La potencia mundial asiria ya ha devastado Samaria, la capital de Israel (el reino de diez tribus), y desde hace tiempo constituye una amenaza para Judá (el reino de dos tribus). El profeta Nahúm de Judá tiene un mensaje contra Nínive, la capital de Asiria. Encontramos dicho mensaje en el libro de Nahúm, que el profeta ya había escrito para el año 632 antes de nuestra era.
Jehová, quien es “tardo para la cólera y grande en poder”, emite una “declaración formal contra Nínive”, ciudad a la que destruirá sin falta. Sin embargo, las personas que se refugian en Dios encontrarán en él “una plaza fuerte en el día de la angustia” (Nahúm 1:1, 3, 7).
Además, Jehová “recogerá [o restituirá] el orgullo de Jacob”. Asiria, como si fuera un león, ha estado “despedazando” a Jacob, pues ha sembrado el terror entre el pueblo de Dios. Sin embargo, Jehová le advierte: “Quemaré en el humo el carro de guerra de [Nínive]. Y una espada devorará a tus propios leoncillos crinados” (Nahúm 2:2, 12, 13). Luego añade: “¡Ay de [ti, Nínive] la ciudad de derramamiento de sangre! [...] Todos los que oigan el informe acerca de ti ciertamente batirán las manos”, es decir, aplaudirán con alegría (Nahúm 3:1, 19).
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:7.
¿Quiénes permanecieron fieles a Dios en Judá?
En marcado contraste con muchos otros grupos religiosos, los testigos de Jehová honran y glorifican el nombre divino, y lo santifican utilizándolo de manera digna. Dios se complace en las personas que confían en él y en todo momento llega a ser lo que hace falta a fin de bendecirlas y protegerlas (Hech. 15:14). Aunque en la antigüedad casi toda Judá cayó en la apostasía, hubo quienes “se refugiar[on] en el nombre de Jehová” (Sof. 3:12, 13). ¿Qué les sucedió a esas personas el día que Dios castigó a Judá por su falta de fe? Se libraron del castigo cuando los babilonios invadieron esa nación y se llevaron cautivos a sus habitantes. Ese fue el caso de Jeremías, Baruc y Ébed-mélec, quienes vivieron en medio de aquella nación apóstata. Hubo otros que, aunque fueron al cautiverio, también se mantuvieron fieles. Finalmente, en el año 539 antes de nuestra era, los medos y los persas, dirigidos por Ciro, conquistaron Babilonia. Ciro no tardó en emitir un edicto que permitía que un resto de judíos regresara a su patria.
1:9.
¿Cómo se beneficiará Judá cuando Nínive sufra “un exterminio consumado”?
Quedará libre para siempre del acoso de Asiria. “La angustia no se levantará una segunda vez.” Como si Nínive ya no existiera, Nahúm anuncia: “¡Mira! Sobre las montañas los pies de uno que trae buenas nuevas, uno que publica la paz. Oh Judá, celebra tus fiestas” (Nahúm 1:15).
2:6.
¿En qué sentido se abrirían “las puertas [...] de los ríos”?
Tales puertas fueron los boquetes que se abrieron en las murallas de Nínive por acción de las aguas del río Tigris. En el año 632 antes de nuestra era, las fuerzas conjuntas de los babilonios y los medos sitiaron la ciudad de Nínive, pero esta no se sintió amenazada. Creía que, con sus altas murallas, nadie podría conquistarla. No obstante, las lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento del Tigris. Según el historiador Diodoro de Sicilia, el río “inundó parte de la ciudad y derrumbó la muralla a lo largo de [varios kilómetros]”. De este modo, se abrieron “las puertas [...] de los ríos” y, tal como se había predicho, Nínive fue tomada con la misma rapidez con la que el fuego devora el rastrojo seco (Nahúm 1:8-10).
¿Se realizó esto también? Que contesten los vencedores de Nínive. En 632 a. E.C. los babilonios y los medos desataron enconada venganza sobre la capital asiria. Las crónicas de Babilonia informan: “Se llevaron el gran despojo de la ciudad y del templo y [convirtieron] la ciudad en un montículo de ruinas”.
Dos grandes montículos marcan ahora el lugar donde estuvo aquella orgullosa capital. Atestiguan silenciosamente el hecho de que ninguna nación —ni siquiera la orgullosa y violenta Asiria— puede impedir que se cumplan las confiables profecías de Jehová.
3:4.
¿Por qué se compara a Nínive con una prostituta?
