Ya sabemos cómo respondió Jonás cuando Dios lo reprendió. Mientras se encontraba en el vientre del “gran pez” que lo había engullido, reconoció un hecho esencial: “La salvación pertenece a Jehová” (Jonás 1:17; 2:1, 2, 9). Después de su liberación milagrosa cumplió su misión. Sin embargo, se sintió muy decepcionado cuando Dios decidió que ya no iba a destruir a los ninivitas, en vista de que habían escuchado su mensaje y se habían arrepentido. La actitud del profeta era muy egoísta, y por ello Jehová tuvo que volver a corregirlo con cariño. No olvidemos, sin embargo, que por más que algunas personas se centren en las faltas de Jonás, Dios lo consideró un siervo fiel y obediente (Lucas 11:29).
Jehová envía a Jonás a “Nínive la gran ciudad” para proclamar un mensaje de condena, pero el profeta sale huyendo en dirección opuesta. Mediante “un gran viento en el mar” y “un gran pez”, Jehová lo detiene y lo envía por segunda vez a la capital asiria (Jonás 1:2, 4, 17; 3:1, 2).
Jonás entra en Nínive y pronuncia un mensaje contundente: “Solo cuarenta días más, y Nínive será derribada” (Jonás 3:4). El inesperado resultado de su predicación enfurece a Jonás, así que Jehová le enseña una lección de misericordia con “una calabaza vinatera” (Jonás 4:1, 6).
En los últimos años la tendencia a huir se ha multiplicado, parece que hasta las ballenas tratan de huir de su habitad, sufriendo una muerte cruel en muchas playas por todo el mundo. ¿Qué esta pasando? El hombre esta haciendo la vida cada vez mas difícil, tanto en el mar como en la Tierra, pero, ¿es huir la solución? No cabe duda que para las ballenas eso significa su muerte, puede ser que muchas veces la razón de la huida se deba a la falta de tolerancia que cada vez se acentúa más.
Tenemos que aprender a asumir la responsabilidad de nuestros propios actos, a veces tenemos que hacerle frente a la cosecha de lo que sembramos, podemos huir de lugares y de circunstancias, pero no de nosotros mismos. Si una situación se pone difícil, debemos de analizarla y asegurarnos de que si nos vamos a otro lugar no nos llevemos la misma semilla en nosotros mismos de lo que no queremos volver a cosechar.
Nunca debemos de huir de una situación difícil, solo porque nos sentimos mal, es curioso que todos los personajes bíblicos que huyeron de ciertas situaciones guiados por sus propios sentimientos, pasaron por el desierto, solo para un día tener que volver a donde partieron. ★Agar, huía de su ama, por sus propios defectos, pero el ángel de Jehová la mando de vuelta y aprender humildad (Gé 16:8, 9). ★Moisés, huyo de Egipto por temor y por tomarse la justicia por su mano, después de 40 años Jehová lo mando de vuelta confiando en su poder y justicia (Éx 2:15).
★Elías, Quizás el profeta más grande que ha vivído, huyo de miedo de Jezabel, se sentó bajo un árbol y quería morirse, y eso solo un día después de haber matado a 400 sacerdotes de Baal con sus propias manos. Sus emociones estaban en la montaña rusa. Jehová lo tranquilizo y lo fortaleció para que regresara a cumplir su cometido (1Re 19:1-9, 15).
★Jonás, Cegado por su propio sentido de justicia tomo la dirección contraria a Tarsis en vez de Nínive, donde Jehová lo había mandado. Jehová le hizo dar varias vueltas, solo para al final ir a donde tenía que ir, a Nínive. (Jon 1:1-3).
Jehová nos pone a veces a trabajar con personas o circunstancias que no nos gustan, quizás son tan ásperos como papel de lijar, y quizás no actúen correctamente, pero al colaborar con ellos, posiblemente estamos siendo pulidos por Jehová mismo que nos esta moldeando. ¿Quién no tiene a una persona con características de “papel de lija” en su vida?, podemos esquivarla de nuestro circulo, pero no tardaremos en toparnos con otro con cualidades parecidas.
