Judas —medio hermano de Jesús— escribió su carta en Palestina hacia el año 65. En ella advierte a sus compañeros cristianos de que algunos malvados se habían infiltrado en la congregación y les da consejos para que puedan resistir las malas influencias. Prestar atención al mensaje de las tres cartas de Juan y la de Judas nos ayudará a permanecer firmes en la fe a pesar de los obstáculos (Heb. 4:12).
Judas dice que quienes se infiltran en la congregación son “murmuradores, quejumbrosos respecto a su suerte en la vida, que proceden según sus propios deseos”. “Habla[n] cosas hinchadas, a la vez que están admirando personalidades.” (Judas 4, 16.)¿Cómo pueden los cristianos oponerse a las malas influencias? “Amados —escribe Judas—, recuerden los dichos que han sido declarados previamente por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.” Y agrega: “Manténganse en el amor de Dios” (Judas 17-21).
Respuestas a preguntas bíblicas:
3, 4.
¿Por qué animó Judas a los cristianos a “luch[ar] tenazmente por la fe”?.
Porque “hombres impíos” se habían “metido disimuladamente” en la congregación. Aquellos hombres “torna[ban] la bondad inmerecida de nuestro Dios en una excusa para conducta relajada”.
Período de descanso señalado por el cese de la actividad consciente. Es vital para el mantenimiento de la vida y la salud humanas. Jesucristo, que conocía la importancia del descanso, estuvo interesado en que sus discípulos tuvieran tiempo de descansar un poco. (Mr 6:31.) El ejemplo de Jesús muestra que el hombre necesita el descanso y el sueño aun siendo perfecto. (Compárese con Mr 4:38.)
El trabajo duro (Ec 5:12), una conciencia limpia (compárese con Sl 32:3-5) y el estar libre de ansiedad indebida, así como la confianza en Jehová (Sl 3:5; 4:8; Pr 3:24-26), contribuyen en gran manera a que el sueño sea agradable y reparador. Al estar contento con tener satisfechas las necesidades de la vida (compárese con 1Ti 6:8), el siervo de Dios no tiene que pasar muchas horas afanándose arduamente, hasta el punto de sacrificar sueño necesario y no derivar ningún beneficio verdadero de su trabajo. (Compárese con Sl 127:1, 2.)
Naturalmente, hay ocasiones en las que los siervos de Dios pasan noches sin dormir. Si no es debido a enfermedad o a otras circunstancias adversas o de prueba, su insomnio puede provenir de preocupación por sus compañeros de creencia y el adelanto de la adoración verdadera. (2Co 6:3-5; 11:23, 27; compárese con Sl 132:3-5, donde se hace referencia, no a dormir en realidad, sino a descansar, cesar la actividad.) Sin embargo, no han de preocuparse innecesariamente de las posesiones materiales y perder el sueño por ellas. (Ec 5:12; compárese con Mt 6:25-34.) Por otro lado, el ‘hacer maldad’ parece satisfacer a los inicuos. “Ellos no duermen a menos que hagan maldad, y su sueño les ha sido arrebatado a no ser que hagan tropezar a alguien.” (Pr 4:16.)
Aunque el sueño es importante, una persona no debería hacerse amadora del sueño. (Pr 20:13.) “La pereza hace caer un sueño profundo”, es decir, la persona permanece inactiva cuando debería estar ocupada. (Pr 19:15.) El que alguien prefiera dormir o no hacer nada cuando debería ocuparse en algo es escoger un proceder que finalmente le llevará a la pobreza. (Pr 6:9-11; 10:5; 24:33, 34.)
A diferencia de los hombres, Jehová Dios no se adormece ni necesita dormir. Por lo tanto, sus siervos pueden estar seguros de que Él siempre dará la ayuda necesaria. (Sl 121:3, 4.) Solo cuando, por razones justificadas, se demora o abstiene de actuar contra quienes profesan ser su pueblo pero son infieles, se asemeja a Jehová a alguien que está dormido. (Sl 44:23; 78:65.)
El estar despiertos en sentido espiritual. El apóstol Pablo animó a los cristianos de Roma a no estar dormidos o inactivos e insensibles a sus responsabilidades, por lo que escribió: “Ya es hora de que despierten del sueño, porque ahora está más cerca nuestra salvación que cuando nos hicimos creyentes. La noche está muy avanzada; el día se ha acercado. Por lo tanto, quitémonos las obras que pertenecen a la oscuridad y vistámonos las armas de la luz. Como de día, andemos decentemente, no en fiestas desenfrenadas y borracheras, no en coito ilícito y conducta relajada, no en contienda y celos”. (Ro 13:11-13; compárese con Ef 5:6-14; 1Te 5:6-8; Apo 16:15.) Los que se ocupan en prácticas incorrectas o promueven enseñanzas falsas están dormidos en cuanto a la justicia y necesitan despertarse para conseguir la aprobación de Dios.
