EL LIBRO bíblico de Hechos suministra una historia bastante completa de la fundación de la congregación cristiana y su expansión posterior. Escrito por el médico Lucas, el libro presenta un relato dinámico sobre la obra cristiana que abarca unos veintiocho años, desde el 33 hasta el 61 de nuestra era.
La primera parte de Hechos narra principalmente la actividad del apóstol Pedro, y la última parte, la del apóstol Pablo. Al usar los pronombres “nosotros” y “nos”, Lucas indica que estaba presente cuando ocurrieron ciertos sucesos. Prestar atención al mensaje de este libro profundizará nuestro aprecio por el poder de la Palabra escrita de Dios y su espíritu santo (Heb. 4:12). Además, nos impulsará a ser abnegados y afianzará nuestra fe en la esperanza del Reino.
Tras recibir el espíritu santo, los apóstoles dan un valeroso testimonio. Pedro emplea la primera de “las llaves del reino” para abrir la puerta del conocimiento y dar la oportunidad de entrar en el Reino a los judíos y prosélitos que “abrazaron su palabra” (Mat. 16:19; Hech. 2:5, 41). Una ola de persecución que dispersa a los discípulos conduce a la expansión de la obra de predicar.
Cuando los apóstoles en Jerusalén se enteran de que Samaria ha aceptado la palabra de Dios, envían allí a Pedro y a Juan. Pedro usa la segunda llave para dar a los samaritanos la oportunidad de entrar en el Reino (Hech. 8:14-17). Más o menos un año después de la resurrección de Jesús se produce una asombrosa transformación en Saulo de Tarso. Pedro utiliza la tercera llave en el año 36, y entonces el don gratuito del espíritu santo se derrama sobre gente incircuncisa de las naciones (Hech. 10:45).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:3.
¿Qué significa el término “pruebas positivas”?.
Lucas, “el médico amado”, es el único escritor bíblico que emplea la palabra griega traducida “pruebas positivas” (Col. 4:14). Se trata de un término técnico, propio de los textos de medicina, y se refiere a pruebas decisivas, concluyentes, que ofrecen total credibilidad. ¡Así de convincentes son las pruebas que aportó Cristo! Fueron muchas sus apariciones: a veces ante uno o dos discípulos, a veces ante todos los apóstoles, y en una ocasión ante más de quinientos creyentes (1 Cor. 15:3-6). Sin duda, pruebas claras y fidedignas.
Hoy, nuestra fe también se basa en “muchas pruebas positivas”. Contamos con pruebas contundentes de que Jesús vivió en la Tierra, murió por nuestros pecados y fue resucitado. Los relatos de testigos oculares que incorpora la Palabra inspirada de Dios son tan confiables que no necesitamos más. Por eso, al estudiarlos a la luz de la oración se fortalece grandemente nuestra fe. No olvidemos que la fe verdadera no es simple credulidad, sino una convicción que se funda en pruebas sólidas. Y esa fe es imprescindible para obtener la vida eterna (Juan 3:16).
1:6.
¿Qué dos creencias erróneas tenían los apóstoles?.
Durante la conversación en el monte de los Olivos se hizo patente la curiosidad de los apóstoles. En la que sería su última reunión con Jesús en la Tierra, le preguntaron: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” (Hech. 1:6). Al plantearle esta cuestión, demostraron que tenían dos ideas equivocadas. Primero, creían que el Reino de Dios volvería a ejercerse mediante la nación de Israel. Y segundo, esperaban que ese gobierno prometido comenzara enseguida, pues emplearon la expresión “en este tiempo”.
1:7.
¿Qué dijo Jesús para corregir a sus apóstoles, y cómo nos ayuda su respuesta?.
No les habló del primer error, seguramente porque sabía que iban a rectificarlo en muy corto plazo. De hecho, diez días más tarde presenciarían el nacimiento de una nueva nación: el Israel espiritual. La relación de Dios con el antiguo pueblo del pacto se acercaba a su fin. Pero Jesús sí trató el segundo punto. Con bondad, les recordó: “No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción” (Hech. 1:7). El único Señor del Tiempo es Jehová. Poco antes de su muerte, Jesús admitió que “solo el Padre” sabía el “día y hora” en que vendría el fin; en aquel entonces, esa información no la poseía nadie más, ni siquiera él, el propio Hijo de Dios (Mat. 24:36). Hasta el día de hoy, los cristianos hacemos bien en no inquietarnos por la fecha del fin. De otro modo, nos estaríamos preocupando por algo que no nos “pertenece”, algo que no nos compete.
Una estación es un período de tiempo señalado por una actividad o ciertas condiciones climáticas. Puede llamársele sazón cuando este período corresponde a una coyuntura, ocasión o tiempo oportuno para hacer algo.
El ángulo de inclinación del eje de la Tierra con respecto al plano de la eclíptica en su movimiento de traslación alrededor del Sol da lugar a un ciclo de estaciones climáticas. Los cuerpos celestes señalan el paso del tiempo y sirven de indicadores de las estaciones. (Gé 1:14.) Génesis 8:22 dice que las estaciones de la Tierra “nunca cesarán”. Para más información sobre la correspondencia de los meses de los calendarios judío y gregoriano, fiestas y estaciones agrícolas.
Las estaciones agrícolas guardaban una estrecha relación con los períodos festivos anuales que estipulaba la ley mosaica (1Cr 23:31; 2Cr 31:3), por eso, cuando Pablo dio consejo a algunos cristianos judíos porque ‘observaban escrupulosamente días, meses y sazones’ (Gál 4:10), se refirió con este término a esos períodos festivos anuales, no a las estaciones agrícolas, véase CALENDARIO.
Por lo tanto, puede llamarse “sazón” (Gr.: kai·rón) a todo tiempo señalado, época o período que se distinga por unas determinadas características. (Hch 3:19 [“tiempos señalados”, nota]; Ro 8:18 [“época”]; Gál 6:9 [“debido tiempo”].) Cuando los cristianos comprendieron con claridad qué constituía la enseñanza saludable y la conducta correcta, puede decirse que llegó para ellos el “tiempo señalado” o sazón de estar despiertos. (Ro 13:11-14, nota.) Los adoradores de Jehová estaban profundamente interesados en los “tiempos o sazones”, períodos en los que se cumpliría Su voluntad con respecto a ciertos asuntos (Hech. 1:7), y los fueron entendiendo a medida que se revelaban progresivamente. (1Te 5:1.)
Respecto a la duración de la morada de las naciones sobre la Tierra, Pablo dijo que Dios también les preordenó las “sazones” (NTI), o los “tiempos señalados” (Hch 17:26; “fijó a cada nación las épocas de su historia”, FF; véanse NBE, UN), en el sentido de que decidió cuándo o en qué sazón tendrían lugar ciertos cambios, como, por ejemplo, cuando llegó el tiempo señalado por Él para desarraigar a los habitantes cananeos de la Tierra Prometida. (Gé 15:13-21; Jer 25:8-11; Da 2:21; 7:12; véase TIEMPOS SEÑALADOS DE LAS NACIONES.)
¿Cuanto tiempo deberíamos usar para sentir pesar del pasado?
La realidad es que en la vida todo tiene su tiempo determinado, su principio y su fin (Ec. 3:1-9; Sl 31:15a) No obstante, esos periodos de tiempos no son desperdiciados, pues Jehová a provisto esos tiempos y etapas de la vida con un propósito, son experiencias y lecciones que debemos aprovechar. No tiene sentido estar de duelo por errores pasados que ya no podemos cambiar. Aquí es oportuno recordar el dicho de que: “Después de dos años que el burro se murió, va siendo hora de bajarse de él”. (1Sa 16:1; 2Sa. 12:16-24) No cometamos el fallo de Pedro cuando estaba andando sobre las aguas, aunque debemos hacer las cosas conscientemente y lo mejor posible, no debemos aferrando tanto a la situación que perdamos de vista la meta, de levantar la vista a Jehová y hacer todo para acercarnos y fortalecer nuestra fe en Él a trabes de nuestras experiencias. La esposa de Lot se convirtió en una estatua de sal inmóvil cuando miró hacia atrás, de la misma forma, nosotros también dejamos de progresar y nos estancamos todo el tiempo que no soltamos el pasado y le damos vueltas a lo que podía haber sido. (Heb. 6:1; Flp. 3:13, 14) ★¿Qué advertencia nos da Eclesiastés 7:10? - (2-11-2020-Pg.25-§5-13-Foto) |
El banco del tiempo
Imagínate que existe un banco que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de 86.400 dólares. No arrastra tu saldo día a día: cada noche borra todo lo que no usaste durante el día, cualquiera que sea la cantidad.
¿Qué harías? ¡Retirar hasta el último centavo, por supuesto!
No se puede dar marcha atrás ni existe el crédito a cuenta del depósito de mañana.
Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que perdió el año de estudios. Atesora cada momento que vivas, y atesóralo más si lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo, y recuerda que el tiempo no espera por nadie. Ayer es historia. Mañana es misterio. Hoy es un don, un regalo. ¡Es por eso que se le llama: “EL PRESENTE”! (Flp 1:10; Ec 10:10; Ef 5:15, 16) |
Momentos bonitos de la vida
He aquí algunos de los mejores momentos:
★El día que Jehová nos adoptó en su pueblo.
★Ver a una persona comprender y aceptar la verdad bíblica. ★Reírse hasta que te duela el vientre. ★Conducir por algún lugar bonito. ★Escuchar tu canción favorita. ★Acostarte en tu cama y escuchar como llueve afuera. ★Salir de la ducha y que la toalla esté calientita. ★Aprobar un examen. ★Recibir una llamada de alguien que hace mucho que no ves. ★Una buena conversación. ★Tomarte un café viendo una buena película. ★Encontrar dinero en un pantalón que no usabas desde hacia tiempo. ★Reírse de uno mismo. ★Reírse sin motivos. ★Pasear por un bosque recien nevado con luna llena. ★Escuchar accidentalmente que alguien dice algo bueno de ti. ★Despertarte y darte cuenta que todavía puedes dormir un buen rato. ★Ser parte de un equipo (Sentirte útil en la Congregación). ★Un paseo tranquilo por el campo. ★Hacer nuevos amigos. ★Una tarde en la piscina, sauna y yacusi. ★Sentir mariposas en el vientre cada vez que ves a "esa" persona. ★Pasar un rato con tus mejores amigos. ★Ver felices a las personas que amas. ★Usar una prenda de la persona que te gusta y que huela a su perfume. ★Volver a ver a un viejo amigo y sentir que las cosas no cambiaron. ★Mirar un puesta o salida de Sol. ★Observar como trabajan las hormigas o las abejas. ★Tener a alguien que te diga que te ama. |
¿Qué cambiarías del pasado?
El demonio se apareció a tres hombres y les dijo: si les diera potestad para cambiar algo del pasado, ¿qué cambiarían? El primero de ellos, con un gran fervor religioso respondió: "Impediría que hicieras caer a Adán y Eva en el pecado para que la humanidad no pudiera apartarse de Dios". El segundo, un hombre lleno de misericordia, le dijo: "Impediría que tú mismo te apartases de Dios y te condenaras eternamente". El tercero de ellos era el más simple y, en vez de responder al tentador, se puso a orar diciendo: "Dios, libérame de la tentación de lo que pudo ser y no fue". (Mt 6:13) El diablo, dando un grito estentóreo y estremeciéndose de dolor se esfumó. Los otros dos, sorprendidos, le dijeron: "Hermano, ¿por qué has reaccionado así?". Él les respondió: "Primero: NUNCA debemos dialogar con el enemigo. (Mt 4:10) Segundo: NADIE en el mundo tiene poder para cambiar el pasado. (Eclesiastés 7:10) Tercero: el INTERÉS de Satanás no era probar nuestra virtud, sino atraparnos en el pasado, para que descuidemos el presente, el único tiempo en el que Dios nos da la oportunidad en que podemos cooperar con Él para cumplir su voluntad". De todos los demonios, el que más atrapa a los hombres y les impide ser felices es el de "lo que pudo ser y no fue". El pasado queda a la misericordia de Dios y el futuro a su providencia. Solo el presente está en nuestras manos. "Vive hoy preparando un buen futuro". |
Después de hablar de la destrucción que le sobrevendría a la ciudad de Jerusalén, Jesús dijo: “Y Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones [“los tiempos de los gentiles”, BAS, EMN, Val]”. (Lu 21:24.) El período indicado por la expresión “tiempos señalados de las naciones” (gr. kai·rói e·thnön) ha dado origen a considerable discusión en cuanto a su significado e implicaciones.
Significado de “tiempos señalados”. La expresión “tiempos señalados” que se usa aquí se deriva de la palabra griega kai·rós (plural, kai·rói), que, según el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (de W. E. Vine, vol. 4, pág. 153), “significaba un período fijo o definido, una sazón, en ocasiones un tiempo oportuno o en sazón”. La obra de Liddell y Scott Greek-English Lexicon (1968, pág. 859) la define como un “tiempo exacto o crítico”. Por lo tanto, kai·rós se usa para referirse a la “época” de la siega, la “época” de los frutos y “la época” de los higos (Mt 13:30; 21:34; Mr 11:13); el “tiempo apropiado” o ‘el debido tiempo’ para dar alimento (Mt 24:45; Lu 12:42); “el tiempo señalado” para el comienzo del ministerio de Jesús y el período de oportunidad que este brindó (Mr 1:15; Mt 16:3; Lu 12:56; 19:44), y el “tiempo señalado” para su muerte. (Mt 26:18.) Ciertos demonios que estaban a punto de ser expulsados de un hombre gritaron a Jesús: “¿Viniste aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?”. (Mt 8:29.)
Kai·rós también se emplea con respecto a ocasiones futuras en el horario de Dios, particularmente en relación con la presencia de Cristo y su Reino. (Hch 1:7; 3:19; 1Te 5:1.) Por ello, el apóstol Pablo habla del “secreto sagrado” que Dios reveló “para una administración al límite cabal de los tiempos señalados [kai·rön], a saber: reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra”. (Ef 1:9, 10.) En vista del significado de la palabra kai·rós según se emplea en el texto bíblico, es lógico concluir que la expresión “los tiempos señalados de las naciones” no se refiere a algo vago o indefinido, sino, más bien, a un “período fijo o definido”, un “tiempo exacto o crítico”, con un comienzo y un fin determinados.
“Las naciones” y “Jerusalén”. El significado de las palabras de Jesús está ligado necesariamente a la ‘holladura de Jerusalén’, que, según dijo, continuaría hasta que se cumplieran los “tiempos señalados de las naciones”. El término “naciones”, o “gentiles”, es la traducción de la palabra griega é·thnë, que significa “naciones” y que los escritores de la Biblia utilizaron para referirse específicamente a las naciones no judías. Por esa razón, hay quien ha entendido que la profecía aplica al período durante el cual Jerusalén se hallaría bajo dominación gentil.
Si bien la ciudad literal de Jerusalén estaba implicada en la profecía de Jesús sobre la destrucción que debía venir y vino sobre aquella ciudad cuando los romanos la arrasaron en 70 E.C., sus palabras acerca de “los tiempos señalados de las naciones” proyectaban la profecía mucho más allá en el tiempo, y así lo han entendido varios comentaristas. Por ejemplo, la afamada obra Commentary, de F. C. Cook, dice que Lucas 21:24 “sirve para separar la parte estrictamente escatológica de la gran profecía [es decir, la que tiene que ver con los últimos días] de la parte que se refiere a la destrucción de Jerusalén propiamente dicha”. Por lo tanto, es esencial determinar el significado que se atribuye a “Jerusalén” en las Escrituras inspiradas a fin de averiguar si “los tiempos señalados de las naciones” tienen que ver únicamente con la ciudad literal de Jerusalén o están relacionados con algo diferente y de mayor trascendencia.
Jerusalén era la capital de la nación de Israel; se decía que sus reyes —pertenecientes a la línea de David— ‘se sentaban sobre el trono de Jehová’. (1Cr 29:23.) Como tal, Jerusalén representaba el asiento del gobierno constituido divinamente o el reino típico de Dios ejercido por medio de la casa de David. Con su monte Sión, era “el pueblo del gran Rey”. (Sl 48:1, 2.) En consecuencia, Jerusalén pasó a representar el reino de la dinastía del rey David, del mismo modo que Washington, Londres, París o Moscú representan los gobiernos de naciones actuales, y por esos nombres se hace referencia a ellos en los comunicados oficiales. Después de que los babilonios ‘hollaron’ Jerusalén, llevándose a su rey al destierro y dejando la tierra desolada, ningún miembro de la dinastía davídica volvió a reinar en la Jerusalén terrestre. Pero las Escrituras muestran que Jesús, el Mesías, nacido en la línea de David, gobernaría desde el monte Sión, o Jerusalén, celestial. (Sl 2:6, 7; Heb 5:5; Apo 14:1, 3.)
Comienzo de la ‘holladura’. La ‘holladura’ del reino de la dinastía de gobernantes davídicos no comenzó cuando los romanos devastaron la ciudad de Jerusalén en 70 E.C., sino siglos antes, con el derrocamiento de esa dinastía por Babilonia en 607 a. E.C., cuando Nabucodonosor destruyó Jerusalén, tomó cautivo al destronado rey Sedequías y la tierra quedó desolada. (2Re 25:1-26; véase CRONOLOGÍA.) Todo esto sucedió de acuerdo con las palabras proféticas dirigidas a Sedequías en Ezequiel 21:25-27, a saber: “Remueve el turbante, y quita la corona. Esta no será la misma [...]. Ruina, ruina, ruina la haré. En cuanto a esta también, ciertamente no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a él”. En las Escrituras Griegas Cristianas se demuestra que el que tiene “el derecho legal” a la corona davídica que Sedequías perdió es Cristo Jesús, de quien el ángel dijo, al anunciar su nacimiento futuro: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin”. (Lu 1:32, 33.)
Con la caída de Jerusalén en 607 a. E.C., los gobiernos gentiles dominaron sobre toda la Tierra. La dinastía y el gobierno davídicos quedaron interrumpidos, y Jerusalén, o lo que representaba, habría de continuar siendo ‘hollada’ mientras se mantuviera al reino de Dios —ejercido por la casa de David— en un estado inoperante bajo las potencias gentiles. La obra Bible Dictionary (de Unger, 1965, pág. 398) comenta sobre esta relación con la gobernación: “Por consiguiente, los Gentiles, es decir, ‘las naciones’, avanzan hacia el fin de su administración o gobernación de la Tierra. El fin de dicho período supondrá el fin de ‘los tiempos de los gentiles’ (Lu 21:24; Da 2:36-44)”. (Compárese con Eze 17:12-21; también con la representación de la caída de Medo-Persia en Da 8:7, 20.)
Relación con las profecías de Daniel. Jesús se refirió al contenido del libro del profeta Daniel al menos dos veces en la profecía concerniente al tiempo del fin. (Compárese Mt 24:15, 21 con Da 11:31; 12:1.) En dicho libro encontramos un cuadro de la dominación de la Tierra por las potencias gentiles durante sus “tiempos señalados”. El segundo capítulo de Daniel contiene la visión profética (recibida por el rey Nabucodonosor) de la gran imagen. Daniel explicó por inspiración que esta imagen representaba la sucesión de potencias mundiales gentiles, que culminaría con su destrucción a manos del Reino establecido por “el Dios del cielo”, y la posterior gobernación de este Reino sobre toda la Tierra. (Da 2:31-45.) Ha de notarse que la imagen comienza con el Imperio babilonio, la primera potencia mundial que ‘holló’ Jerusalén al derrocar la dinastía davídica y dejar vacante “el trono de Jehová” en aquella ciudad. Esto también confirma que en 607 a. E.C., año de la destrucción de Jerusalén, comenzaron los “tiempos señalados de las naciones”.
“Por un tiempo señalado, tiempos señalados y medio.” Heb.: lemoh·`édh moh·`adhím wa·jé·tsi; Gr.: eis kai·rón kai kai·róus kai hé·mi·sy kai·róu; Vgc(lat.): in tém·pus, et tém·po·ra, et di·mí·di·um tém·po·ris. El erudito judío Aben Ezra (1089–1164 E.C.) tiene aquí el dual (dos tiempos señalados). Esto da un total de tres tiempos señalados y medio, como en Da 7:25, y véase allí la n: “Mitad de un tiempo”. Compárese con Da 4:16, n; Apo 12:14, n.
La visión del árbol del capítulo 4 de Daniel. Una vez más encontramos en el libro de Daniel un paralelo estrecho con el uso que Jesús hizo de la palabra “tiempos” en relación con “las naciones” o potencias gentiles. Y de nuevo fue Nabucodonosor, el rey que derrocó al descendiente de David, Sedequías, quien recibió otra visión que Daniel interpretó como relativa a la gobernación real dada por Dios. En la visión simbólica se veía un árbol inmenso que un ángel del cielo mandó que fuera cortado. Luego se ató su tocón con bandas de hierro y cobre, y así debía permanecer entre la hierba del campo hasta que pasaran “siete tiempos” sobre él. “Sea cambiado su corazón del de la humanidad, y que se le dé el corazón de una bestia, y pasen siete tiempos sobre él. [...] Con la intención de que sepan los vivientes que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y que a quien él quiere darlo lo da, y coloca sobre él aun al de más humilde condición de la humanidad.” (Da 4:10-17; véase 4:16, nota.) ★El Reino de Dios empezó a gobernar en 1914
Se relaciona con los “tiempos señalados de las naciones” La visión tuvo un cumplimiento en Nabucodonosor mismo. (Véase Da 4:31-35.) En consecuencia, algunos creen que solo tiene aplicación profética directa en él, y únicamente ven en esta visión la presentación de la verdad eterna de la ‘supremacía de Dios sobre todas las otras potencias humanas o supuestamente divinas’. Reconocen que la aplicación de esa verdad o principio trasciende del caso de Nabucodonosor, pero no la relacionan con ningún período de tiempo u horario divino específico. No obstante, un examen de todo el libro de Daniel revela que el factor tiempo es muy importante en sus visiones y profecías. Tanto las potencias mundiales como los sucesos que se narran en cada una de estas visiones no son independientes ni acontecen al azar o en un tiempo indefinido, sino que se encuadran en un fondo histórico y cronológico. (Compárese con Da 2:36-45; 7:3-12, 17-26; 8:3-14, 20-25; 9:2, 24-27; 11:2-45; 12:7-13.) Además, el libro señala repetidas veces hacia el futuro, a lo que constituye el tema de sus profecías: la instauración de un reino eterno de Dios ejercido mediante la gobernación del “hijo del hombre”. (Da 2:35, 44, 45; 4:17, 25, 32; 7:9-14, 18, 22, 27; 12:1.) El libro también se distingue en las Escrituras Hebreas por sus referencias al “tiempo del fin”. (Da 8:19; 11:35, 40; 12:4, 9.)
En vista de lo mencionado, no parece lógico interpretar la visión del “árbol” simbólico —al igual que su referencia a los “siete tiempos”— como si no tuviera más aplicación que a los siete años de locura y posterior recobro y retorno al poder de un gobernante babilonio, en especial si se tiene en cuenta la referencia profética de Jesús a los “tiempos señalados de las naciones”. El tiempo en que se dio la visión: en un punto crítico de la historia, cuando Dios, el Soberano Universal, había permitido que fuera derrocado el mismo reino que Él había establecido en su pueblo. La persona a la que se reveló la visión: el mismo gobernante que sirvió como instrumento divino de ese derrocamiento mediante el que llegó a ostentar la dominación mundial por permiso divino, es decir, sin interferencia de ningún reino representativo de Jehová Dios. El tema de la visión, a saber: “Que sepan los vivientes que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y que a quien él quiere darlo lo da, y coloca sobre él aun al de más humilde condición de la humanidad”. (Da 4:17.) Todo lo expuesto aporta suficiente base como para creer que esta pormenorizada visión y su interpretación se hallan en el libro de Daniel debido a que revelan la duración de los “tiempos de los gentiles” y el tiempo de la instauración del reino de Dios a manos de Cristo.
El simbolismo del árbol y la soberanía de Dios. Los simbolismos que se usan en esta visión profética de ninguna manera son únicos. Los árboles se emplean en otras partes para representar gobiernos, incluso el reino típico de Dios en Jerusalén. (Compárese con Jue 9:6-15; Eze 17:1-24; 31:2-18.) Tanto el brote de un tocón como el símbolo de una “ramita” o “brote” se encuentran en diversos pasajes como representación del renuevo de la gobernación de cierto linaje, particularmente en las profecías mesiánicas. (Isa 10:33–11:10; 53:2-7; Jer 23:5; Eze 17:22-24; Zac 6:12, 13; compárese con Job 14:7-9.) Jesús se llamó a sí mismo “la raíz y la prole de David”. (Apo 5:5; 22:16.)
Es evidente que el punto clave de la visión es el ejercicio de la soberanía incontestable de Jehová Dios en el “reino de la humanidad”, lo que provee la guía para comprender el significado pleno de la citada visión. Al interpretar el sueño, el árbol se aplica a Nabucodonosor, que en ese momento de la historia era el cabeza dirigente de Babilonia, la potencia mundial dominante. No obstante, con anterioridad a que Nabucodonosor conquistara Jerusalén, el reino típico de Dios —que gobernaba desde esa ciudad— era la agencia mediante la cual Jehová expresaba su soberanía legítima con respecto a la Tierra. Constituía un obstáculo puesto por Dios, que impedía que Nabucodonosor lograra su objetivo de conseguir la dominación mundial. Al consentir que se acabara con ese reino típico en Jerusalén, Jehová permitió que se cortara su propia expresión visible de soberanía mediante la dinastía davídica de reyes. La expresión y el ejercicio de la dominación mundial en “el reino de la humanidad” pasaron a continuación a manos de las naciones gentiles, sin estorbo alguno por parte de un reino representante de Dios. (Lam 1:5; 2:2, 16, 17.) A la luz de estos hechos, se ve que, más allá de su aplicación a Nabucodonosor y de un modo más importante, el “árbol” representa la soberanía o dominación mundial dispuesta por Dios.
Renovación de la dominación mundial. Dios, no obstante, deja claro que no ha pasado la dominación del mundo a las potencias gentiles para siempre. La visión muestra que la restricción que Dios se impuso (representada por las ataduras de hierro y de cobre alrededor del “tocón” del árbol) continuaría hasta que ‘pasaran siete tiempos sobre él’. (Da 4:16, 23, 25.) Luego daría la dominación mundial ‘a quien él quisiera’, puesto que “el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad”. (Da 4:17.) Según muestra el libro profético de Daniel, este habría de ser el “hijo del hombre”, a quien le serían dadas “gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él”. (Da 7:13, 14.) La propia profecía de Jesús, en la que aparece la referencia a “los tiempos señalados de las naciones”, tiene que ver claramente con su ejercicio de tal dominación mundial como el rey escogido de Dios, el heredero de la dinastía davídica. (Mt 24:30, 31; Lu 21:27-31, 36.) De este modo, el tocón simbólico (que representa el derecho que Dios se reserva como soberano de ejercer la dominación mundial en “el reino de la humanidad”) habría de brotar nuevamente en el reino de su Hijo. (Sl 89:27, 35-37.)
Siete tiempos simbólicos. En la experiencia personal que Nabucodonosor tuvo del cumplimiento de la visión, los “siete tiempos” fueron siete años durante los cuales él enloqueció, con síntomas semejantes a los de la licantropía, y abandonó su trono para comer vegetación como una bestia del campo. (Da 4:31-36.) Es significativo que la Biblia represente por tanto el ejercicio de la dominación mundial por las potencias gentiles mediante bestias que se hallan en oposición al pueblo santo de Dios y su “Príncipe de príncipes”. (Compárese con Da 7:2-8, 12, 17-26; 8:3-12, 20-25; Apo 11:7; 13:1-11; 17:7-14.) Los lexicógrafos dicen que la palabra “tiempos” (del arameo `id·dán) se usa en la profecía de Daniel con el significado de “años”. (Véase Lexicon in Veteris Testamenti Libros, de L. Koehler y W. Baumgartner, Leiden, 1958, pág. 1106; A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de Brown, Driver y Briggs, 1980, pág. 1105; Lexicon Linguae Aramaicae Veteris Testamenti, edición de E. Vogt, Roma, 1971, pág. 124.) La duración de un año en este caso es de 360 días, tal como en Apocalipsis 12:6, 14 tres tiempos y medio equivalen a “mil doscientos sesenta días”. (Compárese también con Apo 11:2, 3.) Según este cálculo, “siete tiempos” equivaldrían a 2.520 días. El hecho de que un número específico de días puede utilizarse en el registro bíblico para representar proféticamente una cantidad igual de años, se puede observar al leer los registros de Números 14:34 y Ezequiel 4:6. Solo aplicando la fórmula “un día por un año” a los “siete tiempos” de esta profecía, puede tener la visión del capítulo 4 de Daniel un cumplimiento significativo que trascienda de los tiempos ya pasados de Nabucodonosor, cumplimiento que cabe esperar según las pruebas hasta ahora presentadas. Por lo tanto, los “siete tiempos” representan 2.520 años.
Es un hecho histórico digno de mención el que —sobre la base de la información y pruebas presentadas— el número de marzo de 1880 de la revista Watch Tower identificase el año 1914 con el tiempo en que concluirían “los tiempos señalados de las naciones” (el permiso de gobernar que Dios había concedido a los gobernantes gentiles). Eso fue unos treinta y cuatro años antes de que llegara dicho año y de los sucesos trascendentales a los que dio comienzo. El periódico The World del 30 agosto de 1914, uno de los más importantes de Nueva York en aquel entonces, comentó lo siguiente en un artículo principal de su revista dominical: “El tremendo estallido de guerra en Europa ha cumplido una profecía extraordinaria. Durante el pasado cuarto de siglo, por medio de predicadores y de la prensa, los ‘Estudiantes Internacionales de la Biblia’ [...] han estado proclamando al mundo que el Día de la Ira profetizado en la Biblia amanecería en 1914”.
Los sucesos que acontecieron en el otoño del año 1914 E.C. y desde entonces, son historia que todos conocemos bien; aquel año vio el comienzo de la gran guerra, la primera guerra mundial de la historia de la humanidad y la primera que se peleó, no por la cuestión de la dominación de Europa solamente, ni de África ni de Asia, sino por la dominación del mundo. (Lu 21:7-24, 29-33; Apo 11:15-18; véanse PRESENCIA; ÚLTIMOS DÍAS.)
En 2 Corintios 6:2, el apóstol Pablo cita de la profecía de Isaías 49:8, que dice: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘En un tiempo de buena voluntad te he respondido, y en día de salvación te he ayudado; y seguí salvaguardándote para darte como pacto para el pueblo, para rehabilitar la tierra, para efectuar el recobro de las posesiones hereditarias desoladas’”. En su contexto original, estas palabras se dirigieron a Isaías como representación o personificación de la nación de Israel. (Isa 49:3.) Se trataba de una profecía de restauración, y, por tanto, tuvo su primer cumplimiento cuando Israel fue libertado de Babilonia y se dijo a los prisioneros israelitas: “¡Salgan!”. Después volvieron a su hogar y poblaron la tierra desolada. (Isa 49:9.)