Es un asunto personal si uno quiere buscar ayuda sicológica bajo esas circunstancias estresantes, pero si se alargaran demasiado esas consultas, quizás solo estamos pagando innecesariamente para que alguien nos escuche, algo que Jehová hace gratuitamente cuando nos dirigimos a él en oración (Flp 4:6, 7).
En 2Ti 2:22 Pablo dijo que huyéramos de los deseos perjudiciales, que corriéramos como si nuestra vida estuviera en peligro. La palabra griega traducida “huye” también se utiliza en Mateo 2:13, cuando se les dijo a María y a José que ‘huyeran a Egipto’ para escapar del complot asesino de Herodes. (Compárese con Mateo 10:23). (w93 15/4 pág. 16 párr. 10)
★¿En qué sentido son uno Jesús y el Padre? - (gt-Cap.81-Pg.188-Foto)
3:3. 3:4. 3:10. 4:11. 1:1-3.
Si organizáramos nuestras ocupaciones para no participar plenamente en la predicación del Reino y la obra de hacer discípulos, estaríamos actuando como Jonás: estaríamos huyendo, por así decirlo, de una misión divina.
1:1, 2; 3:10.
Jehová no trata con misericordia solamente a una nación, raza o grupo. Más bien, “Jehová es bueno para con todos, y sus misericordias están sobre todas sus obras” (Salmo 145:9).
1:17; 2:10.
Los tres días y tres noches que pasó Jonás dentro del gran pez prefiguraron la muerte y la resurrección de Jesús (Mateo 12:39, 40; 16:21).
1:17; 2:10; 4:6.
Jehová rescató a Jonás del mar embravecido. Posteriormente “asignó una calabaza vinatera, para que subiera sobre Jonás, de modo que llegara a ser sombra sobre su cabeza, para librarlo de su estado calamitoso”. Los siervos de Jehová de la actualidad podemos confiar en que el Dios de bondad inmerecida también nos protegerá y nos salvará (Salmo 13:5; 40:11).
2:1, 2, 9, 10.
Jehová escucha las oraciones de sus siervos y presta atención a sus ruegos (Salmo 120:1; 130:1, 2).
3:8, 10.
El Dios verdadero “sintió pesar”, es decir, cambió de opinión, y decidió no traer la calamidad que había anunciado. ¿Por qué? Porque los ninivitas “se habían vuelto de su mal camino”. Lo mismo sucede hoy. Para no recibir el castigo divino, la persona que peca debe arrepentirse sinceramente.
4:1-4.
Ningún ser humano puede poner límites a la misericordia de Dios. Debemos tener cuidado para nunca criticar los actos de misericordia de Jehová.
4:11.
Jehová es paciente y permite que el mensaje del Reino se predique por toda la Tierra porque siente lástima por quienes no saben la diferencia “entre su mano derecha y su izquierda”, como los 120.000 ninivitas. Nosotros también deberíamos sentir compasión por la gente y participar con entusiasmo en la predicación del Reino y en la obra de hacer discípulos (2 Pedro 3:9).
Aquel que luche contra Dios y su pueblo será “cortado hasta tiempo indefinido” (Abdías 10). No obstante, la ira de Jehová puede aplacarse si hacemos caso de las advertencias divinas y dejamos el “mal camino” (Jonás 3:10). “En la parte final de los días”, es decir, en estos “últimos días”, muchas personas obedientes están afluyendo a la adoración pura, la cual se ha elevado por encima de la religión falsa (Miqueas 4:1; 2 Timoteo 3:1). Por consiguiente, estemos resueltos a andar “en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre” (Miqueas 4:5).
¡Qué lecciones tan valiosas contienen los libros de Abdías, Jonás y Miqueas! Su poderoso mensaje sigue tan vivo como cuando se escribió hace más de dos mil quinientos años (Hebreos 4:12).
