Jehová es un Dios que exige devoción exclusivab y se venga; Jehová se vengac y está dispuesto a expresar su ira.d Jehová se venga de sus opositorese y reserva su ira para sus enemigos.f
Jehová es paciente,g y también muy poderoso,h pero de ningún modo se retendrá Jehová de castigari a los culpables. Su camino está en medio del viento destructor y de la tormenta, y las nubes son el polvo de sus pies.j
Las montañas tiemblan a causa de él y las colinas se derriten.n La tierra se estremecerá ante su rostro, también la tierra productiva y todos sus habitantes.o
¿Quién puede hacerle frentea a su indignación? ¿Y quién puede resistir el ardor de su furia?b Su ira será derramada como un fuegoc y las rocas serán destrozadas a causa de él.
Esto es lo que dice Jehová: “Aunque ellos estén en plenas condiciones y sean numerosos, aun así serán eliminadose y desaparecerán. Te hice sufrir, pero ya no te haré sufrir más.f
Jehová ha dado un mandato acerca de ti: ‘Tu nombrei no durará para siempre. Acabaré con las imágenes talladas y las estatuas de metalj del templo de tus dioses. Haré una tumba para ti,k porque eres despreciable’.
¡Mira! Por las montañas van los pies del que lleva buenas noticias, del que proclama la paz.l Oh, Judá, celebra tus fiestasm y cumple tus votos,n porque ningún inútilo volverá a pasar en medio de ti. Será destruido por completo”.p
Porque Jehová le devolverá la gloria a Jacob,s así como la gloria a Israel, pues los destructorest los han destruido y han echado a perder los brotes de ellos.u
Los escudos de sus guerreros poderosos están teñidos de rojo, sus soldados están vestidos de rojo carmesí. El hierro de sus carros de guerra reluce como el fuego el día que él se prepara para la batalla. Se usan las lanzas de enebro.
¡La ciudad está vacía, desierta y devastada! Sus corazones se derriten de miedo, les fallan las rodillas, les tiemblan las caderas; todos los rostros palidecen.
El león desgarraba suficientes presas para sus cachorros y estrangulaba para sus leonas. Mantenía sus cuevas llenas de caza, sus guaridas llenas de restos de animales.
“¡Mira! Aquí estoy contra ti”, afirma Jehová de los ejércitos. “Reduciré a humo los carros de guerra de ella, y la espada devorará a tus leones jóvenes. Pondré fin a tus cacerías en la tierra, y no se volverá a oír la voz de tus mensajeros”.
Jinetes a caballo, resplandecientes espadas y relucientes lanzas, una gran cantidad de muertos y montones de cadáveres..., un sinnúmero de cuerpos sin vida. Ellos tropiezan con los muertos.
Esto se debe a los muchos actos de prostitución de la prostituta, atractiva y con encanto, maestra de hechicerías, que atrapa a las naciones con su prostitución y a las familias con sus hechicerías.
“¡Mira! Aquí estoy contra ti”, afirma Jehová de los ejércitos. “Te levantaré la falda hasta la cara; haré que las naciones vean tu desnudez, y los reinos, tu deshonra.
Cualquiera que te vea saldrá huyendo y dirá: ‘¡Nínive ha sido destruida! ¿Quién sentirá lástima de ella?’. ¿Dónde encontraré a alguien que te consuele?
Pero incluso ella fue desterrada; fue llevada al cautiverio. Sus niños también fueron estrellados en las esquinas de todas las calles. Se echaron a suertes a sus hombres respetados, y se encadenó con grilletes a todos sus hombres importantes.
¡Mira! Tus tropas son como mujeres en medio de ti. Las puertas de tu país estarán abiertas de par en par para tus enemigos. El fuego consumirá las barras de tus puertas.
Incluso allí el fuego te consumirá. La espada te matará. Te devorará como hacen las langostas jóvenes. ¡Vuélvete tan numeroso como las langostas jóvenes! ¡Sí, vuélvete tan numeroso como las langostas!
Tus guardias son como langostas y tus oficiales como un enjambre de langostas. Acampan en los corrales de piedra en un día frío, pero cuando brilla el sol se van volando y nadie sabe adónde van.
Tus pastores están adormecidos, oh, rey de Asiria; tus nobles permanecen en sus residencias. Tu pueblo está dispersado por las montañas y nadie los está reuniendo.
No hay alivio para tu catástrofe. Tu herida no tiene cura. Todos los que oigan de ti aplaudirán; pues ¿quién no ha sido víctima de tu infinita crueldad?”.