¿Por qué debe interesarnos el libro de Jeremías? Sus profecías robustecen nuestra fe en Jehová, que es el Cumplidor de promesas (Isaías 55:10, 11). La labor profética de Jeremías y la actitud de la gente hacia su mensaje tienen correspondencia en nuestros tiempos (1 Corintios 10:11). Además, el relato de cómo trató Jehová a su pueblo destaca Sus atributos y debería ejercer un profundo efecto en nosotros (Hebreos 4:12).
Jeremías recibe su comisión de profeta en el decimotercer año de la dominación de Josías, rey de Judá, cuatro décadas antes de la destrucción de Jerusalén en el año 607 antes de nuestra era (Jeremías 1:1, 2). Las declaraciones que se realizan principalmente durante los restantes dieciocho años del reinado de Josías denuncian la maldad de Judá y proclaman los juicios divinos contra la nación. “Haré de Jerusalén montones de piedras, [...] y de las ciudades de Judá haré un yermo desolado, sin habitante”, declara Jehová (Jeremías 9:11). ¿La razón? “Porque hay dos cosas malas que mi pueblo ha hecho.” (Jeremías 2:13.)La profecía contiene, además, un mensaje de restauración para un resto de israelitas arrepentidos (Jeremías 3:14-18; 12:14, 15; 16:14-21). El profeta, no obstante, no es bien recibido. “El principal comisionado en la casa de Jehová” lo golpea y lo pone en el cepo hasta el día siguiente (Jeremías 20:1-3).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:6.
¿Qué desafíos enfrentó Jeremías, y cómo los superó?
Cuando Jehová nombró a Jeremías “profeta a las naciones”, él exclamó lo que leemos en Jer. 1:6. A pesar de ello, confió en Dios y aceptó la comisión (Jer. 1:4-10). Por más de cuarenta años tuvo que soportar la indiferencia, el rechazo y las burlas de la gente, y hasta sufrió agresiones físicas (Jer. 20:1, 2). Hubo ocasiones en las que sintió deseos de darse por vencido, pero siguió adelante proclamando un mensaje que la mayoría de los judíos no quería escuchar. El poder de Dios ayudó a Jeremías a lograr algo que él no hubiera podido lograr por sí solo (Jer. 1:8, 19; 15:20; 20:7-9). Muchos siervos de Dios de la actualidad nos sentimos identificados con Jeremías. Cuando vimos que tendríamos que predicar de casa en casa, algunos pensamos: “Yo jamás podría hacer eso”. Sin embargo, al comprender que esa es la voluntad de Jehová, vencimos el temor y nos pusimos a predicar. El factor clave es aplicar los siguientes consejos bíblicos: “Confía en Jehová con todo tu corazón [...]. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas” (Pro. 3:5, 6). ¿Cómo demostramos confianza en Dios? Siguiendo la guía que nos brinda mediante su Palabra y su congregación. Si permitimos que él dirija nuestros pasos, nada impedirá que le seamos fieles.
1:8.
¿Qué les garantiza Jehová a sus siervos?
Cuando Jehová eliminó con un diluvio al malvado mundo de la antigüedad, mantuvo “en seguridad a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas” (2 Ped. 2:5). El día en que Jehová destruya al malvado mundo actual, librará de nuevo a los justos. Por eso su Palabra nos exhorta: “Busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra [...]. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová” (Sof. 2:3). Como resultado de esa destrucción mundial, ‘los inicuos serán cortados de la tierra’, pero ‘los rectos residirán en ella’ (Pro. 2:21, 22). Ahora bien, muchos siervos de Dios ya han muerto debido a enfermedades, persecución y otras causas (Mat. 24:9). ¿Qué pasará con ellos? También serán liberados. ¿Cómo? La Biblia dice que “va a haber resurrección [de los] justos” (Hech. 24:15). ¡Qué alivio es saber que nada puede impedir que Jehová libere a sus siervos!
1:11, 12.
¿Por qué se relaciona “un retoño de almendro” con que Jehová se mantenga despierto tocante a su palabra?
El almendro es “uno de los primeros árboles que florece en la primavera” (versículo 11, nota). Así, en sentido figurado, Jehová siguió madrugando y enviando a sus profetas para advertir a su pueblo de sus juicios y se mantuvo despierto hasta que se ejecutaron (Jeremías 7:25). En el año 607 antes de nuestra era, justo cuando lo había decretado, ejecutó el castigo contra la nación apóstata de Judá.
1:13.
¿Qué significaba el hecho de que la boca de la olla estuviera dirigida hacia el sur?
Que la calamidad vendría del norte; en otras palabras: Babilonia invadiría Judá desde este punto cardinal. Y así fue. Durante su carrera profética, Jeremías presenció sucesivos derrames de este caldero hirviente que culminaron en la destrucción de Jerusalén.
2:10, 11.
¿Por qué era tan insólito lo que hacían los israelitas infieles?
Aunque las naciones paganas como Kitim y Quedar (situadas al oeste y al este respectivamente) incorporaban deidades de otros pueblos a su panteón, la idea de reemplazar por completo a los dioses nacionales era algo inaudito. Sin embargo, Israel había abandonado a Jehová y había cambiado la gloria del Dios vivo por ídolos inertes.
3:11-22; 11:10-12, 17.
¿Por qué incluyó Jeremías al reino norteño de diez tribus en sus declaraciones si Samaria ya había caído en el año 740 antes de nuestra era?
La razón es que la destrucción de Jerusalén en el año 607 no solo fue una expresión del juicio de Jehová sobre Judá, sino contra la entera nación de Israel (Ezequiel 9:9, 10). Además, los intereses del reino de diez tribus —aun después de su caída— todavía estaban representados en Jerusalén, como revelan los mensajes de los profetas de Dios.
4:3, 4.
¿Qué significa este mandato?
Los judíos infieles debían preparar, mullir y limpiar el terreno de su corazón. Tenían que quitar “los prepucios de sus corazones”, es decir, desarraigar los pensamientos, sentimientos y motivos impuros (Jeremías 9:25, 26; Hechos 7:51). Para ello se requería un cambio de vida: dejar de practicar lo malo y hacer lo que redundara en la bendición divina.
4:10; 15:18.
¿En qué sentido engañó Jehová a su pueblo renegado?
En los días de Jeremías había quienes profetizaban mentiras (Jeremías 5:31; 20:6; 23:16, 17, 25-28, 32). Y Jehová no impidió que proclamaran mensajes engañosos.
6:16.
¿Cómo podemos aplicar el consejo de Jeremías 6:16, de andar por “el buen camino”, “las veredas de mucho tiempo atrás”?
Conservando con fidelidad “el modelo de palabras saludables” que estableció Jesús y que apoya “el esclavo fiel y discreto” (2 Tim. 1:13; Mat. 24:45-47). Cuando aplicamos humildemente los consejos de la Biblia y de las publicaciones bíblicas, caminamos con Dios en “las veredas de mucho tiempo atrás”.
7:2.
¿Qué debemos tener en cuenta al escoger los comentarios de introducción de los textos bíblicos?
Es fundamental reconocer con respeto que quien ha inspirado la Biblia es Jehová. Entender el contexto y saber quién se dirigía a quién y de qué tema se estaba hablando también nos ayudará a determinar cómo dar introducción a un texto bíblico.
7:4.
¿Qué han usado algunas personas como talismán?
Los contemporáneos de Jeremías pensaban que el templo era una especie de amuleto que los protegería de sus enemigos (Jer. 7:1-4). Y muchos años antes, los israelitas vieron el arca del pacto como un talismán que los salvaría en las batallas (1 Sam. 4:3, 10, 11).
Siglos después, Constantino el Grande cayó en un error semejante. Con la esperanza de que sus soldados fueran protegidos en combate, mandó pintar en sus escudos las letras kji y rho, con las cuales comienza en griego el título “Cristo”. Y en la misma línea, parece que el rey Gustavo II Adolfo de Suecia, quien combatió en la guerra de los Treinta Años, usó una armadura en la que aparece inscrito claramente el nombre “Iehova”
Es cierto que, al sufrir ataques de demonios, algunos cristianos se han refugiado en Jehová invocando su nombre en voz alta. Sin embargo, jamás deberíamos creer que los objetos que exhiben el nombre divino son talismanes o amuletos que ofrecen protección mágica. Esto no es de ningún modo lo que significa refugiarse en el nombre de Jehová. Más bien, ejercemos fe en él y nos esforzamos por hacer su voluntad; eso es lo que significa refugiarse en su nombre (Sof. 3:12, 13).
7:23.
¿Qué se espera de los que ‘andan en el camino de Jehová’?
Andar en el camino de Jehová requiere lealtad: la determinación de servirle únicamente a él. Exige confianza: una fe completa en que las promesas de Jehová son fidedignas y se realizarán. Andar en el camino de Jehová demanda obediencia: seguir sus leyes sin desviarse de ellas y guardar sus elevadas normas (Salmo 11:7).
8:7.
¿Qué dice la Biblia de la migración de las aves?
En el siglo VII a.E.C., antes de que los científicos admitieran la migración de las aves, la Biblia lo reveló en Jeremías 8:7, donde leemos, según La Nueva Biblia Latinoamérica: “La cigüeña, en el cielo, conoce su estación; la tórtola, la golondrina y la grulla saben la época de sus migraciones”.
8:7a.
¿Por qué se valió Jehová de la cigüeña para dar una lección práctica a los judíos infieles, y qué aprendemos nosotros?
El nombre hebreo de esta ave significa “leal; de bondad amorosa”. A diferencia de la mayoría de las aves, la cigüeña permanece de por vida junto a su pareja. Incluso, tanto el macho como la hembra incuban los huevos y alimentan a los polluelos. Así, la lección para los israelitas descarriados debería recordar a los cristianos de la actualidad la importancia de la lealtad y la fidelidad tanto en el ámbito familiar como en nuestra relación con Dios.
Jeremías 10:5
★ Espantapájaros.