Respuestas a preguntas bíblicas:
★Sinónimos: Escapar, abandonar, escabullirse, desertar, desaparecer, ausentarse, evitar.
★Definición: Origen, nacimiento.
Nunca debemos de huir de una situación desagradable, con eso solo postergamos el proceso de aprendizaje al que Jehová nos quiere someter.
Existen momentos en la vida donde debemos de huir, pero no porque sean nuestras emociones el motor, sino porque Dios así lo desea, por ejemplo cuando sabemos que ciertas compañías no son buenas para nosotros, o cuando se presentan ciertas situaciones donde nuestra integridad corre peligro (Pr 17:14; 1Co 6:18; Gé 39:12)
¿Por qué se dice que el tamaño de Nínive equivalía a una “distancia de tres días de camino”?.
La antigua ciudad de Nínive era tan grande que tomaba tres días rodearla a pie. Probablemente abarcaba otros asentamientos situados entre Jorsabad, al norte, y Nimrud, al sur. Todos ellos formaban una especie de cuadrado con un perímetro de 100 kilómetros (60 millas).
¿Tuvo que aprender Jonás el idioma asirio para predicar a los ninivitas?.
Puede que Jonás ya supiera dicho idioma o fuera facultado milagrosamente para hablarlo. O tal vez pronunció su breve mensaje en hebreo, y alguien hizo de intérprete. En este caso, es posible que las palabras de Jonás hayan despertado aún más curiosidad.
¿En qué sentido Jehová ‘siente pesar en cuanto a la calamidad que les iba a causar’ a los ninivitas, y qué efecto debería tener esto en nosotros?.
Nínive era tan grande que para atravesarla se requerían “tres días de camino”. Cuando Jonás finalmente obedeció y entró en la ciudad, declaró una y otra vez: “Solo cuarenta días más, y Nínive será derribada”. Ante aquello, “los hombres de Nínive empezaron a poner fe en Dios, y procedieron a proclamar un ayuno y a ponerse saco”. Hasta el rey mismo se arrepintió, este hecho resaltó la diferencia entre los ninivitas arrepentidos y los israelitas de dura cerviz, tan faltos de fe y humildad (Dt 9:6, 13; Jonás 3:1-6).
Jehová “sintió pesar” en el sentido de que modificó lo que se proponía hacer con los ninivitas debido a que cambiaron de actitud. Aunque las normas divinas no habían cambiado, Jehová alteró su decisión al ver que estaban arrepentidos (Malaquías 3:6).
Ciertamente, es apropiado que anhelemos el fin de la maldad (Habacuc 1:2, 3). No obstante, resulta muy fácil adoptar la actitud de Jonás y despreocuparnos respecto al bienestar de quienes pudieran arrepentirse, sobre todo si al llevar a los hogares las buenas nuevas del Reino encontramos vez tras vez personas apáticas, opuestas al mensaje o incluso hostiles. Podríamos dejar de pensar en aquellas a las que Jehová todavía tiene que recoger de este malvado sistema de cosas (Romanos 2:4). Si un serio autoexamen revelara que nuestra actitud se parece siquiera un poco a la que Jonás tuvo al principio para con los ninivitas, pidamos a Jehová que nos ayude a amoldar nuestro criterio al Suyo.
¿Por qué tenía Jehová consideración con los ninivitas?.
Residir en una región puede llevarnos a hablar con cierto acento o emplear expresiones características de la zona (Mat. 26:73). De igual modo, la exposición a un determinado ambiente y cultura suele dejar huella en la conciencia de las personas. Sin duda, esto es lo que tuvo que haberles ocurrido a los asirios. Aquel antiguo pueblo era conocido por su espíritu militarista, como se ve en numerosos relieves de piedra donde aparecen torturando a los cautivos (Nah. 2:11, 12; 3:1). La Biblia indica que, en tiempos de Jonás, los habitantes de la ciudad asiria de Nínive desconocían “la diferencia entre su mano derecha y su izquierda”. En otras palabras, carecían de un buen criterio para juzgar lo que estaba bien o mal a los ojos de Dios. ¡Cuánto debía de afectar este ambiente a la conciencia de los ninivitas desde su más tierna infancia! (Jon. 3:4, 5; 4:11.)
