Louise Brooks, aquel valle de alegrías
En la muerte de una de las mujas del cine mudo
 
di Diego Galán ("El Pais", 12 de Agosto de 1985)
 

La desaparicion de Louise Brooks, que falleció el jueves a causa de un ataque al corazón en la localitad estadounidense de Rochester, ha sido inesperada, aunque, a los 78 años, ella misma debiá coquetear ya con la posibilidad de morir. En su caso, la sorpresa de la noticia no viene tampoco arrastrada por la indignación de esas muertes tempranas que dejan a medio camino un sueño por realizar.
          La actriz Louise Brooks ha fallecido de vida, a su tiempo, en silencio, pero, sin duda, manteniendo la alegría animal que presidió lo mejor de su produccion cineatográfica. Ahí esta la razón de la sorpresa: ¿puede morir la encarnación de la vida, la tentación del pecado, el desequilibrio del los bien pensiantes, la negación de que éste sea un valle de lágrimas?
          Louise Brooks fue, y aún será para quienes no se dejen embancar por la idea de que todos los mitos mueren con el tiempo, la imagen de una vida sin las cortapisas que marca la moral. Fuera ya de la época muda del cine en que se hizo famosa, ahí esta su libro
Lulu en Hollywood para indicar que cuanto expresaba en la pantalla formó parte de una conceptión de la vida que no nacía del cine, sino que el cine se limitó a contemplar asombrado.
          Su dinamico talante, su libertad de mujer moderna que no necesitaba odiar a los hombres, su risa ante lo rigido, su desprecio de las convenciones, quedaron excelentemente descritas en su prosa que pocas estrellas de Hollywood pueden redactar sin intermediarios.

Lo que impresionó a los superrealistas de los últimos años Veinte no fue sólo el primitivo erotismo de filmes como La caja de Pandora, Una novia en cada puerto, Tres páginas de un diario, sino la vertad que palpitaba en los gestos de la actriz.
          Lástima que ese consumo immediato del cine, victima ya de un usar y tirar que decepciona incluso a los creadores de imágenes, haya relegado el recuerdo de Louise Brooks al ámbito de ciesta minoritaria nostalgia. La incapacidad que turo el imperio de Hollywood para conducir su irriverencia por los caminos del orden comercial ha ayudado a olvidar a la que quizá fuera máxima estrella de los años Veinte.
          Que ella misma se apartara de Hollywood, sorprendida incluso de que sus colegas se manturieran atentas al próximo contracto, aportó una inconveniente ayuda a los mitomanos traidores, más seducidas por su incomprensión del carácter sueco de una actriz come Greta Garbo que por la vivacidad de una mujer que uilizaba su proprio lenguaje para apartarlos con energia.

Sis engaños

          Si ahora pudiera verse su imagen en movimiento, y ojalá fuera en La caja de Pandora, el filme con que fue descobierta en Europa, obra maestra de Pabst, podría palparse la realidad de un camino que quedó interrumpido.
         
Sólo en esporádicas ocasiones lució un erotismo similar en los películas de Hollywood. Lo mejor, o lo peor, de Louise Brooks es que no engañaba: amaba y reía con un desparpajo que aún en nuestros dias continúa siendo inconveniente.

No es de extranar, pues, que en su historia de superrealismo en el cine Ado Kyrou definiera a esta insolita mujer como "un escándalo público que conduce al suicidio a las mujeres sin amor y que cambia la faz y el sentido del mundo".
          Apasionado como sus colegas por la modernidad del aspecto y de la moral de la actriz y, en consecuencia, critico del talante de Greta Garbo, Asta Nielsen o Brigitte Helm el especialista francés decía de Louise Brooks: "
Desde que aparecie, la pantalla se rasga, su blancura se trasforma en paisaje desesperado, en sol peligroso, en perspectiva sin fin. Mujer animal, mujer uma, amante, es la mujer realmente bella". Baja la dirección de Pabst logró Louise Brooks la mejores interpretacciones de su carrera. La caja de Pandora, signe siendo hay un prodigio de frescura. La ingenuitad del cine muto no oculta en este caso el concepto de una vida mejor entendida, aunque eventuales espectadores o críticos piensen que las mejores técnicas del cine han evolucionado también la perenne expresión del hombre por su libertad.


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