La muerte comparada a un sueño. Se dice que el sueño se divide en ciclos. Cada ciclo consiste en un sueño profundo seguido de uno más ligero. Durante los períodos de sueño profundo es muy difícil despertar a una persona. No es consciente de lo que la rodea y de las cosas que puedan estar ocurriendo cerca de ella. No hay ninguna actividad consciente. De manera similar, los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto”. (Ec 9:5, 10; Sl 146:4.) Por lo tanto, la muerte, tanto la de un hombre como la de un animal, es como un sueño. (Sl 13:3; Jn 11:11-14; Hch 7:60; 1Co 7:39; 15:51; 1Te 4:13.) El salmista escribió: “A tu reprensión, oh Dios de Jacob, tanto el conductor de carro como el caballo han quedado profundamente dormidos”. (Sl 76:6; compárese con Isa 43:17.) Si no fuese porque Dios se propone despertar a las personas del sueño de la muerte, nunca se despertarían. (Compárese con Job 14:10-15; Jer 51:39, 57; véase RESURRECCIÓN.)
Sin embargo, también pueden contrastarse la “muerte” y el “dormir”. Cristo Jesús dijo con respecto a una niña muerta: “La muchachita no ha muerto, sino que duerme”. (Mt 9:24; Mr 5:39; Lu 8:52.) Puesto que la iba a resucitar de entre los muertos, Jesús quizás se refería a que la niña no había dejado de existir para siempre, sino que sería como si se la despertase de su sueño. Además, no se había enterrado a la niña ni su cuerpo había tenido tiempo de empezar a descomponerse, como había ocurrido en el caso de Lázaro. (Jn 11:39, 43, 44.) Basándose en la autoridad que el Padre le había concedido, Jesús pudo expresarse así, como se expresa su Padre, que “vivifica a los muertos y llama las cosas que no son como si fueran”. (Ro 4:17; compárese con Mt 22:32.)
Debería notarse que el término “dormido” se aplica en las Escrituras a los que mueren debido a la muerte transmitida por Adán. No se dice que los que sufren la “muerte segunda” están dormidos. Más bien, se señala que son aniquilados por completo como si fueran quemados por fuego inextinguible. (Apo 20:14, 15; compárese con Heb 10:26-31, donde se compara la muerte de los que violaron la ley mosaica con el castigo mucho más severo que les espera a los cristianos que emprenden un proceder pecaminoso; Heb 6:4-8.)
Técnica respiratoria “4-7-8” para dormirse en menos de un minuto Respira por la nariz durante cuatro segundos, contener la respiración durante siete segundos y exhalar por la boca durante ocho segundos. La combinación de los números tiene un efecto químico en nuestro cerebro, por lo cual rápidamente frena nuestro ritmo cardíaco y nos manda derecho a dormir. |
Conjunto de sucesos o escenas que alguien se representa mientras duerme. Las Escrituras hablan de sueños procedentes de Dios (Nú 12:6), sueños naturales (Job 20:8) y sueños falsos (Jer 29:8, 9), como los que tienen que ver con la adivinación. (Zac 10:2.)
Sueños procedentes de Dios. Tanto siervos de Jehová como personas que no estaban dedicadas a Él recibieron sueños procedentes de Dios. (1Re 3:5; Jue 7:13, 14.) Algunos proporcionaron advertencias que protegieron a sus siervos, mientras que otros les dieron guía. Por ejemplo, Dios advirtió en un sueño a Abimélec, rey de Guerar, que no tocase a Sara, lo que resultó en que ella permaneciese pura. (Gé 20.) Los astrólogos que visitaron a Jesús no regresaron a Herodes, que tenía intenciones asesinas, debido a que “en un sueño se les dio advertencia divina”. (Mt 2:11, 12.) Como respuesta a las instrucciones angélicas transmitidas en sueños, José tomó a María como su esposa y posteriormente huyó con ella y Jesús a Egipto. Por medio de sueños posteriores, Dios indicó a José que regresara de Egipto junto con su familia y se estableciera en Nazaret, a fin de cumplir la profecía: “Será llamado Nazareno”. (Mt 1:18-25; 2:13-15, 19-23.)
Algunos sueños procedentes de Dios dieron a sus siervos la seguridad de que tenían su favor, o les ayudaron a entender cómo los estaba ayudando. Cuando Dios iba a celebrar un pacto con Abrán (Abrahán), cayó un sueño profundo y una gran oscuridad sobre el patriarca, y al parecer, Jehová le habló entonces por medio de un sueño. (Gé 15:12-16.) En Luz (Betel) Dios envió un sueño a Jacob: vio una escalera que iba de la tierra al cielo, lo que indicaba comunicación con el cielo. Había ángeles que ascendían y descendían por ella, y encima de ella había una representación de Jehová, quien bendijo a Jacob. (Gé 28:10-19; compárese con Jn 1:51.) Años más tarde, fue mediante otro sueño como Dios demostró a Jacob que le aprobaba y le dio instrucción por medio de un ángel de volver a su tierra. (Gé 31:11-13.)
El hijo de Jacob, José, tuvo de joven unos sueños que, además de indicarle que gozaba del favor divino, eran proféticos. En uno de ellos, él y sus hermanos estaban atando gavillas en el campo. La gavilla de José se quedó erguida y las de sus hermanos la rodearon y se inclinaron ante ella. En otro sueño, el Sol, la Luna y once estrellas se inclinaron ante él. (Gé 37:5-11.) Estos dos sueños se cumplieron cuando Jacob y su casa se mudaron a Egipto durante un hambre severa. Todos dependían de José, el administrador de alimentos de Egipto, para conseguir comida. (Gé 42:1-3, 5-9.)