No obstante, las palabras del versículo 8 de este capítulo, —“para darte como pacto para el pueblo”—, así como las anteriores del versículo 6 —donde se dice que este “siervo” de Jehová sería ‘dado por luz a las naciones, para que la salvación de Dios llegara hasta la extremidad de la tierra’—, indican de manera inequívoca que también se trata de una profecía mesiánica que aplica a Cristo Jesús en su función de “siervo” de Dios. (Compárese Isa 42:1-4, 6, 7 con Mt 12:18-21.) Puesto que este “tiempo de buena voluntad” era un tiempo en el que Jehová ‘respondería’ y ‘ayudaría’ a su siervo, debe referirse a la vida terrestre de Jesús, cuando “ofreció ruegos y también peticiones a Aquel que podía salvarlo de la muerte, con fuertes clamores y lágrimas, y fue oído favorablemente por su temor piadoso”. (Heb 5:7-9; compárese con Jn 12:27, 28; 17:1-5; Lu 22:41-44; 23:46.) Era, por lo tanto, un “día de salvación” para el propio Hijo de Dios, un período durante el cual tuvo la oportunidad de demostrar integridad perfecta, por lo que llegó a “ser responsable de la salvación eterna para todos los que le obedecen”. (Heb 5:9.)
Además, cuando Pablo citó de esta profecía, indicó que también aplicaba a aquellos cristianos a quienes instó a ‘no aceptar la bondad inmerecida de Dios y dejar de cumplir su propósito’, y a los que dijo (tras citar de Isa 49:8): “¡Miren! Ahora es el tiempo especialmente acepto. ¡Miren! Ahora es el día de salvación”. (2Co 6:1, 2.) Estos cristianos integraron el “Israel de Dios” espiritual a partir del Pentecostés de 33 E.C. (Gál 6:16), pero debían demostrar que eran dignos de la bondad inmerecida de Dios para que ese “tiempo acepto” fuese realmente un “día de salvación” para ellos.
El hecho de que la profecía aplicase originalmente a la restauración del Israel carnal también apuntaba a un tiempo de liberación del cautiverio espiritual y de volver a tener el pleno favor divino. (Compárese con Sl 69:13-18.)
A los judíos naturales que no apreciaron lo favorable del tiempo ni la oportunidad que se les ofrecía de formar parte del ‘Israel espiritual’, Pablo les anunció que se volvía a las naciones gentiles, y citó Isaías 49:6 para apoyar su decisión, al decir: “De hecho, Jehová nos ha impuesto el mandamiento con estas palabras: ‘Te he nombrado como luz de naciones, para que seas una salvación hasta la extremidad de la tierra’”. (Hch 13:47.) Como los términos “tiempo” y “día” indican transitoriedad, implican urgencia y la necesidad de aprovechar con sabiduría un período favorable antes de que llegue a su fin y haya pasado la oportunidad de beneficiarse de la misericordia de Dios y de su ofrecimiento de salvación. (Ro 13:11-13; 1Te 5:6-11; Ef 5:15-20.)
1:8.
¿Cómo demostraron los primeros cristianos un gran deseo de difundir la Palabra de Dios?.
A partir del Pentecostés del año 33 de nuestra era, los cristianos dieron un testimonio cabal siguiendo las instrucciones de Jesús registradas en Hechos 1:8. Llevaron las doctrinas cristianas a todos los rincones del mundo conocido de entonces (Col. 1:23). Algunos fueron inspirados para escribir “las buenas nuevas acerca de Jesucristo”, mientras que otros fueron copistas (Mar. 1:1; Mat. 1:1). Los primeros cristianos emplearon el códice, parecido al libro actual, para encuadernar juntos los escritos canónicos y facilitar así su estudio, consulta y distribución.
1:11.
¿En qué sentido ‘vendría Jesús de la misma manera’ como ascendió al cielo?.
Hech. 1:9-11: “Estando ellos [los apóstoles de Jesús] mirando, fue elevado y una nube se lo llevó de la vista de ellos. Y estando ellos mirando con fijeza en el cielo mientras él se iba, también, ¡mira! dos varones con prendas de vestir blancas estaban de pie al lado de ellos, y dijeron: ‘Varones de Galilea, ¿por qué están de pie mirando al cielo? Este Jesús que fue recibido de entre ustedes arriba en el cielo vendrá así de la misma manera que lo han contemplado irse al cielo.’” (Nótese que este texto dice “la misma manera”, no el mismo cuerpo (Este pasaje no usa el término griego morfé “forma”, sino trópos “manera”). ¿De qué “manera” ascendió él? Como lo muestra el versículo 9, desapareció de la vista, y solo sus discípulos observaron su partida.
Solo quienes gozan de discernimiento espiritual comprenden que Cristo está presente como Rey (Luc. 17:20). Los discípulos de Jesús fueron los únicos que lo vieron partir. El mundo en general no se dio cuenta de lo que pasó. Igualmente, solo los testigos de Jehová reconocen su vuelta invisible y su presencia, que comenzó en 1914.)
Esta expresión puede aplicarse a una calle, un sendero o una senda; también a una forma de actuar o línea de conducta, a un derrotero, comportamiento o procedimiento. En las Escrituras se utiliza muchas veces con referencia a una línea de conducta que aprueba o desaprueba Jehová Dios. (Jue 2:22; 2Re 21:22; Sl 27:11; 32:8; 86:11; Isa 30:21; Jer 7:23; 10:23; 21:8.) Desde la venida de Jesucristo, ha sido necesario aceptarle a él para poder tener una buena relación con Dios y acercarse a Él en oración. Jesús mismo enseñó a este respecto: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí”. (Jn 14:6; Heb 10:19-22.) De los que llegaban a ser sus seguidores se decía que pertenecían al “Camino”, es decir, que se adherían a un camino o modo de vivir que giraba en torno a la fe en Jesucristo y que seguía su ejemplo. (Hch 9:2; 19:9, 23; 22:4; 24:22.)
Jesucristo es “el camino”, es decir, es la única persona por medio de la cual es posible acercarse a Dios. Por eso, cuando oramos, tenemos que hacerlo en su nombre; solo así nos concederá el Padre lo que le pidamos conforme a su voluntad (Juan 15:16). Pero Jesús también es “el camino” en otro sentido, pues el pecado abrió una brecha entre Dios y la humanidad (Isa. 59:2). Por eso, Jesús tuvo que “dar su alma en rescate en cambio por muchos” (Mat. 20:28). En consecuencia, su sangre “nos limpia de todo pecado”, como explica la Biblia (1 Juan 1:7). Así, el Hijo abrió el camino para que nos reconciliáramos con el Padre (Rom. 5:8-10). Si ejercemos fe en Jesús y le obedecemos, podremos tener una buena relación con Dios (Juan 3:36).
¿Por qué se le llamó el “Camino” en el primer siglo al cristianismo? “El Camino.” Vgc: “el camino del Señor”; Syp: “el camino de Dios”; J17,18: “el camino de Jehová”. El cristianismo verdadero no es asunto de apariencia exterior. De hecho, en los primeros días del cristianismo se le llamaba el “Camino,” porque era más que adoración formal. (Hech. 19:9, 23) Era un CAMINO DE VIDA, un modo de vivir saturado de la adoración de Dios, guiado por su espíritu. (Juan 4:23, 24; 1 Cor. 2:11-13) Por todas las Escrituras Cristianas hallamos vigorosas expresiones que no dan cabida al servicio poco entusiasta a Dios. Al que desea ser cristiano verdadero se le dice: ‘Rehaga su mente,’ ‘sea hecho nuevo en la fuerza que impulsa su mente’ y ‘vístase de la nueva personalidad.’ (Rom. 12:2; Efe. 4:22-24) Junto con la testificación celosa, se enfatiza continuamente la buena conducta.—1 Ped. 1:15; 2:12; 3:16; 5:12.
¿Qué era “el camino de un sábado”? Tras ver a Jesús ascender al cielo desde el monte de los Olivos, sus discípulos volvieron a Jerusalén. Según el relato bíblico, esta ciudad se encontraba a una distancia descrita como “el camino de un sábado” (Hechos 1:12, notas). ¿Qué distancia era esa? Pues bien, un viajero era capaz de caminar más de 30 kilómetros (20 millas) en un solo día. Pero el monte de los Olivos no estaba tan lejos de Jerusalén. Entonces, ¿a qué se refería la expresión “el camino de un sábado”?
En tiempos bíblicos, el sábado era un día en el que los israelitas debían descansar de sus quehaceres cotidianos. Ni siquiera les estaba permitido encender fuego en su hogar (Éxodo 20:10; 35:2, 3). “Quédese sentado cada uno en su propio lugar —había ordenado Jehová—. No salga nadie de su localidad en el séptimo día.” (Éxodo 16:29.) Esta ley les daba la oportunidad de descansar de sus tareas y concentrarse en los aspectos espirituales de la vida.
No satisfechos con los preceptos de la Ley, ciertos rabinos legalistas estipularon —de forma arbitraria— la distancia máxima que podía caminarse durante un sábado para, por ejemplo, ir a adorar a Dios. A este respecto, una enciclopedia explica: “Como resultado de las rigurosas leyes sobre la observancia del sábado [...], se determinó que ese día ningún israelita podía caminar más de cierta distancia, conocida como el camino de un sábado” (Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature).
La palabra “camino” se usa varias veces en la Biblia para designar cierto trayecto. (Gé 31:23; Éx 3:18; Nú 10:33; 33:8.) La distancia recorrida en un día dependía del medio de transporte utilizado, de las circunstancias y del tipo de terreno. Como promedio, un día de viaje por tierra correspondía a unos 30 Km. o más, si bien la distancia recorrida “en día de sábado” era bastante inferior. (Mt 24:20).
En una ocasión Josefo dijo que esta distancia era de cinco estadios (925 m.), y en otra, que era de seis estadios (1.110 m.), probablemente porque la calculó desde dos puntos de partida distintos. Por otra parte, fuentes rabínicas basadas en Jos 3:4 indican que el “camino de un sábado” equivale a 2.000 codos (890 m. - 2.920 pies.)
Por los caminos.
En el mundo antiguo, los viajes terrestres eran más lentos, más fatigosos y probablemente más caros que los marítimos. Por desgracia, muchos lugares solo eran accesibles a pie.
El caminante podía recorrer cada día unos 30 kilómetros (20 millas). Estaba expuesto al sol, la lluvia, el calor, el frío y los demás elementos, así como a los ataques de ladrones.
Se comprende, por tanto, que Pablo mencionara entre sus peripecias los propios viajes, con sus “peligros de ríos” y “peligros por parte de salteadores” (2 Cor. 11:26).
El Imperio romano estaba interconectado por una amplia red de calzadas. A lo largo de estas arterias, se encontraban posadas a intervalos de un día de camino y, entre una posada y otra, casas de postas que vendían artículos de primera necesidad. Según cuentan los escritores de la época, todos estos establecimientos eran sucios y húmedos y se hallaban atestados de viajeros y de chinches. Tenían una pésima reputación, pues los frecuentaba lo peor de la sociedad. Y no era raro que los posaderos robaran a sus huéspedes o que les ofrecieran servicios de prostitución.
Es evidente que los cristianos evitaban en lo posible dichos lugares, aunque tal vez no tuvieran otra alternativa cuando viajaban por regiones donde carecían de parientes y amigos.
“Haz agradable tu senda”
Toma nota, levanta acta de todo lo bueno y positivo que te vaya sucediendo y guárdalo en la “despensa” de la mente para cuando lleguen los malos tiempos. Define lo que es verdaderamente importante para ti y no permitas que lo banal te preocupe. No caigas en el grave error de tratarte mal a ti mismo, ni pierdas el control porque las cosas no sucedan a tu gusto o los demás no las consideren como merecen. Atrévete a hacer siempre, y en primer lugar, aquello que temes pero es bueno para ti. Ahorrarás energía, estrés, desgaste y sentimientos de culpa. Aprende cada día a ser tú mismo y evita la rutina y el aburrimiento. No te compares con los demás ni compitas con nadie. Haz limpieza total de las cosas inútiles, de pensamientos y sentimientos negativos, de odios y rencores. No permitas que nadie organice tu vida y te conduzca a situaciones que tú no has elegido. Lleva la naturaleza a tu vida y déjate inundar de su fuerza y de su belleza. Ejercita tu cuerpo de forma constante y aliméntate de forma racional. Date un homenaje de vez en cuando, quiérete y no consientas que nadie te haga daño. |
Los términos hebreos mesil·láh (calzada) y dé·rekj (camino) y el término griego ho·dós (camino) se usan con relación a una vía, calzada o camino público que por lo general une pueblos o ciudades. (Véase CAMINO, EL.)
Desde tiempos antiguos, las ciudades y los reinos palestinos estuvieron unidos por calzadas y caminos, así como por varias rutas comerciales importantes. (Nú 20:17-19; 21:21, 22; 22:5, 21-23; Jos 2:22; Jue 21:19; 1Sa 6:9, 12; 13:17, 18; véase CAMINO DEL REY.) El camino considerado principal iba de Egipto a las ciudades filisteas de Gaza y Asquelón, luego giraba poco a poco hacia el NE. en dirección a Meguidó, pasaba por Hazor, al N. del mar de Galilea, y llegaba hasta Damasco. Aunque esta ruta, que atravesaba Filistea, era la más corta entre Egipto y la Tierra Prometida, Jehová bondadosamente llevó a los israelitas por otro camino para que no se descorazonaran debido a un ataque filisteo. (Éx 13:17.)
En la Tierra Prometida cobró importancia el mantenimiento de una buena red de caminos, pues solo había un centro de adoración para toda la nación. Este hecho hacía que muchos israelitas tuvieran que viajar considerables distancias cada año para cumplir con el requisito de la Ley de que todos los varones se reunieran para las tres fiestas anuales. (Dt 16:16.) Por otra parte, había que presentar los diezmos, las contribuciones y las ofrendas, ya fueran voluntarias u obligatorias, en el lugar que Jehová escogiera. (Dt 12:4-7.) Después de la construcción del templo de Salomón, ese lugar fue Jerusalén. Estos viajes por los caminos que iban hacia Jerusalén y de vuelta a sus hogares daban a los padres una buena oportunidad de enseñar a sus hijos la ley de Dios. (Dt 6:6, 7.)
También debían atenderse los caminos que llevaban a las seis ciudades de refugio. Tenían que estar bien marcados y libres de obstáculos para facilitar la huida del homicida involuntario. (Dt 19:3.) Según la tradición judía, en todos los cruces había señales que indicaban hacia dónde estaba la ciudad de refugio. (Talmud Babilonio, Makkot 10b.)
Aunque la Biblia no dice cómo eran los caminos antiguos, sí hace referencia a su construcción y mantenimiento. Se nivelaban las cuestas y otras irregularidades del terreno, se quitaban las piedras de los caminos y se terraplenaban. (Isa 40:3, 4; 57:14; 62:10.) El historiador Josefo dice que el rey Salomón pavimentó con piedra negra el camino que conducía a Jerusalén. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. VII, sec. 4.)
Sin embargo, no se sabe nada definido sobre la estructura de los caminos antiguos hasta los días del Imperio romano. Los romanos se distinguieron como constructores de carreteras, con las que enlazaron su vasto imperio para facilitar el movimiento de sus ejércitos. Sus carreteras estaban pavimentadas con piedras planas, y la calzada constaba de tres capas: (abajo) escombros, (en medio) losas de piedra unidas con mortero y (arriba) hormigón y gravilla. El centro de las carreteras estaba más elevado que los bordes, y estaban complementadas con mojones, bordillos de piedra y zanjas de drenaje. También había pozos a intervalos convenientes. Las carreteras romanas eran muy rectas y pasaban por encima de los montículos en vez de rodearlos. La famosa calzada romana llamada vía Apia tenía unos 5,5 m. de ancho y estaba pavimentada con grandes bloques de lava. Cuando el apóstol Pablo viajó a Roma en calidad de prisionero, pasó por esta calzada, de la que aún se utilizan algunas secciones. (Hch 28:15, 16; véase APIO, PLAZA DEL MERCADO DE.)
Las palabras de Isaías 19:23, que dicen que llegaría a haber “una calzada de Egipto a Asiria”, hacen alusión a las relaciones de amistad que habría entre estas dos naciones. Cuando Jehová liberó a su pueblo, es como si hubiera hecho para él calzadas que lo condujeran fuera de las tierras donde había estado cautivo. (Isa 11:16; 35:8-10; 49:11-13; Jer 31:21.)
Calzada romana.
La extensa red de calzadas romanas contribuyó a que los primeros cristianos difundieran las buenas noticias por todo el Imperio. El apóstol Pablo sin duda recorrió muchos kilómetros por estos caminos (Col 1:23). En este dibujo se puede ver cómo se solían construir las calzadas de piedra romanas. Para empezar, se marcaba por dónde iría el camino. Luego se cavaba una fosa y se llenaba con diferentes capas de piedra, mortero y arena que servían de base. Encima se colocaban grandes losas de piedra y en los bordes se ponían piedras que ayudaban a mantener el pavimento en su sitio. Los materiales que se usaban y la forma de la calzada, más elevada en el centro, evitaban que el agua se acumulara en la superficie. En las piedras de los bordes también se hacían desagües a intervalos regulares para escurrir el agua hacia las zanjas que había a ambos lados del camino. Los constructores de estas calzadas hicieron tan buen trabajo que algunas de ellas han sobrevivido hasta la actualidad. Pero la mayoría de las calzadas del Imperio romano no eran tan elaboradas. Las vías más comunes estaban hechas sencillamente de gravilla apisonada.
Versículo(s) relacionado(s): Hch 9:17; 28:14-16
Foto: Calzada romana en Tarso
Tarso es la ciudad donde nació Saulo, más tarde conocido como el apóstol Pablo. Fue la ciudad más importante de la región de Cilicia, que estaba en la esquina sureste de Asia Menor y que hoy día forma parte de Turquía (Hch 9:11; 22:3). Era una ciudad comercial grande y próspera. Estaba estratégicamente ubicada en una importante ruta comercial que iba de este a oeste por tierra y atravesaba los montes Tauro y las Puertas de Cilicia (un estrecho paso entre montañas con espacio para un camino de carretas). La ciudad también tenía un puerto que conectaba el río Cidno con el mar Mediterráneo. Tarso fue un centro de la cultura griega y tenía una importante comunidad judía. En esta fotografía se ven algunos de los restos que se conservan hoy día en la población del mismo nombre, situada a unos 16 km (10 mi) de donde desemboca el río Cidno en el Mediterráneo. A lo largo de la historia, varios personajes famosos visitaron la ciudad, entre ellos Marco Antonio, Cleopatra y Julio César, además de otros emperadores. El escritor y político romano Cicerón fue gobernador de la ciudad entre los años 51 y 50 antes de nuestra era. Tarso fue un importante centro educativo en el siglo primero de nuestra era y, según el geógrafo griego Estrabón, llegó a superar a las mismísimas Atenas y Alejandría. Así que Pablo tenía motivos para describir a Tarso como “una ciudad nada insignificante” (Hch 21:39).
Versículo(s) relacionado(s): Hch 9:11; 21:39
1:26.
¿Por qué había que reemplazar a Judas Iscariote?.
Aquello encajaba muy bien con esta promesa de Jesús: “Ustedes los que me han seguido también se sentarán sobre doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel” (Mat. 19:28). Por lo que se ve, Jehová tenía el propósito de que las “doce piedras de fundamento” de la Nueva Jerusalén fueran doce apóstoles que hubieran seguido a Jesús durante su ministerio terrestre (Apo 21:2, 14). De modo que permitió a Pedro comprender que la siguiente profecía debía cumplirse en el caso de Judas: “Su puesto de superintendencia tómelo otro” (Sal. 109:8).
¿Cómo se hizo la selección? Echando suertes (Pr 16:33). Aunque la toma de decisiones mediante sorteo era habitual en tiempos bíblicos, es la última vez que las Escrituras mencionan su utilización para este fin. Todo indica que cayó en desuso cuando se derramó el espíritu santo. Fijémonos, no obstante, en la razón por la que se empleó en este caso. Los apóstoles elevaron una oración en la que dijeron: “Tú, oh Jehová, que conoces los corazones de todos, designa cuál de estos dos hombres has escogido” (Hech. 1:23, 24). Así que lo que ellos pretendían era dejar la decisión en manos de Jehová. El que resultó elegido para formar parte del grupo de “los doce” fue Matías, probablemente uno de los 70 discípulos enviados por Jesús a predicar (Hech. 6:2).
Con el correr del tiempo, Pablo fue designado “apóstol a las naciones”, pero nunca formó parte del grupo de los doce (Rom. 11:13; 1 Cor. 15:4-8). Ese privilegio escapaba a su alcance, pues él no había seguido a Jesús durante su ministerio terrestre.
Converso, alguien que se ha convertido al judaísmo y, si es varón, se ha circuncidado. (Mt 23:15, nota.) La palabra griega pro·së·ly·tos se usa tanto en la Septuaginta como en las Escrituras Griegas Cristianas.
Por más de diecinueve siglos, Jehová trató con un pueblo especial que había escogido: la familia de Abrahán y su descendencia, principalmente la nación de Israel. Sin embargo, si alguien que no fuese hebreo o israelita deseaba servir a Jehová de acuerdo con los requisitos de la adoración verdadera, podía hacerlo, si bien tenía que convertirse a la religión verdadera, es decir, hacerse prosélito. La ley mosaica hizo provisiones específicas para una persona que no fuese israelita de origen pero que morase en Israel. Tal “residente forastero” podía llegar a ser un verdadero adorador de Jehová, circuncidándose, si era varón, en reconocimiento de que aceptaba la adoración verdadera. (Éx 12:48, 49.) El prosélito tenía la responsabilidad de obedecer toda la Ley, y los judíos naturales debían tratarlo como un hermano. (Le 19:33, 34; 24:22; Gál 5:3; véase RESIDENTE FORASTERO.) Aunque la palabra hebrea guer, que se traduce “residente forastero” (traducida generalmente por ‘extranjero’ en Val, 1960), no siempre se refiere a un converso a la religión (Gé 15:13; Éx 2:22; Jer 14:8), en las más de 70 ocasiones en que los traductores de la Septuaginta creyeron que sí se refería, la tradujeron por el vocablo griego pro·së·ly·tos.
Durante toda la historia de Israel hubo gentiles que se hicieron prosélitos judíos, diciendo implícitamente de los judíos lo que Rut la moabita le dijo a Noemí: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”. (Rut 1:16; Jos 6:25; Mt 1:5.) La oración de Salomón en la inauguración del templo refleja la actitud abierta y generosa de Dios para con aquellas personas de otras muchas naciones que quisieran servirle como prosélitos. (1Re 8:41-43.) Entre los no judíos mencionados por nombre y que se hicieron prosélitos estuvieron: Doeg el edomita (1Sa 21:7), Urías el hitita (2Sa 11:3, 11) y Ébed-mélec el etíope (Jer 38:7-13). En el tiempo de Mardoqueo, cuando los judíos recibieron permiso para ponerse de pie y defenderse, “muchos individuos de los pueblos del país se declaraban judíos”. (Est 8:17.) La Septuaginta dice: “Y muchos de los gentiles se circuncidaron, y se hicieron judíos”.
Activos en hacer prosélitos. Como resultado del exilio en Babilonia, el judaísmo se difundió extensamente. Los judíos de la Diáspora entraron en contacto con paganos de muchas naciones. El que se fundaran sinagogas y se dispusiera de las Escrituras Hebreas en lengua griega facilitó el que personas de todo el mundo romano conocieran la religión judía. Escritores antiguos, como Horacio y Séneca, testificaron que un gran número de personas de diversos países se unieron a los judíos y así se hicieron prosélitos. Josefo informó que los judíos que vivían en Antioquía de Siria “convirtieron a muchos griegos a su religión, y éstos fueron en adelante miembros de su comunidad”. (La Guerra de los Judíos, libro VII, cap. III, sec. 3.) La obra The Interpreter’s Dictionary of the Bible dice que “los judíos de Roma mostraban un espíritu de proselitismo tan intenso, que se les acusaba de intentar infestar a los romanos con su culto, de modo que en el año 139 a.C. el gobierno expulsó de la ciudad a los principales propagandistas” (edición de G. A. Buttrick, 1962, vol. 3, pág. 925). Por supuesto, puede que esta acusación haya sido infundada o exagerada, impulsada quizás por la política o por algún prejuicio racial o religioso. Sin embargo, Jesús mismo dijo que los escribas y fariseos hipócritas “atraviesan mar y tierra seca para hacer un solo prosélito, y cuando este llega a serlo, lo hacen merecedor del Gehena dos veces más que ustedes”. (Mt 23:15.)
Prosélitos a la fuerza. No todos los prosélitos judíos se convirtieron por medios pacíficos. El historiador Josefo informó que cuando Juan Hircano I conquistó a los idumeos, cerca del año 125 a. E.C., dijo al pueblo que si deseaban permanecer en su país, tenían que someterse a la circuncisión, y de esta manera los obligó a hacerse prosélitos. (Antigüedades Judías, libro XIII, cap. IX, sec. 1.) Aristóbulo, el hijo de Juan Hircano, hizo lo mismo con los itureos (libro XIII, cap. XI, sec. 3). Más tarde, judíos al mando de Alejandro Janeo destruyeron Pela (Pella) porque sus habitantes rehusaron hacerse prosélitos (libro XIII, cap. XV, sec. 4). Sin duda lo que les movía a hacer prosélitos eran razones políticas, más bien que el celo misionero.
Prosélitos que se hicieron cristianos. El registro de las Escrituras Griegas Cristianas indica que algunos prosélitos judíos circuncisos adoraban a Jehová con sinceridad. La muchedumbre de muchos países que oyó a Pedro en el día del Pentecostés del año 33 E.C. y se hizo cristiana estaba compuesta ‘tanto de judíos como de prosélitos’ (Hch 2:10), pues prosélitos de otros países habían viajado a Jerusalén en obediencia a la ley de Jehová. El eunuco etíope a quien Felipe bautizó también había ido a Jerusalén a adorar, y leía la Palabra de Dios mientras viajaba de regreso a su casa. (Hch 8:27-38.) La palabra eunuco debe tener aquí el significado de “oficial de la corte”, porque si estuviera castrado, no podría haberse hecho prosélito. (Dt 23:1; véase ETIOPÍA, ETÍOPE.) En los primeros tiempos de la congregación cristiana, se designó a “Nicolás, prosélito de Antioquía”, para que se encargara de tareas especiales relacionadas con la distribución de alimento, pues era un varón ‘lleno de espíritu y sabiduría’. (Hch 6:2-6.)
Las buenas nuevas se esparcen entre los gentiles. Hasta el año 36 E.C., el mensaje cristiano únicamente se había llevado a los judíos, a los gentiles que eran prosélitos judíos circuncisos y a los samaritanos. Aunque se dice que el italiano Cornelio era un “hombre devoto y que temía a Dios”, que “hacía muchas dádivas de misericordia al pueblo y hacía ruego a Dios continuamente”, no era prosélito judío, sino gentil incircunciso. (Hch 10:1, 2; compárese con Lu 7:2-10.) Cuando se abrió la puerta a los gentiles, la obra misional cristiana se expandió. No obstante, en muchas ocasiones Pablo predicaba primero a los judíos y a los prosélitos de las ciudades a las que viajaba, pues amaba mucho a sus hermanos judíos y tenía el deseo de que se pudieran salvar. (Ro 9:3; 10:1.) Por otra parte, era lógico dirigirse en primer lugar a los judíos y prosélitos, pues conocían a Jehová y sus leyes y esperaban al Mesías. Sus antecedentes les permitían, si tenían buen corazón, reconocer a Jesucristo como el cumplimiento de sus esperanzas y formar un núcleo firme para una congregación que podría enseñar a los gentiles, quienes no sabían nada acerca de Jehová y su Palabra.
¿QUIÉNES ERAN LOS PROSÉLITOS?
El discurso que dio Pedro en Pentecostés lo oyeron “tanto judíos como prosélitos” (Hechos 2:10).
Entre los hombres fieles nombrados a cargo del “asunto necesario” de la distribución diaria de comida estaba Nicolás, a quien se presenta como “prosélito de Antioquía” (Hech. 6:3-5). Los prosélitos eran gentiles (es decir, no judíos) convertidos al judaísmo. A todos los efectos se les consideraba judíos, ya que habían aceptado al Dios de Israel y la Ley mosaica, habían repudiado a los demás dioses, se habían incorporado a Israel y, si eran varones, se habían circuncidado.
Tras la liberación del exilio en Babilonia, en el año 537 a. E.C. muchos israelitas se asentaron fuera de su país, aunque continuaron practicando su religión. Este hecho llevó a que se conocieran sus creencias por todo el Oriente Próximo e incluso en lugares más lejanos. Horacio, Séneca y otros escritores de la antigüedad dan fe de que fueron muchas las personas de diversas naciones que se sintieron atraídas a los judíos y a su fe, y que terminaron uniéndose a sus comunidades como prosélitos.
2:37.
¿Cómo podemos ayudar a las personas con quienes estudiamos a aplicar lo que aprenden, sin decidir por ellas?.
Al tratar un principio bíblico, podemos referirnos a una situación cotidiana y preguntar al estudiante cómo le ayudaría a enfrentarse a ella dicho principio. Si explicamos los textos bíblicos y señalamos su correcta aplicación, como hizo Pedro en Pentecostés, las personas que buscan la verdad con sinceridad se sentirán impulsadas a dar los pasos oportunos (Hech. 2:37).
2:41.
¿Cómo es posible que miles de personas estuvieran listas para el bautismo el mismo día que oyeron las buenas nuevas?.
En aquel día tan emocionante, Pedro dijo a los prosélitos y judíos que respondieron al mensaje: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes” (Hech. 2:38). Como consecuencia, recibieron la inmersión unos tres mil, probablemente en los estanques de Jerusalén y las cercanías. ¿Actuaron por arrebato, por puro impulso? ¿Da a entender este relato que los estudiantes de la Biblia y los hijos criados en hogares cristianos deban bautizarse cuanto antes, aunque no estén preparados? ¡Ni mucho menos! Hay que tener presente que los prosélitos y los judíos bautizados en Pentecostés ya eran buenos estudiantes de las Escrituras y pertenecían a una nación dedicada a Jehová. Además, habían demostrado su devoción, pues en muchos casos habían recorrido grandes distancias para acudir a la fiesta. Lo único que les faltaba era aceptar las verdades fundamentales acerca del papel que desempeña Jesús en el propósito divino. Una vez que lo hicieron, estuvieron listos para seguir sirviendo a Dios, pero ya como seguidores bautizados de Cristo.
2:43.
¿De donde sacamos nosotros el valor para ir a predicar?.
Enfurecidos por lo que estaban realizando los discípulos de Jesús, los líderes religiosos arrestaron a Pedro y a Juan y les ordenaron que dejaran de hablar de su Maestro. Una vez que fueron liberados, los dos apóstoles informaron a los hermanos lo que había ocurrido. Preocupados por la oposición, todos juntos le oraron a Jehová y le pidieron: “Concede a tus esclavos que sigan hablando tu palabra con todo denuedo”. ¿Cuál fue el resultado? “Todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo, y hablaban la palabra de Dios con denuedo.” (Hech. 2:41; 4:24-31.) Es de notar que los discípulos obtuvieron el valor que necesitaban para proclamar el mensaje gracias al poderoso espíritu santo de Jehová. De igual modo hoy día, nosotros hablamos de la verdad con todos, incluso con nuestros adversarios, no porque seamos valientes por naturaleza, sino porque Jehová nos da su espíritu santo; solo es cuestión de que se lo pidamos. Así es, con la ayuda de Jehová podremos resistir con valor todo tipo de oposición (Sal. 138:3).
2:44-47; 4:34, 35.
¿Por qué vendieron los creyentes sus posesiones y distribuyeron el producto de sus ganancias?.
Muchos de los que se hicieron creyentes habían venido de lugares lejanos y no tenían suficientes provisiones para alargar su estadía en Jerusalén. Sin embargo, deseaban quedarse más tiempo allí para seguir aprendiendo acerca de su nueva fe y dar testimonio. A fin de ayudarlos, algunos cristianos vendieron sus propiedades y distribuyeron los fondos a los necesitados.
