de Babilonia y de Egipto (Eze 17:3,7,12,15) |
Alas de águila | Vuelo poderoso
|
Vigor refrescante, aguante (Sl 103:5; Isa 40:31) El cuidado que Jehová dispensa a Israel (Éx 19:4) y a su "mujer" (Apo 12:14) |
||
Asno | Capacidad para hacer trabajo duro | Fuerte impulso sexual | Disposición de la tribu de Isacar para el trabajo (Gé 49:14,15) | El infiel Judá al volverse a Asiria y a Egipto (Eze 23:20) |
Caballo | Montura de guerra | Utilidad en la batalla (Job 39:19-25)
|
Guerra justa (blanco) (Apo 19:11,16) |
Guerra, equipo de guerra (Sl 33:17; 147:10; Isa 31:1; Jer 4:13) Los israelitas del día de Jeremías enloquecidos por su deseo sexual (Jer 5:8) |
Cabra | Animal para sacrificio | Terquedad, disposición independiente, tendencia a topar | Jesucristo como sacrificio (Heb 9:11-14) |
Personas que no ayudan a los hermanos espirituales de Cristo, “maldecidos” que van a la destrucción (Mt 25:32, 41, 46) Potencia mundial griega (Da 8:5, 21) |
Cierva | Rapidez Paso seguro Amabilidad |
Velocidad de la tribu de Neftalí en la batalla (Gé 49:21) Estabilidad y dirección que Jehová da a los pasos de una persona (2Sa 22:34; Sl 18:33) La propia esposa (Pr 5:19) |
||
Camello (hembra) | Búsqueda “a la ventura” para satisfacer su deseo | El infiel Israel andando tras las naciones paganas y sus dioses (Jer 2:23) | ||
Carnero | Tendencia a topar | Potencia mundial medopersa (Da 8:3, 4, 20) | ||
Cebra (hembra) | Deseo ardiente de satisfacción sexual de cualquier fuentes | Israel buscando infielmente a las naciones paganas y a sus dioses (Jer 2:24) | ||
Cerda | Inmundicia | Apóstatas (2Pe 2:22) |
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Culebra cornuda (serpiente) | Peligrosidad | Tribu de Dan, retaguardia competente de Israel (Gé 49:17) |
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Dragón | Devora, aplasta, engulle | Satanás el Diablo (Apo 12:9) El rey de Babilonia (Jer 51:34, nota) |
||
Gacela y (animales similares) | Hermosura, Amabilidad Velocidad se le ha observado correr hasta 90 km/h |
El amado pastor de la sulamita (Can 2:9) Velocidad de los guerreros gaditas (1Cr 12:8) | ||
Gallo, Gallina | Protege sus polluelos | El cuidado tierno de Jesús (Mt 23:37; Lu 13:34) | ||
Gusano | Pequeño, débil, insignificante | Israel (Jacob), nación de Dios, débil en sí misma, fuerte por el poder de Jehová (Isa 41:13-15) | ||
León | Majestad, valor, valentía, poder para destruir a los enemigos (Pr 30:30) | Fiereza, rapacidad, depredador | Justicia, atributo de una “criatura viviente” próxima al trono de Jehová (Apo 4:7) Jesús como majestad real, Rey, ejecutor de justicia (Gé 49:9; Apo 5:5) Jehová (Isa 31:4; Os 11:10) El pueblo de Jehová (Miq 5:8) |
Enemigos inicuos de David (Sl 22:13) Potencia mundial Babilonia (Da 7:4) Reyes de Asiria y Babilonia (Jer 50:17) El Diablo (1Pe 5:8) |
Leopardo | Velocidad | Rapidez de la conquista caldea (Hab 1:8) Potencia mundial griega (Da 7:6) |
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Lobo | Luchador | Ferocidad, rapacidad, perversidad, astucia | Tribu de Benjamín, luchadora contra los enemigos de Dios (Gé 49:27) |
falsos profetas (Mt 7:15) Falsos cristianos inicuos; falsos maestros (Hch 20:29) Hombres inicuos del mundo (Mt 10:16) |
Oso | Ferocidad | Gobernantes inicuos (Pr 28:15) Potencia mundial medopersa (Da 7:5) |
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Oveja, Cordero | Animal para sacrificio; la oveja es el símbolo de la mansedumbre, paciencia, la sumisión, docilidad, instinto gregario. | Jesucristo, “el Cordero de Dios” (Jn 1:29; Apo 5:6; 14:1; 22:3) El rebaño de personas de Jehová (Sl 79:13; Jn 10:7; Heb 13:20) Personas que hacen el bien a los hermanos espirituales de Cristo y que participan en las bendiciones del Reino (Mt 25:32-34) |
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Paloma (Tórtola) | Amabilidad, hermosura, inocencia
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Distraída con facilidad, inestable, simple | La sulamita (Can 1:15; 5:2) Siervos inocentes de Dios, los que no quebrantan la ley (Mt 10:16) Se recoge al pueblo de Jehová (Isa 60:8) |
Reino de diez tribus de Israel (Os 7:11) |
Perro | Perversidad, inmundicia, ataca en jaurías, deseo sexual insatisfecho |
Enemigos inicuos de David (Sl 22:16; 59:6, 14) Pervertidos sexuales (Dt 23:18; Flp 3:2; Apo 22:15) Individuos despreciables (2Sa 16:9) Pastores inicuos de Israel (Isa 56:10, 11) Punto de vista antiguo de los judíos sobre los gentiles incircuncisos (Mt 15:26, 27) apóstatas (2Pe 2:22) |
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Pez | Algunos peces limpios según la Ley (Le 11:9-12) |
Algunos peces inmundos según la Ley (Le 11:10-12) | Personas excelentes, justas, dignas del Reino (Mt 13:47-50) |
Personas inicuas, indignas del Reino (Mt 13:47-50) |
Serpiente | Cautela (Gé 3:1) | Astucia, engaño (2Co 11:3) |
Cautela de los siervos de Dios (Mt 10:16) | Satanás el Diablo (Apo 12:9) |
Toro | Fuerza, poder (Job 39:9-11) |
Ferocidad | Poder, atributo de una “criatura viviente” próxima al trono de Jehová (Apo 4:7) | Enemigos inicuos de David (Sl 22:12) |
Toro joven (becerro) | Animal para sacrificio | Fruto de labios, sacrificio de alabanza (Os 14:2; Heb 13:15) Jesucristo como sacrificio (Heb 9:11-14) |
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Zorra | Astucia, malicia | El pérfido rey Herodes Antipas (Lu 13:32) |