Algunos sueños procedentes de Dios que tuvieron personas que no le adoraban también fueron proféticos. En Egipto, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos de Faraón, con quienes José estaba preso, tuvieron sueños. Dios hizo posible que José les explicara su significado: al cabo de tres días el jefe de los coperos sería restablecido a su posición, mientras que el jefe de los panaderos sería ejecutado. Esto fue lo que sucedió tres días más tarde, el día del cumpleaños de Faraón. Con el tiempo, estos sueños sirvieron para que Faraón se diera cuenta de que José tenía el espíritu de Dios. (Gé 40.)
La advertencia y la profecía se combinaron en dos sueños que el Faraón del tiempo de José tuvo cierta noche. En el primero vio a siete vacas gordas devoradas por siete flacas. En el segundo, siete espigas delgadas se tragaron a otras siete llenas de grano. José atribuyó la interpretación a Dios, y explicó correctamente que ambos sueños anunciaban siete años de abundancia seguidos de siete años de hambre. (Gé 41.) Era la dirección de Dios para salvar a muchos del hambre, en particular para salvar la vida de la descendencia de Abrahán, a fin de cumplir las promesas que había hecho a este patriarca. (Gé 45:5-8.)
El rey babilonio Nabucodonosor también tuvo dos sueños proféticos procedentes de Dios. En uno vio una imagen metálica con cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de cobre, piernas de hierro y pies de barro. Una piedra no cortada por manos dio contra los pies y pulverizó el resto de la imagen. Daniel identificó a Nabucodonosor como la “cabeza de oro”, y explicó que una sucesión de reinos humanos seguirían a Babilonia. Por fin, Dios mismo establecería un Reino que “nunca [sería] reducido a ruinas”. (Da 2:29-45.)
En otro sueño procedente de Dios, Nabucodonosor contempló un gran árbol que fue cortado y a cuyo tocón se le puso una “atadura de hierro y de cobre” hasta que pasaran “siete tiempos” sobre él. De acuerdo con la explicación de Daniel, el jactancioso Nabucodonosor (simbolizado por el árbol que fue cortado) se volvió loco, estado en el que permaneció hasta que pasaron siete tiempos, o años. Luego recobró el juicio, reconoció la supremacía de Dios y fue restablecido a su reino. (Da 4; véase TIEMPOS SEÑALADOS DE LAS NACIONES.) ★El Reino de Dios empezó a gobernar en 1914
Daniel mismo tuvo un sueño procedente de Jehová, en el que vio cuatro enormes bestias que salían del mar, unas criaturas que representaban a gobiernos humanos. (Da 7:1, 3, 17; véase BESTIAS SIMBÓLICAS.) Daniel también vio al Anciano de Días, de quien “alguien como un hijo del hombre” recibió “gobernación y dignidad y reino” de duración indefinida. (Da 7:13, 14.)
Joel predijo que el derramamiento del espíritu santo iría acompañado de manifestaciones como la profecía y los sueños inspirados. (Joe 2:28.) El día del Pentecostés del año 33 E.C., unos 120 discípulos de Jesucristo recibieron el espíritu santo y empezaron a hablar en varias lenguas “acerca de las cosas magníficas de Dios”. (Hch 2:1-18.) Más tarde, otros creyentes, entre ellos el anterior perseguidor Saulo (Pablo), recibieron el espíritu santo y se les facultó con dones milagrosos. (Hch 8:17-19; 9:17; 10:44-46.) Cuando Pablo estuvo en Troas, tuvo una visión durante la noche, o un sueño, que le indicó dónde debían seguir predicando “las buenas nuevas” él y sus compañeros. (Hch 16:9, 10.) Otros discípulos también debieron tener sueños bajo la influencia del espíritu de Dios, en cumplimiento de la profecía de Joel.
Cuando el gobernador romano Poncio Pilato estaba juzgando a Jesús, su esposa le envió este mensaje con respecto a Jesús: “No tengas nada que ver con ese hombre justo, porque sufrí mucho hoy en un sueño a causa de él”. (Mt 27:19.) Este sueño debió ser de origen divino, para advertir a Pilato que el caso de Cristo era de extrema importancia.
Sueños naturales. Los sueños naturales pueden ser estimulados por ciertos pensamientos o emociones, sensaciones o actividades diarias (ansiedad, la propia condición física, trabajo, etc.). (Ec 5:3.) Estos sueños no tienen gran importancia. (Sl 73:20.) Una persona hambrienta puede soñar que está comiendo, una sedienta, que está bebiendo; sin embargo, se despierta insatisfecha. Semejante decepción esperaba a las naciones que estaban “haciendo guerra contra el monte Sión”. (Isa 29:7, 8.)
Con respecto al punto de vista pagano de los sueños, se explica: “Los babilonios confiaban de tal manera en los sueños, que en la víspera de tomar decisiones importantes dormían en los templos esperando recibir consejo. Los griegos que deseaban instrucción para la salud dormían en las capillas de Esculapio, y los romanos, en los templos de Serapis. Los egipcios preparaban libros complicados para la interpretación de los sueños”. (Harper’s Bible Dictionary, edición de M. y J. L. Miller, 1961, pág. 141.) Pero tales prácticas no existieron ni entre los fieles hebreos ni entre los cristianos primitivos. Las Escrituras condenan la búsqueda de agüeros, tanto en los sueños naturales como en otros incidentes. (Dt 18:10-12; véase ADIVINACIÓN.)