Objeto que por lo general simula una figura humana y que se pone en un paraje para asustar a las aves u otros animales. Solía hacerse con un poste o con un montón de piedras u otros materiales. Jeremías comparó a los ídolos de las naciones con “un espantapájaros [heb. tó·mer] de un pepinar”. (Jer 10:5.) La palabra tó·mer se traduce “palmera” en todos los demás pasajes en que aparece. (Jue 4:5.) En realidad los ídolos de las naciones no valían más que un simple espantapájaros o espantajo; eran una falsedad (DK, LT, MK, NBE, NM, Val).
10:23.
¿Por qué debemos usar nuestra libertad de manera responsable?
Hay quienes cuestionan las palabras de Jeremías, pues piensan que si Dios nos otorgó la libertad de elegir, no es lógico que nos juzgue por hacer uso de ella. Sin embargo, no debemos olvidar que aunque la libertad de elección es un don divino, conlleva responsabilidades. Así es, tendremos que dar cuentas de todo lo que optemos por hacer y decir (Rom. 14:10). Jesús señaló: “De la abundancia del corazón habla la boca”. También dijo: “Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias” (Mat. 12:34; 15:19). Como vemos, nuestras acciones y palabras revelan lo que hay en nuestro corazón, lo que realmente somos. Por eso los cristianos que son sensatos buscan siempre la guía divina. Para Jehová, tales cristianos son “rectos en su corazón”, de modo que les ‘hará el bien’ (Sal. 125:4). No dejemos que la terquedad o el amor a los placeres nos lleven a rechazar la guía divina.
10:23a.
¿Qué han demostrado los miles de años de dominio humano?
El hombre ha sido incapaz de ponerle freno a la maldad. Las instituciones políticas, religiosas y económicas no han conseguido que la humanidad disfrute de paz, prosperidad y salud. Y lejos de resolver los complejos problemas que nos aquejan, los han agravado. Los miles de años de dominio humano han demostrado más allá de toda duda lo ciertas que son las palabras del texto de hoy. Así es, “el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo” (Ecl. 8:9). La Biblia predijo lo siguiente para nuestra época: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar”. Y tras describir las condiciones que existirían bajo los gobiernos humanos, advirtió: “Los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor” (2 Tim. 3:1-5, 13). Pero Dios pronto liberará a sus siervos de este mundo que tan rápidamente se está deteriorando.
14:14.
¿Qué “cosa que nada vale” hizo tropezar a muchas personas en tiempos de Jeremías?
Aquellos falsos profetas afirmaban que eran voceros de Jehová, pero lo que hacían era promover sus propias ideas. Por tal razón, sus palabras no valían nada; lo que es más, representaban una amenaza para la espiritualidad del pueblo. En el año 607 antes de nuestra era, muchas de las personas que hicieron caso a tales palabrerías murieron violentamente a manos de los soldados babilonios.
¿Cuáles son algunas de las palabras sin valor que se escuchan hoy día? Pues bien, algunos científicos sostienen que la teoría de la evolución y los descubrimientos de la ciencia demuestran que ya no es necesario creer en Dios, que todo se puede explicar recurriendo a los procesos naturales. ¿Deberían preocuparnos estas arrogantes afirmaciones? Desde luego que no. La sabiduría humana no se iguala a la divina (1 Cor. 2:6, 7). Por eso sabemos que cuando hay un conflicto entre lo que Dios ha revelado y las enseñanzas humanas, son siempre estas últimas las que están equivocadas (Rom. 3:4). A pesar del progreso de la ciencia en diversos campos, la afirmación que hace la Biblia sobre la sabiduría humana sigue siendo cierta: “La sabiduría de este mundo es necedad para con Dios”. En comparación con la infinita sabiduría divina, el pensamiento humano es vano, inútil (1 Cor. 3:18-20). Aferrémonos siempre a la valiosa palabra de la verdad y rechacemos toda palabra inútil.
15:16.
¿Qué le ayudaba a Jeremías a no perder el gozo?
Para Jeremías, su labor era una fuente de gozo. Él consideraba un gran honor representar al Dios verdadero y proclamar su palabra. Cabe notar que, cuando prestaba atención a las burlas de la gente, perdía la alegría, pero cuando se concentraba en la hermosura y la importancia de su mensaje, la recuperaba (Jer. 20:8, 9). Para seguir predicando con gozo, nosotros también necesitamos nutrirnos con “alimento sólido”, es decir, con las verdades bíblicas más profundas (Heb. 5:14). El estudio concienzudo de la Palabra de Dios fortalece nuestra fe (Col. 2:6, 7). Además, nos ayuda a comprender cuánto le importa a Jehová lo que hacemos. Por eso, si nos cuesta hallar tiempo para leer y estudiar la Biblia, hemos de hacer cambios en nuestro horario. Si estudiamos y meditamos, aunque solo sea unos minutos al día, nos sentiremos más cerca de Jehová y “el alborozo y el regocijo” nos llenarán el corazón, tal como le sucedió a Jeremías.
15:17.
¿Cómo influye Jeremías 15:17 en nuestro concepto de las diversiones hoy día?
Jeremías estaba consciente de lo difíciles que eran los tiempos en que vivía y de la seriedad de su comisión. No eran tiempos para dedicarse al lado amable de la vida. Hoy los cristianos proclamamos un mensaje de juicio inminente contra este sistema de cosas así como un mensaje de esperanza (Mat. 24:14; 2 Ped. 3:13). Ahora no es el tiempo de permitir que el entretenimiento y la diversión ocupen un lugar importante en nuestra vida.
16:16.
¿Qué quiere decir que Jehová envíe “muchos pescadores” y “muchos cazadores”?
Es posible que se refiera a que Jehová enviaría ejércitos enemigos en busca de los judíos infieles para ejecutar juicio sobre ellos. No obstante, en vista de las palabras de Jeremías 16:15, también podría aludir a la búsqueda de los israelitas arrepentidos.
17:9.
¿Qué podemos hacer si nos enfrentamos a una decisión difícil?
Nuestro corazón es egoísta por naturaleza, lo cual lo hace un mal consejero. Para mantenernos leales a Jehová, tenemos que esforzarnos constantemente por deshacernos de la vieja personalidad, que nos induce al orgullo y al exceso de confianza. Y debemos ponernos la nueva personalidad, “que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad” (Efe. 4:22-24). “La sabiduría está con los modestos”, dice Proverbios 11:2. Si somos modestos y confiamos en Jehová, será menos probable que tomemos malas decisiones. A diario nos enfrentamos con decisiones que ponen a prueba nuestra lealtad y, al igual que los israelitas fieles, podemos hacer lo que Dios espera de sus siervos. Mantengámonos siempre leales a Jehová con un corazón unificado, y tengamos la plena seguridad de que él nos seguirá bendiciendo (2 Sam. 22:26).
17:11.
¿Qué significa el que la perdiz reune [o, posiblemente, incuba] lo que no ha puesto?
Este texto de Jeremías 17:11 ha sido Objeto de mucha discusión, se asemeja al hombre que acumula riquezas injustamente con “la perdiz que ha reunido [o, posiblemente, incubado] lo que no ha puesto”. Aunque ciertos escritores antiguos dijeron que la perdiz tomaba huevos de los nidos de otras hembras y los incubaba, los naturalistas de la actualidad afirman que ninguna de las aves clasificadas como perdices tiene esa costumbre. Sin embargo, la obra Lexicon in Veteris Testamenti Libros se refiere al zoólogo judío Israel Aharoni (1882-1946), escritor de varias obras sobre la vida animal en Palestina, que encontró “dos puestas de once huevos, cada una de dos diferentes [perdices] hembras en el mismo nido” (de L. Koehler y W. Baumgartner, Leiden, 1958, pág. 851). Por lo tanto, la Encyclopaedia Judaica (1973, vol. 13, col. 156) dice: “En ocasiones, dos hembras efectúan su puesta en un mismo nido, en cuyo caso una de ellas acaba por dominar y expulsar a la otra; sin embargo, su cuerpo es demasiado pequeño para empollar tal cantidad de huevos, por lo que con el tiempo los embriones mueren. A esto se refirió el proverbio [en Jeremías 17:11] al hablar de alguien que le roba sus posesiones a otra persona sin obtener por ello ninguna ventaja”.
El erudito John Sawyer apoya la siguiente traducción de Jeremías 17:11: “Como la perdiz se echa sobre los huevos y no los empolla, así el que obtiene riquezas, pero no con justicia, las abandonará a la mitad de sus días, y a su final será un necio”. Para apoyar esta traducción alternativa, explica que “lo que se pretende destacar es la proverbial vulnerabilidad del nido de la perdiz, expuesto a toda clase de predadores, comparada con la vulnerabilidad del estúpido, que pone su confianza en simples ganancias”. Prosigue explicando que la veracidad del proverbio registrado en Jeremías 17:11 “no se basa en que la perdiz abandone su puesta, sino en su vulnerabilidad, que se compara con el falso sentido de seguridad del estúpido, que no piensa que será castigado por su codicia delictiva [...], ajeno a los peligros que se ciernen sobre él e indefenso ante la calamidad”. (Vetus Testamentum, Leiden, 1978, págs. 324, 328, 329.)
18:6-11.
¿En qué sentido somos los humanos como barro en las manos del Gran Alfarero, Jehová?
Tal como el alfarero tiene autoridad sobre el barro y lo moldea de acuerdo con su voluntad, Jehová tiene autoridad sobre el ser humano, que fue hecho de polvo (v. 6). Él puede cambiar su manera de tratar con las personas según respondan o no respondan a su palabra y a su guía (vv. 7-10). Por lo tanto, debemos someternos humildemente y de buena gana a la dirección divina si queremos ser moldeados para un buen fin, en vez de oponernos a la voluntad del Gran Alfarero y terminar siendo desechados como barro duro (v. 11).
20:7.
¿Cómo ‘usó su fuerza’ Jehová contra Jeremías y lo embaucó?