Esta medida temporal satisfacía la necesidad surgida al quedarse muchos visitantes en Jerusalén para profundizar en la fe. Como los bienes se compartían voluntariamente, no se trataba de algún tipo de comunismo (Hech. 5:1-4).
3:22.
¿Cuánta influencia ha ejercido Jesucristo en la historia?.
Hace dos mil años nació un bebé tan especial que su nacimiento motivó a una multitud de ángeles a alabar a Jehová, alabanza que oyó un grupo de pastores (Luc. 2:8-14). Pasaron los años, y el bebé creció hasta convertirse en un hombre. Entonces, a los 30 años de edad, ese hombre comenzó una labor que duró apenas tres años y medio, pero que cambiaría por completo la historia de la humanidad. El historiador Philip Schaff dijo lo siguiente de él: “Sin escribir una sola línea, inspiró más sermones, oraciones, debates, libros, obras de arte y cantos de alabanza que todos los grandes hombres de la historia juntos”. El excepcional personaje del que hablamos es nada menos que Jesucristo. El apóstol Juan dijo: “Hay, de hecho, muchas otras cosas también que Jesús hizo, que, si se escribieran alguna vez en todo detalle, supongo que el mundo mismo no podría contener los rollos que se escribieran” (Juan 21:25).
4:11.
¿Cuándo citó Pedro del Salmo 118:22, y qué relación tenía con la muerte y resurrección de Jesús?.
Esta [Jesús] es ‘la piedra que fue tratada por ustedes los edificadores como de ningún valor, que ha llegado a ser cabeza del ángulo’. Además, no hay salvación en ningún otro, porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos” (Hechos 4:10-12).
En este pasaje Pedro citó del Salmo 118:22, y lo aplicó a la muerte y resurrección de Jesús. Los judíos, incitados por sus guías religiosos, rechazaron a Jesús (Juan 19:14-18; Hechos 3:14, 15). El que “los edificadores” rechazaran la piedra resultó en la muerte de Cristo, pero el que esta ‘se convirtiera en la cabeza del ángulo’ significó que sería levantado en gloria espiritual para vivir en el cielo. Tal como predijo el salmista, ‘esto vino a ser de parte de Jehová mismo’ (Salmo 118:23). Hacer de “la piedra” la Cabeza del ángulo implicaba ensalzar a Jesús a la posición de Rey nombrado (Efesios 1:19, 20).
4:13.
¿Eran Pedro y Juan hombres analfabetos y sin instrucción?.
En español, la palabra iletrado significa “con poca instrucción” e incluso “analfabeto”.
Un comentario bíblico da la siguiente explicación: “Es poco probable que estas expresiones se usaran en sentido literal, como si Pedro no hubiera recibido educación o no supiera leer y escribir [y lo mismo cabe decir de Juan]. No son más que un reflejo de las profundas diferencias sociales existentes entre aquellos jueces y los apóstoles” (The New Interpreter´s Bible).
Se les llamó “iletrados y del vulgo” porque no habían asistido a las escuelas rabínicas para recibir formación religiosa.
4:29.
¿Qué le ayudará a hablar desde la plataforma con la misma naturalidad con que lo hace en una conversación?.
Prestar más atención a las ideas que a las palabras contribuye a que la presentación tenga el estilo de una conversación. El estilo podría volverse forzado o falto de naturalidad si el discurso se memoriza o las notas son muy detalladas. Hable en su forma habitual. No se concentre en usted, sino en Jehová y la necesidad que tiene la gente de aprender acerca de él. Prepárese bien para la lectura pública. Lea con sentimiento y teniendo muy presente el sentido del texto.
4:31.
¿Qué desafíos de la predicación exigen valentía?.
Dios nos ha concedido el honor inigualable de proclamar su Reino. Sin embargo, esta obra encierra muchos desafíos. Aunque algunas personas aceptan con gusto las buenas nuevas, la gran mayoría se parece a los contemporáneos de Noé, quienes, como dijo Jesús, “no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos” (Mat. 24:38, 39). Algunos incluso se burlan de nosotros o se muestran hostiles (2 Ped. 3:3). La oposición pudiera venirnos de parte de autoridades, compañeros de estudios o trabajo y hasta de familiares. Por si fuera poco, tenemos que lidiar con nuestras propias debilidades, como la timidez y el miedo al rechazo. En efecto, existen muchos factores que nos dificultan hablar la palabra de Dios “con franqueza de expresión” y “con denuedo” (Efe. 6:19, 20). Ahora bien, lo valiente no quita lo cortés (Col. 4:6). Debemos ser decididos, pero también pacíficos (Rom. 12:18).
5:11a.
¿Cuál es el uso más frecuente que se da en las Escrituras Hebreas a la palabra congregación?.
La palabra hebrea que suele verterse “congregación” viene de una raíz que significa “convocar” o “congregar” (Deuteronomio 4:10; 9:10). En los Salmos aparece aludiendo a los ángeles del cielo y también a una banda de malhechores (Salmo 26:5; 89:5-7). Sin embargo, en las Escrituras Hebreas se aplica la mayoría de las veces a los israelitas. Dios prometió que Jacob “llegar[ía] a ser una congregación de pueblos”, y así sucedió (Génesis 28:3; 35:11; 48:4). Los israelitas fueron llamados, o elegidos, para ser “la congregación de Jehová”, “la congregación del Dios verdadero” (Números 20:4; Nehemías 13:1; Josué 8:35; 1 Samuel 17:47; Miqueas 2:5).
5:13.
¿Cómo es que “ni uno solo de los demás tenía ánimo para unirse a [los discípulos]”, según Hechos 5:13?.
El descubrimiento y ejecución de los hipócritas y taimados Ananías y Safira fue un ejemplo amonestador. Después de aquel suceso, nadie con malos motivos tenía ánimo para unirse a los discípulos.
5:29.
¿Cómo demostraron los cristianos del siglo primero que no obedecían ciegamente a las autoridades humanas?.
La actitud de los cristianos hacia la autoridad es distinta de la del mundo. Pero eso no significa que obedezcamos ciegamente todo lo que se nos pide. Hay ocasiones en las que no podemos someternos a la voluntad de quienes tienen autoridad sobre nosotros. Así ocurrió con los cristianos del siglo primero. Por ejemplo, cuando el sumo sacerdote y otros miembros del Sanedrín ordenaron a los apóstoles que dejaran de predicar, estos no los obedecieron. Para ellos era más importante complacer a Dios que a las autoridades humanas (Hech. 5:27-29). Ahora bien, los siervos de Dios no adoptamos esta valerosa postura por terquedad. Tampoco es porque queramos rebelarnos contra el sistema político, como la gente del mundo. La adoptamos porque estamos decididos a someternos a la autoridad de Jehová antes que a la de cualquier ser humano. Cuando la ley humana se opone a la divina, tenemos claro lo que debemos hacer: obedecemos a Dios más bien que a los hombres.
5:34-39.
¿Cómo es posible que Lucas supiera lo que Gamaliel dijo ante el Sanedrín en una sesión a puerta cerrada?.
Hay al menos tres posibilidades:
1) Pablo, un antiguo alumno de Gamaliel, se lo contó a Lucas;
2) Lucas habló con algún miembro del Sanedrín que simpatizaba con los cristianos, como Nicodemo, o
3) Lucas recibió la información por inspiración divina.
5:42.
¿Qué instrucciones sobre la predicación recibieron los apóstoles, y qué debían hacer para cumplirlas?.
La predicación de casa en casa tiene base bíblica. Cuando Jesús envió a los apóstoles a predicar, les dio estas instrucciones: “En cualquier ciudad o aldea que entren, busquen hasta descubrir quién en ella es merecedor”. ¿Y cómo debían realizar esa búsqueda? Visitando los hogares de la gente, pues Jesús les dijo: “Al entrar en la casa, salúdenla; y si la casa lo merece, venga sobre ella la paz que le desean”. ¿Necesitaban invitación los apóstoles para hacer sus visitas? No, como se deduce de estas palabras de Jesús: “Dondequiera que alguien no los reciba ni escuche sus palabras, al salir de aquella casa o de aquella ciudad, sacúdanse el polvo de los pies” (Mat. 10:11-14). Tales instrucciones dejan claro que ellos debían tomar la iniciativa y visitar a la gente en su casa conforme fueran recorriendo “el territorio de aldea en aldea” para declarar las buenas nuevas (Luc. 9:6).
6:1-6.
¿Qué problema surgió, y cómo lo resolvieron los apóstoles?.
La joven congregación tendría que enfrentarse a un peligro sutil, una amenaza desde el interior. ¿De qué se trataba? Pues bien, recordemos que muchos de los recién bautizados eran extranjeros que se habían quedado temporalmente en Jerusalén para profundizar su fe. Y los discípulos de la ciudad habían donado con gusto fondos para proporcionarles alimentos y cubrir otras necesidades (Hech. 2:44-46; 4:34-37). Llegados a este punto, se produjo una situación delicada: mientras que las viudas de lengua hebrea se beneficiaban de “la distribución diaria [de comida]”, no ocurría igual con las de lengua griega, sino que “se las pasaba por alto” (Hech. 6:1). Al parecer, eran víctimas de trato discriminatorio, una de las formas de conducta que más divisiones puede crear.
Los apóstoles, actuando como el consejo, o cuerpo, que gobernaba la creciente congregación, señalaron que sería imprudente que ellos “[dejaran] la palabra de Dios para distribuir alimento” (Hech. 6:2). Así que explicaron a los discípulos que, para atender este “asunto necesario”, querían nombrar a siete varones “llenos de espíritu y de sabiduría” y les pidieron sus recomendaciones (Hech. 6:3). Hacían falta hombres capacitados, pues no se trataba tan solo del servicio de comidas, sino del manejo de fondos, la adquisición de provisiones y la contabilidad. Todos los seleccionados tenían nombres griegos, lo que tal vez los hiciera más aceptables para las viudas ofendidas. Los apóstoles analizaron las recomendaciones a la luz de la oración y luego designaron a estos siete hermanos para que atendieran este “asunto necesario”.
Dado que los siete hermanos se ocuparían de la distribución de comida, ¿quedarían exentos de predicar las buenas nuevas? No. Entre los designados figuraban Esteban, quien pronto daría un testimonio lleno de fuerza y valentía, y Felipe, a quien se llamaría “el evangelizador” (Hech. 6:8-10; 21:8). Es obvio que todos ellos siguieron proclamando con celo el Reino.
6:1.
¿Por qué se escribió en griego una parte de la Biblia?.
El apóstol Pablo indicó que “las sagradas declaraciones formales de Dios” les fueron encomendadas a los judíos (Romanos 3:1, 2). Debido a ello, la primera parte de la Biblia fue escrita principalmente en su idioma, el hebreo. Entonces, ¿por qué se redactaron en griego las Escrituras Cristianas?
En el siglo IV antes de nuestra era, los soldados que servían a las órdenes de Alejandro Magno hablaban diversos dialectos del griego clásico, los cuales estaban en proceso de fusión y terminaron convirtiéndose en el griego koiné (común). Las campañas de Alejandro contribuyeron a que este idioma llegara a constituir la lengua internacional de la época. Pues bien, para entonces hacía unos dos siglos que los judíos habían salido del exilio en Babilonia. Pero muchos de ellos, en lugar de volver a Palestina, se habían dispersado por otros lugares, por lo que habían perdido el perfecto dominio del hebreo y principalmente hablaban griego (Hechos 6:1). Para su beneficio se realizó una traducción de las Escrituras Hebreas al griego koiné, conocida como la Septuaginta.
Cierta obra especializada señala que ningún otro idioma tenía “la riqueza, la flexibilidad y el carácter internacional y universal del griego” (Dictionnaire de la Bible). La amplitud y precisión de su vocabulario, su exhaustiva gramática y la capacidad de sus verbos para expresar matices lo convertían en “un idioma ideal para comunicarse y difundir ideas, justo lo que el cristianismo necesitaba”. Siendo así, resulta muy comprensible que el mensaje cristiano fuera redactado en griego.
Algunas porciones pequeñas de las Escrituras Hebreas se escribieron en arameo. Además, parece que Mateo redactó su Evangelio inicialmente en hebreo y que luego él mismo lo tradujo al griego.
6:4.
¿En qué tarea se concentraron los doce apóstoles?.
Jesús eligió a los doce apóstoles y los envió a predicar las buenas nuevas. Esa sería su principal tarea (Mar. 3:13-15). Dicha comisión correspondía muy bien con el significado básico de la palabra griega apóstolos, que se deriva de un verbo que significa “enviar”. Pero más adelante, cuando estaba a punto de formarse la congregación cristiana, los apóstoles empezaron a desempeñar un “puesto de superintendencia” (Hech. 1:20-26). Las palabras de Hech. 6:4 fueron pronunciadas a raíz de un problema con la distribución diaria de alimento entre las viudas (Hech. 6:1-3). La decisión de los apóstoles contó con la bendición de Jehová, pues “la palabra de Dios siguió creciendo, y el número de los discípulos siguió multiplicándose muchísimo en Jerusalén” (Hech. 6:7). Como vemos, la responsabilidad de dar alimento espiritual a la congregación recaía principalmente en los apóstoles (Hech. 2:42).
6:8.
¿En qué sentidos se encontraba Esteban “lleno de gracia y de poder”?.
Al parecer, a que tenía don de gentes, o carisma. Era amable y cortés, y hablaba con persuasión, convenciendo a muchos de sus oyentes de la sinceridad y provecho de sus palabras. Por otro lado, estaba lleno de poder, ya que en él actuaba el espíritu santo, cuya guía acataba con humildad. Pero en vez de andar presumiendo de sus muchos dones y habilidades, daba toda la gloria a Jehová y se interesaba, más que nada, en el bienestar de sus oyentes. No es de extrañar que sus adversarios lo vieran como un contrincante temible.
6:9.
¿Quiénes eran la “sinagoga de los Libertos”?.
Un liberto era un esclavo emancipado. Entre los que disputaron con Esteban estuvieron hombres de la “llamada sinagoga de los Libertos.” (Hech. 6:9) Se ha dicho que los que pertenecían a la “Sinagoga de los Libertos [literalmente, “libertinos”]” eran judíos que hubieran sido tomado cautivos por los romanos pero que posteriormente hubieran sido puestos en libertad. Otra opinión es que estas personas eran esclavos libertos que se habían hecho prosélitos judíos. La Versión Armenia los llama “libios”, es decir, naturales de Libia. (w77 399)
6:11.
¿Qué doble acusación lanzaron contra Esteban los enemigos de la verdad?.
Sus detractores presentaron una doble acusación de blasfemia: contra Dios y contra Moisés.
Contra Dios porque, según ellos, había atacado con sus palabras el “lugar santo”, es decir, el templo de Jerusalén (Hech. 6:13). Y contra Moisés porque, supuestamente, había criticado la Ley que él entregó y había tratado de cambiar las costumbres que este había transmitido. Eran imputaciones muy graves, ya que los judíos de la época concedían mucha importancia al templo y a los detalles de la Ley, junto con el sinnúmero de tradiciones orales que le habían añadido. Por lo tanto, presentaban a Esteban como elemento peligroso y digno de la pena capital.
7:2.
¿Qué información única encontramos en el discurso de Esteban?.
El discurso de Esteban (Hech. 7:2-53) contiene datos que no encontramos en ningún otro pasaje de la Biblia, como los detalles sobre la formación que recibió Moisés en Egipto, la edad que tenía cuando abandonó ese país y el tiempo que estuvo residiendo en Madián.
7:58.
¿Tenía el Sanedrín autoridad para ordenar ejecuciones por cuenta propia?.
Es dudoso que, bajo las leyes romanas, el Sanedrín estuviera autorizado a ordenar ejecuciones por cuenta propia (Juan 18:31). En todo caso, la muerte de Esteban parece más el linchamiento de una turba enardecida que una acción judicial.
7:59.
¿Oró Esteban a Jesús?.
No. Nuestra adoración y, por lo tanto, nuestras oraciones, solo deben dirigirse a Jehová Dios (Luc. 4:8; 6:12). En circunstancias normales, Esteban se hubiera dirigido a Jehová en el nombre de Jesús (Juan 15:16). Pero en esta ocasión contempló una visión del “Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios” (Hech. 7:56). Como sabía que Jesús había recibido la autoridad para levantar a los muertos (Juan 5:27-29), Esteban le pidió, o apeló, a Jesús que salvaguardara su fuerza de vida hasta la resurrección, pero eso no fue una oración (Juan 5:27-29).
8:1.
¿Es suficiente con que uno se guíe por los dictados de su conciencia?.
Pues bien, es verdad que debemos escuchar a la conciencia, pero también es cierto que esta pudiera transmitirnos un mensaje muy engañoso. En efecto, la voz del “hombre que somos interiormente” tal vez nos desoriente (2 Cor. 4:16). Veamos el caso de Esteban, devoto cristiano “lleno de gracia y de poder”. Algunos judíos se lo llevaron fuera de Jerusalén para matarlo a pedradas. Junto a esos homicidas, “aproba[ndo] el asesinato”, se encontraba Saulo de Tarso, quien tiempo después sería el apóstol Pablo. Parece que aquellos judíos estaban tan convencidos de estar haciendo lo correcto que no les molestaba para nada la conciencia. Y lo mismo debió de ocurrir con Saulo, ya que más tarde estaba “respirando todavía amenaza y asesinato contra los discípulos del Señor”. Es obvio que se había deformado la voz de su conciencia (Hech. 6:8; 7:57-60; 9:1). ¿Por qué? Saulo seguramente estaba condicionado por el compañerismo con judíos que odiaban a Jesús.
8:1a.
¿Estaba Pablo libre de culpa de sangre, se contradicen Hch 8:1 ↔ Hch 20:26?.
Hechos 20:26, 27 dice que Pablo se consideraba a si mismo “limpio de la sangre de todo hombre”, mientras que en Hch 8:1-3 se lee de que Saulo, por su parte, aprobaba el asesinato de Esteban.
Pablo tenía fe y conocía el valor redentor del sacrificio de Jesucristo, por lo que sabia que su derrotero anterior había sido limpiado y que ahora estaba perdonado y borrado su error, una vez en este estado aprobado por Jehová, no permitió hacerse culpable de la sangre de las personas que tenían el derecho de conocer las buenas nuevas.
En este nuevo estado de aprobación Pablo estaba aludiendo a una profecía en Ezequiel en la cual el atalaya sobre las murallas de la ciudad hace sonar la trompeta para advertir a la gente de la proximidad del peligro. Pero si los habitantes de la ciudad no hacen caso a su advertencia, el atalaya no será responsable por la sangre que sea derramada (Eze 33:4; y véase Hch 3:17–19).
8:15.
¿No recibían los bautizados directamente el espíritu santo?.
En aquella época, lo habitual era que los nuevos discípulos fuesen ungidos con espíritu santo en el momento de su bautismo, lo que les daba la oportunidad de ir al cielo para servir con Jesús como reyes y sacerdotes (2 Cor. 1:21, 22; Apo 5:9, 10; 20:6). Sin embargo, en este caso, los samaritanos no fueron ungidos al bautizarse. Recibieron el espíritu santo y los consiguientes dones milagrosos más tarde, cuando Pedro y Juan les impusieron las manos.
8:27-38.
¿Basta con tener la Biblia y leerla para adquirir el conocimiento exacto?.
El solo tener la Palabra de Dios y leerla personalmente no basta para adquirir el conocimiento exacto que nos coloca en el camino a la vida. Recuerde al funcionario real etíope que leía la profecía de Isaías pero no la entendía. Felipe el evangelizador le explicó la profecía, y después de aquello el etíope estuvo listo para bautizarse como discípulo de Cristo. (Hechos 8:27-38.) Es obvio que se requiere más que solo leer la Biblia personalmente, en vista de lo que dice Efesios 4:11-13, donde Pablo muestra que Cristo no solo dio algunos como apóstoles y profetas inspirados, sino que también dio “algunos como evangelizadores, algunos como pastores y maestros, con miras al reajuste de los santos, para obra ministerial, para la edificación del cuerpo del Cristo, hasta que todos logremos alcanzar la unidad en la fe y en el conocimiento exacto del Hijo de Dios, a un hombre hecho”.
8:30.
¿Cómo podríamos usar preguntas para entablar conversaciones en el ministerio del campo?.
Muchos Testigos invitan a las personas a expresarse escogiendo un tema de interés local y diciendo: “¿Se ha preguntado alguna vez...?” o “¿Qué le parece...?”. Mucha gente está más dispuesta a escuchar si antes se le da la oportunidad de expresar su parecer.
8:36.
¿Se bautizó el etíope por impulso?.
No fue una decisión impulsiva. Se trataba de un prosélito judío y, por lo tanto, de alguien que ya tenía bastante conocimiento de las Escrituras, lo que incluía las profecías mesiánicas. Una vez que aprendió el papel que desempeña Jesús en el propósito de Dios, pudo bautizarse sin más demora.
9:4a.
¿Qué pasos debemos dar para superar la persecución?.
Para superar la persecución, debemos dar cuatro pasos:
1) Decidirnos a ser leales a Jehová, cueste lo que cueste.
2) Pedirle ayuda (Fili. 4:6, 7).
3) Dejar la venganza en sus manos (Rom. 12:17-21).
4) Confiar en que nos dará fuerzas para aguantar la prueba hasta que la elimine (Fili. 4:12, 13).
9:17.
Si Ananías no era un apóstol, ¿cómo pudo éste impartir espíritu santo a Saulo?.
Por regla general, los dones del espíritu se recibían solo a través de los apóstoles. Pero en este caso excepcional, parece que Jesús autorizó a Ananías para transmitírselos a Saulo, el instrumento, o “vaso”, que había escogido. Por lo visto, Cristo se encargó de que obtuviera el poder necesario para cumplir con su misión como predicador, ya que por buen tiempo no tendría ningún contacto con los apóstoles y es muy probable que tuviera muchísimo que hacer durante ese período.
9:22.
Basándose en Hechos 13:16-41 y Hechos 17:2, 3, cómo ‘probó lógicamente Pablo que Jesús es el Cristo’.
En primer lugar, Pablo estableció un terreno común: se basó en el hecho de que los judíos afirmaban creer lo que decían las Escrituras Hebreas sobre el Mesías. Luego escogió secciones de las Escrituras que trataban sobre la vida y el ministerio de este, y mostró cómo se relacionaban con Jesús. Por último, el apóstol ayudó a sus oyentes a llegar a la conclusión obvia de que Jesús era el Mesías, o Cristo.
9:43; 10:6
¿Tiene alguna relevancia que el apóstol Pedro se alojara en casa de un curtidor antes de visitar a Cornelio?.
El relato del libro de Hechos cuenta que Pedro permaneció “bastantes días [...] en Jope con cierto Simón, curtidor”, cuya casa estaba “junto al mar” (Hechos 9:43; 10:6). Los judíos consideraban inmundo y degradante el oficio decurtidor; de hecho, el Talmud lo consideraba peor que quien se dedicaba a recoger excrementos de perro. Por su trabajo, Simón tenía contacto diario con cadáveres de animales, lo que lo convertía en una persona inmunda ceremonialmente hablando (Levítico 5:2; 11:39). Según diversas fuentes, es muy probable que utilizara agua marina en sus tareas y que, debido a “lo maloliente del proceso”, su negocio estuviese situado a las afueras de la ciudad.
Pese a todo, Pedro no tuvo reparos en alojarse con Simón. Esta acción indica que tal vez había aprendido a rechazar, a imitación de Jesús, los prejuicios de los judíos contra la gente que consideraban inmunda (Mateo 9:11; Lucas 7:36-50).
10:26.
¿Qué actitud equilibrada tiene la gran muchedumbre sobre “el esclavo fiel y discreto” y su Cuerpo Gobernante?.
Hoy día solo unos cuantos hombres ungidos por espíritu santo tienen la responsabilidad de representar a la clase del esclavo. Ellos forman el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. Estos hombres supervisan la obra del Reino y el programa de alimentación espiritual. Al igual que en el siglo primero, el Cuerpo Gobernante no consulta a cada uno de los miembros de la clase del esclavo antes de tomar una decisión (Hech. 16:4, 5). Los miembros de la gran muchedumbre agradecen el alimento espiritual que se produce bajo la dirección del Cuerpo Gobernante. Y aunque respetan a la clase del esclavo, tienen cuidado para no exaltar a nadie que afirme pertenecer al esclavo. Ningún cristiano que realmente ha sido ungido con el espíritu de Dios quiere o espera que lo traten así (Hech. 14:14, 15).
10:42.
¿De qué comisión habló Pedro en casa de Cornelio?.
Una reunión que marcaría un hito en la relación de Dios con los seres humanos. Ese devoto hombre era Cornelio, y fue a él a quien el apóstol Pedro dirigió las palabras de Hechos 10:34, 35. El testimonio de Pedro acerca de Jesús dio su fruto. Aquellos gentiles incircuncisos recibieron espíritu santo, fueron bautizados y tuvieron la oportunidad de llegar a ser reyes con Jesús en el cielo. ¡Qué extraordinarios resultados produjo la predicación del apóstol! (Hech. 10:22, 34-48.) Unos dos años antes de aquella reunión, alrededor del año 34, un feroz enemigo del cristianismo pasó por una experiencia que le cambió la vida. Saulo de Tarso iba camino a Damasco cuando Jesús se le apareció y le ordenó: “Entra en la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer” (Hech. 9:3-6). Al llegar a donde estaba Saulo, Ananías le dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha escogido [...], porque has de ser testigo [ante] todos los hombres” (Hech. 22:12-16).
10:44, 45.
¿Por qué fue especial la conversión de Cornelio y otros gentiles en el año 36?.
Al menos por lo que consta en las Escrituras, esta es la única ocasión en la que el espíritu se derramó antes del bautismo. Reconociendo que aquel fenómeno excepcional era una muestra de la aprobación de Dios, el apóstol “mandó que fueran bautizados” aquellos gentiles (Hech. 10:48). Esa conversión, que tuvo lugar en el año 36 E.C., marcó el fin de un período de favor especial para los judíos (Dan. 9:24-27). Al intervenir Pedro en este caso, dio uso a la tercera y última de “las llaves del reino”, la cual abrió a los incircuncisos la posibilidad de ser cristianos ungidos (Mat. 16:19).
1:8. La obra mundial de predicar que efectúan los siervos de Jehová no se puede realizar sin la ayuda del espíritu santo.
4:36-5:11. José de Chipre recibió el sobrenombre de Bernabé, que significa “Hijo del Consuelo”. Los apóstoles tal vez lo llamaron así porque era afectuoso, amable y servicial. Debemos ser como él, y no como Ananías y Safira, quienes recurrieron al fingimiento, la hipocresía y el engaño.
9:23-25. Eludir a nuestros enemigos para seguir predicando no es cobardía.
9:28-30. Si resulta física, moral o espiritualmente peligroso predicar en ciertos vecindarios o a ciertas personas, debemos ser prudentes y selectivos respecto a dónde y cuándo predicamos.
9:31. En épocas de paz relativa debemos procurar fortalecer nuestra fe mediante el estudio y la meditación. Estos hábitos nos ayudarán a andar en el temor de Jehová, pues pondremos en práctica lo que aprendemos y seremos celosos en el ministerio.
Unos nueve meses más tarde, Pablo (también llamado Saulo) selecciona a Silas para que lo acompañe, y emprende su segundo viaje misional (Hech. 15:40). Timoteo y Lucas se unen al apóstol durante el viaje. Lucas permanece en Filipos, mientras que Pablo viaja a Atenas y luego a Corinto, donde conoce a Áquila y Priscila y pasa un año y seis meses (Hech. 18:11). A principios del año 52, Pablo deja a Timoteo y a Silas en Corinto y, junto con Áquila y Priscila, se embarca rumbo a Siria (Hech. 18:18). Este matrimonio lo acompaña hasta Éfeso —donde se quedan—, y Pablo continúa su viaje.
Tras pasar algún tiempo en Antioquía de Siria, Pablo emprende su tercer viaje en el año 52 (Hech. 18:23). En Éfeso, “la palabra de Jehová sigu[e] creciendo y prevaleciendo” (Hech. 19:20). Pablo permanece allí unos tres años (Hech. 20:31). En el Pentecostés del año 56 se halla en Jerusalén. Después de ser arrestado, da un testimonio con intrepidez ante las autoridades. El apóstol pasa dos años bajo arresto domiciliario en Roma (c. 59-61), y desde allí encuentra maneras de predicar acerca del Reino y de enseñar “las cosas respecto al Señor Jesucristo” (Hech. 28:30, 31).
Respuestas a preguntas bíblicas:
11:4-16.
¿Cómo justificó Pedro su visita al incircunciso Cornelio?.
Tan pronto como llegó a Jerusalén, “los apoyadores de la circuncisión se pusieron a contender con él”. Estaban inquietos porque “había entrado en casa de varones que no eran circuncisos y había comido con ellos” (Hech. 11:1-3). Aquellos discípulos judíos no objetaban a que los gentiles abrazaran el cristianismo, pero insistían en que, para que Jehová los aceptara, debían obedecer los preceptos de la Ley mosaica, lo que incluía la circuncisión. Es obvio que a muchos cristianos hebreos les costaba trabajo desprenderse de la Ley.
Según Hechos 11:4-16, mencionó cuatro pruebas de que Jehová lo había guiado:
1) la visión de origen divino (versículos 4-10);
2) la orden del espíritu (versículos 11, 12);
3) la visita del ángel a Cornelio (versículos 13, 14), y
4) el descenso del espíritu santo sobre los gentiles (versículos 15, 16).
Concluyó con un razonamiento irrebatible: “Si Dios les dio a [los creyentes gentiles] la misma dádiva gratuita [del espíritu] que también dio a nosotros los [judíos] que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para [...] estorbar a Dios?” (Hech. 11:17).
11:19.
¿En qué consistió la diáspora, y qué zonas incluyó?.
El término alude a los judíos que vivían fuera de Palestina. En el siglo primero, las mayores concentraciones de judíos se hallaban en Siria, Asia Menor, Babilonia y Egipto. Había comunidades más pequeñas en la parte europea del Imperio romano.
11:26.
¿Por qué dice la Traducción del Nuevo Mundo en Hechos 11:26 que “a los discípulos por providencia divina se les llamó cristianos”, mientras que otras versiones de la Biblia no incluyen la idea de “providencia divina”?.
Sin duda, Jehová dirigió los asuntos para que se les llamara cristianos, pues la palabra griega “kjre·ma·tí·zo” significa “ser llamado por providencia divina”, y se usa en la Biblia con relación a lo que proviene de Dios.
11:28.
¿Cuando sucedió esta hambruna?.
El historiador judío Josefo menciona que esta “gran hambre” tuvo lugar durante el reinado del emperador Claudio (41-54 de nuestra era).
13:22.
¿Cómo pueden los seres humanos alegrar a Dios?.
Como toda persona viva real, Jehová posee la capacidad de pensar, actuar y sentir. Él es el “Dios feliz” y se deleita en llevar a cabo su propósito (1 Timoteo 1:11; Salmo 104:31). Cuanto mejor conozcamos sus sentimientos, mejor sabremos qué hacer para alegrar su corazón.
14:3.
¿Cómo emplean los ancianos su tiempo sabiamente?.