Sueños falsos. La Biblia condena los sueños falsos. Según la Ley, un soñador falso que instase a practicar idolatría tenía que ser muerto. (Dt 13:1-5.) Dios podía hablar a sus profetas verdaderos por medio de sueños en ciertas ocasiones (Nú 12:6), pero estaba en contra de los “profetas de sueños falsos”, que desviaban a su pueblo de la adoración verdadera. (Jer 23:25-32; 27:9, 10.) Se decía que los practicantes de adivinación hablaban “sueños que nada valen”. (Zac 10:2.)
La Biblia habla de sueños en un sentido figurado en relación con los contaminadores impíos de la carne que se deslizaban dentro de la congregación cristiana. Judas previno a sus compañeros creyentes de tales hombres “entregados a sueños”, personas que, al parecer, soñaban (imaginaban) que podrían violar impunemente la Palabra de Dios y contaminar la carne en la congregación. Puede que sus sueños consistieran en impuras fantasías sexuales, o es posible que esta expresión signifique que sus enseñanzas simplemente eran engaños, “ilusiones”. (w83 1/1 27 párr. 12) Era un error, pues recibirían ineludiblemente el juicio adverso del Juez Supremo, Jehová. (Jud 8; 1Co 6:9, 10, 18-20.)
Manifestación sobrenatural que la persona percibe en su mente, sea de día o de noche, por lo general por medios que no son usuales y a veces mientras está en un arrobamiento o durante un sueño. (Hch 10:3; Gé 46:2.) A menudo es difícil hacer una clara demarcación entre las visiones y los sueños que se describen en la Biblia, y algunas veces estas manifestaciones aparecen combinadas.
Parece ser que cuando una persona recibía una visión de Dios mientras estaba despierta, la impresión se hacía en la mente consciente. La persona podía después recordar y describir o registrar la visión en sus propias palabras. Por otra parte, al parecer algunas personas, como Daniel y Nabucodonosor, también tuvieron visiones nocturnas, o ‘visiones de la noche’, y estas quedaron grabadas en el subconsciente mientras la persona dormía.
Arrobamiento. Parece ser que el espíritu de Dios a veces impresionaba en la mente un cuadro o una visión del propósito divino mientras la persona estaba en un arrobamiento, una condición de profunda concentración o un estado semejante al sueño. La palabra griega traducida por “arrobamiento” en las Escrituras Cristianas es ék·sta·sis. Se define literalmente como apartamiento o desplazamiento, y transmite la idea figurada de una transposición de la mente, que se sitúa fuera de su estado normal. Quien se encontraba en un estado de arrobamiento no era consciente de su entorno material y, por consiguiente, se hallaba en una condición receptiva para una visión. (Hch 22:17, 18.) La palabra griega traducida “arrobamiento” en la Biblia (ék·sta·sis) significa ‘apartamiento o desplazamiento’. Transmite la idea figurada de una transposición de la mente, que se sitúa fuera de su estado normal. Así, quien se encontraba en un arrobamiento no era consciente de su entorno material, pero se hallaba en una condición receptiva para una visión. Probablemente el apóstol Pablo estaba en un arrobamiento cuando fue “arrebatado al paraíso y oyó palabras inexpresables que no le es lícito al hombre hablar”. (2 Corintios 12:2-4.) (w97 15/6 5)
Garantías de favor divino. Ciertas visiones divinas revelaron a los siervos de Dios cómo los iba a usar Él, y con ellas les aseguraba que tenían su favor. La palabra de Jehová le vino al patriarca Abrán (Abrahán) en una visión, y con ella se le aseguró: “No temas, Abrán. Soy para ti un escudo. Tu galardón será muy grande”. (Gé 15:1.) A continuación Jehová hizo un pacto con Abrahán. (Gé 15:2-21.) Unos años más tarde, Dios habló a Jacob en visiones nocturnas, en las que le dijo que no tuviera miedo de bajar a Egipto, pues iba a constituirlo en una gran nación allí y finalmente le haría subir de aquella tierra. (Gé 46:1-4; compárese con 2Sa 7:1-17; 1Cr 17:1-15.)
Dirección para desempeñar el propósito divino. Algunas visiones de Dios dieron al receptor indicaciones para que hiciese Su voluntad. Después que el glorificado Jesucristo se apareció a Saulo de Tarso, este quedó ciego temporalmente, y tuvo una visión, en la que vio que un hombre llamado Ananías le ponía las manos para que pudiera recobrar la vista. También se utilizó una visión para dirigir a Ananías a la casa de Damasco donde estaba Saulo. (Hch 9:1-19.)
En el año 36 E.C., el gentil Cornelio de Cesarea recibió una visión, en la que un ángel le dijo que mandase a buscar a Simón Pedro, que estaba en Jope. (Hch 10:1-8.) A Pedro le sobrevino un arrobamiento en Jope y tuvo una visión, en la que vio descender del cielo un receptáculo que contenía diversas criaturas inmundas. Por este medio se le enseñó al apóstol que no debería considerar contaminadas las cosas que Dios había limpiado. Esto preparó a Pedro para iniciar la predicación de las buenas nuevas a los gentiles incircuncisos. (Hch 10:9-23; 11:5-12.)