Ante la indiferencia, el rechazo y la persecución que le acarreó declarar los juicios de Jehová, es posible que Jeremías pensara que no podía seguir adelante. Pero Jehová empleó su fuerza contra esta inclinación natural y lo fortaleció. De modo que “embaucó” a Jeremías en un sentido positivo, para bien, en el sentido de que lo utilizó para lograr lo que el profeta mismo creía que no sería capaz.
Jehová de ningún modo lo engañó con tretas y artimañas. Jeremías no se sentía con fuerzas para cumplir la misión que Dios le había confiado, pues la oposición de sus adversarios era muy grande; no obstante, con el respaldo del Altísimo lo consiguió. Puede decirse, entonces, que Jehová se impuso sobre Jeremías porque fue más fuerte que él y sus propias inclinaciones. Cuando este hombre piadoso creyó que había llegado al límite y que ya no daba más, Jehová ejerció sobre él una fuerza persuasiva de modo tal que lo “embaucó”. Gracias al poder de Jehová superó sus debilidades y no dejó que la apatía ni el rechazo ni la violencia le impidieran predicar.
1:8. Jehová puede librar a su pueblo de la persecución, puede hacer que se levante un juez imparcial como Gamaliel o que un funcionario corrupto u opositor sea súbitamente reemplazado por otro más razonable. No obstante, a veces, también puede dejar que la persecución siga su curso (2 Timoteo 3:12). Si Dios permite que nos persigan, siempre nos dará las fuerzas necesarias para aguantar (1 Corintios 10:13). Sea lo que sea que él deje que suceda, sabemos con certeza lo que ocurrirá finalmente: quienes luchan contra el pueblo de Dios están luchando contra Dios y no tendrán éxito.
2:13, 18. Los israelitas infieles hicieron dos cosas malas: dejar a Jehová —la fuente segura de bienestar, guía y protección— y labrarse sus propias cisternas figurativas tramando alianzas militares con Egipto y Asiria. En la actualidad, abandonar al Dios verdadero para seguir filosofías y teorías humanas e ideas políticas equivale a reemplazar “la fuente de agua viva” por “cisternas rotas”.
5:28. ¿Pudiera suceder eso dentro de la congregación cristiana? es cierto que es muy emocionante recibir privilegios en la congregación, no obstante todo nombramiento conlleva una responsabilidad, los nombramientos no son más que votos de servicios que se hacen a favor de nuestros hermanos. Pensemos por ejemplo en como el comité de enlaces, se sacrifica aunque sea a media noche para asistir personalmente a nuestros hermanos en un caso de emergencia medica. Jehová paga a esos hermanos con su bendición y nosotros con doble honra, no por su personalidad o habilidad, sino por su diligencia y duro trabajo al atender todas las responsabilidades que han sido colocadas sobre ellos. (Lucas 12:48; 1Ti 5:17).
6:16. Jehová exhorta a su pueblo rebelde a detenerse, hacer un examen de conciencia y volverse a “las veredas” de sus antepasados fieles. ¿No deberíamos detenernos a pensar si en realidad estamos andando en el camino que Jehová desea que andemos?
7:1-15. Depositar su confianza en el templo, considerándolo una especie de amuleto, no salvó a los judíos. Nosotros debemos andar por fe, no por vista (2 Corintios 5:7).
9:24. Note que las primeras cosas que Jehová llamó a la atención de Moisés en Éxodo 34:6, 7 fueron la misericordia, la benevolencia, la tardanza en cuanto a encolerizarse, la bondad amorosa, la verdad y el hecho de que Él estaba dispuesto a perdonar. Por otra parte Jeremías 9:24 dice: “Yo soy Jehová, Aquel que ejerce bondad amorosa, derecho y justicia en la tierra; porque en estas cosas de veras me deleito.” Asi pues, el conocer a Jehová significa imitar esas cualidades tambien en nuestros tratos con el prójimo. Aunque la sabiduría del mundo puede ser practica, a menudo se convierte en un estorbo para llegar al verdadero conocimiento, pues quienes la poseen tienden a hacerse orgullosos, por eso la palabra de Dios nos da el consejo citado en 1 Corintios 3:18. Cuando se trata de un avalúo apropiado de uno mismo, Jehová da este excelente consejo: “La sabiduría está con los modestos.” (Pro. 11:2) El que anda modestamente con Dios se da cuenta de que no tiene nada acerca de que hacer alarde en sí mismo, prescindiendo de su habilidad o logros. Si quiere hacer alarde, que haga alarde en cuanto al maravilloso Dios a quien sirve. Es a eso que la Biblia insta cuando dice que uno no debe jactarse en cuanto a sí mismo debido a su poderío o sus riquezas. Antes bien, que se jacte en cuanto al hecho de que conoce a Jehová como Dios de bondad amorosa, justicia y misericordia.
15:16, 17. Al igual que Jeremías, podemos luchar contra el desánimo. ¿Cómo? Disfrutando de un estudio personal significativo, ensalzando el nombre de Jehová en el ministerio y evitando las malas compañías.
17:1, 2. Debido a sus pecados, los sacrificios de Judá le resultaban desagradables a Jehová. La inmundicia moral hace inaceptables nuestros sacrificios de alabanza.
17:5-8. Los seres humanos y sus instituciones son confiables solo en la medida en que obran en armonía con los propósitos y principios divinos. En asuntos como la salvación y la verdadera paz y seguridad, hacemos bien en cifrar nuestra confianza solo en Jehová (Salmo 146:3).
18:1-10. Jehová espera humildad y modestia de nosotros, Jeremías 18:1-10 muestra que el escoge de la humanidad (barro) al que a Él le place y lo empieza a amasar, si es humilde y permite que Jehová lo moldee, Jehová lo acepta y bendice lo que hizo con Israel a pesar de no tener los mejores antecedentes, por otra parte rechaza cierto barro por su maldad como lo hizo con Nínive, pero lo acepta si éste se deja formar por Él. Por eso Jesús rechazaba a los escribas y fariseos, pues su orgullo no les permitía ser moldeados por Jehová, por eso no se dejaron bautizar por Juan, pues eso requería aceptar humildemente que eran pecadores.
20:8-11. No debemos permitir que la apatía, la oposición o la persecución apaguen nuestro entusiasmo por la predicación del Reino (Santiago 5:10, 11). Jehová estuvo con Jeremías “como un terrible poderoso” y fue Él quien hizo de Jeremías “una ciudad fortificada y una columna de hierro y muros de cobre contra todo el país”. (Jer 20:11; 1:18, 19.) El valor y el denuedo de Jeremías alcanzaron tal fama, que durante el ministerio terrestre de Jesús hubo quien le tomó por Jeremías resucitado. (Mt 16:13, 14.)
Los sacerdotes y los profetas traman matar a Jeremías, pues les anuncia que tienen que servir al rey de Babilonia. Dirigiéndose a Sedequías, proclama: “Pongan sus cuellos bajo el yugo del rey de Babilonia” (Jeremías 27:12). No obstante, “Aquel que esparció a Israel lo juntará él mismo” (Jeremías 31:10). A los recabitas, que han sido fieles, se les hace una promesa. “Entonces custodia[n] a Jeremías en el Patio de la Guardia.” (Jeremías 37:21.) Jerusalén queda destruida, y la mayoría de sus habitantes son llevados cautivos. Jeremías y su secretario Baruc figuran entre los que se quedan. Pese a que Jeremías lo desaconseja, la gente huye a Egipto presa del miedo. Los capítulos 46 a 51 recogen las palabras que el profeta habla a las naciones.
Respuestas a preguntas bíblicas:
22:30.
¿Anulaba este decreto el derecho de Jesucristo a ocupar el trono de David?
(Mateo 1:1, 11.) No. El decreto impedía que cualquier descendiente de Jehoiaquim se sentara “sobre el trono de David [...] en Judá”. Jesús iba a reinar desde los cielos, no desde Judá.
23:30.
¿De qué manera son los falsos profetas modernos como los del tiempo de Jeremías?
Los falsos profetas modernos alegan que representan a Dios, pero hurtan las palabras de Dios cuando predican cosas que distraen a la gente de lo que realmente dice la Biblia. Esto es así especialmente con respecto a la enseñanza del Reino.
23:33.
¿Cuál es “la carga de Jehová”?
En los días de Jeremías, los severos juicios que proclamó el profeta tocante a la destrucción de Jerusalén resultaron ser una carga para sus compatriotas. A su vez, las personas apáticas eran una carga para Jehová, quien se desharía de ellas. De igual modo, a la cristiandad le pesa el mensaje bíblico de su inminente destrucción, y a Jehová le pesan las personas que no hacen caso a la advertencia.
25:17-26.
¿Por qué es tan significativo el orden en que aparecen las naciones en la enumeración de Jeremías 25:17-26?
Entre Jeremías 25:17-26 y los capítulos 18 a 20 de Revelación existe un paralelo que aclara el orden de los acontecimientos cuando se pasa la copa de la furia de Jehová. Tal como la infiel Judá, Egipto y el “rey de Sesac” bebieron de la copa de la ira divina, así Babilonia la Grande (que abarca a la cristiandad), luego las potencias políticas de este mundo y, por último, Satanás, recibirán en el futuro cercano el justo castigo de Jehová.
25:34.
¿Quiénes son estos pastores?
No son los guías religiosos, que ya han bebido de la cólera de Jehová. Son los pastores militaristas, de los que también habla Jeremías 6:3, que reúnen a sus ejércitos en tropel como desafío a Jehová. Son los dirigentes políticos, que se han enriquecido a costa de sus súbditos. Muchos son negociantes sin escrúpulos, maestros de la corrupción. Se demoran en aliviar el hambre que diezma a pueblos enteros de zonas subdesarrolladas. Enriquecen a los “majestuosos del rebaño”, tales como los traficantes de armas y los codiciosos destructores del medio ambiente, mientras se niegan a suministrar ayuda médica o alimentaria, que, a un costo módico, podría salvar la vida de decenas de millones de niños que mueren en la actualidad.
32:10-15.
¿Cuál era la razón de hacer dos escrituras de la misma transacción?