Porque esta ciudad engañó a varias naciones, pues les prometió su amistad y ayuda, pero terminó sometiéndolas a su yugo. Por ejemplo, el monarca asirio ayudó al rey Acaz de Judá a hacer frente a una conspiración de Israel y Siria. Sin embargo, después “vino contra él y le causó angustia” (2 Crónicas 28:20).
1:2-6. Jehová se venga de quienes se niegan a darle devoción exclusiva y así se convierten en sus enemigos. Esto nos muestra que Dios exige que sus siervos lo adoremos solo a él (Éxodo 20:5).
1:10. Las imponentes murallas de Nínive, con sus cientos de torres, no pudieron evitar que se cumpliera la sentencia divina contra la ciudad. Hoy día, los enemigos del pueblo de Jehová tampoco podrán impedir que él los castigue (Proverbios 2:22; Daniel 2:44).
“El gran día de Jehová está cerca —señala Sofonías 1:14—. Está cerca, y hay un apresurarse muchísimo de él.” El libro de Sofonías también nos muestra qué debemos hacer para que Jehová nos oculte en ese día y cómo podemos prepararnos para sobrevivir. Ciertamente, “la palabra de Dios es viva, y ejerce poder” (Hebreos 4:12).
“LA DECLARACIÓN formal contra Nínive.” (Na 1:1.) Con esas palabras que anuncian un mal comienza la profecía de Nahúm. Pero ¿qué lo llevó a anunciar esta condenación? ¿Qué se sabe de la antigua Nínive? Nahúm resume su historia en cinco palabras: “ciudad de derramamiento de sangre” (3:1). Dos montículos situados en la orilla oriental del río Tigris frente a la ciudad moderna de Mosul, en el norte de Irak, marcan el lugar de la antigua Nínive. Estaba fuertemente fortificada por murallas y fosos, y fue la capital del Imperio Asirio en la última parte de su historia. Sin embargo, el origen de la ciudad se remonta a los días de Nemrod, el “poderoso cazador en oposición a Jehová”. Este “salió para Asiria y se puso a edificar a Nínive”. (Gén. 10:9-11.) Como se ve, Nínive empezó mal. Llegó a ser especialmente renombrada durante los reinados de Sargón, Senaquerib, Esar-hadón y Asurbanipal, en el período final del Imperio Asirio. Por el botín de guerras y conquistas, Nínive se enriqueció, y adquirió fama por el trato cruel, inhumano, que daban sus gobernantes a la multitud de sus cautivos. Dice C. W. Ceram, en la página 266 de su libro Gods, Graves and Scholars (1954): “Lo que grabó a Nínive en la conciencia de la humanidad fue sobre todo el asesinato, el saqueo, la supresión y la violación de los débiles; la guerra y toda clase de violencia física; los hechos de una dinastía sanguinaria compuesta de unos gobernantes que mantuvieron oprimido al pueblo mediante el terror y que a menudo fueron liquidados por rivales más feroces que ellos mismos”.
2 ¿Qué se puede decir de la religión de Nínive? Ella adoraba un gran panteón de dioses, muchos de ellos importados de Babilonia. Sus gobernantes invocaban a estos dioses cuando salían a destruir y a exterminar, y sus sacerdotes ávidos de ganancia incitaban sus campañas de conquista a la espera del rico pago que les vendría del botín. En su libro Ancient Cities (1886, página 25), W. B. Wright dice: “Adoraban la fuerza, y oraban solamente a ídolos colosales de piedra, leones y toros cuyas pesadas piernas, alas de águila y cabezas humanas eran símbolos de fuerza, valor y victoria. La guerra era la ocupación de aquella nación, y los sacerdotes la fomentaban incesantemente. La manutención de estos procedía en gran medida de los despojos de guerra, de los cuales siempre se les asignaba un porcentaje fijo antes de que otros participaran de ellos, pues esta raza de saqueadores era extremadamente religiosa”.
3 La profecía de Nahúm, aunque breve, es sumamente interesante. Todo lo que sabemos del profeta mismo lo dice el versículo de apertura: “El libro de la visión de Nahúm el elqosita”. Su nombre (hebreo: Na·júm) significa “Consolador”. Su mensaje de ninguna manera fue un consuelo para Nínive, pero para el pueblo verdadero de Dios significaba que le vendría alivio seguro y duradero de un enemigo implacable y poderoso. Consuela, también, el que Nahúm no mencione los pecados de su propio pueblo. Aunque no se sabe definitivamente dónde estaba Elqós, la profecía probablemente se escribió en Judá. (Na 1:15.) La caída de Nínive, que ocurrió en 632 a. E.C., era todavía un suceso futuro cuando Nahúm escribió su profecía, y él compara este suceso con la caída de No-amón (Tebas, en Egipto) que ocurrió poco antes de esto (3:8). Por lo tanto, Nahúm debe haber escrito su profecía en alguna ocasión durante este período.