Pablo también recibió dirección divina en la predicación mediante visiones. En Troas, durante su segunda gira misional, tuvo una visión durante la noche de un hombre macedonio que le suplicó: “Pasa a Macedonia y ayúdanos”. (Hch 16:8-12.) Más tarde, debido a una tranquilizadora visión nocturna en la que el Señor le habló, el apóstol permaneció en Corinto por un año y seis meses enseñando la palabra de Dios. (Hch 18:8-11.)
Profecía. Algunas visiones de Dios eran proféticas o se dieron para ayudar a la persona que las recibía a que interpretase las profecías comunicadas en las visiones y en los sueños. El profeta Daniel “tenía entendimiento en toda suerte de visiones y sueños”. (Da 1:17.) En una “visión de la noche”, Dios reveló a Daniel el contenido y el significado del sueño del rey Nabucodonosor sobre una inmensa imagen que representaba las potencias mundiales. (Da 2:19, 28; compárese con Da 4:5, 10, 13, 20-22.)
En un sueño profético acompañado de “visiones durante la noche”, Daniel contempló cuatro enormes bestias que salían del mar, lo que indicaba que cuatro reyes se ‘pondrían de pie desde la tierra’. (Da 7:1-3, 17.) El profeta también tuvo el privilegio de contemplar en visión a “alguien como un hijo del hombre” que obtuvo gobernación, dignidad y reino del Anciano de Días. (Da 7:13, 14.)
También recibieron visiones de Dios algunos escritores bíblicos, como Isaías (1:1; 6:1-13), Amós (7:1-9, 12; 8:1, 2) y Ezequiel (1:1). La declaración profética inspirada de Abdías contra Edom empieza con las palabras: “La visión de Abdías”. (Abd 1.) “La visión de Nahúm” contiene una declaración formal contra Nínive. (Na 1:1.)
El libro de Revelación contiene una serie de visiones contempladas por el anciano apóstol Juan. El nombre griego del libro, A·po·ká·ly·psis, que significa “descubrimiento” o “revelación”, es adecuado, pues en este libro se descubren asuntos y se revelan muchos acontecimientos del futuro distante, mucho más allá del tiempo de su escritura. (Apo 1:1, nota.)
Visiones falsas. Antes de la destrucción de Jerusalén en el año 607 a. E.C., los falsos profetas de aquella ciudad hablaron “la visión de su propio corazón”, mensajes suyos que no procedían de Jehová. (Jer 23:16.) Como las visiones que tenían no provenían de Jehová, carecían de valor alguno. (Lam 2:9, 14.) Debido a que no hablaron la verdad y habían “visto en visión una mentira”, Jehová estaba contra ellos. (Eze 13.)
Se predijo que algunos verían visiones. En contraste con las visiones falsas y además de las visiones procedentes de Dios ya consideradas, Joel predijo por inspiración divina que, bajo la influencia del espíritu de Dios, ciertos jóvenes ‘verían visiones’. (Joe 2:28.) Pedro mostró que hubo un cumplimiento de esta profecía en el día del Pentecostés del año 33 E.C., cuando se concedió el espíritu santo a los seguidores de Jesucristo y milagrosamente declararon en muchos idiomas “las cosas magníficas de Dios”. (Hch 2:1-4, 11, 15-17.)
9.
¿Cómo mostró Miguel humildad frente a Satanás?.
El nombre Miguel se aplica a Jesús, tanto antes como después de vivir en la Tierra, en su función de arcángel, o jefe del ejército celestial de ángeles de Jehová (1 Tesalonicenses 4:16). Fijémonos, sin embargo, en cómo manejó Miguel la confrontación con Satanás.
Judas no nos dice qué pensaba hacer Satanás con el cuerpo del fiel Moisés, pero sin duda lo quería para algún vil propósito. Tal vez deseaba promover su uso en la religión falsa. Sea como fuere, Miguel se opuso a sus malvados planes, a la vez que demostró un autocontrol admirable al disputar con él. Era innegable que Satanás merecía ser censurado, pero Miguel aún no había recibido toda la autoridad para juzgar, por lo que opinó que solo Jehová Dios podía encargarse de condenarlo (Juan 5:22). En su calidad de arcángel tenía mucho poder, pero humildemente dejó el asunto en manos de Jehová, en vez de procurar ampliar su autoridad. Además de humildad, mostró modestia, es decir, conciencia de sus limitaciones.
20, 21.
¿Cómo podemos “mantenernos en el amor de Dios”?.
De las siguientes tres maneras: 1) “edificándo[nos] sobre [nuestra] santísima fe” mediante el estudio diligente de la Palabra de Dios y la participación celosa en la obra de predicar; 2) “orando con espíritu santo”, o en armonía con su influencia, y 3) ejerciendo fe en el sacrificio redentor de Jesucristo, que hace posible la vida eterna (Juan 3:16, 36).
21.
¿Qué se puede hacer si un ser amado deja a Jehová?.
Edifique su propia espiritualidad y la de los demás miembros fieles de la familia. Participe de lleno en las actividades espirituales. Ofrézcase a ayudar a otras personas. Nunca pierda la esperanza de que su ser querido vuelva. Combata los sentimientos de culpa. Respete las medidas disciplinarias de Dios, y expréseles sus sentimientos a sus amigos.