La escritura abierta servía de fuente de consulta; la sellada era una copia para comprobar la exactitud de la primera si fuese necesario. Jeremías siguió los trámites legales pertinentes incluso cuando hizo tratos comerciales con un pariente y consiervo, lo que es un buen ejemplo para nosotros.
32:21.
¿Por qué no sería prudente decir que los milagros son imposibles?
Algunos científicos reconocen que solo tienen conocimiento parcial de las maravillas de la creación de Dios y admiten que ya no pueden decir con certeza que algo es imposible. A lo sumo, están dispuestos a decir que es improbable.
33:23, 24.
¿Cuáles son “las dos familias” que se mencionan en estos versículos?
Una es la familia real de David, y la otra, la familia de sacerdotes que descendieron de Aarón. Con la destrucción de Jerusalén y su templo, daba la impresión de que Jehová había rechazado a las dos familias y de que ya no tendría un reino sobre la Tierra ni que reviviría su adoración.
37:21.
¿Qué seguridad nos da el que Jeremías sobreviviera en tiempos de dificultades económicas?
Jehová sostuvo al fiel profeta Jeremías en tiempos de gran penuria económica. Jeremías sobrevivió al sitio babilonio de Jerusalén, cuando la gente tenía que “comer pan por peso y con solicitud ansiosa”. (Ezequiel 4:16.) Con el tiempo, el hambre se hizo tan severa en la ciudad que algunas mujeres se comieron la carne de sus propios hijos. (Lamentaciones 2:20.) Aunque Jeremías se encontraba detenido a causa de su predicación valerosa, Jehová se encargó de que se le suministrara diariamente “un pan redondo [...], hasta que todo el pan de la ciudad se agotó”. (Jeremías 37:21.)
Así pues, Jeremías, al igual que Elías, disponía de poco alimento. Las Escrituras no nos revelan qué comió Jeremías ni con cuánta frecuencia después de acabarse el pan en Jerusalén. Aun así, sabemos que Jehová lo sostuvo y que sobrevivió a ese pavoroso período de hambre.
38:8-13.
¿Cómo imitan el buen ejemplo de Ébed-mélec los cristianos que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra?
¡Cuán preciosa es esa promesa para los siervos de Jehová de hoy! Como Ebed-melec, las “otras ovejas” ven las injusticias que se cometen contra la clase de Jeremías de nuestros días, el resto ungido, y los esfuerzos que se hacen para detener su predicación del mensaje de Jehová. No han vacilado en tomar la acción que han podido para proteger y apoyar a la clase ungida. Por tanto, apropiadamente la promesa de Jehová a Ebed-melec los fortalece, y fortifica su confianza en que Jehová no permitirá que los opositores los destruyan, sino que los conservará como clase a través de la cercana destrucción mundial y los introducirá en Su justa “nueva tierra”.
45:5.
¿Cómo mostró Jehová interés paternal por Baruc?
Baruc fue un escriba que colaboró fielmente con Jeremías en la difícil misión de anunciar el castigo divino contra el reino de Judá (Jer. 1:18, 19). Jehová observó que en su corazón estaba brotando una actitud peligrosa, de modo que tomó medidas inmediatas. Le envió un mensaje con Jeremías. Aunque Jehová fue firme, no se enfadó con Baruc, sino que mostró interés paternal por él. Sin duda, vio que sus deseos no procedían de un corazón malvado o retorcido. Jehová no quería que su siervo tropezara en un momento tan crucial. Por eso, para ayudarle a recobrar el equilibrio, le recordó que iba a “traer una calamidad sobre toda carne” y le indicó que si actuaba con sensatez, viviría (Jer. 45:5). Esta advertencia debió de haberle calado hondo, pues reaccionó como debía y sobrevivió a la destrucción de Jerusalén, ocurrida diecisiete años más tarde.
46:22.
¿Por qué se compara la voz de Egipto a la de una serpiente?
Tal vez se refiera al sonido de la retirada tras una derrota —semejante al silbido que produce una serpiente al huir— o a la humillación de la voz nacional debido a la calamidad sufrida. La comparación también indica la inutilidad de la costumbre de los faraones egipcios de portar una representación de la serpiente sagrada en su tocado para invocar la protección de la diosa serpiente Wadjet.
49:9, 10.
A diferencia de lo que hacen los “vendimiadores” y los “ladrones”, ¿qué haría Jehová cuando Edom recibiera su merecido castigo?
Para fines del siglo séptimo a. de la E.C. la intensidad del odio de Edom por Israel sobresalió especialmente. En aquel tiempo los babilonios conquistaron el reino de Judá. Los edomitas se regocijaron por el desastre de su nación hermana, participaron en tomar despojo y hasta entregaron a los babilonios los escapados de Judá. (Abd. 1, 12-14) Codiciosamente trataron de ensanchar su territorio apoderándose de la tierra que anteriormente estaba bajo el control de los reinos de Israel y Judá.—Eze. 35:10-12.
Jehová Dios no dejó pasar inadvertidos estos hechos faltos de fraternidad. Por medio de sus profetas Abdías, Ezequiel y Jeremías, decretó ruina para Edom. En esencia, Jeremías y Abdías presentaron el mismo mensaje, lo cual hizo doblemente seguro el cumplimiento de la palabra de Jehová en cuanto a la caída de Edom: “Si fueran ladrones que vinieran a ti, si despojadores violentos vinieran de noche, ¿hasta qué grado se te hubiera reducido a silencio? ¿No hurtarían ellos tanto como quisieran? O si fueran vendimiadores que vinieran a ti, ¿no dejarían que algunos rebuscos quedaran? ¡Oh a qué grado han sido escudriñados los de Esaú! ¡Cómo han sido buscados sus tesoros ocultos!” (Abd. 5, 6; Jer. 49:9, 10) Sí, los ladrones solo roban lo que quieren, y los vendimiadores dejan rebuscos. Pero, en el caso de Esaú (Edom), nada sería pasado por alto cuando ellos fueran derrotados.
52:3.
¿Qué importantes lecciones aprendemos de lo que le ocurrió al rey Sedequías después de “rebelarse contra el rey de Babilonia”?
Aunque Sedequías había jurado lealtad a Nabucodonosor, quebrantó aquel juramento y procuró que el gobernante de Egipto, la otra gran águila, le ayudara. Si Sedequías invocó el nombre de Dios al hacer aquel juramento, el quebrantarlo causó oprobio a Jehová. La mismísima idea de que causaríamos oprobio a Dios debería impedir que en alguna ocasión violáramos la palabra que hubiéramos dado. ¡Ciertamente tenemos un gran privilegio al llevar el nombre divino como testigos de Jehová! (Ezequiel 17:1-21.)
Sedequías, el hijo del rey Josías por su esposa Hamutal, originalmente se llamaba Matanía. Cuando los babilonios se llevaron cautivo a su sobrino el rey Joaquín, Matanía fue hecho rey vasallo, sujeto a Nabucodonosor, el rey de Babilonia. Entonces, el rey Nabucodonosor le cambió el nombre de Matanía a Sedequías, que significa “Jehová es justicia”. Se requirió que Sedequías jurara por el nombre de Jehová que permanecería leal a Nabucodonosor. Pero, ¿cumpliría él con la promesa a la cual estaba atado por juramento? (2 Reyes 24:12, 17, 18; 2 Crónicas 36:13; Jer. 37:1.)
Por algún tiempo Sedequías cumplió con aquel juramento. Pero más adelante cedió ante la presión de los poderosos príncipes de su reino, quienes estaban promoviendo una revuelta en contra de los babilonios. Así que violó su promesa, se rebeló contra Nabucodonosor y se volvió a Egipto por ayuda. Para sofocar esta rebelión, el rey de Babilonia dirigió sus ejércitos contra Jerusalén y sitió la ciudad en el noveno año del reinado de Sedequías. (Jer. 52:3, 4; Ezequiel 17:15.)
Según lo predijo Jeremías, Jerusalén cayó en manos de los babilonios. En el undécimo año del reinado de Sedequías, las fuerzas enemigas abrieron brecha a través de las murallas de la ciudad. Bajo el amparo de la oscuridad, Sedequías y un destacamento de guerreros huyeron, pero se les dio alcance en las llanuras desérticas de Jericó. Al ser llevado ante Nabucodonosor para ser juzgado, Sedequías primero presenció la ejecución de sus hijos. Entonces fue cegado y llevado prisionero a Babilonia. El temor al hombre verdaderamente resultó en un lazo para él. (Jer. 52:9-11.)
21:8, 9; 38:19. Incluso en el último momento, Jehová dio la oportunidad de salvarse a los habitantes de Jerusalén que merecían morir por su falta de arrepentimiento. Así es, “muchas son sus misericordias” (2 Samuel 24:14; Salmo 119:156).
31:34. Es confortador saber que Jehová no saca a colación los pecados de quienes ha perdonado, en el sentido de que en el futuro no tomará medidas contra ellos.
38:7-13; 39:15-18. Jehová no olvida nuestro servicio fiel, que incluye ‘servir a los santos’ (Hebreos 6:10).
45:4, 5. Tal como no era momento en los últimos días de Judá, tampoco es momento en “los últimos días” de este mundo de buscar “cosas grandes”, como riquezas, prestigio o seguridad económica (2 Timoteo 3:1; 1 Juan 2:17).
Jeremías relata con detalle la caída de Jerusalén. Su descripción de los acontecimientos sirve de base para escribir endechas, o lamentos, composiciones que aparecen en el libro bíblico de Lamentaciones.
EL PROFETA Jeremías vivió durante tiempos peligrosos y turbulentos. Fue comisionado por Jehová en el año 647 a.E.C., el decimotercer año del reinado del devoto rey Josías de Judá. Mientras se efectuaban reparaciones en la casa de Jehová, se encontró el libro de la Ley de Jehová, y este se le leyó al rey. Josías se esforzó vigorosamente por imponer su observación, pero, como mucho, logró solamente un retroceso temporal de la apostasía que llevaba a la idolatría. Tanto el abuelo de Josías, Manasés, quien había reinado por 55 años, como Amón su padre, quien fue asesinado después de reinar tan solo 2 años, habían actuado inicuamente. Por el estímulo que habían dado al pueblo para que participara en orgías impuras y ritos horribles, la gente se había acostumbrado a ofrecer incienso a la “reina de los cielos” y a hacer sacrificios humanos a dioses demoníacos. Jerusalén se había llenado de la sangre de inocentes derramada por Manasés. (Jer. 1:2; 44:19; 2 Rey. 21:6, 16, 19-23; 23:26, 27.)