JONÁS... ¡misionero en el extranjero en el siglo IX a.E.C.! ¿Cómo consideró él la asignación que le dio Jehová? ¿Qué nuevas experiencias tuvo? ¿Le oyó la gente de su asignación? ¿Tuvo éxito al predicar? El relato dramático del libro de Jonás contesta estas preguntas. Este registro profético, escrito en un tiempo en que la nación escogida de Jehová había violado su pacto con él y caído en idolatría pagana, muestra que la misericordia de Dios no se limita a una sola nación, ni siquiera a Israel. Además, ensalza la gran misericordia y la bondad amorosa de Jehová, que contrasta con la falta de misericordia, paciencia y fe que tan a menudo se observa en el hombre imperfecto.
2 El nombre Jonás (hebreo: Yoh·náh) significa “Paloma”. Jonás fue hijo del profeta Amitai de Gat-héfer de Galilea, en el territorio de la tribu de Zabulón. En 2 Reyes 14:23-25 leemos que Jeroboán el rey de Israel extendió el límite de la nación según la palabra que Jehová habló por medio de Jonás. Esto indicaría que Jonás profetizó alrededor de c. 844 a.E.C., el año del ascenso de Jeroboán II de Israel y muchos años antes de que Asiria, con su capital en Nínive, empezara a dominar a Israel.
3 No hay duda de que todo el relato de Jonás es auténtico. El “Perfeccionador de nuestra fe, Jesús”, se refirió a Jonás como a una persona real y dio la interpretación inspirada de dos de los sucesos proféticos que aparecen en Jonás, lo que muestra que el libro contiene profecía verdadera. (Heb. 12:2; Mat. 12:39-41; 16:4; Luc. 11:29-32.) Los judíos siempre han incluido el libro de Jonás entre sus libros canónicos y lo consideran histórico. El candor mismo de Jonás al describir sus errores y debilidades y no tratar de disimularlos es también indicación de que el registro es genuino.
4 ¿Qué se puede decir del “gran pez” que se tragó a Jonás? Se ha dicho mucho en cuanto a qué clase de pez pudiera haber sido aquel. No hay duda de que el cachalote puede tragarse entero a un hombre. Lo mismo se puede decir del enorme tiburón blanco. La Biblia, sin embargo, declara simplemente: “Jehová asignó un gran pez para que se tragara a Jonás”. (Jon. 1:17.) No se especifica la clase de pez. No se puede determinar con seguridad si fue un cachalote, un enorme tiburón blanco o alguna otra criatura marina desconocida. El registro bíblico de que fue “un gran pez” nos basta como información.
5 Jonás es asignado a Nínive, pero huye - (1:1-16) “Y la palabra de Jehová empezó a ocurrirle a Jonás hijo de Amitai, diciendo: ‘Levántate, ve a Nínive la gran ciudad, y proclama contra ella que la maldad de ellos ha subido delante de mí’” (1:1, 2). ¿Le agrada a Jonás esta asignación? ¡En absoluto! Huye en la dirección opuesta, en un barco con destino a Tarsis, posiblemente España. El barco en que va Jonás se encuentra con una gran tormenta. Atemorizados, los marineros claman por ayuda “cada uno a su dios”, mientras Jonás duerme en la bodega del barco (1:5). Después de despertar a Jonás, los tripulantes del barco echan suertes para tratar de descubrir quién es responsable del aprieto en que se encuentran. La suerte cae sobre Jonás. Ahora él les hace saber que es hebreo, adorador de Jehová, y que está huyendo de la tarea que Dios le ha dado. Jonás les pide que lo arrojen al mar. Los marineros, después de hacer nuevos esfuerzos por resistir la tormenta, finalmente arrojan a Jonás por la borda. La furia del mar se aplaca.