4 El estilo del libro es distintivo. No contiene palabras superfluas. Su vigor y realismo concuerdan con el hecho de que es parte de los escritos inspirados. Nahúm sobresale en lenguaje descriptivo, emocional y dramático, así como en expresión que refleja dignidad, imágenes claras y fraseología notablemente gráfica (1:2-8, 12-14; 2:4, 12; 3:1-5, 13-15, 18, 19). La mayor parte del primer capítulo parece estar en el estilo de un poema alfabético (1:8, nota). El estilo de Nahúm se enriquece por estar dominado por un solo tema. Él aborrece totalmente al enemigo traicionero de Israel. No ve nada sino la condenación de Nínive.
5 La autenticidad de la profecía de Nahúm se prueba por la exactitud con que se cumplió. En los días de Nahúm, ¿quién sino un profeta de Jehová se habría atrevido a predecir que por “las puertas mismas de los ríos” se podría penetrar en la capital orgullosa de la potencia mundial asiria, que su palacio sería disuelto, y ella misma llegaría a ser “vacío y vacuidad, y una ciudad asolada” (2:6-10)? Los sucesos posteriores muestran que la profecía ciertamente fue inspirada por Dios. Los anales del rey babilonio Nabopolasar describen la captura de Nínive por los medos y babilonios: “Y [convirtieron] la ciudad en montículos de ruinas y mont[ones (de escombros)...]”*. Tan completa fue la ruina de Nínive que aun su ubicación fue olvidada por muchos siglos. Algunos críticos hasta se burlaron de la Biblia diciendo que Nínive nunca pudo haber existido.
6 No obstante, algo que corroboró la autenticidad de Nahúm fue que se descubrió la ubicación de Nínive, y en el siglo XIX se comenzaron excavaciones allí. Se calculó que habría que remover millones de toneladas de tierra para dejarla completamente al descubierto. ¿Qué se ha desenterrado en Nínive? ¡Mucho que apoya la exactitud de la profecía de Nahúm! Por ejemplo, sus monumentos e inscripciones dan testimonio de sus crueldades, y hay los restos de estatuas colosales de toros y leones alados. ¡No es de extrañar que Nahúm la llamara “el albergue de leones”! (2:11) ★Toro alado con cabeza humana - (rr-Cap.4-Pg.47-Recuadro-4A-Foto)
7 Queda manifiesto que el libro de Nahúm es canónico por el hecho de que los judíos lo aceptan como parte de las Escrituras inspiradas. Hay completa armonía entre Nahúm y lo restante de la Biblia. La profecía se pronuncia en el nombre de Jehová, de cuyos atributos y supremacía da testimonio elocuente.
8 Declaración formal de Jehová contra Nínive - (1:1-15) “Jehová es un Dios que exige devoción exclusiva y se venga.” Con estas palabras el profeta fija el escenario para “la declaración formal contra Nínive” (1:1, 2). Aunque Jehová es tardo para la cólera, véalo ahora mientras expresa venganza con viento y tempestad. Las montañas se mecen, las colinas se derriten y la tierra se levanta. ¿Quién puede estar de pie ante el ardor de su cólera? Con todo, Jehová es una plaza fuerte para los que buscan refugio en él. Pero Nínive está condenada. Será exterminada por una inundación, y “la angustia no se levantará una segunda vez” (1:9). Jehová borrará el nombre de ella, y a sus dioses. La enterrará. ¡Un contraste que refresca es que hay buenas nuevas para Judá! ¿Cuáles son? Uno que publica la paz los exhorta a celebrar las fiestas y pagar sus votos, porque la enemiga, aquella “persona que no sirve para nada”, está condenada. “Enteramente será por cierto cortada” (1:15).