2 La tarea de Jeremías no era fácil. Como profeta de Jehová tenía que predecir que Judá y Jerusalén serían desolados, que el magnífico templo de Jehová sería quemado, y que su pueblo sería llevado al cautiverio... ¡catástrofes casi increíbles! Tenía que profetizar en Jerusalén por 40 años, durante los reinados de los malos reyes Jehoacaz, Jehoiaquim, Joaquín (Conías) y Sedequías. (Jer. 1:2, 3.) Más tarde, en Egipto, tuvo que profetizar acerca de las idolatrías de los refugiados judíos en aquel lugar. Completó su libro en 580 a.E.C. Así, el tiempo que abarca el libro de Jeremías es un período trascendental de 67 años (52:31).
3 En hebreo el nombre del profeta y de su libro es Yir·meyáh o Yir·meyá·hu, que posiblemente significa: “Jehová Exalta; o Jehová Afloja [probablemente desde la matriz]”. El libro aparece en todos los catálogos de las Escrituras Hebreas, y su canonicidad es de aceptación general. El cumplimiento dramático de algunas de sus profecías durante la propia vida de Jeremías es clara prueba de su autenticidad. Además, varias veces las Escrituras Griegas Cristianas hacen referencia por nombre a Jeremías. (Mat. 2:17, 18; 16:14; 27:9.) Evidencia de que Jesús había estudiado el libro de Jeremías se ve por el hecho de que al limpiar el templo él combinó el lenguaje de Jeremías 7:11 con el de Isaías 56:7. (Mar. 11:17; Luc. 19:46.) Por el denuedo y valor de Jesús, algunos hasta pensaron que él era Jeremías. (Mat. 16:13, 14.) En Hebreos 8:8-12 y 10:16, 17 Pablo hace referencia a la profecía de Jeremías sobre un nuevo pacto. (Jer. 31:31-34.) Pablo cita Jeremías 9:24 cuando dice: “El que se jacta, jáctese en Jehová”. (1 Cor. 1:31.) En Revelación 18:21 hay una aplicación aún más enérgica de la ilustración de Jeremías (Jer. 51:63, 64) sobre la caída de Babilonia.
4 Hallazgos arqueológicos también dan apoyo al registro de Jeremías. Por ejemplo, una crónica de Babilonia relata la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor (Nabucodorosor) en 617 a.E.C., cuando el rey babilonio capturó al rey (Joaquín) y puso en su puesto a otro escogido por él (Sedequías) (24:1; 29:1, 2; 37:1).
5 La biografía que poseemos de Jeremías sobrepasa en detalles a la de cualquier otro profeta antiguo a excepción de Moisés. Jeremías revela mucho sobre sí mismo, sus sentimientos y sus emociones, y el resultado es que notamos un denuedo y valor intrépidos, mezclados con humildad y ternura de corazón. No fue solo profeta, sino también sacerdote, compilador de la Escritura e historiador exacto. Por nacimiento fue hijo del sacerdote Hilquías, de Anatot, una ciudad de sacerdotes en el territorio al norte de Jerusalén, “en la tierra de Benjamín” (1:1). Jeremías escribe en un estilo claro, directo y fácil de entender. Abundan las ilustraciones y las imágenes gráficas, y hay tanto prosa como poesía en el libro.
6 El contenido no está ordenado cronológicamente, sino por asuntos. Como resultado, se perciben muchos cambios de tiempos y circunstancias en el relato. Finalmente, en el capítulo 52 se da una descripción detallada de la desolación de Jerusalén y Judá. Esto no solo nos muestra cómo se cumple gran parte de la profecía, sino que también provee el marco de circunstancias para el libro de Lamentaciones, que viene después.
7 Jehová comisiona a Jeremías - (1:1-19) ¿Se comisiona a Jeremías porque él quisiera ser profeta o porque hubiera venido de una familia sacerdotal? Jehová mismo explica: “Antes de estar formándote en el vientre, te conocí; y antes que procedieras a salir de la matriz, te santifiqué. Profeta a las naciones te hice”. Es una asignación de Jehová. ¿Está dispuesto a ir Jeremías? Su humildad lo lleva a ofrecer la excusa: “Solo soy un muchacho”. Jehová le infunde confianza: “Mira que he puesto mis palabras en tu boca. Ve, te he comisionado este día para estar sobre las naciones y sobre los reinos, para desarraigar y para demoler y para destruir y para derruir, para edificar y para plantar”. Jeremías no debe temer. “De seguro pelearán contra ti, pero no prevalecerán contra ti, porque: ‘Yo estoy contigo —es la expresión de Jehová— para librarte’” (1:5, 6, 9, 10, 19).
8 Jerusalén, una esposa infiel - (2:1–6:30) ¿Qué mensaje le trae a Jeremías la palabra de Jehová? Jerusalén ha olvidado su primer amor. Ha dejado a Jehová, la Fuente de aguas vivas, y se ha prostituido con dioses extraños. De una vid roja selecta, se ha cambiado en “los sarmientos degenerados de una vid extranjera” (2:21). Sus faldas se han ensangrentado con las almas de los inocentes pobres. Aun la prostituta Israel ha resultado más justa que Judá. Dios pide a estos hijos renegados que se vuelvan, porque él es su dueño marital. Pero ellos han sido como una esposa traicionera. Pueden volver si quitan de sí sus cosas repugnantes y se circuncidan el corazón. “Levanten una señal enhiesta hacia Sión”, porque Jehová se propone traer una calamidad desde el norte (4:6). ¡Caída estrepitosa sobre caída estrepitosa! Como un león que sube de su matorral, como un viento abrasador que viene por el desierto, con carros que son como un viento de tempestad, así vendrá el ejecutor de Jehová.
9 Vaya discurriendo por Jerusalén. ¿Qué ve? ¡Solo transgresiones e infidelidad! El pueblo ha negado a Jehová, y la palabra de Jehová en la boca de Jeremías debe llegar a ser un fuego que los devore como a pedazos de leña. Tal como ellos han dejado a Jehová para servir a un dios extranjero, así Él hará que sirvan a extranjeros en una tierra extraña. ¡Tercos! Tienen ojos, pero no pueden ver, y oídos, pero no pueden oír. ¡Qué horrible! Los profetas y los sacerdotes realmente profetizan en falsedad, “y mi propio pueblo así lo ha amado”, dice Jehová (5:31). La calamidad se aproxima desde el norte, pero “desde el menor de ellos aun hasta el mayor de ellos, cada uno está sacando para sí ganancia injusta”. Dicen: “‘¡Hay paz! ¡Hay paz!’ cuando no hay paz” (6:13, 14). Pero de repente vendrá el violento despojador. Jehová ha hecho de Jeremías un ensayador de metales entre ellos, pero lo único que hay es escoria y plata rechazada. Son totalmente malos.
10 Advertencia de que el templo no es protección - (7:1–10:25) La palabra de Jehová le viene a Jeremías, y él tiene que proclamar un mensaje en la puerta del templo. Escúchele mientras exclama a los que entran allí: ‘Ustedes están jactándose del templo de Jehová, pero ¿qué hacen? ¡Están oprimiendo al huérfano de padre y a la viuda, derramando sangre inocente, andando tras otros dioses, hurtando, asesinando, cometiendo adulterio, jurando falsamente y haciendo sacrificios a Baal! ¡Hipócritas! Han hecho de la casa de Jehová “sencillamente una cueva de salteadores”. Recuerden lo que Jehová hizo a Siló. Él hará lo mismo a tu casa, oh Judá, y te arrojará fuera, tal como arrojó fuera al norteño Efraín (Israel)’. (Jer. 7:4-11; 1 Sam. 2:12-14; 3:11-14; 4:12-22.)
11 Ya no se puede orar por Judá. ¡Si el pueblo hasta se ocupa en hacer tortas para sacrificio a la “reina de los cielos”! Verdaderamente “esta es la nación cuyo pueblo no ha obedecido la voz de Jehová su Dios, y no ha aceptado disciplina. La fidelidad ha perecido”. (Jer. 7:18, 28.) Judá ha colocado cosas repugnantes en la casa de Jehová y ha quemado a sus hijos e hijas sobre los lugares altos de Tófet en el valle de Hinón. ¡Miren! Será llamado “el valle de la matanza”, y sus cuerpos muertos llegarán a ser alimento para las aves y las bestias (7:32). El regocijo y el alborozo tienen que cesar en Judá y Jerusalén.
12 Esperaban paz y curación, pero miren, ¡terror! El resultado de su terquedad será esparcimiento, exterminio y lamentación. ‘Jehová es el Dios vivo y el Rey hasta tiempo indefinido.’ En cuanto a los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, en ellos no hay espíritu. Son vanidad y obra de mofa, y perecerán (10:10-15). Jehová tirará fuera a los habitantes de la tierra como con una honda. ¡Escuche! Un gran golpeteo desde la tierra del norte para desolar las ciudades de Judá. El profeta reconoce: ‘No es del hombre terrestre el dirigir su derrotero’, y ora por corrección para no ser reducido a nada (10:23).
13 Los quebrantapactos son malditos - (11:1–12:17) Judá ha desobedecido las palabras de su pacto con Jehová. Es inútil que el pueblo pida socorro. Jeremías no debe orar por Judá, pues Jehová “ha encendido un fuego” contra este olivo que había sido frondoso (11:16). Mientras los conciudadanos de Jeremías en Anatot conspiran para destruirlo, el profeta acude a Jehová por fuerza y ayuda. Jehová promete que ejecutará venganza sobre Anatot. Jeremías pregunta: ‘¿Por qué ha tenido éxito el camino de los inicuos?’. Jehová le asegura: ‘Desarraigaré y destruiré a la nación desobediente’ (12:1, 17).