Todo siervo dedicado a Jehová debería preguntarse: “¿Reservo tiempo todos los días para leer las Santas Escrituras, meditar y orar?” (Sal. 77:12; 119:97; 1 Tes. 5:17). “¿Me preparo para las reuniones y animo a los demás con mis comentarios?” (Sal. 122:1; Heb. 2:12.) Tal como hicieron Pablo y Bernabé, ¿podría usted hacer ciertos cambios en su vida para pasar “bastante tiempo” predicando, tal vez como precursor? (Heb. 13:15.) Los superintendentes cristianos, por ejemplo, pasan mucho tiempo fortaleciendo a los demás. Aparte de participar en el servicio del campo, se esfuerzan por pastorear el rebaño con cariño, ir a buscar a las ovejas perdidas, ayudar a los enfermos y atender muchos otros deberes de la congregación. Si usted es un hermano bautizado, pregúntese: “Si me lo permiten las circunstancias, ¿podría asumir mayores responsabilidades? ¿Qué estoy haciendo para lograrlo?”.
14:8-13.
¿Por qué los habitantes de Listra llamaron “Zeus a Bernabé, pero Hermes a Pablo”?.
Zeus era el dios supremo de la mitología griega, y a su hijo Hermes se le conocía por su elocuencia. Como Pablo era quien llevaba la palabra, la gente de Listra lo llamó Hermes, y a Bernabé, Zeus.
15:25.
¿Cómo llegaron los miembros del cuerpo gobernante al “acuerdo unánime” de que no era necesario que los creyentes gentiles se circuncidaran para ser salvos?.
Primero, Pedro relató la conversión de Cornelio y su casa para mostrar cómo Dios había otorgado el espíritu santo a los creyentes gentiles incircuncisos (Hech. 15:7-9). Después, Bernabé y Pablo contaron sus experiencias con personas de las naciones que se habían hecho creyentes (Hech. 15:12). Y por último, Santiago aludió a Amós 9:11, 12 (Hech. 15:13, 16). De modo que los hechos y las Escrituras inspiradas hicieron que la decisión correcta fuera evidente a todos.
15:39.
¿Cómo sabemos que Pablo y Marcos solucionaron sus diferencias?.
Sin duda Marcos fue un evangelizador fiel y confiable, ya que Pablo lo elogió años después. En efecto, cuando el apóstol se hallaba preso en Roma, le escribió a Timoteo una carta en la que le pidió que fuera a verlo y además le dijo: “Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para ministrar” (2 Tim. 4:11).
16:6, 7.
¿Por qué prohibió el espíritu santo que Pablo y sus compañeros predicaran en el distrito de Asia y Bitinia?.
Allí había pocos trabajadores, y el espíritu santo los guió a campos más productivos.
16:23.
¿Cómo usaremos el tiempo de espera?.
Toda la calidad de nuestra vida depende de nuestra actitud, nuestro adelanto y posibilidades en la vida dependerá en gran parte de la calidad de nuestra actitud y de saber esperar en Jehová con confianza y fe de que cuando Jehová habrá el paso, el camino estará limpio para poder recibir bendiciones.
La organización de Jehová se compara con un coche en movimiento, la realidad es que también en la Teocracia hay embotellamientos que obstruyen nuestro servicio, ¿Cómo usamos ese tiempo? Deberíamos verlo como una oportunidad de fortalecernos nosotros mismos disfrutando la relativa inactividad, animándonos, estudiando, orando y cogiendo nuevo impulso para nuestro servicio sagrado, es curioso que una gran cantidad de los libros de la Biblia se escribieron en circunstancias adversas.
La vida se compone en gran parte en tiempos de espera, en vez de quejarnos y echarle la culpa a los que nos rodean, repasando el pasado, debemos concentrarnos en el presente y futuro, si Jehová hubiera querido que nos concentremos en el pasado nos habría puesto ojos en la espalda, pero Él nos lo puso en la frente, para mirar hacia adelante, podemos cultivar la paciencia no al tener que esperar sino por la manera edificante en que usamos el tiempo de espera. Satanás jamás podrá obstruir el paso a la bendición que Jehová nos tiene reservada a su debido tiempo si sabemos esperar en Él.
16:30.
¿Es creer en Jesucristo todo lo que se requiere para la salvación?.
Hech. 16:30-32, VV (1977): “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos [Pablo y Silas] dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor [“Dios”, NC, EH (1976), también BJ, nota] a él y a todos los que estaban en su casa”. (En este asunto de ‘creer en el Señor Jesucristo’, ¿bastaba tan solo con que este hombre dijera sinceramente que había creído? Pablo mostró que se requería más que eso; a saber, tener conocimiento y aceptar la Palabra de Dios, así como Pablo y Silas pasaron a predicarla al carcelero. ¿Sería genuina la creencia de alguien en Jesús si no adorara al Dios a quien Jesús adoró, si dicha persona no pusiera en práctica lo que Jesús enseñó en cuanto a la clase de personas que sus discípulos deberían ser, o si no hiciera la obra que Jesús mandó que hicieran sus seguidores? No podemos ganarnos la salvación; solo es posible obtenerla sobre la base de la fe en el valor del sacrificio de la vida humana de Jesús. Pero tenemos que vivir en conformidad con la fe que profesamos, aunque el hacerlo incluya el pasar por dificultades. En Mateo 10:22 [VV (1977)] Jesús dijo: “El que persevere hasta el fin, éste será salvo”.)
17:2.
¿Cómo lograrán los oradores que las Escrituras sean el fundamento de sus discursos?.
En lugar de limitarse a enunciar declaraciones y aportar información, el orador debe esmerarse en mostrar que el asunto del que habla se basa en las Escrituras. Después de escoger ciertos textos bíblicos, puede examinarlos, explicarlos a la luz del contexto, ilustrarlos y aplicarlos. Los oradores deben esforzarse por ayudar a los oyentes a entender la Biblia y reconocer lo que deben hacer en armonía con la voluntad divina.
17:2a.
¿Qué decisiones debe tomar el orador a fin de convertir un bosquejo en una explicación bíblica sustanciosa?.
El orador decidirá cuánto tiempo dedicar a los puntos secundarios. Tiene que pensar en las ideas que hagan más hincapié en la Palabra de Dios, las que infundan aprecio por Jehová y sus dádivas, las que transmitan las ideas centrales del discurso y las que beneficien más al auditorio.
17:2b.
¿Cómo razonaba Pablo “a partir de las Escrituras”?.
Pablo relacionó sucesos de la vida y el ministerio de Jesús, demostró que estaban predichos en las Escrituras Hebreas y concluyó de modo contundente. Citaba textos bíblicos, aislaba ciertas palabras o frases y pasaba a explicar su significado.
Pablo razonaba con sus oyentes a partir de las Escrituras, apelando tanto al corazón como a la lógica (Hech. 17:4). Usted también debe tratar de llegar al corazón de aquellos que lo escuchan. Emplee argumentos convincentes que se basen en la Biblia. Si utiliza preguntas que demuestren verdadero interés por las personas, “sacará” lo que hay en su interior (Pro. 20:5). En vez de hacer afirmaciones categóricas, utilice argumentos sencillos, lógicos y contundentes que se basen en lo que enseña la Palabra de Dios. Es mejor utilizar un solo versículo y explicarlo bien que leer dos o tres sin aclararlos. El uso de pruebas suplementarias también “añade persuasiva” a nuestras palabras, es decir, las hace más convincentes (Pro. 16:23). En efecto, habrá ocasiones en las que tendremos que buscar información adicional.
17:6.
¿Por qué dijeron de los cristianos que habían “trastornado la tierra habitada”?.
Los misioneros del siglo primero ayudaron a muchas personas a abrazar el cristianismo. Por ejemplo, Felipe fue a Samaria y allí encontró muchedumbres dispuestas a escucharlo (Hech. 8:5-8). Pablo viajó largas distancias con diversos compañeros para llevar el mensaje cristiano a Chipre, ciertas regiones de Asia Menor, Macedonia, Grecia e Italia, y el resultado fue que multitudes de judíos y de griegos se hicieron creyentes en varias de las ciudades donde predicó (Hech. 14:1; 16:5; 17:4). Tito cumplió con una asignación de servicio en Creta (Tito 1:5). Pedro dio testimonio en Babilonia, y para cuando escribió su primera carta (entre los años 62 y 64), la obra cristiana ya estaba difundida por el Ponto, Galacia, Capadocia, el distrito de Asia y Bitinia (1 Ped. 1:1; 5:13). ¡Qué tiempos tan emocionantes! Aquellos cristianos predicaron con tanto celo que sus enemigos dijeron que habían “trastornado la tierra habitada” (Hech. 28:22).
17:7.
¿Qué decreto es probable que tuvieran presente los acusadores?.
Según explica un afamado especialista, en aquel entonces estaba en vigor un decreto imperial que prohibía vaticinar “la llegada de un nuevo rey o reino, particularmente si se afirmaba que iba a suplantar o juzgar al emperador existente”. De modo que los enemigos bien pudieron haber distorsionado el mensaje de Pablo presentándolo como contrario al citado decreto (véase “Los césares y el libro de Hechos”).
Recordemos que los guías religiosos habían acudido a Pilato para presentar una acusación muy parecida contra Jesús (Luc. 23:2). Muy posiblemente por miedo a que el emperador pensara que él estaba tolerando alta traición, Pilato había permitido la ejecución de Cristo. Las denuncias contra los cristianos tesalonicenses también pudieron haber tenido graves consecuencias. Según una obra especializada, “no es una exageración señalar que los exponían a un gran peligro, pues ‘las meras insinuaciones de traición contra los emperadores solían acarrear la muerte de los acusados’”.
17:11.
¿Qué tipo de estudio personal estimula Hechos 17:11?.
El estudio continuo y diligente de las Escrituras que redunda en las bendiciones de convicción y fe firme (Col 1:9, 10).
17:11a.
¿Significa esto que los cristianos de Tesalónica no valoraban la Palabra de Dios?.
No. En realidad, este comentario no se refería a los hermanos de Tesalónica, sino a la mayoría de los judíos de aquella ciudad. Pablo dijo que quienes “recibieron la palabra de Dios [...] la aceptaron, no como palabra de hombres, sino [...] como palabra de Dios” (1 Tes. 2:13).
17:18.
¿Qué insinuaron algunos cuando tildaron a Pablo de “charlatán”?.
Debido a las palabras de Pablo acerca de Jesús y la resurrección, unos filósofos entraron en una polémica con él. Algunos eran epicúreos, personas que daban mucha importancia al placer. Otros eran estoicos, y recalcaban la autodisciplina. ‘¿Qué quisiera decir este charlatán?’, preguntaron algunos. La palabra “charlatán” (literalmente: “recogedor de semillas”) daba a entender que Pablo era como un pájaro que recogía semillas, y que repartía pequeñas porciones de conocimiento, pero que no tenía sabiduría. Otros dijeron: “Parece que es publicador de deidades extranjeras”. Esto era grave, pues Sócrates había perdido la vida por una acusación como aquella. Pronto Pablo fue llevado al Areópago (la colina de Marte), que puede que haya sido donde el tribunal supremo se reunía al aire libre cerca de la Acrópolis.
17:21.
¿Cuál es una manera de dar lo mejor a Jehová?.
El mundo que nos rodea y nuestra propia imperfección nos impulsan a pensar solo en las diversiones o a estar muy ocupados con nuestros asuntos personales. Es cierto que “para todo hay un tiempo señalado”, tanto para los ratos de ocio como para nuestro empleo, el cual nos permite mantenernos y cumplir nuestras obligaciones bíblicas (Ecl. 3:1). Pero el cristiano dedicado debe usar su tiempo de manera sabia y equilibrada. En nuestros días hay muchas personas que pierden el tiempo, tal como hacían los atenienses. Se entretienen con la televisión, los videojuegos, Internet e infinidad de cosas más. Cada vez hay más distracciones que pueden robarnos el tiempo. Si bajamos la guardia, podríamos descuidar nuestras necesidades espirituales. Incluso podríamos llegar a pensar que estamos demasiado ocupados para las actividades relacionadas con el servicio a Jehová, que en realidad son “las cosas más importantes” (Fili. 1:9, 10).
★1. Un gato negro que camina hacia ti o que se cruza en tu camino
MALA SUERTE: Aunque en Egipto se creía que el gato era la reencarnación de los dioses, siglos después, la Iglesia Católica lo consideró como la reencarnación del diablo, por lo que eran quemados. El negro se identificaba con el diablo por ser el color de la noche. En casi toda Europa y en Norteamérica se cree que un gato negro trae mala suerte si se aleja de ti, pero buena suerte si camina hacia ti.
★2. Colgar una herradura detrás de la puerta
BUENA SUERTE: Según los griegos, el hierro -en forma de media luna- protegía de los hechizos, así que la herradura colocada en la puerta impedía la entrada de las brujas y del mal. Tradicionalmente se creía que las herraduras otorgaban más suerte eran las de los borricos, porque tienen siete agujeros, un número mágico por excelencia.
★3. Un cuadro torcido o que cae de la pared donde está colgado
MALA SUERTE: Esta idea tiene su origen en la Grecia clásica, donde se creía que si el retrato de un monarca o una celebridad caía al suelo sufriendo serios daños significaba que iba a morir en poco tiempo.
★4. Escupir
BUENA SUERTE: Se cree que escupir evita males. Plinio dejó escrito en su historia natural: "es sorprendente, aunque fácilmente comprobable, que si alguien ha sido golpeado y se escupe enseguida en la palma de la mano del agresor, el dolor de la víctima se alivia al momento. Algunos incrementan la fuerza de sus golpes escupiendo en sus manos antes de realizar cualquier esfuerzo". Se dice también que con esa fuerza se podía golpear mejor al Diablo.
★5. Encender tres cigarrillos con la misma cerilla
MALA SUERTE: Se cree que en una guerra -no se sabe con precisión cual, y en ocasiones se habla de la Primera Guerra Mundial, en otras de la Guerra Civil Española...- tres soldados encendieron sus cigarrillos con la misma cerilla y el enemigo vio la llama del primero, apuntó en la del segundo y disparó sobre el tercero.
★6. Poner un sombrero sobre la cama
MALA SUERTE: Poner un sombrero encima de la cama es presagio, en España e Italia, de que algo malo va a ocurrir. Esta superstición tiene otro significado: que se te quedará la mente en blanco. Esta creencia viene probablemente del simbolismo del sombrero, que representa la cabeza y los pensamientos y es símbolo de identificación personal.
★7. Derramar la sal
MALA SUERTE: Su origen data del año 3.500 a.C. Ya entonces se creía que la sal era incorruptible, razón por la cual se convirtió en símbolo de amistad. De ahí la creencia de que si se tira, la amistad se romperá. Para contrarrestar ese supuesto efecto maldito, se debe echar una pizca de la sal derramada sobre el hombro izquierdo.
★8. Romper un espejo
MALA SUERTE: Se dice que ocasiona siete años de maldición. El espejo era un elemento mágico de adivinación, por lo que si se rompía, era para no mostrar una imagen aterradora del futuro. Siete años es el tiempo que, supuestamente, tardaba en renovarse un cuerpo.
★9. Apagar las velas de un soplido
BUENA SUERTE: Fue en la Baja Edad Media alemana donde surgió la idea de colocar en las tartas de cumpleaños tantas velas como años cumplían los niños más una. Para dejar atrás los años cumplidos y pasar a los siguientes, se debían apagar todas las velas de un solo soplido.
★10. Decir "Jesús" o "Salud" cuando alguien estornuda
BUENA SUERTE: Se debe a que el estornudo era el principio de muy diversas enfermedades y por eso se pedía a Dios que apartase el peligro de cualquier infección.
También se dice que era para evitar que entrara el demonio a través de la boca.
★11. Encontrar un trébol de cuatro hojas
BUENA SUERTE: Es un símbolo sagrado para los druidas de las Islas Británicas, que ya en el año 200 a.C. pensaban que con él se podía ver a los demonios.
Según la leyenda, cuando Eva fue expulsada del Paraíso se llevo un trébol de cuatro hojas; por eso, desde entonces, se cree que da suerte.
★12. Llevar una pata de conejo
BUENA SUERTE: Su origen está en la antigua creencia de que cada pueblo descendía de un animal, que no podía ser cazado ni comido. Seguramente, los celtas nos trajeron la creencia de que el nuestro era el conejo. Seis siglos antes de Cristo ya era utilizada como amuleto para alejar el mal. Además, la pata de conejo era también un símbolo fálico capaz de hacer fértiles a las mujeres.
★13. Pasar debajo de una escalera
MALA SUERTE: Es por el triágulo que forma ésta con la pared. Antiguamente se pensaba que todos los triángulos eran un símbolo sagrado, tanto las pirámides como la trilogía de la Santísima Trinidad y, por lo tanto, era un sacrilegio pasar bajo ese arco.
Se cree que, una vez que se había pasado, el mal se conjuraba cruzando los dedos, escupiendo una vez bajo la escalera o tres veces después de cruzarla. También se relaciona esta superstición con el patíbulo: siempre había que usar una escalera de mano para colocar la soga y también para retirar el cadáver: la muerte y la escalera iban siempre muy unidas. Otra creencia proviene de los cuadros de la crucifixión, en los cuales figuraba una escalera bajo la cual Lucifer veía con furia cómo Jesús moría para salvar a la humanidad. De ahí la costumbre de santiguarse para preservarse de las furias del Diablo o ahuyentar el peligro.
★14. Colocar el pan boca abajo en la mesa o dejarlo caer al suelo
MALA SUERTE: El pan es un alimento básico. Por ello han sido varias las supersticiones que ha generado en su forma de hacerlo, cortarlo, comerlo y ofrecérselo a los demás. Ponerlo boca abajo se supone que traerá mala suerte por tratarse en realidad de una ofensa al cuerpo de Cristo; asimismo, cuando se caiga al suelo es costumbre besarlo y hacer tres cruces para alejar las desgracias.
★15. Derramar el vino
MALA SUERTE: Cuando viertes el vino en la mesa debes aplicarte en seguida un poco del mismo sobre la frente para atraer la buena suerte; si se trata de champán tienes que tocarlo entonces con la punta de los dedos y dártelo sobre el lóbulo de la oreja para conseguir una felicidad eterna. La causa de esta creencia puede ser que el inicio del feto es el lóbulo de la oreja. Por ese motivo, al empaparlo en champán estás deseando que tu vida se vea rodeada de toda clase de felicidad y dicha. Esta bebida espumosa también se suele romper contra los barcos en su botadura para desearles con este gesto buena suerte en su travesía.
★16. Dejar las tijeras abiertas
MALA SUERTE: Este instrumento debe permanecer cerrado mientras no se usa porque atrae la mala suerte. Si se cae al suelo y queda con las puntas abiertas apuntando hacia ti, recógelo y echa sal por encima del hombro izquierdo para ahuyentar los malos espíritus. En Grecia se creía que la moira Atropos cortaba con las tijeras el hilo de la vida, así que de alguna forma los objetos cortantes dirigen el destino y son símbolo de muerte repentina.
★17. Tocar madera
BUENA SUERTE: Un posible origen tiene que ver con los trozos que se conservaron de la Santa Cruz. Otro, proviene de Estados Unidos, donde hace 4.000 años los indios veneraban al roble como la morada de los dioses. Este material simboliza también la protección maternal y aleja el peligro.
★18. Poner la cama con los pies hacia la puerta
MALA SUERTE: Viene del dicho popular: "los muertos salen siempre de la casa con los pies por delante".
★19. Empezar el día con el pie izquierdo
MALA SUERTE: Ya Petronio aludía en el "Satiricón" a la mala suerte de entrar en un lugar con el pie izquierdo. En España puede tener su origen en la tradición celta y en el movimiento solar, siempre hacia la derecha. El efecto negativo se elimina al santiguarse tres veces.
★20. Martes y 13
MALA SUERTE: La maldición del número trece tiene su origen en la última cena de Jesucristo con los doce apóstoles, en la que fue delatado.
Se cree que si se sientan a comer trece personas en una misma mesa, una de ellas morirá antes de un año.
El día de la semana varia: en España, México y Grecia se teme al martes y trece; y en los países anglosajones al viernes y trece, porque en viernes fue ejecutado Jesús.
★21. El día de la boda, llevar algo prestado, algo nuevo, algo azul y algo viejo
BUENA SUERTE: No se sabe cuándo comenzó la costumbre de que la novia, el día de su boda, llevara "algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul". Algo prestado representa el presente, algo viejo el pasado, algo nuevo el futuro y algo azul simboliza la pureza.
★22. Que el novio vea a la novia antes de la ceremonia o que esta se mire al espejo
MALA SUERTE: Antiguamente se consideraba que hacer cualquiera de estas dos cosas era sinónimo de adelantar acontecimientos positivos que quedarían así "gafados". Otra explicación es que la novia no podía mirarse en el espejo antes de celebrarse el matrimonio si estaba completamente ataviada, porque se proyecta su imagen de ésta antes de estar casada y esto podía hacer que los dioses pusieran en duda su derecho a contraer matrimonio. Si desea ver su aspecto, deberá dejar sin ponerse los guantes o alguna otra prenda.
★23. Besarse los novios al final de la ceremonia
BUENA SUERTE: El beso era el símbolo de la consumación del matrimonio. En la Antigüedad, los contrayentes hacían el amor públicamente para consumarlo.
★24. Arrojar arroz en un a boda
BUENA SUERTE: Antiguamente se tiraban trocitos de dulce a la novia, como símbolo de felicidad y de fertilidad. Pero en la época de vacas flacas se les tiraba trigo o arroz, ya que era bastante más barato.
★25. Entrar en el nuevo hogar alzando a la novia
BUENA SUERTE: Se cree que con este gesto se protegía a la novia de los hechizos, además de evitarle que fortuitamente tropezara al pasar la barrera del mundo exterior al interior e íntimo del hogar, símbolo de mal agüero; y por otro, para que no perdiese la virginidad por obra de la tierra en vez de por su marido.
★26. Ir de luna de miel
BUENA SUERTE: El viaje postnupcial proviene de la huida que en tiempos de Atila, rey de los hunos, seguía al rapto y matrimonio de la hija, y se llama así por la costumbre de que los novios bebieran un brebaje durante el viaje que contenía vino y miel.
★27. Abrir el paraguas bajo techo
MALA SUERTE: La primera noticia que se tiene de esta creencia data del siglo XVIII en inglaterra, donde creían que daba mala suerte por la negatividad que existía entre el paraguas y la casa, ya que ésta protege a sus habitantes y no tolera ninguna protección adicional. Si alguien lo abría sobre su cabeza, supuestamente esa persona moría antes de que acabase el año.
★28. El perejil
BUENA SUERTE: En la Antigua Grecia el perejil estaba considerado como una planta sagrada que simbolizaba el triunfo y la resurrección. Llevados por esta creencia, los griegos adornaban las tumbas con coronas de perejil.
★29. Taparse la boca al bostezar
BUENA SUERTE: Proviene de la costumbre de hacer la señal de la cruz sobre la boca abierta, para evitar que se metiera el demonio, debido al dicho popular: "por puerta abierta, el Diablo se cuela". También se pensaba que en una de esas exhalaciones se podía escapar el alma."
★30. Cruzar los dedos
BUENA SUERTE: Antes de la era cristiana, existía la costumbre que dos personas enlazaran sus dedos indices formando una cruz para expresar un deseo; una apoyaba a la otra mentalmente para que éste se cumpliera. La cruz, en la era precristiana, siempre ha sido el símbolo de la perfección y en su unión residían los espíritus benéficos. La costumbre se ha ido simplificando hasta nuestros días, donde se da por valido con cruzar dos dedos de una mano.
★31. Poner la escoba al revés detrás de la puerta
BUENA SUERTE: En realidad, en relación a esta superstición, no podemos hablar realmente de buena o mala suerte. A las brujas siempre se las ha descrito subidas en una escoba para acudir a los aquelarres; de ahí que antiguamente se creyera que colocando una escoba a las puertas de una casa donde se sospechaba que había entrado una, ésta no resistiría la tentación de cogerla y salir volando. Así, si llega una visita molesta, hay que colocar una escoba invertida detrás de una puerta y el inoportuno abandonará tu casa.
★32. Llevar una escoba usada al cambiarse de casa
MALA SUERTE:No se deberá llevar una escoba usada al cambiarse de casa, ya que el hacerlo atraerá la mala suerte y traerás con ella las desgracias del hogar anterior.
★33. Barrer los pies de una soltera o una viuda
MALA SUERTE: Esto quería decir que no se casarían. Tiene también que ver con las brujas y sus vehículos preferidos para asistir a los aquerrales: las escobas.
★34. Poner cáctus en las ventanas
BUENA SUERTE: Una creencia popular afirma que esta planta aleja el mal de la casa. Su gran capacidad para absorber la humedad del ambiente lo convierte en un poderoso protector contra los espíritus malignos, que necesitan la humedad para desarrollarse. La costumbre de colocar cáctus en las puertas y ventanas, observada en toda la cuenca mediterránea europea y asiática, proviene de la creencia que si los espíritus encuentran agua a su paso, pueden ahogarse al cruzarla y quedar así retenidos en ese sitio.
★35. Tocar la joroba de un jorobado
BUENA SUERTE: Asegura un éxito en breve plazo.
★36. Ver una rata
MALA SUERTE: A este animal siempre se le han atribuido malos augurios. Sin embargo, esta idea sólo tiene que ver con la coincidencia de la aparición de plagas de estos roedores con desastres históricos como la peste bubónica.
★37. Una pestaña caída
BUENA SUERTE: El Diablo colecciona pestañas y, según la tradición, perder una significa correr toda clase de peligros. Así que si se te cae, colócala en el dorso de la mano y lánzala por encima del hombro o sitúala en la punta de la nariz, sopla para que salte y pide un deseo.
★38. Sentir un zumbido de oídos
BUENA SUERTE: Cuando te silban los oídos pide a alguien que te diga un número. La letra del alfabeto correspondiente a dicho número será la primera del nombre de la persona con la que esperas casarte. "El izquierdo para el amor y el derecho para el rencor". Si te pellizcas inmediatamente el oído derecho cuando éste te silba, la persona que te está criticando se morderá la lengua.
★39. Tirar monedas a un pozo o una fuente
BUENA SUERTE: Viene del antiguo rito adivinatorio de arrojar alfileres o piedras a un pozo, con el fin de saber si un hecho se iba a cumplir o no. Si al caer salían burbujas, significaba que lo que se había solicitado se llegaría a cumplir.
★40. Que alguien te eche el mal de ojo
MALA SUERTE: Tradicionalmente se ha creído que al reflejarse en la pupila de un ojo, podíamos quedar atrapados por ella. Por esto, desde la antigua roma hasta la edad media, aquellas personas que tenían cataratas u otro defecto visual, a menudo eran sacrificadas en la hoguera. Grecia, Turquía y Egipto tiene muy extendida la creencia de que existen personas con poderes maléficos en la mirada; incluso, aunque sea de forma inconsciente pueden hacer daño si clavan sus ojos en algo. Antiguamente se atribuía al mal de ojo enfermedades de origen desconocido. Lo echaban las brujas, los gitanos, los gafes y los bizcos y afectaba a los niños. Para protegerse hay que llevar ajos, oro y plata, ojos de cristal azul y herraduras.
17:26.
¿Cómo dejan claro las Escrituras que todos los humanos somos iguales ante Dios, y qué efecto debe tener esta verdad en nuestro ministerio?.
Hechos 17:26 dice: “[Dios] hizo de un solo hombre toda nación de hombres”. El Creador no ha mostrado parcialidad a nadie debido a diferencias sociales o alguna otra circunstancia (Job 34:19). Al morir, todos somos iguales (Sal. 49:10; Ecl. 9:5, 10). Toda persona que deposite su fe en Jesucristo tiene la oportunidad de obtener vida eterna (Juan 3:16). Estas verdades deberían impulsarnos a llevar las buenas nuevas a “hombres de toda clase” sin distinción (1 Tim. 2:4).
17:27.
¿De qué dos maneras podemos conocer a Dios?.
En efecto, quienes buscan a Dios pueden llegar a conocerlo. ¿Cómo? Una manera es “leyendo” el libro de la creación, el cual nos enseña muchísimo acerca de la personalidad y el poder de Dios. Así es, podemos aprender mucho sobre el Creador reflexionando con aprecio en su creación (Rom. 1:20). También tenemos la Biblia, un libro en el que Jehová nos dice muchas cosas acerca de sí mismo (2 Tim. 3:16, 17). Cuanto más meditemos en sus obras y más nos interesemos en sus tratos, mejor llegaremos a conocerlo (Sal. 77:12). Seguir a Cristo también nos ayudará a acercarnos más a Jehová. “Antes que el mundo fuera”, Jesús disfrutaba de una posición muy gloriosa al lado de su Padre (Juan 17:5). Él es “el principio de la creación por Dios” (Apo 3:14). Durante los millones y millones de años que vivió en el cielo con su Padre, “el primogénito de toda la creación” hizo muchísimas cosas (Col. 1:15). Era el compañero inseparable de Jehová.
18:12-17.
¿Por qué no interfirió el procónsul Galión cuando los observadores se pusieron a golpear a Sóstenes?.
Galión tal vez pensó que quien parecía ser el cabecilla de la chusma contra Pablo estaba recibiendo su merecido. No obstante, este incidente tuvo buenos resultados, pues Sóstenes se convirtió al cristianismo. Más tarde, Pablo se refiere a él como “nuestro hermano” (1 Cor. 1:1).
Promesa solemne que se hace a Dios de llevar a cabo algún acto, ofrenda o dádiva, de aceptar un servicio o determinadas circunstancias, o de abstenerse de ciertas cosas que en sí mismas no son ilícitas. Un voto era un acto voluntario. Como promesa solemne, tiene la fuerza de un juramento, y a veces las dos expresiones se emplean paralelamente en la Biblia. (Nú 30:2; Mt 5:33.) Mientras que el “voto” es más bien una declaración de intención, el “juramento” se hace ante una autoridad superior en testimonio de la veracidad u obligatoriedad de la declaración. Los juramentos a menudo daban garantía a un pacto. (Gé 26:28; 31:44, 53.)
El registro más antiguo de un voto se halla en Génesis 28:20-22, donde Jacob prometió dar a Jehová el diezmo de todas sus posesiones si continuaba con él, le llevaba de regreso en paz y así demostraba ser el Dios de Jacob. Esto no quiere decir que Jacob pretendiera negociar con Dios, pero quería estar seguro de su aprobación. Este caso indica que los patriarcas hacían votos (véase también Job 22:27) y que, como en el caso de muchas otras costumbres patriarcales, la ley mosaica tipificó y reguló estas prácticas ya existentes relacionadas con la adoración, pero no las introdujo.
Muchos votos se presentaban a Dios como súplicas, a fin de recibir su favor y tener éxito en una empresa, como en el caso de Jacob. Otro ejemplo al respecto es el voto que hizo Israel de destruir por completo las ciudades del rey cananeo de Arad si Jehová le daba a Israel la victoria. (Nú 21:1-3.) También se hacían como expresiones de devoción a Jehová y a su adoración pura (Sl 132:1-5), o para indicar que una persona se apartaba a sí misma o sus posesiones para un servicio especial. (Nú 6:2-7.) Los padres podían hacer votos con relación a sus hijos, como hizo Ana con relación a Samuel. (1Sa 1:11; compárese con Jue 11:30, 31, 39.) En estas ocasiones los hijos cooperaban en cumplir el voto.
Voluntario, pero obligatorio una vez hecho. Los votos eran completamente voluntarios. Sin embargo, una vez que un hombre hacía un voto, la ley divina le obligaba a cumplirlo. Por eso se decía que un voto ‘ataba sobre su alma’, lo que implicaba que su mismísima vida pasaba a ser garantía del cumplimiento de su palabra. (Nú 30:2; véase también Ro 1:31, 32.) Como la vida está en juego, se entiende por qué las Escrituras animan a tener sumo cuidado antes de hacer un voto y a analizar con rigor las obligaciones que supondrá. La Ley declaraba: “En caso de que hagas un voto a Jehová [...] Dios sin falta lo requerirá de ti, y verdaderamente llegaría a ser pecado de parte tuya. Pero en caso de que omitas hacer un voto, no llegará a ser pecado de parte tuya”. (Dt 23:21, 22.)