9 Vista por anticipado de la destrucción de Nínive - (2:1–3:19) Nahúm lanza un desafío escarnecedor a Nínive para que se refuerce contra un esparcidor que se acerca. Jehová recogerá a los suyos, ‘el orgullo de Jacob y de Israel’. ¡Vea el escudo y la vestidura carmesí de sus hombres de energía vital y el fuego de las guarniciones de hierro de su “carro de guerra en el día de su aprestarse”! Los carros de guerra “siguen avanzando locamente” por las calles, corriendo como relámpagos (2:2-4). Ahora se nos da una vista profética de la batalla. Los ninivitas tropiezan y se apresuran a defender el muro, pero es inútil. Las puertas del río se abren, el palacio se disuelve y las esclavas gimen y se golpean sobre el corazón. A los hombres en retirada se les manda que se detengan, pero ninguno se vuelve. La ciudad es saqueada y asolada. Los corazones se derriten. ¿Dónde está ahora este albergue de leones? El león ha llenado su cueva con presa para sus cachorros, pero Jehová declara: “¡Mira! Estoy contra ti” (2:13). Sí, Jehová quemará la maquinaria de guerra de Nínive, enviará una espada para devorar sus leoncillos y cortará de la tierra su presa.
10 “¡Ay de la ciudad de derramamiento de sangre! [...] llena de engaño y de robo.” Oiga el restallar del látigo y el traqueteo de la rueda. Vea el caballo que arranca, el carro que salta, el jinete montado, la llama de la espada y el relámpago de la lanza... y entonces, la masa pesada de cadáveres. “De los cuerpos muertos no hay fin” (3:1). ¿Y por qué? Porque ella ha entrampado a naciones con sus actos de prostitución, y a familias con sus hechicerías. Por segunda vez Jehová declara: “¡Mira! Estoy contra ti” (3:5). Nínive quedará expuesta como adúltera y será despojada con violencia; su destino no será mejor que el de No-amón (Tebas), a quien Asiria llevó al cautiverio. Sus fortalezas son como higos maduros, “los cuales, si los menean, ciertamente caen en la boca del que come” (3:12). Sus guerreros son como mujeres. Nada puede salvar a Nínive del fuego y la espada. Sus guardias huirán como un enjambre de langostas en un día soleado, y su pueblo será esparcido. El rey de Asiria sabrá que no hay alivio ni hay cura para esta catástrofe. Todos los que oigan el informe batirán las manos, porque a todos afectó la maldad de Asiria.
11 La profecía de Nahúm ilustra unos principios bíblicos fundamentales. Las palabras de apertura de la visión repiten la razón por la cual Dios dio el segundo de los Diez Mandamientos: “Jehová es un Dios que exige devoción exclusiva”. Inmediatamente después él hace saber que de seguro ‘se vengará en sus adversarios’. Ni el orgullo cruel de Asiria ni sus dioses paganos pudieron salvarla de que el juicio de Jehová se ejecutara. Podemos estar seguros de que al debido tiempo Jehová hará que, como en aquel caso, la justicia alcance a todos los inicuos. “Jehová es tardo para la cólera y grande en poder, y de ninguna manera se retendrá Jehová de castigar.” Así se ensalza la justicia y supremacía de Jehová en el marco de su exterminio de la poderosa Asiria. Nínive sí llegó a ser “¡vacío y vacuidad, y una ciudad asolada!” (1:2, 3; 2:10).
12 En contraste con el ‘entero cortamiento’ de Nínive, Nahúm anuncia restauración para ‘el orgullo de Jacob y de Israel’. Jehová también envía noticias de alegría a su pueblo: “¡Mira! Sobre las montañas los pies de uno que trae buenas nuevas, uno que publica la paz”. Estas nuevas de paz se relacionan con el Reino de Dios. ¿Cómo sabemos esto? Se hace patente porque Isaías usa la misma expresión, pero agrega a esta las palabras: “Del que trae buenas nuevas de algo mejor, del que publica salvación, del que dice a Sión: ‘¡Tu Dios ha llegado a ser rey!’”. (Nah. 1:15; 2:2; Isa. 52:7.) A su vez, el apóstol Pablo en Romanos 10:15 aplica la expresión a los que Jehová envía como predicadores cristianos de las buenas nuevas. Estos proclaman las “buenas nuevas del reino”. (Mat. 24:14.) En conformidad con el significado de su nombre, Nahúm provee mucho consuelo para todos los que buscan la paz y la salvación que vienen con el Reino de Dios. Todos estos de seguro sabrán que ‘Jehová es bueno, una plaza fuerte en el día de angustia para los que buscan refugio en él’. (Nah. 1:7.)