14 Jerusalén irreformable y condenada - (13:1–15:21) Jeremías relata que Jehová le mandó ponerse un cinto de lino sobre las caderas y que después lo escondiera en una hendidura de un peñasco junto al Éufrates. Cuando Jeremías fue a extraerlo de allí, estaba arruinado. “No servía para nada.” Así Jehová ilustró que estaba resuelto a arruinar “el orgullo de Judá y el abundante orgullo de Jerusalén” (13:7, 9). En la borrachera de ellos él los estrellará unos contra otros, como si fueran jarros grandes llenos de vino. “¿Puede un cusita cambiar su piel?, ¿o un leopardo sus manchas?” (13:23). Del mismo modo es irreformable Jerusalén. Jeremías no debe orar por estas personas. Aunque Moisés y Samuel se presentaran delante de Jehová para interceder por ellas, él no escucharía, porque ha resuelto dar a Jerusalén por entero a la destrucción. Jehová fortalece a Jeremías contra sus vituperadores. Jeremías halla las palabras de Jehová y se las come, y el resultado es ‘alborozo y regocijo de corazón’ (15:16). No es tiempo para bromear ocioso, sino para confiar en Jehová, quien ha prometido hacer de Jeremías un muro fortificado de cobre contra el pueblo.
15 Jehová enviará pescadores y cazadores - (16:1–17:27) En vista de la desolación inminente, Jehová le ordena a Jeremías: “No debes tomar para ti esposa, y no debes llegar a tener hijos e hijas en este lugar” (16:2). No es tiempo ni de lamentarse ni de banquetear con el pueblo, pues Jehová está a punto de arrojarlos de sobre la tierra. Entonces Jehová también promete enviar ‘pescadores para pescarlos y cazadores para cazarlos’, y por todo esto que él hará “tendrán que saber que [su] nombre es Jehová” (16:16, 21). El pecado de Judá está grabado en el corazón del pueblo con un estilo de hierro, sí, con una punta de diamante. “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado”, pero Jehová puede escudriñar el corazón. Nadie puede engañarlo a él. Esos que apostatan “han dejado a la fuente de agua viva, Jehová” (17:9, 13). Si Judá no santifica el día de sábado, Jehová devorará con fuego sus puertas y sus torres.
16 El alfarero y el barro - (18:1–19:15) Jehová le ordena a Jeremías que baje a la casa del alfarero. Allí Jeremías observa cómo transforma el alfarero una vasija de barro que se ha dañado y hace de ella otra vasija según le agrada. Jehová declara entonces que él es el Alfarero para la casa de Israel, y tiene poder para derruir o para edificar. Entonces le dice a Jeremías que lleve un frasco de alfarero al valle de Hinón y allí pronuncie la calamidad que viene de Jehová porque el pueblo ha llenado de sangre inocente el lugar al quemar a sus hijos en el fuego como holocaustos al Baal. Jeremías debe quebrar entonces el frasco como símbolo de que Jehová quebrará a Jerusalén y al pueblo de Judá.
17 Sin renunciar bajo la persecución - (20:1-18) Irritado por la predicación intrépida de Jeremías, el comisionado del templo, Pasjur, pone a Jeremías en el cepo por una noche. Al ser puesto en libertad, Jeremías predice que Pasjur irá cautivo a Babilonia y allí morirá. Apesadumbrado por la mofa y el oprobio que se levantan contra él, Jeremías piensa en renunciar. Sin embargo, no puede mantenerse callado. La palabra de Jehová llega a ser ‘en su corazón como un fuego ardiente, encerrado en sus huesos’, y él tiene que hablar. Aunque maldice el día en que nació, exclama: “¡Canten a Jehová! ¡Alaben a Jehová! Porque él ha librado el alma del pobre de la mano de los malhechores” (20:9, 13).
18 Indignación de Jehová contra los gobernantes - (21:1–22:30) En respuesta a una pregunta de Sedequías, Jeremías le notifica que la furia de Jehová viene contra la ciudad: El rey de Babilonia le pondrá sitio, y será destruida por peste, espada, hambre y fuego. Salum (Jehoacaz) morirá en el destierro, Jehoiaquim tendrá el entierro de un asno, y su hijo Conías (Joaquín) será arrojado fuera de Judá y morirá en Babilonia.
19 La esperanza de que habrá “un brote justo” - (23:1–24:10) Jehová promete pastores verdaderos para reemplazar a los pastores falsos y “un brote justo” de la cepa de David, un rey que “ciertamente reinará y actuará con discreción y ejecutará derecho y justicia en la tierra”. ¿Qué nombre tendrá? “Se le llamará: Jehová Es Nuestra Justicia.” Recogerá al resto disperso (23:5, 6). Si los profetas se hubieran parado en el grupo íntimo de Jehová, habrían hecho que el pueblo oyera y se volviera de su mal camino. En vez de eso, dice Jehová, ellos “hacen que mi pueblo ande errante debido a sus falsedades” (23:22, 32). “¡Mire!, dos cestas de higos.” Jeremías usa los higos buenos y los malos como ilustración de un resto fiel que regresa a su tierra con el favor de Dios y de otra clase que llega a un fin calamitoso (24:1, 5, 8-10).
20 La controversia de Jehová con las naciones - (25:1-38) Este capítulo es un resumen de los juicios que aparecen con más detalles en los capítulos 45-49. Mediante tres profecías paralelas, Jehová pronuncia ahora calamidad para todas las naciones de la Tierra. Primero se identifica a Nabucodorosor como el siervo de Jehová que ha de devastar a Judá y a las naciones de alrededor: “Y estas naciones tendrán que servir al rey de Babilonia setenta años”. Entonces le llegará el turno a Babilonia, y ella llegará a ser “yermos desolados hasta tiempo indefinido”. (25:1-14).
21 La segunda profecía es la visión de la copa del vino de la furia de Jehová. Jeremías tiene que llevar esta copa a las naciones, y ellas “tienen que beber y sacudirse de aquí para allá y actuar como hombres enloquecidos”, debido a la destrucción que les viene de Jehová. Primero, ¡a Jerusalén y Judá! Después a Egipto; de regreso, a Filistea; cruzando, a Edom; hacia arriba, a Tiro, a tierras cercanas y lejanas, y a “todos los demás reinos de la tierra que están sobre la superficie del suelo; y el mismo rey de Sesac beberá después de ellos”. Tendrán que ‘beber y vomitar y caer’. Ninguno será librado (25:15-29).
22 En la tercera profecía Jeremías alcanza magníficas alturas poéticas. “Desde lo alto Jehová mismo rugirá [...] contra todos los habitantes de la tierra.” ¡Un ruido, una calamidad, una gran tormenta! “Y los muertos por Jehová ciertamente llegarán a estar en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el mismísimo otro extremo de la tierra.” Sin lamentación, sin funerales. Serán como estiércol sobre el terreno. Los pastores falsos serán degollados, junto con los majestuosos de su rebaño. No hay escape para ellos. ¡Oigan sus aullidos! Jehová mismo ‘va a despojar con violencia su pasturaje a causa de Su ardiente cólera’ (25:30-38).
23 Jeremías vindicado - (26:1–28:17) Los gobernantes y el pueblo conspiran para dar muerte a Jeremías. Jeremías presenta su defensa. Ha hablado la palabra de Jehová. Si lo matan, matan a un hombre inocente. El veredicto: no culpable. Al considerar el caso de Jeremías, los ancianos presentan los precedentes de los profetas Miqueas y Uriya. Jehová le ordena entonces a Jeremías que haga ataduras y yugos, se los ponga sobre el cuello, y entonces los envíe a las naciones de alrededor como símbolos de que tendrán que servir al rey de Babilonia por tres generaciones de gobernantes. Hananías, uno de los profetas falsos, se opone a Jeremías. Declara que el yugo de Babilonia será quebrado dentro de dos años, y representa lo que dice quebrando el yugo de madera. Jehová subraya Su profecía al hacer que Jeremías haga yugos de hierro y prediga que Hananías tendrá que morir aquel año. Hananías muere.
24 Consuelo para los desterrados en Babilonia - (29:1–31:40) Jeremías escribe a los desterrados que han sido llevados a Babilonia con Jeconías (Joaquín): Establézcanse allí, porque antes que Jehová los haga regresar habrá un período de 70 años de destierro. Jehová le ordena a Jeremías que escriba sobre el regreso de ellos en un libro: Jehová quebrará su yugo, y “ciertamente servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien [yo, Jehová] levantaré para ellos” (30:9). Raquel debe detener del llanto su voz, porque sus hijos “ciertamente volverán de la tierra del enemigo” (31:16). Y ahora, ¡una declaración animadora de parte de Jehová! Él celebrará con las casas de Judá e Israel un nuevo pacto. ¡Este será mucho más grande que el pacto que han quebrantado! Jehová escribirá Su ley muy profundamente, en sus corazones. “Y ciertamente llegaré a ser su Dios, y ellos mismos llegarán a ser mi pueblo.” Desde el menor hasta el mayor, todos conocerán a Jehová, y él perdonará su error (31:31-34). Su ciudad será reedificada como cosa santa a Jehová.
25 El pacto de Jehová con David hecho seguro - (32:1–34:22) Durante el sitio final de Jerusalén por Nabucodorosor, Jeremías está bajo restricción. No obstante, como señal de que Jehová ciertamente restaurará a Israel, Jeremías compra un campo en Anatot y coloca la escritura aparte en una vasija de barro. La palabra de Jehová trae ahora buenas nuevas: Judá y Jerusalén se regocijarán nuevamente, y Jehová cumplirá el pacto que ha hecho con David. Pero tú, oh Sedequías, queda advertido de que el rey de Babilonia quemará esta ciudad con fuego y tú mismo irás cautivo a Babilonia. ¡Ay de los dueños de esclavos que concordaron en libertar a sus esclavos, pero que han violado su pacto!