6 Tragado por “un gran pez” - (1:17–2:10) “Ahora bien, Jehová asignó un gran pez para que se tragara a Jonás, de modo que Jonás llegó a estar en las entrañas del pez tres días y tres noches” (1:17). Jonás ora fervientemente a Jehová desde el interior del pez. “Desde el vientre del Seol” clama por ayuda y declara que pagará lo que ha prometido en voto, porque “la salvación pertenece a Jehová” (2:2, 9). Por mandato de Jehová, el pez vomita a Jonás en tierra seca.
7 Predica en Nínive - (3:1–4:11) Jehová vuelve a dar su mandato a Jonás. Jonás ya no evade su asignación, sino que va a Nínive. Allí camina por las calles de la ciudad y clama: “Solo cuarenta días más, y Nínive será derribada” (3:4). Su predicación es eficaz. Una ola de arrepentimiento se extiende por Nínive, y sus habitantes empiezan a ejercer fe en Dios. El rey proclama que hombre y bestia deben ayunar y cubrirse de saco. Misericordiosamente, Jehová perdona a la ciudad.
8 Esto es más de lo que Jonás puede soportar. Le dice a Jehová que ya sabía que Jehová mostraría misericordia, y por eso había huido a Tarsis. Desea morir. Profundamente enfadado, Jonás acampa al este de la ciudad y espera para ver qué sucederá. Jehová hace que una calabaza vinatera crezca y le dé sombra a su profeta malhumorado. El regocijo que Jonás siente por esto dura poco. A la mañana siguiente Jehová hace que un gusano hiera la planta, y la protección reconfortante de la planta es reemplazada por la exposición a un viento abrasador del este y al sol ardiente. Jonás de nuevo expresa su deseo de morir. Se justifica a sí mismo por la cólera que siente. Jehová le señala la inconsecuencia de su proceder: Jonás sintió lástima por una calabaza vinatera, pero está enojado porque Jehová sintió lástima por la gran ciudad de Nínive.
9 Debemos ver como advertencia para nosotros el proceder de Jonás y su resultado. Él huyó del trabajo que Dios le había dado; debió haber puesto manos a la obra y confiado en que Jehová le sostendría. (Jon. 1:3; Luc. 9:62; Pro. 14:26; Isa. 6:8.) Cuando se fue en la dirección incorrecta, manifestó falta de confianza en Jehová al no identificarse francamente a los marineros como adorador de “Jehová el Dios de los cielos”. Había perdido la intrepidez. (Jon. 1:7-9; Efe. 6:19, 20.) Por concentrarse en sí mismo, Jonás llegó a considerar la misericordia que Jehová le mostró a Nínive como una afrenta personal; trató de disculparse diciéndole a Jehová que ya sabía que aquello pasaría, y por eso, ¿para qué enviarlo como profeta? Jonás fue censurado por esta actitud de queja, irrespetuosa, y nosotros debemos beneficiarnos de su experiencia y no criticar el que Jehová muestre misericordia ni su manera de hacer las cosas. (Jon. 4:1-4, 7-9; Fili. 2:13, 14; 1 Cor. 10:10.)
10 Algo que se destaca sobre todo lo demás en el libro de Jonás es el cuadro que da de las magníficas cualidades de bondad amorosa y misericordia de Jehová. Jehová mostró bondad amorosa a Nínive al enviar a su profeta para darle advertencia de la destrucción inminente, y estuvo dispuesto a mostrar misericordia cuando la ciudad se arrepintió... una misericordia que le permitió a Nínive seguir en existencia por más de 200 años hasta que fue destruida por los medos y los babilonios alrededor del año 632 a.E.C. Él fue misericordioso con Jonás al librarlo del mar encrespado por la tormenta y al proveer la calabaza vinatera para “librarlo de su estado calamitoso”. Mediante proveer la calabaza vinatera protectora y luego quitarla, Jehová le hizo saber a Jonás que Él muestra misericordia y bondad amorosa según a Él bien le place. (Jon. 1:2; 3:2-4, 10; 2:10; 4:6, 10, 11.)