Este libro bíblico constituye una “declaración [profética] formal contra Nínive”, la capital del Imperio asirio. Su escritor fue Nahúm el elqosita. (Na 1:1.) El cumplimiento histórico de aquella declaración profética corrobora la autenticidad del libro. Se escribió después que la ciudad egipcia de No-amón (Tebas) sufrió una humillante derrota en el siglo VII a. E.C. (3:8-10), y se completó antes de la predicha destrucción de Nínive en 632 a. E.C. (Véanse ASIRIA; NÍNIVE.)
Armonía con otros libros de la Biblia. El libro de Nahúm concuerda completamente con el resto de las Escrituras al decir que Jehová es “un Dios que exige devoción exclusiva”, “tardo para la cólera y grande en poder”, pero que de ningún modo retiene el castigo. (Na 1:2, 3; compárese con Éx 20:5; 34:6, 7; Job 9:4; Sl 62:11.) “Jehová es bueno, una plaza fuerte en el día de la angustia. Y sabe de los que buscan refugio en él.” (Na 1:7; compárese con Sl 25:8; 46:1; Isa 25:4; Mt 19:17.) Esas cualidades se manifestaron claramente cuando liberó a los israelitas de la opresión asiria y se vengó de Nínive, ciudad culpable de derramamiento de sangre, después de haber aguantado pacientemente mucho tiempo.
Además, deben notarse las similitudes entre el capítulo 1 de Nahúm y el Salmo 97. Las palabras de Isaías (10:24-27; 30:27-33) con respecto al juicio de Jehová contra Asiria son en cierto modo paralelas a las de los capítulos 2 y 3 de Nahúm. (Compárese también con Isa 52:7; Na 1:15; Ro 10:15.)
Antecedentes históricos. Debido a su falta de fe, el rey Acaz de Judá pidió ayuda imprudentemente al rey asirio Tiglat-piléser III (Tilgat-pilnéser), a pesar de que se le había asegurado que la conspiración del rey sirio Rezín y el rey israelita Péqah no lograría destronarlo. (Isa 7:3-7.) Finalmente, esta acción “le causó angustia, y no lo fortaleció”, pues Judá llegó a estar bajo el pesado yugo de Asiria. (2Cr 28:20, 21.) Con el tiempo, Ezequías, hijo y sucesor de Acaz, se rebeló contra la dominación asiria. (2Re 18:7.) Por ello el monarca asirio Senaquerib invadió Judá y tomó una ciudad fortificada tras otra, lo que resultó en gran desolación para la tierra. (Compárese con Isa 7:20, 23-25; 8:6-8; 36:1, 2.) El siguiente rey de Judá, Manasés, fue capturado por jefes del ejército asirio y llevado a Babilonia (para entonces bajo el control asirio). (2Cr 33:11.)
Puesto que Judá había sufrido durante mucho tiempo bajo el pesado yugo de Asiria, la profecía de Nahúm sobre la destrucción inminente de Nínive constituía buenas nuevas. Como si Asiria ya hubiera experimentado su caída, Nahúm escribió: “¡Mira! Sobre las montañas los pies de uno que trae buenas nuevas, uno que publica la paz. Oh Judá, celebra tus fiestas. Paga tus votos; porque ya no volverá a pasar por ti ninguna persona que no sirve para nada. Enteramente será por cierto cortada”. (Na 1:15.) Ya no habría ninguna interferencia de los asirios; nada impediría que los habitantes de Judá asistieran a sus fiestas o las celebraran. La liberación del opresor asirio sería completa. (Compárese con Na 1:9.) Además, todos los pueblos que oyeran de la destrucción de Nínive ‘batirían las manos’ o se regocijarían por su calamidad, puesto que la maldad de esa ciudad había ocasionado mucho sufrimiento. (Na 3:19.)
La agresividad militar de los asirios convirtió a Nínive en una “ciudad de derramamiento de sangre”. (Na 3:1.) El trato que daban a los cautivos de sus guerras era cruel e inhumano. A unos se les quemaba o despellejaba vivos. A otros se les cegaba o se les cortaba la nariz, las orejas o los dedos. Solían conducir a sus cautivos con cuerdas terminadas en ganchos que les agujereaban la nariz o los labios. No hay duda de que Nínive merecía la destrucción por su derramamiento de sangre.
Una declaración formal contra Nínive, la capital de Asiria
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Jehová se venga de sus adversarios (1:1-6)
★Jehová exige devoción exclusiva; es lento en cuanto a ira, pero no se retendrá de castigar cuando se merezca
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La ejecución de los inicuos libera a los que esperan en Jehová (1:7–3:19)
★Jehová es una plaza fuerte para los que confían en Él, pues exterminará al enemigo
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