26 La promesa de Jehová a Recab - (35:1-19) En los días del rey Jehoiaquim, Jehová hace que Jeremías vaya a ver a los recabitas. Estos se habían refugiado en Jerusalén durante el primer ataque de los babilonios. Jeremías les ofrece vino para que lo beban. Ellos rehúsan debido al mandato que su antepasado Jonadab les había dado más de 250 años antes. ¡Ciertamente un contraste asombroso con la infidelidad de Judá! Jehová les promete: “No será cortado de Jonadab hijo de Recab un hombre que siempre esté de pie delante de mí” (35:19).
27 Jeremías vuelve a escribir el libro - (36:1-32) Jehová le ordena a Jeremías que escriba todas las palabras que sus profecías contenían hasta aquel tiempo. Jeremías las dicta a Baruc, quien entonces las lee en voz alta en la casa de Jehová en un día de ayuno. El rey Jehoiaquim envía por el rollo y, al oír una parte, lo rompe con ira y lo arroja al fuego. Ordena el arresto de Jeremías y de Baruc, pero Jehová los oculta y le dice a Jeremías que escriba un rollo que sea como el primero.
28 Los últimos días de Jerusalén - (37:1–39:18) El registro vuelve al reino de Sedequías. El rey le pide a Jeremías que ore a Jehová en pro de Judá. El profeta rehúsa, y dice que la destrucción de Jerusalén es segura. Jeremías intenta ir a Anatot, pero lo capturan como desertor, lo golpean y lo encarcelan por muchos días. Entonces Sedequías envía por él. ¿Hay palabra de Jehová? ¡Seguro que la hay! “¡En la mano del rey de Babilonia serás dado!” (37:17). Encolerizados por las persistentes profecías de destrucción de Jeremías, los príncipes lo arrojan en una cisterna fangosa. El etíope Ébed-mélec, un eunuco de la casa del rey, intercede bondadosamente por él, y se rescata a Jeremías de una muerte lenta, aunque sigue detenido en el Patio de la Guardia. De nuevo Sedequías llama a Jeremías, pero lo único que Jeremías le dice es: ‘¡Ríndete al rey de Babilonia, o enfréntate al cautiverio y la destrucción de Jerusalén!’ (38:17, 18).
29 El sitio de Jerusalén dura 18 meses, y entonces se abre brecha en la ciudad en el undécimo año de Sedequías. El rey huye con su ejército, pero sus enemigos lo alcanzan. Sus hijos y los nobles son muertos delante de sus ojos, y a él lo ciegan y se lo llevan a Babilonia en cadenas. Los babilonios queman y arruinan la ciudad, y toda la población excepto unos pocos pobres es llevada al destierro en Babilonia. Por orden de Nabucodorosor se suelta a Jeremías del patio. Antes de salir libre, Jeremías le dice a Ébed-mélec que Jehová ha prometido librar a aquel etíope, ‘porque confió en Jehová’ (39:18).
30 Sucesos finales en Mizpá y en Egipto - (40:1–44:30) Jeremías permanece en Mizpá con Guedalías, a quien los babilonios hacen gobernador sobre lo restante del pueblo. Dos meses después Guedalías muere asesinado. El pueblo busca el consejo de Jeremías, y él les transmite la palabra de Dios: ‘Jehová no los desarraigará de esta tierra. No tengan miedo a causa del rey de Babilonia. No obstante, ¡si bajan a Egipto morirán!’. A Egipto bajan, llevando consigo a Jeremías y a Baruc. En Tahpanhés, Egipto, Jeremías hace saber el juicio de condenación que emite Jehová: El rey de Babilonia pondrá su trono en Egipto. Es inútil que Israel adore los dioses de Egipto y reanude el sacrificio a la “reina de los cielos”. ¿Han olvidado que Jehová desoló a Jerusalén por su idolatría? Jehová traerá calamidad sobre ellos en la tierra de Egipto, y no volverán a Judá. Como señal, Jehová va a dar a Faraón Hofrá mismo en las manos de sus enemigos.
31
Lo que tendrá Baruc - (45:1-5)
Baruc se angustia al escuchar las muchas profecías de condenación que transmite Jeremías. Se le dice que piense primero en la obra de Jehová de edificar y de demoler en vez de estar “buscando cosas grandes” para sí. Experimentará salvación a través de toda la calamidad.
Jehová no especificó qué eran esas “cosas grandes”, pero Baruc debió de saber si se refería a deseos egoístas, prominencia o prosperidad material. Dios le aconsejó que fuera realista y no olvidara lo que iba a suceder: “Mira, voy a traer una calamidad sobre toda carne [...], y ciertamente te daré tu alma como despojo en todos los lugares adonde vayas”. La posesión más valiosa de Baruc era su vida, y Jehová le prometió preservarla adondequiera que fuera (Jeremías 45:5).
Cuando a Baruc se le recordó que en los últimos días de Judá no había tiempo para buscar “cosas grandes” para sí mismo, es obvio que respondió bien, pues efectivamente recibió “[su] alma como despojo”. Ese consejo también es útil para nosotros, pues al igual que Baruc vivimos en los últimos días de un sistema de cosas. Jehová nos promete lo mismo: salvar nuestra vida.
32 La espada de Jehová contra las naciones - (46:1–49:39) Jeremías cuenta de las victorias de Babilonia sobre Egipto en Carquemis y en otros lugares. Aunque las naciones sean exterminadas, Jacob permanecerá, pero no saldrá sin castigo. “La espada de Jehová” vendrá contra los filisteos, contra el orgulloso Moab y el jactancioso Ammón, contra Edom y Damasco, Quedar y Hazor (47:6). El arco de Elam será roto.
33 La espada de Jehová contra Babilonia - (50:1–51:64) Jehová habla respecto a Babilonia: Anúncienlo entre las naciones. No escondan nada. Babilonia ha sido capturada y sus dioses avergonzados. Huyan de ella. El mismo martillo de fragua que ha aplastado a las naciones de toda la Tierra ha sido quebrado. “Oh Presunción”, el opresor de Israel y Judá cautivos, conoce que Jehová de los ejércitos es su Recomprador. Babilonia llegará a ser una guarida de animales aulladores. “Justamente como en el caso del derribo de Sodoma y de Gomorra [...], no morará allí hombre alguno” (50:31, 40). Babilonia ha sido una copa de oro en la mano de Jehová para emborrachar a las naciones, pero de repente ha caído, de modo que ella resulta quebrada. Aúllen por ella, pueblos. Jehová ha despertado el espíritu de los reyes de los medos para arruinarla. Los hombres poderosos de Babilonia han dejado de pelear. Han llegado a ser como mujeres. La hija de Babilonia será pisoteada sólidamente como se hace en una era. “Tendrán que dormir un sueño de duración indefinida, del cual no despertarán.” El mar ha subido y ha cubierto a Babilonia con una multitud de olas. “Sálganse de en medio de ella, oh pueblo mío, y provea cada uno escape a su alma de la ardiente cólera de Jehová” (51:39, 45). ¡Escuche el alarido, el gran estallido desde Babilonia! Las armas de guerra de Babilonia deben ser desbaratadas, porque Jehová es un Dios que recompensa. Sin falta hará la paga.
34 Jeremías le ordena a Seraya: ‘Ve a Babilonia y lee en voz alta estas palabras de la profecía contra Babilonia. Entonces átale una piedra al libro y arrójalo en medio del Éufrates. “Y tienes que decir: ‘Así es como se hundirá Babilonia, y nunca se levantará a causa de la calamidad que voy a traer sobre ella’”’ (51:61-64).
35 Registro de la caída de Jerusalén - (52:1-34) Este relato es casi idéntico al considerado previamente en 2 Reyes 24:18-20; 25:1-21, 27-30.
36 Esta profecía inspirada es del todo edificante y provechosa. Mire al ejemplo valeroso del profeta mismo. Fue denodado al proclamar un mensaje impopular a un pueblo impío. Rechazó la amistad con los inicuos. Comprendió la urgencia del mensaje de Jehová y se dio de todo corazón a la obra de Jehová sin renunciar. Para él la palabra de Dios fue como un fuego en sus huesos, y fue el alborozo y regocijo de su corazón. (Jer. 15:16-20; 20:8-13.) ¡Siempre seamos tan celosos como él por la palabra de Jehová! También demos apoyo leal a los siervos de Dios, como hizo Baruc para con Jeremías. La obediencia sincera de los recabitas es también un ejemplo espléndido para nosotros, e igualmente la consideración bondadosa de Ébed-mélec al profeta perseguido (36:8-19, 32; 35:1-19; 38:7-13; 39:15-18).
37 La palabra de Jehová que le vino a Jeremías se cumplió con exactitud asombrosa. Esto ciertamente fortalece la fe en el poder de profetizar de Jehová. Tome, por ejemplo, los cumplimientos de profecías que Jeremías mismo vio como sobreviviente, como el cautiverio de Sedequías y la destrucción de Jerusalén (21:3-10; 39:6-9), el destronamiento y la muerte en cautiverio del rey Salum (Jehoacaz) (Jer. 22:11, 12; 2 Rey. 23:30-34; 2 Cró. 36:1-4), el que se llevara cautivo al rey Conías (Joaquín) a Babilonia (Jer. 22:24-27; 2 Rey. 24:15, 16), y la muerte, antes de que pasara un año, del profeta falso Hananías. (Jer. 28:16, 17.) Todas estas profecías, y más, se cumplieron tal como Jehová había predicho. Profetas y siervos de Jehová posteriores también hallaron autoritativa y provechosa la profecía de Jeremías. Por ejemplo, Daniel discernió por los escritos de Jeremías que la desolación de Jerusalén habría de durar 70 años, y Esdras llamó atención al cumplimiento de las palabras de Jeremías al final de los 70 años. (Dan. 9:2; 2 Cró. 36:20, 21; Esd. 1:1; Jer. 25:11, 12; 29:10.)