El congregador se expresó de la misma manera tiempo después: “Lo que prometes en voto, págalo. Mejor es que no hagas voto que el que hagas voto y no pagues. No permitas que tu boca haga pecar a tu carne; tampoco digas delante del ángel que fue una equivocación”. (Ec 5:4-6.) Un voto irreflexivo, realizado por el impulso del entusiasmo momentáneo o de la simple emoción, muy bien pudiera resultar en un lazo. (Pr 20:25.) Bajo la Ley, el que hiciese un voto irreflexivo era culpable ante Dios y tenía que presentar por su pecado una ofrenda por la culpa. (Le 5:4-6.) En resumen, un voto no tiene mérito a los ojos de Dios a menos que esté en armonía con sus leyes justas y proceda de un corazón y de un espíritu que tienen el motivo correcto. (Sl 51:16, 17.)
Nadie está bajo ninguna obligación de hacerle un voto a Dios; es un acto espontáneo. Por eso es necesario ser muy cuidadoso para no hablar imprudentemente cuando se le hace una promesa solemne a Dios. Si uno titubeara en cumplir su voto, estaría haciendo el papel de estúpido, es decir, de una persona en la cual hay defecto moral, en cuya palabra no se puede confiar. El hablar descuidadamente con la boca puede poner al cuerpo de carne bajo la obligación de hacer algo que quizás sea muy difícil, con el resultado de que no se cumple el voto y así se hace que la carne peque. El ejercer cuidadosa previsión antes de hacer uno un voto impedirá que uno hable imprudentemente. Entonces no habrá ningún deseo de librarse de un voto por medio de alegar que fue una equivocación.
El no cumplir un voto puede tener consecuencias muy graves. Pudiera suceder que Jehová Dios se ‘indignara’ y retirara su favor y bendición, por lo menos parcialmente. Como resultado de ello, lo que el individuo quizás haya edificado termina ‘destrozado.’ El salmista resumió muy bien el asunto así: “A menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella. A menos que Jehová mismo guarde la ciudad, de nada vale que el guarda se haya quedado despierto.”—Sal. 127:1
Votos de mujeres bajo la Ley. Las leyes que regulaban los votos de las mujeres están bosquejadas en Números 30:3-15: el voto de una hija era obligatorio una vez que su padre lo oía y no ponía ninguna objeción; o, por otra parte, el padre podría anularlo. El voto de una esposa (o una muchacha comprometida) dependía de igual manera de su esposo (o prometido) para que fuese válido. Si el hombre anulaba el voto después de dejar que tuviese validez, cargaba con el error de ella. (Nú 30:14, 15.) En el caso de una viuda o una mujer divorciada, ‘todo lo que hubiera atado sobre su alma subsistiría contra ella’. (Nú 30:9.)
Cómo se disponía de las cosas apartadas mediante un voto. Cualquier persona o posesión, como un terreno, podía ofrecerse a Jehová, con la excepción de todo lo que la Ley ya apartaba para Él, como el primogénito, los primeros frutos, los diezmos, etc. (Le 27:26, 30, 32.) Aquello que se ‘santificaba’ (heb. qó·dhesch, algo apartado como santo, para uso sagrado) mediante un voto, podía ser redimido pagando cierta cantidad estipulada al santuario (excepto en el caso de animales limpios). (Le 27:9-27.) Sin embargo, lo que se ‘daba por entero’ (heb. jé·rem) no podía redimirse, sino que tenía que ser total y permanentemente propiedad del santuario o, si se había dado por entero a la destrucción, tenía que destruirse sin falta. (Le 27:28, 29.)
Votos impropios o inmundos. Los votos de religiones paganas muchas veces estaban relacionados con prácticas inmundas e inmorales. Por toda Fenicia, Siria y Babilonia, los ingresos procedentes de la prostitución del templo se dedicaban al ídolo o al templo. Tales votos degenerados estaban prohibidos en Israel: “No debes introducir el alquiler de una ramera ni el precio de un perro [probablemente pederasta (sodomita)] en la casa de Jehová tu Dios por voto alguno”. (Dt 23:18, nota.)
Después de la destrucción de Jerusalén, Jeremías recordó a los judíos que estaban en Egipto que una de las razones de su calamidad era que habían dirigido impropiamente sus votos a la “reina de los cielos” y le habían ofrecido sacrificios. Las mujeres, que tenían una participación destacada en esta adoración idolátrica, dijeron rápidamente que sus esposos habían aprobado sus votos y el culto a la “reina de los cielos” y que estaban determinadas a cumplir con sus votos a esta diosa. De esa manera se justificaban, con el pretexto de actuar en armonía con la Ley respecto a los votos para las mujeres. (Nú 30:10-15.) Jeremías las acusó de actos desaforados por ser idolátricos. (Jer 44:19, 23-25; 2Co 6:16-18.)
Votos hipócritas. Tras el exilio, los judíos no recayeron en la imperdonable adoración de ídolos. No obstante, ‘invalidaron la palabra de Dios a causa de su tradición’. Su razonamiento falaz al interpretar la Ley afectó su entendimiento del voto, como había sucedido con otros aspectos de su adoración; sus líderes religiosos enseñaban hipócritamente “mandatos de hombres como doctrinas”. (Mt 15:6-9.) Por ejemplo, la tradición judía estipulaba que si un hombre decía a su padre o madre: “Todo lo que tengo por lo cual pudieras sacar provecho de mí es una dádiva dedicada a Dios” (afirmación de dedicación o santificación), hacía el voto de ofrecer a Dios todo lo que había mencionado y no podía usarlo para ayudar a sus padres. Esta idea se basaba en el concepto teórico de que a partir de ese momento el templo tenía prioridad sobre esas posesiones, aunque en realidad se le concedía plena libertad a la persona para disfrutar de ellas. (Mt 15:5, 6; véase CORBÁN.)
Sacrificios relacionados con los votos. Bajo la Ley, una ofrenda quemada a veces iba acompañada de otros sacrificios a fin de denotar completa dedicación y apelar a Jehová para que aceptase el sacrificio con agrado. (Le 8:14, 18; 16:3.) Lo mismo se hacía también con relación a los votos. (Nú 6:14.) Se presentaban ofrendas quemadas cuando se hacían votos especiales. (Nú 15:3; Sl 66:13.) Respecto a un “sacrificio de comunión a Jehová a fin de pagar un voto”, se requería que se ofreciese un animal sano, parte del cual se quemaba sobre el altar. (Le 22:21, 22; 3:1-5.)
Sobre el voto de Jefté antes de luchar contra los ammonitas (Jue 11:29-31), véase Jefté.
Cómo observó Pablo la ley relativa a los votos. El apóstol Pablo hizo un voto, aunque no se sabe con seguridad si fue un voto de nazareo o no; tampoco se dice si lo hizo antes de convertirse al cristianismo. Puede que el período de su voto concluyera en Cencreas, cerca de Corinto, cuando se hizo cortar el pelo al rape (Hch 18:18), o, como algunos creen, cuando fue al templo de Jerusalén con otros cuatro hombres que concluían sus votos. Sin embargo, Pablo realizó esta visita al templo por recomendación del cuerpo gobernante cristiano, para demostrar que andaba rectamente y que no enseñaba desobediencia a la Ley, como se rumoreaba a oídos de algunos de los cristianos judíos. Era costumbre pagarles a otros los gastos de la limpieza ceremonial cuando expiraba el período de un voto, como hizo Pablo en esa ocasión. (Hch 21:20-24.)
Los siguientes argumentos explican por qué el apóstol Pablo y otros miembros del cuerpo gobernante cristiano aprobaron que se cumpliese con ciertos aspectos de la Ley, aunque el sacrificio de Cristo la abolió. Jehová Dios había dado la Ley a su pueblo Israel. Por consiguiente, el apóstol Pablo dijo: “La Ley es espiritual”; y dijo en cuanto a sus reglas: “La Ley es santa, y el mandamiento es santo y justo y bueno”. (Ro 7:12, 14.) Por consiguiente, los cristianos no trataban el templo y los servicios que allí se llevaban a cabo despectivamente, como si fueran improcedentes; no eran servicios idolátricos. Además, muchas de las prácticas se habían convertido en costumbres arraigadas profundamente en los judíos. Por otra parte, como la Ley no era simplemente religiosa, sino que también era la ley nacional, todos los habitantes del país tenían que obedecer ciertas normas, como las relativas a las restricciones de trabajar en sábado.
Sin embargo, la idea fundamental en esta cuestión es que para los cristianos, estas cosas no constituían su salvación. El apóstol explicó que eran asuntos de conciencia comer carne o verduras, observar ciertos días como superiores a otros y hasta comer carne ofrecida a ídolos antes de ser puesta a la venta en los mercados. Por eso escribió: “Un hombre juzga un día como superior a otro; otro juzga un día como todos los demás; cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que observa el día, lo observa para Jehová. También, el que come, come para Jehová, pues da gracias a Dios; y el que no come, no come para Jehová, y sin embargo da gracias a Dios”. Luego resumió su argumento mediante la declaración de un principio: “Porque el reino de Dios no significa comer y beber, sino que significa justicia y paz y gozo con espíritu santo”, y concluyó: “Feliz es el hombre que no se impone juicio por lo que aprueba. Pero si tiene dudas, ya está condenado si come, porque no come por fe. En realidad, todo lo que no es por fe es pecado”. (Ro 14:5, 6, 17, 22, 23; 1Co 10:25-30.)
El erudito bíblico Albert Barnes hizo un comentario muy esclarecedor sobre esto en su libro Notes, Explanatory and Practical, on the Acts of the Apostles (1858). Con respecto a Hechos 21:20 (que dice: “Después de oír esto [el relato de cómo Dios había bendecido el ministerio de Pablo a las naciones], ellos empezaron a glorificar a Dios, y le dijeron: ‘Contemplas, hermano, cuántos millares de creyentes hay entre los judíos; y todos son celosos por la Ley’”) Barnes señala: “Este pasaje se refiere a la ley en lo que respecta a la circuncisión, los sacrificios, las distinciones de carnes, días, fiestas, etc. Podría parecer extraño que se continuaran observando estos ritos cuando el propósito manifiesto del cristianismo era abolirlos. No obstante, hay que recordar que: 1) Dios instituyó esos ritos, y se enseñó a la nación a observarlos. 2) Los apóstoles los respetaron mientras estuvieron en Jerusalén, y no juzgaron conveniente oponerse a ellos. [Hch 3:1; Lu 24:53.] 3) La cuestión sobre su observancia nunca surgió en Jerusalén, sino tan solo entre los conversos gentiles; esta cuestión debía surgir entre ellos, porque, de haber tenido que observar la Ley, hubiese sido necesario imponérsela por mandato. 4) La decisión del concilio (cap. 15) solo aplicaba a los conversos gentiles. [Hch 15:23.] 5) Era de suponer que cuando se comprendiera mejor la religión cristiana, cuando su naturaleza abierta y [universal] se desarrollara mucho más, se abandonarían las peculiares instituciones mosaicas sin necesidad de traumas ni conmociones. Si esta cuestión se hubiese aireado en Jerusalén, hubiese desencadenado una oposición diez veces mayor hacia el cristianismo, la iglesia cristiana se hubiese dividido en facciones y se hubiera retrasado notablemente el avance de la doctrina cristiana. También hemos de recordar que, 6) según lo había dispuesto la Divina Providencia, se acercaba el día de la destrucción del templo, de la ciudad y de toda la nación, lo que pondría fin a los sacrificios y, a todos los efectos, a la observancia de los ritos mosaicos para siempre. Puesto que esta destrucción estaba tan cercana y sería una razón decisiva en contra de observar los ritos mosaicos, el Gran Cabeza de la iglesia no permitió que su observancia fuera objeto de polémica entre los discípulos de Jerusalén”.
El voto de Pablo En Cencreas, Pablo se hizo “cortar al rape el pelo [...] porque tenía un voto” (Hech. 18:18). ¿Qué clase de voto era?
En líneas generales, un voto es una promesa voluntaria por la que se asume ante Dios el compromiso de realizar un acto u ofrenda, o entrar en cierto estado. Hay quien cree que el apóstol se afeitó la cabeza al terminar un período de nazareato. Pero este servicio especial a Jehová exigía que el rapado se hiciera “a la entrada de la tienda de reunión”, según estipulaban las Escrituras. En vista de eso, parece que tal operación solo podría haberse efectuado en Jerusalén, y no en Cencreas (Núm. 6:5, 18).
Hechos no dice el motivo del voto de Pablo. ¿Lo habría formulado antes de ser cristiano? ¿Habría hecho una petición a Jehová? No lo sabemos. Un comentarista explica que tal vez se rasuró en “acción de gracias [...] al haber sido preservado de todo daño durante el ministerio en Corinto”. No obstante, la Biblia no dice qué clase de voto era ni revela si Pablo lo hizo antes o después de su conversión, o si lo estaba empezando o terminando. Sea como fuere, no era un pecado hacer dicho voto. ★¿Qué voto hizo Pablo? - (Hch 18:18) - (15-5-2008-Pg.32-§5)
19:12.
¿Qué eran posiblemente estos “paños y delantales”?.
Los paños tal vez fueran pañuelos que Pablo se ataba a la frente para que no le cayera el sudor en los ojos. La mención de delantales pudiera tomarse como indicio de que dedicaba las horas libres —tal vez la primera parte de la mañana— a su labor de confeccionar tiendas de campaña (Hech. 20:34, 35).
19:24.
¿Por qué provocó un tumulto entre los plateros de Éfeso la predicación del apóstol Pablo?.
El próspero negocio de los plateros efesios consistía en elaborar “templetes de Ártemis”, patrona de la ciudad y diosa de la caza, el nacimiento y la fertilidad (Hechos 19:24). En Éfeso se hallaba el templo de Ártemis, considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo, donde se guardaba una imagen que la representaba y que supuestamente había caído “del cielo” (Hechos 19:35). Con motivo de las fiestas en honor de esta diosa, la ciudad se llenaba de peregrinos todos los años entre marzo y abril. Los visitantes adquirían gran cantidad de artículos religiosos: recuerdos, amuletos, ofrendas, imágenes para el culto familiar, etc. Varias inscripciones antiguas de Éfeso hablan de la fabricación de imágenes de Ártemis en oro y plata, y otras mencionan al gremio de los plateros.
El apóstol Pablo predicaba que los ídolos “hechos con las manos” en realidad “no son dioses” (Hechos 19:26). Cuando los plateros se enteraron, vieron amenazado su medio de vida y arremetieron contra Pablo y su mensaje. Uno de ellos, llamado Demetrio, resumió así sus temores: “Existe el peligro, no solo de que esta ocupación nuestra caiga en descrédito, sino también de que el templo de la gran diosa Ártemis sea tenido en nada, y hasta su magnificencia que todo el distrito de Asia y la tierra habitada adora esté a punto de ser reducida a nada” (Hechos 19:27).
20:20a.
¿Por qué estamos seguros de que las personas a las que Pablo visitaba en sus casas no eran creyentes?.
Muchas personas escucharon el mensaje que Pablo difundió de casa en casa y en lugares públicos. Es muy probable que después algunas de ellas se fueran de Éfeso por cuestiones de negocios, para visitar a parientes o simplemente para escapar del ajetreo de la gran ciudad, tal como mucha gente hace hoy día. Además, en aquel entonces había quienes visitaban Éfeso por negocios o por otras razones. Es posible que mientras estaban allí hayan conocido a Pablo o lo hayan escuchado predicar. ¿Qué harían al regresar a casa? Quienes aceptaran la verdad darían testimonio a otras personas, e incluso quienes no la aceptaran seguramente hablarían de lo que habían escuchado en Éfeso. De ese modo, sus parientes, vecinos o clientes habrían tenido la oportunidad de escuchar y aceptar la verdad (compárese con Marcos 5:14). ¿Qué nos enseña esto sobre el efecto que puede tener nuestra predicación?
La expresión “enseñar públicamente y de casa en casa” se refiere sobre todo a la predicación a no creyentes. Esto se deduce de lo que dijo a continuación: “Di testimonio cabalmente, tanto a judíos como a griegos, acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesús”. Puesto que aquellas personas debían arrepentirse y tener fe en Jesús, es evidente que no eran cristianas (Hechos 20:21). Pablo quería que los ancianos de Éfeso recordaran el testimonio que había dado y el efecto que este había producido. Lucas menciona: “Todos los que habitaban en el distrito de Asia oyeron la palabra del Señor, tanto judíos como griegos” (Hechos 19:10).
20:27.
¿Qué razones tenemos para seguir predicando?.
Nuestro éxito al dar testimonio de casa en casa no depende solo de la respuesta de la gente. Es cierto que la predicación contribuye en gran medida a la salvación de las personas de corazón recto, pero también cumple otros objetivos importantes. ¿Cuáles? Nos da la oportunidad de demostrar que amamos a Jehová (1 Juan 5:3). Además, impide que nos hagamos culpables de derramamiento de sangre. Y sirve para advertir a los malvados que “ha llegado la hora del juicio” divino (Apo 14:6, 7). Pero, sobre todo, permite que se glorifique el nombre de Dios por toda la Tierra (Sal. 113:3). Por eso, sea que la gente nos escuche o no, debemos seguir proclamando el mensaje del Reino. No olvidemos que Jehová valora muchísimo nuestros esfuerzos por difundir las buenas nuevas (Rom. 10:13-15). ¡Qué gran honor tenemos de portar el nombre de Jehová y de dar a conocer su mensaje en este período tan trascendental!
20:28.
¿En qué sentido son nombrados por espíritu santo los ancianos?.
En el sentido de que los ancianos nombrados tienen que satisfacer los requisitos que se presentan en la inspirada Biblia. (1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9.) Pueden desarrollar esas cualidades solo con la ayuda de espíritu santo. Además, el cuerpo de ancianos que recomienda a un nuevo anciano ora por guía de espíritu santo para discernir si este satisface o no los requisitos. Y el nombramiento mismo se hace bajo la supervisión del esclavo fiel y discreto, que tiene la unción del espíritu.
20:28a.
¿Qué actitud deben tener los ancianos hacia el rebaño de Dios?.
Los pastores cristianos deben imitar al “pastor excelente”, Jesús (Juan 10:11). Él se interesaba profundamente en las ovejas de Dios. Y destacó la importancia de cuidarlas (Juan 21:15-17). Las ovejitas necesitan aún más cuidados hoy día, pues el Diablo está más empeñado que nunca en quebrantar su lealtad a Dios. Él se aprovecha de las debilidades humanas y utiliza el mundo para tratar de hacer que pequen (1 Juan 2:15-17; 5:19). Quienes están inactivos son particularmente vulnerables; por eso necesitan que se les ayude a seguir el consejo de andar “por espíritu” (Gál. 5:16-21, 25). ¿Y qué deben hacer los ancianos para poder ayudarlos? Pedir la guía y el espíritu santo de Dios, y usar las Escrituras hábilmente (Pro. 3:5, 6; Luc. 11:13; Heb. 4:12).
20:30.
¿Qué llevó a los cristianos durante la apostasía a razonar de forma aviesa, o retorcida?.
Una prestigiosa enciclopedia destaca un factor determinante: “Llegó un momento en que los cristianos con cierta formación en la filosofía griega sintieron la necesidad de expresar su fe en términos filosóficos, tanto para su propia satisfacción intelectual como para convertir a los paganos cultos” (The New Encyclopædia Britannica).
21:20-26.
¿Cómo es que el cuerpo gobernante le pidió a Pablo que observara ciertas estipulaciones de la Ley mosaica si Jehová ya la había abolido?.
La Ley mosaica era la ley vigente en el territorio de Judea. Cuando ciertas costumbres relacionadas con ella no infringían los principios cristianos o no constituían un rechazo de la doctrina cristiana, los primeros cristianos no objetaban a la costumbre judía y cumplían con esta para no ofender a nadie innecesariamente.
21:23, 24.
¿Era el voto registrado en Hch 21:23, 24 un voto de nazareato?.
Hay quienes afirman que era un voto de nazareato (Núm. 6:1-21). Aunque ya había caducado la Ley mosaica, bajo la cual se hacía dicha promesa, Pablo podría haber razonado que no era improcedente que aquellos hombres cumplieran su voto a Jehová. De ser así, no habría hecho nada malo pagando los gastos y acompañándolos al templo. Pero no sabemos con certeza cuál era el tipo de voto implicado. Fuera como fuese, no es probable que él los hubiera apoyado si, como los nazareos, hubieran ofrecido un animal con la intención de limpiarse de sus pecados. El sacrificio perfecto de Cristo había quitado a tales dádivas su valor expiatorio. En todo caso, podemos estar seguros de que el apóstol no habría hecho nada contrario a su conciencia.
En el siglo I E.C. los “varones de puñal” eran miembros de una facción política y fanática de judíos nacionalistas, enemigos implacables de Roma, que cometió diversos asesinatos por motivos políticos. Cuando los judíos se amotinaron contra Pablo en Jerusalén durante su última visita a esa ciudad, el comandante militar Claudio Lisias sospechó que el apóstol era el egipcio que previamente había promovido una sedición y conducido al desierto a los 4.000 “varones de puñal”. (Hch 23:26, 27.)
El significado literal de la expresión griega que se traduce “varones de puñal” es “varones de los sicarios”. La palabra griega para “sicarios” (si-ká-ri-oi) procede del latín sicarii, que a su vez se deriva de sica (portador de un puñal corto).
En una ocasión en que se produjeron disturbios en el templo de Jerusalén, un comandante militar romano arrestó al apóstol Pablo. El comandante creyó que se trataba del líder de una banda de rebeldes formada por “cuatro mil varones de puñal” (Hechos 21:30-38).
Según el historiador judío Flavio Josefo, historiador del siglo I, los “varones de puñal”, o sicarios, eran un grupo de judíos nacionalistas, enemigos implacables de Roma, que cometían asesinatos por razones políticas, se introducían entre las muchedumbres de Jerusalén, especialmente durante las fiestas, con unos pequeños puñales ocultos bajo la ropa, y apuñalaban a sus enemigos a plena luz del día en medio de la ciudad. Esto ocurría sobre todo en los días de fiesta, y luego, para no levantar sospechas, se entremezclaban con los que expresaban indignación por los asesinatos, fingiendo estar indignados como el resto de la gente. Josefo también menciona que los sicarios encabezaron la revuelta de los judíos contra Roma. Entre los años 66 y 70 E.C., un grupo de sicarios a las órdenes de Eleazar, hijo de Jairo, tomó la guarnición romana de Masada y efectuó grandes matanzas. Este grupo de fanáticos nacionalistas continuó desafiando a Roma hasta 73 E.C., año en que se abrió una brecha en las defensas de Masada. No obstante, los romanos no tuvieron que asaltar la fortaleza, pues los sicarios incitaron el suicidio en masa de 960 hombres, mujeres y niños para que no los capturasen. Dos mujeres y cinco niños que se habían escondido en una cueva fueron los únicos sobrevivientes. Por eso, el comandante militar romano estaría deseoso de acabar con semejante grupo de delincuentes y de capturar a su líder.
22:16.
¿Lava los pecados el agua bautismal en sí misma?.
Si el agua bautismal fuera lo que en sí misma lavara los pecados, entonces una persona tendría que bautizarse de nuevo cada vez que cometiera un pecado.
Más bien, los que se presentan para bautizarse en agua desean que Dios perdone sus pecados para que ellos puedan tener una conciencia limpia para con él. Saben que ese perdón es posible por fe en el valor de la sangre derramada de Cristo Jesús. Con esa fe como base, le solicitan perdón a Dios y hacen esto patente al presentarse para el bautismo. (Hechos 2:38) Dios les otorga la buena conciencia que solicitan. Así se libra o salva al individuo del inicuo sistema de cosas actual y disfruta de las magníficas expectativas que pertenecen a los que hacen la voluntad de Dios. (Gálatas 1:3, 4; 1 Juan 2:17) Así, el bautismo cristiano en agua es vital a los que desean la vida en el nuevo orden justo de Dios, ahora cercano.
23:25-30.
¿Fue fiel a la verdad el informe de Lisias?.
No del todo. Al parecer, le preocupaba demasiado quedar bien. Para empezar, mintió al indicar que había acudido al rescate de Pablo al enterarse de que era romano. Además, no dijo nada sobre cómo él mismo había mandado que “lo sujetaran con dos cadenas” y luego que “lo interrogaran sometiéndolo a azotes” (Hech. 21:30-34; 22:24-29). Era patente que había violado sus derechos civiles.
24:5, 6.
¿Que acusaciones falsas lanzadas contra el apóstol Pablo nos recuerdan los comentarios que se han hecho contra los testigos de Jehová de la actualidad?.
Los opositores de Pablo lo acusaron de participar en actividades subversivas que provocaban disturbios civiles. Alegaron que lideraba un culto extraño porque el cristianismo difería de las creencias judías ortodoxas. Además, lo acusaron de violar las leyes que regulaban la entrada al recinto del templo.
Se ha definido una secta como “un grupo que se aferra a una determinada doctrina o a un líder”.
Grupo de partidarios de una doctrina o un líder que tienen sus propias creencias diferente de lo que es comúnmente aceptado.
El significado de la palabra griega (hái-re-sis, de la que se deriva la española “herejía”) que se traduce “secta” es “elección” (Le 22:18, LXX) o “lo elegido”, de donde pasa a significar el grupo de hombres que se separa de otros y sigue sus propios dogmas, es decir, una “escuela filosófica”, “secta religiosa”, “partido” o “facción”. (Diccionario Griego-Español, dirigido por Francisco Rodríguez Adrados, Madrid, CSIC, 1980, vol. 1, voz hái-re-sis.) Este término se aplica a los partidarios de las dos ramas prominentes del judaísmo: los fariseos y los saduceos. (Hch 5:17; 15:5; 26:5.) Con el tiempo surgieron sectas dentro de la congregación cristiana, como la “secta de Nicolás”, mencionada en Apocalipsis (Hch 24:5; 28:22; Ap 2:6; 2Pe 2:1). Los no cristianos también llamaron al cristianismo una “secta” o “la secta de los nazarenos”, posiblemente considerándolo una facción del judaísmo. (Hch 24:5, 14; 28:22.)
El fundador del cristianismo, Jesucristo, oró para que prevaleciera la unidad entre sus seguidores (Jn 17:21), y los apóstoles estaban sumamente interesados en preservar la unidad de la congregación cristiana. (1Co 1:10; Jud 17-19.) La falta de unidad en las creencias podría originar disputas airadas, disensión y hasta enemistad. (Compárese con Hch 23:7-10.) De manera que tenían que evitarse las sectas, una de las obras de la carne. (Gál 5:19-21.) Se advirtió a los cristianos que no promovieran sectas ni fueran descarriados por falsos maestros. (Hch 20:28; 2Ti 2:17, 18; 2Pe 2:1.) El apóstol Pablo dijo en su carta a Tito que si un hombre continuaba promoviendo una secta después de haberle amonestado dos veces, tenía que ser rechazado, lo que significaba que se le expulsaba de la congregación. (Tit 3:10.) Los que se negaran a implicarse en crear divisiones dentro de la congregación o en apoyar a una facción en particular se distinguirían por su proceder fiel y mostrarían tener la aprobación de Dios. Al parecer, esto es a lo que Pablo se refería cuando dijo a los corintios: “También tiene que haber sectas entre ustedes, para que las personas aprobadas también se hagan manifiestas entre ustedes”. (1Co 11:19.)
“Sectas destructivas” En el griego original, la expresión de Pedro “sectas destructivas” significa literalmente “sectas de destrucción”. Esta expresión tiene significado doble. Las sectas e iglesias de la cristiandad han resultado ser destructivas con relación al cristianismo puro, “el camino de la verdad”. También son “sectas de destrucción” por el hecho de que sus falsos maestros están “trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada” y sobre los que ‘siguen sus actos de conducta relajada’. (w84 1/2 13 párr. 13)
“La secta de los fariseos” y la “secta de los saduceos”
La Biblia habla de “la secta de los fariseos” y de la “secta de los saduceos”. (Hechos 15:5; 5:17.) ¿Por qué? Porque escogieron seguir un curso o creencia diferente de lo que la Biblia enseña. Jesús señaló su error cuando dijo: “Diestramente ponen ustedes a un lado el mandamiento de Dios para retener su tradición. [...] Así invalidan la palabra de Dios por la tradición suya que ustedes transmitieron”. (Marcos 7:9, 13.) Aunque pensaban que practicaban la religión establecida, ellos constituían las sectas de aquellos días.
Estos líderes religiosos, el sumo sacerdote y miembros de la secta de los fariseos y los saduceos, componían el tribunal supremo judío.
Ya que se aferraban quisquillosamente a sus propias ideas de lo que era correcto, aquellos líderes religiosos santurrones rechazaron a Jesús. Por este motivo, Jesús les declaró: “Por eso les digo: El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos”. (Mateo 21:43.)
Lo que Pablo sabía sobre Dios antes de su conversión lo había aprendido principalmente de la poderosa secta de los fariseos, a la cual pertenecía y cuyas doctrinas estaban impregnadas de filosofía, la observancia estricta de la ley y tradiciones humanas.
Se pensaba que el cristianismo era la antítesis de sus principios, pues enseñaba un nuevo camino hacia la salvación mediante Jesús.
Muchos escribas eran de la “secta” de los fariseos, cuyas exigencias con referencia a limpieza ceremonial, el pago de diezmos y otros deberes religiosos iban más allá de los requisitos mosaicos.—Hch 15:5.
El código antiguo de la ley judía conocido como la Mishnah declara: “Mayor rigor aplica a [la observancia de] las palabras de los Escribas que a [la observancia] de las palabras de la Ley [escrita].”—Tratado Sanhedrin, 11:3, traducido al inglés por Herbert Danby.
Jesús señaló su error cuando dijo: “Diestramente ponen ustedes a un lado el mandamiento de Dios para retener su tradición. [...] Así invalidan la palabra de Dios por la tradición suya que ustedes transmitieron”. (Marcos 7:9, 13.)
“Ellos llaman ‘secta’”
Se ha definido una secta como “un grupo religioso comparativamente pequeño y exclusivo, organizado recientemente; esp[ecialmente]: uno que se ha separado de una comunión establecida desde hace más tiempo”. De acuerdo con otra definición, una secta es “un cuerpo religioso disidente; especialmente: uno que es herético a los ojos de otros miembros dentro de la misma comunión”. Hay quienes afirman que la palabra “secta” se deriva del verbo latino secare (cortar) y definen una secta como un grupo que se ha separado de una iglesia establecida. Otros atribuyen la palabra “secta” al verbo latino sequi (seguir) y así aplican la palabra a un grupo que sigue a cierto caudillo o maestro humano. (w84 1/2 3)
Es cierto que los miembros de las sectas judías que hace mucho se habían establecido llamaban despectivamente secta (en griego: háiresis, que significa “cuerpo de hombres que se separan de otros y siguen sus propios dogmas”) a los cristianos primitivos (Hechos 24:5; 28:22). (w84 1/2 17 párr. 8)
“La secta de los nazarenos” La palabra griega que se usa en este texto para “secta” es hái·re·sis, la cual significa “una elección”, es decir, “la elección de una opinión contraria a la recibida normalmente”. Así, una “secta” es un grupo que escoge seguir un curso o creencia diferente de lo que es comúnmente aceptado. (g88 8/1 26)
24:15a.
¿Cómo podría avitar y alimentar la tierra a los millones de resucitados?.