11
En Mateo 12:38-41 Jesús dijo a los líderes religiosos que la única señal que se les daría sería “la señal de Jonás”. Después de tres días y tres noches en “el vientre del Seol”, Jonás fue y predicó a Nínive, y así se constituyó en una “señal” para los ninivitas. (Jon. 1:17; 2:2; 3:1-4.) De manera similar, Jesús pasó partes de tres días en el sepulcro y fue resucitado. Cuando sus discípulos proclamaron la prueba de aquel acontecimiento, Jesús llegó a ser una señal para aquella generación. Según el método judío de medir el tiempo y los hechos del cumplimiento en el caso de Jesús, este período de “tres días y tres noches” permite menos de tres días completos.
En Mateo 16:1 los fariseos y saduceos tratan de entrampar siniestramente a Jesús pidiéndole una señal del cielo, tal como lo intentó Satanás en Mateo 4:6, éste le dijo a Jesús que si era el "hijo de Dios", algo de lo que los demonios no tenían duda (Mt 8:29; Lu 4:34, 41) se tiraba del almenaje del templo, vendría ayuda del cielo para Jesús, pero con ese hecho Jesús caería en la trampa de la ostentación y de poner indebidamente a prueba a su padre Jehová, por eso Jesús les contesta a los fariseos que la única señal del cielo que verían, no será de su propia mano, sino por la de Jehová, cuando lo resucitara al tercer día de su muerte. Lo que al mismo tiempo sería una frustración para los asesinos fariseos y un testimonio aplastante para los incrédulos saduceos.
12 En esa misma consideración Jesús hace un contraste entre el arrepentimiento de los ninivitas y la dureza de corazón y rechazo categórico de que él fue objeto por los judíos durante su propio ministerio, al decir: “Varones de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por lo que Jonás predicó, pero, ¡miren!, algo más que Jonás está aquí”. (Véanse también Mateo 16:4 y Lucas 11:30, 32.) “Algo más que Jonás”... ¿qué quiso decir Jesús con estas palabras? Hacía referencia a sí mismo como el mayor de los profetas, el Enviado de Jehová para predicar: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado”. (Mat. 4:17.) Sin embargo, muchos de los judíos de aquella generación rechazaron la “señal de Jonás”. ¿Qué hay de hoy día? Aunque muchos no hacen caso del mensaje de advertencia que viene de Jehová, millares por todo el mundo tienen la gloriosa oportunidad de oír las buenas nuevas del Reino de Dios que fueron predicadas primero por Jesús, “el Hijo del hombre”. Como los ninivitas arrepentidos, que fueron bendecidos mediante la predicación de Jonás, estos también pueden participar de la provisión abundante y misericordiosa de Jehová de una vida extendida, porque verdaderamente “la salvación pertenece a Jehová”. (Jon. 2:9.)
El único libro de las Escrituras Hebreas que trata exclusivamente de la comisión encargada a un profeta de Jehová de ir a una ciudad pagana a proclamar un mensaje de juicio, lo que resultó en el arrepentimiento de dicha ciudad. Fue Jonás, hijo de Amitai, quien vivió las experiencias que se relatan en este libro. Puesto que es probable que fuese el mismo Jonás de 2 Reyes 14:25, debió profetizar durante el reinado del rey Jeroboán II de Israel (c. 844-804 a. E.C.). Por lo tanto, es razonable situar los acontecimientos registrados en el libro de Jonás en el siglo IX a. E.C. (Véase JONÁS núm. 1.)