38 Cuando Jesús estableció con sus discípulos la celebración de la Cena del Señor, indicó el cumplimiento de la profecía de Jeremías acerca del nuevo pacto. Así, hizo referencia al “nuevo pacto en virtud de mi sangre”, por el cual los pecados de ellos eran perdonados y a los discípulos se les recogía como la nación espiritual de Jehová. (Luc. 22:20; Jer. 31:31-34.) Estos que son engendrados por espíritu e introducidos en el nuevo pacto son los que Jesús introduce en un pacto para el Reino, para reinar con él en los cielos. (Luc. 22:29; Rev. 5:9, 10; 20:6.) Se hace referencia a este Reino varias veces en la profecía de Jeremías. En medio de todas las denunciaciones de la Jerusalén sin fe, Jeremías indicó este rayo de esperanza: “¡Miren! Vienen días —es la expresión de Jehová—, y yo ciertamente levantaré a David un brote justo. Y un rey ciertamente reinará y actuará con discreción y ejecutará derecho y justicia en la tierra”. Sí, un rey llamado “Jehová Es Nuestra Justicia”. (Jer. 23:5, 6.)
39 De nuevo Jeremías menciona una restauración: “Y ellos ciertamente servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien levantaré para ellos” (30:9). Finalmente, cuenta de la buena palabra que Jehová ha hablado acerca de Israel y Judá, en el sentido de que “en aquellos días y en aquel tiempo [Jehová hará] que brote para David un brote justo”, a fin de multiplicar su descendencia y para que haya ‘un hijo que gobierne como rey sobre su trono’ (33:15, 21). Tan seguro como que un resto regresó de Babilonia, así el Reino de este “brote” justo ejecutará juicio y justicia en toda la Tierra. (Luc. 1:32.)
Profecías y registro histórico escritos por Jeremías e inspirados por Dios. A Jeremías se le comisionó como profeta en el año decimotercero del rey Josías (647 a.E.C.) para advertir al reino meridional de Judá de su inminente destrucción. Este hecho ocurrió cuando aún no había transcurrido un siglo desde la obra del profeta Isaías y la caída del reino septentrional de Israel ante los asirios.
El libro no sigue un orden cronológico, sino más bien temático. Aunque se dan fechas cuando es necesario, la mayoría de las profecías aplican a la nación de Judá durante el período general de los reinados de Josías, Jehoacaz, Jehoiaquim, Joaquín y Sedequías. Dios le dijo a Jeremías repetidas veces que la iniquidad de la nación era incorregible. No obstante, los que eran de corazón recto tuvieron muchas oportunidades para reformarse y conseguir liberación. En lo que respecta a su valor profético para nuestro día, el orden de los escritos de Jeremías no incide en su entendimiento ni aplicación.
La mayor parte del libro de Jeremías no se escribió cuando se pronunciaron las profecías. Jeremías no redactó ninguna de sus proclamaciones hasta el cuarto año del reinado de Jehoiaquim (625 a.E.C.), cuando Jehová le mandó que pusiera por escrito todas las palabras que le había hablado hasta la fecha. Esto no solo incluía las palabras acerca de Judá pronunciadas en tiempos de Josías, sino también las proclamaciones de juicio contra todas las naciones. (Jer. 36:1, 2.) Jehoiaquim fue quemando este rollo a medida que Jehudí lo iba leyendo. Sin embargo, se le mandó a Jeremías que lo escribiera otra vez, y eso fue lo que hizo por medio de su secretario Baruc, e insertó otras muchas palabras. (Jer. 36:21-23, 28, 32.)
El resto del libro se debió añadir más tarde. Por ejemplo, la introducción, donde se hace mención del año undécimo de Sedequías (Jer. 1:3); algunas profecías que Jeremías escribió cuando las pronunció (30:2; 51:60); la carta a los exiliados en Babilonia (29:1), así como las proclamaciones hechas durante el reinado de Sedequías y el relato de los acontecimientos ocurridos después de la caída de Jerusalén hasta cerca del año 580 a.E.C. Aunque el rollo que escribió Baruc componía una gran parte del libro, es posible que Jeremías lo organizara y volviera a ordenar cuando añadió las últimas secciones.
La autenticidad del libro de Jeremías suele aceptarse como un hecho, que solo cuestionan unos cuantos críticos que se basan en las diferencias que hay entre el texto hebreo masorético y la Versión de los Setenta del Manuscrito Alejandrino. En el libro de Jeremías se aprecian más variaciones entre los textos hebreo y griego que en cualquier otro libro de las Escrituras Hebreas. Se dice que la Versión de los Setenta tiene unas 2.700 palabras menos que el texto hebreo, es decir, una octava parte del libro. La mayoría de los eruditos están de acuerdo en que la traducción griega de este libro es deficiente, pero eso no menoscaba la confiabilidad del texto hebreo. Hay quien opina que el traductor pudo haber tenido un manuscrito hebreo de una “familia” diferente, una recensión especial, pero los estudios hechos por los críticos ponen de manifiesto que este no parece ser el caso.
El cumplimiento de las profecías que registró Jeremías, además del contenido de estas, constituyen un fuerte testimonio a favor de la autenticidad del libro. Entre las numerosas profecías de Jeremías se encuentran las incluidas en el cuadro de la izquierda.
Principios y cualidades de Dios.
Además de profecías, el libro presenta muchos principios que deberían guiarnos. Subraya que el formalismo no es de ningún valor a los ojos de Dios, pues Él desea adoración y obediencia de corazón. A los habitantes de Judá se les dijo que no confiaran en el templo ni en sus edificios circundantes, y se les exhortó con las siguientes palabras: “Circuncídense a Jehová, y quiten los prepucios de sus corazones”. (Jer 4:4; 7:3-7; 9:25, 26.)
El libro contiene asimismo muchos ejemplos de las cualidades de Dios manifestadas en su relación con su pueblo. La liberación de un resto de su pueblo y el que finalmente se les repatriara a Jerusalén, como había profetizado Jeremías, fue un ejemplo de la gran bondad y misericordia de Jehová. La manera como Dios cuidó de los recabitas, de Ébed-mélec y de Baruc destaca su aprecio y consideración hacia aquellos que muestran bondad a sus siervos, así como el hecho de que Él es Remunerador de los que le buscan y obedecen. (Jer 35:18, 19; 39:16-18; 45:1-5.)
A Jehová se le representa de manera sublime como el Creador de todas las cosas, el Rey hasta tiempo indefinido y el único Dios verdadero. Tan sólo Él debe ser temido, Aquel que dirige y corrige a los que invocan su nombre, y ante cuya denunciación ninguna nación puede mantenerse en pie. Él es el Gran Alfarero, en cuya mano las personas y las naciones son como vasijas de barro que puede moldear o destruir de acuerdo con Su voluntad. (Jer 10; 18:1-10; Ro 9:19-24.)
El libro de Jeremías revela que Dios espera que el pueblo que lleva Su nombre contribuya a Su gloria y alabanza, y que para Él son un pueblo entrañable. (Jer 13:11.) Los que profetizan falsamente en Su nombre, diciendo “paz” a aquellos con los que Dios no está en paz, tendrán que rendir cuentas a Dios por sus palabras, y tropezarán y caerán (6:13-15; 8:10-12; 23:16-20). Los que sirven al pueblo en calidad de sacerdotes y profetas tienen una gran responsabilidad ante Dios, como Jehová dijo a los habitantes de Judá: “Yo no envié a los profetas; no obstante, ellos mismos corrieron. No les hablé; no obstante, ellos mismos profetizaron. Pero si se hubieran parado en mi grupo íntimo, entonces habrían hecho que mi pueblo oyera mis propias palabras, y habrían hecho que se volvieran de su camino malo y de la maldad de sus tratos” (23:21, 22).
Al igual que en otros libros de la Biblia, se considera que la nación santa de Dios es como una esposa para Jehová, y su infidelidad equivale a “prostitución”. (Jer 3:1-3, 6-10; compárese con Snt 4:4.) Sin embargo, la lealtad de Jehová a sus pactos es inquebrantable. (Jer 31:37; 33:20-22, 25, 26.)
Este libro contiene gran cantidad de principios e ilustraciones excelentes, a los que otros escritores de la Biblia han hecho referencia. También se encuentran en él otros muchos modelos simbólicos y proféticos cuyo significado es vital, y que aplican al cristiano de tiempos modernos y a su ministerio.
Registro de las proclamaciones de juicio de Jehová mediante Jeremías, así como un relato de las propias experiencias del profeta y de la destrucción de Jerusalén por Babilonia. |
Se comisiona al joven Jeremías como profeta
★Tendrá que “demoler”, así como “edificar” y “plantar” |
Jeremías cumple con su comisión de “demoler”
★Expone la iniquidad de Judá y proclama la certeza de la destrucción de Jerusalén; el templo no salvará a la nación infiel; se deportará al pueblo de Dios a Babilonia por setenta años (2:1–3:13; 3:19–16:13; 17:1–19:15; 24:1–25:38; 29:1-32; 34:1-22) |
Jeremías lleva a cabo su asignación de “edificar” y “plantar”
★Predice la repatriación de un resto israelita y la venida de “un brote justo” (3:14-18; 16:14-21; 23:3-8; 30:1–31:26; 33:1-26) |
Jeremías sufre como consecuencia de su denuedo al profetizar
★Le golpean y le ponen en el cepo por la noche (20:1-18) |
Acontecimientos desde la caída de Jerusalén hasta la huida a Egipto
★Jerusalén cae; se captura al rey Sedequías, se mata a sus hijos y a él se le ciega y se le lleva a Babilonia (52:1-11) |
Las que él vio cumplidas
★El cautiverio de Sedequías y la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor, rey de Babilonia (Jer 20:3-6; 21:3-10; 39:6-9) |
Otras cuyo cumplimiento corrobora la historia
★Nabucodorosor (Nabucodonosor) invade y conquista Egipto (Jer 43:8-13; 46:13-26) |
De cumplimiento mayor espiritual, como se indica en las Escrituras G.C.
★Un nuevo pacto hecho con la casa de Israel y la casa de Judá (Jer 31:31-34; Heb 8:8-13) |