Se calcula que la cantidad de personas que han vivido en la Tierra asciende a unos 20.000 millones. Este es un cálculo muy liberal, y muchos estudiosos de la materia creen que el total ni siquiera se aproxima a esa cifra. Como ya se ha mostrado anteriormente, no todas esas personas resucitarán, pero aun suponiendo que así fuera, no se producirían problemas alimentarios ni de habitabilidad del planeta. La tierra seca tiene una superficie de unos 148 millones de Km² (14.800 millones de hectáreas). Incluso si se dedicara la mitad de esa superficie a otros propósitos, todavía le correspondería a cada persona más de la tercera parte de una hectárea. Esta superficie bastaría para proveer alimento a una persona, sobre todo si se tiene en cuenta que, como ya quedó demostrado en el caso de la nación de Israel, la bendición de Dios resulta en abundancia de alimento. (1Re 4:20; Eze 34:27.)
Con respecto a la cuestión de si la Tierra podrá producir suficiente alimento, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura sostiene que con solo algunas mejoras básicas en la agricultura, la Tierra podría alimentar hasta nueve veces la población que se prevé para el año 2000, incluso en las zonas en desarrollo. (Land, Food and People, Roma, 1984, págs. 16, 17.)
24:25.
¿Por qué habló Pablo a Félix y a su esposa de “la justicia, el autodominio y el juicio”?.
Ellos le habían pedido que les explicara lo que implicaba “la creencia en Cristo Jesús”. Sabiendo lo inmorales, crueles e injustos que habían sido los dos, les expuso las condiciones para ser seguidores de Cristo. Así, estableció un marcado contraste entre las justas normas de Dios y la vida pésima que ambos habían llevado. Les tuvo que quedar muy claro que todos rendiremos cuentas ante Dios de nuestros pensamientos, palabras y actos, y que ese juicio tiene mucha más importancia que el que se le estaba haciendo al apóstol. ¡Con razón “se atemorizó” Félix!
26:11.
¿Qué experiencia de Saulo le hizo replantearse su manera de tratar al prójimo?.
Antes de convertirse al cristianismo, Saulo apenas se había interesado por la gente que no practicaba el judaísmo (Hech. 26:4, 5). El relato inspirado dice: “Saulo empezó a tratar atrozmente a la congregación. Iba invadiendo una casa tras otra y, sacando a rastras tanto a varones como a mujeres, los entregaba a la prisión” (Hech. 8:3). Saulo se dirigía a Damasco para hostigar a los discípulos de Cristo cuando de repente se le apareció el Señor Jesús. El resplandor sobrenatural del Hijo de Dios lo dejó ciego y desvalido. Cuando Jehová envió a Ananías para que le devolviera la vista, la opinión que Saulo tenía de los demás había cambiado para siempre (Hech. 9:1-30). Después de convertirse al cristianismo, se esforzó por relacionarse con todo tipo de personas, tal y como lo hizo Jesús. Todo esto supuso dejar a un lado la violencia y ser ‘pacífico con todos los hombres’ (Rom. 12:17-21).
26:14.
¿Cómo estuvo Pablo (Saulo) “dando coces contra los aguijones”? - (1-8-2011-Pg.23).
En tiempos bíblicos, los agricultores utilizaban aguijadas para guiar a los animales mientras araban. La aguijada consistía en una vara larga de unos dos metros y medio (ocho pies) con una afilada punta de metal, o aguijón, en uno de sus extremos. Obviamente, el animal que empujara contra ella se haría daño. La vara solía tener en su otro extremo una es pecie de pala metálica para limpiar el arado de tierra, barro o hierba.
Esta herramienta también podía usarse como arma de defensa. Un juez y guerrero israelita llamado Samgar mató a 600 filisteos “con una aguijada de ganado vacuno” (Jueces 3:31).
Tras su resurrección, Jesús también utilizó este sentido figurado cuando se dirigió a Saulo, perseguidor de los cristianos. Al aconsejarle que dejara de dar “coces contra los aguijones”, le hizo pensar en lo que le pasa al animal testarudo que se resiste a aceptar la dirección de su amo. Siguiendo el consejo de Jesús, Saulo tomó la sabia decisión de cambiar el rumbo de su vida y llegó a ser el apóstol Pablo.
La persecución de los cristianos por Pablo fue infructuosa, y en realidad estaba resultando en perjuicio para sí mismo.
En las Escrituras a veces se mencionan los aguijones con sentido figurado. El rey Salomón, por ejemplo, comparó las palabras de la persona sabia y prudente a “aguijones” que impulsan a los demás a tomar buenas decisiones (Ec 12:11). La expresión figurativa “dando coces contra los aguijones” proviene de la acción del toro terco que resiste los pinchazos del aguijón dando coces contra él, lo que resulta en su propio perjuicio. Por lo tanto, esta expresión se refiere al acto de resistir o rebelarse contra la autoridad legítima o contra una situación que no puede alterarse, haciéndolo en propio perjuicio. Esto es exactamente lo que Saulo hizo antes de llegar a ser cristiano, al luchar contra los seguidores de Jesucristo, quienes tenían el respaldo de Jehová Dios. (Hech. 26:14; compárese con Hch 5:38, 39.)
28:21.
¿Cómo es posible que sus correligionarios de Judea no les hubieran avisado?.
Un especialista ofrece esta explicación: “El barco de Pablo debe de haber sido de los primeros en arribar a Italia después del invierno, de modo que no podían haber llegado ni representantes de las autoridades hebreas de Jerusalén ni tampoco ninguna carta exponiendo el caso”.
28:23.
¿Cómo podría producir resultados nuestra predicación aunque no nos enteráramos?.
Aunque Pablo ayudó a muchas personas a aceptar el cristianismo, el efecto de su predicación llegó mucho más lejos. Lo mismo sucede en nuestro caso. Todos nos esforzamos por predicar de casa en casa con regularidad y llegar al mayor número posible de personas. Hablamos de las buenas nuevas con familiares, vecinos y compañeros de trabajo y de estudios. ¿Vemos siempre de inmediato el fruto de nuestra labor? En algunos casos sí, pero en otros la semilla de la verdad podría quedar latente y tras algún tiempo echar raíces en el corazón y fructificar. Además, la gente a la que predicamos podría hablar con otras personas de lo que le dijimos, de nuestras creencias o de nuestra conducta. Tal como Pablo no supo exactamente los resultados que había obtenido en “el distrito de Asia”, tal vez nunca nos enteremos de todo lo que logra nuestra predicación (Hech. 19:10; 23:11). ¡Qué importante es, entonces, que sigamos predicando!
28:23a.
¿Qué cuatro aspectos del testimonio de Pablo podemos destacar?.
En este testimonio podemos destacar cuatro puntos. Primero, que el apóstol se centró en el Reino de Dios. Segundo, que trató de llegarles al corazón persuadiéndolos. Tercero, que basó sus argumentos en las Escrituras. Y cuarto, que no pensó en su propia conveniencia, pues les predicó “desde la mañana hasta el atardecer”.
28:30, 31.
¿Cómo dio el ejemplo Pablo como proclamador del Reino incluso cuando permaneció bajo arresto domiciliario durante dos años?.
Aunque estaba privado de libertad, Pablo hizo lo que le permitían sus circunstancias: predicar y enseñar con “la mayor franqueza de expresión”. Desde la prisión escribió cartas inspiradas a los efesios, los filipenses, los colosenses y los cristianos hebreos, además de la que envió a Filemón.
12:5-11. Podemos orar a favor de nuestros hermanos, y debemos hacerlo.
12:21-23; 14:14-18. Herodes aceptó enseguida la gloria que solo debía darse a Dios. ¡Qué diferente del rechazo inmediato y enfático que manifestaron Pablo y Bernabé ante la excesiva muestra de alabanza y honra! No debemos desear gloria por ningún logro que alcancemos en nuestro servicio a Jehová.
14:5-7. Ser prudentes nos ayuda a permanecer activos en el servicio a Dios (Mat. 10:23).
14:22. Los cristianos esperan sufrir tribulaciones. No tratan de evadirlas renunciando a su fe (2 Tim. 3:12).
16:1, 2. Los jóvenes cristianos deben esforzarse arduamente en su servicio a Dios y pedir su ayuda a fin de ganarse un buen nombre.
16:3. Debemos hacer cuanto podamos en conformidad con los principios bíblicos para que las personas acepten las buenas nuevas (1 Cor. 9:19-23).
20:20, 21. La predicación de casa en casa es un aspecto esencial de nuestro ministerio.
21:21-26. Debemos estar deseosos de aceptar los buenos consejos.
25:8-12. Los cristianos de la actualidad pueden y deben valerse de las disposiciones jurídicas disponibles para “defender y establecer legalmente las buenas nuevas” (Fili. 1:7).
26:24, 25. Debemos declarar “dichos de verdad y de buen juicio” aunque sean necedad para “el hombre físico” (1 Cor. 2:14).
Las deidades que las naciones han adorado y siguen adorando son creaciones humanas, producto de hombres “casquivanos”, imperfectos, que “tornaron la gloria del Dios incorruptible en algo semejante a la imagen del hombre corruptible, y de aves y cuadrúpedos y cosas que se arrastran”. (Ro 1:21-23.) Por lo tanto, no debería sorprendernos que esas deidades reflejasen las mismas características y debilidades que sus adoradores imperfectos. Una expresión hebrea con la que se alude a los ídolos o dioses falsos es “dioses que nada valen”. (Le 19:4; Isa 2:20.)
La Biblia llama a Satanás el Diablo el “dios de este sistema de cosas”. (2Co 4:4.) Las siguientes palabras de este versículo indican fuera de toda duda que esta designación le aplica a él. Allí dice que este dios “ha cegado las mentes de los incrédulos”. En Apocalipsis 12:9 se comenta que él “está extraviando a toda la tierra habitada”; su control sobre el sistema de cosas actual y sus formas de gobierno quedó probado cuando ofreció a Jesús “todos los reinos del mundo” a cambio de “un acto de adoración”. (Mt 4:8, 9.)
El culto que se rinde a las imágenes de los dioses se rinde de hecho “a demonios [...], y no a Dios”. (1Co 10:20; Sl 106:36, 37.) Jehová Dios exige devoción exclusiva (Isa 42:8); la persona que rinde culto a los ídolos niega al Dios verdadero y favorece los intereses de Su principal adversario, Satanás, y de sus demonios.
Aunque la Biblia menciona muchas de las deidades de la gente de aquellos tiempos, no siempre es fácil identificarlas con toda exactitud.
El origen de las deidades. La notable similitud que en seguida se observa cuando se comparan entre sí los dioses y diosas de pueblos antiguos difícilmente puede atribuirse a la casualidad. Concerniente a este hecho, J. Garnier escribe: “No solo los egipcios, caldeos, fenicios, griegos y romanos, sino también los hindúes, los budistas de China y del Tíbet, los godos, anglosajones, druidas, mexicanos y peruanos, los aborígenes de Australia y hasta los salvajes de las islas de Oceanía, todos deben haber derivado sus ideas religiosas de una fuente común y de un centro común. En todas partes hallamos las coincidencias más asombrosas en ritos, ceremonias, costumbres, tradiciones y en los nombres y relaciones de sus respectivas deidades”. (The Worship of the Dead, Londres, 1904, pág. 3.)
Las Escrituras señalan a la tierra de Sinar como el lugar donde se originaron los conceptos religiosos falsos después del Diluvio. Sin duda bajo la dirección de Nemrod, “un poderoso cazador en oposición a Jehová”, empezó la construcción de la ciudad de Babel y su torre, probablemente un zigurat que se utilizaría en la adoración falsa. Este proyecto de edificación no se emprendió para la honra de Jehová Dios, sino para la autoglorificación de los edificadores, que deseaban hacerse para sí mismos un “nombre célebre”. Además, aquella obra era completamente contraria al propósito de Dios de que la humanidad se esparciese por la Tierra. El Todopoderoso frustró los planes de estos edificadores confundiendo su lenguaje. Al no poder entenderse unos a otros, poco a poco dejaron de edificar la ciudad y se dispersaron. (Gé 10:8-10; 11:2-9.) Sin embargo, parece ser que Nemrod se quedó en Babel y extendió su dominio, y así fundó el primer Imperio babilonio. (Gé 10:11, 12.)
Las personas a las que se dispersó llevaron consigo su religión falsa adondequiera que fueron, y la practicaron con nuevos nombres, en su nuevo lenguaje y en nuevas ubicaciones. Esta dispersión se produjo en los días de Péleg, quien nació alrededor de un siglo después del Diluvio y murió a la edad de doscientos treinta y nueve años. Como Noé y su hijo Sem aún continuaban vivos, la dispersión lógicamente ocurrió en un tiempo en el que se conocían los hechos sobre acontecimientos anteriores, como el Diluvio. (Gé 9:28; 10:25; 11:10-19.) Este conocimiento sin duda subsistió de alguna manera en la memoria de las personas dispersadas. Prueba de ello son las reminiscencias de diversas partes del registro bíblico que se hallan en los antiguos relatos mitológicos, aunque distorsionadas y salpicadas de politeísmo. Por ejemplo, en dichos relatos hay dioses que dan muerte a serpientes; además, en las religiones de muchos pueblos antiguos aparece también el culto a un dios benefactor a quien se le restauró a la vida después de sufrir una muerte violenta en la Tierra. Este hecho parece indicar que tal dios era en realidad un humano deificado al que erróneamente se le consideraba como la ‘descendencia prometida’. (Compárese con Gé 3:15.) Los mitos hablan de amoríos entre dioses y mujeres terrestres, y de las gestas de su prole híbrida. (Compárese con Gé 6:1, 2, 4; Jud 6.) No hay apenas una nación sobre la Tierra que no tenga una leyenda concerniente a un diluvio universal, y en las leyendas de la humanidad hay también indicios de un relato sobre la construcción de una torre.
Deidades babilonias. Era normal que después de la muerte de Nemrod los babilonios lo tuviesen en alta estima como fundador, edificador y primer rey de su ciudad, y organizador del Imperio babilonio original. Según la tradición, Nemrod sufrió una muerte violenta. El que al dios Marduk (Merodac) se le considerara fundador de Babilonia ha hecho pensar a algunos que se trata de una deificación de Nemrod. Sin embargo, la opinión de los eruditos respecto a la identificación de deidades con determinados humanos es bastante dispar.
Con el transcurso del tiempo, la cantidad de dioses del primer Imperio babilonio empezó a multiplicarse. El panteón llegó a tener varias tríadas de dioses o deidades. Una de ellas estaba compuesta por Anu (el dios del cielo), Enlil (el dios de la Tierra, el aire y la tormenta) y Ea (el dios que presidía sobre las aguas). Otra tríada era la del dios-luna Sin, el dios-sol Shamash y la diosa de la fertilidad Istar, la amante o consorte de Tamuz. Los babilonios tenían incluso tríadas de diablos, tal como la tríada de Labartu, Labasu y Akhazu. Además, llegó a adquirir importancia la adoración de cuerpos celestes (Isa 47:13), y se asociaban diversos planetas con ciertas deidades. El planeta Júpiter se identificaba con el principal dios de Babilonia: Marduk; Venus, con Istar, diosa del amor y la fertilidad; Saturno, con Ninurta, dios de la guerra y la caza y el patrón de la agricultura; Mercurio, con Nebo, dios de la sabiduría y la agricultura, y Marte, con Nergal, dios de la guerra y la pestilencia y el señor del mundo de los muertos.
Las ciudades de la antigua Babilonia llegaron a tener su propia deidad protectora, como si fuese un “santo patrón”. La de Ur era Sin; la de Eridú, Ea; la de Nippur, Enlil; la de Cuta, Nergal; la de Borsippa, Nebo, y la de Babilonia, Marduk (Merodac). Cuando Hammurabi convirtió a Babilonia en capital del imperio, Marduk, la deidad protectora de la ciudad, adquirió una mayor importancia. Finalmente, a Marduk se le confirieron los atributos de dioses anteriores y terminó desbancándolos de la mitología babilonia. En tiempos posteriores, se reemplazó el nombre Marduk por el título “Belu” (“Dueño”), que fue apocopado a Bel. A su esposa se le llamó Belit (“Señora” por excelencia). (Véanse BEL; NEBO núm. 4.)
La imagen que los antiguos textos babilonios ofrecen de sus deidades no es más que un reflejo del comportamiento pecaminoso de los mortales. Estas fuentes hablan del nacimiento de las deidades —como Tamuz—, sus amores, sus familias, sus luchas y hasta de su muerte. Dicen además que, aterrorizados por el Diluvio, se ‘acurrucaron como perros’. Se les presenta como avariciosos, dados a la glotonería y a la borrachera, irascibles, vengativos y recelosos, dioses que se tenían un odio implacable. Por ejemplo, Tiamat, resuelta a destruir a los demás dioses, fue vencida por Marduk, quien la cortó en dos mitades; con una formó el firmamento y la otra la usó para fundar la Tierra. Ereshkigal, la soberana de los infiernos, ordenó a su mensajero, Namtaru, que encarcelara a su hermana Istar y la afligiese con sesenta enfermedades. (Véase NERGAL.)
La información precedente da una idea del ambiente que el fiel Abrahán dejó atrás cuando salió de la ciudad caldea de Ur, por entonces inmersa en idolatría babilónica. (Gé 11:31; 12:1; Jos 24:2, 14, 15.) Siglos más tarde, fue precisamente a Babilonia, “tierra de imágenes esculpidas” e “ídolos estercolizos”, adonde se condujo a miles de judíos al cautiverio. (Jer 50:1, 2, 38; 2Re 25.)
Deidades asirias. Hablando en términos generales, los dioses y diosas asirios son idénticos a las deidades babilonias. Sin embargo, una de las deidades, Asur, el dios principal, parece haber sido peculiar del panteón asirio. Ya que Asiria toma su nombre de Asur, se ha apuntado que este dios es realmente el hijo de Sem llamado Asur, deificado por los adoradores falsos. (Gé 10:21, 22.)
A diferencia del dios babilonio Marduk, que también fue adorado en Asiria pero cuya sede siempre permaneció en la ciudad de Babilonia, la sede del culto a Asur cambiaba de lugar según los reyes asirios mudaban su residencia oficial a otras ciudades. Además, se erigieron altares en honor a Asur en diversos lugares de Asiria. El principal símbolo de este dios era un estandarte militar, que se introducía hasta lo más reñido del combate; era un emblema circular alado del que sobresalía la figura de un hombre con barba. En algunos emblemas, la figura sostenía un arco o se la representaba con el arco tensado. Otra imagen de Asur lo representaba en forma de tríada. Además de la figura que se halla en el centro del emblema circular, había sobre las alas dos cabezas humanas, una a cada lado de la figura central. (Véanse ASIRIA; NISROC.)
En ese ambiente tuvieron que vivir los deportados del reino septentrional de diez tribus después de la caída de Samaria en 740 a. E.C. (2Re 17:1-6.) Más tarde, el profeta Nahúm predijo la caída de Nínive (capital de Asiria) y sus dioses, caída que se produjo en 632 a. E.C. (Na 1:1, 14.)
Deidades egipcias. Los dioses y las diosas adorados por los egipcios dan prueba de una herencia babilonia subyacente. Había tríadas de deidades e incluso tríadas triples o “enéadas”. Una de las tríadas populares la componían Osiris, su consorte Isis y su hijo Horus.
Osiris era el más popular de los dioses egipcios, y se le consideraba el hijo del dios-tierra Geb y la diosa-cielo Nut. Se decía que Osiris había llegado a ser el esposo de Isis y había reinado sobre Egipto. Los relatos mitológicos cuentan que a Osiris lo asesinó su hermano Set, pero que luego fue resucitado y llegó a ser el juez y rey de los muertos. La relación entre Osiris e Isis y sus respectivas características tienen un enorme parecido con la relación y las características de los dioses babilonios Tamuz e Istar, por lo que para numerosos eruditos eran idénticos.
La adoración de una madre con su hijo también era muy popular en Egipto. A menudo se representa a Isis con el infante Horus sobre sus rodillas. Esta representación es tan semejante a la de la virgen y el niño, que, por ignorancia, algunas personas de la cristiandad a veces la han venerado. Respecto al dios Horus, hay indicios de que se distorsionó la promesa edénica concerniente a la descendencia que magullaría a la serpiente en la cabeza (Gé 3:15), pues a veces se le representa pisando cocodrilos y agarrando serpientes y escorpiones. Según un relato, cuando Horus quiso vengar la muerte de su padre Osiris, Set, su asesino, se transformó en serpiente.
En las escrituras y pinturas egipcias aparece con mucha frecuencia un símbolo sagrado, la cruz egipcia (cruz ansada). Este signo, parecido a la letra “T” con un asa ovalada en la parte superior, era símbolo de la vida y probablemente representaba los órganos de reproducción masculino y femenino unidos. A las deidades egipcias a menudo se las representa sosteniendo la cruz egipcia (cruz ansada).
Los egipcios sacralizaron y veneraron una gran diversidad de criaturas: el buitre, el carnero, el cocodrilo, el chacal, el escarabajo, el escorpión, el gato, el halcón, el hipopótamo, el ibis, el león, el lobo, la rana, la serpiente, el toro y la vaca. Sin embargo, a algunas se las consideraba sagradas en una parte de Egipto, pero no en otra, lo que en ocasiones resultaba en guerras civiles. No solo había animales consagrados a ciertos dioses, de algunos hasta se decía que eran la encarnación de un dios o una diosa. Por ejemplo, se creía que el toro Apis era la encarnación misma de Osiris y, también, una emanación del dios Ptah.
Según Heródoto (II, 65-67), quien matara a un animal sagrado intencionadamente tenía que ser muerto; si la muerte del animal era accidental, los sacerdotes estipulaban una multa. Sin embargo, al que matase un ibis o un halcón, fuese por accidente o no, se le daba muerte, aunque por lo general la muchedumbre enfurecida se adelantaba a hacerlo. Cuando un gato doméstico moría, todas las personas de la casa se depilaban las cejas, y si el que moría era el perro, se afeitaban todo el cuerpo. A los animales sagrados se les momificaba y eran objeto de elaboradas exequias. Se han encontrado toros, gatos, cocodrilos y halcones momificados, solo por mencionar algunos.
Los relatos mitológicos atribuyen a las deidades egipcias debilidades e imperfecciones humanas, como angustia o miedo, y con cierta frecuencia se las representa en situaciones de peligro. Por ejemplo, el dios Osiris fue asesinado, y de Horus se dijo que en su infancia sufrió de dolores internos, cefaleas y disentería, que murió de la picadura de un escorpión y que luego se le devolvió a la vida. Se creía que Isis tenía un absceso mamario. Respecto a Ra, el dios-sol, se explicaba que con el transcurso de los años su fuerza se había ido desvaneciendo y babeaba. Estuvo en peligro de perder la vida a causa de la mordedura de una serpiente sobrenatural que Isis había formado, aunque se recuperó gracias al conjuro pronunciado por Isis. A la diosa Sekhmet, que representaba el poder destructor del Sol, se le atribuía una sed insaciable de sangre. Tanto se deleitaba en dar muerte a los hombres, que Ra temió por el futuro de la raza humana. Para salvar a la humanidad del exterminio, Ra hizo derramar sobre el campo de batalla siete mil jarras de una mezcla de cerveza y zumo de granadas. Sekhmet, creyendo que se trataba de sangre humana, la bebió con ansiedad hasta quedar tan ebria que no pudo proseguir la matanza. De Neftis se contaba que emborrachó a su hermano Osiris, el marido de su hermana Isis, y tuvo relaciones sexuales con él. Y, por último, se decía que los dioses solares Tem y Horus acostumbraban a masturbarse. Cabe señalar aquí que cuando Faraón nombró a José el segundo en el reino de Egipto, se le elevó por encima de todos los adoradores de los dioses falsos egipcios. (Gé 41:37-44.)
Las diez plagas. Por medio de las plagas con las que Jehová azotó a los egipcios, humilló a sus dioses y ejecutó juicio sobre ellos. (Éx 12:12; Nú 33:4.) La primera plaga, la transformación del Nilo y de todas las aguas de Egipto en sangre, trajo deshonra sobre el dios-Nilo Hapi. La muerte de los peces en el Nilo también fue un golpe a la religión de Egipto, pues ciertas clases de peces se veneraban y hasta se momificaban. (Éx 7:19-21.) La rana, símbolo de fertilidad y resurrección para los egipcios, estaba consagrada a la diosa-rana Heqet. Por lo tanto, la plaga de las ranas humilló a esta diosa. (Éx 8:5-14.) La tercera plaga llevó a los sacerdotes practicantes de magia a reconocer su derrota cuando resultaron incapaces de convertir el polvo en jejenes por medio de sus artes ocultas. (Éx 8:16-19.) Al dios Thot se le atribuía la invención de la magia o las artes ocultas, pero ni siquiera este dios pudo ayudar a los sacerdotes practicantes de magia para que imitaran la tercera plaga.
La línea de demarcación entre los egipcios y los adoradores del Dios verdadero quedó trazada claramente a partir de la cuarta plaga. Aunque los enjambres de tábanos invadieron las casas de los egipcios, en la tierra de Gosén los israelitas no fueron afectados. (Éx 8:23, 24.) La siguiente plaga, la peste sobre el ganado, humilló a deidades como la diosa-vaca Hator, Apis y la diosa-cielo Nut, a la que se imaginaban como una vaca con las estrellas fijadas en su vientre. (Éx 9:1-6.) La plaga de diviesos supuso la deshonra de las deidades que, según se creía, poseían facultades curativas, como Thot, Isis y Ptah. (Éx 9:8-11.) La severa tormenta de granizo humilló a aquellos dioses que se pensaba que controlaban los elementos de la naturaleza, como por ejemplo: Reshpu, quien según se creía controlaba los relámpagos, y Thot, de quien se decía que tenía poder sobre la lluvia y el trueno. (Éx 9:22-26.) La plaga de langostas fue una derrota para los dioses que, según los egipcios, aseguraban una cosecha abundante, uno de los cuales era el dios de la fertilidad, Min, al que consideraban un protector de las cosechas. (Éx 10:12-15.) Entre las deidades que la plaga de oscuridad vejó estuvieron los dioses solares, como Ra y Horus, y también Thot, el dios de la Luna, que, según opinaban, era quien controlaba el Sol, la Luna y las estrellas. (Éx 10:21-23.)
La muerte del primogénito resultó en la máxima humillación para los dioses y las diosas egipcios. (Éx 12:12.) Los gobernantes de Egipto en realidad se llamaban a sí mismos dioses, los hijos de Ra o Amón-Ra. Se alegaba que Ra o Amón-Ra tenía coito con la reina. Por lo tanto, a su hijo se le consideraba un dios encarnado y era dedicado a Ra o Amón-Ra en su templo. De modo que la muerte del primogénito del faraón suponía en realidad la muerte de un dios. (Éx 12:29.) Este hecho en sí debió ser un golpe severo para la religión de Egipto, sin mencionar la completa impotencia de todas las deidades para salvar de la muerte a los primogénitos de los egipcios. (Véase AMÓN núm. 4.)
1ª El Nilo y las aguas de Egipto se transforman en sangre. - (Éx. 7:19-21) Deshonra para Hapi, el dios del Nilo. El agua del Nilo y de todos sus canales y pozos se convirtió en sangre. El agua apestaba y los peces murieron, Ésta fue una plaga dura, y más por cuanto que el Nilo era adorado por los egipcios como dios. La destrucción de la pesca del Nilo fue también una gran catástrofe. Pero los magos pudieron hacer el mismo prodigio de transformar el agua en sangre. La muerte de los peces en el Nilo también fue un golpe a la religión de Egipto, pues ciertas clases de peces se veneraban y hasta se momificaban. Faraón endureció por ello su corazón (Éxodo 7:19-21).
2.ª Las ranas. - (Éx. 8:5-14) La diosa-rana Heqt no pudo evitarla. La tierra se vio invadida de ellas: en sus camas, hornos y artesas. Los magos consiguieron también hacer lo mismo. Sin embargo, la presencia de las ranas era tan molesta que Faraón llamó a Moisés para rogarle que pidiera a Jehová que las sacara del país: dejaría salir al pueblo de Israel de Egipto. Las ranas murieron, y fueron recogidas en grandes montones; al verse aliviado, Faraón endureció su corazón, y no permitió que el pueblo saliera de Egipto (Éxodo 8:5-14; véase Rana).
3.ª Jejenes (Piojos heb. «ken», «kinnam»). - (Éx. 8:16-19) Tot (Thot), señor de la magia, no pudo ayudar a los magos egipcios. El polvo de la tierra se transformó en piojos sobre hombres y animales. Los hay que han supuesto que se trata de una especie pequeña de mosquitos, porque la LXX dice «skiphes», que algunos traducen como «mosquito». Pero éstos pueden quedar incluidos en la cuarta plaga. Es mucho más probable que se aluda al piojo, como afirma Josefo o a la pulga. Se dice que estaba «tanto en los hombres como en las bestias». Los magos no pudieron imitar esto: se trataba de una comunicación de vida. Tuvieron que reconocer: «Dedo de Dios es éste.» Sin embargo, Faraón se negó a permitir la salida de los hijos de Israel (Éxodo 8:16-19; véase Mosquito).
4.ª Tábanos (Moscas). - (Éx. 8:21-24) Ningún dios pudo evitarla, ni siquiera Ptah, creador del universo, ni Tot, señor de la magia. El término «moscas» está añadido, diciendo el original «enjambres», que puede referirse a enjambres de insectos de diversas clases. Iban a llenar las casas y a corromper la tierra. Gesenio vierte «arob» como «tábano», pero en Sl 78:45 y 105:31 este mismo término se traduce «enjambres de moscas». La Reina-Valera lo traduce «toda clase de moscas». Es indudable que se incluye la mosca común en Egipto: son sumamente molestas, contaminando la comida, y atacando al cuerpo insistentemente. Una característica de esta plaga es que no se dio en la tierra de Gosén, donde moraban los israelitas. Faraón se sintió tan apremiado por esta plaga que se apresuró a llamar a Moisés, proponiéndole el permiso para ofrecer sus sacrificios, pero en Egipto. A esto se opuso Moisés, porque los israelitas iban a sacrificar unos animales que los egipcios detestaban (las ovejas) y otros que consideraban sagrados (las vacas). Finalmente, Faraón accedió, con la condición de que no debían alejarse demasiado por el desierto. Sin embargo, tan pronto esta plaga fue quitada, Faraón rehusó nuevamente dejar partir a los hijos de Israel (Éxodo 8:23, 24; véase Tábano - (Un tipo de moscas que pican.)).
5.ª La plaga en el ganado. - (Éx. 9:1-6) Ni Hator la diosa-vaca ni Apis el toro pudieron evitar esta plaga. Cayó sobre los ganados de los egipcios. Sólo los rebaños y manadas de los israelitas quedaron exentos. Pero Faraón, a pesar de haber comprobado este hecho, persistió en su negativa a dejar partir a Israel (Éxodo 9:1-6).
6.ª Diviesos (Úlceras). - (Éx. 9:8-11) Las deidades sanadoras: Tot, Isis y Ptah, no pudieron ayudar. Esta plaga cayó sobre todos los egipcios, incluidos los hechiceros, que ya no pudieron estar ante Faraón como en las otras ocasiones. Sin embargo, Faraón persistió en su obstinada actitud (Éxodo 9:8-11; véase Úlcera - (O “diviesos (forúnculos)”.)).