5-7. ¿Pueden los malvados escapar del juicio de Jehová? De acuerdo con los tres ejemplos amonestadores que presenta Judas, tal escape es imposible.
8-10. Debemos seguir el ejemplo de Miguel el arcángel y respetar a las personas a quienes Dios ha otorgado autoridad.
12. El amor fingido de los apóstatas es tan peligroso para nuestra fe como las rocas escondidas bajo agua lo son para los barcos y los nadadores. Los maestros falsos quizá parezcan generosos, pero son como nubes sin agua porque están espiritualmente vacíos. Tales individuos son tan infructíferos como los árboles muertos a finales del otoño. Les espera la destrucción, tal como a los árboles que se arrancan de raíz. El proceder sabio es evitar a los apóstatas.
22, 23. Los cristianos verdaderos odian lo que es malo. Con el fin de salvar del fuego de la destrucción eterna “a algunos que tienen dudas”, los hermanos maduros de la congregación —sobre todo los superintendentes nombrados— les ofrecen ayuda espiritual. Aún los ángeles que fueron a Sodoma y Gomorra a rescatar a Lot y su familia, viniendo de la presencia del Santísimo Jehová, el cual hasta Moisés se tubo que quitar las sandalias ante su presencia por la santidad que impartía, no se retuvieron de entrar en ciudades tan corruptas para sacar a los merecedores, en ésta vida siempre debemos de tener en cuenta que no es tanto lo que hacemos sino el motivo por lo que lo hacemos lo que cuenta ante Dios, mientras odiamos el pecado pero no al pecador (Jud 23).
¡LOS hermanos cristianos de Judas estaban en peligro! Durante el tiempo que había transcurrido desde la muerte y resurrección de Cristo Jesús se habían introducido en la congregación cristiana elementos extraños. El enemigo se había infiltrado con el fin de socavar la fe, tal como había advertido el apóstol Pablo unos 14 años antes. (2 Tes. 2:3.) ¿Cómo debía prevenirse a los hermanos y ponerlos en guardia contra el peligro? La carta de Judas, vigorosa y enérgica en su franqueza, suministró la respuesta. Judas mismo expresó claramente su postura en los versículos 3 y 4: ‘Se me hizo necesario escribirles porque ciertos hombres se han metido disimuladamente, hombres impíos, que tornan la bondad inmerecida de nuestro Dios en una excusa para conducta relajada’. Los cimientos mismos de la doctrina sana y la moralidad se hallaban amenazados. Judas se sintió impelido a luchar por los intereses de sus hermanos, para que ellos, a su vez, pudieran luchar tenazmente por la fe.
2 Pero ¿quién era Judas? Las palabras iniciales nos dicen que la carta fue escrita por “Judas, esclavo de Jesucristo, pero hermano de Santiago, a los llamados”. ¿Era Judas un apóstol, puesto que 2 de los 12 apóstoles originales de Jesús se llamaban Judas? (Luc. 6:16.) Judas no dice que sea apóstol; más bien, habla de los apóstoles en tercera persona como “ellos”, lo cual manifiesta que él se excluye. (Jud. 17, 18.) Además, se llama “hermano de Santiago”, quien evidentemente se refiere al escritor de la carta de Santiago, quien era medio hermano de Jesús (v. 1). Este Santiago, una de las “columnas” de la congregación de Jerusalén, era bien conocido, y por eso Judas se identifica mediante él. Esto hace de Judas también un medio hermano de Jesús, y eso es lo que se indica acerca de él. (Gál. 1:19; 2:9; Mat. 13:55; Mar. 6:3.) Sin embargo, Judas no se aprovechó de su parentesco con Jesús, sino que humildemente hizo resaltar su relación espiritual como “esclavo de Jesucristo”. (1 Cor. 7:22; 2Co 5:16; Mat. 20:27.)
3 La autenticidad de este libro bíblico está apoyada por su mención en el Fragmento Muratoriano, del siglo II E.C. Además, Clemente de Alejandría (siglo II E.C.) lo aceptó como canónico. Orígenes aludió a él como una obra de “nada más que unas cuantas líneas, pero llena de las palabras saludables de gracia celestial”.* Tertuliano también la consideró auténtica. No hay duda de que tiene su lugar entre las demás Escrituras inspiradas.
4 Judas escribe “a los llamados”, sin especificar una congregación ni un individuo en particular, de modo que su epístola es una carta general que había de circularse ampliamente entre todos los cristianos. Aunque no se indica el lugar donde se escribió, lo más probable es que fuera Palestina. También es difícil fecharla con certeza. No obstante, tiene que haberse escrito cuando ya había adelantado a buen grado el desarrollo de la congregación cristiana, pues Judas alude a “los dichos que han sido declarados previamente por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo” y parece que cita 2 Pedro 3:3. (Jud. 17, 18.) Además, hay una gran similitud entre la carta de Judas y el segundo capítulo de Segunda de Pedro. Esto indica que Judas escribió alrededor del mismo tiempo que Pedro, pues ambos estaban profundamente preocupados por el peligro que amenazaba a la congregación en aquel tiempo. Por eso se sugiere 65 E.C. como fecha aproximada. Algo que también apoya esa fecha es que Judas no menciona que Cestio Galo haya pasado a sofocar la revuelta de los judíos en 66 E.C., ni menciona la caída de Jerusalén en 70 E.C. En su epístola Judas se refiere a juicios divinos específicos que se ejecutaron contra pecadores, y es lógico que, de haber caído ya Jerusalén, él habría reforzado su argumento mencionando esta ejecución de juicio, especialmente en vista de que Jesús había predicho aquel suceso. (Jud. 5-7; Luc. 19:41-44.)
