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título
Un cuento por Elena Pollastri de Pisa, Toscana, Italia
marco
Un chico llamado Marco amaba mucho correr, y soñaba con poder correr más velozmente que sus compañeros, y aún más velozmente que todos, y quizás ser algún día el vencedor de los cien metros en las olimpíadas.

Un día, mientras descansaba de una carrera campestre muy fatigosa, elfa vio un hada del bosque que parecía una niñita pequeñísima, apenas más alta que una cereza. Y una hambrienta culebra estaba a punto de devorársela!

Marco la salvó, y la pequeña hada le dijo que pidiera un deseo. El le contestó que deseaba una sola cosa: poder correr más velozmente que todos.

El hada desapareció en medio de una nube de humo, y Marco se encontró transformado en un centauro.

En realidad, ser un centauro no era precisamente lo que quería, pero de cualquier manera, nadie más pudo ganarle una carrera. No solamente venció en los cien metros, sino en cualquier clase de carreras en las olimpíadas (alguno protestó, pero el reglamento no decía nada a propósito de los centauros, así que no fue posible excluírlo).

Además, ganó mucho dinero con la publicidad y participando como atracción en los circos más famosos, y tuvo dos novias muy buenas y encantadoras: una niña y una yegüita que lo adoraban, y no eran siquiera celosas!

En resumen, que todo parecía perfecto, pero a pesar de estos éxitos, con el paso del tiempo Marco comenzó a sentirse cada vez más inquieto…

Un mal día, mientras trotaba pensativo en el bosque, encontró de nuevo a la pequeña hada. -Hola, humano-, le dijo ella.

Marco le respondió el saludo y dijo: -Te agradezco lo que has hecho por mí, pero he pensado mucho y he resuelto que después de todo, preferiría ser un humano y no un un centauro. Es cierto que si volviese a ser un humano no vencería ya en las carreras, pero me divertiría mucho más! Me explico mejor: siendo mitad caballo, corro mucho más velozmente respecto de los otros, pero pasado el primer período de entusiasmo, me doy cuenta ahora que ya no le encuentro el gusto a mis victorias fáciles. Si volviera a ser un ser humano, me divertiría mucho más tratando de superar a los otros. Además, tengo otros muchos problemas, y cada vez me da más fastidio que la gente se dé vuelta para mirarme por la calle con curiosidad. Por favor, hazme retornar a mi estado original!-

centaur El hada asintió, pero tenía una extraña sonrisa impresa sobre su bello rostro rosado. -Expresarse de modo preciso y correcto es una cosa muy importante para vencer en la vida- Dijo.

Marco sacudió la cabeza diciendo: -Yo no estoy de acuerdo, y de todos modos, lo único que a mí me interesa es vencer en las carreras-, pero antes de que pudiese terminar la frase, se dio cuenta de que el hada había desaparecido.

Solo la voz de la criatura se escuchó por un breve lapso de tiempo en el aire durante aquel día extraño: -Si estás de acuerdo, te haré regresar a tu estado original, después de tu próxima carrera-.

Marco estaba de acuerdo. accordo

La carrera se llevaría a cabo pocas horas después de su encuentro con el hada; como de costumbre, Marco venció, pero pasado ese momento, en lugar de retornar a su aspecto humano se transformó en una rara cosa pequeñísima de un color verdoso.

Marco se sentía al mismo tiempo enojado y asustado, y cuando, no se sabe cómo, pudo finalmente regresar a su casa, llamó en voz alta al hada quien rápidamente apareció frente a él. La criatura, naturalmente, le parecía ahora gigantesca, y por esta razón Marco le tenía un poco de miedo. Sin embargo, se animó a preguntarle: -¿Por qué no me has transformado en un ser humano?

El hada sonrió: -¿No es eso lo que me habías pedido?, ¿recuerdas? Tú me habías pedido retornar a tu estado original, de modo totalmente genérico, y entonces yo te he retornado lo más posible a tu estado original, ciertamente el de hace algunos cientos de millones de años, pero tú no me especificaste a cuál estado original te referías. ¿Recuerdas que yo te había aconsejado ser preciso?-…

Apenas escuchó Marco la frase del hada, perdió completamente la poca compostura que tenía, y luego de haberla insultado con las peores ofensas que conocía y con alguna otra que no conocía pero que acababa de inventar para esa ocasión, concluyó: -Maldita XXXXXXX!! Hazme como todos los seres humanos de una buena vez!!-