7.ª Granizo mezclado con fuego. - (Éx. 9:22-26) Expuso la falta de poder de Reshpu, controlador del relámpago, y Tot, dios de la lluvia y el trueno. Hay evidencias de que no se trató de un granizo normal. La antigua tradición judía (cfr. Talmud Babilónico, «Tratado Berakhoth» 54b) afirma que se trataba de piedras calientes. Algunos expertos dicen que es posible que el fenómeno descrito aquí estuviera relacionado con algún fenómeno de carácter cósmico, y que fuera una granizada de una grava procedente de la descomposición de un cometa (cfr. I. Velikovsky: «Worlds in Collision», p. 50). Sin embargo, la tierra de Gosén no quedó afectada. Faraón pidió la intercesión de Moisés, pero al cesar el granizo, reasumió su anterior actitud (Éxodo 9:22-26; véase Granizo - [Utilizado por Jehová]).
8.ª Langostas. - (Éx. 10:12-15) Fue un golpe contra Min, el dios de la fertilidad y protector de las cosechas. Moisés amenazó con la plaga de langostas. Los siervos de Faraón advirtieron al monarca que Egipto estaba devastado (Éx. 10:7). Sin embargo, al anunciar Moisés que todo el pueblo iba a irse, junto con todas sus posesiones en ganados y bienes, Faraón se negó nuevamente a permitir su marcha (Éxodo 10:12-15; véase Langostas - [Plagas de langostas]).
9.ª Tinieblas. - (Éx. 10:21-23) Ra, el preeminente dios-Sol y Horus, un dios solar, avergonzados. «Hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, durante tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus moradas» (Éx. 10:22, 23). Se trataba de unas tinieblas que se podían sentir, y Faraón llamó a Moisés, dándole autorización para que los israelitas salieran con sus esposas y sus pequeños; pero tenían que dejar tras sí sus rebaños y manadas. Moisés no estuvo de acuerdo: tenían que partir con todo: «No quedará ni una pezuña.» Así iba a ser la redención de Dios. Faraón se encolerizó, y exclamó: «Guárdate que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás.» Moisés replicó: «Bien has dicho; no veré más tu rostro» (Éx. 10:29); en Éx. 11:4-8 se afirma claramente que Moisés advirtió a Faraón de la muerte de los primogénitos; ello hubiera podido ser en aquella misma audiencia por un mensaje directo de parte de Dios. Moisés salió encolerizado de la presencia de Faraón (Éx. 11:8; véase Oscuridad).
10.ª Muerte de los primogénitos. - (Éx. 12:12, 29) Incluso el de Faraón, a quien se consideraba un dios encarnado. Ra (Amón-Ra), dios-Sol y a veces representado por un carnero, no pudo impedir la plaga. «Desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias.» Los israelitas habían ya preparado el cordero pascual, y untado su sangre en los postes de la puerta y en el dintel, y el heridor los pasó por alto. Esto establece un tipo de la preciosa sangre de Cristo. Moisés y Aarón fueron convocados, y se les dio orden de que partieran, ellos y sus ganados. Los egipcios los apremiaban, exclamando: «Todos somos muertos» (Éx. 12:33). Así es como Dios lanzó Sus terribles juicios sobre Egipto, para hacer saber a Faraón que Él era el Dios omnipotente, y para redimir a Su pueblo con mano alzada y brazo extendido (Éxodo 12:12; Véase “Pascua” - [¿Qué significa la expresión “entre las dos tardes”?-§5]; Primogénito - [§3]).
Deidades cananeas. Según fuentes extrabíblicas, el dios El era considerado el creador y soberano. Si bien parece que El estaba algo alejado de los avatares propios de la Tierra, se muestra con frecuencia a otras deidades acudiendo a él para consultarle. Se le describe como un hijo rebelde que destronó y castró a su propio padre, y como un sangriento tirano, asesino y adúltero. En los textos de Ras Shamra se le llama el “padre Toro El” y se le representa con barba y pelo cano. De Aserá, su consorte, se dice que es la progenitora de los dioses, y de El, su progenitor.
El dios cananeo más importante era el dios de la fertilidad: Baal, deidad del cielo, la lluvia y la tormenta. (Jue 2:12, 13.) En los textos de Ras Shamra a menudo se llama a Baal hijo de Dagón, aunque también se le llama hijo del dios El. A la hermana de Baal, Anat, se la muestra refiriéndose al dios El como su padre, y dicho dios, a su vez, la llama su hija. De ahí que a Baal probablemente se le considerase hijo del dios El, aunque puede que también se le haya tenido por su nieto. En los relatos mitológicos Baal aparece atacando y venciendo a Yam, el dios de las aguas y que al parecer era el hijo favorito o amado de El. Sin embargo, en su conflicto con otro hijo de El, Mot, el dios de la muerte y de la aridez, Baal es asesinado. Así, Canaán, al igual que Babilonia, tenía su dios que sufrió una muerte violenta y después fue restaurado a la vida. (Véase BAAL núm. 4.)
Anat, Aserá y Astoret son las diosas principales que se mencionan en los textos de Ras Shamra. Sin embargo, parece que sus papeles se traslapaban bastante. En Siria, donde se hallaron los textos de Ras Shamra, quizás se haya tenido a Anat por la esposa de Baal, pues, aunque repetidas veces se la llama “doncella”, se dice que tiene coito con Baal. Pero el registro de las Escrituras solo menciona en relación con Baal a Astoret y al poste sagrado o aserá. De ahí que tanto a Aserá como a Astoret también se las haya considerado a veces esposas de Baal. (Jue 2:13; 3:7; 10:6; 1Sa 7:4; 12:10; 1Re 18:19; véanse ASTORET; COLUMNA SAGRADA; POSTE SAGRADO.)
Las referencias a Anat que figuran en los textos de Ras Shamra dan algún indicio del concepto degradado que tanto los cananeos como los sirios tenían de sus deidades. Se describe a esta diosa como la más hermosa de las hermanas de Baal, pero con un genio muy violento. Se dice que amenazó a su padre, El, con aplastarle la cabeza y hacer que su pelo y barba canosos quedasen empapados en sangre si no accedía a sus deseos. En otra ocasión se la muestra participando en un festín de asesinatos; se ataba las cabezas de sus víctimas a la espalda y las manos a la cintura, y se metía en sangre hasta las rodillas, y hasta las caderas en el crúor de hombres valientes. El placer que sentía por esos asesinatos orgiásticos queda reflejado en las siguientes palabras: “Su hígado se hincha de risa, su corazón se llena de alegría”. (Ancient Near Eastern Texts, edición de J. B. Pritchard, 1974, págs. 136, 137, 142, 152.)
La adoración extremadamente baja y degradada de los cananeos demuestra que la ejecución de la sentencia de destrucción dictada por Dios contra los habitantes de aquella tierra estaba justificada de sobra. (Le 18; Dt 9:3, 4.) Sin embargo, debido a que los israelitas no la llevaron a cabo con todo rigor, con el paso del tiempo las prácticas degeneradas relacionadas con la adoración de las deidades cananeas entramparon a los israelitas. (Sl 106:34-43; véase también CANAÁN, CANANEO núm. 2.)
Deidades de Medo-Persia. Hay indicios de que los reyes del Imperio medopersa eran seguidores de Zoroastro. Aunque no se puede probar ni refutar que Ciro el Grande se adhiriese a las enseñanzas de Zoroastro, desde el tiempo de Darío I las inscripciones de los monarcas mencionan repetidas veces a Ahura Mazda, la deidad principal del zoroastrismo. Darío I se refería a Ahura Mazda como el creador del cielo, la Tierra y el hombre, y reconocía a este dios como el que le había otorgado sabiduría, poder, destreza y, además, el reino.
Un rasgo característico del zoroastrismo es el dualismo, o sea, la creencia en dos seres divinos independientes, uno bueno y otro malo. A Ahura Mazda se le consideraba el creador de todas las cosas buenas, y a Angra Mainyu, el creador de todo lo que es malo. Se creía que este último podía ocasionar terremotos, tormentas, enfermedades y la muerte, así como provocar disturbios y guerras. También se pensaba que había espíritus inferiores que ayudaban a estos dos dioses a desempeñar sus funciones.
El símbolo de Ahura Mazda era muy parecido al del dios asirio Asur: un disco alado del que en algunos casos sobresalía la figura de un hombre con barba y con una cola vertical de ave. Tal vez Ahura Mazda haya formado parte de una tríada, idea que parece advertirse en la invocación de Artajerjes Mnemón, pidiendo la protección de Ahura Mazda, Anahita (diosa del agua y la fertilidad) y Mitra (dios de la luz), deidades a cuya gracia atribuye la reconstrucción de la Sala de las Columnas del palacio real de Susa. Un buen número de eruditos han relacionado a Anahita con la Istar de Babilonia. A este respecto, E. O. James hizo el siguiente comentario en su libro The Cult of the Mother-Goddess (1959, pág. 94): “Fue adorada como ‘la gran diosa, cuyo nombre es Señora’, ‘todopoderosa e inmaculada’, la que purifica ‘la simiente del hombre y la matriz y la leche materna de la mujer’. [...] Era, de hecho, la equivalente persa (irania) de la Anat siria, la Inanna-Istar babilonia, la diosa hitita de Comana y la Afrodita griega”.
Según el historiador griego Heródoto (I, 131), los persas también adoraban los elementos naturales y los cuerpos celestes. Escribe: “He averiguado que los persas observan las siguientes costumbres: no tienen por norma erigir estatuas, templos ni altares; al contrario, tachan de locos a quienes lo hacen; y ello, porque, en mi opinión, no han llegado a pensar, como los griegos, que los dioses sean de naturaleza humana. En cambio, suelen subir a las cimas de las montañas para ofrecer sacrificios a Zeus, cuyo nombre aplican a toda la bóveda celeste. También ofrecen sacrificios al sol, a la luna, a la tierra, al fuego, al agua y a los vientos. Primitivamente sólo ofrecían sacrificios a esas divinidades, pero después han aprendido de los asirios y los árabes a ofrecer también sacrificios a Urania, si bien los asirios, a Afrodita, la llaman Milita, los árabes, Alilat y los persas, Mitra”.
El libro sagrado del zoroastrismo es el Avesta, una colección en la que hay oraciones dirigidas al fuego —llamado el hijo de Ahura Mazda—, al agua y a los planetas, así como a la luz del Sol, la Luna y las estrellas. Aunque es posible que el rey Ciro fuese practicante del zoroastrismo, en la profecía bíblica se le designa como el nombrado por Jehová para someter al Imperio babilonio y libertar a los judíos cautivos. (Isa 44:26–45:7; compárese con Pr 21:1.) Después de la destrucción de Babilonia en 539 a. E.C., los israelitas estuvieron bajo el dominio de los medopersas, que eran zoroástricos.
Deidades griegas. Un examen de los dioses y las diosas de la antigua Grecia revela los vestigios de la influencia babilonia. El profesor George Rawlinson, de la universidad de Oxford, hizo la siguiente observación: “La notable semejanza entre el sistema caldeo y el de la mitología clásica parece digna de atención especial, pues es demasiado amplia y demasiado afín en algunos respectos como para suponer que es fruto de la mera casualidad o de la coincidencia. En los panteones de Grecia y Roma, y en el de Caldea, puede reconocerse la misma agrupación general; no es raro descubrir la misma sucesión genealógica; y en algunos casos hasta los nombres y los títulos conocidos de las divinidades clásicas admiten la ilustración y explicación más curiosa procedente de fuentes de información caldeas. Casi no podemos dudar de que, de una manera u otra, hubo una comunicación de creencias, un paso de nociones e ideas mitológicas en tiempos muy primitivos, desde las costas del golfo Pérsico a las tierras bañadas por el Mediterráneo”. (The Seven Great Monarchies of the Ancient Eastern World, 1885, vol. 1, págs. 71, 72.)
En los relatos mitológicos que muestran al dios Apolo matando a la serpiente Pitón, y al infante Heracles (o Hércules, el hijo de Zeus y Alcmena, una mujer) estrangulando a dos serpientes, se puede observar una distorsión de la declaración de Dios concerniente a la descendencia prometida. Nos enfrentamos de nuevo al tema común de un dios que muere y luego es resucitado. Todos los años se conmemoraba la muerte violenta de Adonis y su regreso a la vida, ocasión en la que, en especial las mujeres, lloraban su muerte y llevaban imágenes de su cuerpo como si se tratase de una procesión funeral, y después las lanzaban al mar o a los manantiales. Otra deidad cuya muerte violenta y regreso a la vida celebraban los griegos era Dioniso o Baco, quien, al igual que Adonis, ha sido identificado con el dios babilonio Tamuz.
La mitología presenta a las deidades griegas casi como si fuesen hombres y mujeres comunes. Su figura corresponde a la humana, aunque se les concebía con un tamaño, una belleza y una fortaleza mucho mayores que las del hombre. Como por sus venas fluía “icor” y no sangre, se afirmaba que sus cuerpos eran incorruptibles. No obstante, se creía que los hombres podían infligirles heridas dolorosas con sus armas, aunque siempre se sanaban. También se decía que los dioses permanecían jóvenes.
La mayoría de las deidades griegas eran sumamente inmorales y manifestaban debilidades humanas. Luchaban entre sí y conspiraban unos contra otros: Zeus, el dios supremo del panteón griego, destronó a Crono, su propio padre, quien con anterioridad había depuesto y castrado a su padre Urano. Ambos, Urano y Crono, fueron padres muy crueles. Urano había restringido a la Tierra a los hijos que su esposa Gea le había dado y no les permitía siquiera ver la luz. Crono, por su parte, devoró a los hijos que Rea le dio. Algunas de las prácticas que se les atribuyen a ciertas deidades son el adulterio, la fornicación, el incesto, la violación, la mentira, el robo, la borrachera y el asesinato. A los que incurrían en la desaprobación de los dioses se les imponía castigos crueles. Por ejemplo, cuando el sátiro Marsias desafió a Apolos a un concurso musical, este lo ató a un árbol y lo desolló vivo. Y se dice que la diosa Ártemis transformó a Acteón en un ciervo e hizo que los propios perros de la víctima se lo comieran, solo porque la había visto desnuda.
Claro que hay quienes afirman que estos relatos mitológicos solo eran fruto de la imaginación de los poetas. Pero ya en el siglo IV Agustín hizo el siguiente comentario a este respecto: “Por lo que aducen en su defensa, que no es verdad aquello que dicen contra sus dioses, sino falso y fingido, por esto mismo es mayor mal si se pone la mira en la piedad religiosa. Y si consideras la malicia de los demonios, ¿qué cosa hay más astuta y habilidosa para engañar? Cuando un ultraje se echa en cara a un príncipe bueno y útil para la patria, ¿acaso no es tanto más indigno, cuanto más remoto está de la verdad y más ajeno a su vida?”. (La Ciudad de Dios, II, 10[9].) Sin embargo, la popularidad de que gozaron las representaciones escénicas griegas de esas narraciones poéticas demuestra que para una mayoría su contenido no era vejatorio y hasta estaban de acuerdo con él. La inmoralidad de las deidades justificaba la de los propios humanos, y esto tenía el parabién de la gente. (Véase GRECIA, GRIEGOS - [La religión griega].)
El apóstol Pablo se vio implicado durante su ministerio en un incidente con adoradores de los dioses griegos Zeus y Hermes. (Hch 14:12, 13.) Era costumbre entre los atenienses expresar su temor a las deidades erigiendo gran cantidad de templos y altares en su honra. (Hch 17:22-29.) La inmoralidad sexual que impregnaba el culto religioso griego tuvo influencia en los miembros de la congregación cristiana de Corinto, por lo que Pablo se vio obligado a reprenderlos con firmeza. (1Co 5.)
Deidades romanas. La religión de los romanos recibió gran influencia de los etruscos, un pueblo que según se cree procedía de Asia Menor. La práctica de adivinación enlaza claramente la religión de los etruscos con la de los babilonios. Por ejemplo, los modelos de hígados de barro usados para la adivinación que se han hallado en Mesopotamia se asemejan al modelo de un hígado hecho de bronce que se halló en Piacenza, en la provincia italiana de Emilia-Romagna. De modo que, cuando los romanos adoptaron las deidades etruscas, estaban en realidad recibiendo una herencia babilonia. (Véase ASTRÓLOGOS.) La tríada romana formada por Júpiter (el dios supremo, dios del cielo y de la luz), Juno (la consorte de Júpiter, considerada como la que velaba por los intereses de las mujeres) y Minerva (la Atenea de Grecia y arquetipo de la Istar de Babilonia. Hija de Júpiter y su hermana Juno y diosa de las artes, los oficios, la guerra y la sabiduría) corresponde con la tríada etrusca formada por Tinia, Uni y Menerva y la tríada capitolina romana compuesta del padre, la madre y la hija, Júpiter-Juno-Minerva.
Con el transcurso del tiempo, los prominentes dioses griegos se infiltraron en el panteón romano, aunque con nombres diferentes. Los romanos incluso adoptaron deidades de otras tierras, como, por ejemplo, el Mitra persa (cuyo cumpleaños se celebraba el 25 de diciembre), la diosa frigia de la fertilidad, llamada Cibeles, y la egipcia Isis, ambas identificadas con la babilonia Istar. Además, también se deificaba hasta a los mismos emperadores romanos.
A Saturno se le adoraba por haber llevado a Roma una edad de oro. Las saturnales eran originalmente una fiesta de un día en su honor, pero más tarde llegaron a ser una celebración de siete días en la segunda quincena de diciembre. Este acontecimiento se caracterizaba por sus fiestas desenfrenadas. Se intercambiaban regalos, como frutas y velas, y se solía dar a los niños muñecos de barro. Durante la fiesta no se imponía ningún castigo. Las escuelas y los tribunales cerraban, e incluso se detenían las operaciones bélicas. Los esclavos cambiaban de puesto con sus amos y se les permitía, sin necesidad de temer el castigo, dar rienda suelta a la lengua.
Debido a que los cristianos primitivos se negaron a participar en actos de adoración romanos, en particular en el culto al emperador, se convirtieron en el blanco de una implacable persecución. No obstante, no transigieron y permanecieron inamovibles en su determinación de “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”, rehusando dar a los gobernantes romanos el culto que solo le pertenece a Dios. (Hch 5:29; Mr 12:17; véase ROMA - [Religión].)
Los dioses de las naciones en contraste con Jehová. Hoy en día muchos de los dioses mencionados en la Biblia son solo nombres. Aunque a veces sus adoradores incluso les sacrificaron a sus propios hijos, por ser dioses falsos eran incapaces de rescatar a los que recurrían a ellos en busca de ayuda en momentos de necesidad. (2Re 17:31.) Por lo tanto, ante sus éxitos militares, el rey de Asiria se jactó por medio de su vocero Rabsaqué: “¿Acaso los dioses de las naciones han librado de manera alguna cada cual a su propio país de la mano del rey de Asiria? ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arpad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hená y de Ivá? ¿Han librado ellos a Samaria de mi mano? ¿Quiénes hay entre todos los dioses de los países que hayan librado su país de mi mano, para que Jehová libre a Jerusalén de mi mano?”. (2Re 18:28, 31-35.) Sin embargo, Jehová no le falló a su pueblo como lo habían hecho aquellos dioses falsos. En una sola noche el ángel de Jehová mató a 185.000 soldados en el campamento de los asirios. Humillado, el orgulloso monarca asirio Senaquerib volvió a Nínive para ser más tarde asesinado por dos de sus hijos en el templo de su dios Nisroc. (2Re 19:17-19, 35-37.) En realidad, “todos los dioses de los pueblos son dioses que nada valen; pero en cuanto a Jehová, él ha hecho los mismísimos cielos”. (Sl 96:5.)
Si bien los dioses falsos tienen las características de sus hacedores, las personas que los adoran también llegan a asemejárseles mucho. Para ilustrarlo: el rey Manasés de Judá adoraba a dioses falsos, incluso hasta el punto de hacer pasar a su hijo por el fuego, pero su entrega a la adoración falsa no le convirtió en un rey mejor. Por el contrario, demostró ser como las deidades sedientas de sangre que adoraba, y derramó mucha sangre inocente. (2Re 21:1-6, 16.) En marcado contraste, los adoradores del Dios verdadero se esfuerzan por imitar a su perfecto Hacedor, desplegando el fruto de su espíritu: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad y autodominio. (Ef 5:1; Gál 5:22, 23.)
Nombre | Caracteristicas |
Anu | Del dios supremo, que reinaba sobre los cielos; padre de Istar |
Asur | dios-guerrero nacional de los asirios; también dios de la fertilidad |
Ea | dios del agua. Padre de Marduk. Advirtió del diluvio a Utnapistim |
Enlil (Bel) | señor del aire; Zeus fue después su paralelo en la mitología griega. Asimilado por los babilonios en Marduk (Bel) |
Istar | personificación divina del planeta Venus; la prostitución sagrada era parte de su culto. Era Astarté en Fenicia, Atargatis en Siria, Astoret en la Biblia (1 Reyes 11:5, 33), Afrodita en Grecia, Venus en Roma |
Marduk | primero entre los dioses babilonios; “absorbió a todos los demás dioses y tomó sus variadas funciones”. Llamado Merodac por los israelitas |
Samas | dios solar de la luz y la justicia. Precursor del Apolo griego |
Sin | dios lunar, miembro de la tríada que incluía a Samas (el Sol) y a Istar (el planeta Venus) |
Tamuz (Dumuzi) | el dios de la cosecha. Amante de Istar |
NOMBRE GRIEGO |
NOMBRE ROMANO |
PAPEL EN LA MITOLOGÍA |
Afrodita | Venus | Diosa de la belleza y del deseo sexual. Nacida de la espuma. (en la mitología romana, diosa de los campos y jardines) Los asirios y los árabes tienen a Urania, si bien los asirios, a Afrodita, la llaman Milita, los árabes, Alilat y los persas, Mitra. |
Apolo | Febo | Dios de la profecía, la agricultura y de la ganadería, la medicina, la poesía, la arquería y de la luz y de la verdad. (mitología grecorromana posterior: dios del Sol) |
Ares | Marte | Dios de la guerra. Rey de los dioses, y de su esposa Hera. |
Artemisa | Diana | diosa de la caza y el nacimiento (mitología grecorromana posterior: diosa de la Luna) |
Asclepio | Esculapio | Dios de la medicina y la curación. |
Atenea | Minerva | Diosa de las ciudades griegas, de la industria y de las artes. diosa de la sabiduría y de la guerra. Patrona del arte de la agricultura y de las labores femeninas. Auxiliadora de los héroes (mitología grecorromana posterior: diosa de la razón) Arquetipo de la Istar de Babilonia. Hija de Júpiter y su hermana Juno y diosa de las artes, los oficios, la guerra y la sabiduría, corresponde con la tríada etrusca formada por Tinia, Uni y Menerva y la tríada capitolina romana compuesta del padre, la madre y la hija, Júpiter-Juno-Minerva. |
Cronos | Saturno | Para los griegos, gobernante de los titanes y padre de Zeus. En la mitología romana, también de la agricultura. Personifica el paso del tiempo y la abundancia. dios del cielo. |
Démeter | Ceres | Diosa de los cereales y de lo que crecía. |
Dionisio | Baco | Dios del vino, la vegetación, la fertilidad y el desenfreno. |
Eros | Cupido | Dios del amor. Una de las fuerzas primigenias de la naturaleza. Fuerza inquieta e insatisfecha. |
Gaya (Gea) | Tierra (Terra) | Madre Tierra. |
Hefesto | Vulcano | Dios del fuego y de la metalurgia. Artesano de los dioses; les fabricaba armaduras, armas y joyas. |
Hera | Juno | Diosa del matrimonio y de la fertilidad; protectora de las mujeres casadas; reina de los dioses. Para los griegos, hermana y esposa de Zeus; para los romanos, esposa de Júpiter. |
Hermes | Mercurio | Mensajero de los dioses; dios del comercio y la ciencia, protector de los pastores, viajeros, ladrones, mercaderes y vagabundos. |
Nemesis | Némesis | Diosa de la venganza. |
Hestia | Vesta | Diosa y guardiana virgen del hogar. Simboliza la perpetuidad religiosa, la continuidad de la civilización y de la cultura, a pesar de la emigración, las invasiones y la guerra. |
Hipnos | Sueño (Somno) | Dios del sueño. |
Hades | Plutón | Dios de los mundos subterráneos; señor de los muertos. Señor de los ricos. |
Pan | Fauno (Luperco) | Dios de los rebaños y de los pastores. Cuando Pan nació ya era adulto, tenía cuernos, barba, pies de cabra y cola. Los romanos afirmaban que su esposa, Luperca, en forma de loba, había criado a Rómulo y Remo, fundadores y edificadores de la antigua ciudad de Roma. |
Poseidón | Neptuno | Dios de los mares. En la mitología griega, también dios de los terremotos y los caballos. |
Rea | Ops | Esposa y hermana de Cronos/Saturno; diosa madre. |
Urano | Urano | Dios de los cielos; hijo y esposo de Gea y padre de los titanes. |
Selene | Luna | Diosa de la luz lunar y de las artes mágicas. |
Zeus | Júpiter | Dios del cielo y soberano de los dioses olímpicos |
EN EL cuadragésimo segundo libro de las Escrituras inspiradas, Lucas da un relato de la vida, la actividad y el ministerio de Jesús y sus seguidores hasta el tiempo de la ascensión de Jesús. El registro histórico del cuadragésimo cuarto libro de las Escrituras, Hechos de Apóstoles, continúa la historia del cristianismo primitivo mostrando cómo se funda la congregación como resultado de la operación del espíritu santo. También describe cómo crece el testimonio, primero entre los judíos y luego pasando a gente de todas las naciones. La mayor parte del contenido de los primeros 12 capítulos (13-28) es sobre las actividades de Pedro, y los 16 capítulos (1-12) restantes relatan las actividades de Pablo. Lucas estuvo en asociación íntima con Pablo, pues lo acompañó en muchos de sus viajes.
2 El libro está dirigido a Teófilo. Puesto que se le llama “excelentísimo”, es posible que Teófilo fuera un funcionario, o puede que con “excelentísimo” solo se exprese alta estima. (Luc. 1:3.) El relato registra con exactitud histórica el establecimiento y desarrollo de la congregación cristiana. Empieza con las apariciones de Jesús a sus discípulos después de su resurrección y luego narra sucesos importantes del período desde 33 hasta alrededor de 61 E.C., de modo que abarca un total de aproximadamente 28 años.
3 Desde tiempos antiguos la escritura de Hechos se ha atribuido al escritor del Evangelio de Lucas. Ambos libros están dirigidos a Teófilo. Al repetir en los versículos de apertura de Hechos los sucesos con que concluye su Evangelio, Lucas enlaza los dos relatos y así indica que son obra del mismo autor. Parece que Lucas completó Hechos alrededor de 61 E.C., probablemente hacia fines de una estadía de dos años en Roma en compañía del apóstol Pablo. Puesto que los sucesos que describe llegan hasta ese año, Hechos no pudo haberse completado antes de esa fecha, y el hecho de que la apelación de Pablo a César se deja sin haberse decidido indica que Hechos se completó para ese año.
4 Desde los tiempos más antiguos, Hechos ha sido para los escriturarios un libro canónico. Partes del libro se encuentran entre los papiros manuscritos más antiguos que existen de las Escrituras Griegas, en particular los papiros Michigan núm. 1571 (P38), del siglo III o IV E.C., y Chester Beatty núm. 1 (P45), del siglo III. Ambos papiros indican que Hechos circulaba junto con otros libros de las Escrituras inspiradas y por lo tanto era parte del catálogo desde fecha temprana. El modo de escribir de Lucas en el libro de Hechos refleja la misma exactitud notable que, según ya dijimos, distingue su Evangelio. Sir William M. Ramsay clasifica al escritor de Hechos “entre los historiadores de primer rango”, y explica así lo que esto significa: “La condición primera y esencial del gran historiador es la verdad. Lo que dice tiene que ser fidedigno”*.
5 Como ilustración de la exactitud informativa tan característica de los escritos de Lucas, citamos a Edwin Smith, comandante de una flotilla de buques de guerra británicos en el Mediterráneo durante la I Guerra Mundial, quien escribió en la revista The Rudder de marzo de 1947: “Las naves antiguas no eran timoneadas como en estos tiempos modernos con un solo timón articulado sobre el codaste, sino mediante dos remos o paletas grandes, uno a cada lado de la popa; de ahí la mención de estos en número plural por san Lucas. [Hech. 27:40.] [...] En nuestro examen hemos visto que cada declaración que hace san Lucas sobre los movimientos de esta nave, desde que zarpó de Bellos Puertos hasta que quedó varada en Malta, ha sido verificada por prueba externa e independiente del tipo más exacto y satisfaciente; y que sus declaraciones en cuanto al tiempo que estuvo a la mar el barco corresponde con la distancia recorrida; y, finalmente, que su descripción del lugar al cual llegaron cuadra con el lugar tal como es. Todo lo cual muestra que Lucas en verdad hizo la travesía según la describe, y además ha probado que fue un hombre cuyas observaciones y declaraciones pueden aceptarse como confiables y fidedignas en grado máximo”*.
6 Los hallazgos arqueológicos también confirman la exactitud del relato de Lucas. Por ejemplo, excavaciones hechas en Éfeso han desenterrado tanto el templo de Ártemis como el teatro donde los efesios se amotinaron contra el apóstol Pablo. (Hech. 19:27-41.) Además, se han descubierto inscripciones que confirman lo correcto de que Lucas usara el título “gobernantes de la ciudad” y lo aplicara a los funcionarios de Tesalónica (17:6, 8). Dos inscripciones encontradas en Malta muestran lo correcto de que Lucas se refiriera a Publio como “el hombre prominente” de Malta (28:7).
7 Además, los varios discursos que Pedro, Esteban, Cornelio, Tértulo, Pablo y otros dieron, como los registra Lucas, son todos de estilo y composición diferentes. Aun los discursos de Pablo, pronunciados ante distintos auditorios, cambiaron de estilo para adaptarse a la ocasión. Esto indica que Lucas registró solamente lo que él mismo oyó o lo que otros testigos oculares le informaron. Lucas no era ningún novelista.
8 Se sabe muy poco de la vida personal de Lucas. Él mismo no era apóstol, pero estuvo asociado con los que lo eran. (Luc. 1:1-4.) En tres ocasiones el apóstol Pablo menciona a Lucas por nombre. (Col. 4:10, 14; 2 Tim. 4:11; File. 24.) Durante algunos años fue el compañero constante de Pablo, quien lo llamó “el médico amado”. En el relato hay un cambio continuo entre las formas “ellos” y “nosotros”, lo cual indica que Lucas estaba con Pablo en Troas durante el segundo viaje misional de Pablo, y que quizás se quedó atrás en Filipos hasta que Pablo regresó unos años después, y que entonces se juntó de nuevo con Pablo y lo acompañó en su viaje a Roma, donde Pablo sería sometido a juicio. (Hech. 16:8, 10; 17:1; 20:4-6; 28:16.)
9 Los sucesos hasta el Pentecostés - (1:1-26) Al abrir Lucas su segundo relato, el resucitado Jesús dice a sus ansiosos discípulos que se les bautizará en espíritu santo. ¿Será restaurado el Reino en este tiempo? No. Pero ellos recibirán poder y serán testigos “hasta la parte más distante de la tierra”. Al ser elevado Jesús fuera de su vista, dos hombres vestidos de blanco les dicen: “Este Jesús que fue recibido de entre ustedes arriba al cielo, vendrá así de la misma manera” (1:8, 11).
10 El día memorable del Pentecostés - (2:1-42) Todos los discípulos están congregados en Jerusalén. De repente un ruido como el de una brisa impetuosa llena la casa. Lenguas como de fuego descansan sobre los que están presentes. Se les llena de espíritu santo y empiezan a hablar en diferentes idiomas acerca de “las cosas magníficas de Dios” (2:11). Los espectadores quedan perplejos. Ahora Pedro se pone de pie y habla. Explica que este derramamiento del espíritu acontece en cumplimiento de la profecía de (Joel 2:28-32), y que Jesucristo, ahora resucitado y ensalzado a la diestra de Dios, “ha derramado esto que ustedes ven y oyen”. Heridas en el corazón, unas 3.000 personas abrazan la palabra y son bautizadas (2:33).