5 Advertencias contra la fornicación y desatender el señorío (vv. 1-16). Después de comunicar saludos amorosos a “los llamados”, Judas dice que tenía la intención de escribir “acerca de la salvación que tenemos en común”, pero ahora se le ha hecho necesario escribirles para “que luchen tenazmente por la fe”. ¿Por qué? Porque se han metido disimuladamente hombres impíos, que convierten la bondad inmerecida de Dios en una excusa para conducta relajada. Estos hombres, dice Judas, “demuestran ser falsos a nuestro único Dueño y Señor, Jesucristo” (vv. 1, 3, 4). Les recuerda que aunque Jehová salvó de Egipto a un pueblo, después “destruyó a los que no mostraron fe”. Además, Jehová ha reservado “para el juicio del gran día” a aquellos ángeles que abandonaron su debido lugar de habitación. De igual modo, el castigo eterno que les sobrevino a Sodoma y Gomorra y sus ciudades circunvecinas es un ejemplo amonestante de lo que les espera a los que ‘cometen fornicación con exceso y van en pos de carne para uso contranatural’ (vv. 5-7).
6 Ahora, de igual manera, hombres impíos “están contaminando la carne y desatendiendo el señorío y hablando injuriosamente de los gloriosos”. Ni siquiera Miguel el arcángel le habló injuriosamente al Diablo cuando disputaba con él en cuanto al cuerpo de Moisés, sino que simplemente dijo: “Que Jehová te reprenda”. Con todo, estos hombres emplean habla injuriosa y siguen corrompiéndose como animales irracionales. Han seguido el camino de Caín, Balaam y el rebelde Coré. Son como rocas escondidas bajo agua, como nubes sin agua, como árboles sin fruto que han muerto dos veces y han sido arrancados de raíz, como olas bravas que lanzan cual espuma su vergüenza, y como estrellas sin rumbo fijo. Para estos “la negrura de la oscuridad permanece reservada para siempre” (vv. 8, 9, 13). Enoc profetizó que Jehová ejecutará juicio contra estos impíos. Son murmuradores y quejumbrosos, y admiran personalidades con fines egoístas.
7 Consejo sobre permanecer en el amor de Dios - (vv. 17-25) Judas recuerda a los hermanos que los apóstoles del Señor Jesucristo solían advertir que “en el último tiempo habrá burlones, que procederán según sus propios deseos de cosas impías”. Estos perturbadores son “hombres animales, que no tienen espiritualidad”. Por lo tanto, los “amados” deben edificarse en la fe y mantenerse en el amor de Dios, mientras esperan la misericordia de Cristo “con vida eterna en mira”. Al mismo tiempo, que desplieguen misericordia y ayuden a los que titubean. Judas concluye atribuyendo gloria mediante el Señor Jesucristo a “Dios nuestro Salvador”, Aquel que puede guardarlos de tropezar (vv. 18-21, 25).
8 Judas mismo halló provechosas las Escrituras inspiradas para dar advertencia, exhortar, animar, instruir y amonestar a los “amados”. Al desenmascarar el pecado craso de los intrusos impíos, usó ilustraciones expresivas tomadas de las Escrituras Hebreas, como las de los israelitas descarriados, los ángeles que pecaron y los habitantes de Sodoma y Gomorra, y mostró que todos los que practican vicios similares sufrirán un castigo similar. Comparó a los hombres corruptos con animales irracionales, y dijo que iban en la senda de Caín, a la vez que se precipitaban en el error de Balaam y perecían como Coré por su habla rebelde. También empleó cuadros vívidos del “libro de la naturaleza”. La mismísima carta franca de Judas llegó a ser parte de “toda Escritura”, ha de estudiarse junto con lo restante de las Escrituras, y exhorta a desplegar conducta correcta “en el último tiempo”. (Jud. 17, 18, 5-7, 11-13; Núm. 14:35-37; Gén. 6:4; 18:20, 21; 19:4, 5, 24, 25; 4:4, 5, 8; Núm. 22:2-7, 21; 31:8; 16:1-7, 31-35.)
9 La oposición y las pruebas externas no habían impedido que el cristianismo siguiera creciendo, pero ahora los hermanos estaban en peligro debido a la corrupción interna. Rocas escondidas debajo de la superficie amenazaban hacer naufragar a toda la congregación. Judas, comprendiendo que este peligro podía hacerse más devastador aún, abogó con vigor por ‘luchar tenazmente por la fe’. Su carta es tan oportuna hoy día como lo fue entonces. Todavía hace falta la misma advertencia. Todavía hay que proteger la fe y luchar por ella, desarraigar la inmoralidad, ayudar con misericordia a los que dudan y ‘arrebatarlos del fuego’, si es posible. En pro de la integridad moral, la eficacia espiritual y la adoración verdadera, hoy los cristianos tienen que continuar edificándose en la santísima fe. Tienen que sostener los principios correctos y acercarse a Dios en oración. También necesitan estimar debidamente el “señorío” y respetar la autoridad que Dios concede en la congregación cristiana. (Jud. 3, 23, 8.)