Autenticidad. Debido al carácter sobrenatural de muchos de los acontecimientos mencionados en el libro de Jonás, los críticos de la Biblia lo han cuestionado a menudo. El que se levantara un viento tempestuoso y cesara de repente, o el que un pez se tragara a Jonás y tres días después lo vomitara sin que el profeta hubiese sufrido daño, así como el que repentinamente creciese y se secase una calabaza vinatera, son hechos calificados de no históricos, porque no suceden en la actualidad. Este argumento podría tener alguna base si el libro de Jonás alegara que tales sucesos eran corrientes en aquel entonces. No obstante, este no es el caso. El libro relata acontecimientos de la vida de una persona a quien Dios había comisionado para algo especial. Por consiguiente, los que dicen que estos hechos no podían haber sucedido están negando la existencia de Dios o su capacidad para influir en las fuerzas de la naturaleza o en la vida vegetal, animal y humana con el fin de hacer cumplir su propósito. (Mt 19:26.)
¿Qué criatura marina pudo haberse tragado a Jonás? Una de las objeciones favoritas en el pasado era que no existía ningún animal acuático capaz de tragarse a un hombre. Sin embargo, este argumento ha quedado rebatido. El cachalote, dotado de una enorme cabeza, que constituye casi un tercio de su cuerpo, puede tragarse perfectamente a un hombre entero. (Mammals of the World, de Walker, revisión de R. Nowak y J. Paradiso, 1983, vol. 2, pág. 901.) Es interesante que existen indicios de que Jope fue en el pasado un puerto ballenero. Por otra parte, es posible que el pez que se tragó a Jonás haya sido un tiburón blanco. Un ejemplar que se pescó en 1939 contenía en su estómago dos tiburones enteros de unos dos metros de longitud, ambos del tamaño aproximado de un hombre. Y los tiburones blancos merodean por todos los mares del globo, incluido el Mediterráneo. (Australian Zoological Handbook, “The Fishes of Australia”, de G. P. Whitley, Sydney, 1940, Parte 1: “The Sharks”, pág. 125; The Natural History of Sharks, de R. H. Backus y T. H. Lineaweaver III, 1970, págs. 111, 113.) Hay que puntualizar, no obstante, que lo único que dice la Biblia es: “Jehová asignó un gran pez para que se tragara a Jonás”. (Jon 1:17.) De modo que no puede precisarse qué “pez” en concreto se tragó al profeta. De hecho, el conocimiento de que dispone el hombre sobre las criaturas que habitan los mares y océanos es aún limitado. La revista Scientific American (septiembre 1969, pág. 162) dijo: “Al igual que ha ocurrido en el pasado, la exploración del mundo abisal sacará a la luz criaturas desconocidas, incluso individuos de grupos que por largo tiempo se han considerado extintos”.
Hay quien duda de la autenticidad del libro de Jonás porque no hay confirmación de la obra de este profeta en los registros asirios. No obstante, la ausencia de tal información no debería sorprendernos. Antiguamente las naciones tenían por costumbre ensalzar sus éxitos, no sus fracasos y humillaciones, y omitían cualquier cosa que les fuese desfavorable. Por otra parte, ya que no se han conservado o hallado todos los registros antiguos, nadie puede decir con certeza que nunca existió un relato escrito de lo que sucedió en el tiempo de Jonás.
Se ha dicho asimismo que la falta de ciertos detalles (como el nombre del monarca asirio y el punto exacto en donde Jonás fue vomitado en tierra seca) constituye otra prueba de que el libro de Jonás no es histórico. Sin embargo, esta objeción pasa por alto el hecho de que todas las narraciones históricas son relatos condensados en los que el historiador solo registra la información que considera relevante o necesaria para su propósito. Según la pertinente observación del comentarista C. F. Keil, “no hay ni uno solo de los historiadores antiguos en cuyas obras se encuentren tantos detalles como en esta. Además, los historiadores bíblicos ni siquiera pretenden comunicar aquellos detalles que no tienen una conexión estrecha con el objetivo principal de su narración o con el significado religioso de los hechos mismos”. (Commentary on the Old Testament, 1973, vol. 10, “Introduction to Jonah”, pág. 381.)