Si bien hasta aquel momento el hada quería solamente impartirle una fantasiosa lección en broma, para hacerlo un poquito más sabio, y al mismo tiempo para jugar con él al estilo de las hadas, ahora ella estaba realmente muy disgustada y con una expresión de terrible enojo en el rostro, le dijo: -Cometes siempre el mismo error, estúpido niño. Te haré "como todos los seres humanos"! Cada dos minutos, tu adquirirás el aspecto de un ser humano distinto, y así hasta el fin de tu corta vida!!!-

elfa1 El hada estaba de tal modo furiosa por el mal modo en la respuesta de Marco, que su rabia podía percibirse casi en el aire. Aún así, pensándolo mejor, agregó: -Considerando que me has salvado la vida, te concedo, sin embargo, una última posibilidad: puedes expresar aún un deseo cuando y como lo desees, pero pon atención porque será el último que te concederé, piénsalo muy bien esta vez y haz buen uso de él!!-

Nuevamente el hada desapareció, y quedó el halo de rabia durante mucho tiempo en el aire de ese extraño día. Marco esta vez fue más prudente, y pensó en algo para no transformarse en una persona más vieja y sabia que él. Luego llamó otra vez al hada y le dijo: -Esto es sólo un sueño!-

-¿Cómo?- Dijo el hada.

-Has entendido bien, haz que todo esto no sea más que un sueño!-

El hada lo pensó un poco, y luego asintió diciendo: -Que sea entonces como tú lo deseas- y antes de desaparecer sonrió misteriosamente.

En un claro en medio del bosque el hada se despertó de un extraño sueño…. Ese sueño que tuvo le había dado una óptima idea sobre cómo combinar una adecuada lección en broma para un joven humano fastidioso que acostumbraba ir siempre a entrenarse en sus carreras, justamente en los senderos de su amado bosque, turbándole la encantadora paz que disfrutaba. El hada se pondría de acuerdo con una culebra amiga suya para que al llegar el humano simulase querer comérsela, y entonces….

¿Fin?

¿El hada había decidido que todo lo que había sucedido no fuese más que su propio sueño? No, no podía terminar todo de ese modo! Para el hada hubiese sido solamente una victoria a medias, puesto que debía ser una verdadera lección en broma, no? Y Marco, ¿qué había aprendido de bueno, desde el punto de vista humano o desde el de las hadas?

Solamente, que las victorias demasiado fáciles no nos dan satisfacción. ¿Y podía esto, quizás, bastarle al hada? Por cierto que no!. El hada no era precisamente de aquéllas que se conformaban con victorias a medias, de modo que no quedaba sino una única posibilidad: la de decidir que todo cuanto había sucedido fuese un sueño, sí, pero de ambos. Y así lo hizo… Así es que Marco se despertó de un extraño sueño en su casa de la ciudad…. Como de costumbre, fue al bosque a correr, y como de costumbre, también, molestó al hada, quien no esperaba otra cosa para impartirle la lección en broma que había soñado.

Sin embargo, a diferencia de otros días, algo raro respecto de un sueño era vagamente recordado por la mente del joven, que se detuvo a pensar…

Y pensando en ello, le quedó tiempo para observar a su alrededor y por primera vez se dio cuenta de lo encantador y hermoso que era el bosque en el que acostumbraba correr. Y no se sabe cómo, pero entendió que toda esa maravillosa belleza del bosque se debía a la contribución de todos los seres que vivían en él, y que eso estaba más allá de la victoria o de la competencia de algunos de esos seres en el gran juego de la vida.

De modo que Marco decidió que volvería al bosque muchas veces, pero ya nunca para correr, sino que desde ese momento se entrenaría en otro lugar. Correría aún para vencer, ciertamente, pero sobre todo por pasión, por el puro placer de hacerlo, porque para él correr era excitante y divertido. Correr era hermoso!!

El hada, en tanto, lo estaba observando a escondidas. Naturalmente había entendido todo, porque después de todo, todas las hadas pueden leer fácilmente en el corazón de los hombres, y este joven humano, por primera vez, le pareció bello.

-Consérvate así para siempre- susurró… Pero no era un hechizo, esta vez: era sólo un deseo. Y después.. Después, viendo un pajarito… Viendo un pajarito, el hada, si bien estaba profundamente conmovida, no pudo resistirlo: ahora sí, hizo un hechizo para que, mientras Marco estaba admirando el cielo con aire absorto, el pajarito -que debía hacer sus necesidades-, pasase exactamente sobre la cabeza del joven, y…

Y esta vez sí, este es el Fin.                                 FIN

Nota: Este cuento fue traducido por Renata Isabel Lamborghini, de Buenos Aires, Argentina.
Email:  renata_arg@yahoo.com

Última revisión: Marzo 22, 2000. regresar al inicio >>