10 “Hombres animales, que no tienen espiritualidad”, jamás entrarán en el Reino de Dios, y solamente pondrán en peligro a otros que van encaminados a la vida eterna. (Jud. 19; Gál. 5:19-21.) ¡Hay que advertir a la congregación contra ellos, y ella tiene que deshacerse de esos hombres! Así habrá más “misericordia y paz y amor” para con los amados, y ellos se mantendrán en el amor de Dios, ‘mientras esperan la misericordia de su Señor Jesucristo con vida eterna en mira’. Dios el Salvador pondrá a los herederos del Reino “sin tacha a vista de su gloria con gran gozo”. Estos ciertamente se unen a Judas para atribuir “gloria, majestad, potencia y autoridad” a Dios mediante Jesucristo. (Jud. 2, 21, 24, 25.)
Carta inspirada de las Escrituras Griegas Cristianas escrita por Judas, hermano de Santiago y, por lo tanto, medio hermano de Jesucristo. (Véase JUDAS núm. 5.) Parece ser que esta carta, dirigida a “los llamados que son amados en relación con Dios el Padre y conservados para Jesucristo”, tenía que circular entre todos los cristianos. (Jud 1.)
Para cuando Judas escribió su carta, había surgido una situación peligrosa. Hombres inmorales y con características animales se habían introducido disimuladamente entre los cristianos y estaban ‘tornando la bondad inmerecida de Dios en una excusa para conducta relajada’. Por esta razón, Judas no escribió, como pretendía en un principio, en cuanto a la salvación que tenían en común los cristianos que eran llamados al Reino celestial de Dios. En su lugar, dirigido por el espíritu de Dios, aconsejó a sus compañeros creyentes para ayudarles a hacer frente con éxito a las influencias corruptoras que penetraban en la congregación. Judas les instó a “[luchar] tenazmente por la fe” resistiendo a las personas inmorales, manteniendo la adoración pura y una excelente conducta y ‘orando con espíritu santo’. (Jud 3, 4, 19-23.) Mencionó algunos ejemplos, como el de los ángeles que pecaron, los habitantes de Sodoma y Gomorra, Caín, Balaam y Coré, para probar sin paliativos que el juicio de Jehová se ejecutaría sobre las personas impías, tal como ocurrió con los ángeles infieles y los inicuos de tiempos anteriores. También expuso la vileza de los que intentaban contaminar a los cristianos. (Jud 5-16, 19.)
Información única. Aunque la carta de Judas es corta, contiene información que no se halla en ninguna otra parte de la Biblia. Únicamente aquí se habla de la disputa que tuvo el arcángel Miguel con el Diablo acerca del cuerpo de Moisés, y de la profecía pronunciada por Enoc siglos antes. (Jud 9, 14, 15.) No se sabe si Judas recibió esta información por revelación directa o de una fuente acreditada (bien oral o escrita). En el caso de que esta última posibilidad fuese cierta, quizás explique la presencia de una referencia similar a la profecía de Enoc en el libro apócrifo de Enoc, que según se cree probablemente se escribió en los siglos I o II a. E.C. La base para esta declaración en la carta inspirada, así como en el libro apócrifo, tal vez provenga de una fuente común.
Dónde y cuándo se escribió. Judas probablemente escribió su carta desde Palestina, pues no se tiene registro de que hubiese salido de su tierra. El propio contexto de la carta permite deducir la fecha aproximada de su redacción. El hecho de que Judas no diga que Cestio Galo había puesto sitio a Jerusalén (66 E.C.) ni mencione la caída de la ciudad ante los romanos mandados por Tito (70 E.C.), da a entender que la carta se escribió antes del año 66 E.C., pues en el caso de que ya se hubiese cumplido al menos parte de la profecía de Jesús concerniente a la destrucción de Jerusalén (Lu 19:43, 44), seguramente Judas habría incluido esta ejecución de juicio divino como otro ejemplo amonestador. Y puesto que parece que Judas citó de la segunda carta de Pedro al hablar de los burlones que aparecerían “en el último tiempo” (compárese 2Pe 3:3 con Jud 18), se puede deducir que escribió su carta después que el apóstol Pedro, hacia el año 65 E.C.
Autenticidad. El libro bíblico de Judas se aceptó como canónico en los catálogos primitivos de las Escrituras. Entre dichos catálogos se encuentran los de Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, Eusebio, Cirilo de Jerusalén, Atanasio, Epifanio, Gregorio Nacianceno, Filastrio, Jerónimo y Agustín, que vivieron entre los siglos II y IV E.C. La carta también está incluida en el Fragmento de Muratori (c. 170 E.C.).
Advertencia concisa y enérgica contra los hombres inicuos que se infiltrarían en la congregación |
Una situación que requiere aguante cristiano - (vss. 1-4)
★Hombres impíos se han introducido en la congregación y están valiéndose de la bondad inmerecida de Dios como excusa para la conducta relajada |
Actitudes, conducta y personas que deben evitarse - (vss. 5-16)
★No se debe olvidar que se destruyó a los israelitas que fueron salvados de Egipto pero que más tarde mostraron falta de fe |
Cómo pueden los cristianos resistir esta mala influencia - (vss. 17-25)
★Recuerden que los apóstoles predijeron la presencia de tales hombres en “el último tiempo” |