Puesto que los descubrimientos arqueológicos han llevado a pensar que los muros que rodeaban la antigua Nínive solo tenían 13 Km. de perímetro, se alega que el libro de Jonás exagera el tamaño de la ciudad cuando dice que equivalía a una distancia de tres días de camino. (Jon 3:3.) Sin embargo, esta no es una razón válida para dudar de la referencia bíblica. Tanto en el uso bíblico como en el moderno, cuando se habla de una ciudad se puede incluir su periferia. Además, Génesis 10:11, 12 muestra que Nínive, Rehobot-Ir, Cálah y Resen constituían la “gran ciudad”.
A fin de desacreditar el libro, se ha dicho que Jonás no escribió en primera persona, pero este argumento no toma en consideración que era común que los escritores de la Biblia se refirieran a sí mismos en tercera persona. (Éx 24:1-18; Isa 7:3; 20:2; 37:2, 5, 6, 21; Jer 20:1, 2; 26:7, 8, 12; 37:2-6, 12-21; Da 1:6-13; Am 7:12-14; Ag 1:1, 3, 12, 13; 2:1, 10-14, 20; Jn 21:20.) También han usado la tercera persona historiadores antiguos, como Jenofonte y Tucídides. Sin embargo, es digno de mención que nunca se ha puesto en duda la autenticidad de sus relatos sobre la base de este argumento.
Con la frase de apertura: “Y la palabra de Jehová empezó a ocurrirle”, el libro de Jonás deja constancia de su origen divino. (Jon 1:1.) Desde tiempos antiguos, los judíos han aceptado como auténticos tanto este como otros libros proféticos que tienen introducciones similares. (Jer 1:1, 2; Os 1:1; Miq 1:1; Sof 1:1; Ag 1:1; Zac 1:1; Mal 1:1.) Esta aceptación supone por sí misma un buen argumento a favor de su autenticidad. Se ha hecho la siguiente observación: “Es inconcebible [...] que las autoridades judías hubieran recogido este libro en el canon de las Escrituras sin prueba concluyente de su legitimidad y autenticidad”. (The Imperial Bible-Dictionary, edición de P. Fairbairn, Londres, 1874, vol. 1, pág. 945.)
Además, este libro está en completa armonía con el resto de las Escrituras. En él se atribuye la salvación a Jehová (Jon 2:9; compárese con Sl 3:8; Isa 12:2; Rev 7:10), y la narración refleja la misericordia, paciencia y bondad inmerecida de Jehová al tratar con los seres humanos pecaminosos. (Jon 3:10; 4:2, 11; compárese con Dt 4:29-31; Jer 18:6-10; Ro 9:21-23; Ef 2:4-7; 2Pe 3:9.)
Otra prueba en favor de la autenticidad de este libro de la Biblia es su candor, pues en el relato no se omiten la mala actitud de Jonás hacia su comisión ni su desagrado por el hecho de que Dios perdonase a los ninivitas.
No obstante, la prueba más concluyente la suministró el propio Hijo de Dios, puesto que dijo: “No se le dará ninguna señal [a esta generación], sino la señal de Jonás el profeta. Porque así como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Varones de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por lo que Jonás predicó, pero, ¡miren!, algo más que Jonás está aquí”. (Mt 12:39-41; 16:4.) La resurrección de Cristo Jesús iba a ser tan real como la liberación de Jonás del vientre del pez, y la generación que oyó la predicación de Jonás tuvo que ser tan literal como la generación que oyó lo que Cristo Jesús dijo. Unos ninivitas imaginarios nunca podrían levantarse en juicio y condenar a una generación de judíos indiferentes.
Las experiencias de Jonás cuando se le designó para profetizar a un pueblo pagano, los ninivitas |
Jonás huye - (1:1–2:10)
★Jonás recibe la comisión de advertir a los ninivitas de la ira de Jehová. Sin embargo, se embarca en una nave con destino a Tarsis |
Jonás va a Nínive - (3:1–4:11)
★Jehová vuelve a ordenar a Jonás que vaya a Nínive a proclamar Su advertencia |