11 El testimonio crece - (2:43–5:42) Jehová continúa uniendo diariamente a ellos los que se van salvando. Fuera del templo, Pedro y Juan se encuentran con un paralítico que nunca en su vida ha caminado. “¡En el nombre de Jesucristo el Nazareno, anda!”, ordena Pedro. Inmediatamente el hombre ‘anda y salta y empieza a alabar a Dios’. Pedro entonces exhorta al pueblo a arrepentirse y volverse, “para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová”. Enojados porque Pedro y Juan enseñan sobre la resurrección de Jesús, los líderes religiosos los arrestan, pero las filas de los creyentes crecen hasta que son unos 5.000 hombres (3:6, 8, 19).
12 El día siguiente se hace comparecer a Pedro y Juan ante los gobernantes judíos para que estos los interroguen. Pedro testifica con franqueza que la salvación solo viene mediante Jesucristo, y cuando a Pedro y Juan se les ordena que dejen de predicar, responden: “Si es justo a vista de Dios escucharles a ustedes más bien que a Dios, júzguenlo ustedes mismos. Pero en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído” (4:19, 20). Se les pone en libertad, y todos los discípulos siguen hablando la palabra de Dios con denuedo. Debido a las circunstancias, los creyentes juntan sus bienes materiales y hacen distribuciones según la necesidad que exista. Sin embargo, cierto Ananías y su esposa, Safira, venden una propiedad y en secreto retienen parte del precio mientras aparentan que han entregado toda la suma. Pedro los desenmascara, y ellos caen muertos por haber obrado falsamente contra Dios y el espíritu santo.
13 Nuevamente los indignados líderes religiosos echan a los apóstoles en la cárcel, pero esta vez el ángel de Jehová los pone en libertad. Al día siguiente se les lleva otra vez al Sanedrín, donde se les acusa de ‘llenar a Jerusalén con su enseñanza’. Los apóstoles contestan: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. Aunque se les fustiga y amenaza, ellos no ceden, y ‘todos los días en el templo, y de casa en casa, continúan sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús’ (5:28, 29, 42).
14 El martirio de Esteban - (6:1–8:1a) Esteban es uno de los siete varones asignados por espíritu santo para distribuir alimento a las mesas. Además, da testimonio vigoroso de la verdad, y su apoyo de la fe es tan celoso que sus opositores, enfurecidos, hacen que se le lleve ante el Sanedrín acusado de blasfemia. Al presentar su defensa, Esteban primero cuenta de la gran paciencia que tuvo Jehová con Israel. Luego, con denodada elocuencia, va al grano: ‘Hombres obstinados, siempre están ustedes resistiendo el espíritu santo, ustedes que recibieron la Ley según fue transmitida por ángeles, pero no la han guardado’ (7:51-53). Esto es demasiado para ellos. Se precipitan sobre él, lo sacan de la ciudad, y lo matan a pedradas. Saulo observa con aprobación.
15 Persecuciones, y la conversión de Saulo - (8:1b–9:30) La persecución que empieza ese día contra la congregación en Jerusalén los esparce a todos menos a los apóstoles por todo el país. Felipe va a Samaria, donde muchos aceptan la palabra de Dios. Se envía allí a Pedro y Juan desde Jerusalén para que los creyentes reciban espíritu santo “mediante la imposición de las manos de los apóstoles” (8:18). Un ángel entonces dirige a Felipe al sur, al camino que va de Jerusalén a Gaza, donde él encuentra a un eunuco de la corte real de Etiopía que va en su carro leyendo el libro de Isaías. Felipe le explica el significado de la profecía y lo bautiza.
16 Mientras tanto, Saulo, “respirando todavía amenaza y asesinato contra los discípulos del Señor”, parte hacia Damasco para arrestar a ‘los que pertenecen al Camino’ allí. De repente una luz del cielo fulgura a su alrededor, y Saulo cae a tierra cegado. Una voz del cielo le dice: “Soy Jesús, a quien estás persiguiendo”. Después de pasar Saulo tres días en Damasco, un discípulo llamado Ananías le ministra. Saulo recobra la vista, se bautiza, y llega a estar lleno de espíritu santo; se convierte en un predicador celoso y hábil de las buenas nuevas (9:1, 2, 5). Ha sucedido algo asombroso: el perseguidor se ha convertido en perseguido y tiene que huir por su vida, primero de Damasco y luego de Jerusalén.
17 Las buenas nuevas van a gentiles incircuncisos - (9:31–12:25) Ahora la congregación ‘entra en un período de paz, siendo edificada; y como anda en el temor de Jehová y en el consuelo del espíritu santo, sigue multiplicándose’ (9:31). En Jope, Pedro levanta de la muerte a la amada Tabita (Dorcas), y allí recibe el llamado de ir a Cesarea, donde un oficial del ejército llamado Cornelio lo espera. Pedro predica a Cornelio y su casa y ellos creen, y se derrama sobre ellos espíritu santo. Al percibir “que Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto”, Pedro los bautiza... son los primeros conversos gentiles incircuncisos. Más tarde Pedro explica este nuevo suceso a los hermanos de Jerusalén, y estos glorifican por ello a Dios (10:34, 35).
18 Mientras las buenas nuevas siguen esparciéndose con rapidez, Bernabé y Saulo enseñan a una muchedumbre bastante numerosa en Antioquía, ‘y es primero en Antioquía donde a los discípulos por providencia divina se les llama cristianos’ (11:26). Nuevamente estalla la persecución. Herodes Agripa I hace que se dé muerte a espada a Santiago el hermano de Juan. También arroja a Pedro en prisión, pero de nuevo el ángel de Jehová libra a Pedro. ¡Qué mal le va al inicuo Herodes! Por no darle gloria a Dios, muere comido de gusanos. Por otra parte, ‘la palabra de Jehová sigue creciendo y difundiéndose’ (12:24).
19 El primer viaje misional de Pablo, con Bernabé - (13:1–14:28) Bernabé y “Saulo, que también es Pablo”, son apartados y enviados desde Antioquía por espíritu santo (13:9). En la isla de Chipre muchos creen, entre ellos el procónsul Sergio Paulo. En tierra continental de Asia Menor los misioneros Bernabé y Saulo visitan seis o más ciudades en circuito, y por todas partes se repite la misma historia: Se hace patente una clara división entre los que gustosamente aceptan las buenas nuevas y los opositores testarudos que incitan a chusmas a arrojar piedras contra los mensajeros de Jehová. Después de nombrar ancianos en las congregaciones recién formadas, Pablo y Bernabé regresan a Antioquía de Siria.
20 Se resuelve la cuestión de la circuncisión - (15:1-35) Debido a los muchos no judíos que entran en la congregación, surge la cuestión de si se debe circuncidar a estos. Pablo y Bernabé llevan el asunto a los apóstoles y ancianos en Jerusalén, donde el discípulo Santiago preside y hace arreglos para enviar la decisión unánime mediante una carta formal: “Al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de cosas estranguladas, y de fornicación” (15:28, 29). El estímulo de esta carta hace que los hermanos de Antioquía se regocijen.
21 El ministerio se extiende con el segundo viaje de Pablo - (15:36–18:22) “Después de algunos días” Bernabé y Marcos parten hacia Chipre, mientras que Pablo y Silas pasan por Siria y Asia Menor (15:36). El joven Timoteo se une a Pablo en Listra, y ambos viajan hacia Troas, en la costa del mar Egeo. Allí Pablo tiene una visión de un hombre que le suplica: “Pasa a Macedonia y ayúdanos” (16:9). Lucas se une a Pablo, y juntos toman un barco hacia Filipos, la ciudad principal de Macedonia, donde a Pablo y Silas se les echa en prisión. El resultado de esto es que el carcelero se hace creyente y se bautiza. Después de ser puestos en libertad, Pablo y Silas pasan a Tesalónica, y allí los judíos, envidiosos, incitan una chusma contra ellos. Así que de noche los hermanos envían a Pablo y Silas a Berea. Aquí los judíos muestran una disposición noble al recibir la palabra ‘con suma prontitud de ánimo, y examinar con cuidado las Escrituras diariamente’ para confirmar las cosas que aprenden (17:11). Pablo deja a Silas y Timoteo en esta nueva congregación, como había hecho con Lucas en Filipos, y sigue hacia el sur, a Atenas.
22 En esta ciudad de ídolos, los altivos filósofos epicúreos y estoicos se mofan de Pablo llamándolo “charlatán” y “publicador de deidades extranjeras”, y lo llevan al Areópago o Colina de Marte. Con hábil oratoria Pablo argumenta a favor de buscar al Dios verdadero, el “Señor del cielo y de la tierra”, quien garantiza un juicio justo mediante aquel a quien Él ha resucitado de entre los muertos. La mención de la resurrección divide a su auditorio, pero algunos se hacen creyentes (17:18, 24).
23 Después, en Corinto, Pablo se aloja en casa de Áquila y Priscila, y se une a ellos en el oficio de hacer tiendas de campaña. La oposición a lo que él predica lo obliga a salir de la sinagoga y celebrar sus reuniones en la casa contigua a la sinagoga, en casa de Ticio Justo. Crispo, el presidente de la sinagoga, se hace creyente. Después de estar 18 meses en Corinto, Pablo parte con Áquila y Priscila hacia Éfeso, donde deja a estos y prosigue hacia Antioquía de Siria, con lo cual completa su segunda gira misional.
24 Pablo vuelve a visitar las congregaciones en una tercera gira - (18:23–21:26) Un judío llamado Apolos viene a Éfeso desde Alejandría, Egipto, y habla denodadamente acerca de Jesús en la sinagoga, pero a Áquila y Priscila se les hace necesario corregirle en cuanto a su enseñanza antes de que prosiga a Corinto. Pablo ahora está en su tercer viaje, y con el tiempo llega a Éfeso. Al enterarse de que los creyentes aquí han sido bautizados con el bautismo de Juan, Pablo explica lo que es el bautismo en el nombre de Jesús. Entonces bautiza a unos 12 hombres, y cuando pone las manos sobre ellos, estos reciben el espíritu santo.
25 Durante los tres años que Pablo pasa en Éfeso, ‘de manera poderosa la palabra de Jehová sigue creciendo y prevaleciendo’, y muchos dejan de adorar a la diosa patrona de la ciudad, Ártemis (Artemisa) (19:20). Airados por la pérdida de negocio que pueden esperar, los fabricantes de templetes de plata provocan un alboroto tan grande en la ciudad que toma horas dispersar a la chusma. Poco después Pablo parte hacia Macedonia y Grecia, y de paso visita a los creyentes.
26 Pablo pasa tres meses en Grecia antes de regresar por Macedonia, donde Lucas se reúne con él. Juntos cruzan a Troas, y aquí, mientras Pablo discursa hasta tarde en la noche, un joven se queda dormido y cae de una ventana del tercer piso. Lo recogen muerto, pero Pablo le devuelve la vida. Al día siguiente Pablo y los que van con él parten hacia Mileto, donde Pablo se detiene en su viaje a Jerusalén, para celebrar una reunión con los ancianos de Éfeso. Les informa que no volverán a ver su rostro. Entonces, ¡cuán urgente es que tomen la delantera y pastoreen el rebaño de Dios, “entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes”! Pablo les recuerda el ejemplo que ha puesto entre ellos, y los exhorta a permanecer despiertos y no refrenarse de dar a favor de los hermanos (20:28). Aunque Pablo recibe advertencias de no poner pie en Jerusalén, no retrocede. Sus compañeros al fin consienten en dejarlo ir, diciendo: “Efectúese la voluntad de Jehová” (21:14). Hay gran regocijo cuando Pablo informa a Santiago y a los ancianos respecto a la bendición de Dios sobre su ministerio entre las naciones.
27 Pablo es arrestado y sometido a juicio - (21:27–26:32) Cuando Pablo se presenta en el templo en Jerusalén, se le da un recibimiento hostil. Los judíos de Asia alborotan a toda la ciudad contra él, y los soldados romanos lo rescatan precisamente a tiempo.
28 ¿A qué se debe todo el alboroto? ¿Quién es este Pablo? ¿Qué delito ha cometido? El desconcertado comandante militar quiere saber estas cosas. A causa de su ciudadanía romana, Pablo se salva de que lo azoten, y entonces lo llevan ante el Sanedrín. ¡Ah, un tribunal dividido entre fariseos y saduceos! De modo que Pablo plantea la cuestión de la resurrección, y así pone a unos contra otros. Cuando la disensión se hace violenta, los soldados romanos tienen que arrebatar a Pablo de en medio del Sanedrín para que no lo despedacen. Secretamente, de noche, se envía a Pablo al gobernador Félix en Cesarea con una fuerte escolta de soldados.
29 Acusado de sedición por sus opositores, Pablo se defiende hábilmente ante Félix. Pero Félix se demora con la esperanza de recibir dinero como soborno por poner en libertad a Pablo. Pasan dos años. Porcio Festo sucede a Félix como gobernador, y se ordena un nuevo juicio. Una vez más se hacen acusaciones graves, y nuevamente Pablo declara su inocencia. Pero Festo, con el fin de ganarse el favor de los judíos, sugiere otro juicio ante él en Jerusalén. Esto hace que Pablo diga: “¡Apelo a César!” (25:11). Pasa más tiempo. Finalmente, el rey Herodes Agripa II le hace una visita de cortesía a Festo, y de nuevo llevan a Pablo a la sala del tribunal. Tan poderoso y convincente es el testimonio de Pablo que Agripa se ve impulsado a decirle: “En poco tiempo me persuadirías a hacerme cristiano” (26:28). Agripa reconoce también la inocencia de Pablo, y que se le podría haber puesto en libertad si no hubiera apelado a César.
30 Pablo va a Roma - (27:1–28:31) Se pone al prisionero Pablo y a otros en un barco para la primera etapa del viaje a Roma. Debido a los vientos contrarios, el progreso es lento. En el puerto de Mira cambian de barco. Al llegar a Bellos Puertos, en Creta, Pablo recomienda pasar el invierno allí, pero la mayoría aconseja hacerse a la mar. Apenas se han hecho a la mar cuando vientos tempestuosos los azotan y los empujan sin misericordia. Después de dos semanas la nave finalmente se despedaza en un bajío cerca de la costa de Malta. Como lo había asegurado antes Pablo, ¡ninguno de los 276 a bordo pierde la vida! Los habitantes de Malta les muestran extraordinaria bondad humana, y durante ese invierno Pablo cura a muchos de ellos mediante el poder milagroso del espíritu de Dios.
31 La siguiente primavera Pablo llega a Roma, y los hermanos salen al camino para recibirlo. El verlos hace que Pablo ‘dé gracias a Dios y cobre ánimo’. Aunque todavía es prisionero, Pablo puede quedarse en su propia casa alquilada con un soldado de guardia. Lucas concluye su relato diciendo que Pablo recibía amablemente a todos los que venían a él ‘y les predicaba el reino de Dios y enseñaba las cosas respecto al Señor Jesucristo con la mayor franqueza de expresión, sin estorbo’ (28:15, 31).
32 El libro de Hechos confirma con su testimonio, que se añade al de los relatos evangélicos, la autenticidad e inspiración de las Escrituras Hebreas. Al acercarse el Pentecostés, Pedro indicó el cumplimiento de dos profecías que “el espíritu santo habló de antemano por boca de David acerca de Judas”. (Hech. 1:16, 20; Sal. 69:25; 109:8.) Pedro dijo también a la sorprendida muchedumbre del Pentecostés que ellos en realidad estaban contemplando el cumplimiento de profecías: “Esto es lo que se dijo por medio del profeta Joel”. (Hech. 2:16-21; Joel 2:28-32; compárese también Hechos 2:25-28, 34, 35 con Salmo 16:8-11 y 110:1.)
33 Para convencer a otra muchedumbre fuera del templo, Pedro hizo referencia de nuevo a las Escrituras Hebreas, pues citó primero a Moisés y luego añadió: “Y todos los profetas, de hecho, desde Samuel en adelante y los que siguieron en sucesión, cuantos han hablado, también han declarado estos días patentemente”. Después, ante el Sanedrín, Pedro citó Salmo 118:22 para mostrar que Cristo, la piedra que ellos habían rechazado, había llegado a ser “cabeza del ángulo”. (Hech. 3:22-24; 4:11.) Felipe explicó al eunuco etíope cómo se había cumplido la profecía de Isaías 53:7, 8, y el eunuco, al recibir aquella iluminación, solicitó humildemente el bautismo. (Hech. 8:28-35.) De igual modo, cuando Pedro habló a Cornelio acerca de Jesús, testificó: “De él dan testimonio todos los profetas” (10:43). Cuando se debatía el asunto de la circuncisión, Santiago apoyó la decisión que había tomado diciendo: “Con esto convienen las palabras de los Profetas, así como está escrito” (15:15-18). El apóstol Pablo se apoyó en las mismas autoridades (26:22; 28:23, 25-27). La evidente aceptación inmediata de las Escrituras Hebreas como parte de la Palabra de Dios por los discípulos y sus oyentes sella con aprobación inspirada esos escritos.
34 Hechos es sumamente provechoso al mostrar cómo se fundó y cómo creció la congregación cristiana bajo el poder del espíritu santo. Por todo este dramático relato observamos las bendiciones de expansión que da Dios, el denuedo y el gozo de los cristianos primitivos, su postura intransigente ante la persecución, y su buena disposición para servir, ejemplificada por Pablo al contestar los llamados de pasar a servir en el extranjero e ir a Macedonia (4:13, 31; 15:3; 5:28, 29; 8:4; 13:2-4; 16:9, 10). La congregación cristiana de hoy día no difiere en nada de aquella, pues está estrechamente enlazada en amor, unidad e interés común mientras habla “las cosas magníficas de Dios” bajo la guía del espíritu santo (2:11, 17, 45; 4:34, 35; 11:27-30; 12:25).
35 El libro de Hechos muestra exactamente cómo debe efectuarse la actividad cristiana de proclamar el Reino de Dios. Pablo mismo fue un ejemplo, cuando dijo: “No me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa”. Entonces añade: “Di testimonio cabalmente”. Esta idea principal de ‘testificar cabalmente’ la notamos a través del libro, y resalta impresionantemente en los párrafos de conclusión, donde la devoción intensa y sincera de Pablo a su predicación y enseñanza, hasta en cadenas de prisión, se destaca en las palabras: “Y él les explicó el asunto, dando testimonio cabal respecto al reino de Dios y tratando de persuadirlos respecto a Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los Profetas, desde la mañana hasta el atardecer”. ¡Que siempre manifestemos esa entrega tan completa a un solo propósito en nuestra actividad del Reino! (20:20, 21; 28:23; 2:40; 5:42; 26:22).
36 El discurso de Pablo a los superintendentes de Éfeso contiene mucho consejo práctico para los superintendentes de hoy. Puesto que han sido asignados por espíritu santo, es sumamente importante que ‘presten atención a sí mismos y a todo el rebaño’, y lo pastoreen tiernamente y lo protejan de los lobos opresivos que procuran destruirlo. ¡Esta no es ninguna responsabilidad fácil! Los superintendentes tienen que mantenerse despiertos y edificarse con la palabra de la bondad inmerecida de Dios. Mientras trabajan para ayudar a los que son débiles, “tienen que tener presentes las palabras del Señor Jesús, cuando él mismo dijo: ‘Hay más felicidad en dar que en recibir’” (20:17-35).
37 Los otros discursos de Pablo también brillan con la clara expresión de principios bíblicos. Por ejemplo, tenemos la argumentación clásica de su discurso a los estoicos y epicúreos en el Areópago. Primero cita la inscripción “A un Dios Desconocido”, que nota en un altar, y usa esto como motivo para explicar que el único Dios verdadero, el Señor del cielo y la tierra, quien hizo de un solo hombre toda nación de hombres, “no está muy lejos de cada uno de nosotros”. Luego cita las palabras de los poetas de ellos: “Porque también somos linaje de él”, y muestra cuán ridículo es suponer que ellos surgieron de ídolos inertes de oro, plata o piedra. Así Pablo establece con prudencia la soberanía del Dios vivo. Solo en sus palabras finales saca a relucir la cuestión de la resurrección, y aun entonces no menciona a Cristo por nombre. Comunicó su punto de la soberanía suprema del único Dios verdadero, y como resultado algunos se hicieron creyentes (17:22-34).
38 El libro de Hechos estimula el estudio continuo y diligente de “toda Escritura”. Cuando Pablo predicó originalmente en Berea, porque los judíos de aquel lugar “recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así”, recibieron encomio como personas “de disposición más noble” que otras (17:11). Hoy, como entonces, este examen cuidadoso de las Escrituras en compañía de la congregación de Jehová, que está llena del espíritu, redunda en las bendiciones de convicción y fe firme. Mediante tal estudio uno puede alcanzar un entendimiento claro de los principios divinos. Tenemos una magnífica declaración de algunos de estos principios en Hechos 15:29. Ahí el cuerpo gobernante de apóstoles y hermanos de edad madura de Jerusalén dio a conocer que aunque la circuncisión no era un requisito para el Israel espiritual, había prohibiciones claras contra la idolatría, la sangre y la fornicación.
39 Aquellos discípulos primitivos estudiaban en verdad las Escrituras inspiradas y podían citarlas y aplicarlas según fuera necesario. El conocimiento exacto y el espíritu de Dios los fortalecieron para enfrentarse con persecuciones violentas. Pedro y Juan dejaron un dechado para todos los cristianos fieles cuando con denuedo dijeron a los gobernantes opositores: “Si es justo a vista de Dios escucharles a ustedes más bien que a Dios, júzguenlo ustedes mismos. Pero en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído”. Y cuando se les llevó de nuevo ante el Sanedrín, el cual ‘les ordenó positivamente’ que no siguieran enseñando sobre la base del nombre de Jesús, ellos dijeron sin vacilación: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. Este denodado testimonio redundó en una excelente testificación para los gobernantes, y llevó a que Gamaliel, famoso maestro de la Ley, hiciera su muy conocida declaración a favor de la libertad de adoración, que condujo a que los apóstoles fueran puestos en libertad (4:19, 20; 5:28, 29, 34, 35, 38, 39).
40 El glorioso propósito de Jehová respecto a su Reino, que corre como una hebra de oro por toda la Biblia, se destaca muy prominentemente en el libro de Hechos. Al comienzo se muestra a Jesús durante los 40 días que precedieron a su ascensión ‘diciendo las cosas acerca del reino de Dios’. Fue en respuesta a la pregunta de los discípulos sobre cuándo sería restaurado el Reino que Jesús les dijo que primero tenían que ser testigos suyos hasta la parte más distante de la Tierra (1:3, 6, 8). Comenzando en Jerusalén, los discípulos predicaron el Reino con firme denuedo. Las persecuciones llevaron a que se lapidara a Esteban y esparcieron a muchos discípulos a nuevos territorios (7:59, 60). Se registra que Felipe declaró “las buenas nuevas del reino de Dios” con mucho éxito en Samaria, y que Pablo y sus compañeros proclamaron “el reino” en Asia, Corinto, Éfeso y Roma. Todos estos cristianos primitivos dieron verdaderos ejemplos de confianza inquebrantable en Jehová y en su espíritu sustentador (8:5, 12; 14:5-7, 21, 22; 18:1, 4; 19:1, 8; 20:25; 28:30, 31). Al contemplar nosotros su celo y valor indomables y observar cuán abundantemente bendijo Jehová sus esfuerzos, tenemos un maravilloso incentivo para ser fieles y ‘dar testimonio cabal respecto al reino de Dios’ (28:23).
Título que recibió uno de los libros de la Biblia a partir del siglo II E.C. Abarca sobre todo la actividad de Pedro y Pablo, más bien que la de todos los apóstoles, y ofrece una historia fidedigna y extensa del impresionante comienzo y rápido crecimiento de la organización cristiana, primero entre los judíos y luego entre las naciones gentiles.
En este libro sobresale el tema preponderante de toda la Biblia, a saber, el Reino de Jehová (Hch 1:3; 8:12; 14:22; 19:8; 20:25; 28:31); nos recuerda constantemente que los apóstoles dieron “testimonio cabal” tanto de Cristo como del Reino y que efectuaron su ministerio a cabalidad. (Hch 2:40; 5:42; 8:25; 10:42; 20:21, 24; 23:11; 26:22; 28:23.) Además, proporciona un marco histórico incomparable para el estudio de las cartas inspiradas de las Escrituras Griegas Cristianas.
Escritor. La introducción del libro se refiere al evangelio de Lucas como “el primer relato”. Como ambos escritos están dirigidos a la misma persona, Teófilo, se sabe que Lucas fue el escritor de Hechos, aunque no firma la obra. (Lu 1:3; Hch 1:1.) Ambos relatos tienen estilo y fraseología similares. El Fragmento de Muratori, de finales del siglo II E.C., también lo atribuye a Lucas. Escritores eclesiásticos del siglo II E.C., como Ireneo de Lyón, Clemente de Alejandría y Tertuliano de Cartago, atribuyen a Lucas la autoría de Hechos cuando citan de este libro.
Cuándo y dónde se escribió. El libro abarca un período de aproximadamente veintiocho años, desde la ascensión de Jesús, en 33 E.C., hasta el fin del segundo año del encarcelamiento de Pablo en Roma, alrededor de 61 E.C. Durante este período gobernaron sucesivamente cuatro emperadores romanos: Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Puesto que narra sucesos que ocurrieron durante el segundo año del encarcelamiento de Pablo en Roma, no pudo haberse completado antes de esa fecha. Si el relato se hubiera escrito después, parece lógico que Lucas hubiese dado más información sobre Pablo. De haberse escrito después del año 64 E.C., seguramente habría mencionado la persecución violenta que Nerón desató ese año. Y si hubiera sido escrito después de 70 E.C., como algunos afirman, sería de esperar que se hubiese registrado la destrucción de Jerusalén.
El escritor, Lucas, debió acompañar a Pablo en muchos de sus viajes y también en la accidentada travesía que realizó a Roma, pues utiliza en su narración los pronombres en la primera persona del plural: “nosotros”, “nos”, “nuestras”, “nuestro”. (Hch 16:10-17; 20:5-15; 21:1-18; 27:1-37; 28:1-16.) Además, Pablo envía los saludos de Lucas en las cartas escritas desde Roma (Col 4:14; Flm 24), lo que hace pensar que el libro se terminó de escribir en esa ciudad.
Por consiguiente, Lucas fue testigo ocular de gran parte de los acontecimientos que narra, y en sus viajes tuvo relación con compañeros cristianos que intervinieron en algunos de los sucesos narrados o que al menos los habían presenciado. Por ejemplo, Juan Marcos pudo haberle contado cómo se liberó a Pedro de la prisión mediante un milagro (Hch 12:12), mientras que pudo haber sabido de los sucesos narrados en los capítulos 6 y 8 por medio de Felipe, el misionero. Y, como es natural, Pablo le daría muchos detalles de los sucesos que Lucas no vivió personalmente.
Autenticidad. La exactitud del libro de Hechos ha quedado confirmada a través de los años por varios descubrimientos arqueológicos. Por ejemplo, Hechos 13:7 dice que Sergio Paulo era el procónsul de Chipre. Se sabe que poco antes de que Pablo visitara Chipre, un propretor o legado gobernaba la isla, pero el descubrimiento de una inscripción en Chipre prueba que llegó a estar bajo la jurisdicción del senado romano en la persona de un gobernador provincial llamado procónsul. La situación de Grecia durante la gobernación de César Augusto fue parecida. Acaya era una provincia gobernada directamente por el senado romano, pero cuando Tiberio llegó a ser emperador, él mismo se encargó de su gobierno, si bien, según Tácito, en tiempos del emperador Claudio volvió a ser una provincia senatorial. Se ha descubierto un fragmento de un rescripto de Claudio a los habitantes de Delfos (Grecia) en el que se hace referencia al proconsulado de Galión. Por consiguiente, Hechos 18:12 es exacto cuando se refiere a Galión como el “procónsul” durante la estancia de Pablo en Corinto, la capital de Acaya. (Véase Galión.) Además, una inscripción hallada en un arco de Tesalónica (cuyos fragmentos se conservan en el Museo Británico) muestra el acierto de Hechos 17:8 al hablar de los “gobernantes de la ciudad” (“politarcas”, gobernadores de los ciudadanos), a pesar de que este título no se encuentra en la literatura clásica.
En Atenas, el Areópago, o Colina de Marte, donde Pablo predicó se yergue hasta este día como testigo mudo de la veracidad de Hechos. (Hch 17:19.) Los términos y las expresiones médicas que se encuentran en este libro concuerdan con los de los escritos médicos griegos de la época. Los medios de transporte comunes en el Oriente Medio del primer siglo corresponden básicamente a los mencionados en Hechos; por tierra: a pie, a caballo o en carros tirados por caballos (23:24, 31, 32; 8:27-38); por mar: en barcos de carga (21:1-3; 27:1-5). Aquellos barcos antiguos no tenían un solo timón, sino que se controlaban con dos grandes remos timoneros, de ahí que se haga referencia a ellos en plural (27:40). En relación con la narración del viaje en barco de Pablo a Roma (27:1-44), marineros contemporáneos que frecuentan esa ruta dan fe de su credibilidad y autenticidad respecto al tiempo invertido, la distancia recorrida y los lugares visitados.
Entre los siglos II al IV E.C., los catalogadores de las Escrituras aceptaron sin discusión el libro de Hechos de Apóstoles como inspirado y canónico. Se encuentran porciones de este libro y fragmentos de los cuatro evangelios en algunos de los papiros de las Escrituras Griegas, como Chester Beatty núm. 1 (P45), del siglo III E.C.; Michigán núm. 1571 (P38), del siglo III o IV, que contiene porciones de los capítulos 18 y 19, y un manuscrito del siglo IV, Aegyptus núm. 8683 (P8), que contiene partes de los capítulos 4 al 6. Citaron del libro de Hechos Policarpo de Esmirna, alrededor de 115 E.C.; Ignacio de Antioquía, alrededor de 110 E.C., y Clemente de Roma, posiblemente en 95 E.C. Tanto Atanasio como Jerónimo y Agustín, del siglo IV, confirman las listas primitivas que incluyen el libro de Hechos.
Comienzo de la congregación cristiana y crónica de su celosa testificación pública ante tenaz oposición |
Antes de regresar al cielo, Jesús comisiona a seguidores testificar que es el Mesías - (1:1-26) |
Al recibir el espíritu, los discípulos testifican en muchos idiomas - (2:1–5:42)
★Se da testimonio en su propio idioma a judíos procedentes de muchos países que se hallan en Jerusalén; unos 3.000 se bautizan |
La persecución resulta en la expansión del testimonio - (6:1–9:43)
★Se detiene a Esteban, da un audaz testimonio, muere como mártir |
Por dirección divina el testimonio llega a los gentiles incircuncisos - (10:1–12:25)
★Pedro predica a Cornelio, a su familia y a sus amigos; creen, reciben espíritu santo y se bautizan |
Giras misionales de Pablo - (13:1–21:26)
★Primera gira: A Chipre (Asia Menor). Pablo y Bernabé testifican con entusiasmo públicamente y en las sinagogas; expulsados de Antioquía; atacados en Iconio; en Listra, primero se les trata como dioses, luego Pablo es apedreado |
Pablo es detenido, testifica a los oficiales, le conducen a Roma - (21:27–28:31)
★Le atacan en Jerusalén; ante la presencia del Sanedrín |